utopías para el final de la historia

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Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios de Nivel Superior acuerdo SEP. No 982039 del 25 de febrero 1998. Tesis profesional que para obtener el título de Licenciado en Arquitectura presenta: ADRIAN BECERRA VILLASEÑOR Guadalajara, Jalisco, 2015 UTOPÍAS PARA EL FINAL DE LA HISTORIA Sobre la pérdida de ética y consciencia utópica en la arquitectura contemporánea

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UTOPÍAS PARA EL FINAL DE LA HISTORIA Sobre la pérdida de ética y consciencia utópica en la arquitectura. Tesis profesional que para obtener el Título de Licenciado en Arquitectura presenta: ADRIAN BECERRA VILLASEÑOR Guadalajara,Jalisco. Mex. 2015

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Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios de Nivel Superior acuerdo SEP. No 982039 del 25 de febrero 1998.

Tesis profesional que para obtener el título de Licenciado en Arquitectura presenta:

ADRIAN BECERRA VILLASEÑOR

Guadalajara, Jalisco, 2015

U T O P Í A SPARA EL FINAL DE LA HISTORIA

Sobre la pérdida de éticay consciencia utópica en la

arquitectura contemporánea

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UTOPÍAS PARA EL FINAL DE LA HISTORIASobre la pérdida de ética y consciencia utópica en la arquitectura

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UTOPIAS PARA EL FINAL DE LA HISTORIA

Trabajo de investigación y critica sobre la perdida de ética en la práctica profesional de la arquitectura contemporánea, donde se evidencia la crisis de valores e ideales en que se encuentra la arquitectura de nuestro tiempo. Se analiza el poder de incidencia del arquitecto en una sociedad desde el punto de vista de la psicología ambiental y se sostiene la importancia de la arquitectura no sólo como una solución técnica o un arte si no como una ciencia social.“Un arquitecto no puede ser un creador inconsciente de todo el daño que puede

generar” [1]

(Massimiliano Fuksas, 2000)

UTOPIAS FOR THE END OF HISTORY.Research work and critique about the loss of ethics in professional practice of contemporary architecture, where the crisis of values and ideals found in the architecture of our time is evident. It analyses the architecture’s power of incidence in a society from the standpoint of environmental psychology. Stating the importance of architecture not only as a technical solution or an art but as a social science.“An architect cannot be an unconscious creator of all the damage that can

generate” [1]

(Massimiliano Fuksas, 2000)

ADRIAN BECERRA VILLASEÑOR / 2015

The Happiness MachineMark Lascelles Thornton. 2014. 2.4m x 1.5m.

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“Tranquilos, ya pasó. Esa es la historia de la ciudad.La ciudad ya no es más. Podemos dejar el teatro ahora”

Rem KoolhasCiudad Genérica (1995)

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Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios de Nivel Superior acuerdo SEP. No 982039 del 25 de febrero 1998.

Tesis profesional que para obtener el Título de Licenciado en Arquitectura presenta:

ADRIAN BECERRA VILLASEÑORGuadalajara,Jalisco. Mex. 2015

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INDICE

I. ORÍGENESII. ARQUITECTURA Y RESISTENCIAIII. INTRODUCCIÓNIV. ARQUITECTURA Y POLÍTICAV. LA UTOPÍA PERDIDAVI. POST TENEBRAS LUXVII. CONCLUSIONES

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“Yo no soy pesimista. Es el mundo el que es pésimo.”. (2)

El presente trabajo surge de un interés por encontrar una relación o sentido a la inconformidad y crítica expresada en los trabajos plásticos y teóricos de dos grandes arquitectos/artistas del siglo pasado; Lebbeus Woods (1940-2012) y Constant Niuwenhuys (1920-2005). El primero de estos: arquitecto/ingeniero norteamericano, importante teórico de la arquitectura contemporánea con una definida lucha y rebelión ante la arquitectura y sus cánones, fundador del instituto de arquitectura experimental en la Cooper Union de Nueva York e imprescindible asesor de grandes arquitectos y firmas como Stephen Holl (3), Coop Himelb(l)au o Daniel Liebeskind, por citar algunos. Desde temprana edad y tras haber trabajado por un tiempo para Ero Saarinen, Woods decide renunciar a la idea de la arquitectura construida dedicándose de ahí en adelante a generar teoría y enseñanza de la arquitectura. Siendo profesor por la mayor parte de su vida, apuesta todo por una experimentación arquitectónica que transgrede lo establecido, construcciones metafóricas que cobran

I - ORÍGENES

fig. 1

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vida con sus extraordinarias representaciones gráficas. Probablemente como resultado de su constante crítica a los sistemas y el papel de la arquitectura y el arquitecto, es que Woods nunca construyó prácticamente ninguno de sus proyectos de gran escala, condición que no representó en lo más mínimo una barrera para la trascendencia de sus postulados y manifiestos.

“Sin duda, hay algo de sublime en la experiencia de sentirse rodeado de esas formas inapresables. Formas que, como reconocía Kant cuando trataba de explicar ese concepto, sobrepasa y transgreden nuestra capacidad de comprensión y por eso inquietan y fascinan.” (5)

El segundo en cuestión, artista plástico holandés que a mediados del siglo XX, comienza una larga odisea utópica en rebelión a la censura y represión de postguerras, reprobando la privación de la libertad de tránsito por el mundo ante una sociedad global hostil y dividida, y en total rechazo a la masificación del hombre como una herramienta de trabajo físico para el progreso de las emergentes potencias mercantiles, plantea La Nueva Babilonia, colosal proyecto de una ciudad y sociedad liberada del sistema utilitario donde el nuevo habitante -Homo Ludens- es libre de usar y transitar las ciudades ya que no existen fig. 1

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fronteras “puesto que han dejado de existir las economías nacionales... Cualquier lugar es accesible a todos y cada uno de los individuos. Toda la Tierra se convierte en la morada de los terrestres.” (6) « ¿Qué es realmente La Nueva Babilonia?» escribió Constant en 1966. « ¿Es una utopía social? ¿Un diseño arquitectónico urbano? ¿Una visión artística? ¿Una revolución cultural? ¿Una conquista tecnológica? ¿Una solución a los problemas prácticos de la era industrial?». Y se contestó a sí mismo: «Cada una de estas cuestiones toca un aspecto de la Nueva Babilonia». Utopía situacioncita con fuertes rasgos nómadas que al publicarse siembra en muchos otros, como en los Fundadores de Archigram Peter Cook y Mike Webb (7), la inquietud de pensar una nueva manera de hacer ciudades, abandonando el sistema prehistórico de civilizaciones fundadas sobre piedras y arcilla.Estudiando a estos personajes surge en una principal pregunta, ¿Qué de sus propuestas y posturas atrajo mi atención en un principio? Y revisando en retrospectiva el desarrollo de mi investigación llego hasta el momento en que por vez primera me encuentro con las obras de Woods y de Constant. Eventos que suceden en diferentes momentos totalmente distintos y aislados el uno del otro. En ambos casos mi primer acercamiento fue a través

de sus obras gráficas. Asombrosas representaciones plásticas de ciudades y arquitecturas totalmente fuera de la realidad como la concebimos, espacios fantásticos que encontraron cimientos sólo en la ingravidez de la ficción. Arquitecturas y estructuras únicamente capaces de ser concebidas por mentes creadoras despojadas de las limitantes convencionales de los rígidos sistemas económico-arquitectónicos actualmente consensados. Esto sin referirme únicamente a sus autores sino también, o sobre todo a los posibles habitantes de estas utopías.Algo en estos discursos habrá hecho eco en mí, dejando una semilla de curiosidad por entender sus posturas, sus inquietudes, sus inconformidades, sus utopías. Y hubo un día no muy lejano en que al escuchar una plática impartida por Alessandra Cireddu en la Escuela Superior de Arquitectura de Guadalajara sobre la manera en que habitamos la vivienda actualmente, trajo a colación, entre otros, los ejercicios realizados por Archigram (Ciudades nómadas), Toyo Ito (PAO para la chica nómada de Tokyo), y Constant con su inmensurable proyecto “La Nueva Babilonia”. En este momento, como si dos reactivos químicos hubieran entrado en contacto, comienza a efervescer en mí un cuestionamiento sobre el habitar del ser humano en la arquitectura actual. Tema que tras

“El Sedentarismo no pertenece a las cualidades genéticamente arraigadas de la humanidad... Nuestra existencia primaria es la

de cazadores, recolectores y pastores.” [4]

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oscilar varias veces de un punto a otro desencadena en la presente tesina que busca desde una relación entre Lebbeus Woods y Constant Nieuwenhuys encontrar la raíz a mi inconformidad hacia la arquitectura y la manera de hacer ciudades de estos días.Quizá todo lo planteado hasta ahora en las líneas previas resulte inútil al lector, pero me ha sido de fundamental utilidad para situar el norte de mi investigación e interés de fondo sobre el tema. Al hallarme navegando en temas amplios y complejos de antropología y ciencias políticas como “el humano y la guerra”, llegué a un punto en donde resultaba fundamental cuestionarme y recordar: ¿Qué en la Nueva Babilonia de Constant y las estructuras de Lebbeus habían cautivado al primer reojo mi interés? ¿Qué los hizo llegar a estas propuestas? ¿Qué fue lo que ellos vieron? ¿Qué les generó esta intensa necesidad de producir nuevos esquemas arquitectónicos y sociales?Tratando de encontrar dicha veta que producía en mí tal fascinación hacia estas nuevas o diferentes maneras de pensar la arquitectura descubro poco a poco un patrón personal de interés recurrente ante cada escenario de arquitectura subversiva que encuentro a mi paso. Una vez en este punto logro encontrar ese eslabón faltante para cerrar el ciclo. ¿Qué de las propuestas y posturas de

fig. 3

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Woods y Constant atrajo mi atención en un principio? Sin duda alguna la maestría expuesta en las representaciones gráficas de ambos fue solo el gancho, el dulce al final de la trampa para atraer al observador al planteamiento real, el manantial de donde todo esto surge, el espíritu detrás de la forma. Una concepción arquitectónica y social que no sólo está fuera de los parámetros preestablecidos, las leyes y normativas, fuera de los cánones de belleza y las estructuras y esquemas aceptados por la sociedad y sus órganos de censura y acreditación. Más que eso, está completamente en contra de todo ello, lo trasgrede, critica, expone y cuestiona. Propone una revolución, una resistencia, una rebelión.

Discurso y postura con el cual me profundamente identificado.

