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LA FAMILIA PARAGUAYA. TRANSFORMACIONES DELESTADO Y LA NACIN DE LPEZ A STROESSNER*
LORENA SOLER
Este artculo esta publicado en La democracia en Amrica Latina. Un barco a la deriva, Ansaldi Waldo(director): Fondo de Cultura Econmica, Buenos Aires, 2007, pp. 435-465
A la irreverencia de Elisa Lynch.
La estructura poltica de una sociedad no essino la manera en que los diferentes sectores que lacomponen han tomado la costumbre de vivir entre s
mile Durkheim,La reglas del mtodo
Asuncin tiene, como otras tantas capitales del mundo, un museo cultural. Lo llamativo,
en este caso, es que se sita donde funcionaba el Colegio Militar y, en consecuencia, exhibe,
como hecho cultural, las armas y los trofeos de las dos guerras patrias. Guarda, asimismo, en la
denominacin de sus calles y avenidas, unos pocos apellidos de prosapia familiar. Tales
representaciones se tornan ms sugestivas si se las confronta con la temprana aparicin de ciertos
elementos de la democracia poltica, como las pretensiones universalizantes del derecho al
sufragio, los legendarios y duraderos partidos polticos e, inclusive, el predominio de la elite
poltica sobre la elite militar.
La coexistencia de estos elementos en la historia poltica ha dado como resultado anlisis
que han cado en la falacia determinismo retrospectivo Bendix (1974).1 En contraposicin,
* Se exponen aqu resultados parciales alcanzados en el marco del desarrollo del proyecto deinvestigacin colectiva S017, Los sonidos del silencio. Resistencias y dictaduras en Amrica Latina,
1964-1989, dirigido por Waldo Ansaldi y subsidiado por la Programacin Cientfica 2004-2005 de laSecretara de Ciencia y Tcnica de la Universidad de Buenos Aires.Este captulo no hubiera sido posiblesin colaboracin e informacin brindada por Hugo Valiente (Centro de Documentacin y Estudios,Asuncin) a quien somet a las ms variadas observaciones y experiencias antropolgicas. Tambin quieroagradecer a mi amiga Luca Celia (Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires), porsu agudeza e incondicionalidad, y a Estaban De Gori (de la misma Facultad), por la atenta lectura yconvincentes argumentos.
1 A esto se ha sumado la ausencia del caso paraguayo en los libros especializados, donde laescasa convocatoria que despierta Paraguay es paralela a la poca influencia poltica y econmica del pasen la regin, lo cual, debemos hacernos cargo, produce inevitable un mecanismo de retroalimentacin. Laexcepcin son las recientes publicaciones que abordan la Guerra de la Triple Alianza. Las mismas,
probablemente motivadas por un nuevo contexto poltico regional que exige repensar el Estado en
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entendemos que la historia poltica paraguaya debe ser explicada mediante un anlisis que
priorice la gnesis de la formacin del rgimen poltico y sus problemas estructurales. En tal
sentido, intentaremos buscar algunas claves explicativas de larga duracin que den cuenta de su
historia poltica, pretendiendo demostrar cmo los orgenes de la constitucin de un Estado y la
invencin de una Nacin, al comps de la siempre posible amenaza de la Guerra de la Triple
Alianza, configuraron tradiciones polticas de las cuales fue tributario el sistema poltico durante
la mayor parte de su vida independiente. Las consecuencias del conflicto militar, sumadas a
nuevas condiciones estructurales, modificaron el rgimen poltico y configuraron un nuevo orden.
Entendemos que esta lnea de anlisis puede arrojar luz, inclusive, sobre problemas estructurales
y polticos actuales de la democracia.
De esta forma, postulamos que, significativamente -frente a la ausencia de una revolucin
poltica independentista, de hroes y banderas, y de condiciones estructurales-, la Guerra de la
Triple Alianza y las condiciones polticas previas, propiciaron un conjunto de representaciones e
imgenes polticas que, en disponibilidad y Guerra del Chaco mediante, resultaron de suma
eficacia para la dictadura stronista. En rigor, la dictadura de Alfredo Stroessner se insert en una
nueva trama de sentido, si bien con nuevos agregados, alentada desde mucho antes de su llegada.
Es, por esto y otras razones, menos innovadora del orden social vigente de lo que se hapretendido marcar. Las representaciones polticas y sus actores del perodo preblico fueron
recin rescatadas cuando fue evidente la imposibilidad de instaurar un rgimen poltico liberal,
que la Guerra del Chaco dej ms expuesta. Pero tambin evidenci las limitaciones del rgimen
poltico y econmico, al que, precisamente, los resultados de la Guerra Grande haban dado
origen.
Creemos de utilidad, entonces y para sumar un elemento explicativo ms a la dictadura
stronista y el indito proceso de transicin a la democracia, observar las transformaciones
operadas al finalizar la Guerra Grande y rescatadas, mucho tiempo despus, por la Guerra Chica,
Amrica Latina, y por el profundo cambio poltico y cultural que representa la llegada de Lula da Silva algobierno de Brasil, independientemente de sus polticas y resultados, y el reciente triunfo electoral delFrente Amplio y acceso de Tabar Vzquez a la presidencia de Uruguay. Ver, adems de los utilizadosaqu, Ricardo: Salles, Guerra do Paraguay memoria e imagen, Biblioteca Nacional de Brasil, Brasil,2003; Miguel ngel Cuarterolo, Soldados de la memoria, Planeta, Buenos Aires, 2004.
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del finalmente triunfante imaginario poltico militar nacionalista, devenido luego, fielmente
catlico y colorado.
Los padres fundadores. El Estado lopista
La ruptura del lazo colonial en Amrica Latina resulta tanto de un elemento externo a las
colonias -e inclusive a las metrpolis con la invasin napolenica a Espaa y Portugal-, como de
la voluntad poltica interna. Donde las hubo, las revoluciones independentistas y sus
revolucionarios alteraron el orden preexistente, movilizaron y afectaron a diversos sectores
sociales y pusieron en disputa diferentes proyectos polticos. El triunfo de la modernidad poltica,
se cristaliz, en el Virreinato del Ro de La Plata, en la conformacin de Repblicas
representativas.
Estas revoluciones tuvieron, asimismo, la funcin simblica de ruptura con el pasado
colonial.2 Sin embargo, el acto de ruptura e, inclusive, el acto constitutivo formal, no signific la
automtica existencia de los Estados ni, menos an, de la Nacin. Como ya precis Oscar Oszlak
(1978), el Estado, como sistema de dominacin, fue adquiriendo propiedades-atributos materiales
y simblicas para la reproduccin de relaciones sociales en el interior de un determinado
territorio. Fue, por lo tanto, un proceso social en continua redefinicin.
Entre las propiedades-atributos de los nuevos Estado estaban -sin duda, las ms urgentes-
tanto la necesidad de ser reconocidos por otras unidades soberanas -externalizacin del poder-
cuanto la necesidad de crear un orden interno -institucionalizar la autoridad e internalizar una
identidad colectiva- imponiendo un sistema de dominacin para constituirse en un actor legitimo
y supremo capaz de articular relaciones sociales estables. En tal sentido, y ms all de sus causas,
la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870), es un buen ejemplo, tanto de la externalidad del
poder soberano de los Estados beligerantes como de las implicancias para los embrionarios
rdenes polticos. Asimismo, por atravesar el proceso de formacin de los Estados nacionales,
recre un conjunto de mitologas, probablemente algunas ms que las propias guerras,
permitiendo o redefiniendo la formacin de las primeras identidades nacionales.
2 Como todo proceso histrico y poltico, la construccin de los Estados-Nacin y su legitimidadliberal, cohabitaron tanto con relaciones e instituciones coloniales, como con la incipiente democraciapoltica y sus vlidas pretensiones universalistas, con prcticas excluyentes o legislaciones excluyentescon prcticas ms amplias.
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La guerra signific, para Argentina, la institucionalizacin del Estado, y para Brasil, el
comienzo del fin de la monarqua constitucional.3 Para el orden poltico paraguayo, las
consecuencias fueron otras, entre muchas razones porque parta con algunas singularidades en la
regin, especialmente vinculadas a su proceso independentista, a las caractersticas del nuevo
orden y la tenencia de la tierra.
El trmite independentista -de Buenos Aires y de Madrid- fue breve y con escaso
conflicto poltico, consecuencia tanto del poco inters que despertaba para la corona la ausencia
de metales y la ubicacin geogrfica del Paraguay, como de los aconteceres polticos internos de
los porteos, que los mantena, por ahora, ocupados. Fue, sin ms, un acto temprano en el
acontecer latinoamericano (1811), con un llamativo proceso de centralizacin poltica.
