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POEMARIO “Homenaje especial al Día de la Madre” MADRE: Eres alma, corazón, esencia y virtud, rayo de luz divina. Está en mis ojos tu mirada, en mis labios tu sonrisa; y en mi alma, tu alma se eterniza. ¡Eres el todo de mi vida!. ¡¡FELIZ DÍA MAMÁ!!.

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Dia de la madre

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POEMARIO

“Homenaje especial al Día de la Madre”

MADRE: Eres alma, corazón, esencia y virtud, rayo de luz divina. Está en mis ojos tu mirada, en mis labios tu sonrisa; y en mi alma, tu alma se eterniza. ¡Eres el todo de mi vida!. ¡¡FELIZ DÍA MAMÁ!!.

PRESENTACIÓN

Con sincero afecto, les expreso mi cordial saludo; y a la vez, es importante recordar que, la poesía es comunicación, belleza, esencia, espíritu, ritmo, inspiración y relámpago maravilloso. Es la expresión máxima de la literatura y del arte a través de la palabra. La poesía es la cumbre del talento intelectual, sentimental y emocional, que resume y expresa necesidades, problemas e inquietudes del ser humano, de la vida, de la realidad y del mundo. Dentro de este contexto e inspirado en las nobles virtudes de la mujer, en su verdadera dimensión humana como mujer, esposa, madre, amiga y lideresa natural; me permito presentarles el POEMARIO DE HOMENAJE ESPECIAL AL DÍA DE LA MADRE, que es un trabajo poético cultural que contiene poemas y pensamientos, que glorifican y resaltan el amor maternal, los valores, el significado e importancia de la madre, que es el ser más sublime del mundo. El corazón de la Madre da imagen, fuerza y aliento, a todos los seres inteligentes. Y, el mundo se construye con su propia savia, que es la savia de su trabajo, esfuerzo, sacrificio, heroísmo y de su amor profundo, que es lo más bello de este mundo.

Espero, que este trabajo, contribuya a sensibilizar, motivar y fortalecer la educación, la cultura, la literatura, el arte, el desarrollo e ilumine el corazón y la mente de los amables lectores, a fin de practicar lectura con valores, para ser mejores y exitosos. Agradezco su valiosa atención, confianza y acogida.

Muchas gracias.

Juanjuí, Mayo 2016.

Crómwell Salinas Vásquez Profesor de Lengua y Literatura

EL VALOR DE UNA MADRE

Escribe: Crómwell Salinas Vásquez.

Madre de infinito amor que impusiste tu valor, con gran sentimiento, el día de mi nacimiento. Recuerdo tus lindos cuentos y de tu voz los bellos cantos, con los que me dormías de niño en tu suave corpiño. Madre adorada, siento la luz de tu mirada y tu santo corazón, como una sagrada bendición. Estoy orgulloso de ti, Madre mía, por tu inmenso valor, que día a día, es el divino tesoro que amo y adoro. Madre, emblema de amor. Trabajas sin cesar, para dar a tus hijos bienestar y una vida mejor. Madre, amiga honorable, mujer admirable, por tu capacidad de dar vida y por tu virtud de amar. Madre, toda la bondad de tu corazón, el manantial de tu belleza y la inmensidad de tu cariño, fortalecen mi vida.

MADRECITA MÍA

Te siento pureza madrecita linda, porque eres más pura que todas las cosas: más pura que el agua, la nube y las rosas. Te llamo grandeza madrecita mía, porque eres más grande que el cielo y la noche sembrada de estrellas, que estando a tu lado parecen más bellas. Madrecita mía, grande es tu pureza, dulce tu hermosura; entre tus dos brazos soy flor de ternura.

A MI MADRE Autor: José Martí (cubano)

Madre del alma, madre querida son tus natales, quiero cantar; porque mi alma de amor henchida; aunque muy joven, nunca se olvida de la que vida me hubo de dar. Pasan los años, vuelan las horas que yo a tu lado siento ir, por tus caricias arrobadoras y las miradas tan seductoras que hacen mi pecho fuerte latir. A Dios yo pido constantemente para mi madre vida inmortal; porque es muy grato, sobre la frente sentir el roce de un beso ardiente que de otra boca nunca es igual.

CARICIA

Madre, madre, tú me besas, pero yo te beso más. Como el agua en los cristales son mis besos en tu faz. Te he besado tanto, tanto, que de mí cubierta estás, y el enjambre de mis besos, no te deja ya mirar… Yo te amo, yo te miro, sin cansarme de mirar, ¡y qué lindo niño veo, a tus ojos asomar!... Los ojitos que me diste yo los tengo que gastar, en seguirte por los valles, por el cielo y por el mar.

