ronda campesina para ivan1

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    LA RONDA CAMPESINA ENEL PER: LOS CIUDADANOSCONTRA EL ESTADO

    Leif Korsbaek*

    * Profesor / Investigador en el posgrado de Antropologa Social, de la Escuela Nacional de Antropologa e Historia (ENAH).Trabaja en temas de antropologa poltica y jurdica. Especialista en antropologa social britnica. [email protected]

    Para presentar la institucin conocida como la ronda campesina en el Per e intentar explicar sus orgenes, su funciny su justificacin, a continuacin presento una carta abierta que public la organizacin de rondas campesinas en

    Chumbivilcas, en junio de este ao:Primero:Frente a los fatdicos sucesos acaecidos en nuestra amazonia, nos solidarizamos con nuestros hermanos y hermanasindgenas y respaldamos su lucha justa y pacfica en defensa de sus derechos colectivos: territorio, agua, recursos forestales yfauna silvestre, que forman parte de su existencia, por tanto fuente de vida.Segundo:En ejercicio de nuestro derecho constitucional, nos sumamos a toda iniciativa de accin de inconstitucionalidad de losDecretos Legislativos atentatorios a la forma de vida comunitaria y nativa, exigiendo al Tribunal Constitucional que declare in-constitucional, dejando sin efecto dichos decretos legislativos ya que no fueron consultados en la forma como manda los tratadosinternacionales en materia de derechos humanos, como es el caso del Convenio 169 de la OIT.Tercero:Las actuaciones de justicia comunitaria ejercidas por las comunidades y rondas campesinas debern ser respetados por

    todas las autoridades estatales y no estatales conforme seala la segunda disposicin complementaria del Decreto Supremo N025-2003-JUS, Reglamento de la Ley General de Rondas Campesinas, por tanto no debe duplicarse procedimientos de justicia nisanciones; para cuyo efecto, deber coordinarse oportunamente entre los actores de justicia local.Cuarto:Exigimos a las autoridades judiciales que se haga justicia transparente e imparcial respecto al asesinato de nuestroshermanos chumbivilcanos: Marcelino Valencia y Zacaras Pasca, asesinados injustamente el ao 1990 por miembros de la PolicaNacional de Santo Tomas.Finalmente invocamos a promover espacios de dilogo en todo nivel de gobierno para una adecuada concertacin y no incurriren violaciones de derechos humanos.Firmada en Chumbivilcas, junio del 2009.

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    Chumpivilca est en Cusco, una de las 24 regiones del Per, y se encuentraal suroeste de la capital de la regin, entre 2.500 y 5.438 metros sobre enivel del mar. La provincia de Chumbivilca tiene ocho distritos y 73 co-munidades campesinas, con una poblacin total de alrededor de 90.000habitantes.Antes de hablar del nacimiento de la ronda campesina, es preciso men-cionar tres hechos que caracterizan al Per como pas (caractersticas que

    curiosamente comparte con Mxico). En primer lugar, Per es, con suenorme variabilidad entre costa, montaa y selva, un pas eminentemen-te campesino, y la comunidad campesina sigue siendo un componenteimportante en su situacin, un hecho que de manera significativa influyesobre su dinmica. Hace algunos aos se seal que la comunidad noes solamente la institucin ms antigua, sino adems la institucin msimportante en trminos sociales y demogrficos que existe en el pasy, ms recientemente, que resulta sorprendente constatar esa importanciaan hoy, de la mano de datos recientes2.

    La violencia no es un hecho reciente en el Per, como tampoco en otraspartes de Amrica Latina. La creacin de la Comisin de Verdad y Recon-ciliacin, despus de la cada del gobierno de Fujimori en ao 2000, re-presenta un parteaguas en este proceso sostenido de violencia. Dicha co-misin est presidida por Salomn Lerner Febres, quien recibi el encargode investigar los sucesos ocurridos durante los veinte aos de violenciade origen poltico iniciado en 1980. En el prefacio a su informe final, laComisin de Verdad y Reconciliacin ha concluido que la cifra ms pro-bable de vctimas fatales en estas dos dcadas supera a los 69 mil perua-nos y peruanas muertos o desaparecidos a manos de las organizacionessubversivas o por obra de los agentes del estado3. Esta Comisin, poun lado, representa un notable avance en comparacin con la Comisinde Investigacin que el presidente Belaunde Terry estableci en enero de

    1983, despus de la matanza en Uchuraccay. La violencia no est ausenteen la ciudad, como demuestra, por ejemplo, la explosin en Miraflores ymuchos otros incidentes, pero la concentracin de la violencia en el am-biente rural indgena est ms que documentada.

