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TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS Gerardo Pérez Sánchez y Vicente Mujica Moreno (Coordinadores)

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Textos para la reforma electoral de Canarias / Gerardo Pérez Sánchez y Vicente Mujica Moreno (coordinadores) ; [prólogo, Ángel Sánchez]. — Las Palmas de Gran Canaria : Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Servicio de Publicaciones y Difusión Científica, 2016 267 p. ; 2,5 Mb En port.: Cabildo de Gran Canaria En port.: Demócratas para el Cambio ISBN 978-84-9042-251-9

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TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Gerardo Pérez Sánchez y Vicente Mujica Moreno (Coordinadores)

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TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL

DE CANARIAS

Gerardo Pérez Sánchez y Vicente Mujica Moreno

(Coordinadores)

2016

Page 4: Textos para la reforma electoral de Canarias

© 1ª edición, 2016 Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Servicio de Publicaciones y Difusión Cientí[email protected]/publicaciones

© CoordinadoresGerardo Pérez Sánchez y Vicente Mujica Moreno

© de los textos y de las imágenes: sus autores

Editorial: Servicio de Publicaciones y Difusión Científica de la ULPGC

ISBN: 978-84-9042-251-9Depósito Legal: GC 293-2016IBIC: LNDS / 1DSEE

Reservados todos los derechos por la legislación espa ñola enmateria de Propiedad Intelectual. Ni la totali dad ni parte deesta obra puede reproducirse, almacenarse o transmitirse enmanera algu na por medio ya sea electrónico, químico, ópti co,informático, de graba ción o de fotocopia, sin permiso previo,por escrito, de la editorial.

TEXTOS para la reforma electoral de Canarias / Gerardo Pérez Sánchez y Vicente Mujica Moreno(coordinadores) ; [prólogo, Ángel Sánchez]. — Las Palmas de Gran Canaria : Universidad de LasPalmas de Gran Canaria, Servicio de Publicaciones y Difusión Científica, 2016

267 p. ; 2,5 MbEn port.: Cabildo de Gran Canaria En port.: Demócratas para el CambioISBN 978-84-9042-251-91. Elecciones - Derecho - Canarias I. Pérez Sánchez, Gerardo, coord. II. Mujica Moreno, Vicente,

coord. III. Sánchez Rivero, Ángel, pr. IV. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ed. V. GranCanaria. Cabildo Insular VI. Demócratas para el Cambio

342.8(649)

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4

ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS ......................................................................................................6

PRESENTACIóN ................................................................................................................7

PRóLOGO ............................................................................................................................9(Ángel Sánchez)

INTRODUCCIóN ............................................................................................................14(Gerardo Pérez Sánchez)

1. EL SISTEMA ELECTORAL CANARIO: REPRESENTACIóN DESPROPORCIONAL Y DESIGUALDAD DEL VOTO ......................21(Carlos Fernández Esquer, José Ramón Montero)

2. LAS BARRERAS ELECTORALES............................................................................69(Gerardo Pérez Sánchez)

3. LOS SISTEMAS ELECTORALES ARChIPIELÁGICOS: REFLEXIONES EN TORNO A LA REFORMA DEL SISTEMA ELECTORAL CANARIO

DESDE EL DEREChO COMPARADO ............................................................................103(Víctor Cuesta López)

4. LA POSICIóN DE LAS ISLAS NO CAPITALINAS EN CANARIAS. MECANISMOS DE DEFENSA DE SUS INTERESES AL MARGEN

DEL SISTEMA ELECTORAL ............................................................................................125(Juan hernández Bravo de Laguna)

5. EL SISTEMA ELECTORAL AUTONóMICO CANARIO: UNA REVISIóN NECESARIA, IMPERIOSA E INAPLAZABLE ........................................147(Juan Fernando López Aguilar)

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6. LA DESPROPORCIONALIDAD DEL SISTEMA ELECTORAL CANARIO:UNA PROBLEMÁTICA DESATADA ................................................................................157(Rafael Álvarez Gil)

7. UNA PROPUESTA PARA MEJORAR LA REPRESENTATIVIDAD DE CANARIAS(O CóMO CONSTRUIR UN NUEVO EqUILIBRIO POBLACIONAL Y TERRITORIAL) ......165(Fernando Ríos Rull)

8. EFECTOS DEL SISTEMA ELECTORAL EN CANARIAS SOBRE LA ECONOMÍA Y EL BIENESTAR ........................................................177(Manuel Romero hernández)

9. CRóNICA DE LA RECLAMACIóN DE LA REFORMA ELECTORAL DESDE LA SOCIEDAD CIVIL: DEMóCRATAS PARA EL CAMBIO.MENCIóN ESPECIAL AL PACTO POR LA DEMOCRACIA EN CANARIAS ........................197(Vicente Mujica Moreno)

5Índice

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6

AGRADECIMIENTOS

El foro cívico Demócratas para el Cambio quiere agradecer la generosa con-tribución a este libro de los autores, Gerardo Pérez Sánchez, José RamónMontero Gibert, Carlos Fernández Esquer, Víctor Cuesta López, Juan Fer-nando López Aguilar, Fernando Ríos Rull, Juan hernández Bravo de Laguna,Rafael Álvarez Gil y Manuel Romero hernández.

Nuestro más cálido agradecimiento a Maite Pagazaurtundúa Ruiz, dipu-tada del Parlamento Europeo. Gracias a su contribución se ha podido llegara culminar esta obra, secuela de las Jornadas celebradas en Septiembre de2015.

A José Luis García Morera, ciudadano y miembro de Unión Progreso y De-mocracia. Sin su infatigable labor no hubiera podido llegar a hacerse reali-dad este volumen de Textos para la Reforma Electoral de Canarias.

Nuestro agradecimiento también al Cabildo de Gran Canaria y a su Pre-sidente, Antonio Morales, que han mostrado una decidida voluntad de apo-yar económicamente la edición de este volumen.

Igualmente tenemos que agradecer a la Universidad de Las Palmas deGran Canaria y a su Rector, José Regidor, las facilidades y el buen hacer desus técnicos para conseguir publicar este libro en una marca record detiempo.

Muchas gracias a Ángel Sánchez Rivero por su Prólogo que consigue acer-car a todos en breves páginas, la extensión de lo expuesto en esta ampliaobra.

Por último, queremos agradecer a todos los ciudadanos y ciudadanas elaliento que durante años nos han brindado para perseverar en la justa ynecesaria demanda de la mejora de la democracia en Canarias.

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7

PRESENTACIÓN

Con frecuencia se habla de la importancia de que las universidades vivanmirando a la sociedad, pero lo cierto es que las universidades somos partede la sociedad de tal manera que, Universidad y Sociedad, conforman unbinomio necesariamente indisoluble y, por tanto, la Universidad no debequedar en ningún caso al margen de las preocupaciones de la Sociedad.

Este hecho justifica por qué el Servicio de Publicaciones de la ULPGC seha implicado en la edición de este libro pues, entre los diversos temas queactualmente preocupan a la sociedad civil, está precisamente el del cues-tionamiento del buen funcionamiento de la democracia, considerando par-ticularmente la bondad de los sistemas electorales vigentes en España, yson precisamente estos sistemas electorales utilizados para elegir a los re-presentantes políticos los que , con más energía y decisión, se están some-tiendo al escrutinio de la ciudadanía.

El problema es complejo, no en vano se constata la enorme diversidad yheterogeneidad de los sistemas electorales en los estados democráticosmundiales, y se hace más difícil cuando se trata de representar justa y dig-namente territorios insulares fragmentados y enormemente diversos, comoocurre con el Archipiélago Canario.

El tema ha estado sobre la mesa desde el mismo momento de la consti-tución de nuestra Comunidad Autónoma, por lo que también en la cámaralegislativa canaria, el problema se ha intentado tratar en varias ocasionesy en estos momentos lo hace por medio de una Comisión de Estudio, creadaad hoc, sabedora de que el nuestro es un sistema electoral mejorable, porlo que ha asumido de manera casi unánime la realización de una revisiónprofunda tras treinta y cuatro años de polémica vigencia.

La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, vinculada de forma estre-cha en su misma raíz a la sociedad de la que surgió, no debe permanecer almargen de este proceso histórico. Por eso ha querido contribuir a la ediciónde este libro, Textos para la Reforma Electoral de Canarias, que ahora pre-sento, fruto de la iniciativa de un foro ciudadano, “Demócratas para el Cam-bio”, que reunió, entre otros, a profesores de las dos universidades públicas

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canarias, ULPGC y ULL que han abordado el tema desde las distintas y com-plementarias atalayas del Derecho, las Ciencias Políticas y las Ciencias Eco-nómicas.

Estoy convencido de que este será un documento útil para el contrastede ideas y el debate que ya ha iniciado su singladura en el Parlamento deCanarias, con el deseo de que culmine en la aprobación de un nuevo textolegal en el que todos los canarios nos sintamos apropiadamente represen-tados.

José Regidor GarcíaRector ULPGC

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PRÓLOGO

La verdadera generosidad con el porvenir

consiste en darlo todo en el presente.

Albert Camus (L’Homme révolté, p. 707)

Corren tiempos de profunda anormalidad sociopolítica, de amplia descreen -cia en las bases de lo que se constituyó entre nosotros como un estado de-mocrático, después de que la transacción entre contrarios se vendiera comotransición. Se suceden los meses, los años y las décadas sin que encontre-mos un charco que saltar para seguir creyendo en el invento clásico griegode gobernarse justamente, contando con la totalidad de la ciudadanía. Ocasi, porque en la Grecia Antigua tal beneficio no alcanzaba a los esclavos,si bien los que iban siendo manumitidos se acogieran eventualmente aaquella ventajosa situación que significaba ser ciudadanos de la polis.

Nuestro Archipiélago Canario no es plácido Mar Egeo antes gozado islaa isla por cruceristas de primera clase, sino un piélago tenebroso –ponién-donos homéricos– donde naufragan a diario los refugiados que consiguenllegar vivos a tierra, quienes tras el internamiento y la tramitación laboriosade casos puntuales de asilo político e identidades verdaderas o falsas, seránllevados a la externalización turca que decidió la CE, todo sea hacer desistirdel flujo migratorio galopante al personal fugitivo de guerras y hambrunas;una multitud que anhela conservar la vida y, si fuera posible, gozar de losderechos humanos mínimos, de los que la Europa civilizada alardea.

Nuestro Archipiélago está formado por ocho islas geográficamente afri-canas, conquistadas siglos atrás por un estado europeo, que legisló unaúnica capitalidad provincial para todas, subdividida en dos provincias prin-cipiando el s. XX. Tampoco son aquellas hespérides famosas que fantaseóla Mitología clásica, paraíso de los Afortunados. Conquistadas, aculturadasy antropizadas paulatinamente por diversas etnias, autosatisfechas por el(relativo) progreso económico que aporta el monocultivo de la industria tu-rística, con una población abducida por los carritos de compra de las gran-des superficies comerciales, sintiéndonos privilegiados por nuestra bellezasnaturales y la bonanza climática, tendemos a olvidarnos de que bajo seme-jante línea de horizonte feliz hay un mar de fondo, rolando a borrascoso. Y

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es que se trata de islas frecuentemente malquistadas, bien por discrimina-ción legislativa, bien por intereses de grupos económicos y fuerzas vivasque barren para su isla, viéndose enfrentadas, de fijo doliéndose por discri-minación de cualquier tipo: icónica, presupuestaria, deportiva, competen-cial, etc. Las relaciones interinsulares continúan lastradas además por el“pleito insular”, vieja rencilla, caballo de batalla que no deja su galope sinrienda alguna, y acelera su trote en cualquier ocasión que se invoque cual-quier desigualdad ocasional entre las dos provincias.

hemos llegado a ponernos nominación patronímica aceptablementenormalizada (‘conejeros’, ‘majoreros’, ‘gracioseros’) o nombretes cariñosos(‘chicharrero’, ‘canarión’), y nuestro territorio ha quedado desguazado en laantinomia de ‘islas mayores’ e ‘islas menores’. Nuestra sicología constitutivamuestra la confusión y la indecisión para nombrarnos como patria común.Se diría que no sólo hay una pulsión de identidad diferencial en cada unade ellas que trasciende las diferencias culturales propias, sino una querencianominativa esencialista que personaliza el ‘hecho insular’ en la fenomeno-logía ontológica de cada uno de los ocho riscos. En este punto se ha llegadocasi a un amago de lucha de clases cuando en alguna de ellas se diferen-ciaban entre los del ‘rabo blanco’ y los del ‘rabo negro’.

Somos pues un territorio apacible, sufrido y, por lo ya expuesto, complejo.Peculiar como tantos archipiélagos que hay en el planeta, donde el criteriode superficie mensurable se convierte en supremacía de una sobre lasdemás. En esta fenomenología la Geografía humana ha tenido mucha ma-teria que investigar, procesar y ofrecernos finalmente como resultado deque se trata de un mecanismo constante, de expansividad universal, resul-tado de decisiones metropolitanas atentas al dimensionado de ‘isla princi-pal’/’islas secundarias’. Posesiones de Ultramar quedaba muy bonito,Provincia Lejana es llevadero, Periferia no lo es tanto, Ultraperiferia es ya in-sultante. La subdivisión consuetudinaria entre Islas Mayores e Islas Menoresparece ser, como poco, la externalización interesada de nuestra configura-ción geográfica, un avieso tropismo de atomización por islas que arrima labrasa a su sardina siguiendo la vieja consigna “Divide y vencerás”.

También la Antropología se ha aproximado a los hechos arriba expues-tos, pero hay pendiente todavía una mirada ontológica que describa y ana-lice la Weltanschauung regional más allá del tópico de la canariedad, ese

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estigma reduccionista que contempla el folclore y el tipismo, pero muy pocola ontología diferencial del ser canario. Una mirada que lea la secuenciapendiente que incluye la condición mestiza, el cacicato, el aislamiento, elmatriarcado, la emigración, y el transvase poblacional al sector servicioscomo una cadena significante hasta llegar a explicarnos a nosotros mismoscómo somos realmente los canarios y canarias de hoy en día. Sabemos quesomos una población de variado pelaje y categorías sociolaborales: apar-ceros, agricultores, pescadores, funcionarios, comerciantes, profesionaleslibres, funcionarios, empleados, camareros de sala, camareras de planta,clérigos, estudiantes, emigrantes, refugiados, etc., etc. Y, sobre todo, existeuna juventud –en mayoría numérica poblacional– adicta compulsivamentea la digitalización, abducida por las pantallas, la mayor parte de los cualesapenas tendrán conciencia de la realidad política de base: que sus derechoscomo ciudadanos están secuestrados por parte de quienes hicieron la ley,y consiguientemente la trampa.

En nombre de todos ellos mi voz se alza como representación simbólicade sus conciencias adormecidas por la rutina diaria, por la banalización decontenidos informativos, por la inercia, o simplemente por el estado de ig-norancia sobre la cuestión que aquí se trata: la Ley Electoral en vigor. Noso-tros somos la sociedad civil en un estado civilizado, aunque vivamos dandola espalda a la contundencia de los hechos, la que congela la libre expansiónde sus derechos igualitarios inalienables. Y esta voz, debidamente ilustradapor los textos que a continuación se ofrecen en este volumen, no puede pormenos que asumir su representatividad con un voluntaris mo ético, justi-ciero y normalizador, todo sea demandar que acabe el juego que pone sobrela mesa solamente bastos y espadas, cuando la baraja tiene también orosy copas para toda la ciudadanía archipelágica, sin restricciones ni cartas enla manga, acabando de una buena vez con el comodín triunfante de loatado y mal atado.

Fata volentem ducent, nolentem trahunt (Los hados conducen al quequiere, arrastran al que no quiere) –dice el axioma latino. Los canarios y ca-narias representados en el Parlamento Autonómico no pedimos generosi-dad, sino decoro; no se apela al desprendimiento gratuito, sino a laracionalidad. Vemos cómo arrastramos ese déficit de normalidad con res-pecto a otras nacionalidades españolas, y aún mundiales. Es hora pues de

11Prólogo

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pedir un gesto de ética pública, en la notoriedad de que existe un débitoretroactivo de democracia en el estatus tramado para perpetuarse en Cana -rias en beneficio de unos pocos, en detrimento de los derechos de la mayoría.

Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, si la clave de bóvedanecesaria para restaurar nuestro endeble nivel de justificación democráticapasa por cuajar con decidida y desprendida voluntad política la solución aesta cuestión pendiente, bienvenida sea. Será preciso entonces una buenadosis de la generosidad que indicaba el maestro de ética Albert Camus paraque haya finalmente convergencia de pareceres, contraste de posiciones –nor -malmente encastilladas en sus idearios políticos de base– todo sea llegara un entendimiento que nivele la balanza de los hechos consumados enfavor de una demanda generalizada en la población con respecto al temaque abordamos. Así compensaríamos desde las instancias legislativas su-periores los niveles de opinión que se palpan en tal sentido cuando surgeel espinoso tema en las conversaciones diarias y en las opiniones publicadasen los medios de comunicación, las cuales suelen ir desde la resignación alvictimismo, desde el pasotismo hasta el hastío.

No otra cosa espera la sociedad canaria en su amplia mayoría: diálogo,matización de posturas encontradas, destrucción del encono partidista;inaugurar con cinta tricolor una ancha avenida por la que pueda circular lasociedad civil, compensada ya de tanto desencuentro entre sus regidorespolíticos.

Van a encontrarse los lectores y lectoras de este volumen con un equi-pamiento argumental de extrema competencia en lo tocante a nocioneslegislativas, a variables de interpretación conceptual jurídica y, sobre todo,un autorizado despliegue de equidad en sus autores que no debe pasarsepor alto. En este equipamiento de ideas se sostiene la opinión de que nues-tro sistema electoral vigente puede tacharse de “anómalo”, ”extravagante”,“discriminador”, “antiproporcional” y “problemático”. ¿Cómo no reaccionarpersonal y corporativamente ante tanta anomalía detectada por los espe-cialistas?

Si lo que queremos vivir es una patria común, igualitaria, las ideas aquídesplegadas constituyen todo un manifiesto interdisciplinar, apuntaladopor un apabullante corpus justificativo de lo que dialectalmente llamamoshacer las cosas con fundamento. No tiene menor interés la inclusión en este

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volumen de un contingente fotográfico, documental y en tablas gráficas delestado de la cuestión en la calle y en las cifras; lo que hace de nuestro libroun escaparate vivo y vibrante de cómo se siente la necesidad de reformarla Ley Electoral vigente a pie de ciudadano.

Animamos pues a las instancias decisorias a afrontar con valentía, concintura concesiva, y sin voluntad de mera cosmética, la labor de desmontareste vallado mortificante de alambre de espinos que nos separa de la nor-malidad. No se trata, finalmente, de un sueño más que va a deshacerse alalba, sino de un proyecto que nos hará más libres, más autodefinidos, másfelices. Con vistas a este objetivo último nadie podrá poner cortapisas nizancadillas, demagogia ni encastillamiento, porque el pueblo canario no loperdonaría.

No perdonaría que no tratáramos entre todos de modificar nuestro sis-tema electoral, resetearlo –diríamos en la jerga informática–. Y esto se hacenegociando para que se mejore la proporcionalidad, sobrepasando la “tripleparidad”, dando más espacio al criterio racional de la igualdad de voto. Elloatendería a mínimos exigibles de regeneración democrática que respondaa la demanda ciudadana, toda una reacción cívica e higiénica que pretendedar la vuelta y vira al valor de voto más desigual del Mundo.

Giremos la ruleta en el salón del diálogo y que, al fin, salga un númeropar. O somos iguales o no lo seremos nunca. Canarias sería auténticamenteCanarias con este giro radical, porque se habrá legislado de acuerdo con susintereses comunes. Seamos pues generosos con el porvenir. Es lo que heasimilado y asumido de la lectura de este volumen, que se me ha propuestoprologar, en tanto individuo pensante ajeno a la contienda partidista. A los yaconvencidos no hay mucho que añadir; pero queda ahí una mayoría silencio -sa que debe ser informada, a la que nos atreveríamos a insistir en que seinmiscuya de algún modo en esa mejora, saludable y justa como hay pocas.

Ángel Sánchez (*)

(*) Escritor. Licenciado en Lenguas Modernas (Universidad de Salamanca). Doctor en Letrasy Ciencias del hombre (Universidad de París-Sorbonne). Catedrático de Enseñanza Secun-daria jubilado.

13Prólogo

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14

INTRODUCCIÓN

Gerardo Pérez Sánchez1

Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de La Laguna

La Constitución Española, en su artículo primero, le dedica al sustantivo “Es-paña” tres adjetivos calificativos (Estado social, democrático y de derecho),que encierran un significado muy completo y complejo a su vez sobre loque la Constitución Española quiere expresar con esa definición. Entre unode esos adjetivos calificativos está el de Estado Democrático y, con respectoa este trabajo, ese concepto encierra, entre otras cosas, la legitimación delpoder. Así “en las sociedades democráticas occidentales, se puede comprobaruna convicción, ampliamente generalizada, de que la legitimación del poderdescansa en la existencia periódica de unas elecciones libres” 2. De esta ma-nera, la existencia de elecciones de forma periódica y, al mismo tiempo, elrespeto en esas elecciones de los derechos básicos en materia electoral (plu-ralismo político, derecho de sufragio activo, pasivo, etc.) da legitimidad alpoder y, por ese motivo, el Estado en el que actúa ese poder merece el cali-ficativo de democrático3.

Para hacer efectivo todo esto existe una parte del derecho de cada Estadodedicado a regular el sistema electoral. Esta parte del derecho está muy re-lacionada con los derechos públicos subjetivos, dado que dentro de éstosderechos está el derecho electoral como “derecho de función” y ademáscomo “derecho político” dado que la función electoral es “eminentementepública por su naturaleza, ya que tiende a construir los órganos representa-tivos del Estado y de los entes territoriales menores”4. En nuestro caso, la re-

1 Coordinador científico de la presente obra: Textos para la Reforma Electoral de Canarias.2 De Esteban, Jorge y González Trevijano, Pedro J. Curso de Derecho Constitucional Español,

volumen II. Ed. Servicio de publicaciones facultad de derecho. Universidad Complutense.Madrid 1993 pág. 487.

3 En este sentido quizás la más famosa definición de Estado democrático la haya dado elPresidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln en la inauguración del cementerionacional de Gettysburg el 19 de noviembre de 1863 cuando dijo “... that the governmentof the people, by the people, and for the people shall not perish from the earth”.

4 Biscaretti di Ruffia, Paolo. Derecho Constitucional. Ed. Tecnos. Madrid 1987, pág. 306.

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gulación viene establecida en varias normas con diferente rango que, di-recta o indirectamente, vienen a configurar el sistema electoral.

Desde la propia Constitución numerosos artículos hacen referencia a estaregulación. Además del ya citado artículo 1, el artículo 6 está dedicado a lospartidos políticos como expresión del pluralismo político, el artículo 12 sobrela mayoría de edad de los españoles, el artículo 13.2 sobre la participaciónde los extranjeros en los procesos electorales, el artículo 23 regulador delderecho fundamental de los ciudadanos a participar en los asuntos públi-cos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos enelecciones periódicas por sufragio universal, el artículo 62 regulador de lacompetencia del Rey para convocar elecciones, los artículos 66 y siguientes,dedicados a las Cortes Generales o el artículo 152 regulador de las caracte-rísticas de las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas. Todaesta regulación constitucional está referida al derecho electoral, a partir deesta regulación, y sometida siempre a ella por estricto principio de jerarquíanormativa, se dicta la normativa de desarrollo constituida principalmentepor la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General y,para el caso de Canarias, se debe citar su Estatuto de Autonomía, aprobadopor Ley Orgánica 10/1982, la ley territorial 3/1987, de 3 de abril, de medidasurgentes en materia electoral o la ley territorial 7/2003 de elecciones al Par-lamento de Canarias.

Toda esta normativa debe configurar un régimen electoral, con respetode los principios y derechos constitucionales, tendentes a construir ese Es-tado Democrático del que se hablaba al principio. Sin embargo, y a pesarde esta separación de los artículos y la normativa que hace referencia a lamateria electoral, siempre existirán conexiones con otra de indudable im-portancia, como puede ser la forma de gobierno y la forma de Estado, quetiene que ser tenida en cuenta por la normativa electoral para que el sis-tema político que salga de la aplicación de la normativa electoral sea res-petuoso con el sistema político instaurado en nuestra Constitución5.

5 En este sentido son interesantes las sentencias del Tribunal Constitucional 16/1984 y141/1990, las dos referidas al caso de Navarra en donde la primera anuló el nombramientode presidente de la Comunidad de Don José Ángel Zubiaur Alegre, por no respetar sunombramiento plenamente los principios de la forma de gobierno parlamentaria o, lasegunda, en donde el Tribunal declaró que el párrafo segundo letra d) de la Disposición

15Introducción

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El derecho electoral se podría dividir entre aquella parte de la normativaque regula el procedimiento electoral y aquella parte que se encarga de re-gular las características que debe tener lo que sale una vez acabado el proce -dimiento electoral. Es decir, en primer lugar, existen normas que se encar gande configurar las elecciones en sí, y que son las que, por ejemplo, establecenel censo electoral, el derecho de sufragio activo y pasivo, el voto universal,igual, libre, directo y secreto o las circunscripciones electorales y, por otrolado, existen una serie de normas encaminadas a que, una vez producidaslas elecciones, lo que resulte tenga unas determinadas características, asíuna Asamblea Legislativa inspirada en el principio proporcional, en dondeestén representadas todas las zonas del territorio.En este caso, y con referencia a lo establecido en la Constitución Española,

en ésta se regula el voto, el cual debe ser universal, es decir, se otorga la ca-pacidad de votar a todo ciudadano, con independencia de su fortuna, capa -cidad intelectual, raza, sexo o cualquiera que sea su condición política; almismo tiempo el voto es libre pudiendo los ciudadanos votar o no votar y,si deciden votar, pudiendo decidir libremente entre todas las opciones po-sibles; también el voto debe ser directo y secreto, pero quizás, y a los efectosde este trabajo, la característica más problemática es la de igualdad en elvoto. Así el principio de igualdad del sufragio requiere la igualdad en el valornumérico de cada voto por lo que no es posible asignar a un voto más valorque a otro por razones de posición económica o cultural, pero al mismotiempo “ante la extensión de los sistemas proporcionales, la aplicación delprincipio de igualdad ya no depende exclusivamente del conjunto de votosemitidos, sino que se encuentra asimismo condicionado por la realización deciertas operaciones matemáticas en la distribución de los diferentes escañosa cubrir”6. En el mismo sentido en la Constitución se regulan las características de

las Asambleas Legislativas que salgan de los procesos electorales. En el ar-tículo 152 se establece que dicha Asamblea debe ser elegida por sufragio

Adicional primera del Reglamento del Parlamento de Navarra no sería inconstitucionalsi se interpretaba según el fundamento jurídico sexto de la sentencia, que hacía referen -cia a la necesidad de la representación proporcional.

6 De Esteban, J. y González Trevijano P.J. Op. cit., pág. 509.

16 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 18: Textos para la reforma electoral de Canarias

universal, con arreglo a un sistema proporcional, asegurando la represen-tación proporcional de las diversas zonas del territorio. En este sentido, loque debe conseguirse una vez que se apliquen todas las normas electoraleses eso, una Asamblea elegida por sufragio universal, según el principio deproporcionalidad y en donde estén representadas todas las zonas del terri-torio. En este sentido se da por superada la vieja discusión sobre si esas ca-racterísticas establecidas para las Asambleas Legislativas del artículo 152se deben aplicar a todas las Comunidades Autónomas o solo a algunas, enconcreto solo a las que accedieron a la autonomía por la denominada vía delartículo 1517.

El conjunto de preceptos constitucionales enumerados anteriormenteson la pieza de apoyo en la que se deben de construir todos los sistemaselectorales españoles, tanto los de nivel nacional como los autonómicos y,en este sentido, tanto el principio de igualdad en el voto como el de propor-cionalidad son, sobre todo en el caso de Canarias, las reglas que más difi-cultades presentan para ser respetadas de una forma clara.

No todo el sistema electoral viene fijado de forma estricta por nuestraConstitución, al contrario, nuestra Norma Fundamental establece los lími-tes dentro de los cuales se debe mover el legislador configurador del sis-tema electoral, márgenes que son establecidos con cierta amplitud y, porlo tanto, el legislador tiene espacio para configurar un propio modelo elec-toral. En el caso de Canarias es obvio que existe una característica física quedebe condicionar el modelo electoral que se escoja por el legislador auto-nómico, cual es la insularidad, la característica de ser un archipiélago.

La normativa electoral tiene unos fines específicos que son la organiza-ción de las elecciones y el procedimiento electoral8, debiendo esta organi-zación conseguir que los órganos de representación sean un reflejo correctodel cuerpo electoral al que representan. Así “el problema que se plantea escómo conseguir que, en la práctica, los órganos representativos reflejen ade-

7 En este sentido, ver Pérez Royo, Javier. Curso de Derecho Constitucional. Ed. Marcial Pons.Madrid 1994, pág. 669 y siguientes.

8 González hernández, Juan Carlos. Derecho Electoral Español. Ed. Tecnos. Madrid 1996,pág. 30.

17Introducción

Page 19: Textos para la reforma electoral de Canarias

cuadamente las opiniones y deseos de la Comunidad”9, para ello solo es po-sible que existan unas elecciones que aseguren que el resultado una vezaplicada la fórmula electoral, coincida, más o menos, con la comunidad queha votado, pudiendo dicha comunidad verse representada en las Asambleasconstituidas, solo así volvemos al elemento de la legitimidad que mencio-nábamos al principio, “la legitimación de los poderes públicos se hace depen-der de su vinculación directa o indirecta, con la manifestación electoral de lavoluntad popular”10. Por ello el sistema electoral es “el procedimiento desti-nado a crear jurídicamente la voluntad del cuerpo electoral y, por lo tanto, esalgo más que el procedimiento destinado a convertir la votación en elección”11.El legislador, consciente de estos fines, ha pretendido desarrollar la Consti-tución con una legislación que intente conseguir el importante objetivo dereflejar, en las Asambleas que se eligen por los sistemas electorales, a la co-munidad representada, y ello porque “solo nos podemos afirmar en demo-cracia cuando el pueblo puede libremente constituir la decisión mayoritariade los asuntos de gobierno”12.

Con todo lo anterior, hay que concluir que la legitimidad del poder y suactuación dependen de un correcto sistema electoral, un sistema que re-presente correctamente a la población que elige a sus representantes, exis-tiendo un mayor déficit democrático cuanto mayor sea la distancia quesepara a los elegidos por el sistema electoral aplicado del reflejo correctode la comunidad. Este es el gran reto de los sistemas electorales.

Los sistemas electorales suelen ser de dos clases, los mayoritarios y losproporcionales. En los sistemas mayoritarios se otorga el escaño al candi-dato que ha obtenido mayor número de votos. Este es un sistema que fun-ciona preferentemente en aquellos lugares en donde se tiene que elegir aun número de diputados muy pequeño o cuando solo hay que elegir a unapersona. Existe dentro de este sistema mayoritario dos vertientes, el sis-

9 López Guerra, Luis. Introducción al Derecho Constitucional. Ed. Tirant Lo Blanch. Valencia1994, pág. 142.

10 López Guerra, Luis. Op. cit., pág. 143.11 Pérez Royo, Javier Op. cit., pág. 363.12 Exposición de Motivos de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral

General.

18 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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tema de mayoría relativa o sistema de una vuelta, en la que el que obtengala mayoría obtiene el escaño o, por el contrario, el sistema de mayoría ab-soluta o de doble vuelta, en el que hay que sacar mayoría absoluta en laprimera votación, si no es así se procedería a una segunda. En el supuestode que se utilice este sistema mayoritario para la elección de más de unapersona se suele limitar el voto, de tal manera que el votante no puede de-signar tantos candidatos como escaños a cubrir, sino un número inferior,con el fin de que puedan tener acceso las minorías.

Por otro lado está el sistema proporcional, basado en la asignación de es-caños en función del porcentaje de respaldo popular que tenga el partido.La proporcionalidad más perfecta está en aquellas elecciones en las quesolo existe una sola circunscripción, en las que la relación representacióncon el porcentaje de votos obtenido es más pura. A partir de ahí, en las elec-ciones en las que existen varias circunscripciones la proporcionalidad tiendea decaer, estando muy condicionada por la asignación que de los escañosse haga a cada circunscripción. Es decir, cuando dentro de unas eleccionesexisten varias circunscripciones, la relación entre la representación con elporcentaje de votos obtenido desciende, debiendo hacer una correcta dis-tribución de los escaños a elegir entre las circunscripciones para que esarelación no descienda de forma importante. También influye en la correctaapreciación de la proporcionalidad el sistema elegido para la asignación deescaños.

El sistema proporcional más conocido, por ser el que se aplica en las elec-ciones en España, es el sistema D’hondt, consistente en dividir los resulta-dos que obtienen las candidaturas que van a optar a los escaños por larelación de números naturales desde el uno hasta el número de escañosque hay que cubrir, una vez hechas todas las divisiones se marcan los co-cientes mayores, asignando los escaños a dichos cocientes mayores. Existenotros sistemas de asignación de escaños, pero siendo el sistema D´hondtel único aplicado en España nos debemos centrar en ese13.

Por lo que se refiere a las elecciones en las Asambleas Legislativas de lasComunidades Autónomas, todo lo dicho con anterioridad les es de aplica-ción. Obviamente los parámetros establecidos en la Constitución Española

13 Para ver los demás sistemas ver, Pérez Royo, Javier. Op. cit., pág. 366 y siguientes.

19Introducción

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rigen plenamente en las elecciones autonómicas, bien es cierto que “el prin-cipio de autonomía exige que sean las propias Comunidades quienes esta-blezcan su propio esquema institucional y, en particular, el sistema electoralde su asamblea; todo ello sin perjuicio de las responsabilidades que competenal Estado por lo que hace a la garantía de la igualdad de todos los ciudadanosen el ejercicio de sus derechos”14, pero esa autonomía solo puede tener efi-cacia si se mueve dentro de lo regulado por la Constitución.

En el caso de Canarias, después de la aprobación de su Estatuto de Auto -nomía en el año 1982, se introdujo en el mismo en los artículos ocho, nuevey en la disposición transitoria primera las referencias estatutarias al sistemaelectoral canario, aprobándose posteriormente una ley territorial 3/1987, demedidas urgentes en materia electoral en donde se regulaban las causas deinelegibilidad, la administración electoral, el proceso electoral y los gastoselectorales, no cumpliendo sin embargo esta ley con la previsión de la dis-posición transitoria primera del estatuto de que una ley territorial aprobadapor mayoría dos tercios regulase el sistema electoral en sí, siendo las cues-tiones más importantes en el caso de Canarias las relativas a la distribuciónde escaños entre las islas, las barreras electorales o las circunscripcionesque deben existir en Canarias. Posteriormente la ley territorial 7/2003 fueuna nueva oportunidad perdida para regular nuestro modelo electoral, rein-cidiendo en los déficits y en las desproporciones que se han convertido enla seña de identidad de nuestro sistema de elecciones.

El presente libro recoge las reflexiones de los participantes en las Jorna-das sobre el Sistema Electoral Canario que, con el subtítulo de “la imperiosanecesidad de su reforma”, reunió en Las Palmas de Gran Canaria a profeso-res, políticos y asociaciones, en un encuentro reflexivo sobre las carencias ydeficiencias de un modelo electoral que urge ya modificar.

14 Baras, Montserrat, Botella, Juan. El sistema electoral. Ed. Tecnos. Madrid 1996, pág. 129.

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1 EL SISTEMA ELECTORAL CANARIO: REPRESENTACIÓN DESPROPORCIONAL Y DESIGUALDAD DEL VOTO

Carlos Fernández EsquerInvestigador Predoctoral FPI,Universidad Autónoma de Madrid

José Ramón MonteroCatedrático de Ciencia Política,Universidad Autónoma de Madrid

Este capítulo está conformado por las ponencias presentadaspor los autores en las Jornadas sobre El sistema electoral ca-nario: la imperiosa necesidad de su reforma, organizadas porDemócratas para el Cambio y la Alliance of Liberals and De-mocrats for Europe del Parlamento Europeo y celebradas enLas Palmas de Gran Canaria en septiembre de 2015. Quere-mos agradecer a Gerardo Pérez Sánchez su amable invitacióny a Vicente Mujica Moreno tanto su hospitalidad como su en-tusiasmo para lograr un sistema electoral razonable para lasislas, compartido por todos los Demócratas para el Cambio.

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La igualdad del voto ha sido siempre considerada como un requisito im-prescindible de todo sistema democrático (Sartori 1987). Para expresarlo enlos términos de Robert A. Dahl (1993: 135)1, uno de sus máximos estudiosos,el criterio de la igualdad de voto ha sido la columna vertebral de la teoría ypráctica de la democracia. Su definición es, para el mismo Dahl (1999: 48),bien sencilla: “todo miembro debe tener una igual y efectiva oportunidadde votar, y todos los votos deben contarse como iguales”. Los textos consti-tucionales occidentales proclaman también el principio de igualdad del su-fragio, caracterizándolo como una nota esencial del constitucionalismocontemporáneo. Pese a esta doble rotundidad, muchos procesos electoralesdemocráticos difuminan este principio con mayor o menor intensidad. Y lohacen principalmente a través de los sistemas electorales, cuya aportacióna la desigualdad del voto se encuentra, sin embargo, poco estudiada.

Este capítulo pretende paliar ese desconocimiento desde el DerechoConstitucional y la Ciencia Política, y tomando como caso el sistema elec-toral de las Islas Canarias, cuya desigualdad de voto alcanza niveles real-mente extraordinarios. Acudiremos a ambas disciplinas para subrayar elajuste o las contradicciones entre lo que sugiere la teoría y lo que aconteceen la práctica, así como para reforzar argumentaciones jurídicas en base ala evidencia empírica. El capítulo estará divido en cinco secciones. Comen-zaremos realizando un breve apunte sobre la evolución del principio deigualdad del sufragio desde su cristalización en el constitucionalismo deentreguerras hasta la actualidad. Examinaremos después la situación de laigualdad del sufragio en España a través del sistema electoral del Congresode los Diputados. En tercer lugar, discutiremos la existencia de límites cons-titucionales a la desigualdad del voto de los sistemas electorales autonó-micos y, de ser así, hasta qué punto resulta admisible la modulación delprincipio de igualdad del sufragio en favor de otros bienes también ampa-rados por la propia Constitución española. En cuarto lugar, abordaremosespecíficamente el sistema electoral canario, un caso tan realmente excep-cional como para ser considerado por muchos estudiosos y observadorescomo inconstitucional. Y lo haremos a través de dos de sus elementos cen-trales como la condición insular de sus circunscripciones y el carácter su-

1 Las referencias bibliográficas están recogidas al final de este capítulo.

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mamente desviado del prorrateo o asignación de escaños a las circunscrip-ciones; y también a través de la notable desproporcionalidad de los resul-tados en la asignación de escaños a los partidos. La quinta sección delcapítulo contiene las conclusiones.

La igualdad del sufragio: un apunte histórico

Como principio jurídico, la garantía de un sufragio igual ha sido concebidade distintas maneras a lo largo de la historia del constitucionalismo demo-crático, desde un criterio meramente formal en el periodo de entreguerrashasta su transformación en criterios claramente medibles en la etapa con-temporánea. En un primer momento, y frente a la inexorable extensión delsufragio universal, las élites políticas de la segunda mitad del siglo XIX yprincipios del XX confeccionaron un abanico de mecanismos para restarvalor al voto concedido a los nuevos electores. Su propósito era evidente.Tras la forzada aceptación del sufragio universal, aparecieron numerososdispositivos legales para desnaturalizar la igualdad del voto entre los dis-tintos sectores sociales. En realidad, más que de debilitar el voto de algunos,se trataba de robustecer el de otros empleando para ello métodos de ma-nipulación electoral más sutiles que el fraude electoral en sentido estricto.Las principales técnicas del sufragio desigual fueron el voto plural, el votomúltiple y el sufragio por clases2.

El voto plural, existente en países como Francia y Bélgica a lo largo delsiglo XIX, suponía que algunos electores ostentaban, además del voto queles correspondía en virtud del sufragio universal, otros votos complemen-tarios por razones económicas (como propiedades de ciertos bienes o su-perar determinados umbrales impositivos), educativas (como posesión dediplomas o títulos académicos) o sociales (como estar casado o formarparte de una familia que superara cierto número de miembros).

El voto múltiple, por su parte, dotaba a un mismo elector de la facultadde votar en todas las circunscripciones con las que tuviera una relación de

2 En lo que sigue, asumimos como referencia básica el Informe del Consejo de Estado sobrelas propues tas de modificación del régimen electoral general, en Rubio Llorente y BiglinoCampos (2009: 159-162).

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interés, como, por ejemplo, domicilio, propiedades, impuestos, empleo o es-tudios universitarios. Este sistema existió en Irlanda y Reino Unido, dondepervivió hasta 1948, cuando se eliminaron las circunscripciones universita-rias de Oxford y Cambridge. En este último país, las sucesivas reformas elec-torales aprobadas durante el siglo XIX fueron ampliando el derecho desufragio, así como suprimiendo los denominados burgos podridos.

Por último, también se dio el sufragio por clases. Su mejor ejemplo se en-cuentra en la Constitución prusiana de 1850, que dividía a los votantes entres categorías en función de su cuota tributaria, eligiendo cada una de ellasuna tercera parte de los diputados y obviando las importantes diferenciasnuméricas existentes entre los tres tercios poblacionales (Trujillo 1981: 21).De esta forma, la primera clase, que representaba al 4 por ciento del elec-torado, disfrutaba de una representación equivalente a la de la tercera clase,que abarcaba al 84 por ciento del electorado (Sánchez Muñoz 1999: 497).

También en la España del siglo XIX es posible identificar mecanismos dedesigualdad de voto. La ley de 26 de junio de 1890, aprobada por el gobiernoliberal de Práxedes Mateo Sagasta, que proclamó el sufragio universal mas-culino, preveía también la existencia de circunscripciones especiales cons-tituidas por las Universidades literarias, las Sociedades Económicas deAmigos del País y las Cámaras de Comercio, Industria y Agricultura, cuyosmiembros elegían un diputado por cada 5.000 afiliados. Además, las cir-cunscripciones de zonas rurales estaban fuertemente sobrerrepresentadasfrente a las de las zonas urbanas. Y a través de la manipulación del sistemacaciquil, tan característico de la vida política y electoral de la Restauración,el voto rural podía imponerse fácilmente al voto progresista, más propio delas ciudades con mayor número de habitantes (Tusell 1976; Varela Ortega2001a y 2001b).

Durante el periodo de entreguerras, la configuración del derecho de su-fragio se asentó sobre cinco pilares fundamentales en una fórmula de estiloque hoy puede considerarse ya clásica y que se reitera en la inmensa ma-yoría de los textos constitucionales europeos: el sufragio, se dice, ha de seruniversal, igual, libre, directo y secreto3. Así, el rechazo al sistema electoral

3 De hecho, el Código de buenas prácticas en materia electoral, instrumento de soft lawauspiciado en 2002 por la Comisión de Venecia, un órgano consultivo del Consejo de Europa,

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prusiano y a otras variantes de sufragio desigual desencadenó la consagra-ción por vez primera del principio de la igualdad del sufragio en el artículo22 de la Constitución de la República de Weimar de 1919. Poco después, elTribunal del Estado de la República de Weimar fue el primero en matizar elalcance del principio en función del tipo de sistema electoral utilizado. Encaso de ser mayoritario, la igualdad de sufragio equivaldría a que, con in-dependencia de las condiciones personales del elector, cada cual dispusiesede un único voto. Por el contrario, en caso de estar ante un sistema propor-cional, la igualdad del sufragio debería implicar, además de la igualdad arit-mética, la igualdad de resultado, es decir, que todos los votos tengan elmismo peso en la asignación de escaños (Rubio Llorente y Biglino Campos2009: 161).

Esta línea jurisprudencial, que puede considerarse el germen de la com-prensión contemporánea de la igualdad del voto como igualdad material ode resultado, no llegó a permear la conciencia jurídica de otros países eu-ropeos. Fue, sin ir más lejos, el caso español. En la Constitución de la Se-gunda República, de 1931, pese a que también se reconocía la igualdad delsufragio, la interpretación prevalente de este principio se centraba exclusi-vamente en las prácticas antidemocráticas del voto desigual que fueronconsustanciales a las elecciones de la Restauración (Pérez Serrano 1932: 215-216). La igualdad de voto era concebida desde un punto de vista estricta-mente formal, resumida en la máxima de “un hombre, un voto” (one man,one vote). Tras la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, el principio deigualdad de voto terminó de transformarse desde el campo de la igualdadformal a la exigencia de un mismo valor, peso, influencia o impacto de todoslos votos. Los tribunales de muchos países (como los de Estados Unidos4,Alemania5 o Francia6) acuñaron esta nueva forma de entender el principio

proclama que los cinco principios del patrimonio electoral europeo son los del sufragiouniversal, igual, libre, secreto y directo.

4 Por ejemplo, las sentencias del Tribunal Supremo Baker v. Carr (1962), Reynold v. Sims (1964)y Wesberry v. Sanders (1964), entre otras. Cf. también Loewenstein (1964).

5 Por ejemplo, las sentencias del Tribunal Constitucional Federal, BVerfGE 1, 208, y BVerfG6, 84, entre otras. Cf. asimismo Nohlen y Nohlen (2007).

6 Por ejemplo, las sentencias del Consejo Constitucional francés, Decisiones 85-196, 85-197, 86-208 y 86-218. Cf. también Sánchez Navarro (1998).

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de igualdad del sufragio. Se transitaba así desde la tradicional fórmula “unhombre, un voto” a la moderna “un hombre, un voto, un mismo valor” (oneman, one vote, one value).

Esta audaz interpretación lanzaba la que es ya una concepción contem-poránea del principio de igualdad del sufragio. Su consecuencia más inme-diata, y sumamente importante, consistió en que las leyes electoralescomenzasen a ser sometidas al escrutinio jurisdiccional, de tal forma queel principio de igualdad del sufragio se ha impuesto como límite a la liber-tad de actuación del legislador a la hora de configurar el sistema electoral.Por lo demás, esta manera de entender la igualdad del voto coincide con lasostenida en la actualidad por los teóricos de la democracia. Aunque el sig-nificado del principio de igualdad del sufragio dista de ser unívoco, 7 los tri-bunales de los principales países occidentales han interpretado dichoprincipio en el sentido de que cada ciudadano posea una capacidad de in-fluencia similar a la hora de elegir a sus representantes parlamentarios.

El sistema electoral del Congreso de los Diputados

¿Cuál es la situación en España? Aunque el sistema electoral para el Con-greso de los Diputados no es el objeto central de este capítulo, convienehacer una breve referencia a él por un doble motivo: primero, por su obviaimportancia en el sistema político español, y, segundo, por ser el modelode referencia de todos los sistemas electorales autonómicos. Como es sa-

7 Así lo pone de manifiesto, sin ir más lejos, la jurisprudencia de los órganos garantes delConvenio Europeo de Derechos Humanos. En la DCEDH de 8 de diciembre de 1981(Asunto X contra Islandia), demanda n.º 8941/80, la Comisión consideró que los diseñoselectorales que generan desigualdad en la influencia de los votos no pueden considerar -se arbitrarios, dado que se aplican con carácter general a todas las fuerzas políticas, sinbeneficiar a ninguna candidatura en concreto ni dotar de una situación ventajosa aninguno de los candidatos frente al resto. Asimismo, el Tribunal Europeo de DerechosHumanos, en la STEDH de 28 de enero de 1987 (Asunto Mathieu-Mohin y Clerfayt contraBélgica), dictaminó que del Convenio no se desprende “que todos los votos deban nece-sariamente tener igual peso en el resultado de la elección o que todos los candidatosdeban tener iguales oportunidades de victoria”.

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bido, sus mimbres se encuentran en el artículo 68.1 de la Constitución es-pañola, que dispone lo siguiente: “El Congreso se compone de un mínimode 300 y un máximo de 400 Diputados, elegidos por sufragio universal,libre, igual, directo y secreto, en los términos que establezca la ley”. La igual-dad de sufragio que se proclama está afectada, sin embargo, por los man-datos contenidos en el artículo 68.2: “La circunscripción electoral es laprovincia. (…) La ley distribuirá el número total de Diputados, asignandouna representación mínima inicial a cada circunscripción y distribuyendolos demás en proporción a la población”. Y como también es sabido, lanorma que termina de perfilar el diseño del sistema electoral, la Ley Orgá-nica 5/1985, de Régimen Electoral General (LOREG), establece en su artículo162.2 que el número mínimo de diputados por provincia sea de dos. De estaforma, el Congreso de los Diputados está conformado por 350 escaños re-partidos entre 52 circunscripciones, las 50 provincias del territorio españolmás el diputado respectivo de Ceuta y Melilla. Al otorgarse a cada provinciados escaños con independencia de su población y los dos correspondientesa Ceuta y Melilla, 102 de los 350 diputados, un 29 por ciento del total, se dis-tribuyen sin atender a criterios demográficos ni permitir variaciones paraajustarse a posibles cambios poblacionales. Es precisamente este suelo de102 escaños el que genera niveles considerables de desigualdad en el valordel voto de los españoles.

¿Es constitucional este resultado? A diferencia de lo que ha sucedido conla jurisprudencia de otros países, el Tribunal Constitucional español no hatenido la oportunidad de pronunciarse sobre el suelo establecido en laLOREG ni sobre el criterio de reparto de escaños en su relación con el prin-cipio de igualdad del sufragio. Aunque es la propia Constitución la que di-fumina en su artículo 68.2 la igualdad del sufragio que en ella misma seproclama, también es cierto que ha sido el legislador quien ha acentuadola desigualdad de los efectos derivados de la distribución de escaños entrecircunscripciones. Esta afirmación, sin embargo, debe matizarse. De en-trada, el legislador carecía de margen a la hora de convertir a las provinciasen circunscripciones electorales, dado que así se exigía en el citado artículo68.2. Y la constitucionalidad de su decisión por la que el Congreso deberíaestar compuesto por 350 diputados es incontrovertible, puesto que se situó

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dentro de la horquilla (300-400) establecida por el artículo 68.1 de la Cons-titución8.

Queda así un solo límite al principio de igualdad del sufragio sobre el quecabría cuestionar su constitucionalidad, y es el mínimo de dos escaños ini-cialmente atribuidos a cada provincia y al margen de la población que enella resida. En principio, aunque la asignación de un único escaño inicial acada circunscripción habría sido una opción más respetuosa con la igualdaddel voto, no parece que el mínimo inicial de dos escaños pueda reputarsepor sí mismo de inconstitucional. Si el constituyente hubiera querido queese mínimo inicial fuera de un solo escaño, lo habría recogido en la propiaConstitución en lugar de trasladar esa decisión al legislador. A nuestromodo de ver, pues, no resulta inconstitucional el mínimo de dos escaños,ya que está dentro del margen de libertad atribuido al legislador a la horade cumplir con el mandato constitucional del artículo 68.2. El debate setrasladaría entonces a un plano diferente, el de la mayor o menor deseabi-lidad de una reforma que redujese a un solo escaño la asignación inicial acada provincia de cara a reducir la desigualdad en el valor del voto de losespañoles9.

A fin de cuentas, parece acertada la impresión de Jorge Urdánoz (2009:288) cuando sostiene que “en la Constitución se afirman cosas sobre elmundo que no pueden ser ciertas a la vez porque violan el principio de nocontradicción”. No puede ser cierto que la circunscripción sea la provincia,que se garantice un número mínimo de escaños a cada una de ellas, que

8 Debe señalarse a este respecto que, desde una orientación tendente a reducir las desi -gualdades en el valor del voto de los españoles, hubiera sido deseable el aumento en laLOREG del número de escaños hasta el máximo de los 400 para que los 50 diputadosadicionales se repartieran entre las circunscripciones más pobladas y, por lo mismo, másinfrarrepresentadas en la actualidad.

9 En este mismo plano, debe tenerse en cuenta que el legislador era plenamente cons -ciente de los sesgos mayoritarios y conservadores del sistema electoral; cf. Lago y Mon-tero (2005). Por lo demás, esa eventual reforma aumentaría del 71,4 al 85,7 por ciento losescaños repartidos siguiendo un criterio poblacional. La contrapartida a una menor de-sigualdad del voto sería la intensificación en la lucha por conseguir un diputado en las28 provincias con cinco o menos escaños, reduciéndose aún más la proporcionalidad delos resultados y la representación del pluralismo político en esos distritos.

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los diputados sean como máximo 400 y que, simultáneamente, el sufragiosea igual. El legislador solo podría rebajar, como mucho, la desigualdad enel valor del voto, pero nunca eliminarla, al estar obligado a trazar un mapacon circunscripciones provinciales y con un mínimo inicial de escaños asig-nados, sin atender para ello a la población existente en cada una de las pro-vincias españolas.

Los sistemas electorales de las comunidades autónomas

Durante la transición democrática, la generalización de las autonomías entodo el territorio español desembocó en la instauración de 17 Parlamentosautonómicos pese a que la Constitución sólo obligaba a ello en las comu-nidades constituidas por la “vía rápida” o “reforzada”. Sin embargo, los pac-tos autonómicos de 1981, acordados entre PSOE y UCD, dotaron al resto decomunidades, según prescribía el artículo 152.1 de la Constitución, de “unaAsamblea legislativa, elegida por sufragio universal, con arreglo a un siste -ma de representación proporcional que asegure, además, la representaciónde las diversas partes del territorio”10. Con estos mimbres, las comunidadesdisponían de un espacio de libertad considerable para configurar los ele-mentos básicos de sus respectivos sistemas electorales, es decir, el tamañode sus Parlamentos, la fórmula electoral, la delimitación de las circunscrip-ciones, la magnitud de los distritos, la existencia de umbral electoral o elcarácter abierto o cerrado de las listas electorales. Pese a este amplio mar-gen de actuación, la innovación ha brillado por su ausencia (Pallarès 1998).

10 Se suscitó entonces un interesante debate doctrinal acerca de si las comunidades cons -tituidas por la vía lenta debían también seguir necesariamente las directrices del art.152.1 CE para aprobar sus respectivos sistemas electorales, o si, por el contrario, disponíande plena libertad al respecto. Finalmente, y pese al tenor literal del referido artículo, elTribunal Constitucional, en la STC 225/1998, acabó respaldando la tesis de quienessostenían que las previsiones de dicho artículo se proyectaban sobre los Estatutos detodas las comunidades con independencia de su respectiva vía de acceso a la autonomía.Debe destacarse el Voto Particular discrepante de Pedro Cruz Villalón, quien fuera tam-bién presidente del Tribunal Constitucional, en el que criticaba la posición mayoritariadel Tribunal.

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Una buena parte de la normativa electoral autonómica se limita a recogerla regulación de la LOREG, cuando no se remite simplemente a sus artículos.Como ha señalado Juan Carlos Gavara (2007: 20), “el régimen electoral es-pañol se caracteriza por la permanencia y continuidad desde los inicios dela transición política, hasta el punto que los elementos básicos del sistemaelectoral no han sido modificados, en relación con las reglas generales quese han remitido de forma mimética a las leyes electorales autonómicas, esdecir, se ha ido produciendo una homogeneidad de regulaciones y criteriosdesde un punto de vista práctico”.

Tipos de circunscripción y criterios para la asignación de escaños

Alguna mayor diversidad, sin embargo, aparece en lo relativo a las configu-raciones autonómicas sobre tipos de circunscripciones y criterios para laasignación de escaños. Ambos supuestos contienen variaciones relevantesen lo que hace al valor del voto entre los ciudadanos de una misma comu-nidad autónoma. De entrada, y aunque la regla general es, como en el Con-greso y en el Senado, la utilización de la provincia como circunscripción,cuatro comunidades se inclinaron por circunscripciones distintas de las pro-vincias. Canarias (art. 9.4 de su Estatuto de Autonomía) y Baleares (art. 43de su Estatuto) optaron por la islas como circunscripción: siete en el casode la primera (Gran Canaria, Tenerife, Fuerteventura, Lanzarote, La Palma, LaGomera y El Hierro) y cuatro en el de la segunda (Mallorca, Menorca, Ibiza yFormentera). Por su parte, Asturias y hasta hace unos meses Murcia deci die -ron trazar varios distritos electorales en base a la agrupación de municipioso comarcas. Así, el art. 11 de la Ley electoral del Principado de Asturias fijalos distritos Central, Occidental y Oriental. En el caso de Murcia, el legisladorfue menos imaginativo a la hora de denominar las cinco circunscripcionesen las que decidió dividir su territorio: Uno, Dos, Tres, Cuatro y Cinco11.

11 Los artículos 13-15 de la Ley 14/2015, de 28 de julio, de reforma de la Ley 2/1987, de 24 defebrero, Electoral de la Región de Murcia, han modificado el sistema electoral murciano,estableciendo, entre otras novedades, una circunscripción electoral única que va a en-globar a todos los electores de la Región de Murcia. Se adopta así el criterio más comúnen las comunidades autónomas uniprovinciales (Cantabria, Navarra, La Rioja y Madrid),dejando como la única comunidad exótica en este sentido al Principado de Asturias.

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Una vez delimitadas las circunscripciones, había que repartir entre ellaslos escaños disponibles. En principio, el criterio más razonable sería hacerlode acuerdo con la población existente en cada una de ellas para así otorgaral voto de todos los ciudadanos un peso igual o al menos similar. Ahorabien, como antes comentamos, una de las exigencias al respecto del artícu -lo 152.1 de la Constitución radica en que los sistemas electorales autonómi-cos aseguren “la representación de las diversas zonas del territorio”. Se tra taevidentemente de un concepto jurídico indeterminado; por ello mismo, per-mite configuraciones diferentes. Así lo han entendido las comuni dades au-tónomas. Cuatro de ellas prescinden por completo del criterio demo gráficoa la hora de efectuar el reparto de escaños entre circunscripcio nes. En Ca-narias, Islas Baleares, País Vasco y Cataluña, sus Estatutos de Autonomía ouna ley ordinaria establecen un número fijo de escaños para cada circuns-cripción; ese número es también permanente, y no admite revisión pese ala existencia de fluctuaciones poblacionales. El reparto de escaños tiendeasí a sobrerrepresentar a las zonas menos pobladas, infrarrepresentandocomo contrapartida a las circunscripciones donde existen grandes núcleosurbanos. Este tipo de reparto de escaños plantea serios problemas desdeel punto de vista de la igualdad del voto. El resto de las comunidades, con su territorio dividido en varias circuns-

cripciones, combina tanto factores geográficos como poblacionales. La ma-nera de proceder al reparto de escaños es similar a la utilizada por el Con- greso de los Diputados en el artículo 68.2 de la Constitución: se asigna unmínimo inicial de escaños a cada circunscripción con independencia de lapoblación que resida en ellas, y el resto de escaños hasta completar el totaldel Parlamento se reparte, ahora sí, atendiendo al número de habitantesde cada circunscripción. Esta forma de prorratear los escaños tiene la virtudde superar la rigidez del modelo anterior, pues permite ir ajustando el re-parto de diputados autonómicos entre las distintas regiones atendiendo afluctuaciones demográficas. De este modo, el número de escaños asigna-dos a cada circunscripción puede variar de unas elecciones a otras. Como es lógico, es ese mínimo inicial de escaños, o en otras palabras el

suelo que cabría calificar como fijo, el que genera desigualdad en el valordel voto. Las comunidades han establecido suelosmuy diferentes. En Murciaera de un escaño (art. 4.2 de su anterior Ley electoral); en el Principado de

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Asturias es de dos escaños (art. 12 de su Ley electoral), de tres en Castilla yLeón (art. 21.2 de su Estatuto de Autonomía) y en Castilla-La Mancha (art.16.2 de su Ley electoral), de ocho en Andalucía (art. 17.2 de su Ley electoral);de diez en Galicia (art. 9.2 de su Ley electoral), de trece en Aragón (art. 13.2de su Ley electoral) y de veinte en la Comunidad Valenciana (art. 24 de suEstatuto de Autonomía) y Extremadura (art. 18.2 de su Ley electoral).

De otra parte, dos comunidades contienen mecanismos que tratan de li-mitar la desigualdad del voto. Así, el artículo 24 del Estatuto de Autonomíade la Comunidad Valenciana señala que su ley electoral “garantizará un mí-nimo de 20 Diputados por cada circunscripción provincial, distribuyendo elresto del número total de los diputados entre dichas circunscripciones,según criterios de proporcionalidad respecto de la población, de maneraque la desproporción que establezca el sistema resultante sea inferior a la re-lación de uno a tres”. Si se tiene en cuenta que el total de escaños es 99 (art.23.1 del Estatuto), los 39 diputados que quedan por repartir se distribuyenen función de la población, pero corrigiendo esa distribución, si procede, deforma que en ninguna circunscripción el número de habitantes por dipu-tado sea tres veces superior al de otra. La Ley electoral de Aragón contieneuna regla similar. Así, tras afirmar que las Cortes de Aragón están formadaspor 67 diputados (art. 13.1) y que a cada una de las tres provincias les corres-ponde un mínimo inicial de 13 diputados (art. 13.2), se dispone un repartodel resto de escaños en función de la población. De acuerdo con el art. 36del Estatuto de Autonomía, corresponde “a cada circunscripción electoralun número tal que la cifra de habitantes necesarios para asignar un diputadoa la circunscripción más poblada no supere 2,75 veces la correspondiente a lamenos poblada”12.

12 El subrayado es nuestro. Como ha subrayado Joan Oliver (2011: 221), debe recordarse quelos redactores de los Acuerdos Autonómicos alcanzados por UCD y PSOE en 1981 ya es-taban preocupados por los problemas relativos a la desigualdad en el valor del sufragioactivo. Así, en el epígrafe 4.1 de los Acuerdos, dedicado a las Asambleas de las comu-nidades autónomas, se establecía que, “con carácter general, a menos que las fuerzaspolíticas firmantes propongan de común acuerdo otra fórmula en su Proyecto de Es-tatuto, la corrección territorial entre las circunscripciones con menor y mayor censo elec-toral oscilará entre 1 a 1 y 1 a 2,75”.

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Algunos sistemas electorales autonómicos, como el canario, han alcan-zado niveles extraordinarios en la desigualdad de voto; a él dedicaremos elresto del capítulo. Pero antes conviene detenerse en el sistema castellano-manchego, ya que su normativa electoral ha dado ocasión al Tribunal Cons-titucional a pronunciarse en relación con la distribución de escaños y elprincipio de la igualdad del sufragio.

La interpretación del Tribunal Constitucional

Hasta hace poco, la posición adoptada en estas cuestiones por el TribunalConstitucional (TC) consistía en valorar si las distribuciones de escaños an-tiproporcionales13 vulneraban el derecho al sufragio pasivo del artículo 23.2CE.14 Hasta entonces no se había planteado ante él recurso alguno sobreuna posible violación de la igualdad del sufragio activo del artículo 23.1 CEa causa de una determinada distribución de escaños.

En 2011, el TC hubo de enjuiciar si la reforma del sistema electoral de Cas-tilla-La Mancha, realizada en 2007 y por la que se aumentaba el número dediputados autonómicos de 47 a 49, vulneraba el principio de la igualdad delsufragio15. En el FJ 9 de su sentencia, crucial a los efectos de nuestro capítulo, elTC incluyó la siguiente reflexión en torno al principio de la igualdad del voto:

“En cualquier caso, el principio de igualdad en el sufragio o, en otras palabras,

la garantía de un sufragio igual, superada la etapa de una concepción formal,

se viene entendiendo en el constitucionalismo contemporáneo como una

exigencia sustancial de igualdad en el voto que impone tanto el igual valor

13 Utilizamos el término “antiproporcional” para diferenciarlo del concepto de “despropor-cionalidad”. Con el primero se quiere hacer referencia a aquel reparto de escaños que seopone a la lógica distributiva, al otorgar un mayor número de escaños a una circunscrip-ción que, sin embargo, posee un menor número de habitantes que otra. Se pretende asídistinguir este término del de “desproporcionalidad”, medida utilizada por la CienciaPolítica para calcular la desviación agregada entre la proporción de votos obtenidos y laproporción de escaños recibidos por cada partido.

14 Vid. al respecto la STC 45/1992, de 2 de abril y el ATC 240/2008, de 22 de julio.15 Lo hizo en la STC 19/2011, de 3 de marzo.

33El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

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numérico como el igual valor de resultado del sufragio. Aunque no opera de

la misma manera en los sistemas electorales mayoritarios que en los propor-

cionales, basta con señalar, en lo que ahora interesa, que supone en estos úl-

timos, además de un idéntico valor numérico del voto, que todos los votos

hayan de contribuir de manera semejante o similar en la asignación de esca-

ños y, por tanto, en la conformación del órgano representativo. Ahora bien,

como este Tribunal tiene declarado en relación con el derecho de sufragio pa-

sivo del art. 23.2 CE, esa igualdad ha de verificarse dentro del sistema electoral

que sea libremente determinado por el legislador, impidiendo diferencias dis-

criminatorias, pero a partir de tal sistema y no por referencia a cualquier otro”.

Se trata de la primera ocasión en la que el TC efectuaba una referenciaexpresa al principio de igualdad del sufragio y en la que recogía, como se-ñalamos en el apunte histórico contenido en la primera sección de este ca-pítulo, el paso desde un entendimiento meramente formal de la igualdadde voto a otro que exige un resultado igual o similar. En la sentencia es po-sible detectar la influencia del Tribunal Constitucional Federal alemán enla diferenciación que el TC español hace del funcionamiento de este princi-pio en los sistemas electorales mayoritarios y en los proporcionales. Contodo, el TC matizaba a continuación su defensa de aquella concepción con-temporánea del principio de igualdad del sufragio al añadir que el legisladordebe también atender a otros “mandatos constitucionales y estatutariosque pueden modular el principio de igualdad en el sufragio o justificar lí-mites o restricciones al mismo”. Como precisaba,

“uno de esos mandatos es la exigencia constitucional y estatutaria de la pro-

porcionalidad del sistema electoral, que, como ya hemos tenido ocasión de

señalar, no ha de ser entendida como la imposición de un sistema puro de

proporcionalidad, sino como una orientación o criterio tendencial. Otro de

esos mandatos, que a su vez opera como criterio parcialmente corrector de

la proporcionalidad, es el de asegurar también la representación de las diver-

sas zonas del territorio de la región”.

Es decir, el TC encuentra en el art. 152.1 CE, que, como señaló en la STC225/1998, opera como canon de constitucionalidad para todas las comuni-

34 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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dades autónomas, dos mandatos constitucionales: la proporcionalidad delsistema electoral y el aseguramiento de la representación de las diversaszonas del territorio. Ambos mandatos permiten suavizar las exigencias delprincipio del sufragio igual en su versión contemporánea, esto es, entendidocomo la exigencia de que todos los votos tengan unos mismos efectos, o almenos aproximados, en la asignación de escaños. Esta atenuación, sin em-bargo, también tiene límites. En palabras del TC, “tal atemperación o afec-tación encuentra, a la vez, sus límites en el establecimiento de dife renciasdesproporcionadas, irrazonables, injustificadas o arbitrarias en la igualdaddel sufragio de las que se derive una discriminación constitucionalmenteintolerable”. Así pues, es posible hablar de una especie de contralímite: noresulta constitucionalmente admisible que las restricciones al principio deigualdad del sufragio sean tales que lleguen a deformar de manera despro-porcionada o irrazonable dicho principio, creando diferencias desmesuradasen el valor del voto. Y es que, continúa el TC, “sin perjuicio de la apuntadaatemperación o modulación por otros mandatos constitucionales o esta-tutarios, el principio de igualdad en el sufragio o la garantía de un sufragioigual debe ser un objetivo hacia el que ha de orientarse progresivamente,corrigiendo en lo posible sus desviaciones, la acción del legislador en la re-gulación del respectivo sistema electoral en la búsqueda de un equilibriocada vez más ajustado de aquel principio y de aquellos mandatos”.

