democracia para idiotas.pdf

152

Upload: raaror

Post on 29-Apr-2017

224 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Democracia para Idiotas.pdf
Page 2: Democracia para Idiotas.pdf

2

Page 3: Democracia para Idiotas.pdf

3

Las ideas son como el fuego

Thomas Jefferson

Page 4: Democracia para Idiotas.pdf

4

A Luis y Carlos

Page 5: Democracia para Idiotas.pdf

5

©Santiago Hernández León

ISBN 978-84-615-3061-8

Registro 11/83647

Asiento Registral 00/2011/3248

http://democraciaparaidiotas.blogspot.com

Page 6: Democracia para Idiotas.pdf

6

Índice

PROLOGO ..................................................................................................................................................... 7

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................................ 11

¿QUÉ ES LA DEMOCRACIA? .......................................................................................................................... 15 UNA BREVE HISTORIA .................................................................................................................................. 17 CONCEPTOS COMUNES ................................................................................................................................. 21

DEMOCRACIA POLÍTICA ........................................................................................................................ 25

SEPARACIÓN DE PODERES ............................................................................................................................ 29 DIVISIÓN DE PODERES.................................................................................................................................. 32 LA ELECCIÓN DE LOS PODERES ..................................................................................................................... 37 LOS PARTIDOS ............................................................................................................................................. 38 ELECCIONES PRIMARIAS .............................................................................................................................. 40 FINANCIACIÓN DE LOS PARTIDOS ................................................................................................................. 44 LAS ELECCIONES ......................................................................................................................................... 47 ELECCIÓN DEL PODER EJECUTIVO ................................................................................................................. 48 ELECCIÓN DEL PODER LEGISLATIVO ............................................................................................................. 51 ELECCIÓN DEL PODER JUDICIAL ................................................................................................................... 56 POLICÍA Y DIVISIÓN DE PODERES .................................................................................................................. 61 POLICÍA JUDICIAL ........................................................................................................................................ 61 MÁS DEMOCRACIA ...................................................................................................................................... 63 LIMITACIÓN DE MANDATOS ......................................................................................................................... 64 FUNCIONARIOS............................................................................................................................................ 66 MÁS ALLÁ DE LA SIMPLE REPRESENTACIÓN: LA CONSULTA ........................................................................... 68 LA PRENSA .................................................................................................................................................. 71 LA NECESIDAD DE LA DEMOCRACIA POLÍTICA. .............................................................................................. 79

ALGUNOS PROBLEMAS DE LA DEMOCRACIA POLÍTICA ............................................................... 87

CONCIENCIA, MENTALIDAD Y COSTUMBRES.................................................................................................. 88 LA TRANSACCIÓN DEL VOTO ........................................................................................................................ 89 EL BIPARTIDISMO ........................................................................................................................................ 91 LA ALIANZA DE PARTIDOS .......................................................................................................................... 94 NACIONALISMOS, CULTURAS, ETNIAS Y RELIGIONES ..................................................................................... 96

DEMOCRACIA SOCIAL .......................................................................................................................... 103

LA DEMOCRACIA SOCIAL POSIBLE .............................................................................................................. 108 IGUALDAD Y CONDICIONES SOCIALES JUSTAS: LA DIVISIÓN IMPOSITIVA ...................................................... 112 TRABAJO, SALARIO DIGNO Y DEFENSA DE LOS DERECHOS ............................................................................ 117 LA DIVISIÓN DEL PODER ECONÓMICO ......................................................................................................... 127

ALGUNOS PROBLEMAS DE LA DEMOCRACIA SOCIAL ................................................................. 135

DEMOCRACIA Y PODER ECONÓMICO ........................................................................................................... 136 SOBERANÍA Y DEMOCRACIA SOCIAL ........................................................................................................... 139 LA COMPETENCIA POR EL TRABAJO A NIVEL GLOBAL .................................................................................. 141

EPÍLOGO ................................................................................................................................................... 143

SOBRE EL AUTOR ................................................................................................................................... 149

Page 7: Democracia para Idiotas.pdf

7

Prologo

Me he atrevido a escribir este texto, sin ser especialista en la materia,

porque la política siempre me apasionó y porque a pesar de leer y leer libros

sobre el tema, ninguno me dejó satisfecho. Es curioso que con tanta literatura,

con tanto especialista, ninguna obra me llegó del todo al corazón. Igual es por

eso mismo, porque no soy experto en la materia. En primer lugar quiero pedir

perdón a todos ellos por atreverme a escribir algo sobre lo que solo he leído. Lo

segundo es pedir perdón al sufrido lector por la forma en la que lo he escrito. He

decidido romper con los esquemas clásicos de un manuscrito al no realizar

ninguna cita a lo largo del texto, dejando de lado la faceta científica para

centrarme en el mensaje, el personal por supuesto. Cabe resaltar que nada de lo

que se dice en este texto es de mi cosecha. Todo lo que se puede leer en adelante

lo han dicho otros y mi única intención ha sido plasmarlo en mi percepción de lo

que es y lo que debe ser. Por tanto, pido perdón a tantos y tantos autores de

libros, ensayos, artículos de periódico y panfletos por la osadía. Me imagino que

cada uno verá su grano de arena en esta pequeña playa.

El objetivo de este texto no es otro que intentar educar al ciudadano sobre

lo que es la democracia y sobre lo que no lo es. Por supuesto, bajo la visión de

otro ciudadano interesado por el tema. He pretendido simplemente que sea una

obra de poca extensión y agresiva. Es claro que lo que aquí se dice agrede al

corazón de un sistema putrefacto, en el que nadie cree pero en el que todos

conviven con resignación. También pido disculpas pues en muchos casos pongo

ejemplos sencillos, quizás demasiado simplistas, comparando las normas de

circulación con nuestra convivencia, con la política. Lo he hecho de esta forma

no porque considere que el lector sea un idiota (lea la introducción para ver que

Page 8: Democracia para Idiotas.pdf

8

no es así), sino porque es una forma de ilustrar que, para convivir y no tener

accidentes, debemos tener normas. También, dicho sea de paso, cualquier idiota

puede conducir un vehículo al igual que cualquiera puede conducirse en la

democracia. Por tanto, cualquiera es capaz de entender la importancia de las

normas. Cabe decir que todos hemos realizado alguna idiotez conduciendo un

vehículo, por lo que no nos debe extrañar que podamos tener comportamientos

idiotas en la política. Somos humanos.

Lo que no parece de recibo es que nuestra civilización esté volviendo al

siglo XIX, perdiendo los derechos que hemos ido forjando durante muchos años

para, ahora, regalar nuestra libertad y nuestro trabajo a un poder que poco a poco

los va haciendo desaparecer bajo nadie sabe qué pretextos. Cuando la ciudadanía

pierde el poder de decisión y lo pone en manos de una clase política que le

usurpa toda voz, cuando rige algo que llaman mercados, que nadie sabe qué o

quiénes son, cuando estamos solo para trabajar y trabajar sin que nadie nos

aporte algo de felicidad, cuando ésta se confunde con el pan y el circo, me

imagino que habrá que reaccionar. Espero poner mi grano de arena.

También quiero añadir que cuando se habla de democracia en sentido

estricto tenemos que olvidarnos de conceptos como que el ser humano es bueno

por naturaleza. Los que desarrollaron la democracia moderna consideraron a las

personas, y especialmente a la clase política, susceptibles de corromperse,

abusar y aprovecharse de otros. También consideraron que el ser humano tiene

una tendencia innata a acumular poder y dinero por lo que consideraremos en

este escrito que las personas, si pueden (o les dejan), se corromperán. Algo así

como aquello de que el hombre es un lobo para el hombre. Parece claro que la

historia lo certifica. Algunos en cambio dirán que existen personas honradas y

que probablemente son la mayoría. No lo dudo. Sin embargo, la experiencia es

que cuando se tiene poder, esas personas honradas tienen altas probabilidades de

Page 9: Democracia para Idiotas.pdf

9

dejar de serlo. Lo importante del sistema democrático es que nadie acumule

demasiado poder durante mucho tiempo para evitar la posibilidad de su mal uso.

He escrito este texto en el convencimiento de que la democracia es el

único sistema posible y el que históricamente ha promovido más felicidad al ser

humano, por supuesto en términos relativos. Los países más avanzados del

planeta son los más democráticos. En éstos nunca han existido hambrunas (en

los democráticos y no en los que simplemente existen elecciones) como las que

hemos visto en cualquier tipo de dictadura, muchas veces afectando a millones

de personas. Cuando hay democracia, hay discusión, disenso y resolución.

Cuanta más democracia, mayor discusión, mayor disenso y mejor resolución. A

mayor democracia, mayor avance económico y social. Cuando no hay

democracia no hay nada de nada, solo pobreza. De la misma forma, entre una

democracia avanzada y una dictadura existe un enorme abanico de desarrollo

social y económico. En un reciente artículo de una prestigiosa revista científica

se llega a la conclusión de que la corrupción mata, pues en los países más

corruptos las víctimas producidas por los desastres naturales son órdenes de

magnitud superiores. Lo importante en dicho trabajo científico es que demuestra

que los países con menor corrupción son los de mayor nivel económico por

habitante. Por ejemplo, cuando no existe seguridad jurídica, la emprendeduría

dentro de un país es una quimera. Si el Estado autoritario tiene la potestad de

acosar al ciudadano, a las empresas, a los científicos,… no habrá progreso.

Nadie querrá invertir donde la probabilidad de perderlo todo es muy alta.

Alcanzar altos niveles democráticos es, sin duda, un antídoto para la corrupción.

Por último, me he atrevido a escribir este texto pues tengo la percepción

de que la sociedad en general ha perdido el norte. No sabe reaccionar ante tanto

dislate político y da la impresión de no saber qué hacer. En mi opinión es lo peor

que le puede ocurrir a un colectivo, pues queda inutilizado para actuar en

política. No saber dónde ir es quedar a merced de la corriente. Aquellos países

Page 10: Democracia para Idiotas.pdf

10

que han cambiado su sistema político debido a la presión de la sociedad, lo han

hecho cuando ésta estuvo concienciada del lugar a donde llegar. Por ejemplo, los

ciudadanos del extinto bloque socialista pensaron durante décadas que el suyo

era el mejor de los sistemas políticos. Cualquier reacción en contra fue

rápidamente aplastada pues no dejó de ser obra de una minoría (oprimida). Sin

embargo, cuando la mayoría se convenció de que el sistema estaba podrido, el

norte fue el sistema democrático y hacia él se han dirigido. Por cierto, con tanta

mala fortuna como nosotros pues los casos de corrupción en esos países son, en

general, muy altos. Ahora se hace imprescindible volver a localizar el norte en

los países democráticos. Es la tarea pendiente.

Page 11: Democracia para Idiotas.pdf

11

Introducción

Page 12: Democracia para Idiotas.pdf

12

En primer lugar debo disculparme ante usted señor lector por tener que

admitir la duda de si es usted idiota o no. En parte lo somos todos. La palabra

idiota tiene varios significados en los que no vamos a entrar, lo puede ver usted

en la Real Academia de la Lengua. Sin embargo, un conocido filósofo nos

alumbró certeramente sobre el origen de esta palabra. Nos dice que es una

palabra que proviene del vocablo griego Idiotés, utilizado para referirse a quien

no estaba interesado en la política, preocupado tan solo en lo suyo, incapaz de

ofrecer nada a los demás. Aunque en la vida (y en la política) hay de todo,

incluso a los que se refiere la Real Academia de la Lengua, mi motivo es hacer

llegar una idea universal a todos aquellos a los que se refiere el origen de dicha

palabra. En términos marxistas existe otra palabra menos coloquial, más

utilizada por intelectuales que es lumpen, que en una de sus acepciones

modernas son aquellos que no aspiran a que la sociedad mejore sino a mejorar

ellos a costa de la sociedad, no votan, y si pueden, no pagan impuestos y se

saltan todos los trámites que los ciudadanos normales deben realizar. Suelen

coincidir con lo que se denomina analfabeto político pues ni discute, ni habla de

política, ni quiere participar de la política. No vamos a entrar aquí en por qué

existe esta gente pues sin duda daría para un tratado de sociología, pero el hecho

es que cada vez es mayor su número. El resultado es que ese pasotismo

engendra la corrupción política y termina afectando su vida personal pues,

además de la libertad (algo que no se conoce bien hasta que se pierde), el

trabajo, la vivienda, los servicios sociales,… dependen de decisiones políticas.

Quizás lo decepcionante del actual sistema democrático, el del todo vale, el de la

abierta manipulación y corrupción, es que existe porque los ciudadanos les dejan

(pasan). Sin duda, que la ciudadanía actúe así beneficia a los de siempre, pues

existe toda una ideología detrás de esa forma de pensar.

Las socialdemocracias en el mundo vienen perdiendo votos desde hace

décadas, mientras que la derecha aumenta su representación. A nivel europeo

Page 13: Democracia para Idiotas.pdf

13

esta tendencia se observa ya desde hace años. Esto parece ocurrir porque los

jóvenes están desertando, no porque de la noche a la mañana hayan pasado a ser

de derechas, sino por un desencanto generalizado por la política, al menos la

oficial. Esto es importante pues muchos jóvenes universitarios lo que no quieren

es oír hablar de la política impuesta desde un sistema en el que no creen, o al

menos les plantea terribles dudas. Muchos de ellos perciben el sistema

democrático actual como falso e indecente (corrupto). Los que se llenan la boca

de palabras como democracia, Estado de derecho,… son los que más

desconfianza les generan. Perciben el sistema de partidos políticos como una

opereta que solo beneficia a unos pocos. Cuando estos jóvenes muestran su

desconfianza en el sistema (o simplemente lo rechazan) se les dice que siempre

hubo tiempos peores, que tienen que elegir entre esto o la dictadura. Por tanto,

se les induce a ir a votar las actuales opciones (normalmente dos) pues no existe

otra alternativa. Solo en situaciones muy candentes de la realidad política del

país han ido a votar en masa, decantando el arco parlamentario hacia la

izquierda. Por tanto, no es que no quieran saber nada de política, lo que no les

interesa es la actual política de partidos. Quizás el texto que sigue pueda ser un

granito de arena para que la ciudadanía entienda el significado de esa palabra tan

usada, la democracia. Nada fácil.

Después de muchos años de sufrimiento por intentar explicar a mis

amigos, a mis compañeros de Universidad, a los estudiantes y a muchos

conocidos el verdadero sentido de la palabra democracia, me he decidido a

escribirlo. El motivo es claro, dicha palabra es tan sumamente compleja que no

hay charla, ni conferencia, ni tertulia, ni nada, que tenga el suficiente espacio de

tiempo para explicarla. Incluso discusiones con alumnos y profesores de derecho

o de ciencias políticas siempre me dejaron un mal sabor de boca, quizás por lo

técnicos y poco políticos que fueron. Cuando en algún momento podía disfrutar

de estancias largas con gente sensibilizada con la política, también me sentía

Page 14: Democracia para Idiotas.pdf

14

frustrado a pesar de las largas tertulias de un día y otro también. La razón es

sencilla: no se puede explicar un todo sin un argumento y éste no es fácil de

llevar cuando las discusiones, de forma natural, saltan de un tema a otro. Por

tanto, intentaré ir paso a paso para que pueda unir las ideas sobre la democracia.

Si alguno de esos argumentos se me queda en el tintero pediré disculpas y lo

dejaré para otra edición.

Otro de los motivos que me han llevado a escribir este texto es la falta de

cultura política que tienen nuestros ciudadanos. El Estado debe enseñar esta

materia aunque por motivos que nadie entiende, rehúsa hacerlo. Es curioso que

durante la dictadura de Franco se estudiara su sistema político pero durante los

últimos treinta años nuestros hijos no han estudiado, ni estudian en qué consiste

el sistema democrático. Incluso existe una ley que obliga a ello pero que nadie

ha querido aplicar. Es también curioso que mucha gente tanto de la derecha

como de la izquierda que hoy vota, soporta y gestiona nuestro sistema, ni

siquiera se ha tomado la molestia de estudiarlo, reduciéndolo todo a que el que

gana las elecciones impone su política, su razón. Quizás es esta forma de pensar

la que más daño ha hecho al sistema democrático en muchos países.

Abundaremos en esto a lo largo del texto.

Por último, quiero dejar claro que esto no es un tratado, ni estudio

concienzudo, ni materia escrita siguiendo procedimientos académicos y

científicos. Es solo una reflexión basada en años de lectura, más lectura y gusto

por la política. Sí debo decir que detrás de estas reflexiones existe un marcado

carácter político y que me gustaría que los ciudadanos, tanto de derechas como

de izquierdas, apostaran por despertar de un largo letargo para empezar a

cambiar nuestra sociedad, para que todos vivamos en un sistema justo y digno.

A esto se han dedicado miles y miles de personas de bien. Modestamente quiero

añadir otro grano de arena.

Page 15: Democracia para Idiotas.pdf

15

Quizás habría que empezar definiendo la palabra democracia para tener

claro cuál es el objetivo de ese sistema político. Como veremos no es nada

sencillo lograr una definición pero al menos podremos entender algunos de sus

principios, la razón de ser de este sistema y lo que en él se persigue.

¿Qué es la democracia?

Casi nada. Según la Real Academia Española de la Lengua es la doctrina

política según la cual la soberanía reside en el pueblo, que ejerce el poder

mediante representantes elegidos por sufragio universal. Es la definición más

triste de las que he podido leer pues de inmediato excluye que el pueblo pueda

decidir directamente, ejercer ese poder, por referéndum por ejemplo. Es triste

también porque una de las características fundamentales de cualquier sistema

democrático es el absoluto respeto a las libertades individuales. Ningún sistema

será democrático si no existe un escrupuloso respeto a los derechos de la

persona, a la libertad individual. Añadiría también aquella frase que los

revolucionarios americanos imprimieron en su constitución que decía que debe

servir para la búsqueda de la felicidad.

Vamos a no hacerle mucho caso a esta definición de la Real Academia

pues los sabios que escribieron esto, seguro que nos discutirán que sin

representantes no hay referéndum, y que por supuesto los derechos individuales

se respetan en el sistema judicial. Dejémoslo para más tarde. Vamos a quedarnos

con la primera parte de la frase que parece lógica: la soberanía reside en el

pueblo. Sin embargo, el problema que abordaremos en las siguientes páginas es

cómo, de qué forma puede residir la soberanía en el pueblo.

Antes que nada, también me gustaría dejar claro que este sistema no es el

menos malo de los sistemas políticos como decía alguien, sino que es el único

Page 16: Democracia para Idiotas.pdf

16

sistema que nos permite decidir a todos. No existe otro sistema político que

pueda garantizar que en realidad decidamos todos. El problema es cómo llegar a

esa utopía. Ésta la han asemejado al horizonte en el mar, que es imposible llegar

a él, pero a medida que nos acercamos, que avanzamos hacia él, progresamos. Si

vamos a hablar aquí de democracia será mejor dejar claro este asunto, pues ésta

es una palabra que cuando la nombramos estamos hablando en positivo pero que

tiene muchos detractores. La condición humana es quizás la fuerza involutiva

más fuerte. No es sencillo avanzar hacia ese horizonte, existen muchos

movimientos en negativo. Este sistema no debe más que trabajar en pro de ese

avance pero sobre todo para que esos retrocesos, producto de nuestra naturaleza

no trabajen o sean anulados. No es fácil. En cualquier caso, parece claro que no

voy a responder a la pregunta que nos hacíamos al principio, pues definir la

democracia es algo complejo. Sería algo así como definir la vida. Conocemos si

existe o no, conocemos las condiciones para que exista, sus elementos y hasta

cuando deja de ser. Sin embargo, no sabemos definirla. A casi todos los

regímenes donde se convocan elecciones se les llama democracias, desde las

populares de los sistemas comunistas a las democracias orgánicas del fascismo.

Existe todo un espectro en el que se invoca la dichosa palabra. El grado de

perversión de este vocablo no tiene límites. Es lo que ha hecho que el concepto

pierda todo su valor y que incluso muchos renieguen de ella. Harán falta algunas

páginas para responder a la dichosa pregunta. Quizás, lo importante es conocer

las condiciones para que exista (al igual que la vida). En este sentido, lo único

que podemos decir por ahora es que lo contrario a la democracia es la

autocracia. En la primera, nadie puede hacerse con el poder por sí solo o por

herencia, tiene que ser elegido. En la segunda, hablamos de autoinvestidura o

simplemente heredar el poder.

Page 17: Democracia para Idiotas.pdf

17

Una breve historia

Me va a permitir el lector que me salte la típica alusión a Grecia, aquello

de que la democracia nació en Atenas y toda esa historia. Desde el punto de

vista filosófico aprendería usted mucho. Sin embargo, a los efectos de conocer la

democracia actual no viene al caso. Tendríamos que empezar con una breve

historia de la democracia moderna. Contrariamente a lo que mucha gente piensa,

ésta no nace durante la revolución francesa. He oído muchas veces a destacados

intelectuales comenzar sus disertaciones sobre la democracia en dicha

revolución. En realidad, se puede atribuir el origen de la democracia moderna al

parlamentarismo Británico, el cual evolucionó de forma gradual, pero con

sobresaltos históricos. A partir de la Revolución de 1688 en Inglaterra se

establece un sistema de representación parlamentaria, pero no es hasta el siglo

XIX cuando se extiende el sufragio universal, y hasta el XX en el que se hace

efectivo. La presencia de una monarquía en la jefatura del Estado y de una

cámara formada por nobles y clérigos no garantizó una representación

democrática. Aún hoy el parlamentarismo como sistema político ofrece muchas

dudas. Lo veremos más adelante.

Unos años antes de la revolución francesa tiene lugar la revolución que

conquista la independencia para los Estados Unidos de América, en la cual tras

distintas vicisitudes, un grupo de hombres sin duda adelantados a su tiempo,

establecen un sistema democrático que curiosamente, con todas sus

perversiones, ha pervivido hasta nuestros días. Son los revolucionarios

americanos los que toman las ideas más progresistas de la época y las reflejan

más que en una constitución, en una forma de proceder. No confiaban en la

buena voluntad de sus representantes e intentaron que el poder estuviese

controlado, que nunca existieran personas o grupos con demasiado poder.

Intentan por todos los medios que el poder vigile al poder, que nadie tenga

Page 18: Democracia para Idiotas.pdf

18

demasiado poder y que éste se divida de tal forma que no recaiga todo sobre una

persona o grupo. Quizás, lo más importante, es que estos pioneros de la

democracia moderna insistieron en defender los derechos de las minorías ante

las mayorías. Los Estados americanos fueron una minoría en el Imperio

Británico y rápidamente comprendieron que las mayorías (incluso en

democracia) pueden actuar de forma tiránica.

Por el contrario, la revolución francesa evolucionó en sentido contrario,

con una importante acumulación de poder en pocas manos. No vamos a analizar

aquí todo el proceso revolucionario pero sí es cierto que el sueño duró

relativamente poco tiempo, justo hasta el golpe de Estado de Napoleón. Su

igualdad, fraternidad y solidaridad no derivó en un ejemplo de democracia.

A partir de estas dos revoluciones, Europa comienza un proceso que

durará dos siglos en el que las ideas democráticas avanzarán rápidamente sin

llegar a cuajar nunca. Es precisamente España con su constitución de 1812 el

país que se adelanta en el proceso democrático con un texto que ya reconoce la

separación de poderes, sin duda emulando a los revolucionarios americanos.

Lógicamente, después de la invasión napoleónica no se quería emular el sistema

francés. La vieja monarquía rompe el proceso y el sueño. Es curioso que este

país haya sido también de los últimos en llegar a la democracia en el siglo XX si

excluimos a los países de la Europa del este. En medio, la aparición del

marxismo en el mundo abre un tremendo paréntesis y una ralentización de los

procesos democráticos. El marxismo promete el paraíso en la tierra. Claro, ante

esta promesa y la perversión del sistema democrático promovido por la escasa

(muchas veces nula) cultura democrática y el asalto del poder económico

pervirtiendo la representación, crean el caldo de cultivo para que poca gente

confíe en un sistema injusto en el que millones de trabajadores sufren

explotación y miseria. Los marxistas preconizan un sistema totalmente opuesto

al democrático, concentrando el poder en un partido único que sería la

Page 19: Democracia para Idiotas.pdf

19

vanguardia de los trabajadores. La historia ha demostrado que quien tiene poder

se corrompe, y quien tiene poder absoluto se corrompe absolutamente. Cuando

se utiliza el terror y el asesinato para lograr los fines que sean, el resultado es

evidente, hay que mantenerse en el poder por la fuerza pues si se pierde, la

integridad física no se garantiza. Prometieron el paraíso en la tierra y solo

dejaron un infierno. En los pocos sistemas comunistas que quedan en el mundo

el poder se mantiene de padres a hijos, de hermanos a hermanos,… como en las

monarquías.

Una vez superado el fracaso social y humano de los países comunistas y

toda la reacción fascista del siglo XX, parece que estamos en un punto donde la

utopía de la democracia tiene el camino libre. Desafortunadamente no es así

pero, sin duda, es el momento de reivindicar un proceso de democratización que

nos lleve hacia ese horizonte inalcanzable. El problema que se plantea es si

realmente tenemos las ideas y los instrumentos para hacerlo.

Ese camino libre del que hablaba tiene ciertos problemas. Quizás el más

grave aparece al final de la segunda guerra mundial cuando Europa se divide en

dos, con sistemas políticos antagónicos. Curiosamente, una de las potencias

ganadoras, Estados Unidos, no exportó su sistema democrático a Europa. Más

bien impuso la democracia parlamentaria, que como veremos más adelante es un

sistema perverso, poco democrático y que permite la manipulación a todos los

niveles. Dado que en el parlamentarismo no es el pueblo quién elige a los

gobiernos (solo se elige a los parlamentarios), la formación de gobiernos

depende de las negociaciones entre partidos y personas. Puede existir una

mayoría parlamentaria que no forma gobierno, una mayoría popular que no

gobierna. Si añadimos aquella máxima de que toda persona tiene un precio (y en

estos niveles se juega con mucho dinero) podemos llegar a la conclusión de que

el sistema es fácilmente manipulable. Los que vivimos en países con democracia

parlamentaria lo hemos sufrido muchas veces. Pero, ¿por qué Estados Unidos

Page 20: Democracia para Idiotas.pdf

20

impone este sistema? Principalmente porque en aquella Europa los partidos

comunistas tenían mucho apoyo popular. Un sistema de elección directa del

gobierno por parte del pueblo hubiese puesto en el poder a los comunistas al

menos en Italia y en Francia. Éstos, en un sistema parlamentarista nunca

llegarían al poder pues conformar una mayoría absoluta es muy difícil (y menos

con la propaganda en contra). Además, solo hay que poner mucho dinero en

múltiples partidos para que el voto se divida y aunque se obtenga mayoría, la

suma del resto de los partidos impediría la formación de un gobierno. En el peor

de los casos, se puede recurrir a la compra-venta de representantes (toda persona

tiene un precio). En un sistema de separación de poderes esto sería más

complicado (ver más adelante). Por otro lado, los comunistas no querían saber

nada de un sistema democrático importado del imperio capitalista, por lo que

todos de acuerdo. Quizás fueron los primeros idiotas. Claro, tantos años

estudiando el manifiesto comunista y otras lecturas afines, que cuando llegó la

democracia no sabían (y posiblemente siguen sin saber) en qué consiste.

Es probable que pocos ciudadanos conozcan qué es realmente la

democracia. Para la derecha es un mal menor. Sus votantes quieren mano dura y

los políticos favorecer determinados intereses. La izquierda, por otro lado, solo

ha soñado con llegar al poder e imponer su razón, muchas veces favoreciendo

también determinados intereses, en ocasiones aprovechándose de la ingenuidad

y buenas intenciones de su electorado. A ambas partes mantenerse en el poder a

toda costa les ha llevado a situaciones inconfesables. La democracia no debe ser

un trampolín para imponer una razón, un criterio, una forma de gobernar, sino

un sistema que permite a todos una convivencia en la justicia, en la igualdad de

oportunidades y en la libertad. Un claro ejemplo histórico fue la II República

Española donde, tanto la derecha como la izquierda solo pretendían alcanzar el

poder para imponer su política, su razón. Unos para perpetuar el sistema caciquil

decimonónico y los otros para hacer su revolución. Mientras, el pueblo de

Page 21: Democracia para Idiotas.pdf

21

espectador y sufridor. La república fracasó pues cada facción tenía su razón y

quisieron imponerla. Nadie creía en la democracia, nadie quiso preguntar a la

ciudadanía.

En la actualidad, se percibe un retroceso social y político en el cual la

gente confía poco o nada en el sistema democrático. La percepción general es

que todo está atado y bien atado, las políticas de unos y otros son iguales y poco

queda por decidir. Solo nos piden el voto para legitimar unas listas electorales

que han elaborado unos partidos en los que nadie sabe cómo han llegado los

candidatos hasta ahí. El problema de dicha percepción es que la ciudadanía

pueda caer en la tentación de buscar líderes, caudillos,… que como en ocasiones

anteriores, han prometido hasta el imperio y lo que han conseguido es la

pobreza, la destrucción, e incluso la muerte.

Vamos, por tanto, a analizar lo que es, y lo que no es, el sistema

democrático. Es un sistema relativamente complejo, nada fácil de explicar y

sobre todo que es fácilmente puesto en duda por sus detractores. Veremos

también estas dudas.

Conceptos comunes

Vamos a definir algunos conceptos que seguramente muchos hemos oído

a lo largo de nuestra vida pero que en pocas ocasiones nos hemos parado a

pensar en su verdadero significado. En primer lugar, hay que dejar claro que no

existe una sola democracia. Existe lo que se denomina la democracia política y

la democracia social. Un sistema democrático por definición nunca puede

prescindir de estas dos formas. La primera abarca un complejo sistema de

normas e instituciones que tienen por objeto garantizar la libertad de los

ciudadanos. La democracia política debe garantizar que el poder del pueblo esté

Page 22: Democracia para Idiotas.pdf

22

correctamente reflejado en sus representantes, que existan mecanismos para que

estos representantes no abusen del poder otorgado, y que permita a la ciudadanía

expresarse libremente, tomar decisiones, sobre todo cuando se desconfía de esos

representantes. En este sentido, la democracia política garantiza el gobierno de

las mayorías pero también garantiza los derechos de las minorías. Ningún

ciudadano puede ser sometido por una mayoría. Para ello la democracia política

aplica una serie de contrapesos para que ninguna institución, representante o

funcionario tenga demasiado poder. En una democracia sensu stricto el poder se

divide tanto que nadie podría llegar a tener un poder absolutamente decisivo.

La democracia social es aquella que persigue la igualdad de condiciones

sociales actuando sobre la economía para que ésta sea justa y permita a los

ciudadanos actuar en igualdad de condiciones económicas. Este tipo de

democracia es la que ha perseguido siempre la izquierda a costa de cercenar la

democracia política. Ésta no garantiza la democracia social. Sin embargo, un

siglo y medio de nefastas experiencias nos llevan a la conclusión de que para

que exista la democracia social es condición indispensable que exista

democracia política. En los inicios de la revolución francesa, un revolucionario

le preguntó a otro de qué le sirve la libertad política a quien no tiene pan. Típico

discurso de quien antepone la democracia social a la política, y curiosamente la

mentalidad que ha perdurado en muchos europeos. Uno de estos

revolucionarios descubrió la respuesta cuando fue guillotinado. En adelante,

intentaré demostrar que sin democracia política no puede existir democracia

social. La libertad te permite reclamar el pan.

Vamos primero a definir qué es y que no es democracia política,

condición necesaria para que se pueda desarrollar la democracia social. Entiendo

que esta última frase pueda crear muchas dudas pero la historia, especialmente

la del siglo XX, no me deja lugar para la duda. Las sociedades que han intentado

imponer la democracia social sin establecer la política, con todas sus

Page 23: Democracia para Idiotas.pdf

23

consecuencias, han fracasado. Ya nadie se cree que tengamos que confiar en

alguien y que esa persona o grupo sea incorruptible. Eso ha pasado a la historia.

Lo terrible no es el fracaso en sí, sino los millones de personas que han sido

víctimas de sistemas sin democracia política. Cuando ésta no existe, el acoso, las

persecuciones, la privación de libertad y la muerte siempre pueden, en su razón

totalitaria, tener justificación. Cuántos ejemplos hemos visto donde la simple

disidencia es motivo mayoritariamente aceptado para privar de libertad e incluso

para justificar la muerte.