    Por otro lado, la necesidad de instalar una comisin de verdad y reconciliacin es en s una seal de fracaso, ms an si tomamos en cuenta quenunca se llega a una total reconciliacin, pues siempre quedan amarguray deudas por pagar y cobrar: lo ms importante en el estudio del conflicto es que nunca termina, por ms que se intente, no es posible llegar aborrn y cuenta nueva4. En lo referente a la violencia, su esencia es unintento consciente por aniquilar al otro, es decir, sta contiene elementos

    de monlogo y, de alguna manera, se puede considerar como lo contrariode la democracia, que es obligadamente un dilogo5.

    1 Flores Galindo, 1988: 7.2 Pajuelo, 2000: 123.3 Del Prefacio al Informe Final de la Comisin de Verdad y Reconciliacin.4 Korsbaek, 2005.5 Argumento que expres en una ponencia El estudio antropolgico de la violencia, que present en la mesa sobre Religin y Conflicto en Comunidades Indgenas yCampesinas, en el XX Congreso de Religin, Sociedad y Poltica, que se celebr del 9 al 13de octubre de 2006 en Quertaro.

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    El sistemtico y sostenido maltrato se coloca en la lnea que divide a los mestizos de los indgenas (y otras minoras) yconvierte a Per en un pas netamente racista; no es una coincidencia que de cada cuatro vctimas, tres fueron campe-sinos o campesinas cuya lengua materna era el quechua, como se seala en el prefacio al Informe Final de la Comisinde Verdad y Reconciliacin. La direccin de la violencia es muy clara.

    Volvamos a la ronda campesina, la cual naci hace muchos aos, en 1976, en la regin de Cajamarca, en el extremonoroeste del pas, a 2.000 kilmetros de Cusco:

    A mediados de la dcada de mil novecientos setenta, en el departamento de Cajamarca ubicado en la sierra norte delPer, se comenzaron a organizar grupos de proteccin y vigilancia, para el control de robos que efectuaban bandasorganizadas de abigeos. As surgieron las rondas campesinas, que se convirtieron en el producto de la reaccin de lapoblacin rural ante la incapacidad del Estado para resolver sus problemas por razones como la escasez de personal yla corrupcin e inaccesibilidad para administrar justicia en diversas zonas del pas6.

    Posteriormente, el Estado estimul la constitucin de los comits de autodefensa como estrategia para combatir el terro-rismo y el narcotrfico. En el Per se vivan momentos de grave crisis econmica y sta se adverta con ms fuerza en laszonas rurales, en donde los abigeos haban logrado imponerse frente a la poblacin y sus autoridades locales (jueces,policas y fiscales), quienes, en algunos casos, actuaban en complicidad con los ladrones de ganado. Del mismo modo, el

    robo entre vecinos se recrudeci. Am-bos hechos perjudicaban gravementela situacin del campesino. Fue poresa misma razn que las rondas seplantearon como una respuesta or-ganizada y efectiva para combatir elrobo y el abigeato.

    La eficacia de las rondas campesi-nas hizo que stas se expandieranrpidamente, en un principio, por laszonas aledaas, para luego ser pro-

    movidas en otras partes, como fueel caso del sur del pas, en donde laiglesia y las ONGs, de alguna mane-ra, favorecieron su difusin7.

