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Políticos que repiten ufanos: “mas sin embargo”, “pero mas sin embargo”, “accesar”, “aperturar”, “próximo pasado”, “onceava asamblea”, “nadien”, “testiga”, “haiga”… con total alevosía y ventaja Por: Juan L. Simental Págs: 4 y 5 De políticos y cosas… “intranscendentales” Comunicante Comunicante Comunicante VIERNES 27 DE MAYO DE 2016 SUPLEMENTO CULTURAL 79 Pita Amor, autenticidad por oposición “El cansancio que tengo es infinito; todo el dolor del mundo lo he probado; un laberinto de ansiedad habito y a tientas me revuelco en lo intrincado” Leonora, las cosas que odió “La criatura fue bautizada, no como Leonore o Lenore (…), sino con el nombre italiano y/o español de Leonora que a los padres les habrá sonado más alto, sonoro y romántico”, José de la Colina Claudia Aguilar Pág. 7 Andrea Tamayo Pág. 6

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De políticos y cosas... "intranscendentales"

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Page 1: SUPLEMENTO CULTURAL - HP 732

Políticos que repiten ufanos: “mas sin embargo”, “pero mas sin embargo”, “accesar”, “aperturar”, “próximo pasado”, “onceava asamblea”, “nadien”,

“testiga”, “haiga”… con total alevosía y ventaja

Por: Juan L. Simental Págs: 4 y 5

De políticos y cosas… “intranscendentales”

ComunicanteComunicanteComunicanteVIERNES 27 DE MAYO DE 2016 SUPLEMENTO CULTURAL 79

Pita Amor, autenticidad por oposición“El cansancio que tengo es infinito;

todo el dolor del mundo lo he probado; un laberinto de

ansiedad habito y a tientas me revuelco en lo intrincado”

Leonora, las cosas que odió“La criatura fue bautizada, no como Leonore o Lenore (…), sino con el nombre italiano y/o español de Leonora que a los padres les habrá sonado más alto, sonoro y romántico”, José de la Colina

Claudia Aguilar Pág. 7Andrea Tamayo Pág. 6

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Diseño / Grupo Editorial HADEC

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Leopold Mozart, el genio olvidado. Fue compositor, director, profesor y violinista. En 1765 publicó “Versuch einer gründlichen Violinschule” (“Tratado completo sobre la técnica del violín”), traducido a varias lenguas. Fue un notable compositor y maestro de música. Pero la historia le ha eclipsado a causa de la genialidad de su hijo: Wolfgang Amadeus Mozart, a quien Leopold describía como “El milagro de Dios que nació en Salzburg”.

Rosario Castellanos, paradoja y tragedia

(Nació el 27 de mayo de 1951).

“Es básico mirar a los ojos y saber escuchar”, Ana Belén.

La vida de Rosario Castella-nos estuvo marcada por la paradoja y la tragedia. El

eje de su obra, que abarca todos los géneros literarios, fue la de-fensa de los derechos de la mujer, lo que la convirtió en un símbolo del feminismo en Latinoamérica. A nivel personal, sin embargo, luchó contra las depresiones que le causaron varios abortos y las infidelidades de su marido, un profesor de Filosofía con el que estuvo casada 13 años.Nacer en Ciudad de México en 1925, y quedar huérfana

de padre y padre a los 22 años sin ningún tipo de recursos, no impidió que Rosario se convirtiera en la primera mujer escritora de Chiapas y se graduara en Filosofía en la Ciudad de México. Más bien al contrario; en esta época y este lugar estaba el germen de sus convicciones y su lucha, no solo contra la discrimina-ción sexual, también contra la segregación social y racial. Una lucha que extendió más allá de la literatura y le llevó a ser Directora General de

Información y Prensa en la UNAM, a ejercer la docencia en universidades de Estados Unidos (en Wisconsin, Colora-do e Indiana) o ser diplomática en la embajada de Israel.La denuncia de la discrimi-nación de la mujer frente al hombre y de los indios frente a los blancos marcó toda su producción, en novelas como “Balún Canán” (que ganó el Premio Chiapas en 1958) o re-copilaciones de cuentos como “Ciudad Real” (que obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia).

