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7/17/2019 1272_TXT http://slidepdf.com/reader/full/1272txt 1/168 A  LA RILLA DEL IENTO la granja Groosham Horowitz_La granja Groosham_PDF para imprenta_NSarai indd 1 Horowitz_La granja Groosham_PDF para imprenta_NSarai.indd 1 07/08/15 11:48 07/08/15 11:48

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La granja Grossman

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    A LAORILLA

    DEL VIENTO

    la granja Groosham

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    ilustrado por

    FRANCISCO NAVA BOUCHAN

    traduccin

    LAURA SOSA

    ANTHONY HOROWITZla granja Groosham

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    Primera edicin en ingls, 1988Primera edicin en espaol, 1996Segunda edicin, 2015

    Horowitz, AnthonyLa Granja Groosham / Anthony Horowitz ; ilus. de Francisco Nava

    Bouchan ; trad. de Laura Sosa. 2a. ed. Mxico : , 2015

    164 p. : ilus. ; 19 15 cm (Colec. A la Orilla del Viento)Ttulo original: Groosham GrangeISBN 978-607-16-3160-2

    1. Literatura infantil I. Nava Bouchan, Francisco, il. II. Sosa, Laura,tr. III. Ser. IV. t.

    LC PZ7 Dewey 808.068 H811g

    Distribucin mundial

    1988, Anthony HorowitzPublicado por Methuen Childrens Books Ltd., LondresTtulo original: Groosham Grange

    D. R. 1996, Fondo de Cultura EconmicaCarretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Mxico, D. F.www.fondodeculturaeconomica.com

    Empresa certicada 9001:2008

    Editor: Daniel GoldinFormacin: Neri Sarai Ugalde GuzmnDiseo de portada: Miguel Venegas GeffroyDiseo de la coleccin: Len Muoz Santini

    Comentarios: [email protected].: (55)5449-1871. Fax: (55)5449-1873

    Se prohbe la reproduccin total o parcial de esta obra, sea cual fuereel medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos.

    ISBN 978-607-16-3160-2

    Impreso en Mxico Printed in Mexico

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    ndice

    Expulsado 9El folleto 17Compaeros de viaje 27La Isla Cadavera 37

    El seor Tragacrudo 46El primer da 56En la oscuridad 64Navidad 78Una carta 101El inspector 107

    Las cabezas 124La fuga 130El tren fantasma 139A travs del espejo 152Sptimo hijo 162

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    Expulsado

    Era la hora de la cena en la casa del paseo Wiernotta nme-ro 3, en la ciudad de Londres.

    El seor y la seora Eliot estaban sentados a la mesa conDavid, su nico hijo varn. Esa noche, la cena haba comenza-do con un platn de col cruda baada en salsa de queso, porqueel seor y la seora Eliot nunca coman carne. El ambiente enla habitacin se senta particularmente fro. Esa tarde, la delltimo da de clases antes de las vacaciones de Navidad, Davidhaba llevado a casa sus calicaciones escolares. Su lecturano haba sido placentera.

    Eliot no ha avanzado haba escrito el profesor de matemti-cas. No puede dividir ni multiplicar. Me temo que no llegarlejos.

    Tiene madera de ojo!, era el comentario del maestro decarpintera.

    Sera un milagro que se quedara despierto en clase!, se

    quejaba el maestro de religin.Un perfecto intil, sentenciaba el prefecto.Se dirige al fracaso, conclua el director.

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    El seor Eliot ley todos estos comentarios con crecienteenojo. Primero, su cara se puso roja. Luego, sus dedos se pusie-ron blancos. Las venas del cuello se le tornaron azules y sulengua, negra. La seora Eliot dud entre llamar al doctor otomarle una foto a color; pero, al nal, luego de varios vasos dewhisky, el seor Eliot se tranquiliz.

    Cuando yo era nio se lament, si mis calicacionesno eran de primera, mi padre me encerraba durante una sema-na en un gabinete, sin comida. Una vez, me encaden a la de-fensa trasera del coche y luego me llev por la carretera, y esoslo porque qued en segundo lugar en latn.

    Qu fue lo que hicimos mal? solloz la seora Eliot,jalndose el cabello teido de rojo. Qu dirn los vecinos sise enteran? Se burlarn! Estoy acabada!

    Si yo hubiera llegado con estas calicaciones continu

    el seor Eliot, mi padre me habra matado. Me habra ama-rrado a las vas del ferrocarril y esperado al tren de CharingCross de las 11:05

    Podramos simular que nunca tuvimos un hijo lloriquela seora Eliot. Podramos decir que tiene una enfermedadrara o que se cay a un barranco.

    Como ya habrn deducido de todo esto, el seor y la seoraEliot no eran el tipo de padres que a uno ms le hubiera gusta-do tener. Edward Eliot era bajo, gordo, calvo, con el bigote tieso

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    y una verruga en el cuello. Era presidente de un banco en laciudad de Londres. Eileen Eliot era unos treinta centmetrosms alta que l, muy delgada, con dientes de porcelana y pesta-as postizas. Los Eliot llevaban casados veintinueve aos y te-nan siete hijos. Las seis hermanas mayores de David habandejado la casa. Tres de ellas se casaron, y las otras tres emigra-ron a Nueva Zelanda.

    David se haba sentado en el extremo opuesto de la relucien-te mesa de nogal y coma una nuez de Castilla; lo nico que lehaban servido. Era pequeo para su edad y bastante delgado,lo cual, probablemente, era resultado de haber sido criado conuna dieta vegetariana, cuando en realidad no le gustaban lasverduras. Tena el pelo castao, los ojos de color azul grisceo ypecas. David se habra descrito a s mismo como pequeo y feo.Las nias lo encontraban simptico, lo que para l resultaba

    an peor.Durante media hora sus padres hablaron como si l no estu-viera presente. Pero cuando su madre sirvi el plato principalpastel de esprragos y poro con salsa de zanahoria rayada,su padre se volvi y lo mir jamente con un ojo parpadeante.

    David le dijo, tu madre y yo hemos comentado tus

    calicaciones y no estamos complacidos.No lo estamos! conrm la seora Eliot, rompiendo enllanto.

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    He decidido que debe hacerse algo. Te digo que si tu abue-lo viviera, te habra encerrado en el refrigerador colgado de lospies. Eso me haca si tan slo me atreva a estornudar sin pedirpermiso! Pero he decidido ser menos severo contigo.

    Tu padre es un ngel! dijo la seora Eliot mientras sesonaba la nariz con su pauelo de encaje.

    Decid, en lo que a ti se reere, cancelar la Navidad esteao. No habr rbol, ni regalos, ni pavo, ni nieve.

    No habr nieve? pregunt la seora Eliot.No en nuestro jardn. Si nieva, la quitar de inmediato. Ya

    arranqu el 25 de diciembre de mi agenda. Esta familia pasardirectamente del 24 al 26 de diciembre. Sin embargo, tendre-mos dos veintisiete de diciembre para ajustar el calendario.

    No entiendo dijo la seora Eliot.No interrumpas, preciosa dijo el seor Eliot, asestndole

    un golpe con una cuchara. Si no fuera por tu madre conti-nu te habra dado una soberana paliza. Permteme decirteque no hay sucientes correctivos en esta casa. A m me pega-ban todos los das cuando era nio y eso no me hizo ningndao.

    Te hizo un poco de dao susurr la seora Eliot con voz

    apenas perceptible.Tonteras! el seor Eliot se alej de la mesa en su sillade ruedas elctrica. Me convirti en el hombre que soy.

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    Pero, querido, no puedes caminarUn precio pequeo por modales tan perfectos.Encendi el motor de su silla y se acerc a David con un leve

    y silbante resuello.Y bien? pregunt. Tienes algo que decir?David respir hondo. Haba temido ese momento toda la tarde.No puedo regresar dijo.No puedes o no quieres?No puedo.David sac de su bolsillo una carta arrugada y se la dio a su

    padre.Iba a decrtelo murmur. Me expulsaron.Expulsado? Expulsado!Edward Eliot se hundi en su silla de ruedas. Su mano gol-

    pe accidentalmente los controles y la silla sali disparada ha-

    cia atrs contra la chimenea, en tanto que Eileen Eliot, a puntode tomar un sorbo de vino, solt un chillido ahogado y volc lacopa de vino sobre su vestido.

    De todos modos no me gustaba ese lugar dijo David.En circunstancias normales ni siquiera se habra atrevido a

    mencionarlo. Pero ya estaba metido en tantos problemas que

    uno ms difcilmente empeorara la situacin.No te gustaba? grit su padre, mientras se echaba enci-ma una jarra de agua para apagar el fuego. El Colegio Beton

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    es el mejor internado del pas! Las personas ms distinguidasasisten a Beton! Tienes idea de cunto me cuesta que estsah? Doce mil libras! Yo fui a Beton. Tu abuelo asisti a Beton.Tu bisabuelo estuvo en Beton, dos veces de tanto que le gust!Y ahora t vienes a decirme a m!

    Su mano tropez con el cuchillo trinchador y lo hubiera lan-zado contra su nico hijo varn de no haber sido porque la se-ora Eliot se ech sobre l, recibiendo quince centmetros deacero inoxidable en el pecho.

    Por qu no te gustaba? le grit mientras su madre, res-balndose, cay en la alfombra.

    David trag saliva. Con el rabillo del ojo haba ubicado lapuerta. Si las cosas se ponan realmente mal, tendra que salirvolando a su cuarto.

    Me parece una escuela tonta dijo. Nunca me gusttener que decir buenos das en latn a los maestros. No me gus-taba limpiar las botas de otros nios, ni usar sombrero alto ycolas de pingino, ni tener que comer en un solo pie, slo portener menos de trece aos. No me gustaba que no hubiera nias,me pareci muy raro. Y no me gustaba ninguna de sus reglastontas. Cuando me expulsaron, delante de toda la escuela me

    cortaron la corbata a la mitad y pintaron mi saco de amarilloPero sa es la tradicin! grit el seor Eliot. De eso setratan los internados. A m me encantaba eso de Beton. Nunca

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    me import que no hubiera nias. Cuando me cas con tu ma-dre ni siquiera saba que era mujer. Me tom diez aos des-cubrirlo!

