“Ayuda espiritual para desesperados”

PorSandalia

ayudadesesperados.com.ar

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INDICE

PROLOGO

INTRODUCCIÓN

PRIMERA PARTE CAPITULO I. BASTA DE SUICIDIOS

El suicidio es evitable. Quien es un suicida. Otro tipo de amor. Historias de suicidas.

CAPITULO II. ANGUSTIA EXISTENCIAL

La angustia existencial. Quienes necesitan ayuda. Historias de locos. Causas de la angustia existencial.

CAPITULO III. LA EDUCACION.

La educación generadora de angustia existencial. Daños que causa la educación. La educación ideal.

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SEGUNDA PARTE

CAPITULO IV.

TEORIA DE LA AYUDA ESPIRITUAL

Teoría de la ayuda espiritual Construcción de un proyecto de vida. Búsqueda del sentido de la vida. Proyecto solidario.

CAPITULO V.

INSTRUCCIONES PARA PROFESIONALES:

PRACTICA DE LA AYUDA ESPIRITUAL: PASO A PASO.

Terapias breves en crisis graves Construcción de un proyecto de vida: paso por paso Técnicas en la búsqueda del sentido de la vida. Como construir un proyecto solidario.

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PROLOGO

PorLuis P. Hardoy

Dice Alberto Durero: “Daré a conocer lo poco que he aprendido para que alguien mejor que yo pueda atisbar la verdad... Así me regocijaré, a pesar de todo, de haber sido un medio a través del cual salga la luz de la verdad”.

La conocí a Sandalia providencialmente. NO fue por casualidad. En todo caso fue por serendipia. Concepto que anda dando vuelta hoy en cierta literatura traducido como la facultad de hacer un descubrimiento o un hallazgo afortunado de manera accidental. No viene aquí a cuento el relato de dicho encuentro, sólo diré que fue en una circunstancia de dolor y necesidad personal de ayuda. Y la ayuda vino en forma de mano abierta y desinteresada. Al final me quedé con unas fotocopias que Sandalia me entregó como borrador de un libro que ella escribió en otra circunstancia de sufrimiento personal fecundo.

Creo que el valor de su libro no consiste sólo en lo que dice y en lo que concluye, sino también en lo que insinúa y sugiere. Ahora puedo decir que el proyecto “ayudadesesperados” nace de ese texto (no sé si llamarlo libro o fotocopias) y de las ganas de su autora en darlo a conocer por el efecto que produce: se lee como quien bebe agua y pasa de mano en mano como el pan. Es tanto lo que calma la sed, como da alimento para quien anda arrojado en la aventura del diario vivir sin fuerzas suficientes para seguir adelante. Uno no puede, leyéndolo, abstraerse y dejar de percibir que Sandalia escribe desde su vida para compartir y ayudar a que el otro comprenda su propia vida. Sobretodo en los temas más conflictivos: el dolor, la soledad, la tristeza, la adicción, la muerte... La autora se mueve necesariamente en un horizonte de pensamiento explícito, pero la fascinación de su mensaje se encuentra también en lo que deja entrever, en la capacidad de evocar y sugerir un horizonte. (En la pequeña obra se hallan sintetizados varios autores y surge así, creativamente, un pensamiento lleno de sabiduría). Sandalia recurre a las raíces de la sabiduría que es ante todo la vida misma. Todo aquello en lo que uno no piensa porque anda metido en ello y que por eso a veces nos hace sentirnos envueltos en un ‘lío’, como ‘perdidos’, y a veces‘vencidos’. Todo aquello incoloro, mediocre, intenso, universal, que se manifiesta infinitamente valioso cuando perderlo significa morir.

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INTRODUCCIÓN

Este libro lo escribí en salas de espera de médicos y sanatorios, mientras acompañaba a mi hijo Santiago en su tratamiento de cáncer de ganglios. Fue mi modo de no encerrarme en mi dolor y estar tratando de dar algo a los demás. Lo que quiero compartir es mi experiencia de vida, no me preocupa si está lleno de defectos porque está escrito con el corazón. Dios quiso que mi hijo se curara y que yo pudiera terminar esta obrita. Me queda desear que pueda hacer bien a alguien su lectura. Es mi única intención. La brevedad de este trabajo se justifica porque es solamente un comienzo. Nació para ser publicado en Internet, la idea es enriquecerlo con los aportes de los que entren en la página para dar sus opiniones, compartir sus experiencias y aportar sus críticas constructivas. A la vez habrá un equipo de gente disponible para dar ayuda interactiva por medio de las herramientas que brinda la tecnología. Así pues quedamos a la escucha... ESTO ES SOLO EL PRINCIPIO.

.................................................................................................................. La presentación de este libro en forma de cuaderno tiene dos motivos, el primero: porque es demasiado breve para ser un libro y espero completarlo con el aporte de todos. El segundo motivo: para que le pierdas el respeto y te animes a escribir en cada página en blanco tus ideas, tus comentarios, tus experiencias.....................................................................................................................

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PRIMERA PARTE

CAPITULO I

BASTA DE SUICIDIOS

Estas reflexiones quiero compartirlas con aquellos que les importa evitar un suicidio, pero les gustaría tener más seguridad sobre técnicas para ayudar, porque es un tema en el que tenemos mucho miedo de fracasar. Cuando me recibí de consultora psicológica la última clase de la materia “Entrenamiento del rol” consistía en analizar cual era la “escena temida” en el ejercicio de la profesión, sin dudarlo contesté: - “ a mí que no vengan a decirme que se quieren suicidar porque no podría perdonarme si no lo puedo evitar”-. Hoy sé que hay otros recursos, no sólo desde la psicología, sino que es mucho más efectiva la ayuda espiritual, por eso si me entero que alguien ha intentado suicidarse, o ha expresado el deseo de hacerlo, me ofrezco para auxiliarlo. Espero que el día que fracase en el intento de ayudar a un suicida los casos en que tuve éxito me den fuerzas para seguir adelante. Quizá el tema “BASTA DE SUICIDIOS” llame la atención a alguien que ha perdido de esta manera a un familiar o un amigo, en este caso quisiera transmitirle un mensaje especial: “No es de casualidad que este libro ha llegado a tus manos, sino que, el hecho de haber atravesado un calvario similar, puede significar el llamado a ayudar a otros en la misma situación. Tal vez no tuviste la oportunidad de salvar a un ser querido porque tu aflicción estaba destinada a convertirse en un bien para la humanidad”. El sufrimiento paraliza o motiva. Junto con una actitud positiva el dolor puede ser el motor que te impulse a evitarle a otro el mismo tormento, nadie es tan eficaz como aquel que ha padecido en carne propia.

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Si logramos darle un sentido al sufrimiento, si encontramos “para qué” nos tocó padecer, lograremos un doble propósito:

- No haber sufrido en vano. - Aliviar la angustia de los demás, porque los comprendemos.

Si tratamos de encontrar “por qué” nos sucedió una desgracia probablemente no encontremos ninguna respuesta, en cambio si nos preguntamos “para qué” todas las respuestas serán de gran utilidad para el futuro. Del pasado nos queda el aprendizaje, es así como se puede recuperar el pasado: transformándolo en provechoso para el presente. Este libro está basado en experiencias de vida, por eso para ilustrar lo que afirmo voy a contarles muchas historias reales. No pretendo dictar cátedra de ningún tema, simplemente la intención es compartir mis ideas, que tienen la validez de la vida misma, estas fueron mis experiencias y mi deseo es que le sean de utilidad al lector, aunque más no sea porque el desacuerdo sirve para clarificar los propios juicios. Por eso, aún a sabiendas, expresaré ideas que generen polémica, porque si sirven para motivar, cuestionar y discutir en forma creativa, habré cumplido mi propósito.

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EL SUICIDIO ES EVITABLE.

¿Por qué son tan pocos los casos en que podemos evitar un suicidio?

Porque tenemos un error de enfoque. En primer lugar la reacción que surge ante alguien que anuncia su suicidio es no creerle, - “el que lo dice no lo hace” – pensamos. Esto no es así, en la mayoría de los casos el que se suicida no sólo lo ha anunciado sino que también ha pedido ayuda de alguna manera, - (después del suicidio podemos reconocer estas señales) - pero no podemos escucharlo cuando piden auxilio, de hacerlo tendríamos que “hacer algo” y, como no sabemos qué hacer una buena salida es no creer.

El otro error garrafal que hace tan difícil la ayuda al suicida es creer que no podemos ayudarlo porque esa persona “quiere suicidarse”. Este es un error funesto, NADIE QUIERE SUICIDARSE, lo que el suicida quiere es DEJAR DE SUFRIR. Por lo tanto si le mostramos una pequeña luz de esperanza, si le hacemos ver que es posible dejar de sufrir, que la muerte no es la única opción, probablemente abrace la tabla de salvación que le ofrecemos.

Ahora bien el suicida quiere dejar de sufrir, pero ya. Lo que mejor mitiga el dolor y tiene efecto consolador inmediato es el cariño, por lo tanto lo primero que hay que hacer con un suicida es consolarlo con todas las demostraciones de afecto posibles, incluidas las caricias porque el contacto físico hace que se sienta protegido. Debemos permitirle aferrarse a ese amor nuevo que le estamos ofreciendo hasta que pueda razonar y encontrar otros modos de superar la crisis. Hasta que logre encontrar algo por qué vivir démosle alguien a quien le importa que ellos vivan.

Es una buena idea crear un compromiso mutuo de no fallarse. Si se ha establecido un vínculo afectivo suficientemente fuerte el interesado aceptará este pacto, recordemos que el suicida necesita desesperadamente contar con alguien que esté de su lado ya que siente que el mundo está contra él.

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Después de tirar este salvavidas podemos empezar a trabajar la etapa siguiente que es construir un proyecto de vida, primer paso de la TEORIA DE AYUDA ESPIRITUAL, que en la segunda parte del libro explicaré detalladamente. Esta teoría no está pensada para ayudar únicamente a los que han tenido un intento fallido de suicidio, hay personas que no se permitirían ni pensarlo o nunca hablarían de intención de suicidio, sin embargo, la angustia que experimentan les quita el deseo de vivir, viven como muertos.

Por lo tanto, no tenemos que actuar sólo en casos extremos, tampoco necesitamos ser especialistas, - si bien esta teoría está implementada desde mi experiencia de consultora psicológica -, creo que todos podrían usar estas ideas cuando se encuentren en la necesidad de socorrer a quien les pide auxilio. Siempre debemos intentar ayudar, pero teniendo la suficiente humildad de hacernos asesorar si el caso supera nuestros conocimientos o nuestra preparación.

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¿ QUIÉN ES UN SUICIDA?

La definición elemental es: aquel que intenta quitarse la vida. Pero existen otros modos de suicidarse, más pasivos, más sutiles, pero que son igualmente maneras de atentar contra la propia vida. Hay quienes no lo dicen claramente pero en su desesperación subyace la idea de no vivir más, a veces como una idea relámpago, como un chispazo, pero eso puede bastar para iniciar un incendio. Quisiera aclarar algo que me han preguntado a menudo: si es bueno hablar del tema con alguien que sospechamos que tiene la intención de suicidarse. Pues bien, hablar de suicidio no es inductivo, por lo contrario, es tranquilizador. Cuanto más directamente y sin eufemismos hablemos más posibilidades le damos al desesperado de enfrentarse con la responsabilidad de sus actos. No siempre existe una acción directa tendiente a suprimir la propia vida, pero hay actitudes que ponen de manifiesto el deseo de morir como forma de dejar de sufrir. Esto implica falta de valoración del sufrimiento, A propósito de esto recuerdo que Víktor Frankl, en su libro “El hombre en busca de sentido”, - escrito durante su cautiverio en un campo de concentración nazi - dice: “Dostoyevski dijo en una ocasión: Sólo temo una cosa: no ser digno de mis sufrimientos. El modo en que el hombre acepta su destino y todo el sufrimiento que éste conlleva, la forma en que carga con su cruz le da muchas oportunidades para añadir a su vida un sentido más profundo (...) y lo que decide si es merecedor de sus sufrimientos o no lo es”. Estos conceptos vertidos por alguien que soportaba un inenarrable tormento personal y de sus semejantes en un campo de exterminio merece un gran respeto y la mayor admiración, ojalá pudiéramos imitar una pizca de ese valor, en cambio muchas veces sucede todo lo contrario, algunos muestran terror ante el dolor y no le encuentran ningún sentido. En la huida desesperada de la propia cruz, en su afán por evitar todo padecimiento el hombre se aleja del camino que le da sentido a su vida, y en este intento pierde las ganas de vivir.