    Actualmente, la ronda campesinaes una institucin central en el pas,constituye el dato ms significativodel panorama rural peruano en ladcada de 19808 y ha sido consi-derada como uno de los movimien-tos rurales ms grandes y duraderos

    de las postrimeras del siglo XX enAmrica Latina9. Su importancia se

    desprende de los nmeros: desde el momento de creacin de la primera ronda nocturna (Chota, 1976), las ron-das campesinas se multiplicaron con una sorprendente rapidez, por lo que el efecto de demostracin de las prime-ras rondas, esto es, su inesperada eficacia para combatir el abigeato, puede considerarse como el factor de impulsoms importante para explicar su masiva aceptacin y su rpida difusin en todo el departamento de Cajamarca 10.

    6 Flrez Boza, David, Juan Churats y Henkjan Laats (s. f.).7 Flrez, Churats y Laats, s. f.: 1.8 Bonifaz, 1991: 165.9 Cf. Starn, 1991: 14.10 Zarzar, 1991: 109.

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    Al principio de 1990 se encuentra el siguiente dato: actualmente se calcula que en la sierra norte, en Cajamarca y Piuraexisten ms de 3,500 rondas que aglutinan alrededor de 280,000 ronderos11.De manera ms precisa: la primera ronda se fund en Cuyumalca, estancia contigua a la ciudad de Chota, en la reginde Cajamarca.... Esta histrica decisin la tomaron los padres de familia de la escuela, y fue ratificada en das siguientepor todas las familias de Cuyumalca. El Nombre original fue Rondas Nocturnas12. As se desprende del Acta Histricade la Fundacin:

    En la estancia de Cuyumalca, siendo las 2:00 pm. del da veintinueve de diciembre de mil novecientos setenta seis, reunidos losciudadanos de dicha comunidad, luego de intercambio de ideas se lleg al acuerdo de organizar Rondas Nocturnas para de-fender los intereses del centro educativo y de toda la comunidad a consecuencia de los continuos robos que se vienen suscitandoen agravio de dicho centro y de algunos vecinos. Esta acta tiene la finalidad de organizar a la comunidad y solicitar la licenciarespectiva a fin de que sea posible comprar sus armas.El encargado de organizar las rondas ser el Teniente Gobernador, quien previo empadronamiento de la ciudadana, distribuirel personal; ser tambin el encargado de seguir los trmites correspondientes para el buen desempeo de sus funciones.

    Con lo que se dio por terminado el acta siendo las 3:15 pm.Copia de la presente acta ser remitida a las autoridades respectivas de la provincia a fin de solicitar garantas y parejas deGuardias Civiles cuando el caso lo requiera. Asimismo, la comunidad acord dirigirse, mediante un memorial, al Presidente dela Corte Superior de Justicia de Lambayeque pidiendo el nombramiento de un juez nico de primera nominacin por intermediodel juez instructor de nuestra provincia.

    11 Vargas & Montoya, 1993: 71, haciendo referencia a Degregori, 1992: 431.12 Rojas, 1990: 89, de donde proviene tambin el siguiente documento citado. Firmaron legiblemente en las dos pginas seguidas del cuaderno donde est el acta, los siguientes ciudadanos: Jos Isael Idrogo Marn, Artidoro Huanambal, Arturo Daz Campos, Csar Benavides Meja, AladinoBurga Huanambal, Santos Saldaa Glvez, Jos Oblitas C., Octavio Benavides H., Rgulo Oblitas Herrera, Clodomiro Idrogo Marn (Siguen trescientafirmas).

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    Acerca de las influencias histricas de la ronda, no hay consenso. Segn algunos, en las rondasparecen confluir tres vertientes institucionales: las guardias de las haciendas, por su funcin;la comunidad campesina, por su organizacin, y el servicio militar obligatorio, como requisitopara ejercer algunos roles. Segn otros, es posible afirmar que no existe sino un solo fenme-no a diferencia de lo que creen algunos estudiosos de las rondas que se puede considerarcomo antecedente de esta organizacin: las guardias campesinas de las haciendas, encargadaspor el hacendado de vigilar su propiedad y de perseguir a los abigeos13.