Y de nuevo la tragedia. Pese a convertirse en una de las escri-toras más importantes del siglo XX, Rosario Castellanos murió joven por culpa de un acciden-te doméstico tan absurdo como cruel: a los 49 años, ejerciendo de embajadora en Tel Aviv, recibió una descarga eléctrica al ir a contestar el teléfono tras salir de la ducha. (“Rosa-rio Castellanos, la poeta que dio voz a las mujeres”, David Bernal; El País, 26 de mayo de 2016. Rosario Castellanos nació el 25 de mayo de 1925).

Nomás por hablar de algo...La Efeméride

Derivado de las historias macabras que contaban los presos, la cárcel más notable en la historia de México, el Palacio de Lecumberri, un día se convirtió en El Palacio Negro. Allí fueron asesinados Francisco I. Madero y José María Pino Suárez; en el 68, cientos de jóvenes fueron torturados y asesinados. El 26 de mayo de 1977 se convirtió en el Archivo General de la Nación.

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VIERNES 27 DE MAYO DE 2016

3SATÍN Y SEDA

Cuando la logística de un desfile cabe en un pedazo de pizza

-¿Te gusta el desfile? –pregunta Pi-per mientras se pone los tenis para comenzar el día.-¿Por qué lo dices? -ya soy

toda una experta en esto de la psicología infantil y me siento segura al manejar la situación con la madurez que se requiere, pienso orgullosa.

-Mamá… tú siempre dices: ¿por qué? -y al momento echa por la borda todo vestigio de preparación pedagógica, cursos de padres y li-teratura de “La familia moderna y sus interrelaciones personales”.

-¿Cuál era la pregunta? –contraataco de inmediato para ganar terreno

-Los desfiles, ¿te gustaba ir a des-filar? -repite en tono aburrido, año-rando la adrenalina de los juegos de video y conmigo se estaba peor que durmiendo.

A los únicos desfiles a los que fui invi-tada me tocaba llevar el banderín y en todos, ¡absolutamente todos!, me desmayé mucho antes de empezar el recorrido, por lo que siempre terminaba en la ambulancia de la Cruz Roja con un trapo húmedo en la frente y respirando un algodón con alcohol. A mis compañeras las aplaudía, marchaban gallar-das y sin equivocarse; en cambio, yo estaba tratando de convencer a la enfermera de que sí había desayunado en mi casa, pero que el Sol y yo nunca nos habíamos llevado.

-Sí, me encantan -mentí con la desfa-chatez con que digo mi edad a los demás.

-Pues apúrate, por-que ya va a empezar uno y quiero verlo des-de el principio -grita entusiasmado (no tanto como en sus tardes de videojuegos, pero es un comienzo). Es el desfile del Día del Trabajo.

-¿Por qué hay desfile para trabajar?-¿Por qué lo preg...? -me interrumpí de

inmediato recordando las palabras de hace algunos momentos como estrategia de

psicología. El Día del Trabajo se re-cuerda la matanza de Chicago, los

A los únicos desfiles a los que fui invitada me tocaba llevar el banderín

mártires trabajadores que exigían sus derechos: labores de ocho horas, tener un sindicato que los defendiera, garantías que trajeron infinidad de beneficios que hoy en día goza cualquier traba-jador; además, en México se recuerda a los már-tires de Cananea, los mineros que también abo-gaban por salarios justos y jornadas de trabajo normales, no de sol a sol; además….

-¡Mamá! Se nos va a hacer tarde. Después me platicas de la mafia -me interrumpe empujándo-me hacia la puerta.

-¿Cuál mafia? Yo no dije nada de mafia –haciendo memoria por si el subconsciente me había traicionado.

-¿Y quién defiende a los trabajadores?

-El sindicato -contesto escueta.

-Y a Tencha, la mucha-cha de la casa, ¿la defiende el sindicato?

“No, a ella la defiende la mafia, el sindicato le viene chiquito para sus aspiraciones labora-les, reflexiono para mis adentros”. ¿Qué sindi-cato abogaría por un celular para estar loca-lizada, clases de computación por las tardes, teléfono inalámbrico para tenerlo en el lava-dero, sopas instantáneas por si se le hace tarde para la comida y recibir al tal “Wicho” en la

banquita del jardín, porque, se-gún dice, “afuera pasa mucho albañil”? ¡No hay sindicato que aguante este ritmo!

-¿Qué es lo que te gusta del desfile? -le pregunté con un toque de euforia para que pudiera palpar mi entusiasmo.