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No siempre se puede ver claramente el sentido del dolor o valorar en su justa medida el sufrimiento, pero es necesario intentarlo, esperar a descubrir para qué sirve la aflicción por la que atravesamos, para ello es necesario ser capaces de permanecer en el dolor hasta descubrir para qué está allí. Lástima que, a veces, no nos alcanza la paciencia para esperar a que pase la angustia y poder comprender, y elegimos caminar hacia la muerte.

Las distintas formas de esta pulsión hacia la muerte se pueden describir de mil maneras, elegí arbitrariamente algunos modos de nombrar los diferentes estilos de suicidios.

Suicida pasivo:

No intenta matarse pero arriesga la vida inútilmente por cosas que no merecen la pena, o tiene hábitos que perjudican seriamente su salud y no se quiere lo suficiente para cuidarse. En este caso necesita una revalorización de sí mismo y un mayor respeto de la vida humana.

Suicida social:

Se siente excluido de la sociedad y condenado por sus pares a causa de su comportamiento, se “porta mal” y luego la vida se le hace difícil y no tiene más ganas de vivir. En realidad no sabe cómo redimirse. En estos casos es necesaria una buena dosis de humildad y aceptar aprender de sus propios errores.

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Suicida anímico:

Vivir sin alegría es un modo de no vivir, así la vida no vale la pena. Hay quien se pone los anteojos de ver negro y “pasa” por la vida con una actitud tan negativa que el espectáculo que representa es lamentable; se instala en una posición de víctima como si todo el mundo estuviera contra él y queda atrapado en la oscuridad que él mismo provocó. En este caso debería revisar su filosofía de vida y ver qué lo hace sumegirse en esa angustia existencial.

Suicida afectivo:

Es aquel que, en el acto de suicidio, no busca la muerte sino llamar la atención para recibir el afecto que necesita para subsistir. Como no sabe pedirlo con palabras “demuestra” lo angustiado que está haciendo algo que asuste a todos. Esto no debe tomarse a la ligera, porque el amor es al ánimo lo que el aire a los pulmones, es imprescindible para sobrevivir; y como la dosis de amor necesario no es la misma para todas las personas, debemos cuidar que cada uno reciba lo que necesita para desear vivir.

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Podría seguir sugiriendo distintos tipos de suicidio, pero lo dejo a la imaginación del lector, la consigna es encontrar qué otra clase de muerte existe además de la muerte real.

Escribí las vos pienses.

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OTRO TIPO DE AMOR.

En “El Principito” de Saint-Exupéry hay un diálogo entre el zorro y el Principito que nos lleva a profundizar de una manera totalmente diferente el concepto del verbo “amar”. El Principito estaba desilusionado porque en su viaje había encontrado muchas rosas iguales a su rosa, - que él creía única, - y eso le producía una gran tristeza. Entonces el zorro le explicó que su rosa no era igual a las demás rosas, porque él la había cuidado, - el tiempo que le dedicaste a tu rosa es lo que la hace diferente de las demás rosas, es lo que la hace especial – le dijo el zorro, y el Principito entendió que el amor que le tenía a su rosa es lo que la hacía única, sólo en apariencia era igual a las demás. El era responsable de su rosa.

El amor que hemos dado y no el amor que hemos recibido es lo que hace algunas personas tan especiales para nosotros. Poder mirar el mundo al revés significa que: no los que me devuelven amor por amor, o los que me ayudan, o los que me aman son los que inspiran esta clase de amor, sino los que he ayudado, por los que he luchado, a los que les dediqué mi tiempo, a los que les di mi vida – porque dar tiempo es sinónimo de dar vida -. Esas personas de las que me he ocupado son las que amo con un amor diferente. Ellos me han hecho sentir que el mundo no sería igual sin mí – (al menos para ellos) - que yo era alguien importante – (en lo que les concierne) - y merecía que ellos hagan el esfuerzo de querer vivir. Esto me hacía responsable de ellos, al permitirme ayudarlos, o sea, al dejarme entrar en su intimidad, yo me convertí en copartícipe de su vida. Estas personas han quedado de una forma especial en mi corazón, aún cuando no los veo estoy conectada con ellos, que me hicieron sentir tan importante, aún más, que le dieron sentido a mi vida. Ese es el regalo que viene incluido en el servicio a los demás: una vida llena de sentido.

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HISTORIAS DE SUICIDAS.

Les voy a contar la historia de dos de “mis rosas”, el tiempo que les di es lo que hace que los ame tanto. Quiero aclarar que les pedí permiso para contar su historia, por lo tanto usaré sus verdaderos nombres, ya que creo que alguien que supera tan duro trance se erige en ejemplo para los demás y se merece el homenaje de ser nombrado.

Estas son pues las historias de Negrita y de Claudio, junto a quienes tuve la gracia de estar en momentos muy difíciles de su vida, a quienes agradezco su sinceridad y haberme permitido entrar en sus corazones.

Mi encuentro con Negrita.

La mamá de Negrita me llamó por teléfono, - una amiga en común le había sugerido pedirme ayuda, - había llegado al límite de sus fuerzas, ya no podía más ver sufrir a su hija, con un problema de alcoholismo desde los catorce años, ahora con treinta y tres había intentado suicidarse, no veía ninguna otra salida a su problema y – la madre me dijo llorando- que había pensado en matar a su hija y matarse (obviamente para terminar con tanto tormento). Creo que en estos casos lo mejor es un poco de humor para quitar dramatismo a la situación así que le contesté que – si me daba la oportunidad - a lo mejor podíamos encontrar una salida intermedia....Y vino Negrita a verme con toda su tristeza a cuestas diciendo que quería morirse. Hablamos de su intento de suicidio y me aclaró que volvería a intentarlo, – yo necesitaba tiempo para intentar ayudarla – así que le propuse un pacto: “mientras yo te atiendo vos no te suicidás, porque yo me muero”, habíamos establecido un buen vínculo, de modo que obtuve su crédito y me concedió el tiempo que necesitaba para ayudarla. Le consulté si sería conveniente que fuera a un psiquiatra, - ya que mi método de ayuda espiritual nada tiene que ver con la psicología -, pero en ese momento no había a quien recurrir y no podía viajar a otra ciudad más importante porque le tenía fobia a la ruta, a los autos y a los colectivos.

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Buscamos los motivos de su tristeza, transitamos juntas el camino de la búsqueda de sí misma; a pesar de estar rodeada de una familia que la amaba, en lo más intimo de su dolor estaba sola y, habíamos logrado un cambio, logramos romper esa soledad porque me había permitido entrar en su vida... Podría contar miles de detalles interesantes del contacto de dos mundos tan distintos como el de Negrita y el mío, que me permitió descubrir valores diferentes, enfoques de las situaciones para mí desconocidos y que hicieron que tuviera que ejercitar aceptación y respeto de una manera que jamás había imaginado... aprendí a amarla de verdad. Negrita necesitaba valorarse, y para lograrlo la escuchaba con respeto, me convertí en su espejo, - me dije a mí misma: si yo la valoro lo que verá reflejado la ayudará a apreciarse a sí misma, -. Ayudar a levantar la autoestima no depende de palabras sino de gestos, de actitudes. No traté de organizarle la vida ni cambiar nada, tampoco de meterme con su problema de alcoholismo, me centré en su tristeza y en sus pocas ganas de vivir. La amé y la respeté. Cuando su ánimo estaba mejor la dejé que resolviera las cosas por su cuenta. Ella se hizo responsable de su vida. A pesar de su pánico a la ruta y su fobia a los colectivos tomó la decisión de ir a las reuniones de Alcohólicos Anónimos a 100 kilómetros de distancia, ese era el medio para dejar su adicción al alcohol, y como fue su elección tuvo éxito. Nunca más volvió a tener problemas con la bebida y, lo más importante es que es una persona feliz, que ha devuelto la paz a su familia. Lejos quedó su intento de matarse, hoy puede valorar no sólo la vida sino también un montón de pequeñas cosas que hacen la felicidad. Estuve con Negrita cuando acabé de escribir esto, hace dos años y medio que está recuperada. Me contó que su “ángel” fue lo que más la sostuvo en los terribles momentos que pasó luchando contra el alcohol. Me dijo que lo que más le sirvió de mi ayuda fue el amor que le demostré. Su conclusión es: “A mí me salvó el amor y la fe”, magnífica síntesis de lo que yo pretendo transmitir

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La búsqueda de Claudio En este caso nadie me llamó, yo fui a buscarlo, uno de mis hijos –que era su amigo- me contó lo que había sucedido y me pidió que haga algo por él, fui a la casa de Claudio a ofrecerle mi ayuda. En esa época tenía veintitrés años y acababa de romper con su mujer con la que tenía tres nenas. No habían podido lograr una relación estable y después de muchos desencuentros se habían separado. Para Claudio se había acabado el mundo, el dolor de no ver a sus hijas se le hacía intolerable, la cabeza comenzó a funcionarle a toda velocidad, ya no podía parar las ideas obsesivas de suicidio. Por suerte en el apuro hizo todo mal, colgó un clavo en la pared del que se colgó con una soga y pateó la silla, cuando sus amigos llegaron aún estaba con vida y lo trasladaron al hospital. Lo que más me impresionó de su relato es que no pudo parar su mente ni aún cuando sentía que se moría, estaba todo oscuro y solo veía la carita de la mayor de sus hijas, y no trató en ningún momento de volver atrás en su decisión de matarse, es como si su mente totalmente desenfrenada lo empujara hacia la muerte. No había arrepentimiento y les dijo a sus amigos que volvería a intentarlo. Por eso fui a buscarlo. Aceptó venir a verme pero en la primera conversación me dijo que intentaría suicidarse nuevamente porque ya sabía cómo hacerlo. Traté de curar con amor sus heridas y se lo demostré con todas mis fuerzas, lo mimé y lo contuve, hice todo lo posible para que en mi actitud se viera cuánto deseaba ayudarlo, cuando sentí que se había creado un vínculo – después de más de tres horas de charla-, y que deseaba que yo lo ayude, le propuse el pacto habitual: que no se suicidara mientras yo lo atendía, que me diera una oportunidad, incluso planeamos qué haría él si yo no estaba cerca y tenía la tentación de querer matarse: se subiría a un ómnibus e iría a buscarme. Afortunadamente poco tiempo después había desechado la idea de otro intento de suicidio así que podíamos mirar hacia adelante.

