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UNIVERSIDAD DE MATANZAS “CAMILO CIENFUEGOS” EEPF “INDIO HATUEY”

UNIVERSIDAD DE CIEGO DE ÁVILA

Diagnostico técnico-productivo de una vaquería comercial en la Empresa Pecuaria “Ruta Invasora”

Autor: Ing. Daysi Cruz Lemus

Tutores: Dr. Norberto Herná ndez Sosa

Dr. Luis Lamela Ló pez

Tesis en opción al Título de Master en Pastos y Forrajes

2002

Pensamiento PENSAMIENTO

Alzad a los cielos vuestros ojos y mirad abajo, a la tierra; porque los cielos se desvanecerán como el humo y la tierra se envejecerá como un vestido...

Is 51:6

..."¿Por qué se invierten 700 mil millones de dólares cada año en gastos militares y no se invierte una parte de estos recursos en combatir el hambre, impedir el deterioro de los suelos, la desertificación y la deforestación de millones de millones de hectáreas cada año, el calentamiento de la atmósfera, el efecto invernadero que incrementa ciclones, escasez o excesos de lluvias, la destrucción de la capa de ozono y otros fenómenos naturales que afectan la producción de alimentos y la vida del hombre sobre la tierra?. Las aguas se contaminan, la atmósfera se envenena, la naturaleza se destruye. No es sólo la escasez de inversiones, la falta de educación y tecnología, el crecimiento acelerado, es que el medio ambiente se deteriora y el futuro se compromete cada día más". "Las campanas que doblan hoy por los que mueren de hambre cada día, doblarán mañana por la humanidad entera sino quiso, no supo o no pudo ser suficientemente sabia para salvarse así misma".

Fidel Castro, 9 Roma, 1996.

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Dedicatoria

DEDICATORIA

A los dos seres que más quiero en el mundo: Mi hijo, que centra mi cariño, que justifica cada obra que realizo, cada tarea que emprendo y cada acción que concluyo. Mi esposo, espíritu de paz que cada día me hace sentir que le soy necesaria, que cada momento de cada día lo viva agradecida por su existencia.

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Agradecimientos

AGRADECIMIENTOS •

• •

• •

Agradezco a mi esposo su constante apoyo, especialmente en los momentos difíciles, por ello le doy gracias a la vida por el regalo que me ha hecho. A mis estudiantes, que como amigos, enfrentaron junto a mí la tarea propuesta: Baby, Borges y Yudiana, mi eterna gratitud. Al Dr. Luis Lamela López: fue la persona que llena de conocimiento nunca negó su ayuda, y que puso a mi disposición su escaso tiempo y su plena sabiduría. A todos los trabajadores de la UBPC, particularmente a los de la vaquería No. 14 que depositaron su confianza en nosotros y nos llenaron con su experiencia, brindándonos su valiosa ayuda. A los compañeros de la EEPF "Indio Hatuey" que como maestros, más que investigadores, me educaron en el amor a los pastos y me mostraron el enorme valor de una fértil semilla. A nuestra Revolución, porque estoy convencida que sin ella no fuera hoy día lo que intelectualmente soy. A la profesora Irene Báez Valdés por los datos aportados para la realización del epígrafe "Caracterización de la ganadería avileña". A los profesores Quinta y Donis por su asesoramiento en el análisis estadístico de los datos. A la profesora Dayamí Fontes Marrero por la ayuda prestada durante el desarrollo de esta maestría, la cual hemos compartido de principio a fin. A la Yolanda Varona, porque sin ella no hubiera sido posible concebir el croquis de esta unidad. A mis compañeros del Departamento de Producción Agropecuaria por la paciencia desplegada, la comprensión y el respeto A todos los que me ayudaron incondicionalmente... Sea con ellos mi gratitud.

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Síntesis

SÍNTESIS

En una vaquería comercial perteneciente a la Empresa Pecuaria "Ruta Invasora " de Ciego de Ávila, se realizó un diagnóstico desde noviembre de 1998 hasta octubre de 1999, con el objetivo de determinar los factores que incidieron en la producción de leche. La unidad está ubicada en un área de 87,2 ha, sin riego ni fertilización y en la misma se detectaron insuficiencias en los principales indicadores de producción y manejo, tanto del pasto como de los animales. La disponibilidad de pasto en el período poco lluvioso (PPLL) fue de 0,83 t de MS/ha y de 1,47 t MS/ha en lluvia (PLL), con predominio de las especies no cultivadas: Paspalum notatum, Dichantium

caricosum y Botriochloa pertusa. El Paspalum virgatum me la maleza predominante con 29 a 17 %, el Cynodom

nlemfuensis ocupó sólo el 26 % y 29 % y la altura del pasto varió de 6,1 a 16,5 cm para el PPLL y PLL respectivamente. El balance alimentario mostró un déficit en el PPLL de PDIN y PDIE fundamentalmente y en el PLL de PDIN en correspondencia con la producción de leche de 3,9 L/vaca/día, con una producción de 902 L en 265 días de lactancia y una producción por área de 1248,8 L/ha/año. Los principales indicadores reproductivos se comportaron por debajo de los valores óptimos. Se encontró una dependencia positiva entre producción de leche y disponibilidad, composición botánica y altura del pasto y una dependencia no significativa entre la producción, el Paspalum notatum y las otras especies de menor importancia económica. La ausencia de inversiones en el Sistema de Producción favoreció el comportamiento económico de la Unidad y permitió la obtención de beneficios por 10 442,31 pesos, mostrándose la eficiencia general del proceso económico pero no su eficacia pues la producción de leche no tuvo los niveles esperados.

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Tabla de contenido Tabla de Contenido

INTRODUCCIÓN......................................................................................................................................................1 Capítulo I. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA ..................................................................................................................2

I.1 Panorámica de la ganadería mundial .............................................................................................................2 I.2 Generalidades de la ganadería cubana..........................................................................................................2 I.3 Caracterización de la ganadería avileña.........................................................................................................3 I.4 Algunas consideraciones sobre el diagnóstico aplicado a la ganadería ........................................................5 I.5 Sistemas de producción de leche de bajos insumos ......................................................................................6

I.5.1 Sistemas sin riego con pastos mejorados ...............................................................................................7 I.5.2 Sistemas de segregación de áreas de pastoreo .....................................................................................7 I.5.3 Sistemas que utilizan el forraje................................................................................................................8 I.5.4 Sistemas que utilizan la caña como fuente de forraje en el período poco lluvioso y sistemas que emplean la Saccharina ....................................................................................................................................9 I.5.5 Sistemas que utilizan los subproductos agroindustriales ........................................................................9 I.5.6 Sistemas que incluyen el uso de leguminosas......................................................................................10

I.5.6.1 Banco de proteína ..........................................................................................................................10 1.5.6.2 Cercas vivas ..................................................................................................................................11 I.5.6.3 Forrajeras .......................................................................................................................................11 I.5.6.4 Asociación de árboles en potreros y multiasociaciones de gramíneas y leguminosas herbáceas12

Capítulo II. METODOLOGÍA EXPERIMENTAL .....................................................................................................14 II.1 Aspectos generales......................................................................................................................................14 II.2 Metodología de diagnóstico .........................................................................................................................14 II.3 Métodos de muestreo...................................................................................................................................14

II.3.1 Suelo .....................................................................................................................................................14 II.3.2 Pasto .....................................................................................................................................................15 II. 3.3 Animales ..............................................................................................................................................15

II.4 Análisis estadístico.......................................................................................................................................15 Capítulo III. RESULTADOS Y DISCUSIÓN ...........................................................................................................16

III.1 Características generales de las instalaciones...........................................................................................16 III.2 Características edafoclimáticas ..................................................................................................................16

III.2.1 Clima....................................................................................................................................................16 III.2.2 Suelo ....................................................................................................................................................17

III.3 Manejo del Sistema de Producción.............................................................................................................18 III.3.1 Indicadores del pastizal .......................................................................................................................18

III.3.1.1 Composición botánica ..................................................................................................................18 III.3.1.2 Disponibilidad y altura del pasto...................................................................................................19 III.3.1.3 Análisis químico de los alimentos ................................................................................................20

III.4 Características del rebaño y su organización .............................................................................................22 III. 5 Elementos del manejo del pastizal.............................................................................................................23

III.5.1 Carga ...................................................................................................................................................23 III.5.2 Manejo .................................................................................................................................................24 III.5.3 Conducta en pastoreo..........................................................................................................................24

III.6 Producción de leche....................................................................................................................................26 III.6.1 Ordeño .................................................................................................................................................26

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Tabla de contenido

III.6.2 Calidad de la leche ..............................................................................................................................26 III.6.3 Indicadores de eficiencia de la producción láctea ...............................................................................27

III.7 Reproducción ..............................................................................................................................................29 III.7.1 Principales índices reproductivos ........................................................................................................30

III.5 Balance alimentario.....................................................................................................................................32 III.5.1 Determinación del peso vivo de los animales .....................................................................................32 III.5.2 Balance Alimentario Instantáneo .........................................................................................................33

III.8 Recursos humanos .....................................................................................................................................34 III.8.1 Estructura de los recursos humanos ...................................................................................................34 III.8.2 Atención al hombre ..............................................................................................................................34

III.9 Efectividad económica ................................................................................................................................34 III.9.1 Comportamiento de los indicadores económicos................................................................................34

CONCLUSIONES...................................................................................................................................................36 RECOMENDACIONES...........................................................................................................................................37 REFERENCIAS ......................................................................................................................................................38 Anexos....................................................................................................................................................................47

vi

Indice de tablas, figuras y anexos Indice de tablas Tabla 1. Balance de áreas......................................................................................................................................14 Tabla 2. Características químicas del suelo en el área experimental....................................................................18 Tabla 3. Disponibilidad del pasto............................................................................................................................19 Tabla 4. Composición bromatológica de los alimentos utilizados..........................................................................20 Tabla 5. Movimiento de rebaño. .............................................................................................................................22 Tabla 6. Comportamiento de la carga. ...................................................................................................................23 Tabla 7. Comportamiento de los componentes primarios de la leche. ..................................................................27 Tabla 8. Eficiencia productiva de la producción láctea. .........................................................................................28 Tabla 9. Análisis de correlación para la época lluviosa..........................................................................................29 Tabla 10. Estructura reproductiva del rebaño. .......................................................................................................29 Tabla 11. Principales índices reproductivos. ..........................................................................................................31 Tabla 12. Peso vivo promedio de los animales en la etapa experimental. ............................................................32 Tabla 13. Organización de los recursos humanos. ................................................................................................34 Tabla 14. Tecnología de producción en seca. .......................................................................................................35 Tabla 15. Costo de producción del litro de leche y relación ingreso/costo. ...........................................................35 Indice de figuras Fig. 1. Comportamiento de las variables climáticas durante el período experimental. ..........................................17 Fig. 2. Estructura de los suelos. .............................................................................................................................17 Fig. 3. Compasión botánica....................................................................................................................................18 Fig. 4. Composición genética del rebaño. ..............................................................................................................22 Fig. 5. Estructura organizativa del rebaño..............................................................................................................23 Fig. 6. Comportamiento animal en lluvia. ...............................................................................................................25 Fig. 7. Comportamiento animal en seca.................................................................................................................26 Fig. 8. Comportamiento de las producciones real y potencial. ..............................................................................29 Fig. 9. Balance retrospectivo de la proteína (g). ....................................................................................................33 Fig. 10. Balance retrospectivo de la energía..........................................................................................................33 Anexos Anexo 1 Croquis de la Vaquería No. 14 de la Zona Número Uno. ........................................................................47 Anexo 2. Comportamiento de los principales indicadores productivos de la masa vacuna en ambos sectores

(MINAGRI, 1999)...................................................................................... ¡Error! Marcador no definido. Anexo 3. Principales atenciones culturales aplicadas a los pastos (ha) (MINAGRI, 1999)...................................48 Anexo 4. Distribución de las principales especies de pastos (MINAGRI, 1999)....................................................48 Anexo 5 Guía de diagnóstico aplicable a vaquerías comerciales..........................................................................49 Anexo 6 Comportamiento en el pastizal del grupo de producción durante el período de estudio (%). .................50 Anexo 7. Balance alimentario retrospectivo del rebaño para la época lluviosa.....................................................51 Anexo 8. Balance alimentario retrospectivo del rebaño para la época poco lluviosa. ...........................................51

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Introducción INTRODUCCIÓN

Uno de los problemas más relevantes que enfrenta el productor pecuario en la actualidad lo constituye la dificultad de proveer de una manera económica y eficiente la totalidad de la energía, proteína y minerales que aseguren la manifestación del potencial productivo de los animales en el trópico (Clavero, 1996).

En nuestro país, el alimento básico utilizado en los sistemas de producción de leche, son los pastos y forrajes y sus formas conservadas, por constituir una fuente barata de obtención de alimentos que los rumiantes aprovechan eficientemente y por permitir su explotación durante todo el año.

Sin embargo, en los últimos años, en la mayoría de los países de América Tropical se han encontrado problemas graves de deterioro de los pastizales que alcanza aproximadamente un 50% de la superficie pastable (Botero, 1997). Esto ha traído como consecuencia un descenso importante en los indicadores de producción y económicos.

Existen diferentes factores determinantes de la tecnología de pastoreo, como la carga, especie de pasto, frecuencia de pastoreo, presencia de leguminosas y nivel de insumos utilizados, acuartonamientos y balance de nutrimentos en la relación suelo-pastizal-rebaño, que en sistemas intensivos en condiciones tropicales necesitan ser estudiados, sobretodo para situaciones de ausencia de fertilizantes y agrotóxicos (Senra, 1992).

Por ello, actualmente, en fincas de producción de leche y empresas ganaderas, ha cobrado auge las investigaciones cuyo objetivo es identificar los casos de baja productividad y el manejo de propuestas de soluciones.

El diagnóstico, es la primera etapa o procedimiento para el desarrollo de estas investigaciones porque la detección de problemas se logra, en primer lugar, caracterizando el entorno y determinando las principales deficiencias que inciden en la producción, debiéndose incluir en la recopilación y análisis de información las circunstancias naturales ya que pueden incidir factores biológicos e intervenir el suelo o el clima, las circunstancias socioeconómicas, las instalaciones locales y los mercados, pues es posible que los insumos no se utilicen de forma eficaz, que la tierra y la mano de obra se puedan emplear de forma más intensiva, que los costos de producción se puedan reducir o que un cultivo de mayor valor pueda sustituir al cultivo actual (Tripp y Woolley, 1996).

Este análisis nos permite pensar en términos de problemas, causas y soluciones, aspectos que son centrales en la planificación porque proporcionan una manera de ordenar el establecimiento de las prioridades de la investigación y responden a las preguntas: ¿Qué es lo que anda mal?, ¿Por qué? y ¿Qué se puede hacer? (Ávila, 1996; Tripp y Woolley, 1996).

Es común que nos planteemos entonces estas interrogantes en cualquiera de los sectores de importancia económica del país y la ganadería no es una excepción, por ello, decidimos realizar este estudio que responde a los objetivos siguientes: Objetivo General

Caracterizar los principales indicadores del agroecosistema en una Unidad de Producción de Leche. • Objetivos Específicos

• Determinar el potencial productivo de un Sistema de Producción de Leche a base de gramíneas. a Valorar la eficiencia económica del sistema de producción.

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Capítulo I. Revisión bibliográfica Capítulo I. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA I.1 Panorámica de la ganadería mundial

Según la FAO (2001), en el comportamiento de la producción de leche de vaca en el mundo durante la década 1985–1995 se destacó 1990 como el año de más alta producción, observándose una marcada disminución en los años posteriores. Sin embargo, a partir de 1996, este indicador mostró una ligera recuperación y en los últimos tres años transcurridos (1998, 1999 y 2000) aumentó dicha producción, alcanzando actualmente la cifra de 484 895 Mt de leche entera fresca.

En 1998 el 70% de la producción fue aportada por los países desarrollados, los cuales comercializaron sólo el 6 % de la producción, de esta manera, la disponibilidad mundial anual per cápita fue de 98 litros y la relación del consumo desarrollados/subdesarrollados fue de 295/41 (Anon, 1998 (a)). En la actualidad se mantiene esta tendencia en el ámbito mundial.

Estados Unidos fue el país de más alta producción, pues en 1985 produjo más de 64 millones de toneladas métricas y en 1995 elevó su producción a 70 millones, alcanzando en la actualidad la elevada cifra de 76 294,000 Mt de leche entera fresca.

Actualmente, el país más productor por vaca es Israel con 10 000 litros por lactancia y el más eficiente es Nueva Zelanda que posee una producción por vaca de 3 200 litros por lactancia y obtiene más de 6 000 kg de leche por año, presentando el costo de producción más bajo del mundo que oscila entre 0,8 y 0,12 US$/litro, esta situación le permite comercializar más del 70 % de su producción (Anon, 1998 (a)).

Entre los principales países productores de leche durante el período 1996-1998 se encuentran Estados Unidos (71 millones de toneladas), India (71 millones de toneladas), Rusia (34 millones de toneladas), Pakistán (21 millones de toneladas), Brasil (21 millones de toneladas), Ucrania (15 millones de toneladas), Polonia (12 millones de toneladas) y Nueva Zelandia (11 millones de toneladas).

Esta fuente reporta que en el continente americano, América del Norte y Central es la región de mayor producción (97 936 363 Mt), pues está conformada por países altamente productores, destacándose Estados Unidos con 76, 294, 000 Mt. En Sudamérica se destacan Brasil (22 134 000 Mt); Argentina (9 800 000 Mt) y Uruguay (1 421 749 Mt) y en Centroamérica, Costa Rica con 707 084 Mt. Actualmente El Caribe alcanza una producción de 1 507 559 Mt, ocupando Cuba el noveno lugar con 617 800 Mt.

El rebaño lechero de América Latina representa el 16% del total mundial y solamente produce el 7,4 % de la producción de leche. En esta área, la zona templada (Cono Sur) con razas especializadas y pasturas de alto valor alimenticio registra producciones /cabeza dos veces superiores a las observadas en la zona tropical, sin embargo, han tenido que hacer frente a lluvias extremadamente intensas (atribuidas al fenómeno meteorológico El Niño), cuyo beneficio a los pastizales es limitado (Arrellano-Sota, 1996).

Esta región es la mayormente provista de animales por habitantes pero con productividad muy por debajo de la lograda por países industrializados; en las últimas décadas su producción se ha deteriorado principalmente por falta de adopción de tecnologías existentes, para solucionar esta situación es necesario un enfoque integral de la ganadería (Arrellano-Sota, 1994).

Según Arrellano-Sota (1996) en esta área se ha mostrado un balance negativo de 957 millones de dólares, siendo la leche el producto más crítico (se importó leche por valor de 811,8 millones de dólares).

Costa Rica, Argentina y Uruguay son los únicos países que se autoabastecen, constituyendo los dos últimos, fuertes exportadores. La tendencia anual en el área fue el crecimiento del 5% pero aún existe una fuerte dependencia externa de 800 000 toneladas anuales (FAO, 2001). Se prevé un pequeño incremento de la producción mundial pues Australia podría superar los niveles de la última campaña aunque Nueva Zelanda tiende a disminuir en un 3%. La producción de algunos países desarrollados (Comunidad Europea, Canadá, Japón, Noruega y Suiza) está sujeta a políticas restrictivas y por consiguiente cambian poco de un año a otro; sin embargo para los países en desarrollo de América y Asia, se pronostica un crecimiento discreto de la producción (Quiñones, 1999). I.2 Generalidades de la ganadería cubana

En Cuba, una de las primeras tareas que se enfrentó en aras del mejoramiento ganadero, fue la transformación genética de la masa vacuna, que de acuerdo con Planas (1992) es considerada en los últimos 30 años como la más revolucionaria de todos los países tropicales, donde, en 1991, el 80 % de los animales de genotipo indefinido pasaron a ser lecheros y de doble propósito, prevaleciendo los nuevos genotipos Siboney de Cuba, Mambí de Cuba y Holstein Tropical.

Este desarrollo se obtuvo sobre la base de la agricultura convencional, lo que ocasionó que se obtuvieran inicialmente marcados éxitos pero surgieran a largo plazo implicaciones económicas, ecológicas y sociales que motivaron el incremento de las investigaciones en técnicas sustitutivas de insumos a partir del año 80, cuando

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Capítulo I. Revisión bibliográfica repercute negativamente la crisis mundial energética sobre nuestra economía agrícola (Monzote y Funes, 1997).