-Los tambores, ¿y a ti?-Cuando se acaban -res-

pondo sin pensar y luego corri-jo-. ¡También, los tambores son lo

máximo!-¿Me vas a comprar un gorro y un

banderín para cuando pase mi equi-po? -pregunta.-¿Equipo?, ¡¿cuál equipo?!-Mi equipo de fut, ellos también traba-

jan. A cada rato despiden a su entrenador, pero siguen trabaje y trabaje y no impor-ta que pierdan y pierdan, ellos siguen y

siguen… “Esos sí son mártires”, pensé, pero es

más mártir la afición, ellos no necesitan un sindicato, lo mejor para ellos es un holo-causto y volver a empezar de cero. Pero, en fin, me dije, el niño no tiene la culpa de eso.

-Si vemos a tu equipo te compro la go-rra, pero si no lo vemos te invito una nieve.

-Ojalá y no desfilen, tengo más ganas de una nieve -aplaude el aficionado de futbol.

-Mamá, ya llegamos, mira cuánta gente, vamos rápido -y baja entusiasmado. Yo lo sigo con la prisa de una “tortuga empacha-da” y cuando lo alcanzó me dice:

-Esto está llenísimo y una señora dijo que falta una hora para que pase, ¿cuánto es una hora?, ¿es mucho?

-Son como dos raspados de limón, una rebanada de pizza y escoger una película para rentarla y verla en la casa -le contesto.

-Pues vamos, qué esperamos -exclama con alegría.

-¿Y el desfile? -le pregunto-. ¿No te que-das a verlo?

-Mamá, yo vengo porque a ti te encan-tan y en la escuela me dijeron que conven-ciéramos a nuestros papás de que vieran el desfile y, como a ti te gustan, no te tengo que convencer. Entonces ya hice la tarea. ¿Nos vamos?

El Día del Trabajo se recuerda la matanza de Chicago, los mártires

trabajadores que exigían sus derechos

Nadia Bracho

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VIERNES 27 DE MAYO DE 2016

De políticos y cosas… Por Juan L. Simental

Políticos que repiten ufanos: “mas sin embargo”, “pero mas sin embargo”, “accesar”, “aperturar”, “próximo pasado”, “onceava asamblea”, “nadien”,

“testiga”, “haiga”… con total alevosía y ventaja

La única y llana verdad, sin matiz alguno, es que soy lo que soy

“intranscendentales”

MEA CULPAQue Dios me perdone.

Si es que, como afirma el Catecismo del Pa-dre Ripalda, Dios ejerce magnánimo su potestad de perdonar las faltas, pido entonces –contri-to y genuflexo- que tenga misericordia de mi atrevimiento, de mi soberbia y de mi alma; de mi cinismo acerbo, de mi celo que no entiende cómo podría encontrar la redención y que, aun-que aceptado, me obliga –pronto y expedito- a reconocer: es que yo soy así y no puedo ser lo que no soy.

Tal vez las circunstancias de la vida, quizá una misteriosa y fortuita predestinación; a lo mejor un salto cuántico en el entramado genó-mico –dicen que se dice mutación-, o un impre-visto azar existencial que en un trecho ignoto del camino me llevó a torcer la naturaleza benigna impresa en el finito ser por Aquel que nos creó por amor. ¿Habrá sido acaso el Enemigo diabólico? Chi lo sa...

La única y llana verdad, sin matiz alguno, es que soy lo que soy. Y no lo puedo evitar.

No se piense, sin embargo, que lo mío es tan solo el pecado con el que hasta los santos pe-can siete veces cada día. Lo mío nació del amor y aunque el amor es en sí mismo rescate de lo que se ha perdido –de no ser así se-ría tan solo una parecencia-, no sé si en este caso –el mío- la virtud alcance. Amo las palabras. Es

ahí donde el problema nace.Recuerdo aún mis años tempranos, tan solo

siete, cuando me enfrenté por vez primera al verde vasto del pizarrón. Y la recuerdo también a ella, Cristina, mi maestra, un gigante imponente con voz como de trueno que ordenó im-placable: “a ver, cuarenta y cua-tro –yo era tan solo un número sin nombre-, escriba… escriba una palabra. Escriba… sandía”.

Estiré la mano y, entonces, la magia vino a mí. Primero fue la culebrita seseante. Lue-go, una a una, cada letra fue destilando con la constancia de la gota sobre la piedra; cada una fue apareciendo como el oro que en el crisol brilla en lágrimas agradecidas. Una a una, has-ta completar seis retoños brotados de mi mano,

seis letras para decir… sandía. El significado y su significante.