“La guerra y la arquitectura no son conceptos incompatibles. La arquitectura es guerra, la guerra es

arquitectura. Yo estoy en guerra con mi tiempo, con la historia, con toda autoridad que reside en estructuras estáticas y atemorizadas. Yo soy uno de tantos que no

encajan, que no tienen casa, ni familia, ni doctrina alguna. Sin un sitio fijo para donde encontrarme, sin un inicio

conocido ni un final.” (8)

Entiendo entonces que éste interés nace de una empatía, de un sentimiento mutuo, en donde yo también estoy inconforme y en guerra contra la arquitectura que está dando forma a las ciudades contemporáneas, inconforme con sus organismos y su falta de interés social o político. Me rehúso a aceptar la idea de la arquitectura como inversión y como mercancía, me resisto a los estereotipos, y a lo que se debe y no se debe hacer. Declaro la guerra a la negación de la Arquitectura como Arte, Filosofía y Lucha.

fig.4

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El siguiente capítulo se compone de un texto tomado íntegro del Blog personal de Lebbeus Woods quien solía escribir cotidianamente con fin de generar diálogo y discusión sobre la arquitectura y la profesión del arquitecto. Se incluye en el trabajo en cuestión pues reúne en una lista, un tanto satírica, diferentes conceptos que podrían catalogar lo que sería un estereotipo dentro de la sociedad contemporánea. Con ello se expresa el espíritu de resistencia o rechazo ante los preceptos y cánones sugiriendo en el tercer párrafo que antecede a la lista, que cada uno debe siempre anteponer el criterio propio y hacer juico antes de dejar que nos defina aquello que otros han establecido previamente.

Repetir aquello que siempre se ha hecho, no solo en forma si no en fondo, difícilmente nos llevará a nuevos horizontes partiendo de que la arquitectura en nuestros días se encuentra despojada de ideales, ética y utopías, quizá es momento de detenernos un momento a reflexionar sobre lo que estamos haciendo y cuál es el futuro hábitat que imaginamos para el ser humano.

“El desequilibrio, la inestabilidad, la incongruencia, la atectonicidad; en última instancia, la inexistencia de un

orden inteligible había de verse como una estrategia de resistencia contra el orden que el discurso del poder

introducía en el mundo.” (5)

La entrada de blog donde se puede encontrar el texto en su versión digital original se encuentra n el siguiente enlace:

https://lebbeuswoods.wordpress.com/2009/05/09/architecture-and-resistance

Traducción: Adrian Becerra Villaseñor / Abril 2015Texto original: Lebbeus Woods / Mayo 2009

(ARQUITECTURA Y RESISTENCIA)

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A propósito de nada en particular -a menos que sea el espíritu general de aquiescencia que impregna el campo de la arquitectura de hoy- He estado pensando en la idea de la arquitectura y la resistencia. Aunque mucha gente podría pensar que mi trabajo en la arquitectura ha sido en vano si no es una forma de resistencia, nunca me he considerado como tal. Decir que te estás resistiendo a algo, implica que tienes que gastar mucho tiempo y energía diciendo qué es ese algo, para que su resistencia tenga sentido. Demasiada energía fluye en la dirección equivocada, y por lo general terminan fortaleciendo aquello a lo que quieres resistirte.

Me parece a mí que si realmente los arquitectos quieren resistir, entonces ni la idea ni la retórica de la resistencia tiene un lugar en ellos. Estos arquitectos deben tomar la iniciativa a partir de un punto de origen que precede a todo aquello a resistir, en lo profundo de una idea de la arquitectura en sí misma. Nunca se puede pensar en sí mismos como resistentes, o unirse a los movimientos de resistencia, o predicar la resistencia. Más bien (y ésta es la parte más difícil de la resistencia) se debe crear una idea

independiente de la arquitectura y el mundo. No es algo que se improvisa en las barricadas. Se necesita tiempo y una enorme cantidad de prueba y error. Esto es sólo así, porque las cosas a las que te resistes no vienen de ninguna parte. Tienen una historia construida sobre períodos de tiempo, un tipo de seriedad y peso específico que los convierte en un fuerte obstáculo por vencer. Y sólo pueden ser resistidas por las ideas y acciones de equivalente sustancia e inercia.

La palabra resistencia es interesantemente equívoca. No es sinónimo con palabras de negación definitiva como “descartar” o “rechazar”. Por el contrario, implica una lucha medida que es más táctica que estratégica. Vivir nos cambia, en formas que no podemos predecir, para mejor y para peor. Uno busca ideologías y principios, pero es mejor si somos capaces de controlarlos a ellos, no al revés. Los principios pueden convertirse en tiranos, limitando o anulando nuestra capacidad de aprender. Cuando lo hacen, a ellos, también, deberemos oponer resistencia.

II - ARQUITECTURA Y RESISTENCIA

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•Resiste a todo aquello que parezca inevitable.•Resiste a la gente que se cree invencible.•Resiste a la compasión de los que han perdido.•Resiste a la adulación de los que han ganado.•Resiste a cualquier idea que contenga la palabra algoritmo.•Resiste a la idea de que la arquitectura es un edificio.•Resiste a la idea de que la arquitectura puede salvar al mundo.•Resiste a la esperanza de que tendrás ese gran trabajo.•Resiste a conseguir grandes puestos de trabajo.•Resiste a la sugerencia de que sólo puedes leer a Derridá en Francés.•Resiste a tomar el camino de menor resistencia.•Resiste a la influencia de lo atractivo.•Resiste al deseo de hacer un diseño basado en una pieza musical.•Resiste a la creciente convicción de que Ellos tienen la razón.•Resiste a la irritante sensación de que Ellos van a ganar.•Resiste a la idea de que necesitas un cliente para hacer arquitectura.•Resiste a la tentación de hablar rápido.•Resiste a cualquiera que te pida que diseñes sólo la parte visible.•Resiste a la idea de que el dibujo a mano es cosa del pasado.•Resiste a cualquier afirmación de que el trabajo de Frederick Kiesler es cosa del pasado.•Resiste a comprar un automóvil de cualquier tipo.•Resiste al impulso de abrir una oficina.

LISTADO DE RESISTENCIA

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•Resiste a la creencia de que hay una respuesta para cada pregunta.•Resiste a la creencia de que el resultado es lo más importante.•Resiste a la demanda de comprobar tus ideas construyéndolas.•Resiste a las personas que están satisfechas.•Resiste a la idea de que los arquitectos son maestros constructores.•Resiste a aceptar halagos de aquellos quienes no consideras honorables.•Resiste a la sensación de pánico de que estás solo.•Resiste a la esperanza de que el próximo año será mejor.•Resiste a la afirmación de que la arquitectura es una profesión de servicio.•Resiste a la conclusión inevitable de que Ellos ya han ganado.•Resiste al impulso de volver al punto de partida.•Resiste a la creencia de que puede haber arquitectura sin arquitectos.•Resiste a aceptar tu destino.•Resiste a la gente que te dice que resistas.•Resiste a la sugerencia de que podrás hacer lo que realmente quieres, después.•Resiste a cualquier idea que contenga la palabra interfaz•Resiste a la idea de que la arquitectura es una inversión.•Resiste a la sensación de que deberías explicarte.•Resiste a la afirmación de que la historia tiene que ver con el pasado.•Resiste a la insinuación que se debe ser cauteloso.•Resiste a la ilusión de que está terminado.•Resiste a la opinión de que aquello fue un accidente.•Resiste a la opinión de que es sólo válido si se puede hacer otra vez.•Resiste a la creencia de que la arquitectura versa acerca del diseño de las cosas.

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•Resiste a las implicaciones de seguridad.•Resiste a escribir lo que a Ellos les gustaría que tú escribieras.•Resiste a la idea de que el responsable de los hechos es alguien más.•Resiste a la creencia de que nadie sabe lo que realmente va a suceder.•Resiste a la acusación de que te has desviado del punto.•Resiste a cualquier reclamación relativa a tu autonomía.•Resiste a la indiferencia de los adversarios.•Resiste a la pronta aceptación de amigos.•Resiste a la idea de que la vida es simple, después de todo.•Resiste a la sensación tardía de que deberías buscar el perdón.•Resiste el deseo de mudarte a una ciudad diferente.•Resiste a la idea de que nunca te debes comprometer.•Resiste a cualquier pensamiento que contenga la palabra debería.•Resiste a las lecciones de la arquitectura que ya ha tenido éxito.•Resiste a la idea de que la arquitectura expresa algo.•Resiste a la tentación de hacerlo sólo una vez más.•Resiste a la creencia de que la arquitectura influye en el comportamiento.•Resiste a cualquier idea que equipara la arquitectura y la propiedad.•Resiste a la tendencia a repetirte.•Resiste a esa sensación de agotamiento total.

Lebbeus Woods / 2009

“Seamos realistas, busquemos lo imposible”

Frase: Herbert MarcusePinta en calles de paris. Mayo 1968

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fig. 5

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El presente trabajo se divide en tres partes para facilitar su estructura. En la primera parte se busca entender la influencia del medio construido sobre el desarrollo personal de sus habitantes, se sostiene que la arquitectura puede poseer cualidades no físicas ni cuantitativas sobre el individuo como represión, intimidación y violencia o convivencia y cohesión social, de igual manera un espacio puede propiciar la participación o la indiferencia. Sin pretender encontrar qué elementos, escalas o proporciones generan uno u otro escenario, se cuestiona cómo es que los arquitectos respondemos a esta capacidad de nuestras intervenciones en el medio físico.

A esta primera parte procede el siguiente segmento que da lugar al cuestionamiento crítico que hace el nudo en la historia: ¿Para quién o en contra de quien, termina trabajando nuestra arquitectura? Se plantea entonces que en la actualidad la arquitectura, desde su menor hasta su mayor escala, ha dejado de atender su labor humana y social sirviendo principalmente a las necesidades e intereses de aquellos que desde antes que nosotros se dieron cuenta de esta capacidad de moldear el medio y al

usuario en una sola movida; inversionistas encargados de la comercialización del hábitat humano, donde en base a la repetición de modas y fórmulas de inversión-beneficio se ha dejado de pensar y replantear la arquitectura, fenómeno de notable y previsible peligro en que las relaciones humanas y el desarrollo del individuo han sido reducidas a frías fórmulas matemáticas. El capital tiene el poder hoy en día para impedirnos transitar libremente por una calle y voltear a ver uno u otro edificio. Tiene la capacidad de demoler una ciudad entera que no va de acuerdo con sus planes de desarrollo así como fundar nuevas en lugares donde la función matemática de compra venta de terrenos y bienes inmuebles den el mejor resultado monetario, privatiza espacios públicos y propicia la homogenización de una población. La arquitectura entonces, ha sido el medio masivo con que el poder del capital da forma al mundo, ciudades, edificios y plazas diseñadas para la utilidad y productividad del hombre. Un medio físico, que según lo que se necesite para satisfacer el interés del poder, dispone de todos los elementos de manera que cada día se piense menos y se actúe siempre bajo una rutina determinada y aceptada dentro de los estereotipos de las sociedades actuales. Al final de cuentas el objetivo natural del capital es su reproducción

III - INTRODUCCIÓN

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infinita, en ningún momento ha sido ni tiene por qué serlo el bienestar común y el desarrollo de los individuos.