En el año 1990 surgieron graves dificultades en las relaciones económicas de Cuba ya que más del 85 % de nuestro comercio era con países socialistas europeos, por lo que se redujo la capacidad de esta actividad hasta una cuarta parte, la ganadería sólo dispuso de pequeñas cantidades de recursos energéticos, alimentos concentrados, fertilizantes, agroquímicos y otros productos necesarios para mantener los sistemas de explotación intensivos, disminuyendo bruscamente la viabilidad y la fertilidad de los rebaños y los niveles de producción de leche y carne hasta un 50 %. Las compras se redujeron al 40 %, la importación de combustibles a un tercio, de fertilizantes al 25 %, de plaguicidas al 40 %, la de concentrados al 30 % y todas las actividades agrícolas se vieron limitadas (Perón y Márquez, 1992).

La producción animal fue una de las ramas más afectadas de la agricultura pues el potencial genético que se poseía necesitaba grandes cantidades de alimentos concentrados de importación, por ello murieron miles de cabezas y la producción lechera se vio reducida a un tercio de los niveles anteriores. En la actualidad existe un grupo de factores que condiciona y limita el sector lechero nacional, éstos se ubican en tres grupos que interactúan entre sí (Anon, 1998 b):

Factores socioeconómicos vinculados a la estimulación del productor pecuario, aspectos organizativos de la producción así como las facilidades de acceso a los insumos básicos en el momento oportuno.

La necesidad de mejorar la atención a la alimentación, el manejo y la reproducción del rebaño lechero, rescatándose el trabajo técnico en estas disciplinas.

La posibilidad de que el productor decida en los diferentes aspectos de la gestión en la unidad que administra.

Por ello, se hace necesaria la búsqueda de alternativas en el país, comenzándose a aplicar resultados de experiencias anteriores extraídas del acervo de tradiciones campesinas en el sector agropecuario. Los fertilizantes y controles de plagas producidos biológicamente constituyen el alma de los sistemas sofisticados de manejo biológico de los agroecosistemas (Rosset y Benjamín, 1993), además se recurre a la tracción animal y se descentraliza el sector estatal a través de nuevas formas de producción, donde el sector no estatal (UBPC, CPA, CCS y productores privados) juega un papel decisivo en la recuperación ganadera (MINAGRI, 1999 a).

Se retoman razas y cruces más rústicos, siendo el Criollo cubano un ejemplo por su potencialidad en sistemas sostenibles. La estrategia trazada se basa en el incremento de su población y como raza paterna en programas de cruzamientos con hembras de diferentes razas de baja adaptabilidad al trópico, con las vertientes de absorción al Criollo para ambos propósitos (Planas, 1998).

Este autor plantea que la estabilización de las nuevas razas Taíno de Cuba (5/8H 2/8 Criollo 1/8 Cebú) y Crimousin, especializada en la producción de carne, y el cruzamiento alterno para la producción de animales de doble propósito; así como la participación de esta última en cruces con hembras Cebú comercial le aporta a la descendencia mayor potencialidad para la producción de carne y forma parte también de esta política de mejora.

Se trabaja seriamente en la consolidación de la base alimentaria con el empleo de dietas basadas en recursos nacionales, uso de leguminosas en diferentes modalidades y diversificación e integración con otras producciones en las fincas. Muchos campesinos practican la agroecología en sus áreas en las que integran animales, cultivos agrícolas, árboles frutales y maderables, reciclan los residuos y emplean la tracción animal (Díaz, Espinosa, González y Diez, 1995); (González, Díaz y Concepción, 1995).

La lechería cubana mostró una discreta recuperación de la producción de leche con crecimientos del 4,5 % en 1998 comparado con 1996, en este año la producción ascendió a 655, 300 Mt de leche de vaca entera fresca destacándose la participación del sector privado y cooperativo en estos logros a través de las ventas bajo contrato, además se han obtenido avances en la calidad de la leche, observándose una mejora de los sólidos posibles de mejorarse hasta un mínimo nacional de 8,20% con énfasis en la calidad higiénico- sanitaria.

Sin embargo, según la FAO (2001), la producción en los últimos dos años (1999, 2000) decreció a 617, 800 Mt, y, de acuerdo con la evaluación de la lechería mundial, Cuba no tiene otra alternativa que producir leche con eficiencia y a bajo costo con el objetivo de depender menos del mercado externo pues la tendencia será la del crecimiento de los precios hasta el año 2025 debido a la eliminación paulatina de los subsidios, la disminución de los inventarios, la apertura y globalización del mercado y el surgimiento de nuevos bloques de consumidores, estos últimos en China, Japón y el Sudeste Asiático. Una alternativa para mejorar esta situación será un nuevo sistema de pago de la leche en fase final de análisis (Anon, 1998 a). I.3 Caracterización de la ganadería avileña

Ciego de Ávila posee una extensión de 616 539 ha. Su superficie agrícola abarca 442 839 ha, lo cual equivale al 71,8 % del área total, de ellas, se encuentran cultivadas 282 350 ha, representando el 63,8 % de la extensión total y el 45,79 % del área agrícola de la región.

3

Capítulo I. Revisión bibliográfica Existen 6 Empresas Pecuarias, 7 empresas especializadas en otros propósitos que poseen también

explotación animal, principalmente con fines de autoconsumo y 63 cooperativas de producción agropecuaria (CPA), donde 8 de ellas responden a la actividad pecuaria.

Al cultivo permanente se dedican 244 645 ha, para el 86,6 % del total de la superficie cultivada, predominando la caña de azúcar, los pastos y forrajes, los cítricos y el plátano. Los pastos y forrajes ocupan una extensión de 12 391 ha, para un 4,4 % del área cultivada y un 5,1 % del área ocupada por los cultivos permanentes.

La superficie no cultivada es de 160 489 ha, representando el 26 % del total provincial y un 36,3 % de la superficie agrícola disponible, ésta se descompone en 107 980 ha de pastos no cultivados, o sea, el 67,3 % y 52 509 ha de tierras ociosas; de estas tierras, las empresas agropecuarias mantienen 20 609 ha, es decir, un 39,2 % (MINAGRI, 1999 a).

En el anexo 2, se muestra el comportamiento de los principales indicadores productivos de la masa vacuna durante los quinquenios (1976-1980), (1980- 1985), (1985, 1990), (1990- 1995), (1995-1998), donde se observa un incremento continuo de todos los indicadores positivos en los sectores estatal y no estatal en los primeros tres quinquenios; sin embargo, a partir de 1990, ocurre un descenso brusco de todos estos indicadores en el sector estatal, manteniéndose un crecimiento discreto en el no estatal.

En el análisis del comportamiento de estos indicadores (MINAGRI, 1999 a) observamos que la producción de leche experimenta su máximo valor en el quinquenio 1985-1990, siendo el año 1989 el más destacado con 17 923 700 litros y 5,8 litro/vaca. En el año 1990 esta producción se

redujo a 16, 846, 700 litros con 5,2 litro/vaca, reflejándose un decrecimiento a través de los quinquenios 1990-1995 y 1995-1998, siendo el año 1993 el de más baja producción con 7, 794, 400 litros de leche y 3,0 litro/vaca y una diferencia de 10, 129, 300 litros de leche y 2,8 litro/vaca menos que en 1989.

En los tres últimos años estudiados la producción por vaca es de 2,8 litros, por lo que es evidente que los animales no manifiestan su potencial productivo, el cual, en correspondencia con la composición genética de la masa vacuna de la provincia, puede aportar producciones entre 7 y 8 litros por vaca y 2,500 litros por lactancia de 300 días de duración (Calvo, y Pérez, 1990); (Calvo, Pérez, Borroto y Hernández, 1991).

La existencia de la masa experimentó un crecimiento constante y gradual a través de los quinquenios (1976-1980), (1980-1985) y (1985-1990), siendo el año 1987 el de mayor existencia (135 700 cabezas). Durante el quinquenio (1990-1995), la masa total mermó en 21700 cabezas, lo que representó un decrecimiento de un 16,54 %, lográndose en el siguiente quinquenio una reducción del ritmo de decrecimiento de un 6,6 %. Por su parte el sector no estatal presentó un crecimiento gradual y sostenido a través de los años analizados, representando actualmente el 45 % del total de la masa del territorio.

En el quinquenio (1990-1995) el porcentaje de hembras (72 %) disminuye con respecto a quinquenios anteriores, manteniéndose en descenso este indicador con un 63 % en el quinquenio actual. Es de destacar que la cantidad de machos ha aumentado en la masa total, pues se ha incrementado la monta libre y el uso de la tracción animal en las labores agrícolas; por otra parte, entre las hembras hay mayor mortalidad, pues el parto y la producción de leche bajo condiciones desfavorables de alimentación, higiene y manejo, influyen negativamente en la composición del rebaño.

La incorporación de las vacas al ordeño experimenta cambios positivos en el quinquenio (1990-1995) (9,7 %), la cual se incrementa en los años (1995-1998) (23,9 %). Por su parte, las hembras incorporadas a la reproducción, sufrieron un marcado decrecimiento a partir del quinquenio (1990-1995) con 9 340,8 cabezas, representando el 11,9 % del total de hembras y experimentando un descenso sustancial en los años (1995-1998) con 1 929 cabezas (3 % del total de hembras del rebaño).

Este resultado es concluyente con respecto al mal manejo empleado en la categoría novilla donde se dificulta el cumplimiento de los parámetros reglamentados para su incorporación a la reproducción, fundamentalmente el peso vivo (300 kg), el cual, según Mejías, Zamora y Hernández (1997) se debe alcanzar a una edad aproximada de 22 meses, repercutiendo negativamente en la eficiencia de las explotaciones. La inseminación artificial muestra franca recuperación a partir del año1995.

Los nacimientos experimentan, al igual que la mayoría de los indicadores fundamentales, un sensible decrecimiento a partir del año 1990 en correspondencia con el decrecimiento de las hembras incorporadas a la reproducción.

En la mortalidad se observa un comportamiento variado en los dos sectores a través del período, con un incremento para ambos en el quinquenio (1990-1995) agravado por la escasez de recursos, la incidencia de enfermedades y la desnutrición de la masa, causando verdaderos estragos en animales genéticamente ineptos para esta situación (Perón y Márquez, 1992). En el período (1995-1998), en el sector no estatal, este indicador mostró un discreto aumento mientras que el sector estatal presentó un importante decrecimiento (59 %) con respecto al 78 % manifestado en los años más difíciles (MINAGRI, 1999 a).

La siembra de pastos también presentó una seria afectación a partir de 1990, sobre todo en el sector estatal, la cual se ha mantenido actualmente. Por su parte, en 1985, el sector no estatal sembró 491,17 ha,

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Capítulo I. Revisión bibliográfica representando sólo el 5,9 % del total del cultivo sembrado en el quinquenio; sin embargo, en los años siguientes (1990-1995), presentó un leve aumento (10 %) pese a la reducción de los recursos, ocupando actualmente este cultivo el 66,4 % del área dedicada a esta actividad en dicho sector (MINAGRI, 1999 b).

La producción de heno y ensilado decreció drásticamente, en los años (1995-1998) fue mala la elaboración del ensilado y, del heno, sólo se produjeron 2 337,7 t.

Es evidente que no existe correspondencia entre los alimentos producidos en las empresas y la masa en explotación, esto obliga a un mayor consumo de subproductos agropecuarios que encarecen la producción de leche y la obtención de terneros en las empresas.

De igual forma, las atenciones culturales en los pastizales se vieron seriamente limitadas, fundamentalmente las fertilizaciones, la aplicación de herbicidas y la chapea mecanizada como lo refleja el anexo 3, afectando por consiguiente las áreas cubiertas de pastos cultivados y la proporción de especies con mayor valor nutritivo (anexo 4). Cabe destacar el bajo porcentaje existente de especies forrajeras y leguminosas (6,12% y 2,03%, respectivamente) en las áreas ganaderas, lo cual atenta contra la política del MINAGRI de trabajar en función de garantizar la suficiencia alimentaria en las unidades. I.4 Algunas consideraciones sobre el diagnóstico aplicado a la ganadería

Los procedimientos para la investigación y detección de problemas en relación con la producción de leche en fincas y empresas ganaderas se dividen en: diagnóstico, planificación, experimentación, evaluación, discusión y recomendaciones (Tripp y Woolley, 1996); coincidiendo con Ávila (1996), quien considera al diagnóstico como la primera etapa de la investigación.

Rodríguez (1996), sostiene que el diagnóstico es un método de estudio que se utiliza para detectar los elementos esenciales de la naturaleza del problema, presentando las posibles alternativas de solución a las dificultades derivadas del mismo, permite además, determinar necesidades de investigación y su prioridad relativa, así como de otras acciones técnicas.

Por su parte Tripp y Woolley (1996), plantean que consiste en la recopilación y análisis de información con el fin de diseñar en campos de agricultores y ganaderos y que las actividades de diagnóstico puede incluir una revisión de datos secundarios, entrevistas con funcionarios locales, encuestas informales (entrevistas con agricultores y observaciones de campo) y encuestas formales (con cuestionarios), además el objeto de las actividades del diagnóstico inicial es recopilar suficiente información para describir las características básicas de la zona en estudio, identificar los problemas que limitan la productividad y comenzar a considerar mejoras posibles en las prácticas de los productores.

Según estos autores, los objetivos principales del diagnóstico son: conocer el sistema de producción prevaleciente y los factores endógenos y exógenos que limitan la productividad y funcionamiento del mismo así como considerar posibles soluciones. Por ello es usado en la planificación, y su eficacia depende de la información recopilada durante las primeras actividades del diagnóstico (diagnóstico inicial), del diagnóstico posterior (encuestas suplementarias, observaciones, muestras de cultivos o suelos, etc.) y de los resultados de los ensayos.

García (1996) considera entre las técnicas a emplear: la captación, revisión e integración de información secundaria, observaciones y mediciones directas, variaciones espaciales y temporales, entrevistas informales con informantes claves, entrevistas formales, tabulación y mapificación y técnicas participativas en cada caso.

Ávila (1996) sostiene que, con el fin de tener una base amplia de referencia y buena calidad de información, el diagnóstico se divide en dos fases: una estática y otra dinámica. La primera pretende obtener una descripción de lo que tiene el productor y la forma como maneja su explotación, caracterizando los sistemas con una completa información sobre recursos, tecnología, producción y opiniones del productor, de esta manera, se obtiene una “fotografía” de lo que tiene el pequeño productor en su finca y cómo lo maneja. Para ello se hacen preguntas y se anotan las respuestas o el uso de grabadoras en dependencia del tipo de productor y la habilidad del encuestador.

En la fase dinámica se busca obtener un buen conocimiento del proceso de toma de decisiones en la finca, los criterios que se aplican y una cuantificación precisa de la productividad de los sistemas. En este caso se utiliza un sistema de registros sencillo y apropiado, llevado por un técnico con la ayuda del productor.

Jiménez y Sanabria (1995) en San José, Venezuela, realizaron un análisis organizacional del modelo de varias empresas campesinas, esto le permitió la identificación de problemas y la búsqueda de soluciones, seleccionando para la definición de variables, el modelo de Kast y Rosenzweig (1982) acerca de la Teoría Organizacional. Estos autores conciben a las organizaciones como sistemas abiertos interrelacionados con el entorno. Para este tipo de diagnóstico fueron objetos de estudio: la estructura organizativa, los aspectos técnicos, administrativos, psicosociales, las metas, valores y nivel ambiental.

En Colombia, con el fin de identificar las prácticas agropecuarias realizadas por los productores y obtener información cualitativa de los sistemas de producción, Castañeda (1991) aplicó una encuesta exploratoria y el

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Capítulo I. Revisión bibliográfica uso de entrevistas complementadas con observaciones directas del personal técnico; también valoró positivamente la aplicación de diferentes técnicas para el diagnóstico de fincas y su utilización en la identificación de los distintos sistemas de producción para formar base que formulen soluciones tecnológicas adecuadas a las condiciones de cada productor, utilizando el método de diagnóstico dinámico unido a la compilación y análisis de la información establecida, así como la encuesta exploratoria.

Por su parte, Pichard, Alcalde y Ortega (1991) abogaron por la técnica de fase de sondeo y en-cuesta estática en el área del proyecto para identificar los principales problemas de los pequeños productores de Chile analizando los componentes más importantes de producción: clima, suelo, vegetación y ganado.

Gutiérrez y Hernández (1991) en Perú, emplearon el método de inventario y descripción con entrevistas informales, además de la caracterización del suelo y los pastos así como el sistema de producción para evaluar los factores limitantes. Salinas, Ávila, Falcón y Flores (1991), aplicaron etapas metodológicas de diagnosis como: sondeo, análisis de información secundaria, delimitación del área de estudio, elaboración y aplicación de encuestas a productores para el diagnóstico estático.

García (1996), plantea que existen diferentes métodos para la realización de diagnósticos como el diagnóstico y diseño (ICRAF-Kenya), el diagnóstico rural rápido (CATIE-Costa Rica), el de evaluación rural participativa (Kenya-World Resources Institute), el sondeo (Guatemala, Bolivia, Colombia) y el diagnóstico exploratorio (FAO, 1991) entre otros.

Carrizales, Paredes y Carriles (2000) y Rodríguez, Morín, Paredes, Carriles, Vargas, Hidalgo y Núñez (2000) en el estado de Zulia, Venezuela, estudiaron el funcionamiento tecnológico de diversas fincas de doble propósito, aplicando la metodología de “Diagnóstico rápido de perfiles productivos y de funcionalidad de patrones tecnológicos en sistemas de producción con vacunos” y la recolección de la información fue mediante una encuesta técnica para determinar estructura y funcionalidad.

En Cuba, la aplicación de diversas técnicas de diagnóstico ha ganado auge en el sector agropecuario. Recientemente, Suset y González (2000), desarrollaron un proyecto de diagnóstico en el territorio ganadero del municipio Martí, provincia de Matanzas, consistente en el análisis

de la perspectiva socio-psicológica de los factores que inciden en el desarrollo del sector agropecuario y sus comunidades; los aspectos metodológicos fundamentales empleados fueron la realización de talleres, entrevistas grupales e individuales y la observación participante, considerándose además las diversas formas presentes de organización para la producción y las relaciones entre los sujetos que la conforman así como una valoración objetiva de la importancia que tiene para el desarrollo rural la unidad armónica y coherente entre las entidades productivas, la comunidad y la gestión local de gobierno.

Por su parte, Vera, Ortiz y Leiva (2000), realizaron un diagnóstico específico de las condiciones de 20 huertos urbanos y de sus productores y familias, en 5 localidades de dos municipios de la ciudad de La Habana; se aplicaron varios índices ecológicos para la descripción de los agroecosistemas y la evaluación de los factores limitantes, empleando para ello el método de inventario y descripción con entrevistas informales. I.5 Sistemas de producción de leche de bajos insumos

Los sistemas de pastoreo extensivo en las zonas tropicales han causado grandes daños al medio ambiente y a la biodiversidad, han impedido el desarrollo rural y como consecuencia han promovido la emigración de la población rural hacia las ciudades en busca de mejores alternativas de vida (Howard-Borjas, 1995); no obstante, es la forma más económica de alimentar a los rebaños lecheros de mediano o bajo potencial en esta región (Arrellano-Sota, 1996).

Vaccaro (1991) sostiene que los bajos niveles de producción y la falta aparente de medidas de manejo y alimentación adecuadas caracterizan estas explotaciones por ser estos sistemas altamente dependientes de pastos naturales y/o naturalizados (64 %), menos del 50 % usan suplementos y el 56 % no usan suplementos minerales. En este sentido, Arrellano-Sota (1996) encontró que, en la zona templada, la producción de leche (kg/vaca/año) de un productor promedio oscila entre 1 200-1 500, la de un productor progresista entre 2 000-3 000 y en condiciones experimentales se alcanzan valores de 4 000-6 000 kg/vaca/año; sin embargo, en las condiciones del trópico, la producción de leche alcanzada a partir del pastoreo por un productor promedio no sobrepasa los 400 kg/vaca/año y 1 200-1 500 para un productor progresista, logrando solamente producciones de 2 400 kg/vaca/año bajo condiciones experimentales.