En rigor, el proceso independentista de Asuncin se enmarc en el ms amplio proceso
autonomista de las ciudades y las provincias como consecuencia de la descomposicin poltica y
geogrfica de los virreinatos. De hecho, Asuncin fue la primera que apel a la figura de la
Confederacin, que caracteriz y complic desde el inicio las relaciones entre la provincia del
Paraguay y la Buenos Aires revolucionaria (Chiaramonte, 2004), ya que, al igual que otras,
resisti subordinarse a las pretensiones centralistas de la Revolucin de Mayo, amparadas en laafirmacin del carcter de rgano soberano de la Junta.4
El proceso de centralizacin poltica estuvo enmarcado en la negacin a participar en la
Asamblea General Constituyente de 1813, luego de la cual la provincia del Paraguay proclam la
Repblica para el nuevo Estado. La misma funcion bajo la titularidad de Jos Gaspar Rodrguez
de Francia quien, en 1814, fue proclamado Dictador Supremo del nuevo Estado. Tal
centralizacin fue alentada por su poltica de aislamiento en la regin a la cual someti al
3 La guerra permiti a Argentina enfrentar rebeliones federales internas, legitimar el poder delEstado o, si se prefiere, de la burguesa portea, y beneficios econmicos en la regin nordeste, donde seabasteca el Imperio brasileo para la subsistencia de sus tropas. En cambio, para la monarqua brasilea ysus desfases presupuestarios, el proceso blico aceler sus contradicciones polticas, dando, sinproponrselo, origen a un ejrcito nacional que, alentado por sectores republicanos, empuj en 1889 a laRepblica.
4 El documento declaratorio de 1811 versaba en su artculo 6: Esta Provincia se gobernar por smisma; sin que la Exma. Junta de Buenos Aires pueda disponer y ejercer jurisdiccin sobre su forma deGobierno, rgimen, administracin ni otra alguna causa correspondiente a esta misma. Provincia.Documento Pblico, Justicia Electoral de Paraguay.
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mismsimo Artigas- y reforzada con la poltica interna de supresin de los principales cabildos y
el control directo, cuando no personal, en las zonas fronterizas.
Francia gobern ininterrumpidamente desde 1814 hasta su muerte, en 1840. Lo suceder,
tambin hasta su muerte (1862), su primo, el primer Lpez, Carlos Antonio, quin export para la
reciente Repblica los colores de la bandera francesa.5 Aunque conmovido por la Francia del
Segundo Imperio, la patria tena que ser autctona y, en consecuencia, no poda carecer de la
traza paraguaya. La bandera pronto adopt una estrella -simbolizando el mes de la
independencia- rodeada por rama de olivo y una rama de palma -gloria en campos de batalla-, a
veces alternando la rama de olivo con una rama de yerba mate. Del proceso de construccin
simblica de la Nacin tambin se hizo cargo el primer Lpez, quien mand escribir el HimnoNacional que, prematuramente, denomin a los americanos paraguayos: Paraguayos,
Repblica o Muerte! / Nuestro bro nos dio libertad; / Ni opresores, ni siervos alientan / Donde
reina unin e igualdad.
La sucesin presidencial de Don Carlos, continu con el lazo filial, su hijo Francisco
Solano Lpez Carrillo -en honor al santo, San Francisco - designado Presidente antes de la
muerte de su padre. Los Lpez, los tres hijos de Carlos, gobernarn el Paraguay con su padre ycon su hermano que, al igual que su padre, tena convicciones polticas bastantes alejadas del
liberalismo poltico:
Paz, unin, y concordia, son los fundamentos ms slidos de nuestroporvenir y engrandecimiento. Al abrigo de estos sanos principios cultivarnuestra patria el rbol de su libertad, y, ajenos a la rida discusin de los principios abstractos de la poltica, agrupmonos ante el altar de lapatria para trabajar por el bienestar general.6
5 El general Lpez fue presentado al emperador Napolen y le obsequi cien cajas de cigarrillos
paraguayos. Para la corte, era una ocasin intrascendente ms en la que los enviados extranjeros hacancola para inclinarse, murmurar algo a Napolen, besar la mano de Eugenia y seguir adelante. Para losrecin llegados a Pars, fue una revelacin (...) La primera familia de Paraguay no tena palacio, ni corte,ni funcionarios de la corte, ni uniforme ms all de la curiosa combinacin de sombrero puntiagudo y fracque llevaba Don Carlos, y ninguna emperatriz encantadora, porque la Presidenta, la madre gorda delgeneral iba descalza y fumaba cigarrillos. El general Lpez ocup habitaciones en el hotel de PlaceVendme donde haba vivido Napolen antes del golpe. Se hizo cliente del zapatero de Napolen, a quienle compr setenta y tres pares de botas de charol; y del sastre de Napolen, a quien le encargo uniforme enrojo, blanco y azul, colores adoptados en Pars para la bandera paraguaya. Se hizo pintar un retrato enuniforme y encargo una bandera tricolor. Ador la ciudad, el gobierno y Napolen y, en la Rue Trochet,descubri una compaera cuya altura, cabello rojo-dorado a la moda y entrenado encanto eran los de laEmperatriz de Napolen (Rees, 2004: 29-30).
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Con la impronta familiar lopista, Francisco Solano Lpez devino Presidente de un pas a
las puertas de la guerra. El Estado paraguayo, forjado al amparo de Francia y los Lpez, fue un
rgimen poltico moderno, en el sentido de la nueva organizacin poltica y en la radicalidad que
implic el cambio de titularidad de la soberana, de ah en ms en un ente abstracto, la nacin.
No obstante, fue, por sus imaginarios y prcticas polticas, mucho ms antiliberal de lo esperado.
Fue, adems, precario en las intenciones democrticas liberales, an sin ser un rgimen a-
constitucional. La ley de 1844, que estableci la Administracin Poltica de la Repblica del
Paraguay y ratific la independencia -que nuestra emancipacin e independencia es un hecho
incontestable en el espacio de 35 aos-, cre un singular Congreso Nacional que deba reunirse
slo cada 5 aos (Ttulo III, Art.1), compuesto por doscientos diputados elegidos en la formahasta aqu acostumbrada, debiendo ser ciudadanos propietarios de las mejores capacidades y
patriotismo (Ttulo III, Art.1). El Presidente sera elegido cada 10 aos (Ttulo IV, Art. 4),
pudiendo ser electo quien tuviera capacidad, honradez y patriotismo conocidos; buena conducta
moral y un capital propio de ocho mil pesos (Ttulo IV, Art. 2). Asimismo, nombra y destituye
a los empleados civiles, militares y polticos (Ttulo IV, Art. 13). El Presidente de la Repblica
deba usar uniforme de Capitn General (Ttulo IV, Art. 1) y todo el que atentare o prestare
medios de atentar contra la independencia, ser castigado hasta con pena de muerte (Ttulo IVArt. 13).
La evidente centralizacin poltica y la llamativa ausencia de conflicto poltico del nuevo
orden independentista, estuvieron asimismo favorecidas por otros factores. Uno de ellos, de
disposicin estructural. En la geografa latinoamericana, Paraguay se diferencia por la ausencia
de estructuras de grandes hacendados o latifundios, consecuencia del monopolio ejercido por los
jesuitas hasta 1767, de variables estructurales que habilitaron la creacin de pequeos
campesinos,7 como de la confiscacin estatal, iniciada por Francia y reafirmada por Lpez, de las
6 Diarios de Sesiones. Congreso de la Nacin, Repblica del Paraguay. La cursiva es nuestra.
7 Durante la colonia, los jesuitas y los encomenderos propiciaron un proceso de conversin delindgena en campesino. En trminos productivos, tanto los productos para ofrecer, cuanto su volumen y elcosto de traslado, no eran atrayentes para el mercado mundial .En este contexto adquiri importancia elcampesinado mediano y pequeo, que trabajaba en parcelas para la subsistencia y/o venda el excedenteen el mercado local. As, el campesinado no estuvo sometido a la explotacin econmica capitalista,debido al escaso valor de la tierra, a la inexistencia de los estancieros como grupo social dominante y a lafuncionalidad de la economa campesina a las polticas delineadas por el gobierno (Formento, 2003:35-
36). Asimismo, al no consolidarse estructuras de hacendados -siguiendo la conceptualizacin de Ansaldi
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personas maten y, sobre todo, estn dispuestos a morir por imaginaciones tan limitadas
(Anderson, 1991:25).