    Se agach y sac el cuchillo del pecho de su esposa, paraabrir con l la carta, que deca:

    Querido seor Eliot:Me apena profundamente tener que comunicarle que me he

    visto forzado a expulsar a su hijo David, por su socialismo cons-tante y voluntario.

    Quid te exempta iuvat spinis de pluribus una?

    Atentamente,El director del Colegio Beton

    Qu dice? gimi la seora Eliot mientras se levantabadel suelo.

    Socialismo! el seor Eliot sostena la carta entre dosmanos temblorosas, que se separaron abruptamente al romperla hoja de papel por la mitad; su codo alcanz a su esposa, en elojo.

    No quiero ir a un internado dijo David. Quiero ir a una

    escuela comn y corriente con gente comn y corriente yNo alcanz a decir ms. Su padre haba oprimido los contro-les de su silla y ahora se diriga a toda velocidad hacia l blan-

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    diendo el cuchillo trinchador, mientras su madre gritaba dedolor, como si la hubiera arrollado. David salt hasta la puerta,la abri y la azot tras l.

    Si yo le hubiera hablado as a mi padre, me habra hechobeber un galn de gasolina y luego

    Fue todo lo que escuch. Lleg a su cuarto y se tir en lacama. A sus odos llegaba un ruidero de platos rotos y los gritosamortiguados de sus padres que se culpaban uno al otro por losucedido.

    Todo haba terminado. De hecho, no haba sido tan terriblecomo pens. Pero tumbado a solas, en la oscuridad de su cuar-to, David no pudo evitar que lo asaltara la idea de que lo peoran no haba sucedido.

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    El folleto

    A la maana siguiente, un poco de cordura haba vuelto al hogarde la familia Eliot y, aunque David an no se atreva a abando-nar la seguridad de su recmara, sus padres ya estaban sentadosen el antecomedor, como si nada hubiera pasado.

    Ya te sientes mejor, mi platito de nueces, avena, fruta secay hojuelitas de trigo integral? pregunt tiernamente la seoraEliot.

    No somos granola contest el seor Eliot, mientras se ser-va un poco de ella. Cmo sigues de tu pualada, mi amor?

    No duele tanto, mi vida. Gracias.Comieron su cereal en silencio. Como siempre, el seor

    Eliot ley la seccin nanciera del peridico de principio a n,rechinando los dientes, resoplando y sonriendo nerviosamentecada vez que descubra cules de sus clientes haban cado enbancarrota ese da. Del otro lado de la mesa, la seora Eliot,vestida con una bata de color rosa brillante y con tubos del mis-

    mo color en la cabeza, oculta tras la seccin de sociales, vertaun poco de vodka en su plato de cereal. Le gustaban los des-ayunos en coctel.

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    No fue sino hasta que comenzaron a comer huevos pasadospor agua que se acordaron de David. El seor Eliot cascaba elsuyo con la cuchara cuando, de repente, sus ojos centellearon ysu bigote se estremeci.

    David gru.Quieres que lo llame? pregunt la seora Eliot.Qu vamos a hacer con ese muchacho?El seor Eliot golpe nuevamente el huevo demasiado

    fuerte esta vez; el huevo explot, salpicando a su mujer conpedazos de cascarn. El seor Eliot suspir profundamente,tir la cuchara y perfor el peridico.

    Siempre con en que seguira mi carrera y entrara a labanca dijo. Por eso le compr una calculadora de bolsillocuando tena siete aos y un portafolios cuando cumpli ocho.Cada Navidad, desde hace diez aos, lo llevo a la bolsa de va-lores como un regalo muy especial. Y qu he recibido a cam-bio? Eh? Expulsado! el seor Eliot cogi el peridico y lohizo trizas. Qu fracaso! Estoy acabado!

    Justo en ese momento se oy un ruido desde la entrada prin-cipal: el correo acababa de llegar. La seora se levant y fue aver lo que haba llegado, lo cual no impidi que el seor Eliot

    siguiera hablando.Si tan slo pudiera encontrar una escuela que lo metieraen cintura murmur. No uno de esos institutos modernos

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    sino uno donde todava se crea en la disciplina. Cuando yo erajoven, saba muy bien lo que signicaba disciplina! En estosdas, la mayora de los nios ni siquiera sabe cmo se escribe.Azotes, azotes, azotes! Eso es lo que necesitan! Una probadita

    de bamb en el trasero!La seora Eliot regres al desayuno con el montn de cuen-

    tas de siempre, adems de un sobre grande de color caf.Granja Groosham dijo la seora, intrigada.Qu?Eso dice aqu contest, al tiempo que le extenda el so-

    bre de color caf. Viene de Norfolk.El seor Eliot agarr un cuchillo y la seora Eliot de un cla-

    vado se meti debajo de la mesa, pensando que nuevamente lousara contra ella; pero, en vez de eso, su marido abri el sobreantes de sacar su contenido.

    Qu raro! murmur.De qu se trata, mi amor? pregunt nerviosa la seora

    Eliot, asomndose por el borde de la mesa.Es un folleto de una escuela para varones el seor

    Eliot rod su silla hacia la ventana por donde entraba el sol.Pero, cmo supieron que estamos buscando una nueva escuela

    para David?Quiz les avisaron del Colegio Beton sugiri su esposa.Supongo

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    El seor Eliot abri el folleto y una carta se desliz de su in-terior; la desdobl y la ley en voz alta:

    Querido seor Eliot:

    Se ha preguntado dnde encontrar una escuela que meta encintura a su hijo? No uno de esos lugares modernos sino un sitiodonde todava se crea en la disciplina. Alguna vez le ha preocu-pado que en estos das la mayora de los nios ni siquiera puedenescribir disciplina?

    El seor Eliot baj la carta.Cielos! dijo. Es asombroso!Qu pasa? pregunt la seora Eliot.Yo estaba diciendo exactamente lo mismo hace un mo-

    mento! Casi palabra por palabra!Qu ms dice?El seor Eliot levant la carta.

    Permtanos entonces mostrarle la Granja Groosham. Comopodr usted ver en el folleto que anexamos, nuestra escuela es uninternado de tiempo completo y ofrece un ambiente nico parajvenes entre doce y diecisis aos que han demostrado no poderadaptarse a los mtodos educativos modernos.

    La Granja Groosham se encuentra situada en su propia isla

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    frente a las costas de Norfolk. No hay servicio regular de transbor-dador a la isla, as que tampoco hay vacaciones regulares. De he-cho, slo se permite a los alumnos un da de vacaciones al ao.Nunca se invita a los padres a visitar la escuela, excepto en ocasio-

    nes especiales y slo si pueden nadar.Estoy seguro de que las excelentes instalaciones y altos niveles

    educativos de la Granja Groosham sern sumamente bencospara su hijo. Espero recibir su respuesta en la prxima mediahora.

    Atentamente,

    Juan TragacrudoSubdirector de la Granja Groosham

    Media hora? exclam la seora Eliot. Es muy pocotiempo para tomar una decisin!

    Mi decisin ya est tomada! dijo terminante el seorEliot. Un solo da de vacaciones al ao! Es la cosa ms razo-nable que he odo jams.

    Hoje el folleto que, curiosamente, no tena fotos y estabaescrito con tinta roja en una especie de pergamino.

    Escucha esto! Ensean de todo con un nfasis especialen qumica, historia antigua y estudios religiosos. Tiene dos la-boratorios de idiomas, una sala de cmputo, un gimnasio total-mente equipado y es la nica escuela en el pas con su propio

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    cementerio golpe la pgina emocionado. Imparten teatro,msica, cocina, modelado y tienen hasta una clase de astro-noma.

    Para qu querrn dar clases en una abada? pregunt la

    seora Eliot.Dije astronoma, el estudio de las estrellas no seas rid-

    cula! el seor Eliot enroll el folleto y con l le dio a su espo-sa. Esto es lo mejor que ha sucedido en toda la semanaPsame el telfono.

    El seor Eliot marc el nmero telefnico al nal de la carta.Primero se oy un zumbido, despus varios chasquidos. La se-ora Eliot suspir. Su marido siempre zumbaba y chasqueabacuando se exaltaba. Cuando se pona realmente de buen hu-mor, tambin silbaba por la nariz.

    Bueno? dijo, una vez que logr comunicarse. Puedohablar con Juan Tragacrudo?

    Habla el seor Tragacrudo su voz era suave, casi un su-surro. Supongo que usted es el seor Eliot, no es as?

    S, s, soy yo. Tiene usted toda la razn! el seor Eliotestaba azorado. Recib su folleto esta maana.

    Y ya tom una decisin?Por supuesto. Deseo inscribir a mi hijo lo ms pronto posi-

    ble. Aqu entre nos, seor Tragacrudo, David es una gran des-ilusin para m. Una desilusin completa. Durante aos tuve la

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    esperanza de que siguiera mis pasos, o por lo menos las huellasde mi silla de ruedas, ya que no puedo caminar, pero, aunqueya casi tiene trece aos, parece totalmente desinteresado por lostemas nancieros.

    No se preocupe, seor Eliot la voz al otro lado de la l-nea careca de matices. Despus de algunos periodos escola-res en la Granja Groosham, estoy seguro de que usted ver a suhijo convertido en una persona un tanto diferente.

    Cundo puede empezar? pregunt el seor Eliot.Qu le parece hoy?Hoy?La seora Eliot estiraba el cuello para escuchar por el auricu-

    lar. El seor Eliot se lo lanz, golpendola detrs de la oreja.Disculpe, seor Tragacrudo se excus mientras su mu-

    jer sala volando. Eso? Fue slo la cabeza de mi esposaDijo usted hoy?