Page 24: Democracia para Idiotas.pdf

24

Page 25: Democracia para Idiotas.pdf

25

Democracia política

Page 26: Democracia para Idiotas.pdf

26

La democracia política es una parte fundamental de la democracia que,

desgraciadamente, ha sido pervertida en prácticamente todos los Estados que se

llaman democráticos. En ella se incluyen las normas que tenemos que respetar

para que un pueblo pueda gobernarse a sí mismo, para que todos los ciudadanos

decidan (y no unos pocos). En realidad, el respeto a las normas es una base

fundamental del sistema democrático. Sin normas, sin su respeto y

cumplimiento no puede existir democracia.

Las normas nos ofrecen la posibilidad de ser libres. Decía un famoso

filósofo que el ser humano es libre si tiene que obedecer a las leyes y no a las

personas. Muchos jóvenes difícilmente podrán compartir dicha sentencia (es

poco romántica) por lo que les propongo un ejemplo. Imaginemos por un

momento que deseamos circular con un automóvil por carreteras donde no

existan normas de circulación, donde no existan señales, limitaciones de

velocidad, ni nadie que vigile el buen comportamiento de los conductores.

¿Seríamos libres? Es evidente que no. Circularíamos con un miedo

extraordinario pues el tráfico sería impredecible y en cada momento estaríamos

arriesgando la vida. Además, sería la ley del más fuerte. No sería lo mismo

circular con un enorme camión que con un pequeño utilitario o una motocicleta.

El más poderoso (el camión en este caso) circularía con mucha libertad mientras

que los demás estaríamos al dictado de sus movimientos. La ley del más fuerte,

la de la selva. Por tanto, una serie de normas para circular nos hacen ser más

libres pues por muy grande que sea el vehículo que circule a nuestro lado, tendrá

que respetar las leyes que nos hemos impuesto para circular sin miedo, con

libertad.

Claro, el cumplimiento de estas normas también va a depender del

conocimiento que tengamos de ellas, de la educación y de la cultura. En este

sentido, existen dos mentalidades bien distintas. La primera es la del

Page 27: Democracia para Idiotas.pdf

27

subdesarrollo. Éste no es solo una falta de recursos en una sociedad, sino que es

una forma de pensar, una mentalidad. Existen países con grandes recursos pero

que no salen del subdesarrollo precisamente por una cuestión cultural. Piense el

lector en países “democráticos” que tienen enormes reservas de petróleo pero

cuya población vive en la más absoluta miseria. Aquí el problema no son los

recursos sino la mentalidad con que se gestionan. Así, suelen ser países donde la

corrupción está generalizada no solo en los representantes sino en el ciudadano.

En contra de esa forma de pensar, de la falta de educación, de la influencia de

algunas religiones en esa mentalidad, es difícil, muy difícil luchar. Máxime, si

esos políticos están al dictado de los grandes intereses económicos. El problema

se perpetúa y la democracia no tiene mecanismos para romper con esa

maldición. Por tanto, el ciudadano a través de sus representantes debe erradicar

esa mentalidad y concienciarse de que las normas son útiles y lo son para todos.

Es aquí donde surge el problema pues la población observa que quienes les

gobiernan se enriquecen y campan a sus anchas bajo la más estricta legalidad.

¿Por qué ocurre esto? Simplemente porque el sistema democrático (si lo hay) ha

sido pervertido. Esto es muy difícil de desenmascarar. Sin embargo, pienso que

los pueblos con mentalidad del subdesarrollo no están necesariamente

condenados, pueden salir de su triste situación si existe educación, conciencia

social y los mecanismos políticos para hacerlo. De hecho la España del siglo XX

es un claro ejemplo, aunque es cierto que todavía queda mucho camino.

Por el contrario, existe una mentalidad basada en la disciplina. A muchos

les debe sonar raro. En distintas tertulias con mis alumnos siempre he defendido

que los países más disciplinados son los más democráticos, aquellos en los que

su población respeta las normas. Cuando les digo que, por ejemplo, tirar un

papel al suelo (para muchos no tiene importancia aún siendo una generación de

estudiantes educados en la ecología) afecta a mi calidad de vida, la higiene, la

felicidad, y debería por tanto estar penalizado, piensan como mínimo que me

Page 28: Democracia para Idiotas.pdf

28

estoy pasando. Enseguida surge la palabra autoritarismo, confundiéndola con

disciplina. Esto ocurre en países, en culturas, donde hemos sufrido el

autoritarismo y hemos llegado a no diferenciar ambos conceptos. Es evidente

que si hay que cumplir las normas en pro de la convivencia y el ciudadano acusa

de autoritarismo a quien las vigila, no habrá nada que hacer.

Por tanto, vamos a recordar en adelante cuáles son esas normas para que

exista democracia. El primer punto fundamental es gozar de democracia política,

una serie de normas fundamentales como la separación y división de poderes, y

la configuración y elección de esos poderes para que en ningún momento

tengamos que confiar en la buena voluntad de quien gobierna, sino que éstos

cumplan y hagan cumplir las normas. La democracia se basa en elegir a nuestros

representantes para que gobiernen las mayorías, pero también para que exista

una salvaguarda absoluta de los derechos de las minorías y se garantice el

respeto y los derechos de los individuos. Si no existen normas claras, las

mayorías elegidas podrían aplastar a las minorías y a los individuos como en la

más carnicera de las dictaduras. Esto sigue ocurriendo en muchas democracias

consolidadas. Para que esto no ocurra, la democracia tiene unos mecanismos

universales que raramente se cumplen. Y como raramente se cumplen, muchos

ciudadanos han dejado de creer en ella, otros la toman como una forma poco

efectiva o mala para gobernar, y a otros simplemente no les sirve pues quien

siempre decide no son nuestros representantes sino los poderes económicos.

Vamos a ver cuáles son los requisitos para que esto ocurra en menor medida o al

menos nos podamos defender de quienes se quieren aprovechar de nuestro

derecho a la libertad.

Page 29: Democracia para Idiotas.pdf

29

Separación de Poderes

Es el mecanismo clásico de la democracia política por el cual los que

gobiernan y aplican las leyes (poder ejecutivo), los que hacen las normas, las

leyes (poder legislativo) y los que defienden la legalidad y los derechos de los

ciudadanos (poder judicial) son elegidos independientemente, y por supuesto, el

poder no recae en las mismas personas, ni necesariamente los mismos grupos

políticos. Se crea así una serie de contrapesos con los cuales el poder puede

vigilar al poder para que no se cometan abusos. Cada uno de estos tres poderes

se debe al pueblo y responden ante él. Por tanto, deben vigilar las actuaciones de

los otros dos poderes del Estado. La libertad del ciudadano depende

directamente de que nadie utilice su poder gratuitamente, pues siempre existirá

otro poder independiente que salvaguarde sus derechos. Para que éstos sean

independientes tienen que ser elegidos por separado de tal forma que el poder no

resida en una persona, ni en un grupo de personas. Se debe garantizar de esta

forma que no se produzcan excesos ni abusos.

Existe una confusión general muy extendida por la que se considera que

existe separación de poderes cuando el pueblo elige al parlamento (legislativo) y

éste elige al ejecutivo (presidente del gobierno, primer ministro,…), y a su vez

éste elige a los jueces y fiscales. En este caso no existe separación de poderes

pues todo el poder está en manos de un grupo de parlamentarios, de un partido o

coalición de partidos. Si quien elabora una ley injusta la aplica porque le interesa

y nadie la recurre, el abuso está servido. Esto es lo que ocurre en las

democracias parlamentarias en las que se distinguen los poderes (ejecutivo,

legislativo y judicial) pero no se separan. Se puede gobernar por decreto sin

ningún problema pues la mayoría parlamentaria que nombra al presidente o al

primer ministro será la que ratifique dichos decretos. Por tanto, el

parlamentarismo adolece de una de las condiciones fundamentales del concepto

Page 30: Democracia para Idiotas.pdf

30

de democracia, por lo que difícilmente podemos clasificarla como verdadera

democracia. La imposición del parlamentarismo representa la primera

perversión de la democracia al intentar engañar a los ciudadanos, haciéndoles

creer que existe la separación de poderes. Lo grave, como veremos, es que

cualquier minoría puede ser acosada, perseguida, aplastada y condenada.

En contraposición al parlamentarismo, nos encontramos con el

denominado presidencialismo en el cual efectivamente el ejecutivo es elegido de

forma independiente al legislativo. En este caso es el pueblo quien elige al

presidente del gobierno y no los parlamentarios. Sin duda es un avance sobre el

parlamentarismo pues dicho gobierno está legitimado directamente por los

ciudadanos y no se debe a una serie de pactos (a veces compraventas) entre

partidos de (a veces) muy distinto signo. Ocurre en el parlamentarismo que un

ciudadano vota por el partido A pues no quiere bajo ningún concepto que

gobierne el partido B. Después de las elecciones A y B pactan en contra de C

para que gobierne B. El ciudadano observa con estupor cómo con su voto

gobierna precisamente el partido que no quería (B). Esto es un absoluto engaño.

Por tanto, sin duda es preferible que el pueblo elija directamente a su gobierno.

Pero el denominado presidencialismo tampoco suele respetar la

separación de poderes. De hecho se denomina de esa forma pues en muchos

países donde existe este sistema, el gobierno hace caso omiso de las leyes que

emanan del parlamento mediante la utilización del derecho de veto o

simplemente gobernando por decreto. El poder judicial emana de quien gobierna

por lo que la posibilidad de controlar los excesos y abusos del gobierno queda

anulada. Las repúblicas latinoamericanas han sido siempre un ejemplo de estos

sistemas. Los decretos presidenciales han sido el pan nuestro de cada día y han

sido denominados de las formas más variopintas: decretos especiales, de

necesidad, poderes de emergencia, leyes habilitantes, medidas provisionales,…

En realidad, en muchas democracias presidencialistas, tanto de derechas como

Page 31: Democracia para Idiotas.pdf

31

de izquierdas, lo que ha ocurrido es que prácticamente se ha elegido a un

dictador, por supuesto legitimado. Existe un caso bastante curioso que es el de

Estados Unidos donde en el interior existen unos niveles importantes de

democracia política pero en política exterior, como dijo uno de los estudiosos

del sistema democrático en 1835, es una dictadura. El presidente prácticamente

no responde ante los representantes populares de sus acciones. Así, durante siglo

y medio han promovido toda clase de conflictos alrededor del mundo (fomentar

el terrorismo, provocar golpes de Estado, alimentar y entrenar guerrillas,…).

Han manejado el mundo de espalda a sus representados, los cuales también han

mirado para otro lado. Sin duda, el campo de concentración de Guantánamo es

un caso más de cómo se puede actuar de forma dictatorial cercenando los

derechos humanos. Los procedimientos utilizados con esos prisioneros echan

por tierra el Estado de derecho y confirma que ningún ciudadano,

estadounidense o no, tiene garantizada ni las libertades, ni su integridad física.

Existe una forma intermedia entre presidencialismo y parlamentarismo en

la cual el pueblo elige al presidente del país, al jefe del Estado y el parlamento

elige a un primer ministro que es quien de hecho gobierna con su gabinete. En

realidad es otra perversión del sistema pues aunque en apariencia se elige

separadamente, en realidad es el primer ministro, elegido por los parlamentarios,

quien gobierna. A todos los efectos es un parlamentarismo disfrazado, un

sistema que distingue los poderes pero no los separa. En estos casos, el Jefe del

Estado es una figura simplemente representativa. Prácticamente no gobierna.

¿Alguien sabe cómo se llama el Presidente de la República Federal de

Alemania?

Nadie nos enseñó en qué consiste la democracia pues no interesa. La

complicidad de los partidos y los intereses de aquellos grupos económicos que

les financian, hacen que tanto en el presidencialismo como en el

parlamentarismo el sistema democrático quede absolutamente viciado. Por tanto,

Page 32: Democracia para Idiotas.pdf

32

en un sistema democrático deben quedar claras las funciones de los tres poderes

como instituciones absolutamente independientes.

La elección de los poderes del Estado es un punto crítico del sistema

democrático y prácticamente cada país legisla de distinta forma atendiendo a

factores como el territorio, población,… En la mayoría de los casos son excusas

para una vez más pervertir el sistema. Quizás es este uno de los puntos más

complicados. Lo veremos más adelante.

División de poderes

Éste es un concepto escasamente diferenciado por los estudiosos de la

política. Algunos especialistas hablan de división de poderes dando el

significado que hemos argumentado para la separación de poderes. Incluso nos

dicen que es lo más correcto. No voy a entrar en esta terminología pues existen

otros especialistas que argumentan que se debe diferenciar entre separación y

división de poderes tal y como se hace aquí. Creo que la cuestión no es

terminológica sino de conceptos y se llame como se llame, lo importante es que

quede claro lo que decimos.

Las sociedades nunca son homogéneas y se diferencian por la desigual

ocupación del territorio, la geografía, las culturas, historia,… Atendiendo a las

características peculiares de los distintos territorios, los Estados se dividen a su

vez en otros Estados de menor entidad. Dicha división es común en los Estados

federales que a su vez se componen de otras unidades de menor rango. Es una

forma de dividir el poder para que, simplemente, el Estado nacional no lo tenga

en exceso y, a su vez, los federados tengan cierta independencia para llevar a

cabo sus particulares políticas con los ciudadanos. Generalmente la historia de

cada país y de cada región pesa mucho en el número y composición de los que

Page 33: Democracia para Idiotas.pdf

33

se federan. Al final de dicha división de poder están las unidades básicas de

convivencia, generalmente los municipios. En adelante hablaré de Estados

federales como las unidades que configuran un país. Sin embargo, me gustaría

que el lector entendiera esta palabra en un sentido más amplio y general. Un país

se compone de Estados federados que a su vez pueden repetir el esquema

federal. Imaginen un Estado federado compuesto de territorios definidos (desde

el punto de vista de su geografía, economía, cultura, etnias,…). Cada una de

ellas puede funcionar a su vez como una unidad federada al hablar de su

organización política, funcionamiento, hacienda,…

En cada una de esas unidades de división vertical del poder se tiene que

respetar la independencia política y económica. Se trata de un Estado dentro de

otro Estado y aunque algunos ciudadanos no ven con buenos ojos tanta división

del poder, tanto parlamento, tanto político, tantos funcionarios,… la historia

demuestra que es la mejor forma de convivencia. Por un lado, que el poder se

acerque más y más al pueblo. Por otro, que el control de este sea efectivo sobre

las políticas locales y regionales. El problema reside en que el ciudadano tiene la

impresión de que no decide nada en ninguno de los niveles de los que hablamos.

Sin duda, esta división de poderes en unidades de menor entidad es otra

forma de limitar el poder. El problema es, nuevamente, la perversión de este

sistema. En realidad los Estados se deben federar y esto implica tener

responsabilidad no solo con el gasto sino con la hacienda. Los federados deben

ser capaces de recaudar sus impuestos y de utilizarlos de la forma que

establezcan sus leyes, dejando una parte proporcional para los gastos generales

del país. No existe división de poder cuando los federados no tienen hacienda

propia y aquello que recaudan va al Estado nacional, el cual se encarga ahora de

repartirlo según criterios políticos, criterios de interés electoral u otros. En este

caso, la división de poderes no sirve para nada pues por mucha decisión que

tenga el Estado federado, el poder central siempre ostentará el poder económico.

Page 34: Democracia para Idiotas.pdf

34

Este poder es decisivo y hace inclinar la balanza siempre a favor del poder

central. Por tanto, los federados no disfrutarán de la libertad para la que se

concibe esta división del poder. El caso español es un claro ejemplo. La división

de poderes se basa en algo inventado ad hoc que llaman Autonomía. El Estado

central recauda y luego reparte. Se encarga de repartir prebendas y mantener

intereses electorales en territorios que muestran un voto del signo del que

gobierna en Madrid. También apoyan monetariamente cuando se intenta

fortalecer un pacto con alguna fuerza local para que favorezcan las políticas

centrales, o simplemente para mantenerse en el poder (con nuestro dinero). En

España existen territorios que no salen del subdesarrollo simplemente porque es

más fácil que sus élites políticas extiendan la mano al Estado a cambio de

apoyos electorales, que intentar que dichos territorios avancen en bienestar,

educación, ciencia, nivel cultural,... Todo gira entorno a la forma de engordar

intereses inconfesables.

La Autonomía es prácticamente un invento español que no llegó a

desarrollarse durante la II República y que en la constitución de 1978 aparece

casi como una fórmula nueva. Existe algún caso que pudiera asemejarse en

Europa pero no con la trascendencia que en España. Parece claro que es un

invento para evitar el federalismo. Con la Autonomía se consiguió un sistema de

reparto de competencias absolutamente desigual de tal forma que las distintas

regiones españolas marcharon a ritmos muy distintos, siempre dependientes de

quien gobernara en el poder central. Así, ha servido de moneda de cambio para

muchos intereses. Sería prolijo relatarlo aquí. Durante 30 años el poder central

ha utilizado los presupuestos del Estado y la transferencia de competencias

como moneda de cambio para mantener al gobierno de turno en el poder, para

obtener apoyo político. Para colmo, no todas las regiones disfrutan de las

mismas libertades. Simplemente piense el lector en la capacidad que tienen unas

autonomías de aprobar sus estatutos en referéndum mientras que otras no

Page 35: Democracia para Idiotas.pdf

35

pueden ni soñarlo. Hay españoles más iguales que otros. Lo que separa al

federalismo de la autonomía es que en esta última el Estado es el que reparte

poder y prebendas, mientras que en un Estado federal todos los Estados

hubiesen partido con las mismas competencias y libertades. Hay quien dice que

la Autonomía Española es en la práctica un Estado federal. Esta mentira, tantas

veces repetida, ha llegado a considerarse una verdad. La autonomía no ha

servido para dividir el poder sino ha hecho a los distintos Estados que

configuran el territorio español más dependientes de las concesiones del poder

central. Por supuesto, esto beneficia a determinadas minorías pues son éstas las

que con sus pocos escaños en el parlamento justifican la aritmética.

Este invento de las autonomías ha constituido una de las perversiones más

sangrantes de la democracia española pues ha cercenado la libertad de

determinadas comunidades, restringiendo su capacidad de actuación

simplemente para que su poder sea sumiso con el Estado central. Es tal, que el

modelo ya se exporta a países que quieren poner fachada democrática sin serlo.

Por ejemplo, Marruecos se anexionó el Sahara en los años 70 del pasado siglo y

su ocupación sigue siendo el problema no resuelto de la descolonización

africana. El Sahara está pendiente desde hace décadas de un referéndum de

autodeterminación impuesto por Naciones Unidas, pero que nunca ha logrado

llevar a término. Pues bien, la fórmula que encuentra Marruecos es la

autonomía. Saben perfectamente que administrarán el poder político y

económico de este territorio pues, la autonomía que no se sabe exactamente lo

que es, quedará a criterio de quien la otorga. De hecho, el general Franco otorgó

la Autonomía a la colonia española de Guinea Ecuatorial antes de su

independencia. Esto es un recurso utilizado hasta por los dictadores para decir

que otorgan lo que no es. Es previsible que esta fórmula se utilice más y más en

países de dudosa reputación democrática.

Page 36: Democracia para Idiotas.pdf

36

En un sistema de división de poderes, cada uno de los federados debe

actuar como un Estado independiente, recaudar para sí con el objeto de escalar

su economía, de hacer su territorio productivo y no vivir a expensas de los

demás, de los que más empeño ponen en progresar. Desde mi punto de vista,

esta es una cuestión crucial de un sistema democrático. Las distintas unidades de

la división del poder deben tener la facultad de recaudar y gestionar sus recursos

pues esto les hará más eficientes y comprometidos con sus ciudadanos. Lo que

no es de recibo en ninguna sociedad es que unos vivan a costa del trabajo de

otros, utilizando el chantaje y la representación parlamentaria. En España hemos

visto muchas veces como un puñado de votos secuestra las decisiones

gubernamentales, o bien el gobierno cede enormes recursos por un par de votos,

simplemente para mantenerse en el poder. Una vergüenza.

Evidentemente un porcentaje de lo recaudado en cada Estado federado

tiene que ir a las arcas del país pues existen servicios que son más eficaces si

están centralizados. El tesoro del país, el ejército, la investigación,… necesitan

de grandes recursos y por tanto deben estar en el nivel más alto de la división de

poderes. El país debe disponer de recursos para actuaciones de solidaridad con

las regiones históricamente más pobres, para casos de emergencia, para actuar

ante las crisis,... Abundaremos en este asunto al tratar la democracia social y la

contribución al bienestar social de los ciudadanos con sus impuestos.

Ya hemos descrito los grandes epígrafes de los límites al poder, la

separación y la división de poderes. Y hemos visto como en muchas naciones,

que incluso los reconocen, es una quimera. Han pervertido el sentido de la

separación y división de poderes proclamándolas al mundo y a sus ciudadanos.

Sin embargo, en la realidad no existen como tal. Somos democráticos pero las

reglas auténticamente democráticas, las que nos garantizan la libertad como

ciudadanos o como pueblo quedan enmascaradas, o en último término no

existen. Si un grupo de parlamentarios elegidos de una lista que nadie sabe quien

Page 37: Democracia para Idiotas.pdf

37

elabora elige al gobierno y éste a los fiscales y jueces, y además ese grupo que

ha tomado el poder tiene la facultad de otorgar más o menos presupuesto aquí o

allá según intereses muchas veces inconfesables, todo el poder estará en unas

pocas manos. Es lo contrario al concepto de democracia. Pero sigamos

abundando un poco más.

La elección de los poderes

Sin duda, este es uno de los puntos clave de cualquier tipo de democracia.

La variabilidad de sistemas electorales y de perversiones asociadas es enorme.

Sin embargo, es el único punto donde existe unanimidad: hay que elegir a los

representantes. De la forma que sea, pero hay que elegirlos. Cuando se eligen

éstos, el poder está, en último término, en el elector y esto es importante. De una

u otra forma, el Estado está en manos de la ciudadanía. Claro, 250 años de

democracias han dado lugar a perversiones que en algunos casos son insólitas.

Cabe decir en este punto que si bien la elección es un factor determinante, la

democracia no se limita a ella como ocurre en muchos países. Como veremos es

un sistema algo más complejo. La democracia no existe porque existan

elecciones en un determinado territorio. No se le escapará al lector que existen

muchos países nada democráticos en los que se eligen representantes cada cierto

tiempo. La representación es necesaria pero, tal y como estamos viendo, faltan

muchas otras condiciones. Por último, no todas las decisiones se realizan por

representación. Existen mecanismos para que el pueblo se pueda expresar

cuando desconfía de sus representantes. También lo veremos. Veamos ahora

cómo se deben elegir esos representantes.

Page 38: Democracia para Idiotas.pdf

38

Los partidos

La forma de articular la representación es el sistema de partidos. Éstos

reúnen a aquellas personas que defienden una misma opinión o causa. El partido

es la representación del pueblo en la democracia. El partido surge de la unión

natural de aquellos que comparten unos criterios políticos similares. Por

ejemplo, los votantes de una opción determinada pueden formar un partido, el

cual se articulará por los distintos distritos de una ciudad o comarca. El partido

es una asociación que nace de la libre unión de los ciudadanos que a su vez

promoverá una estructura federada entre los distintos distritos o comarcas.

Digamos que es una unión natural de personas que piensan y promulgan una

actuación política similar cuyos centros de decisión están en los distintos

distritos. Es un sistema abierto a todos los ciudadanos para conseguir que sus

ideas puedan estar representadas en una institución democrática, la que sea.

Digamos que es el núcleo de la democracia, allí donde ésta se hace directa,

donde los ciudadanos se reúnen en su distrito y discuten su solución a los

problemas.

La perversión del sistema de partidos es la de una organización que

funciona como un club, como una agrupación de personas, muchas veces

influyentes, que presionan para conseguir determinados intereses. La entrada en

el partido es una admisión, con lo cual solo se puede pensar que entran a formar

parte de él personas cuya capacidad de crítica, en principio, puede ponerse en

duda. De otra forma, los dirigentes del club nunca los aceptarían. Sin embargo,

algún lector puede argumentar que no es así, que exagero. Igual sí. En lo que no

creo que me confunda es que si el nuevo miembro del partido no sigue los

criterios establecidos no llegará a nada, como si nunca hubiese entrado en el

partido. Los líderes lo apartarán de cualquier lista electoral. Por tanto, en este

sistema, el partido deja de ser la representación del pueblo en la democracia para

Page 39: Democracia para Idiotas.pdf

39

convertirse en una organización jerárquica mucho más parecida a una

organización militar que a una asociación libre de ciudadanos. Curiosamente,

esta forma de proceder nace de la izquierda europea en la cual se imita a los

partidos centralistas de los países de la antigua área socialista. El partido en este

caso se configuraba como un ejército (de hecho a los partidarios se les llama

militantes), con una dirección férrea y con unas directrices que eran en muchos

casos dogmas. Por cierto, habría que desterrar el concepto de militante, horrible

palabra que asemeja a un partidario con alguien que obedece órdenes. Las

órdenes vamos a dejarlas para los cuarteles. Estas formas de organización

parecen heredadas de los partidos comunistas. Recuerden aquello del

centralismo democrático de dichos partidos. Se promovía la discusión de las

bases del partido pero, sin embargo, en último término decidía la dirección. Con

sus más y sus menos, en la actualidad, nuestros partidos funcionan de esa forma.

Si en ellos no funciona la democracia estarán dando un ejemplo terrible. Si una

organización que pretende gobernar un país no es democrática con sus

partidarios, tampoco lo será con el ciudadano.

Esta idea de partido se ha institucionalizado en Europa y no cabe duda de

que conviene a los poderes fácticos. El pueblo asume que la democracia

funciona así y por tanto quien gobierne el partido dirá lo que es y lo que no es

democrático, y lo que conviene o no a los ciudadanos. Prácticamente se erigen

en sacerdotes de la democracia. Los sacerdotes en cualquier religión tienen un

enorme poder pues interpretan la palabra de Dios. Si el pueblo tiene fe hará lo

que le diga el sacerdote. Esto promueve un poder casi infinito. Pues bien, estos

sacerdotes de la democracia le dicen a sus seguidores lo que tienen que hacer,

como deben comportarse, a quien admitir y a quien repudiar. Últimamente, en

esta creciente perversión, han adquirido una faceta más moderna y ya se

establecen como franquicias, como marcas, con un alto valor en el mercadeo

político. Por supuesto, venden una marca, una forma de pensar, proceder y hasta

Page 40: Democracia para Idiotas.pdf

40

de vestirse. Los partidarios, e incluso sus votantes, llegan a identificarse como si

pertenecieran a una marca, vamos como si pertenecieran al Real Madrid o al

Fútbol Club Barcelona. En realidad, un partido es la asociación libre de

ciudadanos que eligen a sus futuros candidatos mediante elecciones primarias

donde se deciden las directrices políticas que representan los distintos

candidatos. Esto raramente ocurre. Veámoslo.

Elecciones primarias

Existe un debate muy frecuente en los medios de comunicación sobre la

forma de elegir a las personas que aparecerán como candidatos de un partido

político determinado. La gente se queja mucho de la forma en que se “eligen”

pues, como decíamos anteriormente, son las élites de los partidos quienes se

encargan de elaborar la lista de candidatos. Es aquí donde se nota el poder de los

partidos como entes cerrados y nada democráticos. Estamos acostumbrados a

que el jefe del partido actúe de sumo sacerdote nominando a su sucesor y

prácticamente a todos los candidatos. Y la gente se queda tan tranquila. En

algunos casos incluso se simulan unas primarias, una elección dentro del partido

para “elegir” a quien ha designado la cúpula del partido. A veces con todo un

montaje teatral. Incluso ha llegado a ocurrir que no sale el candidato oficial y en

cuanto se puede se descabalga de tanta responsabilidad al democráticamente

elegido. En otros casos, hay que decirlo, ha colado pero con enormes

servidumbres. Este compañero de viaje no, este sí, mejor estos otros,… En la

actualidad, donde no hay elecciones primarias por ley, la representación del

pueblo en la democracia es una quimera. Si por cualquier circunstancia (amigos,

dinero, obediencia,…) la persona está cerca de los órganos de poder del partido

podrá participar en la democracia. De otra forma, puedes pasarte la vida

Page 41: Democracia para Idiotas.pdf

41

pegando carteles en las campañas electorales y suspirando el “qué hay de lo

mío”.

Existe una opinión muy extendida en la que se pide que las listas sean

abiertas para que el votante pueda elegir libremente entre la lista de nombres que

aparecen en ella. Este método parece muy sensato si no fuera porque en una lista

de, por ejemplo, 25 candidatos posibles (una ciudad de 100.000 habitantes) solo

conoceríamos como mucho a los cuatro o cinco primeros (a veces menos). Los

demás nombres probablemente habría que marcarlos al azar o dejarlos en

blanco. El efecto sería el mismo por lo que tampoco sería una solución. Los

ciudadanos tienen que conocer a quien eligen pues es la forma que tenemos para

hacer llegar a los órganos de poder nuestras inquietudes y reivindicaciones, y

por supuesto, las responsabilidades. No conocer a uno solo de los candidatos,

como ocurre en cualquier sistema de listas, es una aberración. La elección

basada en las listas electorales (cerradas o abiertas) no es democrática, es una

elección basada en la imposición de unos candidatos por parte de un partido. La

elección directa, no mediatizada, es la única realmente democrática.

Una condición importante de la democracia es que cualquiera pueda llegar

a ser candidato de un partido si aquellos que defienden una misma opinión o

causa lo eligen. La forma son las elecciones primarias en todos los distritos

electorales, por supuesto en todos los partidos y obligados por la ley. Hago

énfasis en este último aspecto pues no cabe duda de que el proceso de primarias

conlleva una serie de elecciones que pueden dar la impresión de división en el

seno del partido. El disenso es una condición necesaria en la democracia y por

fuerza en algún momento tiene que aparecer. Es necesario. Si existe otro partido

que no realiza primarias, la imagen que ofrece es de absoluta unidad. Sabemos

que no es cierto, es simple dictadura dentro del partido, pero la imagen es esa.

Curiosamente existe una parte del electorado (de derechas e izquierdas) al cual

eso le gusta. Piden dirección férrea, firmeza y mano dura. Por tanto, en

Page 42: Democracia para Idiotas.pdf

42

democracia los partidos, insisto, deben estar obligados por ley a elegir a sus

miembros mediante el sistema de primarias donde los votantes inscritos

(legalmente declarados) de ese partido elijen a sus representantes desde el nivel

más sencillo hasta la más alta candidatura de un país.

El sistema de primarias permite la disidencia dentro de un partido, permite

plantear nuevas políticas y permite que exista discusión y debate. Hay quien

dice que estas dos últimas palabras debilitan a los partidos. Sin embargo, todos

sabemos que el progreso se basa precisamente en esas dos humildes palabras.

Cuando una de ellas o las dos desaparecen de la sociedad, ésta se empobrece sin

remedio. Además, el sistema de primarias permite que accedan a la

representación los más capaces, las personas mejor preparadas para la política.

Si existe competencia, existe en teoría selección de los más aptos. Existe un

riesgo y es que en política siempre existirán los demagogos y populistas. Ese es

el precio que tenemos que pagar por ser humanos, pero si hay discusión y

debate, nos equivocaremos una vez pero no dos, nos engañarán una vez, quizás

varias veces pero no siempre. En el sistema actual de partidos podemos ver a los

mismos candidatos durante décadas y décadas. Solo hay que mirar a los países

europeos (en especial a la Unión Europea) donde una casta de políticos lleva

veinte o treinta años danzando de un puesto a otro y no se les cae la cara de

vergüenza. En España y en muchas de sus autonomías existen personajes que no

han descabalgado desde mucho antes de morir el dictador. Se ha creado una

nueva aristocracia.

