shiva, vandana - manifiesto para una democracia de la tierra (2005)
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PAIDS E S T A D O Y S O C I E D A D
ltimos ttulos publicados:
94. J . B. Thompson, ti escndalo poltico95. M. 1 lardt y A. Negri, Imperio
96. A. Touraine y F. Khosrokhavar, A la bsqueda de ii mismo97. ). Rawls, La justicia como equidad98. i\ Ovejero, La libertad inhspita99. M.'Caminal, Kl federalismo pluralhta
100. U, Beck, Libertado capitalismo101. C. l, Sunstein, Repblica, com102. J. Rifkin, La economa del hidrgeno103. O). Atnsperger y Ph. Van Parijs, (.tica economica y muti11. P. L Bcrger y S. P. Mun ingioi) (coiiips.. Giobalizucituies mltiples105. N. Garca Candirli, Latinoamericanos bufando lugar en cite siglolOi. W. Kymlicka, \.a poltica i:erfiikida107. V Shiva, Cosecha robada100. M. Ignatieff, Los derechos humanos corno politica e idolatraloy, D. lleld y A. McGrew, Globalizaan/AntiglnhalizacinI IO. R. Dworkin, Virtudsoberana
111. T. M. Scanlon, Loque nos debemos unoi a otnn112. D. Osbome yP . Plastrik, Herramientas para transformar el gobierno113. P. Singer, Un.mo mundo114. U. Beek y E. Beck-Gernsheim, Individualizacin115. F. Ovejero.J. L. Marty R. Gargarella (comps,), Huevas ideas republicanas116. j , Gray, AlQaeda y oque significa ser moderno117. L . Tsoukalis, QuEuropa queremos?118. A. Negri, Guias. Cinco lecciones en torno a Imperio119. V. Rsas , Procesos de paz y negociacin en conflictos armados120. B. R. Barber, Elimperio del miedo121. M. Walc r, Reflexiones sobre la guerra122. S. P. Huntington, Quines somos71 hot desafios e l identidadnacionalestadounidense123. J. Rifkin, Elsueo europeo C'io l.i visin europea delfuturo esta'eclipsando el sueo
americano[24. U. Bcck, Poder y contrapoder en la era .labal125. Cl . Bba r y Ph. Manire, Acabarn con elcapitalismo126. Z. Bauman, Vidas desperdiciadas127. Z.Brzezinski,/dilema de EE.UU.128. N. Chomsky, Sobre democracia y educacin, voi. 129. N. Chomsky, Sobre democracia y educacin, voi. 2130, H. Joas, Guerra y modernidad. Estudios sobre la historia de la violencia en elsiglo XX131, R. Dahrendorf, En busca de un nuevo orden. Una poltica de la libertadpara elsiglo XXI132,' U. Beck, La mirada cosmopolita o la guerra es la paz133, H, Schmidt, Las grandes potencias delfuturo. Ganadores y perdedores en elmundo del
maana
134, T. Pogge, La pobreza en el mundo vlos derechos humanosI i5. A. Touraine, Un nuevo paradigma137. M. Ylinu s, Elbanquero de los pobres138. V. Het-k y Y, Gronde, La Europa cosmopolita139. V. Arrojo, Elreto tico de la nueva cultura delaguaMI. Y, VtllidwIwH'Kllt y Pll. Vim Pjrijs. La renio bsica
142. A. Nen. Movimientos cu cl imperto141, Z, Hiuiimin, Vida l/ntda141. V, Sliivii, Manifiesto para una Demoir.taa de la '['ierra
Vandana Shiva
Manifiesto para unaDemocracia de la Tierra
Justicia, sostenibilidad y paz
P A I D SBarcelona * Buenos Airea Mdiuo
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.y. Tlulii (ii'ittli)nl: Iwib Democracy, miu, Smidttibiliiy, rijiiiilmeiite publicado en ingles, en 200). P o r S
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Tlmlii iii'i(iimil: liarth Ihmticmey juttitv, Smlitiitabiltty, and Peace()iinimlmrnie publicad en infilfs, en 2(101, por Sontli End Press,
CmulitulBt, MA., I.I..W-
Traducdn tie Albino Santos Mosquera
Cubierta de Mario Esltenazi
Esta obra ha sido publicada con una subvencin de la Direccin General del Libro,
Aichiws y Bibliotecas del Ministerio de Cultura.
Quedan rigurosamente prohibidas, sil la iiiiorizjcin escrita de los titulares del copyright, bajolas sanciones establecidas en las leyrF. Ja reproduccin total o parcial de esta obro por cualquiermedio o procedimiento, comprendidos la reptonrafa y el tratamiento informtico, v ladistribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos.
2005 by Vandalia Shiva
2006 de la traduccin, Albino Santos Mosquera 2006 de todas las ediciones en castellano,
Ediciones Paids Ibrica, S.A..Mariano Cub, 92 - 08021 Barcelona
h11p;//www .paidos.com
ISBN-13. 978-84-493-194M
ISBN-10:84^93-1946-3Depsito legal: B-31.359/2006
Impreso en A & M Grafic, S.L,
08130 Santa Perpetua de Mogoda (Barcelona)
Impreso en Espaa - Printed in Spain
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i :SUMARIO
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Introduccin. Los prin cipios de la Democracia de la Tierra . . 9 X
I , Economas vivas 21 X2. Democracias vivas 93
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Introduccin
LOS PRINCIPIOS DE LA DEMOCRACIA DE LA TIttKRA
Al tiempo que una antigua vision del mundo, la Democracia de InTierra constituye hoy en da un movimiento poltico emergente de de
fensa de la paz, la justicia y la sosten i bildad. La Democracia de ia Tierravincula io particular con lo universal, lo diverso con lo comn y lo local
con lo global. Incorpora lo que en la India llamamos vasutlhaiva kutumb-
kam (la familia de la Tierra): la comunidad de todos ios seres que tienen
la cierra por sustento. Los nativos americanos y ias culturas indgenas de
todo el mundo han entendido y han experimentado siempre Ja vida como"un continuo entre especies (humanas y no humanas) y entre generaciones(presentes, pasadas y futuras). El siguiente discurso de 1848, atribuidoal jefe Seattle, de la tribu de los suquamish, capta claramente dicha nii-
terrupcin:
Cmo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierral' lisaes una idea que nos resulta extraa.
Si no somos dueos del frescor dei aire ni del fulgor del agua, cmopodrn ustedes comprarlos?
Hasta el ltimo rincn de este terreno es sagrado para mi pueblo.
Cada aguja que resplandece en los pinos, cada pedazo de litoral arenoso,cada gota de la bruma de lossombros bosques y cada claro que se abre enellos, y hasta el ms pequeo insecto rumbador son sagrados en la memoria y ia experiencia de mi pueblo. La savia que recorre los rboles triinn-porta los recuerdos det piel roja.
Si algo sabemos, es esto: la Tierra no le pertenece al hombre; es elhombre el que pertenece a la Tierra. Eso lo sabemos bien. Todas lim C I M I Westn conectadas entre si, como la sangre que une a nuestra familia. Todoest conectado.
La Democracia de la Tierra supone la toma de conciencia du C K U H C O
nexiones y de los derechos y las responsabilidades que emanan ile C I I I I N .La protesta que formulaba el jefe Seattle en el sentido de que la Ticini
no ie pertenece al hombre encuentra hoy eco en (ocio el pluneii; Ntten
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10 Manifiesto para una Democracia de k Tierra
tro mundo no est en venta, Nuestra agua nt est en venta, Nuestras
semillas y nuestra biodiversidad no estn en venta. Sobre esta respuesta
a la privatizacin que obedece a la descabellad! ideologa de la globaliza-
cin empresarial se construye la Democracia d ' la Tierra. Para la globali
zacin empresarial, d mundo solamente es al;o que debe poseerse y elmercado tnicamente se mueve por el negocio j la rentabilidad. Pero des
de la convocatoria de 1993 de medio milln de agricultores indios en
Bangalore, que se comprometieron a hacer frente a la catalogacin de las
semillas como propiedad privada dictada porel Acuerdo sobre los As
pectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Co
mercio (APDIC) de la Organizacin Mundial cel Comercio fOMC), has-
ra las protestas de Seattle en 1999 y de ^ancn en 2003, que paralizaron
las cumbres interministeriales de la OMC, el programa de k globaliza-
cin empresarial no ha dejado de topar con la respuesta creativa, imagi
nativa y valiente de millones de personas que ven y viven la Tierra como
una familia y una comunidad formada por la totalidad de seres y personas de todos los colores, creencias, clases y pases.
Frente a quienes ven el planeta como una propiedad privada, los mo
vimientos defienden ianto a nivel local como global que nuestro
mundo es un bien comn. Frente a quienes viven el mundo como si de
un supermercado global se tratase, donde se producen bienes y servicios
a unos elevados costes ecolgicos, sociales y econmicos que luego se
venden a precios abismalmente bajos, culturas y comunidades de todos
los rincones se resisten a la destruccin de su diversidad biolgica y cul
tural, de sus vidas y de sus formas de sustento. Como alternativas a la sui
cida economa globalzada de libre mercado, basada en el saqueo y ia
contaminacin de los recursos vitales de la Tierra y que desplaza a millones de agricultores, artesanos y trabajadores, son muchas las comunidades
que defienden y desarrollan resueltamente economas vivas que, adems de
proteger la vida sobre la Tierra, promueven la creatividad.
La globalizacin empresarial se fundamenta sobre un nuevo proceso
de cercamiento de los ejidos;* los nuevos cotos privados ascreados re
sultan excluyen tes y se basan en la violencia. En vez de una cultura de la
* Expresin c>n la que se hace referencia al proceso histrico que en ingls se conoce
como enclosurt nftke eommam y que la autora describe con mayor detalle ms adelante. A
lo k'Ht> del libro, re m iliza tambin a veces la expresin ejido o ejidos en sentido figurado(ni DUim (iciisinncs, m: (implen el adjetivo ctwwwrt/netmunaies acompaando al sustantivo
umfKi-ondlcnid comouiiduraui del vocablo ltiKIAi etmtwm o wmtrmiu. (N. dett.)
Introduccin 1 l
abundancia, la globalizacin que se gua por la rentabdidad financiera ge-,
era culturas cTeVxclusin, desposeimiento y escasez. De hecho, la trans-!
formacin en mercancas que la globalizacin hace de todos los seres y re
cursos despoja a las especies diversas y a las personas de su parte legtima
correspondiente del espacio ecolgico, cultural, econ mico y poltico. Lapropiedad de los ricos se fundamenta sobre el desposeimiento de los
pobres: los que se privatizan son los recursos pblicos comunes de los po
bres, y es a estos ltimos a quienes se deshereda econmica, poltica y cul
turalmente.
