libro de las obras divinas de santa hildegarda de bingen

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    SANTA HILDEGARDA DE BINGEN

    LIBER DIVINORUM OPERUM

    LIBRO DE LAS OBRAS DIVINAS

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    Santa Hildegarda de Bingen

    Liber Divinorum OperumLibro de las Obras Divinas

    Traduccin del latn y notas: Rafael Renedo (00-2007-5817)Mayo 2007Para Hildegardiana (www.hildegardiana.es)Febrero 2013

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    LIBRO DE LAS OBRAS DIVINAS

    NDICE

    Presentacin... Pg 5

    Vida y obra de Sta Hildegarda Pg 7Panormica del contexto histrico Pg 10Manuscritos y ediciones de esta obra Pg 22Estructura y resumen del libro Pg 22Traduccin particular de algunas palabras y aclaraciones Pg 26

    COMIENZA EL L IBRO DE UN SIMPLE MORTAL SOBRE LAS OBRASDIVINAS.

    PRLOGO Pg 27

    PRIMERA PARTEPrimera visin Pg 31Segunda visin Pg 41Tercera visin Pg 79Cuarta visin. Pg 95

    SEGUNDA PARTEPrimera visin Pg 185

    TERCERA PARTEPrimera visin Pg 237Segunda visin Pg 243Tercera visin Pg 261Cuarta visin Pg 267Quinta visin Pg 281 a 317

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    PRESENTACIN

    Amigo lector: vas a leer la obra, para m, ms fascinante de Sta. Hildegarda.Aunque para ser precisos, Santa Hildegarda no se atribuye su autora, pues ella dice ser

    nicamente un instrumento y repetidamente alude a que todas sus obras las ha visto conlos ojos interiores del espritu, las ha escuchado con los odos interiores, y en suma, lehan sido dictadas por una luz cegadora de brillantez excepcional que fluy por micerebro entero

    La idea fundamental del libro es la unidad de creacin. En la obra se manifiestanalgunos de los atributos de Dios:

    Su Sabidura, que ordena la creacin y todo lo hace con un fin.Su Omnipotencia, pues Dios es fuente de toda la vida, y todos los elementos,sol, luna, estrellas, vientos, aguas, animales, vegetales, ngeles, inclusoinvoluntariamente los demonios en su libertad, cumplen su misin de modo

    preciso.Su Misericordia, pues todos los problemas del cosmos y del hombre, encuentransolucin en su Verbo, nexo de unin entre toda la Creacin.

    Toda la creacin es reflejo de la gloria y del amor de Dios. En el hombre, creado aimagen de Dios, est resumido de una u otra manera todo el cosmos, y por eso tambintodo el cosmos influye en el hombre, estn interelacionados. Pero Dios crea al hombrelibre igual que a los ngeles, y en aras de esa libertad el hombre debe escoger entrereconocer, aceptar y adorar a su Creador u oponerse a l.La cada del hombre afect a toda la creacin, pero la promesa de la Redencin se dio anuestros primeros padres, continu a lo largo de la historia de la humanidad por mediode los profetas y se concret en el Verbo por medio de la Iglesia.Santa Hildegarda nos dice que la impiedad se extender, y cmo las diferentes edadesde los ltimos tiempos precedern a la llegada del Anticristo, su ruina, el fin del mundoy la recapitulacin de toda la creacin a Dios.En este libro de estructura original y lenguaje preciso, las visiones, que preceden a cadacapitulo, ricas en formas y smbolos, dan interesantes explicaciones y singularesalegoras de diferentes captulos de la Biblia y descubren una forma nueva de ver laobra de Dios, siempre en plena sintona con la doctrina de la Iglesia Catlica.En su eplogo, Hildegarda culmina el libro: Y ahora, de nuevo sean dadas alabanzas aDios omnipotente en todas sus obras, antes de los siglos y todos los siglos, porque l es

    el principio y el fin.

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    VIDA Y OBRA DE STA. HILDEGARDA

    Santa Hildegarda naci en 1098 en Bermersheim, cerca de Maguncia, Alemania, ltima delos diez hijos de un matrimonio de la nobleza local. Sus padres consideraron que Hildegarda

    deba ser dedicada al servicio de Dios, como diezmo. A los 6 aos comenz a tenervisiones que siguieron durante el resto de su vida. Cuando la nia contaba ocho aos (1106),la entregaron para su formacin a Jutta, de la familia de condes de Spannheim, la cual vivaen una pequea casita adosada al monasterio de los monjes benedictinos fundada por sanDisibodo en Disibodenberg. Jutta instruy a la joven en la recitacin del Salterio, y la ensea leer y escribir. La reputacin de la santidad de Jutta y de su alumna pronto se extendi porla regin y otros padres ingresaron a sus hijas en lo que se convertira en un pequeoconvento benedictino agregado al monasterio de Disibodenberg. Ms tarde, a la edad de 15aos, Hildegarda profes como monja en este lugar. Las visiones continuaron durante toda suvida, aunque Hildegarda solo inform inicialmente de ellas a Jutta, y despus al monjeVolmar de Disibodenberg, primero preceptor de Hildegarda y luego su secretario y copista

    hasta su muerte en 1173. Cuando Jutta muri en 1136, Hildegarda fue elegida abadesa de lacomunidad a la edad de treinta y ocho aos.Como las visiones continuaban, el monje Godfrey, su confesor, lo revel a su abad, el cual locomunic al arzobispo de Maguncia, que examin sus visiones con sus telogos y dictaminque eran de inspiracin divina, y la orden que comenzase a escribirlas.En el ao 1141, Hildegarda comenz a escribir su obra principal, Scivias, (Scire vas Domini vas lucs = Conoce los Caminos), obra que tard diez aos en completar (1141-1151).Hildegarda tena dudas sobre la oportunidad de escribir o no lo que perciba, y recurri a SanBernardo de Clavaral, fundador de monasterios y uno de los grandes doctores de la Iglesia,con el que en el futuro mantendra una fluida relacin epistolar, para que la aconsejara. Nosolo recibi la aprobacin de este santo, sino que cuando el Papa Eugenio III fue a la regincon motivo del Snodo de Trveris en 1147-1148, el arzobispo de Maguncia a instancias delabad de Disibodenberg presento al Papa una parte del Scivias con las visiones de Hildegarda.El Papa design una comisin de telogos para examinarlos, entre ellos Albero de Coun,obispo de Verdn, y despus de recibir el informe favorable de la comisin, di laaprobacin papal a este texto, llegando a leer partes del libro a los prelados reunidos en elSnodo. El Papa dictamin: Sus obras son conformes a la fe y en todo semejantes a losantiguos profetas y escribi a Hildegarda instndola a continuar la obra y animando yautorizando la publicacin de sus obras1.Aprobacin tan sealada era el reconocimiento oficial de que la labor de Hildegarda estabainspirada por Dios. Hildegarda se apresur entonces, llevada de enardecido celo, refutar de

    palabra y por escrito los errores de los herejes ctaros. As lleg ser una de las columnasms firmes de la Iglesia por aquel tiempo. Su fama hizo que su comunidad creciera de modoque tom la decisin de establecer a sus monjas en un monasterio propio, sin ningunadependencia de la abada de monjes de Disibodenberg, para lo que fund un convento enRupertsberg, cerca de Bingen. Fue el primer monasterio de monjas autnomo, pues hastaentonces siempre haban dependido de otro de varones Entre 1147 y 1150 las monjas setrasladan a su nuevo monasterio. Los monjes de Disibodenberg se opusieron a este traslado,pues vean disminuidas las rentas y la influencia de su monasterio, pero la tenacidad y

    1No se ha conservado el escrito de autorizacin del papa a Hildegarda enviado durante el snodo de Trveris.

    Pero sta autorizacin est recogida en Chonico Hirsaugiensi de J ohaans Trithemius (1462-1516). Tambien

    refieren el beneplcito papal: Manrique enAnnal. Cisterciens., ad an. Chisti 1148, pag 101; Guillelmus Cave inHistoria litteraria acriptorum ecclesiasticorum ad an. 1170, pag. 684; y Casimirus Oudinus in Comment. descritoribuseccl., tom II, col 1571 et seq. (PL 0741)

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    energa de Hildegarda venci todas las dificultades y en 1150 el Arzobispo consagr el nuevomonasterio, que sigui atrayendo numerosas vocaciones y visitantes.En la dcada de los aos 1150 comienza su obra musical, de la que se conservan ms de 70obras con letra y msica, himnos, antfonas y responsorios, recopiladas en la Symphoniaarmoniae celestium revelationum, (Sinfona de la Armona de Revelaciones Divinas) la

    mayora editadas recientemente,as como un auto sacramental cantado, titulado Ordovirtutum (1150?).Entre 1151-1158 escribi su obra de medicina bajo un nico ttulo: Liber subtilitatumdiversarum naturarum creaturarum (Libro sobre las propiedades naturales de las cosascreadas). En el siglo XIII fue dividido en dos textos. Physica (Historia Natural), tambinconocido comoLiber simplicis medicinae(Libro de la Medicina Sencilla), y Causae et Curae(Problemas y Remedios), tambin conocido como Liber compositae medicinae (Libro deMedicina Compleja).Entre 1158 y 1163 escribi la Liber Vitae Meritorum, y entre 1163 y 1173-74 la LiberDivinorum Operum, considerados junto con el Scivias como las obras teolgicas msimportantes de Hildegarda.

    Una de sus obras es laLingua Ignota (1150?) formada por unas 900 palabras y un alfabeto deveintitrs letras de la que solo hay informacin fragmentaria.Se conservan ms de 300 cartas a personas de toda ndole que acudan a ella en demanda deconsejos como rbitro que dirimiese sus contiendas. De ellas, ciento cuarenta y cinco estnrecogidas en la Patrologa Latina deMigne. Hildegarda escribi cartas a Papas, cardenales,obispos, abades, reyes y emperadores, monjes y monjas, hombres y mujeres de todas clasestanto en Alemania como en el extranjero. Se conservan las cartas cruzadas con dosemperadores, Conrado III y su hijo y sucesor el emperador Federico I Barbarroja, con losPapas, Eugenio III, Anastasio IV, Adriano IV y Alejandro III, con el Rey ingls Enrique II ysu esposa Leonor de Aquitania, y una larga serie de nobles, cardenales y obispos de todaEuropa, a quienes aconsejaba y si era necesario reprenda, escuchada por todos comoreferencia moral de su tiempo.Completan su obra una serie de tratados menos conocidos: Solutiones triginta octoquaestionum(1178) (Respuesta a 38 preguntas); Expositio Evangeliorum(cincuenta homilassobre los Evangelios), Explanatio Regulae S. Benedicti (Comentario de la Regla de SanBenito), Explanatio Symboli S. Athanasii (Comentario del Smbolo Atanasiano), Vita SanctiRuperti (1150?) Vida de San Ruperto y Vita Sancti Disibodi (1170) Vida de San Disibodo,algunas de ellas de fecha desconocida.Hildegarda realiz al menos cuatro grandes viajes fuera de los muros del convento (entre1158 y 1171, a lo largo de los ros Nahe, Meno, Mosela, y Rin) a instancias de los preladosde diversos lugares. En ellos predic en iglesias y abadas sobre los temas que ms urgan a

    la Iglesia: la corrupcin del clero y el avance de la hereja de los ctaros. En su tercer viaje,(entre 1161 y 1163) cuando visit Colonia a instancias de los Cannigos Capitulares parapredicar contra la hereja de los ctaros, lo hizo pero tambin y con gran nfasis, recrimincon dureza y achac el auge de la misma a la vida disoluta que llevaban los mismoscannigos, los clrigos y a la falta de piedad de los mismos y del pueblo cristiano en general,lo que da idea de su carcter. Fue la nica mujer a quien la Iglesia permiti predicar al puebloy al clero en templos y plazas. De sus cartas se desprenden los itinerarios y la finalidad de susviajes que realizaba en barco y a caballo, un autentico sufrimiento para su naturaleza dbil.Muri el 17 de septiembre de 1179 y fue sepultada en la iglesia de su convento deRupertsberg del que fue Abadesa hasta su muerte. Sus reliquias permanecieron all hasta queel convento fue destruido por los suecos en 1632, y sus restos trasladados a Eibingen.