Tras esta doctrina inédita en la jurisprudencia constitucional españolasobre el principio de igualdad del sufragio, el TC dedica el FJ 10 de la mismasentencia a apreciar si la distribución de escaños contenida en la ley elec-toral de Castilla-La Mancha de 2007 resultaba inconstitucional por vulne-ración del principio de igualdad en el sufragio en el caso concreto. El Tri bunalreconoce que,

“tomando en consideración las cifras oficiales de población en el momento

de aprobación de la ley recurrida, el principio de igualdad en el sufragio sufre

restricciones o desviaciones en el sistema electoral de Castilla-La Mancha o,

dicho con otras palabras, que el voto de los ciudadanos de las diferentes cir-

cunscripciones, no tiene la misma incidencia en el resultado electoral, pues

favorece la representación en las provincias menos pobladas. Así, en la cir-

cunscripción de Albacete la relación Diputado/habitantes es de 38.765; la de

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Ciudad Real de 46.078; la de Cuenca de 26.077; la de Guadalajara de 26.688;

y, en fin, la de Toledo de 51.301. Estas cifras son reveladoras de la desigualdad

del voto de los ciudadanos de Castilla-La Mancha y del mayor valor que pre-

senta en las circunscripciones electorales dotadas de menor población frente

a las más pobladas. Considerado globalmente el sistema electoral, la diferen-

cia en tre el valor del voto de los habitantes de la circunscripción con un menor

cocien te en la relación Diputa do/habitantes –Cuenca– y el de los habitantes

de la cir cunscripción que requiere un mayor cociente –Toledo– es inferior a 2

(1,96)”.

Y aunque el propio Tribunal admite que el principio de igualdad del su-fragio sufre restricciones innegables en el supuesto concreto, “desde la pers-pectiva de control que corresponde a este Tribunal, la desigualdad apuntadaque revela el sistema electoral de Castilla-La Mancha tras la aprobación dela ley recurrida no puede estimarse constitutiva en este caso de una discri-minación constitucionalmente proscrita, pues no se encuentra desprovistade una justificación objetiva y razonable ni su magnitud se revela como no-toriamente excesiva». Se trata de un razonamiento similar al que veníaefectuando respecto a las posibles vulneraciones del art. 23.2 CE por repar-tos de escaños antiproporcionales. Es decir, el TC requiere que la desigualdadrecogida en la norma produzca una discriminación inadmisible constitu-cionalmente por ser a la vez “arbitraria” (o “desprovista de una justificaciónobjetiva y razonable”) y “manifiesta” (por su “magnitud notoriamente ex-cesiva”).

Así, respecto a la falta de “arbitrariedad”, el TC sostiene lo siguiente parael caso castellano-manchego:

“En efecto, esa desviación o corrección del principio de igualdad en el sufragio

encuentra su justificación en el mandato constitucional y estatutario de que

el sistema electoral además de proporcional ha de asegurar la representación

de las diversas zonas del territorio de la región (arts. 152.1 CE y 10.2 EACM

[Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha]). Con esas modulaciones y

correcciones a aquel principio, el legislador ha perseguido otorgar a las cir -

cuns cripciones menos pobladas una presencia suficiente y adecuada en las

Cortes de Castilla-La Mancha que les dote de la necesaria entidad represen-

36 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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tativa en el seno de dicho órgano a fin de paliar de este modo las consecuen-

cias negativas que podrían derivarse de la insuficiente o escasa representa-

ción de dichas circunscripciones si se atendiera exclusivamente al criterio

poblacional”.

Y para comprobar que la desigualdad no sea “manifiesta”, el Tribunal rea -liza la siguiente apreciación: “la magnitud del diferente valor del sufragiode los ciudadanos de la circunscripción con menor cociente en la relaciónDiputado/habitantes y del de los que pertenecen a la circunscripción conmayor cociente [1,96], aunque, sin duda mejorable, no resulta notoriamenteexcesiva para estimarla constitucionalmente inadmisible”. Y luego viene aconcluir que

“no sólo es notablemente inferior a la que en el seno de nuestro ordenamien -

to se da en otros sistemas electorales, en concreto, por ejemplo, en las elec-

ciones al Congreso de los Diputados, sino que por sí misma (…) no parece

resultar suficientemente significativa en un sistema en el que la igualdad de

voto ha de articularse con las exigencias de proporcionalidad y representación

de las diversas zonas del territorio (arts. 152.1 CE y 10.1 EACM), no siendo, por

lo demás, infrecuentes diferencias de la misma o semejante magnitud en los

sistemas electorales de otras Comunidades Autónomas”.

Resulta sorprendente cómo el TC refuerza su argumentación haciendoreferencia a otros regímenes electorales españoles, notablemente el delCongreso de los Diputados, cuyo grado de desigualdad menciona explícita -mente, así como a “los sistemas electorales de otras Comunidades Autóno -mas”, cuando previamente había afirmado que “la igualdad ha de ve ri ficarsea partir del sistema electoral en cuestión y no por referencia a cualquierotro”. En todo caso, la conclusión a la que llega el TC es que “dicha desigual-dad en el valor de voto de los ciudadanos de las diversas circunscripcionesde la Comunidad Autónoma no puede estimarse constitutiva de una dis-criminación constitucionalmente proscrita, ya que, por las razones que seacaban de exponer, ni se encuentra desprovista de una justificación objetivay razonable ni por su magnitud resulta excesiva por desproporcionada”.

37El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

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El extravagante sistema electoral canario

Rasgos generales

Es ya el momento de que examinemos con cierto detalle al sistema electo-ral de Canarias. Y podemos comenzar con la adjetivación de su extravagan-cia, una afirmación a primera vista excesiva y que está contenida en elmismo título de esta sección. Creemos no obstante que está justificada sise le compara con los sistemas de las demás comunidades autónomas, ymás aun si se recuerda las pautas miméticas y poco innovadoras de buenaparte de ellos. En cambio, el sistema canario es atípico por dos de los ele-mentos que lo componen, que son también los más relevantes. Se trata deldoble umbral electoral alternativo del 30 por ciento a nivel insular y del 6por ciento a nivel autonómico, y de la distribución de escaños excesiva-mente desviada respecto a la población realmente existente en cada unade las islas. Pero también es peculiar por los efectos directos e indirectosque produce: una alta desproporcionalidad y una enorme cantidad de votosdesechados debido a las altas barreras electorales. Con estos datos, no esextraño que del sistema electoral canario se haya dicho que constituye un“caso excepcional y problemático” (Hernández Bravo de Laguna 1999: 179),o que se haya afirmado que “es, con mucho, el más original, imparangona-ble y problemático de la España autonómica” (López Aguilar 1999: 253).

De entrada, y como ya se ha dicho, en Canarias se optó por circunscrip-ciones insulares. Esta decisión se impuso durante la elaboración del Estatu tode Autonomía, entre otros motivos, “por la obstinación de los repre sen -tantes de los Cabildos Insulares y los Senadores de las islas no capitalinas”(García Rojas 2003: 139). Debe recordarse que la autonomía llegó a Canarias,en 1981, durante un nuevo episodio del denominado pleito insular, sustan-ciado por las viejas disputas de cada isla respecto a las demás y de una pro-vincia frente a la otra16. La adopción de la isla como distrito contaba con

16 Más precisamente, el conocido como pleito insular consiste en el enfrentamiento secularde las élites políticas dominantes en sus respectivas islas. Si en su origen esta rivalidadenfrentaba a las élites grancanaria y tinerfeña, con el tiempo la confrontación se ha ex-tendido a las dos provincias entre sí, y también a las islas no capitalinas o periféricasfrente las centrales; cf. Guimerá (1967). Este fenómeno ha supuesto la atomización de

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39El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

antecedentes próximos que consagraban la circunscripción insular; porejemplo, el Decreto-Ley que reguló las elecciones a Cortes de 1977 y la propiaConstitución de 1978 en las elecciones para el Senado (art. 69.3 CE). Además,el TC ha admitido el establecimiento de la isla como circunscripción.

Pero el pleito insular no sólo provocó fuertes demandas de equilibrioentre las islas capitalinas entre sí, sino también entre las islas periféricasfrente a las centrales. Así, las islas no capitalinas alegaron su déficit históricofrente a las capitalinas, oponiéndose a facilitar cualquier Estatuto de Auto-nomía que no equiparase su representación parlamentaria a la de las dosislas mayores. A fin de lograr el acuerdo, y en el marco del llamado Pacto deMedinaceli entre dirigentes de la UCD y del PSOE, se estableció un repartode escaños que responde a la búsqueda de equilibrios territoriales común-mente denominado como triple paridad. A su través, (i) las dos provinciascanarias, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife, aportan el mismo númerode diputados (30 cada provincia); (ii) Gran Canaria y Tenerife –islas que com-parten capitalidad– también elijen el mismo número de representantes (15cada isla); y (iii) las islas periféricas o no capitalinas eligen el mismo númerode diputados que las dos islas centrales o capitalinas.

Mientras que las dos primeras paridades pueden resultar razonables da doel similar número de habitantes entre las dos provincias, de una parte, yentre las dos islas centrales, de otra, la tercera de las paridades fundamentala extravagancia con la que calificábamos al sistema electoral canario. Y es quesi Gran Canaria y Tenerife aglutinan el 82,8 por ciento de la población cana ria,entre ambas eligen sólo un 50 por ciento de los escaños. Dicho de otro mo -do, el 17,2 por ciento de la población que vive en las islas periféricas decidela orientación política de nada menos que la mitad del Parlamento canario.

Existe una circunstancia adicional que también es anómala. En las tresúltimas elecciones autonómicas, las de 2007, 2011 y 2015, la circunscripciónde Fuerteventura ha superado en población a la de La Palma17. Sin embargo,

la comunidad autónoma en siete espacios insulares, provocando que los factores localesadquieran un peso sobredimensionado en el conjunto de la vida política de la región.

17 Mientras que en 2007 la población en Fuerteventura y La Palma era de 94.386 y 85.993personas, respectivamente, en 2015 ascendía a de 110.035 y 83.422, también respectiva-mente. El mayor número de personas con derecho al voto en La Palma se debe a quealrededor del 30 por ciento de la población de Fuerteventura es extranjera.

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aquélla cuenta con un diputado menos debido a que la distribución de es-caños sigue rigiéndose por la Disposición Transitoria 1ª del Estatuto, a faltadel desarrollo legislativo pendiente en esta materia18. En este caso, la com-binación entre las variaciones demográficas –un fuerte aumento poblacio-nal de Fuerteventura–, de un lado, y la inacción legislativa, de otro, handesembocado en una situación similar a la ya existente en otros sistemaselectorales autonómicos19.

Nos encontramos, pues, ante un caso de antiproporcionalidad, es decir, ycomo ya apuntamos, de un reparto de escaños que se opone a la lógica dis-tributiva al otorgar un mayor número de diputados a una circunscripciónque, sin embargo, posee un menor número de habitantes o electores queotra. Esto suele suceder cuando las élites políticas que crean los sistemaselectorales deciden beneficiar de modo excesivo a algunas circunscripcio-nes sobre otras por cualquier motivo, y también cuando las legislacioneselectorales no prevén mecanismos de actualización del reparto de escañosen función de los cambios demográficos.

Así las cosas, resulta curioso que el TC, no obstante haber enjuiciadohasta en dos ocasiones la constitucionalidad del sistema electoral de Ca-narias, no se haya pronunciado sobre este cuestionable reparto de escaños.Sólo lo hizo sobre el atípico, por tremendamente elevado, doble umbral elec-toral establecido por la normativa estatutaria20.

18 La Ley 7/2003, de 20 de marzo, de elecciones al Parlamento de Canarias, no hace referen -cia a los elementos centrales del sistema electoral canario, sino a cuestiones como laAdministración, el procedimiento, la campaña o la financiación electorales. El sistemaelectoral canario se rige por el artículo 9 y la Disposición Transitoria 1ª del Estatuto deAutonomía, ninguno de los cuales prevé un mecanismo corrector de los escaños corres -pondientes a cada circunscripción en función de las fluctuaciones demográficas, unaausencia que contrasta con su generalización en el Derecho electoral autonómico.

19 Sucede una situación similar entre las circunscripciones de Menorca e Ibiza; vid. al res -pecto la STC 45/1992, de 2 de abril. También se daba una situación análoga entre lascircuns cripciones de Guadalajara y Cuenca en el antiguo sistema electoral castellano-manchego; vid. al respecto el ATC 240/2008, de 22 de julio.

20 Vid. STC 72/1989, de 20 de abril, y STC 225/1998, de 25 de noviembre.

40 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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La exorbitante desigualdad en el valor del voto

¿Qué problemas jurídico-constitucionales presenta el sistema electoral ca-nario respecto al desigual valor del voto en las distintas circunscripciones?Siguiendo de cerca los argumentos del TC sobre el sistema electoral caste-llano-manchego, podemos ahora aplicar el razonamiento contenido en elFJ 10 de la STC 19/2011, que ya conocemos, al sistema canario.

La relación diputado/habitantes en las distintas circunscripciones de Ca-narias, utilizando los datos de población del Instituto Nacional de Estadís-tica (INE) a 1 de enero de 2015, es la siguiente: Lanzarote 17.701; Fuerte ventura15.719; Gran Canaria 57.009; Tenerife 60.441; La Gomera 5300; La Palma10.428; El Hierro 3.537. El coste electoral de un escaño resulta así muy inferioren las islas periféricas (en especial en las islas menos pobladas, El Hierro yla Gomera) que en las islas centrales (Gran Canaria y Tenerife). Si efectua-mos la misma operación que hiciera el TC con las circunscripciones de Cas-tilla-La Mancha, en Canarias la diferencia entre el valor del voto de loshabitantes de los distritos electorales con un menor cociente en la relacióndiputado/habitantes (es decir, El Hierro) y el de los habitantes del distritoque requiere un mayor cociente (esto es, Tenerife) es superior a 1721. Comose recoge en la tabla 1, la diferencia en el valor del sufragio es tan elevadaque el voto de un ciudadano herreño tiene una incidencia en el resultadoelectoral final 17 veces superior a la de un ciudadano tinerfeño, y 16 vecessuperior a la de un grancanario; por su parte, un ciudadano gomero disponede un voto casi 11 veces y media más potente que el de un tinerfeño (11,4),y casi 11 veces más que el de un gran canario (10,78). En definitiva, estamosante unas diferencias en el valor del voto entre distintas circunscripcionesextraordinariamente significativas.

En otro orden de cosas, la justificación de estos niveles de desigualdaden el valor del sufragio es sumamente problemática. No parece razonablevincularla a la exigencia del art. 152.1 para que el sistema electoral, además

21 Cabe señalar que las diferencias en el valor del voto se han ido reduciendo con el pasodel tiempo. Basándonos en los datos ofrecidos por el INE, la diferencia entre el valor delvoto de los habitantes de las circunscripciones con un menor y mayor cociente en larelación diputado/habitantes ha sido superior a 18 hasta en cuatro ocasiones: 1987(18,58), 1991 (18,6), 1995 (18,22) y 1999 (18,02).

41El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

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de ser proporcional, asegure la representación de las diversas zonas del te-rritorio de la región. Y ello porque una cosa es que las distintas islas del ar-chipiélago se encuentren debidamente representadas en el Parlamentocanario y otra bien distinta que el peso representativo de unas y de otrassea tan dispar atendiendo a su población. Y tampoco parece justificable porrazón de la triple paridad, a la que antes nos hemos ya referido. Es posibleque este criterio de reparto hubiera tenido tiempo atrás un fundamentorazonable, en el sentido de que una distribución desequilibrada de diputa-dos podría impulsar el desarrollo de las infraestructuras y servicios públicosde islas tradicionalmente postergadas y permitiría alcanzar niveles que fa-cilitasen la convergencia en el desarrollo socioeconómico de las islas. Sinembargo, esta motivación parece haber quedado ampliamente desfasadatras el progreso experimentado por las islas no capitalinas y el aceptablenivel de vertebración territorial que hoy presenta el archipiélago canario.

En todo caso, y este razonamiento es decisivo desde la óptica jurídico-constitucional, el argumento de la triple paridad, con independencia de surazonabilidad y de su pertinencia en la actualidad, se encuadra en una ló-gica estrictamente política. Es decir, puede estar basado en criterios quehunden sus raíces en unas circunstancias históricas concretas, que respon-

42 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

TABLA 1. DESIGUALDAD DEL VALOR DE REPRESENTACIÓN DEL VOTO EN LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS DE 2015 EN CANARIAS

Circunscripción Habitantes Escaños Habitantes por escaño

Ratio de desigualdadfrente a El Hierro

Tenerife 906.613 15 60.441 17,09

Gran Canaria 855.134 15 57.009 16,11

Lanzarote 141.610 8 17.701 5

La Palma 83.422 8 10.428 2,95

Fuerteventura 110.035 7 15.719 4,44

La Gomera 21.200 4 5.300 1,5

El Hierro 10.612 3 3.537 -

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de población del INE a 1 de enero de 2015.

Page 44: Textos para la reforma electoral de Canarias

den a una determinada concepción sociopolítica, tan legítima como cual-quier otra en democracia. Pero carece de sustento jurídico alguno en lospreceptos de la Constitución o del Estatuto de Autonomía de Canarias.

Dicho de otra forma, es razonable pensar que el legislador estatutario, ala hora de cumplir con el mandato constitucional del art. 152.1 CE, haya op-tado por la circunscripción insular con el propósito de dotar de representa-ción a las distintas zonas del archipiélago canario. El hecho insular es unasingularidad constitucionalmente aceptada y obviamente determinanteen regiones archipielágicas. El TC lo ha reconocido así al escribir que la op-ción por la isla como circunscripción electoral es una “opción legislativa queresulta constitucionalmente lícita en la medida en que la misma encuentraapoyo en el denominado ‘hecho insular’, circunstancia geográfica específica,propia de las CC.AA. que son territorialmente un archipiélago, y cuya singu -laridad es tenida en cuenta por la propia Constitución (arts. 69.3 y 141.4)”22.En consecuencia, resulta también legítimo dotar a las circunscripciones in-sulares menos pobladas de una presencia suficiente en el Parlamento paraevitar los efectos negativos derivados de una representación escasa o insu-ficiente si el reparto de escaños se realizase únicamente conforme a uncrite rio demográfico. Ahora bien, esta distribución de escaños no puede rea -lizarse de modo que vulnere de forma tan flagrante el principio de igualdaden el valor del voto. Como señaló el TC en su ya referida sentencia 19/2011,

“el legislador se encuentra (…) sometido en materia electoral a otros manda-

tos constitucionales y estatutarios que pueden modular el principio de igual-

dad en el sufragio o justificar límites o restricciones al mismo. Uno de esos

mandatos (…) es el de asegurar (…) la representación de las diversas zonas del

territorio de la región (…). [Pero] tal atemperación o afectación encuentra, a

la vez, sus límites en el establecimiento de diferencias desproporcionadas,

irrazonables, injustificadas o arbitrarias en la igualdad del sufragio de las que

se derive una discriminación constitucionalmente intolerable”.

Existen, por lo demás, otras configuraciones posibles que permiten al-canzar un mejor equilibrio entre el principio de igualdad del sufragio y los

22 Así se recoge en la STC 225/1998, FJ 7.

43El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

Page 45: Textos para la reforma electoral de Canarias

mandatos constitucionales para proporcionar una adecuada representa-ción a los diversos territorios. Manteniendo la isla como circunscripciónelectoral, esto podría conseguirse aumentando el número de escaños quecorresponden a las islas más pobladas, en especial a Gran Canaria y Tene-rife23. Una estrategia alternativa para reducir la desigualdad del voto, y qui-zás la más eficaz, consistiría en reducir el número de escaños asignados aEl Hierro y La Gomera, las dos islas más pequeñas. Aunque el número derepresentantes de estas islas no es elevado (3 y 4, respectivamente), unadistribución de escaños que los redujera sería más respetuosa con el prin-cipio de igualdad del voto. Es más, si se considerase oportuno, sería consti-tucionalmente viable la instauración en ellas de distritos uninominales, unaposibilidad admitida en el art. 68.2 CE respecto a Ceuta y Melilla y ratificadapor el TC en relación con el distrito de Formentera. La existencia de circuns-cripciones en las que se elige un solo diputado no impediría que el sistemaen su conjunto siga siendo de representación proporcional24.

A nuestro modo de ver, el mantenimiento de la isla como circunscripciónresulta acorde con el hecho insular (arts. 69.3 y 141.4 CE) y permite cumplirsuficientemente con el mandato de asegurar la representación de las di-versas zonas del territorio (art. 152.1 CE). En cambio, el tradicional argumentode la triple paridad resulta inaceptable en términos jurídicos: se trata deuna opción política que no encuentra asidero constitucional alguno. Su uti-lización como forma de justificar la desproporción en la distribución de esca -ños entre las circunscripciones resulta, por lo tanto, insuficiente, irrazonabley además arbitraria por carecer de cualquier apoyo jurídico-constitucional.

En conclusión, la desigualdad en el valor del voto de los ciudadanos delas diversas circunscripciones de la comunidad canaria supone una discri-minación constitucionalmente proscrita. Por las razones que acabamos deexponer, se encuentra desprovista de una justificación objetiva y razonable,y su magnitud resulta excesiva por desproporcionada. La regulación actualpuede reformarse fácilmente mediante otras distribuciones de escaños que

23 El art. 9.3 del Estatuto de Autonomía de Canarias establece una horquilla de entre 50 y70 diputados, por lo que podrían ampliarse hasta en 10 el número de escaños actuales,prorrateándose entre Gran Canaria y Tenerife, que son las islas más infrarrepresentadas.Dicha ampliación no requeriría una modificación estatutaria.

24 Así lo afirmó el TC en la STC 45/1992.

44 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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conjuguen de una manera más pruden te los mandatos del art. 152.1 CE conel ejercicio del sufragio activo en condi ciones de igualdad (arts.14 y 23.1 CE).Podría así darse cumplimiento al desiderátum que el TC hacía en 2011 res-pecto a la igualdad del valor del voto cuando señalaba que “el principio deigualdad en el sufragio o la garantía de un sufragio igual debe ser un obje-tivo hacia el que ha de orientarse progresivamente, corrigiendo en lo posiblesus desviaciones, la acción del legislador en la regulación del respectivo sis-tema electoral en la búsqueda de un equilibrio cada vez más ajustado deaquel principio y de aquellos mandatos”25.

Un prorrateo extraordinariamente desviado

El estudio de la desigualdad del voto puede abordarse también desde la óp-tica de la Ciencia Política: también aquí el sistema electoral canario destacacon creces entre todos los autonómicos. En las páginas que siguen utiliza-remos dos indicadores clásicos: el prorrateo desviado de escaños y la des-proporcionalidad de los resultados electorales. Existe prorrateo desviado, omalapportionment, cuando se da una discrepancia entre el porcentaje deescaños que se eligen en una circunscripción y el porcentaje de poblaciónque se integra en la misma. El indicador de prorrateo desviado de un sis-tema electoral refleja la divergencia total entre la distribución real de esca-ños por circunscripciones electorales y la distribución teórica en función dela población26. Dos definiciones complementarias, incluidas en sendos glo-sarios de sistemas electorales, ayudarán a precisar mejor su significado.Para José Ramón Montero, Josep M. Colomer e Ignacio Lago (2005: 355), elprorrateo desviado consiste en la “distribución desproporcionada de la re-lación entre escaños y electores en los distritos, lo que genera desigualda-des en el valor del voto de cada elector”. Para Michael Gallagher y PaulMitchell (2005: 634), el malapportionment es la “violación del principio deque todas las regiones de un país deberían tener, en la medida de lo posible,

25 En la STC 19/2011, FJ 9.26 El índice se computa a partir de la siguiente fórmula: MAL [por malapportionment] = (1/2)

∑ | si – vi |, donde sigma se refiere a la suma de todos los distritos, si es el porcentaje deescaños asignados al distrito i, y vi es el porcentaje de la población que reside en el dis-trito i; cf. Samuels y Snyder (2001:655).

45El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

Page 47: Textos para la reforma electoral de Canarias

la misma ratio de los electores (o de la población) con los diputados. (…)Ocurre principalmente cuando se pretende sobrerrepresentar áreas ruralespoco habitadas o beneficiar a los partidos que son más fuertes en las áreassobrerrepresentadas”. Su existencia tiene unas implicaciones normativasincuestionables: contradice directamente la igualdad de voto, el principiobásico de los teóricos de la democracia y de los propios sistemas democrá-ticos cuya relevancia ya hemos subrayado. Y su presencia implica que loselectores de algunos distritos poseen un voto comparativamente más va-lioso o influyente que el de otros a la hora de elegir a sus representantespolíticos27. De ahí que para muchos constituya una auténtica patología (Taa-gepera y Shugart 1989: 14), aunque tampoco faltan quienes lo contemplancon una mirada menos negativa (Reynoso 2002).

El único modo de conseguir que el peso de todos los votos sea el mismoes mediante la creación de una única circunscripción que coincida con elterritorio nacional y que englobe al conjunto del censo electoral. Así se dis-puso en la Alemania de la República de Weimar y así sucede en la elecciónde las Cámaras bajas de países como Holanda, Eslovaquia o Israel28. Sin em-bargo, esta concepción, llevada hasta sus últimas consecuencias, puede re-sultar excesiva. Además de la representación de los partidos, los sistemaselectorales deben cumplir otras funciones, tan importantes como difícilesde conciliar entre sí: la gobernabilidad, la eficacia de las instituciones re-presentativas, la representación de distintos intereses sociales y sensibili-dades ideológicas o la conexión entre representantes y representados(Nohlen 2004; Pitkin 1985). Y existen además otros objetivos legítimos quepueden modular una interpretación radical de la igualdad del sufragio,como los de un desarrollo territorial equilibrado, la sobrerrepresentaciónde algunos distritos o la conveniencia de dotar de cierto peso representativoa determinadas minorías. Más específicamente, el prorrateo desviado hasido justificado como medio para asegurar la representación de los intere-ses de los territorios más despoblados o rurales. Se trataría así de una suerte

27 El malapportionment tiene también otro tipo de implicaciones prácticas, como las de al-terar los incentivos de los partidos debido al coste desigual de cada escaño en las dis-tintas circunscripciones; cf. Simón (2009: 167).

28 Y así ocurre asimismo en la actualidad en 21 de los 27 países europeos, España entreellos, para las elecciones al Parlamento Europeo; cf. Cordero y Montero (2013).

46 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 48: Textos para la reforma electoral de Canarias

de “discriminación positiva” en favor de determinados territorios. Este me-canismo compensatorio, se argumenta, resultaría el único medio por el quealgunas circunscripciones podrían lograr la satisfacción de sus intereses.Esta justificación fue frecuentemente aducida durante las fases preparato-rias de creación del sistema electoral español, y fue reiterada con ocasiónde la aprobación de la Ley para la Reforma Política, en noviembre de 1976(Lago y Montero 2005). Sus defensores tuvieron éxito: la propia Constitu-ción española acoge sus pretensiones de forma implícita para el sistemaelectoral (al requerir una representación mínima provincial ex art. 68.2 CE)y de forma explícita para los sistemas electorales autonómicos (al exigiruna “adecuada representación de las diversas zonas del territorio” ex art.152.1 CE).

Como ha demostrado una ingente literatura, los sistemas electorales noson instituciones con un diseño neutral, inocente o casual. Al contrario, suconfiguración depende sobre todo de la interacción de las élites políticaspara imponer sus preferencias específicas sobre los principales componen-tes del sistema electoral por entender que algunos de ellos pueden reportar -les mayores ventajas. Los partidos políticos son, simultáneamente, árbi trosy jugadores, e intentan, por ello, “maximizar su victoria a través de la com-binación de los elementos básicos del sistema electoral (Lago y Montero2005: 342). El prorrateo desviado se convierte así un elemento clave de estasestrategias partidistas. Según ha señalado Dieter Nohlen (2004: 52), “al va-riar el vínculo entre población y escaños, se puede manipular la representa -ción política en favor de ciertos partidos o grupos sociales. (…) En la ma yoríade los casos se desea otorgar a la población rural en desventaja una repre -sen tación desproporcional, a fin de fortalecer su influencia sobre los actoresnacio nales; pero a menudo este argumento no es sincero, pues se buscaque la representación desigual se convierta en una ventaja político-parti-dista”. Su relevancia se proyecta a distintos niveles. La inclusión del prorra-teo desviado en un sistema electoral ocasiona que el voto de los electorespertenecientes a las circunscripciones sobrerrepresentadas valga más queel de los restantes electores. Si la distribución del voto de los distin tos par-tidos fuese aleatoria, esto es, si no estuviera correlacionada directa o indi-rectamente con los distritos infrarrepresentados y/o sobrerrepresentados,el prorrateo desviado no tendría consecuencias apreciables sobre el sistema

47El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

Page 49: Textos para la reforma electoral de Canarias

de partidos. Sin embargo, existe una pauta sistemática, sobre todo en lospaíses latinoamericanos y más particularmente en las democracias de latercera ola, por la que la desviación del prorrateo electoral favorece a los dis -tritos rurales y, por lo tanto, a los partidos conservadores (Samuels y Snyder2001: 659). El prorrateo desviado se convierte así en un mecanismo de ven-taja para los partidos mayoritarios (y conservadores) en las circunscripcio-nes sobrerrepresentadas, puesto que en ellas los escaños cuestan menosque en las infrarrepresentadas. Gracias al malapportionment, resulta tambiénposible que, cuando se agregan los resultados de los distritos, un parti docon igual o menor número de votos que otro pueda conseguir, sin em bargo,más escaños. De este modo, “el malapportionment (…) es un recurso insti-tucional manejado estratégicamente por las elites partidistas para conseguirmayorías parlamentarias más amplias, asegurar su acceso a la formaciónde gobier nos y facilitar la aprobación de sus políticas” (Lago y Montero 2005:327).

El sistema electoral español supone de nuevo un magnífico ejemplo dela decisión deliberada de la élites políticas para sobrerrepresentar a las pro-vincias más rurales, y por lo tanto más conservadoras y en mayor medidaproclives a votar a Unión de Centro Democrático (UCD). Como reconocíaÓscar Alzaga (1989: 127-128), uno de los diputados ucedistas que participóen el diseño de las reglas electorales,

“el sistema electoral español es absolutamente original, e infinitamente más

original de lo que parece a primera vista, y es bastante maquiavélico (…) por-

que la ley actual es esencialmente una reproducción del Decreto-ley del 77, y

tal Decreto, formalmente pactado por el Gobierno predemocrático con las

fuerzas de la oposición, fue elaborado por expertos, entre los cuales tuve la

fortuna de encontrarme, y el encargo político real consistía en formular una

ley a través de la cual el Gobierno pudiese obtener mayoría absoluta. Puesto

que los sondeos preelectorales concedían a la futura Unión de Centro Demo-

crático un 36-37 % de los votos, se buscó hacer una ley en la que la mayoría

absoluta pudiese conseguirse con alrededor del 36-37 %. Y con un mecanismo

que en parte favorecía a las zonas rurales, donde en las proyecciones pree-

lectorales UCD era predominante frente a las zonas industriales, en las que

era mayor la incidencia del voto favorable al Partido Socialista”.

48 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 50: Textos para la reforma electoral de Canarias

Dicho de otra forma, el caso español ejemplificaría el de otros muchospaíses con transiciones democráticas cuyas élites políticas conservadoraso/y procedentes de los regímenes anteriores logran imponer un sistemaelectoral sesgado con el propósito de obtener ventaja en la competiciónelectoral o, al menos, para asegurarse una parcela de representación en elfuturo escenario democrático. De este modo, utiliza rían como coartada ladesigualdad existente en el país para sobrerrepresentar a las zonas másdespobladas, que son a su vez las más rurales y conservadoras, confian doasí en obtener ventaja (Simón 2009: 186). El resultado es que en todas ycada una de las elecciones legislativas para el Congreso de los Diputadoscerca del 75 por ciento de las circunscripciones españolas ha estado sobre-rrepresentada, y en un 52 por ciento ha alcanzado una sobrerrepresentaciónconsiderable (Penadés 1999: 294-295).

En términos comparados, ¿dónde se sitúa el malapportionment español?En el análisis que David Samuels y Richard Snyder (2001) realizan de los sis-temas electorales para los Parlamentos de 78 países de todo el mundo, lospuestos superiores están ocupados por los africanos y sobre todo los lati-noamericanos. Las nuevas democracias tienen una probabilidad muchomayor de contar con desviaciones considerables del prorrateo que las con-solidadas. Así, de los veinte países con los niveles superiores de malappor-tionment en los sistemas electorales de sus Parlamentos, nada menos quequince han completado sus transiciones a la democracia desde 1975 o estánaún haciéndolo (Samuels y Snyder 2001: 661). España aparece en el lugardecimosexto (tabla 2)29; en Europa, sólo los muy excepcionales casos de An-dorra e Islandia presentan niveles superiores. El análisis más reciente de PabloSimón (2009: 185) coloca a España en la posición duodécima entre 65 paí-ses; es el primero de los europeos, y está seguido por Georgia y Turquía.

¿Y dónde cabría colocar el prorrateo desviado de los sistemas electoralesautonómicos? Con datos de las elecciones autonómicas de 201530, hemos

29 Las cifras de las tablas 2, 3, 4 y 5 indican porcentajes de escaños de los Parlamentos res -pectivos que se encuentran en una circunscripción que no le corresponderían si la dis-tribución de escaños se hubiera realizado de forma estrictamente proporcional.

30 Hasta en quince comunidades (las trece que accedieron a la autonomía por el procedi -miento del art.143 CE, así como Cataluña y Andalucía) las últimas elecciones se han cele -brado en el año 2015. En Galicia y el País Vasco los últimos comicios tuvieron lugar a lolargo de 2012.

49El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

Page 51: Textos para la reforma electoral de Canarias

utilizado para confeccionar la tabla 3 una metodología similar a la de latabla 2. Pero puesto que Samuels y Snyder (2001: 655 n.14) recurrieron a lapoblación de derecho31, es decir, a todos los registrados en los censos de po-blación, en la tabla 4 hemos manejado datos del censo electoral por ser loselectores los únicos titulares del derecho del sufragio del cual se predica laigualdad del voto32. A la postre, no existen grandes diferencias entre una yotra tabla dada la elevada asociación entre la población que vive en un de-terminado territorio y las personas que en él tienen reconocido el derechoal voto. Con todo, se detectan varios intercambios de posición en el ranking

31 Incidentalmente, como también hizo el TC para examinar el sistema electoral de Castilla-La Mancha en su sentencia 19/2011, que hemos examinado con anterioridad.

32 Este ejercicio no es meramente académico. Puede pensarse en la existencia de diferen-cias conside rables entre circunscripciones en relación con la proporción de electores yhabitantes, sobre todo por las diferentes estructuras de edades de la pirámide pobla-cional o por las distintas tasas de migración.

50 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

TABLA 2. LOS 20 PAÍSES CON MAYOR MALAPPORTIONMENT DEL MUNDO EN SUS CÁMARAS BAJAS (EN PORCENTAJES)

Posición País Malapportionment Posición País Malapportionment

1 Tanzania 26,19 11 Chile 15,09

2 Corea del Sur 20,75 12 Argentina 14,05

3 Ecuador 20,40 13 Gambia 13,95

4 Kenia 19,46 14 Colombia 13,24

5 Ghana 17,82 15 Andorra 13,07

6 Zambia 17,25 16 España 9,63

7 Islandia 16,84 17 Brasil 9,13

8 Bolivia 16,77 18 Georgia 8,96

9 Malawi 16,59 19 Turquía 8,59

10 Santa Lucía 16,22 20 Seychelles 8

Fuente: Samuels y Snyder (2001: 661).

Page 52: Textos para la reforma electoral de Canarias

entre las dos tablas, que afectan sobre todo a Galicia y a la Comunidad Va-lenciana, a Cataluña y a Andalucía y al Principado de Asturias y a Murcia.

El promedio de prorrateo desviado autonómico de la tabla 3 se sitúa enel 13,8 por ciento, o 10,55 por ciento si se incluyen en el cálculo las cuatro co-munidades que por tener circunscripciones provinciales carecen de prorra-teo desviado; en la tabla 4, los promedios son 13,56 y 10,37 por ciento,res pectivamente. En todo caso, la media de malapportionment a nivel au-tonómico duplica el promedio del 6 por ciento que obtenían Samuels ySnyder (2001: 661) con los casos de prorrateo desviado más altos del mundo.A pesar de que en nuestro país las críticas sobre la desigualdad en el valordel voto suelen dirigirse contra el sistema electoral del Congreso de los Di-putados, resulta destacable que sus niveles de malapportionment se veansuperados por los de nada menos que ocho comunidades (tabla 5). De

51El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

TABLA 3. EL MALAPPORTIONMENT DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS EN FUNCIÓN DE LA POBLACIÓN DE DERECHO Y EN LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS DE 2015 (EN PORCENTAJES)a

Posición Comunidad autónoma Malapportionment

1 Canarias 32,80

2 Islas Baleares 21,88

3 Aragón 20,56

4 País Vasco 19,52

5 Galicia 14,53

6 Comunidad Valenciana 12,64

7 Andalucía 11,46

8 Cataluña 10,46

9 Castilla y León 8,34

10 Castilla-La Mancha 7,96

11 Extremadura 7,45

12 Principado de Asturias 6,85

13 Región de Murcia 4,93a No están incluidas las comunidades de Cantabria, Madrid, Navarra y La Rioja, en las que por utilizar

una única circunscripción el voto de todos sus ciudadanos tiene un valor igual. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de población del INE a 1 de enero de 2015.

Page 53: Textos para la reforma electoral de Canarias

hecho, la inclusión de los sistemas electorales de Canarias, Islas Baleares,Aragón y País Vasco en el ranking elaborado por Samuels y Snyder (2001)les confiere el dudoso honor de aparecer entre las diez primeras posicionesde casos con mayores niveles de prorrateo desviado del mundo33. Y, entretodos ellos, Canarias ocupa la primera posición de forma destacada34.

Si la desigualdad del voto del caso canario resulta ya problemática a la luzde la jurisprudencia del TC, como comprobamos con anterioridad, también

33 Debe tenerse en cuenta que no hemos tenido en cuenta los niveles de prorrateo desviadode los Parlamentos de las unidades que conforman los Estados federales o regionales.

34 Vale la pena insistir de nuevo que este 32,8 por ciento de Canarias indica el porcentajede los escaños del Parlamento canario que se encuentran en una circunscripción dondeno les correspondería si se atendiese a un criterio de reparto proporcional a la población.

52 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

TABLA 4. EL MALAPPORTIONMENT DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS ENFUNCIÓN DEL CENSO ELECTORAL Y EN LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS DE2015 (EN PORCENTAJES)a

Posición Comunidad autónoma Malapportionment

1 Canarias 33,46

2 Islas Baleares 22,50

3 Aragón 19,78

4 País Vasco 19,76

5 Comunidad Valenciana 13,46

6 Galicia 12,17

7 Cataluña 11,70

8 Andalucía 11,02

9 Castilla y León 9,19

10 Castilla-La Mancha 8,60

11 Extremadura 6,04

12 Región de Murcia 5,22

13 Principado de Asturias 3,32a No están incluidas las comunidades de Cantabria, Madrid, Navarra y La Rioja, en las que por utilizar

una única circunscripción el voto de todos sus electores tiene un valor igual. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de población del INE a 1 de enero de 2015.

Page 54: Textos para la reforma electoral de Canarias

aparece subrayada por su comparación con la existente en países de dife-rentes regiones del globo: es la más elevada de todos ellos. Es cierto que,aunque con niveles algo menores, Canarias se encuentra acompañada pormuchos otros sistemas electorales españoles, como el del Congreso de losDiputados, desde luego, pero también, y por encima de él, por los de Baleares,Aragón, País Vasco, Galicia, Comunidad Valenciana, Andalucía y Cataluña.En este capítulo no podemos discutir explicaciones para esta concentraciónde casos con tan elevada desigualdad de voto. Pero resulta sin duda sor-prendente que tantas comunidades, encabezadas por Canarias, con pobla-ciones de entre uno y dos millones de habitantes y una superficie territoriallimitada (aunque algunas con particularidades geográficas como las de los

53El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

TABLA 5. LOS 26 CASOS CON MAYORES NIVELES DE MALAPPORTIONMENTENTRE 78 PAÍSES Y 13 COMUNIDADES ESPAÑOLAS (EN PORCENTAJES)

Posición País/Comunidad autónoma

Malapportionment Puesto País/Comunidadautónoma

Malapportionment

1 Canarias 32,80 14 Santa Lucía 16,22

2 Tanzania 26,19 15 Chile 15,09

3 Baleares 21,88 16 Galicia 14,53

4 Corea del Sur 20,75 17 Argentina 14,05

5 Aragón 20,56 18 Gambia 13,95

6 Ecuador 20,40 19 Colombia 13,24

7 País Vasco 19,52 20 Andorra 13,07

8 Kenia 19,46 21 Comunidad Valenciana

12,64

9 Ghana 17,82 22 Andalucía 11,46

10 Zambia 17,25 23 Cataluña 10,46

11 Islandia 16,84 24 España 9,63

12 Bolivia 16,77 25 Brasil 9,13

13 Malawi 16,59 26 Georgia 8,96

Fuentes: Elaboración propia a partir de los datos de Samuels y Snyder (2011: 661) y de la tabla 3.

Page 55: Textos para la reforma electoral de Canarias

archipiélagos) compartan niveles de malapportionment superiores a paísesmucho más populosos y con una superficie geográfica mucho más extensa.

Una elevada desproporcionalidad

En sentido estricto, la desproporcionalidad electoral es la medida utilizadatradicionalmente por la Ciencia Política para calcular la desviación agregadaentre la proporción de votos obtenidos y la proporción de escaños recibidospor cada partido (Lijphart 1995: 103). La desproporcionalidad es tambiénuna de las conclusiones más robustas en la investigación sobre las conse-cuencias políticas de los sistemas electorales, cifrada en la sobrerrepresen-tación sistemática de los partidos mayoritarios a costa de los minoritarios.Su importancia es obvia: expresa más que ningún otro elemento de los sis-temas electorales la violación del principio de la igualdad del sufragio. Engeneral, los efectos de todos los sistemas electorales, mayoritarios o pro-porcionales, apuntan más a la desproporcionalidad que a su contraria, bienque existan serias diferencias de grado. Todos los sistemas tienden a ser,cuando menos, algo desproporcionales, pero buscan evitar asimismo unadesproporcionalidad extrema. En el primer análisis estadístico comparadoentre países, Douglas W. Rae (1971: 86) acudía a los términos de una célebrenovela de Howard Pyle para concluir que, “como el alguacil de Nottingham,el régimen electoral suele robar al pobre y dar al rico: habitualmente, lospartidos mayoritarios obtienen un número de escaños parlamentarios su-perior a su parte proporcional, mientras que los partidos pequeños recibenun número inferior”. Y añadía (Rae 1971: 134) que,

“si hay una pauta que surja (…) con categoría parecida a la de ‘ley’, es el con-

tinuo sesgo de las leyes electorales a favor de los partidos grandes y en contra

de sus competidores más flojos. El partido con muchos votos obtiene escaños

en abundancia, pero el partido que no tiene tantos votos suele obtener un

número menor de escaños que su parte proporcional o, peor aún, puede no

obtener ningún escaño en absoluto. El prejuicio de las leyes electorales –(…)

incluso [en] los sistemas de representación proporcional– a favor de los gran-

des partidos electorales y en contra de los pequeños es una realidad casi uni-

versal de la vida electoral”.

54 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 56: Textos para la reforma electoral de Canarias

De forma más específica, los factores que determinan la desproporcio-nalidad incluyen el tamaño de los Parlamentos, el prorrateo desviado, lasfórmulas electorales, las barreras electorales y la magnitud de los distritos(Lijphart 1995: cap. 3). De ellos, este último, expresado en el número de es-caños que se eligen en los distintos tipos de distritos, es el más importante,y supone para muchos el factor decisivo. Para Rein Taagepera y MatthewSoberg Shugart (1989: 112), por ejemplo, “la magnitud del distrito tiene prác-ticamente un impacto mayor sobre la proporcionalidad del sistema [elec-toral] que ninguno de los otros factores”35. Y ello porque es en los distritosdonde tiene lugar la interacción de los efectos mecánicos y de los psicoló-gicos de todo sistema electoral, unos efectos que Maurice Duverger (1965:244 ss.) descubriera al abrigo de sus conocidas leyes hace ya tiempo. Losefectos mecánicos consisten en la sobrerrepresentación de los dos primerospartidos, y en mayor medida la del primero, al traducir los votos en escaños;dicho de otra forma, en el momento de la distribución de los escaños, losdos primeros partidos suelen lograr más escaños que los que les correspon-derían, en estricta proporcionalidad, según sus respectivos porcentajes devoto. El reparto de escaños es una operación de suma-cero, por lo que esasprimas para los dos primeros partidos conllevan penalizaciones para losdemás, en especial para el tercero y cuarto, que resultan así infrarrepresen-tados. Por su parte, los efectos psicológicos surgen de la adecuación delcomportamiento de los votantes a las consecuencias que se derivan de losefectos mecánicos del sistema electoral. Su principal manifestación radicaen lo que se ha denominado el voto estratégico, sofisticado o útil, consis-tente en la percepción por los votantes de que el partido que les gustaríaelegir no tiene muchas posibilidades de lograr representación, debiendoentonces optar por otro para no “desperdiciar” su voto. Suele incrementarseasí el número de votos de los partidos más grandes en detrimento de losdemás, reforzando de paso el impacto de los efectos mecánicos. La utiliza-ción estratégica del voto tiende a aumentar el apoyo electoral concedido alprimer y al segundo partido, lo que a su vez favorece que la desproporcio-

35 Aunque no podamos detenernos ahora en ello, debe tenerse en cuenta que la magnitudde los distritos está estrechamente vinculada a otros dos componentes fundamentalesdel sistema electoral, como el número de escaños de los Parlamentos y el prorrateo desvia -do de los escaños entre las circunscripciones, que acabamos de examinar.

55El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

Page 57: Textos para la reforma electoral de Canarias

nalidad generada por los efectos mecánicos reduzca el número de partidose incremente las posibilidades de que el primer partido se alce con la ma-yoría de escaños pese a no haber logrado la mayoría de votos, esto es, deque consiga una mayoría manufacturada.

Las elecciones al Congreso de los Diputados han ratificado la relevanciade la desproporcionalidad como función del tamaño del distrito. Cuanto me -nor sea el número de escaños a elegir, más desproporcionales son los resul -tados: los principales partidos acaparan todos los escaños de los pequeñosdistritos, quedando los restantes partidos sin representación alguna, pesea que puedan conseguir un considerable número de votos. Lo contrario tam-bién es cierto: cuanto mayor sea la circunscripción, mayor será la propor-cionalidad al permitir la entrada de un mayor número de partidos en elreparto de los escaños (Montero y Riera 2009: 388). El reparto de los 350escaños entre los 52 distritos previstos (de acuerdo con los criterios territo-rial y poblacional, que luego veremos) significa que su magnitud media es6,7 escaños y la mediana 5; el umbral efectivo está en el 10,2 por ciento36.Se trata obviamente de una magnitud de distrito muy baja, sobre todo sise contempla en perspectiva comparada. De los 21 sistemas electorales oc-cidentales que han utilizado fórmula electoral D’Hondt y distritos plurino-minales de un solo nivel entre 1945 y 1990, sólo Francia, en el efímero sis temade 1986, tenía una magnitud media menor, 5,79; y de entre los 11 sistemasque han utilizado otra fórmula proporcional, sólo Irlanda, con su peculiarmecanismo del Voto Único Transferible (VUT), exhibe una magnitud mediainferior a la española (Lijphart 1995: 59-60 y 72). Más aún, del total de losmás de cincuenta sistemas claramente proporcionales, sólo 15 tienen mag-nitudes de distrito inferiores a 10 escaños37.

36 El umbral efectivo es el porcentaje de votos que debe acumularse para conseguir repre-sentación; se calcula de acuerdo con la fórmula propuesta por Lijphart (1995: 63 ss.):

, don de M es la magnitud media de los escaños que conforman el sis-

tema electoral. 37 Y entre los sistemas de representación proporcional en el mundo, sólo Cabo Verde, Chile,

la Repú blica Dominicana, Uruguay, Argentina, Ecuador, Grecia y Turquía, en este orden,tienen magnitudes medianas más reducidas (Cox 2004); mientras que únicamente SanMarino, Colombia, Surinam, Turquía, Sri Lanka y El Salvador, asimismo en este orden,poseen umbrales efectivos superiores (Anckar 2000).

56 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Uef = +50%(M + 1)

50%(M + 1)

Page 58: Textos para la reforma electoral de Canarias

Si los sistemas electorales europeos son por lo general razonablementeproporcionales como resultado de los tamaños apreciables de sus distritos,o, en el peor de los supuestos, son menos desproporcionales de lo que po-drían ser potencialmente, esta conclusión no se aplica, desde luego, al casoespañol. Su sistema electoral pertenece a la categoría de los fuertes dadasu capacidad para constreñir el comportamiento de los votantes y para ejer-cer un impacto reductor en la vida partidista (Sartori 1994: 37). Además desobre la desproporcionalidad, sus efectos se han proyectado sobre la frag-mentación y el formato del sistema de partidos, y en ambos casos a la baja(Montero y Riera 2009: 396 ss.). Los resultados de las elecciones generalescelebradas en España hasta el momento han reproducido un do ble sesgo,un primero de naturaleza mayoritaria y un segundo de corte además con-servador38. El rendimiento marginal de los votos no es constante, sino cre-ciente: por encima del umbral de neutralidad del sistema electoral (esto es,del nivel de respaldo electoral en el que coinciden perfectamente los porcen -tajes de votos y esca ños de los partidos), a más votos más sobrerrepresen-tación; por debajo de este umbral, a menos votos más infrarrepresentación.Se trata del sesgo mayoritario del sistema electoral español. Siguiendo elsímil de Rae, aquél roba más cuanto más pobre es un partido y da máscuanto más rico es. Por otro lado, la identidad ideológi ca de los partidostiene suma importancia. Todo lo demás igual, los partidos mayo ri tarios decentro derecha resultan más sobrerrepresentados que los de centro-izquier -da, mientras que los minoritarios de centro-derecha resultan menos infra-rrepresentados que los de centro-izquierda. Se trata del sesgo conservadordel sistema español (Lago y Montero 2005: 313 ss.).

Acudiendo al índice de desproporcionalidad de Gallagher39, que es unode los más utilizados, la desproporcionalidad media de las doce eleccionescelebradas hasta 2015 ha sido de 7,1. En el marco comparado de las 359 elec-ciones habidas en 31 países europeos entre 1946 y 2008, el índice español

38 Esta conclusión también se aplica a las elecciones generales celebradas en diciembre de2015, bien que sus características extraordinarias han limitado un tanto la intensidadde los efectos hasta ahora habituales del sistema electoral.

39 El índice de desproporcionalidad o de mínimos cuadrados de Gallagher (1991) se calculamediante la siguiente fórmula: ID = [½ Σ (si - vi) 2]1/2, donde vi es el porcentaje de votosque consigue cada partido, y si es el porcentaje de escaños.

57El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

Page 59: Textos para la reforma electoral de Canarias

se encuentra entre los más elevados de los que cuentan con sistemas pro-porcionales, y en muchos casos se acerca a los de los países con sistemasmayoritarios (Montero y Riera 2009: 402; Riera 2013: cap. 6). Es también su-perior a los que arrojan los sistemas electorales autonómicos. En el caso deCanarias, la desproporcionalidad en sus elecciones autonómicas apareceante todo condicionada por la relativamente baja magnitud de sus distritos,que en promedio es de 8,5 escaños. Solo Castilla-La Mancha, tras su reformaelectoral de 2014, presenta una magnitud media inferior, de 6,6 escaños, yambas comunidades quedan notablemente por debajo del promedio detodas las comunidades, cifrado en 16 escaños. Los efectos desproporciona-les de la escasa magnitud de los distritos del Parlamento canario se venagravados por dos factores adicionales. De una parte, por la interacción conla fórmula D´Hondt, que refuerza el impacto mayoritario de los pequeñosdistritos cuando estos son numerosos; se trata por supuesto del caso deCanarias, donde el 50 por ciento de los diputados autonómicos se elige encircunscripciones de magnitud igual o inferior a 8 escaños. Y, de otra parte,por las muy elevadas barreras electorales existentes en el sistema electoralcanario, cifradas, recordémoslas, en una combinación del 6 por ciento au-tonómico y del 30 por ciento a nivel insular. Por ejemplo, la aplicación de ladoble barrera electoral ha contribuido a que en las últimas eleccionesautonómi cas de 2015 quedaran sin representación unos 173.000 votos de los898.337 votos a candidaturas; es decir, más de 19 por ciento de los votos fuedesperdiciado. Prácticamente, uno de cada cinco votos dirigidos a algunade las formaciones políticas que concurría a las elecciones no fue tenido encuenta durante el reparto de escaños por efecto de las barreras electorales.

58 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

TABLA 6. ÍNDICES DE DESPROPORCIONALIDAD EN LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS DE CANARIAS, 1983-2015a

1983 1987 1991 1995 1999 2003 2007 2011 2015 Promedio

6,27 7,73 6,46 5,51 7,37 4,76 8,64 7,52 10,95 7,25a El índice de desproporcionalidad es el de mínimos cuadrados de Gallagher (1991).

Fuente: Elaboración propia.

Page 60: Textos para la reforma electoral de Canarias

Con estos ingredientes, no resulta sorprendente que el sistema electoralcanario haya tenido siempre índices elevados de desproporcionalidad (tabla6) y que encabece el promedio de desproporcionalidad de las comunidadesen todas las elecciones autonómicas hasta la fecha, superando incluso alya de por sí considerable índice del Congreso de los Diputados (tabla 7).

¿Qué partidos resultan beneficiados o perjudicados por los sesgos ma-yoritarios del sistema electoral canario? Como se desprende de la tabla 8,Coalición Canaria (CC, en su doble coalición con el Partido Nacionalista Ca-

59El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

TABLA 7. ÍNDICES DE DESPROPORCIONALIDAD EN LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS, 1983-2015, Y EN LAS ELECCIONES GENERALES PARA EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, 1977-2015

Posición Sistemas electorales Promedio histórico del índice de Gallagher

1 Canarias 7,25

2 Murcia 7,14

3 Congreso de los Diputados 7,10

4 Castilla y León 6,71

5 Castilla-La Mancha 6,35

6 Islas Baleares 6,11

7 Comunidad Valenciana 5,54

8 Andalucía 5,05

9 Asturias 4,81

10 Cantabria 4,59

11 La Rioja 4,55

12 Galicia 4,5

13 Aragón 4,12

14 Cataluña 3,91

15 Extremadura 3,87

16 Navarra 3,26

17 País Vasco 3,05

18 Madrid 2,64a

a El índice de desproporcionalidad es el de mínimos cuadrados de Gallagher (1991).

Fuente: Elaboración propia

Page 61: Textos para la reforma electoral de Canarias

nario [PNC] y con la Agrupación Herreña Independiente [AHI]), el PartidoSocialista Canario-Partido Socialista Obrero Español (PSC-PSOE) y el PartidoPopular (PP), los tres partidos mayoritarios, suelen ser sistemáticamentebeneficiados por la desproporcionalidad del sistema electoral. Estas forma-ciones políticas llegan a recibir niveles de sobrerrepresentación que les pro-curan, de acuerdo con las tasas de ventaja de la tabla 9, entre un 70 y un 10por ciento más de escaños de lo que les correspondería en un sistema per-fectamente proporcional. Esto explica que en las últimas elecciones de 2015se haya producido un sorprendente fenómeno que resulta inédito en la his-

60 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

TABLA 8. PRIMAS Y PENALIZACIONES A LOS PARTIDOS EN LAS ELECCIONESAUTONÓMICAS DE 2015 EN CANARIAS

Partidos y coalicionesa Votos (en %) Escaños (en %) Primas/penalizaciones (en puntos porcentuales)

PSC-PSOE 19,53 25 + 5,47

PP 18,26 20 + 1,74

CC-PNC y CC-AHI 17,92 30 + 12,08

PODEMOS 14,28 11,67 - 2,61

NC 10,05 8,33 - 1,72

Cs 5,84 - - 5,84

UNIDOS 2,51 - - 2,51

CD 2,15 - - 2,15

PACMA 1,21 - - 1,21

ASG 0,55 5 + 4,45

a Las siglas corresponde a los siguientes partidos y coaliciones: PSC-PSOE, Partido Socialista Canario-Partido Socialista Obrero Español; PP, Partido Popular; CC-PNC, Coalición Canaria-Partido Naciona-lista Canario; CC-AHI, Coalición Canaria-Agrupación Herreña Independiente; NC, Nueva Canarias;C’s, Ciudadanos; CD, Canarias Decide (coalición formada por Izquierda Unida Canaria, Los Verdes,Unidad del Pueblo y Alternativa Republicana; PACMA, Partido Animalista contra el Maltrato Animal;y ASG, Agrupación Socialista Gomera.

Fuente: Elaboración propia en base a los datos del Parlamento de Canarias, enhttp://www.parcan.es/elecciones/resultados.py/2015/#total_votos (consultado el 18 de enero de 2016).

Page 62: Textos para la reforma electoral de Canarias

toria autonómica, y que de nuevo subraya el carácter excepcional del sis-tema electoral canario. Y es que el tercer partido en número de votos seconvierta en el primero en número de escaños en el Parlamento. Es lo queha ocurrido con CC-PNC y CC-AHI: obtuvieron el 17,92 por ciento de los votosy 18 escaños, o un 30 por ciento. Con sus 166.979 votos conjuntos, recibió,pues, tres escaños más que el primer partido, el PSC-PSOE, que había obte-nido 182.006 de los votos (o un 19,53 por ciento), y seis escaños más que elPP, que como segundo partido recibió 170.129 votos (o un 18,26 por ciento)40.CC ha obtenido así una prima de más de 12 puntos porcentuales, es decir, hacosechado 15 puntos porcentuales de escaños más de los que le correspon -derían en un sistema perfectamente proporcional, como se infiere de latabla 8.

En segundo lugar, partidos como Podemos, Nueva Canarias (NC) o Ciuda -danos (C’s), que tienen su voto diseminado por las distintas islas del archi-piélago, con un apoyo considerable, pero menor del recibido por los partidosmayoritarios, fueron duramente castigados por el sistema electoral. Pode-mos obtuvo 133.044 votos (un 14,28 por ciento), NC 93.634 (10,05 por ciento)

40 Los datos de las elecciones autonómicas de 2015 están tomados de la web del Parlamentode Canarias, en http://www.parcan.es/elecciones/resultados.py/2015/#total_votos, con-sultado por última vez el 18 de enero de 2016.

61El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

TABLA 9. TASA DE VENTAJA A LOS PARTIDOS EN LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS EN LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS DE 2015 EN CANARIASa

CC PSC-PSOE PP Podemos NC C’s ASG

1,7 1,3 1,1 0,8 0,8 0 9,1

a La tasa de ventaja, o advantage ratio, se calcula mediante la fórmula de V = (%escaños / %votos), esdecir, dividiendo el porcentaje de escaños entre el porcentaje de votos. Si un partido obtiene escaños,pero menos de los que proporcionalmente le corresponderían con arreglo a sus votos, su tasa deventaja oscilará entre 0 y 1; si alcanza más escaños de lo que le correspondería de acuerdo con susvotos, la tasa se situaría por encima de 1; y si carece de representación obtiene un tasa de ventajaigual a 0; cf. Taagepera y Shugart (1989: 68).

Fuente: Elaboración propia.

Page 63: Textos para la reforma electoral de Canarias

y C’s 54.375 (un 5,84 por ciento), pero sus resultados en escaños sufrieronuna severa penalización. Destaca especialmente el caso de C’s. La barreraelectoral autonómica del 6 por ciento le impidió acceder a la representaciónparlamentaria. Pero con la paradoja añadida de que en una circunscripcióncomo Gran Canaria, donde C’s obtuvo 24.573 votos, superando a los 24.392recibidos por CC-PNC, este último obtuvo un escaño (por superar el 6 porciento a nivel autonómico), mientras que C’s no obtuvo ninguno.

Por último, las formaciones políticas de radicación insular fuerte, comola Agrupación Socialista Gomera (ASG) en La Gomera, la coalición CC-AHIen El Hierro o incluso la Asamblea Majorera en Fuerteventura antes de in-tegrarse en CC, son los principales beneficiados por el sistema electoral.Estos pequeños partidos o coaliciones insularistas obtienen una sobrerre-presentación sumamente abultada gracias al elevado valor del voto del quedisfrutan los ciudadanos de las islas periféricas, en contraste con el de loselectores de las dos islas centrales o capitalinas (tabla 9). El caso de ASG re-sulta ilustrativo. En las elecciones autonómicas de 2015 obtuvo tres escaños,conseguidos gracias a 5.090 votos. Aunque se quedó por debajo del umbraldel 6 por ciento autonómico, superó el umbral del 30 por ciento insular enLa Gomera, única circunscripción en la que concurría. De este modo, ASGlogró sus tres escaños con el 0,55 por ciento del voto total autonómico,mientras que otras seis formaciones políticas se quedaron sin representa-ción en el Parlamento de Canarias a pesar de tener mayores porcentajes devoto a nivel regional. El coste de un diputado para ASG se situó así en 1.697votos, mientras que ascendió a 19.006 para Podemos, nada menos que onceveces más.

Conclusiones

En este capítulo hemos examinado desde los ángulos del Derecho Consti-tucional y de la Ciencia Política una cuestión tan relevante de los sistemasdemocráticos como la de la igualdad del voto mediante su traducción enlos sistemas electorales. Hemos apuntado su evolución histórica desde susurgimiento en el constitucionalismo de entreguerras, cuando se enfren-taba a distintas formas de sufragio desigual, hasta su interpretación domi-

62 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 64: Textos para la reforma electoral de Canarias

nante tras la Segunda Guerra Mundial como la garantía de un valor apro-ximado de todos los votos. Los sistemas electorales de muchos países de-mocráticos, sin embargo, contienen regulaciones que parecen entrar encontradicción con el entendimiento de la igualdad del sufragio en su versióncontemporánea. Los españoles destacan especialmente en sus limitacionesal principio de la igualdad del voto. Así puede comprobarse en el sistemaelectoral para el Congreso de los Diputados, cuya combinación de elemen-tos, sobre todo el prorrateo desviado o malapportionment y el reducido ta-maño de las circunscripciones, ha provocado a lo largo de las últimas casicuatro décadas una elevada desproporcionalidad en la asignación de esca-ños de los partidos y, por lo tanto, una considerable desigualdad del voto.

Y así ha ocurrido también con los sistemas electorales autonómicos.Ocho de ellos superan los ya de por sí abultados niveles de malapportion-ment alcanzados por el Congreso. Aunque las críticas habituales a la desi-gualdad del voto suelen dirigirse contra el sistema electoral del Congreso,los de ocho comunidades (Canarias, Baleares, Aragón, País Vasco, Galicia,Comunidad Valencia, Andalucía y Cataluña) superan los niveles del Con-greso, y las cuatro primeras se encuentran entre los diez primeros puestosde un hipotético ranking mundial de malapportionment. Desde el punto devista jurídico, esta llamativa situación pretende justificarse por la exigenciaconstitucional de que los sistemas electorales autonómicos aseguren la re-presentación de las diversas zonas del territorio (art. 152.1 CE). Y en algunascomunidades esta exigencia estaría a su vez reforzada por singularidadesconstitucionalmente reconocidas como el respeto de los derechos históricosde los territorios forales (Disposición Adicional Primera CE) o el “hecho in-sular” (arts. 69.3 y 141.4 CE) como circunstancia geográfica propia de las co-munidades archipielágicas.

En este contexto, el sistema electoral de Canarias es un caso realmentellamativo. Su sistemática desigualdad del voto se mueve en ratios de 1 a 17.Por subra yar de nuevo algunas evidencias incontestables, el sistema canariotiene el dudoso honor de encabezar un hipotético ranking mundial de ma-lapportionment. Y es el único de entre los autonómicos con dos barreras le-gales, una a nivel de cada isla y otra a nivel regional. Su combinación producetanto fenómenos de gran desproporcionalidad en la relación entre votos yescaños, como anomalías frecuentes por partidos que reciben más escaños

63El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

Page 65: Textos para la reforma electoral de Canarias

con menos votos que otros o por partidos que se hacen con escaños en al-guna isla mediante porcentajes mínimos de voto, mientras que otros sequedan sin ninguno pese a haber logrado en la comunidad niveles muy su-periores de apoyo electoral.

Todo ello justifica la adjetivación que hemos hecho del sistema electoralcanario como extravagante. Lo es desde luego en su sentido literal, puestoque su funcionamiento genera desigualdades extraordinarias en el valordel voto de los ciudadanos que viven en islas diferentes. Y lo hace de formatan institucionalizada y con tanta intensidad como para fundamentar nues-tra opinión de que el sistema canario rebasa los límites constitucional-mente admisibles. Obviamente, los actores políticos autonómicos, a la horade encontrar un equilibrio entre la igualdad del voto y una adecuada repre-sentación territorial, pueden introducir elementos correctores como unrepar to de escaños basado en los problemas económicos de algunos terri-torios o en las necesidades específicas de algunas circunscripciones insu-lares. Aunque la jurisprudencia constitucional reconoce esta posibilidad, eldise ño del sistema electoral parece desnaturalizar por encima de lo tolera-ble el principio de igualdad del sufragio. Cabría preguntarse si se justificarealmente el trade-off entre la reducción de la igualdad del voto y el princi-pal argumento en que dice basarse, cifrado en su necesidad para conferiruna adecuada representación a los inte reses de los ciudadanos que vivenen territorios con menor densidad demográfica. Debería examinarse en quémedida la sobrerrepresentación de ciertas circunscripciones menos habi-tadas coadyuva realmente a su convergencia socioeconómica con el restode regiones o a la satisfacción de las demandas de sus electores. Podría su-ceder que concurran otros factores acaso más determinantes como los re-lacionados con las expectativas de la distribución territorial del poder porlos partidos o, en otro orden de cosas, con las exigencias de los sistemas fi-nanciero y fiscal. En el caso de Canarias, es posible que los cálculos sobrelos apoyos electorales de los partidos en cada una de las islas o el papel deinstituciones de tan fuerte arraigo como los Cabildos insulares, el RégimenEconómico y Fiscal proporcionen respuestas más sustantivas que las quehabitualmente se manejan.

Este capítulo también ha pretendido reavivar el debate sobre la funda-mentación democrática del actual sistema electoral canario. Su desorbitado

64 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 66: Textos para la reforma electoral de Canarias

impacto en los niveles de desigualdad del voto en las elecciones autonómi-cas reclama la atención de investigadores, políticos y observadores, especial -mente en momentos en los que crecen las exigencias de cambios sustan tivosen instituciones políticas, entre las que desde luego ocupa un lugar desta-cado el sistema electoral. Y para ello deben finalmente tenerse en cuentala existencia de algunas cuestiones procedimentales. Como es sabido, loselementos centrales –y más polémicos– del sistema electoral canario, comoel prorrateo de escaños que consagra la triple paridad y la doble barreraelectoral alternativa, están contenidos en la Disposición Transitoria 1ª delEstatuto de Autonomía de Canarias de 1982. Más de treinta años después,sigue sin aprobarse una Ley electoral que sustituya esta regulación provi-sional. Es cuando menos llamativo que se imponga un quórum cualificadode dos tercios del Parlamento canario para sustituir lo dispuesto en la Dis-posición Transitoria 1ª, mientras que para iniciar y ratificar la reforma delpropio Estatuto de Autonomía del que forma parte basta con la mayoríaabsoluta: esa mayoría cualificada es de las más elevadas de cuantas existenen el Derecho autonómico, junto a la requerida en Cataluña para la apro-bación de una Ley electoral por lo demás también pendiente todavía. Comoha indicado Juan Hernández Bravo de Laguna (1999: 176), “por definición,las Disposiciones Transitorias de cualquier norma jurídica regulan institutosy situaciones de transición y sustantivamente coyunturales, es decir, some-tidas a término, lo que no parece [en Canarias] ser el caso; sobre todo si te-nemos en cuenta la mayoría cualificada establecida para poder acometeruna eventual reforma del sistema”. Existen motivos sobrados para acome-ter de una vez por todas una ley que evite muchas de las distorsiones oca-sionadas por el sistema electoral que hemos analizado. Después de más detres décadas de provisionalidad, las preferencias de las principales fuerzaspolíticas canarias deben de converger con las demandas que los ciudadanosvienen reclamando sobre el principio de igualdad del voto en las eleccionesautonómicas.