Las patentes sobre la vida y la retrica de la sociedad de la propiedad en la que todo el agua, la biodiversidad, las clulas, los genes, los
animales, las plantas es susceptible de convertirse en una posesin ex
presan una cosmovisin en la que las formas de vida carecen de valor in
trnseco, de in tegridad y de reconocimiento como sujetos. Es una visin
de la vida en la que los derechos de los agricultores a sembrar, de los pa
cientes a disponer de medicinas asequibles y de los productores a gozarde su cuota justa de los recursos de la naturaleza pueden ser vulnerados
gratuitamente. Esa retrica de la sociedad de la propiedad oculta la fi
losofa antivida de quienes, aun profiriendo eslganes pro vida, buscan
controlar, monopolizar y apropiarse de todos los dones de la tierra y toda
la creatividad humana. El cercamiento de los terrenos comunales que se
inici en su momento en Inglaterra convirti en prescindibles a millones
de personas. Pero aquellos primeros cercados slo robaban terreno; hoy,
sin embargo, son todos los aspectos de la vida los que se cercan; el cono
cimiento, la cultura, el agua, la biodiversidad y hasta servicios pblicos
como la sanidad y la educacin. Y conviene no olvidar que los bienes co
munales son la ms elevada manifestacin de democracia econmica.
La privatizacin de los bienes y los servicios pblicos, as como la
mercantilizicin de los sistemas de sustento vital de las personas pobres,
son un doble robo que desprovee a las personas de su segundad econ
mica y cultural. Millones de ellas, privadas de una vida y una identidad
seguras, se ven impulsadas a integrarse en movimientos extremistas,
terroristas y fundamentalistas. stos identifican al olro como el enemi
go y, simultneamente, construyen identidades de carcter excluyeme parasepararse de quienes, en realidad, guardan una conexin ecolgica, cul
tural y econmica con ellos. Esta falsa separacin provoca una conducen
caracterizada por el antagonismo y el canibalismo. El auge del extremismoy del terrori smo constituye una respuesta ms a los cercamientos y n la co
lonizacin econmica dla globalizacin, De igual manera que el amiba-
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12 Manifiesto \y,ua muI Viiiiuim 111t\r lu Tirriii
lismo entre animnics criadoa en gninjiiN industriales desaparece cuando a
los pollos y a los cerdos se les permitir moverse con libertad, el terroris
mo, el extremismo, lu limpieza l nicn y la intolerancia religiosa son con
diciones aniinnt lindes C I I I I N I U I U S por la globalizacin y no tienen cabida enla Demoi'i'iiein de lu Tierra.
Los cet cniiiiciiloH crean exclusiones, que son el coste oculto de la glo
balizacin emprcHiirlnl. Nuestros movimientos contra la biopiratera del
ciiiiinomo, del biismnti o del trigo han procurado (y han logrado) reivin-
iliciir nuestro patrimonio biolgico e intelectual colectivo como bien co
munal. Movimientos como el de la victoriosa lucha emprendida por las
mujeres inhales de un pequeo poblado llamado Plachimada en el Estado
indio de Kcrala contra una de las mayores compaas del mundo, Coca-
(Aila/es un ejemplo central de la emergente Democracia de la Tierra .
Los nuevos derechos de propiedad intelectual ponen coto a las reas
pblicas de los terrenos biolgico, intelectual y digital. La privatizacin
impone cercamientos del agua comunal. Cada vallado de uno de esosejidos desplaza y priva de derechos a una serie de personas, lo cual acaba
generando escasez para muchos y crecimiento slo para unos pocos.
Quien es desplazado acaba siendo tambin prescindible hasta el punto
de que, en su manifestacin ms extrema, esa escasez inducida pasa a ser
una negacin del derecho mismo aja vida. A medida que se extienden el
empleo de semillas modificadas genticamente y los abortos selectivos en
funcin del sexo, desaparecen grupos numerosos de personas (mujeres ypequeos agricultores, concretamente). La escala y el ritmo de esta desa
paricin son proporcionales perecimiento econmico que impulsan
las fuerzas de la globalizacin empresarial neoliberal. De todos modos,
esas brutales extinciones no son la nica tendencia que da forma actualmente a la historia humana.
En las calles de Seattle y de Cancn, en hogares y granjas de todo el
mundo, est naciendo otro futuro humano: un futuro basado en la in
clusin, no en la exclusin; en la no violencia, no en la violencia; en la re
cuperacin de los ejidos, no en su cercamiento; en compartir libremen
te los recursos de la Tierra, no en monopolizarlos y privatizaros. Lejos
de ser confeccionado por mentes cerradas y a puerta cerrada, como fue el
ultraconservador Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense, este otro
proyecto del pueblo se est desarrollando en una atmsfera de dilogo
y diversidad, de pluralismo y colaboracin y de participacin comparti
da y solidaridad. Yo llamo a este proyecto Democracia de la Tierra.Basado en nuestra capacidad de auto organizacin, en nuestra identi-
ImnxliiL'cin 1 i
dad con la Tierra y en nuestra multiplicidad y diversidad, el xito de la
Democracia de la Tierra concierne al destino y al bienestar no slo de to
dos los humanos, sino tambin al de todos los seres sobre del planeta. La
Democracia de la Tierra no son las manifestaciones de protesta o las se
siones del Foro SocialMundial, sino lo que hacemos entretanto. Aborda
lo que de global hay en nuestra vida cotidiana, en nuestra realidad diaria ,y provoca un cambio mundial a travs de la generacin de cambios loca- 'i eiineienciit plauetui'iii que vincula al individuo con
la Tierra y con In vidn en MU conjunto.
,10. 1.a \ )rit>(W!,i ,U- la Twrr/t j>lohaliz la paz, la atencin y la 'com
pasin: IH I Viimcnieia de InTierra concciu a las personas mediante crcu
los de asistencia, cooperacin y compasin, en lugar de dividirlas mediante In compei elicili, el conflicto, el temor y el odio. Frente a un mundo de
codicin, denKiiiililiul y consumo excesivo,fe'Demociaeia delaTierra.glo-
liiiln la enm|aHn, la justicia y la sostenibilidad.
Captulo 1
ECONOMAS VIVAS
La Tierra proporciona recursos suficientes para las necesida
des de todos, pero rio para lu codicia de alpunos.
MAHATMA G A N O H I 1
La palabra economa deriva del vocablo griego oikos, que significa
casa u hogar familiar. Nuestro hogar es el lugar en el que nacemos y
crecemos y donde se los cuida. Matthew Fox escribi: Nuestro autnti
co hogar es el universo." Y Robcrt Frost aade: El bogar es all donde
tienen que dejarte entrar. 3 El hogar es donde siempre te aguarda un si
tio a lamesa y donde puedes dar por seguro que compartirn contigo loque haya en ella. Formar parte de una casa, de un hogar familiar, signifi
ca tener acceso a la vida. Por qu, entonces, resultan tan inhspitos los
sistemas econmicos de hoy en da? Cmo han llegado a convertirse en
lugares que, ms que aceptarnos, suelen prohibirnos la entrada? Cmo
es que actualmente no slo se nos niega un hogar, sino tambin el dere
cho al sustento, a la estabilidad y, en ltima instancia, ala vida?
La economa predominante en nuestros das responde a numerosos
nombres economa de mercado, economa globalizada, globalizacin
empresarial y capitalismo seran slo unos pocos de ellos, pero ningu
no de ellos logra captar el hecho de cjue sta no es ms que una de las tres
principales economas que operan actualmente en el mundo. En la Democracia de la Tierra, todos los seres disponen de un acceso igualitario a
los recursos de la Tierra que hacen pos ible la vida; este acceso queda garantizado porque se reconoce la importancia de las otras dos economas:
la economa de la naturaleza y la del sustento.
La economa globalizada de libre mercado que domina nuestras vi
das se basa en reglas que anulan y niegan el acceso a lavida y a los medios
1. Maiialnj.i K. Gandhi, diado en Vandana Shiv, Tomorrow's BioJtvemly, landres,
Thames&Hudson, 2000, pg. 131.
2. Mattbew Fox, The Rcmvention of Work- A New Vision for Livdikood in OurTtme, Mueva York, Harper Coliins. 1994, pg. 141.
i. Roben Frosi, Robert Frosi's Poems. Nueva York, Si. Martin's, 2002, pg. 163.
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de vida y que generan escasez. Esta escasez viene provocada por la des-
trutcin de las economas de la naturaleza y del sustento, de las que la
vidi se nutre y en las que se mantiene y se renueva. La globalizacin y el
libr; comercio merman las condiciones en las que se pueden dar unos
empleos creativos y productivos, debido a que cercan los espacios y los
recursos comunales, imprescindibles para el sustento de la vida: Las d -( mejsiones antivida de la globalizacin econmica radican en el hecho
de que el intercambio de capitales est ocupando el lugar de los procesos
vivos, al tiempo que los derechos de las grandes empresas estn reempla
zando a los de las personas vivas.
El conflicto econmico de nuestra poca no es solamente el de a frac-
turNorte-Sur, por bien que las desigualdades creadas por el colonialis
mo, el modelo de desarrollo defectuoso impuesto por el FMI y el Banco
Mmdal (basado en un rgimen de esclavitud de la deuda), y las propias
norrias de la OMC, compartan esa dimensin. La confrontacin es'entre
.una-economa global de muerte y destruccin y unas economas diversas,favorables a-l vida y a la creacin. En nuestro riempo, la dcotoma^
blo griego referido a casa u hogar familiar, Pero en el contexto del desuno
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24 Manifiesto paca una Demoaacu i Je la Tieii j
lio orientado al mercado, el de la economa y el de la ecologa han sido
vistos como terrenos enfrentados, La economa de mercado separa la na
turaleza de las personas y la ecologa de la economa. La naturaleza pasa
entonces a definirse como un espacio libre de seres humanos. La conser
vacin se reduce a la gestin de las reas salvajes. El desarrollo pasa a
considerarse dominio exclusivo de la produccin. N i la naturaleza n las
economas tic mifoiilinstccimiento de fas personas tienen reservado papel
productivo alguno i criterio del mercado.