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    En ninguna de las obras o cartas, Hildegarda se atribuye a s misma ningn mrito,antes bien, se define como pobre criatura falta de fuerzas. Todo lo que sabe y hacees obra de Dios. Las visiones, las revelaciones, las curaciones que realiz, fueronsobrenaturales: todas las cosas que escrib desde el principio de mis visiones, o quevine aprendiendo sucesivamente, las he visto con los ojos interiores del espritu y las he

    escuchado con los odos interiores, mientras, absorta en los misterios celestes, velabacon la mente y con el cuerpo, no en sueos ni en xtasis, como he dicho en mis visionesanteriores. No he expuesto nada que haya aprendido con el sentido humano, sino slolo que he percibido en los secretos celestes. (Prlogo del Liber Divinorum Operum)Se puede considerar que Hidegarda continu el trabajo de los profetas en laproclamacin de las verdades que Dios dese que supiera la humanidad: Escribe puesestas cosas, no segn tu corazn, sino como lo quiere mi testimonio, de m, que soyvida sin principio ni fin, ya que no son cosas imaginadas por ti, ni ningn otro hombrelo ha imaginado, sino son como Yo las he establecido antes del principio del mundo.(Prlogo del Liber Divinorum Operum)

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    PANORMICA DEL CONTEXTO HISTRICO

    Santa Hildegarda vivi en el siglo XII, entre 1098-1179. Su biografa coincide con unintenso perodo de la historia de la civilizacin occidental cuyos rasgos principales se

    exponen a continuacin.

    1. El Reino franco.

    La realidad poltica de aquellos tiempos viene toda ella condicionada por las dcadas delos gobiernos carolingios. Carlomagno (768-814) haba heredado el reino franco de supadre, Pipino, y la restauratio Imperii en su persona hizo que sus empresas polticas seencaminaran a la renovacin de la religin y civilizacin cristianas. Mantuvo guerrascontra los eslavos, varos, varias guerras contra los sajones, y contra los lombardospara defender al Papa, continuando en esto la poltica de su padre al servicio delPapado. La prudencia de su poltica le proporcion respeto, estima, e incluso consiguique varios reyes cristianos le rindieran vasallaje. An hoy, el personaje recibe culto desanto en su catedral de Aquisgrn (Aachen).Su sucesor en el trono, Ludovico, de sobrenombrePo, careci de perspectiva y de lasdotes necesarias para mantener unido el Imperium restaurado. Reparti su herenciaentre sus tres hijos, y esto di origen a tres nuevos estados que, a grandes rasgos,pueden asimilarse a lo que hoy son Francia, Alemania, y una franja intermedia entreambos que va desde Pases bajos hasta el norte de Italia. Los reyes sucesores fueroncediendo prerrogativas a los caballeros nobles (guerreros y dueos de territorios) eincluso algunos llegaron a dividir los reinos entre sus hijos, dando origen a nuevosestados independientes, cuyas polticas y alianzas fueron a menudo contrapuestas entre

    s.En el ao 830 una numerosa tribu de normandos mostr su disposicin a asentarse enterritorios del Reino franco y acabar con sus acciones de pillaje. Los normandos North-manen,hombres del Norte, tambin conocidos comoWickingoso habitadoresde los golfos y daneses eran pueblos germnicos que provenan de las actualesnaciones de Dinamarca y pases escandinavos, desde donde asolaban con frecuencia lascostas de toda Europa en atrevidas incursiones, llegando incluso hasta Galicia y Sevilla.Fue Ludovico Po quien les concedi entonces el territorio deseado, sea por causa ocomo consecuencia de haberse hecho cristianos. Tal es el origen del ducado deNormanda en Francia. Avanzado el tiempo, los duques de Normanda conquistarn elReino de Inglaterra y posteriormente batallaron tambin por dominar el Reino de

    Francia. De ah su gran influencia en las historias de Francia, Inglaterra, e incluso Italia,en Sicilia, desde aquellas primeras empresas blicas y polticas.La dinasta carolingia se extingui en Francia con la muerte de Lus V el Holgazn. Enesas fechas el monarca careca ya de toda autoridad y prestigio. Y as, en el ao 987,casi sin oposicin de resistencia, cie la corona real Hugo Capeto, conde de Paris, einicia una nueva estirpe legtima, la dinasta de los Capetos, aunque con escaso poderpor causa de la independencia de los grandes seores feudales.Los Capetos posean entonces slo un pequeo distrito en torno a Pars. Con laextincin del antiguo Imperio carolingio, Francia haba quedado fragmentada en losducados de Borgoa, Normanda, Aquitania y Champaa, los condados de Poitou,Anjou, Maine, y Flandes, Tolosa, Provenza y Foix, y algunos Seoros ms. La Casa deTolosa, por ejemplo, ejerca de hecho ms poder que el Rey capeto. A pesar de todo,con los Capetos el poder real fue creciendo en importancia e influencia, segn lograba

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    incorporar nuevos dominios, conceda privilegios, favoreca a los sbditos humildes ymenos poderosos, y forjaba instituciones nuevas y eficaces, apoyando a loseclesisticos y dejando que los seores feudales se fueran debilitando al combatirseentre s.Los reyes Lus VI (1108-1137) y Lus VII (1137-1180) son los capetos coetneos de

    Santa Hildegarda. Aconsejados por el abad de San Dionisio, potenciaron su monarquay la asentaron con fuerza sobre los territorios franceses del Reino franco. Lus VIIparticip en la II Cruzada, acompaado de su mujer Leonor de Aquitania, heredera delos estados de Guyena, Poitou y Saintonge, pero este matrimonio acab disuelto. ComoLeonor cas despus con Enrique II de Inglaterra, por matrimonio se incrementaronmucho las posesiones del Rey ingls en Francia. Y posteriormente esto fue motivoconstante de disputas y de largusimas guerras.Al rey Felipe II (1180-1223), sucesor de Lus VII, corresponde el mrito de asentardefinitivamente la monarqua capeta sobre el Reino de Francia. Erigi adems laUniversidad de Paris y diversas instituciones de gobierno. Y, con un ejrcitodisciplinado y eficaz, instaur el imperio de la ley comn, el derecho imperial, yconstituy un gobierno donde l dejaba de ser ya un seor feudal ms, para convertirseen verdadero Rey de todos los seores nobles: asistido por un Consejo juzgaba lascontroversias surgidas entre los grandes. Un hecho importante de su reinado es queparticip en la III Cruzada y, a su regreso, invadi las posesiones francesas del reyingls RicardoCorazn de Len.

    2. Los normandos y sajones de Inglaterra.

    En el ao 1066 el duque de Normanda, Guillermo el Conquistador, desembarc en lasIslas britnicas, venci al ejrcito sajn del rey Harold, conquist Londres y se coron

    como nuevo rey de Inglaterra. Su dominio fue total: reprimi todas las sublevaciones ysometi enteramente el pas. Muri en 1087 durante una batalla contra el rey deFrancia, Felipe I, por la conquista de la ciudad de Nantes. Le sucedieron Guillermo IIapodado el Rojo (1087-1100) y Enrique I (1100-1135), que logr ceir las coronas deInglaterra y de Normanda. Sus descendientes fueron Esteban de Blois (1135-1154),ltimo rey de la Casa Normanda, y Enrique II (1154-1189), hijo de Enrique I, que fueconsorte de Leonor de Aquitania, aquella que primero se haba desposado con el reyfrancs Lus VII. Fue por este matrimonio como el rey de Inglaterra Enrique IIconsigui ser dueo de casi la mitad de Francia.Su poltica se caracteriz por el enfrentamiento con la Iglesia y con los nobles. Dehecho promulg las Constituciones de Clarendon (1164) que, en la prctica, anulaban

    las libertades de la Iglesia. Esa beligerancia culmin con el asesinato del Primado deCanterbury, santo Thomas Becket, por su resistencia a la supresin de las inmunidadeseclesisticas. Pero todo su reinado se caracteriz por las continuas guerras: sometiIrlanda y el pas de Gales, sojuzg Escocia, y estuvo en luchas constantes contra el reyde Francia. Al final, su mujer Leonor incit contra l a sus propios hijos: el mayormuri en la lucha, el pequeo (Juan Sin Tierra) le traicion, y el segundo (RicardoCorazn de Len) se declar vasallo de Felipe II de Francia a cambio de que le ayudaseen la guerra contra su padre. Este Ricardo fue quien le sucedi en el trono (1189-1199)y quien emprendi la III Cruzada.

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    3. Los territorios germnicos.

    La decadencia poltica del Imperio carolingio es tambin una de las claves de la historiade Alemania, ya que de su desmembramiento brotan las familias ducales germnicas:en ese proceso de declive los seores o gobernadores de cada territorio fueron

    acrecentando su poder, asegurando la sucesin dentro de su familia y estirpe, yafianzaron a la vez su autoridad e independencia. El dominio de estos nobles seextenda por todos los territorios del centro de Europa: adems de la actual Alemania, elnorte de Italia, Suiza, Austria, la antigua Yugoslavia, Chequia, Eslovaquia y parte dePolonia.Entre todos esos grupos de nobles, la Casa de Sajonia alcanz una indudablepreeminencia durante el siglo X, hasta el punto que Enrique I posteriormente tambinsu hijo Otn I fueron coronados como reyes de los germanos, no sin lucha nioposicin, consolidando as una cierta autoridad sobre las otras Casas ducales, aunquesostenida ms por la fuerza de las armas que de buen grado. Para resistir los embates dela nobleza Otn I se apoy en los obispados y abadas, concediendo derechos yprivilegios, de modo que los Obispos alemanes acabaron siendo equiparados a losgrandes seores feudales. Despus, a reclamo del Pontfice romano, Otn I conquist laLombarda y, en el ao 962, en la ciudad de Roma, el Papa le otorgar la corona delrestaurado Sacro-Imperio de los tiempos carolingios, tambin con el ttulo de Rexromanorumo Rey de romanos.El Emperador confirm al Papa en sus posesiones temporales, sus estados pontificios,pero las desavenencias no tardaron en surgir. Otn I cometi el error de intentar ladeposicin del Papa, nombrar un antipapa, y bajo amenazas hacer jurar a los romanosque no elegiran otro Papa sin su consentimiento. Comenzaba as una tutela de losEmperadores germnicos sobre el Papado romano, fuente continua de conflictos, de

