diana reflexiones guerra

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Me llamo Hala y soy una de las muchísimas niñas que fueron educadas en un entorno de guerra, de heridos, de muertes, de lamentos… Hace unos días encontré mi único muñeco de mi triste infancia al lado de la foto donde lo cuido cuando está herido. Ahora que ya tengo mis 16 años, me doy cuenta y reflexiono sobre mi pasado y el de miles de personas. Me emociono al contaros mi historia. Yo nací en el transcurso de la guerra Siria, una fecha la cual no llegué a saber nunca. No llegué tampoco a conocer a mi padre, lo mataron unos meses antes de yo nacer por defender a mi madre embarazada. Lo normal para los niños era dormir escuchando disparos, gritos, lloros, bombardeos… no era normal ver a una persona sin heridas, feliz y prote gida por sus seres queridos; todo era muy diferente. La tristeza llegaba hasta tal punto de vestir a nuestros pequeños muñecos con vendas y sangre para cuidarlos como intentábamos curar a nuestros amigos que llegaban heridos. Es una infancia dura vista desde ahora, porque de niña, era una rutina y pensaba que la vida era así siempre, no teníamos a nadie que nos explicara dónde ni por qué estábamos realmente ahí, casi muertos. Quiero transmitir a las personas que están leyendo esto que razonen bien antes de enfrentarse a alguien, ya no digo como guerra, mismamente enfrentarse a un amigo, probablemente lo único que haya que hacer es ponerse en el lugar del otro y llegar a un acuerdo beneficioso para los dos, es un consejo . Diana Caruncho, 4º ESO

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Me llamo Hala y soy una de las muchísimas niñas que fueron educadas en un entorno de guerra, de heridos, de muertes, de lamentos… Hace unos días encontré mi único muñeco de mi triste infancia al lado de la foto donde lo cuido cuando está herido. Ahora que ya tengo mis 16 años, me doy cuenta y reflexiono sobre mi pasado y el de miles de personas. Me emociono al contaros mi historia.

Yo nací en el transcurso de la guerra Siria, una fecha la cual no llegué a saber nunca. No llegué tampoco a conocer a mi padre, lo mataron unos meses antes de yo nacer por defender a mi madre embarazada. Lo normal para los niños era dormir escuchando disparos, gritos, lloros, bombardeos… no era normal ver a una persona sin heridas, feliz y protegida por sus seres queridos; todo era muy diferente. La tristeza llegaba hasta tal punto de vestir a nuestros pequeños muñecos con vendas y sangre para cuidarlos como intentábamos curar a nuestros amigos que llegaban heridos. Es una infancia dura vista desde ahora, porque de niña, era una rutina y pensaba que la vida era así siempre, no teníamos a nadie que nos explicara dónde ni por qué estábamos realmente ahí, casi muertos.

Quiero transmitir a las personas que están leyendo esto que razonen bien antes de enfrentarse a alguien, ya no digo como guerra, mismamente enfrentarse a un amigo, probablemente lo único que haya que hacer es ponerse en el lugar del otro y llegar a un acuerdo beneficioso para los dos, es un consejo.

Diana Caruncho, 4º ESO