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Me concentré en que pueda mejorar la valoración de sí mismo, me comprometí con él y logré que a través de mi mirada de amor comience a quererse a sí mismo, tenga ganas de vivir y esté convencido que nunca más intentaría suicidarse – que como podrán imaginar me tranquilizó muchísimo -. Le pregunté cuál era el dolor que quería suprimir con la muerte: era la soledad. Reflexionamos juntos sobre lo que creíamos que sucedería después de la muerte, si hay otra vida, si hay premios y castigos por nuestras buenas y malas acciones –para los católicos el suicidio es un pecado grave - por lo tanto resolver la soledad eligiendo quitarse la vida voluntariamente podría significar elegir nuestra clase de infierno: la soledad eterna. Aquí entran las creencias, lo que le sirve a uno puede no serle útil a otra persona, pero una reflexión útil podría ser: mato el dolor con mi muerte, y después de la muerte ¿qué hay? La lección más importante que me enseñó Claudio es que para auxiliar a un desesperado hay que ayudarlo a parar su mente, pues cuando los pensamientos se aceleran y se vuelven obsesivos el riesgo es enorme. Lo primero que hay que hacer en estos casos es darle una gran contención afectiva. Cuando pudo confiar en mi amor comenzamos a trabajar en un proyecto de vida para un futuro inmediato. Empezamos por un proyecto laboral, a la semana siguiente consiguió un nuevo trabajo – no de casualidad, le tendieron una mano porque en las ciudades chicas la gente es muy solidaria -, encontraba gran placer en su trabajo y comenzó a ordenarse internamente. De tanto en tanto paso por su casa para saber como anda. Claudio no recuperó su pareja, - sí sus hijas -, está lejos de tener su vida resuelta, pero está vivo, y yo desde lejos hago fuerza por él con mi enorme deseo de ayudarlo. Espero que si algún día me necesita vuela a darme una oportunidad.

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CAPITULO II

LA ANGUSTIA EXISTENCIAL Llamo angustia existencial al estado de ánimo –crisis prolongada- que quita el deseo de vivir y priva de sentido a la vida. La sensación es estar en un pozo negro, sin salida. Hay personas que al caer en un pozo no saben qué hacer y se sientan en el fondo, quizá se sorprenderían si se ponen de pie pues verían que el pozo sólo les llega a la cintura, sin embargo desde el fondo se ve muy profundo. Con esta imagen quiero explicar que a veces es increíblemente simple la solución a problemas que parecen espantosos, es más, a menudo ni siquiera son necesarias soluciones sino solamente cambiar de actitud. Si lográramos que “se pongan de pie” verían que el conflicto está casi solucionado. Ponerse de pie es salir de sí mismo y dejar de creer que somos el ombligo del mundo. Ponerse de pie tiene distintas connotaciones, otra es: ponerse de pie de cara al futuro, ponerse en marcha, enfocar la atención hacia un proyecto. Estar de pie te permite ver más allá... donde se divisa una luz de esperanza. Por eso, para armar un proyecto de vida es necesario estar de pie, - obviamente es imposible hacerlo desde el fondo de un pozo -. Ponerse de pie también significa estar preparado para llevar la vida con dignidad y esto tiene que ver con el amor a sí mismo. Por eso ayudar a alguien a ponerse de pie es hacerle descubrir cuánto vale. ¿Cómo hacer para levantar la autoestima del otro? Esto no se logra con palabras sino con actitudes, es necesario “sentirse” valorado, para hacerlo sentir así es necesario que tengamos una verdadera actitud de respeto, poder ver todas las cosas buenas que nuestro consultante tiene y ser su espejo donde pueda ver reflejado todo lo bueno que hay en él, captar lo mejor del otro solo se logra con mucho amor; sin caridad somos ciegos a las cosas positivas.

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La angustia existencial implica carencia de proyecto y falta de sentido. Sin sentido la existencia es caos, es dolor, es deseo que termine, es camino hacia la muerte. Cuando el hombre encuentra el sentido descubre motivos para vivir y tiene la fuerza para hacerlo. Según Nietzsche: “Quien tiene algo porqué vivir puede soportar cualquier como”. Y aquí se encuentran el proyecto y el sentido, el proyecto como meta se convierte en el porqué y este porqué es el sentido de la vida. Más adelante hablaré de un proyecto que le da un sentido pleno a la vida humana: “el proyecto solidario”.

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¿QUIÉNES TIENEN ANGUSTIA EXISTENCIAL?

En “El hombre en busca de sentido” Frankl utiliza el término angustia espiritual en vez de angustia existencial y aclara un concepto por demás importante: “ La frustración existencial no es en sí misma ni patológica ni patógena. El interés del hombre, incluso su desesperación por lo que la vida tenga de valiosa, es una angustia espiritual, pero no es de modo alguno una enfermedad mental. Muy bien pudiera acaecer que al interpretar la primera como si fuera la segunda, el especialista se vea inducido a enterrar la desesperación existencial de su paciente bajo un cúmulo de drogas tranquilizantes. Su deber consiste, en cambio, en conducir a ese paciente a través de su crisis existencial de crecimiento y desarrollo.” Es muy importante darse cuenta que existe una gran diferencia entre una persona que tiene angustia existencial – que siente su vida vacía de sentido -, u otra persona que padece una enfermedad mental, si no captamos esta diferencia será imposible establecer un método de ayuda eficaz; si no sabemos lo que estamos tratando difícilmente será útil nuestro trabajo. ¿Es un enfermo mental o está angustiado? ¿Cómo establecer la diferencia? En nuestra sociedad estamos atrapados y enredados en psicodiagnósticos poco inteligibles y menos creíbles, para algunos psicólogos todos los pacientes tienen alguna patología, siempre los pueden encuadrar en algún tipo de locura. Yo creo que hay menos locos que los que señalan los psicodiagnósticos, los locos que estamos sueltos solemos estar angustiados que no tiene nada que ver con la locura, al contrario muchas veces es síntoma de sensatez, hay algunos imbéciles que no se angustian por nada.

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¿Cómo demostrar la locura? Cualquiera puede hacerse el loco y muchas veces es una careta que esconde cosas difíciles de asumir o difíciles de mostrar, a menudo confunde a los demás quien desea parecer loco porque es más fácil mantener la imagen de perturbado que mostrar su angustia, su crisis, su debilidad. Por eso, el camino que he seguido no es demostrar que alguien está loco sino lo contrario: si a alguien que parece loco lo tratamos como sano, si lo hacemos sentirse respetado, apreciado, escuchado; si le hablamos como a un par: sin miedo, sin recelo y con algo de sentido del humor, - si la persona está sana – va a mostrarse tal cual es, sacándose la “careta de loco”. Para estos casos intento dar una respuesta con un nuevo concepto de ayuda para la angustia existencial o angustia espiritual, más adelante explicaré en qué consiste este método de ayuda espiritual para encontrar soluciones en situaciones desesperantes. Para explicarlo contaré la historia de uno de esos que llaman loco.

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Historia de un loco desconocido. Entraba a la iglesia en un pueblo de provincia – donde la gente no está acostumbrada a los mendigos como en las grandes ciudades – y me detuve al ver un hombre joven y con ropa nueva pidiendo limosna, le pregunté por qué lo hacía y me contestó que no podía trabajar porque estaba enfermo, como se veía rebosante de salud me interesé en cual era su enfermedad, y me respondió: “esquizofrenia”. Le expliqué amablemente que de todos modos sería mejor que vaya a Acción Social de la Municipalidad porque la gente del pueblo no estaba acostumbrada a los mendigos y seguramente no le darían nada. – Y entré a la iglesia -. Vi que el hombre del que hablo, que había entrado antes que yo se había ubicado de pie delante de la primera fila de bancos, y – no sé por qué – sentí necesidad de estar cerca y me puse en el primer banco. El estaba adelante mío con la mirada perdida y balanceando su cuerpo - como hacen los locos -. Cuando el sacerdote dijo que nos diéramos la paz le di un abrazo y vi que se había emocionado, así que en silencio le apreté la mano en señal de afecto y se puso a llorar. Cuando salí estaba afuera esperándome. Le pregunté por qué estaba tan triste y me dijo que tenía muchos problemas, entonces lo invité a que viniera a mi casa para conversar al día siguiente y arreglamos un horario. – Si estaba muy loco probablemente no recordaría ni mi nombre ni las indicaciones para llegar a mi casa -. Pero, al día siguiente, ahí estaba a la hora convenida. Me dispuse a escucharlo con todo respeto y cariño... y comenzó a contarme su historia. Cuando murió su padre, - a quien amaba entrañablemente -, tuvo una crisis nerviosa y, casi por accidente terminó internado en el pabellón psiquiátrico de un hospital, donde durante sesenta días permaneció atado a una cama, y cuando trataban de darle de comer era tal su rabia e impotencia que mordía el tenedor, así perdió veinte kilos, y vivió un verdadero infierno por el abuso de medicación que usan en estos hospitales. Por fin lo dejaron ir a su casa, pero medicado, muy drogado, y todos los días lo llevaban en ambulancia al hospital para continuar su tratamiento – o sea, prolongar su calvario –.

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....Un día entró a su casa y encontró a su mujer en la cama con el camillero de la ambulancia que lo trasladaba al hospital, y su nena de tres años adentro del dormitorio viendo esta escena. Ahí se desencadenó la crisis final, rompió todo, le pegó a su mujer y al que estaba con ella – y les dio el gusto a los que lo habían atado a la cama del hospital en lugar de consolarlo por la muerte de su padre – de confirmar su diagnóstico: “esquizofrenia”. Se lo dieron por escrito – él lo llevaba siempre en el bolsillo y en el alma – y con ese papel lo convencieron que nunca más podía hacer vida normal, ni trabajar ni nada, “era un esquizofrénico”. Comencé a decirle que no me parecían locas sus reacciones sino adecuadas a las experiencias que le había tocado vivir. Su mirada había cambiado, ya no era el loquito de mirada perdida, sino un hombre lleno de dolor por lo que le habían hecho. Hablamos de proyectos, laboralmente le había ido bien, su último trabajo fue de carpintero y le iba bastante bien, todavía conservaba su casa y podía reiniciar su trabajo, y encontramos un objetivo: recuperar sus hijas de tres y cuatro años, que por el mal comportamiento de su esposa el juez se las había dado en guarda a la abuela. Fue tal el entusiasmo que mostraba al pensar que no tenía que ser esquizofrénico y que podía recuperar su vida normal, que me producía una enorme alegría ver como “se ponía de pie” para encarar la vida.

Quedamos en vernos al día siguiente, yo tenía necesidad de confirmar si los proyectos que habíamos construido los iba a poder realizar, si todo lo que hablamos era real y no iba a desvanecerse. Al día siguiente pude confirmar mis sospechas: este hombre no estaba loco, sino que había estado desesperado, - en esa estadía en el hospital le habían inyectado desesperanza -. Bastó un gesto de amor de una desconocida que creyó en él para que pudiera comenzar a mirarse con otros ojos. No lo he vuelto a ver, ni siquiera sé su nombre. ¡Amigo te deseo suerte!

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CAUSAS DE LA ANGUSTIA EXISTENCIAL.

La principal causa de la angustia existencial es la falta de sentido: el hombre pierde su rumbo y no sabe que está haciendo en este mundo. ¿Qué lleva al hombre a esta desorientación?. ¿Qué factores influyen para que llegue a estar confundido hasta el punto de no saber “quien es” ni “adonde va”? Hay muchas causas que provocan esta falta de identidad:- La educación (que merece un capítulo aparte)- Los “desvalores”- La falta de un proyecto solidario (egoísmo)

Los “desvalores” Los desvalores son valores falsos, es vivir corriendo detrás de ilusiones que cada vez que crees alcanzarlas se convierten en humo, la felicidad que se persigue se esfuma y se pierde el objetivo último: ¿si no podemos ser felices para qué nos sirve el éxito, la belleza, tener cosas, etc.? Los desvalores (palabra nueva, acabada de inventar) son muchísimos, señalaré algunos a modo de ejemplo y dejo al lector la inquietud de inventar otros. Ejemplos: el consumismo, la hiperestética, el éxito, la moda. El consumismo : El error consiste en creer que podemos llenar el

vacío existencial con cosas materiales. Entramos así en una loca carrera. Para tener más cosas tenemos que vivir a un ritmo más exigido para que nuestros ingresos nos permitan tener más y más cosas, pero como la zanahoria se mueve cuando se acerca el burro, así la satisfacción se vuelve inalcanzable y el deseo de tener crece junto con la frustración de no llenar el vacío, y en vez de detenernos y cambiar de objetivo, entramos en una aceleración cada vez más incontrolable: el ritmo de vida no nos deja ser felices y las cosas conseguidas con este arduo trabajo están muy lejos de darnos la felicidad que buscamos. Resultado: hombre confundido e insatisfecho.