Gabriela Mistral

MADRE

Autor: Carlos Oquendo de Amat. Tu nombre viene lento, como las músicas humildes; y de tus manos vuelan palomas blancas. Mi recuerdo te viste siempre de blanco, como un recreo de niños que los hombres miran, desde aquí distante. Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura. A tu lado el cariño, se abre como una flor, cuando pienso. Entre tú y el horizonte, mi palabra está primitiva, como la lluvia o como los himnos. Porque ante ti, callan las rosas y la canción.

Madre Cruza el hombre la vida cual meteoro, que fugaz rasga el cielo de la pena, teniendo el alma de ilusiones llena buscando risa y encontrando lloro. Pero la madre -un corazón de oro- endulza siempre la vital faena, siendo menos pesada mi cadena cuando digo a mi madre ¡yo te adoro! Yo quisiera cantar a estas mujeres que si beso de amor dejan impreso imprimen esperanzas de placeres… ¿Por qué será, que el sublime cariño de esos seres sólo puede decirse con un beso…? José Santos Chocano

A MI MADRE

Autor: Vicente Mendoza (peruano)

Madre, mi dulce madre, yo te dedico estos versos rimados con mil afanes; quisiera que este obsequio fuera tan rico para que de felicidad te engalanes. Son versos inspirados en tu cariño, joyas que irradian luces y que tu ejemplo me los dio ya hace mucho, cuando era niño y cuando me llevabas a trabajar en el campo. Recíbelos ¡oh madre! pues tus acciones hacen vibrar mi corazón, cual arpa de oro, aun llevo en mis recuerdos dulces canciones que son más apreciadas que un gran tesoro. Canciones que entonaste junto a mi cuna canciones con que alegre yo me dormía, canciones que recuerdan días de fortuna y de gozo estremecen el alma mía. Canciones que resuenan en mis oídos con el ritmo sonoro de la naturaleza con el ritmo del aire que mece nidos, y dentro de cada uno late amor y pureza. “Todos los días del tiempo, deben ser dedicados a la madre”

A MI MADRE

No es la aurora el resplandor prístino, tan celestial como mi amor radiante; y en tu mirada de ángel divino, el fuego eterno de tu amor gigante. Entre dos infinitos, el destino puso a mi tierno corazón amante: ¡el infinito de tu amor divino y el infinito de mi amor brillante!... Para llenar tu alma de alegría, el amor puro que mi pecho siente yo quisiera decirte, madre mía. Pero el genio más rico y más potente, con esfuerzo aun, no pintaría ¡todo lo hermoso de mi amor ardiente!

José Santos Chocano

MADRE MÍA

Al dormirme tranquilo en la noche, ¿Quién amante mi frente acaricia? ¿Quién me da de mañana sus besos? Tú, madre mía. ¿Quién alienta afanosa mis pasos? ¿Quién con ternura exquisita mis errores de niño corrige? Tú, madre mía ¿Quién con todos es dulce y es buena? ¿Quién al triste acompaña en sus cuitas? ¿Quién me infunde el amor de los hombres? Tú, madre mía. Cuando el tiempo tu rostro marchite, y tu voz y tus fuerzas se extingan ¿Quién por ti velará cuidadoso? Yo, madre mía.

Pedro Menéndez (México)

AMOR DE MADRE Autor: Marco Ferrer.

Madre, templo de amor; tu nombre es emblema de paz y consuelo. Eres luz en la tierra y en el cielo; vida, calor y aliento para el hombre. Eres árbol fecundo que das vida. Hasta de Dios fuiste escogida, para encarnar al redentor del mundo. Eres alma, corazón y esencia, fuerza y virtud. El mundo entero debe llevar muy hondo en la conciencia que tu amor, oh madre, engrandece a la humanidad.

A MI MADRE EN EL DÍA DE SU SANTO

Autor: Juan de Dios Peza (Mexicano) ¿Cómo podré expresarte, Madre mía, todo el amor que para ti se encierra aquí en mi ardiente corazón que ansía verte, llena de dicha en la tierra?. Tú eres la reina de mi hogar; tú tienes las virtudes por tesoro. Es la fe la corona de tus sienes y con profunda admiración te adoro. Tu angelical ternura y tu cariño, quisiera con amor recompensarte; mi padre me ha enseñado desde niño, como una divisa humana a venerarte. Que sin llanto, ni pena, ni amargura, Dios te dé larga vida a nuestro lado. En ti cifro mi gloria y mi ventura; desde que abrí los ojos, te he adorado.