Por otra parte, el rendimiento lechero aumenta hasta alcanzar el potencial productivo de los animales en la medida que se cubren las insuficiencias del pasto con cantidades crecientes de concentrados (Quevedo, 1993); pero la compra de todos los insumos necesarios así como la contratación de personal y el resto de las labores e instalaciones que sirven de sustento a cualquier variante tecnológica significan gastos que en caso de no ser cubiertos por los ingresos y aun quede un margen de ganancia, es necesario entonces producir con otra tecnología (Martín y Rey, 1998), siendo la integración ganadería/agricultura la clave para desarrollar sistemas sostenibles de producción de alimentos (García-Trujillo y Monzote, 1995; Monzote y Funes, 1997).

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Capítulo I. Revisión bibliográfica Lamela, Cáceres, Pereira, Hernández, Senra, Muñoz, García-López y Ojeda (1993) sostienen que en nuestro

país se han desarrollado investigaciones en la búsqueda de sistemas de bajos insumos, que tienen como principio la utilización de bajos niveles de fertilización y la falta de utilización de regadío, con el establecimiento de estrategias flexibles capaces de satisfacer los requerimientos, tanto de los microorganismos del rumen como los del animal propiamente dicho. I.5.1 Sistemas sin riego con pastos mejorados

En Cuba, donde la alimentación del ganado debe basarse fundamentalmente en el empleo de los pastos y forrajes, por ser esta la vía más factible desde el punto de vista económico, se le ha prestado gran atención al estudio de su manejo y de los sistemas de producción que impliquen el uso máximo de estos alimentos (Iglesias, Simón, Milera y Lamela, 1997).

En las condiciones de nuestro país el sistema más generalizado de producción de leche es el que no dispone de riego en el área de pastoreo, con el pasto como dieta básica en la época lluviosa y la suplementación de alimentos y pastoreo restringido en tiempo durante la época poco lluviosa (Senra, 1992). Este autor plantea que la mayoría de las investigaciones encaminadas a la producción de leche en sistemas de pastoreo se han realizado en áreas de secano debido a las limitaciones del riego, además de que el pasto compite con otros cultivos en su uso. Por otra parte, a partir de 1990, todas las áreas de pastoreo del país se explotan en condiciones de secano

Bajo estas condiciones, Milera y Figueroa, (1986) y Milera, García-Trujillo y Menchaca, (1988), compararon dos tiempos de estancia (3,5 y 7 días) con tres cargas (2,7; 3,7 y 4,5 vacas/ha) en bermuda cruzada-1 (Cynodon dactylon cv. Coastcross-1) y notaron un incremento en la producción individual de 3 y 4 % a favor de la estancia corta para las cargas 2,7 y 3,7 vacas/ha respectivamente.

Bajo estos sistemas de producción, Lamela, Fung y Esparza (1995), estudiaron la variedad Panicum maximum cv. SIH-127 fertilizada con 100 kg de N/ha/año y sometida a una carga de 2,5 vaca/ha. Durante el manejo, espaciaron las rotaciones del pasto a 15 y 25 días para las épocas lluviosa y poco lluviosa y observaron que la producción de leche difirió (P<0.05) entre los diferentes bimestres del año, obteniendo producciones mínimas de 9,7 y máximas de 12,0 kg/vaca/día para los períodos poco lluvioso y lluvioso respectivamente.

Por su parte, utilizando estos sistemas de producción de secano, Hernández (1998) realizó con el chloris (Chloris gayana cv. Callide) diversos ensayos encaminados a relacionar diferentes parámetros de su manejo y del manejo de los animales (especie de pasto, carga, tiempo de estancia y niveles de oferta del pasto), donde obtuvo producciones de hasta 9,7 kg/vaca/día y concluyó que esta especie puede ser manejada utilizando tiempos de estancia desde 1 hasta 6 días siempre que se garantice un nivel de oferta de hojas adecuado cuando los animales entran al nuevo cuartón.

De forma conclusiva, los estudios realizados por Lamela et al., (1993) en sistemas de producción sin riego con las especies guinea Likoni, rhodes (Rhodes cv.Callide) y pasto estrella (Cynodon nlemfuensis), han demostrado que la especie de pasto responde de forma diferente a distintas intensidades de pastoreo, lo cual se traduce en comportamientos desiguales en la producción de leche y además que, la oferta de pasto, los tiempos de estancia y rotación, inciden en las respuestas productivas obtenidas. Estos autores encontraron que con diferentes ofertas (15, 35 y 55 kg MS/animal/día); en la Likoni la respuesta fue lineal, ya que la producción de leche se incrementó de forma constante (8,3; 9,2 y 10,2 kg/vaca/día) con el aumento de la oferta de pastos, en el rhodes la producción creció hasta la oferta media y después decreció (7,1; 8,7; 8,3 kg/vaca/día) y en el pasto estrella se produjo un decrecimiento de la producción de leche (7,7; 6,1 y 5,4 kg/vaca/día) con el incremento de la oferta. I.5.2 Sistemas de segregación de áreas de pastoreo

La restricción del tiempo de pastoreo en seca es una práctica que siguen tanto los investigadores como los productores en los sistemas de producción de leche en condiciones de secano ya que existe la necesidad de suministrar alimento voluminoso en las canoas de las naves de sombra de las vaquerías con vista a cubrir los requerimientos de los animales (Milera, Iglesias, Remy y Cabrera, 1994; Lamela, García-Trujillo, Rodríguez y Fung, 1995; Lamela, Matías y Gómez, 1999).

Esto fue comprobado por Milera y Figueroa (1986), quienes observaron al comparar dos tiempos de estancias (3,5 y 7 días) con 3 cargas de animales (2,5; 3,5 y 4,5 vaca/ha), que el uso del menor tiempo de estancia y la carga más baja no sólo permitió alcanzar la mayor producción de leche (9,4 kg/vaca/día) y persistencia del pasto (82 %), sino que fue posible segregar el 43 % del área para ensilar.

En la EEPF “Indio Hatuey”, Esperance, O’Donovan y Perdomo (1978) estudiaron un sistema de producción de leche basado en la segregación del 50 % del área de pastoreo. El pasto empleado fue la pangola común

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Capítulo I. Revisión bibliográfica (Digitaria decumbens cv. Común), fertilizado al inicio de las lluvias y al final de cada corte a razón de 50 kg de N/ha y la carga animal utilizada fue de 3 vaca/ha. El primer corte lo realizaron en el período de mayo a agosto y conservaron en forma de ensilado en dos ocasiones. Posteriormente se realizó una tercera segregación para conservar en forma de heno en el período de septiembre a octubre. El sistema permitió una producción de leche durante los tres años evaluados de 7,9; 6,9 y 6,3 kg/vaca/día.

Por su parte, Esperance, García-Trujillo, Astudillo y Perdomo (1979), utilizaron un sistema de producción basado en este mismo principio y emplearon una carga de 3 vaca/ha en un pastizal de pangola común fertilizada con 80 kg de N/ha/año. Durante el período de mayo a agosto, segregaron en dos ocasiones para conservar en forma de ensilado el 25 % del área de pastoreo y en septiembre – octubre, el 15 % del área para conservar en forma de heno. Los alimentos obtenidos se suministraron durante el período poco lluvioso en adición al pasto, a razón de 20 kg de ensilado y 3 kg de heno y la producción promedio anual fue de 9,5 kg de leche/vaca/día.

Al comparar este sistema experimental con una vaquería que sirvió de referencia, donde los alimentos conservados se obtuvieron de un área adicional, estos autores no observaron diferencias en la producción de leche (9,6 kg/vaca/día) y dicho sistema fue más económico que la unidad de referencia, con un ahorro de 2 centavos en el costo del litro de leche. I.5.3 Sistemas que utilizan el forraje

Estos sistemas se caracterizan por la utilización del forraje no sólo en la época poco lluviosa, sino durante todo el año en dependencia de las necesidades de los animales.

García López y Herrera (1998) utilizaron satisfactoriamente el forraje de la planta integral de yuca (Manihot sculenta) y de boniato (Ipomea batata) a razón de 15 kg/vaca/día, en cada caso, como complemento al pasto y encontraron incrementos de la producción de leche de 9,7 y 7,6 L/vaca/día respectivamente con relación a 6,4 L/vaca/día cuando los animales pastaban pasto solamente (control) y un aumento de los valores de los sólidos no grasos y los sólidos totales en la composición de la leche con respecto al tratamiento control lo que evidencia los efectos positivos que ejercen los consumos de energía y proteína de los dos suplementos (García López, 1988).

Wanapat (1995) plantea que la hoja de yuca contiene un alto contenido de proteína bruta (PB) (25%), las cuales pueden pasar al rumen porque están en forma de complejo taíno-proteína; este resultado es corroborado por Preston, Rodríguez, Van Lai y Le Ha (1999), quienes sostienen que la alta tasa de ganancia de peso al proporcionar el follaje de yuca como fuente única de proteína y fibra en la dieta (0,85 kg/día y 0,94 kg/día con suplementación de 400 g/día de harina de soya) indica que parte de la proteína del follaje de la yuca se escapa de la fermentación ruminal, por lo que la hoja funciona por lo menos parcialmente como fuente de proteína sobrepasante.

Preston, Rodríguez, Van Lai y Le Ha (1999) sostienen que el follaje fresco de yuca puede ser consumido pues el proceso de digestión fermentativa en el rumen neutraliza el efecto del ácido cianhídrico y aún no se han reportado problemas de intoxicación o envenenamiento.

Dentro de las especies leñosas que aportan forraje de buena calidad encontramos a la morera (Morus alba), la cual ha dado muy buenos resultados en la alimentación de rumiantes. De acuerdo con Benavides (1999), los elevados niveles de proteína cruda y digestibilidad superan, en gran medida, a los de los forrajes más empleados en el trópico y sólo son comparables a los valores reportados en los alimentos concentrados.

Al comparar el follaje de esta especie con el concentrado ofrecido como suplemento a vacas en pastoreo, Oviedo (1995), obtuvo un nivel de producción de leche similar (13,2 y 13,6 kg/animal/día, respectivamente) a iguales niveles de consumo de MS (1% del PV), el cual resultó superior al obtenido con pastoreo solamente (11,3 kg/animal/día). El uso de morera en la dieta no afectó el contenido de grasa, proteína ni sólidos totales de la leche, y mejoró el beneficio neto en comparación con el concentrado (US $3,29 vs 2,84, respectivamente).

Al reemplazar el 0 %, 40 % y el 75 % del concentrado por follaje de morera; Esquivel, Benavides, Hernández, Vasconcelos, González, y Espinosa (1996), tampoco encontraron diferencias significativas (P< 0,05) en la producción de leche de vacas Holstein en pastoreo (14,2; 13,2 y 13,8 kg/animal/día respectivamente) y no se observaron efectos apreciables en la calidad de la leche. Por otra parte, al considerar sólo los costos de alimentación, el ingreso neto por animal con el máximo nivel de morera fue superior en 11,5 % al obtenido con el concentrado.

Milera, Simón, Lamela, Hernández, Iglesias, Martín, Sánchez y Pentón (2000), sostienen que el forraje de morera fertilizado y sin riego presenta rendimientos que garantizan la suplementación de 5 vacas/ha/año (con un consumo del 1,5 % del peso vivo) y posee potencial para 10 litros de leche por vaca diariamente.

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Capítulo I. Revisión bibliográfica I.5.4 Sistemas que utilizan la caña como fuente de forraje en el período poco lluvioso y sistemas que

emplean la Saccharina

A pesar de que la caña de azúcar (Saccharum officinarum) se caracteriza por ofertar toda su producción de MS en el período poco lluvioso no puede considerarse como un forraje ideal y su empleo en la alimentación de rumiantes se asocia directa o indirectamente a numerosas dificultades, entre ellas: fibra muy desarrollada y de lenta degradación ruminal, bajas concentraciones de proteínas y minerales y la ausencia de nutrimentos sobrepasantes (Pedraza, 1998). Todo esto hace necesario una adecuada suplementación con alimentos activadores del ecosistema ruminal encargado de la degradación de la fibra en el rumen.

Muñoz y González (1998) citan a diversos autores (Pérez Infante, García y Vila; Banda y Valdés; Montpellier y Preston; Ruiz; Leng y Preston; Molina; Alonso y Senra y González) que destacan el énfasis que se ha puesto en la utilización de la mayor cantidad de caña de azúcar integral sola o combinada con otros forrajes y/o suplementos, teniendo en cuenta sus limitaciones como único alimento voluminoso.

Estos autores señalan que debido a que el índice de consumo de este forraje es bajo, y por consiguiente, las vacas sufren hambre aun cuando disponen del alimento a plenitud, el manejo integral de la caña de azúcar podría beneficiar el potencial productivo de los ecosistemas de pastoreo en el trópico si se utiliza para equilibrar el contenido de azúcar de las raciones para bovinos.

Elías, García López, y Muñoz (2000) sostienen que en Cuba, con vacas lecheras consumiendo caña de azúcar se logró aumentar el consumo voluntario (18-20 kg/vaca/día) y la producción de leche (8-9 L/vaca) en la medida que se incrementó el nivel de urea en la ración (0-200 g/vaca/día). La adición de azufre (14-16 g/vaca) en forma de sulfato en la ración, duplica el consumo voluntario (36 kg/vaca/día) y mejora la producción de leche en vacas de mediana producción.

Otra opción válida en el uso de la caña como forraje es asociada a leguminosas, en este sentido, Iriondo, Martínez y Arostica (1998) estudiaron el comportamiento de la caña de azúcar asociada al siratro (Macroptilium atropurpureum cv. Siratro) como forraje verde comparada con la caña sola y encontraron que el rendimiento de la caña con la leguminosa superó en 22,28 t de MV/ha (7,51 t de MS/ha) al de la caña sola y representó un incremento del 45% con respecto al rendimiento total y producciones de leche superiores a 6 L/animal/día con un menor costo que los tratamientos caña sola y caña + urea (200 g/animal/día). Por su parte, Suárez, Fernández y Rodríguez (1995), obtuvieron producciones de leche entre 6 y 7 L/animal/día cuando emplearon leguminosas con forraje de caña en la época de seca.

La puesta en práctica de procesos fermentativos para mejorar la calidad de la caña de azúcar ha incrementado la expectativa que esta planta posee y ha contribuido a su reevaluación en Cuba como alternativa para la alimentación animal (García López, 1994). Según este autor en el uso de la caña de azúcar con procesos de fermentación previa, la variante conocida como saccharina húmeda ha permitido una rápida generalización por sus menores costos energéticos y rápido uso.

La saccharina es una opción en la alimentación animal en el trópico, se obtiene a partir de la fermentación en estado sólido de la caña con urea y sales minerales. Este alimento aporta entre 11 y 16 % de PB; 26 % de Fibra Bruta (FB) y 10,8 MJ/kg MS de Energía Metabolizable (EM). Según Marrero, Elías y Macías (1992), su contenido proteico es comparable al de cereales como el maíz y el trigo y por sus características nutritivas y su composición física y química puede sustituir en las dietas para rumiantes estos cereales, por lo que puede desempeñar un papel importante en la nutrición animal en el trópico.

Este criterio es confirmado por García López, Elías, Capdevila, Reyes, Mejías y Herrera (1999), quienes encontraron que niveles de Saccharina incluidos hasta el 70 % en los piensos de vacas lecheras son perfectamente admisibles para lograr 10 L/vaca/día sin alteraciones en los principales índices productivos del rebaño.

Elías, et al., (2000), sostienen que la saccharina es capaz de soportar producciones de leche de 10,5; 11,04 y 11,5 (kg/vaca/día) en vacas con 90, 70 y 50 % del producto respectivamente. I.5.5 Sistemas que utilizan los subproductos agroindustriales

Lamela et al., (1993), plantean que otra vía que puede constituir una buena solución dentro de los sistemas de producción es la utilización de los subproductos agroindustriales frescos

o conservados si se conocen sus indicadores nutrimentales, la factibilidad de adquisición y la forma de ser suministrados.

Utilizando subproductos de la Industria Azucarera, Estrada, Murga, de Fundora y Alfonso (1991), realizaron una extensión en la vaquería “Modelo” de la UCLV con vacas F2 y F3 (Holstein-Cebú). Las vacas fueron estabuladas y alimentadas con residuos de centros de acopios de caña de azúcar predigeridos con 2,5% de NaOH y un suplemento nitrogenado activado. El pastoreo se realizó durante 2,5 horas cada día y sólo se suplemetaron con pienso industrial a las vacas que producían por encima de 5 litros de leche a razón de 0,46 kg

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Capítulo I. Revisión bibliográfica de pienso/litro de leche. Los resultados mostraron que la dieta utilizada sostuvo producciones entre 8,0 y 10,0 litros de leche y que como producción promedio de la vaquería se obtuvieron 7,9 l/vaca diarios durante el período experimental. I.5.6 Sistemas que incluyen el uso de leguminosas

El empleo de leguminosas tropicales en la dieta vacuna es, en la actualidad, una de las posibilidades más discutidas por los especialistas; sin embargo en el país no se ha logrado su uso de forma significativa a pesar de que a escala experimental se ha demostrado que pueden obtenerse niveles satisfactorios de producción láctea con un menor desembolso económico (Cino, Larduet y Jordán, 1996). Estas pueden ser utilizadas de formas diferentes: banco de proteínas, cercas vivas, en asociación con gramíneas, como forrajeras o algunas de estas formas combinadas con otras especies arbóreas (fundamentalmente leguminosas) en la variante de asociación de árboles en potreros de los Sistemas Silvopastoriles (SSP). I.5.6.1 Banco de proteína

Según Valdés (1992) y Hernández y Simón (1993), los bancos de proteína consisten en la siembra de árboles, arbustos y/o herbáceas rastreras con un alto contenido de proteínas (generalmente leguminosas), a altas densidades y en una determinada porción de terreno del sistema (20 a 30 % del área total de una unidad pecuaria), donde reciben un manejo especial por parte del agricultor para evitar su deterioro con cargas superiores a 2,5 vaca/ha y los emplean fundamentalmente en la época de seca para suplementar la ración básica de gramíneas en los períodos en que estos pastos crecen menos y se tornan toscos y lignificados, cosechando el forraje y llevándolo a los animales a través de sistemas de corte y acarreo; también pueden ser pastados directamente por el animal como suplemento a otros pastos (fundamentalmente gramíneas) a través del uso racional de este forraje de alta calidad. En Cuba, para la producción de leche, puede ocupar el 25 % del área total siendo una opción esta tecnología cuando no se dispone de alimentos suplementarios.

Lamela, et al., (1999) plantean que este sistema permite elevar la producción de leche y sus resultados son superiores a los alcanzados cuando se utilizan gramíneas mejoradas. En este sentido se ha informado que la producción se incrementa entre 7 y 33 % cuando se emplea la leucaena (Leucaena leucocephala) en la dieta de los animales (Jones, 1994).

Valdés (1992) demostró que, durante el período poco lluvioso, las vacas con acceso al banco de proteína produjeron entre 1,0 y 2,3 litros de leche más que las vacas que consumieron concentrados y forrajes durante los primeros 6 meses de lactación. De igual forma, en los rebaños comerciales que recibieron bajos niveles de suplementación, el empleo del banco de proteína produjo incrementos importantes en la producción de leche. Así, las vacas con acceso al banco de proteína y baja suplementación (0,5 kg de concentrado/litro a partir de 6,6 litros producidos) produjeron 8,3 kg/vaca/día, mientras que las vacas que pastaron pasto estrella fertilizado y con suplementación alta (0,5 kg/litro de leche a partir de 4,5 litros producidos) solamente alcanzaron una producción de 6,9 kg/vaca/día.

Al aplicar a escala comercial una tecnología que incluía un banco de proteína de leucaena y guinea fertilizada con 80 kg de N/ha/año; Lamela, Valdés y Fung, (1996) obtuvieron una producción de 9,3 L/vaca/día en vacas mestizas. En otras dos vaquerías, sembradas con pasto estrella y guinea Likoni, sin la aplicación de riego y fertilizantes y con el uso de banco de proteína, obtuvieron una producción de leche de 5,7 y 6,6 kg/vaca/día respectivamente.

Por su parte, Milera, Iglesias, Remy, Reyes y Martínez (1989), estudiaron el efecto del pastoreo complementario de glycine (Neonotonia wightii) (50 % del área total) sobre una dieta constituida por ensilado ad libitum y pastoreo restringido y hallaron que la producción de leche fue superior en un 6,4 % con relación a una dieta similar sin la utilización de la leguminosa.