Desde entonces les he ama-do. Y no entiendo cómo es que hay otros que no les aman. Los políticos, por ejemplo. Ese es mi pecado.

NO SABEN HABLAREl oficio con el que la fortuna quiso congraciar-me –el periodismo- me ha permitido conversar con políticos de todos los colores, de todas las si-

glas y de todos los talantes, y aunque son todos tan distintos, en mucho resulta que son todos

tan iguales.Existen, es verdad, ex-

cepciones que confirman la regla. Sin embargo, los más comparten elementos que los hacen comunes: hablan mucho y creen que dicen mu-cho, por ejemplo; discursan sin responder a la pregunta planteada porque su guion fue programado pensando en aquello que les interesa decir y no en aquello que se

les pregunta, por ejemplo; lo suyo es la gene-ralidad, la copia, el lugar común, el cliché, por ejemplo; son generosos en la reiteración del primero entre los pronombres personales –el yo-, por ejemplo. Y, aunque dicen tanto, no sa-ben hablar. Por ejemplo.

Hay tantos –y tantas- que, sin la menor de las reservas, dan cátedra del mal decir. Una y otra vez repiten ufanos “mas sin embargo”, e inclu-so hay casos extremos de los que enfatizan “pero mas sin embargo”; otros pronuncian con una mal disimulada fruición “toda vez”, expresión cataloga-da entre los idiotismos. También existen los mo-

Una a una, hasta completar seis

retoños brotados de mi mano, seis letras para decir... sandía

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VIERNES 27 DE MAYO DE 2016

De políticos y cosas… La única y llana verdad, sin matiz alguno, es que soy lo que soy

“intranscendentales”

glas y de todos los talantes, y aunque son todos tan distintos, en mucho resulta que son todos

tan iguales.Existen, es verdad, ex-

cepciones que confirman la regla. Sin embargo, los más comparten elementos que los hacen comunes: hablan mucho y creen que dicen mu-cho, por ejemplo; discursan sin responder a la pregunta planteada porque su guion fue programado pensando en aquello que les interesa decir y no en aquello que se

les pregunta, por ejemplo; lo suyo es la gene-ralidad, la copia, el lugar común, el cliché, por ejemplo; son generosos en la reiteración del primero entre los pronombres personales –el yo-, por ejemplo. Y, aunque dicen tanto, no sa-ben hablar. Por ejemplo.

Hay tantos –y tantas- que, sin la menor de las reservas, dan cátedra del mal decir. Una y otra vez repiten ufanos “mas sin embargo”, e inclu-so hay casos extremos de los que enfatizan “pero mas sin embargo”; otros pronuncian con una mal disimulada fruición “toda vez”, expresión cataloga-da entre los idiotismos. También existen los mo-

dernistas, aquellos –y aquellas- que emplean el “accesar” en lugar de “acceder”, “aperturar” (¡esto no existe! Se trata de un sustantivo, no de un verbo) en vez de “abrir” o “inaugurar”; dicen de “la primer ocasión”, cuando es “la primera ocasión”; se regodean con el “próximo pa-sado”, cuando “próximo” mira hacia adelante y “pasado” hacia atrás; hacen mención de la “onceava asam-blea” o del “quinceavo encuentro”, cuando se trata de la “undécima” o “decimoprimera” y “decimoquinto”; la di-ferencia entre los partitivos y cardinales, pues. Pero hay otros, en verdad que hay otros…

Otros que han dicho “nadien”, “haiga”, “fui testiga”; que en su pieza oratoria sentenciaron: “hay cosas intranscendentales”... Que Dios nos ampare.

NO LEEN NI LES GUSTA LEERDime con quién andas y te diré quién eres; dime qué lees y te diré quién eres.

Hace tiempo se realizó un ejercicio entre legisladores federales de todos los partidos con

representación en las cá-maras del Congreso de la Unión. La pregunta fue simple: “tres libros que marcaron tu vida”. En-tonces comenzaron los bochornos.