El partido socialista en España es uno de estos que escenifican la

democracia interna. Dejan claro que el proceso de primarias se realiza para

elegir al candidato que más posibilidades tenga de ganar las futuras elecciones y

que la política que han de llevar los elegidos la decide el congreso del partido,

los sumos sacerdotes. Es algo así como decir que eligen al más guapo o a la más

guapa, que serán una especie de títeres que escenificarán lo que decide el

Page 43: Democracia para Idiotas.pdf

43

partido, aunque el candidato no piense exactamente como la aristocracia del

partido. Esta es otra de las falacias de la opereta democrática, el miedo a la

democracia o el control absoluto del sistema. Realizan esa especie de primarias

pues les produce rédito mediático y ofrecen una imagen de partido democrático,

lejos de la derecha de siempre. El problema es que la estructura de partido

impide nuevas o distintas formas de ver la política pues ésta la dicta la cúpula.

Entonces, ¿para qué las primarias? No se entiende. El caso es que han llegado a

designar a algún candidato a presidente de gobierno que nunca pudo presentarse.

Algo así como un golpe de Estado dentro del partido. Muy democrático.

La participación en un proceso de primarias debe ser significativa. En

Estados Unidos, donde este es un proceso normal, participa entre un 20 y un

30% de la población, superando en algunos Estados el 50%. Si por el contrario,

las primarias se celebran con un número reducido de ciudadanos (p.e., el club de

militantes) donde la participación en el mejor de los casos no llega al 0.5% de la

población, simplemente se está dilucidando que facción de los militantes del

partido van a figurar en las numerosas y extensas listas electorales, los que

ocuparán los cargos institucionales en caso de ganar las elecciones. Vamos, que

se juegan los garbanzos.

Por tanto, si los partidos son la representación del pueblo en la

democracia, los partidarios de una tendencia política tienen que elegir

directamente a quienes les van a representar en el juego democrático. Dicha

elección la tienen que realizar los que abierta, libre y fehacientemente se

declaren votantes de esa tendencia. Sin esta condición, el sistema democrático es

una quimera pues los partidos se convierten en sospechosos y peligrosos centros

de decisión sin control alguno. Se corre el peligro de tener a una élite que nadie

sabe cómo llegó allí, en manos de oscuros intereses y del poder económico.

Veamos esto último.

Page 44: Democracia para Idiotas.pdf

44

Financiación de los partidos

Es evidente que para que exista una organización tan amplia como es un

partido político, que pueda celebrar elecciones primarias y posteriormente

concurrir a unas elecciones hace falta dinero, mucho dinero. La forma natural de

financiarse es la donación voluntaria por parte de los partidarios. Según el sector

de población que pueda abarcar un partido tendrá mayor o menor financiación.

Existirán otras donaciones de particulares, empresas, grupos de presión,… que

también irán a las arcas de la formación política. En este sentido, se sabe desde

hace tiempo y está demostrado que el partido que consiga una mayor

financiación gana las elecciones. Esta es una máxima en política y es lo que

lleva a los partidos a una carrera desenfrenada por financiarse de la forma que

sea. En primer lugar, las donaciones a las que nos referíamos antes pueden llegar

a ser muy cuantiosas por parte de las grandes empresas. Es evidente que nadie

da nada a cambio de nada y por tanto dichas empresas pasarán su factura en un

determinado momento cuando el partido llegue al poder en forma de

concesiones, contratos, adjudicaciones, privatizaciones,… El grado de

sofisticación ha llegado a ser tan elevado, la simbiosis entre el empresariado y

los partidos ha llegado a ser tal que prácticamente se han puesto de acuerdo en la

financiación pública de los partidos. Al ciudadano medianamente informado no

se le escapa que cuando se concede una obra pública, generalmente por

cantidades que los ciudadanos de a pié no controlan (todos sabemos lo que

puede costar un coche pero pocos conocen lo que puede costar, por ejemplo, un

aeropuerto), existe un porcentaje que se destina a la financiación de los partidos.

Cuando se acercan las elecciones (las que sean), los gastos en infraestructuras

públicas se disparan. Hay que alimentar al sistema. Incluso en épocas de crisis

(y en la que estamos ha sido fuerte) se observan estos despropósitos. El mensaje

que nos transmiten es muy claro. Si hay paro, éste se combate construyendo

Page 45: Democracia para Idiotas.pdf

45

dichas infraestructuras pues ocuparan a un sector de la población. Parece lógico.

Sin embargo, lo que hacen es poner dinero en las empresas que posteriormente

financiarán la campaña electoral.

Uno se pregunta si en tiempos de crisis no es mejor aplazar determinadas

infraestructuras e invertir en acciones que eleven el empleo, la riqueza y sobre

todo la competitividad del país. Es lo lógico. Sin embargo, lo que vemos por

ejemplo en el caso de España es que se sigue invirtiendo en cemento, trenes,

infraestructuras (normalmente más cemento) de muy dudosa viabilidad,… pues

son las empresas que tradicionalmente han engrasado la maquinaria electoral.

En el momento en que escribo, el alcalde de mi ciudad, en plena crisis, va a

invertir más de millón y medio de euros en unas piscinas y una enorme escultura

a la entrada de la ciudad. Le debe parecer que esto resolverá el paro (el de los

piscineros y escultores), la competitividad del país, y pensará que medidas como

esta nos sacarán de la crisis. Muy sospechoso.

Este fenómeno, bastante generalizado, hace que quienes realmente

financian a los partidos políticos, sus muy costosas campañas electorales, sus

viajes, fiestas,… sean todos los contribuyentes. Subvencionamos con nuestros

impuestos su asalto al poder. La simbiosis llega a ser casi perfecta. A veces

surgen fallos de este sistema que son los que continuamente leemos en la prensa

pero es solo la punta del iceberg. Claro, estos “negocios” lo hacen personas y

éstas a cambio del riesgo que sufren, se quedan con algo de dinero. Se teje de

esta forma una trama, una tela de araña, que en algún punto se rompe. Los

juegos de poder son arriesgados. Sin embargo, el ciudadano tiene la impresión

de que normalmente estos casos se saldan con sentencias poco ejemplarizantes.

Parece existir un acuerdo en aquello de hoy por mí, mañana por ti.

El problema es que en un país donde los principales partidos políticos

están continuamente de campaña electoral, organizan todos los fines de semana

mítines políticos muy costosos, tienen a un número increíble de personas

Page 46: Democracia para Idiotas.pdf

46

trabajando, viajando, elaborando propaganda partidaria, electoral,… no es de

extrañar que necesiten ingentes cantidades de dinero. Si a eso le sumamos cifras

increíblemente altas cada vez que existe una campaña municipal, regional o

nacional, la razón no llega a entender de donde sale tanto dinero. Desde luego es

claro que no sale de las personas adscritas al partido. Es cierto que el Estado

subvenciona a los partidos según sea su representación pero aún así es imposible

financiar tanto gasto.

En realidad parece inevitable que un partido reciba dinero de particulares

o empresas. Existirán miles de formas para obtenerlo, para saltarse la legalidad,

por lo que urge poner normas. Lo que no es de recibo es que el ciudadano y el

Estado no conozcan ni las cantidades ingresadas, ni los gastos. Un Estado

democrático debe poner mucho énfasis en vigilar las donaciones que declaran

los partidos y, lo más importante, lo que gastan. Ambas cantidades deben ser

iguales. Es fundamental que este control lo realice el poder judicial democrático

pues si lo hace el ejecutivo o el legislativo parece evidente que no se van a tomar

muchas molestias para controlarse. El Estado debe tener personal especializado

en supervisar estas entradas y salidas de dinero. Aún más importante es poner un

techo a la financiación de los partidos de tal forma que aquellos que logren ese

techo estén en condiciones similares de competir electoralmente, permitiendo a

otros partidos acercarse a los niveles de financiación de los partidos

mayoritarios. Esto en la actualidad es imposible. Al actual sistema de partidos

no le interesa.

El control de la financiación de los partidos ahorraría mucha corrupción

en nuestras democracias y por tanto menor desvío de dinero público hacia fines

inconfesables y manos anónimas. Un sistema de primarias ayudaría mucho a

rebajar el gasto de los partidos pues dado que no se conocen los candidatos hasta

pocos meses antes de las elecciones, los partidos no se ven en la tesitura de estar

en campaña permanente. En los sistemas parlamentarios sin primarias los

Page 47: Democracia para Idiotas.pdf

47

principales líderes de los partidos están cada día, en cada telediario,

bombardeando con mensajes electorales encubiertos. Es la vuvuzela política,

una auténtica tortura para el ciudadano.

Las elecciones

Sin duda, esta es la piedra angular de un sistema democrático, sin la cual

no se entendería que hubiese algo semejante a una democracia. Además, es el

proceso decisivo pues es donde todos somos conscientes en mayor o menor

medida de que otorgar el poder está en manos de la gente. Vamos a tratar el

proceso electoral con detenimiento argumentando cómo y de qué manera debe

efectuarse.

Una gran mayoría de los ciudadanos de países democráticos, sobre todo

en Europa, asimilan el término democracia con el hecho de ir a votar en una sola

elección, normalmente, cada cuatro años. En ese momento se acaba la

democracia pues lo demás está basado en un sistema representativo donde solo

se acuerdan de los ciudadanos en las siguientes elecciones. Además, lo que se

hace es elegir entre una lista u otra de candidatos que elabora el partido. Ya

hemos dejado ver que el proceso electoral es más complejo y de hecho ya hemos

hablado anteriormente de que primero hay que elegir a los candidatos mediante

un proceso de primarias. Vamos ahora a desmenuzar el proceso electoral pues

en un sistema democrático no existe una elección sino muchas. Ya hemos

argumentado que no existe democracia política si no existe separación y división

de poderes. Por tanto, habrá que elegir a todos y cada uno de ellos. Nos

centraremos en los tres poderes del Estado pero el lector puede trasladar los

distintos mecanismos a los Estados federados, regiones y municipios.

Page 48: Democracia para Idiotas.pdf

48

Quizás, la primera regla a tener en cuenta es que las elecciones

(cualquiera que sea) tienen que tener fecha fija. Esto se hace para que nadie

abuse del poder que implica tener información privilegiada que pueda ser

utilizada por oportunismo político. En muchas democracias es normal observar

que los partidos en el poder adelantan las elecciones cuando las condiciones les

son favorables, cuando las encuestas vaticinan un buen resultado, o bien cuando

los resultados pueden ser malos si se espera hasta el final del mandato.

Obviamente, estas artimañas son antidemocráticas. Se trata de una manipulación

descarada. Tener fecha fija también elimina la tentación por parte de la

oposición de desestabilizar e incluso provocar crisis donde no existen. Veamos

la elección de cada uno de los poderes.

Elección del poder ejecutivo

La elección de la persona que encarna al poder ejecutivo (léase en

adelante cualquier órgano ejecutivo como Jefe del Estado, presidentes de un

Estado Federado, región, distrito o municipio) es, sin duda, el acto democrático

por excelencia pues dicho presidente y su gabinete de ministros serán los

encargados de gobernar, aplicar y hacer obedecer las leyes que emanan del

poder legislativo. Es la persona que marcará la política, y por tanto el destino de

un país durante un periodo determinado.

Como hemos dicho anteriormente, la primera condición para que exista

una verdadera democracia es que este poder lo otorgue, lo elija el pueblo. Esto

que parece obvio, no ocurre en las democracias parlamentarias como ya hemos

señalado. En ellas el legislativo elige de entre sus miembros al primer ministro

(en algunos países como España se le denomina Presidente). No lo elige el

pueblo aunque pueda parecer lo contrario. Ya hemos argumentado que un

Page 49: Democracia para Idiotas.pdf

49

ciudadano vota por A pues no quiere que gobierne B y posteriormente A y B

pactan en contra de C con lo que gobierna B con el voto de quien nunca hubiera

votado por esa tendencia política. Qué cosas. También es cierto, y lo hemos

visto en numerosas ocasiones, cómo los tránsfugas de un partido se van con

otro, o simplemente votan por un candidato que no es el suyo. Dado que todo

hombre tiene un precio y aquí estamos hablando de cantidades que no

alcanzamos a comprender, solo hay que analizar cuánto valen esos diputados.

Los pactos anti-transfuguismo nunca han funcionado y forman parte de esa

opereta que inventan los partidos para dar una imagen de organizaciones

democráticas y responsables. El tiempo ha demostrado que no sirven para nada

y que si la persona elegida tiene que irse del partido, lo hace. Poderoso caballero

don dinero. Lo gracioso es que dicen que lo hacen por el bien de la ciudadanía,

porque la situación es ingobernable, por salud democrática,… Una desfachatez.

Por tanto, si el presidente de una institución es elegido por el pueblo, esta

compra-venta es imposible de ejercer. Lo que elige el pueblo lo quita el pueblo y

no el mercadeo y la compra-venta de intereses inconfesables en un parlamento.

Si el presidente de una institución decepciona y no actúa tal y como prometió,

existen mecanismos para restarle poder. Lo veremos al hablar del legislativo. Lo

que no puede ocurrir es que el parlamento pueda destituirlo. El parlamento

legisla y ese grupo contado de personas (con sus humanas miserias) no tiene

potestad para cambiar el gobierno de un país. Lo que designa el pueblo, lo

destituye éste.

La elección de cualquier poder, para que sea racional, se tiene que

celebrar en un sistema a dos vueltas. En una primera votación el ciudadano vota

en conciencia por la opción con la que se identifique, vota por convencimiento.

Este proceso tiende a evitar el bipartidismo pues da opción a que nuevas

formaciones entren en la competencia electoral. Si se elige a una sola vuelta, el

bipartidismo perenne está prácticamente garantizado. Indudablemente, otra

Page 50: Democracia para Idiotas.pdf

50

perversión del sistema democrático. En esta primera vuelta, si una opción

obtiene más del 50% de los votos obtiene la mayoría y podrá gobernar. No es

muy común que esto ocurra, máxime si existe una buena cobertura informativa

sobre todas las opciones (ya veremos que no ocurre). Por tanto, habrá que ir a

una segunda vuelta entre las formaciones más votadas en la primera ronda.

Ahora el ciudadano votará otra vez a su partido si es uno de los más votados,

bien al que más se acerque a su pensamiento político, o bien realizará un voto

útil para que no salga lo que considera peor. De esta forma garantizamos que

quién gobierna lo haga por mayoría y no por tener el mayor número de votos. En

muchos casos ese mayor número de votos representa a un pequeño porcentaje de

los ciudadanos en un sistema con una sola vuelta. Es evidente que este problema

no se resuelve totalmente en dos vueltas, pero disminuye mucho su efecto.

Normalmente este sistema de elección se califica de presidencialista. Tal y

como hemos dicho anteriormente, el presidencialismo es otro concepto y se

aplica a sistemas donde la separación de poderes tampoco existe. Cuando el

presidente tiene un poder extraordinario estamos ante lo contrario a lo que

defendemos en este texto. Por este motivo, la izquierda ha denominado

despectivamente como presidencialista a los sistemas donde el pueblo elige al

Jefe del Estado. Es un error. Estas formaciones de izquierda se resisten a tener

líderes capaces de llegar a gobernar, máxime cuando en el sistema parlamentario

siempre les será imposible. Ya hemos hablado anteriormente de quién y por qué

se instauró en Europa el sistema parlamentarista. Solo cabe decir ahora que la

única forma realmente democrática de elegir al poder ejecutivo es la descrita

anteriormente. Es la ciudadanía quién tiene que elegirlo y no un parlamento.

Page 51: Democracia para Idiotas.pdf

51

Elección del poder legislativo

La elección de este poder del Estado es más compleja. Primero porque en

una democracia real tenemos que elegir dos cámaras y segundo porque los

elegidos tienen que representar a toda la sociedad. Se tienen que elegir dos

cámaras legislativas por la sencilla razón de que una de ellas debe representar a

las distintas mayorías de la nación, a las distintas opciones políticas del país, a

las distintas ideologías. La segunda cámara es territorial donde todos los Estados

federados están representados por igual, independientemente del tamaño y la

población de cada uno. Se elige a un número de representantes por Estado

federado igual para todos ellos. ¿Por qué se hace así? La primera cámara tiene

una misión fundamentalmente legislativa. En ella se elaboran, debaten y

aprueban las leyes que deberá aplicar y hacer cumplir el ejecutivo. Antes de

aprobarse definitivamente pasarán por la segunda cámara con el objeto de que

los distintos Estados federados vigilen que no se legisle en contra, o se

perjudique, a uno o varios Estados federados. Por eso cada Estado federado tiene

el mismo número de representantes. Aquí las leyes se aprobarán con los dos

tercios de la cámara. Esto evitará que los Estados federados grandes y muy

poblados legislen en contra, o perjudiquen a los pequeños, menos poblados (y

viceversa).

El primer problema que se plantea es la forma de elegir a los diputados

(léase cualquier cargo electo de órganos legislativos de municipios, Estados

federados,…) de la primera cámara. Existen dos formas, una es el sistema de

listas electorales donde según el número de votos saldrán más o menos

diputados de esa lista. El problema reside en que en el sistema de listas, los

distritos electorales tienen que ser muy grandes y normalmente el elector

(incluso si está bien informado) solo conoce a los que se encuentran en los

primeros puestos. Se da el caso de que el elector puede conocer al candidato de

Page 52: Democracia para Idiotas.pdf

52

su vecindad próxima pero claro éste puede caer en un puesto de la lista en la que

difícilmente saldrá elegido. Imaginen un distrito electoral con 1.000.000

habitantes al cual le corresponden 20 diputados nacionales. En este caso, es poco

probable que mucha gente conozca al décimo quinto de la lista salvo aquel

sector (no muy grande por la posición que ocupa) que lo eligió en las primarias

(si las hubo). Normalmente, nadie conoce a los candidatos del quinto o sexto

puesto en adelante (en el mejor de los casos). El mayor problema reside en que

no existe una representación directa, un diputado que represente a tu comunidad

más cercana. El sistema de listas consigue, sin duda, alejar al ciudadano de la

política pues esta queda para una especie de profesionales que prácticamente

desconocen. No tienen vinculación directa con la gente que les vota en su

municipio, en su distrito,… Forman parte de unas listas por designación del

partido. La democracia y sus elecciones lo único que hacen en este caso es

legitimar una representación impuesta.

La segunda forma de elegir diputados es por distritos más pequeños y

cercanos al ciudadano. En el ejemplo anterior, cada distrito tendría un diputado,

por lo que el ciudadano ahora sí que puede conocer a los candidatos de su

distrito y elegir su opción más cercana. El lector debe extrapolar los distritos al

Estado federal, diputaciones, cabildos, municipios,… En esta forma de elección,

las primarias tienen auténtico significado pues cualquier ciudadano puede optar

dentro de un partido a ser candidato de distrito, darse a conocer, hablar con sus

vecinos, convencer y salir elegido para representarles. Es una democracia más

cercana entre representantes y representados en la cual los últimos pueden forzar

en mayor medida las decisiones de los primeros. De esta forma, el ciudadano no

tiene que entrar en un partido y medrar para llegar a un puesto en las listas

electorales, o para situarse en posiciones dentro de la lista que le permita salir

elegido.

Page 53: Democracia para Idiotas.pdf

53

En la elección por distritos estarán representadas solo las mayorías. El

partido que mayor número de votos saca es quien obtiene representante. Los

demás quedan fuera. Si los distritos se ajustan bien a la población, la

proporcionalidad se mantiene. En el sistema de listas, los distritos electorales

abarcan a una enorme población y en cada distrito se eligen a una o dos decenas

de representantes, por lo que las minorías pueden tener más posibilidades si

superan las barreras electorales. Sin embargo, éstas pueden dejar sin

representación a una importante fracción de la ciudadanía. La democracia por

definición es el gobierno de las mayorías y la elección por distritos uninominales

fuerza a todas las opciones políticas a ser mayorías en el mayor número de

distritos. En teoría cualquier partido o cualquier candidato puede llegar a tener

mayoría en su distrito si convencen y son los idóneos para el ciudadano de ese

distrito. Por supuesto, la elección de representantes por distrito se tiene que

efectuar a dos vueltas. De otra forma es meridianamente injusta.

La elección de un sistema u otro origina una eterna discusión acerca de la

justicia o no de cada uno. Lo que parece claro es que el sistema de listas le da al

partido y su cúpula dirigente un poder casi ilimitado para elegir a sus candidatos,

mientras que el sistema de elección por distritos le otorga más poder al

ciudadano, es más democrática, más cercana, y en ella se puede ejercer presión

sobre el representante para hacer llegar determinadas decisiones al legislativo

del país. Cualquier ciudadano, si obtiene el apoyo de sus vecinos, puede llegar a

la máxima representación dentro del poder legislativo. En el sistema de listas el

ciudadano no sabe a quién dirigirse, salvo a los jefes de partido que, en el mejor

de los casos, solo pasan por el correspondiente distrito durante la campaña

electoral. Para llegar a diputado se tiene que estar muy bien situado dentro del

partido. Esto solo lo consiguen unos pocos. Lo que parece estar claro es que en

el sistema de listas no se permite el disenso, y si alguien comete tal osadía no

aparecerá nunca más en ninguna de ellas. Quizás lo más grave es que en ese

Page 54: Democracia para Idiotas.pdf

54

sistema (y en general en el parlamentarismo) se promociona lo que se ha dado

en denominar el liderazgo dimisionario que consiste en promocionar a los que

menos problemas filtran hacia arriba, a quien deja que las cosas se pudran. La

sumisión, la falsa lealtad al partido y la promoción de los mediocres crea un

sistema autoritario. Podríamos relatar aquí muchas anécdotas acerca de la

ignorancia de muchos representantes que han accedido a puestos de

responsabilidad y han dicho o hecho auténticas barbaridades. No es el lugar. Lo

que ha demostrado el sistema de listas es que por este procedimiento no se elige

a los más capacitados, y eso es lo contrario de lo que pretende el sistema

democrático.

Por tanto, en el parlamentarismo da lo mismo que en los órganos

legislativos existan decenas o cientos de personas. Las decisiones dentro de un

partido y sus votaciones siempre se tomarán a la búlgara. Lo cierto es que en el

sistema de listas da lo mismo que vayan al parlamento treinta que trescientos

pues lo que vota el líder del partido es lo que votarán los demás. El que disiente

tiene los días contados. Seguro que no aparecerá en las próximas listas

electorales.

La elección de la segunda cámara es más sencilla pues aquí salen por

mayoría los candidatos más votados del Estado federado. Existirá un número

igual de electos por Estado federado, independientemente de la población que

tenga cada uno de ellos. Su misión es representar no tanto al partido como al

Estado (al territorio) al que pertenece. Debe vigilar que ninguna ley pueda

perjudicar a uno o varios Estados federados por lo que las decisiones sobre las

leyes se toman por amplia mayoría (normalmente por los dos tercios de la

cámara). En España la segunda cámara parece una broma, nadie entiende para

qué sirve a pesar de llevar treinta años reivindicando que sea una cámara

territorial. Como siempre todos los partidos prometen cambiar pero al final

nadie cumple.

Page 55: Democracia para Idiotas.pdf

55

Sin ambas cámaras y con la separación de funciones descrita, la

democracia queda pervertida pues o bien las mayorías pueden someter a las

minorías, o viceversa. Es muy común el caso de sobre-representación de

determinados Estados federados con pocos habitantes en la primera cámara por

lo que continuamente legislan en contra de las mayorías (pondremos algún

ejemplo).

Una consecuencia importante de la separación de poderes es que se puede

producir lo que se denomina cohabitación, la presencia de formaciones políticas

distintas en el ejecutivo y legislativo. Es decir, que un partido ostente la mayoría

en las cámaras y no coincida con el partido del jefe del Estado. Este es uno de

los argumentos más utilizados para defender el parlamentarismo, pues se dice

que la cohabitación puede hacer ingobernable un país. Desde el punto de vista

democrático, en sentido estricto, la cohabitación no debe ser un problema pues

divide aún más el poder. Si la democracia es un sistema que limita el poder y

sobre todo hace que los poderes se vigilen para que nadie intente corromperse, la

presencia de distintos partidos en el ejecutivo y legislativo abunda aún más en

esta cualidad. Existen países donde la cohabitación ha sido más bien la norma

que la excepción. En Estados Unidos, la coincidencia de un partido en ambos

poderes se ha dado muy pocas veces y no creo que sean famosos por tener un

país ingobernable. Es más, cuando ha existido esa coincidencia como en el

periodo de George Bush después del 11 de septiembre, los niveles democráticos

en dicho país bajaron de forma alarmante. La cohabitación es una crítica al

sistema de separación de poderes solo cuando se quiere tener mucho poder (cosa

que ansían los partidos), pero no debe ser una crítica por parte del ciudadano.

Page 56: Democracia para Idiotas.pdf

56

Elección del poder judicial

Esta elección no está exenta de controversia. No es fácil asimilar que este

poder pueda ser elegido por los ciudadanos. De hecho, es difícil hacer ver que

esto pueda ser llevado a la práctica. El comentario más común es que si el poder

judicial es elegido por el pueblo, dicho poder tenderá a practicar el oportunismo.

Curiosamente, es el mismo comentario que hacen los comunistas cubanos para

rechazar la democracia como sistema. Los partidos no juegan a favor de los

intereses sociales sino en relación a la oportunidad política en cada momento, al

estado de opinión de la sociedad. Dado que éste puede ser dirigido por los

medios de comunicación, la sociedad está a merced de los que manejan el

dinero. Esto no deja de ser cierto (no nos engañemos) y se tiene que legislar para

que ocurra en la menor medida posible (siendo realista siempre será difícil

erradicarlo en un sistema de libertades). Trataremos este asunto al hablar del

cuarto poder. Sin embargo, este aspecto no justifica que todos los poderes estén

en manos de unos pocos y aún menos una dictadura. Muchos de nuestros

conciudadanos piensan de la misma forma que en el ejemplo de los cubanos, la

judicatura podría estar manipulada por el estado de opinión, algo peligroso si se

quiere impartir justicia. La solución alternativa es que el poder ejecutivo y/o

legislativo nombre al poder judicial. Sin embargo, si estamos de acuerdo en que

una sociedad es democrática cuando existe un sistema de separación y división

de poderes, y que dicha separación de poderes vigila y garantiza la libertad del

ciudadano, el poder judicial debe ser elegido independientemente para que

realmente se encuentre libre de los otros poderes y, en su caso, vigile sus

excesos y parcialidades. Cuando el ejecutivo (elegido por el legislativo) nombra

a un juez (o un fiscal), éste podría tener la fuerza de un opresor. Lo puedo

asegurar.

Page 57: Democracia para Idiotas.pdf

57

La elección del poder judicial es el sistema más pervertido de todas las

sociedades democráticas. ¿Qué poder se pone límites? ¿Qué político permite que

alguien le pueda censurar o incluso condenar por sus acciones? Se pervierte la

democracia cuando, como hemos visto en el parlamentarismo, el poder

legislativo elige al ejecutivo (por lo que apenas se diferencian, son lo mismo

prácticamente) y éstos eligen al judicial. Todo el poder está en las manos del

partido o coalición gobernante. Se consuma la pérdida del sistema de separación

de poderes. ¿Quién va a aplicar justicia sobre aquellos que tienen la potestad de

nombrarlos? Nadie. El sistema se corrompe aún más si se establece una carrera

judicial en la que jueces y fiscales pueden escalar puestos en la administración.

¿Cómo pueden actuar en contra del poder político sin arriesgar sus legítimas

aspiraciones de mejorar su nivel de vida? El deseo de progresar en cualquier

puesto de trabajo es legítimo pero no se puede llevar a cabo dando lugar a

sentencias en contra del que te puede ascender en tu trabajo. La independencia

de jueces y fiscales se pierde absolutamente.

Quizás el caso más claro para que se entienda por qué se debe elegir el

poder judicial reside en los fiscales. La función de éstos es vigilar y defender al

pueblo, no al Estado. Esto se confunde muy a menudo. Los fiscales deben

investigar todas aquellas actuaciones sospechosas de delito de todos los

ciudadanos, y esto por supuesto incluye a la clase política. Si queremos que

alguno de los poderes pueda vigilar el normal desarrollo de las actuaciones

políticas, este poder debe ser elegido por el pueblo. De otra forma no

funcionaría. Su elección por distritos es quizás el ejemplo más claro que existe

para que un equipo de trabajo vele por la libertad del ciudadano, para que nadie

(políticos, corporaciones, mafias,…) pueda abusar de su poder. Dicha vigilancia

debe ser en muchos casos de oficio, debe ser iniciativa de la fiscalía. Es muy

común en nuestra democracia que algún poder, léase alguna persona o medio de

comunicación, quiera modificar el criterio de la gente simplemente vertiendo

Page 58: Democracia para Idiotas.pdf

58

opiniones más o menos dudosas sobre otra persona o grupo. En la actualidad, se

puede mentir descaradamente sobre alguien (en esto la prensa y los grupos de

poder son temibles) y si el ciudadano se defiende, cuando obtiene sentencia

favorable (meses o años después), la persona o el medio de comunicación

publicará una pequeña nota rectificando lo dicho y punto. Probablemente el

daño realizado, la marginación de la vida social o política sea irreparable.

Objetivo cumplido. Un fiscal debe actuar sobre la marcha para que aquél que

publica algo lo demuestre salvo sanción. De esta forma se evitaría en gran

manera los deseos de manipulación social. Debe abrir el periódico todos los días

y actuar de oficio, convocar a las partes y sancionar al que no demuestre sus

palabras. Otro gallo cantaría.

Vigilar la correcta actuación de las administraciones es uno de los

caballos de batalla de nuestra democracia. La figura del fiscal obliga a que los

procedimientos de la clase política sean claros y transparentes bajo pena de la

sanción correspondiente. Mucho cambiaría nuestra sociedad si solamente un

poder independiente como es un fiscal fuera elegido por los ciudadanos de su

distrito. Permítame el lector un par de anécdotas. Un fiscal de mi región alertado

por las actuaciones de los alcaldes en relación con el medio ambiente realizó un

informe (solo un informe) en el que los calificaba de delincuentes ambientales

(sic). Pues bien, un alcalde perteneciente al partido en el gobierno, ni corto ni

perezoso, lo denunció ante el gobierno judicial. El resultado fue su traslado bien

lejos de la región. El mundo al revés. Se supone que si alguien atenta contra el

patrimonio ambiental (patrimonio de los ciudadanos), la ley debe actuar no con

un informe sino con un proceso judicial y en su caso sentencia condenatoria.

Pues no, el presunto delincuente se quita de en medio a quien tiene que velar por

la justicia. Hace poco se informó en los medios de comunicación de mi región

que unos representantes municipales habían justificado como gastos una serie de

pantalones, bolsos, chaquetas, gafas de sol, cuadros y hasta ropa interior. Lo

Page 59: Democracia para Idiotas.pdf

59

lógico es que el fiscal del distrito tome cartas en el asunto ante el mal uso del

dinero público. Tuvo que ser una asociación de ciudadanos los que denunciaron

el asunto. Quedó en nada. Otra vergüenza.

Más difícil de entender es que podamos elegir a los jueces. En realidad en

nuestro país se elige a muchos de ellos. En las ciudades y pueblos donde no

existen juzgados tenemos a los llamados jueces de paz que resuelven conflictos

de tipo civil y penal. Que yo sepa, nadie se ha quejado de esto. Suelen ser

vecinos del municipio elegidos por el pleno del ayuntamiento y no necesitan ser

titulados en derecho. Sin duda, la perversión está en que son elegidos por la

mayoría gobernante por lo que, una vez más, todo el poder está en manos de

unos pocos, del partido o coalición que gobierna. Por tanto, poca independencia

pueden tener. Lo que es curioso es que en estos ámbitos podemos tener jueces

“elegidos” mientras que al resto de los ciudadanos nos imponen unos jueces, que

primero pasan unas oposiciones, y luego entran en la llamada carrera judicial.

Los afines al poder establecido tendrán más oportunidades que aquellos que

puedan ser independientes del poder político, aquellos que vigilen sus posibles

desmanes. Para ascender en la carrera tendrá que tener un comportamiento

diferenciado con la clase política. Todos conocemos los problemas que tiene ese

sistema decimonónico que se llama “oposiciones”. A nadie se le esconde.

Habría que leer lo que dice un reciente ex ministro de justicia del partido

socialista sobre el reclutamiento de jueces, los preparadores y el acceso a la

carrera judicial.