En un trabajo en el cual el banco de proteína representó el 20 % del área total de pastoreo, Lamela, et. al., (1995), encontraron que al evaluar dos sistemas de producción, uno con segregación de áreas y otro con forrajes de caña, la producción de leche fue de 9,1 y 9,4 kg/vaca/día respectivamente, superando en 1 L/vaca/día al potencial encontrado en dichos sistemas sin banco de proteínas.

Lamela, et. al., (1999), sugieren que el empleo del banco de proteína en sistemas de secano permite obtener producciones de leche de 9 L/vaca/día con un aceptable comportamiento reproductivo de los animales y una alta persistencia de la leucaena en el pastizal.

Durante 3 años se realizó el estudio de un sistema de producción de leche que disponía de guinea y un banco de proteína (20% del área sembrada de leucaena cv. Perú) en pastoreo rotacional, sin riego y con 140 kg de N/ha/año aplicado a la gramínea, permitió el empleo de la conservación como ensilado de la guinea en pastoreo durante el período lluvioso. La carga empleada fue de 2,5 vaca/ha y el sistema se comparó con un control de gramínea solamente que fue sometida al mismo manejo que el área con banco de proteína; se

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Capítulo I. Revisión bibliográfica hallaron diferencias significativas (P< 0,01) a favor del área con banco de proteína (10,0 vs 9,6 l/día) así como un incremento en la población de la guinea (Milera, et. al., 1994).

Otra leguminosa voluble evaluada en pastoreo en forma de banco de proteína ha sido el teramnus (Teramnus labialis), la cual permitió una producción de leche de 9,5 kg/vaca/día, valor superior en 1 kg/vaca/día al que se obtuvo en pastizales de gramíneas fertilizadas con 180 kg de N/ha/año (Milera, 1996).

Lamela, Matías, Fung y Valdés (1998), estudiaron el empleo de un banco de proteína de leucaena en una vaquería comercial que contaba con un área de 40 ha totales, de ellas, 8 ha fueron establecidas como banco de proteína, 3 ha de caña y 29 ha de pasto y la carga empleada fue de 1,7 vaca/ha. Los resultados mostraron que la utilización de esta leguminosa en banco de proteína permite obtener producciones de leche entre 4,0 y 8,0 kg/vaca/día.

Según Lamela et. al., (1999), la inclusión del banco de proteína de leucaena y glycine produjo entre 9,0 y 9,3 L/vaca/día, valores ligeramente inferiores a los obtenidos en Cuba bajo condiciones de investigación (9,4 y 10,1 L/vaca/día) cuando se utilizaron vacas de mediano potencial (Milera et. al, 1994; Lamela et. al., 1995). 1.5.6.2 Cercas vivas

Las cercas vivas forman parte del paisaje cubano pues se han utilizado tradicionalmente por campesinos y propietarios de fincas, empleándose comúnmente como delimitadores o demarcadores de linderos de propiedades privadas.

Generalmente en Cuba se han utilizado leguminosas arbustivas o arbóreas pequeñas, con capacidad de rebrotar, y de ser reproducidas por estacas. Además, se seleccionan con más frecuencia aquellas de uso múltiple, capaces de aportar madera de uso directo, leña, forraje o que son melíferas o medicinales (Renda, Calzadilla, Jiménez, y Sánchez, 1999).

Pedraza, Gálvez, Guevara, Guevara y Curbelo (1999), encontraron beneficios productivos y económicos con el uso del follaje de las cercas vivas de bien vestido (Gliricidia sepium) como suplemento para la producción de leche. Al suplementar con 1,3 kg/animal/día a animales en producción que recibían una dieta base de 14 kg de pasto de guinea sin fertilizar y 0,07 kg de sal mineral INRA A-2; obtuvieron un incremento en la producción de 1 l/animal/día de leche (3,5 % de grasa).

Trabajos de evaluación económica de sistemas de producción de leche basados en pastos y forrajes, han encontrado gastos de consideración en lo relativo a la implantación de la tecnología por concepto de la infraestructura de cercado, suplementos y reparación de cercas (García Vila, 1991). El único gasto adicional, una vez establecidas las cercas vivas, es el corte y acarreo de follaje, ampliamente justificado por los beneficios obtenidos en relación con la producción de leche, el efecto beneficioso de la sombra, el aumento de la fertilidad del suelo y el control de la erosión, sólo por mencionar los efectos más evidentes.

I.5.6.3 Forrajeras

Las leguminosas forrajeras desempeñan un importante papel en la alimentación del ganado a causa de diversas cualidades que las hacen superiores a todas las demás plantas utilizadas como forraje. Su calidad es superior y se conoce que los sistemas productivos basados en el empleo de forrajes de leguminosas presentan menos problemas de salud para el rebaño, costos de alimentación más bajos y beneficios económicos superiores comparados a aquellos que utilizan forrajes de gramíneas de regular o baja calidad complementados con alimentos concentrados (Morrison, 1994).

Según Lamela et al., (1993) se ha venido trabajando en la evaluación de forraje de leguminosas y otras plantas forrajeras de alto valor nutritivo para conocer sus posibilidades en la sustitución de los concentrados. En este sentido se ha comprobado que los forrajes de leucaena, albizia, dolichos (Lablab purpureus), soya (Glycine max), entre otras, aun en ausencia de riego y fertilización, presentan valores nutritivos muy similares a los de los piensos comerciales cuando son cosechados en estado óptimo de madurez.

Al incluir en un sistema de producción basado en guinea un banco de forraje de dolichos cv. Rongai (20 % del área total), el cual se suministró troceado (30 % de la ración) a las vacas que consumían ensilado de guinea Likoni durante el período poco lluvioso, se observó una producción de leche superior en un 8 % (9,3 vs 8,5 kg/vaca/día) a la del tratamiento control que no incluía leguminosas (Milera, Remy, Santana, Martínez y Cabrera, 1989; citado por Iglesias et al., (1997).

Otra alternativa del empleo de leguminosas como forrajeras radica en la utilización de harinas de legumbres formando parte de un sustituto del concentrado comercial. Lamela y Simón (1998), estudiaron el efecto del suministro durante el ordeño de un suplemento confeccionado con harina de legumbres secas de albizia (85 %) y melaza (15 %); harina de albizia (50 %) con saccharina rústica (50 %) y harina de albizia (25 %) con saccharina (75 %); utilizaron como tratamiento control el concentrado comercial y se encontraron diferencias significativas entre los tratamientos en cuanto a la producción de leche: 7,7 a; 6,9 a; 5,4 b y 8,0 a kg/vaca/día

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Capítulo I. Revisión bibliográfica respectivamente. Se observó que cuando la inclusión de harina de legumbre de albizia fue superior al 50 %, se alcanzó una producción de leche similar a la que se obtiene cuando se emplea un concentrado comercial a partir de materias primas de importación.

Santana, Soca, Simón y Cáceres (1998) concluyeron que resulta muy ventajoso la utilización del follaje de la albizia en mezcla con forraje de king-grass (Pennisetum purpureum), ya que eleva el valor nutritivo de la ración y se incrementa la aceptación de la leguminosa, obteniéndose los mejores resultados cuando se combinó el 50% de ambas especies. Otra variante es exponer el follaje de la albizia al sol y convertirlo en heno, este mejoró cualitativamente su calidad y se elevó su consumo con similares valores de proteína en ambas épocas y mayor digestibilidad en el período lluvioso (Soca, Simón y Cáceres, 1996). I.5.6.4 Asociación de árboles en potreros y multiasociaciones de gramíneas y leguminosas herbáceas

Se cataloga a los SSP como cualquier situación donde se desarrollen conjuntamente árboles y pastos en un sistema de manejo integral y cuyo objetivo principal es incrementar el beneficio neto por hectárea a largo plazo (Torres, citado por Hernández y Simón, 1993).

Simón (1999) plantea que es una tecnología donde se establece una combinación correcta y equilibrada de la explotación de los árboles de ramoneo y los pastos, donde los primeros contribuyen a la sombra necesaria, al reciclaje de nutrimentos y a la fertilidad del suelo; por tanto, sus principales componentes, según Hernández y Simón (1993), son los árboles y los arbustos, los pastos, los animales, el suelo y el subsuelo; este último comprende los estratos del suelo no explorados por el pasto pero sí potencialmente alcanzable por los árboles.

La defoliación de las plantas leguminosas puede aportar importantes cantidades de nutrimentos al suelo, por una parte por la biomasa aérea que se incorpora y por otra a través de la muerte de las raíces, así como de los rizobios (Mochiutti, 1995), lo cual contribuye a mejorar el contenido de materia orgánica. Chesney (1999) demostró que la poda provoca mortalidad en las raíces finas de los árboles y ello reduce la absorción de nutrientes, detiene la fijación de nitrógeno atmosférico y propicia la liberación de N a la solución del suelo, haciéndolo disponible para el cultivo.

Hernández, Benavides, Simón y Pérez (2000), encontraron los mayores rendimientos de MS total con la mayor deposición de follaje proveniente de la poda de las arbóreas (50 y 100 %) sobre el suelo, alcanzando para el 100 % de deposición entre 20,2 y 15,5 t de MS/ha para el primer y segundo año de evaluación respectivamente; resultados similares fueron hallados por Hernández y Sánchez (1998) al aplicar diferentes proporciones de follaje de bauhinia (Bauhinia purpurea) en guinea, donde informaron que en el tratamiento donde se aplicó el 100 % de follaje se duplicó la producción de la guinea con respecto al tratamiento control.

Los SSP donde se asocian árboles forrajeros (principalmente de la familia Leguminoseae), leguminosas herbáceas y gramíneas mejoradas, permiten elevar la producción de leche a más de un 40 %, o sea, producciones promedios entre 6 y 8 L/vaca/día, con alrededor del 70 % de vacas en ordeño, alto índice de gestación, buen estado físico de los animales, prolongadas lactancias y buena calidad de la leche (Simón, 1996, 1999). La utilización en fincas lecheras de Cuba de las especies arbóreas leucaena y albizia, así como la leguminosa herbácea glycine y las gramíneas mejoradas pasto estrella y guinea en áreas donde sólo existía el pasto no cultivado se ha revertido en producciones de leche entre 6 y 10 L/vaca/día, así como una disminución del porcentaje de vacas vacías y los índices de mortalidad.

Clavero (1993), Pezo (1994) y Clavero, Obando y Van Praag (1995) concluyeron que el uso de leguminosas arbóreas permite incrementar la producción diaria de leche por vaca, así como reducir el suministro de concentrado comercial y mantener los animales en buenas condiciones corporales.

Esta tecnología se puede complementar con la siembra de cultivos temporales entre las calles (siembra en callejones), pues según Simón y Cruz (1998) la inversión en el fomento y desarrollo del silvopastoreo puede acortarse si la siembra de los árboles se acompaña con cultivos agrícolas de ciclo corto de producción cuyos objetivos son motivar económicamente al productor y lograr el establecimiento satisfactorio de las arbóreas, obteniendo producciones simultáneas de forrajes, frijol (Phaseolus vulgaris), calabaza (Cucurbita maxima), maíz y otros cultivos temporales durante el establecimiento, de esta forma, se han obtenido rendimientos de granos de maíz de 1,8-2,1 t/ha sin afectar el crecimiento de la leucaena ni la inclusión del pasto (Simón, Lamela, Esperance, y Reyes, 1996); (Ruiz, Febles, Díaz, Hernández, y Pereiro, 1997).

Es criterio de Valenciaga y Mora (1997 a, 1997 b, 1998) que la siembra del maíz y la vigna durante el establecimiento de la leucaena aumenta la diversificación en el agroecosistema lo cual logra una mayor actividad de los biorreguladores y como consecuencia una menor presencia de insectos-plagas, pues pertenecen a diferentes especies y familias.

Reyes, Rodríguez, Simón, Lamela y Suárez (2000) sostienen que, los sistemas que involucran a más de una especie de planta, tienen un alto potencial para reducir la densidad de la vegetación indeseable, ya que disminuyen la disponibilidad de recursos. Estos autores reportan por concepto de producción adicional de granos (frijol) durante la fase de establecimiento de leucaena en un SSP, un capital adicional de $9 000.00; si

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Capítulo I. Revisión bibliográfica se considera el precio del frijol a 9 pesos/kg, además del residuo de cosecha que constituye un alimento de calidad para los rumiantes en el período de mayor carencia (Ojeda, comunicación personal).

La práctica de dejar los rastrojos de cultivos anteriores en la superficie del suelo es uno de los recursos tecnológicos importantes para la agricultura ecológica y esto puede permitir un máximo reciclaje de los nutrimentos disponibles. El aprovechamiento de los cultivos (leguminosas) temporales puede maximizarse al cosechar las semillas e incorporar todo el material vegetativo al suelo. Además estos autores encontraron que con el empleo de leguminosas asociadas se hizo un mejor uso de la tierra y se cubrió el 74 % de los gastos mediante el retorno económico de la producción de granos, que logró un capital adicional de $ 3 600,00 si se tiene en cuenta el precio del grano de dolichos a 4 pesos/kg.

Hernández, Reyes, Carballo y Tang (1994), en una pradera compuesta por guinea Likoni, glycine, centrosema, teramnus, stylosanthes (Stylosanthes guianensis) y leucaena (20,000 plantas/ha), estudiaron tres niveles de oferta de materia seca (15, 35 y 55 kg de MS/vaca/día) sin la aplicación de riego ni fertilizantes químicos. A los 3 años de explotación se observó una estabilidad en la composición botánica de las especies establecidas y la producción de leche medida en animales de mediano potencial (vacas mestizas) osciló entre 8,4 y 8,9 L/vaca/día, sin diferencias entre las ofertas de MS.

Ruiz et. al., (1997), lograron el establecimiento temprano (120 días) de dos especies de Cynodon y una especie de Panicum junto a la leucaena sin afectar el crecimiento de ninguno de los componentes. Por su parte, Lazo, Ruiz, Febles y Díaz (1995), plantean que la mezcla de más de una gramínea puede ser superior a la siembra de una sola especie pues informaron un rendimiento de un 57 % superior en una mezcla de Cynodon-Panicum respecto a la siembra por separado de cada una de ellas.

En condiciones comerciales, Lamela y Matías (1989), citado por Iglesias et al (1997), estudiaron una tecnología de manejo y explotación de la guinea Likoni fertilizada con 80 kg de N/ha/año y banco de proteína de leucaena cv. Cunningham y glycine, e informaron una producción de leche en vacas mestizas de 9,3 kg/vaca/día y un incremento en la población de leguminosas cuando se garantizó un adecuado reposo de las mismas.

En una vaquería típica de 120 vacas, Jordán, Traba, Ruíz y Febles, (1998) estudiaron el efecto paulatino de la siembra de leucaena cv. Perú en la producción de leche de vacas Holstein. Para ello trabajaron con un rebaño de 39 vacas Holstein y un promedio de 7,6 l/ vaca/día, que tenían como pasto base la guinea Likoni. Los resultados indican que la producción individual creció desde 7,9 hasta 9,2 l/vaca en ordeño desde el primer hasta el cuarto año.

Funes y Monzote (1993), obtuvieron una producción de leche de 6-15 kg/vaca/día con el uso del banco de proteína y empleando una carga de 2,5-3,5 UGM/ha; similares producciones obtuvieron (5-13 kg/vaca/día) con carga de 1,5-2,0 UGM/ha utilizando un sistema de producción basado en el pastoreo de una asociación de gramíneas y leguminosas.

En suelos de poca fertilidad, Rivero, Monzote, Reyes y Pérez (1995), encontraron incrementos de más del 20% de la producción individual (l/vaca) y del 27 % de la producción por área (l/ha) mediante el uso de asociaciones gramíneas /leguminosas nativas.

La sombra es otro de los efectos beneficiosos que se logran con estos sistemas de producción, durante una prueba de observación en el ICA para valorar su efecto sobre la producción de leche, se encontró un incremento de 0,9 L/vaca/día para animales que reducían entre 9 y 10 litros de leche diariamente, a favor del período en que los animales pastaban en cuartones de pasto estrella sombreados con albizia, en comparación con cuartones cubiertos del mismo pasto pero con plena exposición al sol (Grupo de Leguminosas ICA, 1999).

Este grupo realizó otra prueba de observación con el objetivo de conocer la conducta de vacas lecheras que pastaban 17 horas diarias en presencia de árboles y encontraron que los animales prefirieron rumiar y descansar a la sombra pues la mayor parte del tiempo dedicado a estas actividades lo realizaron bajo estas condiciones (71 y 68,2 % del tiempo total respectivamente).

Hernández, et. al., (2000), al estudiar el efecto de altos niveles de sombra sobre guinea Likoni, encontraron una disminución del potencial de persistencia y por tanto del rendimiento de esta especie; sin embargo, los niveles moderados de sombra no tuvieron efectos negativos en la producción de biomasa de esta especie (Pentón, 2000); es evidente, por tanto, que el manejo adecuado de la sombra es un aspecto fundamental en los sistemas de cultivo en callejones y para aminorar su efecto negativo se recomienda aplicar podas a los árboles (Pezo e Ibrahim, 1999).

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Capítulo II. Metodología experimental Capítulo II. METODOLOGÍA EXPERIMENTAL II.1 Aspectos generales

El estudio se realizó en la vaquería comercial No.14 (anexo 1), ubicada en la UBPC “Ricardo Rey González Figueredo”, perteneciente a la Empresa Pecuaria “Ruta Invasora”, principal empresa productora de leche de la provincia Ciego de Ávila, durante el período comprendido entre noviembre de 1998 y octubre de 1999. La misma se encuentra situada en el punto geográfico determinado por las coordenadas 780 49’ 41” de longitud oeste y 210 51’ 59” de latitud norte (Geocuba, 1999), limitando por la región norte con la carretera central y la vaquería comercial No.1, por el sur con los Ferrocarriles Centrales, por el este con el poblado del No.1 y por el oeste con la unidad de los búfalos. Posee un área total de 87,22 ha bajo condiciones de secano y sin fertilización (tabla 1).

Tabla 1. Balance de áreas.

Área Cantidad (ha) % Pastos cultivados 17.8 20.4 Pastos no cultivados 61,7 70.8 Forrajera 1,0 1.1 Instalaciones 2,7 3.1 Embalses 4,0 4.6 Total 87,2 100

El clima de la región se caracteriza por presentar características similares al resto de la provincia, con dos

estaciones bien definidas, una lluviosa (mayo-octubre) y otra poco lluviosa (noviembre-abril), de manera que cerca del 80% de las lluvias ocurren en el primer período. Se tuvieron en cuenta las principales variables climáticas que inciden en el desarrollo de los pastos, tales como: precipitación, temperatura, humedad relativa e insolación, durante el año 1998 y hasta octubre de 1999.

La unidad contó con un total de 15 cuartones, de los cuales 9 se dedicaron a las vacas en ordeño, las cuales rotaron en línea de producción (alta y baja), 5 a los animales secos y novillas y 1 para las próximas al parto. Los terneros rotaron en 12 cuartones ubicados cerca de las instalaciones centrales de la Unidad.

El número de cuartones permitió dar reposo al pasto de aproximadamente de 28 a 42 días, con tiempos de ocupación entre 4 y 6 días para los animales adultos y en el caso de los terneros fue de 33 y 3 días, respectivamente.

La carga utilizada fue de 1.6 UGM/ha en ambas épocas del año. Los animales en la lluvia solamente se alimentaron a base de pasto y en el período seco recibieron en las

canoas de las naves de sombra 16 kg/vaca/día de pulpa de cítrico húmeda. El único suplemento que recibieron los animales fue sal mineral, el cual se ofertó en ambas épocas del año.

II.2 Metodología de diagnóstico

Se empleó la Metodología para Diagnóstico de Sistemas Agrícolas (García, 1996), recopilándose los datos

de acuerdo a la guía de diagnóstico anexada (anexo 5), además se empleó la información estadística disponible en las oficinas de la UBPC y de la unidad de producción. II.3 Métodos de muestreo II.3.1 Suelo

Fueron estudiados los suelos de la unidad y clasificados según (ACC, 1979). Las muestras se tomaron de acuerdo al método de la diagonal establecida por el Servicio de Recomendaciones de Fertilizantes y Enmiendas (Serfe, 1998); y se les determinó los contenidos de P, K, Sales Solubles Totales (SST) y pH (en H2O y en KCl), aplicando para ello la NRAG 279:80. El análisis químico se realizó en el laboratorio de investigaciones de la Universidad de Ciego de Ávila (UNICA).