65El sistema electoral canario: representación desproporcional y desigualdad del voto

Page 67: Textos para la reforma electoral de Canarias

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68 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 70: Textos para la reforma electoral de Canarias

2 LAS BARRERAS ELECTORALES

Gerardo Pérez SánchezProfesor de Derecho Constitucional de la Universidad de La Laguna

Page 71: Textos para la reforma electoral de Canarias

Las barreras electorales cumplen la función de evitar una excesiva fragmen-tación en los Parlamentos, con las dificultades aumentadas para poder for-mar mayorías estables y con la presencia en las Cámaras de muchospartidos, en principio, con escaso número de votos. Así, “la adopción de unsistema electoral proporcional y la existencia de circunscripciones relativa-mente amplias, en términos de escaños a cubrir, harían posible, al menos enteoría, la representación de un número elevado de partidos en las Cámaras.Para limitar esta posibilidad, se han establecido umbrales mínimos de repre-sentación”1. En el caso de Canarias, nuevamente, el hecho insular va a mar-car la regulación de las barreras electorales, y además, va a suponer unconflicto político aún mayor que el de la circunscripción y la distribución dediputados por isla; conflicto que, a diferencia del de la distribución de di-putados, sí va a tener un pronunciamiento claro y directo por parte del Tri-bunal Constitucional.En Canarias, el problema de las barreras electorales es doble. Por un lado

está el hecho de tener circunscripciones insulares y establecer barreras in-sulares y regionales y, en segundo lugar, la elevadísima cifra de las mínimosexigidos para poder optar a un diputado. Problemas que, si los añadimos alos que hemos visto en el capítulo anterior, tendremos un sistema electoralaltamente conflictivo políticamente y, lo que es peor, de muy dudosa cons-titucionalidad.En el proyecto de Estatuto de 1982, en el artículo séptimo, se decía que

“no serán tenidas en cuenta aquellas listas de partido o coalición que no ob-tengan, al menos, el tres por ciento de los votos válidos emitidos en la Regióno el veinte por ciento de los válidamente emitidos en la respectiva circunscrip-ción electoral”2. Como era de esperar este tema levantó un debate políticode posturas enfrentadas como ocurrió con el tema de las circunscripcionesy asignación de diputados a las islas.Por lo que respecta al debate celebrado en la Comisión Constitucional de

12 de mayo de 1982, las intervenciones se centraron más en el tema de lascircunscripciones y la distribución de diputados, haciendo mención a lasbarreras electorales son el diputado Sole Tura, quien defendió su exclusión

1 Baras, M. y Botella J. El sistema electoral. Madrid 1996 Ed. Tecnos. Pág. 137. 2 Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados de 15 de abril de 1981.

Pág. 303.

70 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 72: Textos para la reforma electoral de Canarias

de la redacción del proyecto, aunque no por razones jurídicas, así este di-putado dijo que pensaba “que no debería figurar ningún límites ni ningúnobstáculo ni techo mínimo como el que se fija en el artículo séptimo (...) En-tendemos que no debe figurar, por una razón muy sencilla, en el caso de Ca-narias: porque, de admitirse el sistema de elección que aquí se establece, quees el de la circunscripción por isla, estos mínimos son prácticamente irrele-vantes; es decir, por el juego del número de electores y de los diputados a ele-gir, ninguna lista que tenga menos del tres por ciento va a obtener diputados,ni ninguna lista que tenga menos del veinte por ciento va a obtener diputa-dos. En consecuencia, será necesario contar con más del tres por ciento y elveinte por ciento para tener derecho a ocupar un escaño, por lo que la prohi-bición que aquí se establece es absolutamente irrelevante”3. Esta propuestafue rechazada, por lo que el dictamen de la Comisión recogía la misma re-dacción en cuanto a las barreras electorales que el primer proyecto4.En el debate producido la Comisión de fecha 27 de mayo de 1982, además

de el señor Solé Tura que reiteró su postura, se refirió a las barreras electo-rales el señor Bravo de Laguna Bermúdez quien defendió la redacción delprecepto propuesto diciendo que “a nosotros nos parece que es bueno queen una región no tengan representación en el Parlamento las fuerzas políticasque no tenga, al menos, el tres por ciento de la representación regional, perocomo reconocemos la existencia de la isla como una entidad propia, decimos«salvo que se tenga el veinte por ciento de la representación de la isla». Por lotanto nos parece que es un criterio justo y equilibrado para atender lo quedebe ser una fuerza mínima a nivel regional y la posibilidad de que en unaisla haya una fuerza política con una gran implantación, pero solo en esa isla.Así damos posibilidad, siempre que supere el veinte por ciento, de tener re-presentación en el Parlamento canario”5. Por lo demás este debate tambiénse centró más en la distribución de diputados entre las islas quedando apro-bado el informe de la ponencia con la redacción original ya conocida6.

3 Diario de sesiones del Congreso de los Diputados número 83 de 12 de mayo de 1982, pág. 3773.4 Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados de 24 de mayo de

1982, pág. 318/5.5 Diario de sesiones del Congreso de los Diputados número 244 de 27 de mayo de 1982,

pág. 141296 Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados de 9 de junio de 1982.

71Las barreras electorales

Page 73: Textos para la reforma electoral de Canarias

En el Senado, las enmiendas presentadas hacían referencia a las circuns-cripciones o la asignación de diputados, por lo que por el tema de las ba-rreras electorales no tuvo la importancia merecida. Mucha más relevanciase le dio a este tema en la reforma del Estatuto.En la reforma, tanto en el proyecto presentado por el Partido Socialista

como en el proyecto presentado por Las Agrupaciones Independientes deCanarias, el grupo centrista e iniciativa canaria ICAN, se preveía un aumentode las barreras electorales. Así los límite del pasaron al cinco por ciento anivel regional y al veinticinco por ciento a nivel autonómico. Ya en el primerdebate de toma en consideración de la propuesta de reforma hubo críticasen este sentido, aunque no porque se considerase que la subida era exce-siva, sino por todo lo contrario. El señor Bravo de Laguna Bermúdez intervinoproponiendo una subida aún mayor de las barreras electorales, todo ello apesar de que, según su opinión ello iba en contra de los intereses de su par-tido, por lo que acusaba a Coalición Canaria de preferir unas barreras infe-riores, así les decía a los miembros de Coalición Canarias: “a nosotros nosin teresa electoralmente menos la reforma que a ustedes. Ese veinte por cientoinsular va a propiciar mayor presentación o mayor presencia política de par-tidos insularistas, con lo cual el proyecto, incluso, de Coalición Canaria puedecorrer más riesgo que si ustedes refuerzas los quórum como nosotros propo-nemos. Y lo hemos propuesto no por ningún capricho de ningún sentido, sinopor darle mayor estabilidad a Canarias”7. Por ello el Grupo Popular presentó la enmienda número uno en la que se

proponía añadir en el entonces artículo 8 un párrafo que decía “no serántenidas en cuenta aquellas listas de partido o coalición que no obtengan, almenos, el cinco por ciento de los votos emitidos en la región o el treinta porciento de los válidamente emitidos en la respectiva circunscripción electoral”8.El grupo socialista, por su parte, y debido a que proponía una circunscrip-ción regional y otras siete insulares establecía en la enmienda númerotreinta y uno dos tipos de barreras, un cinco por ciento para la circunscrip-

7 Diario de sesiones del Parlamento de Canarias número 64 de 16 de octubre de 1994, pág.4226.

8 Boletín Oficial del Parlamento de Canarias número 145 de 14 de diciembre de 1994, pág.3362

72 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 74: Textos para la reforma electoral de Canarias

ción regional y la dualidad del cinco regional y el veinticinco por ciento in-sular para cada una de las siete circunscripciones insulares9. Ambas en-miendas fueron rechazadas.El dictamen de la comisión sobre el asunto quedó redactado de la si-

guiente manera: “no serán tenidas en cuenta aquellas listas de partido o coa-liciones que no hubieran obtenido, al menos, el veinticinco por ciento de losvotos válidos emitidos en la respectiva circunscripción insular o cuyo númerode votos obtenido, sumando los de todas las circunscripciones en donde sehubiera presentado candidatura, sea inferior al cinco por ciento de los votosválidos emitidos en la totalidad de la Comunidad Autónoma”10.En el debate de ese dictamen el señor González Santiago dijo que no se

sentía satisfecho “con la fórmula propuesta por Coalición Canaria en la propo -sición de ley y principalmente en cuanto al límite insular del veinticinco porciento para tener acceso a las listas de los partidos o coaliciones al Parlamentode Canarias, y en este sentido hemos mantenido hasta hoy, hasta el pleno,nuestra enmienda que eleva ese listón hasta el treinta por ciento. Creemos que,aunque sobre el papel no parezca una diferencia sustancial, sí lo es y sí supon -dría un esfuerzo de compromiso de esta Cámara y de todos los grupos de estaCámara en una reforma electoral más profunda que la que ahora se propo ne.Nosotros mantenemos nuestra posición en aras como digo de dotar a Canariasde un sistema electoral más estable”, para este diputado la subi da producidadel tres por ciento al cinco y del veinte al veinticinco era “un débil esfuerzoante un problema como es la estabilidad política de nuestra región”11. Por suparte el señor Belda Quintana hizo mención a la subida de las barreras elec-torales argumentando que en todas las proposiciones presentadas por elgrupo popular y el socialista se preveía una subida de estos límites, e insis-tiendo en que el actual sistema electoral ha permitido “un desarrollo mayory una solidaridad con las islas más retrasadas económicamente”12.

9 Boletín Oficial del Parlamento de Canarias número 145 de 14 de diciembre de 1994, pág.3367

10 Boletín Oficial del Parlamento de Canarias número 150 de 19 de diciembre de 1994, pág.4054.

11 Diario de sesiones del Parlamento de Canarias número 68 de 20 de diciembre de 1994,pág. 4501.

12 Diario de sesiones del Parlamento de Canarias número 64 de 16 de octubre de 1994, pág.4503.

73Las barreras electorales

Page 75: Textos para la reforma electoral de Canarias

Dentro de un clima de consenso en cuanto a la necesidad de elevar lostopes (que no en la cuantía de la elevación) se aprobó definitivamente porparte del Parlamento de Canarias la propuesta de reforma del Estatuto13 afinales de 1994, aunque sería ya en el segundo trimestre de 1996 cuando lasCortes Generales comenzaran a debatir la reforma elevada por el Parla-mento autonómico14.En las enmiendas presentadas en el Congreso de los Diputados no existía

tanto consenso, debido a que, en este caso, ya no había unanimidad respec -to de la necesidad de elevar las barreras electorales. La enmienda núme rosiete del grupo federal Izquierda Unida, que proponía una única circuns -cripción regional establecía una única barrera del tres por ciento, al igualque su enmienda número ocho15, con la salvedad de que en la enmien daocho, este grupo político ya no proponía una circunscripción regional únicasino superpuesta a siete circunscripciones insulares, manteniendo, sin em-bargo, la única barrera del tres por ciento a nivel regional16.Por su parte el grupo socialista, en su enmienda número sesenta y tres,

intentó rebajar un poco las barreras electorales propuestas desde el Parla-mento Canario, incluso las que proponía el grupo socialista en Canarias.Así, y dado que este grupo mantenía una dualidad en las circunscripciones(una regional y siete insulares) proponía para la primera circunscripción unabarrera del cinco por ciento, sin embargo “para la atribución de los [diputa-dos] correspondientes a las circunscripciones insulares no se consideraránaquellas listas cuyo partido o coalición no haya obtenido al menos el cincopor ciento de los votos válidos emitidos en la Región, o el veinte por ciento delos válidamente emitidos en la respectiva circunscripción insular”17.

13 Boletín Oficial del Parlamento de Canarias número 163 de 29 de diciembre de 1994.14 Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados de 11 de abril de 1996.15 Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados de 20 de septiembre

de 1996.16 Esto supondría en la realidad dejar sin posibilidad de representación a algunas islas

menores dado que todo el censo electoral de, por ejemplo, El Hierro, no llega al tres porciento de los votos que se emitirían a nivel regional.

17 Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados 20 de septiembre de1996, pág. 35.

74 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 76: Textos para la reforma electoral de Canarias

Por último mencionar la enmienda número ciento tres presentada con-juntamente por el grupo popular y el grupo de Coalición Canaria que su-puso elevar los límites del veinticinco por ciento en la circunscripción insularal treinta y del cinco por ciento a nivel regional al seis18.Todas estas enmiendas fueron defendidas en la tramitación parlamen-

taria. Así el señor Saavedra Acevedo intentó defender lo beneficioso de suenmienda en relación con la dualidad de circunscripciones que su grupoproponía al mismo tiempo que mantenía su postura en contra de la en-mienda ciento tres del grupo popular y canario que querían aumentar, aúnmás, las barreras electorales, este diputado argumentaba que “hay nuevospartidos que han accedido en las elecciones autonómicas de 1995 a través delas circunscripciones insulares, pero que no forman parte de coaliciones deámbito regional, se quiere cerrar el paso a esas nuevas fuerzas políticas y seeleva el tope actual del veinte al treinta por ciento. Inicialmente esas fuerzaspolíticas en el Parlamento Canario lo elevaron al veinticinco y ahora al treintapor ciento. Creo que en la reforma electoral no se puede actuar en base a cri-terios de partido, a criterios particulares, sino que hay que defender el interésgeneral de la región, y en este sentido no es posible que queden excluidos delámbito parlamentario fuerzas políticas que obtengan en una isla el veinti-nueve por ciento de los votos”19.En parecido sentido intervino por el grupo de Izquierda Unida el señor

Ríos Martínez el cual parecía mostrar su asombro por la cuantía de las ba-rreras electorales al decir que “se ha elevado el mínimo (una cosa que noexiste en ningún otro sitio) al seis por ciento (...) en otros parlamentos es eltres, en los peores el cinco, y nosotros nos oponíamos a ello, no porque poda-mos vernos afectados, lo cual es previsible, pero ¿Por qué el seis por ciento?”20.Frente a estas críticas el señor Mauricio Rodríguez manifestó en el debate

la posibilidad de rebajar esa propuesta de requerir el seis por ciento de losvotos en la región o el treinta por ciento en la isla para poder acceder al Par-

18 Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados 20 de septiembre de1996, pág. 44.

19 Diario de sesiones del Congreso de los Diputados núm. 90 de 24 de octubre de 1996, pág.2259.

20 Diario de sesiones del Congreso de los Diputados núm. 90 de 24 de octubre de 1996, pág.2261.

75Las barreras electorales

Page 77: Textos para la reforma electoral de Canarias

lamento al decir que “sigue abierta la voluntad de diálogo y de consenso, in-cluso para eliminar ese seis por ciento si pudiera afectar a alguna fuerza po-lítica. Yo no creo que sea el caso, pero si pensara alguien que le puede afectar,evidentemente, como la del treinta por ciento, también podríamos conside-rarlo”21. En defensa del sistema propuesto intervino igualmente el señorBarrios Curbelo quien dijo una frase muy significativa, encaminada a de-mostrar que frente a la desproporción en la distribución de diputados entrelas islas más y menos pobladas solo cabía un antídoto: una barrera electoralelevada. Así este diputado dijo que “si hay un elemento que pueda ser ta-chado de inconstitucionalidad, y que nosotros intentamos mitigar en sus no-civos efectos con la barrera electoral, es que el voto de una isla menos pobladavalga igual que diecisiete votos emitidos en otras islas más pobladas”22. Este,en principio, despropósito y contrasentido consistente en mitigar una in-constitucionalidad, no modificándola, sino introduciendo otra medida deigual dudosa constitucionalidad para contrarrestar a la primera, es sorpren-dentemente un argumento que va a ser utilizado también por el TribunalConstitucional en alguna de las sentencias que ha dictado sobre el sistemaelectoral canario y que comentaremos más adelante.En el informe de la ponencia23 ya se recogía la enmienda presentada por

el grupo popular y el de Coalición Canaria, por lo que la disposición transi-toria primera establece que no serán tenidas en cuenta aquellas listas departido o coalición que no hubieran obtenido, al menos, el treinta por cientode los votos válidos emitidos en la respectiva circunscripción insular o cuyonúmero de votos, sumando los de todas las circunscripciones en donde hu-biera presentado candidatura, sea inferior al seis por ciento delos votos vá-lidos emitidos en la totalidad de la Comunidad Autónoma. En igual sentidose pronunciaba el dictamen de la Comisión24.

21 Diario de sesiones del Congreso de los Diputados núm. 90 de 24 de octubre de 1996, pág.2263.

22 Diario de sesiones del Congreso de los Diputados núm. 90 de 24 de octubre de 1996, pág.2266.

23 Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los diputados. 28 de octubre de 1996.24 Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los diputados. 4 de noviembre de

1996.

76 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 78: Textos para la reforma electoral de Canarias

En el pleno del Congreso se volvió a debatir el tema de las barreras elec-torales. El señor Ríos Martínez volvía a insistir en lo exagerado, según suopinión, de las barreras electorales impuestas, diciendo “En el trámite deponencia, no solamente no se ha aceptado lo que venía de Canarias, sino quese han introducido dos grandes modificaciones: el mínimo para acceder seha fijado en el seis por ciento. Señorías, si para venir aquí , a este Parlamento,pusiéramos el seis por ciento, no habría ninguno de los partidos nacionalistasque están aquí representados (...) ¿qué señas de identidad de Canarias que-remos manifestar poniendo el seis por ciento de mínimo, si no es impedir queel que no tenga el seis por ciento tenga presencia parlamentaria? (...) La se-gunda, el treinta por ciento por isla, (...) ¿qué se quiere subiendo al treinta porciento con esta propuesta electoral? Pues que solo tengan posibilidad de tenerpresencia las grandes formaciones políticas en las islas. Eso es lo que se pre-tende, limitar la presencia, limitar la pluralidad ”25.En parecido sentido el señor Saavedra Acevedo insistía en que con esta

subida del mínimo exigido “aquellos grupos políticos que están hoy repre-sentados en el Parlamento de Canarias no quieren que ningún otro grupo po-lítico de los que existen actualmente en el Parlamento Canario y quedaránexcluidos en las elecciones autonómicos del año 1999 de mantenerse el dic-tamen de la Comisión, o cualquier fuerza política que se constituya par pró-ximas elecciones tampoco tendrá la vía de acceso expedita como en laactualidad existe con el Estatuto vigente. Estos son los motivos por los queno se está defendiendo ningún interés general sino de grupo”26.Por el Partido Popular se defendía el texto propuesto, así la señora Barrios

Curbelo, insistía en lo necesario de elevar aún más las barreras electoralespara mitigar la inconstitucionalidad y la desigualdad producida por la dis-tribución desproporcional de los diputados entre las islas, así esta diputadaafirmó, contestando a la intervención del señor Saavedra Acevedo, que lossocialistas han defendido “que se mantengan las circunscripciones insulares,pero con una barrera electoral más baja que la que se ha aprobado en este

25 Diario de sesiones del Congreso de los Diputados número 36 de 31 de octubre de 1996,pág. 1596.

26 Diario de sesiones del Congreso de los Diputados número 36 de 31 de octubre de 1996,pág. 1599.

77Las barreras electorales

Page 79: Textos para la reforma electoral de Canarias

momento, es decir, el tres por ciento regional y el veinte por ciento insular.Esto sí que se puede tachar casi de inconstitucionalidad, porque está claroque, en base a ese criterio, el voto que emitan los ciudadanos de El Hierro (...)con este nuevo sistema vale veinticinco o diecisiete veces más que el voto quese emite por los ciudadanos de Gran Canaria o Tenerife. Por lo tanto nosotroshemos elevado el porcentaje para mitigar esa desigualdad”27.El texto aprobado por el Congreso, que fue el dictaminado por la Comi-

sión, se envió al Senado, entrando en el mismo el seis de noviembre de199628. En esta Cámara también se presentaron enmiendas. Las enmiendasnúmero siete y ocho, procedentes del Grupo mixto proponían una únicabarrera electoral del tres por ciento en toda la región, propuesta cuandomenos curiosa, teniendo en cuenta que en la enmienda octava se preveíancircunscripciones insulares y que, como ya se ha manifestado, la poblaciónde toda la isla de El Hierro puede no llegar a ese porcentaje29. También porel grupo mixto se presentó la enmienda número cuarenta y siete que pro-ponía el sistema clásico de exigir un tres por ciento en toda la región o unveinte en la isla30.Por el grupo popular, junto con el senador Ríos Pérez, se presentó la en-

mienda número sesenta, la cual daba una modificación más a lo aprobadopor el Congreso, esta enmienda decía que “solo serán tenidas en cuentaaquellas listas de partido o coalición que hubieran obtenido el mayor númerode votos válidos de su respectiva circunscripción electoral, y las siguientes quehubieran obtenido al menos, el treinta por ciento de los votos válidos emitidosen la circunscripción insular o, sumando los de todas las circunscripciones endonde hubiera presentado candidatura, al menos el seis por ciento de losvotos válidos emitidos en la totalidad de la Comunidad Autónoma”31. La mo-dificación no es insignificante, pues con esta corrección se evitó que en unaisla quedase fuera de la representación en el Parlamento la lista más vo-

27 Diario de sesiones del Congreso de los Diputados número 36 de 31 de octubre de 1996,pág. 1600.

28 Boletín oficial de las Cortes Generales. Senado. de 6 de noviembre de 1996.29 Boletín oficial de las Cortes Generales. Senado. de 22 de noviembre de 1996, pág. 15 y 16.30 Boletín oficial de las Cortes Generales. Senado. de 22 de noviembre de 1996, pág. 29. 31 Boletín oficial de las Cortes Generales. Senado. de 22 de noviembre de 1996, pág. 33.

78 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 80: Textos para la reforma electoral de Canarias

tada, aunque con menos del treinta por ciento de los votos y, sin embargo,sí estuvieran presentes la segunda o tercera lista en la isla que, aunque tam-bién tuviesen menos del treinta por ciento en la isla tuviesen más del seispor ciento en toda la región.Por su parte el grupo socialista presentó las enmiendas número sesenta

y seis, setenta y ocho y setenta y nueve. La enmienda sesenta y seis propo-nía una establecer una barrera del cinco por ciento en toda la ComunidadAutónoma para una circunscripción regional y, además, ese mismo cincopor ciento regional o un veinte por ciento insular para las circunscripcionesinsulares. La enmienda setenta y ocho no contemplaba la dualidad de cir-cunscripciones regional-insular, proponiendo la barrera del cinco por cientoa nivel regional y un veinte a nivel insular. La enmienda setenta y nueve es-taba pensada no para imponer nuevas barreras, sino para que una ley apro-bada por el Parlamento de Canarias pudiera crear en el futuro unacircunscripción regional, para la cual, en él caso de que finalmente se creara,se preveía estatutariamente que esa circunscripción tendría una barreraelectoral del cinco por ciento32.En el debate de estas enmiendas el señor Nieto Cicuéndez, del grupo

mixto, criticaba el sistema propuesto, poniendo el ejemplo de las islas me-nores, dado que en estas “el primer partido, que puede tener, por ejemplo, el42 por ciento de los votos, tiene un diputado aunque no tenga nada en elresto de las islas, mientras que el segundo partido, si no tiene al mismo tiem -po el seis por ciento de los votos (este es el porcentaje más elevado de todoslos Estatutos de Autonomía, en lagunas Comunidades ese porcentaje es eltres por ciento), no obtiene escaño. Es decir, que por la vía de jurisdicción delas islas, por la asignación de escaños que se da a cada isla, se establece unsistema arbitrario y antidemocrático”33.En similares términos se expresaba el señor Pérez García, del grupo so-

cialista, el cual decía que “exigir el treinta por ciento de votos válidos parapoder tener opción (..) a un escaño parlamentario, va a crear, a nuestro juicio,consecuencias seguramente no queridas pero, en todo caso, no convenientes,como es la de que, opciones políticas que tengan en una determinada isla un

32 Boletín oficial de las Cortes Generales. Senado. de 22 de noviembre de 1996, pág. 35 y 38.33 Diario de sesiones de las Cortes Generales. Senado. 28 de noviembre de 1996, pág. 33.

79Las barreras electorales

Page 81: Textos para la reforma electoral de Canarias

apoyo electoral importante, como es el apoyo del 25 por ciento, quede, por laaplicación de la norma que ustedes introducen ahora, fuera del Parlamentoregional. Yo creo que el Parlamento de Canarias pierde representatividad (...)El texto del Estatuto de Autonomía, según va a ser aprobado, consagra el prin-cipio de proporcionalidad en materia de legislación electoral canaria. Ustedes,sin darse cuenta, están incluyendo en el Estatuto de Autonomía, en sus dis-posiciones adicionales, es decir, fuera del cuerpo estatuario, una norma quepude dar lugar a muchos supuestos de aplicación lisa y llana del principiomayoritario y no del proporcional. Tal sería el caso de que, por ejemplo, enuna isla, la de La Palma, concurran varias fuerzas, a las elecciones solo de baseinsular, que alguna de ellas, que sea la fuerza política más votada, que, porejemplo, podía tener el veintiocho por ciento de los votos, y simplemente, porser la fuerza más votada, tener opción a escaños parlamentarios, otras fuer-zas políticas que se ordenaran, como ha ocurrido en la isla de Tenerife en laselecciones al senado, con escaso margen de diferencia entre ellas (el 26, el 25,el 24 por ciento) quedarán sin representación parlamentaria si son fuerzasexclusivamente insulares, con lo cual el principio proporcional que se instauraen el frontis, que entra por la puerta del Estatuto, se echa por la ventana comoconsecuencia posible y no remota (...) de aplicación, seguramente sin quererlosus señorías, del principio mayoritario”34.Solamente la enmienda sesenta fue incorporada al proyecto, por lo que

en el pleno del Senado volvieron a oírse críticas a la redacción de la pro-puesta. El señor Padrón Rodríguez, de la Agrupación Herreña Independienteargumentaba que “elevar los porcentajes de exclusión en unos mínimos deltreinta por ciento por isla y seis por ciento por Comunidad Autónoma es unanorma sin precedentes en el Estado Español que puede dar lugar tanto a queun tercio del electorado de una isla pueda quedar sin representación parla-mentaria (...) en definitiva, a que la voluntad popular no se refleje exacta-mente en el cómputo de los comicios como entendemos que debería ser”35.En defensa del sistema propuesto, el señor Galván de Urzaiz se limitó a

decir que “no puedo coincidir en la apreciación del senador Santiago Pérezen cuando a la posibilidad de sustituir el criterio de representación propor-

34 Diario de sesiones de las Cortes Generales. Senado. 28 de noviembre de 1996, pág. 42. 35 Diario de sesiones de las Cortes Generales. Senado. 4 de diciembre de 1996, pág. 785.

80 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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cional por el sistema mayoritaria. Espero que no suceda pero, en todo caso,para la tranquilidad de todos los senadores canarios, la posibilidad de que elParlamento de Canarias, conforme a lo dispuesto en la disposición transitoriaprimera, pueda regular el sistema electoral con las mayoría requeridas de losdos tercios, es una garantía, es una cautela para el buen funcionamiento,para el futuro y para el desarrollo político, social y económico de las islas ensu justo equilibrio”36.El Estatuto fue aprobado, con las enmiendas aprobadas en el Senado, de-

finitivamente por el Congreso de los Diputados en el pleno de fecha 19 dediciembre de 1996 y publicado en el Boletín Oficial de las Cortes el treintade diciembre de ese mismo año, publicándose en el Boletín oficial del Es-tado al día siguiente, día en el que entró en vigor.Al igual que hicimos con el tema de las circunscripciones y la distribución

de diputados, después del debate parlamentario, corresponde ahora anali-zar jurídicamente la cuestión.El tema de las barreras, constitucionalmente hablando, “afecta nada

menos que al derecho fundamental a la igualdad en el régimen de acceso alcargo público representativo (...) pero también, in extremis, a la virtualidadconstitucional normativa de los principios democráticos, pluralista y partici-pativo por los que se cualifica nuestro Estado constitucional como Estado de-mocrático de Derecho”37. El ejemplo que pone el profesor López Aguilar esclaro, la “Plataforma Canaria Nacionalista”, formación lanzaroteña, que sacóen las elecciones de 1995 el 29,64 por ciento de los votos y que, con este por-centaje alcanzó cuatro diputados y con el nuevo sistema electoral solo lequeda dos opciones: o coaligarse con una formación de ámbito regional operder todos sus representantes38.A diferencia de la distribución de escaños entre las circunscripciones,

sobre las barreras electorales hay una jurisprudencia que ha tratado el temade una forma directa. Quizás la primera sentencia a citar sea la sentencia

36 Diario de sesiones de las Cortes Generales. Senado. 4 de diciembre de 1996, págs. 794 y795.

37 López Aguilar, J.F. Los problemas de constitucionalidad del sistema electoral canari. Centrode Estudios políticos y constitucionales. Madrid 1997, pág. 121.

38 López Aguilar, J.F. Óp. cit., pág. 121.

81Las barreras electorales

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del Tribunal Constitucional 72/1989, de 20 de abril, resolución que se dictópor un recurso de amparo que puso Don Gregorio Toledo Rodríguez, el cualse presentó a las elecciones al Parlamento Canario y su formación no fuetenida en cuenta en la distribución de escaños por no haber sobrepasadolas barreras electorales que, en aquel momento, existían, que eran las delantiguo Estatuto, es decir, un tres por ciento a nivel regional o un veinte anivel insular. En esta ocasión, y a nuestro entender, el Alto Tribunal no llegórealmente a analizar en profundidad el supuesto planteado, en parte porquizás una mala redacción de la demanda de amparo y en parte por los ine-xistentes antecedentes (hasta el día de hoy) sobre la declaración de incons-titucionalidad de algún precepto de un Estatuto.

En efecto, el Tribunal Constitucional comienza su sentencia alegando quela pretensión del recurrente no es posible por aspectos formales, es decir,parece ser que lo solicitado pretendía la sustitución del sistema de barrerascontemplado en el antiguo artículo 8.2 del Estatuto por el sistema contem-plado en la ley electoral general para las elecciones al Congreso de los Dipu -tados. El razonamiento del Tribunal Constitucional es el siguiente: comenzórechazando que haya existido vulneración del principio de igualdad consa-grado en el artículo 14 de la Constitución, utilizando un razonamiento queya había dado en una anterior resolución, la sentencia 75/1985, diciendo que,el derecho fundamental de acceder en condiciones de igualdad a los cargospúblicos, en relación con el de igualdad del artículo 14 de la Constitución,significa una exigencia que supone que las reglas existentes “se aplican atodas las candidaturas por igual, sin que conste la existencia de obstáculospara que todas ellas concurran a unas mismas elecciones, y en unos mismosdistritos o circunscripciones, en las mismas condiciones legales”39, en estesentido en el recurso no se decía que la regla legal, cuya declaración de nu-lidad se pretendía, estableciera diferencias en favor de otras formaciones ysus candidatos, como así sería necesario que ocurriese para que, en princi-pio, pudiera hablarse de desigualdad de trato. Para el Tribunal Constitucio-nal las reglas existentes en el Estatuto se habían aplicado para todas lascandidaturas, por lo que no procedía hablar de vulneración en el principiode igualdad. Así las cosas, el Tribunal Constitucional razonó que, sin argu-

39 STC 72/1989, de 20 de abril, F.J. 2º.

82 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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mentación posible por el principio de igualdad, no se podía declarar la in-constitucionalidad del artículo 8.2 porque, al no existir un concreto dere-cho fundamental vulnerado, una supuesta declaración de inconstitu cio-nalidad “tendría la condición de abstracta y por ello incompatible con la na-turaleza y finalidad del proceso de amparo” por lo que procedía denegar elamparo40. Aunque este era de por sí, para el Tribunal, un motivo suficiente para de-

negar el amparo, realizó un segundo tipo de fundamento, en este caso mate -rial, para denegar el amparo solicitado, consistente en defender la necesidadde que existan dos tipo de barreras, (una insular y otra regional) “ya que deno estar así previsto algunas de dichas circunscripciones electorales [las in-sulares] no podrían alcanzar representación parlamentaria, dado que su nú-mero de votantes, e incluso de electores, no es suficiente para superar el trespor ciento de los votos válidos emitidos en la región”, por todo ello, ese por-centaje del veinte por ciento insular, es para el Tribunal, no solamente consti -tucional “sino imprescindible para asegurar que las diversas zonas del te rri toriode las Comunidades Autónomas tengan representación en sus Asambleas le-gislativas»41.Sin embargo, y sin perjuicio de los posibles errores que haya tenido el de-

mandante de amparo a la hora de redactar su demanda y su petitum, el ra-zonamiento del Tribunal Constitucional nos parece pobre y muy pocoprofundo. Para empezar la aplicación de la doctrina de la sentencia 75/1985a ese caso no es procedente; dicha resolución enjuiciaba el caso de un par-tido catalán que se quedó fuera del reparto de escaños porque se le aplicóuna única barrera electoral que existía, la del tres por ciento, aplicable en

40 Por ello la denegación del amparo por este fundamento es más formal que material. Sedice que para que se pueda declarar la inconstitucionalidad de un precepto legal pormedio de un recurso de amparo se imprescindible que con la declaración de inconstitu-cionalidad se permita restablecer un derecho fundamental conculcado, de no ser así, ladeclaración de inconstitucionalidad debería obtenerse por otros medios, como el recursode inconstitucionalidad o incluso la cuestión de inconstitucionalidad, pero no por mediode un recurso de amparo, como es el caso que estamos analizando, en el que siempretiene que existir un derecho fundamental vulnerado y un resultado restaurador delmismo con la declaración de inconstitucionalidad de la ley.

41 STC 72/1989, de 20 de abril, F.J. 3º.

83Las barreras electorales

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la circunscripción correspondiente; obviamente en dicho caso no existíaningún tipo de discriminación de un partido respecto de otros, dado que atodos se le aplicaba la misma barrera electoral, sin embargo, en el caso ca-nario, no ocurre así; existen dos tipos de barreras electorales, una regionaly otra insular y, aunque se quiera argumentar que esta dualidad de barrerasofrece una doble oportunidad para los partidos de lograr su acceso a la re-presentación parlamentaria, esto no es así. Para los partidos insularistas delas islas periféricas solo existe un tipo de barrera electoral aplicable, la ba-rrera insular, mientras que las formaciones de representación regional sítiene dos opciones, la insular y la regional; y esto es así por una simple razónmatemática, porque pretender que en islas como El Hierro, La Gomera, Fuer-teventura, Lanzarote o La Palma una lista insular pueda llegar al seis porciento de los votos de todo el archipiélago o es simplemente imposible o esuna quimera. En estos casos solo existe una posibilidad, la de sobrepasar elactual treinta por ciento o el antiguo veinte por ciento de los votos de la isla. Por ello, la argumentación de la sentencia 75/1985, utilizada por el Tribunal

Consti tucional para enjuiciar el caso canario, consideramos que no es proce-dente. En el caso catalán efectivamente existe una única barrera electoralaplicable a todos, pero no en el caso canario, en donde se da el caso atípicode tener circunscripciones insulares y barreras electorales sobre el territoriode las siete islas, en donde se dan dos tipos de barreras, en donde la entidadnumérica de estos límites no tiene parangón. La propia sentencia 72/1989, al recoger la doctrina de la sentencia 75/1985,

cae inconscientemente en el error, dado que, al redactar la sentencia sobreel caso de Canarias con la sentencia del caso catalán, transcribía literal-mente un párrafo de la sentencia de 1985 en la que se decía que “lo signifi-cativo (...) es que la regla legal se aplica a todas las candidaturas por igual,sin que conste la existencia de obstáculos para que todas ellas concurran aunas mismas elecciones, y en unos mismo distritos o circunscripciones, en lasmismas condiciones legales”, para claramente este razonamiento sirve,como de la propia literalidad de la sentencia se desprende, cuando todosconcurren en unas mismas circunscripciones con las mismas condicioneslegales y en el caso de Canarias no todas las listas que se presentan tienenlas mismas condiciones legales, un partido insularista no tiene la mismaposibilidad que un partido de ámbito regional.

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Por así decirlo, este no es un caso de aplicación de forma discriminatoriade la ley, sino un caso de redacción discriminatoria de la ley. Es decir, esta-mos en un caso de igualdad en la ley y no de igualdad en la aplicación de laley42, por lo que no debemos enjuiciar si la ley existente se ha aplicado paratodos igual (como sería el caso de la sentencia sobre Cataluña) sino si en laley existe una redacción que produce desigualdades arbitrarias, de tal formaque cuando se aplica plenamente produce una vulneración del derecho ala igualdad (como entiendo que es el caso de la sentencia sobre el caso ca-nario)43.En este sentido, la situación de desigualdad que se produce en la propia

redacción de la ley (que no en su aplicación) es patente, dado que, en prin-cipio se instaura como único tipo de circunscripción la isla, por lo que, comoes lógico, se presentarán partidos de ámbito insular que, en principio, nose les puede obligar a presentarse en las restantes islas y, después de con-figurar un sistema electoral en base a la insularidad se prima a aquellos pa-ridos que se presentan en todas las islas frente a los que se presentan enuna o algunas solo, dado que los que se presen tan en todas las islas tienenuna doble posibilidad de pasar el límite de la barrera electoral, pero los queno solo tienen una. Y esta dualidad de barreras regionales e insulares ten-dría mayor sentido si existiese circunscripción insular y regional, pero al li-mitarse la circunscripción a la isla, la exigencia de pasar un porcentaje anivel regional es discutible44.

42 Sobre este tema ver entre otros a Fernández Segado, F. El sistema Constitucional Español.Ed. Dykinson. Madrid 1992, págs. 206 a 210.

43 Esta doble cara del principio de igualdad se ve claramente en la STC 144/1988 en la quese dice que “El principio de igualdad que garantiza la Constitución opera en dos planosdistintos. De una parte, frente al legislador o frente al poder reglamentario, impidiendoque uno u otro pueda configurar los supuestos de hecho de la norma de modo tal quese dé trato distinto a personas que, desde todos los puntos de vista legítimamenteadoptables se encuentren en la misma situación (...) En otro plano, en el de la aplicación,la igualdad ante la ley obliga a que ésta sea aplicada de modo igual a todos aquellos quese encuentran en la misma situación”.

44 En el otro archipiélago, el balear, existen circunscripciones insulares y una única barreradel cinco por ciento en esas circunscripciones insulares, tal y como lo establece el artículo12.4 de la ley territorial 8/1986.

85Las barreras electorales

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Además, tampoco parece especialmente acertada la segunda de las ar-gumentaciones que cita el Tribunal Constitucional para no conceder el am-paro solicitado. Así, en el fundamento jurídico tercero de la sentencia72/1989, se aduce, como argumento para la constitucionalidad del preceptoimpugnado, la necesidad de que existe una barrera a aplicar en la circuns-cripción insular, porque, de lo contrario, la aplicación solo de la barrera re-gional supondría la nula posibilidad de que algunas de las islas periféricaspudieran tener representación parlamentaria. La resolución dice en con-creto que “la regla del porcentaje mínimo del 20 por ciento de los votos emi-tidos en la circunscripción electoral, establecida en el artículo 8.2 del Estatutocanario, no merece, en modo alguno, las calificaciones de exorbitante o contra -rio al sistema electoral de representación proporcional, sino muy claramentela de plenamente razonable y adecuada a las peculiaridades geográficas ypoblacionales del archipiélago canario, e incluso pieza necesaria de su régi-men electoral (...) ya que de no estar así previsto algunas de dichas circuns-cripciones electorales no podrían alcanzar representación parlamentaria,dado que su número de votantes, e incluso electores, no es suficiente para su-perar el tres por ciento de votos válidos emitidos en la región”.Sin embargo, entendemos que el Tribunal Constitucional ha realizado

aquí un estudio muy superficial del tema, con lo que la conclusión no esacertada. Y todo ello porque lo que dice el Alto Tribunal, en todo caso, seríaun razonamiento para la constitucionalidad de la existencia de una barrerainsular, pero nunca ese argumento serviría para demostrar la constitucio-nalidad de una barrera insular del veinte por ciento (tal y como estaba enel antiguo Estatuto). En efecto, tal y como está configurado el actual sistemaelectoral, es imprescindible la existencia de una barrera electoral insular,dado que, como dice el Constitucional, si solo se aplicara la barrera regionalalgunas islas no podrían, ni aún en el caso de que todos sus habitantes vo-taran unánimemente a una lista, alcanzar dicho porcentaje, pero tal razo-namiento implica, en todo caso, la conclusión de que es necesaria unabarrera insular que mitigue esos efectos devastadores, pero no que seaconstitucional una barrera del veinte por ciento y, en realidad, en el recurso,más que quejarse de la existencia de esa barrera electoral, lo que hacía elrecurrente era quejarse de lo elevado de esa barrera electoral.

86 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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En la resolución del Tribunal Constitucional 72/1989 no existe, por lotanto, ningún razonamiento jurídico que explique la constitucionalidad deun porcentaje tan elevado, tan solo de la constitucionalidad de la existenciade una barrera insular, lo cual, con la simple lectura de la sentencia, tambiénpodría reflexionarse sobre lo improcedente de fijar un ámbito territorialpara marcar las circunscripciones y otro ámbito territorial diferente (en estecaso mayor) para fijar una barrera legal que hay que superar, porque, contal actitud, o bien se obliga a las listas a presentarse en el ámbito territorialque marca la barrera electoral45, o bien se necesita una segunda barreraelectoral que mitigue los efectos nocivos que produce en el sistema la im-plantación de unas circunscripciones con un ámbito territorial notoria-mente menor al de la primera barrera electoral introducida.Ello conduce a no cuestionar en ningún momento la existencia de una

barrera insular, pero también a cuestionar la existencia de una barrera re-ferida a un ámbito territorial superior al de las circunscripciones.Sin embargo, todos los razonamientos anteriores no nos resuelven la pre-

gunta que nos hacíamos: si era constitucional una barrera electoral insularque tuviera una magnitud del veinte por ciento.La sentencia 72/1989 tampoco entraba a estudiar temas como la propor-

cionalidad del sistema o como la disminución o no de la pluralidad políticacon unas barreras electorales de esta magnitud, por lo que entendemosque esta resolución no aclara los vicios que tenía entonces el sistema elec-toral canario.Pero además de la sentencia 72/1989, que enjuiciaba la redacción del an-

tiguo estatuto, está la todavía más reciente sentencia de Tribunal Constitu-cional 225/1998, de 25 de noviembre, en el que se impugnaba la nuevaredacción del Estatuto de Autonomía de Canarias46.

45 El obvio que es cuando menos discutible que se diga que es circunscripción electoral laisla de El Hierro con alrededor de 6000 personas en el censo, la isla de La Gomera conunas 14.000 o la isla de Fuerteventura con unas 30.000 para después exigirles a las listasen esas islas presentadas que sobrepasen un porcentaje del (por ejemplo) 3 por cientoreferido a un ámbito territorial mucho mayor con más de un millón doscientas mil per-sonas en el censo.

46 En concreto la impugnación corrió a cargo del Defensor del Pueblo, por lo que ya no es-tamos como en el caso anterior ante un recurso de amparo, sino ante un recurso de in-

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En el recurso de inconstitucionalidad el Defensor del Pueblo solicitaba ladeclaración de inconstitucionalidad del precepto impugnado alegando lossiguientes fundamentos:

a) El Defensor del Pueblo se cuestiona la constitucionalidad de la refe-rencia que se hace en la disposición transitoria primera a la lista quehubiera obtenido el mayor número de votos válidos de su respectivacircunscripción como única posibilidad de no exigir superar las ba-rreras electorales. Apunta el recurrente que esto podría ir en contradel sistema proporcional que se impone en la Constitución y en elpropio Estatuto de Autonomía de Canarias por ser propio de un sis-tema mayoritario.

b) Además, apuntaba en Defensor del Pueblo en su recurso que los ac-tuales topes suponían de hecho la eliminación de toda característicaproporcional, tendiendo igualmente hacia el sistema mayoritario.

c) También se afirma en el recurso que el sistema previsto en el Estatutoatentaba contra el artículo 23 de la Constitución sobre la igualdad enlas condiciones para el acceso de cargos públicos.

d) Se consideraba vulnerado el artículo 14 de la Constitución que pro-clama el principio de igualdad, así como el artículo 9.3 que estableceel principio de seguridad jurídica, el artículo 1.1 que establece el plu-ralismo político, incluso el 9.2 de la Constitución que establece la obli-gación de los Poderes Públicos de remover los obstáculos que im pidenla participación de todos los ciudadanos en la vida política y promoverlas condiciones para que la igualdad sea efectiva.

Básicamente estas eran las bases del recurso de inconstitucionalidad. Enél, el Defensor del Pueblo hacía algunas reflexiones interesantes, inten-tando con la propia jurisprudencia del Constitucional demostrar la incons-titucionalidad del precepto. Así el comisionado de las Cortes comienzadando un repaso por la doctrina que sobre el artículo 23.2 de la Constitución

constitucionalidad, que se dirigía exclusivamente contra el párrafo segundo de la Dis-posición Transitoria primera del Estatuto de Autonomía, por lo que el recurso se dirigíaexclusivamente contra las barreras electorales del Estatuto, perdiendo una oportunidadpreciosa de que el Tribunal también se pronunciara sobre la distribución de escañosentre las islas.

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existe, mencionando la sentencia del Tribunal Constitucional 47/1990, de20 de marzo, en la que se dice que dicho artículo de la Constitución no con-figura un derecho fundamental sustantivo da acceso a las funciones y cargospúblicos (...) sino que garantiza una situación jurídica de igualdad de los ciu-dadanos en el acceso a los cargos y funciones públicos, con la consecuenciade que no se pueden establecer requisitos para acceder a los mismos queno tengan carácter discriminatorio, con ello el Defensor del Pueblo concluyeque esta mos “en presencia de un derecho de configuración legal» por lo quesiguiendo a la sentencia 75/1985 existe un amplio margen de libertad quese confiere al legislador para regular el ejercicio del derecho, sin embargo«el Legislador no dispo ne de una libertad total, abierta, pues existe un núcleoesencial, anterior a la intervención normativa de este, que hay necesaria-mente que respetar, estando constitucionalmente prohibidas todas aquellasreglas del procedimiento para el acceso a cargos y funciones públicas que seestablezcan mediante referencias individuales y concretas”47. Continuaba el Defensor del Pueblo en su recurso mencionando la sen-

tencia del Tribunal Constitucional 21/1984, de 16 de febrero, en la que se es-tablecía que el artículo 23 de la Constitución exige un sistema democráticoy libre que cuente con mecanismos que aseguren el recto desarrollo de laelección, de modo que culmine con la proclamación de los preferidos porel cuerpo electoral. Al mismo tiempo mencionaba la ya estudiada sentencia75/1985, de 21 de junio, en la que se establecía que la Constitución no con-sagra un sistema puro de proporcionalidad, sino que esta es más bien unaorientación o criterio tendencial, porque siempre, a través de su puesta enpráctica, esta puede quedar corregida o modulada; a este razonamientocabe añadía el recurrente el establecido en la sentencia de 16 de diciembrede 1981 en la que el Constitucional decía que el sistema proporcional resul-tará garantizado, cualesquiera que sean sus modalidades concretas, siempreque se asegu re a cada partido político o grupo de opinión una representa-ción, si no matemática, cuando menos sensiblemente ajustada a su impor-tancia real; e igualmente el argumento de la sentencia 4/1992 en la que seestablecía que las desviaciones de la proporcionalidad susceptibles de con-

47 Recurso de inconstitucionalidad promovido por el Defensor del Pueblo. Motivo de in cons -titucionali dad segundo, apartado tercero, pág. 14.

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figurar una lesión del artículo 23.2 de la Constitución tienen que poseer unainnegable entidad, a la par que estar desprovistas de un criterio objetivo yrazonable que pueda permitir justificarlas.A toda esta batería de resoluciones anteriores del Tribunal Constitucional

sobre la proporcionalidad del sistema se unen a las dictadas sobre las ba-rreras electorales que, si bien autoriza la existencia de las mismas para evi-tar una fragmentación de la representación y conseguir mayor estabilidad,no se puede deducir de ello “que la facultad del legislador pueda ser ilimi-tada”48 en su cuantificación. Todo lo anterior hace pensar al Defensor del Pueblo que unas barreras

electorales del seis por ciento regional y treinta insular supone una vulne-ración, entre otros, de los artículos 23.2 y 152.1 de la Constitución. El abogado del Estado, en defensa de la ley recurrida, y en lo referente a

los temas que en esta capítulo tratamos defendía la constitucionalidad delEstatuto con, básicamente, dos argumentaciones. La primera: que las pre-visiones contenidas en el artículo 152.1 de la Constitución49 solo son de apli-cación a las Comunidades Autónomas que accedieron por la vía del artículo151, (que no es el caso de Canarias), por lo que no tienen porque verse vin-culadas con el sistema proporcional que establece el artículo 152.1 de laConstitución como sistema en el que se basará la elección de los compo-nentes de las Asambleas Legislativas. La segunda razón: entendía el abo-gado del Estado que si una barrera electoral del cinco por ciento ha sidodeclarada constitucional por parte del Tribunal Constitucional, no hay ra-zones objetivas para decir que una del seis por ciento sí lo sea; asimismo, siel Alto Tribunal declaró que la barrera del veinte por ciento insular sí seráajustada a la Constitución, tampoco existen, a juicio del alegante, que en-tonces no sea ajustada una barrera del treinta. El abogado del Estado ter-mina con la argumentación ya utilizada de que precisamente esa barrera

48 Recurso de inconstitucionalidad promovido por el Defensor del Pueblo. Motivo de incons -titucionalidad segundo, apartado séptimo, pág. 18.

49 Este artículo dice lo siguiente: “en los Estatutos aprobados por el procedimiento a quese refiere el artículo anterior, la organización institucional autonómica se basará en unaAsamblea Legislativa, elegida por sufragio universal, con arreglo a un sistema de repre-sentación proporcional que asegure, además, la representación de las diversas zonas delterritorio”.

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del treinta por ciento viene a paliar o contrarrestar, en beneficio de las fuer-zas insularistas, el efecto de la barrera regional del seis por ciento50, por loque sería una barrera necesaria51.También el Parlamento de Canarias se personó en el recurso para intentar

defender la constitucionalidad de la ley aunque, como muy bien indicó, noera el autor formal de la disposición impugnada, en realidad ni siquiera pro-puso las barreras electorales que, finalmente se han impugnado, dado queel proyecto que salí desde Canarias hacia las Cortes Generales establecíanuna barrera del cinco por ciento regional y del veinticinco insular, por lo queno se le podía tener por responsable de esa subida al seis por ciento regionaly treinta insular producida desde Madrid. Aun así, el Parlamento de Cana-rias se personó defendiendo la constitucionalidad del Estatuto argumen-tando que “la implantación de la barrera regional determina la necesidad deimplantar la insular, con la finalidad de garantizar el acceso a la representa-ción parlamentaria de fuerzas políticas de exclusiva implantación insular enlas circunscripciones de reducido censo electoral”52. Pero sobre todo, los razonamientos que deben tener un mayor análisis

son los emitidos por el propio Tribunal Constitucional. Para empezar el AltoTribunal comienza haciendo referencias a la ya mencionada sentencia75/1985 diciendo que “cumple señalar que siendo cierto que el principio de-mocrático de la igualdad se encuentra abierto a las fórmulas electorales más

50 Es curioso lo repetitivo de este argumento por parte de los defensores del actual sistema,sin caer en la cuenta, a mi modesto entender, que no es válido entender que la barrerainsular sea una especie de regalo o muestra de buena voluntad que se les hace a los par-tidos insularistas para paliarles los efectos de la barrera electoral del seis por ciento re-gional que se considera la principal, dado que si se configura las circunscripciones comoinsulares la principal barrera electoral, la que tiene que ponerse como principal barrera,debe ser la insular y luego, si se quiere, poner alguna otra como “regalo” o muestra debuena voluntad sería, en todo caso, la regional, pero nunca al revés, por lo comentadoanteriormente de lo contraproducente que es poner una circunscripción con un ámbitoterritorial determinado y luego configurar la barrera en un ámbito territorial muchomayor al de la circunscripción.

51 Alegaciones del Abogado del Estado sacadas del Antecedente tercero de la sentencia225/1998, de 25 de noviembre.

52 Alegaciones del Parlamento de Canarias sacadas del Antecedente cuarto de la sentencia225/1998, de 25 de noviembre.

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diversas, y ello porque se trata de una igualdad en la ley, o, como el mismoartículo 23.2 C.E. establece, de una igualdad referida a las condiciones legalesen que el conjunto de un proceso electoral se desarrolla, por lo que la igualdad,por lo tanto, no prefigura y excluye otros, sino que ha de verificarse dentrodel sistema electoral que sea libremente determinado por el legislador, impi-diendo las diferencias discriminatorias, pero a partir de tal sistema, y no porreferencia a cualquier otro (...) la Constitución Española, cuando establece laexigencia de representación proporcional como garantía objetiva del ordena -miento electoral, la proyecta sobre el contenido del derecho, mediante la vincu -lación al legislador de ese mandato, en cuya virtud el concreto derecho a acce dera la condición de diputado solamente podrá considerarse realizado en su ple-nitud si el sistema electoral respeta el criterio de proporcionalidad o, dicho deotro modo, no establece diferencias irrazonables, injustificadas o arbitrariasde las que se derive una discrimi nación contraria al artículo 23.2 de la C.E.”53.El Tribunal Constitucional, continúa la sentencia diciendo que de su doc-

trina constitucional cabe concluir que “las barreras electorales, en virtud delos fines constitucionales a los que sirven, no vulneran el derecho de igualdadni el contenido esencial del derecho de sufragio pasivo siempre que su efectolimitador del escrutinio proporcional se proyecte de manera igual sobre unsector relativamente reducido de los ciudadanos que ejercen sus derechos derepresentación, lo que implica que, en principio, no resulten constitucional-mente admisibles aquellas barreras que establezcan porcentajes superioresa los indicados, salvo que excepcionalmente concurran poderosas razonesque lo justifiquen”. Sobre esa doctrina, el Tribunal comienza a comparar el sistema canario

para ver si, efectivamente, sobrepasa esos límites constitucionalmente ad-misibles. Realmente curioso resulta el razonamiento que efectúa el TribunalConstitucional sobre la legitimidad constitucional de la barrera del seis porciento, y no porque al final llegue a admitir su constitucionalidad, sino porconsiderar que es en este porcentaje en donde residen los principales proble -mas constitucionales del sistema electoral canario. Así el Tribunal comienzadiciendo que “el precepto que ahora se somete a nuestro enjuiciamiento con-tiene tres cláusulas de exclusión que, aunque mutuamente relacionadas, res-

53 STC 225/1998, de 25 de noviembre, F.J. 4º.

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ponden, como razonaremos más adelante, a diversos objetivos. De todas ellasla única que, en rigor, produce una diferencia de trato que pudiera tener unarepercusión significativa desde el punto de vista del derecho de sufragio pa-sivo de los ciudadanos, es la relativa al porcentaje del seis por ciento. No soloporque se sitúa (...) por encima de esa pauta comúnmente considerada comomáxima que es el cinco por ciento, sino porque, además, dada la particulardistribución de la población en la Comunidad Autónoma de Canarias, dichacláusula limitativa repercute de manera muy directa sobre aquellas fuerzaspolíticas o candidaturas no mayoritarias que se presenten por las circunscrip-ciones de Tenerife y Gran Canaria, en las que, precisamente, reside el ochentay siete por ciento de la población”54.Resulta cuando menos discutible la afirmación que, de las tres cláusulas

de exclusión55, solo la del seis por ciento tiene una «repercusión significati -va» sobre el derecho de sufragio pasivo, sobre todo cuando porcentualmen -te es insignificante si la comparamos con la del treinta por ciento insular y,además resulta igualmente sorprendente que se afirme que dicha cláusulalimitativa del seis por ciento «repercute de manera muy directa sobre aque-llas fuerzas políticas o candidaturas no mayoritarias que se presenten por lascircunscripciones de Tenerife y Gran Canaria», olvidándose que, sobre quiensí repercute (no ya de manera directa, sino de manera insalvable) en frentea las candidaturas de las islas menores que, por mucho apoyo unánime quereciban, no podrán superarla jamás.Así las cosas, el razonamiento del Constitucional continúa diciendo que

la barrera del seis por ciento regional se sitúa dentro de “el límite de los cons-titucionalmente tolerable, pues, ese incremento porcentual y la correlativareducción de posibilidades de acceso al escaño para las fuerzas políticas mino -ritarias se corrige, en cierto modo56, en las islas menores, por el trato favore-

54 STC 225/1998, de 25 de noviembre, F.J. 5º.55 Suponemos que se refiere el tribunal a la del seis por ciento en toda la Comunidad

Autónoma, la del treinta por ciento en cada circunscripción y, la tercera, que sería ser lalista más votada en cada isla.

56 También se podría hablar de las expresiones que, a veces, se utilizan en la redacción delas sentencias y de las leyes. Este “en cierto modo” utilizado en la frase encierra en su lite -ralidad una manifestación de que es posible que aun así exista un resquicio de incon-stitucionalidad, aunque del conjunto de la frase se saque la conclusión de que la fórmulaadoptada sea constitucional.

93Las barreras electorales

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cedor de que son objeto las minorías político terri toriales mediante las otrascláusulas contenidas en el mismo precepto legal”57. Mucho más clara es la le-gitimidad para el Tribunal Constitucional de la barrera del seis por cien to conrelación a las islas mayores, dado que el paso del cinco por ciento (cuyaconstitu cionalidad ya fue admitida por el Alto Tribunal) al seis no es un au-mento “suficiente para que este Tribunal (...) declare la inconstitucionalidadde tal barrera electoral”.Obviamente no discutimos aquí la constitucionalidad de la barrera del

seis por ciento regional con relación a las islas mayores; toda la relevanciaconstitucional tiene su razón de ser en las islas menores. En este sentido,hubiera sido conveniente que el Tribunal especificase cuáles son esas otrascláusulas que favorecen a las minorías político territoriales en las islas me-nores y que le llevan al Órgano Jurisdiccional (por la extraña vía de la com-pensación) a decretar la constitucionalidad de la medida. Aún así solo haydos posibilidades, que se refiera el Tribunal a las otras barreras que com-plementan a la del seis por ciento, o que se refiera a la distribución completa -mente desproporcionada de escaños entre las islas, en donde, efectiva mentese ha sido excesivamente generoso con las islas menores, dándoles una re-presentación parlamentaria que nada tiene que ver con la población queresiden en ellas. Sin embargo, con cualquiera de las dos posibilidades el ra-zonamiento final es altamente discutible58.Aun así el Tribunal Constitucional no se mete para nada en el hecho de

que se exija una barrera electoral para un ámbito territorial más elevadoque el de las circunscripciones, con la dificultad que eso conlleva para ade-

57 STC 225/1998, de 25 de noviembre, F.J. 5º.58 Lo es dado que, como se intentará argumentar más tarde, la barrera del treinta por ciento

insular, lejos de ser la panacea para los partidos insulares de las islas menores o el regaloque se les da una vez que se percatan que la del seis por ciento es para ellos insalvable,es un límite excesivo, que afecta un sistema que pretenda tener el calificativo de pluralis -ta, proporcional y justo. Por otro lado, y a pesar de que coincidimos que con la distribu-ción de escaños se ha favorecido extraordinariamente (y de una forma dudosamenteconstitucional) a las islas menores, la solución de paliar una inconstitucionalidad conotra en sentido contrario es, cuando menos, tosca y poco presentable, sobre todo cuandoperfectamente se podrían imponer medidas constitucionales tanto en la distribuciónde escaños como en el de las barreras.

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cuar la población de la circunscripción al resultado de aplicar la barrerasobre ese ámbito territorial con una extensión (y por ello una población)mucho mayor. Además está el tema de la otra barrera, la del treinta por ciento insular.

Para analizarla el Tribunal Constitucional comienza afirmando que el requi-sito de la proporcionalidad recogido en el artículo 152.1 de la Constituciónes de plena aplicación a Canarias, al decir que “de conformidad con el prin-cipio dispositivo que informó el acceso a la autonomía política de las nacio-nalidades y regiones, las Comunidades Autónomas constituidas por el caucedel artículo 143 C.E. podían contar o no, según sus Estatutos, con una Asam-blea Legislativa como la prevista en el artículo 152.1, para aquellas Comuni-dades que accedieron a la autonomía política por la vía regulada en el artículo151 C.E., por lo que dicha Asamblea habrá de ser elegida con sujeción al man-dato de representación proporcional (...) Ninguna duda existe, pues, sobre lautilización del artículo 152.1 C.E. como canon de constitucionalidad para elenjuiciamiento del precepto estatutario impugnado”59. Con ello no se acogíael Tribunal a la tesis del Abogado del Estado que manifestaba que, Canarias,al haber accedido a la Autonomía por el artículo 143, no se le podían aplicarlas exigencias del artículo 152.1, dado que este estaba pensado, en principio,para las Comunidades que accedieran a la autonomía por la vía del artículo15160.

59 STC 225/1998, de 25 de noviembre, F.J. 6º.60 En este sentido, el voto particular que tiene la sentencia, firmado por el Presidente del

Tribunal, intenta argumentar lo contrario, es decir, que la exigencia de proporcionalidaden el sistema de elección de los miembros de la Asamblea Legislativa no es aplicable aCanarias dado que solo es una exigencia aplicable a las Comunidades que accedieran ala autonomía por la vía del artículo 151. El argumento del voto particular es claro: elartículo 152.1, que establece ese requisito de proporcionali dad, comienza con lo que po-dría interpretarse que es su ámbito de aplicación, diciendo que “Los Estatutos aprobadospor el procedimiento a que se refiere el artículo anterior...”, es decir el 151, estarán basadosen una Asamblea Legislativa que deberá ser elegida por un sistema proporcional, lo queconduciría a pensar que los Estatutos aprobados por la vía del 143 quedan fuera de talrequisito. Sin embargo, la opinión mayoritaria de la doctrina hoy en día es la contraria, yrecoge la postura que, al final, a expuesto la mayoría del Tribunal Constitucional. En estesentido ver Pérez Royo, Javier “curso de derecho constitucional” editorial Marcial Pons.Madrid 1994, pág. 669 y ss.

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El Tribunal Constitucional sigue argumentando que “la exigencia de pro-porcionalidad ha de verse como un imperativo de «tendencia» que orienta,pero no prefigu ra, la libertad de configuración del legislador democrático eneste ámbito”61. En este punto, comienza a recordar la sentencia que analizóla barrera insular del veinte por ciento en la que se decía que no podía con-siderarse exorbitante o contrario al sistema electoral de representaciónelectoral, sino que debía entenderse muy razonable, “e incluso pieza nece-saria de su régimen electoral” dado que dicho veinte por ciento insular ac-tuaba como correctivo del, por aquel entonces, tres por ciento regional. Elalto Tribunal recoge esta teoría de nuevo, afirmando que el sistema electoralcanario “ha atendido particularmente al mandato constitucional de asegu rar larepresentación de las «distintas zonas» de su territorio, operando como cri-terio par cialmente corrector de la proporcionalidad. Opción legislativa queresulta constitucionalmente lícita” por ello, para el Tribunal “el imperativode proporcionalidad del artículo 152.1 C.E. común a los sistemas electorales au-tonómicos, puede ser atempera do para la Comunidad Autónoma de Canariasen virtud del especial significado que adquie re la obligación de asegurar la re-presentación de las diversas zonas del territorio”62.El Alto Tribunal concluye sus argumentaciones diciendo que las barreras

electorales en Canarias “no tienen por exclusivo objeto restringir los efectosproporcionales de la fórmula electoral utilizada, en beneficio de otros criteriosfavorables a la gobernabilidad de la Comunidad Autónoma, como puedenser evitar la excesiva fragmentación política de la Cámara autonómica, o fa-vorecer la estabilidad gubernamental. En rigor, a esa finalidad, únicamenteresponde la denominada barrera regional ahora situada en el seis por cientode los votos válidos emitidos. Contrariamente el fin perseguido por la barreralocal o de la circunscripción (...) es el de asegurar la presencia de fuerzas polí-ticas mayoritarias en la circunscripción, pero minoritarias en el conjunto dela Comunidad Autónoma. Su objetivo no es, pues, el de excluir a las minorías,sino el de asegurar su presencia por razón del territorio”. Por ello para el Tribunal “si la primera de las mencionadas cláusulas de ex-

clusión (la barrera regional) favorece a las fuerzas políticas mayoritarias en

61 STC 225/1998, de 25 de noviembre, F.J. 7º.62 STC 225/1998, de 25 de noviembre, F.J. 7º.

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la Comunidad Autónoma en favor de la gobernabilidad y estabilidad, la se-gunda supone un correctivo de la primera en beneficio de la representaciónde cada isla”.Todo este análisis realizado por el Constitucional debe ser comentado.