    tensiones y enfrentamientos, que condicionar y determinar los hechos polticos en lossiglos posteriores de la historia europea.Entre las consecuencias de esa tutela, uno de los hechos ms relevantes ser elgradual y progresivo enfeudamiento de la organizacin eclesistica en los territoriosgermnicos: es decir, la confusin entre las estructuras temporales y las espirituales oeclesisticas, porque muchos Obispos y Abades acabaron recibiendo sus feudos delImperio, de lapotestas regaliso imperial, llevando stos anejos el oficio eclesistico(obispo o abad del respectivo territorio) y la ordenacin sagrada para obtener lapotestas spiritualispropia de los clrigos. Esto es lo que se denomina investidura laicadel bculo y del anillo. Y no puede sorprender entonces que el delito de simona o lacompra de dignidades eclesisticas por sumas de dinero fuera una de las peores lacras

    del sistema.Sin embargo, este sistema permita al Emperador asegurarse la docilidad de susfeudatarios, aunque la potestas spiritualis eclesial quedara totalmente sometida a losmanejos e intereses del poder civil: por esta va, de hecho, alcanzaban la dignidadepiscopal los hijos de los nobles, tambin sin vocacin eclesistica, guiados slo por lacodicia de los bienes que los oficios eclesisticos otorgaban. La violacin frecuente dela ley del celibato entre los clrigos llamada entonces nicolasmo, usando el nombredel Apocalipsisdel apstol Juan era tambin otra lacra del sistema, a la vez que unnotorio indicio de la corrupcin moral de los clrigos de aqul tiempo.Frente a esta relajacin de costumbres y de la piedad, ampliamente generalizada en losmbitos eclesisticos y civiles, se alzaron hombres espirituales y entusiastas,reformadores decididos a restaurar la antigua libertas Ecclesiae frente a los abusos delpoder civil. El ms significado de todos ellos fue el monje Hildebrando, investido Papa

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    con el nombre de Gregorio VII (1073-1085), quien da nombre tambin a ese ampliomovimiento de renovacin medieval, hoy conocido como reforma gregoriana.Puede situarse el comienzo de esta reforma hacia mediados del siglo XI, su puntolgido en la lucha de los Romanos Pontfices contra la investidura laica, y su trminofinal en el Concordato de Worms del ao 1122, que formalmente cierra las tensiones

    entre Papa y Emperador. Sin duda, sus frutos eclosionan a lo largo del siglo XII. Y sinesta referencia resulta ininteligible la realidad poltica y espiritual de la Cristiandadmedieval del siglo XIII: una estructura poltica plural y unitaria a la vez, gobernada pordos espadas, como el sol y la luna segn la analoga de Bernardo de Claraval, que sonla autoridad espiritual de los Papas y el poder temporal personificado en su vrticepor la figura del Emperador.El epicentro de la crisis de las investiduras tuvo por protagonista al EmperadorEnrique IV (1056-1106), que comenz a reinar en el ao 1076. A pesar de lasadvertencias de Gregorio VII, pretendi otorgar la investidura laica del arzobispadode Colonia y, por este motivo y tambin por otras causas de ndole moral, el PapaHildebrando le amonest con la advertencia de excomunin si desobedeca. Larespuesta fue que el Emperador reuni a sus obispos-vasallos alemanes y les oblig adeclarar la deposicin del Papa. El Romano Pontfice contest con la excomunin, cuyoefecto poltico inmediato era liberar a los sbditos del juramento de fidelidad almonarca. Los dems prncipes alemanes es decir, los prncipes electores, losnobles que elegan la persona de su Emperador, quien despus era nombrado(instituido) por el Papa consideraron depuesto al Emperador mientras no le fueralevantada la excomunin. Un Enrique IV aparentemente arrepentido acudi a Canosa,ante el Papa, en demanda de perdn y recibi la absolucin. A pesar de esta absolucin,los prncipes alemanes nombraron nuevo Emperador a un miembro de la Casa deSuabia, pero tras su muerte la sucesin volvi a Enrique IV.

    El Emperador Enrique V, hijo de Enrique IV, se cuenta entre aquellos que protestaroncontra su padre cuando intent mantener la investidura laica. Y sin embargo, al ocuparel trono, retom la poltica abusiva de su predecesor. La posicin inflexible de GregorioVII fue mantenida por los Papas posteriores y tantos otros preclaros hombres de aqultiempo. El conflicto no encontr una solucin pacfica hasta el pontificado de Calixto II(1119-1124), en el Concordato de Worms: segn este acuerdo, el Romano Pontfice sereservaba la libre eleccin y consagracin de obispos y abades y la consagracin dequienes fueran cannicamente elegidos para los oficios eclesisticos, mientras que alEmperador se le reconoca el derecho a otorgar los feudos, an sin mediar eleccin,para garantizar as los intereses del Reino.Muerto Enrique V, los prncipes-electores designaron ahora como Emperador a otro

    miembro de la Casa de Sajonia. Pero en la oportunidad siguiente hubo cambio de Casareinante, al elegir como Emperador a Conrado III (1138-1152), de la Casa de Suabia.En las luchas entre los pretendientes de las Casas de Sajonia y de Suabia est el origende las facciones deGelfosy Gibelinos: estos nombres son una deformacin italiana deaquellos otros con que eran conocidas esas dos Casas de nobles en liza. De ordinariolos Gelfos sostuvieron una poltica en favor del Papado, mientras que los Gibelinosvelaron ms por los intereses polticos del poder imperial. Luego, durante varios siglos,las luchas entre estos dos bandos desestabilizaron Alemania y, no pocas veces, fueroncausa de las invasiones de Italia, que asolaron sus tierras y ciudades.

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    4. La pennsula itlica.

    Federico I apodado Barbarroja (1152-1190) fue quien mayor relacin tuvo con laactividad pblica de Santa Hildegarda. Haba sido elegido Emperador por su parentescocon las Casas de Sajonia y de Suabia, a la bsqueda de una ansiada paz entre los nobles.

    Sin embargo, una vez investido del cargo por el Papa, el Barbarroja pretendi lasumisin de todos los poderes, por su condicin de cabeza del Imperium, y serconsiderado soberano de todas las tierras, incluidas las posesiones eclesisticas. Conesta excusa invadi el Norte de Italia, buscando ser reconocido como soberanotemporal de esos territorios, pero encontr resistencia en las ciudades italianas, que yapara entonces eran prsperas.En esta ocasin venci Federico y arras Miln hasta los cimientos. Pero el nuevo PapaAlejandro III se opuso a sus abusivas pretensiones. Los antiguos conflictos resurgen denuevo, cuando el Emperador nombra un antipapa, deponiendo a Alejandro. Pero ahoralas ciudades italianas confederadas logran derrotar a Federico en la batalla de Legnano,y as ste hubo de someterse a la autoridad pontificia. Para expiar sus culpas y errores,el Barbarroja acept participar en la III Cruzada. Y , en efecto, muri en ella, decamino, ahogado al intentar vadear un ro, en el ao 1190.Estos hechos ilustran el tipo de tensiones que padecieron los territorios italianos, enespecial durante estos siglos medios. Con la disolucin del Imperio carolingio, lapennsula itlica haba quedado dividida entre los estados francolombardos del norte,los estados pontificios del centro, y los estados bizantinos del sur: esto es, Npoles ySicilia. Y esta distribucin se mantuvo durante varios siglos. En cierto modo van unidasla historia de los estados pontificios y el devenir de la liga lombarda, que soladefender los estados del Norte. En cambio, los estados del Sur tienen una historiapropia, de guerras y cambios polticos, ms distanciada de los sucesos centroeuropeos.

    Por eso su devenir queda algo ms alejado de la biografa de Santa Hildegarda.

    5. Los territorios hispnicos.

    Si ahora la mirada se centra en los territorios hispnicos, la primera observacin es queno resulta fcil resumir en pocas lneas la panormica poltica en esas tierras durante lossiglos XI y XII. El ideal cristiano de la Reconquista del territorio a los musulmanescaracteriza ese perodo de la historia de sus Reinos cristianos, pero mezclado siemprecon luchas fraticidas, rencillas y divisiones entre los reinos, e intereses partidistas, queno pocas veces primaron sobre el inters comn de la lucha contra el Islam.Hasta el ao 1000 el moro Almanzor haba impuesto su ley sobre los reinos cristianos.

    Tras su muerte, en el ao 1002, se abre un periodo de anarqua que culmin en ladivisin del podero unificado musulmn en los llamados Reinos de Taifas: es decir,estados o dominios minsculos, con sus propios seores al frente. Se lleg hasta elextremo de constituir 23 reinos distintos en el territorio hispnico musulmn.Sin embargo, durante el ltimo tercio del siglo XI, en el norte de frica se constituyun nuevo imperio islmico unificado, bajo el poder de los almorvides. A ellosacudieron los prncipes rabes de Espaa para resistir el empuje de reconquista de loscristianos. Y as, en el ao 1084, comenz la invasin almorvide de la pennsulaibrica. El rey Alfonso VI de Len, que recin acababa de conquistar Toledo (1085),fue derrotado en la batalla de Sagrajas o Zalaca, en 1086. Y ya en el ao 1089 losalmorvides haban acabado con los reinos de taifas, incorporando esos territorios asus dominios.

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    La pronta decadencia moral de la fuerza almorvide fue sustituida por el renovadopoder de los almohades, que en el ao 1112 se hacan con todo el norte de frica y,pronto tambin, con toda la Espaa musulmana. Despus lucharon con suerte desigualcontra los reyes cristianos, pero al fin derrotaron seriamente al rey Alfonso VIII deCastilla, en la batalla de Alarcos del ao 1195. Esta victoria de los almohades signific

    el control sobre amplios territorios de la pennsula, hasta el punto de amenazar lasupervivencia de todos sus reinos cristianos. Sin embargo, la posterior batalla de lasNavas de Tolosa y la consiguiente derrota de los musulmanes, en el ao 1212, significel principio del fin de la dominacin rabe en Espaa. Fue Alfonso VIII de Castillaquien afront tambin esa batalla, con la ayuda de sus tropas castellanas, pero ahoraapoyadas por navarros y aragoneses. As las Navas de Tolosa permiti recuperar unacierta conciencia de unidad entre los Reinos cristianos hispnicos.