    En trminos ms analticos, la ronda campesina tiene su origen en una situacin donde privala inexistencia de una relacin entre la realidad y la norma; este problema es sustancial, puestoque el objetivo principal del Derecho (regular lasrelaciones sociales) se ve truncado desde su ori-gen, quedando as con un contenido meramentedeclarativo14. Es decir, la ronda campesina naceen un ambiente donde el Estado, de la manerams obvia, no cumple siquiera mnimamente susobligaciones para con una parte de la poblacin,en este caso, la parte ms indefensa y descobijadaen el espacio rural, los campesinos. Por ello, lasrondas se pueden considerar una institucin dedefensa de las comunidades campesinas contrael Estado. Con la anterior observacin surge lapregunta acerca de la relacin orgnica entre losavances del neoliberalismo, su manifiesto etno-centrismo y la desatencin a lo que, en la revo-lucin mexicana, se ha bautizado como justiciasocial.En una discusin reciente acerca de la justifica-cin y los posibles excesos de la ronda campesinase seala que:

    definitivamente, las Rondas Campesinas (RC) no na-cieron para violar los derechos humanos, sino muypor el contrario, para proteger los derechos funda-mentales de la poblacin rural campesina, ante elabuso y la crueldad sobre todo de las bandas deabigeos que roban el escaso patrimonio de los cam-pesinos como es su ganado; y ante la incapacidad einmovilismo del sistema de administracin de justi-cia (jueces, fiscales, policas), para proteger los dere-chos fundamentales de la poblacin campesina. LaConstitucin Poltica ha reconocido un conjunto dederechos fundamentales para todos los ciudadanos

    peruanos, incluyendo la poblacin rural, sin embargo, no ha previsto mecanismos en el caso que elEstado no est en la capacidad de protegerlos y tutelarlos (artculo 44 de la Constitucin). Nos esta-mos refiriendo al 35% de poblacin (sobre todo rural) que segn las investigaciones realizadas, notienen en su inmensa mayora acceso a la justicia. En esos casos, la poblacin campesina, cansada deesperar una actuacin del Estado, y ante la incapacidad de contratar vigilancia privada, ha decididoorganizarse en rondas campesinas. Las rondas campesinas y la justicia comunal han surgido comoun instrumento para garantizar la proteccin, la vigencia y el ejercicio de un conjunto de derechos

    13 Zarzar, 1991: 108. En varias otras ocasiones (entre otros lugares, en Korsbaek, 2005) he sealado que losantroplogos somos particularmente torpes en nuestro tratamiento del factor tiempo, y creo que esta debilidad haafectado tambin nuestra capacidad para captar la dinmica presente en el nacimiento de las rondas campesinas.14 Hartmani, Moscoso & Urteaga, 1981: 63.

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    fundamentales consagrados por nuestra Carta Poltica, ante la ausencia del Estado. En efecto, frenteal robo de ganado por parte de los abigeos, la RC sirve para proteger el derecho de propiedad de loscampesinos. Frente a las golpizas y hasta los asesinatos de stos por parte de los abigeos, cuando losprimeros se oponen a sus robos e intentar defender su ganado, la RC sirve para tutelar el derecho ala vida, a la salud, y a la integridad psquica y fsica. Incluso, muchas veces los abigeos secuestrancampesinos y violan sexualmente mujeres campesinas. Ante estos hechos, la RC sirve para reivindicarsu derecho a la libertad individual y sexual.15

    El 6 de noviembre de 1986, el congreso aprob la Ley No. 24571 (Ley de Reconocimiento delas Rondas Campesinas, la primera ley referente a las rondas) que, a la letra, dice en su artculo

    uno (artculo nico) que:

    Reconzcase a las Rondas Campesinas pacficas,democrticas y autnomas, cuyos integrantes estndebidamente acreditados ante la autoridad polticacompetente, como organizacin destinada al serviciode la comunidad y que contribuyen al desarrollo y ala paz social sin fines polticos partidarios. Tiene ade-ms como objetivos la defensa de sus tierras, cuidadode su ganado y dems bienes, cooperando con lasautoridades en la eliminacin de cualquier delito. Suestatuto y reglamento se rige por las normas de lascomunidades campesinas que establecen la constitu-cin y el cdigo civil16.