No cabe duda de que para que el poder judicial sea independiente, tanto

jueces como fiscales, deben ser elegidos por los ciudadanos en sus distritos

correspondientes. La misión que le otorga el pueblo es sin duda hacer cumplir la

ley y que ningún poder político o fáctico pueda influir en sus decisiones. El

lector puede pensar acertadamente que ser elegido por los ciudadanos también

tiene sus servidumbres. Absolutamente. Sin embargo, es preferible esa

Page 60: Democracia para Idiotas.pdf

60

servidumbre que la del poder político. Dado que son elegidos y por tanto son

renovables, y que como funcionarios públicos tienen que estar sometidos a

inspección (trataremos de este otro control al hablar de los funcionarios), en

principio deberían actuar atendiendo a la ley y no a los intereses económicos o

políticos.

Existe en las democracias al uso la figura del defensor del pueblo que

tiene la función de denunciar los abusos que puedan realizar las

administraciones públicas. Sin embargo, es elegido por el poder político y su

función es solo denunciar, no puede sancionar ni corregir, por lo que su figura

en realidad es una parte más de la perversión del sistema. El país en este caso,

una vez más, hace un canto a la democracia diciendo que tiene un mecanismo de

control que en realidad no lo es. Es curioso ver cada año la dureza de ciertos

informes de algunos defensores del pueblo denunciando las arbitrariedades y

abusos de la administración con el ciudadano. La figura del defensor del pueblo

es casi ridícula pues solo informa de las quejas de los ciudadanos, como si la

clase política desconociera dichas quejas al ser ellos los que cometen dichas

arbitrariedades y abusos. Más bien parece una tomadura de pelo, pues es una

figura que escenifica que vivimos en democracia pero que no arregla nada de

nada, no controla al poder. Es también parte de esa opereta que escenifica la

democracia falsamente. En un país verdaderamente democrático son los fiscales

los que tienen que luchar contra estos abusos, los que tienen capacidad para

detener y sancionar las injusticias.

No hablemos del control político existente en las altas esferas de la

judicatura. El espectáculo es vergonzoso. La elección de estos estamentos así

como sus actuaciones siempre han estado rodeadas de polémica. Las actuaciones

de estos jueces y fiscales defendiendo intereses partidistas siempre han estado en

los periódicos. Aquí es donde la independencia siempre ha quedado en

entredicho.

Page 61: Democracia para Idiotas.pdf

61

Policía y división de poderes

La policía es un cuerpo de seguridad que vigila el correcto cumplimiento

de las normas en un determinado territorio. La organización de esta institución

tiene que coincidir con la división de poderes establecida dentro del Estado. Así,

habrá una policía local en cada municipio, una en cada Estado federado y otra

para el Estado. Cada una tendrá su nivel de actuación y competencias definido.

No es lógico tener varias policías en un territorio con las mismas competencias y

además con competencias sobre todo el Estado como ocurre en España. No tiene

sentido que en un sistema democrático el Estado central tenga tal control sobre

los ciudadanos, además del enorme dispendio económico que significa tener

distintos cuerpos de policía con las mismas competencias. El número de mandos

se duplica o triplica con el consiguiente gasto. Tener cuatro policías como se

tiene en España (Local, Autonómica, Nacional y Guardia Civil) es

prácticamente una aberración. Menos sentido tiene que una de esas policías

tenga rango de cuerpo militar como ocurre en Europa con las Gendarmerías o la

Guardia Civil en España. Por definición, un cuerpo militar escapa a un efectivo

control democrático. En realidad, la existencia de estos cuerpos militares con

actuación policial en Europa indica lo poco que creen nuestros políticos (y

quizás nuestros ciudadanos) en la democracia. Este tipo de cuerpos son típicos

de las dictaduras.

Policía judicial

Otra de las condiciones fundamentales para que exista una verdadera

democracia es que exista una policía judicial, independiente de la policía del

Estado y bajo el mando de jueces y fiscales. En muchos países se denomina

Page 62: Democracia para Idiotas.pdf

62

policía judicial a una sección de la policía del gobierno que investiga para la

judicatura, por lo que no es independiente del ejecutivo (del partido o coalición

en el poder). Difícilmente podrá esta policía investigar al poder político (quizás

a la oposición). Es común la filtración de noticias a la prensa durante una causa

contra algún imputado de la oposición al gobierno. Es evidente que éste último

puede obtener la información de la investigación judicial de primera mano pues

es quien elige al jefe de la policía. La manipulación que hacen en contra del

partido en la oposición los medios de comunicación llega a ser cruel. Peor aún

es la utilización de esta policía “judicial” para llevar a cabo la primera fase de

estos procesos, la investigación, los interrogatorios,… Se pueden manipular

claramente desde el gobierno. Otro ejemplo es el de las escuchas telefónicas o el

acceso a internet. Parece lógico que el gobierno a través de su policía pueda

tener información sobre las personas que están siendo investigadas. Una vez

más, la policía y sus mandos están puestos por el ejecutivo, y por tanto, éste

tiene acceso a cualquier investigación. Difícilmente se podrá investigar a los

miembros del ejecutivo y difícilmente se podrá evitar la corrupción de quien nos

gobierna. Más aún, se podrá utilizar no solo en contra de los partidos en la

oposición sino del ciudadano. Esta es otra grave perversión de la democracia

que hace que los ciudadanos no disfruten de las garantías y libertades que

requiere un proceso judicial, o bien difícilmente puedan controlar al poder con

los mecanismos democráticos. Peor aún, que jueces y fiscales no disfruten de la

libertad necesaria para investigar y llegar a las últimas consecuencias de un

determinado delito.

Por tanto, sin un poder judicial que responda ante sus ciudadanos, y no

ante el gobierno o los partidos, no puede existir justicia, libertad y democracia.

Siempre estaremos a merced del lobby fáctico (partidario) que comentábamos

anteriormente.

Page 63: Democracia para Idiotas.pdf

63

Más democracia

Hemos visto que para que exista democracia tenemos que elegir de forma

independiente a todos los poderes del Estado. Pero no acaba aquí el verdadero

sentido de la democracia. Sin duda, este sistema va mucho más allá de esta

elección. En realidad, en democracia, cualquier poder debe ser elegido con el

objeto de garantizar su independencia. Así, los poderes en un Estado federado,

en una región o un municipio, por supuesto deben ser elegidos teniendo en

cuenta las reglas de separación y división de poderes que hemos argumentado

arriba. Pero todavía quedan más poderes en una sociedad. Por ejemplo, la

policía es uno de ellos. Los jefes de la policía deben ser objeto de elección por

parte de los ciudadanos pues estos regentan un poder extraordinario en sus

ámbitos de actuación. Su elección les dará independencia ante los demás

poderes. En algunos lugares del mundo se elige hasta el forense de la

comunidad. También parece lógico que aquellos poderes mediáticos públicos

tengan una dirección democrática, elegida por el ciudadano y no por el partido

en el poder. Solo es cuestión de hasta dónde quieren llegar los ciudadanos en el

ejercicio de la democracia.

Por tanto, la democracia es, en mi opinión, el sistema que en mayor

medida puede garantizar los anhelos de libertad de los ciudadanos,

asemejándose en cierta forma al ideal libertario. Se divide tanto como se pueda

el poder para que nadie tenga demasiado, y para que todos los poderes se vigilen

unos a otros. La diferencia con lo que la gente entiende por ideal libertario es

que en democracia las normas y su cumplimiento son un requerimiento

fundamental pues, como hemos dicho, de otra forma gobernaría el más fuerte,

en otras palabras, elegiríamos “democráticamente” a alguien que en caso de

querer actuar como un cacique, tendría muchas posibilidades para hacerlo. La

democracia pone muchos, muchos límites para que esto no ocurra. El sistema

Page 64: Democracia para Idiotas.pdf

64

democrático debe ser riguroso en el cumplimiento de la ley. De otra forma no

habría libertad.

Limitación de mandatos

Es este otro debate en muchos sectores de nuestra sociedad pues existe la

creencia popular que en democracia, mientras el pueblo elija a un ciudadano

para representarles, éste queda legitimado por esa especie de bendición que es la

elección. Además, parece lógico pensar de esa forma pues el sentido de la

democracia es que todo aquello que decida el pueblo tiene legitimidad. Sin

embargo, no parece lógico que un ciudadano se mantenga indefinidamente en el

poder pues la democracia consiste en limitar el poder y, por tanto, es también

alternancia. Éste es otro de los pilares del sistema democrático. Cuando alguien

se instala en el poder, por su condición humana, tendrá simpatías y antipatías,

amigos y enemigos, fortalezas y debilidades,… Por tanto, si algún ciudadano

(aunque sea solo uno) puede sufrir esas, digamos, debilidades del ser humano

que gobierna, es lógico que tenga la oportunidad de no sufrirla. Decía un

libertador americano que "...nada es tan peligroso como dejar permanecer largo

tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle

y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía".

Todos conocemos ejemplos de políticos que se han instalado en el poder a base

de favorecer a un sector mayoritario de sus votantes y someter al sector

minoritario. Sin duda, este sector tiene derecho a salir de su miserable situación.

Además, la ciudadanía que observa lo mal que lo pasan aquellos que no son de

la cuerda de quien gobierna, tienden a que no se les compare o asimile con

aquellos que sufren el acoso, la persecución, la tiranía,… La autocensura es

automática pues nadie está dispuesto a empeorar su situación mostrando ideas

en contra de los posibles desmanes del poder. Todos se apartarán del ciudadano

Page 65: Democracia para Idiotas.pdf

65

acosado pues nadie querrá que se le asimile a esa persona, pues corre el riesgo

de pasar por el mismo calvario. Es por tanto lógico que los mandatos tengan

caducidad pues de otra forma se genera automáticamente un poder caciquil.

Nuestros representantes en democracia son un recurso renovable y en efecto, lo

deben ser, pero no solo votando a otros sino también limitando sus mandatos. En

muchos países existe un claro consenso en que dos periodos legislativos

(normalmente de cuatro años) son suficientes.

Mantenerse en el poder por periodos largos o indefinidamente, aún con la

legitimidad que otorgan las elecciones, es como hemos dicho una perversión del

sistema democrático. Desde luego un Estado con déficit democrático no tendrá

problemas en mantener a una persona en el poder mientras éste juegue a lo de

siempre, a que el sistema establecido no se toque. Todos los partidos estarán de

acuerdo pues se repartirán y respetarán las parcelas de poder, los Reinos de

Taifas, mientras el pueblo no opine lo contrario. Estos reinos se mantendrán a

base de dinero, financiación muchas veces ilegal, subvenciones de otro poder

del mismo color en estamentos más altos,… Lo de siempre, el dinero del

ciudadano se utiliza para mantener un estatus de poder. Además, se sabe que el

poder engendra poder y corrupción. Permanecer largos periodos en el poder es

el camino hacia la corrupción. Decía alguien que los políticos y los pañales hay

que cambiarlos a menudo y por la misma razón. Ni siquiera el político brillante

debe quedar al margen. Es probable que le esté haciendo sombra a cualquier

otro, que su luz no deje ver otra con más matices. Si la democracia es dividir el

poder y no acumularlo, limitar mandatos es una parte esencial del sistema.

Es cierto que limitando el poder por un periodo determinado tampoco se

soluciona el problema de falta de alternancia política. Existen partidos que, aún

renovando a sus representantes, han permanecido décadas y décadas en

determinados estamentos. Al final el efecto es el mismo, se instala un auténtico

régimen político. Es por ello que el sistema de elección por distritos, las

Page 66: Democracia para Idiotas.pdf

66

primarias, la elección a doble vuelta,… todos son mecanismos necesarios para

que el caciquismo no se instale en el poder, o al menos lo tenga difícil.

Funcionarios

Para que exista democracia deben existir puestos que, curiosamente, no

puedan ser elegidos democráticamente. Este es el caso de los funcionarios.

Parece una contradicción pero ya veremos que su existencia (a pesar de la mala

fama de estos) es clave para el funcionamiento democrático.

Un funcionario es un servidor público prácticamente intocable (salvo

algunos casos que veremos) pues esa característica le ofrece independencia ante

el poder político para salvaguardar la legalidad. Generalmente, custodian

documentación oficial o son técnicos cualificados para decidir si una actuación

propuesta por la clase política es legal o no. Si un estamento político intenta en

una actuación contradecir la ley, el funcionario no avalará dicha actuación. No

se podrá realizar y punto. Cambie la ley si quiere pero nunca en contra de ella.

Es cuestión de salvaguardar los derechos de la ciudadanía. Evidentemente, la

figura del funcionario no suele ser del agrado de muchos políticos y

empresarios. Cuanto menos se respeta la democracia, más se intenta degradar la

figura del funcionario. Es evidente que a ciertos grupos tanta salvaguarda de la

legalidad, de nuestros derechos les pone de los nervios.

Para que el funcionario defienda la legalidad y a su vez no abuse de su

poder, no se corrompa, debe estar sujeto a un sistema de inspección por el cual,

por un lado, pueda denunciar el incumplimiento de la ley sin tener que hacer una

denuncia formal en el juzgado, y por otro, debe ser controlado para que no

pueda corromperse junto a la clase política. La inspección, a la cual puede

recurrir también el ciudadano, vigilará que esto no ocurra. Es evidente que esta

Page 67: Democracia para Idiotas.pdf

67

inspección no puede pertenecer al poder ejecutivo o legislativo. Debe ser el

sistema judicial el que vigile que la legalidad se cumpla. Por supuesto, es aquí

donde la estabilidad laboral del funcionario se puede perder. Si su función es

vigilar la legalidad y no lo hace, incumple su mandato.

¿Cuál es la perversión del sistema? En muchos países, como el nuestro,

dicha inspección no existe por lo que el funcionario depende exclusivamente del

poder político inmediato. Si el funcionario no sigue las consignas de la clase

política, ésta pone a dicho funcionario en una habitación con una mesa y una

silla, sin nada que hacer (pasar ocho horas al día en un cuarto sin trabajo es una

humillación y lo más próximo a una tortura), y además se dirá de él que es un

vago (en realidad no trabaja, no le dejan), una lacra para la sociedad. Lo he visto

en numerosas ocasiones. En su lugar, se contrata a otra persona, se le ofrece un

magnífico sueldo pero, o firmas lo que te ponga delante o a la calle. El resto de

funcionariado “aprenderá” que el que no “colabore” seguirá el mismo camino y

además se le hará la vida imposible. Sin duda, una actuación con tintes

mafiosos. Las personas contratadas en sustitución del funcionario actuarán como

auténticos comisarios políticos para mantener su estatus (y el plus monetario).

Se selecciona a la gente sin escrúpulos y generalmente ligada al poder. Aparece

una administración paralela, personal de confianza que maneja documentación,

datos protegidos por ley, e ingentes cantidades de dinero público sin que nadie

les haya legitimado para ello. Muchos logran con el tiempo entrar en la

administración pues el sistema de ingreso, el denominado sistema de

oposiciones, sigue siendo una antigualla manipulable. En algunos casos ni las

convocan pues los candidatos “oficiales” no darían nunca la talla. Se les contrata

de por vida y se perpetúa el sistema. Normalmente, el funcionario no denuncia

las ilegalidades que se cometen con los ciudadanos pues sabe que eso le traerá

múltiples problemas ante sus jefes inmediatos. Por tanto, es la ciudadanía la que

paga las consecuencias de que no exista una inspección independiente del poder

Page 68: Democracia para Idiotas.pdf

68

político, perdiendo así sus derechos (expedientes que nunca salen adelante, otros

que salen con inusitada rapidez, otros que no se tramitan, que no prosperan, que

se pierden,…).

Muchas veces, cuando un caso de corrupción salta a los medios, vemos

como los políticos quedan libres de culpa, pues el delito lo cometieron los

funcionarios que firmaron los informes técnicos bajo amenaza de empeorar su

situación en la institución. Se cierra el círculo y la clase política queda libre de

delito.

También hay que decir que no todos los puestos en la administración

deben estar ocupados por funcionarios. Solo aquellos en los que se tiene una

clara responsabilidad como puede ser salvaguardar documentación, actuar bajo

criterios técnicos, y donde se deban emitir informes que la clase política tenga

que conocer. Las administraciones pueden contratar empleados públicos como

cualquier otra empresa. Esto hace que el sistema sea más eficiente.

Más allá de la simple representación: la consulta

Es curioso que en gran parte del mundo se piense que el sistema

democrático termina con la representación. Decíamos al principio de este texto

que incluso la Real Academia de la Lengua dice que este es un sistema en el que

la soberanía reside en el pueblo, que ejerce el poder mediante representantes

elegidos por sufragio universal. Punto. Se quedan tan tranquilos. En este caso,

países como Marruecos se deberían considerar como democracias. Según esta

definición y la mentalidad imperante, al ciudadano solo se le consulta a la hora

de elegir a sus representantes. Todo lo demás queda en manos de la élite elegida

(designada por los partidos). Excluyen que el pueblo pueda ser consultado, lo

cual es absolutamente falso y constituye una tremenda perversión del sistema.

Page 69: Democracia para Idiotas.pdf

69

En realidad la representación aparece para facilitar las miles de decisiones que

tienen que tomar los Estados, pero nunca sustituye a quien realmente tiene la

soberanía. Incluso entre la izquierda no se tiene (o no se quiere tener) conciencia

de la importancia que tiene la consulta popular. Muchas veces apelan a que el

cambio en una determinada cuestión deberá venir de la propia sociedad (bien),

pero a continuación argumentan que solo desde la denuncia y la movilización se

pueden cambiar las cosas. Algunos llegan a plantear algo que llaman democracia

deliberativa y participativa sin explicar qué es eso.

En Europa muy pocas organizaciones políticas han reclamado el

referéndum como forma democrática normal. Han asumido que consultar a la

gente no debe ser importante, o simplemente como he oído a veces, el pueblo se

puede equivocar. Como si existiesen unas mentes pensantes, investidos de la

razón, que no se equivocan jamás. Es el miedo a la democracia o quizás aquel

pensamiento típico de los partidos por el cual se hacen con el monopolio de la

razón. Cuando me elijan aplicaremos nuestra política, caiga quien caiga, pues

tenemos la razón. Tremenda equivocación pues prácticamente cada ciudadano

tiene su razón… Simplemente hay que sentarse en una tertulia y escuchar. Lo

malo es que muchos de nuestros representantes piensan que cuando un

ciudadano no comparte su razón es que está equivocado, desinformado, no tiene

criterio,… y en el peor de los casos, no se adapta, no colabora, ha perdido el

juicio,… Alguien dijo una vez que la razón es totalitaria y lo comparto

plenamente ¿Por qué da miedo la democracia? ¿Por qué no se atreven a

preguntar? ¿Por qué el mecanismo del referéndum está prácticamente vetado?

¿por qué ni siquiera la izquierda lo plantea? Pienso que si la población no

reivindica sus derechos, la clase política no se los va a dar nunca pues eso sería

quitarse poder y nadie en este mundo está dispuesto a eso. En algunos casos

(sobre todo en política municipal) se engaña a los votantes prometiéndoles más

participación ciudadana, concejalías de distrito,… Es increíble como al final

Page 70: Democracia para Idiotas.pdf

70

todo se queda en unas cuantas reuniones con las asociaciones de vecinos o la

asignación de un concejal para escuchar las quejas de los ciudadanos. Una

tomadura de pelo.

Existen países en el mundo en los que cada vez que se celebra una

elección a presidente, al parlamento, a municipios,… al mismo tiempo realizan

cientos de consultas populares mediante referéndum. Desde leyes, pasando por

normativas a cuestiones tan mundanas como si en este territorio queremos la

carretera tal o el tren cual, o no los queremos. Preguntas tales como subir los

impuestos para determinados gastos como la inversión en educación, en

sanidad,… Esto para muchos países que se denominan democráticos es ciencia-

ficción. El mayor grado de democracia que gozamos en nuestro entorno es la

posibilidad de reunir una serie de firmas (decenas de miles) y proponer al

parlamento que debata una iniciativa popular. En muchas ocasiones hemos visto

como este mecanismo es inútil pues, o bien el parlamento termina dictaminando

lo contrario que pretendía la iniciativa popular, o bien simplemente dicha

iniciativa no entra a debatirse. La democracia en este caso solo es una quimera.

En mi tierra solo han prosperado iniciativas intrascendentes. En algunas

comunidades de España si lo he visto pero para cuestiones digamos de estética

como prohibir las corridas de toros. Digo de estética pues a nadie se le ha

ocurrido plantear la erradicación, por ejemplo, de la indigencia. En cualquier

caso, de consulta popular nada. Eso de preguntarle al pueblo directamente no se

les pasa por la cabeza, ni de lejos.

Una democracia no lo será nunca si los ciudadanos no tienen derecho a

decidir en los temas que considere oportuno. Estoy absolutamente seguro de que

determinados acuerdos tomados por los ayuntamientos, diputaciones, cabildos o

parlamentos tendrían un signo contrario si el pueblo fuese consultado. Cuando

se dice que el pueblo no está bien informado para ciertos temas, que se puede

equivocar, que se asume un riesgo,… estamos ante un extraordinario desprecio a

Page 71: Democracia para Idiotas.pdf

71

la ciudadanía. Hoy en día los medios de masas llegan a todas partes. Se puede

estar informado de cualquier tema susceptible de ser consultado. Por supuesto,

la campaña informativa entre los partidarios de uno y otro signo debe estar

regida por un proceso con acceso igual a los medios de comunicación y con

suficiente tiempo para explicar bien la propuesta, con sus pros y contras, con las

consecuencias de una u otra elección. Cualquier ciudadano puede elaborar su

criterio perfectamente sobre el tema en cuestión. Si al final nos equivocamos

(cosa que puede ocurrir), lo haremos con todas las consecuencias. Lo demás es

paternalismo ridículo. La consulta es un pilar básico de la democracia. Aunque

necesitamos el sistema de representación, en ocasiones tenemos el derecho a

desconfiar de nuestros representantes pues al fin y al cabo son humanos.

La prensa

El cuarto poder, nunca mejor dicho. No cabe duda de que es uno de los

poderes más necesarios, más útiles en el sistema democrático, pero también el

que más se escapa (por definición) al control democrático. Probablemente, eso

no es malo en sí mismo, pero el problema reside en la perversión de su fin

primordial. Como todo. Ya hemos comentado al hablar de los comunistas

cubanos que es precisamente la prensa quien, en su opinión, pone en entredicho

todo el sistema democrático. Merece la pena recordar lo que dicen: “Los

partidos no juegan a favor de los intereses sociales sino en relación a la

oportunidad política en cada momento, al estado de opinión de la sociedad.

Dado que éste puede ser dirigido por los medios de comunicación, la sociedad

está a merced de los que manejan el dinero”. La democracia tiene aquí un

problema. Es tan fácil manipular. Los recientes sucesos de Islandia donde la

población se ha negado a pasar por el aro de los banqueros es un claro ejemplo.

La prensa en el mundo no ha informado de nada de lo que sucede en ese país.

Page 72: Democracia para Idiotas.pdf

72

No interesa. Los periodistas tienen aquí una clara responsabilidad pues deben ser

ellos los que digan lo que es noticiable, y no lo que digan las grandes empresas

de la comunicación.

Decía un activista sudafricano que la mayor arma de los opresores es el

cerebro de los oprimidos. Quizás sea por eso el afán de todos los poderes

fácticos por hacerse con la prensa a toda costa. En términos democráticos, el

cuarto poder lo fue mientras los ciudadanos mantuvieron un control relativo

sobre la prensa. Esto fue así cuando un grupo de personas con afinidades

políticas o económicas, o un empresario establecía un periódico. El éxito de

dicho medio de comunicación lo daban los compradores de dicho periódico. A

mayores ventas, más influencia sobre la sociedad. El grupo de periodistas se

esforzaba, en parte porque de ello dependía su salario, por encontrar la noticia y

publicarla, aún en contra del poder establecido. Al mismo tiempo existía cierto

control del ciudadano pues era éste quien comprando o no dicho periódico iba a

hacer que dicha empresa saliera adelante o no. Esto fomentó que aparecieran

medios de comunicación de las más variadas tendencias que atendían a los

requerimientos de un público que pedía una determinada orientación. Aparecen

pues periódicos muy críticos, poco críticos o nada críticos con determinadas

tendencias políticas, y viceversa. Al fin y al cabo, el cuarto poder estaba en

manos de los seguidores de cada uno de los periódicos.

El problema surge cuando estos medios de comunicación se convierten en

grandes empresas donde el dinero no proviene del ciudadano sino de aquellos

que pueden subvencionar dicho periódico con publicidad. En este momento los

medios pasan a ser voceros no solo de cada tendencia política (que también)

sino de los intereses de quien paga. En la actualidad pagan las grandes empresas

y los gobiernos mediante subvenciones de las formas más variadas y variopintas.

El problema es que muchos trabajadores de la información viven, en mayor o

menor medida, secuestrados por sus empresas y por tanto, secuestrados

Page 73: Democracia para Idiotas.pdf

73

ideológicamente. Si el poder en la política está en manos de unos pocos partidos

y estos dependen de la financiación de los gobiernos en el poder y de las grandes

empresas para ganar elecciones y seguir en la política, el resultado es evidente,

la prensa estará en unas únicas manos. Es prácticamente imposible que un medio

de comunicación salga adelante si no es con el apoyo de los grandes empresarios

y los partidos en el poder. Así vemos que cada medio de comunicación depende

de los dos o tres partidos que subsisten en un país. En los comienzos del

periodismo un trabajador de la prensa podía cambiar de trabajo simplemente

pasando a otro medio donde su información y crítica fuese aceptada y valorada

por el público. Eso vendía periódicos. Ahora los empleadores son un sistema de

partidos y unos empresarios que no difieren mucho ideológicamente por lo que

al periodista crítico le va a ser muy difícil encontrar trabajo. Por tanto,

tendremos la selección natural al revés. Se perpetuarán, no los mejores, sino los

más serviles, los voceros de quien paga.

El fin primordial de los grandes medios de comunicación (en manos del

poder político y empresarial) es lo que se ha dado en denominar la fabricación

del consenso. El poder dominante utiliza la prensa para guiar la opinión pública

(y por tanto al electorado) hacia sus inconfesables intereses. Su estrategia se

suele basar en el uso de trucos sucios, manipulación, secuestro de información,

encuestas de opinión falsificadas, amenazas de problemas sociales, incluso de

desastres sociales,… y un largo etcétera. Casi todo es válido con tal de dirigir las

decisiones de un individuo hacia un producto comercial (si no consumes tal

producto te hacen sentir como un ser miserable), una tendencia política, una

forma de pensar o un determinado candidato. Si no se logra dominar esta

manufactura del consenso, casi todo estará perdido.

El problema se agrava con la universalización de la prensa en internet. En

este caso el ciudadano no paga nada (por tanto controla muy poco o nada) y

dichas empresas dependen directamente de la clase política y de los empresarios.

Page 74: Democracia para Idiotas.pdf

74

Ahora es prácticamente imposible que las voces críticas de la sociedad tengan

eco en los medios de comunicación. Lo más que puede ocurrir es que entren en

el juego de ser voceros de los intereses particulares de un partido o rama

empresarial. De hecho, el espectáculo que cada día legitima el sistema es la

pléyade de periodistas que apoyan las posiciones de uno u otro partido, con

especial énfasis en aquellos que apoyan a la oposición pues éstos escenificaran

la crítica con tal vehemencia que aparentarán que el sistema funciona. Si detrás

de todos estos medios de comunicación están solo dos o tres partidos y unos

pocos empresarios, la crítica racional quedará fuera del sistema.

El control de este cuarto poder en la actualidad es uno de los problemas

más difíciles a los que se somete el sistema democrático pues la influencia de los

medios de comunicación es decisiva. ¿Quién puede competir con estas grandes

empresas? Pensemos en los canales de televisión donde las cifras que se

manejan son astronómicas. Cualquier tendencia política que quiera salir al ruedo

tendrá los días contados. Se ignora o se hace una pequeña campaña de acoso y

derribo por parte de los medios adscritos a los partidos establecidos, y se acabó.

Por otro lado, cualquier tipo de control sobre la prensa se verá, con mucha

razón, bajo sospecha de censura y esto es lo que se quiere evitar ante todo.

Ya decíamos arriba que el verdadero control de los medios de

comunicación lo debería hacer el público que paga por la información. Esta es la

única posibilidad de mantener una prensa que pueda competir en igualdad de

condiciones y donde se garantice la pluralidad política. Por tanto, en este

llamado cuarto poder debe ocurrir lo que argumentamos sobre la financiación de

los partidos políticos. Decíamos que dicha financiación debería tener un techo,

ser transparente y auditable. Algo similar debería ocurrir con los medios de

comunicación. Deberían tener un techo muy claro y transparente de financiación

empresarial y estatal que permita la existencia de una prensa tan amplia como el

espectro de tendencias políticas elegidas por la sociedad, permitiendo la libre

Page 75: Democracia para Idiotas.pdf

75

competencia entre los medios. En la actualidad solo los grandes grupos

empresariales en conexión con el poder político pueden competir y esto no

parece democrático. El auténtico control y las posibilidades de generar

beneficios deben venir de los ciudadanos que compran la información, no de

oscuros intereses políticos apoyados por las empresas. En fin, como cualquier

empresa, se debe a sus clientes y no a las subvenciones. Sin duda, sería

necesario endurecer la legislación para evitar sobrepasar los diversos techos de

financiación.

Por otra parte, se podría pensar que la ansiada diversificación de la

información se está empezando a disfrutar en internet. De hecho, en este medio

podemos encontrar de todo, aunque no siempre. Piense el lector en la censura de

la empresa Google en China. Ni internet se libra de los empresarios y de los

Estados. Sin embargo, un medio de comunicación es algo más que una simple

página web. Contar con información, periodistas y firmas de prestigio solo es

posible con dinero por lo que estamos en las mismas. A esto se une otro de los

problemas de la comunicación, el de las fuentes de información. Es común abrir

varios periódicos en internet y ver exactamente la misma noticia, con el mismo

perfil y con la misma orientación ideológica (y a veces con los mismos errores).

No olvidemos que por encima están las grandes multinacionales de la

información que lo mismo te venden una guerra como una hambruna. Este es

otro problema, el de las grandes corporaciones que por coherencia lo trataremos

aparte.

No estaría completo este apartado dedicado a la prensa si no nos

detuviésemos un momento en ese instrumento de alcance universal que es la

televisión. Sin duda, uno de los instrumentos de comunicación con más impacto

sobre los ciudadanos. Tiene quizás más potencialidad educativa que cualquier

otro invento humano y un tremendo poder para orientar el deseo de las masas,

solo superado por determinadas religiones. Lo triste es que teniendo el poder

Page 76: Democracia para Idiotas.pdf

76

educativo (en sentido positivo) que tiene, en pocas ocasiones se ha utilizado para

ese propósito. Aparte de los problemas que hemos enunciado para la prensa en

general, el escollo para su utilización racional reside básicamente en la

competencia de los canales de televisión por la audiencia. Su financiación se

basa en la publicidad y eso la ha transformado en uno de los elementos

primordiales del mercado. Estar en el mercado significa retransmitir lo que el

público pide (generalmente deporte, sexo y violencia) y esto sin duda la aparta

de las maravillosas potencialidades que encierra. Dado que competir en el

mercado significa alcanzar la máxima financiación por parte de gobiernos y

empresas, este medio, al igual que los demás, se pone al servicio de los que

pagan y, por supuesto, al servicio de la indoctrinación que necesitan los intereses

políticos y económicos.

Si uno de los pilares de la democracia se basa en que el poder esté

dividido, que nadie acumule demasiado poder, la prensa debe estar diversificada

y por tanto el espectro (como el de las frecuencias de radio) debe estar dividido

permitiendo la libre competencia. En la actualidad son los Estados y sus

federados los que otorgan las frecuencias de radio y televisión, normalmente

siguiendo criterios económicos y políticos. La financiación debe estar controlada

para que la libertad de información pueda ser una realidad. No debe existir

espacio para la corrupción financiando más allá de lo permitido, y menos con

dinero público. Los anuncios publicitarios presentados con forma de noticias y

los suplementos pagados con dinero público que se presentan como reportajes

periodísticos deben desaparecer. Hablaremos más adelante sobre las grandes

empresas multinacionales (ver Democracia Social). Lo que allí se argumenta

será válido para las corporaciones de la comunicación.