El anti-proyecto poltico lopista, no fue interno, sino que provino bsicamente del
exterior, mucho ms desde Argentina que desde Brasil, aunque ambos terminaron, por
desconfianzas mutuas y, finalmente, por el puerto de Montevideo, aliadas. Slo los calamitosos
resultados de la Guerra de la Triple Alianza alteraron la situacin poltica y el orden interno, con
excesivos resultados de larga duracin. Fue recin con la guerra y la desarticulacin absoluta de
toda institucionalidad reinante que surgi el espacio para el conflicto poltico. El nuevo orden,
necesit, entonces, un nuevo principio de legitimidad, el cual deba ser creado.
En busca del nuevo orden. El entierro de la familia
Los resultados de la Guerra de la Triple Alianza fueron, para Paraguay, catastrficos en
todos los sentidos. La descomposicin social fue absoluta, quedando la poblacin empobrecida y
reducida a mujeres. Ningn sector de la sociedad fue ajeno. Todo oblig a recrear la Nacin y el
Estado. La refundacin deba ser, ahora, de pretensiones liberales.
Las deudas contradas por la contienda obligaron al Estado a vender grandes extensionesde tierras y/o arrendarlas a propietarios extranjeros, producindose un proceso abrupto de
concentracin econmica.11 Hasta los prximos 50 aos del siglo XX, el sistema productivo de la
gran propiedad (Rivarola; 1990) qued conformado por empresas de enclave extractivo -yerba
mate, madera y tanino- y el latifundio ganadero, mientras las comunidades campesinas siguieron
ocupando tierras sin ttulo de propiedad, al amparo del Estado, sustentndose en la produccin de
subsistencia, en el abastecimiento del mercado interno y en el aporte de mano de obra.
La guerra y su movilizacin, trastoc toda la vida de la sociedad paraguaya. La llamativa
estabilidad y centralidad poltica lograda antes de la guerra fue contrastada por la inestabilidad y
la agitacin. Lo que rein fue el caos, nuevo para el Paraguay. La vida poltica del nuevo rgimen
se desarroll en medio de las turbulencias conocidas antes por otros pases latinoamericanos, las
guerras civiles y asesinato de opositores en las calles (Daz de Arce, 1984). Con todo, la
politizacin avanz, redefiniendo las nuevas posturas acorde al nuevo clima de poca. De esto
11 Por ejemplo, una sola firma adquiere 2.512.500 hectreas en el Chaco paraguayo.
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ltimo, fue tributaria la figura de Caballero, que de militar lopista llegar a Presidente con
impronta liberal.
El nuevo orden poltico utiliz la guerra como el canal ms viable para lo no deseado. La
guerra fue el hito que hubo que superar y el gobierno provisional no tard en decretar a Solano
Lpez traidor a la patria y forajido de la ley, embargando sus bienes y trasfirindoselos al Estado.
No hay argumentos, por ahora, para justificar tanta barbarie. En tal direccin avanzaron el
rgimen y, en consecuencia, la historia oficial de la guerra. Paraguay era presentado como un
pas de dspotas que fue derrotado en una guerra en la cual haba sido agresor (...) La educacin
liberal apenas ofreca la denuncia del pasado y de los antihroes, los tres dictadores que
gobernaron la nacin hasta 1870 (Doratioto, 2004: 74-75). En el Paraguay donde muereSarmiento, la Constitucin tambin hizo obligatoria la enseanza primaria y, en 1889, se fund la
Universidad Nacional de Asuncin, la primera institucin de educacin superior del pas.
Finalizada la contienda, los aliados ocuparon Asuncin por un tiempo ms y trataron de
digitar tambin el nuevo orden poltico, decretando el llamado a una Convencin Nacional
Constituyente. De estas intenciones y del terror al autoritarismo cercano, fue germen la
Constitucin de 1870. La refundacin tena que ser liberal, democrtica, antipersonalista ysalvaguardar la Repblica. La soberana deba residir en la Nacin (Art.2), pero invocar al
mismo tiempo a Dios todo poderoso Supremo Legislador del Universo y profesar la religin
catlica si se aspiraba ser Presidente. El miedo al autoritarismo lopista estaba cercano y fue
vvido para todos; La dictadura es nula e inadmisible (...) y los que la formulen (...) se sujetarn
a la responsabilidad y pena de infames traidores a la patria (Art. 13).
El liberalismo ingres en la posguerra de la mano de la Legin Paraguaya, -exiliados
paraguayos en Argentina- y tuvo como mentor y redactor principal de la nueva Constitucin a
Jos Segundo Decoud que, exiliado bajo el lopismo, se form intelectualmente en Buenos Aires.
De este contexto, fue hijo el derecho masculino al voto para todo mayor de 18 aos, sin distincin
de raza, propiedad ni alfabetismo, y la prohibicin de ejercerlo para los enrolados en las filas
activas de los cuerpos armados. La Repblica qued organizada por un Presidente, cinco
ministros y el brazo legislativo compuesto por un Congreso bicameral (Cmara de Senadores y
de Diputados). A modo de resguardo, y contrarrestando las experiencias polticas anteriores,
prohibi la reeleccin presidencial, redujo el mandato a 4 aos y el Congreso deba nombrar una
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comisin permanente toda vez que, por razones ajenas a la Repblica, se suspendieran las
sesiones parlamentarias. Adopt el Cdigo Civil argentino y abog por la economa laissez-faire,
el libre comercio e inversiones extranjeras como elementos claves del crecimiento econmico.
La formacin de los partidos, en la dcada de 1880 -Partido Liberal y Partido Colorado o
Asociacin Nacional Republicana- obedeci, en sus inicios, a la lgica de los resultados de la
guerra. Sin distinciones ideolgicas significativas y sin bases sociales diferenciadas, las
vinculaciones respondieron a las relaciones entabladas entre los grupos internos con intereses y
capitales pertenecientes a los aliados, encuadrando en sus filas, unos y otros respectivamente, a
exiliados provenientes de la Argentina y colaboradores lopistas.
La reconstruccin del Estado y la formacin del sistema poltico al calor de la derrota de
la guerra proyectaron sus continuidades histricas hasta nuestros das. Las condiciones
estructurales histricas de los campesinos y las nuevas condiciones de tenencia de la tierra
articularon procesos centrales para la explicacin de la inestabilidad poltica de la posguerra.
La alteracin del proceso clsico, el derecho al voto antes que las estructuras polticas que
lo vehiculizan, sumado a un ejrcito desmantelado por la contienda garantizaron, adems deestructuras partidarias nacionales, el monopolio de las representaciones polticas exclusivamente
en los partidos y, luego, a las vinculaciones que estos pudieran entablar con las FFAA.
La formacin de una maquinaria clientelar fue central en el armado del sistema de
partidos, bajo la figura del pen por deuda (Lara Castro, 1985), con comerciantes que
controlaban el crdito y los transportes, y de los cuales dependan los campesinos para financiar
su reproduccin econmica. La dependencia econmica era igualmente poltica, dado que tales
comerciantes dependan tambin, poltica y econmicamente, del Partido Colorado o del Partido
Liberal, quienes ante un Estado desmantelado, y sin posibilidad de empleos pblicos para tentar
clientelas, realizaban sus vinculaciones con el sector privado. As, la naturaleza duradera de las
lealtades polticas refleja la estructura social del Paraguay, ms bien que la psicologa de los
paraguayos (Abente Brun, 1996:77).
Asimismo, la concentracin de la tierra en manos extranjeras, favoreci la inestabilidad
poltica, obstruyendo la superposicin entre elite poltica y elite econmica, volvindose los
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recursos del Estado fundamentales para la reproduccin de la propia elite poltica. El gobierno
era una de las pocas oportunidades de enriquecerse que se le ofrecan al ciudadano, de modo que
haba una lucha feroz por controlarlo (Lewis, 2000:137).
En el perodo 1908-1912 se sucedieron 7 presidentes, expresin de las luchas de ambos
partidos por el acceso al Estado, pero tambin luchas faccionarias que atravesaban a las propias
estructuras partidarias. La prctica poltica de negar la legitimidad de las elites en el gobierno o
inhibir la competencia por el acceso a ste o, si se prefiere, la ausencia del cumplimiento de las
normas del juego democrtico, debe leerse al amparo del nuevo orden posblico. As, la debilidad
poltica e institucional del nuevo rgimen poltico -mucho ms impuesto que genuino- debe
explicarse atendiendo a las bases clientelares de las estructuras de los partidos y el fuerte anclajecultural de las representaciones partidarias ante el derecho al voto de pretensiones universalistas y
las transformaciones en la tenencia de la tierra y, en consecuencia, al papel de los nuevos
intereses econmicos extranjeros, que sin acceder directamente al gobierno, jugaron en una y otra
direccin, ante el beneficio que brinda la ausencia de normas en el campo de la poltica.