SI TIENES UNA MADRE TODAVÍA

Henrich Neuman ALEMAN

Si tienes una madre todavía, da gracias al Señor que te ama tanto, que no todo mortal podría contar dicha tan

grande, ni placer tan santo.

Si tienes una madre… sé tan bueno, que ha de cuidar tu amor su paz sabrosa, pues la que un día te llevó en su

seno, siguió sufriendo y se creyó dichosa.

Veló de noche y trabajó de día, leves las horas en su afán pasaban, un cantar de sus labios te dormía, y al

despertar sus labios te besaban.

Enfermo y triste, te salvó su anhelo, que sólo el llanto por su bien querido, milagros supo arrebatar al cielo,

cuando ya el mundo te creyó perdido.

Ella puso en tu boca, la dulzura de la oración primera balbucida y plegando tus manos con ternura, te

enseñaba la ciencia de la vida.

Si acaso sigues por la senda aquella, que va segura a tu feliz destino, herencia santa de la madre es ella, tu

madre sola, te enseñó el camino.

Mas si al cielo se fue… y en tus amores, ya no la harás feliz sobre la tierra, deposita el recuerdo de tus flores,

sobre la fría loza que la encierra.

¡Es tan santa la tumba de una madre, que no hay al corazón lugar más santo:

¡Cuando espina cruel tu alma taladre, ve a derramar, allí, tu triste llanto!

RECUERDO DE MI MADRE Autor: Víctor Alvarez (peruano) Madre, ¡salud! Viajando por la vida, con el alma aureolada de esperanza, quiero entonar a tu recuerdo santo una estrofa de amor, sincera y diáfana.

Quiero decirte, Madre, que tú eres la dulcísima estrella de bonanza que me atrae, me anima y me sonríe en medio de las nubes de mis ansias. Tu recuerdo es la lumbre de mis noches, tu recuerdo es consuelo en mi desgracia, tu recuerdo es remedio de mis penas, tu recuerdo es el paño de mis lágrimas. En mi memoria llevo tu semblante, clavada está en mi pecho tu mirada, aun siento tus caricias, madre mía, aun vibra en mis oídos tu palabra. Y sé que, aunque distante yo me encuentre, por donde quiera me sigues y me amparas, porque tu corazón es grande y bello, y henchido está de dulces fragancias. Madre, ¿me pides algo? ¿qué me quieres? Habla. Quiero seguir tu enseñanza, ansío atesorar tus bendiciones como el mejor caudal de venturanza. Para hacerte feliz, oh madre mía, buscaré, si es preciso, gloria y fama, celebridad, renombre, triunfo… y todo lo depondré, gozoso, ante tus plantas. Tus penas yo quisiera hacerlas mías, y quitar de tus sienes esas canas; quisiera darte mis cabellos negros; y con ellos mi juventud lozana… Madre, ¡salud! viajando por la vida con el alma aureolada de esperanza, para ti yo he rimado estas estrofas, oh madre dulce y tierna, buena y santa. PENSAMIENTO: “El corazón de una madre es la más grande escuela del mundo”

MADRE BENDITA Tiene la frente pálida y tranquila, una santa mirada en su pupila y en los labios la savia del amor; ¿quién es ella tan noble y abnegada, que nos habla de amor en su mirada cual nadie nos cuida con fervor?. Es la madre, la santa, la bendita, la que al pie de la cuna nos musita una dulce oración; la que todo lo da por un niño la que nos llena de inmortal cariño. Es la madre, la santa, la que llora, el verdadero llanto que devora su pecho maternal; la que cubre con besos nuestra frente, la que siempre es igual. Dichosos los que vamos por la vida, y tenemos en ella a la querida madre abnegada que nos diera el ser. Elevemos un canto a su grandeza, amémosla con toda la firmeza, que sentirá felicidad y placer.

Autor: Julio Moevius Chocano (Peruano)

EL BRINDIS DEL BOHEMIO (fragmentado). Autor: Guillermo Aguirre y Fierro (Mexicano)

En torno de una mesa de cantina, una noche de invierno, regocijadamente departían seis alegres bohemios.

Los ecos de sus risas escapaban y de aquel barrio quieto iban a interrumpir el imponente y profundo silencio…

A cada nueva libación, las penas hallábanse más lejos del grupo, y nueva inspiración llegaba a todos los cerebros, con el idilio roto que venía en alas del recuerdo.

Olvidaba decir que aquella noche, aquel grupo de bohemios celebraba entre risas, libaciones, anécdotas y versos, la agonía de un año que amarguras dejó en todos los pechos, y la llegada lógica del feliz año nuevo…

Una voz varonil dijo de pronto: -¡Las doce, compañeros! Digamos la “despedida” por el año que ha pasado. ¡Brindemos por el año que comienza!, porque nos traiga ensueños y éxitos.