    S. Hay un tren que sale de la calle Liverpool rumbo aKings Lynn a la una de la tarde. Otros dos alumnos lo tomarntambin. David puede viajar con ellos.

    Maravilloso! Quiere que vaya yo tambin?Oh, no, seor Eliot! mascull el subdirector de la es-

    cuela. No aprobamos la presencia de los padres aqu enGroosham. Hemos descubierto que nuestros alumnos respon-den con mayor rapidez si estn completamente alejados de su

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    casa y de su familia. Pero, claro, si en verdad quiere usted hacerel largo y tedioso viaje

    No, no! Lo mandar en un taxi a la estacin de trenes.Aunque, pensndolo bien, mejor lo mandar en autobs.

    Entonces, esperamos verlo esta tarde. Adis, seor Eliot.El telfono qued mudo.Lo aceptaron! exclam entusiasmado el seor Eliot. La

    seora Eliot le acerc el aparato telefnico y l colg de golpeel auricular, machucando sin querer tres dedos de la mano desu mujer.

    En ese preciso momento la puerta se abri y David entrvestido con una camiseta y pantalones de mezclilla. Nervioso,ocup su lugar en la mesa y tom la caja de cereal, al tiempoque su padre rod disparado hacia l y de un manotazo le arre-bat la caja, lanzando una lluvia de granola sobre sus hombros.La seora Eliot, mientras tanto, sumerga sus dedos lastimadosen la leche. David suspir. Al parecer, tendra que olvidarse deldesayuno.

    No hay tiempo para comer sentenci el seor Eliot,tienes que subir a empacar.

    Adnde voy? pregunt David.Vas a una escuela maravillosa que encontr para ti. Una

    escuela perfecta. Una escuela gloriosa.Pero ahora no hay clases dijo David.

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    Las clases nunca terminan contest su padre. Eso eslo maravilloso del asunto. Empaca a tu madre y dale un beso dedespedida a tu ropa. No! dijo a la vez que se daba de frentecontra la mesa. Besa a tu madre y empaca tu ropa. Tu tren

    sale a la una.David mir a su madre, quien se haba soltado a llorar otra

    vez. Si lo haca porque se iba, porque le dolan los dedos o por-que de algn modo su mano qued atorada en la jarra de laleche, no lo sabra decir. Obviamente no tena ningn caso dis-cutir. La ltima vez que intent hacerlo su padre lo encerr en

    su cuarto y clav la puerta al marco. Fueron necesarios doscarpinteros, el cuerpo de bomberos y una semana de trabajopara abrirla otra vez. As que, en silencio, se levant y sali delcuarto.

    Empacar no le tom mucho tiempo. No tena uniforme parala nueva escuela ni idea de qu libros llevar. No estaba contentopero tampoco triste. Despus de todo, su padre ya haba can-celado la Navidad y, como quiera que fuera, la escuela no po-dra ser peor que su casa en el paseo Wiernotta. Pero mientrasdoblaba su ropa sinti algo extrao. Alguien lo observaba, lopodra asegurar.

    Cerr su maleta, se acerc a la ventana y mir hacia afuera.Desde su cuarto se vea el jardn, que era todo de plstico, puessu madre era alrgica a las ores. Y ah, parado en medio del

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    pasto de plstico, lo vio. Era un cuervo o tal vez un grajo. Fueralo que fuera, se trataba del pjaro ms grande que haba vistonunca. Era negro como boca de lobo y las plumas colgaban desu cuerpo como un manto andrajoso. Miraba hacia la recma-

    ra, con sus ojos brillantes jos en l.David se inclin para abrir la ventana. Al mismo tiempo, el

    pjaro solt un graznido chillante y fantasmal y se elev por losaires. David lo vio alejarse volando por encima de los techos delas casas. Luego se dio la media vuelta y se prepar para salir.

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    Compaeros de viaje

    David lleg a la estacin de la calle Liverpool a las doce enpunto. Fiel a su palabra, su padre lo haba mandado en autobs.Su madre tampoco lo acompa. Le haba dado un ataque dehisteria en la puerta de su casa y el seor Eliot tuvo que romper-le una botella de leche en la cabeza para tranquilizarla. As que

    David iba solo, arrastrando su maleta por los pasillos de la esta-cin hasta la la de los boletos.

    Era una larga la ms larga incluso que los trenes que lagente esperaba abordar. David esper ms de veinte minutosantes de llegar a la ventanilla. Era casi la una y tuvo que correrpara alcanzar su tren. Haba un asiento reservado para l laescuela se encarg del trmite, y en cuanto puso su maleta enel portaequipaje y se sent, el silbato son y el tren comenz amoverse. Con la cara pegada al vidrio, mir hacia afuera. Len-tamente el tren fue tomando velocidad y la ciudad de Londrescorri temblorosa y repiqueteante delante de sus ojos. Haba co-menzado a llover. Si David fuera sentado en una carroza fne-bre de camino a su propio entierro la escena difcilmente serams lgubre.

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    Media hora despus ya haban pasado los suburbios y el trencorra a toda velocidad por paisajes montonos todos los pai-sajes se ven iguales a travs de la ventana de un tren, sobre todocuando la ventana est cubierta por una gruesa capa de pol-

    vo. David no haba tenido tiempo de comprarse un libro ouna revista y de todas maneras sus padres no le haban dado niun centavo. Desenfadado, se desplom en su asiento y se prepa-r para permanecer sentado las tres horas de viaje hasta KingsLynn.

    Entonces se dio cuenta de que haba otras dos personas en el

    compartimento, ambas de su misma edad, ambas con el mis-mo aspecto aburrido de l. Uno era un nio rollizo, con anteo-jos redondos de aro delgado. Sus pantalones probablementeformaban parte de un uniforme escolar. Llevaba un sutergrueso, tejido con tanta lana que pareca como si trajera al bo-rrego dentro. Su cabello, largo y negro, estaba esponjado y al-borotado, como si acabara de sacar la cabeza de la lavadora.Tena en la mano un chocolate a medio comer y el relleno seescurra entre sus dedos.

    La otra viajera era una nia. Tena la cara redonda, ms biende nio; pelo castao, corto, y ojos azules. En cierta forma, eramuy bonita, pens David, o podra serlo si su ropa no fuera tanrara. El suter que llevaba podra haber pertenecido a su abuela;su pantaln, a su hermano. Y su abrigo, debera regresarlo in-

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    mediatamente a quien se lo haba dado, pues le quedaba gran-de varias tallas. Lea una revista. David mir disimuladamentela portada y se sorprendi de que fuera Cosmopolitan; su madrenunca permitira un Cosmopolitan en su casa, pues deca que

    no aprobaba a esas mujeres modernas; pero entonces, claro,su madre era virtualmente prehistrica.

    La nia fue quien rompi el silencio.Me llamo Julia dijo.Yo soy David.Yo J J Jeffrey por alguna razn, no resultaba extrao

    que ese nio gordo tartamudeara.Supongo que van a la Granja Gucala dijo Julia, y cerr

    su revista.Me parece que se llama Groosham dijo David.Estoy segura de que ser grotesca insisti Julia. Es mi

    cuarta escuela en tres aos y es la nica donde no hay vacaciones.U u un da al ao tartamude Jeffrey.U u un da va a ser suciente para m dijo Julia.

    En cuanto lleguemos me escapar.Te irs nadando? pregunt David. Recuerda que es

    una isla.Nadar hasta Londres si es preciso sentenci Julia.Ya roto el hielo, los tres comenzaron a hablar, cada uno con-

    t su propia historia para explicar cmo haban terminado en

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    un tren rumbo a la costa de Norfolk. David fue el primero. Leshabl del Colegio Beton, de cmo haba sido expulsado y decmo sus padres recibieron la noticia.

    Yo tambin estaba en un internado dijo Jeffrey, y tam-

    bin me expulsaron. Me ag g garraron echando humo de-trs del pabelln de cricket.

    Fumar es tonto dijo Julia.No fue m m mi culpa. El ms abusivo de la escuela

    me prendi fuego Jeffrey se quit los lentes y los limpi conla manga. Siempre me m m molestaban porque soy gor-

    do y uso anteojos y soy tartam m mudo.El internado al que iba Jeffrey se llamaba Hroes de la Inmi-

    sericordia. Estaba en el norte de Escocia y sus padres lo habanmandado ah esperando que se volviera rudo. Y el sistema edu-cativo result duro en verdad: baos de agua fra, carreras dediez kilmetros, avena catorce veces a la semana y eso slo

    para el personal de la escuela. En Hroes de la Inmisericor-dia los alumnos tenan que hacer cincuenta lagartijas antesdel servicio religioso matutino y veintin ms durante l. Eldirector usaba en clase una piel de leopardo y el maestro degimnasia iba en bicicleta a la escuela todos los das, lo cual erafrancamente digno de mencin, dado que viva a ms de cienkilmetros de ah.

    El pobre Jeffrey fue incapaz de mantener el ritmo y el ltimo

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    da de clases fue para l de verdad el ltimo. A la maana si-guiente de que lo expulsaron, su padre recibi un folleto de laGranja Groosham. La carta que lo acompaaba era muy dife-rente de la de David; en ella se describa la escuela como un

    complejo deportivo, un saln de masajes y un campo de entre-namiento militar, todo en uno.

    Mi pap tambin recibi una carta dijo Julia, pero enella le decan que la Granja Groosham era un lugar con muchaclase; que aprendera buenos modales, bordado y ese tipo decosas.

    El padre de Julia era diplomtico y trabajaba en Amrica delSur. Su madre era actriz. Ninguno de los dos estaba nunca encasa y slo hablaba con ellos por telfono. Una vez, su madre setop con ella en la calle y ni siquiera la reconoci. Pero, al igualque los padres de David, estaban empeados en dar a su hijauna buena educacin y la haban enviado a no menos de tres

    internados.Me escap de los dos primeros explic Julia; el tercero

    era una especie de internado para seoritas en Suiza. Me ensea-ban a hacer arreglos orales y a cocinar, pero no tena remedio.Las ores se marchitaban antes de que pudiera hacer los arre-glos y le di comida envenenada al maestro de cocina.