Y, sin embargo, la economa de la naturaleza esfla economa primera
y- primaria sobre las que descansan todas las dems. La economa de la
naturaleza consiste precisnmente en la produccin que la propia natura
leza rcali/.a de bienes y servicios: el agua reciclada y distribuida a travs
del cielo hidrolgico, la fertilidad del terreno producida po r los microor
ganismos, I I I H plantas fertilizadas por los agentes polinizado res. etc. La
punlucvion y U ctemividatl humanas resultan insignificantes comparadas
conI I I H
de ln niiliiriilezn,l,os recursos tintrales seproducen y reproducen por medio de una
compleja red de procesos ecolgicos; La naturaleza es el productor domi
nante tiescull mundial, pero H U S productos no son {ni pueden ser) recono
cidos como tales cu lu economa de mercado, donde slo la produccin y
la productividad rcllcjuiliui en el contexto de la economa mercantil han
sido considcriuliis produccin propiamente dicha. Desde esa misma visin
limitada, tampoco la productividad orgnica de la actividad forestal o agr
cola ha sido coiwidcrmlii parle de los productos comerciales que constitu
yen el rendimiento productivo total. Esto ha provocadoque amplias reas
de labor protluciivii ln produccin de humus por parte de los bosques,
la regeneracin de Ion recurso* hldrcos, la evolucin natural de los productos genticos, I creacin de sucio frtil a partir de la erosin de las ro
cas se hayan quedado l'ucrii del alcance de la economa como disciplina
de estudio. Muchos de cutan procesos productivos dependen, adems, de
diversos procesos ecolgicos adicionales que no han llegado a ser plena
mente comprendidos, ni siquiera en el mbito dlas ciencias naturales.
En la actualidad, los movimientos ecologistas suponen la principal
voz que llama la atencin obre el valor ecolgico ntegro de todos esos
procesos naturales. La presente escala del desarrollo econmico incons
ciente en cuanto al uso y abuso de I O N recursos hace que el conjunto del
sistema natural de estos lillimoN corra un serio riesgo de prdida de pro
ductividad. El proceso dedesarrollo orientado al mercado amenaza condestruirla economa de la naturaleza por culpa de la sobreexplotacin de
Economas vivas 25
recursos y de la ignorada (por mal comprendida) de s tr uc c in de procesos
e c o l g i c o s . stas so n consecuencias qu e no se manifiestan necesariamen
te durante el pe r odo e s pe c f i c o de un proyecto de desarrollo determina
do. La c o n t r i b u c i n positiva a corto plazo que, en materia de crecimien
to e c o n m i c o , puede suponer ese proyecto puede acabar resultando a
todas luces insuficiente para equilibrar el dao invisible o diferido qu e in
flige a la e c o n o m a de los procesos e c o l g i c o s naturales. Tomado en un
contexto m s amplio, pues, el crecimiento econmico puede convertirse
en fuente de subdesarrollo. La destruccin e c o l g i c a relacionada con la
e xplo tac in incontrolada de los recursos naturales para un beneficio co
mercial es s intom t ic a de la c ontr adic c in existente entre el m o do en que
se genera riqueza en el mercado y en la naturaleza.
LA ECONOMA D E L SUSTENTO O CMO VOLVER A CENTRAlt L A ATENCIN
EN L A S PERSONAS
En la economa de l sustento,11 las personas trabajan con elfinde pro
porcion arse direct amente a smismas las condiciones necesarias para man
tener sus vidas. Se trata de la clase de e c o n o m a en la qu e la p r o d u c c i n
y l a r e p r o d u c c i n humanas son primeramente posibles. En concreto, es
en la economa de las mujeres donde, debido a la divisin patriarcal del
trabajo, tiene lugar la r e p r o d u c c i n de a sociedad. La labor de las muje
res proporciona sustento y apoyo a todas las actividades humanas, inclui
das las ms visibles de la economa dominada por el mercado. La econo
ma del sustento es la e c o n o m a de los dos tercios de la humanidad que se
dedican a la p r o d u c c i n artcsanal, la agricultura campesina, la pesca tambin artesanal y las e c o n o m a s forestales autctonas. La economa de l sus
tento incluye todos aquellos mbitos en los qu e los.seres humanos pro
ducen en equilibrio co n la naturaleza y reproducen la sociedad a travs
de la colaboracin, la mutualidad y la reciprocidad.
Sin la economa del sustento no habra e c o n o m a de mercado. Las
e c o n o m a s de l sustento existen incluso alldonde no existen mercados de
* Ntese la diferencia entre economa del sustento {sustenance economy) y eco
noma de subsistencia [subsitaice economy). Podra decirse que la economa del sus
tento es un intento de retorno a la economa de subsistencia pero sin renunciar al dinero
como medio de intercambio, procurando la supervivencia de la vida en general (no slo
la humansl y buscando la colaboracin igualitaria entre todas las personas y de stas con ln
naturaleza, (N. delt.)
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capital, pero stos no pueden existir sin la economa del sustento. El mer
cado tampoco puede interiorizar plenamente la economa del sustento
dado que la externalizacin de la carga social es la base misma de la ren
tabilidad financiera y de la acumulacin de capital. A medida que los
ajustes estructurales y la globalizacin destruyen medios de vida diversos,las mujeres se ven obligadas a trabajar ms horas en mltiples empleos a
tiempo parcial para dar de comer a sus familias. A medida que la privati
zacin de la sanidad desmantela los sistemas pblicos de salud, las fami
lias se ven obligadas a asumir la responsabilidad de cuidar de las personas
enfermas. Cuanto ms dependen los mercados del trabajo que se realiza
fuera del mercado, ms invisible se vuelve la economa del sustento y me
nos recursos le quedan.
L a pobreza del Tercer Mundo ha sido el resultado de siglos de san
gra de recursos hurtados a la economa del sustento. La globalizacin ha
acelerado y ampliado los mtodos utilizados para diezmar esa economa:
privatizacin del agua, patentado de semillas y de la biodiversidad e industrializacin empresarial de la agricultura. Este estrangulamiento deli
berado de la economa del sustento es uno de los motivos centrales de la
violencia de la globalizacin.
La ciencia econmica moderna, el concepto de desarrollo y el de
progreso y, actualmente, el paradigma de la globalizacin apenas cu
bren una porcin minscula de la historia de la produccin econmica
humana. La economa del sustento ha provedo a las sociedades humanas
de medios materiales de supervivencia obtenidos directamente de la na
turaleza. En e l contexto de una base de recursos limitada, desviar recur
sos naturales del sostenimiento directo de la existencia humana hacia a
generacin de crecimiento en la economa de mercado significa destruir
la economa del sustento. En sta, la satisfaccin de necesidades bsicas
y la garanta de una sostenibilidad a largo plazo son los principios orga
nizadores del uso de recursos naturales; la explotacin de recursos para
la obtencin de ganancias financieras y la acumulacin de capital son,
por el contrario, los principios organizadores del mercado.
LOS MERCADOS Y EL MERCADO
Los mercados son lugares de intercambio. El bazar, que incluso hoyflorece en a India, es un espacio en el que las personas intercambian pro
ductos que han cultivado y que han producido. F.1 mercado concreto y
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contextualizado en un momento y lugar nace de la sociedad. Basado en
relaciones directas y en transacciones cara a cara, constituye, de hecho,
una prolongacin de la sociedad. Cuando los mercados son sustituidos
por el mercado, la sociedad es reemplazada a su vez por el capital y este
mercado se convierte en el rostro annimo de las grandes empresas. Lagente real que intercambia lo que crea y lo que necesita es tambin susti
tuida por la mano invisible y abstracta del mercado.
Existen dos tipos de mercados. Los arraigados en la naturaleza y la so
ciedad son lugares de intercambio, de reunin, de cultura. Algunos son,
simultneamente, festivales culturales y espacios para las transacciones
econmicas, en los que personas reales compran y venden artculos rea
les que han p roduci do o que necesitan directamente. Esos mercados son
diversos y directos. Estn al servicio de las personas y son stas quienes
les dan forma.
El mercado configurado por el capital, sin embargo, excluye a las
personas como productores . Los espacien culturales de intercambio sonsustituidos por procesos invisibles,.La codiciadla rentabil idad y el consu-
mjsmo pasan 3 ocupar el lugar de las necesidades de las personas. El mer
cado se convierte en una mistificacin de procesos de acumulacin bur
da de capital: la mscara tras la que se ocultan quienes manejan el poder
empresarial.
Este mercado incorpreo y descontextualizado es el que destruye el
medio ambiente y las vidas de las personas.
E l . DOMINIO DEL MERCADO
Una de las claves de la dominacin de la economa de mercado es su
capacidad para reclamar recursos que caen fuera de su mbito. El traspaso
de terreno de propiedad pblica a propiedad privada fue imprescindible
para que la economa de mercado se convirtiera en la economa dominan
te. Aquella transformacin, conocida como cercarniento de los ejidos,
fue debida, por lo general, a la codicia y ai poder de los corsarios.4 La pa
labra cercarniento describe la exclusin fsica de la comunidad de sus pro-
4. Por corsario [primteer, eu ingls) se entiende tradiconalmente aquel pirata que acta
respaldado por el Estado en mar abierto. Yo utilizo el trmino para referirme a la personaque cerca o valla un espacio comunal porque lo privanza y ejerce un acto de piratera
contra otras personas.
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28 Manifiesto para una DCIIUHTIIIII de la TictTii
pos campos comunales por medio del cierre de un espacio de terreno
con setos, zanjas u otras barreras al libre paso de hombres y animales.5
Los terrenos llamados ejidos eran propiedad formal del seor o
terrateniente, pero los derechos de su uso correspondan a los comune
ros. La eliminacin de esos derechos de propiedad comn fue la que hizo
posible el cebamiento. En Inglaterra, donde el movimiento se inici yaen el siglo xvi, los cercamientos fueron impulsados en primera instanciaporque la maquinaria estaba hambrienta de materia prima: la demanda
de lana requerida por la industria textil no dejaba de aumentar. Los terral ementes, con el apoyo de industriales, comerciantes y banqueros, expul
saron a los campesinos de las tierras y los reemplazaron por ovejas. Las
ovejas se comen a los hombres: asdescriba Toms Moro el fenmeno
del cercarniento de los ejidos. f
Vuestras ovejas, de costumbre mansas y dciles y no muy comedoras,son ahora, por lo que he odo, devoradoras y montaraces en tal medidaque ellas solas se comen y se tragan a un hombre entero. Consumen, destruyen y devoran por completo campos, casas y haua ciudades/'
La economa del cercarniento obr a favor de los terratenientes, pero
en contra de l campesinado. Mientras que un acre de terreno comunal cultivable poda produc ir 670 libras de pan, apenas poda mantener a unas
pocas ovejas.7 Desde el punto de vista de la alimentacin y de la economa
del sustento, aquello era una prdida evidente,pues las ovejas slo podanproducir 176 libras de carne. Sin embargo, en trminos monetarios, los
terratenientes salan ganando. El pastor que cuidaba en solitario de las
ovejos reportaba beneficios mucho ms elevados para el terrateniente quelos arrendamientos que le pudieran pagar docenas de campesinos. El he
cho de que stos destinaran aquellos ejidos al cultivo de alimentos, ai forraje, al combustible y a otros productos esenciales para su supervivencia
no era de la incumbencia del propietario. Para ste, como para los dems
corsarios, la expansin de la economa de mercado estaba sobradamente
justificada por los beneficios financieros que de ella obtena, a pesar de su
coste para las economas de la naturaleza y del sustento.