El tema en cuestión es por lo tanto el papel del arquitecto en este algoritmo. El mundo está viviendo una crisis de ideales y valores y el problema no está en el capital si no en que todos los demás que, de alguna u otra manera y a veces sin darnos cuenta, nos prestamos a sus fines. Los arquitectos en especial hemos olvidado (y nunca se nos ha enseñado ni sugerido con feroz hincapié) el verdadero valor de nuestra responsabilidad y nuestro deber social de construir un mejor hábitat humano. A través de una revisión histórica de la construcción de un país encontraremos un momento clave en que se evidencie este desliz de ideales. Ese momento histórico (y su contexto) en que se pierde la utopía colectiva, donde la construcción de un bien común y un hábitat incluyente pasa a segundo término suplantado por una nueva punta en la pirámide de valores. Estudiando brevemente, casi como una leve narración de acontecimientos, encontramos en la suplantación de la utopía social por la utopía capital, material para analizar la importancia de la generación de ideales y valores indispensables para resarcir la crisis ética de nuestros días.

La última parte se abre con una muy recurrente pregunta; ¿Que es la arquitectura? Momento incómodo en que la subjetividad del “arte” ofrece el mejor y -desde mi punto de vista- más irresponsable resguardo que un arquitecto puede encontrar. Si bien, como menciona Enric Miralles (9), “el quehacer arquitectónico más que una solución pragmática o servicio técnico, es un esfuerzo por comunicar algo que da una respuesta subjetiva hacia un problema determinado”; es también (“entendiendo la arquitectura como uno de los más poderosos instrumentos de configuración de nuestro imaginario colectivo contemporáneo”2), un agente de incidencia masiva, por lo que el arquitecto no puede ser un “creador inconsciente de todo el daño que puede causar” (1). Como resultado de un arte que da también una solución técnica a un problema y se aborda desde el campo de una ciencia social, surgen un sinfín de acciones a diferentes escalas que dan luz a las utopías contemporáneas. A tiempo, muchos arquitectos recuerdan la capacidad de la arquitectura para construir una mejor sociedad, para dar voz y fuerza a las minorías, para construir política desde la gente y para la gente, una arquitectura menos construida y más pensada que de la mano de diferentes actores tanto privados como públicos vele por construir un hábitat justo.

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FUNCIÓN DE LA ARQUITECTURA

“La arquitectura está más allá de los hechos utilitarios. La arquitectura es un hecho plástico. (...) La arquitectura es el juego sabio, correcto, magnífico de los volúmenes bajo la luz. (...) La arquitectura es arte en su sentido más elevado, es orden matemático, es teoría pura, armonía completa gracias a la exacta proporción de todas las relaciones: ésta es la función de la arquitectura.” (10) / Le Corbusier (1923)

La influencia de Le Corbusier sobre la teoría y la práctica de la arquitectura y el urbanismo del siglo XX tiene gran una importancia que no se puede medir fácilmente. No existe prácticamente ningún otro arquitecto que haya conseguido intervenir —tanto con su obra construida y sus proyectos como con su amplia obra teórica— de un modo tan provocador, sentando nuevos parámetros, en el discurso sobre la arquitectura moderna.

IV-ARQUITECTURA Y POLÍTICA

La Ville Radieuse, Le Corbusier para el centro de París. 1933

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Debo confesar que nunca he sido de las personas que buscan definiciones de las cosas, del amor, del hogar, de la esperanza, del arte o la arquitectura, pero pocas veces en mi camino me he encontrado con un manifiesto tan egocéntrico como el anteriormente citado, cuya interpretación, desde entonces a la fecha, ha sido irresponsablemente superficial, por decir lo menos.

Y tomando en cuenta que es uno de los arquitectos más admirados e influyentes en la formación de los alumnos, dicha interpretación ha sido una de las peores y más nocivas influencias en la conformación de nuestras ciudades.

Es necesario releer la frase y preguntarnos ¿Qué está haciendo falta? Y es que hay un factor principal que está siendo omitido en la sentencia; el ser humano, el usuario. La arquitectura antes que nada es refugio, es hábitat y cobijo de los humanos y sus sueños. Es por mucho, antes que la gracia de los volúmenes una herramienta para habitar en este mundo, como escribe Adolf loos en Architektur (1910)

“La casa debe agradar a todos, a diferencia de la obra de arte que no tiene por qué gustar a nadie. La obra de arte es un asunto privado del artista. La casa no lo es. La obra de arte se sitúa en el mundo sin que exista exigencia alguna que la obligase a nacer. La casa cubre una exigencia. (...) ¿No será que la casa no tiene nada que ver con el arte y que la arquitectura no debiera contarse entre las artes? Así es. Sólo una parte, muy pequeña, de la arquitectura corresponde al dominio del arte: el monumento funerario y el conmemorativo. Todo lo demás, todo lo que tiene una finalidad hay que excluirlo del imperio del arte”. (11)

“Homo ad Module”Homo ad circulum Leonardo Da Vinci. circa 1500 / Modulor de Le Corbusier. 1948

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EL ESCENARIO DE LA VIDASi entendemos la arquitectura como la constitución, disposición y acomodo del entorno físico en que el ser humano habita, la vida de todos y cada uno de los individuos se ve de alguna u otra manera siempre afectada por la obra de un arquitecto, desde un arquitecto de academia hasta un hábil maestro de la arquitectura vernácula puesto que, la arquitectura a final de cuentas es el medio con el cual el ser humano, como animal, se adapta a su entorno natural inmediato. Desde el cuarto en que uno nace, los pasillos y aulas en que transcurre la infancia escolar, las calles y los parques, las construcciones que le delimitan, desde los “llenos” hasta los “vacíos. Son todos espacios, que alguna vez concebidos por una persona, terminan dejando en el subconsciente cuando menos una imagen, a veces un recuerdo específico incluso una emoción o un sentimiento. Este efecto que un entorno construido tiene sobre uno se puede leer con mayor facilidad en un infante, o en uno mismo al recordar los espacios de la infancia, y tratar de imaginarnos la misma historia sucediendo en un lienzo completamente en blanco; es decir, llevar todas las historias ancladas a esos espacios que nos daban miedo o seguridad, a un escenario vacío, completamente vacío, desaparecer por completo todos aquellos rincones y laberintos de una casa que dan a la imaginación la libertad de construir los escenarios que uno quiera, la

construcción efímera de una cueva con sábanas entre los muebles, el escondite bajo la cama, aquel tapanco desde el que nadie te alcanzaba o uno de mis favoritos: el lejano y surrealista reino de la azotea, espacios que se encogieron con el tiempo dada la directa e intensa relación física con que los habitábamos. Recuerdo ahora mi más recurrente pesadilla de infancia, no sé si tenga mucho que ver pero no había nada en ella, literalmente una pantalla en blanco que abarcaba todo mi campo visual, sin profundidad ni volumen solo blanco puro en el cual cruzaba de vez en cuando un punto negro, a veces una raya y en momentos se saturaba de líneas que atravesaban la pantalla a toda velocidad como el “ruido blanco” de un cinescopio que tras pocos segundos de saturación volvía al igualmente aterrador vacío absoluto. El mismo miedo me produce ahora intentar imaginar desposeer del escenario físico a cualquier recuerdo. Al final de cuentas es necesario describir siempre el entorno para lograr construir un relato, ya sean sus cualidades físicas o los efectos que estas producían, quizás no recuerdas el espacio pero puedes ver como entraba la luz, o cómo corría el viento, los aromas y los ruidos que consigo traía o aislaba. Más allá de escenario para los recuerdos, y de la obvia manera en que define nuestro desenvolvimiento corpóreo en los espacios la arquitectura llega a influir la manera en que nos sentimos y convivimos, el vacío de una plaza cívica por ejemplo produce una actividad humana muy diferente

Nicolás Moulin,Wenluderwind seriesFotomontaje, [2009]

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al de un parque arbolado.

CIUDAD Y POLITICAA todas las escalas, la arquitectura sostiene una íntima relación con la vida humana. Tanto la vida personal como la pública, es decir; la vida en ciudad, en sociedad. Dicha relación nos lleva a hablar de “política” que es básicamente la convivencia de los individuos en una comunidad, término básico para entender la ciudad, pues desde su inicio tienen un mismo origen; “política” que es en esencia la manera en que los humanos nos organizamos para resolver la convivencia colectiva, deriva del griego polis: Ciudad.

Resulta ridículo entonces, y me gustaría denunciar con ahínco, la postura con que muchos arquitectos contemporáneos proclaman la neutralidad de la arquitectura y su desvinculación con la política, siendo que estudiar Arquitectura y Política es desde sus raíces etimológicas estudiar la relación de la arquitectura y sus habitantes, los ciudadanos; <Politica: Del griego ““πολιτικός”” (“politikós”), que significa “de los ciudadanos” o “del Estado” […] siendo el adjetivo de “πόλις” (“pólis”) que significa “ciudad” […]De este modo, todos los asuntos del Estado eran asuntos de todos los ciudadanos, es decir, de los habitantes de la ciudad. Así los griegos empezaron a llamar a estos temas “politikoí”, en oposición a aquellos personales y de intereses privados de los ciudadanos llamados “ἰδιωτικός” (“idiotikós”) derivado de “ἰδιος”, (“idio”) que significa “personal” o “privado”. Más adelante los hombres que no se preocupasen de los temas concernientes a la comunidad, la “pólis”, se llamarían “ἰδιώτες” (“idiotes”), que significaba “ciudadanos privados” derivando siglos más tarde a nuestra palabra actual “idiota”.> (12)

Entender la influencia de todo nuevo edificio que se

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levanta en el horizonte, de toda acción de delimitación territorial y ordenamiento de la ciudad puede convertirnos en constructores o destructores.Al cuestionarse la relación entre arquitectura y política, pretender descifrar la relación de la arquitectura con el poder es una respuesta casi inmediata, por así decirlo, la relación del “poderoso” y el arquitecto como su proyectista personal. Punto de partida que fundamenta la interpretación de Deyan Sudjic en el libro La Arquitectura del Poder, Cómo los ricos y poderosos dan forma a nuestro mundo. (13) Dejando de lado este punto, la relación con la política abunda en temas más diversos, más allá de las obras promovidas por los sectores del poder y sus monumentos que van desde una clásica rotonda, una estela o un arco, hasta monumentos colosales disfrazados de bibliotecas o mercados. La relación entre arquitectura y política tiene más que ver con el urbanismo y sus aportaciones o privaciones hacia el desarrollo de los ciudadanos y su entorno. Se trata por lo tanto, de la política como capacidad de las personas para intervenir.Si algún aspecto del poder nos interesa revisar en particular, sería la manera en que el poder genera violencia, o por decirlo de otra manera, control sobre sus habitantes a través de las arquitecturas que le dan forma a la ciudad.