Sin duda, entre la lluvia de críticas a lo argumentado estará que los

medios (especialmente la televisión) perderán calidad. Lo dudo pues he visto

pequeños canales con una calidad envidiable, pero aún así, la libertad de los

Page 77: Democracia para Idiotas.pdf

77

ciudadanos está basada en que nadie pueda hacerse con el monopolio de la

información, la crítica y el disenso. Desde mi personal punto de vista, el

problema ha residido siempre en mezclar información y opinión (dos valores

democráticos fundamentales) con la propaganda comercial, institucional y

estatal (intereses económicos y de poder, antagónicos a la libertad de opinión e

información). Dicha mezcla es perversa para el sistema democrático pues una

puede, literalmente, comprar a la otra, y viceversa. Si quieres información y

opinión debes pagar un peaje sujeto a los poderes políticos y económicos. Como

hemos dicho, esta situación se agrava con la gratuidad del sistema tal y como

ocurre en internet. Hemos llegado a tal límite que incluso entregamos nuestra

vida privada a determinadas multinacionales a cambio de servicios gratuitos, tal

y como ocurre en las redes sociales. Urge un cambio radical en el sistema pues

nos jugamos el futuro de la democracia. Sin duda, hay que separar información

y opinión de propaganda estatal o comercial. No es fácil.

En realidad, la publicidad perfecta es aquella que aparece en todos los

medios de comunicación. Se supone que cuando una institución del Estado o

una empresa desean informar en la prensa, lo hacen solo con el propósito de

anunciar algo para el conocimiento de todos. Así, una empresa que quiera

anunciar un producto pagará más o menos según dicha información llegue a un

mayor o menor número de ciudadanos. Lo mismo ocurre con las instituciones

cuando quieren hacer llegar una determinada información a la ciudadanía. Se

supone que ese es el interés primordial. Por tanto, si queremos separar la

información y opinión de la propaganda, tanto las instituciones como las

empresas deberían enviar la publicidad a un fondo común y pagar por el espacio

o el tiempo publicitario. Una vez enviado a todos los medios de comunicación,

éstos cobrarían proporcionalmente según las ventas o audiencia de ese día. Esta

sería una forma elegante de poner un techo tanto a la propaganda (sería

auditable) como a los intereses oscuros. Tendríamos libertad absoluta para

Page 78: Democracia para Idiotas.pdf

78

publicar, control por parte de la ciudadanía, competencia leal y publicidad con

escasas posibilidades de controlar a los medios de comunicación. Esto

diferenciaría a un sistema de libertades pues es en las dictaduras donde se

controla la información y la opinión, dando vía libre a la publicidad. En la

democracia se garantiza la publicidad sin controlar la información y opinión.

Por último, no debemos olvidar que la profesión de periodista es en

ocasiones de alto riesgo. Como persona metida en el mundo universitario,

científico y cultural, he visto auténticas persecuciones hacia determinados

periodistas por el simple hecho de practicar la libertad de expresión. He visto

como algún periódico boicotea determinados eventos culturales simplemente por

el hecho de que participa un determinado periodista. El mensaje es claro. Quien

colabore con él será castigado. Por tanto, se enviará un mensaje para que nadie

le ofrezca oportunidades o trabajo. En este sentido, los periodistas deberían estar

protegidos por una especie de libertad de cátedra que vaya más allá de la libertad

de expresión. La primera es el derecho de los docentes a exponer sus

conocimientos según sus propias convicciones y sin someterse a una doctrina

impuesta por los poderes públicos. Al ser un derecho no pueden ser removidos

de su puesto de trabajo por disentir con la clase política. Es distinto de la libertad

de expresión que te permite disentir pero no procura una salvaguarda en el

puesto de trabajo. Es claro que se puede alegar en caso de conflicto, pero la

empresa (o el poder político) siempre buscará otras razones (económicas

generalmente). El ansiado estatuto del periodista intenta solventar este aspecto

mediante los consejos de redacción. Se debería introducir en este tipo de

empresas determinadas condiciones para que el periodista no pierda su puesto de

trabajo después de una trayectoria profesional importante. Esto le daría libertad

para disentir sin ser castigado con el paro. Es una vergüenza para el sistema

democrático observar como brillantes profesionales quedan apartados de los

Page 79: Democracia para Idiotas.pdf

79

medios de comunicación por el poder político (económico) simplemente por el

hecho de ser críticos, por ejercer el derecho que cualquier ciudadano posee.

Por tanto, tener una prensa libre, que no esté atada al poder estatal o

empresarial, que permita la transparencia del sistema democrático, es

fundamental para su correcto funcionamiento. Si no es así, le estaremos dando la

razón a los que no quieren la democracia como sistema de convivencia.

La necesidad de la democracia política.

Quiero ilustrar lo argumentado en este texto con tres ejemplos cercanos

que nos afectan directamente. El ejemplo de España y de Canarias se puede

trasladar a muchos países y regiones de Europa. Piense el lector en el caso

italiano cuyos niveles de degradación democrática están llegando al esperpento.

Es importante que el lector aprecie la forma de democracia en la que vivimos y

se haga una idea de cómo se han construido nuestros sistemas de convivencia, y

qué esconden.

Europa es un invento. Formada por múltiples países y regiones con sus

lenguas, tradiciones, culturas,… es un mosaico de intereses tan complejo que su

historia está plagada de conflictos y guerras. Marcada por la revolución francesa

primero y el auge de las ideas socialistas después, sus ciudadanos nunca

tuvieron una convicción democrática fuerte, y de hecho nunca se desarrolló un

sistema democrático avanzado. Nuestra historia ha hecho que no se haya

desarrollado una mentalidad firmemente democrática y hasta nuestra vida

particular está impregnada de instituciones privadas que limitan nuestra libertad

(colegios profesionales, notarios, registradores de la propiedad,…). Una parte de

la población nunca ha creído en la democracia, es la derecha social que en

ocasiones ha llegado al extremo de anular las libertades básicas. Otra parte de la

Page 80: Democracia para Idiotas.pdf

80

población ha tachado el sistema democrático como el gobierno de los burgueses

y la han considerado como paso previo a la transformación social que siempre

predicó la izquierda. Para ésta, el ideal igualitario siempre estuvo por encima de

los valores democráticos. Aún cuando aceptó gestionar el sistema desde el

parlamentarismo, nunca quisieron ir más allá en los avances democráticos.

Simplemente esperaron a que les tocara llegar al poder para imponer sus

razones. La izquierda nunca llegó al poder pues, como argumentamos al

principio, el sistema estaba trucado. En un sistema parlamentarista es muy difícil

alcanzar mayorías.

Después de la Segunda Guerra Mundial, visto el desastre y para no repetir

la historia, se produce el intento de Unión Europea, primeramente con pasos

muy tímidos al establecer la Unión del Carbón y el Acero por parte de Francia,

Italia, Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Fue un acuerdo meramente

económico para suprimir ciertos aranceles. Todos conocemos la historia y la

adhesión de los distintos países hasta crear la moneda única, el Euro. Siempre ha

sido un matrimonio de intereses. El sistema democrático siempre quedó en un

segundo plano y aunque existen elecciones europeas, nunca se han parecido ni

de lejos a un auténtico sistema democrático. De hecho, la presidencia va rotando

entre los distintos países y está gobernada por una serie de comisarios (elegidos

por los distintos partidos) que llevan toda su vida en el poder, manejando

ingentes cantidades de dinero. Es quizás lo más parecido al antiguo sistema

soviético en el que una élite de burócratas manejaba a su antojo los entresijos del

poder. Estar gobernados por burócratas es todo lo contrario a una democracia

por mucho que quieran darle legitimidad a sus nombramientos. Lo contrario del

gobierno representativo es la administración burocrática, la cual es en ocasiones

despótica. Así nos va en Europa, de fracaso en fracaso. Solo hay que mirar sus

políticas para darse cuenta del despilfarro, de la regresión que sufre el continente

y del olor a putrefacción que comienza a tener. En realidad, la Europa de hoy

Page 81: Democracia para Idiotas.pdf

81

busca el poder económico y no la libertad política. Esto es curioso pues los

fundadores del sistema soviético decían que el poder económico era

indispensable y en cambio la democracia no. No cabe duda de que existe un

paralelismo con el marxismo: no importa la política sino el crecimiento

económico. El hombre queda supeditado a la producción. A esto hay que añadir

la tolerancia de las políticas europeas con regímenes dictatoriales permitiendo la

opresión de millones de personas, pues lo importante es la economía.

Parece claro también que ninguna de las estructuras de poder establecidas

en este continente tiene algo que ver con el normal establecimiento de la

democracia política. Ni separación de poderes, ni nada de nada. Ya lo vimos en

el texto de la fracasada constitución. De democracia social, mejor no hablar dada

la notable proyección economicista de la Unión, la famosa Europa de los

Mercaderes. La Unión funciona como uno de esos entes que le quitan poder

nacional a los Estados (G-8, Banco Mundial, Fondo Monetario

Internacional,…), pero desde la legalidad e intentando, al menos sobre el papel,

dar legitimidad democrática. La última crisis es un claro ejemplo pues ha

sometido a los distintos Estados a las condiciones establecidas por las

instituciones que nadie ha elegido democráticamente (G-n, Banco Mundial,

FMI,…). Elegir un parlamento, ya lo dijimos, no es condición para alegar que

existe democracia. No existe una clara voluntad de democratizar Europa, quizás

por miedo a lo que pueda pasar, por intereses inconfesables o porque sus

ciudadanos tampoco saben lo que es y las ventajas que tiene. Debe quedar claro

que la Unión Europea es un club con una serie de normas pero no un sistema

democrático. Sin embargo, argumentan lo último para manejar enormes

cantidades de dinero, intereses y un poder extraordinario.

Otro de los casos es el español. La democracia española nace desde la

dictadura franquista en una especie de pacto entre las distintas fuerzas políticas

de derecha e izquierda para establecer un régimen parlamentario. Ya hemos

Page 82: Democracia para Idiotas.pdf

82

desgranado la falacia que es el parlamentarismo y no voy a abundar en ello.

También la falacia de la autonomía, haciendo creer que es algo casi o más que

un federalismo. En el momento de la transición española a la democracia, una

parte de la derecha la aceptó a regañadientes, otra simplemente como forma de

mercadear en Europa. La izquierda, toda la vida leyendo las obras completas de

Marx y de Lenin (quizás a Gramsci), no tenía ni idea de lo que significaba la

palabra democracia (creo que aún siguen sin saberlo). La única condición que

pusieron fue la de participar en las elecciones y por supuesto participar de un

proceso de consolidación de partidos que en el futuro le daría un notable poder.

Se contentaron con gestionar el sistema que les vino impuesto y, por supuesto,

disfrutar de su nueva situación social. Los líderes y burócratas de los partidos

pasaron a ser una especie de aristocracia que en muchos casos todavía siguen

entre bambalinas. Además, se ponen los sueldos, tienen inmunidad judicial,

jubilaciones escandalosas,… La constitución les dio mucho poder a los partidos,

y sus sacerdotes han sabido aprovecharlo. Ahí siguen.

Quizás, la mayor concesión que hicieron fue la de participar en un sistema

electoral a todas luces injusto. Primero porque el sistema de listas les convenía y

segundo porque cedieron en otorgar un mayor peso al voto rural que al de las

ciudades. En un país con una tradición caciquil de siglos, es claro que dándole

mucho más valor a este voto, la derecha iba a obtener mejores resultados. El

sistema aún perdura. En los pueblos, a base de favores y dinero público se logró

crear una parroquia. Por último, la no limitación de mandatos ha perpetuado

auténticas castas que se han mantenido comprando el voto con dinero público.

Como decíamos, una importante parte de la representación política en España ha

estado en el poder durante los 30 años de democracia.

Otro de los problemas de la elección del legislativo y de la democracia

española y su sistema electoral es la representación de grupos nacionalistas sin

un proyecto común. Parece lógico que cuando se elige un parlamento, éste debe

Page 83: Democracia para Idiotas.pdf

83

ser la voz de la mayoría de los ciudadanos de ese país. Los grupos políticos

deben tener candidatos en todo el territorio representando así a todos los

ciudadanos del país. El legislativo representa a todos aunque los diputados se

elijan por distritos. Por tanto, los diputados defienden lo mejor para el conjunto

de la población. En España, por ejemplo, un grupo político local se puede

presentar en un solo distrito electoral y obtener mayor representación que un

partido que se presenta en todo el territorio nacional con muchos más votos. Así,

el sistema electoral permite que un partido que se presenta solo en una

circunscripción, por ejemplo en Canarias, obtenga dos diputados en el

parlamento nacional con apenas 160.000 votos, mientras que otro en todo el

territorio obtiene el mismo número con casi un millón de votos. Lo gracioso es

que estos dos diputados locales suelen ser decisivos para gobernar. La pregunta

es clara, ¿a quién representan? ¿solo a los canarios o velan por el interés de

todos los ciudadanos del país? Recientemente el gobierno de España hizo una

propuesta para subir el impuesto sobre el valor añadido (IVA) y sacaron

adelante la votación gracias a los dos votos nacionalistas de Canarias. Lo

curioso es que en Canarias no existe ese impuesto. Han votado en un tema que

perjudica a la mayoría de los españoles (el IVA es un impuesto injusto y está en

niveles escandalosamente altos, ya lo veremos) y no a su electorado a cambio de

sabe Dios qué contraprestaciones. El mercadeo del que hablamos anteriormente.

Pienso que lo que uno no quiere para sí, tampoco lo debería desear para otros.

Expongo el anterior ejemplo pues para mí, como ciudadano de Canarias,

ni Convergencia i Unió, ni Esquerra Republicana de Catalunya, ni el Partido

Nacionalista Vasco, ni el Bloque Nacionalista Gallego, ni muchos de estos

partidos, con todos mis respetos, me representan. Van a lo suyo. Es lógico que lo

hagan pero en sus respectivos Estados federados, donde deben lograr el mayor

grado de gobernabilidad que ofrece un Estado federal. Lo que no es lógico es

que el legislativo español sea un mercadeo impresentable para que estos

Page 84: Democracia para Idiotas.pdf

84

pequeños grupos, sobre-representados, que no representan a todo el país, se

nutran de las crisis gubernamentales. Este mercadeo lo pagamos todos los

españoles con nuestros impuestos y no es lógico. El legislativo del Estado

español legisla para todo el Estado y por tanto, o se unen esos grupos y

defienden lo mismo para todos los federados, o no hay congruencia democrática.

Lo que se quiere para uno, debe ser beneficioso para todos.

Si bien hemos expuesto ciertas aberraciones a lo largo de este texto, nada

es comparable a lo que ocurre en determinadas autonomías españolas. Voy a

exponer el caso de Canarias por ser un caso extremo, aunque el lector puede

extrapolarlo a otros lugares. En esta autonomía española el sistema democrático

es una quimera aceptada por todos, legitimada. La región está compuesta por

siete islas, dos de ellas muy pobladas con el 40 y el 43% de la población en cada

una, y el resto (17%) en las cinco islas restantes. Es el típico ejemplo para

establecer un legislativo con dos cámaras (una representando a los ciudadanos y

otra a las islas). Cuando llega la democracia, en vez de llevar a cabo un sistema

lógico de una persona un voto y de igual valor se establece lo que en su

momento se denominó la triple paridad. Había que representar a las islas más

pobladas, menos pobladas y a toda la ciudadanía a la vez. Ni idea de lo que es la

democracia (quiero pensar). Se crea un sistema en el que las islas menos

pobladas eligen al 50% de los diputados en el parlamento y las dos islas más

pobladas al otro 50%. Es decir, el 17% de la población elige a la mitad de los

parlamentarios y el 83% restante a la otra mitad. El voto de una persona de la

isla de El Hierro, por ejemplo, vale 14 veces más que el voto de una persona de

cualquiera de las islas más pobladas. Este invento consiste en llevar la

desproporción argumentada para el territorio español a las máximas

consecuencias. Sin duda, es uno de los engaños más importantes que he visto y

una de las mayores injusticias realizadas con un pueblo europeo. Es evidente

que la clase política en el poder favorezca todo aquello relacionado con ese 17%

Page 85: Democracia para Idiotas.pdf

85

de la población. El neocaciquismo adquiere su máxima expresión. Así hemos

visto inversiones millonarias para unos pocos mientras una parte de la población

de las islas más pobladas sufre pobreza, desarraigo y marginación. Un desastre

social de enormes proporciones. Siempre digo en broma (o quizás en serio) que

si un habitante de El Hierro le pide al político de turno que le pinte la casa, no

solo lo hará sino que si quiere le pondrá un piso más. Su voto vale en el mercado

electoral una fortuna. Es evidente también que el ciudadano que no sea de la

cuerda del sistema caciquil en esas islas tiene los días contados. Tanto los

partidos de derechas como los de izquierda han entrado por esa vía y las

diferencias sociales entre las islas más y menos pobladas han aumentado.

Incluso se ha dado el caso en el que un presidente del cabildo del partido

socialista paga los entierros a los habitantes de una isla. No sé si es de risa o para

llorar.

Parece claro que tanto en Europa, como en España y sus Autonomías, se

ha pervertido el sistema democrático de tal forma que lo que se ha creado es una

tela de araña con legitimidad pero sin las garantías de una democracia política.

Quizás he apuntado problemas candentes y alguien podrá recriminar que no

considero los demás logros democráticos. Señalar solo al sistema electoral no es

una crítica contra el parlamentarismo pues, dicen algunos, que las elecciones

deben estar adaptadas a cada uno de los países y regiones. Esto es una falacia y

lo cierto es que suele ser al revés. En cada lugar se impone un sistema electoral

para que la población no ejerza su libertad. Ocurrió en Europa después de la

Segunda Guerra Mundial imponiendo el parlamentarismo para que las mayorías

de la época no alcanzaran el poder. Lo hicieron posteriormente con la Unión

Europea para que prácticamente gobernara una élite de burócratas. Durante la

transición española impusieron un sistema electoral para que los partidos fueran

muy fuertes, tanto que nos imponen una dictadura alterna. En algunos casos,

Page 86: Democracia para Idiotas.pdf

86

como en Canarias, el caciquismo impuso su ley, al igual que en los 500 años

anteriores.

Necesitamos la democracia política como el agua. Ya hemos visto que

mantener el estatus actual solo nos traerá atraso y miseria. Mientras la libertad

de los ciudadanos no quede garantizada por la democracia política, nuestras

ansias de progreso como sociedad, nuestra vida como ciudadanos y nuestros

recursos quedarán en manos de unos pocos, que como hemos visto, no se han

molestado en traernos libertad, capacidad de decisión, mejora de nuestra calidad

de vida,… Solo se han molestado en mantenerse en el poder. Les emborracha.

Page 87: Democracia para Idiotas.pdf

87

Algunos problemas de la democracia política

Page 88: Democracia para Idiotas.pdf

88

No se le escapa a nadie que la democracia tiene múltiples problemas.

Vamos a enumerar unos pocos en la certeza de que existen muchos más, lo

cuales harían este texto inacabable. Quiero hacer énfasis en estos pues los

considero marcadamente graves para la democracia y su normal desarrollo. Los

problemas que generan son de tal magnitud que pueden dar al traste con todo.

Creo necesario hablar de ellos pues los países que quieran abundar en el sistema

democrático, tal y como se propone aquí, deben plantearse algunas preguntas o

al menos deben tener claras las ideas de los problemas que se generan por el

simple hecho de avanzar en democracia.

Conciencia, mentalidad y costumbres

Sin duda, éstos son tremendos escollos para la democracia. Cuando los

revolucionarios americanos hicieron la declaración de derechos de Virginia

diciendo que todos los hombres son libres e independientes, pronto les

recordaron que esa declaración implicaba acabar con la esclavitud. Sin embargo,

tenían claro que la nueva democracia acabaría si tocaban ese tema. De hecho, la

discriminación por raza, sexo, religión,… ha perdurado en muchas democracias

hasta nuestros días. Hoy vemos normal el voto femenino, no discriminar por

razones de etnia, color de la piel, el matrimonio sin distinción de sexos (algunos

todavía no), la libertad religiosa,… pero piense el lector en los años, sacrificios,

y vidas que se han llevado estas luchas en los países democráticos. En los no

democráticos siguen siendo una quimera. Sin duda, no es fácil convencer a la

mayoría de que tenemos ciertos derechos inalienables por el simple hecho de

nacer, y que ninguna mayoría puede dar o quitar. Por ejemplo, el derecho a la

vida no es discutible. Ninguna mayoría puede suprimirlo. El derecho de una

Page 89: Democracia para Idiotas.pdf

89

persona a vivir legalmente con otra persona, independientemente de su sexo es

otro ejemplo. Dentro de unos años lo veremos tan aberrante como la esclavitud,

la discriminación de la mujer, o suprimir la libertad religiosa. Sin duda, la

democracia es una lucha continua por los derechos y tanto la conciencia, como

la mentalidad y las costumbres son escollos importantes. Sin embargo, ningún

otro sistema permite esas luchas, y lo más importante, que cuando alguien te

otorga un derecho, también alguien (p.e., otro partido) te lo puede quitar.

Cuando es la ciudadanía quien conquista un derecho, hace falta una dictadura

para suprimirlo.

La transacción del voto

El segundo problema es el sentido que tiene el acto de la votación. El

ciudadano que acude a votar para elegir cualquier estamento representativo, o el

que va a pronunciarse sobre cualquier asunto en una consulta popular,… le guía

un cierto espíritu egoísta. Esta persona va a dar su voto a una opción a cambio

de algo que la clase política le ofrece en un programa. Por tanto, su decisión

estará condicionada, no por el bien común, sino por la renta que va a obtener de

una determinada decisión. Sin duda, ejerce una transacción con su voto. La

izquierda política, siempre algo reticente con la democracia política, ha

denominado este comportamiento como individualismo. Creo que no es un

sentido apropiado pues tiende a confundir este aspecto con la esencia misma de

la democracia que es la defensa de los derechos individuales (cosa que algunas

posiciones de derechas o izquierdas siguen rechazando). Es importante que el

lector diferencie bien estas dos cuestiones y no las lleve a un terreno donde se

puedan confundir. Se haría un flaco favor a la defensa del sistema democrático.

Page 90: Democracia para Idiotas.pdf

90

Las consecuencias de la transacción del voto son importantes y difíciles

de evaluar. Por un lado, tendrá un efecto positivo pues la conciencia de muchos

individuos sobre una forma de proceder puede, sin duda, incrementar el nivel de

vida de la población. Por el contrario, nadie está dispuesto a rebajar su nivel de

vida, por lo que pocos votarán en contra de todas aquellas iniciativas que puedan

poner en duda dicho nivel, aunque la iniciativa en sí sea buena para la

comunidad. Por supuesto, ningún político tendrá la peregrina idea de proponer

algo que rebaje la calidad de vida de su parroquia. Por ejemplo, ningún

presidente de los Estados Unidos de América ha tenido la mínima intención de

firmar el protocolo de Kyoto para evitar la desmesurada emisión de gases de

efecto invernadero de ese país. Rebajar los niveles de contaminación de uno de

los países del mundo que consume más petróleo por habitante es sin duda,

rebajar el nivel de vida de sus ciudadanos. A nadie le gustaría que le subieran el

precio o le limitaran el uso de la gasolina. Tampoco estarían dispuestos a pagar

más impuestos por el hecho de contaminar, mucho menos a cambiar los hábitos

de vida. Es probable que si un candidato dice esto en unas elecciones se arriesga

a perder. No lo hará y punto. El resultado es que dicho país, además de

perjudicar al planeta, se perjudicará a sí mismo. Los norteamericanos se han

empezado a concienciar cuando les ha tocado a ellos (p.e., el huracán Katrina)

pero existen problemas que no podemos esperar resolver de esta forma.

Evitar la transacción del voto es un problema de conciencia social y de

educación. Es complicado que toda la población permanezca suficientemente

informada en todo momento sobre cualquier tema pero es la única forma. Aquí

el papel de los medios informativos es importante, y tal y como comentamos al

hablar de la prensa, se deben crear los canales necesarios para que exista un

debate democrático, sin cortapisas, a la hora de tomar decisiones importantes.

Máxime cuando muchas (si no todas) de las propuestas que tienen un significado

político, social, ecológico,… normalmente salen adelante gracias a la acción de

Page 91: Democracia para Idiotas.pdf

91

determinados colectivos minoritarios. Es común observar en nuestras

democracias propuestas ciudadanas que se elevan a los parlamentos para, por

ejemplo, llevar a cabo una política que preserve la naturaleza del afán destructor

de algunas empresas y políticos. Ya hemos comentado que casi todas mueren

allí, pero habría que preguntarse si realmente prosperarían en una consulta a la

población. Habría que mantener una política de información equitativa y eficaz,

y así y todo, muchos pensarían en el pan para hoy, en que nadie toque mi nivel

de vida.

El bipartidismo

Existe una tendencia clara en prácticamente todas las democracias hacia el

bipartidismo. Normalmente los sistemas electorales nos dejan solo con dos

opciones con verdaderas posibilidades de gobernar. Desde el punto de vista de la

financiación por parte de las empresas parece claro que no es factible

subvencionar múltiples partidos por lo que habrá que apostar por aquellos que

tengan verdaderas posibilidades de gobernar. Ya sabemos por qué “invierten” en

ellos, no lo vamos a repetir. También decíamos que aquellos partidos con mayor

financiación son los que tienen posibilidades de ganar unas elecciones. Los que

logran mayor financiación tendrán casi todas las papeletas para ganar. Sin

embargo, quienes votan son los ciudadanos y en ellos deberían quedar reflejadas

todas las tendencias políticas, todo el espectro de ideologías. No ocurre así pues

en casi todos los países las elecciones se celebran a una sola vuelta, por tanto, no

hay oportunidad para reflejar tu afinidad política. Decíamos que cualquier

elección, si pretende ser justa, debería convocarse en dos vueltas. En una se vota

en conciencia, al partido que soporta la ideología del ciudadano. En una segunda

vuelta, el ciudadano elegiría entre las dos formaciones más votadas, escogería

entre las dos opciones más próximas a su pensamiento en el caso de que ninguna

Page 92: Democracia para Idiotas.pdf

92

de ellas fuese su primera elección. Esta forma de proceder animaría la

competencia entre los distintos partidos y permitiría que las formaciones

políticas que decepcionen puedan dar paso a otras con alternativas. Aún así,

existe una tendencia natural en los votantes a unirse al ganador. Esto ocurre en

la vida cotidiana, nadie quiere apostar a caballo perdedor por lo que opta por una

de las dos formaciones con más probabilidades de ganar. Es como si se tratase

del Real Madrid o del Fútbol Club Barcelona. La gente puede tener maravillosos

equipos en su ciudad pero apoyan a uno de los dos que siempre ganan. El

motivo debemos buscarlo en la tendencia natural del ser humano a mostrar

apoyo a los ganadores (y no unirse a los perdedores). Lo peor es que lo hacen

para toda la vida y esto se suele ver también en política. Por muy corrupto que

haya sido un partido en el gobierno, un porcentaje muy alto de sus votantes

siguen siendo fieles a las siglas con el pretexto de que el otro partido lo haría

peor, o bien sería igual de corrupto. De hecho en España, el partido socialista

pierde las elecciones porque aquellos que un día se motivaron a votarles, en las

siguientes elecciones simplemente se abstienen (normalmente los jóvenes).

Parece una máxima que la socialdemocracia siempre decepciona (promete pero

no cumple). La derecha les termina superando pues mantiene una parroquia muy

fiel.

Sin duda, el problema radica en un sistema electoral íntimamente ligado al

parlamentarismo. Elegir un partido u otro por el sistema de listas podrá hacer

que existan muchos partidos en el legislativo pero es una ilusión. Solo existirán

dos con posibilidades de gobernar y otros muchos de sacar cierto rédito (político

y pecuniario). En este sentido, se critica mucho el sistema de elección de

representantes por distritos pues solo hay un ganador por distrito. Si el sistema

es a una vuelta esto parece claro. Aún así en el Reino Unido hay tres partidos

mayoritarios en un sistema por distritos uninominales a una sola vuelta. El

problema es que en estas votaciones no hay espacio para las alternativas, es

Page 93: Democracia para Idiotas.pdf

93

prácticamente imposible. Es curioso que durante tantas décadas de democracia

en Europa y en España, nadie haya reaccionado ante este problema. Solo en

algunos países como Francia existe un sistema de votación a dos vueltas pero se

da la circunstancia de que los demás partidos europeos no alcanzan a ver que el

sistema a dos vueltas es el más democrático. Desprecian estas cuestiones pues

creen que son sutilezas. Los partidos de otros países que han podido llegar a ser

alternativa han callado, han admitido su derrota a priori. Increíble. Lo peor es

que han dejado a la ciudadanía sin posibilidad alguna de una alternancia distinta

a la de siempre.

Quizás el mayor problema que plantea el bipartidismo es que en poco

tiempo las políticas de uno y otro partido llegan a ser increíblemente similares.

Particularmente lo llamo el régimen de partido biunívoco. Esta es una tendencia

normal pues si un partido lleva a cabo una determinada acción y les funciona

electoralmente, cuando el partido adversario llega al poder no cambia dicha

política pues lo que al otro le funcionaba, a este también le va crear rentabilidad

electoral. Esto va íntimamente unido a la manufactura del consenso. Cuando un

día sí y el otro también los medios de comunicación logran embutir una idea en

la mente de los ciudadanos y éstos terminan apoyando dicha idea, el partido que

llegue al poder va a aprovechar dicho consenso. El problema es grave pues bajo

una falsa estabilidad, los dos partidos se alternan solo para tener el poder. El

resto no importa, ya funciona. Claro, la posibilidad de avanzar en la democracia

queda prácticamente excluida. Para estos partidos, los avances sociales importan

poco siempre que tengan la posibilidad de alcanzar el poder. Normalmente se

logra, no por méritos propios, sino crispando, quemando a los que gobiernan que

caerán tarde o temprano por el desgaste de gobernar, y creando en la población

un auténtico repudio hacia la política pues votes lo que votes, nada va a cambiar.

La mayoría de los jóvenes perciben que poco se puede hacer para cambiar la

situación social, para avanzar hacia una sociedad más justa.

Page 94: Democracia para Idiotas.pdf

94

La Alianza de Partidos

Se denomina alianza de partidos a los acuerdos tácitos entre estas

organizaciones para que el sistema no cambie y la alternancia se produzca en el

seno de ellos y sus acuerdos. Es típico que en el sistema de partidos de muchos

países exista una cierta alianza deshonesta y fraudulenta entre políticos. Los

partidos y sus líderes escenifican todos los días su desacuerdo con las acciones

de sus adversarios políticos. Son habituales las insinuaciones de corrupción con

el “y tú más” por bandera. La vida política se convierte en una campaña

electoral permanente en la que el reproche mutuo es el factor común. Tienen

claro que el desgaste del adversario (la crispación), y no el programa o los

méritos propios, será quien determine la ventaja en las encuestas.

Lo curioso es que en medio de esta escenificación, los partidos con

posibilidades de alcanzar el poder, se ponen de acuerdo en lo fundamental, en

que nadie toque sus parcelas de poder y sobretodo que nadie pueda entrar en la

competición. La conchupancia es un término popular latinoamericano que

expresa acertadamente una actitud que los ciudadanos de muchos países

perciben en su clase política. Los partidos después de toda la escenificación

opositora, se ponen de acuerdo en los grandes temas para repartirse los

beneficios de los recursos naturales, de las grandes empresas; esta institución

para ustedes, la otra para nosotros,… Al final da lo mismo votar por uno que por

otro partido.

En muchas democracias esta alianza entre partidos es más o menos

descarada, más o menos sutil. La alianza de varios partidos para perpetuar

sistema electorales injustos donde ninguna otra tendencia política pueda tener la

más mínima posibilidad, donde esta posibilidad pueda ser anulada por medio de

subvenciones a los medios de comunicación, donde uno o dos partidos apoyen a

un tercero con el objeto de que ningún otro pueda entrar en el ruedo político,…

Page 95: Democracia para Idiotas.pdf

95

constituyen el pan nuestro de cada día. No digamos de las alianzas para

repartirse favores económicos empezando por tú me enchufas a este familiar en

tu ayuntamiento y yo al tuyo en el mío, siguiendo por tu recalificas esto y yo

cedo aquello, comete esta ilegalidad, te la echaré en cara públicamente pero al

final indemnizaremos con dinero público,… y así ad infinitum.