    Es imposible tratar el problema de las rondascampesinas sin tocar el tema de la violencia enel Per, un problema que es la raz de las rondascampesinas. En la pagina 47 del Informe Final dela Comisin de la Verdad y Reconciliacin (Refor-

    mas Institucionales) se dice: pacificadores paraunos, asesinos para otros, son inquietud paratodos. Fruto de esta violencia fue el surgimientode los Comits de Autodefensa (CAD), que tienenuna relacin profundamente distinta con el Esta-do y la sociedad civil, pues El DL 741 (noviembrede 1991) que los reconoce, y el DS 077-92, queestablece su reglamentacin, determinan el carc-ter transitorio de los CAD. En el Art. 1 del DL741 se lee:Reconzcase a los Comits de Autodefensa como or-ganizaciones de la poblacin surgidas espontnea y

    libremente para desarrollar actividades de autodefensa de su comunidad, evitar la infiltracin terro-rista, defenderse de los ataques de stas y apoyar a las Fuerzas Armadas y la Polica Nacional del Peren las tareas de pacificacin, cuya caracterstica es la de ser transitorias.17

    En ocasiones, los representantes de los CAD se han manifestado sobre lo siguiente:a)Reclaman para s la principal actora en la lucha contra el senderismo, aunque reconocen eapoyo brindado por las Fuerzas Armadas, tanto en armas como en entrenamiento,

    15 Juan Carlos Ruiz Molleda: Rondas campesinas: Violadores o defensores de derechos humanos? en Justicia Viva Mail, N 176, 17 de marzo del 2005, p. 1.16 Laos & al., 2003: 68.17 Tapia, 2003: 49.

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    b)subrayan su sacrificio,c)se sienten el sector de la poblacin rural ms perjudica-do,d)demuestran un claro resentimiento ante la falta de reco-nocimiento de la sociedad por la labor que cumplieron,e)no pocos de los lderes y comandos de los CAD fueronacusados judicialmente por delitos,

    f)expresan una clara posicin en contra de los organismosde derechos humanos,g)consideran que estos organismos fueron parciales y slodefendieron los derechos humanos de los subversivos.

    La ronda campesina surge, entonces, como consecuenciadirecta o indirecta de la violencia que, durante algunos aos,perme la textura social del Per y que fue ejercida por elEstado, o por grupos de izquierda y derecha a la sombra delgobierno y su incapacidad.

    Es claro que, ante la cantidad de instituciones que existen enregiones muy alejadas, de muy diferente carcter y con tra-yectorias histricas muy diversas, no todas las rondas pue-den ser idnticas, sino que hay diferentes tipos. Podemos,inicialmente, distinguir cuatro:El primer tipo de rondas ha surgido sobre la base de loscaseros, donde no han existido comunidades campesinas,como es el caso de Cajamarca, San Martn y Amazonas18.Tienen, entre otras, las siguientes caractersticas: las rondascampesinas surgen en una regin abandonada por el Esta-do. Esta ausencia, sin embargo, no es ninguna peculiaridad

    de la sierra norte. Lo peculiar en la sierra nortea es, msbien, que los campesinos no contaron con mecanismos so-ciales propios para contrarrestar este vaco de autoridad ysus consecuencias. La ausencia de un organismo reguladorse manifest sobre todo en la vida cotidiana; la regin eraafamada por peleas sangrientas [y] hurtos de ganado, queaumentaron despus del retiro de los hacendados19. CarlosIvn Degregori est de acuerdo con lo anterior: las ron-das de Cajamarca y Piura surgieron teniendo como telnde fondo la desaparicin de los terratenientes luego de lareforma agraria, y la multiplicacin de los parcelarios libres.En Piura, la propiedad individual se encontraba revestida

    bajo la etiqueta de comunidad campesina (Prez, 1992; Hu-ber, 1995), pero sta era ms una formalidad, sin los lazosde ayuda mutua, trabajo colectivo y asambleas que suelencaracterizar como tipo ideal a las comunidades de los An-des del Sur. En este contexto, la organizacin rondera logrdesarrollar una fuerte identidad colectiva en la que muchosencontraron similitudes con las comunidades campesinasde otras partes de la sierra20.