-Brindo, dijo otra voz, por la esperanza que a la vida nos lanza, de vencer los rigores del destino, por la esperanza, nuestra dulce amiga, que las penas mitiga y convierte en vergel nuestro camino

-¡Bravo!, dijeron todos, inspirado esta noche has estado y hablaste breve, bueno y sustancioso. El turno es de Raúl; alce su copa y brinde por… Europa. -Bebo y brindo por mi pasado, que fue de luz, amor y alegría, y en el que hubo mujeres seductoras y frentes soñadoras, que se juntaron con la frente mía…

-Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente brote un torrente de inspiración divina y seductora, porque vibre en las cuerdas de mi lira el verso que suspira, que sonríe, canta y enamora. Brindo, porque mis versos lleguen al corazón de la mujer que me embriaga con el divino néctar de sus besos…

Se brindó por la Patria, por las flores, por los dulces amores y por las pasiones placenteras con aroma de mujer hermosa.

Sólo faltaba un brindis, el de Arturo, el del bohemio puro, de noble corazón y gran cabeza… Por todos estrechado, alzó la copa frente a la alegre tropa, desbordante de contento; los inundó en la luz de una mirada y dijo así, con inspirado acento: Brindo por la mujer, pero por una, por la que me brindó sus embelesos y me envolvió en sus besos: por la mujer que me arrulló en la cuna.

Por la mujer que me enseñó de niño lo que vale el cariño profundo y verdadero;

¡Por mi madre! bohemios, por la anciana que piensa en el mañana, como en algo muy dulce y deseado, porque sueña, que mi destino me señala el camino, por el que volveré a su lado.

Por la anciana adorada y bendecida, por la que con su sangre me dio la vida, ternura y cariño; por la que fue la luz del alma mía, y lloró de alegría, sintiendo mi cabeza en su corpiño.

Por ella brindo yo, dejad que llore, y en lágrimas desflore esta pena que me asesina; dejad que brinde por mi madre ausente, por la que llora y siente que mi ausencia es un fuego que calcina.

Por la anciana infeliz que llora y que del cielo implora, que vuelva muy pronto a estar con ella; por mi Madre, bohemios, que es dulzura vertida en mi amargura; y en esta noche de mi vida, estrella…

El bohemio calló; ningún acento profanó el sentimiento, nacido del dolor y la ternura; y pareció que sobre aquel ambiente, flotaba inmensamente, un poema de amor y de amargura.

MADRE

Quisiera a tu lado estar en este día singular abrazarte fuertemente, acariciar tu rostro bello y besar tu dulce frente.

Reducir quisiera distancias que nos separan en el momento, llegar muy contento a rendirte pleitesía, con amor y alegría.

Tener alas quisiera y remontar los altos Andes llegar con rapidez, profunda devoción y arrodillarme a tus pies.

Ante la lejanía y las circunstancias del tiempo, sólo escribo estos versos y hago un juramento: He de cuidar tu sustento.

Pido a Dios, en mi oración, que te colme de bendiciones que los ángeles te cuiden y que las flores del campo perfumen tu rostro hermoso porque yo te quiero tanto.

Autor: Walton Dávila Perales.

A LA MADRE Escribe: Crómwell Salinas Vásquez.

Madre querida, linda y cariñosa, dulce y hermosa, como una rosa.

Madre preciosa, ejemplo de vida. Hermosa flor, semilla de amor.

¡Madre tesoro!, te quiero, te adoro, con cariño hondo, con amor sincero.

Eres corazón, alma, esencia y virtud humana; rayo de luz divina, que mi vida ilumina.

Está en mi mente tu mirada, en mis labios tu sonrisa; y en mi alma, tu alma se eterniza. ¡Eres el todo de mi vida!.

Pensamiento:

“La Madre, es la mujer que nos enseñó de niño, lo que vale el cariño, profundo y verdadero; que nos arrulló en sus brazos y que nos dio en pedazos, uno por uno, el corazón entero!.

¡ ¡ FELIZ DÍA, MAMÁ ! !

SE PARECE A MI MAMÁ Esa flor que está naciendo, ese sol que brilla más. Todo eso se parece, a mi mamá.

Ese bosque que encanta, ese río que es grandioso. Todo eso se parece, a mi mamá.

Esa rosa que despierta, esa luz que brilla más. Todo eso se parece, a mi mamá.

Ese encanto de su caminar, esa ternura de su cantar y su dulce voz maternal, hacen mi felicidad.