“‘El Principito’, un li-

bro que apenas estoy leyendo y que… es un li-bro muy interesante. Me gusta mucho leer la Biblia, igual; comparto muchas cosas que la Biblia enseña. Me he centrado mucho en

esos dos libros”. “Efectivamente, los mexicanos debemos tener cultura, eso es indudable, eso es innegable, pero o te dedicas a ser dirigente social o te dedicas a hacer propuestas o te dedicas a hacer política o te dedicas a leer. Efectivamente su servidora sí ha leído algu-nos libros, me gustan varios

libros, hay libros que me intere-san de sobremanera (¡sic!), sobre todo los libros que se refieren a la

historia de este país; sobre todo he leído varios, varios, un poco de muchos, poco de muchos; este, ¡es una gran combinación!…

“Bueno, ¡ja ja ja…!, sin duda te puedo decir no soy una persona muy afecta a la lectura, pero hay algunos libros que… no recuerdo los títulos, pero tengo por ahí algunos”. “Mira, la verdad, este, específi-camente, específicamente... no voy a salir como Peña Nieto, ¿verdad?, simplemente he leído cosas de política, de… cuando yo estaba en la universidad li-bros de Derecho, pero especí-ficamente no le puedo decir el nombre de un libro y de un autor.

“‘México mutilado’, es uno; está ‘La meta-morfosis’ de ‘Fransca’ (Fransca, Franzka, Fran-ca, Fran... ¡¿qué?!), yyy... eeeh... pues es que hay muchos. Otro libro… eeeh, no puedo… es

que son novelas… ¡El diario de Fransca! (¿Fransca, Franzka...? ¡¿Otra vez?!) ¡‘El diario de Ana Frank’!

“Fíjate que leí ‘Juan Salvador Gaviota’; tuve la fortuna de leer el libro de… eeeh, ¿‘Quién se robó mi queso’?, y eeeh, qué otro me haya marcado…”. “La Biblia, la fe de Jesús en un libro religioso, y…”. “El últi-mo libro de Andrés Manuel López Obrador. Otro libro que leo, leo y releo porque me gusta mucho es ‘¿El verdadero tiempo?’... es que es inglés, es la historia de… Otro li-bro que me gusta mucho es ‘El Principito’, es un libro chiquito, muy rápido”. Que Dios nos perdone.

Entonces, los libros más leídos, y que les han marcado la vida a los que dicen que representan al pueblo, son: “El Principito”, la Biblia, “La metamorfosis” de Fransca o Transca o Fstrancsa, o solo Dios sabe; la Bi-blia, “El diario de Fransca” o Transca (o solo Dios sabe), la Biblia… y muchos más. Ah, y también la Biblia.

Que sea cada cual y su conciencia. Este país necesita políticos com-prometidos que cumplan con su trabajo, y si leyeron o no leyeron y si tienen o no tienen tres libros que les hayan marcado, y si dicen “nadien”, “testiga” o “hai-ga”, que sea como el papa-lote que cada cual echa a

volar por el cielo que le plazca. Un libro más o un libro menos son pecata minuta, calderi-lla; las obsesiones de un pecador.

¡Que Dios me perdone pues! Pedir peras al olmo es demasiado pedir.

Amo las palabras, y no entiendo cómo es que hay otros que no les aman. Los políticos, por

ejemplo

“Los tres libros que

te marcaron”: “El Principito”, la Biblia y…

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Una joven “fiestera” que podía inspirar versos tan íntimos y desolados

“El cansancio que tengo es infinito; todo el dolor del mundo lo he probado; un laberinto de ansiedad habito y a tientas me revuelco en lo intrincado”

Por Andrea Tamayo

Pita Amor, autenticidad por oposición

Según la mitología griega nueve mujeres inspiraron las ciencias y las artes, eran hijas de Zeus y

Mnemosine –diosa de la memoria–, sumamente bellas e inteligentes. El mito se traspasó a la realidad, y luego de darle el título de “la décima musa” a una famosa poetisa griega, Sor Jua-na Inés de la Cruz mereció tener el mismo nombramiento, y décadas más tarde, otra artista de las palabras en verso sería digna de ser “la undécima musa”: Pita Amor.

Llama la atención que entre tantas mujeres brillantes de mediados del si-glo XX, que se atrevieron a romper los esquemas de la “mujer tradicional”, Salvador Novo considerara a Guada-lupe Teresa Amor Schmidtlein con ese título. Pero ¿por qué destacó esta joven poetisa?

Una razón fue su vanidosa perso-nalidad. Aparentemente frívola, en su juventud Pita Amor fue guapa y se-ductora –su cuerpo desnudo perdura en un retrato que Diego Rivera le hizo, y que escandalizó a su familia–. Para sorpresa de todos sus conocidos, ella tenía un gran talento para la poesía. Su trabajo lírico contrastaba bastante con su forma de ser, que muchos se atrevieron a decir que ella no podía ser la autora de tan entrañables versos.