Con todo, en la era liberal de las primeras tres dcadas del 1900 se realizaron cambios
en la legislacin electoral, avanzando en las elecciones libres y en la prevencin del fraude, conniveles altos de participacin poltica, cristalizados, finalmente, en la eleccin presidencial de
1928, donde el Presidente saliente, Eligio Ayala, garantiz la representacin y legitimidad de la
oposicin colorada y donde se conjug la matriz ideolgica constitucional con la prctica poltica
(Flecha, 1995). Fue, tal vez, el momento ms lgido del proyecto poltico democrtico
desarrollado en los aos 1920 y cuando con mayor veracidad se puede visualizar la llegada de la
democracia poltica.12
La nacin ampliada
El Partido Liberal mantuvo, con sus variantes e incorporaciones de nuevos actores tras la
Guerra del Chaco (1932-1935), su hegemona desde la revolucin de 1904 hasta el
desplazamiento en 1940, a raz del golpe de Estado presidido por el general Higinio Mornigo,
12 Entendemos a la democracia poltica como la presencia de lderes que compiten por el voto dela ciudadana (ampliada), en elecciones regulares, limpias y libres, aceptando legtimamente a la oposicinpoltica, lo que implica, asimismo, el respeto al orden constitucional.
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punto culminante del nuevo rol de las Fuerzas Armadas luego de la Guerra Chica y de la
hegemona que mantendr el Partido Colorado hasta la actualidad.
En rigor, los procesos internos de este perodo se sueldan con procesos ms globales, que
tendrn en vilo a los pases latinoamericanos y europeos. La dcada de 1920 fue escenario de un
marcado ascenso de un nacionalismo antiliberal e incluso antiimperialista, potenciado luego por
la crisis de 1929 y la llegada de los fascismos europeos. La guerra, la Revolucin Sovitica, la
Revolucin Mexicana (previa en el tiempo, pero de ponderacin ms tarda) remueven las
certidumbres en las que, precisamente, se pensaba la poltica (la matriz histrica e ideolgica del
pensamiento liberal), lo social (exclusin de las mayoras) (Ansaldi y Funes1998: 9). Ante la
cada del modelo de civilizacin, el campo cultural y poltico sali en busca de lo propio, de loautctono, de lo rural y de lo tnico,13 buscando el elemento originario de la nacin. La crisis
del consenso liberal (Annino, 1994), an en sociedades eminentemente rurales, estaba liderada
por las capas medias urbanas que libraron una fuerte batalla poltica y cultural para ampliar la
nacin.
En la sociedad paraguaya, el triunfo militar en la Guerra del Chaco no hizo sino exacerbar
los conflictos que venan producindose desde la dcada de 1920, donde cuestin social ycuestin nacional se yuxtaponan. El aspecto de nacionalismo apunta a la reivindicacin
ampliada de la comunidad poltica, en ltima instancia, al proceso de reconstruccin de un Estado
nacional (Salzman, 2003:340).
En rigor, la constante amenaza de intervencin militar boliviana desde la dcada de 1920,
por un conflicto que se remontaba al siglo anterior, foment el nacionalismo, impregnando al
conjunto de la sociedad con expresiones e interpretaciones muy diversas, cuando no encontradas.
Las mismas incluyeron tanto al fascismo (expresado en la figura colorada de Natalicio Gmez),
cuanto a la Liga Nacional Independiente, integrada por sectores medios, que propugnaba mayor
intervencin del Estado, con derechos para los obreros y tierras para los campesinos, llegando al
movimiento estudiantil y a los jvenes de la oficialidad militar. Asimismo, los movimientos
obreros, de filiacin anarquista y socialista, mostraron su gravitacin social en el campo de la
13En Paraguay se da una proliferacin de publicaciones artsticas y culturales en lengua guaran yse reivindica fuertemente al folclore. Se crean, asimismo, las universidades populares, cristalizacin de laarticulacin que logr el movimiento obrero con el movimiento estudiantil, tributario de la Reforma
Universitaria de 1918 en Crdoba, Argentina.
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poltica, con un derrotero de luchas y huelgas, logrando desprenderse de Asuncin para alentar la
formacin de organizaciones campesinas.
En un clima de efervescencia social, que apuntaba, precisamente, a evidenciar los
problemas estructurales de la dependencia econmica, el gobierno liberal no avanz sobre los
intereses econmicos de los enclaves y latifundios extranjeros, entre otras razones, porque la
procedencia de capitales angloargentinos retornaba la influencia al comps de la inminente
guerra. El gobierno liberal, devino, entonces, impotente para avanzar en un proceso de
transformacin social en direccin a una sociedad ms equitativa, que la guerra, crisis econmica
mediante, llev a manifestar con ms crudeza y hasta en el plano del propio ejrcito.
Buena cristalizacin del clima de poca, es el ascenso al gobierno (por 18 meses, entre
1936 y 1937) de una revolucin militar, finalmente comandada por un oficial de la Guerra del
Chaco, Rafael Franco. La misma se present como la posibilidad histrica del baluarte poltico de
los aos veinte, pero con un nuevo actor poltico que, de ahora en ms, no se podr desatender, la
Asociacin de Ex combatientes, la prolongacin del ejrcito dentro de la sociedad civil (Flecha,
1995: 51).
La revolucin febrerista no pudo superar las contradicciones de quienes la componan,
aglutinados bajo el nacionalismo o, en estricto, el antiliberalismo. Apelacin a reivindicaciones
sociales, desde la reforma agraria hasta el nuevo cdigo laboral, el apoyo de las organizaciones
obreras y campesinas con fuerte impronta antiimperialista apostando a transformaciones
radicales, todo conjugado en un eclctico gabinete poltico.14 A poco de fracasar en su totalidad,
solo quedaron la Liga Nacional Independiente y los Ex-combatientes, apostando a una suerte de
proyecto nacional burgus en una sociedad en la que la burguesa no era sino una tmida
insinuacin (Salzman, 2003:364).
De la crisis del consenso liberal tambin cay presa la propia elite poltica. Los valores
democrticos y la participacin pasaron a ser menos importantes que la capacidad estatal. En una
14 Desde marxistas confesos, como Anselmo Jver Peralta (devenido luego en aprista) y el poetacomunista Manuel Vern de Astrada, hasta fascistas y filofascistas, como los ministros del Interior,Gmes Freite Esteves, y de Agricultura, Bernardino Caballero, pasando por el Colorado disidente JuanStefanich y terminando con la Liga Nacional Independiente.
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suerte de empate social, las clases dominantes carecieron de la fuerza poltica para crear un
inters general, habiendo llegando el momento propicio para el militarismo nacional. Los
militares o, precisamente, los militares de la triunfal Guerra del Chaco, devinieron, as, en los
mejores actores polticos capaces de encarnar la nacin y comprender el nuevo patriotismo que
implicaba, tambin, un nuevo intervencionismo estatal. Como reflej la nueva Constitucin de
1940, la Constitucin de Estigarribia, otro militar de la Guerra del Chaco: el Estado no puede
practicar, sin comprometer el progreso, la doctrina del dejar hacer. Como observ Halpern
Donghi, el rgimen liberal cay precisamente con la inesperada victoria de una guerra no
buscada.
As, guerra y revolucin, permitieron, adems de la profesionalizacin de los ejrcitos yautonomizacin de stos con relacin a los caudillos polticos,15 cambios radicales en la relacin
Estado-Sociedad Civil y el involucramiento de las Fuerzas Armadas en el estricto campo de la
poltica y, como correlato final, la cada del rgimen liberal, en lo ideolgico, gubernamental y
partidario.
En sntesis, si antes de la Guerra del Chaco, la legitimidad poltica de las elites y la
posibilidad de ascenso al poder se dirima en la apelacin a los preceptos de la Constitucin de1870, luego de la contienda la causa comn fue la irreverencia a tales principios. El nacionalismo
se volvi, entonces, un elemento gravitante del sistema poltico. Como observa Rivarola (1988),
el nacionalismo, adems de proveer una base de identificacin a corrientes muy heterogneas
cuando no encontradas, subestim a la democracia en reemplazo de un reduccionismo ideolgico
debatido entre nacionalismo y antinacionalismo, terminando por adquirir el sistema poltico un
carcter fuertemente excluyente en manos del Partido Colorado.16
15 Hay un hecho anterior, que es la guerra civil de mayo de 1922 a julio de 1923, en la cual sesublev una parte de las FF. AA contra el presidente Eusebio Ayala, y termin con la capitulacin de losinsurgentes cuando entraron a la capital. En la derrota colaboraron, adems de la parte de las FF. AA. lealal presidente, la Liga de Obreros Martimos y miembros de otros sindicatos. Segn Flecha (1995), elderrocamiento del ejrcito tradicional en manos de los civiles permiti al sector ms modernizante delEstado la transformacin y profesionalizacin de ste.