Para empezar, es cierto que el criterio de la proporcionalidad debe ser co-rregido con el fin de que todas las zonas del territorio estén representadasen la Asamblea Legislativa, de hecho, el propio artículo 152.1, después deproclamar el principio de proporcionalidad, establece que el sistema deelección de los miembros de las Asambleas también debe garantizar la re-presentación de todas las zonas del territorio. Pero este es quizás un temamás relacionado con la distribución de escaños que con las barreras elec-torales. Es decir, se puede (se debe) menguar la proporcionalidad hasta con-seguir que todas las zonas del territorio (en este caso todas las islas), esténrepresentadas, pero eso es un labor a realizar en la distribución de escañosentre las islas, cuestión ya estudiada en el apartado anterior de este trabajo.Sin embargo, no considero posible que una barrera electoral que menguela proporcionalidad pueda justificarse alegando que la proporcionalidadpuede matizarse con el fin de asegurar la presencia de las diversas zonasdel territorio, dado que la misión de la barrera electoral (al contrario que laasignación de escaños) no es asegurar la presencia de nadie, sino todo locontrario, restringir la presencia de determinados partidos o coaliciones.Mucho más acorde con la realidad es el argumento de la estabilidad po-

lítica. Es decir, que se usen las barreras electorales con el fin de dejar fueradel Parlamento a formaciones que, por su escasa entidad y, por lo insigni-ficante de la representación parlamentaria que obtendrían, solo conseguiríanfragmentar en exceso la Asamblea y entorpecer o dificultar la formación demayorías estables de partidos que sí tienen una apoyo mayoritario. Sin em-bargo, este argumento (más político que jurídico) completamente compren-sible no se encuentra en la Constitución como causa para atemperar elprincipio de proporcionalidad (al contrario que el fin de conseguir la repre-sentación de todas las zonas del territorio), por lo que, aunque se puedaestar de acuerdo con este último argumento, su posibilidad de que su exis-tencia pueda legitimar una mengua del principio de proporcionalidad esdiscutible y, cuando menos, se le debería otorgar una capacidad para atem-perar la proporcionalidad de todo el sistema mucho menor que la que se le

97Las barreras electorales

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otorga a la medida de asegurar la presencia en las Asambleas a todas lasislas.Al final, el Tribunal Constitucional, utiliza el argumento de que la barrera

insular del treinta por ciento es necesaria para asegurar la presencia de losgrupos minoritarios entro de toda la Comunidad Autónoma, por lo que pro-clama firmemente su constitucionalidad. En nuestra opinión, el Alto Tribu-nal cae en el mismo error que la anterior sentencia en la que analizó labarrera insular (por aquel entonces del veinte por ciento). Y es que la argu-mentación utilizada por el Constitucional es impecable para defender lanecesidad de que exista una barrera insular, pero no sirve para argumentar(una vez que está claro que debe existir) cuál es el porcentaje en concretoque debe tener o, por lo menos, a partir de qué porcentaje su existenciapuede vulnerar la Constitución.Nítido y repetido es el argumento de la necesidad de la existencia de la

barrera insular, su no existencia supondría (de existir la barrera regional)que algunas islas dejasen de tener representación en la Cámara, debido aque su población no alcanzaría en su totalidad la cantidad impuesta por labarrera regional y en las que sí superase su población esa cantidad, la posibi -l idad (lógica) de que el voto esté distribuido en dos o tres formaciones supon -dría nuevamente la imposibilidad de tener representación en el Parla mento.Por ello no se discute la existencia de la barrera insular, en todo caso se dis-cute el hecho de que se aplique una barrera calculada sobre un ámbito te-rritorial superior al de la circunscripción.Pero el argumento anterior no puede servir para legitimar, sin más, la ba-

rrera del treinta por ciento. Para empezar el Tribunal Constitucional no seatreve a seguir el mismo razonamiento que hizo con la barrera regional; enaquel caso, el Constitu cional declaró que la elevación del cinco al seis porciento no suponía una diferencia suficiente como para determinar la cons-titucionalidad de la subida, así, una vez declarada la constitucionalidad delcinco por ciento (no solo en Canarias sino en otras Comunidades) subir unpunto porcentual no parecía, a juicio del Tribunal, un cambio sustancial co -mo para llevar consigo la consecuencia de la inconstitucionalidad. Sin em-bargo, ese razonamiento no aparece cuando se analiza la barrera del treintapor ciento. Desde luego, en este caso, el Tribunal no se ha atrevido a declararque la subida del veinte al treinta por ciento no sea una subida lo suficien-

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temente elevada para tener relevancia constitucional, y es que la medidaadoptada de que una formación política que pueda tener prácticamente untercio de los votos de toda una circunscripción quede fuera del reparto noes precisamente de poca entidad.El razonamiento, por otra parte, tiene graves fisuras. En primer lugar por-

que se supone que esta barrera insular es “beneficiosa” para los partidosinsularistas, y lo es dado que según el Tribunal Constitucional la misión delrequisito de superar el treinta por ciento de los votos es “asegurar” la pre-sencia de dichos partidos en el Parlamento y, porque como dijo al analizarla barrera del seis por ciento insular, existían otras cláusulas en el Estatuto(y quizás el Tribunal se refería a esta barrera) que favorecían a los partidosde ámbito insular. Sin embargo el razonamiento teórico elaborado en estesentido tiende a diluirse en la práctica.Cierto que la barrera insular favorece a los partidos insularistas, pero una

barrera insular de semejante envergadura puede conseguir en la prácticajusto el propósito contrario, es decir, puede lograr alejar del Parlamento deCanarias a las fuerzas que tienen un apoyo popular consolidado e impor-tante en la circunscripción insular. Y no me estoy refiriendo a un partido in-sularista que, si se rebajase la barrera podría aspirar a obtener un diputado,sino de partidos de amplio apoyo popular que pueden pasar de obtener variosrepresentantes en el Parlamento a ni siquiera optar al reparto de escaños.Este grave desacierto (que en el fondo parte del error principal de impo-

ner barreras electorales sobre ámbitos territoriales superiores al de las cir-cunscripciones) tiene, en el fondo, una razón política, intentar (además deconseguir esa estabilidad política y gubernamental ya expuesta), paliar eldesproporcionado reparto de escaños que se produjo con las islas menores.En este sentido, y tal como se prueba de la lectura de algunas intervencio-nes en los trabajos parlamentarios en la aprobación del Estatuto, el razo-namiento sería el siguiente: una vez que nos hemos dado cuenta de quehemos dado mayor representatividad de la que se merecían a las islas me-nores en función de su escasa población, y dado el riesgo que ello suponeno solo para la estabilidad parlamentaria, sino para la correcta representa-ción de la voluntad de todos los canarios en el Parlamento de Canarias, lopaliamos intentando que, de esas islas que están sobre representadas endetrimento de las islas centrales salgan principalmente partidos que tenga

99Las barreras electorales

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un fuerte implante en toda la Comunidad Autónoma, menguando el men-saje insularista que podrían tener, para lo cual, en el supuesto de que unpartido exclusivamente insularista de una de esas islas menores quiera par-ticipar en el Parlamento tendrá que conseguir un apoyo popular tambiéndesproporcionado (pero en esta ocasión en contra de las islas menores) enrelación con la que se exige a los partidos que se presentan a nivel regional.Ciertamente, esta postura tiende a paliar la medida desproporcionada

del reparto de escaños pero, como hemos mencionado con anterioridad,no es el camino más correcto y, posiblemente, no es la senda que constitu-cionalmente debe aplicarse, dado que lo correcto sería que el problema dela desproporcionalidad en la distribución de escaños es distribuirlos de unaforma proporcional a la población (siempre asegurando la representación,por mínima que sea, del todas las islas), y no imponer barreras electoralesdel treinta por ciento.Por lo que respecta a las barreras electorales, como se ha dicho ya con

anterioridad, en este caso existe un pronunciamiento del Tribunal Consti-tucional declarando la constitucionalidad de dichas barreras electorales,por ello, y dado que el único legitimado para declarar la inconstitucionali-dad es ese Alto Tribunal, no podremos concluir en este trabajo que existavicio de inconstitucionalidad en las berreras electorales canaria, sin embar -go, lo que sí vamos a hacer es criticar en la medida de lo posible los razona-mientos del Tribunal Constitucional, intentando hacer algunas conside -ra ciones jurídicas.A lo largo del capítulo que hemos dedicado a las barreras electorales he -

mos pretendido hacer ver que existen dos principales problemas: el primeroel hecho de aplicar a las circunscripciones insulares barreras o porcentajesaplicados a la toda la región, es decir, a la suma de las siete islas y; en se-gundo lugar, la cuantía, el excesiva cuantía de las barreras. Curiosamente,consideramos que, con respecto a estas dos cuestiones, el Tribunal Consti-tucional no ha llegado a pronunciarse, aunque sí finalmente sobre la cons-titucionalidad de la redacción de la disposición transitoria primera en loreferente a las barreras.En la tramitación parlamentaria, se ha tratado el tema de las barreras

electorales como un contrapeso a la desproporcionada distribución de es-caños entre las circunscripciones. En este sentido es muy significativa la in-

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tervención del señor Barrios Curbelo cuando decía en el debate de la re-forma del Estatuto que “si hay un elemento que pueda ser tachado de in-constitucionalidad, y que nosotros intentamos mitigar en sus nocivos efectoscon la barrera electoral, es que el voto de una isla menos poblada valga igualque diecisiete votos emitidos en otras islas más pobladas”63. De entrada estetipo de justificaciones nos parecen del todo desafortunadas por dos moti-vos, el primero porque el fin que deben tener las barreras electorales es pa-liar una excesiva fragmentación parlamentaria, no servir de antídoto contraotras partes del sistema electoral que puedan estar viciadas de inconstitu-cionalidad y, en segundo lugar, porque es mucho más acorde con el rigorjurídico que, ante una posible inconstitucionalidad, antes de elaborar pro-puestas articuladas tendentes a mitigar dicho vicio, se debe corregir la parteafectada. Es decir, si el problema está en la distribución de escaños se debemodificar la atribución de escaños y no elevar las barreras electorales.Pero sea cual sea la razón por la que el legislador ha decidido aumentar

el tope de las barreras el hecho es que la subida ya está en vigor, y ya se haaplicado a las primeras elecciones autonómicas. El Tribunal Constitucional se decantó por la constitucionalidad del actual

sistema, con unos razonamientos que ya fueron comentados lo suficiente-mente en el capítulo correspondiente, sí se debe resaltar sin embargo doscuestiones importantes, no existe en la sentencia un análisis de los nocivosefectos que supone aplicar porcentaje sobre los votos de toda la regióncomo barrera a superar en las islas menores y; en segundo lugar, y más sig-nificativo, el Tribunal hace un razonamiento impecable para justificar laexistencia de la barrera insular, no diciendo nada sobre la cuantía de lamisma, que es realmente el problema que se discutía.Ciertamente el tema de las barreras electorales, al contrario de lo que su-

cedía con la distribución de escaños, perjudica a las islas menores, dado quelimita a las candidaturas que se presentan en una sola circunscripción a so-

63 Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados núm. 90 de 24 de octubre de 1996.Pág. 2266. Este diputado tuvo otra intervención en el mismo sentido en la sesión cele-brada el 31 de octubre de 1996, recogida en el diario de sesiones del Congreso de losDiputados número 36, página 1600, en el que nuevamente mantenía que la elevaciónde las barreras electorales tenía como cometido mitigar la desigualdad producida porla distribución de escaños entre las islas.

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brepasar unos topes elevadísimos (sin comparación en el derecho compa-rado), dado que la otra opción es obligar a esas candidaturas a presentarseen las demás circunscripciones, lo que no es muy coherente con constituirsiete circunscripciones, dado que si se decide que la unidad sea la isla no sepuede obligar a que la candidatura se presente en las siete, dado que si estaes la voluntad del legislador es más coherente formar una circunscripciónregional.De forma reiterativa se ven los efectos nocivos de esta regulación de las

barreras electorales en cada convocatoria electoral. Así, y como hemos dichoal principio, las barreras electorales tienen como razón de ser el evitar unaexcesiva fragmenta ción de los Parlamentos, impidiendo que fuerzas con es-casa representación obten gan algún escaño que pudiera afectar de algúnmodo a la estabilidad par lamentaria o, simplemente que, por la escasa re-levancia de la presentación parlamentaria que fuera a obtener esa candi-datura pudiera considerarse, en orden a evitar esa excesiva fragmentación,como prescindible. Siendo este el concepto de barrera electoral que se utiliza por la doctrina,

se ve claramente como en el caso canario se ha sobrepasado este conceptoampliamente, dado que han quedado fuera del reparto fuerzas que iban aobtener una representación parlamentaria considerable.Es en estos casos, es decir, es cuando las barreras electorales van más allá

de los fines que le son propios, o más claramente, es cuando las barreraselectorales pasan de ser correctivo de una excesiva fragmentación o de serprotector de la estabilidad a ser simplemente un mecanismo para dejarfuera del Parlamento a fuerzas que sí tienen un respaldo popular impor-tante, es entonces cuando se puede cuestionar a dichas barreras y cuandose puede hablar de vicios de inconstitucionalidad, dado que la exclusión sinmás de fuerzas políticas afecta al pluralismo político, afecta incluso a la pro-pia proporcionalidad del sistema.

A todo ello hay que añadir, para finalizar, que una barreras excesiva-mente altas en las circunscripciones insulares con menor número de diputa -dos a elegir puede derivar en la aplicación, casi, de un principio mayoritariolo cual también es discutible como criterio a seguir para la formación delParlamento Canario.

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3 Los sistemas eLectoraLes archipieLágicos: refLexiones en torno a La reforma deL sistemaeLectoraL canario desdeeL derecho comparado

Víctor Cuesta López

Víctor Cuesta (LL.M., Instituto Universitario Europeo de Flo-rencia; Doctor Europeo en Derecho, Universidad de Las Pal-mas de Gran Canaria) es Profesor Contratado Doctor adscritoal Departamento de Derecho Público, Área de Derecho Cons-titucional, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

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1. introducción: algunas referencias de derecho comparado para inspirar la reforma estructural del sistema electoral canario

El debate sobre la reforma de las reglas que rigen las elecciones al Parlamen -to de Canarias está sobre la mesa desde hace mucho tiempo, prácticamentedesde su origen. Sin embargo, las bases del subsistema electoral canario,determinadas por el artículo 6 y la Disposición Transitoria Primera del Es-tatuto de Autonomía de Canarias (en adelante, EAC), que, en principio, nohabían sido concebidas para perpetuarse en el tiempo, sólo han sido mo-dificadas parcialmente en una ocasión para subir sensiblemente las barre-ras electorales: la regional del 3 % al 6 % y la ya de por sí altísima barrerainsular del 20 % al 30 %. Esta reforma de 1996 suscitó, de hecho, serias dudasde constitucionalidad denunciadas en su momento por el Defensor del Pue-blo ante el Tribunal Constitucional1. La última proposición de reforma delEAC planteada por el Parlamento de Canarias, cuya tramitación ha sido tras-ladada a las Cortes Generales constituidas en la XI Legislatura, sólo viene aproponer la reducción a la mitad de esas barreras electorales que habíansido sensiblemente aumentadas.

A pesar de su conveniencia, resulta evidente que esta última propuestade refor ma estatutaria tampoco responde a las demandas que desde de-terminados partidos políticos y amplios sectores de la sociedad civil2 hanplanteado insistentemente la modificación integral de un sistema electoralque contradice gravemente el principio constitucional de igualdad del voto.

1 La reforma, operada mediante la Ley Orgánica 4/1996, de 30 de diciembre, fue recurridapor el Defensor del Pueblo (Recurso de inconstitucionalidad 1324/1997). En su Sentencia225/1998, de 26 de noviembre, el Tribunal Constitucional declara la constitucionalidadde las nuevas barreras electorales argumentando que “la valoración conjunta de estesistema de cláusulas limitativas en el acceso a los escaños no permite afirmar que seacontrario a la proporcionalidad exigida por el artículo 152.1 CE” y que no le hacen perder“su capacidad para reflejar las principales opciones políticas existentes en la ComunidadAutónoma”. (STC 225/1998, F.J. 7º)

2 Debemos destacar la labor realizada desde el año 2007 por Demócratas para el Cambio,una pla taforma ciudadana sin adscripción política que a través de actividades divulga-tivas y distintas campañas y manifiestos ha promovido constantemente entre la opiniónpública canaria el debate en torno a esta problemática.

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En efecto, a pesar de que el Tribunal Constitucional avaló en 1998 la cons-titucionalidad del sistema electoral, la principal característica que deter-mina claramente su inequidad es la distribución de escaños entre las sietecircunscripciones insulares basada en el conocido criterio de la triple pari-dad (equilibrio de representación o paridad entre provincias, entre las islascapitalinas, y entre estas y las no capitalinas). En este sentido, ya se pronun-ciaba López Aguilar en 1997: “la extraordinariamente desigual relación queel sistema habría consagrado a la hora de conjugar el volumen de poblaciónde cada circunscripción insular con el correspondiente número de escañosen el Parlamento, alcanzaría, en el peculiar subsistema político canario, ni-veles “escandalosos”3. Además, este desequilibrio se ha agravado con elpaso de los años ya que debido a la evolución demográfica del archipiélagonos encontramos con circunscripciones que teniendo más población tienenasignados un número inferior de escaños: a la circunscripción insular deFuerteventura, con 107.367 habitantes a 1 de enero de 2015, le correspondensiete escaños, mientras que la circunscripción insular de La Palma, con82.346 habitantes, tiene asignados ocho4.

No es el objeto del presente capítulo glosar todas y cada una de las incon -gruencias del sistema electoral canario. Asumiendo claramente la impe-riosa necesidad de una reforma estructural, pretendemos ofrecer algunasreferencias de derecho comparado que puedan resultar de utilidad para uneventual legislador comprometido con esta difícil empresa. En este sentido,consideramos conveniente indagar en sistemas electorales correspondien-tes a territorios que compartan con Canarias su característica más deter-

3 López Aguilar, J.F., “Los problemas de constitucionalidad del sistema electoral canario (Lainsoportable permanencia de una Disposición Transitoria)”, Revista Española de DerechoConstitucional, n. 57, septiembre-diciembre, 1997, pp. 108-109. El Pr. López Aguilar con-tinúa argumentando: “El pro blema de constitucionalidad afecta nada menos que alderecho fundamental a la igualdad en el régi men de acceso al cargo público represen-tativo. Pero también, in extremis, a la virtualidad constitucional normativa de los prin-cipios democrático, pluralista y participativo por los que se cualifica nuestro Estadoconstitucional como Estado democrático de Derecho”, op. cit., pp. 120-121.

4 Datos obtenidos de las Cifras Oficiales de Población correspondientes a 1 de enero de2015 y proporcionadas por el Instituto Canario de Estadística. Sin embargo, lo cierto esque en las elecciones autonómicas de 2015 el Censo electoral de Fuerteventura, con61.703 electores, es inferior al de la isla de La Palma, con 85.338 electores.

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minante, esto es, su condición archipielágica. Sin duda, la insularidad y lafragmentación son características geográficas singulares que determinande modo concluyente la realidad política y, como veremos, también el dise -ño del sistema electoral. La determinación de la isla como circunscripciónprincipal constituye, sin duda, la característica común más relevante de lossistemas electorales que serán objeto de estudio.

En primer lugar, incluiremos en nuestro estudio comparado al sistemaelectoral de las Illes Balears, el otro archipiélago español que comparte lasmismas bases constitucionales. Por imperativo del artículo 152 de la Cons-titución Española, cualquier Asamblea Legislativa autonómica es “elegidapor sufragio universal, con arreglo a un sistema de representación propor-cional que asegure, además, la repre sen tación de las diversas zonas del te-rritorio”. Además, al igual que el sistema electoral canario, el balear tambiénha sido muy contestado políticamente desde su origen y ha sido, como ve-remos más adelante, objeto de recurso de inconstitucionalidad. El Estatutode Autonomía que fue aprobado mediante la Ley Orgánica 2/1983, de 25 defebrero, de Estatuto de Autonomía para las Islas Baleares (en adelante, EAIB)se remitía, en su art. 20.3, a una Ley del Parlamento aprobada por la mayoríaabsoluta que debía regular el total de Diputados que lo han de integrar, losdistritos electorales y el número de Diputados que ha de corresponder ele-gir a cada uno de estos. El Parlamento balear cumplió con este mandato le-gislativo estatutario al aprobar la Ley 8/1986, de 26 de noviembre, electoralde la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares (LEIB) que fue posterior-mente modificada por la Ley 4/1995, de 21 de marzo, por la Ley 5/1995, de22 de marzo, por la Ley 9/1997, de 22 de diciembre, y por la Ley 6/2002, de21 de junio. Asumiendo el mandato del art. 20.1 EAIB, la ley electoral baleararticula un sistema de representación proporcional que asegura la repre-sentación de todas la islas del archipiélago estableciendo cuatro circuns-cripciones electorales. La ley asigna a cada circunscripción insular un nú meroconcreto de Diputados (33 en Mallorca, 13 en Menorca, 12 en Ibiza, 1 en For-mentera) que, como veremos, deriva de la composición del primer Parlamen -to elegido de acuerdo con la disposición transitoria segunda del Estatutode Autonomía y que se hizo coincidir con el número de integrantes de losConsejos Insulares. Tras su reforma integral mediante la Ley Orgánica 1/2007,de 28 de febrero, el EAIB prevé, en su art. 41.4, que una nueva Ley del Parla-mento que debe ser aprobada por mayoría cualificada de dos tercios, debe

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regular “el total de Diputados que deben integrarlo, el número de Diputadosque debe corresponder elegir en cada una de las circunscripciones electo-rales y las causas de inelegibilidad y de incompatibilidad que les afecten”.Ante la imposibilidad por parte de las fuerzas parlamentarias de alcanzaresta mayoría cualificada, los compromisos políticos estatuyentes que res-pondieron a circunstancias histórico-políticas particulares se han conver-tido, al igual que en el caso de Canarias, en modelos inamovibles.

También incluiremos en este estudio comparado los sistemas electoralesde dos archipiélagos atlánticos: Azores y Cabo Verde. En este caso, la elec-ción responde, principalmente, a su pertenecía al ámbito geográfico com-partido con Canarias: la Macaronesia. Aunque esta circunstancia no tieneuna trascendencia política significativa, lo cierto es que estos archipiélagossí comparten aspectos socioeconómicos relevantes: el alejamiento geográ-fico, la fragmentación y la dependencia exterior son sus características es-tructurales comunes. Además, debemos constatar que este trabajo seinserta dentro de la línea de investigación jurídico-institucional del pro-grama de doctorado Islas Atlánticas, una iniciativa académica compartidaentre las dos universidades públicas canarias, la Universidad de Madeira yla Universidad de las Azores.

El archipiélago de las Azores se constituye como una región autónomaportuguesa que goza de un régimen de autogobierno diferenciado recono-cido expresamente en la Constitución de 1976. Es la propia Constitución, ensu art. 227.1, la que viene a constatar los condicionamientos geográficos,económicos y sociales de así como las históricas aspiraciones a la autono-mía de las poblaciones insulares y, en consecuencia, reconoce un estatutopolítico administrativo diferenciado para los dos archipiélagos atlánticos.Además de un tratamiento constitucional diferencia do, Azores, tambiéndisfruta, al igual que Canarias, del Estatuto de Región Ultrape riférica en elderecho primario de la UE5. En el caso de las elecciones a la Assembleia Le-gislativa nos encontramos con un subsistema electoral cuyas bases vienen,en gran parte, determinadas por la Ley 39/1980, de 5 de agosto, del EstatutoPolítico-Administrativo de la Región Autónoma de las Azores (Sección I, Ca-pítulo I, Título IV, arts. 25 y ss.). Es el propio Estatuto el que viene a establecerque la Asamblea estará integrada por los diputados electos mediante su-

5 Artículos 349 y 355 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE).

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fragio universal, directo y secreto, con arreglo al principio de representaciónproporcional. En su artículo 26, el Estatuto determina que la isla se consti-tuye como circunscripción insular y, después de asignar dos escaños a cadauna, anuncia que la distribución del resto de escaños entre circunscripcio-nes se hará en función del número de electores inscritos en cada isla. El Es-tatuto también prevé la constitución de una circunscripción regional decompensación con la intención de reforzar la proporcionalidad del sistema.El sistema electoral de este archipiélago se completa con la Ley electoral dela Asamblea Legislativa de la Región de las Azores, aprobada mediante LeyOrgánica 5/2006, de 31 de agosto.

Por último, también analizaremos en el presente capítulo las reglas querigen la elección de la Asamblea Nacional de la República de Cabo Verde. Elsistema electoral caboverdiano ha mantenido sus características básicasconstantes desde la adopción de la Constitución caboverdiana de 1992 (TítuloI, Parte IV): la conversión de votos en escaños en cada colegio electoral pluri -nominal se hace de acuerdo con el principio de representación proporcional,salvo lo dispuesto para las elecciones a Presidente de la República, y con lasprevisiones del Código electoral aprobado mediante Ley 2/V/99, de 8 de fe-brero con la modificaciones introducidas por la Ley 56/VII/2010, de 9 de mar -z o. El Título V de esta ley es el que integra las Disposiciones especiales apli -cables a la elección de los diputados de la Asamblea Nacional (arts. 402-417).

Como hemos podido constatar en esta introducción, los sistemas elec-torales de las asambleas legislativas escogidas son perfectamente equipa-rables ya que todos responden al principio de representación proporcional,es decir, tienden a equiparar el porcentaje de votos obtenidos por cada can-didatura y el porcentaje de escaños de la cámara. Otra de las característicascomunes, muy extendida en derecho comparado entre los sistemas pro-porcionales, es que las candidaturas se presentan en cada circunscripciónplurinominal en listas cerradas y bloqueadas. De este modo, el elector deestos territorios insulares no puede votar a candidatos de varias listas y nopuede dar preferencia a un candidato dentro de la misma. Además, en to -dos los sistemas electorales enunciados se utiliza la misma fórmula pro-porcional corregida para el reparto de escaños: la también extendida LeyD’Hont que, dentro de la proporcionalidad, favorece a las candidaturas quehan obtenido mayor número de votos en cada circunscripción. Partiendo

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de estas características comunes, cuya comparación no reviste mayor inte-rés, el presente trabajo pretende contrastar otros elementos determinantesde estos sistemas electorales archipielágicos como la dimensión de lasasambleas legislativas (II), la determinación de las circunscripciones elec-torales (III), el reparto de escaños entre circunscripciones (IV) y la utilizaciónde las barreras electorales (V).

2. La dimensión de las asambleas legislativas

La función del parlamento en el marco del constitucionalismo democráticoes arti cular la representación de las distintas expresiones del pluralismopolítico existentes en determinada comunidad. Resulta evidente, que, enaras de la gobernabilidad, una asamblea legislativa no puede integrar atodas y cada una de las distintas sensibilidades políticas presentes en lascomplejas sociedades contemporáneas. En este sentido, una de las funcio-nes básicas del derecho electoral es la reducción de la complejidad políticaa través de la determinación de un número limitado de representantes quedeben integrar las asambleas legislativas.

En el caso de Canarias, debemos remitirnos a su Estatuto de Autonomíaen el que se determina que el número de diputados no será inferior a cin-cuenta ni inferior a setenta (art. 9.3 EAC). Como quiera que el Parlamentode Canarias no ha aprobado, por la requerida mayoría cualificada de dostercios, la ley que debería concre tar, dentro de esta horquilla, el númeroexacto de diputados, debemos remitirnos necesariamente a la DisposiciónTransitoria Primera que fija un número de sesenta parlamentarios. Por suparte, el Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares de 1983 no abordó ini-cialmente esta cuestión por falta de consenso político. Como acabamos deseñalar, la dimensión del Parlamento balear quedó determinada por la Ley8/1986, de 26 de noviembre, electoral de la Comunidad Autónoma de lasIslas Baleares que fija una cantidad de cincuenta y nueve diputados (art.12.1 LEIB). Después de su reforma de 2007, el EAIB vuelve a remitir la cuestiónde la dimensión del Parlamento balear a una futura ley electoral que, comohemos visto, debería ser aprobada también por la mayoría cualificada dedos tercios.

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Por su parte, el Estatuto Político-Administrativo de la Región Autónomade las Azores, aprobado mediante Ley 39/1980, de 5 de agosto, no estableceel número concreto de Diputados que deben integrar la Asamblea Legisla-tiva. Es el artículo 11 de la Ley Electoral de la Asamblea Legislativa de la Re-gión de las Azores (en adelante, LEALRA), aprobada mediante Ley Orgánica5/2006, de 31 de agosto, la que determina un número máximo de 57 dipu-tados. Este artículo fue introducido por la reforma operada mediante LeyOrgánica 2/2012 y tenía como intención introducir un límite cuantitativoque no operaba anteriormente. Hasta la referida reforma, el número de re-presentantes variaba en cada legislatura aplicando las reglas de asignaciónde escaños a cada circunscripción en función del número de electores delart. 13 LEALRA: asignación inicial de dos escaños a cada circunscripción y undiputado adicional por cada 6000 electores o fracción superior a 1000. Enconsecuencia, el número de diputados se fue incrementando a razón de laevolución demográfica del archipiélago: de 43 diputados en 1976 se pasó a51 diputados en 1981, a 52 en las elecciones de 1996 y a 57 diputados en laselecciones de 2008. La reforma legislativa que viene a introducir el límitemáximo de diputados se acompañó de una modificación de las reglas dereparto de los escaños en las circunscripciones que viene a incrementar de6000 a 7250 el número de electores que determinan la asignación de es-caños adicionales a las circunscripciones insulares. En el caso de Cabo Verde,debemos remitirnos al art. 141 de la Constitución en el que se determinaque la Asamblea Nacional tendrá un mínimo de sesenta y seis y un máximode setenta y dos Diputados. El Código electoral, por su parte, escoge el má-ximo permitido por la Constitución (art. 402).

Tal y como podemos comprobar en la Tabla 1, nos encontramos, en todoslos casos, con asambleas legislativas de una dimensión reducida que oscilanentre los 57 diputados de Azores y los 72 de Cabo Verde. Ahora bien, si tene-mos en cuenta el número de electores inscritos en el censo electoral de cadauno de los archipiélagos, existen diferencias bastante notables. Sin lugar adudas, el Parlamento de Canarias es bastante más reducido en términosrelativos ya que, con el censo electoral más numeroso, la media de electorespor cada uno de los 60 escaños asciende a 27.688, cifra que llega a ser másdel doble que en el caso del parlamento balear (1 escaño - 12.625 electores).La diferencia en términos relativos con Cabo Verde (media de 4147 electores

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por escaño) y Azores (media de 3926 electores por escaño) es aún muchomayor: la media del Parlamento de Canarias llega a ser siete veces superiorrespecto a la de la asamblea legislativa del archipiélago portugués.

No entraremos en el presente trabajo en un debate sobre la dimensiónóptima de una asamblea legislativa. No obstante, si debemos apuntar queante una hipotética reforma del sistema electoral canario, la cuestión de ladimensión de la cámara no debería plantearse, en ningún caso, como unaoportunidad para su reducción. Los argumentos, muy en boga en un con-texto de crisis económica, que demandan una rebaja del gasto público poresta vía (y que ya se plantearon abiertamente en la reforma del Estatutode Autonomía y de la Ley electoral de las Cortes de Castilla - La Mancha quesignificó la reducción de 53 a 33 diputados6) deberían decaer, en nuestrocaso, ante la dificultad que tiene el, ya de por sí reducido, Parlamento deCanarias para integrar a fuerzas políticas que obtienen un respaldo electo-ral considerable y, en definitiva, para representar las distintas sensibilidadespolíticas existentes en una sociedad compleja y plural como la canaria. Eneste sentido, una reforma electoral en profundidad debería, como poco, al-canzar el máximo de la horquilla de nuestro Estatuto de Autonomía (70 di-putados) para reducir la media de electores por escaño y acercarse de estemodo a los archipiélagos de nuestro entorno.

3. La isla como circunscripción electoral principal

La fragmentación territorial propia de los archipiélagos es un hecho geo-gráfico que determina de modo concluyente su realidad política y tambiénel diseño del mapa electoral. La determinación de la isla como circunscrip-ción electoral principal constituye, sin duda, la característica común másrelevante de los sistemas electorales que son objeto de estudio. En todoslos casos la insularidad, como hecho territorial objetivo, se impone sobrecualquier otro criterio (histórico, político-administrativo, económico) paradeterminar la circunscripción electoral. En el caso de los archipiélagos es-

6 Ley Orgánica 2/2014, de 21 de mayo, de reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha; Ley 4/2014, de 21 de julio, de Reforma de la Ley 5/1986, de 23 de diciembre,Electoral de Castilla-La Mancha.

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pañoles, la libertad de legislador autonómico para configurar las circuns-cripciones no es del todo absoluta ya que debemos tener en cuenta que lapropia Constitución española exige la representación de las diversas zonasdel territorio que, en el caso de los archipiélagos, está integrado por islas.Además, la circunscripción insular encuentra un precedente constitucionalimportante en el diseño de las circunscripciones electorales del Senado (art.69.3 CE). En su Sentencia 225/1998, el Tribunal Constitucional afirma que laelección de las circunscripciones electorales insulares, aunque opera “comocriterio parcialmente corrector de la proporcionalidad”, resulta “constitu-cionalmente lícita en la medida en que la misma encuentra apoyo en el de-nominado “hecho insular”, circunstancia geográfica específica, propia delas Comunidades Autónomas que son territorialmente un archipiélago, ycuya singularidad es tenida en cuenta por la propia Constitución (artículos69.3 y 141.4)7.

En el caso de las Azores, la determinación de la isla como círculo eleitoralfue consagrada en la Constitución portuguesa, tras la revisión operada porla Ley Constitucional 1/2004, que en su art. 47 determina que la ley electoralque regula las elecciones de la Asamblea Legislativa de la Región Autónomade las Azores deberá reforzar su carácter proprocional y salvaguardar el prin-cipio de representación por isla. Por su parte, la Constitución de Cabo Verdesólo prevé que en el caso de la elección de los Diputados de la AsambleaNacional el territorio nacional se dividirá en los círculos electorales que seandeterminados por ley (art. 102.2)8. El art. 406.2 del Código electoral cabove-diano ha determinado que los círculos eleitorais del territorio nacional secorresponden con cada una de las islas del archipiélago, salvo la Isla de San-tiago, la más habitada y en la que se encuentra la capital de la República,que se divide en dos circunscripciones electorales (Circunscripciones deSantiago Norte y Santiago Sur).

Todos los archipiélagos estudiados están caracterizados por una distri-bución muy asimétrica de su población. La determinación de la isla comocircunscripción, junto al criterio de reparto de escaños entre circunscripcio-

7 STC 225/1998, de 25 de noviembre, F.J. 7º.8 En cambio, para la elección del Presidente de la República, la Constitución determina

que el territorio nacional se constituye como una sola circunscripción electoral (art. 102.1).

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nes que analizaremos en el siguiente apartado, tiene como consecuenciadirecta, en todos los casos, la sobrerrepresentación de las circunscripcionesinsulares menos habitadas respecto a las circunscripciones más habitadas.Sirva como ejemplo el caso de la isla portuguesa de Corvo con 350 habitan-tes y a la que necesariamente debemos asignar una representación, aunquesea mínima. Esta isla siempre estará sobrerrepresentada con respecto a lamedia a la que aludimos anteriormente (en el caso de Azores, 1 escaño porcada 3.926 electores) y especialmente respecto a las islas más pobladas (eneste caso, São Miguel con 123.268 habitantes).

En cualquier caso, las islas no son las únicas circunscripciones que seconstituyen en las elecciones a las asambleas legislativas de Azores y CaboVerde. Especialmente interesante es el caso de Azores en el que se estableceuna circunscripción electoral adicional de compensación que abarca geo-gráficamente a todo el archipiélago (art. 12). Esta circunscripción se introdu -ce tras la reforma de la legislación electoral de 2006 (Ley orgánica 5/2006)que, entre otros objetivos, pretendía reforzar la proporcionalidad y corregirde algún modo la sobrerrepresentación de las islas con menor número deelectores. La solución encontrada es la creación de una circunscripción re-gional a la que se asignan 5 diputados y que es de carácter adicio nal y com-plementario. Esta circunscripción pretende corregir eventuales distorsionesy compensar, especialmente, a los partidos políticos que hayan sido perju-dicados en el escrutinio de las circunscripciones insulares aprove chando losvotos excedentes que no han servido para obtener representación. De estemodo, la elección de los cinco diputados de la circunscripción regional tienecarácter indirecto y deriva de los votos emitidos por los ciudadanos electo-res en cada una de las islas. También indirecta es la conformación de la can-didatura a la circunscripción regional que deriva de las listas propuestaspor los diferentes partidos en las circunscripciones insulares. Finalmente,también debemos mencionar las circunscripciones electorales de la emi-gración en las elecciones a la Asamblea de la República de Cabo Verde. Elartículo 406 del Código electoral determina que los electores residentesfuera del territorio nacional son agrupados en tres circunscripciones elec-torales, todas con sede en la ciudad de Praia, que corresponden, una a losresidentes en otros países africanos, otra a los residentes en países ameri-canos y otra a los residentes en el resto del mundo.

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4. La distribución de escaños entre las circunscripcionesinsulares: la asignación directa desde la legislaciónelectoral y la asignación según el criterio poblacional

La asignación de escaños a las circunscripciones electorales constituidas enestos archipiélagos responde a dos modelos básicos. Por una parte, la asig-nación directa de un número concreto de escaños desde la legislación elec-toral que permanece invariable en cada convocatoria mientras esta no sereforme9. Este modelo es el seguido por los sistemas electorales de los dosarchipiélagos españoles. En el caso de Canarias la distribución que fija laDisposición Transitoria Primera del Estatuto de Autonomía es comúnmenteconocida como la regla de la triple paridad –paridad entre las islas perte-necientes a las dos provincias (30-30), entre Gran Canaria y Tenerife, las islascapitalinas (15-15) y entre estas y las islas no capitalinas (30-30)– y respondea la voluntad del legislador estatutario de salvaguardar a toda costa el equi-librio interinsular a la hora de determinar la política autonómica. En el casode las Islas Baleares, la LEIB asigna un número fijo de escaños a cada cir-cunscripción (33 para Mallorca, 13 para Menorca, 12 para Ibiza y 1 para For-mentera) que se hizo coincidir con el número de consejeros que, de acuerdocon la Ley Orgánica de Régimen Electoral General, debían integrar, a su vez,los Consejos Insulares de las islas. En este caso, los diputados representan-tes de las circunscripciones de Mallorca y Menorca también ostentaban lacondición de consejeros insulares mientras que los trece diputados asigna-

9 En el mismo sentido, cfr. Oliver Araujo: “las Comunidades autónomas que siguen estemodelo no deben calcular en cada convocatoria electoral el número de escaños que co -rresponden a cada una de las circunscripciones en que se fracciona su territorio, puesson cifras que ya están fijadas de forma pétrea ex Estatuto o ex lege. Este criterio, queatribuye a cada circunscripción electoral un número fijo de escaños (igual –en el PaísVasco– o desigual –en las otras cuatro Comunidades autónomas citadas–) con indepen-dencia de los cambios que se produzcan en su población, produce en la práctica el efecto“de hacer primar el territorio sobre cualquier otro factor”. De hecho, como subraya elConsejo de Estado, las mayores desviaciones en la proporción población/escaños se pro-ducen, precisamente, “cuando se realiza una asignación fija de escaños a cada circuns -cripción”. Oliver Araujo, J., Los sistema electorales autonómicos, Ed. Institut d’EstudisAutonomics, Barcelona, 2011, p. 222.

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dos a Ibiza y Formentera integraban al mismo tiempo el Consejo Insular, enaquél momento común, de las dos Islas Pitiusas10.

Uno de los principales problemas que origina esta distribución directade escaños, que obedece a circunstancias histórico-políticas muy particu-lares, es que se realiza sin tener en cuenta la población de cada circunscrip-ción insular ni su evolución demográfica. En consecuencia, nos encontramosen ambos casos con circunscripcio nes insulares claramente sobrerepresen-tadas con respecto a otras. Como podemos comprobar en la Tabla 2, si to-mamos como referencia el número de electores inscri tos para las eleccionesautonómicas de 2015 en la circunscripción de Tenerife, la más poblada, y elnúmero de electores inscritos en la circunscripción menos habita da, El Hie-rro, y los dividimos por el número de escaños asignados nos encontramoscon unos coeficientes (3.562 electores por escaño en El Hierro, frente a47.081 electores por escaño en Tenerife) que implican que el valor del votoen la isla de El Hierro es trece veces superior al del voto emitido en Tenerife.En Baleares, el desequilibrio no llega a ser tan acusado pero sigue siendosignificativo: el valor del voto en la circunscripción de Menorca es tres vecessuperior al emitido en la isla de Mallorca.

Esta clara descompensación del valor relativo del voto es una de las cir-cunstancias que motivó la interposición de recursos de inconstitucionalidaden ambas comunidades autónomas por una posible vulneración del prin-cipio de igualdad. Sin embargo, el Tribunal Constitucional español ha reite-

10 Sobre el reparto de escaños entre las circunscripciones insulares baleares, cfr. OliverAraujo: “El reparto de los escaños entre las cuatro circunscripciones fue y sigue siendo,sin duda, uno de los puntos más conflictivos del sistema electoral balear. En efecto, desdeel comienzo mismo del proceso autonómico hasta el final de la primera legislatura, sesucedieron intensos debates doctrinales y parlamentarios sobre cómo debían distri -buirse los diputados entre las cuatro islas habitadas del Archipiélago Balear. Las disputasse centraban, básicamente, en torno a la conveniencia de adoptar el denominado repartoparitario (igual número de diputados a Mallorca que al conjunto de las otras tres islas)o el llamado reparto proporcional (esto es, distribuir los escaños entre las cuatro circuns -cripciones en proporción al número de habitantes de cada una de ellas). De hecho, elProyecto de Ley electoral presentado por el Gobierno conservador, que recogía el criteriode reparto paritario, fue rechazado por el Parlamento, al aceptar una enmienda a la to-talidad con texto alternativo del Grupo Parlamentario Socialista, donde se establecíauna distribución proporcional a la población de cada isla, aunque fuertemente corregida(el referido reparto: 33-13-12-1), op. cit., pp. 252-253.

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rado que sólo considera que la distribución de escaños vulnera el principiode la igualdad del voto cuando la desproporción es al mismo tiempo mani-fiesta (es decir, de dimensiones considerables) y arbitraria (esto es, sin uncriterio objetivo o razonable que la justifique). A sensu contrario, viene aaceptar las diferencias del valor del voto en aquellos supuestos, como el ba-lear o el canario, que se justifican por posibilitar la representación adecuadaa de cada una de las islas o el mantenimiento de los equilibrios entre lasdiferentes circunscripciones11. En cualquier caso, la declaración de constitu-cionalidad no ha resuelto un problema de inequidad política de calado quese ha visto agravado por la evolución demográfica en los archipiélagos. Enel caso del sistema electoral balear, también habría que constatar otro pro-blema de constitucionalidad originado por la distribución de escaños: laasignación de un solo escaño a la isla de Formentera resultaría, en principio,incompatible con el principio de proporcionalidad exigido desde la Consti-tución española. En este caso, el Tribunal Constitucional entendió que “escompatible el carácter globalmente proporcional de un sistema electoralcon el hecho de que, atendiendo a circunstancias especiales, como puedeser la condición insular, haya que otorgar una representación específica ypropia a determinada población, y que por su escasa importancia demo-gráfica e incluso por las necesidades derivadas del propio carácter «propor-cional» del sistema se le asigne un único escaño”12.

El segundo modelo de atribución de escaños entre las circunscripcionesinsulares, seguido en Azores y Cabo Verde, combina la asignación inicial deun número igual de escaños a cada isla con el reparto del resto de escañosen base a criterios poblacionales. Este último reparto se actualiza con elcenso electoral en cada una de las convocatorias electorales. El art. 13 LEALRAdispone que en cada circunscripción insular son elegidos dos diputados(contingente mínimo representativo) a los que habrá que sumar uno por cada7250 electores o fracción superior a 1000. Las fracciones superiores a 1000electores de todas las circunscripciones insulares son ordenadas en ordendecreciente y los diputados se distribuyen entre las circunscripciones, de

11 Esta jurisprudencia queda nítidamente reflejada en la STC 45/1992, de 2 de abril, que re-suelve el Recurso de inconstitucionalidad promovido por 57 Diputados del Parlamentobalear contra el art. 12.2 LEIB.

12 STC 45/1992, F.J. 5º.

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acuerdo con esa ordenación. La Comisión Nacional de Elecciones publica enel Diario de la República, entre los 60 y 55 días anteriores a la fecha estable -cida para la celebración de las elecciones, un mapa con el número de diputa -dos a elegir en cada circunscripción insular con los datos disponibles tras laúltima actualización del censo. Cuando la fecha de las elecciones sea estable -cida en un plazo inferior a los 60 días, la Comisión Nacional de las Eleccionespublicará la distribución de escaños entre los 55 y los 53 días anteriores alas elecciones. Como resultado de la aplicación de este sistema de distribuciónde escaños (Tabla 2) resulta un mapa electoral en el que predominan las cir -cunscripciones de pequeña dimensión poniendo en entredicho la proporcio -nalidad del sistema. Por este motivo fue introducida la circunscripción regio- nal de compensación, a la que la legislación electoral asigna cinco diputados.

En lo que respecta a Cabo Verde, de los setenta y dos diputados que compo -nen la Asamblea Nacional, sesenta y seis se distribuyen proporcionalmen tepor las circunscripciones del territorio nacional y seis por las circuns crip -ciones electorales de la emigración, a razón de dos diputados por cada unade estas circunscripciones (art. 406.2 Código electoral). Las reglas para elreparto de los sesenta y seis escaños entre las circunscripciones del territo-rio nacional, contenidas en el artículo 410 del Código electoral, se aplicaránsin perjuicio de una representación mínima de dos diputados por cada cir-cunscripción. Para calcular el número de diputados a elegir en cada circuns-cripción en territorio nacional se procede a calcular el número total deelectores inscritos en el censo en todo el territorio nacional. Después se de-termina el número de electores inscritos en cada circunscripción. Se divideel número total de electores inscritos en el censo entre 66, el número deescaños a elegir, obteniéndose así el cociente correspondiente a la medianacional de lectores por diputado a elegir. Se atribuyen dos diputados acualquier circunscripción electoral cuyo número de electores sea menor oigual a dos veces el cociente correspondiente a la media nacional. Para elreparto del resto de escaños no distribuidos en ese reparto inicial se calculael número total de electores del territorio nacional y se divide por el númerode diputados restantes obteniéndose una media de electores por diputado.Esta cifra se divide a su vez entre el número de electores de cada círculoelectoral, obteniéndose un cociente que representa el número mínimo dediputados adicionales asignados. Finalmente, hasta completar el númerode setenta y dos diputados, se repartirán los escaños sobrantes en función

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de los restos mayores obtenidos en esa última operación. A pesar de quelas reglas de reparto pretenden ceñirse al criterio poblacional, lo cierto esque el reparto inicial de dos escaños entre las islas menos pobladas sigueteniendo como efecto la sobrerepresentación de estas respecto a las cir-cunscripciones de mayor población. En cualquier caso, tal y como podemoscomprobar en la Tabla 2, el valor relativo del voto en la circunscripción deBrava, la menos habitada, sólo es dos veces superior al del voto emitido enla circunscripción de Santiago Sur, la de mayor población. En este sistemaelectoral, la mayor desigualdad relativa del voto se produce entre la isla deBrava y el Circulo electoral de Europa que con 22.157 electores inscritos, casiseis veces más, tiene el mismo número de escaños asignados.

Una primera conclusión que podemos extraer en este apartado es que,sin duda, el establecimiento de la circunscripción insular y la correspondien -te asignación de un mínimo de escaños en archipiélagos que distribuyen supoblación asimétricamente siempre tendrán como consecuencia directauna descompensación importante del valor relativo del voto entre circuns -crip ciones. En aquellos sistemas electorales, como el de Azores y Cabo Verde,en que los escaños se distribuyen en cada convocatoria electoral atendien -do a un criterio poblacional, el desequilibrio debería, en principio, ser menosacusado. Como hemos visto, esto es cierto en el caso de Cabo Verde, perono en el de Azores ya que el valor del voto entre la circunscripción más habi -tada, São Miguel, y la menos habitada, la isla de Corvo, es treinta y siete vecesinferior. Este desequilibrio, el mayor entre los supuestos estudiados, se expli -ca por la asignación de dos diputados a una isla en el que los electores inscri -tos son sólo trescientos cincuenta. Al margen de esta circunstancia parti cular,lo cierto es que el reparto directo de escaños en Canarias atendiendo a laregla de la triple paridad origina una descompensación del valor del votoentre circunscripciones sin precedentes en derecho comparado, muy porencima de la resultante del reparto de escaños en el archipiélago balear.

5. Barreras electorales

Otro de los elementos comunes entre los sistemas electorales es el esta-blecimiento de barreras electorales que impiden el reparto de escaños aaquellas fuerzas políticas que no hayan obtenido una cantidad mínima de

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votos determinada, normalmente, a través de un porcentaje sobre el totalde votos emitidos. Las barreras tienen como función básica evitar la exce-siva fragmentación de las cámaras y, en consecuencia, facilitar la formaciónde mayorías estables. En este apartado sólo nos referiremos a las barreraselectorales que operan en las elecciones de las asambleas legislativas delos archipiélagos españoles ya que en Azores y Cabo Verde no se aplican enningún caso. En lo que respecta a las Azores, es la propia Constitución de laRepública Portuguesa la que, en su art. 152, impide expresamente que la le-gislación electoral pueda imponer límites a la conversión de votos en man-datos representativos mediante el establecimiento de un porcentaje míni mode votos a nivel nacional. Aunque este precepto parece aplicarse de maneraparticular a las elecciones a la Asamblea de la República, la doctrina consi-dera que también se extiende a todas las elecciones de asambleas políticas,tanto a nivel regional como local13. En cualquier caso, el hecho de que noexistan barreras electorales expresas no significa que las fuerzas políticasminoritarias de Azores y Cabo Verde no encuentren dificultades para acce-der a las respectivas asambleas legislativas: la combinación entre las circuns-cripciones insulares de pequeña dimensión y la aplicación de la regla D’Hontya operan efectivamente como barreras de facto que limitan seriamente laproporcionalidad de estos dos sistemas electorales.

Otra de las características comunes entre el sistema electoral balear y elcanario es que ambos fueron modificados en los años noventa para aumen-tar sensiblemente las barreras que habían sido establecidas originaria-mente. En las Islas Baleares, la barrera electoral que se aplica en cadacircunscripción insular aumentó del tres al cinco por ciento de los votos vá-lidos emitidos tras la adopción de la Ley 4/1995, de 21 de marzo (artículo12.4 LEIB). En este caso, el legislador argumentó que “una lógica adaptaciónde la Ley electoral al nivel de implantación social de las fuerzas políticas yla búsqueda de la máxima eficacia en la actuación del Parlamento funda-mentan la modificación del límite mínimo para la atribución de escaños”14.

13 Miguéis, J., Luís, C., Almeida, J., Branco, A., Lucas, A. y Rodrigues, I., Lei Eleitoral da Assem-bleia Legislati va da Região Autónoma dos Açores – anotada e comentada (edição revistae atualizada), Ed. Comissão Nacional de Eleições e Direção-Geral de Administração In-terna, 2012, pp. 101-102.

14 Exposición de motivos, LEIB.

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Al margen de esta motivación, lo cierto es que esta reforma no estuvo exen -ta de polémica ya que se produjo justo antes de la celebración de las elec-ciones de mayo de 1995, momento en el que una de las fuerzas políticas delarchipiélago, Unió Mallorquina, sólo alcanzaba una intención de voto del 4% en las encuestas. De acuerdo con Oliver Araujo, “esta experiencia, quesignificaba romper las reglas del juego al final del partido con la impunidadque ofrece la mayoría parlamentaria, hizo nacer en buena parte de la clasepolítica balear la idea de que era preciso poner las barreras jurídicas nece-sarias para que ello no pudiera repetirse, lo que se concretó en que el nuevoEstatuto de Autonomía –del año 2007– reforzó el quórum de apoyo parla-mentario necesario para aprobar o modificar la ley electoral”15.

En el caso de Canarias, después de la reforma operada mediante la LeyOrgánica 4/1996, de 30 de diciembre, la Disposición Transitoria Primera delEAC determina que “sólo serán tenidas en cuenta aquellas listas de partidoo coalición que hubieran obtenido el mayor número de votos válidos de surespectiva circunscripción electoral y las siguientes que hubieran obtenido,al menos, el 30 por 100 de los votos válidos emitidos en la circunscripcióninsular o, sumando los de todas las circunscripciones en donde hubiera pre-sentado candidatura, al menos, el 6 por 100 de los votos válidos emitidosen la totalidad de la Comunidad Autónoma”. Sin duda, la barrera del seispor ciento a nivel regional perjudica claramente a las fuerzas políticas nomayoritarias con implantación en todo el archipiélago y que obtienen unnúmero de votos significativo en las islas capitalinas. Por su parte, la barrerainsular dificulta enormemente el acceso al Parlamento de los partidos in-sularistas que no se integran en coaliciones electorales regionales. Comoya anunciamos al principio del presente capítulo, esta reforma supuso unaumento sustancial respecto a las barreras electorales propuestas origina-

15 Oliver Araujo, óp. cit., p. 71. De acuerdo con el mismo autor, esta reforma venía a ser “unamaniobra dirigida directamente a eliminar a Unió Mallorquina, antigua socia del Gobier -no del Partido Popular y ahora duramente enfrentados. Sin embargo, en las eleccionesde mayo de 1995, Unió Mallorquina, a pesar del endurecimiento de la barrera electoral,consiguió superarla, logrando dos escaños decisivos para el gobierno del Consejo de Ma -llor ca. Tal vez podría pensarse que el sentimiento de ataque desleal contra este partidopor parte del Gobierno de Baleares y el peligro inminente de que desapareciera de lavida parlamentaria provocaron que recibiera votos (prestados) de electores que normal-mente se inclinaban por otras opciones políticas”, Oliver Araujo, op. cit., p. 371

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riamente en el EAC (20 % insular y 3 % regional) lo que suscitó serias dudasde constitucionalidad denunciadas por el Defensor del Pueblo ante el Tri-bunal Constitucional. En la STC 225/1998, el TC justifica el establecimientode la barrera electoral regional del 6 %, la más alta del derecho electoral au-tonómico, argumentando que, evidentemente, favorece la gobernabilidady la estabilidad parlamentaria. De acuerdo con el TC, las barreras insularesvienen a “asegurar la presencia de fuerzas políticas mayoritarias en la cir-cunscripción, pero minoritarias en el conjunto de la Comunidad Autónoma.Su objetivo no es, pues, el de excluir a las minorías, sino el de asegurar supresencia por razón del territorio”. El TC considera que las barreras insularessuponen un “correctivo” de la barrera electoral regional “en beneficio de larepresentación de cada isla, permitiendo la presencia en el Parlamento ca-nario de candidaturas de fuerte implantación insular, aunque con escasonivel de voto en su valoración global desde la óptica del voto emitido en elconjunto de la Comunidad Autónoma”16. A pesar de su constitucionalidad,lo cierto es que si acudimos al derecho electoral autonómico no existen, enningún caso, barreras electorales tan restrictivas. En este sentido, en su cla-sificación de los sistemas electorales autonómicos, Oliver Araujo sitúa alcanario en “el sexto (y máximo) grado del ranking de dureza de las barreraselectorales autonómicas”17.

6. algunas reflexiones finales para una eventual reformadel sistema electoral canario

La aproximación a los sistemas electorales de las Islas Baleares, Azores yCabo Verde que ha ofrecido el presente capítulo concluye con algunas ideasque podrían ser de utilidad al legislador, ordinario o estatutario, que em-prenda una reforma estructural del sistema electoral canario. En primerlugar, debería reconsiderarse seriamente la dimensión del Parlamento deCanarias, la más reducida en términos relativos entre las asambleas legis-lativas estudiadas. Aquellos argumentos que defienden la reducción del nú-mero de representantes en aras del control del gasto público no deberían

16 STC 225/1998, F.J. 7º.17 Oliver Araujo, J., op. cit., p. 377.

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atenderse en el caso de la reforma de un sistema electoral que ya de por síno integra a fuerzas políticas que obtienen un respaldo electoral conside-rable y que tiene serias dificultades para articular las distintas sensibilida-des políticas existentes en una sociedad compleja y plural como la canaria.A nuestro juicio, la reforma electoral debería apostar por un aumento que,como poco, debería alcanzar el máximo de la horquilla de nuestro Estatutode Autonomía (70 diputados) para profundizar en la proporcionalidad y redu -cir la media de electores por escaño y acercarse de este modo a los archi-piélagos de nuestro entorno. Si lo que se plantea es una reforma del propioEAC, tampoco estaría de más plantearse la posibilidad de fijar un númerode diputados impar para facilitar la obtención de mayorías absolutas.

En relación con la determinación de las circunscripciones, el sistema elec-toral canario debe seguir respondiendo de manera consecuente a la condi-ción archipielágica de la Comunidad Autónoma y debe preservar, como lohacen todos los sistemas electorales analizados, la isla como circunscrip-ción electoral principal. Esto no es óbice para que se considere la posibilidadde introducir una circunscripción electoral regional de carácter complemen-tario que pueda aliviar el desequilibrio existente entre las circunscripcionesinsulares sobrerepresentadas y las infrarepresentadas. Uno de los modelosque podrían inspirar una reforma en este sentido es la circunscripción elec-toral adicional de compensación que abarca geográficamen te a todo el ar-chipiélago de las Azores. Esta circunscripción, de carácter complemen tario,contaría con un número fijo de escaños asignados que deberían repartirseentre las fuerzas políticas con arreglo al número de sufragios excedentesen las circunscripciones insulares que no han servido para obtener repre-sentación. La elección de los diputados de la circunscripción regional decompensación tendría, pues, carácter indirecto y derivaría de los votos emi-tidos por los ciudadanos electores en cada una de las islas. También podríabarajarse la introducción de una circunscripción electoral regional, de ca-rácter independiente respecto a las insulares, en la que los escaños asigna-dos se reparten en función de los votos obtenidos en una segunda urna alas listas adicionales presentadas por las fuerzas políticas en todo el archi-piélago.

Otro de los elementos que, a nuestro juicio, debería modificarse es el cri-terio empleado para la asignación de escaños entre las circunscripciones

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insulares. En este sentido, el sistema electoral canario debería superar laasignación directa mediante la triple paridad y optar por un modelo basadoen la distribución de la población entre las islas. Partiendo de una asigna-ción inicial de un número concreto de escaños a cada circunscripción insu-lar y, si existiese, a la circunscripción regional, el resto de escaños deberíarepartirse entre las circunscripciones insulares atendiendo a criterios de-mográficos. Este último reparto debería actualizarse, como se hace en laselecciones al Congreso de los Diputados, en cada una de las convocatoriaselectorales. Para evitar que las islas no capitalinas resultasen demasiadoperjudicadas por estas nuevas reglas de reparto, la asignación directa iniciala cada una de las circunscripciones debería ser de dos escaños, tal y comoocurre en los archipiélagos de Azores y Cabo Verde. Con esta asignación ini-cial las islas no capitalinas seguirían estando sobrerrepresentadas pero deun modo menos acusado que con el actual reparto. Finalmente, en lo querespecta a las barreras electorales, estimamos que la reducción a la mitadde la barrera regional y de las barreras insulares que ha sido planteada enla propuesta de reforma del EAC, y que debería ser tramitada por las CortesGenerales en la presente legislatura, es bastante equilibrada si se pretendeprofundizar en la proporcionalidad del sistema electoral y al mismo tiempogarantizar la gobernabilidad y estabilidad parlamentaria.

Bibliografía

López Aguilar, J. F., “Los problemas de constitucionalidad del sistema electo ral ca-nario (La insoportable permanencia de una Disposición Transitoria)”, Revista Es-pañola de Derecho Constitucional, n. 57, septiembre-diciembre, 1997.

Miguéis, J., Luís, C., Almeida, J., Branco, A., Lucas, A. y Rodrigues, I., Lei Eleitoral daAssembleia Legislativa da Região Autónoma dos Açores – anotada e comentada(edição revista e atualizada), Ed. Comissão Nacional de Eleições e Direção-Geralde Administração Interna, 2012.

Oliver Araujo, J., Los sistema electorales autonómicos, Ed. Institut d’Estudis Autono-mics, Barcelona, 2011.

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archipiélagoelectores inscritos*

nº de escaños(media electorespor escaño)

circunscripciones (cir.) tipo de candidaturas

Barreras fórmula proporcional aplicada

Canarias1.661.272 electores(2015)

60 (27.688)

7 cir. Insulares Listas cerradas y bloqueadas

30 % - Insular6 % - regional

D’Hont

Baleares744.881 electores(2015)

59(12.625)

4 cir. Insulares Listas cerradas y bloqueadas

5 % - insular D’Hont

Azores223.804 electores(2011)

57(3.926)

9 cir. Insulares + cir. Regional de compensación

Listas cerradas y bloqueadas

- D’Hont

Cabo Verde298.567 electores(2011)

72(4.147)

8 cir. Insulares + 2 cir. parala Isla de Santiago + 3 cir.para electores residentesexterior

Listas cerradas y bloqueadas

- D’Hont

archipiélago(dimensión del parlamento)

reglas para la distribución deescaños entre circunscripcio-nes

resultado de la distribución de escaños

circunscripción: número de electores inscritos*/escaños

relación

Canarias (60 escaños)

Asignación directa (triple pa-ridad)

Gran Canaria: 15; Lanzarote: 8;Fuerteventura: 7; Tenerife: 15; LaPalma: 8; La Gomera: 4; El Hierro: 3

El Hierro: 10.685/3= 3.562Tenerife: 706.220/15= 47.081

1/ 13

Baleares(59 escaños)

Asignación directa (según lacomposición originaria de losConsejos Insulares)

Mallorca: 33; Menorca: 13;Ibiza: 12; Formentera: 1

Menorca: 66.968/13= 5.151Mallorca: 589.437/33= 17.862

1 / 3,46

Azores(57 escaños)

Asignación inicial de 2 dipu-tados/cir. insular + resto deescaños según criterio pobla-cional + 5 escaños cir. regio-nal

Corvo: 2; Faial: 4; Flores: 3;Graciosa: 3; Pico: 4; SantaMaría: 3; São Jorge: 4; São Mi-guel: 19; Terceira: 10; Cir. Regional de compen -sación: 5

Corvo: 350/2= 175São Miguel: 123.268/19 = 6.488

1/ 37

Cabo Verde(72 escaños)

Asignación inicial de 2 diputados/cir. + resto de esca-ños según criterio poblacio-nal+ 2 diputados para cadacir. emigración

Santo Antão: 6; São Vicente:11; São Nicolau: 2; Sal: 3; BoaVista: 2; Maio: 2; Fogo: 5;Brava: 2; Santiago Norte: 14;Santiago Sul: 19; Círculo daÁfrica: 2; Círculo das Américas:2; Círculo de Europa: 2

Brava: 3.741/2 = 1.870Santiago Sul: 22.157/2 = 11.079

1/ 5,92

* Las cifras se corresponden con los datos del censo electoral empleados para las elecciones auto nómicas del año 2015 al Parla -mento de Canarias y al Parlamento de las Islas Baleares de acuerdo con la información proporcionada en los portales webde las asambleas legislativas (http://www.parcan.es/elecciones/, http://www.resultatseleccions2015.caib.es/ini04v.htm);en el caso de Cabo Verde, los datos se refieren a las elecciones del año 2011 tal y como figuran en el Boletín Oficial de laRepública de Cabo Verde de 19 de febrero de 2011; por su parte los datos de censo electoral de Azores están actualizadosa fecha de 31 de diciembre de 2011 (Diário da República n.º 44, II série, de 1-março-2012).

taBLa 1

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4 LA POSICIÓN DE LASISLAS NO CAPITALINASEN CANARIAS MECANISMOS DE DEFENSA DESUS INTERESES AL MARGEN DELSISTEMA ELECTORAL

Juan Hernández Bravo de LagunaCatedrático de Ciencia Política y de la AdministraciónUniversidad de La Laguna

sumario1. una cuestión previa: la denominación de las islas no capi-talinas y su papel en la reforma del sistema electoral canario.2. introducción al sistema electoral autonómico canario. 3.mantenimiento de las actuales circunscripciones insulares.4. El número de Diputados en las circunscripciones de las islasno capitalinas. 5. La circunscripción comunitaria o regional. 6.mecanismos de defensa de los intereses de las islas no capi-talinas. 7. Consideraciones finales a modo de conclusión. Bi-bliografía propia.

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1. Una cuestión previa: la denominación de las Islas nocapitalinas y su papel en la reforma del sistema electoralcanario

En esta Jornada EL SISTEMA ELECTORAL CANARIO. La imperiosa necesidad desu reforma, organizada por Demócratas para el Cambio, a quienes agrade-cemos su amable invitación, nos ha correspondido desarrollar la Ponencia:La posición de las Islas no capitalinas en Canarias. Mecanismos de defensade sus intereses al margen del sistema electoral; y nos parece importante co-menzar abordando una cuestión previa que, en ocasiones, implica unacierta problematicidad: la propia denominación de este grupo de islas. Con-sideramos un acierto de la organización de la Jornada haber elegido la de-nominación «no capitalinas» con preferencia a otras que son usuales ennuestro lenguaje político y también cotidiano, pero que pudieran conteneralgún elemento peyorativo, tales como “menores” o “periféricas”.

Esta cuestión previa denominativa adquiere una mayor importancia, sicabe, por el hecho de que, según comprobaremos más adelante, una re-forma sustantiva del sistema electoral autonómico canario, como la quepropugna esta Jornada y nosotros defendemos, pasa ineluctablemente porla disminución del número de Dipu tados a elegir en cada una de estas islasno capitalinas, que están sobrerrepre sentadas hasta extremos sorprenden-tes desde una perspectiva democrática. Tengamos en cuenta que el conjun -to de estas cinco islas alberga en torno a un 13 % de la población de Derechoo del censo electoral canario, y que esa cuota de población elige exacta-mente a la mitad de nuestro Parlamento autonómico, mientras el 87 % res-tante de la población canaria elige a la otra mitad, cifras que producen unaenorme desproporción en el valor del voto al traducirlo en escaños. Porejemplo, el valor del voto y del escaño de un votante herreño en relacióncon unos votantes grancanario o tinerfeño, que son los casos extremos, esde 17 o 18 veces más. Es cierto que los sistemas electorales mayoritarios nobuscan la proporcionalidad entre número de votos y número de escaños,aunque en ocasiones la encuentran, y que los sistemas electorales propor-cionales producen también desproporcionalidades más o menos intensas.En las Comunidades autónomas españolas el caso siguiente al canario esel vasco, con una desproporcionalidad de 1 a 4; y en las elecciones generales

126 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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españolas la desproporción que se produce entre un votante soriano o tu-rolense y uno de las Provincias de madrid o Barcelona es de un orden similar.Pero la desproporción que origina el sistema electoral autonómico canarioes de una magnitud tal que resulta excesiva o poco razonable, por lo quesuscita una gran contestación social y política.

a partir de las consideraciones anteriores, ciertas voces críticas calificana veces a nuestro sistema electoral de poco democrático, lo cual constituyeun error conceptual grave. El sistema es democrático y propio de un Estadode Derecho por cuanto ha sido aprobado por los órganos y los procedimien-tos establecidos en nuestro ordenamiento constitucional, es decir, la Cons-titución, el Estatuto de autonomía y demás normas de aplicación. otra cosaes que se le pueda calificar de desproporcional, poco representativo de ladistribución de fuerzas políticas en la escena política canaria, y hasta defrustrante e injusto.

2. Introducción al sistema electoral autonómico canario

Nuestro sistema electoral, ese Guadiana que aparece y desaparece por épo-cas de la escena política de las islas al compás de la coyuntura política, hasido siempre una cuestión problemática en la vida política canaria, unasunto polémico recurrente en el archipiélago desde los tiempos preauto-nómicos o de autonomía provisional, durante la elaboración del Estatutode autonomía, que dificultó en gran medida, y después, durante todos estosaños de vigencia estatutaria. Distinguió entre sí a los diferentes anteproyec -tos de Estatuto y fue uno de los tres problemas políticos fundamentalescon el que hubo de enfrentarse el proceso autonómico de Canarias desdesus inicios, y que complicó extraordinariamente la elaboración y aprobaciónde su Estatuto de autonomía, junto con los referidos a la consecución delautogobierno por las vías previstas en los artículos 143 o 151 de la Constitu-ción y a la ubicación territorial de las sedes de las instituciones comunita-rias. Desde entonces ha sido un tema acerca del cual se ha debatido conintensidad en el conjunto de la sociedad isleña, en la escena política y enlos círculos académicos canarios, apareciendo siempre rodeado de una es-pecial conflictividad social y política, lo que motivó que fuera también una

127La posición de las islas no capitalinas en Canarias

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cuestión no aprobada por unanimidad en la Propuesta de reforma estatu-taria elevada a las Cortes Generales por el Parlamento de Canarias en 1996.

En efecto. Esta polémica se agudizó hace tiempo, cuando la citada Pro-puesta de reforma del Estatuto de autonomía votada por el Parlamentoautonómico se concretó en las dos Cámaras de las Cortes Generales en unaefectivo reforma estatutaria por medio de la Ley orgánica de 30 de diciem-bre de 1996. Y tendremos una idea cabal de esta especial conflictividad quehemos señalado si consideramos que la Propuesta de reforma fue apoyadaen la asamblea legislativa canaria por todos los Grupos Parlamentarios, ex-cepto, precisamente, la regulación que contiene del sistema electoral au-tonómico, que solo obtuvo los votos de la entonces mayoría gubernamental(Coalición Canaria y Partido Popular).

Tres elementos del sistema electoral autonómico canario, muy relacio-nados entre sí, han sido y son discutidos y discutibles constitucionalmente,y también desde el punto de vista social y político, siempre dando por su-puesta la representación proporcional preceptuada por la Constitución, asaber: a) El número de Dipu tados comunitarios a elegir en cada circuns-cripción electoral; b) La determinación de las propias circunscripciones, ex-clusivamente insulares, y la ausencia de una circunscripción comunitaria oregional; y, por último, c) La barrera electoral de exclusión. La reforma esta-tutaria dejó las cosas tal como estaban en el texto estatutario inicial en loreferente al primero y al segundo de estos elementos, mientras que las al-teró en el tercero: todo quedó igual, excepto las barreras, que fueron eleva-das muy significativamente. De acuerdo con el encargo recibido, nuestraPonencia se circunscribe al elemento a) y una parte del b), mientras otrosponentes de la Jornada analizarán el resto de los elementos y aspectos delsistema electoral autonómico canario.