    18 Rodrguez Aguilar, 2007: 17-18.19 Huber, 1995: 121-122.20 Degregori & Ponce, 2000: 404.

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    El segundo tipo ha surgido dentro de las comunidades cam-pesinas, como es el caso de las de Piura, Ancash, La Libertad ydel sur andino (casi todas las rondas campesinas de Carabayaen Puno y de las provincias de Espinar y Canas y del distritode Quispicanchis en Cusco), que cumplen el papel de rganoauxiliar de las comunidades y dependen de stas21.

    El tercer tipo son las rondas campesinas de comunidadesnativas de la selva peruana22, .stas han tenido que coexis-tir, en muchos casos, con el narcotrfico y otras actividadesilcitas que existen debido a la casi total ausencia del Estadoy de sus representantes.

    El cuarto tipo son los denominados comits de autode-fensa que nacieron en la dcada de los 90 impulsados porel Estado para la lucha contra la subversin en la pocade mayor violencia poltica, y que han surgido indistinta-mente al interior de las comunidades campesinas y par-celas o caseros donde no hay presencia de comunidadescampesinas23. Este tipo es, probablemente, el ms proble-mtico, pues,, como seala el informe final de la Comisinde Verdad: En ningn otro actor de la guerra, la lnea divi-sora entre perpetrador y vctima, entre hroe y villano, estan delgada y porosa como en los comits de autodefensa(CAD) o rondas campesinas contrasubversivas24.

    Acerca del origen histrico de las rondas se dice que lascomunidades campesinas del centro y sur del Per, histri-camente las ms pobres y excluidas, fueron convulsionadasdesde fines de los 70 con el surgimiento del grupo subver-

    sivo Sendero Luminoso (SL) y una cruenta guerra interna.Como resultado, de un lado, de iniciativas campesinas y, porotro, de una poltica especial de defensa; se formaron lasRondas Campesinas Antisubversivas o Comits de Autode-fensa (CAD). En la mayora de los casos, surgieron comorespuesta ante los daos que SL produjo en las comuni-dades y la ausencia de las autoridades e instancias estata-les a las cuales acudir. Muchas comunidades de Ayacucho,Huancavelica, Apurimac, Cusco y Puno casos representa-tivos de la crtica situacin social y econmica de las zonascentro y sur del pas fueron escenarios del surgimiento delos Comits de Autodefensa, inicialmente armados de forma

    precaria, pero con una base social slida y, adems, confor-man hasta hoy un contexto regional que encierra mltiplesconflictos sociales. Este es un dato sumamente importantepara comprender las actuales problemticas regionales ynacionales, que no estn siendo tomados en cuenta con laprofundidad y seriedad que merecen25.

    21 Rodrguez Aguilar, 2007: 17-18.22 Rodrguez Aguilar, 2007: 17-18.23 Rodrguez Aguilar 2007: 17-18.24 Del Prefacio al Informe Final de la Comisinde Verdad y Reconciliacin.25 Castaeda, s. f.: 1.

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    Quiero terminar este texto con unos breves comentarios que, al mismo tiempo, pueden servir de conclusin:La primera observacin ineludible es el hecho de que el Estado insiste en su prerrogativa: el monopolio del uso de la

    fuerza (para no decir la violencia); pero se olvida de la razn y la justificacin de esta prerrogativa: la obligacin de velarpor la seguridad y las garantas en su territorio. Y, en este caso, aunque usen ampliamente la fuerza, los ciudadanos mis-mos se tienen que procurar la seguridad, ya sean campesinos, indgenas o citadinos, y as sea contra el Estado mismo.La segunda observacin es que el Estado ha intentado secuestrar la institucin de la ronda campesina, remodelarla ensus comits de autodefensa y presentar el asunto como si la idea fuera suya.La tercera y ltima observacin se hace a partir de la carta abierta que se cit al inicio del texto: las rondas campesinasno solamente siguen existiendo, han ampliado su universo y, con todas las inevitables variaciones regionales y locales,ahora no solamente funcionan como una instancia de seguridad y justicia, sino que han usurpado funciones polticas ymorales: en algunas regiones funcionan como la estructura poltica de las comunidades, en otras, su principal funcines vigilar la moral pblica y erradicar la infidelidad matrimonial.

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