16 Con esto, el sistema de partidos vir de un sistema semicompetitivo -bipartidismo- a uno conpartido hegemnico pragmtico (Abente Brun, 1996), o bipartidismo con partido hegemnico (Mornigo,1998).
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Nuevas guerras: la reinvencin del pasado
De la reformulacin del Estado y de la comunidad simblica tambin emergieron nuevos
discursos y nuevas funciones, de las que hizo cargo la Constitucin corporativista de 1940, la
cual desplaz la soberana de la Nacin (Constitucin de 1870) al pueblo paraguayo (Art. 2).
La nueva Carta estableci, adems, la proscripcin de la explotacin del hombre por el hombre
(Art. 14), el derecho de que todo hogar paraguayo a asentarse en un pedazo de tierra propia (Art.
22), y el carcter constitucional, por primera vez, del servicio militar obligatorio (Art. 38).
La acusacin del liberalismo, por parte de los intelectuales, como ideologa fornea no se
hizo esperar tanto como sus males. As, Natalicio Gonzlez, integrante de una corriente del
Partido Colorado y Presidente de la Repblica (1948-1949), expresaba:El Paraguay busca la destruccin del Estado Liberal que le oprime y
desarticula y marcha a la conquista de un estado que sirve de instrumentoa su grandeza. El Estado Liberal es un ente abstracto que vive de la ficcin legalista: El Paraguay quiere un Estado que sea un ente moral,amistoso y creador como la vida.17
El nuevo clima antiliberal, ledo en clave nacional, oblig a releer el pasado. Hroes
olvidados, pero en disponibilidad, y nuevos hroes vencedores fueron necesarios para la nueva
hora que viva el pueblo Era acaso Solano Lpez un traidor a la Patria? Qu es loautnticamente paraguayo? Dnde estn y cules son los padres de la patria?
Como lo seal Durkheim, y la tradicin social despus, la conciencia colectiva de una
sociedad se materializa tanto en las prcticas de los sujetos como en los lugares. Son, as, el
diseo de los espacios pblicos y de las ciudades, las corrientes estticas, la arquitectura, los
monumentos, pero tambin las leyes, expresiones de los estados de nimo colectivos. Si bien
en la imposicin de las representaciones siempre hay luchas concretas de los sujetos, quienes
detentan en un determinado momento el poder, y en consecuencia ejercen la violencia simblica,
terminan imponiendo determinados imaginarios sociales. La cuestin se vuelve ms significativa,
cuando las sociedades inician un proceso de transformacin, por lo cual deben recrear un
principio de legitimidad que, pese a ser accin disruptiva de la legitimidad existente, puede
17 Texto extrado de Rivarola (1988:144), citado de Natalicio Gonzlez, El Paraguay eterno,
Edicin facsimilar de la Editorial Cuadernos Republicanos, Asuncin, 1986. Es subrayado es nuestro.
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buscar las races en el propio pasado, procurando encontrar contenidos para fundar su accin
(Ansaldi, 2002).
Solano Lpez tena varios atributos para ser construido como enclave simblico. Pero en
la formacin de un nuevo orden poltico y, en consecuencia simblico, para los liberales de 1870,
Solano Lpez fue, por decreto, un traidor. Tal es as que sus restos perduraron en Cerro Cor, el
lugar donde fue asesinado (o muri) por las tropas aliadas, sin la ms mnima trascendencia
poltica. De traidor se desplaz, al tiempo, en figura olvidable y de a poco en figura memorable.
Para salir en busca de lo originario, que la nueva hora demandaba, Rafael Franco, el
militar febrerista, cre una expedicin especial en busca de los restos de Solano Lpez. La zonade Cerro Cor es todava hoy una zona absolutamente agreste y resulta difcil imaginar cmo
encontrar en una fosa comn de huesos, previamente quemados por la oficialidad brasilea, los
pertenecientes al hroe. De todas formas, las invenciones requieren de relatos y el mismo fue
recreado. El camino estuvo allanado por las sealizaciones que los soldados paraguayos
sobrevivientes inscribieron en guaran en las cortezas de los rboles e hicieron de gua hasta el
cadver. El relato permiti fusionar lo autctono, el ahora guaran, con el ahora hroe de la patria
y resaltar la importancia de la lengua como fuente de nacionalismo autctono, en tantoresistencia contra el ejrcito brasileo.
Los restos de Solano se fueron a buscar porque de ese nuevo clima fue finalmente hijo el
Panten de los Hroes El museo nacional fue inaugurado en Asuncin, ahora s, tras el triunfo de
la guerra. Lo peculiar es que el Panten fue ordenado construir, en 1863, por Francisco Solano
Lpez como Oratorio de la Virgen de Asuncin, designada virgen Mariscala de los ejrcitos de
Lpez y, en consecuencia, virgen protectora del Paraguay. Es que, tanto como (San Francisco)
Solano Lpez, Asuncin le debe el nombre a la religin: cuando los conquistadores espaoles
fundaron un fuerte en el ro Paraguay, le llamaron Nuestra Seora de la Asuncin. Comenzado a
construir, en los inicios de la fundacin del pas, el Panten qued ubicado en el centro mismo de
la ciudad, con una arquitectura catedrtica religiosa muy llamativa, que exhibe a la sociedad los
cuerpos bblicos, las figuras que deben ser inmortalizadas. Pero, por dnde empezar? Cules
son los padres de la patria?
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Una vez concluida la liturgia de la llegada de Solano Lpez, se sigui por la ahora familia
fundadora. Los restos de Carlos Lpez, el padre, muerto en el rgimen de su hijo, estaban
disponibles, por lo cual la tarea result ms fcil. Slo un traslado hasta el Panten. Sobre
Francia, el dictador supremo, todo es un misterio. Al Panten slo podr ir una urna, pues como
lo novel Augusto Roa Bastos, su cadver fue profanado pocos aos despus de su muerte y su
crneo nunca encontrado:
Yo Supremo Dictador de la Repblica, ordeno que al acaecer mimuerte mi cadver sea decapitado; la cabeza puesta en una pica por tresdas en la Plaza de la Repblica donde se convocar al pueblo al don delas campanas. Todos mis servidores civiles y militares sufrirn pena dehorca. Sus cadveres sern enterrados en potreros de extramuros, sin cruzni mascara que conmemore sus nombres. Al trmino del dicho plazo,
mando que mis restos sean quemados y las cenizas arrojadas al ro (RoaBastos, 1974: 7)18
La nueva comunidad nacional continu con Bernardino Caballero, que deba
conmemorarse por partida doble, militar de la Guerra de la Triple Alianza y fundador del Partido
Colorado. El ltimo de la primera guerra fue el General Jos E. Daz, en tanto jefe del ejrcito en
la batalla de Curupayty, gran mito militarista triunfal paraguayo de la Guerra Grande.
El nuevo relato prosigui con la creacin de escuelas que, en 1942, tuvieron por nombreCarlos Antonio Lpez. El colegio que en 1922 deba honrar al poeta Natalicio Talavera, se re-
bautiz, en 1935, con el nombre de un nuevo prcer de mayo, Fulgencio Yegros, colaborador de
Francia. Su hermano, Antonio Tomas Yegros, apresado en los 1820 por conspirar, no estuvo
inhibido, empero, para entrar, finalmente, en el Panten.
Hasta aqu, son historias recreadas de figuras polticas que, en un contexto, deben ser
rescatadas y hasta inmortalizadas -por eso van a un oratorio-, y en otro, opacadas. Pero, tal vez,
la figura ms interesante del panten, el emblema de la cultura moderna del nacionalismo, es una
tumba que slo contiene el epitafio: Soldado desconocido. Cul es la identidad de alguien que es
desconocido? Es inevitable pensar en un absurdo delirio del algn general de turno? Pues, en
principio, no. La razn, tal vez la de Anderson: es que ni el marxismo ni el liberalismo se ocupan
18 La novela comienza con el panfleto que los soldados encuentran en la puerta de la catedral ycorren a entregrselo a Francia. ste, tratando de descubrir a los autores prosigue: No es del todoimprobable que los dos tunantes escri-vanos Molas y de la Pea hayan podido dictar esta mofa. La burla
muestra el estilo de los dos infames faccionarios porteistas (Roa Bastos, 1974: 8).