3.Mantenimiento de las actuales circunscripciones insulares

No parece que este principio requiera un comentario extenso, toda vez queconcita una absoluta unanimidad tanto política como ciudadana. salvo po-siciones muy extremas y minoritarias, totalmente irrelevantes, ningúngrupo social ni fuerza política ha negado nunca en Canarias la idoneidad

128 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 130: Textos para la reforma electoral de Canarias

de estas circunscripciones. incluso los partidarios más acérrimos de la cir-cunscripción comunitaria o regional –por ejemplo, la Plataforma Ciudadanapara la reforma Electoral que se constituyó hace unos años en las dos Pro-vincias canarias– la han planteado siempre como paralela a las circunscrip-ciones insulares y coexistente con ellas, y nunca como alternativa o exclu -yente. En resumen, se trata de uno de las escasas cuestiones electorales enlas que los canarios parece que estamos de acuerdo y, en consecuencia, esuno de los principios que nos unen en este asunto. Todas las Proposicionesde Ley y propuestas ciudadanas y políticas de reforma electoral en Canariashan coincidido en la misma perspectiva.

4. El número de Diputados en las circunscripciones de las Islas no capitalinas

según manifestábamos antes, una reforma sustantiva del sistema electoralautonómico canario, como la que propugna esta Jornada y nosotros defen-demos, pasa ineluctablemente por la disminución del número de Diputadosa elegir en cada una de las islas no capitalinas, que están sobrerrepresen-tadas hasta extremos sorprendentes desde una perspectiva democrática,lo que confiere a este elemento electoral una especial problematicidad.

El principio del mantenimiento del número de Diputados en las circuns-cripciones de las islas no capitalinas ha sido cuestionado en el pasado pornumerosos grupos y sectores sociales –la citada Plataforma Ciudadanaentre ellos– y por, al menos, dos fuerzas políticas: el Partido socialista Ca-nario-PsoE e izquierda unida Canaria (iuC). Ya afirmábamos antes que elnúmero de Diputados comunitarios a elegir en cada circunscripción elec-toral es uno de los elementos del sistema electoral autonómico canario,muy relacionados entre sí, que han sido y son discutidos y discutibles cons-titucionalmente, y también desde el punto de vista social y político, aunquehemos de aclarar que este elemento nunca ha sido sometido, en cuantotal, al parecer del Tribunal Constitucional. Por esta razón abordamos en esteapartado de la Ponencia su análisis crítico. ahora bien, se trata de una ma-teria muy sensible e innegociable para todas las fuerzas políticas de estrictoámbito insular no capitalino, y no resulta políticamente sensato plantear

129La posición de las islas no capitalinas en Canarias

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esta cuestión en ningún debate o negociación con ellos. Tampoco pareceprobable que las fuerzas políticas mayoritarias y de ámbito supra insularen la escena política canaria estén dispuestas a suscitar este tema, debidoal coste electoral que podría suponer. En resumen, somos muy pesimistasrespecto a que esas fuerzas políticas mayoritarias en la escena política ca-naria acometan efectivamente una reforma sustantiva y en profundidaddel sistema electoral autonómico canario. Y sin su concurso, una reformasemejante es imposible.

La explicación de esta postura rígida de las fuerzas políticas de estrictoámbito insular no capitalino reside en que vinculan la atención pública quese presta a sus respectivas islas, las políticas públicas y las inversiones quese decide o acuerda realizar en ellas a su número de Diputados en la Cáma -ra autonómica. Desde nuestro punto de vista se trata de una posición equi-vocada que no se corresponde con la experiencia de lo sucedido durante losaños transcurridos de nuestra autonomía. En toda la historia del Parlamen tode Canarias nunca se ha votado según fracturas insulares o por Grupos Par-lamentarios insulares, que no existen, y siempre se ha hecho según fuerzaspolíticas constituidas en Grupos Parlamentarios partidistas (con eventualesfugas de votos y rupturas de la disciplina de voto como en el caso de la Co-misión de Tindaya y otros). Lo que ocurre es que, a veces, en el caso de lospartidos de estricto ámbito insular, pueden coinciden las dos fracturas.

No hay evidencia empírica alguna de que exista una relación de causa-efecto entre la adopción de las decisiones políticas y las políticas públicasque afectan a las islas no capitalinas (por ejemplo, la cuantía de las inver-siones públicas en ellas) y su número de Diputados autonómicos, es decir,el número de Diputados autonómicos a elegir en ellas. En cambio, sí la hayde que, como ocurre en todos los sistemas políticos democráticos, esas de-cisiones están relacionadas con la dinámica política entre el Gobierno y laoposición y en el interior de cada fuerza política, y también con otros diver-sos factores sociales y mediáticos (acción de los agentes sociales, los gruposde presión y de interés, y los medios de comunicación). En cualquier caso,esas decisiones están relacionadas con las mayorías y minorías parlamen-tarias, no con el número de Diputados por isla, que, lejos de contribuir a ladefensa de ningún interés, lo único que consigue es aumentar el númerode Diputados de los correspondientes partidos o fuerzas políticas.

130 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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De todas formas, y por las razones explicadas más arriba, iniciamos ahorael análisis crítico de este principio. según hemos indicado, la cuestión delnúmero de Diputados comunitarios a elegir en cada circunscripción no fueincluida en la reforma del Estatuto de autonomía, el cual, ya en su versiónprimitiva, estableció la siguiente distribución sobre un total de 60 Diputa-dos, distribución que se conserva en nuestros días: 15 por Gran Canaria ypor Tenerife; 8 por La Palma y por Lanzarote; 7 por Fuerteventura; 4 por LaGomera y 3 por El Hierro. En estas cifras y distribuciones insulares de esca-ños late el problema de la denominada igualdad sustancial o valor del votoy del escaño en el sufragio canario, o sea, el problema de la proporcionalidadentre el número de escaños a elegir y la población de Derecho o el censoelectoral de cada circunscripción electoral, en relación con las otras circuns-cripciones (problema que va más allá de la simple igualdad material, queresponde al principio de “un elector, un voto”). De esa forma, el sistema elec -toral autonómico canario quedó diseñado, en cuanto al número de escañospor circunscripción, en función no de criterios de proporcionalidad pobla-cional, sino exclusivamente de criterios territoriales de equilibrio y paridadinterinsular e interprovincial (las paridades de las dos Provincias y de lasislas capitalinas y no capitalinas, entre sí y además cada grupo de islas res-pecto al otro. Vid. Comentarios al Estatuto de Autonomía editados por el ins-tituto Canario de administración Pública –iCaP– y marcial Pons, pp. 51-2),criterios que rompieron esta proporcionalidad poblacional electoral y, deforma paralela, sobrevaloraron cuantitativamente los votos de las islas nocapitalinas en detrimento de los votos de las islas capitalinas, que, a su vez,también quedaron desproporcionados entre sí. Esto significa que los criteriosterritoriales fueron utilizados en el diseño del sistema electoral autonómicocanario como únicos y no con carácter subsidiario y de complementariedadcorrectora, tal como establece el artículo 152.1 de la Constitución. (aunque,como después comprobaremos, se puede plantear la cuestión de la aplica-bilidad a Canarias del precepto constitucional).

Estas llamadas paridades de base territorial responden al perenne en-frentamiento o pleito insular entre las dos islas capitalinas canarias y a labúsqueda del equilibrio electoral entre ellas, y muchos sectores sociales yfuerzas políticas de las islas, entre ellas las que redactaron y aprobaron elEstatuto de autonomía, las consideran absolutamente necesarias e impres-

131La posición de las islas no capitalinas en Canarias

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cindibles por razones históricas, sociales, políticas y económicas internasdel archipiélago. De hecho, su introducción en el Estatuto hizo viable el con-senso que posibilitó la aprobación del mismo.

Las tres paridades que suelen ser citadas de forma unánime y recurrentecuando se alude al sistema electoral autonómico canario son las paridadesentre las dos Provincias canarias (30/30 Diputados); entre las islas capita-linas y no capitalinas (30/30 Diputados); y entre las islas capitalinas entresí (15/15 Diputados). sin embargo, nosotros siempre hemos considerado im-portante –y así lo hemos publicado en repetidas ocasiones– una paridadadicional o cuarta, que se daría entre las islas no capitalinas de cada unade las dos Provincias canarias (15/15 Diputados). Nos parece una paridadmuy importante y definitoria del sistema electoral autonómico canario enmayor medida que la segunda paridad (entre las islas capitalinas y no ca-pitalinas), si tenemos en cuenta que todo el sistema de las paridades en suconjunto descansa sobre el equilibrio Gran Canaria-Tenerife y sus respecti-vas Provincias. Hasta tal punto esto es así, que el número de los Diputadosde Lanzarote y La Palma, por un lado, y los de El Hierro y La Gomera, sumados,y Fuerteventura, por otro, es el mismo; y si no lo fuera se romperían las dosprimeras paridades. En resumen, las paridades reflejan un equilibrio horizon -tal del archipiélago, y la verticalidad de la segunda sería extraña al sistema.

El abandono del sistema territorial de las paridades y su sustitución porun criterio poblacional reduciría el número de Diputados comunitarios aelegir en cada circunscripción electoral insular y resolvería uno de los tresproblemas del sistema electoral autonómico canario a que antes nos refe-ríamos. De hecho, este abandono es el elemento clave y la condición nece-saria (y de una problematicidad extrema) en toda reforma sustantiva y enprofundidad del sistema electoral autonómico canario. Cualquier reformaque no lo incluya sería una reforma meramente cosmética y poco creíble.ahora bien, nadie –y nosotros tampoco– ha propugnado nunca en sustitu-ción de las paridades la adopción de un criterio poblacional estricto, un cri-terio drástico que concedería más de 25 Diputados a cada una de las islascapitalinas, dejaría a las islas no capitalinas de mayor población con un má-ximo de unos 3 Diputados en el mejor de los casos, y obligaría a La Gomeray El Hierro a compartir uno. se trata, por el contario, de aplicar una orienta-ción poblacional a la distribución de escaños entre las islas, de modo que

132 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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resulte una proporcionalidad electoral razonable y asumible, lejos de la des-proporción actual de 1 a 18. La reducción del número de Diputados de lasislas no capitalinas sería entonces no radical y, a su vez, proporcional a lapoblación de cada una.

Los efectos de la desproporcionalidad electoral se manifiestan en la de-sigualdad en el valor del voto y del escaño. De acuerdo con lo anterior, ycomo explicábamos antes, el valor del voto de un elector de la isla de El Hierro,en términos de su traducción en escaños, resulta ser, a tenor de los resul-tados de los procesos electorales autonómicos más cercanos en el tiempo,aproximadamente unas 18 veces mayor que el de uno de las islas de GranCanaria o Tenerife, siendo estos los casos insulares extremos, cuando las si-guientes desproporcionalidades electorales autonómicas están a muchadistancia. En efecto, la mayor diferencia en el resto de las Comunidades au-tónomas españolas se da entre los Territorios Históricos vascos de Álava yGuipúzcoa, de menor y mayor población, respectivamente, y alcanza soloalgo más de 4 veces; y casi otro tanto ocurre con un voto de la isla de For-mentera en relación a otro de la isla de mallorca. incluso una Comunidadautónoma, la aragonesa, en el artículo 13.4 de su Ley 2/1987, de 16 de febrero,Electoral de la Comunidad autónoma de aragón, artículo redac tado segúnsu Ley 7/1999, 9 abril, de administración Local, limita el máximo posible deesa desproporcionalidad electoral entre las tres circunscripciones provin-ciales aragonesas a 2,75. En cuanto a las elecciones legislativas nacionales,la desproporcionalidad electoral máxima reside en que el voto de un so-riano o un turolense vale también unas 4 o 5 veces más que el de un ma-drileño o un barcelonés. En otras palabras, en contra de lo que establece elartículo 152.1 de la Constitución: “(...), un sistema de representación propor-cional que asegure, además, la representación de las diversas zonas del te-rritorio (...)”, los criterios territoriales o mayoritarios fueron utilizados en eldiseño del sistema electoral autonómico canario con carácter único y nosubsidiario y de complementariedad correctora.

Es evidente, por supuesto, que, como adelantábamos más arriba, sepuede plantear, y así se ha hecho por parte de algunos autores, la cuestióndel ámbito de aplicación de este artículo constitucional y el problema desu aplicabilidad o no a todas las Comunidades autónomas, en el sentidode que alude expresamente a “(...) los Estatutos aprobados por el procedi-

133La posición de las islas no capitalinas en Canarias

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miento a que se refiere el artículo anterior (...)”, aunque sin olvidar que yael artículo 9.2 del Estatuto de autonomía de Canarias establece el mandatode la proporcionalidad electoral. Pues bien; sobre esta cuestión la prácticatotalidad de la doctrina y la propia jurisprudencia constitucional, con la ex-cepción de alguna sentencia aislada, es unánime en afirmar la aplicabilidaddel precepto a todas las Comunidades autónomas por razones de sistemá-tica constitucional. Hemos de tener en cuenta, además, el principio disposi -tivo que incorpora la Constitución en cuanto a la organización y las compe- tencias de las Comu nidades autónomas. a este respecto, resulta curiososeñalar que el voto parti cular concurrente del magistrado don Pedro CruzVillalón, que fue Presidente del Tribunal Constitucional, a la sentencia delalto Tribunal que legitimó constitucionalmente la elevación de las cuantíasde las barreras electorales de exclusión canarias en la reforma estatutariade 1996, a la que antes nos referíamos, se fundamentó precisamente en suopinión (única entre los 12 magistrados del Tribunal) de la no aplicabilidada Canarias del citado artículo constitucional.

Considerando los argumentos anteriores, nuestra opinión personal siem-pre se ha inclinado por una reducción proporcional y razonable de los Dipu -tados no capitalinos en beneficio de un aumento de los capitalinos, si bienreconocemos por las razones expuestas la extrema conflictividad de la me-dida y su muy improbable adopción. De hecho, algunas Proposiciones deLey y propuestas de reforma electoral canaria presentadas en estos años,como la de los herreños de la agrupación Herreña independiente (aHi), nohan dejado de abordar el problema, aunque lo han hecho aumentando elnúmero de los Diputados capitalinos y no variando el de los no capitalinos.una propuesta de este tipo lleva implícito el principio de intan gibilidad delnúmero de Diputados atribuido a cada una de las islas no capitalinas, aun-que busca corregir algunos de sus efectos más perversos de desproporcio-nalidad electoral sin tener que recurrir a la creación de la circunscripcióncomunitaria o regional por el procedimiento de aumentar el número de losDiputados de las islas capitalinas. Esta propuesta de aumento nos pareceequivalente, en parte, a dicha creación, aunque con efectos diferentes, por-que en la circunscripción comunitaria o regional los votos de las islas capi-talinas serían decisivos para salir elegido.

134 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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se anuncia una Comisión parlamentaria para la reforma del sistema elec-toral autonómico canario. Y es evidente que la decisión que el Parlamentoy el Gobierno autonómicos van a adoptar al respecto se basará en criterios deoportunidad política y rentabilidad electoral. Es decir, excluida una reduc-ción proporcional y razonable de los Diputados no capitalinos en beneficiode un aumento de los capitalinos, el Parlamento y el Gobierno autonómicostendrán que valorar cuál de las siguientes opciones les conviene política-mente: a) Crear la circunscripción comu nitaria o regional como alternativaal aumento de los Diputados capitalinos, que altera una de las paridades,concretamente la segunda; b) No crear la circunscripción comunitaria o re-gional y aumentar el número de los Diputados de las islas capitalinas, conla subsiguiente citada alteración de una de las paridades que comporta; yc) No aceptar ninguna de las dos opciones anteriores y dejar las cosas comoestán, salvo disminuir la cuantía actual de las barreras electorales, anor-malmente alta, un elemento del sistema electoral autonómico canario cuyoanálisis corresponde a otras Ponencias de la Jornada. Es evidente que la op-ción a) es susceptible de ser utilizada como factor de cambio o presión encualquier negociación. Pero vayamos por partes.

5. La circunscripción comunitaria o regional

Nuestra opinión personal siempre se ha mostrado favorable a la circunscrip -ción comunitaria o regional por las razones que exponemos a continuación.Pues bien, este segundo elemento electoral canario al que antes nos refe-ríamos, las circunscripciones insulares y la ausencia de una circunscripcióncomunitaria o regional, tampoco fue abordado por la reforma estatutaria,tal como hemos recordado. La introducción en Canarias de una circunscrip-ción electoral autonómica de ese carácter, sin perjuicio del mantenimientode las circunscripciones insulares e, incluso, del sistema de las paridades,contribuiría a paliar en alguna medida el citado problema de la igualdadsustancial en el sufragio canario siempre que fuera posible dotar a esa cir-cunscripción comunitaria o regional de un número suficiente de escaños.Porque los efectos electorales de la ausencia de tal circunscripción se ma-nifiestan en un incremento de la desproporcionalidad del sistema, ya de

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por sí escandalosamente alta. Estos escaños podrían obtenerse a partir deuna reducción proporcional en las circunscripciones insulares y/o de los 10escaños que la Disposición Transitoria Primera en relación con el artículo9.3 del Estatuto de autonomía permite añadir a los actuales 60 Diputadosdel Parlamento canario. mientras más escaños se detrajeran de las circuns-cripciones insulares y más escaños se asignaran a la circunscripción comu-nitaria o regional más aumentaría la proporcionalidad del sistema, aunquepor este procedimiento no solo no se alcanzaría en la práctica la proporcio-nalidad absoluta, sino que ni siquiera así lo prescribe la Constitución. Enefecto; ya hemos comprobado más arriba como se da una cierta despro-porcionalidad electoral en todas las Comunidades autónomas y tambiénen las elecciones legislativas estatales. El problema es que en esos espacioselectorales esa desproporcionalidad suele oscilar entre 2,5 y 5, y en Canariasestá en torno a 18. No olvidemos tampoco que el artículo 152.1 de la Consti-tución establece que los sistemas electorales autonómicos han de ser derepresentación proporcional, pero han de asegurar, además, la representa-ción de las diversas zonas del territorio, es decir, incorporar elementos derepresentación territorial o mayoritaria.

Por otra parte, creemos haber demostrado cumplidamente en otro lugar(Vid. Comentarios al Estatuto de Autonomía de Canarias cit., pp. 59-62) queesta introducción paralela y no excluyente en el sistema electoral autonó-mico canario de una circunscripción comunitaria o regional no requeriríala reforma estatutaria (a pesar de que existe un Dictamen contrario del Con-sejo Consultivo, que nos parece haber rebatido) y que sus efectos en la com-posición parlamentaria canaria serían de moderado reforzamiento de lasfuerzas políticas mayoritarias, con lo que el sistema político canario ganaríaestabilidad, sin alterar básicamente las opciones de gobierno y de oposición.En otras palabras, las fuerzas políticas con implantación en las islas capita-linas saldrían favorecidas en proporción directa a dicha implantación, y estaes la razón última real que impediría a las fuerzas políticas de estricto ám-bito insular no capitalino aceptar la circunscripción comunitaria o regionaly, a cambio, les inclinaría a mostrarse dispuestas a renunciar a la paridadactual del número de Diputados entre islas capitalinas y no capitalinas. Lacuestión de la necesidad de la reforma estatutaria para introducirla en elsistema puede ser esgrimida como razón formal para su negativa a aceptar

136 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 138: Textos para la reforma electoral de Canarias

la circunscripción comunitaria o regional, pero, en todo caso, el debate sobrela necesidad o no de esta reforma pierde fuerza si tenemos en cuenta queuna propuesta de aumento de los Diputados capitalinos requeriría la apli-cación de la Disposición Transitoria Primera del Estatuto. Y que esta Dispo-sición impone para hacerlo una mayoría cualificada de las dos terceraspartes de los miembros del Parlamento canario, superior a la mayoría ab-soluta requerida para iniciar el procedimiento de reforma, a tenor del artícu -lo 64.b) estatutario, aunque es cierto que no necesitada de la fase posterioren sede parlamentaria estatal que la reforma requiere.

De modo que es verdad que en esa circunscripción comunitaria o regio-nal los votos de las islas capitalinas serían decisivos para salir elegido y quelos efectos cuantitativos de su introducción en la composición parlamen-taria canaria serían de moderado reforzamiento de las fuerzas políticas conmayor implantación en estas islas capitalinas (Vid. Comentarios al Estatutode Autonomía cit., pp. 62-4), lo que es democráticamente correcto dada laenorme desigualdad poblacional que existe entre ellas y las islas no capita li -nas. Pero no nos parecen fundamentadas aquellas opiniones que se mani fies -tan en el sentido de que la circunscripción comunitaria o regional pro duciríados clases de Diputados: regionales e insulares. Existen suficientes ejem-plos en los sistemas electorales democráticos comparados para poder afir-mar todo lo contrario. así, encontramos Diputados elegidos en el mismoproceso electoral en diferente clase de circunscripciones e, incluso, segúndiferentes fórmulas electorales o con arreglo a criterios proporcionales unosy mayoritarios otros, y hasta con diferentes procedimientos no solo en elreparto de los votos restantes, sino en su aprovechamiento para la elecciónde Diputados suplementarios. Y sin ir más lejos, en el actual senado, por ejem -plo, existen senadores con tres distintos orígenes (provinciales, insulares yautonómicos), sin que a nadie se le haya ocurrido nunca establecer entre ellosdiferencias sustantivas en base a tales orígenes diferenciados.

La introducción en Canarias de una circunscripción electoral de caráctercomunitario o regional, sin perjuicio del mantenimiento de las actuales cir-cunscripciones insulares e, incluso, del sistema de las paridades, contribui-ría indudablemente, además de a incrementar la proporcionalidad delsistema, a fomentar una cultura política pancanaria y solidaria. La configu-ración actual del sistema electoral auto nómico canario, fundamentado ex-

137La posición de las islas no capitalinas en Canarias

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clusivamente en la territorialidad insular y formalmente proporcional, peromayoritario en la práctica, incentiva de hecho las tendencias disgregadorasya presentes en la cultura política isleña, tendencias que se manifiestan,por ejemplo, en el llamado pleito insular. Y las convocatorias electorales es-tatales no contribuyen a solucionar el problema porque la circunscripción,o bien continúa siendo insular (senado), o bien es provincial (Congreso delos Diputados), en la práctica dominada por las islas capitalinas. De estamanera, y debido a nuestro sistema electoral autonómico, entre nosotrosel discurso político, las campañas electorales y el liderazgo político tienenun ámbito exclusivamente insular y no comunitario. Las campañas electo-rales autonómicas son muy representativas de lo que afirmamos: como laslistas son insulares, las fuerzas políticas y los candidatos, que dependenúnicamente de los votos de una isla, practican un doble –o séptuple– len-guaje, dicen –y prometen– en cada isla cosas distintas, adecuadas a lo quesu audiencia quiere oír, y los candidatos, el discurso y hasta los carteles depropaganda electoral de cada candidatura son diferentes en cada isla.

Esta octava circunscripción electoral, la comunitaria o regional, coadyu-varía al aumento de la proporcionalidad del sistema, pero, sobre todo, comodecimos, contribuiría indudablemente a fomentar una cultura política pan-canaria y solidaria. El caso de los candidatos a la Presidencia del Gobiernoautonómico, y de los propios Presidentes, resulta especialmente ejemplifi-cador. Hasta ahora, todos los datos nos indican que el pueblo canario tiendea identificarlos con una isla determinada y a per cibirlos como representan-tes y favorecedores de ella, en detrimento de las otras. Han sido el númerouno de una lista insular y, en consecuencia, no han sido votados por todoel pueblo canario, sino únicamente por el electorado de una isla, aunque,por supuesto, después, en la investidura parlamentaria, reciben el apoyo delos represen tantes de ese pueblo. Pero es un apoyo que el ciudadano de lacalle percibe como in directo. Hemos de tener en cuenta, además, que loscanarios, como los griegos clási cos, no tenemos un sistema de naturaliza-ción social insular, es decir, nuestra cultura popular nos identifica por nues-tro lugar de nacimiento y no por nuestra resi dencia o por la isla en dondedesarrollamos nuestra vida; y, por añadidura, presupone que siempre va -mos a favorecer a la isla en donde nacimos en detrimento de las demás.

138 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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La efectividad beneficiosa de esta introducción en el sistema electoralautonómico canario de una circunscripción de carácter comunitario o re-gional habría de completarse con otra, que solo podría adoptarse, claro está,por la vía consuetudinaria y de los denominados por el parlamentarismobritánico covenants o pactos políticos y constitucionales fundamentales, almargen del texto estatutario: la inclusión de los candidatos a la Presidenciadel Gobierno autonómico necesariamente en las listas comunitarias o re-gionales de sus respectivas fuerzas políticas, con su obligado correlato deun discurso político y una campaña electoral de ámbito auténticamentecomunitario, es decir, canario.

6.Mecanismos de defensa de los intereses de las Islas nocapitalinas

¿Cuál es el objeto de los sistemas electorales? ¿Qué producen los sistemaselectorales? La respuesta a estos interrogantes nos lleva a las denominadasfunciones electorales, que son, al menos, las siguientes: a) La función re-presentativa del pueblo; b) La función legitimadora de las autoridades po-líticas; c) La función de producción de gobierno y dirección política; d) Lafunción de reclutamiento de las elites políticas; y e) La función de sociali-zación política de los ciudadanos. El título de nuestra Ponencia mencionalos «mecanismos de defensa de sus intereses al margen del sistema elec-toral» en alusión a las islas no capitalinas, lo cual presupone que los siste-mas electorales son un mecanismo de defensa de intereses. ¿Es así? ¿Es esaafirmación correcta? En principio sí es correcta, porque los sistemas elec-torales coadyuvan a la defensa de intereses sociales a través de su funciónrepresentativa del pueblo.

ahora bien, planteadas así las cosas, debemos cuestionarnos el propioconcepto y contenido de esos intereses defendidos. Negamos que una isla,en cuanto tal, ya sea capitalina o no capitalina, tenga unos intereses glo-bales específicos. serán cada ciudadano o cada grupo social los que tengandeterminados intereses que pretendan legítimamente defender. Y esos in-tereses serán diferentes, y aún contradictorios, según los ciudadanos o losgrupos sociales. Lo contrario supone la falacia nacionalista de la represen-

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tación global de la totalidad de los intereses comunes o colectivos, una ideaque, llevada al extremo, nos conduciría al partido único y a la dictadura. Enla realidad, además, en las islas no capitalinas esos supuestos intereses co-munes o colectivos corren el peligro de ser la coartada o el camuflaje de es-purios intereses de redes clientelares y caciquiles.

Los intereses de los ciudadanos y los grupos sociales de todas las islasson defendidos por todas las instituciones democráticas nacionales y au-tonómicas de los tres poderes en el ámbito de sus competencias, desde elCongreso de los Diputados al último ayuntamiento, y también por el orde-namiento jurídico propio de un Estado de Derecho, desde la Constitución yel Estatuto de autonomía hasta la última norma jurídica. Pero, incluso, aun-que en ciertos casos y materias admitiésemos la existencia de unos intere-ses propios y específicos de cada isla no capitalina, ya seña lábamos antesque en toda la historia del Parlamento de Canarias nunca se ha vota dosegún fracturas insulares o por Grupos Parlamentarios insulares, que noexisten, y siempre se ha hecho según fuerzas políticas constituidas en Gru-pos Parlamentarios partidistas (con eventuales fugas de votos y rupturasde la disciplina de voto como en el caso de la Comisión de Tindaya y otros).Lo que ocurre es que, a veces, en el caso de los partidos de estricto ámbitoinsular, pueden coincidir las dos fracturas.

a pesar de ello, y como advertíamos más arriba, el principio del mante-nimiento del número de Diputados en las circunscripciones de las islas nocapitalinas constituye una materia muy sensible e innegociable para todaslas fuerzas políticas de estricto ámbito insular no capitalino. La explicaciónde esta postura rígida de las fuerzas políticas de estricto ámbito insular nocapitalino reside en que vinculan la atención pública que se presta a susrespectivas islas, las políticas públicas y las inversiones que se decide oacuerda realizar en ellas a su número de Diputados en la Cámara autonó-mica. Desde nuestro punto de vista se trata de una posición equivocadaque no se corresponde con la experiencia de lo sucedido durante los añostranscurridos de nuestra autonomía.

No hay evidencia empírica alguna de que exista una relación de causaefecto entre la adopción de las decisiones políticas y las políticas públicasque afectan a las islas no capitalinas (por ejemplo, la cuantía de las inver-siones públicas en ellas) y su número de Diputados autonómicos, es decir,

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el número de Diputados autonómicos a elegir en ellas. En cambio, sí la hayde que, como ocurre en todos los sistemas políticos democráticos, esas de-cisiones están relacionadas con la dinámica política entre el Gobierno y laoposición y en el interior de cada fuerza política, y también con otros diver-sos factores sociales y mediáticos (acción de los agentes sociales, los gruposde presión y de interés, y los medios de comunicación). En cualquier caso,esas decisiones están relacionadas con las mayorías y minorías parlamen-tarias, no con el número de Diputados por isla, que, lejos de contribuir a ladefensa de ningún interés, lo único que consigue es aumentar el númerode Diputados de los correspondientes partidos o fuerzas políticas.

a la hora de tratar los mecanismos de defensa de intereses insulares, re-sulta obligado referirse al veto insular del artículo 12.4 del Estatuto de auto -nomía, que en la historia parlamentaria canaria ha tenido una escasísimauti lización, reducida a unos pocos casos. Esta disposición establece: «Cuan -do al menos los dos tercios de los Diputados representantes de una isla seopusieran en el Pleno a la adopción de un acuerdo por considerarlo perju-dicial para la misma, el asunto se pospondrá a la sesión siguiente». La ex-presión «Diputados representantes de una isla» es incorrecta y contraria ala teoría de la representación política y de la democracia: todos y cada unode los Diputados autonómicos canarios representan a la totalidad del pue-blo canario en su conjunto. La circunscripción es solo un elemento más delos sistemas electorales en orden a la organización del sufragio, pero noatribuye representación propia o particularizada.

7. Consideraciones finales a modo de conclusión

Para concluir nuestra Ponencia, creemos necesario incluir unas considera-ciones finales conclusivas de carácter teórico general. En primer lugar, antelas demandas de reforma del sistema electoral autonómico canario y elanálisis de sus evidentes problemas de representación, ante el problemaelectoral canario, hemos de advertir que no existen sistemas electoralesneutros o inocentes. Todos los sistemas electorales comportan efectos po-líticos determinados y afectan cualitativa y cuantitativamente a la repre-sentación política, es decir, a la composición de las Cámaras representativas.

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De modo que, como cuestión previa a la reforma de un sistema electoral,he mos de ponernos de acuerdo sobre los efectos que queremos eliminar ocorregir y los efectos que queremos conseguir con la reforma. En el sistemaelectoral autonómico canario y en sus propuestas de reforma se refleja ydirime la concepción política de Canarias de cada uno.

Los sistemas electorales forman parte de los sistemas políticos, expresanla relación de fuerzas existente en ellos y son el resultado de la misma. asípues, reflejan la concepción del sistema político que tienen las fuerzas po-líticas mayoritarias y su opinión sobre los objetivos o fines políticos priori-tarios. En consecuencia, la reforma de los sistemas electorales siempre esproblemática y dificultosa, ya que implica variaciones en la concepción delsistema político y en la determinación de los objetivos o fines políticos prio-ritarios. además, surge la cuestión de cómo afectará la reforma a los resulta -dos electorales de cada fuerza política. Ninguna fuerza política, por ejemplo,estará dispuesta a modificar –y menos destruir– la escalera electoral quele ha permitido gobernar o tener expectativas de hacerlo.

No es conveniente para la buena salud democrática de un sistema polí-tico ni para su legitimidad que el sistema electoral sea cuestionado por laopinión pública y los medios de comunicación de forma generalizada. Perotampoco que la reforma electoral se plantee constantemente y de formarecurrente en las instancias políticas. Por eso sería muy de desear que estavez fuera la definitiva, que se reformara sustantivamente y en profundidadnuestro sistema electoral, y que los ciudadanos canarios no tuviésemos queseguir planteando constantemente y de forma recurrente esta reforma.

142 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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BIBLIOGRAFÍA PROPIA SOBRE SISTEMAS ELECTORALES Y EL SISTEMA ELECTORAL AUTONÓMICO CANARIO

a) Proyectos de investigación financiados

– Las elecciones políticas en Canarias 1976-1986. Resultados y análisis. La década de -mocrática en Canarias, subvencionado por la Consejería de administración Te-rritorial y Desarrollo autonómico y publicado por la Consejería de la Presidenciade la Comunidad autónoma de Canarias, en virtud de contrato suscrito ensanta Cruz de Tenerife el día 15 de julio de 1984.

– ayuda a la investigación obtenida en virtud de Concurso público convocado porel Centro de Estudios Constitucionales, conjuntamente con la Comunidad au-tónoma de Canarias, mediante sendas reso luciones respectivas de fechas 24 y20 de octubre de 1985, publicadas en el Boletín oficial del Estado (B.o.E.) y en elde la Comunidad autónoma de Canarias (B.o.C.a.C.) del siguiente día 30 de oc-tubre, para la realización de un estudio sobre: Sistema electoral y ComunidadAutónoma de Canarias.

– “El sistema electoral canario”, investigación realizada con una ayuda obtenidaen virtud de Concurso público convocado por el Centro de Estudios Constitu-cionales conjuntamente con la Comunidad autónoma de Canarias, en Boletínde Documentación, núm. 11, Consejería de la Presidencia del Gobierno de la Co-munidad autónoma de Canarias, santa Cruz de Tenerife, agosto 1986, pp. 1-43.

– investigador principal en el trabajo específico de investigación encargado porel Parlamento de Canarias al Departamento de Derecho Constitucional, CienciaPolítica y sociología de la universidad de La Laguna, según acuerdos de la mesadel Parlamento de 28 de julio y 28 de diciembre de 1988, sobre: Compilación,sistematización y elaboración de los resultados electorales habidos en Canariasel 10 de junio de 1987 en las elecciones al Parlamento de Canarias, con la finalidadde su publicación por el Parlamento.

b) Publicaciones

b.1) Publicaciones –Libros–Las elecciones políticas en Canarias 1976-1986. Resultados y análisis. La década demo -

crática en Canarias, Gobierno de la Comunidad autónoma de Canarias, Conse-jería de la Presidencia, servicio de Publicaciones, madrid, 1987, pp. 388.

143La posición de las islas no capitalinas en Canarias

Page 145: Textos para la reforma electoral de Canarias

(Con otro autor): Las elecciones al Parlamento de Canarias 1987, ii Legislatura, Par-lamento de Canarias, santa Cruz de Tenerife, 1989, pp. 184.

b.2) Publicaciones –Artículos y capítulos de libros–“autogobierno y política: sistema de partidos y comportamiento electoral en Ca-

narias”, en aa.VV., Canarias ante el cambio, instituto de Desarrollo regional, uni-versidad de La Laguna, Banco de Bilbao en Canarias, Junta de Canarias, Facultadde Ciencias Económicas y Empresariales de la universidad de La Laguna, santaCruz de Tenerife, 1981, pp. 173-96.

Capítulo X: “Geografía electoral. mapa político y electoral”, en Geografía de Cana-rias, tomo ii: Geografía Humana, Edt. interinsular Canaria, s.a., santa Cruz deTenerife, 1985, pp. 269-86.

“El sistema electoral canario”, investigación realizada con una ayuda obtenida envirtud de Concurso público convocado por el Centro de Estudios Constituciona-les conjuntamente con la Comunidad autónoma de Canarias, en Boletín de Do-cumentación, núm. 11, Consejería de la Presidencia del Gobierno de la Comuni dadautónoma de Canarias, santa Cruz de Tenerife, agosto 1986, pp. 1-43.

“El sistema de partidos en el Estado de las autonomías”, en Política y Sociedad, re-vista trimestral de Ciencias sociales de la universidad Complutense de madrid,Facultad de Ciencias Políticas y sociología, vol. i, núm. 3, madrid, primavera 1989,pp. 15-28.

(Con otro autor): Capítulo V: “mapa político y electoral de Canarias”, en Geografíade Canarias 1985-1991, tomo Vii, Edt. interinsular Canaria, s.a., santa Cruz de Te-nerife, 1992, pp. 87-122.

“Las elecciones en Canarias: autonomía e insularismo”, en CasTiLLo, P. del (Ed.),Comportamiento político y electoral, Centro de investigaciones sociológicas(Cis), Col. academia, madrid, 1995, pp. 323-61.

“aspectos políticos y electorales de la autonomía de Canarias”, en aa.VV., RégimenEconómico y Fiscal de Canarias. (Estudios y legislación), instituto universitariode Desarrollo regional y Área de Derecho Financiero de la universidad de La La-guna, La Laguna, 1995, pp. 113-36.

“El Parlamento. sistema electoral. arts. 8 y 9”, en VaroNa GÓmEZ-aCEDo, J. (Dir.),Comentarios al Estatuto de Autonomía de Canarias, instituto Canario de admi-nistración Pública (iCaP), marcial Pons, Edcs. Jurídicas y sociales, s.a., madrid,1996, pp. 33-74.

144 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 146: Textos para la reforma electoral de Canarias

“El Parlamento. arts. 10 al 12”, en VaroNa GÓmEZ-aCEDo, J. (Dir.), Comentarios alEstatuto de Autonomía de Canarias, instituto Canario de administración Pública(iCaP), marcial Pons, Edcs. Jurídicas y sociales, s.a., madrid, 1996, pp. 75-111.

Capítulo 15: “Los sistemas electorales”, en ÁGuiLa, r. del (Ed.), Manual de CienciaPolítica, Edt. Trotta, s.a., Col. Estructuras y Procesos, serie Ciencias sociales, ma-drid, 1997, pp. 349-90.

“La construcción electoral de Canarias en la autonomía: una cuestión no resuelta”,en aLCÁNTara, m. y marTÍNEZ, a. (Eds.), Las elecciones autonómicas en España,1980-1997, Centro de investigaciones sociológicas (Cis), Col. academia, madrid,1998, pp. 119-49.

“Los sistemas electorales de las Comunidades autónomas en la Constitución”, enAnales de la Facultad de Derecho, núm. 16, secretariado de Publicaciones de launiversidad de La Laguna, La Laguna, 1999, pp. 161-84.

“Los resultados del 9 de marzo y la legislación electoral española”, en Temas parael debate, núm. 162, iniciativas Editoriales sistema, s.a., madrid, mayo 2008, pp.37-40.

“El sistema electoral autonómico canario”, Debate 1: “Estado actual y futuro de lasrelaciones de Canarias con el Estado y la unión Europea”, en Parlamento y So-ciedad: Ideas para el futuro, Parlamento de Canarias, santa Cruz de Tenerife,2011, pp. 13-8.

Capítulo Vii: “sistemas electorales y sistemas de partidos”, en marTÍNEZ Cua-DraDo, m. y mELLa mÁrQuEZ, m. (Eds.), Partidos políticos y sistemas de parti-dos, Edt. Trotta, s.a., Col. Estructuras y Procesos, serie Ciencias sociales, madrid,2012, pp. 233-65.

b.3) Otras publicaciones“La cuestión insular en el sistema electoral canario”, en Disenso, revista Canaria de

análisis y opinión, núm. 4, Las Palmas de Gran Canaria, junio 1993, pp. 18-20. (Con otro autor): Las elecciones al Parlamento de Canarias 1991, iii Legislatura, Par-

lamento de Canarias, santa Cruz de Tenerife, 1993, pp. 160.(Con otro autor): Voz “abstencionismo”, en Gran Enciclopedia Canaria, tomo i, Edi-

ciones Canarias, s.a., santa Cruz de Tenerife, 1994.Voz “Censo electoral”, en Gran Enciclopedia Canaria, tomo iV, Ediciones Canarias,

s.a., santa Cruz de Tenerife, 1996.

145La posición de las islas no capitalinas en Canarias

Page 147: Textos para la reforma electoral de Canarias

(Con otro autor): Las elecciones al Parlamento de Canarias 1995, iV Legislatura, Par-lamento de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, 1996, pp. 206.

(Con otro autor): Voz “Circunscripciones electorales”, en Gran Enciclopedia Canaria,tomo iV, Ediciones Canarias, s.a., santa Cruz de Tenerife, 1996.

“una ocasión perdida. La reforma estatutaria y el sistema electoral canario”, en Di-senso, revista Canaria de análisis y opinión, núm. 18, Las Palmas de Gran Cana-ria, enero 1997, pp. 32-3.

Política, democracia y Parlamento: el sistema electoral canario entre la Constitucióny las Islas, Lección inaugural de la apertura del curso académico 1998-99, Centroasociado de Tenerife de la universidad Nacional de Educación a Distancia(uNED), La Laguna, 19 de octubre de 1998, pp. 18.

(Con otro autor): Voz “Elecciones”, en Gran Enciclopedia Canaria, tomo Vi, EdicionesCanarias, s.a., santa Cruz de Tenerife, 1998.

“abstención activa”, en rEYEs, r. (Dir.), Diccionario Crítico de Ciencias Sociales. Ter-minología Científico-Social, vol. i, universidad Complutense de madrid, Edt. Plazay Valdés, madrid-méxico, 2009, pp. 1-3.

c) Dictámenes e informes– Informe sobre el sistema electoral canario, informe técnico solicitado por la Co-

misión de Estudio de la reforma del Estatuto de autonomía de Canarias delParlamento autonómico y presentado en la sesión celebrada, en santa Cruz deTenerife, el día 25 de junio de 1993.

– Informe a la Presidencia del Gobierno de Canarias sobre el sistema electoral au-tonómico canario, La Laguna (Tenerife), septiembre de 2000, pp. 19.

– Informe al Parlamento de Canarias sobre el sistema electoral autonómico canario,informe técnico solicitado por la Comisión del Parlamento de Canarias para ladiscusión de los criterios rectores de la reforma del sistema electoral y presen-tado en la sesión celebrada, en santa Cruz de Tenerife, el día 7 de mayo de 2001,pp. 5.

146 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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5 EL SISTEMA ELECTORALAUTONÓMICO CANARIO: UNA REVISIÓN NECESARIA, IMPERIOSA E INAPLAZABLE

Juan Fernando López AguilarCatedrático de Derecho Constitucional. Eurodiputado socialista

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Cuando, en el verano de 2015, los organizadores de estas Jornadas me hi-cieron llegar su invitación para intervenir en una mesa redonda acerca de la“necesidad y urgen cia de la reforma del sistema electoral autonómico ca-nario” dije que sí, sin dudarlo. No sólo porque me brinda la oportunidad detomar parte de un acto cívico sobre un objeto de indudable interés público,encontrarme con personas a las que respeto y estimo en este lado de lamesa, y disfrutar del honor de intercambiar opiniones y puntos de vistadesde la complementariedad o desde la pluralidad de enfoques, sino tam-bién porque me ofrece una ocasión de serles útil en una discusión coral so -bre un asunto que motiva a todos los asistentes a este encuentro aquí estatarde.

Intentaré hacerlo en el tiempo asignado, con dos coordenadas en mente.La primera, hacerlo evitando el riesgo del solapamiento o la duplicación detestimonios ya escuchados. La segunda, serle fiel a mis propias conviccio-nes, las mismas que en este punto sostengo desde hace largo tiempo y porlas que vengo abogando en distintas estaciones vitales y circunstancias.

El primer punto que quiero abordar es el que se refiere a la especificidaden sí del autogobierno canario. Prescindo de consideraciones históricas ygenealógicas de la autonomía canaria, pero es preciso recordar que la sin-gularidad de la inserción canaria en el proceso histórico de la unificaciónpolítica del Estado (primero, en la Corona de Castilla, en régimen de Señoríoo de Realengo) se proyecta sobre la entera historia constitucional española(desde 1808 hasta la fecha) pasando por su distinguida modalidad de in-serción en la Constitución Española de 1978 (arts. 69, 139.2, 141 y DisposiciónAdicional 3ª CE), así como a la adhesión a la construcción europea (art. 349TFUE, Región Ultraperiférica).

Hace más de 20 años que he venido sosteniendo la necesidad imperiosade federalizar el Estado Autonómico Español. Lo he sostenido en extensoen varios de mis libros, monografías y ensayos como profesor y experto enDerecho Constitucional: así, en mi Estado autonómico y hechos diferenciales:una aproximación al “hecho diferencial” en el Estado compuesto de la Cons-titución de 1978: el caso de la autonomía canaria (1998), también en Lo statoautonómico spagnolo: federalismo asimmetrico (1998), y de nuevo en micontribución al Manual de Derecho Constitucional (2009), coordinado porFrancisco Balaguer y del que soy coautor.

148 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 150: Textos para la reforma electoral de Canarias

Federar no es desunir, sino todo lo contrario: federar es unir, y hacerlo enla Constitución. Pactar la forma de unión, y hacerlo en la Constitución. Perofederalizar implica también constitucionalizar la integración de la diversi-dad, lo que, en España, comporta el reconocimiento de la singularidad. Laexpresión doctrinal, puesto que no aparece en la letra de la Constitución,del “hecho diferencial” –sobre la que publiqué algunas monografías en losaños 90– alude a ese irreductible factor de singularidad que impide reducirsin más a la uniformidadel trato a los distintos sustratos de heterogeneidadque laten en las entidades territoriales que estructuran la unidad políticadel Estado: lenguas (art. 3 CE), culturas (art. 149.3 CE), derechos civiles foralesy especiales (art. 149.1.8 CE), regímenes fiscales especiales (Disposición Adi-cional 1ª CE y Disposición Adicional 3ª CE),... y la insularidad (art. 138.2 CE).

De modo que federar es unir, vamos a ser claros en esto. Federar es unir,no lo contrario. En España hay un pensamiento conservador que está insta -lado desde los años 30 del pasado siglo en la idea de que federar es centrifu -gar y segregar. Es lo contrario: federar es pactar la unión. Pero hacerlo desdela Constitución, cosa que no solamente no sucede en este momento, sino queno ha sucedido en los últimos cuarenta años de Constitución en España.

Hay que saber que la Constitución española de 1978 no estructura el Es-tado de las autonomías. Ni siquiera lo ordena, sencillamente lo hizo posible.Yo me sé la Consti tución de memoria y me asombra todavía a estas alturascomprobar que esto lo sabe muy poca gente: en España muy poca gentesabe que la expresión “Estado de las autonomías” o el “Estado autonómico”no aparece por ningún lado en la Constitución.

En efecto, la Constitución no establece el Estado de las autonomías, sim-plemente estableció los procedimientos por los cuales se podría crear co-munidades autónomas, sin decir cuántas ni con qué competencias, y unaserie de artículos competenciales por los cuales en el curso de las reformasque tuvieran lugar cada cinco años determinadas competencias estatalespodían ser vaciadas en favor de las comunidades autónomas. Pero en laConstitución no hay ninguna ordenación territorial del Estado. Ya va siendohora, cuarenta años después, de que seamos capaces, con madurez, de darcuenta de quiénes somos y cómo somos: una España muy diversa dondehay identidades y situaciones distinguidas, diferenciadas y singulares. Y notengo ninguna duda de que Cataluña es una.

149El sistema electoral autonómico canario

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A la hora de abrir paso a esa reforma, no hacer nada no es una opción. Eseinmovi lismo es el que ha practicado hasta extenuarnos a todos el PartidoPopular y su mayoría absoluta. Esa no es una respuesta. El único que ofreceuna reforma es el Par tido Socialista: un federalismo que sea capaz de aco-modar la diferencia, como hacen muchos federalismos. Es completamentefalso que el federalismo no acomode las diferencias. ¿O es que alguienpiensa que Rhode Island es lo mismo que Texas? ¿O que Baviera es lo mismoque Bremen? Claro que no. Del mismo modo, en la España autonómica haysituaciones diferenciales. Y eso conviene decirlo en la Constitución.

Toda pregunta acerca del federalismo admite muchas falsas respuestas,pero la única correcta es que no existen dos federalismos idénticos porqueno existe un canon federal sino experiencias federales. El federalismo ame-ricano no es idéntico al suizo, ni el alemán idéntico al austríaco, ni el aus-traliano idéntico al canadiense. El modelo federal de España no tiene porqué decidirse eligiendo uno u otro, o decir “el nuestro como el alemán”. No,el nuestro será el español: el que acomode las exigencias de autogobiernoe identidades nacionales dentro de una España plural. Eso sí, dentro de unaúnica nación española que sea entidad soberana, depositaria de la sobera-nía del pueblo español. Esto es perfectamente compatible.

Asentado todo lo anterior, la insularidad canaria es en sí, a mi juicio, el másindiscutible “hecho diferencial” de cuantos aparecen revestidos de relieveconstitucional. Pero su trasunto es jurídico: afecta al gobierno insular (losCabildos, art. 141 CE), a su adecuado tratamiento económico fiscal (al REF,Disposición Adicional 3ª de la CE), al régimen electoral de las Cortes Gene-rales (3 senadores por Gran Canaria y Tenerife, y 1 por cada una de las otras5 islas de las respectivas provincias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.Art. 69 CE),y a la especificidad, manifiestamente única, del régimen electo-ral autonómico canario (Disposición Transitoria 1ª, párrafo 2º, EA Canario).

Pues bien, no hay comunidad autónoma en la que el sistema electoralhaya producido mayor perjuicio al crédito del autogobierno y por tanto hayacontribuido más a la deslegitimización de la experiencia autonómica queCanarias. El sistema electoral canario no solamente fragmenta el paisajepolítico, sino que perjudica el crédito de la política y ha deteriorado, comoen ninguna otra comunidad autónoma, la confianza del elector de que consu voto contribuye a la formación de gobierno o por lo menos a deshacerse

150 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 152: Textos para la reforma electoral de Canarias

del gobierno que no le gusta. Yo lo vengo denunciando desde siempre, noimproviso en esto. No hay reforma del Estatuto que se justifique si no com-prende una reforma del sistema electoral. Y la reforma del sistema electoral,por sí sola, justifica la reforma del estatuto de autonomía. Estoy convencidode esto.

Es verdad que, de acuerdo con esta lógica, un sistema electoral que primael insularismo sobre el espacio regional y sobrepondera la representaciónde la insularidad con respecto a la poblacional, y con respecto a los plan-teamientos ideológicos de poderes no políticos en Canarias, acondicionatambién un comportamiento político. Retroalimenta el insularismo. Porquelas fuerzas políticas se legitiman en la medida en que rinden beneficios apa -rentes a las islas de referencia en todas las islas, pero en algunas más queen otras.

También a esta especificidad del “sistema electoral autonómico canario”he dedicado años de estudio y numerosos escritos, además del compromisopolítico indeclinable de propugnar su reforma.

Durante todos estos años, mis motivos para ello han sido, y siguen sien -do, sólidos y elocuentes: me ratifico sin ambages en su calificación de prin-cipio del sistema electoral autonómico canario como el más desigualitariode toda la España autonómica; el más cuestionado por su discutible com-patibilidad con la Constitución (arts. 9.2, 14, 23, 147 y 152 CE).

Pero es que, al mismo tiempo, ese sistema electoral es también el másdeterminante de la también singular configuración del espectro político yparlamentario de la autonomía canaria, además del que ha ejercido un ma -yor impacto en el comportamiento político de la ciudadanía de la ComunidadAutónoma, e incluso en una cultura política prematuramente contaminadapor el síndrome del descrédito institucional y la desafección política.

A lo largo de mi trayectoria académica, he publicado numerosos escritossobre este asunto. Y he tenido el honor de dirigir estudios especializados ytesis doctorales en que tanto la problematicidad del sistema electoral (en-tendido como un todo, estructura normativa y circunscripcional que con-diciona la adjudicación de escaños en función de los apoyos electoralesobtenidos), como su peculiar proyección en el caso canario, han sido some-tidas a examen (Pedro Carballo, Dolores García Andrade, Víctor Cuesta,entre otros).

151El sistema electoral autonómico canario

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Más recientemente, me cumplió de nuevo el honor de contribuir al tra-tamiento de este asunto la presentación, ante la comunidad científica delos profesores y estudiosos de Derecho Constitucional, de una tesis doctoralíntegra y específicamente dedicada a diseccionar los mimbres del sistemaelectoral canario. Sus bases constitucionales y su concreción en las dos ver-siones sucesivas del Estatuto de Autonomía de Canarias (L.O 10/82 y L.O4/96) mediante la “insoportable permanencia de la Disposición Transitoria1ª del EA de Canarias” (tal como titulé un estudio sobre este asunto en laRevista Española de Derecho Constitucional), han sido nuevamente analiza-das en la reciente tesis doctoral de Rafael Álvarez Gil.

Concretamente, acompañó la publicación de este trabajo un comentarioconcien zudo de la jurisprudencia constitucional relevante en la materia delas garantías electorales de proporcionalidad e igualdad en el sufragio (conepicentro en la STC 225/98). Y se añadió un apéndice analítico del historialelectoral autonómico cana rio, condicionado como ningún otro en toda laEspaña autonómica por las truculen tas variables del caso canario; circuns-cripción insular en siete islas; extraordinaria desproporción de la distribuciónpoblacional en las siete islas; desigual distribución de escaños (maximizadaen el contraste de La Palma y Fuerteventura, con más esca ños la primeraque la segunda a pesar de su menor población), duplicidad y enverga durade la barrera de acceso a la distribución de escaños (6 % regional o 30 % in-sular) y la gravitación de la llamada “regla de la triple paridad” pergeñadaen el llamado “Pacto de las Cañadas” en el alborear del diseño de la Españade las Autonomías.

Pues bien, dicho todo lo anterior, continúo hoy, como a lo largo de todosestos años, abogando por la imperiosa reforma del sistema electoral auto-nómico canario. Lo considero impeditivo de la calidad democrática, desin-centivador de la participación y un factor de deslegitimación social de laforma de gobierno que ha caracterizado –a mi juicio, negativamente– laexperiencia histórica y estimación social de la autonomía canaria.

Afirmo ahora, además, que su modificación es aún más imperiosa antela alarmante crisis de la desconfianza y descrédito de la política y, consi-guientemente, de la representación que ha sacudido Europa entera –y Es-paña, con especial saña– a lo largo de la interminable crisis financiera,económica y social, que arrancó en 2008, y su pésima gestión.

152 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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Y desemboco reiterando que no debe haber reforma del actual Estatutode Autonomía Canario que no incluya como objeto inexcusable la reformadel sistema electoral en la que durante años he venido criticando como “in-soportable persistencia” e “insoportable permanencia” de la DisposiciónTransitoria 1ª del Estatuto. Esa modificación del sistema electoral en la Dis-posición Transitoria 1ª justifica por sí sola una reforma del Estatuto canario.Y ninguna reforma del Estatuto canario se justifica suficientemente si noincluye la reforma de tan malhadado, perturbador, desigualitario y disfun-cional sistema electoral canario.

En efecto, en sucesivas elecciones, habíamos visto (y padecido) muchasveces cómo la primera fuerza en votos era desplazada de cualquier opciónde gobierno, a pesar de su victoria electoral, por otras fuerzas perdedoras:ya sea por una conglomeración de insularismos (en 1987); ya sea, notoria-mente por la segunda y la tercera en 2007, a pesar de la contundente victo-ria del PSC en aquella elecciones.

Esa misma situación la hemos visto repetidamente en escenarios locales(en ayuntamientos, en diputaciones, incluso en la propia FEMP) y regionales(distintas CCAA), aunque nunca, por el momento (¡hasta la fecha!: habráque ver qué sucede después de las elecciones generales de diciembre de2020), lo hayamos visto a escala nacional y en el Gobierno de España.

Lo que no habíamos visto jamás es que un partido con más votos (comoel PSC, primera fuerza en apoyos electorales en 2015) obtenga menos esca-ños, mientras otro, con menos votos (CC, que es tercera fuerza en 2015), sealza con más escaños. Es una injusticia insoportable. Una absoluta perver-sión de la lógica democrática a la que deben servir las reglas electorales. ElPSC debe mostrar un interés objetivo y subjetivo prioritario en corregir laperversión intrínseca de esas reglas de juego.

Una manifestación adicional de la perversa abyección de las reglas elec-torales cristalizada en la Disposición Transitoria 1.2 del Estatuto Autonómicode Canarias reside en la ausencia de correctivos en la distribución insulari-zada de escaños que allí se contiene (“regla de triple paridad”) respecto delas variaciones del censo electoral y población por isla.

La muestra más paroxística de este defecto es que la isla de La Palmatenga 8 escaños en el Parlamento Regional, por sus 80.000 habitantes,mientras que Fuerteventura tiene 7 por sus 115.000 habitantes.

153El sistema electoral autonómico canario

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Piénsese en que cuando se produjo el restablecimiento de la Democraciaen España, a la provincia de Las Palmas le correspondieron 6 escaños en elCongreso, de un total de 350, (elecciones del 15 de junio de 1975, que fueronlas “constituyentes”) ¡de los que nada menos que 5 fueron a parar a UCD,mientras solo uno, el restante, el PSOE! En el año 2011 le correspondieron¡8 escaños!: había crecido en población, mientras que la mayoría de las pro-vincias de Castilla y León perdían escaños por efecto de la disminución desu población y censo.

Por lo demás, hay que añadir que aquí, en este preciso punto, un equívocomuy extendido a la hora de calibrar los efectos potenciales de la modifica-ción de una regla del “sistema electoral” (especialmente de la fórmula ma-temática de distribución de escaños, que en nuestro caso es la de D´Hondt)consiste en reducir su impacto en la reasignación de escaños de acuerdocon esas nuevas reglas. Craso error: todo cambio en las reglas de un sistemaelectoral repercute, con el tiempo, en un cambio en el comportamientoelectoral de los votantes: calculan de otra manera su propio voto de acuerdocon sus expectativas (formar o no parte de una eventual mayoría) y de suspreferencias (premiar, castigar, preferir o apostar racionalmente por la mar-ginalidad o el voto testimonial). De modo que un cambio del sistema elec-toral canario podría efectivamente cambiar de cultura política y electoralen Canarias, corrigiendo o desactivando actitudes insularistas que tantodaño han causado al crédito del autogobierno, de los políticos y de la polí-tica y de la propia apreciación de la autonomía y hasta de los partidos y lademocracia en Canarias.

En cuanto a las distintas propuestas de modificación del sistema electo-ral, actualmente contenido en la Disposición Transitoria 1ª del Estatuto deAutonomía de Canarias, no creo que sea necesario sintetizar aquí, en undebate entre expertos y ciudadanos motivados por ese mismo objetivo, elhistorial de las distintas formulaciones que han sido puestas sobre la mesa,sea desde al ámbito doctrinal (los profesores y teóricos que nos hemos ocu-pado del asunto), sea desde el ámbito político (las posiciones socialistasconstan en las hemerotecas y en el diario de sesiones del Parlamento deCanarias).

Si me cabe subrayar sumariamente las siguientes consideraciones, coin-cidentes con las que he sostenido tanto doctrinal como políticamente:

154 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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Sin tocar el actual Estatuto de Autonomía, sería técnicamente posibleadoptar una Ley Electoral de nuevo cuño por mayoría de 2/3 del Parlamentode Canarias (actualmente, 40 votos de un total de 60) para adicionar unalista adicional de hasta 10 escaños más (hasta un total de 70, permitido porel EA canario). Su propósito sería incorporar un vector netamente regional(por su alcance y su electorado en un ámbito territorial que cubriría todo elarchipiélago) que corrigiese el sesgo insularista hasta ahora dominante,forzando así, al mismo tiempo, a las formaciones políticas con opciones deGobierno a proyectar un discurso y una candidatura a la presidencia del Go-bierno con vocación integradora, regional y “pancanaria”, puesto que de esalista debería proceder la eventual candidatura a la investidura y/o a la con-fianza en el Parlamento de Canarias.

Si se trata de modificar el actual Estatuto de Autonomía de Canarias, elobjetivo esencial sería el de rebajar las “barreras de acceso”, moderando losactualmente desproporcionados y antidemocráticos porcentajes exigidospara acceder al reparto de escaños: 6 % regional o 30 % insular. Basta recor-dar que el PIL, en 1991, quedó sin representación en el Parlamento canario(29,7 %) en la circunscripción electoral de Lanzarote, a pocas décimas de serexigido un total del 30 %, y que en la última elección del 2015, Ciudadanosquedó sin representación en la Cámara pese a haber obtenido 54.000 votosválidos (5,93 % de los votos), apenas 7 centésimas de la barrera del 6 %.Mientras, en La Gomera, una candidatura de ámbito estrictamente insularobtuvo 3 escaños con apenas 5000 votos. Al mismo tiempo, en El Hierro,con apenas un millar de votos se pudo acceder a un escaño.

Un porcentaje del 3 % (o levemente corregido del 3,2 % o 3,5 %) en el ám-bito regional, y un porcentaje insular (del 20 % o 25 %) podrían corregir esainjusticia, seguramente la más grave del actual sistema.

En lo demás, abogo por introducir una previsión estatutaria dirigida a re-visar la distribución de escaños en función de la variación de población yde censo, como sucede en el Derecho comparado y en Derecho electoral es-pañol por su comparación con el Congreso de los Diputados. Se trataría asíde evitar la cronificación de la injusticia y desigualdad en la valencia/el valordel voto incorporado en la regla por la que una isla de menor poblaciónpuede tener infinitamente más escaños y representación que otra de mayorpoblación.

155El sistema electoral autonómico canario

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Se trata, en definitiva, de cambiar ante un sistema por el que, como esconocido, la ciudadanía canaria se ha acostumbrado a soportar que un 86 %de la población canaria elija a la mitad del Parlamento (30 escaños de 60),mientras en otro 14 % elije a la otra mitad (otros 30 de 60). Se trata de opo-ner reforma frente a resignación ante un sistema electoral que supone lamayor desigualdad de la valencia/el valor del voto en todo el Derecho au-tonómico comparado, y que es el más injusto y desigualitario, además decontribuir al descrédito de la política y a una insoportable pérdida de con-fianza en la ciudadanía en su poder decisorio por medio del sufragio: cundeen Canarias la desmoralizante percepción de que con su voto los ciudada-nos no pueden elegir de manera efectiva el Gobierno que prefieren, ni tansiquiera el Gobierno que no les gusta y que desean derrotar tal como suce-dió en 2007.

Concluyo reiterando que no debe haber reforma del actual Estatuto deAutonomía Canario que no incluya como objeto inexcusable la reforma delsistema electoral en la que durante años he venido criticando como “inso-portable persistencia” e “insoportable permanencia” de la Disposición Transi -toria 1ª del Estatuto. Esa modificación del sistema electoral en la DisposiciónTransitoria 1ª justifica por sí sola una reforma del Estatuto canario. Y nin-guna reforma del Estatuto canario se justifica suficientemente si no incluyela reforma de tan malhadado, perturbador, desigualitario y disfuncional sis-tema electoral canario.

156 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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6 LA DESPROPORCIONA-LIDAD DEL SISTEMA ELECTORAL CANARIO: UNA PROBLEMÁTICA DESATADA

Rafael Álvarez GilDoctor en Derecho por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Rafael Álvarez Gil: Doctor en Derecho. Licenciado en Derechoy en Ciencias Políticas y de la Administración por la UniversidadAutónoma de Madrid. Diplomado por el Centro de EstudiosPolíticos y Constitucionales del Ministerio de la Presidencia.

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Cualquier ocasión es buena para encarar una problemática tan delicadacomo apasionante: el sistema electoral canario. No desaprovecho, por tan -to, esta ocasión brindada por Demócratas para el Cambio de participar enesta publicación coral. Los motivos para aceptar esta contribución son va-rios. Y, entre ellos, destaca de largo que este reto me acompaña de tiempoatrás; de hecho, fue motivo de mi tesis doctoral ya publicada y a la que re-mito al lector en aras de una lectura más completa tanto desde la perspec-tiva constitucional como politológica1.

Jamás imaginé mayor don de oportunidad para el debate sobre el sis-tema electoral canario como el actual. Una buena parte de la sociedad hatomado conciencia de su importancia, cuestión que hace apenas unos añosera más secundaria ante el conjunto de la opinión pública. Y no es cuestiónde aludir a la prehistoria o al tardofranquismo, permítanme la ironía, sinotan solo hace unos cursos; hace menos de una década el asunto de marrasera objeto exclusivo de estudio académico. Y casi ni eso, pues la bibliografíanunca fue especialmente abundante; a pesar de que ya habían trascurridovarias décadas de autogobierno y refutación variada de la escasa y parcaproporcionalidad arrojada por el sistema electoral en las Islas a lo largo decada una de las citas con las urnas desde 1983.

En gran medida, ha ocurrido así porque la situación política fruto de laGran Recesión de 2008 es totalmente otra. Y no solo en Canarias. El sistemaelectoral no es solo una vertiente política imprescindible que nos conciernea todos, que también, sino que además (y lo más importante) atañe alpoder: a su manejo y ponderación ciudadana dentro de un proceso demo-cratizador desatado.

De ahí, que el debate político (en todos sus ápices) se haya ahondado alalimón de la insatisfacción democrática (secuelas de la poscrisis y apariciónde las nuevas tecnologías y las redes sociales que espolean el descontento)exigiendo y con razón una mayor democratización de los mecanismos derepresentación. Por supuesto, todo esto latía de por sí y hace tiempo en Ca-narias con una arquitectura electoral tan injusta y desigual, pero ahora seha redoblado su necesidad de revisión periódica.

1 ÁLVAREZ GIL, Rafael (2015): El principio constitucional de proporcionalidad en el sistemaelectoral autonómico canario. Análisis de su experiencia histórica en el autogobierno,Navarra: Editorial Aranzadi.

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Conviene aclarar esta antesala política para interiorizar por qué se avivaninquietudes que antes eran menores o dormitaban dentro del acomodaticiopolítico que propiciaba la bonanza económica de crédito fácil y burbuja in-mobiliaria; un fenómeno que, por desgracia, se recrudeció en el Archipié-lago más que otras regiones.

Con todo, haríamos mal, muy mal, con abordar el sistema canario en suconjunto sin entender previamente los parámetros jurídicos (e históricos)que lo determinan en su devenir. A mi juicio, puede ser un error al uso porestos días ceñirse a las claves normativas más actuales que influyen, cómono, en el comportamiento electoral. Pero sería una explicación incompletaque incluso no permitiría facilitar esa transformación íntegra que se deman -da en las Islas. Por consiguiente, es idóneo al compás de la denuncia pre-sente aliñarla debidamente con el relato político e histórico que afecta aCanarias ya no solo desde la Transición sino desde mucho antes (pensemosen el pleito insular) pero que al tratarse de las reglas electorales tambiéntrae a colación la disputa entre los sistemas proporcionales y mayoritariosque tuvieron presencia en el Viejo Continente a lo largo del siglo XX.

En primer lugar, precisar que el principio de proporcionalidad, junto a lamoción de censura y la cuestión de confianza, forma parte del parlamen-tarismo racionalizado que tiene, a todas luces, el fin de evitar la ingoberna-bilidad producto de un parlamentarismo dislocado en una democraciarepresentativa. Insisto, hay que manejar los precedentes. Dicho de otromodo, se trata de sortear los desequilibrios que surgieron en las democra-cias del periodo de entreguerras europeo; especialmente en la Repúblicade Weimar entre 1919 y 1933.

Con todo, dos características definen al principio de proporcionalidad quenos atañe. Por un lado, su extensión conceptual; es sencilla de identificar y,por el contrario, difícil de delimitar. Por el otro, su creciente utilización; tantopor los operadores jurídicos como por los tribunales de justicia.

Ahora bien, en realidad el principio de proporcionalidad no está recogidoexplíci tamente en la Constitución. Por consiguiente, su constitucionaliza-ción es tácita y solo está estipulada a lo largo de la Carta Magna en tres in-dicaciones expresas: art. 68.3 CE (definición del sistema electoral), art. 69.5CE (designación de senadores por las comunidades autónomas) y art. 152.1CE (bases del sistema electoral autonómico).

159La desproporcionalidad del sistema electoral canario

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Desde 1981 el Tribunal Constitucional ha tenido diversas ocasiones paraenjuiciar la proporcionalidad respecto a los sistemas electorales, la desig-nación de senadores autonómicos o la conformación de órganos colectivosde representatividad parlamentaria (Mesa y comisiones). Sin embargo, re-chaza la proporcionalidad pura y matemática (tampoco es deseable),asume que es imperfecta, que supone una orientación, criterio tendencialy meta general y, en última instancia, que tan solo una distorsión muy re-levante puede tacharla de inconstitucional.