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La hiperestética : (otra palabra recién acuñada), quiere decir, hacer un culto de la belleza usada como arma para conseguir cosas materiales. Ej: Si una chica es linda conseguirá un marido millonario, este ejemplo tan burdo se puede aplicar en muchos ámbitos: las lindas consiguen trabajo más fácilmente, y en muchos casos más. Con esto empujamos a las jóvenes a tratar de imitar las “modelos” ¡qué ironía!, modelos de cómo entrar en este mundo de desvalores donde nada es sino que aparenta ser con una finalidad interesada. Resultado: personas con objetivos distorsionados que son solo lo que aparentan.

La moda : es el total sin sentido, usamos y hacemos cosas porque “se usa”. Seguir los dictados de la moda en ropa, costumbres, etc., y no pensar por qué lo hago, hacerlo sólo porque así lo indica la moda, sin ningún razonamiento personal sino porque otro lo impone... Alguien lo dicta y los demás obedecen como ovejas. ( Me refiero a los casos en que alguien se convierte en esclavo de la moda). Resultado: Persona sin responsabilidad de sus actos.

El éxito : mandato social cuyo incumplimiento se paga con el desprecio de los exitosos. El punto de referencia del éxito es con relación al dinero o a los demás, nunca respecto a sí mismo, por lo tanto no hay referencia interna, es decir, no importa - según este criterio – lo que somos sino lo que obtenemos. Si no somos exitosos “no somos nadie”, ¡qué disparate!, podemos no tener éxito económico y sin embargo cada ser humano es único e irrepetible con una misión personal en este mundo, que a lo mejor no tiene nada que ver con el éxito. Resultado: hombre desorientado sin referencia interna, creyendo que el único valor que tiene es el que le conceden los demás.

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El egoísmo : o sea, la falta de un proyecto solidario. En este tema hay un error muy común: hay gente que cree que puede ayudar a los demás si quiere... pero, esto tiene un precio. Obviamente que podemos vivir egoístamente, de hecho hay campeones en el arte de vivir para sí mismos, y el precio es no encontrar su lugar en este mundo. Perdonando la expresión: “Podemos hacer lo que se nos canta el culo, lo que no podemos es evitar las consecuencias”.

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Escribí tus ideas sobre valores falsos o “desvalores” que guían las acciones humanas en nuestra sociedad.

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CAPITULO III

LA EDUCACION

GENERADORA DE ANGUSTIA EXISTENCIAL.

El enfoque que voy a hacer de la educación no es exactamente el tradicional, me referiré a un aspecto negativo de la educación, como generadora de locura y depresión, y por supuesto acepto que no todos puedan estar de acuerdo conmigo, de todos modos puede ser útil cuestionarse conceptos que por demasiado conocidos nos resultan incuestionables. Cuando hablo de educación me refiero a la nuestra, a la de la civilización occidental y cristiana, no opino de otras culturas, algunas porque me parecen aún peores y otras porque no las conozco lo suficiente como para emitir un juicio. Me interesa mucho la educación, para la que me he preparado largos años de mi vida (soy maestra y profesora de Filosofía y Teología), pero estoy en desacuerdo con las bases filosóficas en las que está cimentada la teoría educativa, a la que considero deformante, instrumento para privar de libertad a las mentes, cuna del dominio del hombre por el hombre, generadora de esclavitud intelectual... Trataré de explicar estas ideas tan duras lo más gráficamente posible. La mente es superior al cuerpo, y sin embargo, no haríamos con los cuerpos de nuestros hijos las mutilaciones y deformaciones que hacemos con sus mentes. Claro, es más fácil hacer daño cuando no se ve, cuando no corre sangre. En cierta tribu de indios, por su concepto de belleza, eran deseables los cráneos achatados y puntiagudos, para lograrlo ataban a las cabezas de sus bebes dos tablas que impedían el crecimiento normal de su cráneo y lo iban deformando hasta lograr el efecto deseado, que para ellos tenía un valor estético: el cráneo puntiagudo. Nadie preguntaba a estos niños si les gustaba la cabeza de esa forma, ya lo habían decidido por ellos y luego los educarían para que les guste. Hoy ninguno de nosotros deformaría adrede ninguna parte del cuerpo de su hijo. Pero vayamos más lejos con la metáfora: supongamos que alguien

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desarrollara la teoría que es bueno modificar no la forma del cráneo sino la del cerebro y propusiera que todos los recién nacidos deberían ser sometidos a una cirugía que cambiara la forma del cerebro de manera que cupiera en un recipiente cuadrado que se implantaría dentro del cráneo; por supuesto que esta operación lesionaría algunos centros y anularía algunas de las funciones cerebrales, pero sería aceptado a cambio de que los hijos tengan la forma de cerebro que sus padres eligieron para ellos (y no la que la naturaleza les brindó). ¿Suena disparatado? Es exactamente lo que hacemos, sólo que a nivel más profundo, no son los cráneos ni los cerebros los que modificamos, sino las mentes. Antes de que puedan valerse por sí mismos, ni decidir absolutamente nada, comenzamos a modificar las mentes de los niños (meterlas en las cajas cuadradas). Estas cajas están compuestas por los límites que impondremos a cada niño desde el nacimiento, nunca podrá elegir libremente quien quiere ser, en qué quiere creer... tendrá que adaptarse a la sociedad en que le tocó vivir y a la familia que le tocó en suerte, y los padres se encargaran de decidir lo que ellos quieren que su hijo sea. Esto es una aberración pero es tan común que no podemos darnos cuenta de la gravedad que encierra. Cada ser humano tiene el derecho inalienable de decidir quien quiere ser. Sin embargo, coartamos la libertad con la teoría de que poner límites es bueno, yo estoy totalmente en desacuerdo con los límites, pero quiero aclarar que no es lo mismo que dar pautas de comportamiento - que sí son necesarias -, no quiere decir dejar de enseñar normas de convivencia y hábitos para la vida cotidiana, no estoy proponiendo un “laissez faire” (dejar hacer). A lo que me refiero es a algo más profundo: a no poner límites a las mentes, porque poner límites: enunciado como el “summun” de la educación, significa también poner límites a la creatividad, a la libertad, al derecho de ser uno mismo y no el producto de la familia y la sociedad. ¡¿Y creemos que poner límites es bueno?! No pongamos límites ayudemos a crecer.

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DAÑOS QUE CAUSA LA EDUCACION.

En su magnífico libro “El proceso de convertirse en persona” Carl R. Rogers dice: “Cuando trato de enseñar, los resultados a veces me espantan, ya que además de ser incoherentes, en ocasiones la enseñanza parece tener éxito. Cuando esto sucede veo que las consecuencias son perjudiciales: el individuo desconfía de su propia experiencia y esto impide el aprendizaje significativo. Por consiguiente, he llegado a sentir que los resultados de la enseñanza son intrascendentes o bien dañinos.” El concepto de educación dañina, que suena tan duro, se genera en la filosofía errónea en que se basa la educación que impartimos en nuestra sociedad, alguien inventó “lo de los límites” y una vez más hacemos lo que otros dicen sin pensar si da buenos o malos resultados. También alguien inventó acostar los bebes boca abajo y hoy en día se cree que este sistema fue causa de muchísimas muertes súbitas e inexplicables, una vez más, en este caso, todos acatamos lo que alguien dijo sin medir el riesgo, porque lo que nos enseñaron es a respetar la opinión de “los que saben” y desconfiar de nuestra propia opinión. Esto es lo que trata de revertir Carl Rogers con una de sus enseñanzas más valiosas: que debemos aprender a confiar en la propia sabiduría. Sin embargo lo que hacemos al educar es enseñar a desconfiar de sí mismos y poner límites a la creatividad. Cuando los límites se encuentran con una mente sensible o son impuestos de una manera excesivamente dura las consecuencias son lamentables: generamos delincuentes, locos, resentidos, infelices y gente que no encuentra su lugar en el mundo, porque alguien les impidió desarrollarse naturalmente como y para lo que habían nacido.

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No tenemos más que mirar la historia personal de locos y delincuentes, difícilmente nos encontraremos con una infancia libre y feliz, por lo contrario estará seguramente plagada de sufrimiento y represión, ejercida la mayoría de las veces con la mejor intención del mundo por padres que estaban convencidos que su deber era educarlos. Conozco cientos de casos que corroboran esta teoría, también conozco gente que superó el dolor y la represión y encontraron el modo de ser felices, lo que no conozco todavía ninguno es alguien con graves problemas de personalidad que no tenga en su historia alguna experiencia traumática o dolorosa en una etapa en que no pudo defenderse. También atiendo muy seguido a padres e hijos que buscan ayuda para desenredar el nudo en que han quedado atrapados luego de tratar de aplicar todo lo que aprendieron que “debían” hacer para educarlos. Cuando veo las consecuencias me hace suplicar que paremos y reflexionemos, que no lleguemos a extremos. Siento la necesidad de gritar: BASTA DE SUICIDIOS, BASTA DE LOCOS, criemos gente en libertad.

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COMO DEBERIA SER LA EDUCACION.

He oído muchas veces a los padres a la hora de elegir la “esmerada” educación de sus hijos, que es necesario que aprendan inglés, si es posible que vayan a un colegio con buen nivel sociocultural. ¿Cuál es el criterio? Triunfar, tener éxito, imponiendo un nivel de exigencia que no todos pueden tolerar. Lo que he escuchado menos veces es la preocupación de que el hijo sea un ser humano libre y feliz. Hay un concepto que no está muy a menudo en el vocabulario de los padres: respeto hacia el hijo. El hijo no es alguien sobre el que se pueda tomar decisiones como si fuera algo de su propiedad, a eso me refería cuando dije que la educación es la cuna del dominio del hombre por el hombre, lo ejercen los padres sobre sus hijos y a la vez lo transmiten. El ser humano no debe ser dominado sino alentado a crecer hasta llegar a su plenitud física, intelectual y espiritual. Dejar crecer sin torcer, escuchando quien quiere ser y no imponer lo que a nosotros nos gustaría que sea. Por lo tanto mi propuesta es que dejemos de hablar de límites y comencemos a impulsar el crecimiento, ayudar a nuestros hijos a llegar a su plenitud. Para eso es necesario no provocarle lesiones cuando su mente es tierna pues el daño puede llegar a ser irreversible. Con la misma delicadeza que tomamos el cuerpo de un bebe el día de su nacimiento deberíamos abordar su educación: no tocar nada que se pueda torcer o romper; esto en el ámbito de la mente significa que la educación no debe “corregir” (que es igual que torcer), sino que deberíamos partir del conocimiento de las tendencias naturales de cada ser humano para ayudarlo a desarrollar su potencial. Estimularlo a crecer es tratar que sea él mismo, pero no después de haberlo manipulado y modificado, ahí ya no sabemos más como sería él mismo, y lo peor es que ese pobre bebe no sabrá jamás como hubiera sido si no hubieran tratado de cambiarlo desde el día que nació.