    Y qu pas? pregunt David.La escuela dijo que no haba manera de que yo perma-

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    neciera all. Me mandaron a casa. Y fue entonces cuando llegla carta.

    El padre de Julia aprovech la oportunidad. De hecho, tomel primer avin y volvi a Amrica del Sur. Su madre ni siquie-

    ra se present. Le acababan de dar un papel en una pantomimanavidea y estaba demasiado ocupada para enterarse del asunto.Su nana alemana fue quien hizo todos los arreglos sin entenderrealmente de qu se trataba. Y eso fue todo.

    Para cuando terminaron de contar sus historias, David se diocuenta de que los tres tenan algo en comn. De uno u otro

    modo todos eran nios problema. Pero aun as, no tenan lamenor idea de qu esperar de la Granja Groosham. En la cartaa sus padres la describan como una anticuada escuela para va-rones; a los padres de Jeffrey les haban dicho que se trataba deuna especie de campo de entrenamiento militar; mientras quelos padres de Julia pensaron que enviaban a su hija a un colegio

    exclusivo para seoritas.Puede que se trate de tres lugares completamente distintos

    dijo David, pero que sea la misma escuela.Y adems hay otra cosa r r rara agreg Jeffrey. Se

    supone que est en una isla cerca de N N Norfolk, peroconsult el mapa y no hay ninguna isla ah. Ninguna.

    Los tres se quedaron pensando en ello sin pronunciar pala-bra. El tren se haba detenido en una estacin y en el pasillo se

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    escuch el bullicio de la gente que suba y bajaba. EntoncesDavid habl:

    Miren. Por mala que sea esta Granja Groosham, al menosvamos juntos. As que debemos hacer un pacto. Permanecere-

    mos juntos Nosotros contra ellos.Cmo los tres m m mosqueteros? pregunt Jeffrey.Algo as. No le diremos a nadie. Ser como una sociedad

    secreta. Y, pase lo que pase, siempre tendremos dos personas enquien conar.

    Yo de todos modos me voy a escapar murmur Julia.

    A lo mejor te acompaamos. As por lo menos podremosayudarte.

    Yo te presto mi traje de bao dijo Jeffrey.Julia ech un vistazo a la rechoncha cintura del nio y pens

    que su traje de bao probablemente le sera de mayor utilidadsi lo usara como paracadas para saltar de un avin. Pero se

    guard sus pensamientos.Muy bien asinti. Nosotros contra ellos.Nosotros contra ellos David extendi la mano y los tres

    las chocaron. Luego se abri la puerta del compartimento yentr un hombre joven. Lo primero que David advirti fue sucuello blanco de vicario; lo segundo, que llevaba una guitarra.

    Est desocupado? les pregunt sealando con la cabezauno de los asientos vacos.

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    S David hubiera preferido mentir. Lo ltimo que nece-sitaba en ese momento era un cura cantor. Pero era obvio queviajaban solos.

    El joven entr en el compartimento, irradiando alegra fren-

    te a ellos de esa manera en que algunas personas muy religiosaslo hacen. No puso su guitarra en el portaequipaje sino que ladej en el asiento opuesto. Deba andar por los treinta, con me-jillas sonrosadas, cabello rubio, barba y dientes muy relucientes.Adems del collarn llevaba un crucijo de plata, un medallnde San Cristbal y un broche con un smbolo pacista.

    Soy el padre Percival anunci como si alguien estuvieramnimamente interesado en quin era. Pero pueden llamar-me Perci.

    David ech un vistazo a su reloj y se lament en silencio.Todava faltaban dos horas para llegar a Kings Lynn y todo pa-reca indicar que el vicario estaba decidido a soltarse a cantar

    en cualquier momento.Y bien, nios, adnde van? pregunt. De vacacio-

    nes? O van de da de campo?Vamos a la e e escuela dijo Jeffrey.A la escuela? Fabuloso! Genial! los mir y se dio cuen-

    ta de que ninguno de ellos pensaba que fuera ni fabuloso nigenial en absoluto. Anmense! exclam, la vida es unviaje maravilloso y vas en primera clase cuando viajas con Jess.

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    Pens que se llamaba Perci murmur entre dientes Julia.Les dir algo prosigui el cura, ignorndola. Yo s

    cmo animarlos, jovencitos tom su guitarra y rasgue lascuerdas que estaban espantosamente desanadas. Qu tal

    unos himnos? ste lo compuse yo. Se llama Jess, t eres miamigo y dice

    Durante la siguiente hora, Perci cant seis de sus composi-ciones, despus Firmes y adelante, En el tren del evangelioviajo yo y, como casi era Navidad, una docena de villancicos.Por n se call y puso la guitarra sobre sus rodillas. David con-

    tuvo el aliento, rogando porque el pastor no terminara su pre-sentacin con un sermn o, peor todava, que pasara la charolade las limosnas. Pero, por fortuna, pareca que el cura se encon-traba tan exhausto como ellos.

    Y cmo se llaman? pregunt.Julia le dijo sus nombres.

    Sper! Superfabuloso! Y, dganme, Jeff, David y Julita, aqu escuela van?

    A la Granja Groosham contest David.Granja Groosham? el cura se qued boquiabierto. En

    un segundo todo el color de su cara desapareci. Sus ojos sehincharon y una de sus mejillas, que haba perdido por com-pleto su color sonrosado, se contrajo. Luego susurr:

    Granja Groosham?

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    Todo l comenz a temblar. Lentamente, su rubio cabelloprimero se encresp y luego se eriz.

    David lo observaba. El hombre estaba aterrorizado. Nuncahaba visto a nadie tan atemorizado. Qu haba dicho? Slo ha-

    ba mencionado el nombre de su escuela, pero ahora el cura lovea como si fuera el mismsimo diablo.

    Groosss el cura trat de pronunciar aquel nombre portercera vez, pero pareca como si las palabras se le hubieranquedado atoradas en los labios y sise como baln desinado.Los ojos como pelotas se le salan de sus rbitas. El cuello se le

    puso morado y, por la forma en que su cuerpo se convulsiona-ba, era evidente que no poda respirar: sss el siseo se des-vaneci.

    Se llev las manos engarrotadas y temblorosas hasta el cora-zn. Entonces se derrumb, cayendo al piso con un golpe y unruidero de cuerdas rotas.

    Caray dijo Julia. Creo que est muerto.

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    La Isla Cadavera

    El sacerdote haba sufrido un ataque cardiaco masivo, peroen realidad no haba muerto. El guardia llam por telfono yen Kings Lynn un maletero con su carrito esperaba a Percivalpara llevarlo a la ambulancia que aguardaba por l. Tambinhaba alguien que esperaba a David, Julia y Jeffrey. Un vistazo

    al hombre que haba venido a recogerlos habra sido sucientepara que los tres se subieran gustosos a la ambulancia.

    Aquel hombre era tan deforme que si sufriera un accidenteautomovilstico y despus cayera dentro de una trituradora in-dustrial, su apariencia mejorara considerablemente. Medaaproximadamente un metro y medio de alto o ms bien me-

    tro y medio de bajo, pues su cabeza estaba ms cerca del sueloque de sus hombros; esto se deba en parte al hecho de quepareca tener el cuello roto y en parte a la joroba. Tena unsolo ojo varios centmetros ms abajo de donde debera estar,un cachete hinchado y el pelo escurrido. Llevaba una chaque-ta suelta de piel y pantalones holgados. La gente que camina-

    ba por la estacin haca tal esfuerzo por no voltear a verlo queuna pobre mujer cay accidentalmente de la plataforma. La

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    verdad es que era muy difcil tratar de ver cualquier otra cosa.Sostena un letrero que deca Granja Groosham. Con el co-razn salindosele del pecho, David se acerc a l, seguido deJeffrey y Julia.

    Mi nombre es Gregor dijo con un gorgoteo. Tuvieronun viaje placentero?

    David tuvo que esperar a que le repitiera la pregunta, pueshaba sonado como Tuerron ung afe placengterro? Cuandoal n entendi, David asinti con la cabeza pues no poda arti-cular palabra.

    Traigan su equipaje, jvenes amos gorgote Gregor.El coche est afuera.

    El coche era una carroza fnebre.La haban repintado y puesto el nombre del instituto en uno

    de los lados, pero no pudieron disimular su forma: la larga yplana parte trasera donde debieron haber viajado los cargamen-

    tos para los que haba sido diseada. El arreglo tampoco enga-aba a las personas que en ese momento se encontraban en lacalle. Durante el recorrido hacia su nueva escuela, los tres ni-os vean cmo la gente se detena a su paso, quitndose elsombrero como muda seal de respeto. David se pregunt si noestara a mitad de una espantosa pesadilla y si no despertara

    en cualquier momento en su cama del paseo Wiernotta. Dis-cretamente se pellizc un brazo. No pas nada. El jorobado

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    lanz claxonazos y palabrotas a una camioneta que pas juntoa ellos. La carroza cruz como rayo un semforo en rojo.

    Gregor era chofer particular; de hecho, era un chofer muyparticular. Por su altura y la forma de su cuerpo, apenas poda

    ver por encima del volante. Cualquiera que lo mirara desde lacalle supondra que el automvil se manejaba solo. Era un mi-lagro que no hubieran chocado. David, sentado en el asientodelantero, se sorprendi a s mismo mirando al hombre y se son-roj cuando Gregor volte hacia l y le sonri con una mueca.

    Se pregunta usted cmo es que llegu a tener este aspec-

    to, joven amo? dijo. As nac, nac todo contrahecho. A mimadre le dio el telele cuando me vio. Pobre madre ma! PobreGregor! dio un volantazo para esquivar una glorieta. Cuan-do yo tena la edad de ustedes, intent conseguir trabajo en unespectculo de fenmenos sigui, pero dijeron que estabasobrecalicado para el puesto. As que me volv el conserje de

    la Granja Groosham. Me encanta la Granja Groosham. A ustedle encantar, joven amo. Todos los jvenes amos adoran laGranja Groosham.