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de la muerte y la inmortalidad. Si la ingeniera nacionalista se preocupa, esto sugiere una fuerte
afinidad con imagineras religiosas. (1991:27).
De Stroessner a Lpez
La inestabilidad poltica al finalizar la Guerra del Chaco, con su punto ms lgido en la
guerra civil del 1947, cuando, utilizando las FF AA, las lneas de Partido Colorado dirimieron sus
internas, es tanto o igual que la acaecida al trmino de la Guerra de la Triple Alianza. Pero esta
vez se interrumpi abruptamente con la dictadura militar patrimonialista19 encabezada por el
General Alfredo Stroessner (1954-1989), que articul la dominacin en el Partido Colorado y en
los aparatos represivos del Estado.
Stroessner estar en el poder seis aos ms que Francia y cinco ms que los Lpez. O, si
se prefiere, los cuatro gobernarn noventa y un aos de la vida independentista. Es, en palabras
de Delich, una alarma sociolgica. Las razones son muchas y complejas, entre las que se
articularon la legitimidad institucional del partido colorado,20 que permiti incluir la idea del
funcionamiento formal de la democracia; la partidizacin de las FF. AA. y el Estado; una buena
dosis de personalismo y un indito crecimiento econmico alentado por el proceso de
colonizacin campesina.
Una ms de esas razones es la posibilidad de reinventarse como sucesor de las familias
fundadoras y el clima antiliberal y nacionalista militarista es propicio, cuando no ideal. Poner en
marcha la ingeniera social no fue una tarea tan compleja. Su rgimen se inscriba en las nuevas
tramas de sentido poltico de la dcada de 1920, en la reformulacin de las tradiciones
19 Linz propone definirlo como rgimen autoritario sultanstico. Sostiene, siguiendo a Weber, que
el rgimen es ms prximo al sultanismo, basado en los incentivos y las recompensas materiales comovnculo de lealtad al gobernante, independientemente de la tradicin -lo que distingue delpatrimonialismo- y del carisma. Sin embrago, nosotros creemos que hay elementos ligados con latradicin, pero vinculados con el partido ms que con el lder (Linz; 1991).
20 El Partido Colorado, posibilit que el General Stroessner fuese reelecto Presidente durantetreinta y cinco aos y la sancin de dos reformas constitucionales (1967 y 1977), contado segn losdiferentes momentos con partidos de la oposicin. Hasta hoy, el Congreso de la Nacin luce la placa deinauguracin de la Asamblea Constituyente y recuerda al general golpista de 1959. Juramento de laConstitucin Nacional, por el Excelentsimo Seor Presidente de la Repblica, General del EjrcitoAlfredo Stroessner, los ciudadanos convencionales, siendo presidente de la Convencin el arquitecto DonTomas Romero Pereira.
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nacionalistas que la nueva guerra torci a favor del militarismo vernculo. La dictadura de
Mornigo y las crisis del 1947 les brindaron el ltimo condimento colorado. A partir de ello, y
con la dictadura stronista, ser nacional fue sinnimo de ser colorado. As, basta leer las proclamas
polticas del Partido Colorado para observar que, finalmente, los Lpez haban sido colorados,
an sin posibilidades concretas, ya que los partidos polticos son posteriores a la Guerra de la
Triple Alianza.
Si en la dcada del veinte cuestin social y cuestin nacional se amalgamaron, en la de los
cincuenta el autoritarismo colorado hizo lo propio. Entonces, la legitimidad nacional de la
dictadura colorada era la legitimidad de los padres fundadores. El desplazamiento no es casual. Si
el sentimiento de comunidad nacional permite morir y matar, la fuerza simblica ejercida porStroessner como heredero natural de esa tradicin es digna de contemplar. A cuatro meses de su
gobierno, en ocasin de la Navidad, el dictador saludaba a los paraguayos:
Asistimos a la reanudacin de lejano perodo en que la confianza,inspirada por el espritu de progreso del gobierno de los Lpez, permiticonvertir a nuestros ros en la clave de nuestro destino (...) Place a migobierno formular que se hace cargo de la reiniciacin de ese perodo,cuya sola evocacin es tan grata a nuestro patriotismo () la gran familiaparaguaya ha comprendido que esta es la hora de sus viejos anheloshistricos.21
No falseaba la realidad Stroessner cuando, aludiendo a la soberana poltica, se refera a
la gran familia, puesto que las nuevas tradiciones polticas eran tambin tradiciones privadas.
O, en rigor, lo privado deba ser pblico. El escritor Juan E. OLeary y el ya citado Natalicio
Gonzlez, principales pensadores del revisionismo histrico paraguayo, promocionaron el festejo
del cumpleaos de Lpez en 1926. Una dcada despus, luego de que su cumpleaos, el 24 de
julio, fuera fecha de recordacin en el calendario escolar, el presidente de la Repblica, Coronel
Rafael Franco, le sum el primero de marzo, da de la muerte. No es de sorprender, entonces, quea partir de 1957 se elaborara un calendario oficial de festejo del cumpleaos de Stroessner,
convertido, al igual que los otros, en liturgia pblica de veneracin al lder.22
21 Mensajes y Discursos, Presidencia de la Repblica, Subsecretara de Informaciones y Cultura,1954-1959. Volumen I, Asuncin. Pg. 152 y 155.
22 Existe un novedoso trabajo que reconstruye la genealoga simblica de la dictadura. Es menosintenso, tal vez por su recorte analtico, a la hora de marcar la democratizacin simblica en el procesode la transicin a la democracia poltica. Ver: Gonzlez Vera, 2002.
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contar la historia. La primera dcada de Stroessner, en plena guerra fra y con el adicional triunfo
de la Revolucin Cubana, fue propicia para la lectura en clave imperialista de la Guerra Grande 24
enmarcada luego en el movimiento revisionista de la dcada del sesenta, fortalecida por la teora
de la dependencia. As, se desplaz a Lpez de tirano a vctima de una conspiracin internacional
en su contra, atacando el liberalismo, denunciando la accin imperialista y criticando el
desempeo de los jefes militares aliados. Responsabilizar a Gran Bretaa por el conflicto sirvi
a distintos intereses polticos () se trataba de mostrar la posibilidad de construccin de un
modelo de desarrollo econmico no dependiente en Amrica Latina, sealando como un
precedente al Estado Paraguayo de los Lpez (Doratioto, 2004:82).
Este clima era favorable y tena, aparentemente, cierto anclaje en la realidad. La dictadurastronista, que mantuvo todas las fachadas necesarias para mostrarse al mundo como
democrtica (elecciones, partidos polticos, reformas constitucionales) era todava un modelo
para una economa que creca conjuntamente con el aparato clientelar del Estado. Stroessner
mantuvo el fuerte intervencionismo estatal en la economa que vena acentundose desde la
dcada de 1940 y, Segunda Guerra Mundial mediante, los EE. UU. haba alentado.25 La
nacionalizacin de empresas privadas de servicios pblicos, la creacin de nuevas y,
principalmente, el Instituto de Bienestar Rural que, mediante la implementacin de un vastoprograma de colonizacin, adjudic dos millones y medio de hectreas que, se estima,
favorecieron a cien mil familias. Adems de los beneficios de la construccin de la represa de
Itaip, en sociedad con el gobierno brasileo, la coyuntura internacional era favorable, en tanto
tenan su apogeo los precios internacionales de la soja y el algodn.
Si bien el crecimiento econmico alentado por el intervencionismo estatal se mantuvo, por
lo menos, hasta la crisis de la deuda en 1982, el rgimen stronista sufri profundas
24 Uno del los ms claros exponentes es el libro de Lon Pomer (1968), La Guerra del Paraguay:Gran negocio!, Ediciones Calden, Buenos Aires. Para una revisin del alcance explicativo de esta teoraver Abente Brun (1989).Recientes interpretaciones sobre la Guerra de la Triple Alianza (Doratioto, 2004),han cuestionado agudamente las interpretaciones en clave imperialista, demostrado, entre otras cosas, elescaso aporte de capitales ingleses en la contienda e inclusive develando documentos sobre las intencionesdiplomticas inglesas de ofrecer colaboracin a Solano Lpez.