    La historia de los Reinos cristianos, a la muerte de Almazor (1002), comenz con signoopuesto al de los reinos musulmanes, cuando el rey de Navarra Sancho el Mayor (1000-1035) concentr todos los territorios cristianos, incluido el Condado de Castilla. Sinembargo, la herencia de este Sancho llev a una particin de los estados unificados,en una pluralidad de Reinos: Navarra para el hijo mayor Garca, Castilla paraFernando, Aragn para Ramiro, pero estos dos tambin con ttulo de Rey.El primer rey de Castilla Fernando I consigui la unin de su Reino con el antiguoReino de Len en 1037. Pero tras su muerte, vino de nuevo la divisin: el primognitoSancho reciba el reino de Castilla, su hijo Alfonso el Reino de Len, su otro hijoGarca el Reino de Galicia, y a sus hijas Urraca y Elvira se les daban los Seoros deZamora y Toro. Pronto comenzaron guerras fraticidas, porque Sancho intent arrebatarlos Reinos de sus hermanos. Al final, tras el asesinato de Sancho por Bellido Dolfos(1072) en Zamora, Alfonso fue proclamado Rey de Castilla y de Len. Y l mismo no

    tard mucho en arrebatar el Reino de Galicia a su hermano Garca, restaurando laintegridad de las posesiones de su progenitor.A este Alfonso sirvi el legendario caballero Rodrigo Daz de Vivar, apodado el Cid,cuya historia fue narrada en poemas y cantares de gestas. El Cid conquist Valencia enel ao 1093 y la ciudad permaneci en manos cristianas an tres aos despus de sumuerte, acaecida en 1099. Y este Alfonso es tambin el que fue derrotado en Sagrajaspor las fuerzas almorvides. En 1126 le sucede su hijo Alfonso VII, quien de nuevosepara post mortem los Reinos de Castilla y de Len y, adems, durante su reinadoconsum la independencia de Portugal (1139), entronizando como Rey a Alfonso I dePortugal. En 1169 le suceder su nieto Alfonso VIII de Castilla, el monarca que sufrila derrota de Alarcos (1195) y que tambin venci en la decisiva batalla de las Navas de

    Tolosa (1212).La sucesin del Reino de Aragn registra anlogos vaivenes a los de Castilla y Len,pero en relacin con el Reino de Navarra. Ramiro hered Aragn en 1035 y, tras lamuerte del Rey de Navarra en 1076, se unieron los Reinos de Navarra y de Aragn.Pero esta unin no se mantuvo, ya que el Reino de Aragn acab mirando haciaCatalua. Cuando el rey Alfonso I el Batallador (1104-1134) muri sin hijos, hered eltrono su hermano Ramiro apodado el Monje y ste cas a su hija con el Conde deBarcelona, Ramn Berenguer IV (1137-1162). En el hijo de ambos, Alfonso II deAragn (1162-1196), se consum la unin entre el Reino de Aragn y el Condado deBarcelona.Navarra qued entonces ya sin posibilidades de expansin de sus territorios y, por sucuenta, el Reino sigui con la sucesin de sus reyes naturales, la familia de los Sanchos:esta lnea se extingue en el ao 1237, con la muerte de Sancho VII el Fuerte, que fue

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    uno de los Reyes vencedores en las Navas de Tolosa. Los dems Reinos cristianoscontinuaron con su rpida expansin hacia el sur, al menos durante casi todo el sigloXIII, y en especial por la accin guerrera de Fernando III de Castilla (1198-1252) yJaime I de Aragn (1213-1276). Y, cuando pareca inminente el derrumbe de losrabes, las rencillas y desavenencias entre los reinos cristianos provocaron un parn en

    la accin deReconquista, que ya no tendr continuidad hasta finales del siglo XV, conlos Reyes Catlicos. Con todo, para entonces, la presencia musulmana haba quedadoreducida ya a slo el Reino tributario de Granada.

    6. La iglesia en Occidente durante el siglo XI.

    El siglo XI es prdigo en acontecimientos que gradualmente fueron cambiando elpanorama social, cultural y tambin poltico del Occidente cristiano. Por enumeraralgunos sucesos: la consolidacin del cisma de Oriente en 1054, la reforma gregoriana,la lucha de las investiduras, el inicio de las Cruzadas, la expansin de la reformamonstica de Cluny y del Cster, el desarrollo de una incipiente escolstica en lasescuelas monacales, y tambin la difusin y expansin del arte romnico, que alcanzasu apogeo y transformacin un siglo despus. Y el siglo XII fue en efecto un tiempo deverdadero esplendor, de renovacin, que slo puede entenderse desde la reformareligiosa y cultural incoada en el siglo XI. Sin embargo, a mediados del siglo XI escuando se consolida la ruptura de Oriente con Roma.Desde dos siglos atrs con el Patriarcado de Focio, aos 860-870 se venanmanifestando tensiones y distancias entre los patriarcas de Constantinopla (Oriente) yRoma (Occidente), que no pocas veces eran resultado de problemas polticos,jurisdiccionales, culturales o de interpretacin litrgica, ms que autnticasdivergencias insalvables. En su momento, las dos principales diferencias argidas para

    la separacin de Roma fueron la no aceptacin del primado jurisdiccional del Paparomano y el hecho de que Occidente hubiera incluido la expresinFilioqueen el CredoNiceno-constantinopolitano, cuando enuncia la procesin teolgica del Espritu Santo:qui ex Patre Filioque procedit, que procede del Padre y del Hijo. Y as, en el ao1054 el patriarca de Constantinopla, Miguel Cerulario, y el Papa de Roma, Len IX, seexcomulgaron mutuamente, tomando pie en aspectos equvocos sobre los dos temas, detal modo que consumaron una ruptura larvada durante siglos.En los siglos posteriores habr dos intentos serios de restaurar la unidad: primero,durante el II Concilio de Lyon celebrado en 1274 y, segundo, durante el Concilio deBasilea-Ferrara-Florencia iniciado el ao 1439, que no llegaron a cuajar. Laexcomunin contra Cerulario fue levantada por el papa Pablo VI en 1965, al trmino

    del Concilio Vaticano II, y otro tanto hizo el patriarca Atengoras de Constantinopla,decidiendo ambos mediante una declaracin conjunta cancelar de la memoria dela Iglesia la sentencia de excomunin que haba sido pronunciada. Desde entonces, losesfuerzos ecumnicos para restablecer la unidad se han convertido en la tarea prioritariade los actuales anhelos cristianos.Es indudable que aquella ruptura histrica vino alentada por un paulatino deterioro dela moralidad eclesial. Con ocasin de la eleccin de Len IX en el ao 1049, porejemplo, el obispo de Sengi, San Bruno, lleg a decir: todo el mundo yace en lamaldad, la santidad ha desaparecido, la justicia ha perecido y la verdad ha sidoenterrada. Simn el Mago domina la Iglesia, cuyos obispos y sacerdotes estnentregados a la lujuria y a la fornicacin (cf. Vita S. Leonis PP. IX en WATTERICH,Pont. Roman, Vitae, I.96). La investidura laica de obispos y abades haba generalizadolas prcticas de simona y nicolasmo, con la consiguiente debilitacin de la fe y el

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    quebrantamiento moral del pueblo cristiano. Para cambiar y remediar estos malesbrotaron entonces Papas y santos que incoaron una profunda renovacin de la vidaeclesial, y tambin social y poltica.El Papa Nicols II (1059-1061) fue quien arrebat al Emperador el derecho que tiempoatrs se haba arrogado de designar los Pontfices romanos y estableci que fuera

    elegido por el colegio romano de cardenales. En el snodo romano de 1059, en el quetomaron parte 113 obispos, promulg el decreto de eleccin pontificia que reservaba alos cardenales de la dicesis de Roma tal eleccin. La intervencin del clero y puebloromanos y los abusos del Emperador quedaban ahora reducidos a la simple aclamacindel Papa elegido por cardenales. Hubo tambin una decisin directa contra la simona,formulada en estos trminos: Ningn clrigo sacerdote puede recibir de ningn modouna iglesia de manos de los laicos, ni gratuitamente, ni habiendo pagado. Es la muestrade una decidida voluntad de acabar con las lacras de la poca.Pero la figura de San Gregorio VII (1073-1085) canonizado el ao 1725 emergeaqu con una centralidad indiscutible e indiscutida. En 1075 public su Dictatus Papae,los dictados del Papa, que es un conjunto de veintisiete axiomas para acabar con lainvestidura laica. Despus, las colecciones cannicas pregregorianas o de la reformagregoriana abundarn en textos contra tales prcticas.En este siglo se organiz tambin la primera de las ocho Cruzadas que se sucedieronhasta finales del siglo XIII. Fue convocada por el Papa Urbano II (1088-1099), en elconcilio de Clermont de 1095, y su resultado ms tangible fue la conquista deJerusaln. Este santo Pontfice renov tambin los decretos contra la simona, elconcubinato de los clrigos, la investidura laica, y prohibi a los eclesisticos prestarjuramento de fidelidad a los laicos.Con todo, fue el auge de los monasterios benedictinos uno de los agentes ms eficacespara la promocin de los cambios, ahora agrupados por obediencias de un modo nuevo,

    en forma de orden. El monasterio de Cluny (Francia), fundado a comienzos del sigloIX, se basaba en la estricta observancia de laRegla de San Benitoy el impulso decididode sus priores y abades para restaurar su primitivo rigor provoc la pronta expansin ycrecimiento de sus obediencias. La expansin por Europa es tal que en el siglo XIIcontar con ms de 2.000 monasterios y 10.000 monjes. No pocos de los Papas yabades reformadores de esta poca, comenzando por el Hildebrando Gregorio VII,provenan de esta observancia monstica.Pero de Cluny brota tambin otra reforma: la de Cister (Francia), iniciada en 1098 conla fundacin ah de un monasterio cluniacense. La obediencia propia del Cisterconocer un extraordinario incremento, en detrimento de Cluny, cuando el joven nobleBernardo de Clavaral ingresa en ese monasterio con treinta compaeros ms, todos

    ellos caballeros nobles de Borgoa. Pero, en general, tanto el espritu de Cluny como elde Cister sustentaron el renacer espiritual del siglo XII.

    7. La iglesia en Occidente durante el siglo XII.

    El siglo XII es el tiempo de la biografa de Santa Hildegarda (1098-1179) y es tambinel tiempo de una plena renovacin de la vida cultural y espiritual del Occidentecristiano, que llega a un culmen de extraordinario esplendor a lo largo de todo el sigloXIII. Existe en efecto una ntima continuidad de temas y problemas entre los siglos XIy XII, sealando una direccin de creatividad institucional, perfeccionamiento social ymoral, y florecimiento de la cultura y de la espiritualidad. La prueba ms elocuente esla creacin de la institucin universitaria: la universitas studiorum. Estasuniversidades comienzan a formarse cuando las escuelas monacales se van haciendo