Quizás el caso más terrible de esta alianza entre partidos es anular a

aquellas personas progresistas que destacan en los partidos y que están

dispuestos a llevar a cabo un cambio de rumbo hacia una política más racional,

una política que no esté al servicio de intereses inconfesables. Personas que no

van a hacer la revolución pero sí a dignificar la vida política. Pecado mortal. En

nuestro sistema de partidos, en el sistema parlamentarista tarde o temprano hay

que pactar, hay que hacer extraños compañeros de cama, pues como hemos

dicho, no es el pueblo quien elige a sus gobernantes sino aquellos

parlamentarios salidos de unas listas. Dado que la mayoría absoluta se presenta

pocas veces y que algunos sistemas electorales hacen prácticamente imposible

dicha mayoría absoluta, el pacto siempre manda. Claro, aquí la alianza de

partidos se convierte en un freno a este tipo de personas. Pacto si me quitas a

este chico de aquí y me lo envías lejos. Los partidos se ponen de acuerdo pues

tocar el poder (o algo de poder) es mucho más importante que las aspiraciones

democráticas de nadie. Cabría preguntarse cuántas veces determinados partidos

en el poder se han puesto de acuerdo en ceder instituciones (puestos en Europa,

directores de puertos, rectores de Universidad, consejos económicos, defensores

del pueblo,…) a partidos en la oposición con tal de que nadie crítico con el

sistema pueda acceder democráticamente para poner algo de decencia. La

oposición suele caer fácilmente pues participar del poder es parte de su esencia.

En el sistema parlamentario rara vez triunfa dentro de un partido una tendencia

que se proponga dignificar la vida política. La experiencia de tantos años de

democracia en este país lo ha demostrado en muchas ocasiones.

Page 96: Democracia para Idiotas.pdf

96

Al final las elecciones sirven para dirimir qué partido lleva la voz cantante

en dicha alianza, estableciendo una complicidad entre ellos que provoca cada

vez más desconfianza hacia el sistema democrático. Esto lleva a la gente a

pensar que lo que hace falta es mano dura, que no es otra cosa que lo que desea

la clase política más corrupta, del signo que sea. No hay nada mejor para

gobernar en contra de los intereses generales que los ciudadanos bendigan la

posibilidad de escapar a los controles democráticos. El sistema parlamentarista

consuma y consagra la conchupancia por ser un sistema de pactos entre políticos

y no de representantes directamente elegidos por el pueblo (presidentes,

alcaldes, diputados por distrito,…). Lo que han conseguido en este sistema de

partidos es crear una especie de aristocracia, una nomenklatura cada vez más

distante de la ciudadanía.

Nacionalismos, culturas, etnias y religiones

Este es un tema espinoso. No quiero que se confundan las cosas. No

pretendo en absoluto ir en contra de la identidad de los pueblos y su libre

determinación (las defiendo como el que más), las religiones, las lenguas,… De

hecho, algunos nacionalismos y algunas religiones han sido catalizadores de

importantes movimientos democráticos. Sin embargo, nada puede estar por

encima de la democracia, de los derechos y deberes que nos hemos dado para

convivir. Tanto el nacionalismo, como la religión, como la pertenencia a una

etnia, a una cultura,.. suelen ser potentes excusas para cercenar derechos a

minorías e individuos. Ya decíamos que una de las virtudes de la democracia es

que el derecho de los individuos está por encima de la decisión de las mayorías.

El auge de los nacionalismos en Europa y especialmente en España ha

sido determinante en la construcción de nuestra historia. Europa es un crisol de

Page 97: Democracia para Idiotas.pdf

97

culturas y eso es tremendamente positivo. No cabe duda. Sin embargo, muchas

veces nos ha causado problemas, en ocasiones resueltos a base de derramar

sangre, mucha sangre. No voy a entrar en sus causas y consecuencias pero sí

quiero hacer énfasis en los problemas que afectan al desarrollo de un sistema

democrático.

Los políticos actúan muchas veces como los abogados. Éstos buscan las

rendijas que deja la ley para liberar a sus clientes de una condena. Los políticos

hacen algo similar para obtener votos. Por ejemplo, cuando el electorado tiene

un nivel de vida importante, cuando el porcentaje de clase media es alto, cuando

los pobres más bien son una minoría (no deciden), no se puede enarbolar la

bandera de las grandes diferencias sociales, o de la conquista de servicios

básicos para todos. Solo se puede ofrecer un mayor bienestar, pero eso lo hacen

todos los partidos. Una forma de buscar las rendijas para obtener el voto es

apelar a las diferencias y al victimismo. Así se culpa de los males de esa

comunidad al poder central, a la comunidad contigua, a los inmigrantes y hasta

al vecino. A todo aquello bajo sospecha de limitar los recursos de esa sociedad.

En los países en los que los pobres son la mayoría se suele echar mano de la

religión. Siempre ha funcionado extraordinariamente bien para los intereses

contrarios a la democracia y hoy en día lo vemos en muchos países islámicos.

En el caso del nacionalismo, la clase política confunde (a propósito) la

Nación con el Estado, y usa la primera como único referente identitario. No cabe

duda de que esto constituye un problema para el desarrollo de un sistema

democrático pues crea una división social e individual relacionada con la

pertenencia o no a una cultura, una etnia o cualquier grupo que se identifique

con unas fronteras, una lengua o simplemente una forma de ser. No digamos si

la religión entra en juego. Confundir al Estado con todos estos conceptos es un

error cuando hablamos de democracia.

Page 98: Democracia para Idiotas.pdf

98

El sistema democrático, el que defiende la libertad de los ciudadanos

frente a mayorías, etnias, religiones,... no se puede desarrollar en, por ejemplo,

un Estado religioso. El ejemplo claro son los países islámicos y judíos cuyo

funcionamiento está absolutamente mediatizado por la religión. Cuando los

derechos individuales y colectivos pueden ser puestos en duda por algún

precepto religioso, étnico, cultural o lingüístico, poco se puede hacer. Alguien

dirá que un Estado religioso como Israel vive en democracia. Simplemente

invitaría a cualquiera a que repase las condiciones que hemos expuesto arriba

para que este sistema sea real. Es probable que no se cumpla ninguna. Cuando

los ciudadanos no son iguales porque a alguien se le ocurre que el lugar de

nacimiento, la lengua, la cultura,… te hace diferente, se acabó, poco hay que

defender. Las normalizaciones religiosas, culturales, lingüísticas,… no son

democráticas y evitan el establecimiento de un sistema de libertades. La

democracia es precisamente lo contrario, tratar como iguales a los que son

distintos. Es una de sus facetas más bellas. Imponer el criterio de la mayoría en

contra de los individuos, ya lo hemos dicho, no es democrático.

Es muy común vender políticamente que el Estado nacionalista ganará en

valores democráticos si aplica el derecho a la autodeterminación. Esto es

discutible y lo veremos más adelante. El derecho legítimo de todos los países a

la independencia es uno de los asuntos más controvertidos y complicados de la

democracia pues no trata a todos los ciudadanos por igual, pues siempre

existirán claros ganadores y perdedores. Sin embargo, uno de los derechos

democráticos fundamentales es la consulta, el referéndum. Es evidente que una

consulta de este tipo no es una cuestión sencilla pues habrá un importante sector

de la población que tendrá que aceptar el estatus que resulte de la consulta. Por

tanto, en este caso el referéndum no es una simple pregunta sino un proceso

donde se debe consultar primero si es procedente o no embarcarse en esa

aventura, cuáles pueden ser las ventajas y los inconvenientes, cuáles son las

Page 99: Democracia para Idiotas.pdf

99

salvaguardias de derechos democráticos cualquiera sea el resultado de la

consulta,… Es fundamental en este proceso configurar los posibles escenarios

que resulten de dicha consulta. Es un proceso que debe durar años para que la

sociedad pueda asimilarlo, y lo más importante, en libertad, sin coacciones. No

es sencillo.

En cualquier caso, el sistema democrático se refuerza cuanto mayor es el

país que lo acoge. Cuando la comunidad es pequeña, el riesgo de caciquismo es

grande. Como hemos dicho, el sistema democrático se basa en el gobierno de las

mayorías pero, repito, la salvaguardia de los derechos de las minorías y de los

individuos es una condición fundamental. Si una persona solo pudiera ser

juzgada por una instancia no tendría la posibilidad de apelar y podría ser víctima

de una injusticia, de la exclusión social o incluso de la muerte. Por tanto, cuantas

más instancias tenga un país, mejor quedarán protegidos los derechos de las

minorías y de los individuos. Un país con Estados federados tendría una calidad

democrática mayor que un Estado único. Cuantos más estratos federados

existan, mejor. En este sentido, el peligro del nacionalismo está en que

aplicando el derecho de autodeterminación probablemente se rebajarán mucho

las salvaguardias democráticas. Dado que en Europa no existe democracia

política, reclamar ser un Estado independiente en la Unión es condenar al

ciudadano a las salvaguardias locales. Da miedo.

Por otro lado, el fenómeno nacionalista ha sido generalmente la lucha de

las burguesías locales en contra de un Estado central que no les permite alcanzar

las cotas de riqueza potenciales. Normalmente han sido las burguesías de las

regiones ricas las que han exacerbado el sentimiento nacionalista para lograr que

la población rechace al Estado central. Cuando el nacionalismo nació de la

izquierda, lo hicieron por todo lo contrario, por el abandono o explotación de sus

gentes por parte del Estado central. Es curioso que cuando lograron el poder, sus

clases dirigentes se derechizaron, aplicaron políticas antidemocráticas y

Page 100: Democracia para Idiotas.pdf

100

normalmente terminaron matándose entre ellos (literal o políticamente). El

ejemplo de la independencia de los países africanos durante la segunda mitad del

siglo XX es tremendo. Los líderes nacionalistas (en muchas ocasiones de

izquierdas), eliminando primero a sus propios compañeros de viaje, se

convirtieron pronto en caciques, déspotas y en algunos casos, sanguinarios

dictadores. Dado que la Nación está por encima de todo, es muy común apelar a

la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones (verbal, política, psíquica,

física,…), para acabar con la disidencia. Es como apelar a una religión. Los

sacerdotes del nacionalismo, los héroes de la liberación serán los nuevos

próceres y cualquier disidencia se verá como un atentado a la Nación, a los

logros conquistados. Esto suele ocurrir en muchos Estados que han nacido bajo

formas poco democráticas, donde la disidencia “atenta” contra los logros del

nacimiento del nuevo estatus. Una vez lograda la independencia nacional, el

único valor debería ser la democracia pero eso raramente ocurre.

El nacionalismo tiende a aislar a una comunidad que se cree diferente y se

le adoctrina en los logros de la nueva situación. Esto, simplemente, crea un

nuevo Estado con pocas instancias donde la mayoría dicta los designios de las

minorías y en muchos casos cercena los derechos individuales. Al final, el

ciudadano prácticamente no tiene a quien dirigirse para resolver una situación

injusta, pues su apelación termina en la nueva nación, casi en el vecino, y ahí se

queda. Por supuesto, los intereses de la nación estarán por encima de lo que diga

cualquiera. Parafraseando a alguien, el nacionalismo es la fase superior del

caciquismo. Suena duro pero la historia lo ha demostrado. Las naciones

pequeñas deben cambiar el estatus de aquellas que las alberga para ganar en

valores democráticos. Los sacerdotes del nacionalismo jamás aceptarán esto

pues le resta poder y al fin y al cabo los neocaciques lo que persiguen es el

poder que un Estado amplio, democrático, nunca les daría. Ya hemos

argumentado que la democracia separa y divide el poder pues esto nos ofrece

Page 101: Democracia para Idiotas.pdf

101

más libertad. Estas naciones deben luchar por un estatus federal como el que

hemos expuesto arriba, ser una nación que elige su destino en la democracia

política y social, su destino económico, judicial,… pero cuyos ciudadanos

siempre tengan la posibilidad de recurrir a múltiples instancias superiores

cuando se cercenan sus derechos y libertades. En realidad, la razón de ser de un

Estado federado desarma una gran parte de los argumentos esbozados por los

nacionalistas en el sentido de que el Estado central limita el desarrollo y el

crecimiento de dicho Estado federado. Cuando las decisiones políticas, sociales

y económicas (ver Democracia Social) están en manos de la población cercana a

través de sus representantes, no hay motivo para rasgarse las vestiduras y echar

la culpa a otros de la situación de la sociedad. Quedan pocos argumentos.

Page 102: Democracia para Idiotas.pdf

102

Page 103: Democracia para Idiotas.pdf

103

Democracia social

Page 104: Democracia para Idiotas.pdf

104

Como decíamos arriba, este componente del sistema democrático es aquel

que persigue la libertad e igualdad de condiciones sociales actuando sobre la

economía para que ésta sea justa y permita a los ciudadanos actuar en

condiciones económicas justas. Evidentemente, la desigualdad priva a las

personas de oportunidades ante el trabajo, los bienes, la ley,… En fin, todo lo

que se pueda comprar o mejorar con dinero. El dinero hace a unos más iguales

que a otros. Con la democracia social se persigue esa igualdad no tanto

económica, como de oportunidades económicas. La precariedad económica es

un lastre para la democracia. Aquellas sociedades en las que sus ciudadanos

tienen un patrimonio moderado y suficiente, podrán desarrollar un mejor sistema

democrático. Cuando existe una sociedad donde los pobres son una mayoría, la

democracia es mucho más complicada, aunque cabe decir que el sistema

democrático es el único que permite salir de esa situación. Si miramos la

historia, cualquier otra solución ha sido nefasta, tal y como hemos argumentado

en el prólogo de este texto. Sin embargo, no se debe cometer el error de

confundir la democracia social con el sistema económico imperante. La

democracia es un sistema político y no un sistema económico como puede ser el

capitalismo. El sistema democrático actúa sobre la economía, como hemos

dicho, para que ésta sea justa, para que la mayoría ponga las normas que

impidan que una minoría abuse de su situación social y económica.

También es cierto que si la democracia es el gobierno de las mayorías con

escrupuloso respeto a las minorías, igualmente esto se debe cumplir en la

democracia social: las personas tienen el derecho innato a vivir en unas

condiciones sociales justas. En los países donde las clases medias son una

mayoría, éstas no podrán cercenar los derechos sociales y los deseos de una vida

mejor para los menos favorecidos de la sociedad. Lo que vale para la

democracia política también se tiene que cumplir en la democracia social.

Page 105: Democracia para Idiotas.pdf

105

Decíamos arriba también que la izquierda política siempre ha perseguido

en su ideario esta democracia social. De hecho, la frase “de cada uno según su

capacidad, a cada uno según sus necesidades” viene a reflejar ese ideario de

crear una especie de línea de base donde estén cubiertas las necesidades vitales

para así poder optar a las oportunidades económicas, supuestamente según su

capacidad. Curiosamente nunca lo consiguieron pues difícilmente pudieron crear

esa línea de base en una sociedad de castas dentro de un partido único. Por otro

lado, si eran unos pocos quienes definían las capacidades (los burócratas del

partido), pues iba a ser que no. Otra vez las debilidades humanas. En fin,

podríamos escribir miles de folios sobre este tema pero no nos llevaría más lejos

de lo que hay publicado a favor o en contra. No merece la pena. La experiencia

resultó nefasta y no se debe considerar nunca más por mucho que algunos digan

que ellos sí que lo harían bien. Mejor no confiar jamás nuestro futuro a la buena

voluntad de nadie. Solo queremos reglas de juego muy claras y que no cambien

a la mitad del partido.

Por el contrario, sí que debemos pararnos a hablar, aunque sea

someramente, del mercado. Es probable que un economista nos vuelva locos con

este concepto. Confieso que no sé mucho de economía y que lo que relato en

adelante sobre el mercado son simples convicciones que han aflorado a lo largo

de mucho tiempo y de mucha lectura. El mercado es un sistema regular y

regulado de intercambio de bienes donde se supone que existe competencia. La

primera pregunta, básica, es si este concepto es algo bueno que la humanidad

debe mantener, o bien es algo malo, culpable de todas las desgracias de la

sociedad. De hecho, ideologías y sistemas enteros condenan al mercado como la

maldición de la humanidad y apuestan por desterrarlo para siempre. Cabe decir

aquí que intentar librarse de él nunca funcionó. Probablemente porque

intercambiar bienes es una de las libertades básicas del ser humano.

Page 106: Democracia para Idiotas.pdf

106

Las personas tenemos el derecho de intercambiar libremente lo que nos

plazca. Quién se puede oponer a eso. Nadie. De hecho limitar este derecho ha

empobrecido hasta límites increíbles a las sociedades que lo han intentado. Por

el contrario, donde estuvo prohibido y se ha permitido posteriormente, dichas

sociedades han experimentado un enriquecimiento significativo. Sin embargo,

como todo en este mundo, han de existir normas muy claras pues por un lado el

mercado es competencia (marca el valor y los precios) y en ella unos ganan y

otros pierden. Por otro lado, el mercado no considera el valor de muchos

recursos. El aire, el agua, la tierra, los océanos, los árboles,… no parecen estar

incluidos en los balances de los mercados. Parece claro que hay que regularlo

pues de otra forma en poco tiempo van a poner en riesgo nuestra supervivencia o

la de generaciones venideras. Peor aún es poner en peligro la vida de las

personas o el bienestar de sociedades enteras. El mercado es parte de la libertad

de las personas pero al igual que todas las demás, debe circular por nuestras

vidas sin que perdamos las demás libertades, sin que nos impriman miedo.

El problema no es cercenar esa libertad con la que nacemos, sino poner

reglas claras para que no la coarten. Otra vez las dichosas normas. Durante los

últimos siglos el funcionamiento de nuestra sociedad ha logrado avances

significativos gracias a que nos hemos dotado colectivamente de reglas que nos

han permitido ser más libres. Poníamos arriba el ejemplo del tráfico de

vehículos. La normativa, su respeto y su vigilancia nos hace libres de ir donde

queramos sin sufrir accidentes. Insisto, las normas con las que hemos dotado a

nuestra sociedad nos deben hacer más libres. De hecho, la democracia política y

los mecanismos arriba comentados tienen la función de extender esa libertad.

Sin embargo, cuando hablamos del mercado parece que nadie ha puesto

las normas necesarias para que el ciudadano pueda circular libremente por la

economía. De hecho, en el último siglo se ha dicho que el mercado se regula

solo y que nadie tiene que intervenir. Algo así como que los ciudadanos tenemos

Page 107: Democracia para Idiotas.pdf

107

que respetar las normas de tráfico pero aquellos que tienen los vehículos más

grandes y más potentes pueden circular sin normas, sin vigilancia, pues

automáticamente van a regular el tráfico. Y vaya que lo regulan pues o te quitas

de en medio o te atropellan. Esta simplicidad es lo que ha ocurrido en economía

a los ojos de un ciudadano normal y corriente. Las normas son para mí pero no

para el poderoso. Es claro que esto no puede funcionar así. Ya llevamos varias

experiencias en las que la falta de reglas nos ha llevado al desastre económico.

En este punto, habría que hacer una clara distinción con el capitalismo.

Aunque mercado y capitalismo parecen ir en sacrosanta unión, pienso que no

debemos confundir las cosas. Cuando decimos que una de las libertades del ser

humano es intercambiar bienes no nos referimos al sistema económico

capitalista, el cual tiene como objetivo acumular ganancias. Si uno de los pilares

de la democracia es lograr que nadie tenga demasiado poder, es evidente que

tener mucho poder económico no debe ser muy democrático. La acumulación de

riquezas no es parte de esas libertades.

Por tanto, si admitimos que una de las libertades de las personas es

intercambiar bienes, libremente (y por tanto en competencia), sujeto a normas y

vigilancia, el problema está en que el sistema democrático debe legislar y

vigilar. Si en la democracia política, como hemos visto, prácticamente todas las

normas están pervertidas, nos podemos imaginar que en la democracia social

pasa lo mismo (o peor). Normalmente el control político y económico de las

sociedades navegan en paralelo. Pero, una vez más, insisto en que al final son

los ciudadanos los que ponen y quitan al poder político por lo que siempre

existirá la posibilidad de reglamentar la economía. El control democrático del

mercado no solo es posible sino deseable. Aquellas sociedades que han logrado

un mayor control, no de la economía, sino de sus reglas de juego, son las que

mejor han prosperado.

Page 108: Democracia para Idiotas.pdf

108

Pero vayamos al núcleo fundamental de la democracia social. Existen tres

pilares fundamentales para su desarrollo. El primero es el que tiene que ver con

la dignidad del ser humano, con los derechos que esta sociedad debe garantizar

por el simple hecho de nacer en ella. Se trata del derecho al cuidado médico, a la

vivienda y a la educación. Tres derechos que nos permiten poder sobrevivir,

llevar una vida digna y prosperar. El segundo pilar es tener trabajo, salario digno

y seguridad social, esta última entendida como la protección ante la pérdida del

trabajo. Por último, la sociedad debe protegerse de la acumulación del poder

económico, de los monopolios, y en general, de todos aquellos que utilizan la

competencia desleal. La democracia por definición divide el poder y el

económico es parte del sistema.

La democracia social posible

La tesis que defiendo en este texto es que si (y solo si) logramos

conquistar la democracia política, se puede abrir el camino hacia la democracia

social. La democracia política no garantiza la democracia social pero hoy por

hoy es la única vía para alcanzarla. Si somos capaces de dividir el poder tanto

como podamos y establecer la consulta como un mecanismo común a nuestras

vidas, es probable que pensado globalmente pero actuando localmente, logremos

ver el horizonte, acercarnos a la utopía. Los conceptos que esbozamos más

adelante deben tomarse como una primera aproximación al problema. Si duda,

es un enfoque político no exento de críticas (me imagino lo que pueden decir los

economistas) pero realizable como un primer paso para el uso legítimo de la

economía. Debe tomarse como una serie de reglas sin las cuales no podríamos

avanzar hacia la democracia social. Lo único que pretendo es que los ciudadanos

tomen las riendas de su devenir social y económico bajo el prisma de la

separación y división del poder allí donde se dé. Por supuesto, los mínimos de

Page 109: Democracia para Idiotas.pdf

109

los que vamos a hablar se pueden ampliar casi ad infinitum y habrá quien diga

que me quedo corto. También habrá quien diga que es una propuesta radical y

utópica. Lo importante no es lo que yo diga, sino las reglas que tienen que

existir para que la gente decida su futuro. Lo que para este autor es claro es que

sin estos mínimos, la democracia social y por ende el sistema democrático será

una quimera.

Después de la Segunda Guerra Mundial se estableció en Europa

occidental un pacto tácito entre los gobiernos y sus ciudadanos por el cual el

Estado garantiza los servicios básicos para la población (cobertura social,

vivienda, sanidad, educación,…) con igualdad, calidad y dignidad para todos a

cambio de recaudar mayores impuestos de los que más ganancias generan. Tanto

los desfavorecidos de la sociedad como los que mayores ingresos poseen,

disfrutarán de unos servicios de calidad e iguales para todos. Quizás es uno de

los logros igualitarios más importantes de la historia. Es lo que se ha

denominado como Estado de Bienestar. El igualitarismo en este caso no consiste

en desposeer a todos de sus bienes, eliminar la propiedad privada y nacionalizar

los medios de producción, no es la tabla rasa del marxismo. El igualitarismo

consiste en que todos contribuyen (repito todos) pero los que más tienen,

contribuyen en una mayor proporción. Sin duda, en este logro ha influido de

forma decisiva la ideología socialista y la presión de los socialistas en Europa.

Algunos casos como el Británico son de libro. Los logros obtenidos por el

partido laborista en sanidad, prestaciones sociales, vivienda, educación,… a

partir de los años 50 fueron espectaculares.

En la actualidad, el Estado de Bienestar se está desmontando a una

velocidad de vértigo simplemente porque los líderes de los partidos (presionados

por las empresas que pagan sus costosas campañas electorales, su acceso al

poder) lo han decidido así. Alegan la baja productividad en la que cae un país

cuando el trabajador está más pendiente de los subsidios que de trabajar, el

Page 110: Democracia para Idiotas.pdf

110

abuso de las prestaciones sociales, la baja calidad de los servicios públicos, y un

largo etcétera. Sin dejar de reconocer estos problemas (sin duda minan la

credibilidad del sistema), lo que existe detrás de este asunto es la enorme

cantidad de servicios (y por tanto dinero) que puede ser privatizado. Si se

desmonta el sistema sanitario, prácticamente convirtiéndolo en una beneficencia

(como está ocurriendo en España), el lector se puede imaginar los enormes

(inimaginables) recursos que van a ir a las empresas que gestionan la sanidad

privada. Lo mismo ocurre con la enseñanza donde también hay mucho por

privatizar, mucho dinero que manejan los gobiernos y que está pasando a manos

privadas. La falta de eficiencia y de calidad es solo el pretexto. Existen países en

Europa donde la enseñanza pública es de las mejores del mundo. Tenemos

muchos modelos para desmontar estos argumentos. Por supuesto, la ineficiencia

del sistema la provocan los mismos gobiernos. Si admitimos que privatizar

(vender empresas muy costosas a precio de saldo a sus amigos) les va a

proporcionar ingentes cantidades de dinero para sus campañas electorales, para

perpetuarse en el poder, el problema no va a haber quien lo pare. Por otro lado,

decir que los servicios privatizados funcionan mejor es una falacia. Cualquier

empresa tiene como objetivo maximizar las ganancias y esto suele ser

incompatible con la calidad. Un ejemplo es la creciente privatización de la

atención a nuestros mayores en España. El trato denigrante e incluso la tortura

están a la orden del día.

El Estado de Bienestar es en mi opinión un sistema justo en el cual el

ciudadano desfavorecido puede obtener los recursos básicos para el trabajo, la

vivienda, sanidad, educación,… Sabemos que no es suficiente pues muchas

veces la felicidad de una persona depende de muchos otros factores y no es lo

mismo nacer en una familia pobre que en una rica. En cualquier caso, lo que

debe pretender el Estado de Bienestar es garantizar un mínimo que permita al

individuo prosperar en la vida. Para ello, ninguno de los servicios que ofrece el

Page 111: Democracia para Idiotas.pdf

111

Estado debe ser regular o malo. Se tiene que garantizar la calidad pues de otra

forma sería injusto para todos, para los que más tienen pues probablemente

tendrían que pagar dos veces por un mismo servicio (normalmente el uso de la

sanidad y educación privada), y para los que menos tienen, pues no podrían

disfrutar de un servicio de calidad y no tendrían otra opción. Además, no

tendrían ninguna posibilidad de competir con los que más tienen. Un ejemplo es

la enseñanza donde el secular fracaso del sistema público en nuestro país

condena a generaciones y generaciones de ciudadanos a ser poco o nada

competitivos para el acceso al trabajo.

Tener servicios de calidad requiere mucho dinero y control democrático.

Éste último es fundamental para que el sistema sea creíble. Una importante parte

de la ciudadanía reniega del Estado de Bienestar por la tremenda picaresca

(invento español) que existe en casi todos los sectores. Parece ser que al Estado

se le puede engañar fácilmente. Sin embargo, el ciudadano observa con sus

propios ojos dicha picaresca por parte de su vecino y, lógicamente, se siente

impotente. Desde luego esta sutileza echa por los suelos todo el sistema. Al

igual que hemos argumentado arriba, nadie es bueno por naturaleza. Decía un

premio Nobel de literatura, recientemente fallecido, que no es que los políticos

sean corruptos, sino que lo está toda la sociedad. Por tanto, si queremos control

sobre la clase política, inspección sobre los funcionarios,… también tenemos

que admitir que habrá que inspeccionar de vez en cuando al ciudadano y a las

empresas.

También hace falta mucho dinero. Veremos en adelante cuáles deben ser

las pautas para que la recaudación sea lo más ajustada posible a las necesidades

de la población. La sociedad, y no los partidos, será quien tenga que decidir el

camino que quiere elegir. Ya hemos visto que si dejamos estas decisiones en

manos de los partidos, por su propia naturaleza, tenderán a desmontar el Estado

de Bienestar si no tienen una amenaza clara. Desaparecido el bloque socialista

Page 112: Democracia para Idiotas.pdf

112

en Europa después de 1989, nuestros partidos políticos (sí, los que tenemos

ahora) han procedido a liquidar el sistema. Fabrican el consenso y proceden, así

de fácil. En un sistema con democracia política, lo lógico es que nos pregunten.

Eso sería lo correcto.

Una vez más, solo la democracia política puede presionar mediante el

debate y la consulta, la dirección que puede tomar el Estado de Bienestar en un

determinado país. Hasta ahora lo hemos dejado en manos de los partidos, de una

élite que nadie sabe cómo llega al poder. Por tanto, habrá que desmontar ese

sistema parlamentarista si queremos recuperar este logro social. No existe otra

vía. Veamos ahora con más detenimiento los tres pilares de la democracia social.

Igualdad y condiciones sociales justas: La división impositiva

El primer problema al que se enfrenta el sistema democrático para que la

economía sea justa y permita a los ciudadanos actuar en condiciones económicas

justas es tener recursos, tanto para gobernar el país, como para que el ciudadano

posea trabajo y condiciones de vida dignas. Los recursos se obtienen a través de

los impuestos y éstos se deben utilizar para que cualquier persona pueda

disfrutar de servicios, pero también de igualdad y condiciones sociales justas. En

cualquier democracia los que más tienen, aportan más, siempre que no se ponga

en peligro ese sistema, es decir, que no se huya de producir más porque todo se

lo lleva la hacienda. El equilibrio no es sencillo. Lo que no es de recibo es lo que

claman día sí y día también los empresarios: menos impuestos y más inversión

pública (en sus empresas). Así las cuentas no salen.

Sin embargo, la preocupación de la mayoría de los ciudadanos no reside

ahí sino en el pésimo uso que la clase política hace de los recursos. En ese

sentido, el primer requisito del gasto en un Estado es que debe ser neutral. No se

Page 113: Democracia para Idiotas.pdf

113

puede utilizar la recaudación para favorecer intereses inconfesables, el mercadeo

electoral, o determinadas áreas geográficas o de influencia política. En segundo

lugar, debe ser redistributivo para aumentar la eficiencia y la solidaridad en su

caso. No es lógico financiar la ineficiencia. Por último, los impuestos deben ser

mayores donde lo son las ganancias pero corrigiendo siempre el coste de la vida.

No es lo mismo vivir en un pueblo que en una gran ciudad. En ésta, la mayor

presión fiscal sería injusta.

La primera pregunta que nos hacemos es quién recauda los impuestos.

Parece claro que la división de poderes de un país va a determinar la forma en

que se recaudan. Desde un punto de vista democrático es lógico que se recauden

allí donde se generan. Así, los impuestos sobre la propiedad y los servicios

municipales se recaudan en los ayuntamientos. Esto es así y parece lógico. Sin

embargo, los impuestos sobre las ganancias de los ciudadanos y empresas, así

como el impuesto sobre el valor añadido o similar (en adelante IVA) los suele

recaudar el Estado central. Éstos son los impuestos más importantes de un país.

Sin embargo, es una solución que no parece razonable. Primero porque tiende a

elevar los impuestos de forma poco racional, incrementando así los gastos del

Estado central. Poco control posee el ciudadano sobre la recaudación y el gasto

en un poder central que queda lejos y donde toda posibilidad de seguirle el rastro

es sumamente difícil. Es como si los gastos de comunidad de un edificio los

recaudase el ayuntamiento y éste te devuelve el 50%, haciendo cualquier otra

cosa con el 50% restante. También es una forma de gastar más y a su vez pedir

más al contribuyente. Está demostrado que un mayor IVA hace que los

gobiernos centrales gasten más. En los Estados federales donde se impone y

recauda el IVA, este impuesto se suele mantener en unos niveles aceptables

(<8%). Digo aceptable pues el lector reconocerá que este es un impuesto injusto

(lo paga igual un pobre que un rico). Además, la competencia entre los Estados

federados hace que no pueda subir demasiado pues los ciudadanos se

Page 114: Democracia para Idiotas.pdf

114

desplazarían al Estado más próximo para adquirir los productos más baratos. A

la clase política le encanta subir el porcentaje de IVA pues es el impuesto que

les origina menos quebraderos de cabeza, menos desgaste electoral. Subir los

impuestos a los que más tienen genera muchos problemas, especialmente con la

derecha. La transferencia de impuestos directos a indirectos es, sin duda, una

política regresiva que hoy en día práctica incluso la socialdemocracia. Por

cierto, que habría que poner el IVA en cualquier factura para que el ciudadano

sea consciente de lo que está pagando. Europa es extremadamente grosera en el

tratamiento de este impuesto. En casi todos los países se mantiene en niveles

escandalosos (17-23%) y tremendamente injustos. Además, no se nos permite

comprar allí donde se paga menos IVA y/o la mercancía es más barata. Parece

un sistema hecho para perjudicar al ciudadano.