    La ciudad ya haba quedado atrs y viajaban por la carreteracostera hacia el Norte. Despus de eso, David debi quedarsedormido, pues, cuando se dio cuenta, el cielo ya estaba oscuro y

    pareca como si estuvieran cruzando el mar, como si el vehculoavanzara sobre verdes y oscuras olas. Se frot los ojos y mir a

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    travs de la ventanilla. No era el mar sino un campo enorme yllano. Las olas eran en realidad hierba agitada por el viento. Eraun campo baldo, pero a la distancia se alzaba un enorme mo-lino de viento; sus blancos tablones reejaban los ltimos rayos

    solares. David se estremeci. Gregor haba encendido la cale-faccin del coche, pero aun as poda sentir la desolacin delpaisaje arrastrndose por debajo del colchn de aire caliente.

    Entonces vio el mar. El camino por el que viajaban apenasms ancho que una brecha terminaba en un muelle de ma-dera desvencijado. Medio oculto por la hierba, los esperaba un

    bote. Era una vieja lancha de pescar toda cubierta de moho yliquen. Tras ella se formaban burbujas de humo negro en elagua. En la cubierta haba un montn de cajas tapadas con unared sucia. Una gaviota volaba en crculos encima del bote, can-turreando con suavidad como para s misma. David no podasentirse peor.

    Gregor detuvo el coche.Hemos llegado, jvenes amos anunci.Tomaron sus maletas, descendieron del coche y se quedaron

    temblando en medio de la brisa. David estuvo atento al caminopor el que haban llegado, pero, despus de algunas vueltas ycurvas, la brecha desapareca, as que se dio cuenta de que po-

    dan haber venido de cualquier lado. Se encontraba en un cam-po en algn lugar de Norfolk con el Mar del Norte frente a l.

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    Si no fuera por el molino de viento, podra estar en China y nohubiera habido ninguna diferencia.

    Encantador, no creen? dijo Julia.Dnde estamos? pregunt David.

    Sabe Dios. El ltimo pueblo que vi se llamaba Hunstan-ton, pero eso fue hace media hora dijo la nia mientras seacomodaba el suter sobre los hombros. Slo espero que lle-guemos pronto.

    Por qu?Porque mientras ms pronto lleguemos, ms pronto podr

    escaparme.Un hombre salt de la lancha. Llevaba botas altas y un suter

    de pescador. Su cara estaba oculta casi por completo detrs deuna barba negra, tan negra como sus ojos que brillaban tras unenmaraado mechn de cabellos. Una arracada de oro colgabade su oreja izquierda. Si llevara una espada y un parche en el

    ojo se podra pensar que haba salido de La isla del tesoro.Llegas tarde, Gregor dijo.El trnsito estaba muy pesado, capitn Malasangre.Pues la marea est peor. stas son aguas traicioneras, Gre-

    gor. Mareas y vientos traicioneros lanz un escupitajo almar. Y yo tengo una esposa traicionera que me espera en

    casa, as que vmonos solt el amarre del muelle. Todos abordo! grit. T nio! Leva el ancla.

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    David obedeci, pero el ancla pesaba demasiado, as que conmucho esfuerzo apenas pudo levantarla. Poco despus se aleja-ban del muelle. El motor tosa, farfullaba y echaba humo, aligual que el capitn Malasangre. Gregor estaba parado a su es-

    palda. Los tres nios se acurrucaron juntos en la parte traseradel bote. Para entonces, Jeffrey ya haba adquirido un desagra-dable color verde.

    No tengo m m mucho de marinero murmur.El capitn alcanz a orlo.

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    No te preocupes! dijo con una sonrisa burlona. Estotampoco tiene mucho de bote.

    Un manto de niebla se arrastr por la supercie del agua. Susdedos blancos y fantasmales se metieron en la lancha, cubrin-

    dola. En un instante el cielo desapareci y todos los sonidos lagaviota, el motor, el chapoteo de las olas se amortiguaron.Luego, tan rpido como lleg, la niebla se desvaneci. Y la IslaCadavera apareci frente a ellos.

    Tena aproximadamente tres kilmetros de largo y uno y me-dio de ancho. En el lado este haba un espeso bosque; en el ex-

    tremo sur, un acantilado emerga abruptamente de las espu-meantes aguas, blanco lechoso en la punta y de un anaranjadolodoso en la base. Una lengua de tierra se extenda frente al

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    acantilado y hacia ese lugar el capitn Malasangre dirigi lalancha. Ah haba otro muelle y cerca de l estaba estacionadoun jeepsin toldo. Pero no haba comit de bienvenida ni rastroalguno de la escuela.

    Preparado con el ancla grit el capitn.Suponiendo que se refera a l, David la tom. Malasangre

    gir el timn, vir abruptamente en reversa y grit. David arro-j el ancla. Jeffrey yaca enfermo sobre un costado de la lancha.

    Haban llegado a su destino.Por aqu, jvenes amos. Ya no falta mucho, slo un breve

    viaje en coche.Gregor fue el primero en bajar a tierra y caminaba delante de

    ellos dando grotescos saltitos. Jeffrey lo segua arrastrando sumaleta con pasos inseguros. David se detuvo para esperar a Ju-lia. La nia observaba al capitn Malasangre que ya haba le-vantado el ancla e iniciaba su camino de regreso.

    Qu esperas? le dijo.Podemos necesitar esa lancha uno de estos das murmu-

    r Julia. Me pregunto si alguna vez la dejar sola.Capitn Malasangre David se estremeci. Es un

    nombre chistoso.S? Entonces por qu no me ro? Julia se dio la media

    vuelta y ech a andar hacia el jeep.Les tom cinco minutos llegar a la escuela. El camino, em-

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    pinado y lleno de curvas, suba hasta la cima del acantilado yluego continuaba por la orilla del bosque. Jeffrey ocup elasiento delantero junto a Gregor. David y Julia iban sentados enla parte trasera, agarrados hasta con los dientes y rogando por

    sus vidas. Cada vez que el jeep pasaba por una piedra o un ba-che de los cuales estaba lleno el camino, eran lanzadoscomo treinta centmetros y luego caan con un tremendo sen-tn. Para cuando llegaron a su destino, David ya saba lo quedebe sentirse ser una ensalada. Pero rpidamente olvid su ma-lestar cuando vio la Granja Groosham.

    Era un enorme edicio, ms alto que ancho; una mezclaloca de almenas, ventanas con barrotes, torres altas, techos in-clinados de pizarra gris, grgolas con expresiones horribles yespantosas chimeneas de ladrillo. Era como si los arquitectos dela abada de Westminster, de la estacin Victoria y de la rene-ra de Brixton hubieran revuelto los planos de sus edicios y

    accidentalmente construido el resultado de aquella revoltura.Cuando el jeep se detuvo frente a la puerta (una pieza de made-ra slida de cuarenta centmetros de espesor y tachonada conclavos), un trueno retumb sobre sus cabezas y el ltigo de unrelmpago chasque surcando el cielo.

    Se oy el aullido de un lobo.

    Luego, la puerta se abri lentamente con un rechinido.

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    El seor Tragacrudo

    Haba una mujer a la puerta. Por un instante, bajo la luz delrelmpago, su cara pareci ser de un lvido color azul. Entoncessonri y David vio que, despus de todo, era humana. De he-cho, luego de lo horrorosos que resultaban Gregor y el capitnMalasangre, ella se vea tranquilizadoramente normal. Era pe-

    quea y regordeta, de cara redonda y cabello gris, el cual lleva-ba recogido en un chongo. Sus ropas eran victorianas, el cuelloalto de su vestido estaba cerrado con un broche de plata. Tenacomo cincuenta aos, la piel arrugada, y sus ojos brillabandetrs de unos espejuelos dorados. Por un momento, a Davidle record a su abuela. Luego se percat del ligero bigote que le

    creca sobre el labio superior y concluy que tambin le recor-daba a su abuelo.

    Hola, hola! canturre, mientras los nios bajaban deljeep. T debes ser David. T, Julia, y t, Jeffrey. Bienvenidosa la Granja Groosham! se hizo a un lado para dejarlos pasary luego cerr la puerta detrs de ellos. Yo soy la seora Win-

    dergast continu, prefecta de la escuela. Espero que el via-je no haya sido muy pesado.

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    Yo estoy cansado dijo Gregor.No te pregunt a ti, criatura despreciable espet. Me

    refera a estos queridos, queridsimos nios dijo, al tiempoque les sonrea. Nuestros recin llegados!

    David recorri el lugar con la mirada. Se encontraban en unvestbulo cavernoso, de paredes cubiertas con tableros de made-ra y cuadros al leo mohosos. Una amplia escalera ascendahacia un sombro corredor. El pasillo estaba iluminado por uncandil sin focos; en su lugar, cien velas chisporroteaban y sequemaban en sus bases de bronce; una espesa capa de humo

    negro opacaba la poca luz que producan.Los dems ya estn tomando su merienda dijo la se-

    ora Windergast. Espero que les guste el pastel de sangreles sonri por segunda vez, sin darles tiempo de responder.Bien, dejen su equipaje aqu. Jeffrey y Julia, sganme. David, elseor Tragacrudo quiere verte. Es la primera puerta a la iz-

    quierda.Para qu quiere verme? pregunt David.Para darte la bienvenida, por supuesto la mujer pareca

    sorprendida por la pregunta. El seor Tragacrudo es el asis-tente del director. Le gusta dar la bienvenida personalmente alos alumnos nuevos, uno por uno. Supongo que maana ver

    a los dems.Julia mir a David y alz los hombros. l entendi lo que

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    trataba de decirle. La seora Windergast podra parecer bastan-te amistosa, pero haba un tono cortante en su voz que daba aentender que era mejor no discutir. Vio cmo Julia y Jeffrey,conducidos por la mujer, salan y se alejaban por un pasillo abo-

    vedado; despus se encamin hacia la puerta que la prefectahaba indicado. Tena la boca seca y no saba por qu.Debe ser porque estoy aterrado murmur para s.Luego toc la puerta.Una voz respondi desde el interior de la habitacin y David,

    luego de respirar profundamente, abri la puerta y entr. Se

    encontr en un estudio con libros de un lado y pinturas delotro, y en medio un espejo de pared a pared. Haba algo muyextrao en ese espejo. David se dio cuenta de inmediato, perono poda decir exactamente qu era. El vidrio estaba estrelladoen una esquina y el marco dorado ligeramente pandeado. Perono era eso. Haba algo ms, algo que haca que se le erizaran los

    pelos de la nuca como si quisieran salirse de su piel y escapardel cuarto tan rpido como fuera posible.