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Capítulo II. Metodología experimental II.3.2 Pasto

Disponibilidad Según la variante práctica de Senra, Galindo y Venéreo (1979), del método de Haydock y Shaw (1975), tomando 60 observaciones/ha.

Composición botánica Método de los pasos (MINAGRI, 1984), caminando por la diagonal del cuartón y anotando cada diez pasos el nombre de la especie que queda delante del pie izquierdo, se tomaron 60 observaciones / ha.

Altura La altura del pasto fue medida con una regla graduada, se realizaron 60 observaciones / ha.

Composición Química Las muestras fueron colectadas a mano, simulando la selección que realiza el animal al pastar. Se determinó, según AOAC (1990), el contenido de materia seca (MS), materia seca residual (MSR), proteína bruta (PB), fibra bruta (FB), calcio (Ca) y fósforo (P). El cálculo de la energía metabolizable se realizó aplicando la fórmula EM= 2,66-0,01999 × % FB, según Martín, (1986).

II. 3.3 Animales

Estudio de la conducta en pastoreo Se realizó el estudio de la conducta en pastoreo de los animales en producción (anexo 6). Durante el período poco lluvioso este grupo estuvo formado por 71 animales y por 64 animales durante el período lluvioso. Se utilizó el método visual empleado por Senra (1989), anotando cada diez minutos, desde las 8.00 a.m. hasta las 3.00 p.m. durante diez días consecutivos y en ambas épocas del año, las actividades que realizaron los animales en el pastizal (pastoreo, rumia parada, rumia acostada, descanso parado, descanso acostado, ramoneo, desplazamiento eventual, desplazamiento dirigido, eventos fisiológicos y eventos sociales).

Estimación del peso vivo Se estimó de acuerdo a la metodología establecida por Corvisón y Vázquez (1997), empleándose una cinta métrica para las mediciones de la altura a la cruz y el perímetro toráxico de 10 animales separados al azar, en cada grupo de producción.

Cálculo del balance alimentario Se calculó el balance alimentario instantáneo para las vacas en producción en ambas épocas del año,

utilizando para ello el programa de computación ANALIT, versión 3,0 elaborado por el Instituto de Ciencia Animal (ICA) (anexos 7 y 8).

Ordeño

El método de ordeño empleado en la unidad es el manual, con frecuencia de ordeño de una vez para el período poco lluvioso y dos para el lluvioso. La rutina de ordeño comienza con el traslado de los animales provenientes de los cuartones hacia las naves de sombra a las 2.00 a.m., el ordeño se inicia aproximadamente a las 3:00 a.m. y culmina entre 5:30 y 6:00 a.m. Alrededor de las 7.00 am son llevados los animales hacia los cuartones hasta las 3.00 p.m. en que se traen nuevamente a las naves de sombra donde permanecen hasta las 5 p.m. para que consuman agua y sales minerales, posteriormente regresan a los cuartones hasta las 2:00 am. En la época lluviosa se realizan dos ordeños diarios (3:00 a.m. y 4:00 p.m.).

II.4 Análisis estadístico

Se aplicó, además de la estadística descriptiva, un estudio de correlación entre las variables producción de leche y disponibilidad del pasto, composición botánica y altura del pasto, para ello fue utilizado el paquete estadístico computarizado SPSS, sobre Sistema Operativo Windows’ 95.

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Capítulo III. Resultados y discusión Capítulo III. RESULTADOS Y DISCUSIÓN III.1 Características generales de las instalaciones

Las instalaciones centrales están situadas aproximadamente en el punto medio del área asignada a la unidad, de tal forma que las áreas de pastoreo (potreros de diferentes tamaños) están dispuestas alrededor de la misma. Ubicada en una zona alta, la vaquería posee un buen drenaje natural y adecuada accesibilidad, encontrándose situada a unos 150 m de la carretera central.

El estado de las instalaciones es crítico pues la nave de ordeño mecánico no funciona, el almacén de alimentos y la oficina del jefe de vaquería fueron transformadas en casas de viviendas, parte de la nave de maternidad y la sala de terneros son usadas como cochiqueras, además no funciona el estercolero ni el baño garrapaticida por aspersión, no existe el botiquín veterinario y las naves de sombra presentan un franco deterioro, realizándose en ellas el ordeño de la madrugada sin condiciones adecuadas de iluminación.

El abasto de agua es a través de una motobomba conectada a una red principal, la cual se encontraba rota durante el período en que se realizó el estudio por lo que el suministro del líquido se realizó irregularmente a través de pipas, afectando la producción de leche y la reproducción de los animales por debajo de los niveles previstos en el plan de producción de la unidad. III.2 Características edafoclimáticas III.2.1 Clima

Al caracterizar las condiciones climáticas de la zona geográfica donde esta enclavada la vaquería (fig. 1) se encontró un valor pluviométrico promedio de 1400 mm anuales, resultando septiembre el mes de mayor precipitación y diciembre-enero los menos lluviosos, aunque en el período estudiado, el mes de abril de1998, se comportó extremadamente seco con respecto a la media histórica de la región (Centro Meteorológico Provincial, 1999).

Las precipitaciones se mostraron en correspondencia con el fenómeno AENOS, que se caracteriza por alterarse el régimen de lluvias por encima de la media en el período poco lluvioso y en el período lluvioso generalmente se altera por debajo de la media, con un comienzo tardío de esta época.

El régimen de precipitaciones observado durante el período experimental se comportó normalmente de acuerdo a la media histórica de la provincia (Centro Meteorológico Provincial, 1999), y tuvo gran influencia sobre la curva de crecimiento anual de los pastos, debido a su estrecha relación con los factores bioquímicos y fisiológicos que regulan este proceso biológico de gran complejidad (Sanderson, Stair y Hussey, 1997).

De acuerdo con Paretas (1990), las variaciones en el rendimiento de las materias secas (MS) de diferentes gramíneas y leguminosas, tanto en la época lluviosa como en la poco lluviosa, están determinadas de una forma significativa por la distribución desigual de las lluvias caídas a través del año. En nuestras condiciones climáticas el crecimiento y producción de los pastos mostró un comportamiento estacional.

La temperatura media anual fue de 24,9 0C; donde los meses más fríos fueron enero y febrero con temperaturas medias de 22-23 0C y mínimas medias de 160C lo cual pudo haber causado disminución e inhibición del crecimiento del pasto con similar tendencia en diciembre y marzo.

Por su parte la radiación solar comenzó a incrementarse a partir del mes de febrero mientras que a partir de septiembre disminuyó paulatinamente, aspecto que coincide con las variaciones de temperaturas e incremento de la humedad del suelo por lo que puede afirmarse que entre los meses marzo-septiembre de 1999 existieron condiciones propias para el desarrollo de los pastos en la región.

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Capítulo III. Resultados y discusión

Fig. 1. Comportamiento de las variables climáticas durante el período experimental.

III.2.2 Suelo

El estudio de los suelos de la unidad arrojó la existencia de cuatro tipos diferentes, con predominio del suelo Fersialítico Pardo Rojizo seguido del Ferralítico Amarillento, el porcentaje de los mismos se detallan en la figura 2.

En los resultados del análisis químico realizado al suelo de la vaquería (tabla 2) encontramos que, en general, los valores de pH fluctuaron entre ligeramente ácidos y ácidos, el fósforo (P) tomó valores bajos a medios y el potasio (K) valores de medio a altos. Por su parte, la materia orgánica (MO) tomó valores normales (2-3 %), los cuales coinciden con los contenidos informados para estos por la ACC (1979). Este planteamiento es fundamentado por Arzola, Fundora y Machado (1981), quienes señalan que un bajo contenido de P incide en el normal desarrollo de las plantas y que la acidez del suelo disminuye a su vez la absorción de P, Ca y Mg. El contenido de sales solubles totales (SST) no denota salinidad en el área de estudio.

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59%

8%

31%

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Pardo sin carbonato�����Fersialítico pardo roji o�����

Fig. 2. Estructura de los suelos.

El suelo Pardo con carbonatos se caracterizó por presentar un pH (KCl) de neutro a ligeramente ácido, bajo contenido de P, alto contenido de K y MO de valor medio.

El suelo Pardo sin carbonatos mostró un pH ligeramente ácido, con bajo contenido de P y contenidos medios de K y MO.

En el suelo Fersialítico Pardo rojizo se encontró un pH medianamente ácido, así como valores medios de P y K y bajos valores de MO y en el suelo Ferralítico Amarillento el pH mostró un valor medianamente ácido, bajo

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Capítulo III. Resultados y discusión contenido de P y MO y contenido medio de K. Ninguno de los suelos presentó problemas de salinidad pues se detectaron valores normales de SST en las muestras analizadas.

Tabla 2. Características químicas del suelo en el área experimental.

Niveles Tipo de suelo P2O5

(mg/100g) K2O

(mg/100g) M.O (%)

PH (H2O)

pH (KCl)

SST (mMhos/cm)

Pardo con carbonatos 5,44 23,4 3,21 7,63 6,71 5,20 Pardo sin carbonatos 5,44 14,04 3,21 6,84 5,61 3,98 Fersialítico pardo rojizo 7,61 12,87 2,61 6,70 5,48 2,62 Ferralítico amarillento 3,26 12,87 2,71 6,23 5,21 2,44

Nuestros resultados coinciden con los de Paladines y Lescano (1983), quienes plantean que los diferentes

suelos difieren ampliamente en cuanto a sus propiedades físicas y químicas, profundidad y condiciones topográficas. Estas diferencias se pueden reflejar en la productividad y persistencia de los pastizales que se establecen en ellos, no obstante, como aspecto común, estos suelos se consideran compactados pues en la parte media del perfil (60-70 cm) se observó una gran acumulación de arcillas que provocan una disminución del espacio poroso y por tanto un aumento de la densidad del suelo, variando de 1,25 g /cm3 en la profundidad de 0-10 cm a 1,45-1,50 g /cm3 a 69-70 cm de profundidad, ocasionado fundamentalmente por el pisoteo de los animales. III.3 Manejo del Sistema de Producción III.3.1 Indicadores del pastizal III.3.1.1 Composición botánica

El estudio de la composición botánica (fig. 3) mostró una escasa población de pasto mejorado, aspecto que no favoreció la calidad del alimento (tabla 3) y que influyó notablemente sobre el rendimiento de la producción láctea del rebaño (tabla 8).

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Fig. 3. Compasión botánica.

En la misma se observa que el área cubierta de pasto estrella varió de 26 % en el período poco lluvioso a 29% en primavera, a pesar de poseer esta especie una alta persistencia bajo condiciones de elevada presión de pastoreo. Por otra parte se observó un marcado deterioro en el área muestreada lo que nos indica deficiencias en el manejo del pastizal y reafirma lo planteado por Machado (1984), quien encontró que a pesar

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Capítulo III. Resultados y discusión de sus ventajas sobre otros Cynodon el pasto estrella también se deteriora con altas frecuencias de corte y bajas alturas de defoliación

Los pastos no cultivados más representativos fueron la alpargata (Paspalum notatum) con un rango de 22 % a 26 % para las épocas poco lluviosa y lluviosa respectivamente, la jiribilla (Dichantium caricosum) presentó un 12 % de aparición durante el período poco lluvioso y la camagüeyana (Botriochloa pertusa) un valor similar en ambas épocas del año (5 %).

La presencia de estas especies puede considerarse normal pues según Blanco (1985), forman parte de una asociación en equilibrio comúnmente frecuente en la zona central y occidental de país; por otra parte, Valdés (1997) sostiene que en Cuba la composición botánica de los pastizales se ha transformado rápidamente en áreas de alta población de especies naturales, proceso que se ha ido agudizando por la escasez de insumos que contribuyen a este deterioro. Se detectó un bajo porcentaje de leguminosas nativas (1%)

El caguazo (Paspalum virgatum) es la especie indeseable más sobresaliente no sólo por su presencia, pues es muy común en la zona geográfica donde se encuentra enclavada la unidad, sino por los daños que ocasiona en el pastizal y su difícil erradicación, presentó un 29 % de aparición en la época poco lluviosa, disminuyendo a 17 % en el período de mayores precipitaciones.

En general, las especies indeseables representan cerca del 50% del área muestreada pues los animales no son capaces de consumir estas plantas y por tanto desarrollan su ciclo vegetativo hasta alcanzar su maduración, culminando con la incorporación de sus semillas al suelo y propiciando su proliferación en detrimento del pasto mejorado, este hecho, según Senra (1992), pudiera enmascarar la disponibilidad de alimento realmente consumible en la unidad.

Esta alteración de la composición botánica en los pastizales de la vaquería nos indica el alto grado de degradación de sus áreas de pastoreo y la baja calidad del pasto como alimento, coincidiendo nuestro criterio con Morrison, (1979); Blanco, (1985); Blanco, (1986); Blanco, Machado, Febles, y Martínez, (1993) quienes plantean que la presencia de plantas indeseables en los pastos disminuye notoriamente el valor nutritivo de los mismos aunque muchas de ellas sean consumidas en mayor o menor grado por los animales, sobre todo, durante el período de escasez. III.3.1.2 Disponibilidad y altura del pasto

La disponibilidad de pasto (MS) se ilustra en la tabla 3, en ella se observan valores bajos que oscilan entre 0,83 y 1,47 t de MS/ha para el período poco lluvioso y lluvioso respectivamente. Se aprecia un efecto de la época del año sobre este indicador el cual mostró los mayores valores durante la época en que las precipitaciones, la temperatura y la radiación solar fueron superiores, aspectos que favorecieron el crecimiento del pasto; similar comportamiento detectaron en Cuba, Lamela et al., (1995); Iglesias (1998) y Lamela, Matías y Gómez (1999) para diferentes ecosistemas ganaderos.

Tabla 3. Disponibilidad del pasto.

Época MS (t/ha)

Oferta (kgMS/animal/día)

Altura del pasto (cm)

Poco lluviosa 0,83 13,0 6,1 Lluviosa 1,47 25,0 16,5

Entre las causas a considerar que influyeron en la baja disponibilidad de pasto fueron las especies

predominantes en los pastizales (bajo porcentaje de pasto cultivado) así como las malas prácticas de manejo a que fueron sometidos éstos (insuficiente tiempo de reposo y sobrepastoreo, además del uso de una carga superior a la capacidad de carga del pastizal y la no aplicación de atenciones culturales) que permitieron que los pastos no reflejaran totalmente su potencial nutrimental e influyeran negativamente en indicadores agronómicos como el rendimiento y la persistencia (Herrera, 1985). Este planteamiento fue corroborado por Lamela, Matías, Fung y Valdés (1998), quienes sostienen que el potencial de producción (t/ha) de los pastos tropicales puede verse afectado por la falta de aplicación de las atenciones culturales, reportando para estas condiciones, entre 1,0 y 2,2 t de MS/ha/rotación para el período poco lluvioso y lluvioso respectivamente; así como Iriondo et al., (1998), quienes hallaron en pastos no cultivados durante el período poco lluvioso una disponibilidad de 1,1 t de MS/ha.

Para el pasto mejorado guinea cv. SIH-127, Lamela et al., (1995), encontraron valores superiores de disponibilidades que oscilaron entre 2,7 a 2,9 y 1,2 a 2,0 t/MS/ha para lluvia y seca respectivamente, de igual forma, Lamela et al., (1999), reportaron valores superiores de disponibilidad (2,1 y 3,5 t de MS/ha/rotación) en

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Capítulo III. Resultados y discusión pasto cultivado (guinea) sometida a un manejo adecuado bajo un pastoreo rotacional, con tiempo de reposo de 40 días en seca y de 18-30 días en lluvia respectivamente.

Por su parte, Simón et al., (1995) demostraron el efecto positivo del componente árbol dentro del sistema cuando reportaron valores de 5,6 t de MS/ha para la lluvia y 2,5 t de MS/ha para la seca en pasto natural asociado a arbóreas.

Con respecto a la oferta, los pastizales de la unidad mostraron valores de 13,0 y 25,0 kg MS /animal /día (para las épocas poco lluviosa y lluviosa respectivamente), cuyos valores se consideraron bajos debido a la alta presencia de pastos naturales en los cuartones (70 %), lo cual limita la posibilidad de selección y la satisfacción de los requerimientos nutrimentales de los animales, afectándose el consumo voluntario y por tanto la producción de leche. Debido a lo anterior se hizo necesario suministrar pulpa de cítrico fresca a razón de 16,0 kg/vaca/día para complementar la dieta de los animales durante la seca.

Según Stobbs (1978); Milera, Martínez, Cáceres y Hernández, (1986) e Iglesias, Milera, Remy, Martínez, y Hernández (1990), la disponibilidad diaria por animal en los pastos tropicales debe estar entre 35 y 40 kg de MS /animal /día, para que sea utilizado alrededor del 40-45 % y no decline la producción de leche; aunque Milera (1995) sostiene que la disponibilidad de pasto óptima por animal parece estar determinada por las características de la especie y el método de manejo, encontrando que para el pasto estrella, sometido a un manejo rotacional racional Voisin, la disponibilidad mínima para obtener producciones aceptables fue de 15 kg de MS/vaca/día.

Valores superiores de oferta encontraron Iriondo et al., (1998) de 15 kg de MS/animal/día en pastos naturales durante la seca y Moreno y Arteaga (1999) en un pastizal mixto de guinea Likoni y brachiaria (Brachiaria decumbens) de 15,6 y 18,3 kg MS/vaca/día, para las épocas poco lluviosa y lluviosa respectivamente, valores que, aunque superiores a los nuestros, resultaron bajos y fueron atribuibles por los autores a la ausencia de fertilizantes y los resultados en producción de leche (4 kg/vaca/día) fueron similares a los nuestros.

La altura del pasto cultivado, factor de gran importancia como componente fundamental de la disponibilidad, varió de 6,1 cm a 16,5 cm. La mayor altura del pasto fue en el período lluvioso, atribuible fundamentalmente a los valores más altos de temperatura y precipitaciones que son característicos de esta época del año (figura 1) y que determinan que exista una relación positiva entre la disponibilidad y la altura del pasto (Haydock y Shaw, 1975; Williams, 1980; Lamela et al., 1995); por otra parte, la baja altura detectada durante el período poco lluvioso indica indudablemente un sobrepastoreo en las áreas. III.3.1.3 Análisis químico de los alimentos

La composición bromatológica de los pastos (tabla 4) varió entre ambas épocas del año, estos cambios son atribuibles, fundamentalmente, a la variabilidad en la cantidad y distribución de las precipitaciones, fluctuaciones en la temperatura, intensidad y duración lumínica y aspectos inapropiados del manejo. Similares resultados obtuvieron Lamela, et. al., (1995) y Reinoso (2000) en SSP bajo diferentes condiciones de fertilidad del suelo y calidad del pasto.

Tabla 4. Composición bromatológica de los alimentos utilizados.

Alimento M.S (%)

P.B (%)

F.B (%)

E.M (MJ/kgMS)

E.E (%)

Ca (%)

P (%)

Pasto Seca 39,4 7,8 37,1 8,04 - Pasto Lluvia 34,2 6,8 27,3 8,83 - 0,45 0,27

Pulpa fresca de cítrico 17,14 2,38 24,2 9,08 20,1 1,33 0,11

El contenido de MS osciló entre 39,4 % y 34,2 %; con mayor valor para el período poco lluvioso, lo cual se debió, por una parte, a las características groseras de los residuos rechazados por los animales en pastoreo y por otra a una menor dilución de los nutrimentos durante esta época.

La PB mostró valores que oscilaron entre 7,8 y 6,8 %; observándose que esta descendió a medida que aumentó la disponibilidad de MS, estos valores fueron ligeramente superiores a lo reportado por Simón, Hernández y Duquesne (1995) de 6,8 % y 6,6 % para pastos naturales asociados y sin asociar a arbóreas respectivamente e inferiores a lo hallado por Iglesias (1998) quien encontró un alto tenor proteico en pastizales mixtos de guinea Likoni, brachiaria Basilisk y pastos naturales (Dichantium sp. y Paspalum notatum) asociados a arbóreas (entre 8,0 y 12,0%).