Pita Amor vi-vía en dos mun-dos: uno turbio e donde adquiría plena libertad como para caminar desnuda en el Paseo de la Reforma después de una fiesta, y un mundo más sensible que le permitía volver a su departa-

mento en la madrugada a escribir sonetos.

Nadie se decidía sobre qué llamaba más la aten-

Una de las contadas mujeres que el poeta

Xavier Villaurrutia invitaba a su estudio

“Yo soy cóncava y convexa; dos medios mundos a un tiempo”

“Yo soy mi casa”

ción, si acaso era su desafiante personalidad o su enorme talento para la poesía. Juan Rulfo, Xavier Villaurrutia y Al-fonso Reyes aclamaban sus renglones impregnados de an-gustia existencial, sin concesiones ni exageraciones, mientras que el resto de la sociedad la juzgaba por su personalidad.

Elvira García, una de las princi-pales conocedo-ras sobre su vida, mencionó que Pita Amor llegó a tener una rela-

ción lésbica importante y que, al es-tropearse, condujo a la poetisa a evadir su dolor con múltiples relaciones. La con-secuencia de esta fuga sin tregua consistió en que, ya casi con 40 años, concibió un hijo que no se atrevió a cuidar y que encargó a su hermana Caroli-na. Todo parecía marchar bien, a menudo lo visitaba, pero el pequeño murió ahogado al año ocho meses. Y Pita, la fuerte, la inconmovible en apariencia, se desmoronó.

El tiempo, del cual ella no quería oír ni mirar y pasar desapercibida, la sofocaba mediante el recuerdo. Pita seguía escribiendo, cualquier papel le era bueno, luego esos mismos “pa-pelillos” los ofrecería libremente a los transeúntes.

Guadalupe Amor nació en la Ciu-dad de México el 30 de mayo –1918, quizá 1917, nunca lo confirmó porque “claro que siendo mujer no voy a pre-cisar en qué año”– y murió el 8 del mismo mes en el mismo lugar donde

desenvolvió su personalidad a pleni-tud a través de la escritura. (Algara-bía, 19 de abril de 2016. Edición Comunicante).

“Recuerdo a Pita Amor caminando por la colonia Juárez, seguida de sus gatos. Una noche, mientras comía tacos al pastor en la Plaza Washington llegó Pita con un joven y ella, con esa gran

voz que tenía, se puso a declamar a voz en cuello hermosos poe-

mas, suyos y de otros autores. La velada

terminó a las 4 de la mañana, cuan-do el dueño de la taquería nos corrió a todos, ya borrachos y

llenos de tacos al pastor”, Manuel

Ángel Martínez Rodríguez, docente en

Universidad de Cuautitlán Izcalli. (El Universal, 5 de agosto de 2015).

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Leonora Carrington fue una de las pintoras surrealistas más importantes de México. Ade-

más de su obra, se le conoció por su carácter que rayaba en lo excéntrico.

Harta de los reporteros, las pregun-tas sin salida, las corridas de toros, y más, hizo de algunas de estas particu-laridades, y otras tantas, sus favoritas para aborrecer en sus momentos en los que no estaba esculpiendo, escribiendo o creando un cuadro. Te contamos so-bre las cosas que siempre odió.

1. Los reporteros. En cada una de sus entrevistas, Leonora se veía dis-tante y muy cortante ante las pregun-tas de periodistas. Y más con aquellos que se atrevían a preguntarle sobre el significado de sus pinturas, a lo que ella les contestaba un poco enojada: “¿Qué es lo que ves? Ah, pues eso es”.

2. La especie humana. “Hay mu-chos animales que me gustan… El pri-mero no es el ser humano; lo pongo en el lugar más bajo de mis preferen-cias. El ser humano es un ser terrible que asesina y me da mucha tristeza pensar que yo soy de esta especie”, dijo en entrevista con Homero Aridjis.

3. Que le preguntaran sobre su re-lación con Max Ernst. En una ocasión, después de la pregunta que le hizo un entrevistador sobre su relación con Max, ella dijo: “¿te gustaría que yo te preguntara de tu vida erótica delante de tu mujer?”.