    Con un esfuerzo apart la mirada. Los muebles del estudioestaban viejos y gastados. No haba nada raro en ello. Los ma-estros siempre parecen rodearse de muebles viejos y gastados;aunque, en este caso, el polvo y las telaraas exageraran la

    tradicin. Al otro lado del cuarto y delante de una cortina deterciopelo rojo, un hombre estaba sentado tras un escritorio le-

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    yendo un libro. Cuando David entr, el hombre levant la vis-ta. Su rostro era inexpresivo.

    Sintate, por favor dijo.No haba manera de saber cuntos aos tena aquel hombre.

    Su piel plida, como de cera, pareca no tener edad. Iba vestidocon un traje negro, camisa blanca y corbata negra. Cuando Davidse sent frente al escritorio, el maestro cerr el libro con sus dedoslargos y huesudos. Era increblemente delgado, sus movimien-tos eran lentos y cuidadosos, como si un soplo de viento, un es-pasmo de tos o un estornudo pudieran romperlo en cien pedazos.

    Yo soy el seor Tragacrudo continu. Las palabras sa-lan de su boca seca como huesos viejos. Estoy muy contentode verte, David. Estamos felices de que vinieras a la GranjaGroosham.

    David no estaba feliz en absoluto, pero no dijo nada.Te felicito aadi el seor Tragacrudo. La escuela po-

    dr parecerte un poco fuera de lo comn al principio. Podrparecerte incluso anormal. Pero permteme asegurarte, Da-vid, que lo que podemos ensearte, lo que podemos ofrecerterebasa tus sueos ms estrambticos. Me entiendes?

    S, seor.El seor Tragacrudo sonri si es que se poda llamar sonri-

    sa a esa contraccin de labios y al destello de dientes blancosque apareci en su cara.

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    No luches contra nosotros, David dijo. Trata de enten-dernos. Somos diferentes. Pero t tambin lo eres. Por eso hassido elegido. El sptimo hijo de un sptimo hijo. Eso te haceespecial, David. Qu tan especial, es algo que pronto descu-

    brirs.David asinti con la cabeza, al tiempo que buscaba la salidacon el rabillo del ojo. No haba entendido una palabra de lo quele dijo, pero era obvio que el seor Tragacrudo estaba completa-mente deschavetado. Era cierto que tena seis hermanas mayo-res y seis horrorosas tas (hermanas de su padre) que le llevaban

    regalos absurdos cada Navidad y que lo estrujaban y pellizca-ban cada vez que lo vean, como si fuera de plastilina. Pero eso,por qu lo haca especial? De qu manera haba sido elegido?Nunca se hubiera enterado de la existencia de la Granja Groos-ham de no haber sido expulsado de Beton.

    Las cosas se te irn aclarando a su debido tiempo dijo el

    seor Tragacrudo como si adivinara sus pensamientos.Y era probable que hubiera ledo sus pensamientos. Difcil-

    mente le hubiera sorprendido a David que el subdirector sequitara una mscara y le confesara que provena del planetaVenus.

    Pero ahora lo importante es que ya ests aqu conti-

    nu. Llegaste. Te encuentras donde debes estar.El seor Tragacrudo se levant y rode el escritorio. Haba

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    un segundo libro de pastas negras en el extremo del mueble y,junto a l, una pluma fuente pasada de moda. El hombre loabri y despus, lamiendo su dedo, fue pasando las hojas una auna. David mir disimuladamente. Por lo que poda ver, el li-

    bro pareca contener una lista de nombres escritos con una tin-ta caf. El seor Tragacrudo lleg a una hoja en blanco y tomla pluma.

    Tenemos una vieja costumbre en la Granja Groosham leexplic. Pedimos a los nuevos alumnos que pongan su rmaen el registro de la escuela. Contigo y tus dos amigos se comple-

    tar un total de sesenta y cinco estudiantes que estn con nos-otros en este momento. Esto es cinco veces trece, David. Unnmero muy bueno.

    David no tena la menor idea de por qu sesenta y cinco de-ba ser mejor que sesenta y seis o que sesenta y cuatro, perodecidi no discutir. En vez de ello, extendi la mano para to-

    mar la pluma y fue entonces cuando sucedi.En cuanto David extendi la mano, el seor Tragacrudo se

    adelant. La losa punta de la plumilla se encaj en su pulgar,cortndolo. David peg un grito y se llev el dedo a la boca.

    Lo siento mucho dijo el seor Tragacrudo, aunque no sele notaba para nada. Te lastimaste? Si quieres puedo pedirle

    a la seora Windergast que revise la herida.Estoy bien dijo David enojado. No porque el seor Tra-

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    gacrudo quisiera jugar algn tipo de juego con l, pero no so-portaba que lo trataran como a un beb.

    Entonces, quiz seras tan amable de poner tu nombre enla lista el seor Tragacrudo extendi la pluma que la sangre

    de David haba manchado de un rojo brillante. No necesita-remos tinta remarc.David tom la pluma. Busc un frasco de tinta en el escrito-

    rio, pero no haba. El subdirector miraba por encima de suhombro y David poda sentir su resuello en la oreja. Lo nicoque quera en ese momento era salir de ah, comer algo e irse a

    la cama. Escribi su nombre; la plumilla traz lneas rojas enaquel burdo papel blanco.Excelente el seor Tragacrudo tom la pluma y cerr el

    libro. Ya te puedes ir, David. La seora Windergast te esperaafuera.

    David camin hacia la puerta, pero la voz del seor Traga-

    crudo lo detuvo.Deseo realmente que seas feliz aqu, David dijo. En la

    Granja Groosham nos preocupamos sinceramente por tus inte-reses. Estamos aqu para ayudarte. Y una vez que lo aceptes, telo aseguro, no extraaras nada. Creme.

    David no le crey, pero no tena ninguna intencin de discu-

    tir en ese momento. Fue hacia la puerta tan rpido como pudo,obligndose a no correr, pues haba visto lo que estaba mal con

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    el espejo. Lo descubri un momento despus de rmar su nom-bre con sangre, cuando se apart del escritorio.

    El espejo reejaba todo lo que haba en el cuarto: el escrito-rio, los libros, el mobiliario, el mantel y al mismo David. Pero

    no reejaba al seor Tragacrudo.

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    El primer da

    7:00 a.m.

    Despert con una campana sonando en mi oreja. El dormi-torio est en lo alto de una de las torres de la escuela. Es total-mente circular y las camas estn dispuestas como los nmerosen la cartula de un reloj. Yo estoy a las siete en punto (que es

    tambin la hora en la que escribo esto). Jeffrey est junto a m,a las seis en punto. No creo que haya dormido bien. Su almoha-da est en el piso, sus sbanas estn todas revueltas y quin sabecmo lo logr, pero le hizo un nudo a su cobija. No hay sealesde Julia. Las nias duermen en otra ala del edicio.

    7:30 a.m.Ya me lav y me vest. Uno de los nios me ense el camino

    al bao. Me dijo que se llamaba William Rufus, lo cual es unpoco extrao pues el nombre en la etiqueta de su piyama esDenis Blakeway. Le pregunt por qu llevaba la piyama de otrapersona, pero slo sonri como si supiera algo que yo ignoro.

    Creo que s sabe algo que yo no s!No me agradan los nios de Groosham. No son estirados

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    como los del Colegio Beton, pero son diferentes. No se oyenplticas despus de que se apagan las luces. No hay almohada-zos. Nada. En el Colegio Beton, a los recin llegados les tocabadormir en la cama de agua (y era de pura agua, sin colchn).

    Aqu, nadie parece estar interesado en mi persona. Es como siyo no estuviera aqu (y ojal no estuviera).

    7:45 a.m.

    Desayuno. Huevos con tocino. El tocino estaba rancio yestoy seguro de que los huevos no eran de gallina. Se me

    quit el apetito.

    9:30 a.m.

    William Rufus si de verdad se llama as me condujo ami primera clase. William es bajito y acucho, de nariz respin-gada y ojos de color azul claro. En Beton sera la clase de nio

    al que los dems molestan y echan pleito, pero no creo quehaya pleitos en la Granja Groosham. Todo el mundo es muycorts. Es increble que haya escrito esto! Alguien ha odo ha-blar antes de escolares corteses?

    William y yo tuvimos una extraa discusin de camino alsaln de clases.

    Nos toca latn doble dijo.Odio el latn contest.

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    Pens que tendramos por lo menos una cosa en comn,pero me equivoqu.

    Te va a gustar me dijo. La clase la da el seor Traga-crudo y es muy bueno mir su reloj y aadi: Mejor nos

    apuramos, si no, llegaremos tarde.Cul es el castigo por llegar tarde? pregunt.No hay castigos en la Granja Groosham.Buenos maestros de latn? Una escuela sin castigos? Me

    estoy volviendo loco?Pero el latn doble no result tan malo como suena. En Be-

    ton nos enseaban el latn como una lengua muerta y el maes-tro tampoco se vea muy sano. Pero el seor Tragacrudo lo ha-blaba uidamente! Al igual que todos los dems! Al nal de laclase todos platicaban como viejos amigos y nadie mencionsiquiera a Csar o la invasin de la Galia.