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Resumiendo: el concepto actual de educación acepta que los hijos sean lo que quieren para ellos los padres y la sociedad, lo que yo propongo es que alentemos a que cada uno sea lo que quiere ser a partir de lo que Dios y la naturaleza le dieron desde el comienzo de su vida para llegar a ser él mismo, un ser único e irrepetible con una misión especial. ¿Cómo se hace para educar así? Antes de comenzar a educar hay que conocer y respetar lo que ya es. Sólo se conoce con el corazón. Conocer con el corazón es amar.

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SEGUNDA PARTELA AYUDA ESPIRITUAL

CAPITULO IVTEORIA DE LA AYUDA ESPIRITUAL

Yo soy consultora psicológica y sin embargo me esmero siempre en aclarar que el tipo de terapia que ofrezco no tiene nada que ver con la psicología, es una terapia espiritual, que tampoco está ligada a una religión determinada, es simplemente usar como ayuda la tendencia a buscar algo superior que es innata en todo ser humano y que constituye el ámbito de la espiritualidad. Por lo tanto la importancia de esta ayuda es que posibilita que cada uno utilice los recursos espirituales de que dispone: ideales, valores morales, creencias, etc., para la solución de conflictos. Esto es increíblemente eficaz, es como tirarle a un mosquito con un cañón, la proporción de los recursos en relación con los problemas hace que éstos se vuelvan insignificantes; no hay ningún problema humano que sea insoluble si es abordado con paz interior y fortaleza espiritual. ¿Por qué establezco esta diferencia entre la terapia psicológica y la ayuda espiritual? Porque personalmente no creo en la psicología tradicional – léase freudiana -, me produce gran disgusto la falta de respeto que encierran las interpretaciones, la rigidez de los “encasillamientos” en diagnósticos inflexibles, la “clasificación” de las personas para adaptarlas a los casos “de libro”, y la soberbia de los que creen que saben psicología. No me refiero a todos los psicólogos, de hecho, Juan José Lynch es psicoanalista y me hace el honor de participar en nuestro equipo. Podrán no aprobar la teoría que voy a exponer, puede no gustar, pero no me importa equivocarme, me encanta probar, arriesgarse es vivir. En este tipo de terapia espiritual se comienza por armar un proyecto de vida y luego trascender en los otros, esta trascendencia apunta a un sentido más profundo, no se trata sólo de proyectos sino del sentido de la vida.

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LA TEORIA DE LA AYUDA ESPIRITUALSe divide en tres etapas: Construcción de un proyecto de vida Búsqueda del sentido de la vida Proyecto solidario

CONSTRUCCION DE UN PROYECTO DE VIDA: Para las personas sumidas en una angustia existencial que las lleva a intentos de suicidio o a desgano de vivir, la propuesta de construir un proyecto cómo solución a la crisis se basa en la idea de que es negativo - aún más, peligroso – revolver el pasado en una situación de extrema sensibilidad, y que – por el contrario -, es absolutamente eficaz girar el foco de atención de la persona angustiada hacia el futuro inmediato, hacia el hacer. Cuando se propone un enfoque positivo la actitud de la persona desesperada cambia totalmente, deja de retorcerse en su propio dolor y se proyecta hacia adelante, hacia objetivos y metas, con la mirada puesta más allá de sí mismo. En esta primera etapa este más allá no trasciende a la persona sino que le sirve para ordenarse y procurar cosas positivas para sí mismo. Se trata de proyectos personales, de hacer cosas útiles o que dan placer y que de alguna manera mantienen ocupados la mente y el tiempo, es el primer paso hacia afuera. Es una teoría absolutamente pragmática, totalmente demostrable en la práctica: tomemos una persona en crisis, probemos de conectarla con un proyecto, y notaremos un cambio inmediato en su tono de voz, en la postura de su cuerpo y sobre todo en su mirada. Esto no necesita grandes explicaciones: cuando la persona deja de enroscarse sobre sí misma como si fuera el centro del mundo y se proyecta hacia afuera, cambia su enfoque, su mirada tiene otra perspectiva y, por lo tanto, se modifica su concepto de la realidad. Todo esto sin grandes elucubraciones, simplemente está ocupado en cosas más importantes que mirarse el ombligo.

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Es decir, deja de buscar ubicarse siempre en el primer lugar, de “sentirse bien”, de “buscar la propia realización”, de buscar reconocimiento, todos estos conceptos equivocados y harto repetidos por las tendencias de la New Age. Respecto a la actitud de compadecerse a sí mismo, los que se enquistan en esta posición, adquieren una actitud de “víctimas” y sienten lástima de ellos mismos y, por ende, buscan la compasión de los demás, una actitud sana es procurar la admiración no la conmiseración, y para ello es necesario amarse, tener alta la valoración de sí mismo. A modo de ejemplo contaré un caso en el que desgraciadamente debo cambiar los nombres y los detalles pues no tengo posibilidad de pedir permiso para contarlo.

Construir un proyecto de vida

Fue un caso tan urgente, tan grave y eran necesarias soluciones tan rápidas que no tuve tiempo de trabajar otra cosa que un proyecto de vida, por lo tanto constituye un cabal ejemplo del cambio generado en la persona cuando logra conectarse con su futuro. Juan, casado con una mujer bellísima y padre de tres hijos acababa de separarse, su esposa que era el único sentido de su vida le había pedido que se fuera, cansada de estar al lado de alguien cuya vida no valía nada ni para él. Ante semejante pérdida buscó la salida más fácil: suicidarse, pero ni eso pudo hacer bien y falló en el intento. Ante la impotencia de encontrar solución a su padecimiento intentaría destruir la causa de su tortura y decidió matar a su mujer y matarse. Estaba absolutamente confundido, enloquecido.

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Tuve que trabajar muy duro pues había una situación de verdadero riesgo, era muy probable que hiciera daño a su mujer y a sí mismo. Estuve disponible día y noche y llegué a sostener sesiones de siete horas seguidas. No podía revolver en su pasado porque había sido desastroso y no podíamos hablar de su pérdida porque era enorme, nos quedaba solamente ver qué haría con su vida de ahora en más. Nos apoyamos en su trabajo, que es lo único que en ese momento funcionaba bien y comenzamos a buscar nuevas perspectivas, surgió un dato interesante: tenía un hermano en el interior del país, lo que podría brindarle la posibilidad de un cambio que aliviaría su angustia al alejarse de su familia, y disminuiría el riesgo de que cometa una locura.Comenzamos a trabajar “contra reloj” y a dar todos los pasos necesarios para organizar su partida. Todo este raid agotador entre que lo conocí y se fue duró sólo una semana, ése fue el tiempo que nos llevó descubrir una luz en el futuro y construir un proyecto. Su hermano le sirvió de apoyo para empezar a trabajar, al mes me llamó para contarme que estaba ganado bien y se había ido a vivir solo. Unos meses después volvió para firmar los papeles del divorcio y darle a su ex mujer la tenencia de los hijos, todo con una calma que no parecía la misma persona que unos meses antes había querido matarla y matarse. Y lo único que habíamos hecho era construir un proyecto.

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TEORIA DE LA BUSQUEDA DE SENTIDO

Búsqueda del “para qué” Para qué me sirve Para qué me sucede (qué cambio debo hacer en mi vida) Para qué lo hago (el sentido último).

Ya me suena gastada la frase de tanto repetirla: “No busques el por qué te está sucediendo esta desgracia porque no encontrarás respuesta, busca para qué y trata de responder con tu vida”. Cada vez que respondes con tus acciones serás mejor persona. Este PARA QUÉ tiene distintas respuestas a medida que profundizamos en la búsqueda de sentido.

La primera pregunta es “¿PARA QUÉ ME SIRVE este sufrimiento?”. Encontrar alguna utilidad, o sea encontrar algo bueno es una idea que entendemos fácilmente pues está claro en los códigos que conocemos, existe una tendencia natural hacia el bien, hacia lo que nos beneficia; hay que estar muy enfermo para elegir lo que nos daña, generalmente si elegimos algo malo es por equivocación, porque creemos que es bueno para nosotros, ya sea por el placer que nos brinda o algún otro beneficio, aunque sea perjudicial en otros aspectos, por ejemplo: el cigarrillo, nadie elige fumar para que le haga mal, sino que es tanta la valoración del placer que produce que eso lleva a la aceptación del perjuicio que está implícito en el hecho de fumar. Justamente al revés de este ejemplo es lo que debemos tratar de hacer con el dolor, nadie elige sufrir porque sí, pero si encontramos el sentido, o sea el beneficio que puede reportarnos el sufrimiento lo aceptaremos mejor que si no vemos para qué sirve.

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Aquí entra otro elemento importante para entender este concepto: a veces la angustia está provocada por nuestros propios errores, hay cosas que quisiéramos no haber hecho, acciones o actitudes que nos avergüenzan, y lo peor es que sentimos que son irreparables, y no es así, - al contrario – pueden llegar a convertirse en nuestra riqueza, en el tesoro de nuestra experiencia personal. Cuando leí en “La Quinta Montaña”, de Paulo Coelho, la propuesta de “recrear el pasado”, le di muchas vueltas en mi cabeza tratando de entender esta idea, hasta que llegué a una conclusión personal. Me preguntaba: ¿Cómo se puede recrear el pasado, cómo se puede cambiar siquiera un ápice de lo sucedido? La respuesta que encontré es la siguiente: recrear el pasado es reinterpretarlo extrayendo una enseñanza, lo que significa: hacerlo útil en y para el momento presente, o sea que podemos atesorar y usar el aprendizaje obtenido a través del sufrimiento incluso el que ha sido provocado por nuestros propios errores. Para qué me sirve, es la primera etapa, es sólo el comienzo pero, en general, no es suficiente, porque el beneficio que podemos aprovechar de una desgracia no es proporcional al dolor que sentimos y el precio nos resulta demasiado alto. Por eso aunque como primera instancia nos sirve buscar la utilidad, pronto advertiremos que necesitamos ahondar más. Mi amiga Dulce, al quedarse viuda muy joven pensó para qué podría servirle haber enviudado y como su marido no le permitía andar en bicicleta por la ciudad decidió darse ese gusto. A mí me hizo mucha gracia su reacción y muchas veces lo conté con humor, después me di cuenta que era un buen truco para mitigar el dolor, eso de buscar alguna compensación, pero obviamente no es suficiente.

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La segunda pregunta es:“ ¿PARA QUÉ ME SUCEDE esta desgracia?”Esta pregunta es generadora de un cambio de vida, pero este cuestionamiento no debe ser respondido racionalmente ni con palabras, sino con acciones que demuestren el cambio interior. Hay que sostener la pregunta para qué. Sostener la pregunta en vez de contestarla y repetírsela una y mil veces, es aceptar “bancarse” el dolor – y no por masoquismo – sino porque si lo solucionamos demasiado rápido no podemos llegar hondo, y el cambio para ser duradero debe ser profundo. Sostener la pregunta PARA QUÉ es equivalente a: ¿Qué puedo mejorar en mi vida?, ¿Cómo puedo ser mejor persona?, ¿Cuáles son mis deudas pendientes, mis resentimientos o las heridas que tengo que curar? ¡Qué bueno sentirse el hijo pródigo volviendo a casa del padre con un cambio de actitud interior!

Y la tercera pregunta es: Después de responder con nuestras acciones cada día, cada hora tratando de ser mejores nos volvemos a preguntar: “¿PARA QUÉ LO HAGO?” Este el momento de la búsqueda de un sentido último y trascendente: para qué queremos ser mejores, qué deseamos alcanzar, para qué vivimos. Este tipo de respuesta se encuentra en la religión o en la filosofía de vida. Cada uno debe encontrar su propia respuesta y avanzar hasta llegar al sentido último: qué hago en este mundo, cuál es mi misión aquí, cuál es el sentido trascendente. A mí personalmente me cuesta mucho imaginarme que no hay nada después de esta vida, yo prefiero creer en la vida eterna, de otro modo no sabría qué hacer con mi dimensión espiritual.