Es más, el Alto Tribunal se ha pronunciado en dos ocasiones en relaciónal sistema electoral canario: STC 72/1989 (recurso de amparo, menos cono-cida) y la STC 225/1998 (recurso de inconstitucionalidad).

En concreto, en la STC 225/1998, en el recurso de inconstitucionalidad in-terpuesto por el Defensor del Pueblo, las motivaciones tuvieron dos ver-tientes:

El aumento de las barreras electorales legales del 5 % al 6 % regional,del 20 % al 30 % insular y el criterio de la lista más votada.

La Disposición Transitoria Primera del EACan; es decir, que un instru-mento normativo llamado a ser temporal contenga toda la regulacióndel sistema electoral. Y que encima su reforma exija mayorías supe-riores a la modificación estatutaria.

Después de todo, el Tribunal Constitucional considera en la STC 225/1998respecto a lo primero que la concurrencia del aumento de las barreras elec-torales y el criterio de la lista más votada están justificados por la insulari-dad (y con ello ya desplaza el modélico 5 % del Tribunal ConstitucionalFederal Alemán) y en referencia a lo segundo que tan solo es una desafor-tunada técnica jurídica.

Por lo tanto, conviene señalar que los sistemas electorales autonómicos(voto particular del magistrado Pedro Cruz Villalón en la STC 225/1998) en-troncan con la apertura e indefinición del Título VIII de la CE: la estructuraterritorial del Estado. Y es que España en un periodo corto de tiempo ha pa-sado de ser uno de los Estados más centralizados a uno de los más descentra -lizados. Las problemáticas en torno a los sistemas electorales autonómicoscontienen rasgos esenciales de articulación de la convivencia democráticaque precisan no solo de soluciones jurídicas sino, además, políticas. Se hace

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presente la máxima de Giovanni Sartori de que el Derecho Constitucionales una solución jurídica a un problema político.

A diferencia de otras comunidades autónomas, desde el comienzo, el le-gislador estatutario canario optó por encorsetar el régimen electoral en elEACan. Se trata de las piezas jurídicas imprescindibles: circunscripción in-sular, reparto de escaños, barreras electorales… Una reclusión normativaque supera, incluso, a la elevada constitucionalización del sistema electoralestatal.

Por otro lado, no se puede hablar de ley electoral canaria. La Ley 7/2003,de 20 de marzo, de elecciones al Parlamento de Canarias (modificada porla Ley 11/2007, de 18 de abril) atiende tan solo cuestiones secundarias.

El problema no es necesariamente los 60 escaños de la Cámara (compo-sición que entra en la media del resto de parlamentos de las comunidadesautónomas) sino su distribución en circunscripciones que solo consideranel componente territorial (la insularidad). Estamos ante la triple paridad:entre las dos Islas capitalinas, entre las dos provincias y entre las Islas capi-talinas con respecto a las Islas mal llamadas menores. Podríamos señalarincluso una cuarta paridad entre el número de escaños de cada una de lasdos Islas capitalinas en relación al resto de las Islas menores de su propiaprovincia.

Ahora bien, la trascendencia de la insularidad ha alcanzado cotas tan dis-funcionales como que, sin ir más lejos, el art. 12.4 EACan dispone un vetoinsular parlamentario capaz de posponer el debate de un asunto concretoa la sesión siguiente. Y requiere de tan solo dos tercios de los representantesde la circunscripción afectada sin necesidad de que pertenezcan a unmismo grupo político. Con todo, supone un instrumento parlamentarioinaudito.

A estas alturas, la Disposición Transitoria Primera del EACan permaneceaún a la espera de su desarrollo. Es más, la posibilidad de cambiar el sistemaelectoral queda expresamente excluida de la Ley de Iniciativa Popular deCanarias en su art. 2.6.

Los cambios poblacionales que ha experimentado el Archipiélago no pue-den ignorarse. De hecho, la actualización del reparto de escaños sí es unmecanismo de ajuste periódico en la elección al Congreso de los Diputados.Por ejemplo, la circunscripción de Las Palmas ha pasado de 6 escaños en

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las primeras elecciones generales de 1977 a 8 en los comicios de 2011. El De-recho electoral no puede ignorar la realidad social, especialmente en su ver-tiente poblacional.

Así pues, la barrera es uno de los institutos jurídicos más controvertidosdel Derecho electoral. Sobre todo, cuando es especialmente alta y la ha pa-decido diferentes formaciones políticas con independencia de su proceden-cia u orientación ideológica:

30 % insular, PIL en 1999. 6 % regional, NC en 2007. 6 % regional, Ciudadanos en 2015.

Por el contrario, la desproporcionalidad viene originada en función deltamaño de la circunscripción; del número de escaños a repartir en cadauna. Es lo que ocurre en el Congreso de los Diputados donde la despropor-cionalidad reside en la cantidad de circunscripciones provinciales cuya mag-nitud (número de escaños a repartir en cada una) es escasa. No es, portanto, culpa del método D’Hondt sino de los diputados asignados a la pro-vincia de referencia. Es más, claramente en el caso de las Cortes Generalesla España interior y rural está sobrerrepresentada con respecto a las circuns-cripciones urbanas y de mayor población. Y no es casualidad. Se pretendeapaciguar el frenesí progresista y transformador. Pero ese sacrificio ni si-quiera sirve para propiciar mayorías absolutas (nunca la ha habido en el Ar-chipiélago) que garantizasen un alegato a la gobernabilidad.

Del mismo modo, conviene apuntar que el sistema de partidos en Cana-rias, a di ferencia de otras comunidades autónomas, e igualándonos a otrasregiones co mo Irlanda del Norte (con el añadido de la clave religiosa entrecatólicos y protestantes) donde confluyen algún vértice más a los dos clá-sicos (ideológico y territorial), responde a tres ejes:

Ideológico de izquierda-derecha. El territorial de centro-periferia. El insularista.

Recapitulando, nueve comicios se han celebrado desde 1983 (primeraselecciones autonómicas) hasta las últimas de 2015. Hay experiencia refu-tada al respecto, ya no cabe invocar el desconocimiento. De hecho, se dis-

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tinguen tres ciclos políticos diferenciados pero marcados todos ellos por ladesproporcionalidad.

En primer lugar, el enmarcado en el periodo 1983-1987 y caracterizadoesencialmente por la inexperiencia autonómica, el pluripartidismo parla-mentario y la preponderancia socialista surgida tras la mayoría absoluta deFelipe González en octubre de 1982 y que supondría el inicio de un largociclo de poder socialista en Moncloa extendiéndose, nada más y nadamenos, que hasta 1996.

Por otro lado, entre 1987 y 1993 (segunda legislatura autonómica más co-mienzos de la tercera) ya se perciben los primeros cambios. A saber, las vic-torias socialistas que no acaban de consolidar la conformación de unEjecutivo regional y la fragmentación del centroderecha a lo largo y anchodel Archipiélago producto de la clara disputa mantenida entre el CDS y APpor convertirse en el referente natural de la derecha isleña.

En tercer y último lugar, desde 1993 hasta la actualidad. Sin duda, es lamás inten sa en sus repercusiones y la que origina al fin y al cabo el grandescontento en la población canaria con respecto a su sistema electoral. Seorigina en términos políticos con la moción de censura presentada al en-tonces presidente del Gobierno socialista, el nacimiento de CC que agrupaa los insularismos preexistentes en el arco parlamentario, la ocupación delepicentro del sistema de partidos por parte de CC y su especie de tutelahacia PSOE y PP en los Pactos de Gobierno recíprocos entre Congreso de losDiputados (facilitando la investidura de los jefes del Ejecutivo central deturno y la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado) y Parla-mento autonómico (convirtiendo la formación gobernante en Moncloa enel socio del Ejecutivo canario).

Sin embargo, conviene detenerse en un elemento capital de cara a en-tender el comportamiento político de los próximos años; tanto en su ver-tiente nacional como con sus claras consecuencias en Canarias. Esto es, hoypor hoy los nacionalismos en Madrid ya no decantan las mayorías parla-mentarias. El declive del bipartidismo ha ido al alimón de la irrupción delos denominados partidos emergentes que han restado protagonismo a lassiglas nacionalistas periféricas (CiU, PNV y CC). Un panorama de mengua-miento de la pujanza nacionalista que ya anticipó la mayoría absoluta delPP en noviembre de 2011.

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Por tanto, nuestro sistema electoral autonómico ha sido mucho más queun andamiaje normativo. La ausencia reiterada y creciente de proporcionali -dad ha conllevado un relato jurídico-político único, cimentado en la despro -por cionalidad, que ha forjado por sí solo la experiencia histórica del auto -gobierno canario.

Todo sistema electoral queda condicionado desde su confección por pará -metros históricos previos. El Derecho electoral afecta a la cuestión esencialdel poder en democracia y, por lo tanto, su normativa ni es cándida ni carecede consecuencias. No cabe invocar la neutralidad y puridad del régimenelectoral.

Así pues, toda propuesta con ánimo real de prosperar debe ser conse-cuente y para ello tiene que soslayar las persistentes reticencias insularistas.A mi juicio, y aprovechando las posibilidades actuales de la norma básicaautonómica, la más directa sería ampliar de 60 a 70 escaños la Cámara ydistribuir esos 10 restantes o bien en una lista regional por crear o adjudicar5 a Gran Canaria y 5 a Tenerife.

Después de todo, esta propuesta no se puede catalogar precisamente derompedora ni mucho menos revolucionaria. Lo asumo. Y es mi intención.Es, a conciencia, claramente conservadora en cuanto a realista en aras deque pueda ser incorporada por el arco parlamentario en su conjunto. Es unaproposición directa y que no conlleva a sabiendas grandes trastornos, tansolo los justos para contentar (aunque sea algo) la demanda de proporcio-nalidad por parte de las Islas capitalinas (y sus respectivas sociedades civilesque han despertado su interés al respecto) y el nivel de representación ensu conjunto.

En definitiva, la solución mediante la jurisdicción constitucional es invero -símil y no se produjo en su momento (STC 225/1998). El cauce es esencial-mente legislativo, en aras de culminar de una vez la Disposición TransitoriaPrimera del EACan. Sin dilaciones indebidas, sin pretextos al uso por aque-llos que les interesan dejar sempiternamente abierta una cuestión aún porresolver. Es tarea, nada más y nada menos, para una corajuda voluntad po-lítica que case, de verdad, la voluntad ciudadana con un Parlamento másrepresentativo. Entonces sí, ganaríamos justicia electoral y, a la postre, unacalidad democrática aún mayor que nos beneficia a todos; con indepen-dencia de la orientación ideológica o territorial de cada formación. En serio,merece la pena.

164 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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7 UNA PROPUESTA PARA MEJORAR LA REPRESENTATIVIDADDE CANARIAS(O cómo construir un nuevoequilibrio poblacional y territorial)

Fernando Ríos RullProfesor de Derecho Constitucional de la Universidad de La Laguna

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1. Antes de nada, quiero agradecer la amable invitación de los miembrosdel Foro Cívico Demócratas para el Cambio para participar en estas impres-cindibles jornadas sobre el sistema electoral canario. Aunque no siemprehe coincidido con todos sus planteamientos, he de reconocer su encomiablelabor que realizan y alabar la convicción con la que defiende su principalobjetivo, que sí comparto al cien por cien: el sistema electoral ha de refor-marse antes de las próximas elecciones.

Puedo compartir que el actual sistema electoral ha servido durante losúltimos 33 años para mitigar el sempiterno pleito insular y para compensarel abandono de las islas no capitalinas. En este tiempo, efectivamente, Ca-narias ha disfrutado de una cierta pax territorial, lo que nos ha permitidoprogresar como nunca en nuestra historia. Sin embargo, ello ha sido posiblea costa de una representatividad en nuestro Parlamento que primaba el te-rritorio sobre la población, ya que además de los (perversos) efectos propiosde la desproporción entre el valor del voto consecuencia de la triple paridad,se unen los de las excesivas dos barreras electorales (tanto la del 6 % archi-pelágica, como la del 30 % insular), lo que para muchos ha dado como re-sultado una democracia de baja calidad.

Llevamos con este debate más de 30 años. Con los resultados de las elec-ciones del pasado 24 de mayo de 2015 ha vuelto a arreciar la polémica, ycon qué virulencia, debido a que en esta ocasión se han dado en unos mis-mos comicios, circunstancia que no se había dado hasta ahora, todas lasperversiones del sistema, a saber:

a) más de 75.000 votos, correspondientes a Ciudadanos y Unid@s, hansido excluidos del reparto de escaños y, por ende, se han quedado sinrepresentación, ya que no alcanzaron la barrera del 6 % en el conjuntodel archipiélago –se quedaron en el 5,84 y en el 2,51 %, respectiva-mente– y si no existiera esa barrera hubieran sacado tres escaños,dos Ciudadanos (uno por Tenerife y otro por Gran Canaria) y unoUnid@s por la circunscripción de Gran Canaria;

b) con poco más de 5000 sufragios, la Agrupación Socialista Gomera(ASG) obtuvo 3 diputados en el Parlamento;

c) la formación que ganó en escaños fue CC con 18 (y el 18,19 % de lossufragios), fue la tercera en votos, mientras que el PSOE, con el 19,86 %y 15 escaños, fue la segunda y el PP, con el 18,59 % y 12 diputados, latercera formación; y

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d) pero quizás la deficiencia más significativa, los partidos que formanparte del Gobierno (CC y PSOE), pese a tener más escaños, 33 frentea 27, tienen menos apoyos populares que los de la oposición; esto es,348.985 sufragios (182.006 del PSOE más 166.979 de CC) contra 401.897de la oposición, que fueron repartidos de la siguiente forma: PP170.129; PODEMOS 133.044; Nue va Canarias 93.634 y ASG 5.090.

2. En estas líneas abordaremos, aunque sea sucintamente, en primer lugar,cuáles son las causas por las que la barrera electoral y la triple paridad pro-vocan esas distorsiones para acabar proponiendo un nuevo sistema, enbase a un nuevo equilibrio territorial/poblacional, que pueda corregirlas.

Sin embargo, hemos de empezar observando que, aunque no lo parezca,sobre el sistema electoral descansa la construcción del Archipiélago comoente político, sistema en el que se ha intentado armonizar de manera untanto forzada esos dos elementos representativos en este archipiélago ale-jado que cohabitan en un inestable equilibrio: la población y los territoriosinsulares.

La necesidad de lograr un adecuado equilibrio entre esas dos represen-tatividades que resolviese viejos y nuevos recelos, ha condicionado los tími -dos intentos de buscar un modelo organizativo –y electoral– que armoni zaseel sujeto político (el Pueblo canario) con el hecho insular y archipelágico, loque evidencia que nos encontramos en presencia de una manifestaciónmás del fenómeno sociopolítico del Pleito Insular, tanto entre las islas ca-pitalinas como entre estas y las restantes, fenómeno al que no se ha podidosustraer ninguno de los partidos con representación parlamentaria y queha permanecido en estado latente a lo largo de toda la etapa autonómica.

A la hora de ejercer la autonomía política en Canarias, el sistema electoralse convirtió en la piedra angular sobre la que se hicieron descansar las ten-siones provocadas por la controversia entre la representación poblacionaly territorial. De ahí la polémica suscitada, pues en ese envite ha venido ga-nando esta última. En efecto, se ha achacado históricamente al sistemaelectoral canario un gran déficit democrático al primar a los territoriosfrente a los ciudadanos en la toma de decisiones puesto que el 85 % de loscanarios únicamente eligen al 50 % de los miembros del Parlamento auto-nómico, mientras que la otra parte de los representantes es elegida por ape-

167Una propuesta para mejorar la representatividad de Canarias

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nas el 15 % de los ciudadanos. Sin embargo, no podemos ignorar que el sis-tema logró una fórmula circunstancial (la triple paridad, como luego vere-mos) que ha permitido la consolidación de las instituciones autonómicas ycon el que han gobernado prácticamente todas las formaciones con repre-sentación parlamentaria (menos las formaciones incipientes, como Pode-mos, o las escisiones de otras que sí han venido gobernando, como NuevaCanarias o la Agrupación Socialista Gomera).

El sistema electoral canario sigue las directrices emanadas del artículo152.1 CE que dispone que las Asambleas Legislativas de las CCAA se elegiránpor sufragio universal, con arreglo a un sistema de representación proporcio -nal que asegure, además, la representación de las diversas zonas del territorio.

Así, se eligen 60 diputados distribuidos en 7 circunscripciones a travésde listas de candidatos cerradas y bloqueadas, siendo el modo de escrutinio,esto es, la traducción de votos en escaños, el método inventado por el ma-temático belga Víctor D’Hondt.

Sin embargo, como hemos indicado, el régimen electoral canario contie -ne unos elementos propios y diferentes que lo hacen peculiar: la distribu ciónde escaños entre las distintas circunscripciones insulares y una des me -surada doble barrera electoral del 6 % referida al conjunto de la Comunidady del 30 % insular, únicos extremos que el propio Estatuto se encar ga de blin-dar al exigir mayoría de dos tercios para su modificación por ley.

En mi opinión, y en la del Tribunal Constitucional, esos dos elementos ca-racterísticos del sistema electoral canario están íntimamente ligados: ladesproporción que ocasiona la triple paridad (entre la isla más poblada y lamenos la desigualdad del voto llega a ser de 18 a 1) se ve compensada porlas barreras, haciendo muy difícil que formaciones de carácter insularistao con poco respaldo electoral se puedan beneficiar de esa desproporciona-lidad del sistema (las barreras a lo largo de la historia han excluido del re-parto de escaños tanto a formaciones insularistas como el PIL, PPmajo,Unid@s y a otras que, aunque de ámbito supra insular como NC o Ciuda-danos, no alcanzaron el 6 % de los votos de todo el archipiélago).

3. Por lo que respecta a las barreras –que, recordemos, se configuran comoun mecanismo del parlamentarismo racionalizado que, para evitar la exce-siva fragmenta ción del Parlamento, impide el acceso al reparto de escaños

168 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 170: Textos para la reforma electoral de Canarias

a aquellas candidaturas que no superen un determinado porcentaje devotos–, sus actuales magnitudes fueron fijadas en la reforma del Estatutooperada en 1996 –en el primer Estatuto estaban establecidas en el 20 % in-sular y el 3 % comunitario– si bien con dos importantes novedades: una,que no hace falta alcanzar ninguno de los dos porcentajes si las candida-turas logran ser la primera fuerza electoral en su respectiva circunscripción;y, dos, que para computar el 6 por 100 de los votos válidos emitidos en latotalidad de la Comunidad Autónoma se han de sumar los de todas las cir-cunscripciones en donde hubiera presentado candidatura, práctica esta queya venía siendo aplicada por la Junta Electoral de Canarias y que suponeuna grave discriminación entre candidaturas en función de la identidad delas siglas de los partidos que las presenten en las distintas islas.

Las barreras del sistema canario son alternativas, es decir, es suficientecon superar alguna de ellas o, como se dijo, siendo la candidatura más vo-tada en la respectiva circunscripción.

Vistas así las cosas, cabe destacar que la generalidad de la doctrina clamacontra la desmesurada cantidad de votos necesaria para superarla. A lo quehay que añadir que la desigual población entre las islas provoca una mayordistorsión en la aplicación de las barreras, pues la autonómica del 6 % (quesupuso en las pasadas elecciones la necesidad de superar 54.907 votos paraacceder al reparto de escaños) sólo opera en las islas más pobladas (en to -das las elecciones celebradas hasta ahora, en ninguna de las cinco islas conme nos población el número de votantes no llegó alcanzar ese porcentaje;así, por ejemplo, en Lanzarote, que es la isla no capitalina con más población,se emitieron en las últimas elecciones de 2015 46.512 sufragios), por lo queen las circunscripciones menores va a aplicarse exclusivamente la barreradel 30 %. En las dos mayores, por tanto, sí se pueden aplicar ambas barreras,pero la del 6 % comunitaria se torna, por su mayor población, en un 12 % in-sular, mucho más fácil de superar que la del 30 %.

Por su lado, la jurisprudencia constitucional no encuentra tacha de in-constitucionalidad alguna. Tanto su elevado porcentaje como esta desigual-dad de trato entre las candidaturas de unas y otras circunscripciones a lahora de superar las barreras fueron salvadas por el TC, entendiendo que esuna consecuencia, en los territorios insulares, de la adecuada representa-ción territorial exigida por el art. 152 CE (STC 225/1998, FJ 7).

169Una propuesta para mejorar la representatividad de Canarias

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La artificialidad de las barreras en el sistema canario, pese a los pronun-ciamientos del TC, se revela en que su objetivo no confesado pudo ser in-tentar excluir a determinadas formaciones (el 6 % autonómico, a aquellasformaciones minoritarias en el conjunto de la Comunidad, pero que al estarradicadas en las islas más pobladas podrían obtener un considerable nú-mero de votos, mientras que el 30 % insular iría en contra de los partidosinsularistas no integrados en estructuras de mayor ámbito territorial, seaautonómico o estatal), objetivo que en las últimas elecciones se consiguióal excluir, en el primer caso, a Ciudadanos y, en el segundo, a la formaciónUnid@s.

4. Por lo que se refiere a la otra gran cuestión, la distribución de escañosen tre circunscripciones, el originario Estatuto de Autonomía de 1982 optófinalmente por lo que se ha venido en llamar la triple paridad, esto es, ladistribución de los escaños entre las siete circunscripciones insulares (Te-nerife y Gran Canaria 15 escaños; Lanzarote y La Palma 8; Fuerteventura 7;La Gomera 4 y El Hierro 3) se realiza estableciendo una total igualdad entrelos escaños a elegir en las dos islas más pobladas entre sí (Tenerife y GranCanaria, 15/15); entre estas y las cinco islas restantes (30/30) y entre las islasde cada una de las dos provincias en que se dividía Canarias en el momentode aprobar el Estatuto de Autonomía (30/30).

Como se dijo, la desproporción es patente, aun cuando atribuye más es-caños a las circunscripciones más pobladas pero sin seguir pautas objetivaspues su finalidad era lograr esa triple paridad. Así, los electores –y, por ende,sus representantes– de las cinco islas menos pobladas en su conjunto tienenun peso mucho mayor en la toma de decisiones que los de las dos restantes,ya que acumulan la mitad de los sufragios en la Cámara autonómica pesea tener apenas el 15 % de la población, aunque estas comparten capitalidadautonómica y son sede de la mayoría de las instituciones de autogobierno,así como polos de atracción política, administrativa, económica y social dela Comunidad. Indudablemente, esa privilegiada posición de las mal llama-das islas menores en la toma de decisiones les ha permitido beneficiarsede considerables inversiones autonómicas con las que salir del secularatraso en el que estaban sumidos y alcanzar un inestimable nivel de vida.

170 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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Sin embargo, han arreciado, o no han dejado de hacerlo, las críticas desdedeterminados sectores políticos de las islas más populosas por esa excesivadespro porción en el valor del voto. Cierto es que esa distribución impideque determinadas opciones políticas, con decenas de miles de votos, alcan-cen representación, mientras que permite que otras con pocos cientos sí lohagan (como ocurrió con Ciudadanos que con más de 50.000 sufragiosquedó fuera del Parlamento, mientras que la ASG, con apenas 5.000, estápresente con 3 escaños), lo que lo convierte en un sistema, por decirlo demanera suave, anómalo.

5. Sé que el sistema no tiene mucha defensa, pero en honor de la verdad sepuede apreciar alguna circunstancia atenuante. Así, nos encontramos conla exigencia constitucional de que las distintas zonas del territorio tenganasegurada una adecuada representación establecida por el art. 152.1 CE, pre-cepto que, como recuerda las Sentencias del TC 45/1992, FJ 5, y 225/1998, FJ7, impone la obligación de distribuir proporcionalmente los escaños entrelas circunscripciones siempre que sea “compatible el carácter globalmenteproporcional de un sistema electoral con el hecho de que, atendiendo a cir-cunstancias especiales, como puede ser la condición insular, haya que otor-gar una representación específica y propia a determinada población”.

Por su parte, el sistema en su conjunto es proporcional: lo es en la asig-nación de escaños, aunque corregido territorialmente, pues sigue pautaspoblacionales (pues las circunscripciones con más escaños son las que máspoblación tienen, criterio que solo quiebra en el caso de Fuerteventura, queha superado en población a La Palma y se mantiene con un diputado me -nos), y lo es en la fórmula electoral como hemos visto. Obviamente, la pri-mera de ellas puede mejorarse, pero únicamente se corregiría el supuestodéficit democrático aumentando considerablemente (más de diez, comomínimo a cada una para llegar a los parámetros del Congreso, por poner unreferente comúnmente admitido) los escaños de las dos islas con más ha-bitantes, dada la desproporción poblacional existente entre ellas. En suma,esa determinada manera de distribución de escaños responde, aunque untanto trivialmente, a la imprescindible combinación de las representativi-dades que la propia Constitución establece, la poblacional y la territorial

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aplicadas a una Comunidad tan singular y tan compleja como el Archipié-lago canario.

6. Parece obvio, y estas jornadas son una muestra de ello, que el sistemaelectoral ya no responde a lo que Canarias es hoy, pues las condiciones po-líticas, económicas, sociales y poblacionales ya no son las mismas. Prácti-camente hay consenso entre ciudadanos y formaciones políticas en lanecesidad de modificar el sistema.

La íntima relación entre triple paridad y barreras hace que el sistema sedeba reformar en su conjunto. Es decir, quitar solo las barreras y dejar la tri-ple paridad o viceversa no resuelve esas deficiencias. Al revés, las agravaría.

Estos más de 30 años de autogobierno han posibilitado que creciera unaconciencia “nacionalitaria” y una madurez política e institucional de la queantes se carecía y con esa nueva sensibilidad se debe abordar su modifica-ción, sobre todo en sus dos elementos más contestados. Sin embargo, enlo que no hay acuerdo es en qué reformar.

7. Las alternativas que están sobre la mesa son las siguientes: Por un lado,bajar las barreras electorales actuales, en la que existe consenso dada suexcesiva magnitud. Queda por dilucidar el quantum, que dependerá de lamodificación de otros aspectos; en todo caso, se barajan varias posibilida-des: desde dejarlas como antes de la reforma (20/3), una rebaja a la mitadde las actuales (15/3), una disminución más leve (20-25/5) hasta dejar unaúnica barrera insular (del 5, 10 o 15 %). En la medida en que en los tiemposen los que vivimos el pluralismo político es cada vez más apreciado comovalor constitucional y las barreras suponen per se una limitación del mismo,yo simplemente las suprimiría.

Por lo que respecta a la distribución de escaños, se ha propuesto por de-terminados sectores añadir una lista autonómica de diez diputados a la tri-ple paridad; desde otros ámbitos, que rechazan frontalmente esa lista dediez diputados, que no aporta un ápice de democratización, ni siquiera deproporcionalidad, se aboga por subir los escaños de las circunscripcionesmás pobladas para disminuir las supuesta desproporcionalidad (entre tresy cinco escaños más); incluso los hay que propugnan repartir los escaños,partiendo de un mínimo para cada circunscripción, en función de la pobla-

172 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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ción (esta opción resulta más difícil de aunar voluntades, pues algunas islasperderían diputados).

8. Hace ya algunos años que vengo planteando una solución que pasa porseparar las representatividades en distintas Cámaras; es decir, que la po-blación esté representada en una Cámara y los territorios, a través de susórganos de gobierno, los Cabildos, en otra (ya existe un embrión de esta se-gunda Cámara: la Comisión Gene ral de Cabildos Insulares prevista en art.13.4 EAC que perfectamente puede servir para tal fin) a la que se le daría ca -pacidad de veto en cuestiones que afecten a sus respectivos territorios.Estoy convencido de que el acuerdo sobre qué sistema electoral adoptarpasa por buscar un nuevo equilibrio entre población y territorio, en el que,por un lado, se equipare el valor del voto entre territorios, pero en el queestos deben mantener una participación importante.

Las otras alternativas creo que suponen romper el equilibrio territorialconseguido por la triple paridad en favor de las islas no capitalinas, equilibrioal que muchos de sus ciudadanos me temo que no estarían dispuestos a re -nunciar. Sería, en el mejor de los casos, resolver un problema a costa de crearotro, no sé si más grave que el existente, pero desde luego sí importante.

Por eso insisto en que la solución estaría en la búsqueda de un nuevoequilibrio entre territorio y población donde ambas representatividadessigan estando presentes en condiciones de cierta igualdad en la toma dedecisiones de Canarias como ente político. El sistema actual, pese a que losterritorios como tales no participan en esa toma de decisiones, logra en ladistribución de los escaños un inestimable equilibrio interinsular, aunquenunca haya operado formalmente para frenar supuestos abusos de unasislas sobre otras (supuestamente de las Islas mayores sobre las menores) ode una provincia o isla capitalina sobre otra.

La reforma del sistema electoral no debería suponer (cosa que sí hacenlas distintas propuestas de reforma del sistema electoral canario aportadashasta el momen to) ningún menoscabo para Canarias como organizaciónpolítica, disminuyendo drásticamente el peso de las islas no capitalinas enesa toma de decisiones, menoscabo que pudiera devolver viejos pleitos quese creían desterrados al no sentirse estas suficientemente representadasen el Parlamento canario.

173Una propuesta para mejorar la representatividad de Canarias

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Por ello, hemos de vertebrar un sistema más racional desde el punto devista poblacional, pero también implicando de manera fundamental a lasislas –como realidad física pero sobre todo como entidad política– en latoma de decisiones de la Comunidad Autónoma. Es decir, buscar un nuevosistema en clave de país.

9. A mi modo de ver, ese sistema sería el bicameral, propio de los modelosfederales, a partir del cual construir Canarias sobre un nuevo equilibrioentre los factores poblacional y territorial sin que ninguno aparezca infrarepresentado frente al otro, sistema que puede tener la virtud de conjugarlas reivindicaciones tanto en la igualdad de voto entre todos los ciudadanos(poblacional) como en la representación, en términos de equilibrio, de cadaisla (territorial).

Esa Asamblea bicameral estaría compuesta por una cámara poblacional,el Parlamento, y por otra territorial, que la podríamos denominar CabildoGeneral.

En la medida en que la novedad de esta propuesta es la cámara territorial(la configuración de la poblacional, del actual Parlamento, aunque some-tido al necesario debate que se requiere para facilitar el consenso, en miopinión podría basarse en dos listas, semejante al modelo alemán, una enbase a listas abiertas insulares y la otra cerrada de ámbito archipelágico),ahora me limito a exponer de manera genérica –y abierta a otras ideas quela mejore y/o concrete– cómo quedaría ese Cabildo General: estaría com-puesta por 21 miembros, designados tres por cada Cabildo de entre susmiembros. Aunque es posible que se designen en proporción a las fuerzaspolíticas existentes en su seno (por ejemplo, los tres primeros electos enlas elecciones insulares), creo que lo mejor sería que lo fueran por el equipode Gobierno insular (también como en el modelo de segunda cámara fe-deral alemán).

Una de las cuestiones capitales ha de ser que esta segunda cámara sirvaa los fines para los que es concebida: la participación de las Islas en la for-mación de la voluntad archipelágica. Así, si no contase con importantes ysuficientes funciones estaríamos creando algo totalmente inoperante, conla lógica consecuencia de la oposición de grandes sectores políticos y so-ciales del Archipiélago. Es de gran trascen dencia que esté dotada de sufi-

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cientes cometidos como para que los allí representados puedan aportarcosas a esa voluntad autonómica, para que con la transformación de la Ins-titución (y del sistema electoral) se gane en representatividad y en demo-cracia, para que todos los sectores del Archipiélago, los políticos y sociales(a través de la representación poblacional) y los Insulares (en la territorial)se vean involucrados, en igualdad de funciones e importancia, en la tomade decisiones del ente político que es Canarias.

Es por ello por lo que ambas cámaras han de participar en funciones le-gislativas, presupuestarias y de control político. Cosa distinta a las funcionesde esta segunda cámara, el Cabildo General, es la forma en la que intervieneen dichas funciones. Así, si uno de los objetivos de la implantación de lasAutonomías es acercar los asuntos políticos a los ciudadanos y evitar loslargos trámites en la resolución de los asuntos que les afectan, sería unacontradicción, al instaurar esta segunda Cámara, alargar los procedimientosparlamentarios; por ello la intervención del Cabildo General ha de ser deratificación de lo ya acordado en la cámara poblacional pero con la posibi-lidad de veto. Es decir, si esta Cámara solo interviene para ratificar los acuer-dos del Parlamento se le debe dar la posibilidad de vetar dicho acuerdo siuna mayoría suficiente de los miembros del Cabildo General (entre 11 y 13de los 21, a concretar, dependiendo del modelo de designación elegido) asílo deciden. Ese veto se podría levantar con la posibilidad de introducir mo-dificaciones puntuales vía enmienda que permitan el consenso entreambas cámaras o, de persistir el desacuerdo, como ocurre en la generalidadde casos de Derecho Comparado, mediante una mayoría cualificada en laCámara poblacional, que por su propia naturaleza es la que tiene un plusde legitimidad democrática.

Por último, y en la medida en que uno de los problemas más importantescon los que se topó Canarias en su génesis autonómica (cuestión heredadadel siglo pasado y mal resuelta con ocasión de la división provincial de 1927)fue la de la doble capitalidad y, en consecuencia, el de la sede de sus Insti-tuciones de Autogobierno, se puede fijar una Cámara en cada una de lascapitales (Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria) e, incluso,establecer que las sesiones de esta segunda, sin perjuicio de tener una sedepermanente en Gran Canaria, se puedan celebrar en todas y cada una delas capitales del resto de islas.

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10. Las únicas críticas que se han vertido sobre esta propuesta durante estoscasi 20 años que hace desde que la publiqué hacen referencia al incrementode cargos políticos y, por ende, al encarecimiento del sistema o que con esasegunda Cámara se va a complicar la toma de decisiones; sin embargo ellono responde a la realdad porque hay soluciones eficaces para evitarlo, comopor ejemplo que no es necesario que los miembros de esta Cámara cobrenporque ya son miembros de los Cabildos insulares (de manera que no secrean más cargos ni, por ende, se va a encarecer la política) o que la sencillezcon la que se puede oponer y levantar el mecanismo del veto no implica enabsoluto que se alargue ni se complique la toma de decisiones, por lo queesas críticas no son, ninguna, argumentos válidos para desechar el modelopues más parecen meras excusas para no considerarlo que razones de peso.

En cualquier caso, me doy por satisfecho si por lo menos esta propuestasirve para abrir un debate serio y sosegado sobre cómo construir definiti-vamente, en clave de país, este Archipiélago atlántico.

Bibliografía propia sobre la que se ha realizado el presentetrabajo

– “Las barreras de exclusión en los sistemas electorales de las CCAA”, enAnales de la Facultad de Derecho, número 12, Universidad de La Laguna,19921993.

– “Las barreras electorales de las comunidades autónomas”. IV Jornadasde Derecho Parlamentario, Congreso de los Diputados. Madrid, 1996.

– “Más que la reforma del sistema electoral, una propuesta para la defini-tiva construcción de Canarias”, publicado en Anales de la Facultad de De-recho, número 14, universidad de La Laguna, 1997.

– “Canarias” en GAVARA DE CARA, J. C. et. al., El régimen electoral de las Co -munidades Autónomas, en Cuadernos de Derecho Público, nº 2223 (mo-nográfico), mayo-diciembre, Madrid, INAP, 2004, pp. 441450.

176 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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8 EFECTOS DEL SISTEMAELECTORAL EN CANARIASSOBRE LA ECONOMÍA YEL BIENESTAR (*)

Manuel Romero HernándezProfesor Titular de Universidad.Departamento de Análisis Económico Aplicado Universidad Las Palmas de Gran Canariamanuel.romero@ulpgc.eswww.manuelromerohernandez.wordpress.com

(*) Este trabajado ha contado con la valiosísima aportaciónde Ginés de Rus, Santiago Santos y Marta Moreno. El conte-nido y las opiniones recogidas corresponden exclusivamenteal autor.

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RESUMEN

Sólo con un Parlamento y un Gobierno de Canarias que garantice la repre-sentatividad de las preferencias de los ciudadanos, la pluralidad política, laeficiencia, y la transparencia en la gestión política, es posible alcanzar uncrecimiento económico sostenido a largo plazo que sea fuente de bienestarsocial y equidad para todos los ciudadanos.

El actual sistema electoral basado en la circunscripción por isla, la tripleparidad y la barreras electorales del treinta por ciento insular, y del seis porciento autonómico favorece el insularismo y los grupos de influencia econó -micos y territoriales, lo que conduce a la ejecución de políticas públicas queno siempre persiguen el interés común y la eficiencia en el gasto público.

Las consecuencias contribuyen a una economía deprimida con una tasade desempleo que roza el treinta por ciento, una renta per cápita por debajode la media nacional y muy alejada de la media europea.

Después de la implantación de la triple paridad en Canarias, las islas pre-sentan uno de los índices de desigualdad más altos del país y se han con-vertido en una de las regiones donde menos ha crecido la renta per cápitaen los últimos años del siglo pasado.

1. Introducción

¿Rigen en Canarias los principios básicos de unión, libertad, solidaridad, eigualdad de oportunidades? El sistema electoral canario basado en la circuns -cripción por isla, la triple paridad y la barreras electorales del treinta por cien -to insular y del seis por ciento autonómico parece que lo impiden. El sistematransforma el Parlamento de Canarias en una cámara territorial y refuerzala idea de que los parlamentarios electos siempre van a dar preferencia alos intereses de su isla en primer lugar y posteriormente los de su provincia.

Esto induce a que se tomen muchas decisiones importantes de inversio-nes de fondos públicos atendiendo al criterio de garantizar los equilibriosterritoriales interinsulares, en lugar de hacerlo atendiendo al interés común detodos los canarios para garantizar un crecimiento sostenible a largo plazo delbienestar social, que sería lo esperado en una sociedad democrática, unida

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e igualitaria. Sin duda las malas políticas tienen un coste para la sociedadcanaria ya que se pierden muchas oportunidades de generación riqueza.

En el apartado segundo de este trabajo se analiza cómo el sistema elec-toral canario conduce al insularismo y de qué manera ha influido esto enla formación de la cámara y del gobierno en las pasadas elecciones auto-nómicas de 2015. Se analiza cómo las barreras insular, y autonómica, hanquedado obsoletas debido al surgimiento de nuevos partidos, que es un re-flejo de la evolución y ganancia en madurez política de la sociedad canaria.En Gran Canaria la combinación de ambas barreras impidió que no se tu-vieran en cuenta más de setenta y dos mil votos en las pasadas elecciones,aproximadamente un veinte por ciento de los emitidos. Además condicionófinalmente la victoria de la elecciones por parte de Coalición Canaria con eldiputado que ganó en Gran Canaria a pesar de recibir menos votos que elpartido Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía en esa isla.

En el tercer apartado se identifica cuál es coste de ultra periferia para lasislas respecto al continente europeo. Para las islas no capitalinas la dobleinsularidad se traduce básicamente en un aumento de los costes de viajede personas y de transporte de mercancías. En el cuarto apartado se analizacómo la sobrerrepresentación que la ley electoral canaria otorga a los ciu-dadanos de las islas no capitalinas puede perjudicar a sus habitantes, yaque, aunque el territorio está fragmentado, en muchas ocasiones no es po-sible aislar los efectos de una inversión pública entre diferentes islas. En elapartado quinto, bajo el precepto de que los fondos públicos no son gratis,y tienen un coste de oportunidad positivo, se analiza cuál es el papel delgobierno en una economía y cómo deben tomarse las decisiones de políti-cas públicas para garantizar el equilibrio territorial y el crecimiento econó-mico sostenido y del bienestar a largo plazo de los ciudadanos en Canarias.

En el sexto se analiza de qué manera la falta de democracia y de repre-sentatividad de la cámara, y la formación de un gobierno con influenciasterritoriales perjudica el crecimiento económico, el bienestar social, y laigualdad. La consecuencia es una economía deprimida con altas tasas dedesempleo, renta per cápita baja y altos índices de desigualdad. Ademásesto sitúa a Canarias como la comunidad autónoma en España con elmayor coste de corrupción per cápita. Finalmente se ofrecen las conclusio-nes y se propone una reforma del sistema electoral que permita superar la

179Efectos del sistema electoral en Canarias sobre la economía y el bienestar

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división territorial y favorezca, la representatividad de los ciudadanos en suparlamento, la pluralidad política, la equidad horizontal, y la eficiencia ytransparencia en la gestión pública. Estas son las condiciones necesariaspara alcanzar un crecimiento económico sostenido a largo plazo que seafuente de bienestar social y equidad para todos los canarios.

2. Un sistema electoral que conduce al insularismo

La circunscripción insular convierte el Parlamento de Canarias en una cá-mara de representación territorial que favorece el insularismo desde su con-cepción, ya que induce a los ciudadanos a pensar que el representanteelecto de su isla tendrá como prioridad defender sus derechos antes quelos de otra isla, lo que va en contra de la unión de todos los canarios, fo-menta la división y la lucha territorial por el poder. El sistema de eleccióndeja entrever que los representantes y gestores políticos no aplicarán la ra-cionalidad y el interés común de todos los canarios en sus decisiones y queprevalecerá la arbitrariedad en las decisiones de políticas públicas en la bús-queda de equilibrios territoriales insularistas.

En esta distribución de la cámara, la población de las islas capitalinas,que supera el ochenta y tres por ciento, queda representada por un cin-cuenta por ciento de los disputados, lo que reduce de manera importantela representatividad de las preferencias de los ciudadanos canarios y sesga

180 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

CUADRO 1. DISTRIBUCIÓN DIPUTADOS Y DE POBLACIÓN EN CANARIAS EN 2014

Isla Nº Diputados % Diputados Nº habitantes % Población

Tenerife 15 25 889.936 42,3

Gran Canaria 15 25 851.157 40,4

Lanzarote 8 13,3 141.940 6,7

Fuerteventura 7 11,7 106.930 5,1

La Palma 8 13,3 83.456 4,0

La Gomera 4 6,7 20.721 1,0

El Hierro 3 5 10.675 0,5

Total 60 100 2.104.815 100

Fuente: ISTAC.

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las decisiones que se toman en el Parlamento que no siempre son de con-tenido económico.

El artificial e hipotético equilibrio en el número de diputados entre pro-vincias impuesto con la triple paridad refuerza aún más la división entrelos canarios. Los diputados tienen además un objetivo de segundo orden,después de defender los intereses de su isla deberán defender también losintereses de su provincia. Las barreras electorales, insular del treinta porciento, y autonómica del seis por ciento, han generado que muchos ciuda-danos no puedan tener representada su voz en el Parlamento de Canarias,reduciendo además en consecuencia la pluralidad política.

La aparición de nuevos partidos políticos en las elecciones autonómicasde Mayo del 2015 ha favorecido la división del voto y la pluralidad políticafruto de la evolución y maduración de la sociedad. Esta situación ha dejadoobsoletas las barreras electorales ya que mientras que en las elecciones au-tonómicas de 2011 en todas islas, al menos un partido político superó la ba-rrera insular del treinta por ciento en número de votos. En 2015, sólo lasuperaron en La Gomera la Agrupación Socialista La Gomera, y en El HierroCoalición Canaria-Agrupación Herreña Independiente. El primero con un0,55 % de los votos emitidos en toda Canarias obtuvo tres representantesen la cámara, y el segundo con un 0,26 % dos representantes. En cambio labarrera del seis por ciento autonómico dio lugar a que el partido políticoCiudadanos-Partido de La Ciudadanía con 54.375 votos (un 5,84 % de losemitidos a en toda Canarias) no accediera a tener representación. La com-binación de ambas barreras electorales impidió también que en Gran Ca-naria más de setenta y dos mil votos válidos (en torno a un 20 %) no fuerantenidos en cuenta en la configuración del Parlamento.

Las barreras generaron algunos efectos inauditos como el fue el caso deldiputado que alcanzó a obtener por Gran Canaria el partido político Coali-ción Canaria-Partido Nacionalista Canario en la cámara autonómica conmenos votos que el partido Ciudadanos-Partido de La Ciudadanía. Ese di-putado fue crucial para que Coalición Canaria ganara las elecciones y enconsecuencia la presidencia del gobierno al Partido Socialista Obrero Espa-ñol que obtuvo quince diputados frente a los dieciséis de Coalición Canaria,a pesar de que esta coalición fue la tercera fuerza más votada.

En definitiva el sistema electoral canario basado en la circunscripción in-sular, la triple paridad y las altas barreras de acceso al Parlamento, perjudica

181Efectos del sistema electoral en Canarias sobre la economía y el bienestar

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a la mayoría de los ciudadanos de Canarias favoreciendo la concentracióndel poder en manos de unos pocos. Conduce ineludiblemente al refuerzode la concepción de territorio fragmentado, y a la concepción insularista deque todo lo que queda fuera de la isla es otro territorio, favoreciendo entrelos ciudadanos de Canarias el pensamiento de que hay que luchar por lonuestro, lo de nuestra isla. Y eso nos perjudica a todos porque implica divi-sión de recursos, y decisiones políticas que no tienen como objetivo el bie-nestar común de todos los ciudadanos. En definitiva, la división políticaresta bienestar y crecimiento económico porque favorece que se tomen de-cisiones donde prevalecen los equilibrios territoriales ¿Dónde quedó el sen-timiento de unidad de “somos siete en un mismo mar”?

3. ¿Cuál es el sobrecoste de la ultra periferia de las islas no capitalinas?

El aumento de representatividad de los ciudadanos de las islas pequeñasen el Parla mento de Canarias se justificó en su momento para compensarel coste de la doble insularidad que soportan los habitantes de las islas pe-queñas. El Centro de Estudios Económicos Tomillo cuantificó en 2008 elcoste de la ultra periferia de Canarias respecto al continente para las em-presas no agrarias en algo más de 5988 millones de euros Centro EstudiosTomillo (2010). Como cita el informe el sobrecoste de la ultra periferia recaeprincipalmente sobre la actividad empresarial de las islas capitalinas, apro-ximadamente un 82 % debido a la concentración de la actividad empresa-rial. El resto en torno a 907,8 millones corresponde a las islas no capitalinas.

La partida principal identificada fue el sobrecoste del transporte de lasmercancías que representan el 48,8 % del total. Además de esta componen -te las empresas canarias soportan también un sobrecoste debido al mante -nimiento de stocks diferenciales respecto a las empresas de la península, ala necesidad de instalaciones múltiples, y en algunos casos también debido aque tienen una capacidad productiva ociosa. El informe identifica ademásexcesos de pagos en el sobrecoste de viajes, de agua, energía y de financiación.

En las empresas ubicadas en las islas no capitalinas el sobrecoste de ladoble insularidad se debe principalmente al mayor número y coste de los via -jes necesarios por la actividad empresarial de las personas, en torno a un 23 %,

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y de las mercancías en torno a un 20 %. En el resto de partidas son las islas ca -pitalinas las que soportan prácticamente el sobrecoste de la ultra periferia.

El estudio no cita qué parte de los sobrecostes en el transporte de mer-cancías, o en el mantenimiento y financiación de los stocks, son originadospor la doble barrera de la fiscalidad diferenciada en Canarias que originaretrasos y costes adicionales en las entregas de las mercancías en las islasy que podrían ser resueltos simplemente con un cambio de legislación.

Para los ciudadanos en las islas no capitalinas la doble insularidad se tra-duce básicamente en un aumento de los costes de viajes debido a que nosiempre hay acceso directo a la península o extranjero desde las islas pe-queñas y se hace necesario acceder a través de las islas mayores. Resultaimportante determinar qué parte de este sobrecoste que pagan las empre-sas y ciudadanos canarios en el movimiento interinsular puede ser debidoa unas tarifas que pueden estar condicionadas por el exceso de poder demercado de las empresas de transporte marítimo y aéreo en las islas comoconsecuencia de una no adecuada política regulatoria.

En cualquier caso según el ISTAC1en 2012 el total de las subvenciones apasajeros residentes en Canarias en los movimientos aéreos interinsularessupuso 83,2 millones de euros. También en ese año, el 67,4 % de los despla-zamientos tuvieron como entrada o salida los aeropuertos de las islas mayo -res, casi 2 millones de desplazamientos. De esos, 663 mil pasajeros hicierondesplazamientos exclusivos entre las dos islas capitalinas por todo tipo demotivos. En consecuencia la importancia del coste de la ultra periferia paralos ciudadanos y empresas industriales ubicadas en las islas no capitalinasestá centrado principalmente en el sobre coste de transporte de mercancíasy de viajes con las islas capitalinas. El coste del transporte es tiempo y esprecio pagado por los usuarios.

En la medida en que se consiga reducir los tiempos de desplazamientosy las tarifas que pagan los ciudadanos y empresas para moverse y moversus mercancías, se acortan las distancias entre las islas las islas y se reducela doble insularidad como consecuencia de la disminución del coste detransporte. El gobierno de Cana rias puede intervenir y reducir este coste enprimer lugar, con una adecuada política de regulación de los mercados in-terinsulares de transporte y de favorecimiento de la competencia donde

1 http://www.gobiernodecanarias.org/istac/

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sea posible, articulando políticas regulatorias que faciliten que las tarifasque pagan los ciudadanos y empresas estén los más cercanos posible a loscostes de producción de las operadores de transporte.

Debido también al marcado carácter de servicio público, el transporte in-terinsular debe ser cubierto con una adecuada financiación de los serviciosy provisión de infraestructuras donde se demuestre que es necesario. Lamejora en las infraestructuras, siempre que estén justificadas socioeconó-micamente, facilita además la competencia entre las empresas que prestanservicios en el transporte interinsular, eliminando las posibles barreras quepuedan existir en este sentido. En conclusión los efectos de la fragmentación del territorio y la doble in-

sularidad se mitigarán en la medida en que los ciudadanos y empresas dis-pongan de un sistema de transporte interinsular optimizado para reducirlos tiempos y costes de viaje entre las islas.

4. ¿Puede el sistema de sobrerrepresentación políticaperjudicar a las islas no capitalinas?

El exceso de representatividad que la ley otorga a los ciudadanos de las islasno capitalinas en el Parlamento de Canarias lastra la economía del archi-piélago porque las inversiones de gasto público tienen como fin en ocasio-nes conseguir un equilibrio territorial en lugar de resolver las verdaderasnecesidades de la sociedad canaria en su conjunto.

Pero, no invertir adecuadamente el gasto público donde realmente esnecesario puede también perjudicar a las islas no capitalinas. Veamos unejemplo: invertir fondos públicos en la construcción de una carretera en unaisla no capitalina tiene un efecto a corto plazo, el que genera sobre la eco-nomía de la isla la construcción de la obra, básicamente empleo local nocualificado. El impacto sobre las empresas locales es escaso si los contratospúblicos de las grandes obras son además ganadas por empresas de afuera.

En cambio, invertir los mismos fondos públicos en un territorio que sí re-quiere una infraestructura pública que ayudará a aliviar los costes de trans-porte de las mercancías y personas, puede terminar contribuyendo acti va-mente al desarrollo económico de todo el archipiélago. Se reducen los cos-tes de transporte de mercancías y personas, aumenta la actividad econó-

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mica, en consecuencia aumenta la recaudación del gobierno, aumenta lasoportunidades de empleo para todos, se reduce el nivel de gasto destinadoa subsidios sociales, en definitiva aumenta el nivel de vida de los canarios.

De hecho, aunque el territorio esté fragmentado, en muchas ocasionesno es posible aislar los efectos de una inversión pública entre diferentesislas. Siguiendo con el ejemplo anterior, ¿resuelve mejor la doble periferiade la Gomera invertir en una carretera en esta isla en lugar de invertir enun puerto en Tenerife? Actualmente bajo los criterios de inversión que bus-can asegurar equilibrios territoriales se favorecería la inversión en la carre-tera en la isla no capitalina a pesar de que su nivel de utilización sea bajo yno garantice una rentabilidad socioeconómica positiva. En cambio invertiren el puerto en Tenerife de donde salen los barcos que transportan perso-nas y mercancías a La Gomera puede resultar más beneficioso para los ha-bitantes y empresas de esta isla, si como consecuencia de la inversión sefavorece la entrada de un nuevo operador en la línea, y/o es posible aumen-tar la frecuencia en el número de barcos, y/o se reducen los tiempos de em-barque y desembarque.

El tráfico de mercancías y personas entre las dos islas, capitalina y no ca-pitalina, se puede estar ralentizando si el puerto de salida, por ejemplo, dela isla capitalina no admite barcos de mayor tamaño, de modo que una in-versión en el puerto de salida aumentaría la oferta y reduciría los costes detransporte que acabaría generando un beneficio también en la isla no ca-pitalina.

Si como consecuencia de que se ejecute una inversión pública aumentala competencia entre las empresas que prestan el servicio de transporte ybajan los precios, o si como consecuencia de la inversión la economía crecey es posible una rebaja fiscal generalizada, los beneficios adicionales tam-poco tendrán frontera.

Esa rebaja fiscal también puede generarse si se produce un ahorro en elgasto público al evitar financiar inversiones no necesarias y que sólo buscanequilibrios territoriales. En definitiva la inversión de los fondos públicos enuna carretera o cualquier otra obra pública justificada sólo bajo el criteriodel equilibrio territorial genera un coste de oportunidad y una pérdida paralo sociedad importante.

En conclusión no es posible aislar a los habitantes de otras islas de losefectos de la inversión de fondos públicos en cualquier isla, ya sea capitalina

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o no. ¿Cómo saber entonces si es más rentable invertir en una carretera enLa Gomera o en un Puerto en Tenerife? La respuesta es evaluando la políticapública y revelando su verdadera rentabilidad socioeconómica. De esta ma-nera se introduce racionalidad en la toma de decisiones para grandes inver -siones asegurando la rentabilidad de los fondos públicos y que la inversiónse realice donde es realmente necesaria de manera objetiva.

5. ¿Cómo debe ser el papel de un gobierno en una economía?

La intervención de un gobierno en una economía cumple dos funciones: enprimer lugar corregir las alteraciones de la equidad en la distribución de lariqueza, y en segundo lugar, corregir los fallos de mercado garantizando laprestación de bienes y servicios en condiciones de eficiencia asignativacomo mecanismo para garantizar bienestar social y un crecimiento econó-mico equilibrado. Las correcciones de equidad en la distribución de la ri-queza sólo tienen sentido hacerlas a nivel individual, no puede construirseuna carretera para corregir un problema de equidad, ya que no es posibleni identificar, ni excluir a ningún ciudadano de su uso, y en consecuenciase beneficiarán por igual los que lo necesitan y los que no.

La ejecución de las políticas públicas requiere de recursos financieros queson obtenidos por los gobiernos, principalmente de los impuestos, y salvoque estos se detraigan de mercados donde existan externalidades, su re-caudación suponen siempre una contracción de los mercados de donde sondetraídos con la consecuente pérdida de eficiencia. Incluso si los impuestosson directos detraer recursos de manos privadas también tiene un coste entérminos de bienestar porque reduce la renta de los ciudadanos que puedendestinar a adquirir otros bienes y servicios presentes y futuros. En conse-cuencia los fondos públicos no son gratis, tienen un coste de oportunidad.

Todos somos partidarios de aportar mediante impuestos a la sociedad,si el resultado es una corrección de la distribución de la riqueza aceptablesocialmente, y también, a cambio de recibir servicios y bienes públicos encondiciones de eficiencia. Esta se consigue cuando la inversión de los fondospúblicos garantiza un bienestar que es superior a su coste de oportunidadLeón et al. (2014).

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La manera de asegurar que esta condición se cumple es determinar elimpacto socioeconómico de cualquier política financiada con fondos pú-blicos y/o privados, lo que permite definir qué políticas sobrepasan el um-bral de rentabilidad exigido a los fondos públicos, y qué alternativas son lasque aportarán mayor rentabilidad a la sociedad. Se trata de una herra-mienta de trabajo que elimina incertidumbre y arbitrariedad, e introduceracionalidad económica en las decisiones políticas (De Rus y Romero, 1995).La toma de decisiones de políticas públicas no es inocua para el bienestarsocial. Cualquier decisión de gasto público no genera el mismo impactosobre la economía y la sociedad. Las buenas políticas generan crecimientoy bienestar social, las malas políticas pobreza y desigualdad.

Una mala política regulatoria de un gobierno puede convertir a una in-dustria en poco competitiva, conducir a políticas proteccionistas, generarun coste sobre a los ciudadanos y alejarnos de los países y sociedades másprogresistas. Recuperar la distancia se hace a veces misión imposible por-que las políticas se enquistan. Para Barro y Sala-i-Martin (2004), las pequeñasdiferencias en tasas de crecimiento acumuladas en períodos de cuarentaaños o más tienen importantes efectos en las condiciones de vida de laspersonas. Muchas veces lo habitual es observado por los ciudadanos y po-líticos como normal, pero no quiere decir que sea la mejor opción para elbienestar de todos.En consecuencia si el objetivo es garantizar el equilibrio territorial y el

crecimiento sostenido económico y en bienestar a largo plazo, la soluciónno está en la circunscripción insular y asegurar la sobrerrepresentación delas islas pequeñas que garanticen equilibrios insularistas imposibles queen definitiva responden al interés de grupos de poder, sino en asegurar quelas inversiones en políticas públicas se autorizan asegurando su justifica-ción socioeconómica. La evaluación socioeconómica es un mecanismo ga-rantista de que las políticas públicas ejecutadas generan una rentabilidadpositiva, pero también de la equidad horizontal. Todos los ciudadanosdeben ser tratados en igualdad de condiciones. Si en una isla no capitalinaes necesario construir un centro sanitario la evaluación socioeconómica vaa revelar que así es. También revelará que carreteras no deben ser construi-das cuan do no son necesarias, lo que permitirá derivar los fondos públicosa otras políticas públicas realmente relevantes. En definitiva transparenciaen la gestión pública.

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6. ¿Cómo influye la representatividad y la pluralidad política en el crecimiento económico y en el bienestar social?

En el primer trimestre de 2015 la tasa de paro en las islas superó el 30 %,sólo por debajo de Andalucía y Ceuta. En ese período 343.500 personas es-taban sin empleo según la encuesta de población activa2. En 2013 la rentamedia por persona en Canarias era de 9313 euros al año y el 21 % de la po-blación tenía una renta inferior a 450 euros al mes. Como referencia, la rentamedia en España en 2013 fue de 15.635 euros, en la Europa de los veintiocho,17.617 euros al año3.

Para Acemoglu y Robinson (2012), Los países crecen en bienestar social amedida que sus instituciones son más inclusivas y democráticas ya que lariqueza se reparte de manera más igualitaria. El motivo es porque se creanmás oportunidades para todos los ciudadanos.

Pero el éxito de las políticas de los gobiernos en términos de bienestar ycrecimiento no está sólo condicionado por la pluralidad política, además elgobierno debe ser fuerte, de manera que sea capaz de defender el interéscomún de los ciudadanos. Un gobierno dividido por intereses territorialeso étnicos, y el canario lo está por motivos territoriales, es un gobierno débilque busca constantemente los equilibrios entre los diferentes grupos depoder. De esta manera el objetivo deseable de ejecutar políticas en defensadel interés común se sustituye por la búsqueda de equilibrios de los intere-ses de los grupos de influencia.

Acemoglu y Robinson (2012) acuñan el concepto de élites extractivas parahacer referencia a los grupos de poder que ejercen influencia sobre los go-biernos en defensa de sus intereses particulares que en muchas ocasionesno están alineados con el interés común de todos los ciudadanos y extraenrecursos de la sociedad. La concentración del poder en una reducida éliteacentúa su capacidad de influencia y genera la aparición de institucioneseconómicas extractivas.

En Canarias los grupos de influencia se han hecho notar en una econo-mía lastrada por el proteccionismo con figuras como el Arbitrio a la Impor-

2 www.INE.es3 www.eurostat.com

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tación y la Entrega de Mercancías encuadradas dentro de un sistema fiscaldiferenciado que genera una segunda barrera además de la geográficaentre el archipiélago y el continente europeo. En las islas a los grupos de in-fluencia económicos se unen también a los de influencia territorial, hastael punto de que ha sido tradición que se repartan puestos de influencia enel gobierno y en las instituciones canarias con este fin.Como se expuso en el segundo apartado de este trabajo las característi-

cas de la ley electoral canaria, además de generar una falta de representa-tividad en la cámara, también ha tenido una influencia importante en laformación de los gobiernos en las islas y en consecuencia posteriormenteha condicionado la implementación de las políticas públicas.

En particular el Gobierno de Canarias a los pocos meses de las eleccionesautonómicas de Mayo de 2015 ya puso de manifiesto el sesgo territorial essus políticas con el reparto de los recursos públicos recuperados del extintoImpuesto General al Tráfico de Empresas en función de la triple paridad. Ensu lugar el procedimiento debía haber sido evaluar, jerarquizar, financiar eimplementar aquellas políticas públicas que garanticen la máxima renta-bilidad de los fondos invertidos, lo que sin duda tiene un coste en términosde bienestar social y crecimiento económico sostenible para la comunidadcanaria en su conjunto.

En la década de los años setenta antes de la implantación de la triple pa-ridad el índice de Theil4 para Canarias estaba por debajo de la media espa-ñola, en el 2003 las islas ya estaban por encima de la media nacional y conel peor valor de todas las comunidades autónoma como ponen de mani-fiesto en su trabajo Goerlich, F.J. y Villar, A. (2009). También en ese períodoCanarias fue la segunda comunidad autónoma donde menos ha creció larenta per cápita.

Gerring et al (2005) encuentran en su trabajo que los países con un nivelde democracia más alto tienen una mayor estabilidad económica y mayoresderechos de propiedad. Los autores demuestran en su modelo economé-trico que la renta per cápita de un país se explica mejor por el nivel de de-mocracia acumulado que por el grado de democracia en un instante pun tualdel tiempo, lo cual tiene más sentido porque supone que las institucionesy el sistema está mejor adaptado al crecimiento y al bienestar. Demuestran

4 Indicador del nivel de desigualdad en la distribución de la riqueza.

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de esta manera que cuanto mayor es el nivel democrático de un país mayorserá su stock capital humano, social y político y en consecuencia dará lugara un crecimiento sostenido durante más años.

Gerring et al (2005) plantean que el nivel de crecimiento económico deun país también está condicionado por las buenas políticas de un gobiernoen términos de distribución del bienestar con políticas de impuestos, polí-ticas sociales, distribución de la tierra y políticas económicas que desarro-llan los mercados. El desarrollo de un país depende de la estabilidad políticaentendida como reducción de incertidumbre, de la eficiencia de la burocra-cia, del consenso político, la estabilidad, la legitimidad, la sabiduría políticay su visión de largo plazo. Siempre en los países con una experiencia demo-crática más extensa se esperan mejores políticas, y políticas encaminadasal largo plazo. Es lo que los autores califican como el learning procces. Endefinitiva el crecimiento económico de un país además del nivel de demo-cracia acumulada depende de la eficiencia de la gestión política.

En la misma línea para una muestra de cien países entre 1960 y 1990,Barro (1996) demuestra que los efectos sobre el crecimiento económico deun país dependen, además del nivel de democracia, de las condiciones delEstado de Derecho, el nivel de competitividad de los mercados, el nivel destock del capital humano del país y del nivel del gasto público y entre susconclusiones destaca que en los países con menor nivel de desarrollo esdonde se espera que la respuesta sea mayor.

La falta de pluralidad política y la existencia de élites extractivas favorecela capacidad de influencia de los lobbies lo que conduce a la aparición decorrupción y acentúa desigualdad. En una entrevista que le hacen a J. Ro-binson en El País afirma que la desigualdad es corrosiva para la sociedad ypara las instituciones. Para Robinson la corrupción es robar, desviar dineropúblico a manos privadas. En la entrevista Robinson cita que aunque EEUUno es el paradigma, sin embargo está bien visto subir los impuestos paramejorar las escuelas, o dotarse de nuevas infraestructuras. El Banco Mundial5

estima que más de 109 millones de dólares se pierden cada año debido a lacorrupción, representando el 5 % del total del Producto Interior Bruto mundial.

En los países más pobres con instituciones extractivas más fuertes, se fa-vorece la formación de clases sociales que no son permeables, lo que genera

5 www.worldbank.com

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ineludiblemente desigualdad. En nuestro país, el acceso a los mejores pues-tos de trabajo está determinado también por el grado de relaciones socialesde las que dispone la persona y no estrictamente a su formación y cualifi-cación profesional. Muchos analis tas han calificado a España como un paísen el que se vive el capitalismo clientelar o ca pitalismo de amiguetes y estamala política se hace notar en términos de bienestar y desigualdad. Segúndatos de la OCDE6, entre 2007 y 2011 España ha sido el país que ha experi-mentado el mayor crecimiento del índice de Gini7 con la renta antes de im-puestos y transferencias, y también después de impuestos y transferencias,es decir, con la renta disponible después de que los ciudadanos hayan pa-gados los impuestos y hayan recibido transferencias subsidios por desem-pleo, becas, etc.

Mouro (1995) demuestra econométricamente que existe una alta corre-lación positiva entre la eficiencia de la burocracia de un país y su estabilidadpolítica. Los países pobres tienden a ser más corruptos, con burocracias másincómodas y políticamente más inestables. Demuestra también que la co-rrupción repercute negativamente sobre la tasa de inversión de un país. Endefinitiva, menor crecimiento económico, menor empleo, menores ingresospara la administraciones públicas, peores servicios públicos, peores políticasredistributivas, mayor desigualdad. La corrupción también genera falta deconfianza y alimenta la economía sumergida. Finalmente también daña laimagen exterior lo que espanta la inversión extranjera y de nuevo a empezar.

León y Araña (2014) hacen una estimación del coste social de la corrup-ción en España. Miden la pérdida de bienestar provocada sobre los ciuda-danos en función de la corrupción percibida. El coste alcanza un valor de39.500 millones de euros al año para toda España. La pérdida varía por co-munidades, el mayor coste per cápita es para Canarias con 79,07 euros/messeguida de Andalucía, Islas Baleares y Madrid. La media del país es 68,52euros/mes.

Para Víctor La Puente La principal causa de los escándalos es el alto nú-mero de cargos de designación política en las instituciones nacionales, auto-nómicas y locales. Son redes clientelares que viven de que su partido gane las

6 www.ocde.com7 Una tasa de crecimiento positiva indica del índice de Gini implica un aumento de la desigual-

dad social.

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elecciones. La politización de las instituciones8. En España existe una infini-dad de cargos políticos en empresas públicas y dentro de la propia admi-nistración sin el perfil profesional y la cualificación adecuada, simplementeporque se pertenece a un partido político.Todos conocemos lo que ha pasa -do en los consejos de administración de las cajas ocupados por políticos sincapacidad de gestión. La consecuencia es que la mala gestión lleva a derrochede recursos públicos y lo peor no se prestan los servicios a los ciudadanos.

Se toman decisiones que no defienden el interés común. Muchas deci-siones y regulación de mercados se adoptan porque los políticos están cap-turados por la oligarquía, los grupos de poder, los lobbies. Políticos que salenpor la puerta giratoria y acaban en empresas que han tenido intereses di-rectos en contratos públicos.

¿Cómo conseguir instituciones más inclusivas? La Puente en su artículocita el caso de EEUU a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Las ciu-dades tenían niveles altos de politización y la corrupción disminuyó conside -rablemente cuando se reformaron las instituciones y se adoptó el siste macity manager, donde los cargos electos tienen capacidad legislativa pero elpoder ejecutivo pasa a manos de un directivo profesional que ha sido nom-brado por un período de tiempo que no coincide con el ciclo electoral.La clase política ha invadido espacios que no les corresponde y debe achi-

carse. En definitiva, no puede ocupar el espacio que le corresponde a la so-ciedad civil. La empresas y las instituciones públicas deben estar manejadaspor profesionales. No es necesario un político en un cargo de gestión. Si lasinstituciones políticas son inclusivas van a representar las preferencias detodos los ciudadanos y en consecuencia, las políticas públicas estarán en-caminadas a mejorar el bienestar de toda la comunidad. En ese marco esindiferente la existencia de lobbies regulados o no, porque también formanparte de la sociedad y su voz debe ser escuchada como la de cualquier ciu-dadano. Los regímenes electorales como el canario no favorecen la representati-

vidad de los ciudadanos en sus instituciones y en consecuencia los lobbiesse convierten en grupos extractivos de renta de la sociedad con una fuerteinfluencia en las políticas públicas.