    Otra cosa extraa. El da estuvo radiante, pero el seor Tra-

    gacrudo dio la clase con los postigos cerrados y con una vela ensu escritorio. Le pregunt la razn a William Rufus.No le gusta el sol contest; al menos creo que eso fue lo

    que dijo. Segua hablando en latn.

    11:00 a.m.

    Vi un momento a Julia en el descanso. Le cont de este dia-rio. Ella me cont cmo le haba ido hasta ese momento.

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    Quin sabe por qu est en un grupo distinto al que tenemosJeffrey y yo.

    Tuve clase de modelado con el seor Oxisso dijo.Hicieron ollas? le pregunt.

    Hoyos! Tuvimos que hacer guras de cera, hombres y mu-jeres. El maestro les puso cabello de verdad.Julia me ense su pulgar. Tena una herida igual a la ma.

    Se haba entrevistado con el seor Tragacrudo despus del des-ayuno.

    Yo lo voy a ver despus de la comida dijo Jeffrey.

    Lleva un frasco de tinta le sugiri Julia.

    12:30 p.m.

    Ingls con la seorita Pedicure.La seorita Pedicure debe tener por lo menos cien aos. Es

    medio ciega y completamente calva. Yo creo que lo que la sos-

    tiene son las vendas. Parece estar vendada de pies a cabeza.Pude ver cmo se le asomaban las puntas de las vendas bajo lasmangas y sobresalan del cuello de su vestido. Tard quinceminutos en llegar a su silla y, cuando se sent, casi desaparecien una nube de polvo.

    La seorita Pedicure tiene dientes perfectos. El nico pro-

    blema es que los conserva en un vaso en la esquina del es-critorio.

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    Nos dio una clase sobre Shakespeare. Por el modo en que seexpresa, uno pensara que lo conoci en persona.

    1:15 p.m.

    Comida. Estofado. Pero qu animal era antes de que lo es-tofaran? Creo que voy a morir de hambre.

    3:00 p.m.

    Se supone que iba a tener clase de francs en la tarde, peroel maestro no apareci. Le pregunt a William Rufus por qu:

    W: Debe de haber luna llena esta noche. Monsieur Leloupnunca da clase cuando hay luna llena.

    Y: Est enfermo?W: Bueno, digamos que tiene un pequeo problema de

    personalidad

    Todos tenamos libros para leer, pero yo no le encontr nipies ni cabeza al mo. Pas casi toda la clase escribiendo esto yluego observando a los otros nios del grupo. Ya s cmo sellaman casi todos. Marion Grant pelirroja, pecosa y diento-na. Besi Dunlop delgada y bonita si no la miras muy de

    cerca. Roger Bacon un nio asitico. Desde cundo Ro-ger Bacon es un nombre asitico?

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    De hecho, todos estos nombres suenan mal. Besi no tienecara de llamarse Besi. Por qu tengo la impresin de que todosellos comparten algn espantoso secreto, y que Jeffrey y yo so-mos los nicos que estamos fuera?

    4:30 p.m.

    Futbol. Jugamos con una vejiga de puerco inada. Yo metun gol, pero no me hizo muy feliz que digamos. Deberan in-tentar darle un cabezazo a una vejiga de puerco inada

    6:00 p.m.Nos comimos el resto del puerco a la hora del t. El animal

    daba vueltas en un asador con una manzana en la boca. Por lomenos pude quedarme con la manzana!

    6:30 p.m.

    Estoy de vuelta en la clase de Monsieur Leloup haciendo mitarea. Bueno, se supone que eso es lo que debera estar hacien-do. Ms bien estoy escribiendo esto. Y acabo de darme cuentade algo. Supongo que lo not desde el principio, pero es hastaahora que caigo en la cuenta.

    Todos en el grupo llevan un anillo. Un anillo idntico. Esuna argolla de oro liso con una piedra negra engarzada. Qu

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    carambas signica? Haba odo hablar de gorras y de escudosescolares, pero anillos escolares?

    Volv a leer lo que escrib el primer da. No tiene muchosentido. Es como si todo lo hubiera visto en un video que pasa

    en cmara rpida. Tengo las piezas pero no consigo armar elrompecabezas completo.Pero si anotara todo, terminara con un libro. Y algo me dice

    que debo darme tiempo para escribir mi testamento

    7:30 p.m.

    Una hora libre antes de ir a la cama; no encontr a Jeffrey nia Julia. Sal a dar un paseo al aire fresco.El campo de futbol est atrs de la escuela. Junto a l hay un

    bosque el bosque ms espeso que haya visto jams. No debeser muy grande, pero los rboles parecen formar un muro slido.Hay una capilla al fondo y tambin un pequeo cementerio.

    Vi que Gregor estaba sentado en una tumba fumndose uncigarro.Muchos de sos, Gregor le dije, y acabars debajo.Era una broma. Gregor no se rio.

    8:15 p.m.

    Resulta que vi a Jeffrey platicando con William Rufus. Los dosse vean como si fueran grandes amigos. Es para preocuparse?

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    8:40 p.m.

    En cama; las luces se apagarn en cinco minutos.Tom un bao de tina esta tarde. El bao es antiguo. Cuan-

    do uno abre la llave, el agua corre como las cataratas del Niga-

    ra, slo que con ms lodo. Sal del bao ms sucio de lo queentr. La prxima vez usar la regadera.Despus de que termin de escribir la ltima parte de este

    diario, lo dej sobre la mesa que est al lado de la cama con unlpiz adentro para marcar dnde me haba quedado. Cuandoregres, el diario estaba exactamente en la misma posicin,

    pero el lpiz haba rodado fuera de l.Alguien ley mi diario mientras estuve fuera del cuarto!As que no escribir ms mientras siga en la Granja Groos-

    ham. Tengo el presentimiento de que ser mejor guardarmemis pensamientos. Preguntas:

    Todos los nombres son falsos?, y si es as, por qu?

    Qu signican los anillos con piedras negras?Qu sucede realmente en la Granja Groosham?Y no te preocupes quienquiera que lea esto. De alguna

    manera voy a encontrar las respuestas.

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    En la oscuridad

    Pese a su determinacin, David no haba descubierto nada alnal del da siguiente. La rutina de la escuela transcurri connormalidad desayuno, latn, historia, descanso, matemticas,comida, geografa, futbol, excepto porque nada era ni remo-tamente normal. Parecia como si todo, las clases y los libros,

    participara de una farsa elaborada minuciosamente; que slocuando hubiera la certeza de que nadie mirara, la escuela mos-trara su verdadero aspecto.

    A las siete y media de la tarde, David estaba haciendo unacomposicin en la biblioteca (un saln un tanto singular puesno haba libros en l). En lugar de libreros, en las paredes se

    exhiban cabezas de animales disecados que miraban jamentecon sus vacos ojos de vidrio desde sus monturas de madera. Noera de sorprender que David no pudiera concentrarse en histo-ria, con dos topos, un armadillo y un jabal espiando por enci-ma de su hombro.

    Despus de veinte minutos se dio por vencido. No tena

    ningn inters en la armada espaola y supuso que lo mismopoda decir de la seorita Pedicure (quien tambin era la

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    maestra de historia). Revis la hoja que acababa de escribir.Haba ms manchas de tinta y tachones que cualquier otracosa. Suspirando, hizo una bola de papel con ella y la arrojal bote de basura. Fall y la pelota fue a dar contra el enorme

    espejo que haba detrs. David volvi a suspirar y se levantpara recogerla.Pero ya no estaba. Busc detrs del cesto de basura, debajo

    de las sillas y sobre el tapete que estaba frente al espejo. Pero labola de papel haba desaparecido sin dejar rastro. De pronto, ysin mayor razn, David se puso nervioso. Mir de reojo sobre su

    hombro y tuvo la impresin de que el jabal le sonrea. Salicorriendo de la biblioteca, azotando la puerta tras de s.Un pasillo angosto de techo abovedado llevaba de la bibliote-

    ca al vestbulo principal. Lo haba recorrido la tarde de su llega-da a la Granja Groosham. Por ah estaba el estudio del seorTragacrudo y ahora que se haba detenido frente a la puerta lo

    record. Fue entonces cuando escuch las voces.Venan del cuarto situado frente al estudio del seor Traga-crudo, una habitacin con una puerta oscura de madera arteso-nada y la palabra Directores pintada en letras doradas.

    As que en la Granja Groosham no haba uno sino dos direc-tores, lo cual lo dej intrigado pues no haba visto a ninguno de

    los dos todava. Ech un rpido vistazo a su alrededor. Los otrosalumnos haban salido de la biblioteca antes que l. Estaba solo

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    en aquel pasillo. Se arrodill delante de la puerta, ngiendoamarrar las agujetas de sus zapatos.

    se acomod bien, me parece David reconoci la vozde inmediato. Las cascadas slabas del seor Tragacrudo eran

    inconfundibles. La nia se puso un poco difcil en su clasede modelado, pero supongo que era de esperarse.Pero rmaron todos? la voz era aguda, medio ahogada.

    David poda imaginar a alguien dentro de aquel cuarto force-jeando con una corbata demasiado apretada.

    Sin problema, seor Falcn se rio el seor Tragacrudo,

    con un tono curiosamente melanclico. Jeffrey, el nio quetartamudea, fue el ltimo en venir. Trajo su propio lpiz y dosbotes de tinta! Me temo que al nal tuve que hipnotizarlo. Perodespus de eso fue fcil.

    Cree usted que este nio, Jeffrey, vaya a ponerse difcil?esta voz era la ms suave de las tres. El segundo director

    hablaba apenas en un susurro.No, seor Escualo contest el seor Tragacrudo. Sinduda, l va a ser el ms fcil. No. El que me preocupa es Eliot.

    Qu pasa con l?No lo puedo asegurar, seor Falcn, pero tiene una cierta

    fuerza, una cierta independencia

    Es justo lo que necesitamos.Por supuesto. Pero aun as

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    David hubiera dado cualquier cosa por seguir escuchando,pero justo en ese momento apareci la seora Windergast, queiba rumbo a la biblioteca. Al verlo, se par y pestae; sus ojosllamearon detrs de sus espejuelos.