. G. Elliot Smalv citado en Jcreiiiy lifkin, tiospbere Polilics: A Neto Consousncssfots New Century, Nueva York, Orown, 1991, pg. 39.
6. Toms Moro, citado en ibid., |iiin, 41 7. }hid.
licnnomas vivas 29
El cercarniento de los ejidos consta, en general, de cinco procesos di
ferenciados:
1. La exclusin de las personas del acceso a recursos que, hasta en
tonces, haban sido de su comn propiedad o uso.
, 2. La creacin de personas exceden!arias o prescindibles al ne
garles el derecho de acceso a los recursos comunales que las sustentaban.
; 3. La creacin de propiedades privadas por medio del cercarniento
de propiedades comunales.4. La sustitucin de la diversidad que abastece y satisface necesida
des y funciones mltiples por monocultivos que proporcionan materias
primas y mercancas para el mercado.
5. El cercarniento paralelo de las mentes y de la imaginacin, que
provoca que esos otros cercamientos sean definidos y percibidos como
ufia forma de progreso humano universal y no de crecimiento de los pri
vilegios y de los derechos excluyentes de unos pocos a costa del despo
seimiento y el empobrecimiento de muchos.
Los cercamientos tuvieron una gran acogida entre algunos por permitir
una expansin sin parangn de las posibilidades productivas. 8 La pro
ductividad se defina asdesde la perspectiva del rico y del poderoso, no
desde la del plebeyo, y para ella se valoraba nicamente la rentabilidad y ios
beneficios para el mercado, no la sostenibilidad de la naturaleza n i el sus
tento de las personas. Los ricos deploraban la insubordinacin de los co
muneros, la imposibilidad de introducir mejoras en sus pastos y el freno a la
produccin representado por la propiedad compartida. 9 Pero, a pesar de
esa opinin de los hacendados, los ejidos distaban mucho de haber estadodesaprovechados; en realidad, constituan un rico recurso que proporcio
naba a la comunidad un elevado grado de autonoma y autogobierno.
El mercado cre su propio efecto multiplicador que desplaz an msa la economa del sustento del espectro visible. Cuanto ms poder polti
co y econmico obtenan los poderosos de la creciente economa de
mercado, ms desposean a los pobres y ms cercaban la pr opiedad co
mn de stos. Y cuanto ms se vean desposedos los pobres de los medios
8. Boyie, citado en Anthony McCann. eyrmd he Commons. ''be Expansin of /be
Irish Musi Rights Organisation. ihe Elimination ofUncertainty and tbe Pohtics ofEnclo-
sure, tesis doctoral, Universidad de l.imetick, 2002, pg. 216.9 Neeson, citado en ibtd.
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30 Manifiesto para una Democracia de la Tierra
para procur arse su propio sustento, m s tenan qu e recurrir al mercado
para comp rar aquello que hasta entonces haban producido por s mismos.
Cuando el labrador se vea aislado de sus recursos [...] poco ms po
d a seguir haciendo a la vieja usanza. Le resultaba imposible obtener la
mayora de sus provisiones directamente'de su propio trabajo: tena queabastecerse de ellas, listas para cons umir, de otra fuente. E sa fuente, sobra
decirlo, era una tienda. 10
L o acaecido a n ta o con los ejidos se repite h o g a o con la b i o d v ers i -
da d y la prop ieda d comu nal de las semillas por cul pa de los derec hos de
propiedad intelectual y con la p r o p i e d a / comunal del agua por culpa
de la p ri v a t i za c i n . Hoy en d a , las semillas, la medi cin a y el agua, que his
t r i c a m e n t e han sido propie dad compartida de comunidade s enteras,
tienen que ser adquiridas por un coste muy elevado a gigantes de la ge
n t i c a como Monsanto, que es d u e a de las paten tes, y a gigantes de l
agua como Suez, Bechtel y Vivendi, que son d u e a s de las concesiones.
L a t ra n s fo rm a ci n de los derechos de propiedad c o m n en derechos de
propiedad privada niega i m p l c i r a m e n t e el derecho a la supervivencia
de amplios sectores de la sociedad.
A Q U L L A M A M O S C O M U N A L ?
L a n o c i n misma de comunalimplica un recurso p o s e d o , adminis
trado y utilizado por la comunidad. Un bien o un espacio comunal en
carna una serie de relaciones sociales basadas en la m e r d e p e n d e n c a y lac o o p e r a c i n . Exi ste n unas reglas y unos principi os claros; existen unos
sistemas de toma de decisiones. Lo s cultivos que hay que sem brar, las ca
bezas de ganado que pueden pastar, los rb o l es que hay que talar, os tur
nos y las horas de riego son, todas ellas, decisiones que deben ser toma
das conjunta y d e m o c r t i c a m e n t e por ios miembros de a comu nid ad. La
forma d e m o c r t i c a de gobierno es lo que h a c a (y hace) que un ejido o un
recurso comunal fuese (y sea) precisamente comunal. Esto era as en la
Inglaterra de finales del siglo xvru y es igualmente a s en las regiones don -
10. George Sturr, citado en Kirkpatrick Sale, Rcbels Against the Finare: The Luddi
tes ind Sbeir War on tke industrial Revolution; Lesionsfor the Computer Age, Boston,A.ldison Wesley, 1995, pg. 35.
Economas vivas 3 1
de actualmente, el control comunita rio de los ejidos y los recur sos co
munales c o n t i n a siendo el m t o d o de gobierno y de propi edad.
E n la I n d i a , la d i s t r i b u c i n equitativa de la tierra se basaba babi-
tualmente en un sistema denominado bhaiacbara o costumbre {achara)
de los hermanos {bha). E n su libr o dedicado a los r e g m e n e s de tenen
cia de t ierras, lord Baden-Powell se a l a b a :
Aqu , toda el rea dis>onible era estudiada y clasificada por el Pa ncha-
yat [el consejo local o de la comunidad] en buena o mala, mejor que otras,
la mejor de todas, etc. A continuacin, se estableca un n m ero apropiado
de lotes, cada uno de los cuales contena una franja representativa de cada
uno de los tipos de suelo clasificados, dispersas por toda el rea en cues
tin. Cada uno de los lotes a= confeccionados reciba el nombre de bmoa-
di-bigba o tauzi-bigba fua unidad artificial de terreno que no guardaba re
lacin alguna con ninguna medida ordinaria o estndar). Luego, segn las
necesi dades de las familias por su nmero de miembros, se entregaba una
cierta cantidad de tales unidades a cada seccin y subseccin. [...] Fuere
como fuese, siempre se proceda conforme a un pr incip io de igualdad, ajus-
tando l a cuota asignada a la carga que deba ser soportada.11
A u n q u e no todos los pueblos que seg u a n el bbaiacbara practicaban
el cultivo de franjas, s t e era ms evidente en regiones donde el tiempo y
el medio ambiente resultaban ms crudos e impredecibles. L a d i s p e r s i n
fa c i l i t b a l a co o p era c i n y la a cc i n colectiva.
L a dispersin era un mecanismo institucional que prop orcionaba a los
individuos un seguro frente a la incertidumbte, siempre que cooperasen.
[ . . . ]La propensin a actuar de forma colectiva aumentaba si se poda com
partir el riesgo y si se poda igualar el acceso a recur sos variados. L a dis
persin de la tierra arable sola ir acompanda del pastoreo pactado y de
la gestin colectiva de las acequias, los pozos y las albercas de riego.12
Ch a k ra v a rty -K a u l , profesora de la Universidad de Delhi, ha escrito
que el t r m i n o bbaiacbara t a m b i n se aplicaba a pueblos en los que la
11. Baden H, Baden-Powell, LandSystems ofBritish India. Being a Manual of the
Land-Tenures andafthe Systems of Land Revenue Administration Prevalent in the Several
Provinces, Londres, Oxford, 1907.
12. The Fjmine Inquiry Commission IComision de Investigation sobre lu F liimbru
rial, The Famine Inquiry Commission Report on Bengal, Calcuta, 1944, reimpreso en Nile
v a Delhi, Usha, 1984, pg. 27.
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32 Manifiesto part un Democracia tic ln Tierra
tierra se divida en funcin de cunta haba sido arada previamente o se
gn su uso ancestral, o, incluso, a localidades en las que era costumbre
dejar que cada familia cultivara tanto terreno comunal como pudiera sin
llegar a ejercer presin sobre otros miembros de la comunidad. El ele
mento comn de todos estos sistemas bhaiachara era que en ellos slo se
pagaban tributos sobre lo que la familia cultivaba realmente,"
7V/ IM NULLiUS
A pesar de su diversidad, la mayora de culturas sostenibles conside
ran la tierra como una (erra mttier (madre tierra). Reciben agradecidas los
dorr:s de la naturaleza y devuelven la deuda ascontrada llevando unos
estilos de vida sostenibles y adoptando unas cosmologas centradas en la
propia tierra. El constructo colonial de la pasividad de la tierra y la con
siguiente creacin de una categora (igualmente colonial) por la que esa
tierra es vista como trra nullim (tierra vaca) tuvieron dos claros efectos;negaron la existencia y los derechos previos de los habitantes originales y
ocultaron la capacidad y los procesos regenerativos de la tierra. Con ello,
hicieron posible la aparicin de la propiedad privada a partir de los cec
eamientos y permitieron que el uso no sostenible de recursos fuese con
siderado desarrollo y progreso. Para el corsario y para el coloniza
dor, el cercamiento era una mejora.
En Australia, los colonizadores justificaron la apropiacin total del
terreno y de sus recursos naturales declarando trra nullius (o, lo que es
lo mismo, deshabitado) todo el continente. Aquella declaracin fij un
camino muy simple hacia la privatizacin de los recursos comunales, yaque, en lo que a los colonizadores respectaba, stos no existan. En las colonias umcricanas, la conquista de los recursos nativos se justific sobre labase de un argumento similar; la poblacin indgena no mejoraba sus
tierras. Aslo escribi John Winthrop, primer gobernador de la Colonia
de la Baha de Massachusctts, en 1669:
Los niillvus de Nueva InaJak-iTa no tienen terrenos cercados, n i asentamiento de poblacin estable, ni ganado domesticado para mejorar cterreno, por lo que no disponen ms que de un Derecho Natural sobre
]} . ]. N. tjppul, Hetigiil Vainille ni !>'lf' A Mim Miidr T'ragcdy, Delh, Luckiiow.