Nuestros resultados también fueron inferiores a los obtenidos por Infante y Frómeta (1981), quienes reportaron valores proteicos de 11,0 y 8,7 % para períodos poco lluvioso y lluvioso respectivamente y demostraron que en condiciones cubanas existe una relación inversa de este nutrimento con la disponibilidad

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Capítulo III. Resultados y discusión de MS (García Trujillo y Pedroso, 1986), acompañada paralelamente de un aumento en el contenido de celulosa en general, e inferior digestibilidad, confirmándose que los pastos son menos digestibles y menos ingestibles que los forrajes de los países templados (Skerman y Rivero, 1992). Por otra parte, estos autores sostienen que por debajo del 7% se reduce el consumo y la digestibilidad de la dieta, y menos del 12% se comienza a afectar la producción de leche.

Los valores de PB encontrados por Reinoso (2000) en SSP bajo diferentes condiciones de fertilidad del suelo y calidad del pasto resultaron superiores a los nuestros; a su vez, obtuvo valores más elevados para el estrato herbáceo (pasto estrella) en sistemas arborizados sobre suelos fértiles (9,5 y 8,9 % para seca y 10,4 y 9,9 % para lluvia), que en sistemas arborizados donde las condiciones de baja fertilidad del suelo y la presencia predominante de pastos naturales afectaron el contenido proteico del pastizal (5,1 y 7,2 % para seca y lluvia, respectivamente).

Debe destacarse que bajo esta última condición el contenido de PB de nuestros pastizales resultó superior durante el período poco lluvioso y similar para el lluvioso; el hecho en general es atribuible a que estas diferencias están muy ligadas a las condiciones edáficas de explotación y al mayor potencial forrajero, en términos de calidad y rendimiento, de los pastos cultivados sobre los naturales o nativos.

Este mismo autor encontró en un sistema no arborizado, que el pasto (guinea) muestra contenidos de PB, tanto en seca como en lluvia, similares a los del pasto base de un sistema arborizado sobre un suelo de fertilidad pobre y pastos naturales, confirmándose en cierta medida el criterio sostenido por Simón et al (1990) de que el contenido de PB de las gramíneas asociadas con leucaena pueden mostrar valores superiores en comparación con el pastizal en monocultivo debido fundamentalmente a un incremento en la concentración de nitrógeno como resultado de una mayor y activa mineralización de la materia orgánica bajo las condiciones de sombra (Wilson et al., 1990; Bustamante, 1991; Zelada, 1996).

Herrera (1981) sostiene, que en nuestras condiciones durante el período poco lluvioso los pastos presentan el menor contenido de carbohidratos estructurales y los mayores tenores de proteína y digestibilidad, en este sentido, Herrera y Portieles (1984) citados por Herrera (1985) reportaron en la bermuda cruzada 1 valores superiores para la época poco lluviosa de PB (13,3 vs 10,8%), cenizas (9,9 vs 8,9%) y carbohidratos solubles (6,5 vs 3,9%) e inferiores de FB (26,6 vs 30,6%) con respecto a la época lluviosa, lo cual fue atribuible a las diferencias en las condiciones ambientales las cuales influyeron en la fotosíntesis, en otros procesos metabólicos y en el crecimiento y desarrollo de los pastos.

La FB es también un índice de la calidad del pasto ya que cuando ésta se incrementa obedece a un aumento de las partes menos digeribles de los carbohidratos estructurales, siendo un claro indicador del grado de deterioro de las áreas muestreadas. Este nutrimento obtuvo altos y disímiles valores que fluctuaron en un rango de 37,1 y 27,3 %; donde a diferencia de diversos autores (Herrera, 1981; Infante y Frómeta, 1981; Herrera y Portieles 1984; Herrera, 1985; Iglesias, 1998) los valores mayores fueron encontrados en el período poco lluvioso; situación que fue atribuible al mal manejo de los pastizales pues las defoliaciones frecuentes y a baja altura (sobrepastoreo) disminuyen el contenido de carbohidratos de reserva, debido a la eliminación del sistema de almacenamiento (estolones y partes bajas del tallo) y reducción del área foliar capaz de fotosintetizar, afectando notablemente la calidad de los mismos (Evers y Holt, 1972). En este sentido, Ramos (1983) encontró que al incrementar la altura de corte en especies y variedades del género Cynodon el contenido de proteína bruta y de potasio aumentaron y la fibra cruda disminuyó.

Iglesias (1998) detectó valores inferiores para la seca (36%) y superiores para la lluvia (31%) en una multiasociación de gramíneas y leguminosas arbóreas y resultados inferiores para ambas épocas reportaron Infante y Frómeta (1981) de 30,0 y 23,7% en pastizales mixtos típicos.

Los valores de energía calculados son bajos y se asemejan a los correspondientes a pastos mixtos tropicales de baja calidad según Martín (1986), aspecto que limitó la producción de leche (Pérez Infante y González, 1985).

Se debe destacar el bajo contenido de P detectado en el pasto, que en nuestro caso no superó el 0,27 %, este hecho condiciona la necesidad de una suplementación mineral a los animales pues cuando el contenido de este elemento está por debajo de 0,33 % puede influir negativamente en la producción de leche y en la reproducción del rebaño (Lamela, comunicación personal).

En el análisis bromatológico de la pulpa fresca de naranja se destaca, fundamentalmente, los bajos contenidos de P y de PB y el alto valor que presenta la fracción extracto etéreo (EE) debido, esto último, a que a este alimento no se le extrajeron los aceites esenciales durante el período de estudio, considerándose que esta fue la causa fundamental del bajo consumo de este subproducto durante los últimos meses de la época poco lluviosa.

21

Capítulo III. Resultados y discusión III.4 Características del rebaño y su organización

La figura 4 muestra la composición racial de la unidad, en ella se observa una alta proporción de sangre Holstein, con el mayor porcentaje para animales mestizos y Siboney de Cuba, estos últimos han presentado una respuesta adaptativa adecuada a las nuevas tecnologías sostenibles y a las condiciones medio ambientales adversas lo cual ha sido sostenido por López (1982) y Planas (1996) y demostrado con la transferencia del Silvopastoreo a las unidades de producción en las provincias de La Habana, Matanzas y Holguín.

Siboney de Cuba (5/8 H-

3/8 C)24%

Holstein Mestiza (7/8 H-3/8 C)

40%

F2 3/4 H-1/4 C)

22%

R1 (3/4 C-/4 H)

14%

Fig. 4. Composición genética del rebaño. Al analizar la estructura del rebaño (tabla 5) observamos que el hato, formado por un total de 179 animales,

mostró durante el período evaluado una pequeña cantidad de nacimientos y un pobre cambio en el flujo zootécnico, el cual influyó negativamente sobre la masa puesto que no contribuyó a aumentar el número de hembras bajo plan debido a la alta mortalidad de este grupo, que en el caso de las vacas, representó un 8 %, lo que motivó que disminuyera en 6 animales a pesar de que durante el período se trasladaron 32.

La mortalidad de las hembras representó el 76,6% del total de las muertes ocurridas, destacándose las categorías terneras y vacas. La mortalidad en la categoría terneros fue la más elevada al tomar un valor de 66,6 %, las terneras representaron el 43,3 % sobre ello influyó la carencia de alimentos de calidad pues no se dispuso de concentrados para suplementar a las vacas en las etapas de gestación y lactación, basándose su alimentación sólo en pastos y forrajes no fertilizados.

Durante el período poco lluvioso los alimentos utilizados en canoa para la categoría terneros fueron: caña molida, king grass y miel final en forma restringida, lo que determinó que el estado físico de los animales no fuera el recomendado por las normas técnicas del MINAGRI a pesar de que el sistema de crianza utilizado fue el amamantamiento restringido con la madre para garantizar el consumo de al menos 3 litros de leche/día.

Por su parte, la mortalidad en las vacas representó el 33,3%, valor considerado alto dentro de un rebaño, y fue atribuible fundamentalmente a condiciones de depauperación durante el período poco lluvioso. En general disminuyeron los animales de todas las categorías excepto la de terneros y bueyes, que se incrementó en un animal en cada caso.

Tabla 5. Movimiento de rebaño.

Altas Bajas Categorías Saldo Nac. Trasl. Trasl.

Categ. Muerte Trasl. interno Ventas Trasl.

Categ. Total

Hembras 179 38 98 - 23 52 10 - 150 Terneras 35 38 40 - 13 - 1 - 19 Novillas 20 - 26 - - 33 - - 13 Vacas 124 - 32 - 10 19 9 - 118 Machos 30 49 - 3 7 36 2 8 29 Terneros 24 49 - - 7 35 1 5 25 Toretes 3 - - - - - - 3 0 Toros de ceba 1 - - 1 - - 1 - 1 Bueyes 2 - - 2 - 1 - - 3 Total 209 87 98 3 30 88 12 8 179

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Capítulo III. Resultados y discusión Del total del rebaño, 118 animales eran vacas para un 65,9 %, de ellas, un promedio de 67 se mantuvieron

en producción durante el período evaluado para un 56,8 %, valor superior a lo informado por Álvarez y Hernández (1999), quienes plantean que la estructura ideal de un rebaño bovino considera un 50% de sus vacas produciendo, sin embargo, según la figura 5 el reemplazo de la masa productiva se encuentra comprometido pues sólo el 7 % de los animales son novillas y según estos autores debe existir un 20% de esta categoría para la sustitución necesaria de las vacas menos eficientes, el resto debe estar integrado por añojas y terneras, con mayor número para esta última categoría debido a los múltiples factores que inciden negativamente sobre su supervivencia.

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7%

11%

2%

1%

14%

65%

����Terneras

����Novillas

����Vacas

����Terneros

�����Toros

����Bueyes

Fig. 5. Estructura organizativa del rebaño.

III. 5 Elementos del manejo del pastizal III.5.1 Carga

Los valores de las UGM (tabla 6) oscilaron entre 124 y 122, con valores más bajos para la época poco lluviosa; sin embargo, cabe destacar que no existe diferencia en la carga global utilizada entre épocas por lo que se pone de manifiesto el uso de una carga fija en detrimento del manejo del pasto y de los animales.

Tabla 6. Comportamiento de la carga.

Indicadores Período lluvioso Período poco lluvioso UGM 124 122 Carga (UGM/ha) 1,6 1,6

La carga global utilizada en la unidad fue de 1,6 UGM/ha, valor muy superior al recomendado por García

Trujillo (1983), para los lugares donde predominen los pastos naturales y donde no se posea una fuente de forraje y/o no existan recursos para suplementar con concentrados a los animales, la misma no debe sobrepasar el valor de 1 UGM/ha; sin embargo en las condiciones de suelos y de los pastos presentes en la unidad se hace necesario disminuir la carga para lograr que los animales tengan una mayor oferta de pasto (30-35 kg MS/ha/año) y lograr un mayor tiempo de reposo de este, lo cual puede favorecer la rehabilitación de las especies mejoradas más agresivas.

A nuestro criterio la carga no debe ser superior a 0,5 UGM/ha lo que sin duda permitirá mejorar el índice de mortalidad de la unidad y la producción de leche individual de las vacas así como su reproducción, ya que es conocido que la carga es una variable importante en la producción de leche por animal y por unidad de área y es el factor más efectivo en un sistema de manejo para incrementar la eficiencia de utilización de los pastos, produciéndose su efecto fundamentalmente por una mayor o menor utilización del pasto en cualquier tipo de pastoreo (Jerez, Menchaca y Rivero, 1986).

23

Capítulo III. Resultados y discusión III.5.2 Manejo

El contar la unidad con solo 15 cuartones limitó las posibilidades de manejar el pasto e influyó en la poca estabilidad del pasto cultivado, pues está probado que tanto la falta de rotación como el uso de altas cargas ocasionan efectos adversos en la disponibilidad y composición botánica de los pastos (Senra, Alfonso y Galindo, 1989). Estos autores demostraron que para el pasto bermuda (C. dactylon) no es adecuado reducir de 6 a 2 el número de cuartones ni elevar la carga de 3 a 4 vacas/ha, ya que determinó efectos adversos en la disponibilidad y residuo del pasto (material dejado en el cuartón después de la salida de los animales) así como en la composición botánica del pastizal.

Por otra parte, Senra (1989), demostró en un estudio de conducta de vacas lecheras bajo un sistema de pastoreo rotacional con 8, 4 y 2 cuartones que los animales tenían que realizar un mayor esfuerzo en la búsqueda del alimento en el sistema que contaba con 2 cuartones, lo que se reflejó en el mayor tiempo empleado en caminar (36,3 min.)y el menor tiempo en echarse a descansar (14 min.) con respecto a 11,5 min. y 70 min. y 9,5 min. y 71 min. para 4 y 8 cuartones y estas actividades respectivamente , debido principalmente a la menor disponibilidad de pastos.

Por otra parte, este autor encontró que en sistemas de pastoreo basado en 2 cuartones la producción de leche (9,6 L/vaca/día), la disponibilidad de pasto (2,1 t MS/ha) y la composición botánica fue inferior al compararla con los valores obtenidos en sistemas basados en 6 cuartones (10,1 L/vaca/día y 2,4 t ms/ha) en pastizales de bermuda cruzada 1, con riego y 320 kg de N/ha/año. III.5.3 Conducta en pastoreo

En las figuras 6 y 7 se muestra que el mayor porcentaje de las vacas pastorean principalmente en las horas tempranas de la mañana y en las horas frescas de la tarde, coincidiendo con numerosas investigaciones que han permitido establecer como patrones normales de conducta en pastoreo de bovinos el incremento de esta actividad en el horario nocturno (alrededor de las 12:00 p.m.) y la disminución durante el medio día (12:00 m) (Payne, Laing y Raikova, citados por García, Corzo y Cama, 1979). Resultado similar obtuvo el Grupo de Leguminosas del ICA (1999) cuando realizó una prueba de observación con el objetivo de conocer la conducta de vacas lecheras que pastaban 17 horas diarias en presencia de árboles de sombra, en la misma se determinó durante las horas de luz natural (7:00 a. m. a 10:00 a. m. y de 4:00 p. m. a 7:30 p. m.) el número de vacas que se dedicaban a las actividades de consumo, rumia, descanso y otras. Los resultados generales mostraron que como promedio el 67,85% de ese tiempo (horas más frescas del día) los animales se dedicaban a comer.

Sin embargo, debe destacarse que las observaciones arrojaron durante el período poco lluvioso y en las horas de mayor temperatura un porcentaje elevado de animales (alrededor del 20 %) que permanecieron pastando, comportamiento normal si tenemos en cuenta el bajo nivel nutricional del grupo, aspecto que prevaleció sobre el ambiente térmico y que influyó en el patrón de conducta del mismo.

Los mayores porcentajes de animales dedicados a la actividad de pastoreo durante la sequía evidencia un mayor tiempo empleado en la búsqueda del alimento, donde la baja calidad y disponibilidad del pasto existente condiciona una oferta diaria de MS que no garantiza un tamaño del bocado adecuado ni satisface las necesidades alimentarias del rebaño. En esas condiciones es recomendable restringir el tiempo de pastoreo a 3 ó 4 horas diarias en lugar de las 10 horas que mantenían a los animales en los cuartones con una disponibilidad muy baja (13 kgMS/vaca/día)

Este resultado lo confirman los trabajos de Atkeson, Shaw, y Gave (1942), quienes encontraron que en pasto de buena calidad las vacas dedicaron menos de la mitad del tiempo total al pastoreo, en uno de calidad regular un 55% y en el de mala calidad se extendió hasta el 62%; Chacón y Stobbs (1977) y Hernández, Carballo, García-Trujillo, Mendoza y Fung, (1995) comprobaron que el tiempo de pastoreo baja cuando la oferta de pasto es abundante y de buena calidad; similar resultado obtuvieron Mojena, Fonseca y Fonseca (1985), quienes detectaron un menor tiempo en la actividad de pastar cuando el pasto tenía mejor composición botánica y disponibilidad.

La actividad de rumia tanto parada como acostada (figuras 6 y 7) el ganado la realiza fundamentalmente en las horas más cálidas del día (desde 10,00 a.m.- 2,00 p.m.) con menor margen de tiempo y en las horas más críticas del día para la rumia acostada (11:00 a.m.-1:00 p.m.) coincidiendo estos resultados con Gómez et al. (1998), quienes demostraron que la rumia acostada es mayor cuando el pastoreo disminuye.

En las gráficas se observa que durante el período lluvioso existió una distribución más uniforme de la actividad de reposo, donde los animales utilizan su tiempo alternadamente entre la búsqueda y consumo del alimento, la rumia (parada o acostada) y el reposo (parado o acostado); sin embargo, durante el período poco lluvioso esta actividad es más manifiesta en las horas más fuertes del día, después que los animales han hecho una búsqueda prolongada del alimento y comparten su tiempo fundamentalmente entre las actividades de rumia y descanso

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Capítulo III. Resultados y discusión De acuerdo al anexo 6, el mayor tiempo dedicado al reposo, ya sea parado o acostado lo reportamos para el

grupo de alta y corresponde a una mayor disponibilidad de pasto (época lluviosa) que permitió a su vez un mayor tamaño del bocado y menos tiempo a caminar en busca de alimentos, coincidiendo con los resultados de Ponce, Sánchez, Miranda, Santaelena, Ramírez y Fonseca (1994). Sin embargo Senra et al. (1989), plantean que al parecer esta medida no es determinante en la definición de la conducta en pastoreo.

La actividad de ramoneo (anexo 6) la realizan ambos grupos de producción indistintamente y aunque observamos que el grupo de baja producción se dedica más a esta actividad en las horas más cálidas del día (12.00 m. - 1.00 p.m.) el porcentaje de animales no fue elevado (aproximadamente 5,8%). En el grupo de alta producción el comportamiento es más regular durante las horas evaluadas presentando el mayor porcentaje (3,6%) de 9,00 a.m.-10,00 a.m., como se observa en el anexo 6, en general, el número de animales que realizan esta actividad es bajo pues está en correspondencia con el mayor tiempo dedicado a la actividad de pastoreo y con las características de los cuartones, pues los árboles no forman parte planificada del sistema sino que se distribuyen en escaso número y al azar, fundamentalmente frutales, en el área del cuartón.

El grupo de leguminosas del ICA (1999) detectó en su observación la preferencia de los animales por la sombra para las actividades de rumia y descanso, encontrando que el 15 % de los animales se dedicaron durante las horas de observación a rumiar, pero alrededor del 71 % del tiempo dedicado a dicha actividad (10,72% del total) los animales prefirieron hacerlo a la sombra. Algo similar sucedió con el tiempo dedicado al descanso, pues el 68,2 % del tiempo empleado en dicha acción se realizó a la sombra

El desplazamiento eventual de los animales (anexo 6) se incrementa en función de una menor disponibilidad de pasto, pues los animales dedican un mayor tiempo a la búsqueda del alimento cuando la oferta de MS disminuye, esta actividad la realizan también para la búsqueda de sombra, etc. por lo que disminuye en las horas dedicadas al reposo y se manifiesta a través de la ejecución del resto de las actividades. Similares resultados obtuvo Senra et al., (1989) y Ponce, et al., (1994) con ganado bovino.

El desplazamiento dirigido y el consumo de agua estuvieron en función del vaquero, por lo que se incrementaron en las horas de mayor temperatura ambiental y en correspondencia con el horario y frecuencia de ordeño, así como los eventos fisiológicos y sociales (montas, intentos de lucha, etc.), de acuerdo con las necesidades fisiológicas y de convivencia de los animales del rebaño (anexo 6).

Es importante señalar que es recomendable trasladar los animales a las naves de sombra cuando la temperatura del día se incrementa, es decir, 11:00 – 4:00, debido a que esas condiciones no son las recomendadas para los animales F-2, 7/8 H*1/8 C y Siboney, debido a que se incrementa su temperatura y el ritmo cardiaco y pueden llegar a tener stress térmico (Corzo et al, 2000).

Fig. 6. Comportamiento animal en lluvia.

25

Capítulo III. Resultados y discusión

Fig. 7. Comportamiento animal en seca. III.6 Producción de leche III.6.1 Ordeño

Entre las principales deficiencias detectadas durante las inspecciones realizadas al ordeño se encontraron las siguientes:

No se realizó el lavado de la ubre. No se realizó el despunte. Se utilizó al ternero para que estimule la bajada de la leche y no es lavado el pezón con posterioridad para

la obtención del producto. No se realizó la desinfección final. Afectación de otras especies de animales merodeando por el área Escasa higiene en el piso de la nave de sombra donde se realizó el ordeño. Deficiente iluminación en el área donde se realizó el ordeño durante el horario de la madrugada. Escasa higiene en los utensilios empleados para la recepción, conservación y traslado de la leche.