Una pieza clave inicial para entender las formas del control contemporáneo fue el esquema del panóptico desarrollado por Jeremy Bentham a finales del siglo XVIII donde se pasa del control laberíntico, opresivo tardomedieval de las cárceles y los calabozos piranesianos a uno omnipresente y liviano, casi ausente, basado en la visión, la luz, el vacío y la posición elevada. (14) Esta idea del control con la conformación del espacio como herramienta, desarrollado como circulo o semicírculo con galerones radiales, no solo fue repetida en prisiones, escuelas, fábricas, manicomios, cuarteles o edificios públicos basados en el control y la vigilancia, encontró su traducción a la constitución de la ciudad en las grandes plazas, la apertura de ejes radiales y esquemas diagonales para potenciar la jerarquía urbana y dividir estratégicamente la población, tal como ya se había ensayado en la Roma del papa Sixto V, y posteriormente en el París de Haussmann donde, dentro de muchos otros aspectos de mejoramiento urbano, se buscó jerarquizar la presencia del control conectándoles entre sí y liberando las vistas lejanas. El esquema contrario, sería la cuadricula de Nueva York o la de Ildefons Cerdá en Barcelona, trazas que buscan una repartición equitativa y menos divisoria del territorio entre la población.

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Piranesi. 1761Il ponte levatoio

El puente levadizo

Panoptico de BenthamCarcel abandonadaIsla de la juventud, Cuba

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ARQUITECTURA EMOCIONAL

“Es en la forma de las catedrales o los parlamentos en que la iglesia y el estado hablan a las multitudes y les imponen el silencio.” (15)

De esta manera, en 1929 Georges Bataille denunciaba el lenguaje del poder a través del contexto construido, o destruido: “la arquitectura es la expresión de la verdadera alma de las sociedades”, si uno recorre su ciudad, bajo la anterior premisa y con una visión crítica podría empezar a descubrir interesantes reflejos de aspectos ocultos de la sociedad en el entorno, un ejemplo burdo sería contar la cantidad de iglesias, templos y capillas dentro de la ciudad y la cantidad de moteles de paso y “tabledance clubs” en las periferias, ¿Qué tipo de hábitos representa esto? Quizá habla de una sociedad doble moralista, hipócrita o reprimida, que en su imagen pública es una y en la seguridad del anonimato es otra. Así mismo una sociedad con miedo produce ciudades que infunden el miedo como defensa.Jugando un poco con la frase de Paul Klee donde en 1915 relaciona directamente la abstracción del arte a la monstruosidad de la realidad vivida, me atrevo a

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sentenciar que mientras más perturbadora sea el alma de una sociedad; más atemorizantes serán sus ciudades.

Cabe mencionar que por atemorizante no me refiero a una cuestión estética de desagrado, si no a un aspecto psicológico de intimidación, lo cual se maneja con maestría en obras de una fineza estética como la Casa del Fascio de Giuseppe Terragni, o la imponente obra de Albert Speer, fiel arquitecto del Nazismo. Speer, por mencionar una de sus obras, lleva el manejo de la luz a su máxima expresión emotiva en la catedral de luz, donde con la instalación de un centenar de reflectores apuntando al cielo dispuestos en el perímetro de un campo de zeppelines construye, con una habilidad conceptual admirable, un gran bloque cúbico de luz que se funde en la profundidad del cielo como recinto para grandes mítines políticos, al llegar la asamblea a su momento cúspide las luces se dirigen hacia el centro del cubo construyendo una pirámide de base cuadrangular con sus cuatro caras de luz y en la punta un resplandor que no dejaba dudas del poder del discurso recién presenciado. Sin haberlo vivido podría afirmarlo como uno de los ejemplos más puros y mejor logrados del concepto acuñado por Mathias Goeritz: “arquitectura emocional”.

Alpert Speer, 1937Lichtdom / catedral de luz

Alpert Speer, 1937Pfeilerhalle , Nurenmberg

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ARQUITECTURA PARA EL CONTROLHoy en día la visión panóptica de Bentham, según la cual el individuo está siempre vigilado, ha llegado a su estado utópico de omnipresencia, desmaterializándose, literalmente, al igual que el arte y las comunicaciones. Dejando atrás su constitución física la vigilancia ha pasado al espacio virtual, desde las ya anticuadas cámaras, hasta datos personales de navegación por internet, movimientos bancarios, geolocalización por GPS, de nuestras fotos y teléfonos móviles y toda la información personal que se mueve por las redes informáticas de nuestros días, que es, por mucho, más de lo que cualquiera de nosotros nos podríamos imaginar. “Se está conformando, en la actualidad, la sociedad de vigilancia más tupida e injusta de la historia” (16) miles de cámaras nos vigilan y debemos pasar por controles policíacos y militares, al subirnos a medios de trasporte o al entrar a edificios públicos o establecimientos comerciales, estamos siendo constantemente rastreados y grabados. En bancos, tiendas y transporte público como el metro o sus similares se puede leer: “Por tu seguridad contamos con circuito cerrado de CCTV”, ¿pero cuantas veces estas cámaras han protegido a los usuarios de robos o agresiones? En los bancos encontramos fotos

de los que han robado el establecimiento pero ninguna de los que han robado al usuario al salir del mismo sitio. ¿Cuantas veces han atrapado carteristas o ladrones en motocicleta gracias a las cámaras de seguridad que se encuentran en nuestras calles? En dado caso estas cámaras deberían ser de acceso público, pero sabemos que no están ahí para protegernos, su principal función es protegerlos a ellos, el capital, de nosotros, los usuarios. El ojo del control nos puede vigilar constantemente pero a nosotros como individuos se nos priva de libertades, no se nos reconoce el derecho a mirar, no estamos autorizados a tomar fotos o videos a edificios públicos o privados como los ubicados en Plaza Carso o Santafé en la Ciudad de México o Andares en Guadalajara., incluso estando en el espacio público, la calle, y querer tomar una foto desde el exterior, ya al interior ni si quiera sé si le dejen a uno pasar. Con la sustitución de la Administración pública por la Administración Privada a partir del esquema neoliberal, los sistemas de vigilancia y control pasan de pertenecer de un orden público a uno privado, quedando fuera de cualquier proceso o filtro democrático, ajeno a cualquier elemento de regulación que garantice su adecuado y justo uso.

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V-LA UTOPÍA PERDIDA EL FINAL DE LA HISTORIA

“Todo funciona. Esto es precisamente lo inhóspito, que todo funciona y que el funcionamiento lleva siempre a más funcionamiento y que la técnica arranca al hombre de la tierra cada vez más y lo desarraiga”…”esto donde el hombre hoy vive ya no es la Tierra.” (17)

¿En qué momento, los humanos como especie, acordamos los principios y valores sobre los que se fincaría el futuro de la humanidad en este planeta? El trabajo que el lector se encuentra leyendo toma parte de su nombre de un fragmento extraído de El Final de la Historia ensayo publicado en 1989 de Francis Fukuyama, en un momento histórico donde se marcaría un antes y un después en el orden mundial, una disyuntiva colosal donde “lo que podríamos estar presenciando no es solo el final de la guerra fría […] sino el fin de la historia como tal: esto es, el punto final de la evolución ideológica de la humanidad y la universalización de la democracia liberal occidental como la forma final de gobierno humano” (18).

A mediados del siglo pasado, a treinta años de las líneas de Francis Fukuyama, el mundo vivía un momento de fermentación y cambio global, El mundo dividido en dos grandes vertientes ideológicas y económicas, ambas temerosas una de la otra, lo que resultó en una guerra fría armada con propaganda, discursos y demagogia que infundía temor y paranoia. Al mismo tiempo ambas posturas sostenían guerras “contenidas” en lejanos países pequeños. El mundo entero se encontraba suspendido ingrávido en el umbral de cambios radicales que entrando la segunda mitad del siglo XX estallarían en revoluciones simultáneas en las principales capitales del orbe estableciendo pautas y exigencias de los ciudadanos hacia sus gobernantes. Aunque muchas de sus críticas fueran integradas más tarde dentro del mismo sistema que se estaba cuestionando, las reivindicaciones de las diferentes gestas de 1968 constituyeron una aportación de mucho peso y gran trascendencia ideológica, pues sentaron un fuerte precedente de discusión y manifestación ante una autoridad que pretendía imponerse sin argumentos, Los movimientos estudiantiles y de contracultura comienzan a dictar las reglas básicas de respeto y tolerancia, de libertad de expresión e igualdad, voces aclamando una vez más, que la paz reinara sobre la tierra.

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Pero casi medio siglo después, las bases siguen siendo las mismas. ¿Cuánto tiempo debe pasar entre una revolución y otra? ¿Qué nueva evolución ideológica ha sacudido al mundo?, ¿cuál ha sido la producción de utopías y valores fundamentales de la humanidad contemporánea? ¿O será que, con la caída del muro de Berlín dando fin a la disputa histórica entre los titanes del orden mundial, marcando el momento en que el capitalismo resulta vencedor sobre un comunismo derruido, dando muestra de que el “único” esquema de civilización existente sería el capitalismo y su democracia liberal, realmente marca el final de la evolución ideológica de la raza humana?