1984, pg. 60.
hcuiuiiiuus vivas i 5
esos campos. Asi pues, siempre que les dejemos suliciente para su uso, es
tamos perfectamente legitimados para tomar el resto. 1'1
C o m o e sc r ib en mi libro Bioptratera, .la l g i c a de las tierras v a c a s
se-:est, exte ndie ndo actualm ente a la de la v i d a v a c a . E l principio de
ierra nullius se emplea hoy en da para apropiarse de la biodivers idada r r e ba t ndo se la a sus d u e o s e innovadores originales por el procedi
miento de def inir sus semillas, sus plantas medicinales y sus c onoc imie n
tos m d i c o s corno natu ralez a, y de tratar las herramientas de la i n g e n i e r a
gentica como n i c o camino que puede c onduc ir a su m e j o r a . " Al hacer
caso omiso del uso que t a m b i n se hace del agua fuera del mercado, las
autoridades se otorgan a si mismas la libertad de cercar r os por medio de
grandes proyectos de c o n e x i n fluvial com o el previsto en la Ind ia (el Ri
ver Linlc ng Project), as como de cercar el agua de manantial para qu e
sea embotella da y comer ciali zada (como agua mineral o como ingrediente
de refrescos diversos) por grandes c o m p a a s com o Coca-Cola y Peps i .
L O S C E R C A M 1 E N T O S I N G L E S E S
Lo s ejidos, que la Corona de Inglaterra de c la r desaprovechados, eran,
en realidad, campos produ ctivos que propo rcio naban amplios espaci os co
munes de pasto para los animales de las comunidades campesinas estableci
das, a de m s de madera y piedra para la c o n s t r u c c i n , juncos para los teja
dos y la cestera , l e a para combustible y animales salvajes, aves, pescado,
bayas y frutos secos para alimento. Estas r e a s c o nst i tu a n el sustento de u n
gran n m e r o de p e q u e o s agricultores gracias a la existencia de un os dere
chos de acceso c o m n a sus recursos. T a m b i n proporcionaban un lugar
donde establecerse a campesinos ms pobres y sin tierras que emigraban a
ellos desde los pueblos de campos abiertos c a r a c te r s t i c o s de las zonas ce
realistas.' 6
14. John Winthrop: citado en Djclal kadir, Columbas and /he Er.ds o//he Earlh, cr-
keley, Unversity oCalifornia Press, 1992, pp. 171,
15. Vandana Shiva, Biopiracy The fwidei c/Nature and Knowledge, Boston, wutfi
Cnd Press, 1997 (trad. cast: b/opiralcrm el sabuco de la naturaleza y del wtmumiento,
Barcelona, Icaria, 2001).
16. l,os bienes y espacios comunales han acogido muchas veces a las personas des
posedas por cercamientps de diversos tipos. Cuando los campesinos se ven desposedosy desplazados por culpa de las presas y sus embalses, recurren generalmente u tos bosques
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H Muiillli'lii I miII nuil Ucmiu hitln ilt- la '1'iiTin
Los bosques corrieron una suerte similar. La Corona era su propietaria,
pero los campesinos tennn derechos comunales sobre su producto. Con elauge de ia demanda de recursos con los que alimentar el crecimiento capitalista, la Corona adopt una poltica de deforestacin, cuyo resultado fue
que el campesinado perdi sus derechos comunales y la Corona y los seo
res feudales cercaron el terreno defotestado y lo parcelaron en explotaciones d grandes dimensiones para arrendarlas a precios competitivos.
La lucha por el control de los ejidos motiv entonces choques fron
tales en numerosos rincones del pas entre los seores y el campesinado,Entre 1628 y 16>1, nutridas multitudes se dedicaron reiteradamente a
asaltar y derr ibar los cercamientos. Amplias zonas de Inglaterra se halla
ban en estado de rebelin.
Segn el derecho consuetudinario ingls, el cercamiento de un ejido
requera del consentimiento unnime de toda la comunidad. Ningunaautoridad tena el derecho de enajenar y cercar ioscommom. Bastaba una
sola persona para bloquear tal decisin. Ese derecho era fundamental e
inalienable y, por ello, fue defendido con uas y dientes.
Os desafo a cercar una sola yarda cuadrada; os desafo uno poruno; osdesafo colectivamente; podis reuniros en vuestro tribunal, podisaprobar las resoluciones que os plazcan, que yo las condenar; porque measiste el derecho a llevar a mi bestia a estas tierras, hasta a su ms recndito rincn; la ley me otorga ese derecho y el Rey lo protege."
Sin embargo, tanto la democracia local como estos derechos inalie
nables fueron debilitndose a medida que el poder del dinero subvirti la
administracin y la propiedad de los ejidos. Los intereses comercialesejercieron presin para que el Parlamento dictara una legislacin que ra
tificara el cercamiento de los terrenos comunales.Entre 1770 y 1830, el Parlamento de Londres lleg a aprobar hasta
3.280 textos legales p romulgando el cercamiento de los ejidos y las reas
comunales. Como consecuencia de toda esta legislacin,
6 millones deacres de terrenos de posesin comunal, de campos abiertos,de prados, de pantanos, re bosques y de tierras baldas desocupadas,
como recurso comunal para susupervivencia.Inclusotasbarriadas perifricas marginalesactan en la prctica como jidos donde ia poblacin desplazada de otras regiones intenta sobrevivir sin necesidad de derechos formales de propiedad.
17. Citado en Rifkin, op.a.,pg. 45.
iiconomns vivas 15
que hasta entonces haban pertenecido al dominio pblico general, fuerontraspasados a manos privadas y, subsiguientemente, cercados, vallados,cultivados y explotados para el pastoreo y la caza, en aras de la obtencinde un beneficio privado,111
Otros cercamientos, realizados sin la previa aprobacin parlamentaria,ascendan una extensin casi igual de amplia. AI finalizar ese perodo,
ms de la mitad de la tierra de Inglaterra estaba en manos privadas.
D E E J I D O S A M E R C A N C A S : E L C O L O N I A L I S M O C O M O F O R M A
D E C E R C A M I E N T O
Los cercamientos no se corresponden exclusivamente con un episodio
histrico acaecido en Inglaterra. Tambin han sido un aspecto central de
(os continuos procesos de colonizacin. El colonialismo cre propiedad
privada cercando igualmente reas y recursos comunales y desplazando ydesarraigando a los pueblos orignales de Amrica, frica y Asia.
La poltica inglesa de deforestacin y cercamiento fue reproducida
en las colonias de la India. La primera Ley Forestal India, promulgada en
1865 por el Consejo Legislativo Supremo, autorizaba al gobierno a de
clarar los bosques y los benap (terrenos no delimitados) como reservas fo
restales. Esa ley marc el inicio de lo que se denomin la gestin cient
fica de los bosques y provoc a erosin tanto de la fertilidad de esas
tierras como dlos derechos de acceso de la poblacin local ala produc-'cin forestal. Aunque, tcnicamente, los bosques se convertan asen
propiedad estatal, las reservas forestales constituan, en realidad, un cer
camiento porque transformaban un recurso comunal en otro de carctercomercial. El Estado slo intermediaba en la privatizacin.
Cuando ios britnicos establecieron su domn;o sobre la India, se cal
cula que entre un tercio y la mitad de la superficietot.ilde la provincia de
Bengala eran tierras baldas. La definicin colonial de baldo no se ba
saba en una valoracin de la productividad biolgica del terreno, sino de
su capacidad para generar renta. Las tierras baldas eran aquellas que no
producan ingresos porque no eran terrenos cultivados, sino bosques. Elgobierno britnico se apropi entonces de esas tierras y las arrend a loscultivadores para convertirlas en terrenos generadores de ingresos. No
18. Sale, dp cil, pg. i5.
http://tot.il/http://tot.il/http://tot.il/ -
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Hi MiiiiiliiMu I Nim i Ii in I ii n'rm in tli' 1M TICITII
fue, pues, Imsla finales del siglo x ix cuando los bosques se convirtieron
laminen en fuente de rentas cuando los terrenos forestales del Estado
dejaron de ser considerados baldos, No obstante, los bosques rurales ylos |>aslos siguieron siendo clasificados dentro de la categora de terrenos
desaprovechados, aun cuando procuraran recursos en forma de com
bustible y de forraje para la economa agrcola. |Esa categora colonial de las fierras baldas constitua, pues, una cate
gora de ndole econmica, pero la poltica colonial tambiri cre la catego
ra de las tierras ecolgicamente desaprovechadas terreno que haba
perdido su productividad biolgica por culpa tanto de la actividad comode la inactividad social y gubernamental. Estos terrenos desaprovecha
dos se hallan an hoy en da en reas designadas como reservas forestales(es decir, como propiedad privada de unos individuos que los dedican a
un uso agrcola), as como en otras tierras comunales (compartidas por
comunidades enteras para proveerse de combustible y forraje).
En la poca colonial, se oblig a los campesinos a cultivar ndigo en
lugar de alimentos, se grav la sal con un impuesto destinado a financiarel ejrcito britn ico y se cercaron bosques con e! fin de transformarlos en
monopolios estatales para su aprovechamiento comercial. En las zonas
rurales, estasmedidas minaron paulatinamente los derechos de usufructo
(o nistar) de los campesinos, es decir, sus derechos a la comida, al combustible y al pastoreo de su ganado en los ejidos de la comunidad. El. d_e_-teroro de los derechos de las comunidades campesinas sobre sus bosques,
sus arboledas sagradas y sus tierras baldas ha sido la causa principal de
su empobrecimiento a la larga.
Usurpada su tierra, la India vio cmo la recaudacin de ingresos p
blicos se>converta en la nueva preocupacin central de las potencias co
lonizadoras. Haba que gravar a alguien. Antes de ta llegada de los brit
nicos a la India, lo que se gravaba era la produccin de la tierra, pero no
la tierra en s. Para recaudar el tributo, os britnicos necesitaban unos
propietarios de los terrenos que cobraran rentas a sus cultivadores y se las
transfirieron luego a ellos. Cmo lograron algo as?
La respuesta es de una simplicidad extrema: creando terratenientes.
La tarea de encontrar los no fue demasiado difcil: quin mejor que quie
nes ya estaban acostumbrados a recaudar dinero de los campesinos parael Estado? Fue as como los zamindares acabaron conformando la mayo
ra de la nueva clase latifundista.