8 http://elpais.com/diario/2009/03/27/opinion/1238108412_850215.html

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7. Conclusiones y propuestas de reforma del sistema electoral y de gestión política

El sistema electoral canario basado en la circunscripción por isla, la tripleparidad, y las barreras electorales, genera la formación de un Parlamentofragmentado con una escasa pluralidad política y un gobierno débil divididopor los intereses territoriales que favorecen el insularismo y los grupos deinfluencia extractivos, económicos y territoriales. Esto unido a la escasa re-presentatividad de los ciudadanos en la Cámara sesga las decisiones de po-líticas públicas en las islas, y limita el desarrollo económico y del bienestarsocial de los canarios. Así se ha puesto de manifiesto en la evolución de losíndices de desigualdad y de la renta per cápita de las islas.

La aparición de nuevos partidos políticos en las elecciones autonómicasde Mayo del 2015 que dividen el voto y favorecen la pluralidad política, handejado obsoletas las barreras electorales autonómicas e insulares. En par-ticular la barrera electoral insular del treinta por ciento sólo fuera superadaen La Gomera por la Agrupación Socialista de la Gomera y en El Hierro porCoalición Canaria-Agrupación Herreña Independiente. Ambas formacionespolíticas sólo representaron el 0,55 % y 0,26 % respectivamente del total devotos válidos emitidos en toda Canarias. La combinación con la barrera au-tonómica además, determinó de forma definitiva la formación del gobiernoen Canarias con el escaño ganado por Coalición Canaria en Gran Canaria alque accedió habiendo recibido menos votos que el partido Ciudadanos-Par-tido de la Ciudadanía que quedó sin representación.

El sistema electoral en Canarias debe evolucionar para superar la divisiónterritorial y favorecer la representatividad de las preferencias de los ciuda-danos en las decisiones públicas estrictamente políticas y económicas quese toman en el Parlamento y en el Gobierno de Canarias. En primer lugar,la elección democrática de los diputados canarios mediante circunscripciónúnica mejora la representatividad de las preferencias de los ciudadanos enla cámara canaria, favorece la unión de los canarios y limita la fuerza de losgrupos de influencia territoriales. Los represen tantes acceden al Parla-mento de Canarias con el mandato de articular políticas que tengan comoobjetivo la defensa del interés común, condición indispensable para garan-tizar eficiencia en la gestión del gasto público. En segundo lugar la reduc -

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ción de la barrera autonómica mejora también la representatividad de losciudada nos en la cámara y la pluralidad política, lo que favorece la igualdadde oportu nidades y la formación de instituciones inclusivas, condicionesindispensables para que se genere un entorno de gestión de buenas políti-cas que conduzcan a un desarrollo económico sostenible a largo plazo.

Las intervenciones de un gobierno en una economía cumplen dos fun-ciones: en primer lugar corregir los problemas individuales de equidad enla distribución de la riqueza. En segundo lugar, solventar los fallos de mer-cado a favor del beneficio social y el interés común. De la eficiencia y eficaciade las políticas públicas depende directamente las condiciones económicasde un país y la calidad de vida de sus ciudadanos. Además de la represen-tatividad democrática la condición necesaria para asegurar el bienestar delos ciudadanos son las buenas políticas públicas donde deben estar siemprerepresentadas adecuadamente el orden de las preferencias de los ciudada-nos cuando las decisiones son estrictamente políticas, y la intensidad delas preferencias cuando las políticas tengan contenido económico.

En Canarias el exceso de representatividad que la ley electoral actualotorga a los ciudadanos de las islas no capitalinas, sesgan las decisiones es-trictamente políticas que se toman en el Parlamento porque sobreestimalas preferencias de los ciudadanos de estas islas, pero además sesga tam-bién las decisiones de carácter económico. Y no invertir adecuadamente elgasto público donde realmente es necesario puede también perjudicar alas islas no capitalinas ya que aunque el territorio esté fragmentado, enmuchas ocasiones no es posible aislar los efectos de una inversión públicaentre diferentes islas. La solución para garantizar la eficiencia y eficacia delgasto público pasa necesariamente por eliminar la discrecionalidad en lasinversiones e introducir racionalidad económica evaluando las políticas pú-blicas y garantizando de esta manera que se invierte donde realmente esnecesario de manera objetiva.

El coste de la doble insularidad, motivo por el que se justifica por algunosrepresentantes políticos el equilibrio territorial en la formación del Parla-mento de Canarias y en consecuencia del gobierno de las islas, puede serresuelto con políticas de financiación y regulación del mercado interinsularde transporte, garantizando la competencia cuando sea posible, y regu-lando de manera que los precios, la cantidad y calidad de los servicios se

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ajusten al óptimo social. Esta política debe estar acompañada también,cuando estén justificadas socioeconómicamente, de inversiones en infraes-tructuras encaminadas directamente a mejorar la calidad y reducir los cos-tes del transporte interinsular. A medida que se reducen estos costes seeleva la concepción de territorio único y se favorecen las políticas que tienencomo objetivo el interés común de todos los ciudadanos de Canarias. La evaluación socioeconómica es la pieza fundamental para reflejar las

intensidad de las preferencias de los ciudadanos en las decisiones de polí-ticas públicas y para racionalizar el gasto público. Elimina incertidumbre eintroduce eficiencia en la economía ya que sólo se ejecutan las políticasmás rentables socioeconómicamente. Y también cumple una función ga-rantista de equidad horizontal para los ciudadanos que viven en núcleosde población más reducido, ya sea en islas no capitalinas, o sí capitalinas,porque la rentabilidad de las inversiones está sujeta a las necesidades delos ciudadanos, no solo a su volumen demográfico.

La evaluación socioeconómica sólo es un filtro de las malas políticas queno aportan en positivo a la sociedad. La planificación de las políticas públi-cas y en último término su aprobación corresponde al político. En definitivalas malas políticas que a corto plazo pueden tener un efecto local benefi-cioso, la largo plazo pueden convertirse en un elefante blanco que lastra laeconomía y que puede tener un coste de oportunidad alto para los ciuda-danos ya que limita la inversión en políticas que sí son deseables y necesa-rias para asegurar el bienestar social a largo plazo (De Rus 2015). Alcanzar el modelo propuesto arriba requiere ganar progresivamente la

confian za de los ciudadanos en el sistema y eso exige también transparen-cia. Las evalua cio nes socioeconómicas deben estar auditadas por expertosexternos independien tes y sus resultados deben estar accesibles a los ciu-dadanos. Una garantía adicional de buenas prácticas políticas es la creaciónde una agencia de regulación formada por expertos completamente inde-pendientes al gobierno, como es habitual en otros países. Esta agencia debetener funciones como velar por la transparencia de los contratos públicos;proteger a los ciudadanos asegurando las condiciones de condiciones decompetencia, calidad y precios en los mercados (especialmente los merca-dos de servicios esenciales), y asegurar el cumplimiento de la ley en las in-tervenciones públicas y privadas en recursos naturales y del territorio.

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Finalmente, la clase política en Canarias debe achicarse y ceder espacio ala sociedad civil, liberando las empresas e instituciones públicas donde loimportante no es el perfil político sino la capacidad de gestión para prestarun servicio de calidad al ciudadano. Sólo con un Parlamento y un Gobierno de Canarias que garantice la re-

presentatividad de las preferencias de los ciudadanos, la pluralidad política,la eficiencia, y la transparencia en la gestión política, es posible alcanzar uncrecimiento económico sostenido a largo plazo que sea fuente de bienestarsocial y equidad para todos los canarios.

8. Referencias

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196 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 198: Textos para la reforma electoral de Canarias

9 CRÓNICA DE LA RECLAMACIÓNDE LA REFORMA ELECTORALDESDE LA SOCIEDAD CIVIL: DEMÓCRATAS PARA EL CAMBIO.MENCIÓN ESPECIAL AL PACTO POR LA DEMOCRACIA EN CANARIAS

Vicente Mujica MorenoLicenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca. Especialista en Oftalmología.Presidente de Demócratas para el Cambio, foro cívico para la Reforma Electoral de Canarias

Page 199: Textos para la reforma electoral de Canarias

SUMARIO

Demócratas para el Cambio es un grupo ciudadano preocupado por el fun-cionamiento de la democracia en Canarias y más concretamente por el másque deficiente sistema de elección de representantes para su Cámara Le-gislativa. Su actividad ha tenido una doble vertiente: la divulgativa y la rei-vindicativa.

En el presente capítulo se relata la crónica de una demanda de la reformaelecto ral para el archipiélago que se remonta en sentido inverso en el tiem -po desde 2016 a 2007, con una mención más detenida del Pacto por la De-mocracia en Canarias.

Como colofón, se expone la opinión del foro cívico sobre qué puede y debehacerse para alcanzar un consenso y acuerdo para culminar una nueva LeyElectoral Canaria.

En 2007 un grupo de ciudadanos pone en marcha desde Las Palmas de GranCanaria un foro que reclama la Reforma Electoral de Canarias.

Las elecciones autonómicas de aquel año de 2007, ganadas en votos y es-caños de manera notable por el Partido Socialista Canario (PSC-PSOE) conJuan Fernando López Aguilar1 como candidato a Presidente, y que terminóocupando los escaños de la oposición, mientras dos partidos con inferiorrespaldo de votos gobernaban Canarias, hizo que nos preguntáramos cómopodía suceder tal cosa.

En aquellos años sólo vagamente habíamos escuchado hablar de lo ex-traño de nuestro sistema electoral, sus barreras electorales y su peculiarasignación de escaños por islas (fórmula de reparto conocida como TripleParidad –igual número de diputados para ambas provincias, para ambasislas capitalinas y para el conjunto de islas capitalinas respecto a las no ca-pitalinas). Lo que no podíamos imaginar era el alto grado de discordanciaque podía llegar a producirse entre el resultado en votos y su conversión en

1 Juan Fernando López Aguilar, Las Palmas de Gran Canaria, 1961. Catedrático de DerechoConstitucional de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Ha sido secretario gene -ral del Partido Socialista Canario, Ministro de Justicia de España y eurodiputado.

198 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 200: Textos para la reforma electoral de Canarias

escaños al asignarse a un 17 por ciento de la población el 50 por ciento delParlamento (30 diputados); lo mismo que se le daba al 83 por ciento de ha-bitantes, los de Gran Canaria y Tenerife2.

También latía la idea entre nosotros, igual que en la mayoría de nuestrosconciu dadanos, de que algo similar debía ocurrir en el resto de las comuni-dades autónomas españolas. Luego, con el estudio detenido, fuimos com-probando lo ignorantes que éramos en lo que se refería al funcionamientoíntimo de nuestra democracia y nos quedamos perplejos ante las llamativasdiferencias que encontramos al compararnos con el resto de sistemas elec-torales autonómicos del Estado. Cada índice estudiado, de los que ponderanla proporcionalidad del sistema, nos colocaba indefectiblemente en el úl-timo lugar de la tabla comparativa (Tabla 1).

Aquel grupo ciudadano conformaba un conjunto heterogéneo en cuantoa actividades profesionales o proyectos de vida. También desde el punto devista de la simpatía o sintonía con las diversas opciones políticas de Cana-rias, era y es un conjunto heterogéneo.

Lo que une a esos ciudadanos, y en lo que están de acuerdo, es en el aná-lisis de la situación que vive la democracia canaria y su necesidad de re-forma. Esta necesaria revitalización de la democracia en el archipiélago seextiende a diversos ámbitos, pero se llega al convencimiento, por parte detodos los componentes, de que la pieza fundamentalmente defectuosa –yque no ocupa precisamente un lugar secundario en el entramado del edi-ficio democrático–, es su sistema de elección de representantes para la cá-mara legislativa.

Desde entonces, Demócratas para el Cambio (DPC), que es como decidenominarse este colectivo cívico, ha recorrido diversas etapas con diferentesgrados de intensidad en su actividad y presencia en los medios de comuni-cación, hasta llegar a septiembre de 2015 organizando la Jornada “El Sis-tema Electoral Canario, la imperiosa necesidad de su reforma”.

2 El reparto de diputados por circunscripción (que es la isla) se recoge en la DisposiciónTransitoria primera del Estatuto de Autonomía de Canarias como sigue: 15 diputados aGran Canaria y Tenerife, 8 a La Palma y Lanzarote, 7 a Fuerteventura, 4 a La Gomera y 3a El Hierro.

199Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Page 201: Textos para la reforma electoral de Canarias

Empecemos por el final y dirijámonos hacia atrás en el tiempo, hacia elmomento fundacional, para aprehender un recorrido que, como hemosmencionado ya, puede haber tenido escalas más o menos álgidas, pero queguardan una lógica en su trayectoria.

200 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

TABLA 1. COMPARATIVA DE PRINCIPALES ÍNDICES DE LOS SISTEMAS ELECTORALESAUTONÓMICOS (CENSO 2001)

AUTONOMÍA CIRCUNSCRIPCIÓN Nº PARLAMEN-TARIOS

MAGNITUDMEDIA

UMBRALEFECTIVO

RelaciónMayor/menor

BARRERA

Cantabria Autonómica (1) 39 39 2.25% --- 5%La Rioja Autonómica (1) 33 33 2.22% --- 5%Navarra Autonómica (1) 50 50 1.48% --- 3%Baleares La Isla (4) 59 14.75 4.86% 3.54 5%Pais Vasco Provincial (3) 75 25 2.92% 4.00 5%

Madrid Autonómica (1) 1 por cada50.000 hbs. ofracción supe-rior a 25.000según censo

108 0.68% --- 5%

Extremadura Provincial (2) 65 32.5 2.26% 1.3 5%Murcia (*) Comarcas (5) 45 9 7.77% 1.8 5% autnom.Valencia Provincial (3) 89 29.66 2.47% 3 5% autnom.Andalucía Provincia (8) 109 13.62 5.24% 2.28 3%Aragón Provincial (3) 67 22.33 3.26% 2.49 3%

Castilla LaMancha (*)

Provincial (5) 47 9.4 7.45% 1.97 3%

Galicia Provincial (4) 75 18.75 3.86% 1.91 3%Asturias Comarcas (3) 45 15 4.78% 1.7 3%

Castilla León Provincial (9) 81 según censo 2001

9 7.77% 2.06 3%

Cataluña Provincial (4) 135 33.75 2.17% 2.26 3%Canarias La Isla (7) 60 8.5 8.2% 14 6% y 30%

La Magnitud Media más baja es la de CANARIAS: 8.5 (peor cuanto menor sea).El Umbral Efectivo más alto es el de CANARIAS: 8.2% (peor cuanto mayor sea).Las Barreras de Acceso más altas son las de CANARIAS: 6% y 30% –siendo caso único que posee 2 barreras– (peorcuanto mayor sea).La relación del Índice de Representación (IR) Mayor/Menor más alta es de CANARIAS: 14.(*) Recientes cambios en la legislación electoral de 2014 de Castilla La Mancha han producido que su magnitudmedia sea inferior a la de Canarias. También ha habido cambios en la legislación de Murcia, suprimiendo circunscrip-ciones y reduciendo barreras, si bien aún no se ha llegado a aplicar a unas elecciones.

Comparativa de las principales características de los sistemas electorales de la Comunidades Autónomas españolas.Canarias ocupa el último puesto en desigualdad de valor de voto, nivel de barreras y proporcionalidad (Castilla La Man-cha nos ha superado en desproporcionalidad tras su reforma electoral de 2014).

Page 202: Textos para la reforma electoral de Canarias

A lo largo de esta crónica expondremos la experiencia de DPC en el con-tacto con las diferentes organizaciones políticas y cívicas, y, finalmente, da-remos nuestra opinión –reconocemos que completamente subjetiva, perocon argumentos sólidos para formularla–, sobre lo que falta por hacer paraculminar una reforma electoral en Canarias.

En el momento de enviar este texto a la maquetación para su edición,por fin, tras larga insistencia de la ciudadanía en la reclamación de la refor -ma electoral, el Pleno del Parlamento de Canarias ha aprobado la aperturade una Comisión de Estudio para el sistema electoral canario. Su aprobaciónha sido casi unánime –la única abstención ha sido la del partido de Casimi -ro Curbelo, Agrupación Socialista Gomera, que conforma el grupo Mixto–.La Comisión ha quedado constituida el lunes 4 de abril de 2016. Este logronos produce una enorme satisfacción.

Hecha esta mención que actualiza la crónica que nos disponemos a re-latar, no queda sino comenzarla.

La Jornada sobre el Sistema Electoral Canario celebrada el 12 de septiembrede 2015 en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria –se-cuela de la cual es este libro en el que tenemos el honor de participar juntoa los mayores expertos–, ha querido ser, una vez más, la respuesta de losciudadanos a la falta de interés e iniciativa por parte de las instituciones ylos dirigentes políticos.

Que sepamos, esta Jornada sobre el Sistema Electoral Canario y su refor ma(Imagen 1), ha sido el evento de mayor trascendencia en lo que respecta alanálisis y debate sobre el tema: tanto por la extensión dedicada como por larelevancia de los intervinientes. Tengamos en cuenta que participaron aca-démicos y expertos de tres universidades: José Ramón Montero3 y CarlosFernández Esquer4 de la Universi dad Autónoma de Madrid (UAM), Juan

3 José Ramón Montero Gibert (Cádiz, 1948). Catedrático de Ciencia Política de la Universi-dad Autó noma de Madrid. Entre otros muchos cargos ha sido miembro de los consejoseditoriales de la Revista Española de Ciencia Política, European Journal of Political Researchy European Political Science Review, coordinador del Comparative Nacional Elections Project(CNEP) y miembro de la Academia Europeae.

4 Carlos Fernández Esquer (Madrid, 1991). Graduado en Derecho y Ciencia Política y Admi -nistración Pública y Doctorando en Ciencia Política por la Universidad Autónoma de Madrid.

201Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Page 203: Textos para la reforma electoral de Canarias

Hernández Bravo de Laguna5, Gerardo Pérez Sánchez6 (coordinador cientí-fico de la Jornada) y Fernando Ríos Rull7, de la Universidad de La Laguna

5 Juan Hernández Bravo de Laguna (1945). Catedrático de Ciencia Política y de la Administra -ción de la Universidad de La Laguna. Ha sido Secretario de la Academia Canaria de la Histo -ria y miembro de Instituto de Política y Gobernanza de la Universidad Carlos III de Madrid.

6 Gerardo Pérez Sánchez (San Cristóbal de La Laguna, 1972). Doctor en Derecho y profesorde Derecho Constitucional de la Universidad de La Laguna.

7 Fernando Ríos Rull (Santa Cruz de Tenerife, 1966). Profesor de Derecho Constitucionalde la Universidad de La Laguna. Ha sido Comisionado del Gobierno de Canarias para elDesarrollo del Autogobierno y las Reformas Institucionales.

202 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Imagen 1. Programa oficial de la Jornada “El Sistema Electoral Canario, la imperiosa necesidadde su refor ma”, de 12 de septiembre de 2015, celebrada en el Auditorio Alfredo Kraus de LasPalmas de Gran Canaria.

Page 204: Textos para la reforma electoral de Canarias

(ULL), Juan Fernando López Aguilar, Víctor Cuesta López8 y Rafael Álvarez Gil9

de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Estuvieron presen -tes tres ex-presidentes del Gobierno de Canarias: Lorenzo Olarte Cullen10,

8 Víctor Cuesta López (Barcelona, 1974). Doctor en Derecho. Profesor de Derecho Consti-tucional de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

9 Rafael Álvarez Gil (Las Palmas de Gran Canaria, 1984). Licenciado en Derecho y en Cien-cias Políticas y de la Administración por la Universidad Autónoma de Madrid. Doctor enDerecho por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

10 Lorenzo Olarte Cullen. (Puenteareas, Pontevedra, 1932). Licenciado en Derecho por la Uni-versidad de Madrid. Ha sido Presidente del Cabildo de Gran Canaria, Diputado en el Con-greso de los Diputados y Presidente del Gobierno de Canarias.

203Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Imagen 2. Carta de la Presidenta del Parlamento de Canarias, Dª Carolina Darias, excusando suasistencia a la Jornada del 12 de septiembre y reconociendo su contribución al tratamiento delSistema Electoral Canario.

Carolina Darias San Sebastián

La Presidenta

Santa Cruz de Tenerife, a 26 de agosto de 2015

Sr. D. Vicente Mujica MorenoDemócratas para el CambioForo Cívico para la Reforma Electoral de CanariasPresidente

Agradezco sinceramente la invitación para participar en la convocatoria delas jornadas dedicadas al sistema electoral canario y su reforma; pero, lamenta-blemente, he de comunicarle que no podré asistir debido a razones de agenda.

Deseo que la convocatoria sea un éxito y sifnifique una sustantiva contribu-ción al tratamiento de un asunto de indudable interés en nuestra Comunidad

Reitero mis disculpas y le saluda atentamente,

Page 205: Textos para la reforma electoral de Canarias

Jerónimo Saavedra Acevedo11 y Román Rodríguez Rodríguez12. También huboparticipación de los partidos políticos que dispusieron de una de las mesaspara exponer sus puntos de vista; estuvieron presentes la mayoría de ellos(Nueva Canarias, Partido Popular, Ciudadanos, Unidos por Canarias, Podemosy Unión Progreso y Democracia). No acudieron el PSC-PSOE, que no respon-dió en ningún momento a la invitación; ni Coalición Canaria (CC), que pormensaje directo de Twitter de última hora comunicó que no asistiría.

La Jornada fue clausurada por la Vicepresidenta del Parlamento de Ca-narias, Dª. Cristina Tavío13 (la Presidenta, Dª. Carolina Darias14, excusó suasistencia por motivos de agenda, según carta que nos remitió por correoelectrónico –Imagen 2–).

Ha sido Coalición Canaria (con casi cinco lustros de presencia en el poder)el partido político que más ha obstaculizado la posibilidad de, siquiera, ini-ciar cualquier diálogo que tuviera por objetivo plantear el cambio del Sis-tema Electoral. Su actitud contraria a esta reforma ha venido a plasmarsepor escrito en el informe15 encargado en 2014 a un grupo de profesores uni-versitarios y coordinado por los catedráticos Urbano Medina, de EconomíaFinanciera y Contabilidad de la Universidad de La Laguna (ULL) y RobertoSarmiento, de Tecnología Electrónica de la Universidad de Las Palmas deGran Canaria (ULPGC).

11 Jerónimo Saavedra Acevedo (Las Palmas de Gran Canaria, 1936). Diputado del Comúnde Canarias desde 2011. Ha sido Presidente del Gobierno de Canarias, Ministro de Edu-cación del Gobierno de España, Profesor de Derecho del Trabajo en la ULPGC y SecretarioGeneral del PSC-PSOE.

12 Román Rodríguez Rodríguez (La Aldea de San Nicolás, Gran Canaria, 1956). Licenciado enMedicina y Cirugía por la Universidad de La Laguna. Ha sido Diputado en el Congreso delos Diputados y Presi dente del Gobierno de Canarias.

13 Cristina Tavío Ascanio (Santa Cruz de Tenerife, 1969). Licenciada en Derecho por la Uni-versidad de La Laguna. Ha sido miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popu -lar y Vicepresidenta del Parlamento de Canarias.

14 Carolina Darias San Sebastián (Las Palmas de Gran Canaria, 1965). Licenciada en Derechopor la Universidad de La Laguna. Ha sido miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, Dele -gada del Gobierno en Canarias y Presidenta del Parlamento de Canarias.

15 Diario, La Opinión de Tenerife, 15 de Julio de 2014. ‘Un informe encargado por CC afirmaque el sistema electoral es equilibrado. Docentes universitarios y expertos sugieren alos nacionalistas que solo hagan retoques en las barreras’.

204 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 206: Textos para la reforma electoral de Canarias

Es notable que haya tenido que ser la política Maite Pagazaurtundúa16,alguien completamente ajena a la problemática del sistema de elección derepresentantes en Canarias por su procedencia de otra zona de España,quien haya facilitado que esta Jornada pudiera realizarse. Y, dicho de paso,debiera ser motivo de sonrojo para la mayoría de los políticos y partidos deCanarias, que no hayan hecho el mínimo gesto de apoyo ni económico niorganizativo en tres décadas por proponer una actividad similar.

El domingo 5 de julio de 2015 a raíz de la sugerencia de José Luis GarcíaMorera17 de Unión Progreso y Democracia (UPyD) de Canarias, que nos pre-guntó si queríamos conocer a Pagazaurtundúa y exponerle este asunto,mantuvimos una reunión con Maite, muy reconfortante, pues no en vano,se trata de una política que provie ne del mundo del activismo. Nos escuchócon interés y al tiempo con estupefacción según desgranábamos los deta-lles del funcionamiento del sistema electoral canario. Su respuesta inmedia -ta fue: tenemos que hacer algo, ¿qué hacemos? E inmediatamente se lan zóa enumerar una serie de acciones que podríamos realizar, y que se sustan-ciaron finalmente en la organización de la Jornada sobre el Sistema ElectoralCanario del 12 de septiembre. Nos informó además de que desde Bruselasse facilitaba la organización de cursos, jornadas o seminarios encaminadosa promover valores democráticos. Su oficina parlamentaria apoya ría nues-tro proyecto sin demora. Sorprendidos de la disposición de medios que sebrindaban desde el Europarlamento, no podíamos entender como otros di-putados canarios de Bruselas, no habían nunca ofrecido tales medios parapromover el debate en Canarias, como ahora íbamos a hacer desde DPC.

Nuestro agradecimiento a Maite Pagazaurtundúa se redobló cuando,además, se desplazó hasta Canarias para hacerse cargo de la apertura deesta jornada por la democracia de las islas.

Este evento se llevó a cabo en esta fecha de septiembre coincidiendo conel reinicio de la actividad del Parlamento de Canarias (PARCAN) tras las va-

16 Maite Pagazaurtundúa Ruiz (Hernani, 1965). Política, activista y escritora española.Diputada del Parlamento Europeo y portavoz de Unión Progreso y Democracia en el Par-lamento Europeo.

17 José Luis García Morera (Las Palmas de Gran Canaria, 1969). Ha sido Coordinador Terri-torial de UPyD Canarias y cabeza de lista al Congreso de los Diputados por la provinciade Las Palmas.

205Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Page 207: Textos para la reforma electoral de Canarias

caciones estivales casi inmediatas a la constitución de la Cámara. La fechano fue elegida arbitrariamente, sino para dejar constancia del interés ciu-dadano por debatir cuanto antes y sin más dilaciones, al inicio de la nuevalegislatura (IX Legislatura), y, al tiempo, poner en evidencia la falta de dili-gencia del Presidente de Canarias, Fernando Clavijo18, por materializar loque en su discurso de Investidura del mes de Julio llamó, Mesa de Debate.Estas fueron las palabras de Clavijo:

“[…] Y permítanme que abra aquí un paréntesis en un asunto que pone de

manifiesto cómo perdemos energía en discutir cuando es posible llegar a

acuerdos; cuando dejamos a un lado la posición de los demás y nos cen-

tramos en la propia. Un error demasiado común en nuestra historia. Desde

esta convicción me refiero a la reforma electoral canaria. Nuestra propuesta

de Estatuto, que ya está en el Congreso de los Diputados, contiene previsiones

en el régimen electoral que nos permiten realizar cambios y vamos a explorar

las distintas posibilidades. Hoy, me comprometo aquí a respaldar una mesa

de debate y análisis sobre este asunto. Pero tampoco resulta admisible igno-

rar que esa propuesta existe, ni mucho menos la legitimidad del actual sis-

tema electoral, que tiene sentencia en el Tribunal Constitucional y que

–lógicamente– ha sido el mismo en estas elecciones para todos los que ocu-

pamos un escaño en esta Cámara. Señorías, hablemos con expertos, analice-

mos distintas alternativas, comparemos otros sistemas electorales, oigamos

a los representantes de la ciudadanía de todas las islas y debatamos hasta

encontrar una solución que satisfaga a todos y, sobre todo, garantice el equi-

librio de nuestra realidad archipelágica. Y hablo de realidad archipelágica

porque no debemos olvidar que esta tierra está conformada por islas y todas

y cada una de ellas deben tener su representación, en igualdad de condi-

ciones, en este Parlamento. Señorías, yo no concibo Canarias de otra forma.

No concibo una patria canaria que no contemple por igual a sus ocho islas.

Una Canarias que no de representación a todos sus ciudadanos y ciudadanas,

independientemente de la isla en la que vivan. No creo en una Canarias con

18 Fernando Clavijo Batlle (San Cristóbal de La Laguna, 1971). Licenciado en Ciencias Eco -nómicas y Empresariales por la ULL. Secretario General de Coalición Canaria de Tenerife.Presidente del Gobierno de Canarias desde 9 de julio de 2015.

206 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 208: Textos para la reforma electoral de Canarias

207Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

islas de primera y segunda categoría. Y estoy convencido de que ustedes tam-

poco. […]”19

Los grupos que sustentan al Gobierno (de los partidos Coalición Canariay Partido Socialista Canario) solo en fechas recientes han venido –por fin–,a dirigir a la Mesa del Parlamento, la petición de apertura de una Comisiónde Estudio. Nos felicitamos de que haya sido así –a pesar de las posiblesrestricciones al debate que pretende su texto–. También juzgamos acertadoque se abandonara la idea del Presidente Clavijo de conformar una simplemesa de debate, figura sin trascendencia ni consecuencias en las resolucionesparlamentarias, como si tendrá la Comisión20 que le pedíamos por carta secomprometiera a plantear desde su primer discurso a la Cámara (Imagen 3).

Esta –la de los partidos del Gobierno–, resulta así ser la segunda peticiónde apertura de una Comisión de Estudio para la reforma electoral, pues laprimera, se trasladó a la Mesa del Parlamento por los tres grupos mayori-tarios de la oposición en el mes de Julio de 2015.

En fechas previas a la Investidura, desde Demócratas para el Cambio, sepromovió la petición formal de la constitución de una Comisión de Estudioparlamentaria que permitiera debatir a todos –organizaciones políticas ycívicas, instituciones y expertos–, y poder llegar, tras el análisis sosegado, auna propuesta reformista del peor de los sistemas electorales de represen-tación proporcional de España, y, como se ha encargado de señalar CarlosFernández Esquer, del conjunto de las democracias mundiales21.

19 Diario de Sesiones nº3 de la IX legislatura del Parlamento de Canarias de 6 de Julio de2015.

20 Boletín Oficial del Parlamento de Canarias 30 de julio de 2009 Núm. 218. Reglamentodel Parlamento de Canarias: Capítulo III, Sección 2, Artículo 54, punto 3: “Las Comisionesde estudio elaborarán un dictamen, que habrá de ser debatido por el Pleno del Parla-mento junto con los votos particulares que presenten los grupos parlamentarios dentrodel plazo abierto al efecto.”

21 “[…]Por su parte, el caso de Canarias es más peculiar aún si cabe. La distribución de losescaños entre las circunscripciones es un reflejo de las rivalidades históricas entre lasdistintas islas, y responde a la búsqueda de equilibrios comúnmente denominada “tripleparidad”: 1) Que las dos provincias canarias –Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife aportenel mismo número de diputados (30 cada provincia); 2) Que Gran Canaria y Tenerife –islasque comparten capitalidad– también elijan el mismo número de representantes (15 cada

Page 209: Textos para la reforma electoral de Canarias

La respuesta –aparecida en los medios de comunicación– a la peticiónde apertura del instrumento adecuado para debatir (una Comisión de Es-tudio) en el foro adecuado para hacerlo (el Parlamento de Canarias) fue, porparte de José Miguel Ruano León, portavoz de Coalición Canaria: “no haynada que estudiar”22.

Lo cierto es que la creciente insistencia de la opinión pública en iniciar elproceso de reforma electoral, con la participación de Demócratas para elCambio de manera destacada, ha contribuido a que la posición de CC y deFernando Clavijo se haya ido modulando desde: ‘no hay nada que estudiar’a ‘crear una mesa de debate’ y, por último, ‘la reforma electoral de las islaspodría abordarse en el Parlamento después de las Elecciones Generales del20 de diciembre’’.

Como ya hemos mencionado arriba, finalmente, los grupos nacionalistay socialis ta han enviado a la Cámara la solicitud de apertura de una Comi-sión de Estudio para la reforma del sistema electoral canario con fecha de8 de enero de 2016 (Imagen 4).

En cualquier caso, y volviendo al tema de la propuesta inicial de Comisiónde Estu dio, los tres partidos políticos de la oposición, Podemos, Partido Po-pular de Canarias (PP) y Nueva Canarias (NC), presentaron de manera con-junta, a través de sus grupos parlamentarios, una petición solicitando suapertura seis meses antes (Imagen 5).

isla); 3) Que las islas periféricas o no capitalinas elijan el mismo número de diputadosque las dos islas centrales o capitalinas. Pues bien, mientras que las dos primeras pari-dades pueden resultar razonables porque el número de habitantes es simi lar entre lasdos provincias (1) y entre las dos islas centrales (2), la tercera de las paridades es profun-damente injusta pues Gran Canaria y Tenerife aglutinan aproximadamente el 83 porciento de la población canaria y, sin embargo, elijen entre las dos tan sólo en 50 por cientode los escaños. En términos prácticos esto ha supuesto que en las últimas elecciones, elvoto de un ciudadano de la isla de El Hierro haya valido hasta 13 veces más que el de ungrancanario o un tinerfeño. Conocidos estos datos, no debe extrañar entonces que seaCanarias el lugar que encabece el ranking de lugares con mayor malapportionment […].

Carlos Fernández Esquer y Guillermo Kreiman Seguer. La igualdad del voto ¿principiodemocrático o papel mojado? Revista Ágora. Nº9. Octubre 2014.

22 Declaraciones a los medios de comunicación de José Miguel Ruano (portavoz de CC) refe -rentes a la apertura de una Comisión de Estudio para la reforma electoral de Canarias.Europa Press, Santa Cruz de Tenerife, 2 de julio de 2015.

208 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 210: Textos para la reforma electoral de Canarias

209Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

A/A D. Fernando Clavijo Batlle diputado de Grupo Nacionalista Canario (CC-PNC)De: Demócratas Para El Cambio, foro cívico para la Reforma Electoral de Canarias

Estimado Sr. Clavijo:

Conocido ya que la presidenta del Parlamento, Carolina Darias, propondrá oficialmentea D. Fernando Clavijo Batlle, de Coalición Canaria, como candidato a la Presidencia delGobierno de Canarias, nos dirigimos a usted para solicitarle que en su discurso de In-vestidura haga referencia a la necesidad de acometer la reforma del sistema electoralde Canarias proponiendo la apertura de una Comisión de Estudio que permita a todoslos grupos parlamentarios exponer su punto de vista, incluido aquel que aboga por lle-var a cabo la reforma a través de una modificación del Estatuto de Canarias, que comoes sabido, es la vía que su partido, Coalición Canaria, defiende.

Tras treinta y tres años de vigencia de una disposición transitoria estatuaria que remitea un desarrollo legislativo posterior de la Cámara, aún sin sustanciarse en lo referentea las barreras electorales, el número y naturaleza de las circunscripciones y la asigna-ción del número de diputados a cada circunscripción, creemos llegando el momentode abordar de una vez la Ley Electoral Canaria que articule todos estos elementos nu-cleares de un sistema electoral de tipo proporcional, que es el que rige en nuestra Co-munidad Autónoma.

Apelamos a las condiciones naturales del discurso democrátio: el diálogo, el consenso,el debate de ideas y, finalmente, el acuerdo, para alcanzar esta meta anhelada por laciudadanía canaria y que consideramos impostergable.

Sin otro particular le saluda atte.

Vicente Mujica MorenoPortavoz de Demócratas Para El [email protected]

Santa Cruz de Tenerife a 6 de julio de 2015

Imagen 3. Carta de Demócratas para el Cambio a Fernando Clavijo pidiendo incluya en sudiscurso de Investidura la creación de una Comisión de Estudio para la reforma electoral.

Page 211: Textos para la reforma electoral de Canarias

El partido de Casimiro Curbelo23, Agrupación Socialista Gomera (ASG) –quecon unos 5000 votos obtuvo 3 escaños en las elecciones de Mayo de 2015desplazando del Parlamento a otras fuerzas que, como Ciudadanos (C’s),obtuvieron 54.000 votos–, no apoyó tal petición. Es la única organizaciónpolítica con representación parlamentaria, ausente en cualquiera de los dos

23 Casimiro Curbelo Curbelo (San Sebastián de La Gomera, 1955). Licenciado en Filosofía yLetras por la Universidad de La Laguna. Ha sido Senador en Cortes, Presidente del Cabildode La Gomera, diputado del Parlamento de Canarias y fundador del partido AgrupaciónSocialista Gomera tras su salida del PSC-PSOE al que pertenecía desde 1982.

210 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Por todo ello, es por lo que solicitamos al Pleno de la Cámara que adopte el siguiente acuerdo:

“El Parlamento de Canarias acuerda la creación de una comisión de Estudio del Sistema Electoral

Canario que tenga en cuenta las previsiones de la reforma del Estatuto de Autonomía de Cana-

rias aprobada por el Parlamento, que sea adecuado para el archipiélago y en el que todas las

islas se encuentren representadas en igualdad de condiciones, tanto en el ámbito territorial

como el poblacional, conjugando los principios de equilibrio y solidaridad”.

Canarias, a 8 de enero de 2015

Portavozdel Grupo Parlamentario Nacionalista

Canario (CC-PNC)

Portavozdel Grupo Parlamentario Socialista Canario

canariasGrupo Parlamentario

Socialista CanarioGrupo ParlamentarioNacionalista Canario

coalición canariaCC · PNC

Imagen 4. Petición de Comisión de Estudio de Coalición Canaria y Partido Socialista Canariodirigida a la Mesa del Parlamento de Canarias, 8 de Enero de 2016 (el texto contiene errataen la fecha de firma).

Page 212: Textos para la reforma electoral de Canarias

211Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Somos conscientes de la dificultad que entraña una reforma en la dirección señalada,pero también creemos que no se puede dilatar por más tiempo un paso tan relavantee imprescindible en la mejora de la calidad democrática y en el respeto a las decisioneselectorales de los canarios.

Son estas las razones por las que solicitamos la creación de una Comisión de Estudioque permita llegar a los compromisos necesarios para dotarnos de una ley electoralmás proporcional y menos restrictiva que el sistema actual.

En el Parlamento de Canarias, a 2 de julio de 2015.

La Portavoz G.P. Popular El Portavoz G.P. Nueva Canarias

Fdo.: Mª Australia Navarro de Paz Fdo.: Román Rodríguez Rodríguez

La Portavoz G.P. Podemos

Fdo.: Noemí Santa Perera

Imagen 5. Escrito de petición de Comisión de Estudio de PP, Podemos y NC a la Mesa del Par-lamento de Canarias con fecha de 2 de julio de 2015. Se trata de la primera iniciativa parla-mentaria de la IX Legislatura, una vez constituidos los grupos y sin que se haya producidoaún la Investidura del Presidente del Gobierno.

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escritos dirigidos a la Mesa para solicitar la apertura de una Comisión deEstudio para la reforma electoral.

Cabe resaltar dos detalles respecto a la propuesta de la oposición parla-mentaria. En primer lugar, y, precisamente por mor del inefable sistemaelectoral de Canarias, los grupos peticionarios suman 50.000 sufragios másque los ostentados por los dos partidos que forman el pacto de Gobiernode Canarias (Coalición Canaria, tercera fuerza en votos y primera en esca-ños, y Partido Socialista Canario, primera fuerza en votos y segunda en es-caños). Tal circunstancia (Tabla 2), no es anecdótica, sino muy sobresaliente:es la primera vez en los treinta años últimos de democracia que ocurre quelos votos de la mayoría social se encuentran representados en la bancadade la oposición, mientras la coalición de gobierno se sustenta en una mi-noría de apoyo en votos. Y este hecho, desde luego, aporta mayor fuerza asu petición que se convierte en un tema difícil de soslayar por los partidosde gobierno –de hecho, finalmente han hecho también una petición de Co-misión de Estudio–.

Como segundo comentario, se debe subrayar que la petición fue presen-tada de manera conjunta por tres formaciones de muy diferente ideologíapolítica, pero de acuerdo las tres –que como hemos mencionado, disponende mayor apoyo social que el Gobierno–, en que se hace ineludible el debatesobre la reforma electoral en el Parlamento de Canarias. Tal posición defen-dida por tan dispares partidos políticos, es, asimismo, un elemento que re-fuerza lo solicitado.

Por último, debemos reseñar que fue Demócratas para el Cambio quiencontribuyó al entendimiento de los peticionarios para que esta iniciativacontara con una unidad de acción en el Parlamento y no se planteara comouna iniciativa aislada de uno de los grupos parlamentarios. El motivo dedejar constancia del papel de DPC en este momento no es el de la auto-complacencia. Es la forma de explicar cuál es el modo de actuar del foro cí-vico: persigue el mayor entendimiento entre todos y cree que nadie debeser excluido, para lo que intenta concitar puntos de encuentro y consenso.Quienes no apoyaron esta petición de una Comisión de Estudio para la Re-forma del Régimen Electoral Canario: Agrupación Socialista Gomera, Coa-lición Canaria y Partido Socialista Canario, no lo hicieron porque no fueraninvitados, sino porque su decisión fue la de ignorar tal petición; como

212 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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213Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

PARTIDOS de GOBIERNO

1983 1987 1991 1995 1999 2003 2007 2011 2015

PSOE + MIXTO268.259275.860

PSOE+IUC(1985) 305.643(1985) 238.476

PP+CDS+ AIC340.229278.192

PSOE + AIC389.036279.369

AIC+CDS+AM+ICAN

(1993) 349.462(1993) 318.943

CC+PP509.033209.988

CC+PP531.974202.276

CC+PP587.599248.320

PP+CC447.788322.833

CC+PSOE416.067371.125

PSOE+CC346.115399.465

Saldo: -53.350

Salvo los dos primeros años de gobierno de la I Legislatura en la que el PSOE inició Gobiernocon Grupo Mixto (1983 y 1984) con 7601 votos en negativo, nunca se ha dado en la historiade la Autonomía Canaria que los grupos de Gobierno se vieran respaldados por menos votosque la Oposición y de la forma significativa de 2015 con saldo negativo de 53.350.

TABLA 2. VOTOS OBTENIDOS POR EL GOBIERNO Y LA OPOSICIÓN DE 1983 A 2015

Gobierno    Oposición

Page 215: Textos para la reforma electoral de Canarias

ignoraron, igualmente, la invitación que se les cursó para que estuvieranpresentes en alguna de las cuatro mesas de debate de la Jornada del 12 deseptiembre.

En nuestro recorrido inverso, desde el punto actual hacia los comienzosde la andadura de Demócratas para el Cambio, el capítulo previo a esta so-licitud de una Comisión de Estudio para una nueva Ley Electoral Canaria,tuvo lugar en las movilizaciones del 19 de junio de 2015 de las dos capitalescanarias. En esa fecha DPC promovió y organizó, con la ayuda de diversoscolectivos, partidos políticos y voluntarios, una Manifestación en Las Palmasde Gran Canaria y una Concentración ante el Parlamento de Canarias enSanta Cruz de Tenerife con el lema de ‘Reforma Electoral Canaria YA’.

De los grandes partidos de Canarias, solo estuvieron ausentes de la ca-becera de la manifestación Coalición Canaria y el Partido Socialista Canario,si bien incluso, de este último, a pesar de no contar con la adhesión oficialdel partido al Manifiesto (Anexo 1) leído al término de la protesta, acudióencabezando la marcha el Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, AugustoHidalgo24.

Las escandalosas consecuencias en representación de escaños de los re-sultados obtenidos por los diversos partidos políticos en las elecciones au-tonómicas del 24 de mayo, fueron, a pesar de la progresiva –y cada vez máspreocupante– desmovilización ciudadana frente a cualquier causa, el re-vulsivo que permitió lo que consideramos un éxito de participación. Unéxito, desde luego, si tenemos en cuenta las carencias de tiempo, estructuraorganizativa y económicas (todos los gastos –pues no hubo aportacionesdinerarias de los partidos políticos– fueron cubiertos por el foro cívico y lacolaboración de muchos ciudadanos y empresas que redujeron al máximolos precios del material que se utilizó).

En esas elecciones el paradigma de la injusticia del sistema electoral ca-nario, encarnada en la combinación de sus exorbitantes barreras electoralescon lo que se conoce como Triple Paridad, puso de manifiesto, y además, demanera muy visible para el público que seguía en directo por televisión elrecuento de votos, su más deplorable capacidad de adulteración de la vo-luntad popular.

24 Augusto Hidalgo Macario, Las Palmas de Gran Canaria 1972. Miembro del PSC-PSOE. EsAlcalde de Las Palmas de Gran Canaria desde junio de 2015.

214 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 216: Textos para la reforma electoral de Canarias

215Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Imagen 6. Prepa ra ción de la salida de la Manifestación del 19J desde la pla za de la Constitu-ción (plaza del Obelisco) en Las Palmas de Gran Canaria. Encabe zan la pancarta Demócrataspara el Cambio, el Alcal de Augusto Hidal go y los líderes de los partidos cana rios y la socie -dad civil.

Entre otros efectos, la ciudadanía comprobó como con poco más de 5000votos, el partido Agrupación Socialista Gomera, fundado por Casimiro Cur-belo –resultado de su desgajamiento del Partido Socialista Canario tras lasalida del ex-senador–, obtenía tres escaños del Parlamento, mientras queotras fuerzas apoyadas por 54.000 votos, como Ciudadanos, que durantecasi toda la noche aparecía en pantalla con la asignación de dos diputados,repentinamente se volatilizaban a pesar de contar con once veces más su-fragios, quedando automáticamente excluida de la Cámara (Tabla 3).Los telespectadores pudieron comprobar también otros efectos de lo que

el presentador del canal de televisión autonómico –incapaz de dar una ex-plicación lógica a los resultados–, dio en llamar “la centrifugadora del sis-tema electoral canario”. Por ejemplo que, la tercera fuerza en votos, Coa liciónCanaria, resultara ser la primera en número de escaños, o que Podemos con132.000 votos consiguiera 7 escaños, mientras que CC con solo 30.000 mástuviera 18 asientos (dos de ellos los aportó la Agrupación Herreña Indepen-diente con tan solo 2500 votos).

Page 217: Textos para la reforma electoral de Canarias

216 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

TABLA 3. RESULTADOS EN VOTOS Y ESCAÑOS DE LAS ELECCIONES AUTONÓMICASCANARIAS DE 24 DE MAYO DE 2015

Candidatura Votos % Escaños

PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAñOL 182,006 19,53 % 15

PARTIDO POPULAR 170,129 18,26 % 12

COALICIóN CANARIA-PARTIDO NACIONALISTA CANARIO 164,458 17,65 % 16

PODEMOS 133,044 14,28 % 7

NUEVA CANARIAS 93,634 10,05 % 5

CIUDADANOS-PARTIDO DE LA CIUDADANÍA 54.375 5,84 % –

UNIDOS 23,428 2,51 % –

CANARIAS DECIDE:IzQUIERDA UNIDA CANARIA-LOS VERDES-UNIDAD DEL PUEBLO-ALTERNATIVA REPUBLICANA 20,027 2,15 % –

PARTIDO ANIMALISTA CONTRA EL MALTRATO ANIMAL 11,296 1,21 % –

UNIóN PROGRESO Y DEMOCRACIA 7,819 0,84 % –

ALTERNATIVA NACIONALISTA CANARIA 5,635 0,60 % –

AGRUPACIóN SOCIALISTA GOMERA 5,090 0,55 % 3

En la tabla no aparecen los 2 diputados de Agrupación Herreña Independiente –AHI– encoalición con CC, obtenidos con 2500 votos

Page 218: Textos para la reforma electoral de Canarias

Y más aún: ¿porqué Ciudadanos, que en la circunscripción de Gran Ca-naria recibió más votos que Coalición Canaria, no obtuvo su diputado y CCsí? El presentador televisivo volvía a remitirse a su centrifugadora electoralque había despedido al exterior al candidato de Ciudadanos mientras aco-gía al de Coalición. La explicación era que ninguno de los dos partidos su-peraba la barrera del 30 por ciento en esa isla, pero CC sí cumplía con la del6% autonómico. Sus votos fueron contados, y aunque con menor apoyo po-pular, Coalición Canaria consiguió un escaño por la circunscripción granca-naria.

Todos estos perversos efectos del peor de los sistemas electorales de re-presentación proporcional, venían siendo explicados por los expertos y di-fundidos por Demócratas para el Cambio en charlas abiertas al público,artículos de opinión en prensa y en Internet. Pero fue la fuerza de la televi-sión en directo y las expectativas que los partidos emergentes habían sus-citado para los comicios autonómicos de 2015, las que hicieron que elpúblico reaccionara en los días sucesivos inmediatos con protestas expre-sadas sobre todo en las distintas redes sociales; protestas secundadas yamplificadas por analistas y creadores de opinión en los diversos mediosde comunicación.

A esta corriente de opinión contraria al sistema electoral canario vigentecontribuyó de manera significativa el impacto de la campaña de recogidade firmas en la conocida plataforma digital Change.org generada por De-mócratas para el Cambio para demandar la intervención del Secretario Ge-neral del Consejo de Europa (Anexo 2) contra el inmovilismo del Parlamentocanario respecto a la demanda ciudadana de reforma electoral. Aunque lacampaña se había puesto en marcha un mes antes, fue tras los resultadosde las elecciones cuando hubo un incremento explosivo de apoyos, llegandoa registrarse casi 28.000 adhesiones (Imagen 7).

Esta disconformidad de los votantes con la traducción de su voto en es-caños fue creciendo y DPC tomó la iniciativa de convocar un encuentro ciu-dadano en el Club La Provincia el 4 de junio, tan solo once días después delas elecciones y dos semanas antes de las manifestaciones. Aquella convo-catoria, que tuvo por título ‘24M, ¿y ahora qué?’ (Imagen 9), perseguía reu-nir a diferentes sectores de la sociedad canaria, para hablar sobre lo quehabía ocurrido recientemente en las elecciones y lanzar la propuesta de

217Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Page 219: Textos para la reforma electoral de Canarias

movilizaciones (Imagen 8) para el 19 de Junio (el 19-J). Fue una propuesta,de nuevo, que partía de la ciudadanía y organizaba Demócratas para elCambio. Se convocó a expertos, periodistas, políticos y representantes de lasociedad civil.

Este encuentro fue decisivo para pulsar la opinión de todos, y entre otrascosas, logró que, además de que los partidos que pertenecían al Pacto porla Democracia en Canarias –del que luego hablaremos más extensamente–se sumaran sin titubeos al plan de protestas, diera también un paso ade-lante Podemos –que no había firmado el Pacto pero reclamaba en su pro-grama una reforma electoral–. Aquella misma noche Podemos declaróadherirse al 19-J. Por su parte, el Partido Popular (PP) –que tampoco habíafirmado el Pacto–, manifestó estar a favor de la reforma electoral y en díasposteriores, tras la elaboración de un texto de consenso amplio, decidióigualmente unirse a la movilización.

218 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Imagen 7. Imagen de la página web deChange.org con la campaña de re cogidade firmas puesta en marcha por DPC.

Imagen 8. Demócratas para el Cambio pro-mociona en la playa de Las Canteras la con-vocatoria de movilizaciones por la ReformaElectoral Canaria del 19 de Junio (19-J).

Page 220: Textos para la reforma electoral de Canarias

219Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Demócratas para el Cambio ha intentado siempre mantener en vigor eldebate sobre la necesidad de reforma electoral. Por eso, durante la campañaelectoral tomó diversas iniciativas. La más fructífera de ellas fue la de pre-guntar en directo a los cabeza de lista de los principales partidos concu-rrentes a las Elecciones al Parlamento de Canarias de 2015 por su intenciónde llevar adelante en su programa la reforma electoral (Tabla 4). Se realiza-ron diez preguntas al respecto a cada aspirante a la presidencia de Go-bierno. Es de reseñar que de todos los entrevistados, la única que norespondió a ninguna de las preguntas fue la candidata del Partido SocialistaCanario, Patricia Hernández25 (nombrada tras las elecciones Vicepresidentadel Gobierno de Canarias).

25 Patricia Hernández Gutiérrez (Santa Cruz de Tenerife, 1980). Diplomada en RelacionesLaborales y Graduada Social. Secretaria General del PSC-PSOE de Santa Cruz de Tenerife.Vicepresidenta del Gobierno de Canarias.

Imagen 9. Encuentro ciudadano con partidos políticos, expertos, perio -distas y asociaciones en el Club La Provincia el 4 de junio de 2015 dondese anuncian las manifestaciones del 19 de junio.

Page 221: Textos para la reforma electoral de Canarias

TABLA 4. REFORMA ELECTORAL CANARIA. ¿QUIÉN RESPONDE Y QUIÉN NO?

UNIóN PROGRESO Y DEMOCRACIA

Gustavo González

10 preguntas Respuestas 10

NUEVA CANARIAS

RománRodríguez

NUEVA CANARIAS

10 preguntas Respuestas 10

IzQUIERDA UNIDA

RamónTrujillo

10 preguntas Respuestas 10

CIUDADANOSManuelRomero

10 preguntas Respuestas 10

PARTIDO POPULAR

AustraliaNavarro

10 preguntas Respuestas 10

PODEMOSNoemíSantana

PODEMOS

10 preguntas Respuestas 3

COALICIóNCANARIA

FernandoClavijo

10 preguntas Respuestas 2

PSOEPatriciaHernández

10 preguntas Respuestas 0

El cuadro muestra qué líderes políticos respondieron a diez preguntas sobre el Sistema Electoraldurante la campaña de Elecciones Canarias 2015. El contenido concreto de las respuestas puedeconsultarse en la web de DPC http://democratasparaelcambio.com/

220 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 222: Textos para la reforma electoral de Canarias

Este fue el cuestionario de diez preguntas que se llevó a cabo en entre-vista individual en directo a través de la Red Social de Twitter:

1. ¿Sabe que el valor de voto entre los canarios es el más desigual delMundo? ¿Qué opina?

2. ¿Sabe que las ciencias políticas demuestran que el nivel de desarrollodemocrático afecta al desarrollo socioeconómico?

3. ¿Qué prevé su programa electoral para paliar la desigualdad en elvalor de voto?

4. ¿Qué opina de que la mayoría de la población de este Archipiélagoesté infrarrepresentada en su Parlamento?

5. ¿Le parece correcto que un 17% de ciudadanos tenga el 50% de esca-ños para decidir igual que el 83% poblacional?

6. ¿Le parece democrático que el tope electoral para acceder al escañosea del 30% Insular o 6% Regional?

7. Si llega al Gobierno ¿Qué propuestas hará para mejorar el funciona-miento de la democracia en Canarias?

8. Si llega al Gobierno ¿propondrá cambiar de forma prioritaria la LeyElectoral Canaria?

9. Si llega al Gobierno ¿propondrá como prioritario reducir la desigual-dad en el valor de voto entre los canarios?

10. La décima pregunta variaba si se dirigía a un firmante del Pacto porla Democracia, en cuyo caso se le pedía que valorara la negativa a fir-marlo por parte de PP, Podemos, PSC y CC, o si por el contrario, se tra-taba de uno de los partidos no firmantes se le preguntaba por quéno lo firmaba y si estaba dispuesto al diálogo con el Pacto.

En el año anterior, 2014, DPC puso en marcha el proyecto que considerade mayor trascendencia política para el plan reformista. Convocó a todoslos partidos políticos a firmar un PACTO POR LA DEMOCRACIA EN CANARIAS(Anexo 3).

El cometido de este compromiso era el de aglutinar el mayor número po-sible de voluntades en torno a un documento de puntos básicos que per-mitiera con posterioridad desarrollar una Ley Electoral reformada. Los trespuntos básicos propuestos para el acuerdo fueron:

221Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Page 223: Textos para la reforma electoral de Canarias

222 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

1. Acometer la reforma por medio de una Ley del Parlamento, dejandoen segundo término la vía de reforma estatutaria.

2. Aumentar la proporcionalidad del sistema por medio del incrementode representación de las circunscripciones infrarrepresentadas.

3. Reducir las barreras electorales teniendo como referencia las del restode sistemas electorales autonómicos.

Estos tres compromisos mínimos de partida fueron respaldados y firma-dos por do ce formaciones políticas: Centro Canario Nacionalista, Ciudada-nos, Ciudadanos de Santa Cruz, Compromiso por Gran Canaria, Con ArucasPlataforma Ciudadana, Izquierda Unida Canaria, Nueva Canarias, Partidode Independientes de Lanzarote, Sí Se Puede, Socialistas por Tenerife, UniónProgreso y Democracia y XTF Por Tenerife (Imagen 10).

Entre ellas como ya hemos dicho, no se encontraba Podemos, que a lolargo del recorrido del Pacto se encontraba inmersa en un largo proceso deorganización interna sin interlocución con poder ejecutivo. Por su parte, elPartido Popular, que manifestó que firmaría el Pacto, se retractó veinticua-tro horas antes del acto público de firma.

Los partidos que en la legislatura anterior (VIII Legislatura) formaban lacoalición de gobierno: Partido Socialista Canario y Coalición Canaria, nosolo no firmaron, sino que, ni tan siquiera contestaron en ningún sentido alos escritos que les remitimos y que fueron registrados con sello de entrada.No recibieron a DPC para que, sin otras pretensiones, pudiéramos transmi-tirles en qué consistía el Pacto.

En cualquier caso, el Pacto se firmó el 5 de junio de 2014 en los salones dela Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria (RSEAPGC)y posteriormente, se sucedieron diversas reuniones de su Mesa de Seguimien -to en las que se fueron exponiendo los distintos puntos de vista de cada uno.

Sorprendentemente, doce partidos fueron capaces de llegar a proponerun modelo concreto de reforma electoral, algo que, sinceramente, desdeDemócratas para el Cambio, no esperábamos que fuera a suceder en tancorto espacio de tiempo como seis meses. Y tiene aún mayor trascendenciaque se alcanzara el acuerdo con tal celeridad, cuando los puntos de partidade cada organización se encontraban en posiciones notoriamente distan-tes. Baste mencionar que en la Mesa de Seguimiento se plantearon desde

Page 224: Textos para la reforma electoral de Canarias

223Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

circunscripciones únicas a sistemas mixtos; desde re duc ción de barrerashasta su eliminación completa, y desde la corrección de las infrarrepresen-taciones en términos absolutamente proporcionales, a la reordenación tes-timonial del actual reparto de diputados por circunscripciones.

Que tal cantidad de formaciones políticas con tan diversas concepcionessobre el sistema electoral canario y su reforma, pudieran alcanzar, primero,un acuerdo de mínimos como era el documento del Pacto, y –en un se-gundo momento–, una propuesta concreta de modelo reformista, es laprueba a favor de quienes propugnamos la necesidad del cambio, de queel entendimiento es posible. Si no se ha llegado a él por parte de otras fuer-zas, ha sido por pura falta de voluntad política para afrontar el debate.

Imagen 10. Actopúbli co de firmadel Pacto por laDemocracia en Canarias. Salón de la RSEAPtGC, 5 de junio de 2014. De izquierda a derecha: Rober -to Rodríguez (Sí Se Puede), Román Rodríguez(Nueva Canarias), Lorenzo Garzón (IzquierdaUnida), Nardy Barrios (Compromiso por GranCanaria), Elisa Hernández (Centro Canario Na-cionalista), José Luis García Morera (Unión Pro-greso y Democracia), Marisol Collado (Con Aru cas)y Eduardo González (Ciudadanos). Excusaron suasistencia los representantes de Socialistas porTe nerife, Ciudadanos de Santa Cruz, Partido deIndepen dientes de Lanzarote y XTF por Tenerife.

Imagen 11. Presentación del Pacto porla Democracia en Canarias en el Parla-mento canario el 9 de octubre de 2014

La ciudadanía invita a los partidos a dialogar por una Ley Electoral Canaria

Acto de firma abierta al público

5junio20.00h

Real Sociedad EconómicaVegueta

Page 225: Textos para la reforma electoral de Canarias

El Pacto por la Democracia hizo la presentación de sus conclusiones enla sala de prensa del Parlamento de Canarias (Imagen 11). Esta propuestase adjuntó como Anexo 4 al documento del Pacto, y no tienz el carácter dedefinitivo, es decir, no debe obstaculizarse su modificación si con ello selogra la ampliación de la nómina de firmantes.

En este proceso, DPC actuó, primero como promotor, y luego como im-pulsor, árbi tro y moderador, pero desde el inicio planteó a los partidos querenunciaba a tener derecho a voto en las decisiones que tomara la Mesadel Pacto. El foro cívico colaboraría en todo lo que se le demandara para lle-var a buen término el trabajo pendiente. Esta actitud se explicaba por lanecesidad que DPC tenía de salvaguardar su opinión e incluso su modelopropio de reforma si considerara adecuado contraponerla a la que en el fu-turo pudiera surgir de la Mesa del Pacto o de cualquiera otras negociacionesen las instituciones.

El Pacto por la Democracia se considera por nuestro foro, y por sus fir-mantes, un instrumento válido para el encuentro y el debate. Es además,un Pacto abierto a la incorporación futura de nuevos socios, y de hechotiene la vocación de seguir ampliando sus miembros hasta conseguir unamayoría significativa que lidere el debate de la reforma electoral.

En las fechas en que revisamos este texto, se está celebrando, de hecho,una nueva ronda de conversaciones para presentar la Segunda Edición delPacto por la Democracia (Imagen 12) a los partidos que no firmaron la de2014 (Anexo 5). En esta ocasión hemos conseguido reuniones con todos losausentes: Podemos, Partido Popular, Coalición Canaria y Partido SocialistaCanario. La buena noticia es que Podemos y Partido Popular de Canarias sehan adherido al Pacto. De las otras dos formaciones estamos a la espera deuna respuesta. El único partido que sigue sin haber concedido una entre-vista a DPC es la Agrupación Socialista Gomera de Casimiro Curbelo.

Para poder llegar hasta este punto, es decir, para conseguir que las fuer-zas políticas escucharan a Demócratas para el Cambio, hubo un recorridoprevio consistente en el que siempre se persiguió ser rigurosos en el análisisy exposición del funcionamiento del régimen electoral de Canarias y su ine-ludible necesidad de reforma. Esto, y el espíritu de entendimiento y con-fluencia que siempre hemos querido promover desde DPC para superar laslegítimas diferencias políticas que entre tan diversas organizaciones existen

224 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 226: Textos para la reforma electoral de Canarias

225Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

(Imagen 13), creemos que nos dioel crédito suficiente para que to -das ellas se sentaran a una mis -ma mesa para hablar y, si fuerapo sible, llegar a acuerdos.Desde la firma del Pacto por la

Democracia hasta la fecha en queescribimos estas líneas, Demó-cratas para el Cambio ha interve-nido también en la elaboraciónde textos consensuados para pro - po ner mociones en las corpora-ciones locales, y así se han idoaprobando en diferentes ayun -tamientos tales mociones con el carácter de Institucional. Las más relevan-tes han sido las del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria (que laha aprobado en dos ocasiones: una con el Partido Popular al frente de lacorporación y la última con el pacto tripartito de Nueva Canarias, PartidoSocialista Canario y Las Palmas de Gran Canaria Puede) y la del Cabildo deGran Canaria (Anexo 6) que contó incluso con el voto del representante deCoalición Canaria.

20162ª edición

Imagen 12. Logo de la 2ª Edición del Pacto por la Democracia en Canarias. Presentado aPodemos, PP, CC y PSC-PSOE a lo largo de febrero y marzo de 2016.

Imagen 13. Primera reunión de la Mesa deSeguimiento del Pacto por la Demo cracia enla RSEAPGC el 19 de septiembre de 2014.

Page 227: Textos para la reforma electoral de Canarias

226 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Más atrás en el tiempo, hubo otras accio -nes de Demócratas para el Cambio condu-centes a informar y sensibilizar a la opi niónpública. De gran repercusión mediáticafue el concierto público REC YA (acrónimode Reforma Electoral Canaria YA, y al tiem -po, la abreviatura de record, –grabar– eninglés) celebrado en enero de 2014 en dosescenarios del Parque de San Telmo de LasPalmas de Gran Canaria. Cabe resaltar loextenso de la nómina artística que, de ma - nera completamente desinteresada e im-plicada en la causa, actuó para la ocasión.Fueron diez formaciones musicales, tea-trales y humorísticas: Los Gofiones, Son LaTela, La Midnight Soul Band, Piedra Pómez,Teatro La República, Arístides Moreno,ByPass Teatro, Germán López, La Gran Ca-naria Big Band y Barrios Orquestados, cu -yo director, José Brito López26, forma partede la Junta de DPC y fue el alma mater delevento. También colaboraron de maneraaltruista los técnicos de luz y sonido, inge-nieros, productores, publicitarios, etc. Esteconcierto (Imagen 14) acercó al público demanera festiva el lema de Reforma Electo -ral Canaria YA y fue un motivo para atraerla atención hacia un tema árido y com-plejo de explicar, y al tiempo, mostrar elimportantísimo respaldo proveniente delmundo de la cultura, como quedó reco-gido en los diferen tes medios de comuni-

26 José Manuel Brito López (Las Palmas de Gran Canaria, 1971). Músico violinista, compository profesor. Fundador del proyecto Barrios Orquestados.

Imagen 14. Concierto REC YA el 25 deenero de 2014, Parque de San Telmo, LasPalmas de Gran Canaria.

Page 228: Textos para la reforma electoral de Canarias

cación. Debe reseñarse que además de los artistas menciona dos, otros mu-chos, y de otros ámbitos como la literatura o las artes plásticas, tam bién co-laboraron con sus obras a financiar el evento a través de la campaña demicromecenazgo o crowdfunding que se puso en marcha en el portal deJuntalia.com para conseguir los fondos necesarios.

Antes, el 5 de mayo de 2011, promovimos la Declaración y Manifiesto ParaLa Reforma Electoral de Canarias (Anexo 7), que firmaron más de 13.000ciudadanos y 70 organizaciones cívicas de los más diversos ámbitos. Nues-tro foro tuvo que hacer esto, en sustitución de lo que hubiera tenido quepoderse hacer: una recogida de firmas para la presentación de una IniciativaLegislativa Popular. Pero, una vez más, los obstáculos para enfrentar la re-forma electoral de Canarias alcanzan incluso a la legislación que regula laparticipación directa de la ciudadanía en la proposición de leyes. La Ley deIniciativa Legislativa Popular de Canarias reza así en su artículo 2 punto 6:“Están excluidas de la iniciativa legislativa popular, las siguientes materias:El régimen electoral”.

Este impedimento legal nos indujo a la formulación de un Manifiestoque recabara apoyos individuales y colectivos.

Las firmas recogidas se entregaron con registro de entrada durante oc-tubre y noviembre de 201227 a los siguientes cargos institucionales de la Co-munidad Autónoma de Canarias:

Presidente del Gobierno Vicepresidente del Gobierno Consejero de Presidencia, Justicia y Gobernación Presidente del Parlamento Portavoces de los cuatro Grupos Parlamentarios Presidente de la Comisión Parlamentaria de Gobernación, Justicia y

Desarrollo Autonómico Presidente del Cabildo de Tenerife Presidente del Cabildo de Gran Canaria Diputado del Común

27 Los documentos de reclamación se encuentran disponibles en Internet en la página webde De mócratas para el Cambio en http://democratasparaelcambio.com/

227Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

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Además se remitió el texto al correo electrónico oficial de los sesenta di-putados del Parlamento Canario a través de la web oficial del PARCAN.

En mayo de 2012 se presentaron en sendos actos públicos simultáneosen El Ateneo de La Laguna en Tenerife y en la Real Sociedad Económica enGran Canaria (Imagen 15), los resultados de la campaña de recogida de fir-mas para el Manifiesto.

228 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Imagen 15. La Junta Directiva de Demócratas para el Cambio en la RSEAPGC el 21 de mayode 2012, con motivo de la presentación de resultados de la Declaración y Manifiesto para laReforma Electoral de Canarias. De izquierda a derecha: José Brito López (1971, Músico), LuisRoca Arencibia (1969, Periodista), Mónica Palacios Parada (1966, Publicista), Samuel MarreroLorenzo (1971, Profesor de Instituto), Vicente Mujica Moreno (1964, Oftalmólogo), Juan JoséPons Bordes (1964, Ingeniero), Manuel Rodríguez González (1964, Psiquiatra) y José MarreroHenríquez (1962, Profesor de Universidad).