Por tanto, los tributos sobre las ganancias e IVA deben ser recaudados en

el Estado federado para que exista un mayor control y decisión de los

ciudadanos sobre su destino, al igual que el resto de los impuestos. También

existirá un mayor control del Estado federado sobre sus ciudadanos.

Normalmente los Estados centrales hacen dejación de sus responsabilidades

pues para un poder central es complicado vigilar ciertos desmanes de baja

intensidad pero tremendamente injustos para la población. En la actualidad, los

sistemas impositivos son extraordinariamente sencillos. El ciudadano común

apenas desgrava por nada, simplemente porque para el Estado central que

recauda es prácticamente imposible contrastar mucha información (millones de

facturas). Sin embargo, a cualquier persona que cumpla con sus impuestos le

quema la economía sumergida, los que nunca pagan impuestos. Estos personajes

están repartidos por toda la sociedad, digamos democráticamente, pues nos

encontramos desde el sector servicios a los grandes profesionales. El problema

está en que nadie hace factura pues no se necesita (no desgrava). De cualquier

forma, si uno pide factura en cualquiera de estos servicios, lo tiene claro, te

Page 115: Democracia para Idiotas.pdf

115

cobran el porcentaje de más que tendrían que declarar. Mejor no pedir factura.

Por tanto, es importante que toda transacción comercial (desde un café a una

casa) se realice mediante facturas. En algunos países esto es una realidad y

cualquier factura puede llegar a ser declarada, inspeccionada o simplemente

desgravar en determinadas condiciones. Para que no se relajen las costumbres,

los países tienen que tener un sistema de inspección que vigila el delito de no

emitir factura. Esto es importante sobre todo a nivel de determinados ciudadanos

que rozan o sobrepasan el nivel de riqueza y declaran por lo mínimo. El resto de

los ciudadanos lo verá con muy buenos ojos.

El Estado central se nutrirá por tanto de los impuestos del comercio con el

exterior y entre Estados, así como de un porcentaje de la recaudación que cada

Estado federado pondrá en las arcas centrales para aquellos servicios que,

unificados, son de mayor eficiencia para el país. Éstos generalmente son el

gobierno del país, la justicia, el tesoro público, la defensa, la investigación, la

solidaridad y otros de menor entidad.

Algún lector quedará sorprendido por esta división impositiva, llevando la

hacienda allí donde se recauda. Sin embargo, en España tenemos este sistema en

los denominados derechos forales del País Vasco y Navarra. Por cuestiones

históricas (por reivindicación de la burguesía y no por derecho democrático),

estas dos comunidades autónomas tienen su hacienda propia. Las diputaciones

recaudan sus impuestos y ponen en las arcas centrales un porcentaje del

presupuesto (el denominado cupo vasco) para satisfacer aquellos servicios que

otorga el Estado central. La recaudación en el resto de España va a la hacienda

estatal y al gobierno central. Desde hace muy poco, devuelve el 50% a las

comunidades autónomas (antes era un porcentaje mucho menor). Por tanto, no

es utópico pensar que los Estados federales tengan su propia recaudación, su

más cercano compromiso con los ciudadanos y la posibilidad de decisión

mediante consulta de determinadas partidas. En un Estado con democracia

Page 116: Democracia para Idiotas.pdf

116

política, la población podría decidir qué productos gravar o no (p.e., alimentos,

agua, electricidad,…), en qué medida, el porcentaje del presupuesto que se

dedicaría a la sanidad, enseñanza,… La democracia política garantizaría que el

ciudadano pueda decidir sobre los recursos de un Estado federado, sobre la

recaudación y el gasto. Sin ella, no podríamos abordar este aspecto importante

de la democracia social. Es más, decidiría qué hacer en tiempos difíciles.

En la última crisis, el gobierno español dedicó ingentes cantidades de

dinero para ayudar a los accionistas de los bancos que junto con un gasto

irracional del presupuesto produjo un déficit extraordinario. Las medidas

regresivas no se hicieron esperar. Bajaron el sueldo a los funcionarios y

congelaron las pensiones. Dos medidas sin duda facilonas pues con los primeros

ya habían fabricado el consenso ante la sociedad sobre sus privilegios y lo poco

que trabajan (véase Funcionarios). Los segundos, poco pueden protestar. Es

claro que no son medidas racionales pues, me pregunto, por qué tienen que

pagar la crisis dos sectores de la población tan determinados y en general con

bajos salarios. Las crisis son estados excepcionales en los que la población

tendrá algo que decir. Lo lógico es que se abra el debate y la postura racional es

que si hemos puesto a un gobierno que nos ha llevado a la ruina, seamos todos

los que paguemos el desaguisado. Lo democrático es que en tiempos de crisis se

suban los impuestos para, entre todos, solucionar el problema y por supuesto no

cargarlo a espaldas de uno o dos sectores de la población que seguro poca culpa

tuvieron en la generación de dicha crisis. Esto es lo que se ha hecho siempre en

estas circunstancias. En épocas de guerra (la peor de las crisis) siempre se han

subido los impuestos, se ha pagado entre todos, y por supuesto, pagan los que

más ganan. Después de la crisis del 29 y durante la segunda guerra mundial, los

más ricos en Estados Unidos pagaron hasta el 95% en impuestos. En un Estado

de derecho nunca se hubiese permitido el atropello que se ha cometido en

Page 117: Democracia para Idiotas.pdf

117

España con un sector de los trabajadores. En España, los que más ganancias

generan son los que menos pagan.

Trabajo, salario digno y defensa de los derechos

El segundo problema al que se enfrenta la democracia social es garantizar

el trabajo. El Estado y los empresarios son los que crean las condiciones para

que exista, y los ciudadanos los que hacen valer a las empresas mediante el

trabajo. Sin embargo, sigue vigente aquel principio marxista por el cual el

empresario toma al trabajador como un elemento más de su cadena de

producción, como una máquina más, que cuando no lo necesita se lo quita de

encima. Esto no parece tener mucha solución, es triste decirlo. Máxime cuando

el trabajador supone unos costes importantes para las empresas por lo que si

puede sustituirlo por una máquina lo hará cuanto antes. Por supuesto, la

competitividad y las ganancias son las que mandan. Cualquiera que se ponga en

los zapatos de un empresario lo comprenderá fácilmente. Cualquiera que se

ponga en la situación de una persona sin trabajo, también comprenderá que el

sistema no es justo. Por tanto, el problema no es sencillo y ha generado ríos y

ríos de tinta en la literatura social, política y económica.

Sin embargo, una parte importante del problema está en el sistema de

intercambio de bienes que poseemos. Al ser el trabajo un elemento más de la

cadena de producción es importante para el empresario que su coste no se eleve

demasiado. Lo hemos visto en determinados países con un nivel de vida muy

alto. En algunos Estados de Europa, el paro se ha mantenido de forma artificial.

Se provoca un pequeño porcentaje de desempleo simplemente para que el coste

de los salarios no suba demasiado. Si dicho coste se incrementa, también lo hará

el producto que se comercializa por lo que éste será poco competitivo en el

Page 118: Democracia para Idiotas.pdf

118

mercado. La forma de crear ese desempleo artificial se realiza normalmente

incrementando la inmigración. Esta práctica se ha hecho también en España en

la última década. El aumento de inmigrantes es una estrategia económica

alentada por los empresarios, pero que también está bien vista por la izquierda

social en su vocación de ayuda a los desfavorecidos. Desde luego, a quien

menos le gusta es al ciudadano que acude a la justicia y su problema tarda años

en resolverse, al que va a la sanidad y padece una lista de espera interminable, o

al que no puede elegir donde estudiar, al que espera por su vivienda, por

trabajo,... En estos últimos casos, dado que los inmigrantes son el sector más

desfavorecido de la sociedad, alcanzan determinados servicios antes que los

nacidos en el país, por lo que se producen problemas de xenofobia difíciles de

contener. Los casos de Francia y determinadas regiones de España han llegado a

ser alarmantes. El problema muchas veces reside en la velocidad de esos

cambios. Existe un cierto retraso entre la llegada de extranjeros y la adecuación

de los servicios sociales por lo que, sin duda, se generan problemas. Esto no

parece importar ni a los gobernantes, ni a los empresarios. Es una cuestión que

debe tener un control democrático importante y que no se debe dejar a la

voluntad de los empresarios. Si por ellos fuera, llenarían el país de inmigrantes.

No dejarían de ser mano de obra barata (a veces en condiciones de esclavitud)

que elevan la competitividad (bajos costes laborales) y que cuando no se les

necesita, los demás ciudadanos corremos con los gastos en sanidad, educación,

vivienda, justicia,… con nuestros impuestos. Se hace necesario un verdadero

control democrático. Aquí, la ayuda a los países donde se genera la inmigración

parece fundamental y Europa tiene recursos suficientes para invertir en la

consolidación democrática, social y económica de esos Estados. No lo hace pues

prefiere mantener un ejército de pobres que pueda utilizar a discreción.

Por tanto, el trabajo parece estar reñido con la competencia. La reformas

neoliberales que se están produciendo en toda Europa para abaratar y/o suprimir

Page 119: Democracia para Idiotas.pdf

119

el coste del despido es el claro ejemplo para ilustrarlo. Es evidente, los

empresarios serían más competitivos si pudieran producir solo con máquinas y

esclavos. Sin embargo, si pudiéramos invertir la ecuación, es decir, darle el valor

que tiene el trabajo creando competencia por él, los empresarios buscarían al

trabajador. Es lo que ocurre en los países ricos donde se tiene que echar mano de

la inmigración para contener los salarios. No voy a ser yo quien diga que hay

que detener la inmigración. Ese problema es imparable y seguirá mientras el

trabajo no adquiera el valor que tiene en sus países, mientras no tengan las

condiciones mínimas de democracia y por tanto de Estado de derecho para que

el mundo rico invierta en ellos. Salvo las grandes multinacionales (que pueden

quitar al dictador de turno), nadie invierte en países no democráticos pues la

probabilidad de perder la inversión es muy alta.

En fin, vayamos al tema. ¿Es posible o no mantener la dualidad trabajo-

competencia? La única forma es que el Estado actúe también de empleador

creando cierta competencia (leal) con la empresa y por supuesto creando trabajo.

Mantener un nivel de paro pequeño y de corta duración no es reprochable a

nadie. No es malo ni para la ciudadanía, ni para la economía. El problema es qué

hacer cuando las cifras se disparan como ha ocurrido durante la última crisis.

Aunque los datos son difíciles de creer, el desempleo ha alcanzado niveles

insólitos. El sistema democrático debe decidir claramente en estos casos.

Primero inspeccionando de verdad la economía sumergida. Nadie se cree que el

desempleo en algunas comunidades como Canarias sea del 30%. Si fuese cierto,

no solo tendríamos una revuelta social sino una revolución. Tampoco se observa

en una bajada del precio de determinados servicios claramente afectados por la

crisis. Por tanto, la economía sumergida es un fraude de gigantescas

proporciones que el ciudadano prácticamente asume. Incluso si se puede

beneficiar de ella, mejor que mejor. La democracia política debe poner los

mecanismos necesarios para reducirla al máximo. Las formas de control se

Page 120: Democracia para Idiotas.pdf

120

conocen pero se utilizan poco. El ciudadano medio que paga sus impuestos

tiende a perder la fe en el sistema. No es de recibo.

Por otro lado, el Estado debe crear trabajo. Durante los últimos treinta

años se nos ha machacado hasta la saciedad indoctrinándonos sobre lo malo y

perverso que es el Estado. Las grandes empresas se han privatizado bajo la

consigna de la eficacia y lo corrupto que son los Estados que solo crean pérdidas

para el ciudadano. Quizás esto haya podido ser cierto pero me inclino a pensar

que esa ineficiencia más bien se ha permitido. Los que trabajamos en el sector

público lo percibimos claramente. Disparar con pólvora ajena es sencillo para

todos, desde luego, pero es la clase política la que debería tomar las riendas para

que eso no ocurra. En mis años de trabajo en el sector público he visto una y otra

vez el derroche sin ningún pudor por parte nuestros políticos. Unas veces lo

hacen de forma miserable para cobrar unas dietas de más, otras veces para

engrosar su cuenta corriente, otras para divertirse, y muchas veces para financiar

lo de siempre, la permanencia en el poder. Parece lógico que cuando pueden,

cuando nadie ni nada les frena, usan los recursos de todos para su propio

beneficio. No digamos cuando determinadas empresas públicas producen

ganancias hasta que llega el momento de privatizarlas y de repente empiezan a

producir pérdidas millonarias (p.e., la gestión de los aeropuertos). Por tanto,

parece contraproducente que diga aquí que el Estado debe crear empleo. Sin

embargo, el Estado malgasta precisamente en lo que no es empleo. Lo hace

financiando grandes infraestructuras cuyo mayor porcentaje se va a los

empresarios del ramo, los que están en connivencia con los que gobiernan. La

excusa es clara. Si financiamos infraestructura, las empresas crearán empleo.

Para una persona de la calle parece una forma algo costosa de financiar el

empleo. ¿Por qué no hacerlo directamente? Desde luego que existen numerosas

formas de crear empleo sin entrar en competencia con las empresas.

Suministrando al trabajador una adecuada formación, el Estado puede crear

Page 121: Democracia para Idiotas.pdf

121

oportunidades en determinados sectores productivos, de avance social,

ambiental, cultural y científico que no son capaces de ser absorbidos por las

empresas. Parece una forma simplista de exponer un problema importante para

la sociedad pero a cualquiera le sorprende los tremendos gastos que se realizan,

incluso en épocas de crisis, para financiar proyectos que no tienen ni pie, ni

cabeza. Basta leer el periódico todos los días. Por supuesto, la prensa creará el

consenso y la mayoría de la población pensará en otra cosa. Se debe redirigir el

tremendo gasto que los Estados dedican a perpetuar el sistema (financiación de

empresas en connivencia con los partidos).

La democracia política, una vez más, debe dar respuesta a estos problemas

de la democracia social. Reconducir la lacra social en la que se han convertido

los partidos políticos, establecer el debate y la consulta en la sociedad, informar

y decidir son piezas fundamentales. No me toca decir cómo se puede hacer. Eso

le toca a los economistas pero sí es cierto que se puede y se debe hacer. Se

deben crear las condiciones para que el Estado pueda promover cierto empleo

productivo, no consolidable (no vamos a caer en lo mismo e inflar el

funcionariado), para no dejar todo el peso del empleo en manos de los

empresarios. Sin duda, el trabajo adquiriría un mayor valor y tendría

competencia, cosa que nuestros gobiernos desde hace unas décadas se empeñan

en que no tenga. En las políticas actuales parece pecado mortal que el Estado

pueda sofocar algo el paro, y éste se ha llegado a subvencionar de tal forma que

ha disparado el gasto público sin contraprestación alguna. Incluso en épocas de

crisis se ha dejado la resolución del problema a la iniciativa privada, poniendo

más y más dinero en sus manos. Es hora de parar tanto dispendio.

En este contexto, la defensa de los derechos de los trabajadores ha sido la

lucha histórica que mejor ha definido el progreso de la humanidad. Es obvio que

solo tener trabajo no es suficiente si éste no se realiza en condiciones dignas. Sin

embargo, en los últimos años hemos visto una regresión importante que arruina

Page 122: Democracia para Idiotas.pdf

122

la calidad de vida y dignidad de los trabajadores y de los empresarios que no

pueden competir con aquellas empresas que no tienen convenios colectivos,

donde se trabaja en condiciones infrahumanas por aquello de las rigideces del

mercado laboral. En este sentido, la representación sindical y empresarial es

parte de la división de poder en la democracia social. Es tan necesaria como la

separación y división de poderes en la democracia política. Tanto las

organizaciones sindicales como empresariales deben tener una dinámica que

beneficie a las partes y redunde en un mejor desarrollo económico y social. La

tarea no es sencilla como así ha demostrado la historia, pero los logros están ahí.

La negociación entre las dos partes ha suavizado (que no resuelto) el binomio

trabajador-empresario, a veces con luchas que costaron la vida a muchos

trabajadores. Conseguir cosas tan sencillas como salarios dignos, jornadas de

ocho horas, el acceso de la mujer, condiciones dignas de trabajo,… han sido

conquistas que se han logrado con tremendo esfuerzo, dedicación y muchas,

muchas veces altruismo. El papel jugado por los sindicatos ha sido decisivo y

hoy nadie duda de su eficacia en el avance, en el progreso de nuestra

civilización. El mundo no sería el mismo sin ellos.

Sin embargo, como cualquier otra condición de las que hemos visto arriba

para que exista democracia, la representación sindical y empresarial también se

ha pervertido. No quiero que esta sección sirva para desacreditar ni a unos, ni a

otros pues me consta la importante labor que ambos realizan, especialmente la

representación sindical. Pero pasa lo de siempre, el ser humano tiene una

habilidad extraordinaria para pervertir el poder que otros le otorgan y la

representación sindical no se salva.

En primer lugar, a los sindicatos les ocurre lo que a los partidos políticos y

es que han llegado a ser organizaciones herméticas ligadas al poder. A nadie se

le esconde los millones de euros que reciben los sindicatos españoles del

presupuesto público. Parece evidente que esto les resta independencia ante el

Page 123: Democracia para Idiotas.pdf

123

poder político. Si admitimos (como ya argumentamos arriba) que existe un lazo

importante entre el poder empresarial y el político a través de la financiación de

los partidos políticos, podemos imaginar que las grandes centrales sindicales no

van a actuar en contra de quien paga. Una vez más la financiación es la clave.

Lo decíamos de los partidos políticos y lo decimos de la misma forma de los

sindicatos y organizaciones empresariales. El resultado es que se ha generado

una importante burocracia ligada a estas organizaciones que vive de la

subvención estatal. La profesionalización sindical y empresarial perjudica

mucho al sistema democrático (al igual que la profesionalización en la política).

Encima han asumido una tarea que no les corresponde, la enseñanza. La

financiación ligada a ella lo explica, y también explica que los enseñantes, los

que están capacitados para llevarla a cabo, no puedan ni replicar.

Cuesta decirlo pero a los sindicatos la democracia política se les atraganta,

quizás por la misma idiosincrasia que tiene la izquierda. Las crisis que venimos

padeciendo los trabajadores desde los años 80 del pasado siglo son un ejemplo.

Durante los últimos 30 años no han dejado de convocar huelgas generales con

escasos o nulos resultados. A cada atropello del sector gubernamental o

empresarial se le ha respondido con una huelga, lo cual parece lógico. Sin

embargo, en una democracia quien manda son los votos y la huelga general

parece un recurso decimonónico en desuso. Éstas se convocaban para derribar a

los gobiernos que usurpaban los derechos de los trabajadores en pro de intereses

particulares. No existía otro mecanismo. Así avanzaron las conquistas laborales,

a paso de tortuga. En un sistema con democracia política sí existe dicho

mecanismo pues la soberanía reside en el pueblo y este tiene derecho a ser

preguntado si los trabajadores así lo piden. ¿Por qué hoy en día los sindicatos no

utilizan ese derecho? ¿temen preguntar? ¿les da miedo? ¿no interesa? ¿a quién?

¿por qué no se nos pregunta si queremos esta o aquella reforma laboral? ¿por

qué no se nos dice cuáles son las consecuencias de una u otra? ¿por qué no

Page 124: Democracia para Idiotas.pdf

124

decidimos en vez de malgastar un día en la opereta sindical? ¿por qué no creen

en la democracia política? En las últimas huelgas generales, además de

protestar, ¿qué hemos logrado? Nada, aparte de perder un día de salario. Parece

una broma. La impresión es que los gobiernos tienen en su debe y haber una

huelga general, cuentan con ella, y los sindicatos justifican su razón de ser,

existir y estar subvencionados. Esto tiene que cambiar.

En segundo lugar, ya hemos hablado largo y tendido de la perversión que

encierra el sistema de elección por listas al hablar de los partidos políticos. Es

evidente que en tu empresa como no seas de la cuerda de los dirigentes, poco

tienes que hacer. En este sentido, no es que el trabajador no tenga posibilidad de

tener una defensa sindical digna, sino que los propios representantes sindicales

han llegado a ir en contra de determinados trabajadores por la simple razón de

que han osado disentir. Las elecciones desde la base encierran muchos

problemas, permiten la manipulación (dilución de la disidencia en la base de la

pirámide, acoso desde el vértice de la pirámide) y en realidad sigue siendo el

procedimiento preferido en los sistemas de partido único. Se deben modificar

estas elecciones con el objeto de que cada grupo de trabajadores tenga su

representación.

En tercer lugar, hablamos de la alianza de partidos y podemos hablar de

alianza de sindicatos. En muchos casos existe una auténtica conchupancia entre

sindicatos y se da el caso de que es prácticamente imposible que nadie entre en

las listas de los sindicatos y acceder a la representación sindical a la que

cualquiera en teoría tiene derecho. Además, existen puestos de privilegio, los

liberados que en ocasiones es un peligro ponerles en entredicho. Muchas veces

estos liberados permanecen en esa situación hasta la jubilación. Una vergüenza.

Decíamos al hablar de los partidos que permanecer en el poder durante mucho

tiempo da lugar a una importante pérdida de nivel democrático, pues siempre

Page 125: Democracia para Idiotas.pdf

125

habrá una minoría que tendrá que sufrir esa indefinida permanencia. No

hablemos de otros problemas relacionados con la corrupción. No es el momento.

Por último, la exclusiva que tienen los grandes sindicatos de la

representación motiva que cualquier otra manifestación de sindicación sea

boicoteada. En un país democrático se supone que somos libres para

sindicarnos. Pues no, eso no funciona en nuestra democracia. Cuando los

trabajadores, hartos de los mismos representantes pertenecientes a

organizaciones sindicales mayoritarias, ligadas a su vez a los partidos políticos y

al poder, deciden formar su propia plancha sindical, la persecución es la

consigna. Por supuesto, no habrá apoyo a las propuestas, se les tachará de

radicales, excéntricos,… de todo. Lo mismo que en la política. Además, los

partidos en el poder harán lo indecible para acabar con ellos. No llegarán a

ningún acuerdo con estos incontrolados. En determinadas instituciones he

observado cómo estos nuevos sindicatos nunca han llevado a término

negociación alguna. La consigna tanto del poder político como de los sindicatos

mayoritarios es condenarlos al ostracismo. La máxima conchupancia. El boicot

es tal que terminarán por arrojar la toalla. Al final lo que queda es un sistema

donde todo está atado y bien atado. Partidos políticos, instituciones,

sindicatos,… Parte de la putrefacción del sistema.

A todo esto hay que añadir la tremenda injusticia que crean los sindicatos

actuales al defender solo a una parte de los trabajadores. En la actualidad, para

mantener su estatus, su modus vivendi, su razón de ser, los sindicatos mantienen

un importante papel en las grandes empresas, en las instituciones y poco más. El

resto de los trabajadores parece que cuentan poco o no cuentan. La precariedad,

la movilidad, la flexibilidad, la intermitencia en el trabajo, la exigencia de ser

trabajador autónomo, aquellos que aún siendo asalariados figuran como

autónomos, los que sufren dispersión social, fragmentación familiar,… son

todos factores que han cambiado el panorama del mundo laboral de tal forma

Page 126: Democracia para Idiotas.pdf

126

que probablemente hoy y seguramente mañana, la gran mayoría de los

trabajadores estén sometidos a uno o varios de esos factores. Sin olvidar el peor

de los escenarios, el parado. Ante este escenario donde el trabajador, al igual que

en el siglo XIX, vuelve a ser pura mercancía, los sindicatos o bien no saben

cómo adaptarse a los tiempos (cosa que dudo), o bien se mantienen en su faceta

conservadora, en una especie de opereta donde escenifican la representación de

los trabajadores y mantienen el estatus de una nueva clase social, los burócratas

sindicales.

Por tanto, una de las condiciones importantes para el funcionamiento de

los sindicatos y de la democracia social es cambiar el sistema de elección,

haciéndolo extensivo a cualquier trabajador, esté en paro, trabaje como

autónomo, contrato administrativo, sea precario, fijo o trabaje

intermitentemente. Hay que evitar el sistema de listas y las elecciones a la

soviética de abajo a arriba (altamente manipulables). La elección por distritos de

trabajadores se hace inevitable para que todos los trabajadores, tengan o no

trabajo, puedan tener representación. El mundo ha cambiado y no podemos dejar

a una mayoría de los trabajadores fuera del sistema por el simple privilegio de

unos pocos. La representación sindical debe configurarse al modo de los fiscales

de distrito. Deben perseguir y denunciar, ante una inspección de trabajo

dependiente del poder judicial, los abusos, el acoso laboral, los piquetes

empresariales que hacen pasar al trabajador por determinadas circunstancias

bajo la amenaza de despido,…. La democracia no puede permitir que se violen

los derechos de los trabajadores sin que nadie les defienda de oficio.

Podríamos decir lo mismo de los empresarios, metidos muchas veces en

luchas vergonzosas por el poder, con subvenciones que rozan el esperpento, con

una legión de liberados pagados con dinero público. A los empresarios también

se les atraganta la democracia. No cabe duda que en un sistema democrático

todos los empresarios deben participar en el sistema y no solo los grandes. La

Page 127: Democracia para Idiotas.pdf

127

especie de sistema asambleario que poseen es otra de esas elecciones de abajo

arriba que ya hemos criticado. No parece lógico que se acumule tanto poder en

el sistema de elecciones. Desde el punto de vista empresarial parece lógico, pero

no para los intereses de la pequeña y mediana empresa. El sistema democrático

debe llegar a todos, y todos deben procurar que no se margine a ningún grupo.

Alguien tendrá que defender a los pequeños y medianos empresarios.

La división del poder económico

Nuestra sociedad tiene pocas experiencias que aborden la división del

poder económico. Quizás, la primera que tuvo lugar en el mundo moderno con

cierta trascendencia fue la de los revolucionarios norteamericanos. En su época,

la tierra era el medio de producción más importante y según la tradición europea

era el primogénito quien heredaba toda la tierra, todos los medios de producción,

con lo cual éstos nunca se dividían y podrían continuar creciendo. Esta tradición

que nace en los albores de nuestra civilización tuvo sentido cuando las pequeñas

comunidades basadas en la agricultura y ganadería dependían de un mínimo

indivisible que si se superaba traería la pobreza irremediable para todos. Buena

prueba de esto lo tenemos en la tradición judía donde la supervivencia fue

prácticamente el sello de su religión. Para aquellos que eran pocos y

perseguidos, mantenerse y llegar a tener poder era cuestión de unidad e

indivisibilidad. Los revolucionarios americanos rompen con esta tradición y

legislan de tal forma que obligan a dividir la tierra entre los hijos. Sabían que en

unas pocas generaciones todo el territorio conquistado, todos los medios de

producción (las tierras en ese momento), estarían divididos y repartidos entre la

población que emprendió la aventura norteamericana. Evitaría de esa forma la

excesiva acumulación del poder, justo lo que hicieron en la democracia política.

Que nadie acumule poder, en este caso económico.

Page 128: Democracia para Idiotas.pdf

128

Tal y como ha ocurrido en toda la historia de la democracia, no parece

difícil pensar que las ideas de aquellos revolucionarios se dejaran de lado ante el

desmesurado avance económico de aquel país y la tendencia que en toda

sociedad existe a perder o pervertir las ideas originales. Si somos libres,

argumentan los poderosos, lo somos con todas las consecuencias por lo que el

mercado también será libre. Asimilaron, una vez más, la libertad a la ausencia de

normas y la gente lo aceptó. Esto parece ser una tendencia natural del ser

humano. A partir del comienzo de la revolución industrial (pocos años después)

lo que valía para la tierra (que había dejado de ser el medio de producción

principal) ya no vale para las empresas. Como sabemos, las empresas, no solo en

Estados Unidos, han ido creciendo hasta prácticamente gobernar el mundo.

Algunas grandes corporaciones manejan presupuestos mayores que muchos

países y sin duda su poder es tal que prácticamente gobiernan el planeta. ¿Qué

país tiene la peregrina idea de enfrentarse a dichas corporaciones sin sufrir las

consecuencias? En unos segundos, miles de millones de euros podrán salir de

ese país vía internet y en un tiempo corto se perderán miles de puestos de

trabajo. La desestabilización económica y social estará servida.

El problema hoy en día es que la acumulación de poder por parte de estas

empresas es tal que el mundo se dirige a un camino sin salida. No solo desde el

punto de vista social en el que la pobreza aumenta de forma desproporcionada

(las hambrunas las vemos todos los días en las noticias), sino que es la propia

supervivencia planetaria lo que está en juego. Al desastre social le acompaña el

desastre ecológico y nuestra supervivencia como civilización.

Los ciudadanos difícilmente se paran a pensar en recuperar la división de

los medios de producción. Quizás lo único a lo que llegan es que tal

acumulación de poder no les afecte. En este sentido, en algunos casos hemos

podido observar que los ciudadanos han reivindicado leyes antimonopolio ante

el exceso de concentración de poder por parte de algunas empresas. Los

Page 129: Democracia para Idiotas.pdf

129

pequeños comerciantes de Estados Unidos presionaron para que las grandes

empresas no les dejaran fuera del mercado. Estas leyes han sido muy criticadas

por los defensores del mercado libre pues sin duda van en contra de la libre

competencia, la cual imponen los consumidores pues cuando compran en

grandes empresas se benefician del bajo precio de los productos. Las leyes

antimonopolio también han sido criticadas porque la intervención estatal suele

favorecer a determinadas empresas, muchas veces con conexiones políticas. En

cualquier caso, estas leyes antimonopolio con sus pros y sus contras existen para

consumo interno de un país. Lo que cabe resaltar aquí es que esa preocupación

por limitar el poder de determinadas empresas ha existido entre los ciudadanos

con el objeto de no quedar excluidos de la economía (y riqueza) del país. Este

problema no ha sido nunca resuelto, en parte, porque se ha dejado en manos de

jueces y burócratas decidir si existe o no monopolio y parece evidente que si no

existe una norma clara y concisa, la arbitrariedad puede no tener límites. Si no

existen normas claras, si dejamos estas decisiones en manos de personas, la

corrupción estará servida pues, como ya hemos dicho, toda persona tiene un

precio y las grandes empresas pueden pagar mucho, mucho.

Por tanto, la economía o lo que ahora llaman los mercados campan a sus

anchas en un mundo sin normas, se han hecho sumamente poderosos y no hay

control sobre ellos. Por supuesto, están fuera del control democrático, no se

presentan a las elecciones, no tienen cara definida, nadie los elige, pero sin

embargo, dicen lo que se puede o no hacer. La democracia social tiene como

misión poner el poder democrático por encima de los mercados y que estos

funcionen de acuerdo con las decisiones de los ciudadanos, que al fin y al cabo

somos quienes decidimos nuestros destinos en un régimen de libertades. La

política económica tiene que estar en manos de las decisiones de la ciudadanía y

no de unos cuantos políticos o burócratas puestos con dinero de las grandes

empresas, y menos de especuladores que nadie identifica.

Page 130: Democracia para Idiotas.pdf

130

Cuando los revolucionarios americanos decidieron dividir la tierra,

impusieron una limitación al tamaño de las empresas, poniendo también límites

medibles a las ganancias. La idea es que por la carretera donde circula el

ciudadano con sus diferentes modelos de coches y camiones no circule un

vehículo del tamaño de un tren. Existen otras soluciones para vehículos tan

grandes y esa solución tiene otros límites definidos. Esta idea se debería

explorar si quisiéramos un mundo con democracia social. Nuestros economistas

deben pensar en estos límites, hacerlos medibles, pues por un lado la riqueza se

debe repartir y por otro las empresas nunca pueden estar por encima del Estado-

Nación, no pueden imponer sus criterios.