Quizá la tierra fértil del capital no es fértil para la mente utópica. Y es que en realidad el imperio del consumismo ha llegado a cubrir gran parte del mundo, generando un cómodo estado de conformismo. Una inercia colectiva hacia la indiferencia y la negación o ausencia de cuestionamiento que bien describiría José Saramago con Ensayo sobre la Ceguera: “Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran” (19) “Comfortably Numb” “Cómodamente Adormecido” diría un Pink Floyd de 1980 y Lennon nos cantaría el inicio de la segunda estrofa de Strawberry Fields Forever en 1967:

J.R. Eyerman 1952fotografía usada para la portada del libro “La Sociedad del Espectáculo“de Guy Debord

Pierre Koenig, 1960Stahl House / Caso de estudio #22Fotografía por Julius Schulman

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“Living is easy with eyes closedmisunderstanding all you see…”

…………………………“Vivir con los ojos cerrados es fácil,sin entender todo lo que se ve…”

El sistema de orden social basado en el capital basa el éxito o la cúspide del desarrollo humano en la inmediata obtención de momentos de felicidad, los cuales se pueden adquirir al cumplir, poco a poco, con las diferentes facetas del estilo de vida que nos hayan logrado vender. Conseguir el coche de tus sueños, la casa y los muebles de tus sueños, ya sea la casa pintoresca con gran jardín y un perro fiel, o las elegantes líneas de cristal y acero con toques futuristas en el borde de un peñasco con vista a Los Ángeles.

Y mientras uno se encuentre en la ardua tarea de conseguir toda la parafernalia correspondiente al modelo escogido, el sistema sigue su curso. En realidad suena bastante bien, no debería haber ningún problema, uno trabaja y obtiene lo que desea, no veo incluso mucho sentido de pensar en “otra” utopía. Pero como todo sistema Humano, el poder que genera el capital acumulado corrompe la maquinaria y es entonces cuando ciertas piezas empiezan a desencajar, y si ya habíamos acordado que el éxito y la felicidad son producto directo del índice de productividad, conceptos como el respeto, la tolerancia, la igualdad y la libertad pueden fácilmente verse fuera de juego, simplemente desplazados a un segundo término (si bien les va terminarán impresos en una hoja tamaño carta, enmarcados bajo el título de ”valores” adornando la recepción de alguna empresa.)

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LEVIATÁN

“Nadie hay tan osado que lo despierte... De su grandeza tienen temor los fuertes... No hay sobre la Tierra quien se le parezca, animal hecho exento de temor. Menosprecia

toda cosa alta; es rey sobre todos los soberbios” Libro de Job : 41

“¿Para qué engañarse? Vivimos en una democracia secuestrada por el poder económico, esto todo el mundo lo sabe. ¿Fueron los gobiernos los que decidieron hacer del empleo precario algo que se convertiría en “normalidad” social y el contrato basura en operación corriente? ¿O ha sido el poder económico que, en nombre y para mayor gloria del santísimo Lucro, lo ha impuesto a los gobiernos y a toda la sociedad? ¿De dónde cayó esa plaga? ¿Del cielo o de los señores del dinero?” “¿Cuántas veces aún será necesario decir que el Fondo Monetario Internacional no es democrático? ¿Que sus dirigentes no son elegidos democráticamente? Y si una institución financiera de la que depende la vida de más de la mitad de la humanidad, si no es que de toda ella, no es democrática, ¿cómo no concluir que la democracia política está bloqueada?” (20) en una civilización donde el poder real es económico, no tiene

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sentido hablar de democracia, mucho menos de valores y principios, se pierde total sentido del ser humano, de la comunidad y la utopía, el poder penetra a todas las esferas que de algo le sirvan, la religión, la educación, la salud, terminan siendo todos sus fieles servidores. Como Andrey Zvyagintsev en su más reciente largometraje, Leviathan (2014) (21), donde en una reconstrucción moderna del Libro de Job (Antiguo Testamento), logra retratar con una exquisitez indescriptible el espinoso problema del hombre bueno que sufre y del malo feliz. Ambientada en una península en el Mar de Barents y echando mano de una fotografía impecable y el dramatismo melancólico de la música de Philip Glass, cuenta la historia de Kolya, un hombre sencillo que lucha contra un alcalde corrupto que a toda costa quiere su “pedazo” de tierra, Kolya quien no concibe la vida sin su taller y sus tierras, y sobre todo sin poder contemplar la belleza natural que le ha rodeado desde que nació se niega a aceptar las ridículas cantidades de dinero que el alcalde corruptamente le ofrece, postura que, ante un poder cegado por la ambición, le lleva a perderlo todo, su tierra, su familia y su libertad. En una sublime narrativa, Leviathan nos muestra al poder como una maquinaria indomable, mitad humana y mitad infernal que a marcha firme pasa por encima de las personas aplastándoles sin remordimiento si en su

camino se oponen, la sombra del poder económico lo abarca todo vendiendo la idea de la culminación personal a partir de la propiedad privada, principal enemigo de la cohesión social, en un mundo donde todo es privado y lo común, cuya principal tarea es construir comunidad, se reduce a lo sobrante e indeseable; la raza humana no tiene otro destino que el miedo y la autodestrucción de unos a otros. Más acertado no podría haber sido José Saramago, Premio Nobel de literatura en 1998, con sus breves y hábiles palabras: “El éxito a toda costa nos hace peor que animales”.

SÁLVESE QUIEN PUEDACuando el esquema de vida a seguir es la construcción de un patrimonio personal por encima de todas las cosas, la idea de utopía ha quedado prácticamente fuera del horizonte de la arquitectura y la gran mayoría de las profesiones, ¿dónde han quedado los abogados que defienden a los justos e inocentes? ¿Los médicos que cuidan de prevenir y mantener la salud en lugar de reparar la enfermedad? ¿Los sacerdotes que buscan guiar a sus feligreses hacia la plenitud y conciencia del ser?, ¿bajo qué piedra se han ido a esconder los políticos que alguna vez soñaron con igualdad y libertad? Hoy en día la arquitectura de avanzada aplaudida por doquier se enfoca cada vez

Portada del Libro “Leviatan“ Thomas Hobbes 1651Las principales causas de conflicto en las sociedades son: la competencia en el deseo de ganancias; la desconfianza y el deseo de seguridad; y la fama o deseo de reputación. Las únicas salidas que ve Hobbes a este “estado de naturaleza” consisten en la lucha hasta la muerte de todos o, la que va a proponer él, que cada hombre ceda una parte de lo que desea para poder constituir una sociedad y lograr la paz.

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más en aspectos tecnológicos, desde innovaciones computarizadas de generación de formas y envolventes hasta temas de sustentabilidad ecológica robotizada. Sin demeritar en lo más mínimo estas necesarias búsquedas, el arquitecto contemporáneo parece haber eliminado o sustituido de su léxico el término ético por tecnológico. Del mismo modo la prioridad en la punta de lanza del pensamiento ha dejado de ser el mejorar la sociedad humana, relevada por una búsqueda, quizás hasta más realista, de salvar al mundo de la aparentemente inevitable depredación humana, importantes incentivos y certificados internacionales, medallas de oro y plata, apremian el esfuerzo de los edificios por tener el menor impacto posible sobre el medio ambiente, a la fecha desconozco de algún reconocimiento similar por la capacidad de un edificio de construir o destruir comunidades e individuos. Quizá son cosas que preferiríamos no ponernos a medir y cuantificar.

HABITAR LO COMUNITARIO

El término comunitario refiere a todo aquello propio, relacionado o vinculado con una comunidad en particular. En tanto, para aclarar más los alcances del término, diremos que por comunidad se entiende a aquel grupo

o conjunto de seres humanos o animales que comparten diversos elementos en común como pueden ser costumbres, un idioma, valores, tareas, visión del mundo, edad, ubicación geográfica, estatus social, roles, entre otras cuestiones. Por lo tanto el espacio comunitario sería aquel que es compartido entre los diferentes individuos de un grupo o comunidad. Es el espacio donde, despojados del sentido de la propiedad privada, se propicia el roce social entre los diferentes integrantes de la comunidad, es el espacio “de la representación, en el que la sociedad se hace visible. Del ágora a la plaza de las manifestaciones políticas multitudinarias del siglo XX, es a partir de estos espacios que se puede relatar, comprender la historia de una ciudad“. (22) Las relaciones entre los habitantes y entre el poder y la ciudadanía se materializan y se expresan en la conformación de las calles, las plazas, los parques, los lugares de encuentro ciudadano. Como argumentaría Jürgen Habermas, la comunicación entre miembros de una sociedad, requiere imprescindiblemente de espacio y foros abiertos a escuchar y discutir propuestas emitidas desde cualquier perspectiva. El filósofo alemán, en su trabajo “Further reflections on the public sphere” aborda el concepto de la esfera pública o espacio público, en el cual identifica tres propiedades fundamentales:

Donde haya dos o más reunidos, sin nombre, habrá un espacio público. ¿Por qué sin nombre? Corrijo: cuando el nombre sea lo de menos y la identidad de cada uno no sea un tema necesario ni vinculante, ahí habrá un espacio público. Y esto porque lo público es producción y no producto, un hacer y no un hecho, un obrar y no una obra.

Richard Rorty

Chalk gamesArthur Leipzig, 1950

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- La primera es la “inclusividad”, su carácter incluyente, es decir que este espacio es accesible para todos sin distinción.- La segunda propiedad es su carácter igualitario. No sólo tiene toda persona acceso a él, sino que además, en su interior, nadie tiene prioridad sobre alguien, se comparte por todos los participantes desde una posición igualitaria.- La tercera se refiere a la apertura, en el sentido de que cualquier asunto, sin restricción, puede ser lanzado a discusión entre todos los participantes del espacio público.

Por medio de esas tres propiedades, Habermas explica su modelo de un espacio público cuya función principal radica en poder albergar una verdadera discusión heterogénea y simultáneamente accesible para todas las perspectivas con lo cual “el espacio público constituiría la promesa de la democracia y de la libertad” (23).Cuando una sociedad pierde de vista la capacidad regenerativa del espacio comunitario (público) y comienza a construir bloques habitacionales privados y enclaustrados, deja de construir ciudad y está perdiendo mucho más que áreas verdes para el goce recreativo; con ello está sentenciando su futuro de violencia y degradación social. Por el contrario el sentido de comunidad y pertenencia resultado de la convivencia en los espacios comunitarios produce un estado de seguridad colectiva, simplemente uno sabe que no puede dañar al vecino porque es un compañero, es parte del mismo grupo, uno se vuelve consciente de la otredad, concepto que se puede desarrollar solamente a partir de la existencia de un “algo” que no le pertenece a nadie en particular sino a todos, por así decirlo, el espacio público resultaría la antítesis de la propiedad privada. Si bien, la propiedad privada surge como una garantía individual tras la revolución francesa de 1807 como “derecho a la propiedad” (16) dotando al individuo de un

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espacio que le permita desarrollarse plenamente. Tal como escribe Hannah Arendt en La condición Humana, “carecer de un lugar privado propio (como era el caso de los esclavos) significaba dejar de ser humano”, simplemente una habitación personal donde uno sepa, que al menos ahí, puede refugiarse del resto del mundo, de lo público y lo social, un espacio que le dé la libertad a uno de mostrar que no se es propiedad de alguien más.