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229Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Solo obtuvimos respuesta de dos parlamentarios (Ignacio González28 –Cen -tro Canario Nacionalista (CCN)– y José Luis Perestelo29 –Coalición Canaria–).El resto de representantes y cargos institucionales mantuvo un silencio ab-soluto, incluido el propio Diputado del Común.

Esta actitud despectiva hacia la petición de miles de ciudadanos y la apa-rición en YouTube en mayo de 2013 del vídeo documental “Canarias, unademocracia increíble” del colectivo Awante, que recogía declaraciones dediferentes dirigentes políticos e institucionales entrevistados por el perio-dista Txema Santana, la mayoría en términos vagos e inhibitorios respectoa la reforma electoral, nos hizo reaccionar. En este documental (en el quetambién se incluyó a DPC), el Diputado del Común, Sr. Saavedra10, en con-testación a la entrevistadora que preguntaba si alguna vez había recibidouna queja por el funcionamiento del sistema electoral canario, manifes-taba: “no, rotundamente”30.

Decidimos exigir respuestas. Tras la publicación en prensa de nuestro ar-tículo “Ni Saavedra ni Bravo de Laguna”, solicitamos reunión con el Dipu-tado del Común, D. Jerónimo Saavedra Acevedo, para aclarar por qué no sehabía respondido a nuestra petición y poner queja formal para que los dis-tintos cargos administrativos e institucionales respondieran al escrito delManifiesto remitido.

A cuenta gotas y tras dilatada espera, fueron contestando todos a ins-tancia de la oficina del Diputado del Común (el último en responder, y trasvarios requerimientos, fue el Presidente del Cabildo de Gran Canaria, D. JoséMiguel Bravo de Laguna31).

28 Ignacio González Santiago (Santa Cruz de La Palma, 1961). Licenciado en Derecho. Hasido diputado del Parlamento de Canarias, Consejero del Gobierno de Canarias y Presi-dente del Centro Canario Nacionalista (CCN).

29 José Luis Perestelo Rodríguez (San Andrés y Sauce, La Palma, 1956). Diplomado en Magis -terio por la Universidad de La Laguna. Ha sido diputado del Parlamento de Canarias,Senador por La Palma y Presidente del Cabildo de La Palma.

30 El vídeo documental “Canarias, una democracia increíble” está disponible en Interneten YouTube, en la dirección https://www.youtube.com/watch?v=GuIoNdBLfxA. Las de-claraciones de Saavedra negando haber recibido queja respecto al Sistema Electoral Ca-nario aparecen en el minuto 15 y 27 segundos.

31 José Miguel Bravo de Laguna Bermúdez (Las Palmas de Gran Canaria, 1944). Licenciadoen Derecho. Ha sido diputado en las Cortes Generales y en el Parlamento de Canarias

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Sin excepciones, todas las respuestas fueron dilatorias, negativas o deexcusa en el sentido de manifestar que no eran de su atribución o compe-tencia. La Mesa del Parlamento incluso llamó la atención al Diputado delComún con la siguiente contestación: “Según lo establecido en los arts. 16y 17 de la Ley Reguladora del Diputado del Común, no está la Cámara legis-lativa en el ámbito de las actuaciones del comisionado parlamentario”.

Observadas todas las repuestas en conjunto dibujaban el paisaje de unademocracia preocupantemente opaca y obstruccionista.

Tenemos que dejar constancia de otro punto de interés en la trayectoriade demanda de reforma electoral de DPC.

En octubre de 2010, el Partido Popular de Canarias, que ha estado gober-nando con Coalición Canaria desde 2007, rompe el pacto de gobierno. Enese momento, faltan aún casi ocho meses hasta las elecciones de mayo de2011.

El PP de Canarias permite que CC gobierne en minoría, como tambiénhace el Partido Socialista Canario. Constatamos que ese nuevo panoramaparlamentario facilita una mayoría de dos tercios (más un diputado) delParlamento, que no tiene, teóricamente, obligaciones con el partido queahora ostenta la Presidencia y también el Gobierno de Canarias en solitario.

Por este motivo solicitamos una reunión al Secretario General del PartidoSocialista Canario, D. José Miguel Pérez32 (que nunca nos contestó) y al Pre-sidente del Partido Popular de Canarias, D. José Manuel Soria33. En esas car-tas les exponíamos que tal mayoría podría llevar adelante la reformaelectoral de Canarias por medio de una Ley del Parlamento si se contaracon el Partido Socialista Canario, que, de hecho, ya tenía en marcha unapropuesta de Ley, limitada en su contenido a una reducción de las barreras

del que ha sido su Presidente, Presidente del Cabildo de Gran Canaria y Presidente delPartido Popular de Canarias. En la actualidad forma parte del partido Unidos por GranCanaria.

32 José Miguel Pérez García, Las Palmas de Gran Canaria 1957. Catedrático de Historia Con-temporánea de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Secretario General delPartido Socialista Canario desde 2010.

33 José Manuel Soria López, Las Palmas de Gran Canaria, 1958. Ministro de Industria, Energíay Turismo del Gobierno de España. Presidente regional del Partido Popular de Canariasdesde 1999.

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231Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

con el establecimiento de una única barrera insular al 5 por ciento, y, porotro lado, con una nueva propuesta complementaria que hiciera el PartidoPopular. No nos dirigimos a Coalición Canaria porque en reuniones previas,cuando tratamos de invitarlos a firmar la Declaración y Manifiesto para laReforma Electoral de Canarias, nuestro interlocutor, D. Manuel Lobo34, nosafirmó que no estaban dispuestos a ninguna reforma electoral si no fueraa cambio de más autogobierno.

Dado que las demandas del PP se dirigían fundamentalmente a la co-rrección de la desigualdad en la representación por circunscripciones, plan-teamos a Soria que asumiera esa parte de la reforma, proponiendo unincremento de representación a las islas de Tenerife y Gran Canaria (las doscircunscripciones con mayor infrarrepresentación no solo de Canarias, sinodel conjunto estatal) y complementara así, la petición de reforma del PSC-PSOE dirigida a la reducción de barreras. Éramos conscientes de que la pro-puesta era limitada, pero dada la premura de tiempo, las constricciones delestatuto vigente en lo referente al número máximo de diputados y la opor-tunidad de entendimiento entre PP y PSC-PSOE que se brindaba, la pro-puesta más sencilla –y que ya había circulado anteriormente como posiblepor varias formaciones políticas– tenía que ser la planteada.

José Manuel Soria, en la reunión que finalmente se produjo en diciembrede 2010, nos pidió un estudio para ver cómo funcionaría ese modelo antela proximidad de las elecciones autonómicas, pues creía que sólo daría lugara una mayor fragmentación del Parlamento. Elaboramos y le hicimos llegaraquel estudio que –como ya le adelantamos–, mostró que no iba a producirtal efecto.

Por otro lado, también pedimos reunión a Hernández Spínola35, ya que,por una parte, de José Miguel Pérez solo obtuvimos el silencio por contes-tación, y, por otro lado, él era el portavoz y presidente del grupo socialistaen el Parlamento de Canarias. Planteamos a Spínola –que tras las elecciones

34 Manuel Lobo Cabrera, Las Palmas de Gran Canaria, 1950. Catedrático de Historia Moder -na de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Rector de la ULPGC. Hasido presidente insular de Coalición Canaria en Gran Canaria.

35 Francisco Hernández Spínola (Arrecife, 1957). Licenciado en Derecho. Ha sido Vicesecre-tario General del PSC-PSOE y Consejero de Presidencia, Justicia e Igualdad del Gobiernode Canarias.

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de mayo de 2011 sería nombrado Consejero de Presidencia– lo mismo, esdecir, que ante la negativa de Coalición Canaria a cualquier debate sobre lareforma electoral, y dado que ya tenían en marcha su propuesta de ley dereducción de barreras al 5 por ciento36 (conviene recordar que el PSC-PSOEse presentó ante el electorado reclamando una reforma amplia que aspi-raba a una lista autonómica, cosa que desapareció en su propuesta de Ley),podría llegarse al acuerdo con el PP de asumir cada uno la propuesta delotro y en conjunto aprobar una reforma vía Ley del Parlamento que con-templara la reducción de barreras y la mejora de representación de las cir-cunscripciones capitalinas.

En conclusión: la respuesta de José Manuel Soria fue que el modelo nocambiaba nada y por tanto no harían nada pues se acababa la legislaturay habría que dejarlo para la siguiente; y la de Spínola37 fue, agotar todos losplazos para llevar al final su propuesta el 28 de febrero de 2011 (a dos mesesde la disolución de la Cámara) a la Comisión de Gobernación, Justicia y De-sarrollo Autonómico del Parlamento donde terminó su recorrido sin llegaral Pleno.

Estas eran las pruebas inequívocas de la verdadera falta de voluntad po-lítica para regenerar la democracia en Canarias por parte de los principalespartidos de España. El PP y el PSC-PSOE estaban únicamente pendientes –co -mo en todas las vísperas de elecciones–, de sus posibilidades de pactos ysocios futuros para llegar al Gobierno de Canarias.

Aún más atrás en el tiempo, durante los primeros años de su andadura,desde 2007 a 2009, Demócratas para el Cambio centró sus esfuerzos en elaspecto del estudio, análisis y difusión a la sociedad, de cómo funcionabael sistema de elección de representantes y la democracia en que vivían.

El foro nunca ha pedido ni recibido subvenciones (ni en el periodo detiempo entre 2009 y 2012 que estuvo registrado como asociación cívica).Todos sus gastos los han cubierto sus miembros y su, cada vez más amplia,red de simpatizantes.

36 Proposición de ley para la democratización del sistema electoral al Parlamento de Ca-narias. Boletín Oficial del Parlamento de Canarias, Núm. 120/2 de 27 de abril de 2009.

37 Los resultados de estas conversaciones con Spínola y Soria se publicaron en Nota dePrensa por DPC. Puede accederse al documento completo en su web http://democratas-paraelcambio.com/

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Se creó una página web para poder facilitar la comunicación de contenidos.Posteriormente, DPC se incorporó a las redes sociales que iban adquiriendocada vez mayor fuerza en Internet: Facebook y Twitter, además de Youtube.

Se dieron charlas explicativas abiertas al público, en la Real Sociedad Eco-nómica de Amigos del País de Gran Canaria (RSEAPGC), la Orden del Cacho-rro Canario, el Club Financiero de Gran Canaria, el Ateneo de La Laguna, elcafé Despacio, el Club La Provincia (Club de Prensa), en aulas de Barrios Or-questados, a la asamblea del 15-M San Telmo, el Ateneo de Santa Brígida,en el Club Cuasquías (en la Noche del Rinoceronte) y a la federación vecinalEl Real de Las Palmas, entre otros auditorios.

Se elaboraron documentos explicativos en distintos soportes como ví-deos, presentaciones con diapositivas y documentos de texto, con accesolibre para su difusión desde el sitio web en Internet de Demócratas para elCambio.

También se participó en 2008, como ponentes, en la Universidad de Ve-rano de Maspalomas y en 2009 en el I Congreso de Derechos CiudadanosEuropeos organizado por Los Verdes.

Hemos escrito buena cantidad de artículos de opinión en la prensa enpapel y digital38 y también tuvimos la oportunidad de publicar en la revistadigital especializada Politikon nuestro artículo “El Sistema Electoral Cana-rio: la excepción de la democracia española”39. Hemos tenido intervencionesen casi todos los medios de comunicación canarios, quizá la de mayor rele-vancia fuera nuestra aparición en uno de los debates del conocido pro-grama 59 segundos de RTVE-Canarias el 15 de marzo de 2011.

En 2009, tras una actividad discreta, el foro Demócratas para el Cambiose presentó al público en el Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Ca-naria dejando constancia de su interés en trabajar por esta causa el tiempoque pudiéramos dedicarle.

Sinceramente opinamos que se ha hecho mucho. Desde luego, no tene-mos constancia de otro proyecto similar de la sociedad civil que haya du-

38 Una selección de los principales artículos de opinión de Demócratas para el Cambiopuede consultarse en su dirección web http://democratasparaelcambio.com/

39 Vicente Mujica Moreno. El Sistema Electoral Canario: la excepción de la democracia es-pañola. Politikon.es, 18 de octubre de 2013.

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rado tanto y haya logrado avanzar hasta donde ahora nos encontramos. Nosabemos cuánto tiempo más podremos persistir en la demanda pero con-viene dejar constancia de que hemos cumplido con lo que en 2010 expo-níamos en los párrafos finales de la Declaración y Manifiesto para la Refor maElectoral de Canarias:

“[…] Los firmantes de esta Declaración tienen la voluntad de que estas justas

aspiraciones se hagan realidad y para ello acudirán a todas las instancias que

fuera necesario, ya sean de carácter político, administrativo, institucional o

judicial”.

Y así ha sido; hemos acudido a diversas instancias políticas, administra-tivas e institucionales, además de dirigirnos a la sociedad canaria. Nos resta,como último recurso, la instancia judicial. No descartamos que se tengaque recurrir a ella, pero, en caso de llegar a hacerlo, lo consideraríamos unfracaso de la democracia canaria. Un fracaso, porque solo se acude al juezcuando antes no ha habido capacidad de diálogo y acuerdo, que es lo que

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Imagen 16. Presentación de Demócratas para el Cambio a la sociedad canaria en el GabineteLiterario de Las Palmas de Gran Canaria el 20 de mayo de 2009.

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hasta la fecha viene sucediendo entre las diversas fuerzas políticas que pre-tenden el poder en Canarias.

Conclusiones: el futuro de la democracia en Canarias

Transcribamos lo que con insistente frecuencia se oye en la calle: “si el Par-tido Popular y el Partido Socialista quieren, se puede cambiar el sistemaelectoral de Canarias hoy mismo”. Y este comentario del ágora, sin sesudosestudios ni pomposos discursos institucionales, resume una verdad simplepero contundente e intuitiva.

Hasta el momento, la actitud de estos dos partidos la juzgamos decep-cionante.

Cuando en algún momento se han dado las circunstancias más favora-bles para un acuerdo, PP y PSOE no han sido capaces de superar los escollosde su organización interna, que sigue el esquema insular –espejo de lospeores conceptos insularistas del sistema electoral–, para hacer prevalecerel interés del conjunto y la mayoría poblacional. Han preferido no hacerfrente –con razones contrastadas– a las voces de protesta que se alzabandesde cada una de sus organizaciones de los territorios no capitalinos y ex-cusarse con endebles argumentos legislatura tras legislatura.

Y no solo esto. Los grandes partidos estatales, han estado dispuestos asacrificar sus convicciones íntimas de necesidad de reforma electoral, si lascircunstancias del pacto político –ya fuera en el ámbito regional o en el na-cional–, exigían aparcar una y otra vez el proceso reformista, por ser esta lacondición para cualquier acuerdo con Coalición Canaria, la organización po-lítica opuesta de manera más frontal a la modificación del peor de los sis-temas electorales de España.

Partido Popular de Canarias y Partido Socialista Canario tienen unadeuda con la sociedad canaria en general, y muy en particular con las ma-yorías ciudadanas de Gran Canaria y Tenerife. Con la primera, porque sinafrontar la reforma de la elección de representantes de la Cámara Legisla-tiva, prolongan en el tiempo la solución a algo que en el fondo pone enjuego el éxito o fracaso de Canarias como sociedad, como comunidad; esdecir: resolver que, por fin, la producción legislativa sea decisión de la ma-

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yoría real, como es lo que ocurre en cualquiera de las democracias genuinasde nuestro entorno (el sistema de valor de voto más desigual del mundodespués del canario lo ostenta Tanzania40). Y con Gran Canaria y Tenerife,porque sus poblaciones no aceptan que PP y PSOE no lleguen a un acuerdoque, superando su legítima confrontación política e ideológica, haga másjusta la representación del 83 por ciento de su población que solo cuentacon el 50 por ciento de los asientos del Parlamento para decidir.

Todos los partidos políticos son fundamentales en este proceso de re-forma que implica en el fondo un cambio en la concepción del modelo or-ganizativo de Canarias. También Coalición Canaria lo es, aunque, hasta hacemuy poco, se ha negado a considerar siquiera iniciar el debate. Pero hay quepedir más responsabilidad a quienes dicen que la tienen. El PP y el PSC-PSOE,se muestran a la ciudadanía –y últimamente quieren subrayar ese discursoante la pujanza de los nuevos partidos de Ciudadanos y Podemos– comolos articuladores de las grandes mayorías. Pues bien, si es así, no pueden se -guir desatendiendo a esas mayorías. Tienen que afrontar, por medio delacuerdo y el consenso, este problema. Están aún a tiempo, si bien, ya sehacen evidentes los cambios que la falta de asunción de responsabilidadesproduce en la sociedad y el electorado: otras concepciones, otras formas detratar la res publica, en suma, otras fórmulas políticas emergen ante la faltade respuesta y el compromiso con la regeneración democrática de fondo.

Y con este análisis crítico –habrá quien lo tilde incluso de severo, y seacepta– respecto a los tres principales protagonistas de la política canariade los últimos treinta años, no buscamos la confrontación, sino, más bien,el toque de atención que haga recapacitar a estas fuerzas políticas para quede manera decidida y con convencimiento, afronten definitivamente la másgrave reforma política que tiene pendiente nuestro archipiélago.

Tras un recorrido ya largo –durante el cual hemos podido intercambiaropiniones con, prácticamente, todos los partidos políticos, organizacionessindicales y empresariales, asociaciones cívicas de los más diversos ámbitos,representantes institucionales diversos, expertos juristas y académicos, pe-

40 Carlos Fernández Esquer y Guillermo Kreiman Seguer. La igualdad del voto ¿principiodemocrático o papel mojado? Revista Ágora Nº9, Octubre 2014.

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riodistas, intelectuales, etc., estamos en disposición de dar nuestra opiniónsobre la cuestión de la reforma electoral de Canarias.

El modelo actual de elección de representantes fue fruto, en 1.982, de ladesconfianza, recelo y rivalidad entre las dos islas capitalinas y a su vez,entre las islas centrales y periféricas41.

Si tras más de tres décadas de democracia y autonomía, Canarias no escapaz de sobrepasar su concepción de agrupación de islas para pensar yproyectarse hacia el futuro, en un conjunto superador más amplio comoComunidad Autónoma, tendremos que asumir nuestro fracaso. Si conjugarla ayuda por las desventajas a los territorios menos poblados y la compensa -ción a la ciudadanía de los territorios más periféricos, con el concepto princi -pal garante de la democracia y su nervio vital, esto es, la igualdad de deci siónentre ciudadanos del conjunto, nos resulta una tarea extraña o prescindible,estamos ante una comunidad y una sociedad fallidas. Y esta idea de cerca-nía al fracaso como proyecto común de Canarias, fue repetida por buenaparte de los expertos convocados en la Jornada sobre el Sistema ElectoralCanario del 12 de septiembre de 2015; no es solo una apreciación de DPC.

No es casual comprobar cómo tras treinta años en disposición de la máspotente herramienta para el entendimiento y la toma de decisiones entreindividuos y colectivos dispares, esto es, la democracia, ocupe Canarias losúltimos puestos de las comunidades españolas en el periodo que va de 1974a 2003 respecto al crecimiento del bienestar per cápita (20 puntos porcen-

41 […] Las elecciones autonómicas en Canarias se rigen por el Sistema Electoral menos pro-porcional y más restrictivo de España. Merece la pena preguntarse por qué esto es así.La autonomía llegó en 1981 a Canarias en un contexto en el que se reavivaron los recelosde cada isla respecto a las demás que hasta el momento disponía de considerable au-tonomía con su Cabildo; así como de una provincia frente a la otra –hasta 1927 Canariasfue provincia única y desde ese año se escindió en dos–.

Por otra parte, las islas llamadas menores (El Hierro, La Gomera, La Palma, Fuerteven-tura y Lanzarote) enarbolaron su déficit histórico frente a las capitalinas (Gran Canariay Tenerife), negándose a propiciar cualquier Estatuto de Autonomía que no igualara surepresentación parlamentaria a la de las dos islas mayores.

El Sistema Electoral Canario: la excepción de la democracia española. Politikon.es, 18de octubre de 2013, Vicente Mujica Moreno.

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tuales inferior a la media estatal) o de reducción de la desigualdad en la re-distribución de la renta42.

No es casual tampoco, que, aunque viviendo en una democracia formal,aparezca nuestro archipiélago encabezando año tras año, legislatura traslegislatura, los peores puestos de los índices del oprobio: desempleo, exclu-sión social, pobreza43, abandono y fracaso escolar44 45, etc. No lo es, porquela ciencia política46 y la sociológica47, ya han demostrado que peores demo-cracias se asocian a peores desarrollos socioeconómicos.

O empezamos por aquí, por reformar a fondo los fundamentos más bá-sicos de nuestra democracia, o iremos profundizando sin remedio en lospeores indicadores del infradesarrollo social y económico.

Y desde este punto, al que hemos llegado en un recorrido inverso, apun-tamos ahora ideas hacia el futuro.

Lo más inmediato en términos prácticos, para iniciar el camino refor-mista, es la puesta en marcha de la Comisión de Estudio en el Parlamentode Canarias. En el momento que escribimos este texto, se ha aprobado porel Pleno –con la única abstención de la Agrupación Socialista Gomera– lapropuesta hecha por los grupos de gobierno. El 4 de abril se ha constituidola Comisión fijando la Mesa y nombrando al Presidente. Esperamos queexista una sincera predisposición por parte de todos los grupos parlamen-tarios a que se facilite sin cortapisas el debate y la intervención de expertos.

42 Francisco J. Goerlich y Antonio Villar. Desigualdad y bienestar social. De la teoría a la prác-tica. Fundación BBVA, 2009.

43 Carmen Herrero, Ángel Soler, Antonio Villar. La pobreza en España y sus comunidadesautónomas 2006-2011. Fundación Bancaja 2012.

44 Ministerio de Educación Cultura y Deporte, Secretaría General Técnica. Datos y cifrasCurso escolar 2015/2016, 23.

45 Carmen Pérez-Esparrells y Susana Morales Sequera. El fracaso escolar en España: Unanálisis por Comunidades Autónomas. Revista de Estudios Regionales nº 94, I.S.S.N.: 0213-7585 (2012), PP. 39-69.

46 John Gerring, Philip Bond, William T. Barndt, Carola Moreno. Democracy and EconomicGrowth. A historical perspective. World Politics 57 (April 2005), 323-64.

47 La interacción entre democracia y desarrollo. Informe de síntesis. Boutros Boutros-Ghali.UNESCO 2003.

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No consideramos que se haya comenzado con buen pie al haber puestoal frente de la Comisión al ex-presidente del Parlamento de Canarias, An-tonio Castro Cordobez48, alguien que ha manifestado: “si no existiera estesistema electoral en Canarias, habría que hacerlo igual”49; o a la preguntade: “¿cree necesario la Comisión de Estudio creada?”, contesta: “Por su-puesto que no”.

Desde Demócratas para el Cambio ya hemos dejado constancia de lo ina-decuado del nombramiento de Castro Cordobez para presidir una Comisiónque pretende el diálogo, el debate y el consenso reformista, respecto a unasunto que él considera debe permanecer inalterado.

Nuestro foro cívico ya ha hecho pública su propuesta de que las sesionessean accesibles a los medios de comunicación y que se transmitan íntegra-mente en streaming. La Comisión ha accedido a estas peticiones a pesar deque tradicionalmente suelen tener sesiones a puerta cerrada. Tambiénhemos hecho constar nuestra petición de facilitar alguna fórmula que per-mita la presencia de partidos políticos con amplio respaldo de votos, que,sin embargo, han quedado fuera de la Cámara. Abogamos por la mayor ac-cesibilidad y transparencia de las sesiones de la Comisión de Estudio.

Esta Comisión debe hacer progresos rápidos (en menos tiempo que Ca-narias se han puesto en marcha mecanismos similares en otras comunida-des autónomas: Murcia, Asturias y La Rioja –en Murcia ya culminada yaprobada por su Parlamento–). Debe escuchar a todos: partidos políticos,expertos, organizaciones cívicas e instituciones. Debe saber que tiene ensus manos un mandato pendiente de resolución, pues todavía no hay unaLey del Parlamento que regule los aspectos cardinales del Sistema Electoral,aún incrustados en una Disposición Transitoria del Estatuto. Transitoriedadque va camino de cumplir las cuatro décadas, y que está marcada por el es-tigma de provenir de un pacto pre-estatutario, un acuerdo pre-constituyen -te sin refrendo legislativo del conjunto de ninguna Cámara posteriormenteconstituida. Por si poco fuera ya su baldón, el régimen electoral canario fuemodificado en términos contra-democráticos en 1996 con una elevación de

48 Antonio Castro Cordobez (Tijarafe, La Palma, 1946). Presidente del Parlamento de Ca-narias en las Legislaturas VII y VIII. Ingeniero Técnico Agrícola.

49 Entrevista en el diario El Día, Santa Cruz de Tenerife 7 de marzo de 2016.

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las barreras electorales, y no tuvo el Parlamento reparos en hacerlo pormedio de una forma jurídica que poco habla a su favor: no hubo valor niresponsabilidad para afrontar una Ley, y nuevamente modificó la Disposi-ción Transitoria del Estatuto de Autonomía en lugar de desarrollarla (no seconoce circunstancia similar en ninguno de los Estatutos Autonómicos).

La Comisión debe atender a más elementos, si fuera necesario, que lospuramente referidos a la legislación electoral si así conviniera al proyectoreformista. Nos referimos a que quizá deba contemplarse un conjunto denormas y legislación garantista que pueda dar seguridad a las islas no ca-pitalinas de que los cambios que se produjeran en la Ley Electoral no iríana perjudicar sus expectativas de desarrollo. En ese sentido, diversas forma-ciones políticas han apuntado ya la oportunidad de establecer un estatutoespecial para las islas periféricas, algo así, como lo que supone el REF (Régi-men Económico y Fiscal) de Canarias respecto al Estado.

Desde luego, no parece muy consecuente que desde las institucionesprincipales del archipiélago, su Parlamento entre ellas, y desde la mayorparte de las formaciones políticas, se demande una reforma constitucional,en la que se incluirían nuevas previsiones para la Autonomía de Canarias,y aquí, no sean capaces estas instituciones y fuerzas políticas de afrontarla Disposición Transitoria primera del Estatuto y desarrollar una Ley Electo-ral más democrática y justa que la actualmente vigente.

Por último, respecto al dictamen final de la Comisión: sería completa-mente erróneo culminarlo con meras propuestas de reforma cosmética,como las apuntadas por el partido del Presidente del Gobierno en direccióna raquíticas reducciones de las barreras electorales, sin dejar de afrontar losvicios más evidentes del sistema electoral anidados en su precaria propor-cionalidad y desigualdad en el valor del voto.

Otro gravísimo error, sería el de querer transmitir a la sociedad canaria,que la modificación del sistema electoral para mejorar su proporcionalidady acceso al escaño, arriesgaría a la ruptura de Canarias. Ya se lo hemos oídoal Presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, y juzgamos estas declaracio-nes –más por provenir del Presidente de todos los canarios–, de una inusi-tada irresponsabilidad.

Si por aspirar a mejorar el peor de los sistemas electorales de la demo-cracia occidental, algunos pretenden tachar a los ciudadanos y fuerzas po-

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líticas que lo defienden de causantes de la ruptura de nuestra Comunidad,es que tales acusadores no tienen percepción clara de lo que es el funcio-namiento de la democracia, ni de lo que significa Canarias.

Creemos que hay cuatro consensos que deben conseguirse para llegar auna nueva Ley Electoral Canaria.

El primero de ellos es el de la sociedad civil. Pensamos que este consensose ha ido acrecentando y fortaleciendo y actualmente es mayoritaria la po-sición favorable a la reforma entre las organizaciones cívicas y la poblacióncanarias, si bien, no mantiene la misma intensidad en la ciudadanía detodas las islas, siendo preeminente en Gran Canaria y Tenerife.

El segundo consenso es el de los expertos académicos, ya fueran del de-recho constitucional o de las ciencias políticas. Este consenso también seha logrado, y parece casi unánime la convicción por parte de este impor-tante estamento de la intelectualidad, en que se hace impostergable unareforma electoral que reduzca las restricciones de acceso al escaño y la de-sigualdad en el valor del voto.

En tercer lugar se necesita un consenso por parte de los partidos y los lí-deres políticos. A medida que de manera insistente y razonable se consolidala reclamación reformista por parte de la ciudadanía, el cambio de actitudde los partidos políticos hacia el tema ha sido constatable. De argumentarque el asunto no interesaba a la sociedad, llegando a jactarse alguno deque nadie le preguntaba por la calle por el tema, a incorporar casi todos ensus programas electorales este punto y llegar a manifestar que se trata deuna reclamación ciudadana clamorosa o de una urgencia democrática, po-demos concluir que, aunque sin llegar a ser aún completo, este consensofavorable a la reforma por parte de las organizaciones políticas, también haido creciendo, se incorpora a sus agendas con asiduidad y se está consoli-dando.

Por último habría que llegar al consenso territorial. Este es el que estámenos avanzado, y donde a priori se pueden aventurar mayores resisten-cias. Será en este aspecto del consenso en el que todos tendremos quesaber ponernos en el lugar del otro para comprender sus posiciones. Denuevo es aquí donde debieran tener cabida otros instrumentos compensa-dores de las desventajas derivadas de la escasa demografía y la posición pe-riférica de las islas no capitalinas, que no fueran los utilizados hasta ahora

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por medio de la sobrerrepresentación extrema en la cámara legislativa. Yahemos mencionado la posibilidad de crear un estatuto especial para lasislas no capitalinas. También debiera estudiarse cómo potenciar el papel dela Comisión General de Cabildos, actualmente con una actividad poco onada relevante.

Es una tarea que, desde luego, nos pondrá a prueba a todos. Y lo que enel fondo está a prueba es si Canarias es o no es una Comunidad Autónoma,una sociedad con convicción de comunidad con intereses compartidos, o,si por el contrario, somos un grupo de ciudadanos aislados en sus territorioscon proyectos de futuro circunscritos a la frontera del mar que nos rodea.

Un apunte final: en este grave asunto ni falacias ni demagogia puedentolerarse.

No conviene seguir utilizando una falacia que durante más de treintaaños se ha inculcado a los canarios; aquella de que este sistema electoraladulterado en las bases de la representación ciudadana es la única manerade ‘equilibrar’ Canarias, cuando lo que produce, precisamente, es un peli-groso desencuentro entre la voluntad popular expresada en las urnas y larealidad parlamentaria que toma las decisiones. Pero no solo eso; lejos deequilibrarse, Canarias, respecto al resto del Estado, ha sido la sociedad quemenos ha reducido la desigualdad en la etapa democrática.

Y tampoco se debe volver a echar mano, por ninguno de los partidos po-líticos, del argumento demagógico de que un posible incremento del núme -ro de representantes legislativos, es una actitud manirrota con los di nerospúblicos. No lo es, porque, concretamente, en lo que a representación ciu-dadana, y, por tanto, en salvaguarda de los derechos y garantías democráticos,se refiere, nunca debe escatimar gastos una democracia. Pero sobretodoporque, además, es un argumento tendencioso, desde el punto en que, denuevo comparándonos con el resto de España, resulta que la nuestra es latercera Cámara Legislativa más cara en cuanto a coste por escaño; o sea,hay mucho margen donde hacer economías. Además, y meramente a títulocomparativo, podemos observar cómo Comunidades de similar poblacióna la nuestra como la vasca, disponen de una Cámara con 15 diputados más;o, como otras, como Extremadura, con la mitad de población que Canarias,tiene 5 diputados más. Las formaciones políticas no deben jugar a confundira los ciudadanos con tan demagógica excusa.

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Seamos responsables y tomémonos en serio el funcionamiento de nues-tra democracia. Parafraseando a Lilncon50: “Se puede engañar a todo elcuerpo electoral alguna vez, o engañar a algunos electores siempre, perono se puede engañar a todos los electores siempre”.

Tras casi cuatro décadas de democracia y treinta y cuatro años de Auto-nomía, está aún por ver si somos capaces de hacer realidad lo que, de mo-mento, solo es un eslogan: “Canarias, un solo pueblo”.

De nosotros: partidos políticos, expertos académicos, instituciones, y, porencima de todo, ciudadanía, depende que lo logremos.

50 Abraham Lilncon (1809-1865) 16º Presidente de los Estados Unidos.

243Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

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–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––ANEXO 1

MANIFIESTO REFORMA ELECTORAL CANARIA ¡YA! DE 19 DE JUNIO DE 2015

Ciudadanía, organizaciones cívicas de los más diversos ámbitos de la socie-dad canaria, y formaciones políticas, por medio de este Manifiesto,

DECLARAMOS:

Que los procesos electorales autonómicos en Canarias se rigen por el SistemaElectoral menos democrático de cuantos funcionan actualmente en España.

Este se caracteriza por su elevadísima restricción de acceso al escaño conlas barreras electorales más altas de todo el Estado y por su enorme desi-gualdad en el valor del voto entre sus ciudadanos –desigualdad sin paran-gón en ninguna otra democracia Occidental–.

Sobrepasado ya el argumentario que hace treinta y tres años condicionó eldesarrollo de una Ley Electoral a una Disposición Transitoria del Estatuto,las Cámaras de ocho legislaturas no han acometido aún la elaboración deuna Ley Electoral Canaria reguladora de los elementos nucleares de un sis-tema electoral, esto es:

El tamaño del Parlamento, el número y naturaleza de las circunscripciones,la adscripción del número de representantes por circunscripción, y las ba-rreras electorales.

Los firmantes de esta Declaración, que aglutinan a ciudadanos, a más de75 organizaciones de la sociedad civil y a los partidos políticos de la sociedadcanaria (Ando Sataute, Asamblea Ciudadana Portuense, Ciudadanos-Par-tido de la Ciudadanía, Ciudadanos de Centro Democrático, Ciudadanos deSanta Cruz, Izquierda Unida Canaria, Nueva Canarias, Partido Animalista,

244 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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Partido Popular de Canarias, Podemos, Por Un Mundo Más Justo, Sí SePuede, Unid@s se puede, Unidos por Gran Canaria, Unidos Por Tegueste yUnión Progreso y Democracia) consideramos que no se puede postergarpor más tiempo el desarrollo por el Parlamento –pronto ya a constituirse–,de una nueva Ley Electoral Canaria que concrete estos cuatro elementosreferidos.

Consideramos, además, que la nueva norma electoral que emane del Par-lamento de Canarias tendrá que atender a los dos principales déficits queactualmente presenta: la elevada restricción de acceso al escaño y la enor -me desigualdad de valor de voto entre sus ciudadanos.

Desarrollo democrático y desarrollo socioeconómico, mantienen una corre-lación directa y estrecha.

Es un hecho suficientemente probado por la ciencia política y sociológicaque las sociedades con valores democráticos más desarrollados son las quealcanzan mayores cotas de progreso y bienestar para sus ciudadanos.

Por tanto, es fundamental la corrección del Sistema Electoral Canario a tra-vés de una Ley que sea, definitivamente, la palanca que impulse a Canariashacia un futuro mejor.

Por todo ello MANIFESTAMOS nuestro rechazo al actual Sistema ElectoralCanario,y EXIGIMOS a los partidos políticos, diputados y grupos parlamen-tarios, tengan o no responsabilidad en el Gobierno, su reforma en los tér-minos ya expresados.

Esta Declaración y sus firmantes tienen la vocación de perseverar hasta quese culminen los objetivos reclamados, y es por ello por lo que hacen un lla-mamiento a todos los socios, afiliados, simpatizantes, votantes, y, en defi-nitiva, a toda la ciudadanía canaria, para que se sumen a este proyecto queconsideran pieza clave para un cambio que pueda situar a Canarias en losniveles de desarrollo y bienestar de las comunidades más avanzadas.

Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, 19 de Junio de 2015

245Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

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–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––ANEXO 2

CARTA DE DPC AL SECRETARIO GENERAL DEL CONSEJO DE EUROPA

Firma por la igualdad de voto en CanariasDestinatario: Presidente del Consejo de EuropaPetición: Ayude a corregir el voto desigual en Canarias

“Estimado Sr. Thorbjørn Jagland:

Las Islas Canarias (España) son muy conocidas en Europa por su excelenteclima y fantásticas playas. Pero los europeos no saben que aquí los ciuda-danos padecemos una Democracia fallida. Las Elecciones de 2015 volverána llevarse a cabo con la mayor desigualdad de voto del Mundo. Es así porqueel Sistema Electoral Canario asigna la mitad del Parlamento a una minoríapoblacional del 17%.

Esto violenta el fundamento de la Democracia, es decir: en Canarias no de-cide la mayoría.

Este aberrante sistema produce efectos bien tangibles: nuestra ComunidadAutónoma encabeza los peores puestos de pobreza, fracaso escolar y de-sempleo de España y la Unión Europea. Está demostrado que existe relaciónestrecha entre grado de desarrollo democrático y socioeconómico. Enten-demos imposible superar nuestro atraso si no se produce un profundo cam-bio en el sistema de elección de representantes.

¿EN QUÉ CONSISTE EL DÉFICIT DEMOCRÁTICO DEL SISTEMA ELECTORAL CA-NARIO?

Las elecciones en Canarias se desarrollan con el valor de voto más desigualdel Mundo. Este índice sitúa al archipiélago en el último lugar de los siste-

246 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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mas democráticos del Planeta (el penúltimo puesto lo ocupa Tanzania). EnCanarias, 350.000 ciudadanos tienen igual capacidad de decisión que los1.800.000 restantes.

Aunque este es su principal déficit, hay otro que lo hace humillantementeúnico entre las democracias europeas:Para tener derecho a escaño hay que superar los topes electorales más altosde Europa (en el distrito llega a ser del 30 % de los votos).

¿POR QUÉ NO SE HA CAMBIADO EL PEOR SISTEMA ELECTORAL DE EUROPA?

Canarias prohíbe la Iniciativa Legislativa Popular para asuntos relacionadoscon el régimen electoral. Por otro lado, la mayoría parlamentaria para sureforma exige, nada menos, que dos tercios de la Cámara. Además, el re-curso ante el Tribunal Constitucional no está permitido a los particularesni asociaciones ciudadanas. Y más: las quejas presentadas al Diputado delComún sobre legislación electoral, son rechazadas por el Parlamento argu-mentando que no son de su atribución.

Conocedores de estas circunstancias los partidos beneficiados bloqueancualquier iniciativa regeneradora. Con estas manipuladas condiciones elec-torales se ha acotado durante décadas el acceso al poder. El partido que ac-tualmente preside este paraíso de sol, lleva veintidós años en el Gobierno.

¿QUÉ HAN HECHO LOS CIUDADANOS?

A pesar de lo complejo que es transmitir este asunto a la mayoría de la po-blación, y más cuando los beneficiados del poder promueven la confusión,la ciudadanía ha hecho todo lo posible por conseguir que en Canarias hayauna Democracia auténtica. Se ha divulgado por medio de charlas, artículose internet. Se ha promovido un Manifiesto. Se ha reclamado formalmenteante las instituciones y el Diputado del Común. Incluso se ha culminado unPacto por la Democracia en Canarias firmado por 13 partidos.

Sr. Thorbjørn Jagland, por favor, haga todo lo que esté en su poder para re-generar la política en Canarias y ayúdenos a democratizar su Ley Electoral

247Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

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–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––ANEXO 3

DOCUMENTO DEL PACTO POR LA DEMOCRACIA EN CANARIAS

Pacto por la Democracia en CanariasEn Las Palmas de Gran Canaria a 5 de Junio de 2014

Los partidos abajo firmantes decididos a mostrar su unidad para hacer efec-tiva una Ley Electoral para Canarias emanada de su Parlamento, entiendenque es su responsabilidad ante la sociedad canaria adoptar el siguienteAcuerdo:

PREÁMBULO

Es evidente, y una verdad objetiva, que el actual Sistema Electoral Canariotiene un elevado índice de desproporcionalidad y restricción de acceso alescaño. Además se caracteriza por tener la más alta desigualdad en el valordel voto entre ciudadanos pertenecientes a una misma comunidad autó-noma.

Por un acuerdo preestatutario, en 1982 se asignó a un 12 por ciento de lapoblación canaria la mitad de los escaños del Parlamento. Al tiempo, se ha-bilitaron dos topes electorales fijados en el 20 por ciento de los votos válida -mente emitidos en la circunscripción o el 3 por ciento de los emitidos en elcon junto de la Autonomía. Estos dos elementos –desproporcionalidad y res-tricción–, han configurado el Régimen Electoral de peor calidad democráticade cuantos están vigentes en las Comunidades Autónomas españolas.

En 1996, los topes electorales, siendo ya de por sí los más elevados en elconjunto del Estado, fueron aumentados a un 30 por ciento en la circunscrip -ción y un 6 por ciento en la autonomía, lo que reforzó sus carencias demo-

248 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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cráticas, confirmándolo como el más restrictivo sistema electoral vigenteen España y en cualquiera de las democracias presentes.

Por otro lado, los dos principales elementos que conforman un sistema elec-toral, esto es, la configuración de las circunscripciones en cuanto a su deli-mitación y número de diputados, y la regulación de las barreras o topeselectorales, siguen pendientes del desarrollo de su legislación por una Dis-posición Transitoria del Estatuto de Autonomía de Canarias (DisposiciónTransitoria Primera).

Si en 1982, por causas diversas, –históricas (rivalidad territorial y raigambrede los Cabildos como principal unidad político-administrativa del Archipié-lago) y coyunturales (necesidad de estructurar el incipiente Estado de lasAutonomías tras la reciente transición española hacia la democracia)–,pudo en cierto modo justificarse un régimen electoral a todas luces forzadoen su representatividad por mor de llegar al consenso que pusiera en mar-cha la Autonomía para Canarias, actualmente, tras treinta y dos años de vi-gencia de tal sistema electoral y superadas las condiciones que entoncesexigían aquel consenso, se hace necesario abordar de manera definitiva laDisposición Transitoria Primera del Estatuto que prevé el desarrollo de unaLey Electoral por el Parlamento de Canarias.

La necesidad de elaborar una Ley Electoral por el Parlamento canario, nosolo se debe a motivos democráticos fundamentales como el de perseguirla mejor representación de los electores en la Cámara, característica básicade una democracia representativa de modelo proporcional, sino también aotros dos motivos.

Por un lado, el de conseguir dotar de la más alta legitimidad al Parlamentoque se conforme tras cada comicio autonómico, en la seguridad de los ciu-dadanos y electores, de que su Asamblea de representantes se ha consti-tuido con una norma de carácter más definitivo que la temporalmenteestablecida en una Disposición Transitoria.

249Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

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Por otro lado, y no menos importante, porque es un hecho constatado porla ciencia política y la sociológica, que aquellas sociedades de mayor desa-rrollo socioeconómico, son las que tienen un mayor y mejor desarrollo desus fundamentos democráticos. Siendo el régimen electoral piedra angularde un sistema democrático, cabe entender que para Canarias, es prioritariasu reforma en el sentido de conseguir la mejor proporcionalidad de su sis-tema electoral para que las decisiones de la mayoría real puedan ser debi-damente encarnadas en la producción del Poder Legislativo.

La Comunidad Autónoma de Canarias reconoce la singularidad del hechoterritorial de la isla. Por eso mismo, y atendiendo a la Constitución Española,ha conformado sus circunscripciones teniendo en cuenta el hecho insular.Pero este necesario reconocimiento, nunca debió haberse hecho a costa deignorar el principal cometido de la función de un Parlamento, esto es, la dela representación ciudadana, postergada a larga distancia en un segundoplano que ha desvirtuado el cometido de nuestra Cámara.

Desde el acuerdo en el diagnóstico y en las consecuencias políticas que sederivan, los partidos firmantes queremos hacer explícita, ante la ciudadaníacanaria, nuestra firme resolución de desarrollar una Ley Electoral emanadadel Parlamento que incremente la proporcionalidad del sistema y mejorela representación de aquellas circunscripciones con peores índices de re-presentación y que amplíe las opciones de acceso al escaño mediante la re-ducción del número y nivel de las barreras electorales lo que permitirá hacerútiles todos los votos emitidos por los electores para facilitar la presenciade las diversas sensibilidades políticas en la Asamblea Legislativa.

ACUERDO

La democracia y su desarrollo y excelencia es un ideal de todo ciudadanolibre. La mejora continua de la democracia es una tarea que corresponde atodos los partidos políticos democráticos, estén en el Gobierno o en la opo-sición. Declaramos nuestra voluntad de eliminar del ámbito de la legítimaconfrontación política o electoral entre nuestros partidos las diferencias delmodelo final de una reforma electoral.

250 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 252: Textos para la reforma electoral de Canarias

Los partidos firmantes nos comprometemos a acometer la reforma electo-ral en el Parlamento de Canarias y por una Ley emanada de él de manerainmediata, explotando al límite las posibilidades legisladoras que el vigenteEstatuto de Autonomía permite.

Nos comprometemos a eliminar del ámbito de la legítima confrontaciónpolítica o electoral el planteamiento de la vía de la reforma estatutariacomo instrumento inmediato válido para la reforma electoral de Canarias.Solo tras el desarrollo de una Ley Electoral por el Parlamento de Canarias,será adecuado plantear mejoras en el sistema electoral por la vía de unareforma del Estatuto.

Nos comprometemos a proponer una Ley con mejoras en la proporcionali-dad del sistema electoral mediante la corrección de los índices de representa -ción de las circunscripciones infrarrepresentadas del conjunto del sistema.

Nos comprometemos a proponer una Ley con mejoras en la restricción deacceso al escaño. Estas mejoras se plantearán por medio de la reduccióndel número de barreras actualmente vigente, así como de su porcentaje decorte. Serán de referencia los valores habilitados en los sistemas electoralesespañoles para comicios autonómicos.

Pero la mejora de la democracia y los procesos reformistas conducentes asu perfección no son una tarea exclusiva de los partidos políticos demo-cráticos. Exige el compromiso activo de todos, instituciones, gobierno y, demanera destacada, de los ciudadanos, en la afirmación constante de los va-lores cívicos y democráticos. Reafirmamos nuestra determinación de im-pulsar y apoyar la movilización de los ciudadanos a favor de la mejora delos elementos básicos que conforman nuestra democracia.

Nos comprometemos a aunar toda nuestra energía de partidos democrá-ticos con la del impulso cívico para culminar la reforma del sistema electoralcanario antes de los próximos comicios autonómicos del año 2015, de formaque sea esta la última legislatura regida por el más deficitario de los siste-mas electorales del Estado.

251Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Page 253: Textos para la reforma electoral de Canarias

Este acuerdo exige una colaboración permanente entre todos los partidosfirmantes, lo que implica el intercambio de información, la actuación con-certada en los distintos ámbitos políticos e institucionales en los que cadauno pueda tener presencia, la coordinación con la movilización ciudadanay la búsqueda de posiciones conjuntas.

Consideramos necesario incorporar un instrumento de evaluación y cum-plimiento del presente Pacto por la Democracia en Canarias, en el que seintegrarán representantes de todas las fuerzas políticas con representacióninstitucional firmantes hoy y las que se incorporen en el futuro. Así mismose concederá voz a las organizaciones ciudadanas con reconocido recorridoen propuestas de reforma del régimen electoral. Sus sesiones se celebraránperiódicamente, al menos de manera trimestral.

Con la firma del presente Acuerdo nuestros partidos quieren ratificar pú-blicamente el compromiso firme de trabajo en común hasta la consecuciónde una Ley Electoral emanada del Parlamento de Canarias que pueda estaren vigor para la próxima convocatoria de Elecciones Autonómicas del año2015.

A tal fin, y sin que medie otro plazo, en este mismo acto de firma, fijamosla primera convocatoria de la mesa de seguimiento con fecha de 19 de sep-tiembre de 2014 en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de LasPalmas de Gran Canaria e invitamos formalmente al foro cívico Demócrataspara el Cambio a aportar su voz como organización ciudadana que desde2007 viene promoviendo la reforma electoral para Canarias.

Queremos, finalmente, convocar a las demás fuerzas democráticas a com-partir estos principios y esta política, convencidos como estamos de queson el cauce adecuado para remover los obstáculos que aún puedan per-sistir para la consecución de la Reforma Electoral de Canarias y su desarrollodemocrático.

En Las Palmas de Gran Canaria, a 5 de junio de 2014

252 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 254: Textos para la reforma electoral de Canarias

FUERZAS POLÍTICAS ADHERIDAS:

Centro Canario Nacionalista Ciudadanos – Partido de la CiudadaníaCiudadanos de Santa Cruz Compromiso por Gran Canaria Con Arucas Plataforma CiudadanaIniciativa por la OrotavaIzquierda Unida Canaria Nueva Canarias Partido de Independientes de Lanzarote Sí se puede Socialistas Por Tenerife Unión Progreso y Democracia XTF Por Tenerife

253Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Page 255: Textos para la reforma electoral de Canarias

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––ANEXO 4

ANEXO DEL PACTO POR LA DEMOCRACIA EN CANARIAS:PROPUESTA DE REFORMA DE LEY ELECTORAL DE CANARIAS

La Mesa de Seguimiento del Pacto por la Democracia en Canarias, llegó ensu cuarta sesión del 5 de diciembre de 2014 a un consenso para una pro-puesta de Ley Electoral Canaria.

Esta propuesta acordada es fruto del debate que desarrolla los puntos 4 y5 del Documento del Pacto por la Democracia en Canarias firmado el 5 dejunio de 2014 y al que se han adherido desde entonces y hasta el momentotrece organizaciones políticas.

La propuesta consta de dos epígrafes y se ha alcanzado con tres condicionesprevias.

Condiciones previas:

El incremento del número de escaños necesario para corregir la representa -ción de las islas con déficit ha tenido como límite el máximo de 70 diputadoso diputadas permitido por el Estatuto de Autonomía de Canarias vigente.

La corrección de las poblaciones infrarrepresentadas se ha planteado sinmenoscabo de los escaños actualmente asignados a ninguna de las circuns-cripciones establecidas.

El incremento del número de parlamentarios y parlamentarias necesariopara corregir la representación de las islas con déficit se ha planteado conel compromiso de no incrementar las Retribuciones de Altos Cargos referi-das en el CAPITULO I de GASTOS de Personal del actual Presupuesto Gene-ral del Parlamento Canario.

254 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 256: Textos para la reforma electoral de Canarias

Partiendo de estas premisas la propuesta de Reforma del Sistema ElectoralCanario se deberá sustanciar en una Ley Electoral emanada del Parlamentopor el procedimiento de urgencia con dos elementos correctores dirigidosa hacer efectiva la pluralidad política y a mejorar la proporcionalidad y de-sigualdad en el valor del voto.

Así, los dos epígrafes que conforman la propuesta de consenso son:

Reducir las restricciones de acceso al escaño por medio de la habilitaciónde una única barrera electoral limitada al ámbito insular con un corte deltres por ciento de los votos válidamente emitidos en la circunscripción.

Mejorar la representación ciudadana en su Parlamento, corrigiendo la de-ficitaria proporcionalidad y extrema desigualdad en el valor del voto entreciudadanos pertenecientes a la misma Comunidad Autónoma. Esto se lograa través del incremento de representación de aquellas circunscripcionesque presentan notables desajustes respecto a la población que actual-mente ostentan en el conjunto de Canarias.

Se ha atendido, por tanto, a la mejora de la representación de las circuns-cripciones de Tenerife y Gran Canaria con un incremento en la asignaciónde 4 escaños a cada una de ellas.

Resulta así un Parlamento de Canarias constituido por 68 escaños asigna-dos de la siguiente manera:

El Hierro: 3 escañosFuerteventura: 7 escañosGran Canaria: 19 escañosLa Gomera: 4 escañosLanzarote: 8 escañosLa Palma: 8 escaños Tenerife: 19 escaños

255Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

Page 257: Textos para la reforma electoral de Canarias

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––ANEXO 5

DOCUMENTO DEL PACTO POR LA DEMOCRACIA EN CANARIAS - 2ª Edición (2016)

Pacto por la Democracia en CanariasEn Las Palmas de Gran Canaria a … de … de 2016

El 5 de junio de 2014, doce organizaciones políticas decidieron llegar a unacuerdo básico que sirviera de punto de partida para dialogar y debatir pro-puestas que pudieran culminar en una norma que actualizara el régimenelectoral canario vigente desde 1.982.

Ahora, en 2016, tras la incorporación de nuevas organizaciones y para aten-der a las cambiantes circunstancias políticas producidas tanto en el ámbitoautonómico como estatal, así como a la reclamación proveniente de la so-ciedad civil, cada vez más firmemente argumentada, se ha considerado ade-cuado y conveniente una actualización del texto, manteniendo en todo casoel espíritu inicial de fomento del diálogo y el encuentro, así como sus refe-rencias reformistas dirigidas a las principales fallas del sistema electoralcanario, esto es: la baja proporcionalidad, y las elevadas restricciones de ac-ceso y desigualdad en el valor del voto.

Los partidos abajo firmantes decididos a mostrar su unidad para hacer efec-tiva una Ley Electoral para Canarias emanada de su Parlamento, entiendenque es su responsabilidad ante la sociedad canaria adoptar el siguienteAcuerdo:

PREÁMBULO

Es evidente, y una verdad objetiva, que el actual Sistema Electoral Canariotiene un elevado índice de desproporcionalidad y restricción de acceso al

256 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 258: Textos para la reforma electoral de Canarias

escaño. Además se caracteriza por tener la más alta desigualdad en el valordel voto entre ciudadanos pertenecientes a una misma comunidad autó-noma.

Por un acuerdo preestatutario, en 1982 se asignó a un 12 por ciento de lapoblación canaria la mitad de los escaños del Parlamento. Al tiempo, se ha-bilitaron dos topes electorales fijados en el 20 por ciento de los votos váli-damente emitidos en la circunscripción o el 3 por ciento de los emitidos enel conjunto de la Autonomía. Estos dos elementos –desproporcionalidad yrestricción–, han configurado el Régimen Electoral de peor calidad demo-crática de cuantos están vigentes en las Comunidades Autónomas españo-las.

En 1996, los topes electorales, siendo ya de por sí los más elevados en elconjunto del Estado, fueron aumentados a un 30 por ciento en la circuns-cripción y un 6 por ciento en la autonomía, lo que reforzó sus carencias de-mocráticas, confirmándolo como el más restrictivo sistema electoralvigente en España y en cualquiera de las democracias presentes.

Por otro lado, los dos principales elementos que conforman un sistema elec-toral, esto es, la configuración de las circunscripciones en cuanto a su deli-mitación y número de diputados, y la regulación de las barreras o topeselectorales, siguen pendientes del desarrollo de su legislación por una Dis-posición Transitoria del Estatuto de Autonomía de Canarias (DisposiciónTransitoria Primera).

Si en 1982, por causas diversas, –históricas (rivalidad territorial y raigambrede los Cabildos como principal unidad político-administrativa del Archipié-lago) y coyunturales (necesidad de estructurar el incipiente Estado de lasAutonomías tras la reciente transición española hacia la democracia)–,pudo en cierto modo justificarse un régimen electoral a todas luces forzadoen su representatividad por mor de llegar al consenso que pusiera en mar-cha la Autonomía para Canarias, actualmente, tras treinta y cuatro años devigencia de tal sistema electoral y superadas las condi ciones que entoncesexigían aquel consenso, se hace necesario abordar de manera definitiva la

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Page 259: Textos para la reforma electoral de Canarias

Disposición Transitoria Primera del Estatuto que prevé el desarrollo de unaLey Electoral por el Parlamento de Canarias.

La necesidad de elaborar una Ley Electoral por el Parlamento canario, nosolo se debe a motivos democráticos fundamentales como el de perseguirla mejor representación de los electores en la Cámara, característica básicade una democracia representativa de modelo proporcional, sino también aotros dos motivos.

Por un lado, el de conseguir dotar de la más alta legitimidad al Parlamentoque se conforme tras cada uno de los comicios autonómicos, en la seguri-dad de los ciudadanos y electores, de que su Asamblea de representantesse ha constituido con una norma de carácter más definitivo que la tempo-ralmente establecida en una Disposición Transitoria.

Por otro lado, y no menos importante, porque es un hecho constatado porla ciencia política y la sociológica, que aquellas sociedades de mayor desa-rrollo socioeconómico, son las que tienen un mayor y mejor desarrollo desus fundamentos democráticos. Siendo el régimen electoral piedra angularde un sistema democrático, cabe entender que para Canarias, es prioritariasu reforma en el sentido de conseguir la mejor proporcionalidad de su sis-tema electoral para que las decisiones de la mayoría real puedan ser debi-damente encarnadas en la producción del Poder Legislativo.

La Comunidad Autónoma de Canarias reconoce la singularidad del hechoterritorial de la isla. Por eso mismo, y atendiendo a la Constitución Española,ha conformado sus circunscripciones teniendo en cuenta el hecho insular.

Pero este necesario reconocimiento, nunca debió haberse hecho a costa deignorar el principal cometido de la función de un Parlamento, esto es, la dela representación ciudadana, postergada a larga distancia en un segundoplano que ha desvirtuado el cometido de nuestra Cámara.

Desde el acuerdo en el diagnóstico y en las consecuencias políticas que sederivan, los partidos firmantes queremos hacer explícita, ante la ciudadanía

258 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 260: Textos para la reforma electoral de Canarias

canaria, nuestra firme resolución de desarrollar una Ley Electoral emanadadel Parlamento que incremente la proporcionalidad del sistema, mejore losíndices de representación circunscripcionales y amplíe las opciones de ac-ceso al escaño mediante la reducción de barreras electorales, lo que permi-tirá hacer útiles todos los votos emitidos por los electores para facilitar lapresencia de las diversas sensibilidades políticas en la Asamblea Legisla-tiva.

ACUERDO

La democracia y su desarrollo y excelencia es un ideal de todo ciudadanolibre. La mejora continua de la democracia es una tarea que corresponde atodos los partidos políticos democráticos, estén en el Gobierno o en la opo-sición. Declaramos nuestra voluntad de eliminar del ámbito de la legítimaconfrontación política o electoral entre nuestros partidos las diferencias delmodelo final de una reforma electoral.

Los partidos firmantes nos comprometemos a acometer la reforma electo-ral en el Parlamento de Canarias y, de manera preferente, por una Ley ema-nada de él, explotando al límite las posibilidades legisladoras que el vigenteEstatuto de Autonomía permite.

Nos comprometemos a proponer una Ley con mejoras en la proporcionali-dad del sistema electoral y la corrección de los índices de representación delas circunscripciones (ya fueran de ámbito insular, o –si fuera el caso–, au-tonómica o provincial) del conjunto del sistema.

Nos comprometemos a proponer una Ley con mejoras en la restricción deacceso al escaño. Estas mejoras se plantearán por medio de la reducción delas barreras actualmente vigentes.

Pero la mejora de la democracia y los procesos reformistas conducentes asu perfección no son una tarea exclusiva de los partidos políticos demo-cráticos. Exige el compromiso activo de todos, instituciones, gobierno y, demanera destacada, de los ciudadanos, en la afirmación constante de los va-

259Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

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lores cívicos y democráticos. Reafirmamos nuestra determinación de im-pulsar y apoyar la movilización de los ciudadanos a favor de la mejora delos elementos básicos que conforman nuestra democracia.

Nos comprometemos a aunar toda nuestra energía de partidos democrá-ticos con la del impulso cívico para culminar la reforma del sistema electoralcanario durante la presente IX Legislatura del Parlamento de Canarias, deforma que sea esta la última legislatura regida por el más deficitario de lossistemas electorales del Estado.

Este acuerdo exige una colaboración permanente entre todos los partidosfirmantes, lo que implica el intercambio de información, la actuación con-certada en los distintos ámbitos políticos e institucionales en los que cadauno pueda tener presencia, la coordinación con la movilización ciudadanay la búsqueda de posiciones conjuntas.

Consideramos necesario incorporar un instrumento de evaluación y cum-plimiento del presente Pacto por la Democracia en Canarias, en el que seintegrarán representantes de todas las fuerzas políticas con representacióninstitucional firmantes hoy y las que se incorporen en el futuro. Así mismose concederá voz a las organizaciones ciudadanas con reconocido recorridoen propuestas de reforma del régimen electoral. Sus sesiones se celebraránperiódicamente, al menos de manera mensual.

Con la firma del presente Acuerdo nuestros partidos quieren ratificar pú-blicamente el compromiso firme de trabajo en común hasta la consecuciónde una Ley Electoral emanada del Parlamento de Canarias que pueda estaren vigor para la próxima convocatoria de Elecciones Autonómicas del año2019.

A tal fin, y sin que medie otro plazo, en este mismo acto de firma, fijamosla primera convocatoria de la mesa de seguimiento con fecha de … de …. de2016 en … e invitamos formalmente al foro cívico Demócratas Para El Cam-bio a aportar su voz como organización ciudadana que desde 2007 vienepromoviendo la reforma electoral para Canarias.

260 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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Queremos, finalmente, convocar a las demás fuerzas democráticas a com-partir estos principios y esta política, convencidos como estamos de queson el cauce adecuado para remover los obstáculos que aún puedan per-sistir para la consecución de la Reforma Electoral de Canarias y su desarrollodemocrático.

En Las Palmas de Gran Canaria, a … de …. de 2016

261Crónica de la reclamación de la reforma electoral desde la sociedad civil: Demócratas para el Cambio

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–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––ANEXO 6

MOCIÓN INSTITUCIONAL DEL CABILDO DE GRAN CANARIAEN APOYO DE LA REFORMA ELECTORAL

Los/as portavoces abajo firmantes, a tenor de la legalidad vigente, elevana la consideración del próximo Pleno Ordinario de la Corporación, la si-guiente MOCIóN INSTITUCIONAL de apoyo a la reforma electoral en Cana-rias.

Exposición de motivos

En los últimos años se viene produciendo en Canarias un amplio debateacerca de la necesidad de modificar la Ley Electoral que regula la represen-tación en el Parlamento de Canarias. En el mismo vienen participando or-ganizaciones cívicas, partidos políticos, instituciones, organizacionesprofesionales y sociales y un amplio espectro de la población canaria, quereiteran la necesidad de propiciar un pacto amplio para modificar el actualmarco legislativo en materia electoral.

El objetivo de este pacto se basa en desarrollar una ley electoral emanadadel Parlamento que incremente la proporcionalidad del sistema y mejorela representación de aquellas circunscripciones con peores índices de re-presentación, y que amplíe las opciones de acceso al escaño mediante lareducción del número y nivel de las barreras electorales. Con estas medidasse pretende facilitar la presencia de las diversas sensibilidades políticas enla Asamblea Legislativa y que todos los votos sean útiles, acercándose a lamáxima de “una persona, un voto”.

En estos momentos, la demanda ciudadana de regeneración democráticaatraviesa todo el país. En Canarias esta regeneración pasa, en primer lugar,porque los canarios y canarias puedan acudir a votar a las elecciones en

262 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Page 264: Textos para la reforma electoral de Canarias

condiciones similares a las de las democracias occidentales, es decir, con lamayor igualdad en el valor del sufragio y las menores restricciones posibles.No parece responsable hablar de medidas que den transparencia a las ins-tituciones sin acometer la principal medida para que la ciudadanía puedarecuperar la credibilidad en ellas. Nos encontramos ante un sistema elec-toral que incide en la desigualdad del valor del voto y con las más altas ba-rreras del Estado.

Es saludable y democrático que todas las organizaciones políticas y socialesapuesten por el diálogo para buscar un sistema electoral justo. Y es hora deanteponer, de una vez por todas, los intereses de la ciudadanía, que deman -da una representa ción más justa en el Parlamento, sobre la base de conse-guir dos objetivos mínimos:

Corregir las restricciones de acceso al escaño por medio de la reducción de lasbarreras electorales.

Mejorar la representación ciudadana en su Parlamento, corrigiendo la defi-citaria proporcionalidad y extrema desigualdad en el valor del voto entre ciu-dadanos pertenecientes a la misma Comunidad Autónoma.

Por todo lo anteriormente expuesto elevamos a la consideración del plenolas siguientes

Propuestas

Primera. El Cabildo de Gran Canaria, como institución defensora de la de-mocracia, se suma a la propuesta para la reforma del sistema electoral ca-nario, tomando como base criterios de mayor proporcionalidad y menorrestricción de las barreras electorales.

Segunda. El Cabildo de Gran Canaria insta a los grupos parlamentarios delParlamento de Canarias a apoyar esta propuesta y llevar a cabo las accionesnecesarias –entre las que es ineludible la constitución de una Comisión deEstudio que propicie el debate sobre cuál sería el mejor modelo– que faci-

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litarán alcanzar el consenso que garantice la justa representatividad denuestra ciudadanía en su Parlamento.

Tercera. El Cabildo de Gran Canaria insta al Parlamento de Canarias a apro-bar a lo largo de la presente legislatura una nueva Ley Electoral Canaria quecontemple lo anteriormente dicho, dando, por fin, cumplimiento a la Dis-posición Transitoria Primera del Estatuto de Autonomía de Canarias vi-gente.Gran Canaria a 16 de julio de 2015

Carmelo Ramírez Marrero Mercedes Roldós CaballeroPortavoz Nueva Canarias Portavoz Partido Popular Ángel Víctor Torres Pérez Miguel Montero Naranjo Portavoz Partido Socialista Canario-PSOE Portavoz PODEMOSJosé Miguel Bravo de Laguna Bermúdez Fernando Bañolas BolañosPortavoz Unidos por Gran Canaria Portavoz Grupo Mixto

Excmo. Sr. PRESIDENTE DEL CABILDO DE GRAN CANARIA

264 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––ANEXO 7

DECLARACIÓN Y MANIFIESTO PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

Las organizaciones e individuos de la sociedad canaria abajo firmantes DE-CLARAN:

que los procesos electorales autonómicos en Canarias se rigen por el SistemaElectoral menos democrático de cuantos funcionan actualmente en España.

Este sistema establece que el 17% de la población (islas no capitalinas) elijala mitad de los diputados del Parlamento Canario (caso único en nuestropaís) y para obtener escaño exige además superar el 30% de los votos (elmáximo en el resto del Estado es del 5%).

Tras casi treinta años de Estatuto, los partidos con representación parla-mentaria, con o sin responsabilidades de gobierno, no han acometido lasmodificaciones necesarias que homologuen nuestro Sistema Electoral conel de cualquier democracia normal.

Los firmantes de esta Declaración, que representan a todos los ámbitos dela sociedad canaria, consideran insoportable tal situación. El desarrollo de-mocrático de Canarias es el de menor calidad de nuestro país y, consecuen-cia directa de ello, es el bajo nivel socioeconómico que se refleja en nuestrodéficit educacional, sanitario y de empleo, por citar sólo los tres principalesaspectos que determinan el bienestar general de una sociedad.

Por todo ello MANIFESTAMOS nuestro rechazo al actual Sistema ElectoralCanario, y exigimos a los partidos políticos con representación parlamen-taria presente y futura, tengan o no responsabilidad en el Gobierno, su re-forma, al menos en los términos que siguen:

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MEJORAR LA PROPORCIONALIDAD, incrementando la representación de lascircunscripciones capitalinas.

REDUCIR LAS BARRERAS electorales a una con el tope máximo del 5%.

EXCLUIR como elemento rector de cualquier reforma el argumento de LATRIPLE PARIDAD.

Los firmantes de esta Declaración tienen la voluntad de que estas justasaspiraciones se hagan realidad y para ello acudirán a todas las instanciasque fuera necesario, ya sean de carácter político, administrativo, institucio-nal o judicial.

Esta Declaración y sus firmantes hacen un llamamiento a toda la ciudada-nía canaria para que se sume a este proyecto que consideran pieza centralpara un cambio que pueda situar a Canarias en los niveles de desarrollo ybienestar de las comunidades más avanzadas.

266 TEXTOS PARA LA REFORMA ELECTORAL DE CANARIAS

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Paulatim usque ad novam de

electionibus legem (*) (**)

(*) Poco a poco sin interrupción hasta una nueva ley electoral

(**) De golpito en golpito hasta una nueva ley electoral