Es evidente que estas deficiencias influyen en el proceso de obtención y conservación de la leche, y

fundamentalmente en su calidad. Además, se realizaron cuatro pesajes de leche (dos en cada época y en ambos horarios) y se detectaron deficiencias en la conformación de los grupos de ordeño, pues no se priorizó el estado fisiológico, productivo y reproductivo de los animales sino que estos grupos fueron conformados teniendo en cuenta primeramente la producción individual (a grosso modo, pues no se realizan pesajes desde que desapareció el ordeño mecánico) y el estado de salud de los terneros y en segundo lugar los demás aspectos, de esta forma, puede formar parte del grupo de baja producción una vaca recentina cuyo ternero presente bajo peso o mantenerse en este grupo una vaca de producción relativamente alta que deba amamantar a su ternero por bajo peso corporal o mal estado de salud.

Durante la seca se mantuvieron como promedio 71 vacas en ordeño, de ellas, 30 pertenecían al grupo de alta producción y 41 al grupo de baja producción. Durante la época lluviosa promediaron 64 vacas en ordeño, 28 pertenecientes al grupo de alta y 36 al grupo de baja. III.6.2 Calidad de la leche

Es conocido que la leche es un medio de cultivo natural idóneo para el desarrollo de diversos microorganismos y que las altas temperaturas y la higiene deficiente durante su manipulación aceleran su deterioro, en este sentido, Ponce, Armenteros, Fernández, Noa, Capdevila, Escobar, y Dávila, (1997), sostienen

26

Capítulo III. Resultados y discusión que ningún método de conservación puede mejorar la calidad de la leche inicial, en todo caso mantener por un tiempo la obtenida.

La leche es depositada en un tanque de refrigeración defectuoso, trasladándose al mismo en cantinas y cubos desde la nave de sombra donde se realiza el ordeño. La inspección higiénico sanitaria del producto corre a cargo de la Empresa Pecuaria conjuntamente con la EMPLACT, las cuales verifican los aspectos relacionados con la calidad de la leche teniendo en cuenta la higiene, el color, el sabor y el olor. En general podemos decir que de acuerdo al resultado del diagnóstico las características higiénico-sanitarias se catalogan como malas ya que las pruebas de TRAM oscilaron alrededor de 2,4 horas por mes.

La tabla 7 muestra un valor promedio alto para la grasa de la leche (4,7 %) considerando la composición racial de este rebaño, donde predominan los genotipos F-2 y vacas con alto % de sangre Holstein, las cuales representaron el 62 % de la masa total. Este elevado contenido del porcentaje de la grasa pudo estar influenciado por la baja producción de leche de los animales, debido a que se conoce que existe una relación negativa entre este indicador y el % de grasa, el cual además pudo estar influenciado por las vacas R-1 y Siboney de Cuba que se encontraban presentes en la masa y que se caracterizan por presentar contenidos de grasa superiores al 4 %. Nuestros resultados se comportaron semejantes a lo reportado por López (1982), quien informó porcentajes de grasa de 3,95±0,88 y 4,00±0,73 para la primera y segunda lactancia respectivamente en animales Siboney de Cuba (5/8 Holstein – 3/8 Cebú), también fue similar a lo hallado por Reinoso (2000) en un agroecosistema no arborizado sobre suelo fértil y pasto cultivado (4,03 %) y en agroecosistemas arborizados (4,29 %) para el genotipo Siboney de Cuba, aunque en estos trabajos la producción de leche fue superior.

Existió una tendencia lógica del aumento de la grasa, como componente de la leche, durante el período lluvioso (considerando que el alimento base del sistema es el pasto), en correspondencia con el incremento de la disponibilidad de biomasa comestible, así como de la digestibilidad y consumo de la MS, en consecuencia, disminuyeron los sólidos no grasos (SNG).

Durante la seca el comportamiento de los referidos componentes fue contrastante, pues la leche presentó un contenido graso inferior al período lluvioso a pesar de poseer el pasto un alto contenido de MS y haberse suplementado con pulpa fresca de cítrico, alimentos voluminosos que contribuyen al incremento de las grasas, además los SNG fueron marcadamente superiores para esta época. Los sólidos totales (ST), variable dependiente de la grasa y los SNG, se comportó semejante en ambas épocas del año.

Tabla 7. Comportamiento de los componentes primarios de la leche.

Época Grasas (%) Sólidos no grasos (%) Sólidos totales (%) Seca 4,67 8,71 13,48 Lluvia 4,86 8,57 13,47 Promedio 4,76 8,64 13,47

García López y Ponce (1988), Gil Almeida (2000) y Newton Polh (2000) encontraron en, valores de 8,7 %

para los SNG y 12,75 % para los ST, así como 8,30 % para los SNG y 12,7 para los ST en sistemas de pastos cultivados; lo que sugiere que la producción de los componentes orgánicos lácteos a través de la lactancia depende de sus respectivas proporciones en la leche y del volumen de ésta producido, siendo además resultado de la conjugación de diversos factores relacionados con las condiciones edafoclimáticas y de manejo prevalecientes en la explotación lechera y del genotipo de los animales del rebaño (García-Trujillo y García-López, 1990). III.6.3 Indicadores de eficiencia de la producción láctea

Los resultados muestran una producción promedio de 3,9 litros/vaca/día y una cantidad total por lactancia de 902 litros en 365 días, valores que no se corresponden con el potencial genético de los animales de la unidad, debido al bajo nivel de alimentación que poseen los animales, ya que el mismo se basa en la disponibilidad de pasto y los valores en ese indicador no permitieron a los animales realizar una buena selección del mismo (25 y 13 kg MS/vaca/día para lluvia y seca, respectivamente).

La producción de leche anual por área fue de 1 248,8 litros, ascendiendo la producción total de la unidad a 95 530 litros y la diaria de 261,7; con una producción promedio de 1 277 litros/vaca/año.

Estos valores fueron inferiores a los reportados por García-Trujillo (1983), quien señala que para pastos no fertilizados o pastos naturales las producciones por vaca oscilan entre 6,0 y 7,0 l/día y 1 300-2 700 l/ha /año, debido a la baja carga que resisten estos pastizales (0.5-1 UGM/ha); y a lo reportado por Vaccaro (1991), de una producción de 4,0 l /vaca y 1 180 litros en lactancias de 290 días.

27

Capítulo III. Resultados y discusión Sin embargo, los valores encontrados son superiores a lo informado por Arrellano-Sota (1996), quien reporta

una producción diaria promedio individual para un productor promedio de 2-3 kg de leche/vaca/día y similares a lo informado para un productor progresivo (4-5 kg de leche/vaca/día) para las condiciones del trópico. Este autor reporta valores de 150-200 y 850-1050 kg de leche/ha/año para un productor promedio y para un productor progresivo respectivamente, no obstante, los resultados encontrados denotan la ineficiencia del sistema de producción empleado, pues para que una vaquería sea rentable debe tener una producción mayor o igual a 2000 litros/ha/año, valores óptimos de 6-12 litros/vaca en ordeño y de 1600-2200 litros de leche/lactancia, con una duración de la misma de 270-290 días (Martín, 1997).

Para el genotipo Siboney, Reinoso (2000) detectó que el rendimiento lechero por días de lactancia osciló entre 7,09 y 7,99 kg en SSP y 6,2 kg para un sistema no arborizado sobre suelo fértil y pasto cultivado. Es evidente que las respuestas productivas de los rebaños son variables y están determinadas en gran medida por la calidad nutritiva de la dieta base (Clavero, 1996), el genotipo de los animales y las condiciones específicas de investigación (Lascano, 1996).

En la tabla 8 se muestra que la eficiencia de la producción láctea se comportó por debajo del 85%, que es lo reportado como buena por la literatura especializada (Martín, 1997).

En el análisis de los datos obtenidos se observa que la duración de la lactancia disminuye al final del período poco lluvioso y se alarga en el período lluvioso en correspondencia con la máxima disponibilidad de pastos, siendo agosto el mes de mayor producción de leche con una producción promedio de 5,8 L/vaca/día en 149 días de lactancia.

El valor medio de la duración de la lactancia fue muy inferior a la media nacional del año 1997 para el genotipo Siboney de Cuba (274 días) y su población base 5/8 Holstein 3/8 Cebú (279 días) (MINAGRI, 1998), así como a los 257-271 días informados por López (1998) para dos rebaños Siboney y superior a lo reportado por Ribas, Gutiérrez, Evora y García (1999) de 237,34 ± 0,29 días en vacas mestizas de Siboney de Cuba, quienes afirman que el efecto vaquería es el que más afecta la producción de leche de este genotipo.

El valor encontrado es el resultado de una decisión de carácter administrativa adoptada por la UBPC consistente en secar las vacas no sólo cuando éstas alcancen 7,5 meses de gestación, sino teniendo en cuenta la eficiencia productiva, reproductiva y el estado corporal de las mismas.

Tabla 8. Eficiencia productiva de la producción láctea.

Meses Lactancia (días)

Producción real (L/vaca/día) Producción potencial (L/vaca/día)

Eficiencia (%)

Seca 133 3,3 5,8 54 Lluvia 121 4,5 5,2 73

En la figura 8 se observa que la producción real de los animales se encuentra por debajo de la potencial,

situación que representó una pérdida en la etapa experimental de 2037,2 litros totales. Al analizar el total de vacas en ordeño y la producción total de leche/mes durante la etapa experimental, se observó un incremento de la producción láctea durante la época lluviosa, alcanzándose el máximo valor en el mes de agosto con una producción total de 9 923 litros y un promedio de 56 vacas en ordeño.

En general, las menores producciones se obtuvieron en la época poco lluviosa, caracterizada por las variaciones estacionales de las variables climáticas, fundamentalmente las precipitaciones, lo cual, junto a otros factores, influye de manera directa sobre la tasa de crecimiento y rendimiento de los pastos, apreciándose efectos similares sobre la producción de leche (Pezo, 1997).

Sin embargo, se aprecia el efecto de la época del año en las producciones reportadas para los meses de noviembre a febrero con respecto a los meses de marzo a mayo, los cuales presentan la más baja producción anual, situación que se atribuye a que el período más seco coincide en Cuba con bajas temperaturas y mejor confort para las vacas que componen el rebaño, donde el tipo racial predominante responde muy bien a estas condiciones siempre que se garanticen los alimentos necesarios en esa época. Por otra parte, resultó beneficioso para los pastos el efecto acumulativo de las lluvias caídas durante los meses octubre-enero, la cual se incrementa a partir de abril, reflejándose en la producción del mes de mayo la cual comienza a ascender nuevamente.

Se realizó un análisis de correlación entre este indicador productivo y los principales indicadores del pastizal (tabla 8) y el mismo mostró que durante el período lluvioso existió una alta dependencia entre la producción de leche y las demás variables, sobresaliendo la disponibilidad, la altura del pasto y la presencia del Paspalum notatum (alpargata).

28

Capítulo III. Resultados y discusión

Fig. 8. Comportamiento de las producciones real y potencial.

Tabla 9. Análisis de correlación para la época lluviosa.

Parámetros Producción de leche Producción de leche 1 Disponibilidad de pasto 0,6820 C. nlemfuensis 0,4610 P. notatum 0,6320 P. virgatum -0,5540 S. acuta 0,1150 B. pertusa -0,8230 Otras especies 0,4760 Altura del pasto 0,7270

Se destaca en este análisis la disminución de la producción de leche con el incremento del caguazo y de

otras especies no cultivadas; este resultado pudiera deberse a que la altura del pasto y el porcentaje de pasto cultivado son parámetros que guardan relación con el estado físico del pastizal y su calidad como alimento, Peel (1978); Blanco (1986) y más recientemente Blanco y Domínguez (1996), encontraron una correlación alta y positiva entre el porcentaje de pastos deseables y la producción animal.

Debe destacarse que en la época poco lluviosa, la alta limitante de la disponibilidad de pasto y por consiguiente, el consumo de cualquier otro alimento, hacen que se pierda la correlación entre cada componente del pastizal y la producción. III.7 Reproducción

El análisis del tarjetero del rebaño reveló un alto porcentaje de vacas inseminadas y repetidoras, así como una baja cifra de vacas gestadas (tabla10).

Tabla 10. Estructura reproductiva del rebaño.

Grupos % Real % Óptimo (1)

Gestantes 41,84 50 Inseminadas 40,65 25

Vacías 5,83 5 Recentinas 11,66 20 Repetidoras 14,04 2-4

Desecho 10,16 8 (1)Según Calzadilla (1995) citado por Corzo, García, Silva, Pérez y Geerken (1999).

29

Capítulo III. Resultados y discusión El diagnóstico detectó que nuestros animales se incorporaron tardíamente a la reproducción, con una edad al

primer parto comprendida entre los 33-35 meses. Estévez, Acosta, Bertot, Vázquez y Guevara (1993) plantean que la concepción precoz o tardía puede

reducir significativamente el rendimiento de la vaca lechera. Según Weller y Folman (1990), la concepción temprana reduce la rentabilidad por el concepto de la gestación en la producción láctea, y tardía, debido a que las vacas con períodos interpartales (PIP) largos tienen un pico de producción lechera durante una pequeña parte de su vida reproductiva y producen menos terneros por unidad de tiempo.

De acuerdo con Veras (1999), para alcanzar un máximo de producción por vida, las vacas deben parir por primera vez entre los 24-27 meses y continuar pariendo cada 12-14 meses, esto requiere que la concepción ocurra entre los 85 y 110 días inmediatamente después del parto.

Numerosos estudios se han realizado para esclarecer las causas de aparición del Síndrome de Repetición del Celo (SIREC) en la hembra bovina (Pedroso, Pérez, Núñez, Stable y Felipe, 1989; Núñez y Pedroso, 1989; Blanchard, Ferguson y Love, 1990; Benoit, 1994; Pedroso y Bonachea, 1994; Pedroso, Roller, González y Felipe, 1997), existiendo el criterio generalizado de que este trastorno está determinado en gran parte por errores en la detección del celo y por alteraciones funcionales del aparato genital de las vacas, las cuales a su vez pueden ser provocadas por desbalances y/o deficiencias nutricionales, por infecciones intrauterinas subclínicas o factores climáticos adversos. Sin embargo, cualesquiera que sea la causa el fenómeno se refleja en tres reacciones individuales: no fecundación, muerte embrionaria y abortos (Pedroso y Roller, 1996).

Una de las causas de vacas con SIREC en la unidad durante el período de estudio fueron las limitaciones alimentarías, pues los desbalances y déficits nutricionales afectan los mecanismos endocrinos que rigen los fenómenos sexuales (González, Gil y Agüero, 1996). La deficiencia de EM reduce el desarrollo folicular y aumenta el número de folículos atrépsicos y los ciclos anovulatorios; en otros casos se reduce el tamaño del cuerpo lúteo, el nivel de secreción de progesterona (Schillo, 1992; Pedroso, González, Lavandeira y Ruiz, 1994) y la tasa de glucosa en el fluido uterino afectando la supervivencia del embrión en las primeras etapas de su desarrollo (Pedroso y Roller, 1996).

Dentro de los factores climáticos, el estrés calórico constituye el principal factor que pudo haber afectado a nuestros animales, pues considerando la ausencia del componente arbóreo en los pastizales de la unidad tenemos que, la exposición de los animales a la incidencia directa de la radiación solar pudo ser motivo de que estos sufrieran con mayor frecuencia los efectos negativos del stréss calórico, el cual conduce a cambios metabólicos, endocrinos y del medio uterino cuya consecuencia es la disminución de la fertilidad o el incremento de la mortalidad embrionaria (Cherrineau, 1993). Otra causa que incidió fue el mal uso de las técnicas de celaje. III.7.1 Principales índices reproductivos

Los valores encontrados en el diagnóstico para los principales índices reproductivos (tabla 11) indican marcadas deficiencias en el rebaño.

En la longitud del intervalo entre el parto y el primer servicio postparto (IPPS) tiene una influencia notable el período de espera voluntaria, que es el tiempo que generalmente se suele otorgar a cada animal para posibilitar la total recuperación de su aparato reproductor, de manera que la influencia de los factores genéticos, ambientales y de manejo deben analizarse en estrecha relación con el referido período. Bajo estas condiciones, este indicador asumió el valor de 94 días, cifra muy inferior a lo reportado por Reinoso (2000), quien encontró IPPS de 111,08 y 103,65 días para agrosistemas silvopastoriles sobre suelos de buena fertilidad, pastos cultivados y con cierto nivel de suplementación con concentrados; 164,15 días en agroecosistemas arborizados sobre suelos de pobre fertilidad y pastos naturales y 133,95 días para agroecosistemas no arborizados sobre suelo fértil, pastos cultivados y nivel aceptable de suplementación con concentrados.

Por otra parte, a nivel nacional, en el año 1997, se obtuvieron IPPS de 110 días para el genotipo Siboney y 132 días para el mestizo Siboney (MINAGRI, 1998). Siendo estos valores marcadamente superiores a nuestros resultados. Sin embargo, estos son, a su vez, notablemente más prolongados que los informados por Rivera, Anta, Galina, Porras y Zarco (1994) para hembras lecheras de diferentes razas y climas del trópico mexicano, cuyos valores oscilaron entre 56,4 y 88,7 días y por López (1998) en Cuba, en uno de los primeros estudios realizados con el genotipo Siboney de Cuba, así como con su población base (5/8 Holstein 3/8 Cebú) en dos rebaños comerciales, cuyos valores oscilaron entre 54,8-77,3 y 55,5-62,9 días respectivamente.

Para diferentes regiones tropicales Vázquez (1984) encontró en la literatura consultada un IPPS promedio de 100 días con rango de variación de 60-140 días y coeficiente de variación de 27-70 %, lo que indica el número y complejidad de los factores que inciden sobre este rasgo. Este indicador está íntimamente ligado a la aparición del primer estro postparto, y esto a su vez muy relacionado con la raza, época de parto, duración de la lactancia, sistema de crianza del ternero y estado físico-alimentario de los animales (Bolanos, 1997), por tanto la magnitud de dicho intervalo es muy variable reportándose valores de 95,5 días para las hembras mestizas Holtein-Cebú de las tierras altas de Etiopía Central (Tesfu, 1990); mientras que para el ganado Cebú se han

30

Capítulo III. Resultados y discusión encontrado valores de 100 días (Bolanos, 1997) y de hasta 240 días (Martínez, Solano, Ricardo y Mika, 1992). Por su parte Khonje, Kamwanja y Makhambera (1992) y Tegegne, Entwistle y Mukasa (1992), encontraron en el trópico africano IPPS superiores a 150 días.

El intervalo parto-parto (IPP) es un índice muy importante que denota eficiencia, el mismo está influenciado por el período de servicio (PS), así como por la raza, factores climáticos, nutricionales y mala vigilancia del celo entre otros factores que afectan la eficiencia reproductiva. Los resultados arrojaron un valor de 475 días, muy superior a lo reportado por Calvera y Morales (1997), quienes consideran como adecuado un IPP de 365 días. Según Veras (1999), los que se prolongan más allá de los 365-400 días provocan pérdidas económicas notorias y cita los trabajos de Devers quien encontró en 70 fincas lecheras un IPP promedio de 435 días, lo que representó una pérdida promedio anual de 70 días de leche por vaca.

El período de servicio (PS) determinado fue de 184 días, valor marcadamente alto si consideramos como óptimo lo reportado por la literatura clásica (Holy, 1987) de 60 y 85 días, este se afecta debido al prolongado intervalo del parto al primer servicio (94 días), lo que pudo ser provocado por un deficiente sistema de celaje y la influencia de otros factores como son el nivel nutricional, la salud y las variables meteorológicas.

En un estudio realizado sobre el comportamiento reproductivo de seis rebaños de una CPA en condiciones similares de alimentación y manejo, Estévez, Acosta, Berthot, Vázquez, y Guevara (1993), encontraron una dependencia del período interpartal (PIP), del PS y del IPPS, demostrando la estrecha relación que existe entre estos índices, además, que existen influencias significativas del rebaño sobre ellos y del número de partos sobre todos los indicadores, obteniendo los mejores valores de los índices reproductivos en el cuarto parto, esto último es corroborado por Martínez, Iglesias, Solano, Caral, Mika y Ricardo (1982), quienes encontraron una tendencia a mejorar la fertilidad entre el sexto y séptimo parto.