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    episcopalesy, ms pronto o ms tarde, los Papas y Emperadores apoyan esas iniciativasde estudio: la pionera Constitucin Habita del Emperador Federico II, con medidasprotectoras para quienes marchan al Studiumde Bolonia, es del ao 1148.A comienzos del siglo XII se reanuda adems la interrumpida tradicin de celebrarConcilios ecumnicos, despus de los primeros ocho grandes snodos, que se reunieron

    todos en Oriente durante los nueve primeros siglos. Tras la firma del Concordato deWorms, fue Calixto II quien convoc el I Concilio de Letrn (ao 1123), renovando ahla condena de la simona y el nicolasmo. No mucho despus, el II Concilio de Letrn(ao 1139) declar invlido no slo ilcito, como era hasta entonces el matrimoniocontrado por clrigos y por monjes. Y el III Concilio de Letrn (ao 1179) sell la pazdefinitiva entre el Papado y el Imperio, entonces entre Alejandro III y Federico IBarbarroja, al tiempo que decretaba la excomunin de los ctaros y pronunciaba elanatema contra quienes les dieran su apoyo. Hacia el final del siglo, el conde Lothariode Segni, elegido Papa con 33 aos como Inocencio III (1198-1216), consigue que elPontfice romano se convierta en el rbitro moral de los conflictos polticos de Europa.Este siglo fue tambin la etapa de esplendor del Cister y los aos en que se gestan lasrdenes religiosas que crecern despus con sus grandes santos: carmelitas, agustinos,franciscanos, dominicos, ya que en este tiempo Europa sufri el azote de la herejaalbigense. Tuvo lugar adems la segunda y tercera Cruzadas, nacieron las OrdenesMilitares, y comenz a desarrollarse el arte gtico en las catedrales del norte deFrancia.La hereja albigense de los ctaros, originada en el sur de Francia, tuvo su apogeo entrelos siglos XII y XIII. Y , en efecto, fue una discusin en toda regla de la fe cristianatradicional: rechazaba la divinidad de Cristo, tambin la virginidad de Mara, lajerarqua eclesistica, y atacaba casi todos los sacramentos: bautismo, eucarista,matrimonio. Basada en el antiguo maniquesmo y dualismo de origen persa, se opona a

    la propiedad privada y proclamaba la existencia de dos principios equivalentes yopuestos entre s, la luz y las tinieblas, de manera que Dios y Satn eran divinidadesde igual rango. Y la metempscosis o reencarnacin de las almas era otro de suspostulados. Sus partidarios fueron censurados ya en el snodo de Orlens del ao 1022y en muchos otros snodos posteriores, como el Concilio de Reims de 1148 y de Toursde 1163.San Bernardo de Claraval y Santa Hildegarda fueron muy beligerantes contra estahereja. El III Concilio de Letrn elabor adems una profesin de fe dirigida contraellos, aunque la declaracin formal de hereja se retras hasta el ao 1187. Desdeentonces, se inici una decidida accin pastoral para erradicar la hereja, sobre todomediante la predicacin: la Orden de Predicadores, los dominicos, surge precisamente

    para combatirla y, segn una aceptada tradicin, la Virgen revel a Santo Domingo deGuzmn (1170-1221) que usara la devocin del Rosario como medio eficaz para acabarcon ella y convertir a los pecadores. Estas acciones pastorales no excluyeron que seemprendiera tambin una cruzada especfica (ao 1208) y se organizaran unostribunales la Inquisicin cannica, distinta de la civil para su deteccin yaislamiento en la Cristiandad.Bernardo de Clavaral es sin duda la gran figura seera de este siglo: su influencia fuetal que destac no solo como pilar de la Iglesia (por sus escritos, doctrina y santidad devida), sino influyendo tambin en la poltica, pues fue escuchado por Emperadores yReyes al igual que por Papas y Obispos. Bernardo es como un Padre de la Iglesia,pero fuera del tiempo. Fue un gran devoto de la Virgen Mara: la consider medianerade todas las gracias y poderosa intercesora ante su Hijo. De su piedad personal vienenlas ltimas palabras de laSalve Regina Oh clementsima, oh piadosa, oh dulce Virgen

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    Mara o la muy difundida oracin del Acordaos, entre otras devociones. En general,durante el siglo XII, la vida religiosa continu siendo monacal, de raz benedictina, yaque el declinar de la obediencia de Cluny fue sustituido por el auge del Cister: en vidade Bernardo se fundaron 68 abadas y, ya durante el siglo posterior, el Cister lleg agobernar sobre 650 abadas de Europa, con ms de 20.000 monjes. Pero brotaron

    tambin nuevas reformas o fundaciones como los Cartujos de San Bruno, en el ao1100, o los Premostratenses de San Norberto.Tanta riqueza espiritual tendr su eclosin durante los primeros aos del siglo XIII, conel nacimiento de las grandes Ordenes religiosas: primero la Orden del Carmeloaprobada en 1209, a partir de un grupo de ermitaos retirados al Monte Carmelo paradedicarse a la vida contemplativa, y poco despus la Orden de los Mercedarios,fundada por San Pedro Nolasco en Barcelona (en el ao 1218) para socorrer a loscautivos entre infieles. Sin embargo, la autntica revolucin religiosa vino de losfrailes predicadores y mendicantes, ya que stos cambiaron el monasterio por la ciudadadaptndose as a las necesidades de su tiempo: la Orden de Predicadores fue fundadaen 1216 por Santo Domingo de Guzmn (1170-1221) y laOrden Franciscana en 1221por Francisco de Ass (1181-1226). Y, siguiendo este nuevo rgimen cannico, en 1256se crear tambin la Orden de San Agustn, refundiendo a otros grupos menores deidntica espiritualidad.San Bernardo de Claraval fue tambin el promotor de la II Cruzada (1147-1148),como respuesta a los ataques que padecan los Reinos cristianos. Dos reyes dirigieron laempresa blica: Lus VII de Francia, acompaado de su entonces esposa Leonor deAquitania, y el Emperador alemn Conrado III. Pero los desacuerdos entre franceses yalemanes fueron constantes y as, a la semana de sitiar Damasco, se disolvieron losejrcitos, volviendo cada quien a sus respectivos pases. No mucho despus Saladino(Salah ad-Din) subi al poder en Egipto y, en el ao 1187, consigui vencer a los

    cristianos de la Ciudad Santa y acabar con el Reino cristiano de Jerusaln.La cada de Jerusaln supuso una autntica conmocin en el mundo cristiano. Para sureconquista se organiz la III Cruzada (1189-1192): en ella participaron el EmperadorFederico I Barbarroja, el Rey de Francia Felipe II, y el Rey de Inglaterra RicardoCorazn de Len. Pero el Emperador muri en el trayecto. En 1191 Felipe II lograconquistar la ciudad de Acre y despus regres enfermo a su Reino. En 1192 el ReyRicardo se encontraba casi a las puertas de Jerusaln, pero recibi noticias de losproblemas que su hermano Juan Sin Tierra causaba en el Reino y de que Felipe IIamenazaba sus posesiones en Francia. Decidi entonces volver a sus tierras y firmaruna tregua con Saladino: en ella se estipul que los cristianos conservaran la franjacostera que iba desde Tiro hasta Jaffa, se permita la libre entrada de peregrinos

    cristianos desarmados en Jerusaln, y a los musulmanes se les permita el acceso a lasmezquitas de La Meca por territorios cristianos. Regresado a Europa, Ricardo muere en1199. Con todo, la soberana cristiana sobre la ciudad de San Juan de Acre y susalrededores se mantuvo hasta el ao 1291.Pero el renacer espiritual de este siglo se advierte de modo muy singular mirando unade las instituciones ms especficas de la poca: las rdenes militares. Brotaron de unafusin entre los ideales del monacato y la profesin de las armas ante la necesidad deproteger a los peregrinos que visitaban los Santos Lugares: por tanto, fueron monjes-guerreros, atados por los tres votos monsticos de pobreza, castidad y obediencia. Elideal de la caballera medieval integra ambas notas. La primera de las OrdenesMilitares de Tierra Santa fue la Orden del Santo Sepulcro de Jerusaln, creada porGodofredo de Bouilln, recin conquistada la ciudad de Jerusaln en1099, con la

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    especfica misin de custodiar el Santo Sepulcro y atender el servicio religioso de laiglesia all edificada.En el ao 1104 se cre la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusaln, dedicada a laatencin hospitalaria de los peregrinos en Tierra Santa, pero desde el ao 1136 asumitambin la defensa militar de los enfermos y peregrinos y de los territorios,

    transformndose as en Orden Militar. Del ao 1118 data la Orden de los PobresCaballeros de Cristo, posteriormente conocidos como Caballeros Templarios, porquefue fundada por quienes se instalaron en el antiguo templo de Salomn. Y en el ao1142 se funda la Orden de losCaballeros de San Lzaro, que a sus obligacionesmilitares unan el cuidado de los leprosos: muchos de sus miembros eran Caballerosque haban padecido esa enfermedad, pero la Orden desaparece tras la batalla de deGazza, en 1244, donde todos sus miembros fueron exterminados.Este espritu de la Ordenes Militares prendi tambin en la pennsula ibrica, cuyosReinos cristianos estaban empeados desde haca siglos en las luchas contra el Islam.Del siglo XII data la creacin de laOrden de Santiago y laOrden de Alcntara en elReino de Len, laOrden de Calatrava en Castilla, y laOrden de San Benito Avis en elReino de Portugal.

    Durante estos siglos los monasterios trasmitieron hasta nosotros la cultura de laantigedad clsica. Si hoy conocemos las obras de Platn, Aristteles y otros muchosfilsofos y escritores es por la labor nunca suficientemente reconocida de los monjesque se dedicaron a copiar, traducir y extraer enseanzas de sus obras. Ningn rea delconocimiento qued fuera de su actividad: traducciones, retrica, gramtica, botnica,medicina, aritmtica, geometra, arquitectura, astronoma, msica, agricultura,teologa...Este periodo de la historia europea ha sido calificado de autntico renacimiento1. Baste

    pensar que fueron los hombres y mujeres de aquellos siglos quienes levantaron lasmonumentales catedrales de Europa, crearon las Universidades, y concibieron losmtodos cientficos que fundamentan nuestra civilizacin.

    1 CH. H. HASKINS,The Renaissance of the Twelfth Century(Cambridge - Massachusetts 1927).Vid. un excelente y breve resumen sobre esteRenacimiento en la obra de J. VERGER, La rinascita delsecolo XII (Milano 1996) y su edicin francesa La Renaissance du XIIe sicle(Paris 1996).

    Para ahondar en la mentalidad de la poca, vid. la obra de A. PADOVANI, Perch chiedi il mio nome?Dios, natura e diritto nel secolo XII (Torino 1997), elaborada sobre las fuentes y con abundantebibliografa de la investigacin ms reciente.

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    MANUSCRITOS Y EDICIONES DE ESTA OBRA1

    L iber Divinorum Operum (1163-1173/1174)

    Manuscritos:

    - Gante , Biblioteca de la Universidad, Cod. 241, entre 1170-1171.- Wiesbaden, Biblioteca de Hesse , Hs 2 (llamado Riesenkodex-el codice gigantesco),de la dcada de1180.- Troyes, Biblioteca Municipal, Ms 683, del siglo XII;- Manuscrito Ilustrado de Lucca, Biblioteca Estatal, Cod. lat. 1942, de principios delsiglo XIII

    Edicin Prncipe:In Stephani Baluzii Tutelensis Miscellanea novo ordine digesta et non paucis ineditismonumentis opportunisque animadversionibus aucta, opera et studio, 4 volumenes,editado por Joannis Dominici Mansi (Lucca, 1761-1764) T. II.