El trmino xamindar englobaba conveniente y engaosamente a ungrupo heterogneo tic. caciques rurales de laBengala definalesdel siglo xvm.
Economas vivas 37
La confusin se vea agravada por e l hecho de que estos elementos vario
pintos del campo bengalno guardaban relacin alguna con los zaminda-
res de las localidades rurales. Entre los zamindares de Bengala se incluan,al menos, cuatro categoras identificables por separado: los antiguos jefes
territoriales de los principados, como los rajas de Tippera y de Cooch
Behar; las grandes familias terratenientes que pagaban un tributo fijo porsus tierras y se comportaban como jefes feudales, como los rajas de Burd-
wan, Dnajpur, Rajshahi, Jessore y Nadia; las numerosas familias que ha
ban ocupado cargos como recaudadoras de impuestos sobre la tierra a lo
largo de diversas generaciones, y los recolectores de rentas establecidos
por la concesin de Diwani en 1765. En un desafortunado caso de confusin de identidad, lord Cornwalis, a la sazn, gobernador general,
otorg el preciado derecho de propiedad privada de la tierra mediante
una proclamacin solemne del 22 de marzo de 1793 seguida de un aluvin de regulaciones a este diverso colectivo de caciques rurales unidos
solamente por el nomb re. "
La extraccin colonial de recursos transform radicalmente la capacidad de desarrollo de infraestructuras locales en la India. El destacado
historiador indio Dharampal ha mostrado que, en la India prebritnica,
entre el 80 y el 95 % de los recursos se utilizaban en los niveles local e in
termedio para el mantenimiento de la infraestructura socio-cultura-eco-nmica. Slo una proporcin de entre el 5 y el 20% iba destinada a una
autoridad central; el resto permaneca en la economa local para sostenerel ejercicio de las diversas artes, a los vaidyas (practicantes autctonos de
la medicina), al profesorado de las escuelas, a los sacerdotes, a los conta
bles, a los herreros, a los carpinteros, a los alfareros, a los lavanderas, a los
administradores del agua y el mantenimiento de las obras de riego. El colonialismo invirti esa relacin de gasto; Gran Bretaa dejaba slo el10% de los ingresos en manos de las infraestructuras locales para el sos
tenimiento de la poblacin y se llevaba el 90% para la administracin delimperio.20
19. Vandana Shiva y Radha Holla Bhar, Sharing the Earth's Harvest: An Ecological
History ofFoodandFarming tn India, vol. 2, Delhi, RFSTE, 2001, pag. 15.
20, Dharampal, Despoliation and Defaming of India, Goa, Other India Press, 1999,pag. 24.
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38 Manifiesto para una Democracia de la Tierra
El N A C I M I E N T O H E 1 . A S G R A N D E S C O M P A A S
La aparicin de grandes sociedades comerciales como la Compaa
de las Indias Orientales gener nuevos instrumentos de extraccin de ri
queza al servicio de los inversores y nuevos grados de empobrecimiento
y de desposeimiento de los productores. N i stos-ni la-produccin eranlos que dirigan el comercio, sino que era el comercio el que diriga la
produccin. Al final, las grandes compaas se hicieron con el control de
la produccin misma Itan to la de los gremios en Inglaterra como la de las
futuras colonias, como la India).
La Compaa de las Indias Orientales, una de las primeras en crear
se, fue fundada por hombres que controlaban capital con el que financiar
viajes destinados a la colonizacin. Estaba regida por un gobernador y
veinticuatro ayudantes y disfrutaba del monopolio sobre el comercio con
todas las islas y puertos de Asa, frica y Amrica desde el cabo de Bue
na Esperanza hasta el estrecho de Magallanes.
En 1600 (ao de nacimiento de la Compaa), la India no slo abasteca a Asia de arroz, trigo, azcar y algodn crudo, sino que tambin era
el taller industrial del mundo, ya que produca una cantidad prodigiosa
de algodn para su venta en mercados que se extendan desde los rinco
nes ms apartados de las Indias Orientales y del sur de Asa, por el este,
hasta Europa, por el oeste, y desde as costas del mar Caspio hasta las de
Mozambique y Madagascar.^ La Compaa de las Indias Orientales con
quist esas rutas del comercio internacional y estableci los fundamentos
iniciales de un imperio. En 1717, la Compaa obtuvo en Delhuna fir
mar!,o concesin, del emperador Farrukhsiyar que, a cambio de un tri
buto anual de .3.000 rupias, la autorizaba, entre orras cosas, a comer
ciar sin aranceles por todos los territorios imperiales. En palabras del
historiador Radha Ramal Mukherjee:
Todo aquel siglo de actividades de piratas, empresas,soldados, factores y comerciantes holandeses y britnicos no slo les report a stos elmonopolio absoluto sobre el comercio entre lunares distantes de la propiaAsia y entre este continente y Europa, sino que tambin siivi para establecer los cimientos del imperio.22
21, Radha Kamal (Kadhakamal) Mukherjee, F^onomie hlisiory of india, Allahabad
(India), Kitab Mhal, 1967, pag. 183.22. \bid., pg, xvii.
Economas vivas 39
Aquel edicto se convertira en el documento fundacional del rgimen
comercial y poltico britnico en la India. Bengala cay en enero de 1757,
Los comerciantes de la Compaa de las Indias Orientales dejaron en
tonces de ser meros mercaderes: se haban convertido en los gober
nantes de la India. La recompensa que el victorioso Robert Clive, miem
bro de la Compaa, recibi por ello ascendi a 234.000 libra s.2
'Al principio, la Compaa de las Indias Orientales import textiles
indios terminados. Pero, ms tarde, prohibi la importacin de produc
tos textiles de la India y limit sus importaciones al material no termina
do. En 1750, las regiones chinas e indias producan el 73 % de los textiles
mundiales. India era el telar del mundo. Los britnicos destruyeron la in
dustria textil india y, a continuacin, crearon la suya. El/nito industrial
atribuye a la tecnologa la causa del crecimiento de los productos textiles
britnicos. Sin embargo, fueron los aranceles y las prohibiciones (lo que,
en el lenguaje de la OMC, se conoce como restricciones cuantitativas!.)
los que desencadenaron el auge de la industria en Inglaterra. Las innova
ciones tecnolgicas siguieron a ese auge. Cerno escribi H. H. Wilson,profesor de historia en Oxford:
Existen documentos datados en 1813 que afirmaban que, hasta esemomento, los productos de algodn y seda de la India podan venderse enel mercado britnico a un precio entre un 50 y un 60% inferior a los de losfabricados en Inglaterra. Se consider necesario, pues, proteger estos ltimos aplicando sobre los primeros unos impuestos de entre el 70 y el 80%de su valor o sometindolos a prohibiciones positivas. De no haber sidoas, sin semejantes cargas y decretos prohibitivos, la maquinaria de las fbricas de tejidos de Parsley y de Manehester habra tenido que parar nada
ms iniciar su marcha y difcilmente podra haber vuelto a funcionar, ni siquiera con eJ impulso del vapor. Su creacin se debi al sacrificio de losmanufactureros indios/4
Anteriormente a 1771, la produccin inglesa de tejido de algodn era
totalmente inexistente; en Inglaterra, ni se cultivaba algodn ni se posean
hilanderas capaces de preparar hilo de esa tela suficientemente fuerte
para su urdimbre. La industria textil inglesa empez a desarrollarse gra
cias a la importacin de percales o calices lisos blancos. Fue a partir de
23. Repon ofbe lidian Irrigation Commhsion, 1901-03, Calcuta, Government Prin
ring, 1904, reimpreso en Calcuta, R K. L . Mukhopadhvay, 1984.24. Mukherjee, op. eit, pg. 172.
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40 Manifiesto para una Democracia de iaTierra
ah cuando, mediante la utilizacin de mtodos, procesos y estampados
procedentes de la India, la industria del calic fue avanzando en Ingla
terra. Haca 1845, las tornas se haban girado y los ingleses dominaban el
comercio textil. Olvidndose de la historia , Sidney Smith pudo entonces
escribir: El gran objetivo para el que la raza anglosajona parece haber
sido creada es la fabricacin del calic.25
Con la desaparicin de la India del mbito de la produccin, tambin
desaparecieron sus contr ibuciones anteriores de ia historia. Las prdidas
ocasionadas por el comercio libre (las exportaciones procedentes de la
India estaban sometidas a un arancel del 80%, mientras que los arance
les sobre las importaciones que entraban en aquel pas slo eran del
2,5%) provocaron la destruccin de los mercados interior y exterior de la
India. En 1846, la anteriormente exportadora India ya importaba ms de
200 millones de yardas de tejido procedentes de Inglaterra, frente a los 51
millones de yardas de 1835 y las escasas 800.000 yardas de 1814. 2
G L O B A L I Z A C I N H C O N W I C A / G L O B A L I Z A C I N liMPIUiSAIilAL
En las fases iniciales de la industrializacin, el movimiento ingls de
los cercamientos declar prescindible al campesinado y lo expuls de sus
anteriores cierras. La industrializacin fue luego llevada como'elemento
de desarrollo a los pases del Sur. El dominio que hoy ejercen las gran
des empresas a travs de la globalizacin contina sostenindose sobre
los cimientos creados en su momento por el colonialismo y contina de
jando una estela de devastacin y destruccin,
La economa de mercado produce inevitablemente un gran cambioen la percepcin de los derechos de acceso a los recursos existentes. La
transformacin de las reas y bienes comunales en mercancas tiene dos
implicaciones: priva a los grupos polticamente ms dbiles de su dere
cho a la supervivencia (que ejercan mediante su acceso a tales recursos
comunales) y hurta a la naturaleza su derecho a la autorrenovacin y a la
sosterbilidad al eliminar las limitaciones sociales al uso de los recursos
(limitaciones que suponen la base de la gestin de la propiedad comn).
En los pases del Tercer Mundo, la transformacin de los recursos
naturales en mercancas ha contado, en gran medida, con la intermedia-
25. ibid., pg. xix.26. ibid., pg. xxiii.
Economas vivas 41
cin del Estado. Aunque a menudo se arrope con el vocabulario de la
"promocin del inters pblico colectivo, el Estado suele erigirse en un
poderoso instrumento para la privatizacin de los recursos. La transfor
macin dlos bosques comunales dlas comunidades rurales en reservas
forestales estatales se acomoda muy bien a los intereses de la indust ria
privada del papel y de la celulosa, ya que le garantiza un suministro barato e ininterrumpido de materia prima. De manera parecida, los embalses
tambin se construyen con fondos pblicos, pero estn destinados a sa
tisfacer las necesidades energticas e hdricas de la industria privada o las
necesidades de irrigacin de los cultivos comerciales. El crdito de los
bancos del sector pblico se emplea en la financiacin de los pozos o de
las embarcaciones de pesca de poderosos grupos privados. Los conflictos
desatados en torno a ios recursos naturales son, en esencia, conflictos so
bre la titularidad de derechos.