    Ocurre algo, David? pregunt.No David seal tmidamente sus zapatos. Me estabaamarrando las agujetas.

    Muy astuto de tu parte, querido le sonri. No quere-mos que te vayas a tropezar y a romper algo, verdad? Pero qui-z ste no sea el lugar adecuado para que lo hagas, exactamen-

    te afuera del saln de los directores. Porque alguien podrapensar que estabas escuchando y eso no dejara muy buenaimpresin de ti en tu primera semana de clases, o s?

    No dijo David, levantndose. Lo siento, seorita Win-dergast.

    Se movi lo ms rpido que pudo. La prefecta lo roz al pa-

    sar y entr al estudio de los directores. David hubiera dado subrazo derecho por or lo que decan. Pero si lo volvan a encon-trar junto a la puerta, quiz le tomaran la palabra y el brazo.

    As que preri ir a buscar a Jeffrey y a Julia. Los encontrafuera del saln de maestros. Julia estaba revisando los casille-ros, cada uno con el nombre de uno de los maestros.

    Ya viste el casillero de Monsieur Leloup? le preguntal verlo.

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    Qu tiene?Hay una paloma dentro de l dijo Julia con un gesto de

    asco. El ave evidentemente estaba muerta. Parece como sialgn animal salvaje la hubiera atrapado.

    Qu hace ah? pregunt David.Tendrs que preguntarle a Monsieur Leloup respondi

    Julia.Si es que se ap p parece algn da agreg Jeffrey.Caminaron juntos por el corredor. De un lado haba casille-

    ros; del otro estaban las puertas de los salones de clase. Dos ni-

    os que se dirigan a los dormitorios pasaron junto a ellos. Fal-taba casi una hora para que sonara la campana, pero al parecercasi todos los alumnos de Groosham se haban ido ya a la cama.Como siempre, el silencio que reinaba en la escuela era mspropio de un museo o un monasterio. En todo el da, David nohaba odo ni un azotn de puerta ni el rechinar de un pupitre.

    Qu estaba sucediendo en la Granja Groosham?Encontraron un saln vaco y se metieron. David no habaestado en esta habitacin, as que mir en torno con curiosidad.Las paredes estaban cubiertas con carteles que mostraban di-versos animales por dentro y por fuera. En vez de escrito-rio, haba una plancha de mrmol con aparatos cientcos: un

    mechero, un pequeo caldero de metal y varios botes con sus-tancias qumicas. En uno de los extremos haba una rata blanca

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    agazapada dentro de una jaula y dos sapos que miraban apesa-dumbrados hacia el exterior de un tanque de vidrio. El esquele-to de quin sabe qu animal estaba en una esquina.

    Debe ser el laboratorio de biologa susurr David.Ojal lo fuera Julia sacudi la cabeza. Todas estas co-

    sas las sacaron en mi primera clase de esta tarde.Cl cl clase de qu? pregunt Jeffrey.De cocina.David trag saliva, acordndose del estofado.Julia se sent en uno de los pupitres.

    Vamos a comparar notas dijo.De nuestros dos primeros das en la Granja Grooshamaprob David. Jeffrey, t primero.

    Jeffrey tena poco qu decir. l se senta el ms infeliz delos tres y todava estaba confundido despus de su encuentrocon el seor Tragacrudo. No haba trabajado para nada y du-

    rante su ltima clase lo nico que haba hecho era escribiruna carta a su madre en la que le rogaba que lo sacara de ah.El nico problema era que, por supuesto, no haba correo enla isla.

    Odio este lugar dijo. No es tan d d duro comome imagin. Pero no es nada parecido a lo que pen pen

    pens. Todos los m m maestros estn locos. Y nadie mem m molesta porque tartamudeo.

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    Cre que no te gustaba que te molestaran dijo David.No m me gusta. Pero sera ms n normal si lo hicieran.Nada es normal aqu intervino Julia. Primero que

    nada nos hicieron rmar con sangre. Las clases no se parecen alas clases en las que he estado. Y luego est el asunto de losanillos

    Yo tambin los vi dijo David.Todos llevan el mismo anillo. Es como una especie de sm-

    bolo que los une.Y descubr otras cosas David sigui describiendo sus ha-

    llazgos del da, comenzando por el misterio de las piyamas.Puede que me equivoque dijo, pero tengo la impresin deque todos los nios usan nombres falsos.

    Hay un nio en mi grupo que se llama Gideon Penmanmurmur Julia.

    Exactamente. Qu clase de nombre es se?

    P p por qu tendrn que usar nombres falsos? pre-gunt Jeffrey.Y para qu quieren nuestros nombres verdaderos escritos

    con sangre? aadi Julia.Tambin descubr algo sobre eso dijo David.Les cont la conversacin que haba escuchado afuera de

    la ocina de los directores. Omiti el asunto de que Jeffreyera el ms dbil de los tres, sobre todo porque consider que

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    sera cruel mencionarlo. Pero tambin porque probablemen-te era cierto.

    Lo nico que puedo decir es que mientras ms pronto sal-gamos de aqu, ser mejor concluy. Algo muy desagrada-ble ocurre en la Granja Groosham. Y creo que si nos quedamosms tiempo, va a ocurrirnos a nosotros.

    Pens q q que ibas a huir dijo Jeffrey, lanzndoleuna mirada acusadora a Julia.

    Voy a huir Julia mir por la ventana, pero no ser estanoche. Creo que habr otra tormenta.

    La tormenta se solt unos minutos ms tarde. Esta vez nohubo relmpagos, pero el aguacero fue de todos modos espec-tacular. Pareca como si el mar entero se hubiera elevado enuna ola gigantesca para luego romper encima de la escuela; almismo tiempo, la ventisca levantaba la tierra y reventaba contralos muros. Los postigos sueltos fueron arrancados de sus mar-

    cos. Una lpida explot. Un enorme roble se parti por la mi-tad; sus ramas desnudas quedaron esparcidas por el suelo.El estruendo de un rbol que caa despert a David por se-

    gunda ocasin durante esa noche. Tanteando en la oscuridad,encontr su lmpara de mano en el bur, la encendi e ilumi-n su reloj. Era poco ms de medianoche. Se dej caer sobre la

    almohada y mir a travs de la ventana. Haba luna llena; ape-nas se poda adivinar su contorno tras la cortina de lluvia. De

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    pequeo, nunca lo atemorizaron las tormentas. As que le sor-prendi darse cuenta de que temblaba.

    Pero no era el temporal. Durante el breve instante en que lalmpara estuvo prendida, percibi algo con el rabillo del ojo,algo que no haba registrado en su mente. Se volvi a sentar,volvi a prender la lmpara; luego, el haz de luz recorri todoel dormitorio. Entonces supo qu era.

    Jeffrey dorma en la cama contigua con la cabeza bajo lascobijas. Aparte de ellos dos, no haba nadie ms en el cuarto.Cuando se apagaron las luces, a las nueve y media, los otros

    nios ya estaban dormidos. Ahora sus camas estaban vacas ylas cobijas extendidas. Dirigi el haz de luz a las sillas. Sus ro-pas tampoco se vean.

    En silencio, se desliz fuera de la cama y se puso la bata y laspantuas. Luego se acerc a la puerta y la abri. No haba nin-guna luz prendida en la escuela. Y el silencio era ms profundo,

    ms aterrador que nunca.Se asom a un segundo dormitorio, despus a un tercero. Encada uno de ellos se repeta la misma escena. Las camas esta-ban vacas, la ropa haba desaparecido. Afuera segua lloviendo.Poda or las gotas golpeando las ventanas. Volvi a consultar sureloj, seguro de que aquello era una locura: las doce y veinte,

    dnde estaba todo el mundo?Poda sentir su corazn golpear contra su pecho como si lo

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    urgiera a que regresara a la cama y se olvidara de todo. PeroDavid estaba bien despierto. Llegara al fondo del asunto aun-que muriera en el intento. Y lo ms probable es que as sea,dijo para s.

    Atraves de puntitas el corredor, dando un brinco cada vezque una duela rechinaba a su paso. Luego de un rato, lleg a uncuarto dormitorio. Enfoc la luz a la manija de la puerta.

    De la oscuridad surgi una mano y se pos en su hombro.David sinti que su estmago se encoga hasta quedar del

    tamao de un chcharo. Abri la boca y un grito estuvo a punto

    de salir de ella, pero logr controlarlo mordiendo la lmpara.Fue un milagro que no se la tragara. Gir lentamente; su nucabrillaba con un resplandor rojizo por la luz de la lmpara quetraspasaba su garganta.

    Julia estaba frente a l. Tambin llevaba puesta su bata y suspantuas. Se vea todava ms asustada que David.

    Dnde estn todos? susurr. Adnde fueron?Nggg David record que tena la lmpara dentro dela boca y la sac. No s dijo. Estaba tratando de averi-guarlo.

    Las vi salir Julia suspir, contenta de haber encontradoa David despierto y levantado. Fue hace como veinte minu-

    tos. Una de ellas me despert al irse. Esper un momento yluego las segu.

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    Y adnde fueron? dijo David, repitiendo la preguntaque antes le haba hecho Julia.

    Los vi entrar en la biblioteca contest Julia, a todos.La escuela entera. Me qued un rato detrs de la puerta, perono pude or nada, as que entr. Pero no estaban ah, David.Julia suspir; David vio que estaba a punto de soltar una l-grima. Todos desaparecieron.

    David pens en retrospectiva. Despus del t, haba estado enla biblioteca rodeado por cabezas de animales disecados. Era uncuarto pequeo, difcilmente cabran sesenta y tres personas. Ade-ms de una mesa, un espejo, una docena de sillas y los animalesdisecados, no haba nada ms en l. Y eso inclua las puertas.Slo haba una, slo una forma de entrar, slo una forma de salir.

    A lo mejor salieron po