    Edicin de Referencia:In Sanctae Hildegardis abbatissae, Opera Omnia, volumen 197 de la Patrologia Latina,editado por Jacques-Paul Migne (Paris: Migne, 1855), cols. 739-1038;

    Otras ediciones:- Hildegardis: Liber Divinorum Operum. Derolez, Albert y Dronke, Peter, eds. CorpusChristianorum, Continuatio Mediaevalis. Turnhout: Brepols, 1996. En latn.- Hildegard von Bingen: Welt und Mensch. Das Buch "De operatione Dei".Schipperges, Heinrich, ed. Salzburg: Otto Mller Verlag, 1965. 360 pp. Sobre elManuscrito de Gante con ilustracciones del manuscrito de Lucca. En alemn.- Hildegard von Bingen. Das Buch vom Wirken Gottes. Liber divinorum operum.Mechthild Heieck. Augsburg: Pattloch 1998. 464 S. En alemn.- Hildegard of Bingen's Book of Divine Works with Letters and Songs (Santa Fe: Bear,1987). Por Matthew Fox. En Ingles.- Hildegarde de Bingen. Le Livre des oeuvres divines (Visions). Prsent et traduit parBernard Gorceix. Paris: Albin Michel 1989. En Francs.- Hildegarda de Bingen: Llibre de les obres divines, col. "Clssics del Cristianisme",nm.65, Barcelona, Proa, 1997. En cataln.- Ildegarda di Bingen, Il libro delle opere divine, a c. di Marta Cristiani e MichelaPereira, con introduccin de Marta Cristiani. Traduccin de Michela Pereira. Milano:

    Arnoldo Mondadori Editore 2003. En Latn e Italiano.- Libro de las Obras Divinas. Traduccin de Mara Isabel Flisfisch. Ao 2009. EditorialHerder, Barcelona.Para la siguiente traduccin, hemos seguido la edicin de la Patrologa Latina. Lasilustraciones corresponden al Manuscrito de Lucca.

    Nota: J. D. Mansi (siglo XVII) alude a una edicin de esta obra realizada por JacoboFabro en Pars, en 1513 (PL. 0739)

    1 Informacin obtenida de la pgina web de Sabina Flanagan. University of Adelaide.

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    ESTRUCTURA Y RESUMEN DEL LIBRO

    Este libro tiene un breve prologo y tres Partes. En cada Parte hay unas Visiones, cuatroen la Primera Parte, una en la Segunda Parte y cinco en la Tercera, en total diezVisiones. Cada una de estas visiones est compuesta de un nmero variable de

    captulos numerados. En el primer punto de cada visin se describe la misma. En elresto de los puntos desarrolla esta visin la comenta y completa.Las ilustraciones de cada visin son las del Codex Latinus 1942 de la Biblioteca Estatalde Lucca. En las diez miniaturas se traduce el texto en imgenes con gran fidelidad. Entodas ellas, en pequeo tamao, aparece Sta Hildegarda, en la primera con Volmar, susecretario, y otra monja, en las dems, ella sola en su celda, elevando su mirada al cielo.La idea fundamental del libro es la omnipotencia, sabidura y bondad de Dios y launidad y armona de sus obras. Santa Hildegarda describe y relaciona entre s, ladoctrina teolgica, la creacin y los elementos del universo, el alma y las estructurasdel cuerpo humano, y la salvacin del hombre, como componentes de un todo.

    Primera Parte. (Cuatro Visiones).Donde se describe la estructura del universo, la creacin de los ngeles, la cada dealgunos de ellos, la creacin del hombre a Su imagen y semejanza, su cada y lapromesa de Redencin. Descripcin de las fuerzas que actan en del universosimbolizadas en crculos, astros y vientos, su misin y como actan. Su influencia yutilidad para el hombre. Relaciones entre los elementos que componen el universo,influencia de la cada del ngel, relacin e influencia de los elementos csmicos en elalma y en el cuerpo del hombre, y juicio del hombre por Dios.

    Segunda parte. (Una Visin).Divisin del mundo en cinco partes entre las que hay unas llenas de luz y delicias yotras plenas del horror de los castigos y las tinieblas. Cmo el ngel cado envidia alhombre por la gloria perdida e intenta alejarle de Dios. Amplio cometario del Capituloprimero del Gnesis, en el que explica cada prrafo y sus interpretaciones alegricas, ycomo todas estas conclusiones se cumplen en los hijos de la Iglesia formados en la fecristiana, a travs de la Encarnacin del Hijo de Dios, por la predicacin del Evangelioy por la obra del Espritu Santo.

    Tercera Parte. (Cinco Visiones).Sobre la presciencia y el orden de Dios, que conoce con antelacin todas las cosasdesde la eternidad, que todo lo crea en el tiempo y que examina con juicio severo las

    obras de la criatura racional. Los ngeles y la adoracin de las criaturas. Historia de lahumanidad y de la salvacin del hombre, preanunciada por los profetas. Diversidad delos tiempos desde el origen del mundo hasta el presente. El Verbo encarnado acta parala salvacin del hombre por medio de la Iglesia. Los apstoles. Estado actual de lahumanidad y crecimiento de la impiedad. Sobre la naturaleza de los juicios de lapotencia divina, que se manifestarn cuando est cercano el fin del mundo. Cmoentonces la mayor parte de los hombres abandonarn la autntica fe catlica y seconvertirn al hijo de la perdicin. Sobre la concepcin y el nacimiento del Anticristo.Seales, prodigios y tempestades que producir con sus artes mgicas. Ruina delAnticristo. Citas del Apocalipsis de Juan sobre este tema.Breve eplogo de este libro, en el cual se entona a Dios un himno de alabanza por su

    obra, es decir por la salvacin del hombre. Hildegarda y su obra se encomiendan a Diosy a sus fieles.

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    TRADUCCIN PARTICULAR DE ALGUNAS PALABRAS YACLARACIONES

    Se relacionan a continuacin las palabras cuya traduccin hay que comentar paraaclarar trminos y evitar equvocos.

    Aether quesignifica cielo, atmosfera, eter, aire, as como el tercer crculo de ter puro(circulo puri aetheris) lo hemos traducido por ter.

    Beatitudine, beatus, estas palabras designan el latn conceptos que tienen variossignificados en espaol, y ninguna traduccin clara. La traduccin ms directa, Beato,no significa lo mismo en espaol ni encontramos una palabra que pueda referirse atodos sus significados. El diccionario latino la traduce como: feliz, dichoso,bienaventurado, santo. Hemos empleado todas esas acepciones en funcin del contextoy cuando una de estas palabras creamos que no expresaba correctamente la idea de la

    frase, hemos dejado beato, en la seguridad de que el lector sabr captar el sentido de lafrase.

    Candida. Alude en muchas ocasiones a estrellas, nubes e imagen con vestidocandido, (stella candida) en todos los casos lo hemos traducido por blanco.Candida, en latn es blanco, pero tambin brillante, deslumbrador, puro, inmaculado,con candor, a todos esos sentidos queremos referirnos con la palabra blanco aplicada alvestido, nube y estrella. Este color blanco solo se emplea en este sentido, referido a loanteriormente mencionado.

    Charitas, la hemos traducido por caridad o amor, indistintamente en funcin delcontexto y para evitar reiteraciones en una misma frase. No creemos que de lugar aequvocos con otra similar.

    Circulo aer tenuis: El 5 crculo, aer tenuis, lo hemos traducido por aire tenue,aunque no exprese en espaol completamente su significado, sera tenue, ligero.

    Circulo aquosi: El 4 circulo, circulo aquosi, lo hemos traducido por crculo humedo,podramos haber puesto crculo acuoso, pero hemos preferimos hmedo porqueacuoso complicaba la traduccin de algunas frases concretas.

    Collateral: Utilizamos, viento colateral, en vez de viento asociado, que quizs fuerams adecuado, por semejanza fontica y por ser un trmino no del todo preciso.

    Densitas, es densidad, consistencia, espesura (de espeso), opacidad (de masa densa). Lohemos traducido por densidad. VerSpissitudo.

    Fidelis hominis , usamos tanto fiel como hombre de fe y creyente.

    Humor, umor, es humor, lquido del cuerpo, secreciones endcrinas y tambinhumedad. Lo hemos traducido por humores cuando se refera al cuerpo, por humedaden los dems casos.

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    Livor. En latn, livor es lividez, moratn o contusion en el cuerpo, tambin, envidia.Pero sin embargo, livor es un termino habitual e intraducible en las obras de medicinade Hildegarda, que lo usa para referirse a algn tipo de porquera o producto enfermizo;se puede asimilar a mucosidad (cieno, linfa, pus, etc.): y una mucosidad muy mala(pesimum livor) algo as como el agua estancada que inunda y desborda la orilla con

    lgamo putrefacto (del libro Causae et Curae). Hemos, pues, utilizado el terminomucosidad expresando todos estos sentidos.

    Lumbus, literalmente es lomos, parte trasera baja de la espalda, rionada. Hemosutilizado lomos, y aunque no es una buena opcin, no hemos encontrado otra mejor.

    Pinguedo, es grosura, gordura, fecundo, frtil, abundante, profundo, espeso, tosco,grosero, fuerza, apacible, etc., lo cual nos permite poner el termino que consideremosms adecuado (y equivocarnos). Referido a la calidad de la tierra, hemos empleado amayora de las veces el adjetivo de tierra fuerte, en el sentido de con cuerpo, rica, fertil,desconocemos otro termino particular mas preciso. As: lafuerzade la tierra que, si

    es equilibrada, produce frutos abundantes, pero si no lo es produce frutos intilesouna tierra moderadamente fuerteproduce la fertilidad de los frutos, mientras que si esfuerte en exceso produce a veces frutos intiles, aunque muy abundantes. Pinguedodio en espaol pinge que significa algo que da mucho con poco esfuerzo.

    Planeta, la traduccin directa es planeta, tambien astro errante, incluso estrella. Lohemos traducido por astro, creemos que se acomoda mejor a lo que SH quiere expresar.Stellises claramente estrella.

    Rationalitatis, la hemos traducido con los trminos: razn, racionalidad, capacidad de

    razonar.

    Salus, salutis, salvacin y salud, significa ambas cosas, y ambas hemos empleado.

    Scapulis: escpula, hombro. En general lo traducimos como hombro. Lo hemostraducido por clavcula cuando en la frase tambin cita al hombro (umero, humero),(del hombro a la clavcula...)

    Spissitudo, es espesor, en sentido de grosor y tambien de espeso, densidad,condensacion. Lo hemos traducido por espesor. VerDensitas

    Spuma, espuma, en latn significa tambien escoria o basura. Hemos empleado una uotra en funcin de la frase.

    Verbum, por Verbo o Palabra, indistintamente.

    Verecundia, usamos vergenza, quizs fuera mejor pudor.

    Viridite, palabra tpica de SH, se puede traducir como energa verde, es un conceptoclave de la filosofa de Hildegarda. Ella la utiliz para referirse a la fuerza vitalinherente a toda la creacin, el espritu por el cual todas las cosas crecen, llegan a serfructuosas, y obtienen la fuente de la energa de su vida. La hemos traducido por:Fuerza vital, verdor, lozana, fecundidad, en funcin del contexto.

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    Utilizamos, este, levante u oriente, se forma indistinta.Idem, occidente, poniente, oeste.Idem, austral, meridional, sur.Idem, norte, septentrional.

    Con la traduccin de las citas bblicas hemos hecho, en muchos casos, una composicinentre la literalidad del texto de Hildegarda y las traducciones modernas que estamoshabituados a leer. Se ha respetado el texto original cuando los comentarios posterioresse realizan en base a las palabras exactas utilizadas por SH, sin las cuales el comentariocarecera de sentido.

    Como el lector podr comprobar, SH usa muchas comparaciones para expresarse.Utiliza muchsimas veces sicut que hemos traducido con expresiones del tipo algocomo lo mismo que parece como si o igual que, lo cual da idea de lacomplejidad de las imgenes que ve y que intenta explicar y tambien quizs de ladificultad de SH para describir las mismas con precisin. El empleo de determinadas

    comparaciones complica la traduccin, por lo que somos conscientes que pudiera haberotras formas ms exactas de traducir este texto, y que quizs, por falta de conocimientodel latn o pobreza de expresin no hayamos sabido dar el sentido exacto.