Tabla 11. Principales índices reproductivos.

Índices Nivel actual (días) IPPS (días) 94 IPP (días) 475 PS (días) 184 Número de servicios por concepción 2,2 Índice de natalidad (%) 84,7 Abortos (%) 3,6

En nuestro caso, en que es utilizada la inseminación artificial (IA), el conocimiento del número de servicios

requeridos para lograr una gestación constituye una medida útil para evaluar la fertilidad de las hembras y de los sementales, así como la destreza del hombre encargado de ofrecer el servicio, por tanto esta variable es dependiente de un número considerable de factores muy diversos que en muchos casos actúan de manera integrada, lo cual hace muy difícil el diagnóstico de las verdaderas causas que influyen en su variabilidad, máxime si la evaluación se realiza en condiciones de campo donde por razones obvias no es posible controlar el efecto de determinadas fuentes de variación.

El valor medio del número de servicios para lograr una gestación encontrado en nuestras condiciones (2,2) no difiere ampliamente de los reportados por Reinoso (2000), quien a su vez encontró los valores medios generales más bajos (2,12 y 1,92) en sistemas arborizados sobre suelos fértiles, pastos cultivados y suplementación con concentrados con respecto a sistemas arborizados y pasto natural sobre suelo de baja fertilidad y sistema sin arborizar, con pastizales de guinea y pasto natural. Por otra parte, nuestro resultado es inferior a la media nacional del año 1997 para el genotipo Siboney (2,55) y las hembras mestizas Siboney (2,36) (MINAGRI, 1998) y a lo reportado por Valdés, Ruiz, González y Álvarez (1996) para Cuba en condiciones silvopastoriles (3,2); encontrándose además en el rango de valores informados por Lozano, Leiva y Moreno (1992) para el trópico semihúmedo de México (2,11-2,35) y Vázquez (1984) y Rivera et al., (1994) (1,3-2,5 y 1,9-2,3; respectivamente) para diferentes condiciones de manejo, clima, alimentación y razas.

De acuerdo con lo planteado por Morales (1997), el no parto no debe rebasar el 8% y los abortos no deben exceder el 4%, a menos que sean causados por un agente patológico o enfermedad específica, trastornos nutricionales graves y restricción severa de agua, siendo las principales causas en esta unidad los traumatismos, el déficit alimentario, estrés calórico y la escasez del agua de beber durante el período poco lluvioso fundamentalmente.

Calvera y Morales (1997), plantean que un índice de concepción o eficiencia técnica del 55% (valor superior al encontrado) condiciona la repetición del 45% de las inseminaciones.

Entre las causas que condicionaron estos resultados en la vaquería No. 14 podemos destacar que no existe una atención diferenciada con la hembra gestada durante el período seco, pues las mismas permanecen unidas

31

Capítulo III. Resultados y discusión a otras categorías (novillas) y vacas vacías conformando un grupo que pasta en cuartones de baja disponibilidad y pureza varietal. No se les suministran suplementos proteicos, energéticos y minero-vitamínicos en función de sus requerimientos nutrimentales. Esta deficiencia en el manejo compromete seriamente la inmediata lactancia y por consiguiente la futura producción.

Existe mala atención al parto, sobretodo no se tiene en cuenta la atención diferenciada a las novillas ni la higiene y el cuidado que deben tenerse para evitar la posterior aparición de crías muertas, infecciones y complicaciones puerperales que afectan la salud animal (Berthot, Avilés y Reyes, 1996; Mendoza, Figueredo, Abeledo, Percedo, Agüero, Muñoz, Marrero, Navarro y Bullnes , 1997).

El índice de natalidad (IN) de un rebaño está muy estrechamente ligado al intervalo entre partos, ya que si consideramos que en condiciones ideales de manejo y alimentación debe aspirarse a que cada hembra produzca un ternero anualmente, entonces se asume que estamos en presencia de un 100 % de natalidad.

Si bien en las condiciones tropicales este propósito es muy difícil de lograr, sí es posible mejorar los actuales registros toda vez que se propicie un plano nutricional apropiado y estable, así como un manejo integral del agroecosistema de manera que el confort general de los animales favorezca la manifestación del potencial bio-productivo del conjunto suelo-planta-animal.

El IN encontrado en nuestras condiciones fue de un 84,7%; valor superior a los reportados en el año 1997 para el rebaño nacional del Siboney y el Mestizo 5/8 Holstein – 3/8 Cebú, los cuales fueron de 58,6 y 54,9 %, respectivamente (MINAGRI, 1998).

Por su parte Reinoso (2000) reportó valores de hasta 94 % en seca y 99 %, en lluvia en agroecosistemas arborizados de producción de leche, resultados muy alentadores que reflejan lo que en este sentido se puede lograr cuando se mejoran las condiciones de explotación de los rebaños y demuestra que los bajos niveles de IN reportados en la literatura para los cruces Holstein x Cebú en condiciones tropicales no obedecen exclusivamente a limitaciones genéticas ni a restricciones alimentarias como consecuencia del bajo potencial forrajero de los ecosistemas de dicha región.

El porcentaje de abortos detectado en la vaquería no sobrepasó el 4%, valor inferior al encontrado por Reinoso (2000), para un sistema de producción no arborizado (9%) y por Ruano y González (1990) de un 10 % para el genotipo Siboney. III.5 Balance alimentario III.5.1 Determinación del peso vivo de los animales

Nuestros resultados muestran (tabla 12) que las vacas que conformaban el grupo de alta producción presentaron una mejor condición corporal debido a que pastaban en las mejores áreas. Esta situación es generalmente observada en nuestras unidades pecuarias donde la alimentación depende de los pastos y forrajes casi exclusivamente.

Durante el período lluvioso este parámetro zootécnico fue superior, propiciado por una mayor disponibilidad de alimentos y un uso más intensivo de los pastos.

No obstante, estos resultados son inferiores a los esperados para estos genotipos raciales. Menéndez (1984), se refiere a que la variación del peso vivo no está vinculado al potencial genético de nuestros ejemplares sino más bien es un reflejo de las condiciones ambientales, particularmente de la alimentación, donde los aportes de energía y proteína inadecuados determinan las pérdidas de peso vivo en los animales.

Las ganancias de peso encontradas en nuestro estudio coinciden con Guevara (1999) en cual encontró en un sistema de gramíneas sin fertilizar bajo peso vivo en las vacas lactantes (380 kg).

Tabla 12. Peso vivo promedio de los animales en la etapa experimental.

Período poco lluvioso Grupos Peso vivo promedio (kg)

Alta producción 419 Baja producción 388

Período lluvioso Alta producción 467 Baja producción 450

32

Capítulo III. Resultados y discusión III.5.2 Balance Alimentario Instantáneo

El balance alimentario instantáneo realizado a los animales en producción, en ambas épocas del año, considerando un PV promedio de 458 kg para la época lluviosa y 403 kg para la época poco lluviosa, en su 2da

lactancia, con un gasto energético alto por concepto de locomoción y 25 g/día de incremento en lluvia; una alimentación basada en pastos sin fertilización ni riego, con una oferta de 25 kg MS/animal/día para el período lluvioso y de 13 kg MS/animal/día y suplementación de 16,0 kg/animal/día de pulpa fresca de cítrico en la seca.

Una limitante para la complementación de la dieta con cítrico fue a nuestro criterio el poco tiempo que tuvieron los animales acceso a este alimento (2-3 horas diarias) ya que el mismo se ofertó en las naves de sombra, debido a que el resto del tiempo se encontraban en el pastoreo.

En el período poco lluvioso se apreció que los nutrimentos que afectaron la producción de leche fueron PDIN y PDIE y en la época lluviosa fue el PDIN, siendo más crítica la situación en los meses de intensa sequía (Fig. 9 y 10).

Este desbalance negativo en la dieta, fundamentalmente de proteína, influyó decisivamente en la producción de leche no pudiendo alcanzar las vacas en ordeño el potencial de producción esperado de acuerdo a los días de lactancia del rebaño (Wood, 1969; Iglesias, Milera, Remy, Martínez y Hernández, 1990), siendo recomendable el uso de alguna fuente de nitrógeno no proteico como la urea o utilizar alguna leguminosa que pudiera elevar este indicador.

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0

100

200

300

400

500

600

700

800gramos

Lluvia Seca

Epoca����

Requerimiento PDIN����

Aporte PDIN��������Requerimiento PDIE

�������� Aporte PDIE

Fig. 9. Balance retrospectivo de la proteína (g).

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81828384858687888990

EM (M

J)

Lluvia Seca

����Requerimiento

����Aporte

Fig. 10. Balance retrospectivo de la energía.

33

Capítulo III. Resultados y discusión III.8 Recursos humanos III.8.1 Estructura de los recursos humanos

La estructura de la fuerza laboral de la vaquería comercial No.14 se ilustra en la tabla 13.

Tabla 13. Organización de los recursos humanos.

Categoría Cantidad % Edad promedio Salario Jefe de Unidad. 1 20 240,00 Ordeñadores. 4 80 38 215,00

Se debe destacar que sobre la base de la resolución #13 de Seguridad del Trabajo, los trabajadores se

encuentran vinculados por los resultados que sean capaces de alcanzar en la Unidad, los que comienzan por primera vez se instruyen en la actividad que ejercerán, y los trabajadores que

necesiten reciben entrenamientos para trabajadores pecuarios y cursos de acuerdo a una estrategia de capacitación trazada por la dirección de la UBPC, previa solicitud a la empresa, así como la recalificación del trabajador o frente que lo necesite. III.8.2 Atención al hombre

La atención al hombre no es la mejor, el área de autoconsumo de la UBPC es insuficiente para cubrir las necesidades alimentarías mínimas de los trabajadores, incluso se dificulta la venta de leche, además existen problemas con la ropa de trabajo, botas de goma y de material, sombreros, monturas, sogas, cubos y demás utensilios necesarios para la labor diaria del vaquero, así como los medios de transporte necesarios. III.9 Efectividad económica III.9.1 Comportamiento de los indicadores económicos

Total de Gastos : $ 41 730,04 T. Ingresos : $ 52 172,35 Precio Total de la leche: $ 95 530 Precio Venta : 0,51 Costo/l : 0,44 Costo/peso : $0,80 Relación de ingresos totales/gastos totales : 1,25 Producción total anual en físico: 95530 litros Producción por trabajador en valor : $10434,47 Producción por trabajador en físico: 19106 litros Ganancia : $10442,31 Ganancia/trabajador : $2088,46

Aunque los resultados que se muestran son muy favorables, resulta improcedente hablar de efectividad.

Debe destacarse que el precio de venta del litro de leche fluctuó entre $0,43 y $0,88, o sea, no existe un precio medio o estándar, sino que este se ha establecido sobre la base de la calidad de la leche, partir del mes de octubre el precio del producto aumentó pues no sólo influyeron las relaciones de oferta y demanda sino que el costo de producción del litro así como el total de gastos de la unidad aumentaron y disminuyó el total de ingresos en el mes; no obstante, la causa fundamental de que los ingresos totales en el período sean elevados esta dada por la crianza y venta de diferentes categorías que bajo las acepciones de ventas o traslados le reportan las referidas ganancias a la entidad, a partir de aquí se distorsionan los restantes indicadores económicos, los cuales no afectan desde el punto de vista económico-financiero a la UBPC pero sí en el orden social pues no es su objetivo fundamental, por otra parte no constituye estímulo ni motivación al colectivo para trabajar por mejores resultados.

No puede hablarse de eficiencia cuando la producción en L/vaca/día oscila entre 1,8 y 5,7; con una media de producción de 3,9 litros, y una carga animal considerada baja (tablas 14 y 15).

34

Capítulo III. Resultados y discusión Si fuera factible incrementar el potencial alimentario, el rendimiento (L/vaca/día) también lo haría hasta

valores cercanos al potencial de producción, entonces se lograría verdadera eficiencia, mayor utilidad y reducción de los costos.

Tabla 14. Tecnología de producción en seca.

Tecnología de

producción Componentes principales

Carga (UGM/ha)

Producción anual promedio (L/vaca/día)

A Pasto mixto + pulpa de

cítrico fresca (16 kg/animal/día)

1,6 3,9

Tabla 15. Costo de producción del litro de leche y relación ingreso/costo.

Tecnología de producción Costo litro de leche (pesos cubanos) Ingreso/costo

A 0,44 1,16

35

Conclusiones CONCLUSIONES Los resultados en este estudio permiten concluir que:

El manejo del pasto y del rebaño fueron deficientes, pues la ausencia del número adecuado de cuartones no permitió el uso de una rotación efectiva, lo cual influyó en la calidad y cantidad del pasto ofertado y en la conducta de los animales en el pastoreo.

La carga de 1.6 UGM/ha fue superior a la potencialidad del sistema y favoreció el incremento de plantas indeseables.

La baja disponibilidad de pasto (4,4-8,6 kg/animal/día) no permitió producciones de leche superiores a 4,5 L/vaca/día con lactancias que no superaron los 265 días.

La producción por área fue de 1 248,8 L/ha/año.

El balance alimentario mostró déficit de PB en ambas épocas del año, por la baja presencia de pastos mejorados y por no disponer de cantidades suficientes de alimentos que pudieran suplir esas deficiencias..

El porcentaje de vacas repetidoras fue elevado y los IPPS, PS e IPP tomaron valores de 94, 184 y 475 días respectivamente, obteniéndose un índice de concepción que no superó el 50%.

La ausencia de inversiones en el Sistema de Producción favoreció el comportamiento económico de la Unidad y permitió la obtención de beneficios por 10 442, 31 pesos. Estos resultados indican la eficiencia general del proceso económico pero no su eficacia pues la producción de leche (encargo social) no tuvo los niveles esperados.

36

Recomendaciones RECOMENDACIONES

Tener en cuenta este diagnóstico para establecer cualquier cambio en los componentes estudiados.

Mejorar la composición botánica a través de la siembra de pastos mejorados que incrementen la disponibilidad y que permitan satisfacer las necesidades del rebaño, además utilizar otros alimentos que satisfagan los requerimientos de PB..

Establecer un sistema adecuado de rotación, así como utilizar una carga óptima y un manejo diferenciado

por categorías.

Utilizar métodos eficientes de celaje y mantener una adecuada atención a la vaca gestante antes, durante y después del parto.

Utilizar formas de capacitación para el personal de la unidad que le permita un mejor uso de la técnica.

37

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218. Zelada, E.E. 1996. Tolerancia a la sombra de especies forrajeras herbáceas en la zona atlántica de Costa Rica. Tesis Mag. Sc. CATIE. Turrialba, Costa Rica. 88 p.

46

Anexos Anexos

Anexo 1 Croquis de la Vaquería No. 14 de la Zona Número Uno.

47

Anexos Anexo 2. Comportamiento de los principales indicadores productivos de la masa vacuna en ambos

sectores (MINAGRI, 1999).

Producción de leche (MI)

Existencia de la masa (M Cabz) Nacimientos (Cabz) Muerte (Cabz) Siembra de pastos y

forrajes (ha) Años SE SNE SE SNE SE SNE SE SNE SE SNE

1976-1980 13 485,5 1 523,7 100,3 63,3 26 979,4 15 955,0 5 368,8 902,0 395,9 -

1980-1985 14 275,3 1 654,5 125,9 54,5 27 421,8 1 693,2 4 409,4 2 229,9 583,3 36,6

1985-1990 15 977,1 3 881,3 131,2 55,3 27 839,6 14 114,2 5 772,6 1 577,2 798,4 91,7

1990-1995 9 631,4 5 287,3 109,5 69,9 19 072,9 14 934,8 7 997,0 2 261,6 613,4 116,5

1995-1998 8 656,4 7 228,3 101,2 84,1 14 877,0 16 715,0 3 703,0 2 552,0 39,4 204,4

SE=Sector estatal SNE=Sector no estatal Anexo 3. Principales atenciones culturales aplicadas a los pastos (ha) (MINAGRI, 1999).

Años Chapea Herbicidas Fertilización Total

Fertilización Balanceada

Fertilización Nitrogenada

1990 82 227,02 37090,19 37 404,22 3 569,72 3 3834,50 1991 65956,61 2590,06 8 294,69 313,82 7 980,87 1992 43 547,90 9 865,04 3316,08 6,71 3 309,37 1993 37 367,99 92,60 120,78 13,40 107,36 1994 0 0 0 0 0 1995 48 863,56 0 0 0 0 1996 51 167,77 0 0 0 0 1997 47 780,56 0 0 0 0 1998 42 342,78 0 0 0 0

Anexo 4. Distribución de las principales especies de pastos (MINAGRI, 1999).

Especie Área ocupada(ha) % del área total ocupada Caña 362,34 2,92 King-grass 397,23 3,20 Leguminosas 252,29 2,03 Guinea local 3086,6 24,91 Pasto estrella 7 622,56 61,51 Brachiara 348,92 2,81 Otros 321,06 2,59

48

Anexos Anexo 5 Guía de diagnóstico aplicable a vaquerías comerciales. 1. Características generales de las instalaciones 2. Características del rebaño y su organización 3. Características edafoclimáticas 3.1 Clima 3.2 Suelo 4. Manejo del Sistema de Producción 4.1 Indicadores del pastizal 4.1.1 Composición botánica 4.1.2 Disponibilidad de pasto 4.1.3 Análisis químico del pasto 4.2 Elementos del manejo del pastizal 4.2.1 Carga 4.2.2 Sistema de pastoreo 4.3 Conducta en pastoreo 5. Balance alimentario. 5.1 Determinación del peso vivo de los animales 6. Producción de leche 6.1 Ordeño 6.2 Calidad de la leche 6.3 Indicadores de eficiencia de la producción láctea 6.4 Indicadores de eficiencia productiva del rebaño 7. Reproducción 7.1 Principales índices reproductivos 8. Recursos humanos 8.1 Estructura de los recursos humanos 8.2 Atención al hombre 9. Efectividad económica

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Anexos Anexo 6 Comportamiento en el pastizal del grupo de producción durante el período de estudio (%).

Distribución del tiempo de observación (horas).

8.00-8.50 9.00-9.50 10.00-10.50 11.00-11.50 12.00-12.50 1.00-1.50 2.00-2.50 3.00-3.50Actividades

PPLL PLL PPLL PLL PPLL PLL PPLL PLL PPLL PLL PPLL PLL PPLL PLL PPLL PLL

Pastoreo 80,36 20,91 69,84 44,69 51,61 68,14 25,08 36,38 16,06 38,77 32,09 21,24 47,65 12,08 63,85 14,33

Ramoneo

1,36 0,27 1,43 0,48 0,98 0,18 0,75 0,15 0,25 0,06 1,20 0 1,40 0 1,72 0

Rumia parado 2,71 18,18 5,00 10,97 10,03 7,46 10,97 10,71 11,42 13,92 10,67 17,61 9,21 9,95 5,99 9,13

Rumia acostado 2,64 30,84 8,07 21,44 14,78 6,39 22,86 37,85 25,09 30,42 20,23 22,94 14,98 14,22 12,44 9,38

Reposo parado 2,43 15,89 4,19 9,13 7,30 4,91 7,67 6,80 9,28 5,83 10,15 5,89 6,68 5,29 4,99 2,27

Reposo acostado 2,20 8,95 3,22 3,53 7,89 2,07 11,26 2,67 8,65 2,72 4,68 3,13 4,93 2,62 4,46 2,15

Desplazamiento eventual 5,72 1,76 4,46 5,79 3,13 6,64 4,32 2,70 6,36 4,24 5,90 4,03 8,48 2,73 4,44 2,45

Desplazamiento dirigido 0,20 0 0,89 0 1,04 0 12,32 0 10,76 0 10,13 18,13 4,18 39,61 0,31 0

Bebiendo 0.12 0 0,40 0,02 0,62 0,02 1,35 0 7,07 0 2,18 2,18 0,17 6,32 0,18 0,20

Eventos fisiológicos 1,62 2,86 1,62 3,57 1,74 4,07 2,31 2.70 2,86 3,99 1,76 4,00 1,75 4,77 1,33 1,83

Eventos sociales 0,62 0,34 0,86 0,37 0,87 0,11 1,09 0,03 2,18 0,03 0,99 0,84 0,55 2,40 0,29 0,43

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