Otra de las cuestiones importantes para que exista una auténtica

democracia social es que se le ofrezca al ciudadano la posibilidad de elegir el

modelo de actuación económica que desea. Es muy común observar propuestas

que hacen determinados partidos en las campañas electorales que posteriormente

prácticamente imponen a la población. Si un partido promete una reforma

económica o social, debe consultar a la población sobre los detalles de tal

reforma. Esta es una cuestión que ha suscitado innumerables problemas sociales

en el pasado. Creen los partidos que salir elegidos es un cheque en blanco para

imponer sus convicciones y su modelo económico. La lógica es simple. Si

salimos elegidos, nuestras propuestas también son ratificadas por el electorado.

Tanta simplicidad asusta pues las propuestas legislativas tienen numerosos

matices. En primer lugar, en un sistema de separación de poderes quien legisla

son los parlamentos. Podríamos argumentar también que en estos está

representada la ciudadanía y por tanto tienen la legitimidad para decidir. Sin

embargo, existen determinadas cuestiones para el desarrollo social y

democrático de un país cuya decisión debería estar en manos del pueblo

directamente. Por ejemplo, ¿cuáles son las medidas que se pueden tomar para

reducir el déficit que pueda producir un país? La clase política suele ir por el

Page 131: Democracia para Idiotas.pdf

131

camino fácil, poner impuestos a los más débiles (subir el IVA), reducir el salario

a los que menos tienen (pues no podrían sostener una huelga), congelar

pensiones,… Sin embargo, en un sistema democrático se deberían exponer

varias propuestas, explicarlas bien a la población con sus pros y sus contras, y

que ésta decida. Quizás la gente vería con mejores ojos posponer alguna

inversión pública para mejores tiempos, limitar determinados gastos suntuarios,

gravar a los que más tienen,… Nada de esto se nos permite. Es la ciudadanía la

que debe decidir sobre los impuestos, no los partidos. Máxime ahora que hasta

los socialdemócratas dicen que bajar los impuestos es de izquierda.

Por tanto, la democracia social es posible si no la ponemos en manos de

los partidos. Éstos generalmente se han ido a posiciones tan parroquianas que la

población normalmente se ha visto cercenada de su derecho a decidir. Y lo más

importante, a discutir los pros y contras, las repercusiones mayores o menores de

cada de una de estas medidas. Que la población participe con responsabilidad es

factible, es normal y lógico.

Ya hemos comentado en este texto repetidas veces que dividir el poder es

la esencia de la democracia y por tanto el poder económico debe estar sujeto a

este criterio. Cuando hablamos de recaudar impuestos hemos defendido una

división vertical en la cual la responsabilidad de obtenerlos debe estar cerca del

ciudadano que lo genera, evitando el bucle gubernamental. Habrá entonces una

división clara entre la aportación de los ciudadanos en sus distintos niveles y el

gasto allí donde se origina. De forma similar debemos tratar al poder económico,

a las empresas y al poder financiero. Ya hemos comentando la división de los

medios de producción que llevaron a cabo los revolucionarios norteamericanos.

En adelante defenderé que es posible llegar a un criterio donde las grandes

empresas y poderes financieros deban comenzar un camino que les lleve a

escalarse con el territorio, con el Estado federal o un país determinado. La

Page 132: Democracia para Idiotas.pdf

132

tendencia en la actualidad es la contraria, por lo que el lector tendrá razón si me

acusa de estar rozando la utopía.

La acumulación de capital en empresas y bancos es tan grande que

prácticamente gobiernan el mundo. Es como si desde el punto de vista

económico hubiésemos creado unos pocos países con unas élites gobernantes

que deciden nuestro destino en cada momento. Ni siquiera los gobiernos más

fuertes del mundo pueden enfrentarse a este poder. En la última crisis, incluso

Estados Unidos, tuvo que plegarse a esos intereses y aportar una cantidad

asombrosa de dinero para salvar la situación. Todos los demás países corrieron

la misma suerte. El caso es que se sabe como ocurrió, donde estuvo la estafa e

incluso quien la produjo. Un comisario europeo declaró que sabían quien había

generado la crisis y cómo. Sin embargo, no podían hacer nada contra esos cinco

o diez hombres casi omnipotentes.

Por tanto, a la vista de lo que ha sucedido, los países democráticos deben

comenzar una larga andadura para dividir el poder económico. Eso es posible y

se hace con tiempo y normas muy claras. En el pasado, algunas tendencias

políticas preconizaron medidas drásticas como expropiar, confiscar y estatalizar

empresas y bancos. La historia nos ha demostrado que, aunque es posible, nunca

hemos llegado a ninguna parte por esta vía. En un estado democrático, este tipo

de intervenciones son de dudosa legalidad, atentan contra el estado de derecho y

muchas veces están movidas por intereses políticos y económicos claros. A

nadie se le esconde que alguna expropiación ha sido un pingüe negocio para

algunos políticos de turno. En ocasiones han estado por medio los intereses de

partido, apoyando determinadas empresas y bancos por un lado, y suprimiendo

la competencia por otro. Ha existido de todo. En un sistema democrático no son

posibles ni deseables este tipo de actuaciones. Sin embargo, no por ello debemos

quedar impasibles ante tanta acumulación de poder. Es curioso observar cómo

después de la última crisis se ha fabricado el consenso para mirar con buenos

Page 133: Democracia para Idiotas.pdf

133

ojos la acumulación de poder de los bancos, absorbiendo las Cajas de Ahorro,

desprotegiendo aún más a las comunidades autónomas, al país y a los

ciudadanos, impidiendo que organicen su vida en su entorno más cercano.

Por tanto, la democracia política debe crear las normas para que la

asombrosa acumulación de poder económico que está viviendo el mundo,

primeramente se detenga y posteriormente comience a decrecer. Las normas a

desarrollar deberían tener en mente la división de los medios de producción a la

escala de los Estados federados, de los países, de Europa,… Dicha división debe

hacerse de forma paulatina, por una simple división como puede ser la herencia,

al estilo de los revolucionarios norteamericanos, escalándola a su territorio de

actuación. Lo que se quiere decir con esto es que la suma de las empresas no

puede sobrepasar una determinada proporción del producto interior bruto del

Estado federado, del país o de Europa por ejemplo. No se pretende eliminar las

grandes empresas sino que estén en proporción con la economía del país en la

que actúa. Ya lo decíamos anteriormente, un tren no puede circular por una

carretera. Normalmente las vías se adecúan al tipo de vehículo que las transita.

Así el carril para bicicletas tiene su función y las vías del tren otra muy distinta.

Una de las consecuencias de esta división es que en principio deben crear más

competencia. En la introducción acerca de la democracia social decíamos que el

sistema de mercado se basa en la competencia. Sin embargo, cuando hablamos

de grandes empresas más bien hablamos de capitalismo de Estado. Aquí deja de

existir competencia para pasar a una situación en la que tenemos incluso que

subvencionarlas bajo el pretexto de ser sectores estratégicos. La división de estas

grandes empresas tendería a aumentar la competencia entre ellas de tal forma

que pondrían a los sectores estratégicos bajo las leyes habituales del mercado.

Dicha división sería bastante sana para la economía, para los Estados y para los

ciudadanos.

Page 134: Democracia para Idiotas.pdf

134

La forma de organizar esta división del poder económico debe partir de

las comunidades más pequeñas, del Estado federado, escalando las empresas a

sus economías. Esto debería forzar a los países a escalar las suyas pues las

empresas y bancos pedirán vías más amplias para circular. Si somos capaces de

actuar localmente sin dejar de pensar globalmente, es posible que podamos

convivir en sistemas democráticos donde el poder económico no guíe

absolutamente la política de los distintos países y regiones. Digo absolutamente

pues no creo que se pueda llegar jamás a una auténtica concordia con los

poderes económicos. Sin embargo, sí es posible ponerle límites. Que éstos estén

más allá o más acá dependerá del desarrollo de la democracia política, de

nuestro poder de decisión como ciudadanos y no de unos partidos más

preocupados en mantenerse en el poder que en procurar la felicidad de su

pueblo. Una vez más, insisto, el logro de una democracia social pasa por el

desarrollo de la democracia política.

Page 135: Democracia para Idiotas.pdf

135

Algunos problemas de la Democracia Social

Page 136: Democracia para Idiotas.pdf

136

Ya hemos expuesto a grandes rasgos cómo debe funcionar la democracia

social. También hemos aludido a los escollos que tiene su desarrollo, e incluso

nos hemos aventurado a vislumbrar su esencia: la división del poder económico.

Ya lo hemos dicho, si la democracia política consiste en dividir el poder, la

democracia social es, entre otras cosas, evitar la acumulación de poder

económico. La democracia es por definición poco proclive al desarrollo

capitalista. Sin embargo, el lector es consciente de los tremendos problemas que

tiene la democracia social en el mundo de hoy. Históricamente, la democracia se

ha puesto en peligro o ha desaparecido cuando se tocan los poderes económicos.

La sumisión de los Estados a éstos y los problemas que provoca la globalización

de la economía son factores que están haciendo desaparecer, no solo el Estado

de Bienestar, sino la democracia en sí. Ya hemos apuntado algo pero veamos

estos factores pues, para reivindicar la democracia política y social, debemos

conocer los grandes problemas que tenemos que evitar.

Democracia y poder económico

En nuestro sistema, la democracia siempre estará por encima de todo

salvo cuando vaya en contra de los intereses del poder económico. Esto parece

una máxima. Ejemplos los tenemos de los más variados signos y situaciones. La

democracia no vale nada cuando los intereses económicos se ponen en peligro.

La primera queja del ciudadano informado es el uso de su dinero para proteger a

las grandes empresas mientras que las demás tienen que sobrevivir en un mundo

de alta y desigual competitividad. En esta última crisis, unos señores que se han

puesto a jugar al Monopoly, los accionistas de los bancos, han tenido pérdidas

tremendas y el Estado (con nuestros recursos) ha ido en su ayuda con fabulosas

cantidades de dinero. Lo curioso es que el dinero que tenemos en los bancos no

estuvo en peligro pues éstos tienen un seguro con el que responder. Lo que ha

Page 137: Democracia para Idiotas.pdf

137

hecho el Estado en este caso es la política más regresiva, la del subsidio. La

competitividad como norma del sistema de mercados no se aplica pues se dice

que son cuestiones de Estado. Por tanto, estas empresas dejan de estar en el

mercado libre y el sistema se convierte en un capitalismo de Estado. Lo que se

persigue, sin duda, es poner dinero público en manos privadas. No parece lógico

que existan unas normas para unos y no para otros, máxime cuando el dinero

que está en juego es el de todos. Me explico. En un sistema de mercado, las

pérdidas de los accionistas de los bancos se solucionan con la compra de esas

acciones. Si éstas tienen poco valor, su compra por parte del Estado es

prácticamente una nacionalización de dichos bancos. Lo normal en esta última

crisis hubiese sido esa compra dentro del sistema de mercados de tal forma que

el Estado podría actuar como accionista mayoritario de esas empresas.

Ganaríamos todos pues los bancos podrían tener liquidez, los ciudadanos sus

créditos y los accionistas su dinero, aunque a un valor mucho menor (han

invertido mal). Sin embargo, lo que se hace es lo contrario, darle dinero a los

bancos para cubrir a sus accionistas. Así también juego yo a la bolsa pues nunca

perdería. En cambio los que han perdido son los ciudadanos que han visto cómo

su nivel de vida se degrada (espectacular aumento del paro), las empresas aún

con el rescate se quedan sin créditos y hasta le bajan el sueldo a funcionarios y

pensionistas para cubrir el desaguisado. El mundo al revés. En vez de elegir a

nuestros representantes parece que hemos elegido a nuestros enemigos. Lo

curioso es que el partido en la oposición defiende lo mismo o incluso iría aún

más lejos. Parece una broma de mal gusto y lo peor, nos deja sin salida.

La privatización de las empresas públicas es otro ejemplo. Las grandes

empresas se han adueñado de tremendas propiedades pagadas con el dinero de

los contribuyentes a muy bajo precio. Se hacen con el patrimonio del Estado sin

la más mínima competitividad en el mercado. Solo tienen que conseguir que

determinados partidos (da igual de qué signo) lleguen al poder. A cambio, la

Page 138: Democracia para Idiotas.pdf

138

casta política se perpetúa, y me remito al capítulo sobre la financiación de los

partidos. Si lo privatizado constituye un sector estratégico del Estado (defensa,

grandes industrias, aeropuertos, investigación,...), el negocio es redondo pues

además habrá que subvencionarlos. La desfachatez ha sido tal que en ocasiones

determinados partidos (incluyendo a los socialdemócratas) realizan tremendas

inversiones con dinero público para mejorar una infraestructura (léase la

segunda pista de un aeropuerto) para después privatizarla, aún cuando generan

importantes ganancias para el Estado. Se trata de, prácticamente, regalar dinero

público a empresas que en el futuro asegurarán la financiación del partido e

incluso darán pingües salarios a aquellos políticos que llevaron a cabo la

privatización, perpetuando esa aristocracia que habita en la política. Por

supuesto, los trabajadores que tengan la osadía de negarse a estas privatizaciones

sufrirán las consecuencias. Al fin y al cabo, todo el poder está en manos de

quien gobierna (ejecutivo, legislativo y judicial). La prensa los estigmatizará

como delincuentes. Decretos, pérdidas de derechos laborales, sueldos, descrédito

público,… Algo así como la cólera de Dios.

No parece muy democrático que un gobierno elegido por los ciudadanos

actúe de esta forma. La perversión del sistema alcanza la aberración. Si los

ciudadanos han pagado por una infraestructura parece lógico que se les consulte.

Habría que preguntarse si hubiésemos querido o no desprendernos de, por

ejemplo, el servicio de correos, telefónica, grandes industrias, puertos,

aeropuertos,… y una larga lista. También parece claro que si vamos a ayudar a

una empresa como en el caso de los bancos, les prestemos el dinero y cobremos

al menos los mismos intereses que a veces con tanta usura nos piden. Regular

todas estas prácticas es parte del deber de nuestros legisladores, consultar a la

ciudadanía también. Penalizar las malas prácticas es función de un poder judicial

especializado en la salvaguardia de nuestros intereses. Los fiscales que nos

Page 139: Democracia para Idiotas.pdf

139

pueden defender de estas malas prácticas se echan de menos. El avance en la

democracia política parece fundamental.

Soberanía y democracia social

La globalización de la economía ha producido una pérdida de soberanía

de los Estados pues los gobiernos dependen de las inversiones de empresas que

en cualquier momento pueden salir del país, provocando paro y miseria. Esto

hace que los gobiernos teman las decisiones del mercado y se comporten de

acuerdo a sus dictados. Por tanto, nuestros representantes no pueden tomar

decisiones que vayan en contra de estos poderosos y la democracia es una

quimera pues el trabajo está en manos de poderes no electos, sin legitimación.

Como hemos visto anteriormente, la democracia política se ha ido

pervirtiendo desde su nacimiento en la era moderna mediante cambios en su

concepto y el control económico sobre los partidos. Incluso, para deslegitimar a

los Estados, los mercados promueven entidades como el G-8, el Fondo

Monetario Internacional y el Banco Mundial que imponen su política, debilitan a

los Estados Nacionales y, por supuesto, no están sujetos a control democrático

alguno. Sin embargo, en los sistemas democráticos los gobiernos acumulan el

poder político y económico, y su elección pasa por una decisión de la

ciudadanía. Por tanto, depende de la ciudadanía tomar las decisiones más

convenientes. El problema es que el actual sistema democrático pone todo el

poder en las estructuras de partido y ya hemos argumentado arriba hasta que

punto han llegado a pervertir todo el sistema. En un auténtico régimen de

democracia política, con todos sus mecanismos democráticos, la soberanía

popular tendría un peso importante y no la decisión de unos representantes (al

Page 140: Democracia para Idiotas.pdf

140

fin y al cabo con sus debilidades) pertenecientes a una organización (partidos)

que dependen de la financiación de las empresas para alcanzar el poder.

En la actualidad se nos trata como a idiotas que no saben decidir sobre su

futuro. Es más, el debate ni se plantea. La última crisis ha sido un ejemplo

perfecto, ya lo hemos comentado. Un gobierno que decide ayudar a los

accionistas de los bancos con una enorme suma de dinero, que permite un

agujero económico inmenso,… y encima establece políticas regresivas desde el

punto de vista social para paliar el déficit, con el beneplácito de la oposición.

Parece claro que si los ciudadanos ponemos a esos gobiernos, también

tendremos que decir algo a la hora de tomar medidas. Ese debate no existe en

ningún país y menos aún la consulta. Lo curioso es que la gente lo ve normal.

Nadie echa de menos un debate nacional a la hora de tomar decisiones sobre los

grandes problemas. ¿Por qué? Evidentemente no interesa. Lo único que se hace

es fabricar el consenso mediante la indoctrinación mediática con el objeto de

imponer “sus” reformas.

Por tanto, la tan ansiada democracia social es también una consecuencia

del avance de la democracia política. Me quiero parar un momento aquí pues la

izquierda europea nunca creyó en la democracia política, calificándola de

democracia burguesa y otras cosas peores, simplemente porque en la democracia

la clase hegemónica es la burguesía. No cabe duda de que cualquier sistema

político es un juego de poder y la burguesía tiene mucho. Sin embargo,

renunciar a que las mayorías puedan decidir me parece preocupante. Creerse con

la razón y tratar de imponerla es aún más inquietante. Hemos argumentando

arriba que la razón es totalitaria pues cada uno tiene la suya y con el pretexto de

tenerla se han hecho muchas barbaridades. Pues bien, entre la derecha y sus

votantes que creen en la mano firme, el caudillaje, y una izquierda que aplica su

razón, los ciudadanos nos hemos quedado en elegir lo menos malo en cada

momento. Nadie nos ha consultado nunca nada, nos han quitado la voz, la

Page 141: Democracia para Idiotas.pdf

141

decisión. A veces uno tiene la impresión de estar en un sistema paternalista en el

que el representante piensa que el ciudadano es una persona sin responsabilidad,

incapaz de decidir, incapaz de asumir sus decisiones, en definitiva un idiota.

Muchas veces es al contrario, pero ese es otro tema.

La competencia por el trabajo a nivel global

Este es, sin duda, un Talón de Aquiles de la democracia social. El trabajo

está en manos de quien pueda ofrecerlo con sus problemas y oportunidades. En

el mundo occidental hemos alcanzado un grado importante de desarrollo en

nuestro sistema laboral. Después de la segunda guerra mundial, la división de

Europa en dos bloques hizo que los trabajadores de los países occidentales

alcanzaran un grado de bienestar muy alto para contrarrestar los presuntos

logros de los trabajadores del bloque socialista. Además de sanidad, justicia y

educación universales, teníamos condiciones y derechos laborales dignos que

permitieron un cierto nivel de vida si lo comparamos con el resto del mundo.

Además, teníamos la libertad que permite un sistema democrático. Nada que

envidiar de los ciudadanos del bloque socialista. Cuando este sistema se

derrumba al final del siglo XX, desaparece primero esa razón de ser, pero más

importante, el mundo entra en un proceso de globalización de la economía de

magnitud inimaginable hasta el momento. Las conquistas (o concesiones) del

denominado Estado de bienestar se desmontan rápidamente. De repente nos

dicen que vivimos por encima de nuestras posibilidades y ya no hay dinero para

mantener la sanidad, educación, pensiones, cobertura social,…

En realidad, la globalización de la economía comienza con el

descubrimiento de América y con el auge de la navegación. En la actualidad ha

alcanzado una proporción extraordinaria debido avance de las comunicaciones.

Page 142: Democracia para Idiotas.pdf

142

Actualmente es posible fabricar cualquier bien de consumo en los países

subdesarrollados o en vías de desarrollo a cambio de un salario miserable o en

condiciones de semi-esclavitud. Mejor eso que nada. Ahora los países que

habíamos avanzado algo en derechos laborales tenemos que competir con un

mundo donde las condiciones de trabajo no están reguladas y claro… no somos

competitivos. La única forma de poder mantener nuestro nivel de bienestar pasa

por generar tecnología y hacer dependientes de ella a todos esos países con los

que no podemos competir a nivel laboral. El mundo ha entrado aquí en una

encrucijada pues en vez de elevar el nivel de vida de los países pobres, estamos

perdiendo el nuestro. El sueño de una sociedad de bienestar para todos se

desvanece día a día y no solo aquellos ciudadanos de países pobres lo ven más

lejos sino que aquellos que lo tienen, lo están perdiendo.

El problema reside en una estructura laboral en la que no se crea empleo

si, a cambio, no se acumulan ganancias. Dada la competitividad de los países

emergentes, se tienen que reducir los salarios, los gastos sociales y las políticas

de protección a los desfavorecidos. Si los gastos en salarios y protección social

de un país son muy elevados, si no se trabajan más horas con menos

vacaciones,… las empresas se trasladan a países que oferten dichas ventajas. La

globalización de la economía implica un retroceso de los logros sociales en

muchos países pues existe un tercer mundo esperando los trabajos del primer

mundo a cambio de bajos salarios para la población. Parece claro que los

ciudadanos tendremos que consensuar cuál va a ser el modelo por el que se

regule nuestro trabajo, nuestros salarios, la productividad del país y hasta donde

queremos crecer. Ahora lo importante es que podamos tener ese debate, que el

sistema democrático lo permita.

Page 143: Democracia para Idiotas.pdf

143

Epílogo

Page 144: Democracia para Idiotas.pdf

144

Los dos elementos fundamentales de la democracia, la política y la social,

van unidas y no es posible desarrollar la segunda sin la primera. Si queremos

conducir nuestra sociedad hacia la libertad debemos conquistar la democracia

política para luego decidir qué sociedad queremos desde el punto de vista social.

Dicha decisión debe depender de la ciudadanía y no de ningún intelectual, de

ningún caudillo, de ningún partido. El ser humano siempre ha querido depositar

estas responsabilidades en otros, es una tendencia natural. Por ello, siempre

hemos buscado líderes y los partidos nos los han proporcionado. Sin embargo,

habrá que concienciar a la gente de que esta no es la solución, no podemos

confiar nuestro destino a representantes, a partidos, gobiernos,… Éstos son solo

instrumentos para decidir nuestro futuro, para ejercer la libertad y buscar la

felicidad, el propósito de nuestra vida.

Sin embargo, el lector se preguntará acertadamente qué podemos hacer

para cambiar el estado de las cosas. No es fácil pues esta clase social que se ha

apoderado de nuestra representación no va a claudicar a sus privilegios

gratuitamente. Incluso es prácticamente imposible desbancarlos desde las urnas

pues el sistema está atado. No existe una forma democrática que pueda luchar

contra su propaganda, la maquinaria del partido, las instituciones,… El lector

pensará que hace falta una revolución para cambiar el sistema. Personalmente,

nunca me han gustado pues como decía alguien, en una revolución (360 grados)

se vuelve al mismo sitio. Eso es lo que nos ha mostrado la historia una y otra

vez. Es preferible la media vuelta (180 grados) e inducir el sentido contrario al

modelo socialdarwinista al que nos dirigimos. Al final, esta media vuelta la hará

la gente cuando el sistema termine por pudrirse (que lo hará).

Permítame el lector una última anécdota. En septiembre 1989 estuve

trabajando en un buque de investigación oceanográfica de la extinta República

Democrática de Alemania. Estábamos en medio del Atlántico subtropical

Page 145: Democracia para Idiotas.pdf

145

cuando en la celebración de un cumpleaños, uno de los marineros con cierta

dosis etílica, se subió a un mástil del barco y comenzó un discurso en contra del

régimen comunista de su país. Durante el resto de la campaña oceanográfica

proliferaron las tertulias sobre la viabilidad de un sistema que tenía encarcelada

en sus fronteras a media humanidad. Unos decíamos que era imposible mantener

ese sistema durante mucho tiempo pues no es posible cercenar la libertad de

tantos durante tanto tiempo. Otros decían que si se abría la mano y simplemente

se permitía el turismo, el sistema socialista desaparecería y eso era impensable.

Incluso aposté que aquello no duraría 50 años más. Curiosamente, solo duró 50

días más. En noviembre de ese año cayó el Muro de Berlín. Nadie lo pudo

imaginar unos meses antes. Nadie en ese momento podía imaginar que un país

como la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas pudiera desaparecer. Es

algo así como pensar ahora que Estados Unidos pueda desintegrarse y

desaparecer en un par de años. Quiero decir con esta anécdota que el grado de

putrefacción de un sistema no lo percibimos hasta que aquello ya no es viable.

En el caso del sistema socialista se escondió hasta el último momento, cuando la

gente de forma espontánea salió a la calle y dijo basta.

El sistema parlamentario, con todas sus mentiras, está en un punto de

putrefacción alto. No disfrutamos de los requisitos mínimos de una democracia

como es la separación y división de poderes, donde los partidos son estructuras

de poder en vez de ser la representación del pueblo en la democracia, el poder

judicial, la policía, y todos los poderes están en manos de unos pocos, se

persigue a los funcionarios que quieren vigilar la legalidad, no existe la consulta,

el ciudadano no puede manifestar su opinión y su función es solo ratificar las

listas de partido, la prensa manipula a la ciudadanía en connivencia con los

poderes económicos,…. No sabemos cuándo dirá la gente basta y de qué forma,

pero ocurrirá. El ciudadano, bajo cualquier régimen político, tiene derecho a

reivindicar la libertad y ningún Estado tiene derecho a cercenar o reprimir las

Page 146: Democracia para Idiotas.pdf

146

ansias de libertad de las personas y comunidades. En el actual sistema, nuestros

representantes se jactan de decir que vivimos en un estado de derecho, con

separación de poderes, en un estado donde somos capaces de elegir libremente,

donde no existe nada más allá que “su democracia”. Como he intentado exponer

en este texto, nada de eso existe. Lo que tenemos es una opereta sobre la

democracia que tiene a sus ciudadanos impotentes ante tanta manipulación, ante

tanta putrefacción. No tenemos la culpa del estado actual de nuestro sistema

democrático, nos lo han impuesto, y nos lo han prefabricado bajo la falsa

premisa de que esto es lo máximo que podemos obtener. Nos dicen que si

queremos democracia política y social tendrá que venir de la mano de alguna

formación política que se presente y gane las elecciones (por mayoría absoluta).

Por supuesto, a estos osados se les tachará de radicales e iluminados, se les hará

una campaña ad hoc en la prensa, incluso se les sacará algún trapo sucio

(aunque sea falso pues la justicia está en sus manos y es lenta, lo lenta que ellos

quieran),… y se acabó. Prácticamente imposible.

La democracia y la libertad no son concesiones, son derechos que

tenemos y que nos damos a nosotros mismos. La democracia no se otorga de

forma prefabricada con un “o esto, o nada”, sino que tenemos que construirla

mediante el proceso constitucional que nunca existió y que ahora reivindicamos.

Desde aquí invito a los ciudadanos tanto de derechas como de izquierda a que

reflexionen sobre cada uno de los argumentos que hemos expuesto, los discutan

y tomen la postura más adecuada para reivindicar la libertad política y social.

Tanto unos como otros necesitamos un sistema basado en unas normas que

garanticen que los abusos de poder sean muy difíciles de materializar, y sobre

todo basado en no depositar nuestra confianza en la responsabilidad personal de

los gobernantes o en mayorías populares.

Ante tanta mentira, los ciudadanos solo podemos mostrar nuestra

indignación, concienciarnos y concienciar a nuestros vecinos. Tenemos que

Page 147: Democracia para Idiotas.pdf

147

declararnos inocentes. Nos toman por idiotas y nos han engañado fácilmente en

un sistema que no hemos construido, que nos lo han servido cocido,

prefabricado, masticado, hecho para el disfrute de unos pocos. Lo importante

ahora es que no nos sigan mintiendo, que sepan que la opereta democrática ya

no cuela, que aunque no hemos puesto mucho interés en sus desmanes, aunque

hemos pasado durante mucho tiempo, no nos pueden tomar por ignorantes. No

pueden sobrepasar los logros sociales y democráticos que con tanto sufrimiento,

lucha y hasta muerte ha costado conseguir. Si creemos en la libertad, en que el

poder frene al poder, en no confiar en nuestros representantes, seamos de

derechas o de izquierdas, mejor declararse inocente que idiota. Como dijo

alguien hace tiempo, se puede resistir la invasión de un ejército, pero no una

idea cuyo momento ha llegado. Tal como ha sucedido en la extinta Unión

Soviética y ahora en los países árabes o en Islandia, es hora de reivindicar la

democracia con todas sus letras. La historia no está escrita.

Page 148: Democracia para Idiotas.pdf

148

Agradecimientos

Deseo mostrar mi agradecimiento a Carmen Fraga, Francisco Santana, Juan

García Luján, Alonso Hernández Guerra, Juan Manuel Santana, Mikel Latasa,

Alejandro V. Ariza e Indalecio Rodríguez por la lectura crítica y las opiniones

constructivas de un primer borrador del texto.

Page 149: Democracia para Idiotas.pdf

149

Sobre el autor

Santiago Hernández León nace en Las Palmas de Gran Canaria en 1958. Vive la

transición española en la época universitaria y termina la licenciatura en

Biología en 1980. Doctor en Ciencias Biológicas en 1986. Premio del Gobierno

de Canarias a la Mejor Tesis Doctoral. Ha realizado estancias en Alemania,

Francia, Estados Unidos y Noruega. Profesor Titular de Universidad en 1989 y

Catedrático de Zoología en 2001. Ha sido Vicedecano de la Facultad de

Ciencias del Mar desde 1994 a 1998 y Decano desde 2004 a 2009. Ha sido

director de la Universidad de Verano en Gran Canaria y candidato a rector de la

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Actualmente es investigador del

Instituto de Oceanografía y Cambio Global de Canarias. Ha publicado más de

100 artículos, la mayoría en revistas internacionales con índice de impacto y ha

participado en más de treinta proyectos de investigación siendo investigador

principal en diez de ellos. Ha realizado más de cuarenta campañas

oceanográficas, ocho de ellas en áreas polares (Ártico y Antártida). Trabaja en el

estudio del papel del océano en el cambio climático así como en la influencia de

éste sobre las comunidades marinas.

Page 150: Democracia para Idiotas.pdf

150

Estos tiempos convulsos y revueltos en los que la ciudadanía no solo ha perdido la fe en los dirigentes

sino también en el sistema político y financiero, están conduciendo al desánimo de muchos. También

nos llevan a la búsqueda de alternativas a esta denostada democracia que nos han impuesto. Santiago

Hernández León, con su obra Democracia para idiotas, nos aporta las herramientas necesarias para

entender el por qué de esta situación y como posicionarnos para revertirla hacia una nueva sociedad en

la que las decisiones estén en manos de los ciudadanos y no de determinadas élites como sucede en la

actualidad.

Democracia para idiotas es un ensayo que nos acerca al concepto objetivo de democracia con

un marcado carácter didáctico desde una valiente, osada y despiadada crítica hacia todos los

estamentos que contribuyen de forma espuria a distorsionar y prostituir el verdadero sentido y esencia

de la misma, con la finalidad de mantener los privilegios de unos pocos en detrimento de la mayoría

de los ciudadanos. Desde el prólogo Santiago Hernández León deja manifiestamente claro su rechazo

a un sistema que califica de “putrefacto”, eludiendo los circunloquios o términos políticamente

correctos en los que muchos autores se refugian para no molestar a los poderosos (mercados,

organizaciones empresariales, partidos políticos, sindicatos, poder judicial, medios de

comunicación….). De forma pedagógica disecciona el concepto de democracia y sus dos vertientes, la

política y la social, mediante el análisis y reflexión sobre la separación, división y elección de los

poderes; las elecciones primarias, la financiación de los partidos, la elección del poder ejecutivo,

legislativo y judicial; la limitación de mandatos, la transacción del voto, el bipartidismo, la alianza de

partidos, los nacionalismos, la policía y división de poderes, los sindicatos, la prensa,…

En este ensayo Santiago Hernández León va más allá del concepto y del devenir histórico de

la democracia, así como de las deliberaciones críticas sobre el sistema imperante con un canto a la

esperanza en un vibrante epílogo en el que deja en manos de los ciudadanos “el poder para decidir

nuestro futuro, para ejercer la libertad y buscar la felicidad, el propósito de nuestra vida”. Estamos en

suma, ante un texto fruto de estudios teóricos, de análisis, de comprobaciones empíricas, de vivencias

y de debates, elementos propios de su doble e inseparable condición de científico y de apasionado de

la política.

Francisco Santana

Periodista

Page 151: Democracia para Idiotas.pdf

151

Page 152: Democracia para Idiotas.pdf

152