    Si en alguna frase se ha deslizado alguna incorreccin o algo que suena mal, seguro quese debe a la impericia del traductor ms que a defectos en el texto original de SH.

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    INCIPIT LIBER DIVINORUM OPERUM SIMPLICIS HOMINIS

    COMIENZA EL LIBRO DE UN SIMPLE MORTAL

    SOBRE LAS OBRAS DIVINAS

    PRLOGO

    Transcurra el sexto ao, durante cinco me haba agotado con autnticas y maravillosasvisiones, cuando la verdadera visin del resplandor eterno me ense a m, completaignorante, la diversidad de los caracteres humanos. En el primer ao en que tuvieronprincipio estas visiones de ahora, cuando tena sesenta y cinco aos, tuve una visin tanmisteriosa y poderosa que me ech a temblar completamente y luego, por la fragilidadde mi cuerpo, ca enferma. sta es por fin aquella visin. He tardado siete aos en

    escribirla y al fin la he concluido.As pues, en el ao 1163 de la Encarnacin del Seor, bajo el reinado del emperadorFederico, no reducida todava la opresin ejercida sobre la sede apostlica romana, unavoz del cielo se dirigi a m con estas palabras diciendo:Oh pobre criatura, hija de tantos sufrimientos, purificada por tantas y tan gravesenfermedades del cuerpo y sin embargo repleta de los profundos misterios de Dios.Aquello que ves con tus ojos interiores y percibes en los odos interiores del alma,confalo a un libro inmortal al servicio de los hombres, a fin de que tambin elloscomprendan por tus escritos a su Creador y no rehuyan adorarlo con el honor debido.Escribe pues estas cosas, no segn tu corazn, sino como lo quiere mi testimonio, deM, que soy vida sin principio ni fin, ya que no son cosas imaginadas por t, ni ningnotro hombre lo ha imaginado, sino son como Yo las he establecido antes del principiodel mundo. Porque, tal y como determin todo antes de crear el hombre, as tambin heprevisto todo lo que le faltabaYo, pues, pobre criatura falta de fuerzas, en la presencia de aquel hombre que, como hedicho en las visiones anteriores, busqu y he encontrado en secreto, y de la otra testigo,aquella joven de que he dado seas en aquellas visiones mencionadas1, aunquedebilitada por las muchas enfermedades, por fin estuve en disposicin de escribir conmano temblorosa. Para hacer esto he dirigido hacia arriba la mirada para aprender delautntico y viviente resplandor lo que tuve que escribir, ya que todas las cosas queescrib desde el principio de mis visiones, o que vine aprendiendo sucesivamente, las he

    visto con los ojos interiores del espritu y las he escuchado con los odos interiores,mientras, absorta en los misterios celestes, velaba con la mente y con el cuerpo, no ensueos ni en xtasis, como he dicho en mis visiones anteriores. No he expuesto nadaque haya aprendido con el sentido humano, sino slo lo que he percibido en los secretoscelestes.Y de nuevo o la voz del cielo que me instrua. Y ella dijo: Escribe lo que te digo de lamanera siguiente

    1Se refiere al monje Volmar, secretario y copista, y otra monja, probablemente Richardis von Stade,quienes la ayudaron a escribir el Scivias, y a quienes tambin alude en el Prlogo de dicha obra.

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    PRIMERA PARTE

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    PRIMERA VISIN DE LA PRIMERA PARTE

    Situacin de la maravillosa visin de qu trata la obra siguiente, descripcin detalladade cierta imagen divina que aparece en forma de hombre y descripcin de su vestido y

    de todo lo que hay a su alrededor.

    I. Y vi como en el centro del cielo austral surga la imagen de Dios, con aparienciahumana, bella y magnfica en su misterio. La belleza y el esplendor de su rostro erantales que mirar al sol hubiera sido ms fcil que mirar aquella imagen. Un ancho crculodorado cea su cabeza. En el mismo crculo, sobre la cabeza, apareci otro rostro, el deun anciano, cuyo mentn y barba rozaban la coronilla del crneo de la imagen. A cadalado del cuello de esta imagen brot un ala, y ambas alas se irguieron por encima delmencionado crculo dorado y all se unieron la una a la otra. El punto extremo de lacurvatura del ala derecha llevaba una cabeza de guila, sus ojos de fuego irradiaban elesplendor de los ngeles como en un espejo. En el punto extremo de la curvatura del alaizquierda haba algo como un rostro humano que brillaba como relumbran las estrellas.Y estos dos rostros miraban hacia oriente. Adems, desde cada hombro de la imagenbajaba otra ala hasta sus rodillas.La imagen estaba revestida por una tnica tan resplandeciente como el sol y en lasmanos tena un cordero que brillaba como la deslumbrante luz del da. Bajo los pies

    aplastaba un monstruo de forma horrible, venenoso y de color negro, y una serpiente.La serpiente hinc su boca en la oreja derecha del monstruo, su cuerpo se enroll

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    alrededor de la cabeza del monstruo, y llegaba con la cola hasta sus pies por el ladoizquierdo de la figura. Y la mencionada imagen deca:

    Palabras pronunciadas por la imagen por las cuales se entiende el amor, que sedenomina vida gnea de la substancia de Dios, y explicacin de los mltiples efectos desu potencia en las diversas naturalezas o cualidades de la creacin.

    II. Esta imagen dijo: Yo soy la energa suprema y abrasadora, Yo soy quien haencendido la chispa de todos los seres vivientes, nada mortal mana de M, y juzgo todaslas cosas. Con mis alas superiores vuelo sobre el crculo de la tierra y al cubrirlo con misabidura lo ordeno rectamente. Tambin la vida abrasadora de la sustancia divina, ardesobre la belleza de los campos, reluce en las aguas y arde en el sol, en la luna y en lasestrellas, y con el hlito celestial suscito la vida en todos los seres, vivificndolos con lavida invisible que todo lo sustenta. En efecto, el hlito vive en el verde del bosque y en

    las flores, las aguas fluyen como si estuvieran vivas, y tambin el sol vive por su luz y,cuando la luna declina, resurge la luz del sol a una nueva vida, y tambin las estrellasresplandecen con su claridad como si estuvieran vivas.Tambin he colocado las columnas que aguantan todo el globo terrqueo. Igualmentehe creado a los vientos que tienen a su servicio las alas de los vientos ms dbiles, estosvientos suaves sujetan a los vientos ms fuertes que ellos, a pesar de su debilidad, paraque no se manifiesten peligrosamente, tal como el cuerpo protege y contiene el almapara que no se disuelva. Y como la respiracin del alma rehace el cuerpo y lo fortalecepara que no muera, as los vientos ms fuertes animan a los vientos a ellos sometidospara que desarrollen de manera adecuada su tarea. Por lo tanto, al ser Yo energa defuego que est en ellos de manera invisible, ellos se encienden gracias a M, como larespiracin es la causa por la cual el hombre se mantiene constantemente enmovimiento y como la llama vive en el viento abrasador.Todas las cosas en su esencia estn vivas y no han sido creadas en la muerte, porque Yosoy vida. Tambin soy la capacidad de razonar, por cuanto tengo el hlito de la palabrasonora, por la cual toda criatura ha sido engendrada. Y en la creacin de todas las cosashe introducido mi soplo de tal forma que ningn ser de la creacin es efmero en suespecie, porque Yo soy la vida. Soy vida ntegra y perfecta, que no ha manado de laspiedras, ni florece de las ramas ni tiene origen gracias a la semilla de un macho, sinoque todo lo que es vital ha brotado de M. La capacidad de razonar es una raz que,sonando, hace florecer en ella misma la palabra. Y puesto que Dios es racional, y ya

    que toda su obra llega a floracin perfecta en el hombre creado a su imagen ysemejanza, cmo podra ser que no se aplicara a inscribir en el hombre a todas lasespecies siguiendo un orden? El deseo de Dios desde la eternidad fue que su obra, esdecir el hombre, fuera hecho, y cuando hubo cumplido esta obra suya, le confi a todaslas criaturas para que el hombre pudiera trabajar sirvindose de ellas. De esta maneraDios hizo su obra, es decir, el hombre.Yo soy el sostn de todo, porque todas las cosas vitales reciben su ardor de M. Mi vidaes la misma en la eternidad, vida que no ha tenido principio y no tendr fin. Cuando sepone en movimiento y acta es Dios, y, aun as, esta nica vida se divide en tresenergas vitales. La eternidad es el Padre, el Verbo el Hijo, el aliento que los conecta sedenomina Espritu Santo. Igualmente, Dios quiso representar esto en el hombre con tres

    elementos: cuerpo, alma y razn. Mis llamas dominan sobre la belleza de los campos,es decir la tierra, la materia con la cual Dios form al hombre. Tal como penetro en las

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    aguas con mi luz, el alma penetra el cuerpo entero, y tal y como el agua riega toda latierra, as el alma fluye por todo el cuerpo. Si digo que estoy ardiendo en el sol y laluna, es una alusin a la inteligencia: no son las estrellas las innumerables palabras dela inteligencia? Y si mi soplo, invisible vida, mantenedor universal, despierta eluniverso a la vida, significa que las cosas que viven y crecen deben al aire y al viento su

    subsistencia segn los dones de su naturaleza, alejados de la nada.

    Dios ha representado en el hombre, hecho a su imagen y semejanza, a todas lascriaturas. Tras la cada del hombre, Dios lo restableci nicamente por labenevolencia de su amor a travs de su Encarnacin y lo coloc en la felicidad que elngel cado haba perdido. Esto se muestra en el significado alegrico de la visin.

    III. O de nuevo la misma voz del cielo, se dirigi a m en estos trminos: Dios, que locre todo, form al hombre a su imagen y semejanza. En l represent a todas las

    criaturas superiores e inferiores. Lo quiso con un amor tal que le reserv el sitio del quefue expulsado el ngel cado, y le reserv toda la gloria y todo el honor que elsusodicho ngel haba perdido. La visin que contemplas muestra este hecho. Pues esaimagen que ves como en el centro del aire austral, una imagen bella y maravillosa en elmisterio de Dios, parecida a una figura humana, es la que, con la fuerza de la eternadivinidad, bella en su eleccin y admirable en los dones secretos del Padre Supremo, sedenomina amor. Amor que se muestra al hombre, porque cuando el Hijo de Dios seencarn, redimi al hombre perdido con el servicio del amor.Por esta razn este rostro es de tal belleza, de tal claridad, que sera mas fcilcontemplar al sol que contemplar este rostro, porque la generosidad del amor del Hijose encuentra en tanta excelencia y brillantez de sus dones, que traspasa cualquierinteligencia del saber humano mediante el cual entiende el alma la variedad de lascosas, de forma que el hombre no es capaz de abarcar en todo su sentido estagenerosidad. Y sin embargo aqu se muestra por seales, para que a travs de ellas sepueda conocer en la fe lo que no puede ser visto claramente por la vista ms despierta.

    La fe devota abraza la excelencia de la divina caridad, y por su medio Dios sereconoce Uno en la Trinidad. Cmo Dios mismo custodia a los hombres con el mritode la fe y los reconduce al cielo.