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El ejemplo de Vivi.

Conocí a Vivi cuando un amigo me pidió que la visite porque él ya no sabía qué hacer. A Vivi le acababa de suceder una tragedia tan devastadora que todos estaban mudos ante su dolor. Cuando llegué hacía diez días que lloraba sin consuelo. Me contó que habían ido con Nino, su hija y su sobrina - (ambas de cinco años) -, en compañía de toda la familia – cuatro abuelos y un tío – a pasar el fin de semana junto al mar. Vivi y Nino fueron al casino, y las nenas quedaron durmiendo...... La casa de la costa estaba compuesta por la casa principal y la casita del fondo. En esta última dormían las nenas, - seguras -, porque en la casa de adelante estaban los abuelos. ...... Hubo una chispa del televisor, una tela seca de un cortinado viejo, y el sino oscuro de la desgracia cerniéndose sobre la casa de la playa. Nadie lo advirtió porque no hubo fuego, y cuando olieron el humo ya era tarde, las nenas habían muerto asfixiadas......Cuando Vivi y Nino llegaron se encontraron con una realidad imposible de comprender....... En su relato Vivi me describió su desconcierto, la sensación de culpa de no haber estado allí para cuidarlas... Y a la pérdida de su única hija se sumaba el dolor y la responsabilidad de devolverle a su hermana su hijita muerta. A ella se la había confiado...... Enterraron a las dos nenas juntas...... ¿Qué fuerza podía quedarle a Vivi para seguir viviendo?. Ni siquiera tenía muy claro todo esto de la fe, porque le había prometido a Vicky que cuando ella aprendiera catecismo e hiciera la comunión, lo harían juntas.

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Me sentí en presencia de semejante dolor que me embargaba una indescriptible sensación de respeto...... La escuché hablar de Vicky, de los detalles de su muerte, del olor a humo que no podía sacarse de la nariz, de su sentimiento de culpa, de su DOLOR. Lo único que se me ocurrió decirle fue: -“Vas a tener que encontrar para qué te pide Dios este dolor, porque un sufrimiento tan grande no puede ser por nada”-. Me contestó: - “Yo me preguntaba qué le estarían pidiendo a Vicky con su muerte, no se me había ocurrido pensar que es lo que me piden a mí”-. Creo que la idea le dio algo de paz, parecía más aliviada. Un día mi amigo me dijo –“ ¿Sabés lo que hizo Vivi?. Se enteró que a un arquero de fútbol se le murió el hijito y logró hablar con el presidente de ese club de fútbol para que la contacte con la madre del nene pues quería ayudarla...... Vivi ya sabía qué hacer con su dolor. A partir de ese momento cuando alguien tiene una desgracia con una criatura, ahí está Vivi consolando...... Pudo rehacer su vida, Dios le hizo el maravilloso regalo de volver a ser madre de una nena...... ¡Se la ve tan feliz! Vivi me produce un sentimiento de total admiración, la grandeza de espíritu de alguien que superó de esa manera su dolor, hace que sea un honor para mí haberla conocido.

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PROYECTO SOLIDARIO.

Encontrar el sentido de la vida es descubrir la vocación, o sea, para qué hemos sido llamados a venir a este mundo, encontrar cual es la misión especial que tenemos asignada en esta vida. El mundo es como un concierto cuyas notas musicales son las relaciones humanas con sus acciones y reacciones, estímulos y respuestas, decisiones y condicionamientos en el ejercicio de la libertad. Libertad que tiene su máxima expresión en la decisión de la actitud que adoptamos frente a los hechos importantes de nuestra vida. “Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias, para decidir su propio camino (...) Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito”. (V: Frankl). Cuando hablamos del propósito de nuestra vida nos referimos a la vocación. ¿Qué entendemos por vocación? De repente he visto con claridad un error habitual que cometemos cuando ayudamos a alguien a encontrar su vocación, creyendo que con un test vocacional podemos determinar lo que el otro “deberá” hacer con su vida. Este concepto está plagado de errores. En primer lugar no se puede decidir la vida de otro – ni aún de los propios hijos -, cada uno debe tener la libertad de encontrar su propio camino. Otra equivocación consiste en confundir lo que la persona hará respecto del trabajo que le procurará el sustento, con lo que la persona debería hacer para formar parte de la humanidad, o sea, participar en el concierto. Ser parte de la humanidad es hacer algo por ella, aportar nuestra voz a este coro que es el mundo, encontrando como insertarnos en él, y el modo es hacer algo concreto por una parte ínfima de la humanidad, la parte que nos toca. Esto quiere decir que tenemos que elegir a quien queremos ayudar: tener un proyecto solidario, porque la respuesta al sentido de la vida la encontraremos al salir de nosotros mismos para ayudar a los demás.

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Elegir a quien servir es encontrar nuestro lugar en el mundo = Encontrar el sentido de nuestra vida. Los que logran esto plenamente como la Madre Teresa de Calcuta, o los que lo hacen en mucha menor escala, de acuerdo a sus fuerzas y sus posibilidades..... aquellos que han encontrado su lugar en el mundo son felices, no tienen depresiones ni angustia existencial, y ni el sufrimiento más grande les puede quitar la felicidad basada en la paz interior y el conocimiento del sentido de la propia vida que encontraron en el servicio a los demás. Tener un lugar importante en el mundo es ser importante para alguien, esas personas para las que su vida no sería igual si nosotros no existiéramos. Respecto a esto hay un concepto que quiero invertir: hay gente que se siente sola y no se da cuenta que hay muchos “otros” que le necesitan, que es dando como se recibe. No deben buscar compañía sino brindarla, el que se siente solo debe pensar que hay otros más solos que lo están esperando, debe aprender a ver las necesidades de los demás.

El sentido de la vida está más allá de nosotros, en el encuentro con los demás, como parte de la humanidad. La inserción en la humanidad se realiza a través del servicio a los demás, por eso es necesario un proyecto solidario cuya meta última es la trascendencia de nosotros mismos.

Por trascendencia – en este caso -, entiendo salir de nosotros mismos, dejar de ser centro y proyectarse hacia fuera, hacia los otros. El otro sentido de trascendencia es: perdurar, permanecer en el tiempo (en el recuerdo) a través de las propias obras o de los hijos. Y, el último y más profundo significado de TRASCENDENCIA es en el sentido espiritual: trascender no sólo a nosotros mismos y al tiempo presente, sino trascender en la VIDA ETERNA – con mayúscula –que, según las creencias de cada uno será el cielo o como le llamen.

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EL AMOR RESPONSABLE es nuestro modo de SER en el mundo. Ser es más que existir, porque es existir de un modo particular, único, especial, es SER UNO MISMO con la misión indeclinable a la que hemos sido llamados, que es el por qué de nuestra existencia. Estar insertados en la humanidad no se logra de un modo general sino por medio de una misión concreta. Ser para otro, es ser responsable de la felicidad de alguien que hace que nuestra vida tenga sentido más allá de nosotros. Somos responsables de nuestras “rosas” (“El Principito”) ¡Ojalá tengamos un jardín entero!

Resumiendo: Realizamos la búsqueda del sentido de la vida a través del proyecto solidario y éste se convierte en el sentido de la vida porque la respuesta es el amor.

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CAPITULO V

INSTRUCCIONES PARA PROFESIONALES

PRACTICA DE LA AYUDA ESPIRITUAL

PASO A PASO.

Este capítulo es totalmente didáctico, aquí empiezo a ejercer mi vocación por la docencia, pues lo que pretendo es compartir mi experiencia y enseñar como método lo que cada día compruebo que da buenos resultados; por lo tanto expondré cómo llevo a la práctica mi teoría de la ayuda espiritual.

Este tipo de ayuda la utilizo en casos graves de crisis existencial: angustia, desesperación, deseo de morir, intentos de suicidio, y también si alguien desea organizar su vida aunque no le pase nada espantoso.

Antes de exponer mi teoría – síntesis de mis estudios de filosofía, teología, asistencia social y consultoría psicológica -, quiero expresar mi agradecimiento a HOLOS y a su director Andrés Sánchez Bodas, por todo lo que aportaron a mi trabajo con la formación que me brindaron en la carrera de Consultoría Psicológica. -------------------------------------------------------------------------------------

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TERAPIAS BREVES PARA CRISIS GRAVES.

La primera propuesta es que: Cuanto más grave es la crisis más corta debe ser la terapia. (La palabra terapia no tiene para mí una connotación psicológica, simplemente me refiero a lo que cura el dolor). El motivo de la brevedad del tratamiento es porque si el conflicto es muy importante debe hacerse un proceso más intenso, y por lo tanto dura menos tiempo. El tiempo de duración propuesto es de un mes, pueden ser dos en caso de no poder tener entrevistas más de una vez por semana. El objetivo es que el consultante pueda desprenderse de la ayuda lo antes posible. La ventaja del tiempo corto es que no crea dependencia. ¡Es un placer ver qué rápido dejan de necesitarte! Cuando veo que la persona que estoy atendiendo ya no me necesita siento que lo he ayudado a madurar.

La segunda propuesta en cuanto a tiempos es que:Las entrevistas sean lo más largas posible, sobre todo la primera, de dos a tres horas de duración. Es muy importante que la primera entrevista sea larga (siempre trato de disponer de tres horas), porque el que está angustiado comienza a aclarar sus ideas cuando ha aflojado la tensión que le produce tratar de confiar en alguien desconocido, y sólo cuando se ha creado un clima y establecido un vínculo comienza a estar dispuesto a dejarse ayudar. Por otro lado, respecto al clima que se logra, cuando se entra en confianza surgen temas que si se interrumpen difícilmente vuelvan a surgir, - al menos no de la misma manera -. Otra ventaja de las sesiones largas es que le mostramos al consultante que no hay nadie más importante que él en ese momento. Por eso evito mirar la hora durante una entrevista.

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Otra posibilidad:Consulta por única vez: Otro estilo de atención es la consulta por única vez. Esto tiene éxito en los casos en que el consultante tiene que resolver un problema puntual. Muchas veces el “darse cuenta” es absolutamente eficaz en cuanto a poner a la persona en camino para encarar ella misma su problema. Ultimamente tres casos confirmaron esta teoría demostrando las ventajas de ayudar desde el principio con la mano abierta. Hablaré sucintamente de tres consultantes que les bastó una sola entrevista para lograr un cambio de actitud frente a su problema.

1ª) Una mujer soltera de unos cincuenta años que tenía a su cargo once hijos ajenos (sobrinos y sobrinos-nietos), de quienes se ocupaba generosamente estaba sumamente angustiada por la presión que ejercía la maestra de uno de los niños respecto al comportamiento en la escuela. Había llegado a dudar si sería más conveniente internar los niños en un instituto para menores. Lo único que hice fue levantar su autoestima para que no dude que lo que ella estaba haciendo era lo mejor para esos niños, y que no debía permitir que la presionen. ¡Se fue tan contenta después de la charla! Obviamente no necesitaba nada más.

2ª) Una estudiante extrañaba su familia, le iba mal en los exámenes y no paraba de llorar. Tuvimos una larga conversación buscando alternativas para solucionar el motivo de su tristeza y de su fracaso en los exámenes, viendo si la situación podía mejorar bajando su nivel de exigencia. Me sorprendió ver el brillo de sus ojos cuando descubrió que su tristeza se debía a que sentía que su vida era inútil, y que esto era así porque no hacía nada por los demás. Increíblemente en los días subsiguientes para lo único que me llamó por teléfono fue para contarme que le había ido bien en los exámenes.