-ta globalizacin empresarial nos ha sido impuesta. Esta se represen
ta a s misma como el mar en el que todos y todas debemos nadar, como
un proceso del que, inevitablemente, tenemos que formar parte. La glo
balizacin empresarial, babitualmente asociada a l comercio inter nacio
nal, es algo que muchas personas creen que pueden ignorar perfecta
mente. Pero la globalizacin empresarial no se limita a la circulacin
transfronteriza de productos. De hecho, siempre hemos tenido un co
mercio internacional. El comercio de bienes de un lado a otro de las fron
teras ya exista antes del colonialismo. En realidad, fue el deseo de con
trolar ese comercio el que provoc la aparicin del colonialismo europeo;
mucho antes de eso, ya se comerciaba con especias.La globalizacin em
presarial atraviesa hoy en da las fronteras con consecuencias mucho ms
graves para el planeta y para la humanidad que las que pudieran teneresas lneas geogrficas artificiales que delimitan las naciones. Y, aun as,
comparado con las fronteras ticas que se estn traspasando en la actua
lidad, el del comercio internacional es un problema mucho ms fcil de
abordar. Los.credos, las culturas y las sociedades diversas que han crea
do dichos lmites ticos a lo largo de los siglos declararon ciertas cosas no
susceptibles de comercializacin. Hay cosas que no son comerciables y
que no han de regirse por valores distintos a los mercantiles.
La globalizacin constituye, en la prctica, el cercamiento definitivo
(de nuestras mentes, de nuestros corazones, de nuestras imaginaciones y
de nuestros recursos). Hasta que la globalizacin empresarial reivindic
la conversin de los recursos de este planeta (y, en especial, el agua y labiodiversidad) en mercancas comerciables, era de todos conocido que el
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42 Manifiesto para una Democracia de la Tierra
agua no poda pertenecer a nadie en concreto. La lluvia cae, fluye por las
cuencas fluviales y los acuferos subterrneos, alcanza el mar y se evapo
ra en un asombroso ciclo hidrolgico que nos trae el agua. A veces, el ci
clo resulta lento y nos depara sequas, pero somos perfectamente capaces
de afrontar las sequas provocadas por el propio ciclo del agua. Las que
no podemos afrontar sorr las sequas diseadas por el hombre y que dictan que el agua slo debe fluir en un sentido: en sentido ascendente hacia
la acumulacin dinerada.
Se nos prometi que la globalzacin nos brindara paz gracias a la
construccin de una aldea global en la que todo el mundo estara inter-
conectado. Pero el nmero de guerras ocurridas desde 1995, ao en el
que la globalizacin empresarial se convirti, literalmente, en la constitu
cin legal del mundo, desmiente esa pretensin. Fijmonos, si no, en los
malentendidos entre culturas que se han producido desde entonces. En
el captulo 3 hago una referencia ms extensa a los vnculos entre la glo
balizacin empresarial y el auge del terrorismo, del extremismo y de la
derecha poltica. Una segunda promesa de la globalizacin era la prosperidad: Cuando las aguas se eleven, todos los barcos se elevarn. Pues
ben, no slo no ha ascendido el nivel de las aguas, sino que ha descendi
do, vctima de los procesos mismos derivados de la cesin a las grandes
empresas del control sobre esos recursos.
Aunque en Estados Unidos hay quien ha llamado capitalismo com
pasivo a la codicia capitalista desbordada, es precisamente la economa
compasiva del sustento y de la naturaleza la que se destruye como con
secuencia del dominio de las grandes compaas y del capital. Toda pro
teccin de la naturaleza y de los derechos de las personas es calificada de
proteccionismo y de barrera al comercio y a la inversin. Las normas delcomercio y la reforma neoliberal instauran leyes que ilegalizan la com
pasin propiamente dicha. Las patentes sobre la vida ilegalizan culturas
de la compasin que tratan toda vida como algo sagrado. La privatiza
cin de servicios pblicos esenciales como el agua, la sanidad y la edu
cacin ilegalizan culturas de la compasin y de la justicia social en las
que tanto la riqueza social como la natura! se comparten. Se desmante
lan economas pensadas para garantizar y proteger ios medios de vida,
los puestos de trabajo y la seguridad social de las personas, y se deja a s
tas sin sitio ni en la sociedad ni en la economa. No son stos, precisa
mente, ejemplos de economas compasivas, sino de una economa vio
lenta que adopta tintes cada vez ms blicos, tanto en sus mtodos comoen sus resultados.
Economas vivas 43
Podemos encontrar un ejemplo tpico de! paradigma neoliberal que
domina la actual poltica econmica y social en un libro publicado por
el FMI y titulado Who WillPay? Coping witb Aging Societies, Gmate
Chartge, and Other Long-Term FiscalChallenges. El ttulo del libro rede
fine de un tirn los desafos planteados de cara a la reproduccin social y
ecolgica como retos fiscales. Se hace desaparecer a los seres humanos ya la naturaleza y se los sustituye po r dinero. Los economistas de mercado
que slo son capaces de ver mercados y dinero son insensibles a la natu
raleza y a la sociedad. No pueden ver que las personas ricas acumulan su
riqueza a costa de la explotacin de la naturaleza y de la sociedad. N o sa
ben valorar lo que la naturaleza y las personas ya han aportado y que su
pone un prstamo e/olgico y social muy superior a cualquiera de los
otorgados por el FMI .
Las culturas india y nativa americana conservan una lgica tradi
cional llamada de la sptima generacin, segn la cual, antes de ac
tuar, siempre deberan tenerse en cuenta las posibles repercusiones de
ese acto en la sptima generacin por venir desde ese momento. La re
ceta neoliberal de desmanteamiento de la Seguridad Social en el mo
mento presente en aras de la seguridad de la prxima generacin no se
basa realmente en una consideracin del bienestar de las generaciones
futuras, sino que consiste, simplemenre, en una forma de desviar re
cursos financieros de la economa del sustento a la del mercado, de
jando con ello sin seguridad alguna a las generaciones presentes y fu
turas.
C R E C I M I E N T O V E F I C I E N C I A E N E L M E R C A D O
Otro de los mitos relacionados con la economa de mercado es el de
que se trata del mtodo de produccin ms eficiente. Pero la eficiente
economa de mercado resulta sumamente ineficiente cuando se tiene tam
bin en cuenta la destruccin de la economa de la naturaleza. Tras la efi
ciencia y la productividad de la agricultura industrial se ocultan los cos
tes asociados al agotamiento de los terrenos, a la explotacin de las
aguas subterrneas, a la erosin y a la extincin de la biodiversidad. La
agricultura industrial utiliza diez veces ms energa de la que produce.
Utiliza tambin diez veces ms agua que la actividad agrcola biodiversa
en la que se cultiva con un uso prudente del agua y en la que se recurre aprcticas orgnicas. En realidad, cuando son valoradas desde el punto de
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44 Manifiesto para una IVnion m'iii di' U l'iei NI
vista de la economa de la naturaleza, las explotaciones agrcolas biodi-
versas y ecolgicas ofrecen una productividad mucho ms elevada que
la de las explotaciones de inonociiliivos industriales y a gran escala. La
ilusin de la elicieneia resida de muexfernalizacin de los costes eco
lgicos. 2 '
Es habitual, por ejemplo, que se genere crecimiento convirtiendo re
cursos do la economa de la naturaleza en productos de mercado. El cre
cimiento econmico llene lugar, entonces, a travs de la explotacin de
los recursos naturales. De esc modo, la deorestacin genera crecimiento;
la ejilraeun del agua del subsuelo genera crecimiento; la sobteexplota-
eii pesquera genera crecimiento. Pero todo ese crecimiento econmico
adicional no puede ayudar a regenerar los mbitos mismos que deben
desu nirse para que se produzca. La naturaleza merma al mismo ritmo al
que crece el capital. El crecimiento del mercado no puede solucionar la
crisis que l mismo provoca. Por orra parte, aurtque' siempre 'es posible
convertir recursos naturales en efectivo monetario, el dinero.nopuedereconvertirse luego en riqueza natural. Los economistas de mercado que
intentan abordar la cuestin de la crisis ecolgica se circunscriben preci
samente al mercado y buscan sustitutos que realicen la funcin comercial
de mercancas y materias primas que han realizado basta ahora los recur
sos naturales. El aumento de recursos financieros disponibles no puede
regenerar la vida perdida en la naturaleza por culpa de la destruccin
ecolgica. Un campesino africano supo captar muy bien esa idea esencial:
N o se puede hacer crecer una ternera aadindole barro y modelndo
la para que se convierta en una vaca. S En La economa de la naturaleza
y en la del sustento, la moneda de uso corriente no es el dinero, sino la
.vida.
27. Ernst Vori Weizsacker, Amory Lovins y Hunter Lovins, FactorFour Doubling
Wealth, Halving Resource Use, Londres, Earthscan. 1997, pag. 50 (trad, cast.: Factor 4-
tht\ilktir elbienestar con In mitad delos recunos natwaks, Barcelona, Galaxia Gutemberg
y Clrniln de Lcctores, 1997); Vandana Shiva v otros, Principles of Organic Farming,
1 Villi, Navdiinyii, 2004, prigs. 15616).
J.ft. I Joyil Timberlake, Africa in Crisis- The Causes, the Cures ofEnvironmentalBan-i-mi'ttv, I .OIHIITH, Kulllisciin, 1585, piig. 154 ttind. cast.: Africa en crisis: lascausas, los re-
uietlim df lit irius ambivnlid, Madrid, Cruz Koja Espunola, 1987).
licononilns viv.ih 45
A G R I C U L T U R A G L O B A L I Z A D A
La produccin de cultivos comerciales y de alimentos procesados des
va terrenos y recursos hdricos de la funcin de provisin de sustento y
excluye a un nmero creciente de personas de su derecho al alimento:Los inexorables procesos de la agricultura la industrializacin y la
internaconalizacin son probablemente responsablesdel hambre de unmayor nmero de personas que Ja crueldad de las guerras y de los caprichos de la naturaleza combinados. Son varios los motivos por los que elmodelo de cultivo de alta tecnologa para la exportacin hace que aumenteel hambre. Tierras, crditos, agua y tecnologa escasas de per s son reservadas para el mercado exterior. La mayora de personas hambrientasno sufren siquiera la influencia directa del mercado. [ ...] Los benetieiosvan a parar a grandes compaas a las que no interesa en absoluto alimentar a poblacin hambrienta y sin dinero.2''
En ningn momento se ha valorado el comercio global de productosagrcolas a la luz de las nuevas condiciones de escasez y pobreza que hainducido. Esta nueva pobreza ya no es cultural y relativa, sino que es ab
soluta y amenaza la mera supervivencia de millones de personas de esre
planeta. En la raz de esta nueva pobreza material nos encontramos con
el paradigma econmico del mercado, incapaz como es de valorar el al
cance de sus propias exigencias de recursos naturales o el impacto de esa
demanda sobre la estabilidad y la supervivencia ecolgicas. De ah que
actividades econmicas que parecen eficientes y productivas dentro del
limitado contexto de la economa de mercado se demuestren ineficientes
y destructivas en el contexto de las otras dos economas (la de la naturaleza y la del sustento).