NEOLIBERALISMO Y TERRITORIO

Si bien el derecho al espacio personal, más que a la propiedad privada, no es un mal por sí mismo, la clave reside en “regular dicho derecho para que el hecho de garantizar la propiedad privada no conlleve a abusos por parte de quienes acumulan riqueza y concentran la propiedad del suelo y los bienes inmobiliarios de un modo antisocial, para evitar los excesos de quienes hacen un uso antisocial de la propiedad o de quienes hacen un reclamo abusivo de sus expectativas especulativas” (16).Las últimas décadas del s. XX muestran en la historia de dicha regulación un grave punto de inflexión que respondiendo a la perfección a una lógica neoliberal, pasa de ser una actividad regulada por un agente público

Construction SiteHong Kong’s Kowloon

(Reuters/Tyrone Siu) 2010.

(Der.) “Las nuevas ciudades fantasmas”Kashgar, XinjiangCity of Kangbashi

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con ciertos rasgos de interés en el bien común, a ser controlado por un sector privado cuyo principal objetivo es, cumpliendo los “estándares”, obtener las máximas y más rápidas rentabilidades.

Para estar en contexto definamos un poco cual es el principio teórico del neoliberalismo, si bien es un concepto que se escucha muy a menudo, puede ser que no todos comprendamos como es que funciona o en qué se basa este modelo económico que toma tanta fuerza en las últimas décadas del siglo XX. Esta filosofía económica que surge como reacción a la intervención del Estado como garante de una mayor justicia social (es decir, del Estado benefactor) toma fuerza gracias a las debacles de la economía capitalista del siglo XX, particularmente las registradas a finales de los años 20 y en la de la década de los setentas, plantea la necesidad de liberar el mercado, es decir eliminar regulaciones para fomentar e incentivar la actividad comercial, propone reducir el gasto público y aumentar los intereses sobre el consumo al mismo tiempo que aumentar las tasas de interés y reducir la oferta de dinero con intención de detener y evitar la inflación. Finalmente el punto que más nos interesa en este tema, plantea la privatización de diferentes sectores del servicio

público por la idea de que la administración privada es más eficiente que la administración pública, lo cual, ante gobiernos invadidos por sindicatos, corrupción, y mínima preparación, se vuelve, más que una idea, una realidad concreta. De este modo se “achica” la intervención del Estado en materia de caminos y rutas, educación, comunicación, salud, vivienda, etc. En este proceso mediante el cual el Estado como sistema regulador cede campo a los grandes capitales, (sin ninguna oposición y con amplios márgenes de ganancias por comisión, omisión y corrupción), las ciudades se convierten en el perfecto escenario para la inversión y la especulación capitalista con regulaciones nulas o laxas, a la merced del más potente e incontrolable operador nunca antes visto, con un mínimo compromiso con su contexto urbano, ecológico y social. “Esto está sucediendo incluso en países como Suecia y Holanda, que habían tenido una decidida y duradera política de vivienda pública, con lo que se ha distorsionado el concepto de ciudad y la responsabilidad de los poderes públicos democráticos en su función de conseguir una sociedad más justa y equilibrada, de hacer realmente un urbanismo integrador y que distribuya la renta, de hacer las ciudades más que de impulsar crecimientos desorbitados.” (16)

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Basta con pasar la mirada sobre algunas de las realidades sociales de las ciudades contemporáneas para descubrir los atroces efectos de la ausencia de un orden público que vele por el responsable aprovechamiento de la propiedad del suelo. Desde la rápida y sistemática destrucción de sus barrios tradicionales, el hipercapitalismo chino que posee la titularidad completa de su territorio borra eficazmente

su tejido urbano y expulsa a sus habitantes a las nuevas periferias para dar sitio a nuevos desarrollos, tal es el caso de la asombrosa y antigua ciudad amurallada de Kowloon cuya fundación se remonta al siglo X y que para finales del siglo pasado contaba con el record de mayor densidad demográfica en el mundo, un millón novecientos mil habitantes/km2. Kowloon fue derrumbada en 1993 bajo la

Trabajadores migrantes en demolición Centro de Shanghai(Reuters/Aly Song) 2012

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declaración del sitio como un territorio peligroso, violento y antihigiénico. Hoy en día en su lugar hay un parque con el estilo tradicional del jardín oriental y con una maqueta de la antigua ciudad, alrededor del parque se levanta una nueva Kowloon, una nueva ciudad a la cual, la antigua, le estorbaba la vista, una nueva ciudad la cual, a diferencia de su predecesora, si resulta negocio ya que la anterior se encontraba fuera de la ley, bajo sus propias normas y acuerdos de convivencia, con sus propios esquemas productivos y administrativos, ausente a los impuestos y regulaciones gubernamentales. Y ante un escenario tan poco conveniente para el interés de lucrar con la propiedad del suelo, la demolición de la antigua ciudad amurallada de Kowloon era la mejor manera de deshacerse de un mal ejemplo y brindar nueva plusvalía a los terrenos colindantes y sus futuros desarrollos. David Jiménez y María Ángeles Peñalver describen este acontecimiento como una Lobotomía, “una amnesia inducida. La reescritura de la historia a partir de la amputación de un órgano disidente” (24). Y aunque ya han pasado más de 20 años de la destrucción de la ciudad amurallada de Kowloon, es una práctica vigente y aceptada en nuestros días. “¿Es aceptable que sólo para poder realizar el parque y el estadio de Pekin para los Juegos olímpicos

de 2008, incluido el denominado Nido de Herzog & de Meuron y del artista Ai WeiWei, se desplazáran 350,000 habitantes que vivían en la zona y se trasladaran a las afueras de la metrópolis?” (16) Aunado a la destrucción de los tradicionales barrios chinos (los hutons), este tipo de acciones representan una grave desintegración del tejido social y el patrimonio histórico. Lo que se vive en china es la mayor destrucción inmobiliaria de la historia, confirma He Shuzhong, urbanista fundador del CHP (Beijing Cultural Heritage Protection Center) quien explica al diario La Nación (25) la naturaleza de la destrucción de los barrios tradicionales: “Durante la Revolución Cultural se destruyó de acuerdo con la ideología del Partido Comunista, pero desde hace 30 años lo más importante es ganar dinero. Todo lo que impida la rentabilidad será destruido”. Mientras que en unos países la especulación inmobiliaria destruye y borra la memoria colectiva y sus vínculos sociales, en otras partes del mundo, Los Emiratos Árabes y ciudades como Dubái, se opta por destruir ecosistemas y despilfarrar energía y recursos en la construcción de esquemas que olvidan su propia cultura potenciando un crecimiento salvaje de sus estructuras urbanas, borrando de igual manera la identidad de una comunidad.

1.Ciudad amurallada de Kowloon2.Exterior e interior de Kowloon(1980)

3.Kowloon Park (estado actual)

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LA UTOPÍA PERDIDA

En la primera mitad del siglo XX, especialmente en el período de entreguerras, se dio una búsqueda general por un compromiso político y social, pensamiento que se filtró en la mayoría de las esferas intelectuales, habrá sido un sentimiento de solidaridad ante el momento recién vivido.

Específicamente en la arquitectura se crearon movimientos que pensaban y planeaban la vivienda social cooperativa, se generaron importantes críticas al formalismo de Le Corbusier por parte de Karel Teige o El Arquitecto en la Lucha de Clases de Hannes Meyer (26) Un momento en la historia reciente en que se respiraba una necesidad de trabajar por la construcción de una sociedad equitativa y velar por los derechos de los más desprovistos. Conforme se iba acercando la mitad del siglo XX, éste intenso compromiso social comenzaba a ver su fin como teoría regente. “A partir del surgimiento del movimiento moderno, los conflictos dentro de la Bauhaus y la realización de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) se consolidó una dualidad entre las teorías y las propuestas de los arquitectos” (16).Por un lado, Walter Gropius, Ernst May, Hannes Meyer o

Karel Teige, mantenían la visión del arquitecto al servicio de la sociedad, haciendo énfasis en el trabajo colectivo y de la producción en serie para satisfacer las necesidades; y por otra parte impulsada por Le Corbusier, Mies Van der Rohe, y Josep Luis Sert, entre otros, se levanta la visión del arquitecto como creador alineado a la sociedad liberal. En poco tiempo se abandonaron todo tipo de exitosos modelos de vivienda social y obra pública, como el impulsado en Reino Unido por el recién electo Partido Laborista en 1945, bajo el esquema del Estado Benefactor donde la administración pública emplea aproximadamente al 50% de los arquitectos Británicos y realiza el casi 45% de la producción total de construcciones anualmente, con lo que sería “la más poderosa y completa maquina administrativa de planificación urbana y arquitectónica que ha existido en las democracias occidentales” (16). Iniciado en el ciclo administrativo del Laborista Clement Attlee (1945-1951), fue un esquema público necesario para sanar el temor y la miseria que la 2ª Guerra Mundial había dejado a su paso. Mismo esquema que fue desmantelado por completo durante la administración de Margaret Tacher, con el inicio del neoliberalismo de 1970. En una sincronía casi pactada, el escenario de la arquitectura y las ciudades en Latinoamérica describe una

Harlow ,New Town, 1956. Arq. Frederick Gibbertfotografía: Hulton Archive

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gráfica histórica de gran similitud aunque quizás generada por diferentes factores. Mientras que en los años cuarenta y cincuenta, se había conseguido un avance en cuanto a condiciones sociales e infraestructuras públicas se refiere, escuelas, hospitales, parques, centros sociales y centros universitarios como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM 1947-1953), obra ejemplar de la construcción colectiva. A partir de los años sesenta la arquitectura y el urbanismo en Latinoamérica entran en un nuevo ciclo de crecimiento y desbordamiento, las ciudades empiezan a crecer descontroladamente México, Buenos Aires, Lima y más tarde Caracas y Bogotá.

Durante la primer mitad del siglo XX México vivía un auge ideológico, una nación joven que se encontraba desde los años veinte, en la tarea de construir el país en reflejo de su reciente constitución política y asegurar el cumplimiento de sus garantías, especialmente en “algunos de los mandatos constitucionales más sentidos, reclamados y urgentes, contenidos en los artículos 3°, 27° y 123°.” (27) La educación popular para todos, el reparto de la tierra entre los trabajadores agrícolas convirtiéndolos en ejidatarios y el de los derechos, garantías y seguridades laborales para los trabajadores urbanos, por mencionar

algunos. “En su momento ésta situación invitó a los diversos profesionales con vocación de servicio para con el país y su gente, a adoptar una conducta profesional, revolucionaria y centrada en la utilización lo más rigurosa posible del conocimiento científico y técnico para aplicarlo a los problemas más urgentes de la población.” (28) Si bien no todo el gremio compartía la misma visión, la disyuntiva cuestionaba el lenguaje, la expresividad y la técnica, sin embargo ambas corrientes coincidían en el objetivo final, dotar de la infraestructura necesaria para cubrir las garantías del México postrevolucionario.