25 La deuda externa de Paraguay se caracteriz por un muy brutal aumento en el breve lapso de1975 a 1980, que prcticamente la quintuplic: pas de 207 millones de dlares a 1.000 millones (Ansaldi,2005: 11).
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modificaciones previas. Con la instalacin la Dictadura Institucional de las Fuerzas Armadas en
Brasil, y luego en el resto del Cono Sur, la paraguaya adopt la Doctrina de la Seguridad
Nacional. Con la consolidacin del Plan Cndor, el rgimen se volvi an ms represivo y
autoritario, llegando a una confrontacin abierta con la Iglesia, que, hasta mediados de la dcada
de 1970, con Medelln, Puebla y la Teologa de la Liberacin, devenidas en ideologas de
inspiracin para la conformacin de ligas campesinas,26 era una institucin de cierto amparo y
proteccin para los perseguidos polticos.
En el nuevo contexto latinoamericano, la dictadura sum nuevos argumentos de
legitimidad. Al binomio caos y orden, y su desplazamiento a la paz y progreso, se le adicion
el enemigo interno, lo cual no lo inhibi seguir apoyndose en la figura de Lpez, revivida segnlas circunstancias. Cuando Pinochet visit Paraguay, el 13 de mayo de 1974, fue homenajeado
con una medalla labrada en oro, con la figura de Francisco Solano Lpez, a quien se refiere
Stroessner con las siguientes palabras: Es el lder que hizo brillar el acero de su espada para no
permitir jams el enseoramiento de esta doctrina antinacional y anticristiana, que es el
comunismo ateo (Calloni, 1999: 18).
Lpez serva tambin para luchar contra el enemigo interno. Todo cristiano es nacional, yen consecuencia, no es comunista. El comunismo era, entonces, una ideologa fornea al
nacionalismo paraguayo o, si se prefiere, al Paraguay cristiano y, a esa altura, al Paraguay
colorado. Estas intricadas representaciones tambin son complejas para el propio rgimen. As,
Dionisio Gauto,27 expulsado de la Iglesia en la dcada de 1960, expone las disyuntivas de la
dictadura:
26 Cspedes y Paredes (2004), proponen periodizar la resistencia armada al rgimen en tres ciclos.
El primero, (1954-1958), protagonizado por liberales y ex militares, bajo la forma de golpismo urbano. Lasegunda, (1959-1970), contenida por Liberales, Febreristas, y Comunistas mediante la guerrilla rural, ypor ltimo (1974-1980), la izquierda marxista que combin ambos tipos. As, se pas de una guerrillahegemonizada por el Partido Liberal,, el Movimiento 14 de mayo, a otra de izquierda revolucionaria y novinculada al tradicional referente de la izquierda marxista como era el Partido Comunista Paraguayo.Asimismo, las ligas campesinas estuvieron alentadas por diferentes organizaciones polticas y religiosas,conformadas en distintos puntos del pas por grupos de origen franciscano, de la Tercera Orden (laicosfranciscanos), del Movimiento Sindical Paraguayo (con su raigambre en la Juventud Cristiana). Otros seasemejaban ms a la Comunidad Cristiana de Bases, con estatuto oficial desde 1968, con Medelln. stastomaron luego contacto con el Ejrcito Revolucionario del Pueblo, en Argentina y se radicalizaron.
27 Dionisio Gauto es presidente de emongetar, organizacin campesina por la lucha de los
DDHH. Director de la Coordinadora de los Derechos Humanos del Paraguay. Particip en la elaboracin
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Lleg el momento del 76, de la mxima represin, momento muydifcil. Igual no se atrevan a tocar directamente, tenan cierto miedo deque el pueblo tambin tiene su religiosidad popular y tiene su adhesin ala iglesia. No nos queran perseguir porque los colorados tambin son
muy catlicos y religiosos. Entonces llega un momento que perseguirabiertamente a la iglesia sera una disyuntiva para los colorados catlicosa ver si votan para la iglesia.
Si la figura de Solano Lpez era factible de inmortalizar, no menos lo sera la figura de
Stroessner que, independientemente de su longeva vida, hizo todo para formar parte del Panten.
Pero la prctica de auto-inmortalizarse, casi un despropsito de narcisismo, con un barrio, un
distrito (provincia), un aeropuerto y monumentos con su nombre, tendr que afrontar todava el
proceso de transicin a la democracia.
La cada de Stroessner o qu hacer con los LpezComo en un acto dinstico, la cada de la dictadura stronista fue provocada por una crisis
de sucesin en el Partido Colorado, pero en un nuevo contexto ms amplio de cambios. En el
plano internacional, las modificaciones de la administracin de EE. UU. hacen virar su poltica
exterior que, desde la dcada de 1980, se centraba en los procesos de transicin a la democracia
en los pases del Cono Sur. En lo referente el campo interno, la importancia poltica y simblica
que adquiri la visita del papa Juan Pablo II y una aguda crisis econmica que desde la dcada de
1980 pona en duda la capacidad prebendara del partido-Estado.
El golpe de Estado del 2 y 3 de febrero de 1989, ledo como revolucin colorada o
cabalidad de las Fuerzas Armas, fue provocado por el consuegro de Stroessner, otro militar
colorado. El General Rodrguez, triunfante, deca:
Queridos compatriotas, apreciados camaradas de las Fuerzas Armadas.Hemos salido de nuestros cuarteles en defensa de la dignidad y del honor
de las Fuerzas Armadas; por la unificacin plena y total del coloradismoen el gobierno, por la iniciacin de la democratizacin del Paraguay; porel respeto a los Derechos Humanos; por la defensa de nuestra religincristiana, Catlica Apostlica Romana. Esos son los que yo les estoyofreciendo con el sacrificio del soldado paraguayo a nuestro querido yvaliente y noble pueblo paraguayo.28
de la ley de indemnizacin a las vctimas de la dictadura y milit activamente por su promulgacin. Laentrevista fue realizada por nosotros en Asuncin, en octubre de 2002.
28 Diario ltima Hora, viernes 3 de febrero de 1989, pg. 6. (La cursiva es nuestra)
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Los actores involucrados, los mtodos utilizados y los objetivos declarados, no hacan
para nada auspiciosa las posibilidades de transitar a un sistema democrtico. De nuevo, militares
resguardando, auspiciando y sacrificndose por la dignidad del pueblo y la patria, de los
colorados y de la religin. En el inicio de la democratizacin poltica figuraba, en el mismo
plano, la unificacin del partido y el sacrificio del soldado.
Con todo, la poblacin tom las calles y proclam la instauracin de la democracia, con
antecedentes previos que se haban manifestado, especialmente, en el plano sindical. Con las
limitaciones de las circunstancias, el General Rodrguez convoc a un apresurado proceso
eleccionario, del que result triunfante, con la promesa de una prxima reforma constitucional.29
En 1992, Paraguay, mediante un proceso limpio y democrtico, reform su ConstitucinNacional. Segn su prembulo, El pueblo paraguayo, por medio de sus legtimos representantes
reunidos en Convencin Nacional Constituyente, invocando a Dios la dignidad humana con el fin
de asegurar la libertad, la igualdad y la justicia, reafirmando los principios de la democracia
republicana, representativa, participativa y pluralista ratificando la soberana e independencia
nacionales, e integrado a la comunidad internacional.
La soberana en el pueblo y la apelacin a Dios conviven, por primera vez, con lademocracia y con la ausencia de los padres de la patria. La misma presenta avances inestimables
en trminos de derechos y libertades, y es fundante del nuevo proceso poltico que se inicia: El
genocidio y la tortura, as como la desaparicin forzosa de personas, el secuestro y el homicidio
por razones polticas son imprescriptibles (Seccin I, Art.5).
Desde 1989, todos los Presidentes paraguayos son elegidos segn las normas
democrticas establecidas constitucionalmente, con elecciones regulares, limpias y libres,
aceptando legtimamente a la oposicin, atendiendo las reformas del cdigo electoral y con
observadores internacionales variados que no han reclamado nunca la anulacin de los comicios.
29 Los aspectos ms institucionales, la crisis del partido colorado y sus consecuencias actuales enel proceso de transicin los desarrollamos en La transicin perenne. Partidos polticos y coyunturaelectoral en Paraguay (1989-2000), en e-l@tina. Revista electrnica de estudios latinoamericanos,Volumen 1, N 1, Buenos Aires, octubre-diciembre 2002, pp. 16-28. En Internet, enwww.iigg.fsoc.uba.ar/elatina.htm
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Cabe preguntarse, entonces: dnde han quedado las marcas de la dictadura stronsista? Qu
hacer para construir un nuevo registro simblico para el nuevo rgimen?