En la India, se prometi que el algodn genticamente modificado al
canzara un rendimiento de 1.500 kilogramos por acre. En cuatro Esta
dos del pas, el rendimiento medio fue de solamente 200 kilogramos.
Tambin se prevea que los ingresos de los agricultores se incrementaran
en torno a las 10.000 rupias por acre y, sin embargo, lo que obtuvieron
fueron prdidas de 6.000 rupias por acre. El rendimienro de esos cultivos
ha demostrado no ser en absoluto fiable. Las semillas de maz hbrido
29. Kichard Barnet, The Lean Ycars Politici i>i tbe Age ofScarcily, Londres. Abactis,1980, pg. 171 (trad. cast.: Aos de penuria- el mundo en la antesala de la guerra, Barcelona, Gedisa, 1981).
http://dinero.no/http://dinero.no/http://dinero.no/ -
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46 Maiiilicsio punnuil Dt'iiiniTUi ni de la Ti erra
que Monsanto vendi a los agricultores de los Estados m s pobres de la
India, como el de Biliar, les rep ortaron el malogramiento total de la cose
cha y unas perdidas combinadas que ascendieron a 4.000 millones de ru
pias. En el caso del fracaso del algodn Bt en Andhra Pradesh, las prdi
das fueron de 1.000 millones. El agricul tor o la agricultora que se pasa a
la simiente quena sido modifi cada genticamente (MG)'s encuentra, unao ms tarde, con una deuda de 200.000 a 300.000 rupias. Cuando una
misma compaa controla el comercio, los productos qumicos y el mer
cado, vende semillas caras y convierte a los agricultores en sus principa
les compradores. Pero eso slo puede conseguirse gracias a una publici
dad engaosa y a previsiones falsas. A la larga, lo nico que les queda a
los granjeros y a los campesinos son unos niveles elevadsimos de endeu
damiento.' 0
Lo que para las grandes empresas del sector es la libertad de las semi
llas para los agricultores se traduce en la esclavitud de las semillas. Monsan
to vende simiente en la India al mismo precio que en Estados Unidos. Los
costes de produccin se han multiplicado por diez al tiempo que los pre
cios de los productos agrcolas se han desplomado un 50% por culpa de
la libera lizacin del comercio. Slo en cultivos para el consumo alimen
tario los agricultores indias estn perdiendo 24.000 millones de dlares
estadounidenses al ao. Al ao! Los pobres que, supuestamente, iban a
hacerse ricos gracias a esto se hallan, en realidad, m s enterrados en la
pobreza que antes. El desplome de las rentas rurales merma el poder ad
quisitivo y los derechos y, en ltima instancia, las agrcultoras y los agricul
tores empobrecidos pasan a engrosar las filas de la poblacin hambrien
ta. Muchos de los ms cargados de deudas acaban incluso suicidndose,
como les sucede en un nmero cada vez mayor en la India. La pobreza se
nos muestra, as, con toda su crudeza tanto en esos suicidios de los agri
cultores como en la reaparicin del hambre en la India (por primera vez
desde su independencia).
La India no haba padecido una hambruna desde 1942, pero, actual
mente, en una regin tras otra se estn empezando a observar cifras sig
nificativas de fallecimientos atribuidos al hambre. El gobierno encarg
en 1991 un estudio de una regin donde haban muerto de hambre 8.000
30. Vandami Shivay otros, Corporal? lijack ofbiodrtcnity: ow WTO-TRIPS Rules
Prt'nwc Corporal? }\jaik o/PeopIc's hwdivemty ."id Kiowkdge, Delhi, Navdanya,2002;
actas dlas conversaciones L'E-lndia sobre biosegurirJad y biotecnologa, 12 de abril de2005, Nueva Delhi,
Economas vivas 4/
nios y nias en el que se mostraba que, con anterior idad a la liberali
zar on comercial y a la globalzacin, ningn nio ni ninguna nina de
edades comprendidas entre los 0 y los 6 aos haba fallecido como con
secuencia de la falta de alimento.51 Pues bien, en 2002, el 47% de las
prtes infantiles de la India fue atribuido a una alimentacin-insufi-
^t: Y no es porque no haya comida para alimentarse: 65 millones detoneladas se pudren en los godowns (o contenedores de almacenaje). De
sestabilizados ambos platos de la balanza (el de la produccin de alimen
tos y el de su consumo), tenemos ante nosotros un panorama ene! que los
gigantes del grano se llevan nuestro alimento por la mitad del precio que
nuestros pobres pagan por l para inundar con l el mercado de otros
pases en forma de productos agrcolas a bajo precio. Al mismo tiem
po, importan alimentos desde otros pases gracias a una subvencin de
400.000 mil lones de dlares que no va a parar a agricultores y agrculto
ras de otras zonas del mundo, sino a un puado de grandes compaas, e
inundan con ellos el mercado indio. Las promesas de paz y prosperidad
se han revelado muy difciles de alcanzar.
El Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC, que allan el camino
para la imposicin de los cultivos comerciales, debera llamarse Acuer do
Cargill. Fue. de hecho, el anterior vicepresidente de CargJ, Dan Ams-
tutz, quien redact el texto original del acuerdo durante la Ronda Uru
guay. Las normas de la OMC no se cien exclusivamente al comercio.
Tambin determinan de qu modo se tienen que produ cir los alimentos
y quin controla su produccin. El objetivo principal de Cargill (y, por
tanto, del propio Acuerdo sobre la Agricultura) es abrirlo s mercados del
Sur y transformar la agricultura de los pequeos productores rurales
en una agricultura industrial de las grandes empresas. Pero la apertura demercados significa, en el lenguaje de Cargill, el cierre de los medios
de vida autnomos de ios granjeros. Asia es la mayor economa agrco
la del mundo; un sector mayoritario de su poblacin se dedica a la agri
cultura. Para Cargill, la clave es hacerse con los mercados asiticos. El
proyecto de futuro de Cargill (y la estrategia de la OMC) pasa por con
vertir economas dotadas de autosuficiencia alimentaria en economas
dependientes de alimento.
Puesto que el Acuerdo sobre la Agricultura no es ms que un tratado
agrondustria, aporta una visin distorsionada de la produccin y del co-
31. Tribal Research and T iaioing Institute, Malnutrition-RelaiedDwtbt of Tribal
Children, Pune, India, Tribal Research and Training Institute, 2002, pg. 4.
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48 Manifiesto para una I XvinicTillia ilc Li T inm
mercio. Nos aboca a la destruccin ecolgica, a la devastacin de las
granjas familiares y n la quiebra de la salud de la poblacin. Bajo la apa
rente neutralidad de las reglas sobre apoyo domstico, acceso a los
mercados y competencia en las exportaciones, subyacen opiniones y mi
tos sesgados acerca de la produccin y la distribucin de alimentos.
Uno de los mitos que (largill perpeta y consagra en el Acuerdo so
bre la Agricultura de la ) M C es la idea de que Estados Unidos es la me
jor regi n del inundo para el cultivo de alimentos y donde actualmente se
cultivan Ion mejores. 1, cieno es que Estados Unidos constituye todo unmodelo tle cmo no se deben cultivar y producir los alimentos. En 1990.
casi el 22% tle las familias estadounidenses dedicadas a la agricultura dispona de ingresos inferiores a los que delimitaban el umbral oficial de po
breza, el doble de la proporcin observada para el conjunto de familias de
Estados Unidos. En 1993, ms del 88% de los ingresos medios de las familias que regentaban algn tipo de granja o explotacin agrcola proce
dan de fuentes no relacionadas con sta. De 1982 a 1993 se triplicaronlos costes de los factores de produccin adquiridos por los granjeros, lo
cual impuls a la baja los ingresos medios de las explotaciones agrcolas
familiares. Como consecuencia, al tiempo que 67.000 personas entraron
anualmente en el sector agrcola de 1982 a 1992, 99.000 lo abandonaron,
arrojando una prdida neta de 32.000 agricultores y agricultoras al ao. ' 2
Sorprende acaso que, durante el perodo comprendido entre 1990 y 1994,
los agricultoresy las agricultoras de la India obtuvieran una escassima ren
tabilidad del 1,98% por su inversin?
Hay quien ha justifi cado el desplazamiento de los pequeos agricul-
rores aludiendo a la supuesta productividad de las grandes cxplotacio-
nes. La realidad es que, como el ex primer ministro indio Charan Singbha declarado en alguna ocasin, las pequeas explotaciones agrcolas son
ms productivas que las de grandes dimensiones:
Siendo la.agricultura como es- un proceso vita!, en la prctica realy a igualdad de otras condiciones, los rendimientos por acre desciendenen la misino proporcin en que aumenta el tamao de la explotacin agrcola (o, dicho de cilio mudo, a medida que decrece el trabajo y la supervisin huiniiiuis medias dedicadas a cada acre). Los mencionados resultados
2. A, V, Krehs, Tlii; l'orporiitc Ueupcrs: TowardsTotal Globalization ofourFoodSupply, en Vandiinu Shivii y Gtanjali Hed (coinps.l, Sustainable A&riculture and FoodSecurity: The tnjiael of (hbali.iatitin, Thousund Oaks (California), Sage, 2002, pg. 187.
Economas vivas 49
son prctic.imenie universales: el rendimiento de una misma cantidad deinversin por acre es mayor en las explotaciones pequeas que en las grandes. Aspues, si un pas densamente pobLJo y de capital escaso, como laIndia, puede elegir entre una sola explotacin de 100 aeres y cuarentagranjas de 2,5 acres, debe saber que el coste en capital para la economa
nacional ser menor si opta por las explotaciones pequeas."
Sin embargo, s