Así a partir de 1920, se inició una etapa de impulso y crecimiento a los sectores de la industria y los servicios en las ciudades, lo que conllevo a una fuerte migración rural hacia la capital del país y posteriormente hacia las principales ciudades del interior de la república. Tal crecimiento y densificación demográfica obligaba al Estado a satisfacer las necesidades de salud, educación, recreación y vivienda así como trazar el futuro crecimiento de las manchas urbanas. “Esta situación dio lugar a la creación revolucionaria y progresiva de novedosos y efectivos programas edificatorios“ (27). Desde acciones mínimas pero de gran impacto como las 3,600 micro

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bibliotecas rurales levantadas en solo 6 meses, hasta los grandes complejos multifamiliares con áreas de servicios y convivencia, equipamientos de salud, teatros y conjuntos deportivos en la capital del país y las principales ciudades que presentaban una nueva y creciente demanda de servicios y vivienda. Todos ellos proyectos de gran inventiva, eficiencia de recursos y gran calidad estética y funcional. Proyectos de alcances colosales que solamente podría darse en un momento histórico en que un país necesita constituirse y formar una identidad propia.

Pero es precisamente su propio crecimiento lo que años más tarde llevaría no solo a México sino a las grandes ciudades de Latinoamérica a caer en graves errores en cuanto a sus políticas de desarrollo y vivienda. A partir de los años sesenta, las ciudades no son capaces de asumir la fuerte inmigración del campo a la ciudad sin desequilibrios: la construcción masiva sufre un crecimiento cuantitativo, de poca calidad y construcción rápida. Ante una demanda de vivienda que sobrepasa las capacidades del sistema existente para el momento, se prepara el terreno para la entrada del único poder más grande que el público; como ya se imaginará el lector, aquí es donde entra la administración privada del territorio y la vivienda,

que termina desmantelando el esquema de construcción publica de beneficencia social, al igual que el ejemplo del Reino Unido anteriormente citado. Con la creación de fondos monetarios a partir de las pensiones del seguro social, el gobierno se convierte en administrador financiero que otorga préstamos a los trabajadores para la compra de una vivienda construida por desarrolladoras privadas. De esta manera el Estado aparentemente no deja de atender la necesidad de vivienda, sin embargo ante una regulación laxa del mercado, las empresas encargadas de construir la vivienda poco interés aplican en cuestiones éticas y de calidad espacial en el desarrollo habitacional, limitándose a cumplir con estándares cuantitativos y ambiguos. Con esto el crecimiento de las ciudades abandona la realización de equipamientos y se vuelca en los conjuntos residenciales masivos y aislados, ya sea por sus “murallas” de un neo feudalismo burgués, o aislados por su lejanía a cualquier centro urbano, ya que el nuevo desarrollador de viviendas buscará siempre, a toda costa, los terrenos más baratos.

En nuestros días en México hay más de 5 millones de estas “nuevas” viviendas abandonadas (29) aunado a los abusos que el crédito hipotecario supone, las familias abandonan

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las viviendas por diversas razones estrechamente ligadas a la baja calidad y nula habitabilidad e las mismas; fallas estructurales en la edificación, asentamientos realizados en zonas de alto riesgo ambiental, mala planificación de obras, falta de servicios o inseguridad y distancias insalvables a los centros urbanos y de equipamiento.

Por otra parte cabe mencionar que las unidades habitacionales construidas hasta antes del cambio de esquema de vivienda pública de finales del siglo XX, siguen vigentes, en uso exhaustivo y la demanda por habitar en ellos va a la alza. Haría falta repensar el esquema de producción de infraestructura de servicios y vivienda con un enfoque menos rapaz que la inmediata y acelerada rentabilidad.

Tal vez los costos de operación financiera del esuema de fin de siglo sean menores, pero sus resultados son por decir lo menos, inservibles, como cualquiera diría, “No sirve, pero lo bueno es que cuesta menos”. Volver entonces al esquema inicial de encargo a despachos respetables de arquitectos como sucedió con Serrano & Nava y Ordorica para el conjunto habitacional Iztapalapa, o Enrique del Moral con el mercado de la Merced en la Ciudad de México, Alejandro Zohn con las viviendas progresivas de la Unidad Atemajac, y el mercado de San Juan de Dios en Guadalajara, o Enrique Carral realizando el ambicioso Programa de construcción de hospitales del IMSS a nivel Nacional. Todos ellos con un profundo concepto de convivencia y calidad espacial para impulsar el desarrollo humano en la comunidad. Una nación no puede avanzar ofreciéndoles a sus ciudadanos basura para vivir, educarse o alimentarse.

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VI-POST TENEBRAS LUX

LA ARQUITECTURA COMO UN AGENTE DE CAMBIO Y UNA CIENCIA SOCIAL. ESPERANZA.

“No obstante, debe hacerse hincapié en un hecho relevante dentro de esta confusión y mutación. Aunque no corresponda directa y exclusivamente de la capacidad proyectual de los técnicos, la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo son fenómenos que expresan de un modo emblemático las encrucijadas en las que se encuentran las sociedades contemporáneas: la arquitectura como símbolo de poder y, a la vez, como expresión de los movimientos sociales y urbanos; los edificios como sistemas de consumo de recursos y generadores de contaminación, pero también la base para construir sociedades más sostenibles; cada barrio como confluencia de intereses inmobiliarios, pero también como lugar para la vida comunitaria y la socialización; las ciudades como escenarios privilegiados, proteicos y energéticos, donde se manifiestan los conflictos y caos actuales, pero también con grandes posibilidades de mejora y evolución; y el paisaje como marco en continua transformación y como referente simbólico de cada sociedad. Es por ello que sociólogos, antropólogos, geógrafos, biólogos, economistas, pensadores, artistas y críticos literarios han ido tomando la arquitectura y la ciudad como referente privilegiado de sus reflexiones e interpretaciones. La cuestión esencial del desarrollo humano contemporáneo se centra en el presente y el futuro de las ciudades: estas son el problema y, al mismo tiempo, la solución; la crisis de la arquitectura y el urbanismo puede ser muy fructífera.” (16)

El último capítulo al cual el lector entra en este

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momento pretende, en caso de que tal escenario haya sucedido, aligerar la catarsis que se pudo suscitar ante el cuestionamiento crítico de ciertos valores de fondo de las sociedades contemporáneas. Será simplemente, nombrar y repasar brevemente algunas de las acciones que se han dado en los últimos años con búsqueda de una construcción responsable de las ciudades, las utopías siguen vigentes, está en nosotros buscar la manera en que hacemos que vayan tomando cuerpo poco a poco y así empezar a cambiar la realidad actual de los entornos humanos. Vale la pena entonces revisar, entendiendo las diferencias de contextos históricos y sociales, el trabajo de diversos personajes que con ideales y valores éticos bien sentados se oponen a la idea, generalmente aceptada, de que el objetivo final de toda existencia humana es la acumulación ad infinitum de capital y bienes materiales. Entre el riesgo de omitir centenares de nombres que desde sus trincheras independientes, desde organismos civiles o desde la administración pública están generando grandes, si no es que los mayores avances en pos de mejores ciudades y vivienda digna, aclaro que solamente mencionaré el trabajo de algunos arquitectos, que aparte de la transcendental gestión que realizan para el mismo fin, sus obras construidas sirvieron, en lo personal, como

chispa que inicia la combustión del pensamiento crítico.

EL PESO DE UNA IDEA

Hacer realidad la utopía no es acción exclusiva de los proyectos de gran escala, desde una acción de talle menor se puede tener gran incidencia, como ejemplo recuerdo el proyecto mencionado en la última sección del capítulo anterior donde José Vasconcelos siendo Secretario de Educación Pública del México postrevolucionario (1921) selecciona 18 textos distinguidos y clásicos, los denominados libros verdes, que a su juicio serían indispensables para la educación y formación sentimental del pueblo Mexicano. De ésta selección se mandaron a producir decenas de miles de copias, los cuales empacados en una caja de madera con entrepaños en su interior, serían enviados a las comunidades más alejadas, ésta misma caja haría las veces de librero al ser colgada en la pared de alguna habitación de acceso público, por ejemplo la sacristía de una iglesia, y sobre la puerta un letrero: “biblioteca”. De esta forma, con un recurso mínimo (comparado a la construcción formal de aunque sea una sola biblioteca) se conforma una biblioteca de alcance nacional con más de 64,000 ejemplares. Pocos años más

1.Ciudad amurallada de Kowloon2.Exterior e interior de Kowloon(1980)

3.Kowloon Park (estado actual)

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tarde (1924 a 1928) bajo la misma búsqueda siendo ahora José Manuel Puig Casauranc Secretario de Educación de México, se emprende el programa de construcción de escuelas públicas, los arquitectos Vicente Mendiola, Luis Ruiz y Guillermo Zárraga (30) desarrollan una estrategia para, con mínimos recursos, construir la mayor cantidad de escuelas posibles. Según la ciudad o poblado donde serían implementadas, la cantidad de escuelas necesarias se determinaba por su número de habitantes y el radio de alcance de cada unidad para que todos y cada uno de los alumnos tuvieran fácil acceso a alguna de estas escuelas a pie. La principal necesidad era cubrir una amplia demanda de espacios para el aprendizaje, la última condicionante era cómo debían de ser estas construcciones, el resultado da un esquema de “escuelas al aire libre” donde el aula está conformada por un techo de lámina o tejado con un solo muro cerrado hacia los vientos dominantes y sus otras tres caras abiertas, en casos de lluvia se podrían proteger estas caras abiertas con unas lonas plegadizas. El punto nuevamente no es la cantidad sobre la calidad, sino entender la necesidad y resolverlo con una obra que asegure antes que nada, la construcción de un mejor futuro.