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3ª) Vino a consultarme una hija de padres separados cuyo padre era alcohólico, lo veía una vez por semana y le era muy difícil ayudarlo. Había comenzado a presionarlo para que deje de tomar poniendo condiciones al cariño que le brindaba y las relaciones comenzaron a deteriorarse hasta que llegó el momento en que se dijeron mutuamente cosas hirientes. Me pidió una entrevista porque no sabía como continuar la relación con su padre. Consideramos la posibilidad de aceptación y amor incondicional. Según dijo, esto le resultó “develador”, a partir de ese momento pudo resolver el modo de ayudar a su padre sin necesidad de más consultas.

Estos tres casos tienen en común de que bastó un simple cambio de actitud para poder encontrar el camino sin necesidad de más ayuda. Cuando se hace la luz todo se ve claramente. Así de simple.

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SINTESIS

CONSTRUCCION DE UN PROYECTO DE VIDA:

PASO POR PASO.

ACTITUDES EN LAS ENTREVISTAS:

EmpatíaActitudes rogerianas Congruencia Aceptación incondicional

Disponibilidad Otras actitudes Ayudar con la mano abierta

10 PASOS:

1. Aliviar el dolor con amor.2. Buscar para qué sirve el sufrimiento.3. Captar algún deseo del consultante.4. Comenzar a construir un proyecto a partir del deseo.5. Dar pasos concretos hacia el objetivo.6. Ver logros y reforzarlos.7. Acompañar siguiendo el ritmo del consultante.8. Centrarse en el proyecto.9. Acompañar hasta donde quiere llegar.10. Ayudar con la mano abierta.

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CONSTRUCCION DE UN PROYECTO DE VIDA. Para conducir una entrevista más importante que las técnicas son las actitudes. Describiré las actitudes básicas que, según Rogers, deben tenerse en las entrevistas y agrego otras actitudes, de mi propia experiencia.

AMOR: ( o empatía como la llama Rogers).

Es fundamental lograr un clima cálido que nos permita mostrar todo el amor que sentimos y, al contrario que en una terapia psicológica, uso como herramienta de trabajo todas las expresiones de afecto que el otro pueda recibir. En momentos de mucha angustia el único lenguaje comprensible es el tangible, por eso en este método son válidos abrazos, cariños, mimos, y también – a diferencia del psicólogo – es bueno involucrarse y amar de verdad.

En palabras de Rogers: “La comprensión empática significa que el terapeuta siente exactamente los sentimientos y las intenciones personales que están siendo experimentados por el cliente, al que comunica esta comprensión. En sus mejores momentos el terapeuta está tan metido en el mundo privado del otro que puede aclarar no solamente el significado de las cosas de las que el sujeto es consciente, sino también de las que permanecen debajo del nivel de la conciencia. Este tipo de escucha, sensible, activa, abunda muy poco en nuestras vidas, nosotros creemos que escuchamos con auténtica comprensión, verdadera empatía, aunque el escuchar de este modo verdaderamente especial es una de las fuerzas más potentes para el cambio que yo conozco”.

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Agrego unas poéticas frases de Claudio A. Rud respecto de la comprensión empática: “ Siento que la tarea del terapeuta debe ser, en cierto sentido poetizar, es decir, describir la naturaleza de este encuentro que acontece, en su naturalidad, en su inefabilidad, y posibilitar de esta manera que este acontecimiento continúe en el camino hacia su propia transformación Tanto el poeta como el terapeuta están cumpliendo con un llamado, obedecen a una vocación. Así como el poeta está preparado para escuchar el murmullo de las cosas y en su palabra se instaura la resonancia de lo existente, así en psicoterapia, ponerle nombre al murmullo del encuentro es instaurar su resonancia en este vínculo singular y único. (...) Así como es valioso un poema cuando la naturaleza puede sentirse reconocida en él, así el paciente debería reconocerse en el discurso que expresa la captación empática del terapeuta.”

CONGRUENCIA: (sinceridad, autenticidad, ser transparente).

Hay que mostrarse tal cual uno es, con espontaneidad y mostrando las propias debilidades en la medida que puedan servir para sentirse más cómodo o sentirse valorado, - después de todo el que tiene enfrente tampoco es perfecto -. Podemos mostrar como estamos conduciendo las entrevistas, o sea lo que estamos haciendo y a qué apuntamos, según las posibilidades de comprenderlo del consultante. No siempre es adecuado mostrar durante el proceso de ayuda las herramientas que usamos, para resolver esta duda la regla de oro sería: si es bueno para el consultante lo decimos, pero no por nuestra necesidad de explicarnos y desahogarnos.

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Explicado por el propio Rogers: “Me refiero a la congruencia, a la genuinidad, a la autenticidad. Mientras más el terapeuta sea él mismo en la relación, sin poner fachadas personales o barreras profesionales, tanto mayor es la probabilidad de que el consultante cambie y crezca de un modo constructivo(...) El término transparencia da el sabor de este elemento: el terapeuta se hace transparente al cliente: el cliente puede ver con claridad lo que el terapeuta es en la relación: el cliente no experimenta reserva o secreto por parte de aquél. En cuanto al terapeuta, lo que él experimenta está abierto a la conciencia, puede ser vivido en la relación, y puede ser comunicado si es apropiado. Entonces hay una gran congruencia entre lo que se experimenta a nivel visceral, lo que está presente en la conciencia y lo que se expresa al cliente. (...) Son los sentimientos y las actitudes los que ayudan cuando son expresados, y no las opiniones o juicios acerca del otro. El terapeuta sólo puede ser congruente y útil al expresar los sentimientos que él reconoce como suyos. En la medida que el terapeuta experimente, reconozca como suyos, conozca y exprese lo que le sucede adentro, en esa medida es probable que facilitará el crecimiento del cliente”.

ACEPTACION INCONDICIONAL: (quiere decir “no juzgar”).

Se trata de la aceptación del otro tal cual es, sin que entre en juego nuestro juicio de valores o lo que pensamos. No tenemos que opinar sobre el otro, tenemos que aceptarlo con amor incondicional; escuchar lo que dice como lo dice, sin añadir ninguna interpretación de nuestra propia cosecha. Esta actitud requiere ejercitación, no es fácil lograrlo, se alcanza sólo con mucho amor y con la humildad del que sabe que no es quien para juzgar.

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Rogers dice respecto de la aceptación incondicional:“(...) un cambio terapéutico es más probable cuando el terapeuta está experimentando una actitud positiva, aceptante a cualquier cosa que el cliente sea en ese momento (...) Es un aprecio no posesivo. La investigación indica que mientras más esta actitud es experimentada por el terapeuta, mayor es la posibilidad de que la terapia sea exitosa”. Y dice C. A. Rud: “Si bien hay una relación estrecha con las otras actitudes, ésta podría caracterizarse por ser la que provee al consultante el clima de seguridad y de ausencia de amenaza. Esencialmente, esta actitud procura permitir al terapeuta asomarse al mundo interno del consultante del modo más “ingenuo”, es decir, lo más libre de juicios y prejuicios que le sea posible.”

OTRAS ACTITUDES Agrego otras actitudes basadas en mi experiencia del trabajo de ayuda a personas en crisis. Una de estas actitudes tiene que ver con el comienzo de la relación con el consultante y la otra con el final.

DISPONIBILIDAD:

La disponibilidad que mostramos en la premura por acudir al llamado y el interés que mostramos por ocuparnos del caso marcará el tipo de relación que estableceremos con la persona que acude a nosotros en busca de ayuda. El gesto de hacer un esfuerzo mayor al esperado de parte de un profesional de la ayuda, predispone el ánimo del consultante a dejarse ayudar. Esta actitud marca la diferencia con el modo tradicional de atención psicológica, donde es preciso tener un marco: un consultorio donde el paciente acude a la cita. En este método no hay consultorio ni paciente, porque no tratamos gente enferma sino gente angustiada por los problemas que los acosan, y una entrevista en una confitería, - taza de café por medio, - se parece más a la mano cálida del amigo que está ahí para contenerlo con mucho amor.

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Yo aconsejo ir a buscar al que nos llama por primera vez, no esperar que venga. Normalmente le pregunto ¿dónde estás?, y que confitería hay cerca y voy a su encuentro. Lo ideal es encontrarse en un lugar público cerca de donde esté, lo antes posible, y si es con esfuerzo y sacrificio de nuestra parte ¡mejor! Así mostramos claramente nuestro interés en ayudarlo. Dilatar el primer encuentro me parece muy mal comienzo. Estoy convencida que es muy importante acudir cuando nos llaman, eso quiere decir: lo antes posible.

AYUDAR CON LA MANO ABIERTA:

La otra actitud, que tiene que ver con el final del tratamiento es ayudar con la mano abierta, esta actitud la agrego yo, no de mi imaginación sino de mi experiencia. A través de los años que he ejercitado la ayuda al prójimo he tenido que hacer un aprendizaje muy doloroso y a la vez muy valioso: hay que ayudar solamente hasta donde el otro quiere ser ayudado... ni un paso más, ni un minuto más, pues sería imponer nuestra ayuda y coartar su libertad de elección. Digo que lo aprendí penosamente porque, muchas veces, cuando creía que todo iba bien y que estaba brindando una ayuda eficaz... de pronto te dicen basta y prescinden de tu apoyo... y es importante aceptarlo. A la generosidad de esta renuncia yo le llamo ayudar con la mano abierta. Es un error muy común creer que sabemos mejor que el otro lo que le conviene y, a medida que avanza en la construcción de su proyecto ponemos empeño para que termine de alcanzar la meta. Seguramente si lo empujamos no podrá sostenerlo, porque el cambio debe venir de adentro, y esta debe ser nuestra habilidad: promover cambios deseados por el otro hasta donde él quiera.

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CONSTRUCCION DE UN PROYECTO.

10 PASOS:

1- Aliviar el dolor con amor: Un amor que sea posible captarlo de la manera más simple, expresado con todos los recursos que tenemos para mostrar amor: palabras, gestos, actitudes, caricias; en resumen mimarlo, hacerle sentir inequívocamente que está recibiendo amor. Si logramos transmitir nuestros sentimientos lograremos un doble propósito: consolarlo y hacerle sentir que no está solo con su dolor, - paso fundamental para que se deje ayudar -.

2- Buscar para qué sirve el sufrimiento: Hacerle comprender que el sufrimiento está ahí y no lo puede cambiar, pero debe descubrir para qué llegó a su vida. Nadie puede sufrir en su lugar, su única posibilidad reside en la actitud que adopte para soportar el dolor. Ya que no se puede evitar debemos lograr que sirva para algo; el concepto de utilidad lo comprendemos fácilmente, si creemos que de alguna manera es un bien, podemos llegar a amar el sufrimiento.

3- Captar algún deseo: En general el que sufre está confundido, no tiene las ideas claras y no sabe lo que quiere. Es nuestra tarea descubrir algún deseo y avivar esa llamita, y convencerlo que él puede, que por difícil que parezca se puede intentar. Es increíble el cambio que se produce cuando se conectan con algún deseo.

4- Construir un proyecto a partir del deseo: Luego de identificar el deseo, lo usaremos como pulsión para armar un proyecto. Es importante comenzar con un solo paso. Preguntar: “¿Qué podemos hacer esta semana – hasta el próximo encuentro – para comenzar a hacer realidad el deseo?”. Es fundamental no apurarlo, esta etapa es lograr que “se ponga de pie”.

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5- Dar pasos concretos hacia el objetivo: Una vez de pie no olvidemos que estamos frente a alguien que está saliendo de un pozo, y aquí es necesario ser algo conductista, darle “tareas para la semana”, objetivos para cumplir: limitados, inmediatos, concretos. Cosas prácticas y una por vez.