En trminos muy concretos, el ms cabal corolario de la dictadura es la perdurabilidad de
la hegemona poltica que ejerce hasta hoy el Partido Colorado, en el panorama actual, no
fcilmente modificable. Existe, claro, algo no menor: las elites polticas deben ahora someterse, y
se someten, estrictamente a las nuevas reglas del juego democrtico. Son tributarios de esto, por
ejemplo, los fracasados intentos golpistas de Lino Oviedo (experiencia adquirida en el
derrocamiento de Stroessner) de romper con el orden democrtico, los que derivaron en la
necesidad de la formacin de un partido, Unin Nacional de Colorados ticos (UNACE). Como
los actores son tambin producto de los contextos, debi apelar a la Corte Internacional de losDerechos Humanos para explicar su persecucin poltica. Este, como otros sujetos polticos
que intentan o intenten el acceso al gobierno, no podrn inscribirse ya en la herencia de una
familia. Tendrn que sortear, lo que a Lpez y los devenidos lopistas les molestaba tanto: la
abstraccin de la legalidad.
Existieron, no obstante, otras transformaciones habilitadas por dos hechos fundamentales.
El primero, el hallazgo de los archivos del Plan Cndor,
30
con inherentes repercusionesinternacionales y polticas para el proceso de transicin a la democracia. Tal es as, que la ley de
indemnizacin a las vctimas de la dictadura, que desde la reforma constitucional era rechazada
sistemticamente en las legislaturas, en menos de un mes logro su promocin a tratamiento
parlamentario.
Este momento, coincide tambin con otro proceso indito en la historia poltica del
Paraguay. Por primera vez, una tercera fuerza poltica rompe el tradicional bipartidismo liberal-
colorado. Lo que devendr en Partido Encuentro Nacional, gan las elecciones municipales de
Asuncin y coloc a Carlos Filizzola como el primer intendente de la oposicin, y el primero
elegido mediante elecciones directas de los ciudadanos.
30 Existe un trabajo que analiza agudamente el hallazgo de los archivos. Gnzalez Vera, Myrian(2002) Los Archivos del Terror del Paraguay. La historia oculta de la represin, en Ludmila da SilvaCatela y Elizabeth Jelin (compiladoras), Los Archivos de la represin: Documentos, memoria y verdad,
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Adems, la refundacin continu con el cambio de nombres de calles, plazas y barrios.
Una de ellas, se encuentra en el barrio y la plaza General Stroessner, lugares a los cuales se
acuda para festejar el cumpleaos del dictador. Es ste el espacio donde con mayor claridad se
visualizan las disputas polticas concretas de los sujetos, que son tambin las luchas por imponer
smbolos. Estos lugares, si bien siguen siendo espacios de gratitud al rgimen dictatorial, lo son
con menor fuerza a partir de 1989, cuando una movilizacin ciudadana se opuso al festejo
llamndolo Da de la infamia Nacional. As, para el segundo cumpleaos de Stroessner en
democracia, el barrio se llamaba San Pablo y la plaza principal, Carmen de Lara Castro, una
militante liberal comprometida en la denuncia de las violaciones a los derechos humanos durante
la dictadura.
Uno ms de de los actos de ruptura con el pasado est dado por la destruccin de una
estatua de bronce de Stroessner, ubicada en un monumento espeluznante en el cerro Lambar. La
misma, fragmentada y aplastada en una prensa de cemento armado, fue colocada en la bautizada
Plaza de los Desaparecidos, al costado del Palacio de Gobierno Francisco Solano Lpez, muy
cercana a la plaza principal, que es ahora la Plaza de la Democracia . sta se encuentra rodeada y
desafiada por fuertes smbolos dictatoriales, especialmente del progreso econmico. El primer
hotel de altura, Hotel Guaran, y el Banco Nacional de Fomento, una de las edificaciones msescandalosas de la dictadura, que contena un cartel gigantesco con fotos de Stroessner que
cambiaban de acuerdo a la poca, con eslganes de ese entonces.
Frente a la Plaza de la Democracia, se encuentra el Panten de los Hroes, que dej de ser
el Panten de los Militares, para incorporar al nico civil, hasta el momento: el presidente liberal
Eusebio Ayala, que, tras ser derrocado por la revolucin militarde 1936, muri en el exilio
argentino. Con todo, el Panten es un smbolo nacional hasta hoy innegable. Las manifestaciones
polticas y sociales reivindicativas de cualquier tenor poltico, desde actos oficiales a
movilizaciones campesinas pidiendo que les conmuten las deudas con el Estado, pasando por la
reivindicacin de los derechos de las mujeres hasta las vctimas de la dictadura, siguen habitando
ese espacio simblico. Es que acaso all prime la inmortalidad de pueblo y la patria, mucho ms
que las consecuencias histricas. No es de extraar que el primer presidente civil, Juan Carlos
Wasmosy, haya dicho: Cada paraguayo tiene orgullo de vestir verde olivo. Ac tenemos orgullo
de nuestra historia, de nuestros hroes, de nuestros prceres: hay un ser nacional. Eso hay que
respetarlo (Achard y Flores, 1997:187).
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De nuevas y viejas familias. Algunas interpretaciones finales
Las sociedades se apropian del pasado, lo conmemoran y lo recrean en funcin de sus
necesidades. Como argumenta Anderson (1991), la ingeniera cultural y poltica puesta a
disposicin para la invencin de la comunidad imaginada es una creacin y, como tal, no tiene
importancia su grado de falsedad. Por lo tanto, las naciones no deben distinguirse por su
legitimidad o ilegitimidad, sino por el estilo en que son imaginadas, aunque -agregamos nosotros-
los estilos en las que son imaginadas se cristalizan a la vez que provocan acciones concretas de
los sujetos sociales.
El Estado lopista, que poda haber transcurrido sin mucha trascendencia, termin
hegemonizando el orden poltico y simblico tras la necesidad de una lectura para el nuevoproceso histrico, pero tambin ante la necesidad de reinventar hroes y recrear discursos en
busca de la nueva legitimidad que debe acompaar al rgimen poltico. La preponderancia que
adquiere el imaginario lopista, una identidad en busca de lo propio, dio origen a prcticas
polticas y brind legitimidad para que la reproduccin de las relaciones polticas se vinculara a la
reproduccin familiar mucho ms que a la abstraccin, a la imparcialidad de la legalidad. Esto
tiene como consecuencias un Estado omnipresente y sobredimensionado que se convirti en
articulador de toda la sociedad, en una imbricacin que jug hasta el lmite de imponer festejospblicos de festejos privados y dar origen a la gran familia. El mundo pblico qued
supeditado al mundo privado. El inters privado del Estado era el mismo que el de la nacin, y el
inters privado de los habitantes del pas deba estar siempre supeditado al inters privado del
Estado.
La institucionalizacin de las reglas del juego poltico, cualquiera que ellas fueran, tiene
como funcin principal proveer de durabilidad y sentido a la accin. El problema se presenta
cuando las mismas terminan encapsuladas en representaciones polticas y culturales, ligadas al
militarismo nacionalista catlico, al que se le agreg finalmente el militarismo colorado.A priori,
la institucionalizacin poltica del liberalismo democrtico y la legitimidad racional no es mejor
ni peor, pero contiene la imparcialidad del mundo pblico que es incapaz de obtenerse con el
mundo privado familiar. Entre otras razones, porque se hereda.
En consecuencia, lo ms destacable del proceso de transicin a la democracia es la
posibilidad de la lucha simblica abierta por el pasado. Hay procesos concretos de
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democratizacin, con enormes esfuerzo tras la familia lopista. El proceso es contradictorio, pero
el mundo es otro y la globalizacin de la democracia y de los derechos humanos tambin. Los
procesos de integracin regional y global, independientemente de las tradiciones polticas de cada
espacio geogrfico, son habilitantes de un conjunto de pautas modernas para los sujetos polticos
y sociales.
El proceso democrtico iniciado tras la cada de Stroessner implica un quiebre, al igual
que el comenzado tras los resultados de la primera Gran Guerra. Qu relato sobre el pasado
triunfar ahora, para legitimar este nuevo proceso poltico, es todava una respuesta incierta. La
contestacin la dar el devenir de los actores sociales. Lo podrn mortalizar tras las rejas, a partir
de los juicios iniciados por violacin a los derechos humanos, o lo podrn inmortalizar con suentrada triunfal al Panten de los Hroes. O ambas cosas. Solo esperamos no ser testigos de otra
expedicin heroica, esta vez a Brasil, porque haya triunfado la herencia familiar.
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