UTOPÍAS COLECTIVAS

La utopía tiene muchos frentes de muy variadas escalas, para ser atendidos. La vivienda, los servicios y espacios públicos, la participación social, la teoría y protesta, la educación, etc.Considerar que el cuestionamiento crítico y la producción utópica son procesos ideológicos que se han detenido por completo sería xagerado. En realidad es una parte inherente del ser humano imposible de erradicar ni de la piel ni de la consciencia. La sensación de total ausencia de evolución ideológica, es más bien la primer capa de la realidad visible, en cuanto uno comienza a escudriñar, cada vez con mayor profundidad las entrañas de la crítica, el inconformismo y la utopía, se van descubriendo nuevas capas, espesas y muy cargadas de contenido que se están tejiendo en el fondo teórico del futuro cercano. Y aunque definitivamente son mayoría aquellos que prefieren no cuestionarse nada, el cambio y la evolución es inminente, las revoluciones solamente pueden surgir de los inconformes, los incómodos, los que están en desacuerdo, puesto que aquellos conformes con lo existente permanecen encantados bajo el hechizo de lo que están viendo.

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Basta nombrar acciones retadoras y provocativas como las llevadas adelante por el español Santiago Cirugeda, arquitecto atípico que estudia a fondo las leyes y ordenanzas de la ciudad para aprovechar cualquier resquicio y como un maestro del hackeo de ciudades, construye espacios o habitáculos que por un momento “subvierten la lógica de las ciudades […] Una subversión que no pretende desestabilizar los sistemas políticos, sino demostrar que existen alternativas viables a un modelo de ciudad que no toma en cuenta a sus habitantes” (31).Zuloark, despacho colectivo de origen también español pero con una estructura fluida que permite la colaboración internacional, realiza intervenciones de diferentes escalas y sustentos materiales impredecibles, cuya principal búsqueda es la generación de dialogo y la construcción de la comunidad organizada, es decir: la arquitectura como facilitador del empoderamiento ciudadano. El inicio de una comunidad organizada es el dialogo, y a través de la construcción de pequeños parlamentos urbanos en el espacio público, se discuten los temas que al barrio en general conciernen. Con el tiempo estas reuniones vecinales se constituyen como hábitos que van tomando fuerza y presencia, lo que les permite decidir y consensar el futuro de su contexto urbano inmediato, produciendo

política desde el ciudadano cotidiano.

En el extremo oriental del planeta, el arquitecto chino Wang Shu es ejemplo loable del profesionista como actor político y férreo opositor frente a la rápida destrucción y el imparable crecimiento de las ciudades de su país. Galardonado en 2012 con el premio Pritzker, la obra de Wang Shu y su esposa Lu Wenyu, con quien forma en 1998 el Amateur Architecture Studio, toma principios filosóficos y de respeto fundamentales de la tradición local, aparte de las conferencias, manifestaciones y denuncias que realiza contra la destrucción de los tradicionales Hutons chinos, (mencionados en la penúltima sección del capítulo 2) el despacho utiliza los materiales rescatados de estas demoliciones para dar cuerpo a sus obras, y así hacer presentes las cicatrices de tal aberración inmobiliaria en una acción contraria al borrado de memoria colectiva que provoca la erradicación de los barrios tradicionales y sus tejidos sociales. Wang Shu defiende un regreso hacia la no profesionalización de la disciplina y la recuperación de los métodos tradicionales, asegurando que la participación activa de los futuros usuarios asegurará el mantenimiento del edificio y la posibilidad de que todo el planeta conozca una arquitectura más humana. Así mismo invita a construir

Parlamento UrbanoZuloarkLisboa, 2002

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con “naturalidad, espontaneidad, temporalidad y si hace falta de manera ilegal”

La esperanza de las ciudades no esta tan lejana como imaginamos, un nuevo crecimiento urbano es posible, prueba de ello son nuestras ciudades hermanas del hemisferio sur como Curitiba, la ciudad de la utopía de la ecología y la sustentabilidad, Río de Janeiro muestra cómo se pueden restaurar los tejidos sociales a partir de la inclusión y las oportunidades, en Bogotá se vive una ciudad ejemplar donde los esquemas de gobernanza se pueden reestructurar con base en valores de convivencia, una ciudad donde la vivienda, el transporte y los servicios públicos eficientes y de calidad, pueden construirse bajo una justa y equitativa administración pública, y Medellín nos muestra a no tener miedo y a liberar nuestras ciudades de la inseguridad y el terror, nos marca el camino hacia una comunidad donde ni las limitantes físicas de la ciudad, ni las diferencias sociales, ni la inseguridad, ni la violencia nos pueden privar del derecho a la ciudad.

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“El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse […] Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.” (32)

Salvador Allende, 11 de septiembre de 1973

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VII-CONCLUSIONES

“Sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza.”

Walter Benjamin

“Muchos se sienten confusos tan solo. El suelo tiembla, y no saben por qué y de qué. Esta su situación es angustia, y si se hace más determinada, miedo.” (33) Y allí, “todavía en la obscuridad total del momento vivido, ese verdadero nudo y enigma del mundo, es donde a conciencia utópica quiere ver más allá, pero, en último término, solo para penetrar la cercana obscuridad del momento acabado de vivir, en el que todo ente se nos da en su mismo ocultamiento. Con otras palabras: para ver precisamente a través de la proximidad más cercana, es preciso el telescopio más potente, el de la conciencia utópica agudizada” (33)

Por un momento me encontraba transitando en un estado un tanto desconcertante, una especie de limbo donde el canal de audio se ausenta o se vuelve un lejano susurro

y el observador puede entonces despegar la vista del espectáculo de lo cotidiano y observar con curiosidad todos aquellos detalles y efectos de tramoya que no siempre descubrimos a simple vista. En este estado de cuestionamiento y descubrimiento perceptivo se llega a un punto de perspectiva definitivamente menos cómodo que el del instante anterior en que el eco de las risas y aplausos acompañan la amarga revelación del sinsentido e ironía del espectáculo en cuestión; Un escenario actual de la arquitectura (en mi contexto directo) en que se premia la superficialidad y la estética vacua, en que los modelos y esquemas de “moda” se repiten una y otra vez en un desagradable acto de Necrofilia cual productora de telenovelas que vive de repetir una y otra vez la misma historia.

En un principio, el presente trabajo, tomando como base de estudio la ciudad de Guadalajara, buscaba cuestionar y sugerir que el modelo de ciudad contemporánea es un modelo en crisis, un modelo que no responde a la ética del hábitat humano y cuyo principal objetivo es resolver el abastecimiento de capital humano a bajo costo para la reproducción del capital. Navegando ya en estas aguas fue cuestión de tiempo encontrarme con La Nueva Babilonia

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de Constant Niuwenhuys, de ahí se desencadena todo el caos, comienzan a llegar a la investigación las utopías de la segunda mitad del siglo pasado, los cuestionamientos éticos, políticos y estéticos de la construcción del hábitat colectivo.

A veces pienso en ¿qué pasaría si de repente la humanidad entera se equivocó de camino? Simplemente un día, ante una disyuntiva, la ideología colectiva decidió ir por la derecha y no por la izquierda, sin darse cuenta que se avecina un despeñadero, a cualquiera le puede pasar. Entonces, como cuestiona Luis Arenas en el epílogo de su libro Fantasmas de la Vida Moderna “¿Y si la arquitectura resultara ser una de las ciencias morales? Quiero decir: ¿ y si en lugar de hacer de ella una disciplina fáctica, una ciencia del ser en cuanto construido, su verdadera naturaleza estuviera más cerca de la ética o de la política que de la tectónica o de la ingeniera?” (34) Es probable que el resultado actual de lo que se construye tiene sus raíces mal fundamentadas desde que la arquitectura se aleja del terreno de lo humano y la ética, al resguardo de las ingenierías y las artes.

Sin pretender vislumbrar o predecir el efecto que este

documento pueda tener sobre el lector, me interesa hacer hincapié en la importancia que dicho ejercicio reflexivo tuvo en mi postura actual como aspirante a arquitecto. Por momentos me ha dado miedo y hasta algo de vergüenza revisar los párrafos escritos y descubrir en repetidas ocasiones, que el ánimo revolucionario o rebelde se apoderaba de mi pluma que estructuraba frases en un tono un tanto violento o injurioso. Nunca me he considerado un insurrecto u opositor, de hecho confieso que me pueden llegar a molestar muchas de las gestas activistas de nuestros días al juzgarlas de superficiales o simples actos de alboroto y desobediencia sin fundamentos, sobre todo encuentro incongruentes sus formas de expresión que presentan información sesgada y tendenciosa, incitando a la violencia o el conflicto en lugar de dar lugar al dialogo y la reflexión. Y en todo esto temía mucho convertirme, sólo el lector podrá juzgar si en esta tarea autoimpuesta he fallado o si cierta neutralidad he logrado conservar. Sin embargo dejar fluir las palabras de cierta manera sin mucho filtro fue el método de reacción que me permitió poner todas las ideas sobre la mesa y posteriormente seleccionar aquello que tenía cierto valor, de aquello que sonaba a berrinche.

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Definitivamente cuestionarse algo es, por mucho, menos cómodo que nunca haberse planteado el dilema y si bien no considero que sea obligatorio entrar en este tipo de cuestionamientos personales sobre el estatus quo y el funcionamiento de las cosas, definitivamente es un ejercicio que no le recomendaría a nadie que lo evitara.

“Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte”. (35) (Última entrada en el blog de José Saramago, bajo el título “Pensar, pensar”).

Después del trabajo realizado, encuentro mi postura y mi inconformidad más arraigada yfundamentada. Veo en el horizonte inspiradoras búsquedas de justicia y utopías alcanzables. Los arquitectos, entre muchos otros profesionistas, debemos regresar a las bases de nuestro deber social, preguntarnos cuál es el mundo que soñamos y plantear nuestra capacidad de acción para hacerlo realidad. Culpo a las escuelas entre muchas otras instituciones por la falta de insistencia en este tema, y si bien

es un proceso individual se requiere provocar momentos de catarsis que nos hagan cuestionar los valores propios, a final de cuentas hace falta pensar la utopía, pensar la arquitectura como agente de cambio y de incidencia política y mediática, con este trabajo solo quisiera invitar al lector a resistirse a las ideas preconcebidas sin un criterio propio, antes que seguir en la repetición de las modas y tendencias debemos reflexionar el porqué de las cosas, preguntarnos si estamos de acuerdo con ello y entonces tomar una postura, si queremos ver un cambio tenemos que cambiar la manera de hacer las cosas, tenemos que recordar que la arquitectura es mucho más que el simple juego de los volúmenes bajo la luz.

“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”. (36)

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A mis padres; Manuel y Silvina por su incondicional apoyo y mentoría.A mis hermanos; Tania, Santiago y Argel por su compañía y ser ejemplo a seguir.A Bernardo García, Álvaro Gutiérrez, Manuel Becerra; por su imprescindible asesoría en el camino de este proyecto.

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Adrian Becerra Villaseñor

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