    IV. El ancho crculo dorado que rodea completamente la cabeza de la misma faz, quieredecir que la fe catlica, difundida por toda la tierra, surge con el extraordinarioresplandor de la primera aurora. Esta fe abraza con toda su devocin la excelencia deesta generosidad del amor verdadero, cuando Dios redimi el hombre por la va de laEncarnacin de su Hijo, y lo confirm con la infusin del Espritu Santo. As, el nicoDios se reconoce en su Trinidad. l, el Dios sin principio en el tiempo, l, el Dios que,desde toda la eternidad, estaba incluido en su deidad.En el mismo crculo, ms arriba de la primera cabeza, se ve otro rostro, el de unanciano. Significa que la excelsa benevolencia de la divinidad, sin origen ni trmino,viene en socorro de los creyentes. El mentn y la barba rozan el crneo del primer

    rostro, ya que la divinidad, al disponer y proteger todas las cosas, alcanza la cumbre de

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    la suprema caridad, al determinar que el Hijo de Dios, en su Encarnacin, recondujeraal hombre perdido a su hogar, al Reino de los cielos

    El amor a Dios y al prximo no pueden separarse de la virtud fortalecida por la fe.

    V. De cada lado del cuello de la figura brota un ala. Ambas se levantan por encima delcrculo del cual se ha hablado, y ah se unen la una a la otra. Esto quiere decir que no esposible separar el amor de Dios y el del prjimo, cuando se expresan dentro la unidadde la fe por la energa divina del amor y cuando abrazan la fe en un supremo deseo.Cuando, despojados al mismo tiempo que Adn del vestido celestial, estos dos amorespasan una temporada en las sombras de la muerte, la santa divinidad oculta a loshombres el fulgor inconmensurable de su gloria.

    Cualquier persona sometida a Dios con humilde devocin, inflamada con la ayuda delEspritu Santo, aunque sea pecador se supera a si misma, supera al diablo y es comolos ngeles, que exultantes por la bondad de los justos alaban juntos la omnipotenciade Dios.

    VI. En el punto extremo de la curvatura del ala derecha, ves una cabeza parecida a la deun guila con los ojos de fuego. En ellos se reflejan como en un espejo las cohortes delos ngeles. Cuando un hombre se pone al servicio de Dios en lo ms hondo de unasumisin gloriosa, cuando domina a Satn, se eleva y goza de la felicidad de laproteccin divina. Cuando su corazn se exalta con el ardor que lo lleva hacia elEspritu Santo, cuando vuelve hacia Dios su mirada, los santos espritus se revelan conclaridad luminosa, para ofrecerle a Dios el regalo de su corazn.El guila representa a los hombres de fe que con toda la devocin del corazn dirigensu mirada a la contemplacin de Dios con la misma frecuencia que los ngeles. As losespritus bienaventurados que dirigen constantemente su mirada a Dios disfrutan de lasbuenas obras de los justos y las muestran en ellos mismos, perseverando de este modoen la alabanza a Dios, sin cansarse nunca, ya que nunca pueden agotar su plenitud.Quin podra contar nunca las inconmensurables obras maravillosas que Dios obra conla energa de su omnipotencia? Nadie! El fulgor de los ngeles es como una mltiplecombinacin de reflejos vistos como en un espejo, porque nadie es capaz de obrar como

    Dios ni tiene tanto poder como Dios. Nadie se le asemeja, porque adems no est en eltiempo.

    Desde la eternidad todas las cosas estaban en Dios, pero no como en un lugar, ycuando las cre se fueron diferenciando las unas de las otras segn su numero, orden,espacio y tiempo.

    VII. Todas las cosas que Dios ha obrado las ha tenido en su presencia antes delprincipio de los tiempos. Ya que, en la pura y santa divinidad, todas las cosas visibles e

    invisibles aparecieron sin instante y sin tiempo antes de todos los tiempos, tal como losrboles o cualquier otra criatura cercana a las aguas es visible en ellas, y aunque no est

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    en ellas con el cuerpo, sin embargo en el agua aparecen cada uno de ellos con formacorprea.Cuando Dios dijo: Hgase!, todas las cosas se revistieron enseguida de su forma,aquella forma en que la presciencia divina las contempl en su incorporeidad antes delos tiempos. En efecto, igual que todos los objetos situados delante de un espejo se

    reflejan en l, as en la santa divinidad aparecen todas sus obras sin edad y sin tiempo.Y del mismo modo en que por el obrar de su presciencia divina Dios se quedara vaco,al dar cuerpo a toda su obra, cuando ejerciera plenamente cuanto corresponde a supotencia divina, todo lo previ sabindo, conocindo y proveyndo que todo esosiempre estuviera ante S1.De la misma forma que un rayo luminoso revela la forma de una criatura por la sombraque proyecta, as la pura presciencia de Dios contemplaba cada una de las formas detodas las criaturas antes de que tomaran cuerpo, porque la obra que Dios se dispona arealizar, antes de que la misma obra tomara cuerpo, resplandeca en el seno de supresciencia y en su semejanza. De la misma forma el hombre percibe el resplandor delsol antes de poder contemplar el sol mismo. Y como el resplandor indica el sol, as los

    ngeles manifiestan a Dios con su celebracin de alabanza, pues como que es imposibleque el sol se aleje de su luz, asimismo la divinidad nunca carece de la alabanza de losngeles. El hombre contiene en si mismo al mismo tiempo, la presciencia y el trabajodivino.

    El diablo y los ngeles desertores de la justicia, que anteriormente tenan gran poder,fueron reducidos por su ingratitud y soberbia hasta el punto de no tener ningn podersobre ninguna criatura, si no en cunto les es permitido por la voluntad del cielo.

    VIII. Entonces, una innumerable cohorte de ngeles quisieron existir por ellos mismos,ya que en cuanto vieron la claridad de su gloria magnifica, su resplandeciente belleza ysu plenitud centelleante, se olvidaron de su Creador. Y todava antes de empezar laalabanza divina, creyeron en s mismos, en que el fulgor de su gloria era tan grande quesera irresistible. Intentaron as obscurecer el fulgor de Dios. Sin embargo, cuando sedieron cuenta que nunca podran limitar a Dios en los milagros que obraba,horrorizados, se desviaron de l.Y esos mismos que deberan haberlo glorificado, a causa de su equivocada opininsobre su propio su resplandor, afirmaron qu deseaban elegirse otro Dios. As sesumergieron en las tinieblas, reducidos a una impotencia tal que ya no podan actuarsobre ninguna criatura, ms que con el permiso del Creador. Dios haba dotado al

    primero de todos los ngeles, Lucifer, con toda la plenitud de la belleza que haba dadoa la creacin y de la cual tambin resplandeca toda su cohorte. Cuando Lucifer eligiel camino del error, se puso ms horrible que todos los seres horribles, y la santadivinidad, con el poder de su clera, lo precipit al lugar que esta privado de cualquierluz.

    1Se est hablando de cmo acta Dios cuando da existencia a su creacin tratando de explicar qu es lapresciencia divina. Se dice (como imaginando un supuesto absurdo) que Dios quedara vaco dentro des de las cosas que ha pensado cuando stas han pasado a la existencia, porque entonces stas tienenconsistencia real fuera de l y, en cierto modo, son algo ms que su pensamiento. Pero a continuacin se

    subraya que eso slo de da porque Dios lo sabe, lo conoce, y l mismo es quien ha provisto que las cosassean as y, por tanto, stas siempre estn en su presencia. Luego: Dios nunca queda vaco de lo que esobjeto de su presciencia, tampoco cuando crea, y tampoco cuando crea sujetos que actuarn libremente.

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    El hombre que se dispone a imitar la justicia de su Creador, cuando se aparta de lairracionalidad propia de las bestias, empieza a brillar con el resplandor de lanaturaleza racional.

    IX. El rostro humano que aparece en el punto extremo de la curvatura del ala izquierdabrilla como refulgen las estrellas. He aqu el significado: cuando, llegados a la cima dela humildad victoriosa nos consagramos a la defensa de nuestro Creador, cuandorechazamos todos los ataques que embisten el flanco izquierdo, entonces adoptamos elrostro humano. Nos apartamos de la existencia bestial, para vivir conforme a ladignidad que nos ensea la naturaleza del hombre. Revelamos as nuestras buenasintenciones en las obras justas y buenas, y brillamos como lo hace un extraordinariomanantial luminoso.

    Por la Palabra de Dios que dijo Hgase la luz, fue creada la luz racional, es decirlos ngeles y, ya que algunos de ellos cayeron de la santidad, el Seor hizo otra vidaracional, que se cubrira de carne, el hombre, destinado a ocupar el lugar y la gloriade los ngeles cados.

    X. Cuando Dios dijo Hgase la luz, naci, en aquel momento, la luz de la razn, esdecir, los ngeles, tanto aquellos que se mantuvieron con Dios en la plenitud de laverdad, como los que cayeron en las tinieblas exteriores vacas de toda luz, rechazandoque Dios fuera el verdadero manantial de luz que persiste desde toda la eternidad enuna gloria anterior a cualquier origen. Por esto deseaban crear una obra parecida, locual es absolutamente imposible. Entonces Dios hizo surgir otra vida, que revisti de uncuerpo, el hombre. Al hombre, Dios le otorg el lugar y la gloria del ngel cado y leencarg completar la gloria de Dios, cosa a la cual el ngel se haba negado. Indicamosas con ese rostro humano a todos los que, aunque entregados al mundo con el cuerpo,sin embargo en espritu estn constantemente al servicio de Dios y, a los que, a pesar dela suma de sus obligaciones profanas, no olvidan el servicio de Dios, el patrimonio delespritu. Si los rostros mencionados miran hacia levante es porque, tanto los religiososcomo los laicos que anhelan ser siervos de Dios y conservar con vida sus almas, tienenque volverse hacia el origen de la vida santa y hacia el manantial de la salud.

    Dios, al acoger en la fuerza de su amor a los predestinados, los nutre mediante lainfusin de los dones del Espritu Santo con todo aquello que necesitan.

    XI. Adems, de cada hombro de la imagen arranca otro ala que baja hasta las rodillas,porque con la fuerza de la caridad el Hijo de Dios recogi en torno a s tanto a los justoscomo a los pecadores. A los que vivieron rectamente segn el derecho, los lleva sobrelos hombros, y a los otros, sobre las rodillas porque su llamada los ha desviado de la vade la injusticia. Por eso a veces de la misma forma llevamos nuestras cargas en loshombros y a veces en las rodillas. Efectivamente, la ciencia de la caridad conduce al

    hombre a la plenitud de la perfeccin en el alma y en el cuerpo, aunque en muchasocasiones no logre mantener la estabilidad que se basa en la rectitud.

  • 7/29/2019 Libro de Las Obras Divinas de Santa Hildegarda de Bingen

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    Cuando los dones del Espritu Santo recaen sobre el hombre, empapados de pura ysanta generosidad, le ensean el saber espiritual y celestial en cantidad suficiente, ytambin lo instruyen en las cosas terrenales para satisfacer las necesidades del cuerpo.Pero aun as y a pesar del consuelo de tantos dones espirituales el hombre se sientedbil, caduco, mortal.

    El Hijo de Dios, al asumir la naturaleza de la humanidad sin contagio de pecado, yadoptar la carne, exhort a la penitencia a publicanos y p