6- Ver logros y reforzarlos: En la reunión siguiente ver los logros obtenidos, aprobar y reforzar lo conseguido y esperar que el consultante indique por donde quiere seguir.

7- Acompañar siguiendo el ritmo del consultante: En el proceso de armar un proyecto hay que estar atento de seguir el ritmo del consultante; no darle ideas nuestras ni soluciones armadas, las tiene que descubrir por sí mismo o no le servirán. Cuidado con no armar “nuestro proyecto” sino seguir por el camino que elija quien estamos ayudando, “tener cintura” para los cambios y seguir adelante. La consigna es acompañar.

8- Centrarse en el proyecto: Centrarse en el problema y no solucionar problemas paralelos, abocarnos al tema que trajo al principio y no desviarnos. En general lo primero que expresa es lo que trae como problema a solucionar, (para mí no es válido que al principio dicen una cosa y quieren otra – eso es hacer una interpretación, que no se usa en este método – y, es una falta de respeto a la inteligencia del otro). Si estamos atentos nos daremos cuenta que, de alguna manera, lo dijo desde el principio.

9- Hasta donde quiere llegar: Si el consultante no expresa deseo de profundizar sobre el sentido de la vida deberemos conformarnos con que haga un proyecto de vida y se ordene interiormente para poder llevarlo a cabo. Tenemos que captar la diferencia: si nos está pidiendo ayuda para armar un proyecto o está en una búsqueda existencial más profunda. Y acompañarlo solamente hasta donde quiere llegar.

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10- Ayudar con la mano abierta: A partir de aquí puede que no nos necesite para la próxima etapa de su vida: la trascendencia de sí mismo. Y puede ser por dos motivos distintos: porque hará su propio camino y lo encontrará sin nuestra ayuda, o porque se conformará con un proyecto y no tendrá la inquietud de encontrar un sentido más profundo de su existencia. En ambos casos debemos retirarnos a tiempo. No tenemos ningún derecho de quedarnos instalados en la vida de los demás, ni aún con la excusa de mejorarla. Lo que es mejor para nosotros no necesariamente es mejor para el otro, y cada uno tiene derecho a vivir a su manera y cometer todos los errores inherentes al hecho de estar vivo. Si el consultante puede redondear su proyecto y siente que no nos necesita más debemos dejarlo ir y aceptar sus límites en cuanto a donde puede o quiere llegar en la solución de sus problemas existenciales. Es importantísima esta forma de respeto, no retener ni un solo minuto más cuando se quiere marchar, esto es ayudar con la mano abierta.

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PRACTICA EN LA BUSQUEDA DEL SENTIDO DE LA VIDA.

Siguiendo el esquema usado al exponer la teoría:

Búsqueda del “para qué” Para qué me sirve Para qué me sucede Para qué lo hago

Este proceso es una ejercitación que puede durar más o menos según el consultante, lo importante es seguirle el ritmo e ir captando las necesidades que él va descubriendo como significativas.

“¿PARA QUE ME SIRVE este sufrimiento?” Toda crisis produce dolor, eso es evidente, lo que no está tan a la vista y hay que descubrirlos son los aspectos positivos de las crisis. Hay que identificar y enumerar las ventajas que tiene estar en medio de un conflicto. – Si vemos todo negro vamos mal -. Al principio lo ayudaremos a descubrir alguna cosa buena para la que sirvió el sufrimiento, por ejemplo: “darse cuenta de cuanto lo quieren”, “unir a la familia”, etc., y luego le daremos la tarea de encontrar por sí mismo cosas positivas, si ya mencionó algunas lo alentaremos a seguir en ese camino. Consuela mucho saber que el sufrimiento sirve de algo.

“¿PARA QUE ME SUCEDE esta desgracia?”Este para qué se refiere a los cambios de vida. Esta pregunta hay que contestarla con acciones concretas. ¿Qué puedo cambiar? = identificar un problema a corregir, una actitud a modificar, un hábito a adquirir, una herida a curar, un resentimiento a perdonar, en definitiva, como ser mejor persona. Una vez detectado el mensaje que encierra la cruz que tenemos que soportar, proponerse mejorar. En la próxima entrevista se evalúan los progresos, y se hacen nuevos propósitos con los temas que van surgiendo.

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La ejercitación para lograr cambios es encontrar modos de lograrlo, por ejemplo si quiero ejercitarme en perdonar primero tengo que definir qué es perdonar. Para mí perdonar no es olvidar sino comprender, es decir, ponerse en el lugar del otro y tratar de entenderlo desde su posición: - si tuviéramos su educación, sus circunstancias, sus experiencias, ¿no hubiéramos obrado de la misma manera? -, o al menos comprendamos que él no pudo hacerlo de otra forma. Si cuando estamos tentados de no perdonar nos ejercitamos en comprender cada vez resulta más fácil. Y del mismo modo con otros defectos que queremos corregir.

“¿PARA QUE LO HAGO?” Esta etapa es mirar para adentro y descubrir en Quien creo, qué espero alcanzar, qué creo que sucede después de esta vida. Hay quien ni siquiera comenzará este proceso y otros en cambio pueden avanzar por un camino espiritual profundizando en su religión y creciendo en su fe. Esto es muy personal y debemos acompañar, no imponer. Si el consultante desea progresar en un sentido religioso, deberemos estar bien instruidos en su religión, al respecto oí decir en una conferencia a Harry Aponte: “Hoy día el terapeuta se erige como guía espiritual sin haberse preparado para ello”.

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COMO ARMAR UN PROYECTO SOLIDARIO.

A través del trabajo nos insertamos en la sociedad.A través del proyecto solidario nos insertamos en la humanidad.Poner en práctica la inserción a la humanidad es encontrar a

quien servir.

Parecería tan simple encontrar a quien servir, con tantas necesidades que hay en el mundo y tantas personas que necesitan ser ayudadas. Sin embargo no es fácil porque es necesario adaptar las demandas de ayuda con las posibilidades del que desea ayudar. Tenemos que considerar su fuerza, su capacidad, sus inclinaciones... No todos se animan a cuidar enfermos de sida, o trabajar con chicos de la calle, o irse a vivir al interior para trabajar con una comunidad indígena... Lo importante es que cada uno encuentre una actividad de servicio que, además de hacerlo útil a la humanidad le produzca placer realizarlo, hay que tener en cuenta que lo que no se hace con gusto probablemente no salga demasiado bien. Esto lo ilustra maravillosamente un verso de R. Tagore que me sirvió para encontrar el camino del servicio:

“Dormía y soñaba que la vida era alegríaDesperté y vi que la vida es servicioServí y vi que el servicio es alegría.”

a) Elegir a quien servir: Este paso puede hacerse con plena conciencia de parte del consultante o simplemente podemos irlo guiando en el intento de realizar experiencias de servicio, para recién después explicarle la teoría de la inserción en la humanidad.

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b) Análisis de posibilidades: Existen en este momento redes solidarias que pueden proveernos de información respecto a la ayuda solidaria. Igual que para un proyecto de trabajo se hace un estudio de mercado, de la misma manera se pueden analizar las posibilidades existentes a nivel institucional o particular.

c) Escala más baja: Hay quien podrá hacer algo por el mundo en una escala más baja. Una amiga me contó que su hijo había superado un problema existencial gracias a un gato. Aunque parezca superficial, este tipo de relación con un animal permite un cambio de actitud: pasar de sentirse inseguro y desprotegido frente al mundo, a ser protector aunque sea de un gato. Esto es un comienzo y es deseable que pueda pasar de la protección de animales al servicio de seres humanos.

d) En el proyecto solidario se trata de seres humanos:- Puede ser una persona concreta a quien se le dedique tiempo, buscando solucionarle sus problemas y ayudarla a crecer. - Puede tratarse de un grupo determinado de personas, por ejemplo: chicos de la calle, mendigos, madres solteras, enfermos, drogadictos, etc., etc., que pueden ser ayudados:

- en instituciones: hogares para niños, hospitales, centros de recuperación de drogadicción, etc., como voluntarios.- a nivel particular: por ejemplo dar afecto diciendo una palabra de aliento a un mendigo, escuchar y derivar a quien pueda ayudarlos, etc.

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e) Experiencias personales: Un buen criterio para hacer la opción del tipo de desgracia que queremos aliviar es seguir nuestras propias experiencias positivas y negativas. Por ejemplo:- Positivas: cuando mis hijos iban al jardín de infantes yo me

dediqué a construir un edificio nuevo para dicha institución.- Negativas: como mi madre murió de cáncer trabajé durante

muchos años en LALCEC para ayudar a gente con esa enfermedad.

f) Hacer por otros lo que deseamos para nosotros: Este es otro método que puede usarse para elegir el servicio que queremos brindar. Hacer por otro lo que deseamos que hagan por nosotros. Por ejemplo: Si nos sentimos solos y deseamos compañía, brindar nuestra compañía a los que sufren soledad.

g) Actitud de servicio: Otra elección puede ser desarrollar una actitud de servicio permanente estando atento a las necesidades de los demás y estar siempre dispuesto a ayudar. Por ejemplo: aliviar el dolor de todos los que sufren cerca nuestro. Tener una actitud de servicio permanente implica un entrenamiento, es más difícil que una ayuda organizada y limitada a un grupo determinado pero, hacer de la vida un servicio es una aventura maravillosa porque el servicio es la expresión tangible del amor.

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CONCLUSIÓN Y COMIENZO

Este libro lo escribí en salas de espera de médicos y sanatorios, mientras acompañaba a mi hijo Santiago en su tratamiento de cáncer de ganglios. Fue mi modo de no encerrarme en mi dolor y estar tratando de dar algo a los demás. Lo que quiero compartir es mi experiencia de vida, no me preocupa si está lleno de defectos porque está escrito con el corazón. Dios quiso que mi hijo se curara y que yo pudiera terminar esta obrita. Me queda desear que pueda hacer bien a alguien su lectura. Es mi única intención. La brevedad de este trabajo se justifica porque es solamente un comienzo. Nació para ser publicado en Internet, la idea es enriquecerlo con los aportes de los que entren en la página para dar sus opiniones, compartir sus experiencias y aportar sus críticas constructivas. A la vez habrá un equipo de gente disponible para dar ayuda interactiva por medio de las herramientas que brinda la tecnología. Así pues quedamos a la escucha... ESTO ES SOLO EL PRINCIPIO.

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BIBLIOGRAFÍA

Libros consultados y recomendados

- Frankl, Víctor.”El hombre en busca de sentido”. Barcelona, Herder, 1992.

- Saint Exupéry, Antoin. “El principito”. Ediciones Emecé, 1990.

- Coelho, Paulo. “La Quinta Montaña”. Buenos Aires, Planeta, 1997.

- Rogers, Carl.” El proceso de convertirse en persona”.Bs.As. Piadós, 1975.

- Rogers, Carl. “ El poder de la persona. México”, Ed. El Manual Moderno, 1986.

- Rogers, Carl. “ Psicoperapia centrada en el cliente”.Bs.As.,Piados, 1969.

- Rogers, Carl. “El camino del ser”. Barcelona, Kairós Psicología, 1980.

- Rogers, Carl. “Terapia, personalidad y relaciones interpersonales”. Bs.As., Ed. Nueva Visión, 1982.

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- Artiles, Manuel. “La actitud psicoterapéutica en torno a Carl Rogers”. Bs.As., Ed. Bonum, 1975.

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- Savater, Fernando. “Etica para Amador”. Barcelona, Ed. Ariel , 1991.

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Si no quieres imprimir y prefieres comprar “Ayuda espiritual para desesperados” en forma de cuadernillo, llama a:Graciela Fossa al 011-4802-7818.

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