4. Hablar so-bre su estancia en el manicomio. De acuerdo con Ele-na Poniatowska, gran amiga de la pintora, a ella no le gustaba hablar sobre su estancia en el manicomio de Santander en Ma-

drid, en el que fue encerrada por oponerse al fascismo y

“El mundo que pinto no sé si lo invento, yo creo que más bien es ese mundo el que me

inventó a mí”

“Una vez un perro le ladró a una máscara

que hice, ha sido el comentario más honorable que he

recibido”

Murió el 25 de mayo de 2011

“No tuve tiempo de ser la musa de nadie…”

“La criatura fue bautizada, no como Leonore o Lenore (…), sino con el nombre italiano y/o español de Leonora que a los padres les habrá sonado más alto, sonoro y romántico”,

José de la Colina (Letras Libres, 30 de mayo de 2011)

Por Claudia Aguilar

Leonora, las cosas que odió

querer frenar la guerra. Dentro del hos-pital, y bajo un colapso nervioso, escri-

bió “Memorias de abajo”.

5. A las monjas. Su madre era cató-lica, y por ello Leo-nora tuvo que estar durante su infancia en varias escuelas religiosas, de donde la corrían

frecuentemente porque era muy rebelde y travie-sa. La rabia que sentía Leonora hacia las monjas y la escue-la lo reflejó en “La debutante”.

6. Las corridas de toros. “Una tarde, ella, llevada por Renato

Leduc a una corrida de Rafael Gaona, se levantó en el momento en que el mata-dor clavaba el estoque en el animal y chi-lló, en español pero con notorio acento extranjero: ‘¡asesino, maldito asesino!’, de modo que Renato debió encarar, beli-coso, a los aficionados de alrededor, que comentaban insultantemente el arrebato de la ‘pinche gringa loca’” (“Vidas de Leonora, José de la Colina; Letras Li-bres, 11 de junio de 2011).

7. El machismo. La pintora fue cria-da junto a otros tres hombres, según ella “completamente salvajes”. El ma-yor, Pat, recuerda Leonora, era el más sádico de todos y cuando este se jun-taba con dos de sus amigos a ella y sus dos hermanos menores los amarraban a unos árboles, y luego los molestaban.

Lo peor: los amigos de su hermano siempre le decían que las niñas no podían hacer mu-chas cosas porque no eran lo suficien-temente buenas.

8. Cocinar. “La cocina no me gus-ta y me da dolor de espalda, y tampoco

quiero engordar, aunque si cocina-ra no engordaría porque da un poco de asco lo que uno

cocina”, dijo la pintora. (“Cosas que siempre odió Leonora Carrington”; garuyo.com).

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Voltaire se pasó la vida rebuscando en todos los géneros literarios, era incansable: escribió de historia, política, filoso-

fía, novelas, poemas cortos, largos y larguísimos, ensayos, panfletos polémicos o calumniosos, un número enorme

de cartas, pero so-bre todo escribió tragedias en verso. El teatro fue el que en su tiempo le dio fama y, en parte, fortuna (ya se sabe

que Voltaire fue siempre ávido y sagaz hom-bre de negocios).

Ultraconservador, llega a proferir: “lo más horrible de todo es que el monstruo tiene par-tidarios en Francia, y para colmo de calami-

dades y horrores yo mismo fui el primero en hablar hace tiempo de este sujeto; el primero en mostrar algunas perlas que había encontrado en su enorme estercolero. No podía imaginar en-tonces que un día ayudaría a pisotear las coronas de Corneille y Racine para adornar la frente de un bárbaro histrión”.

¿De quién habla Voltaire? De Shakespeare, nada menos. Qué manera de equivocarse, ¿verdad?

Es curioso que de la enorme masa de escritos de Voltaire, 40 tomos, queden vivas solo una nove-la corta, encantadora, “Cándido”, polémica contra

Leibniz, que, por cierto, disputa con un fantasma, pues interpreta mal lo que afirma el gran filósofo

alemán, y un extraño ensayo, el “Diccionario filosófico”. Y, claro, quedan la risa y la sonri-sa de Voltaire, y creo que es realmente afor- tunado quien es

recordado por su sonrisa, ¿no es cierto? (Letras Libres, enero de 2009. Voltaire murió el 30 de mayo de 1778).

VIERNES 27 DE MAYO DE 2016

8“Si Dios no existiera, sería necesario inventarlo”

“Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una”

Por Hugo Hiriart

Silueta de Voltaire

“Ahora que ya no hay elegancia”, se queja Proust, “me consuelo recordando cómo vestían las damas que co-nocí en otros tiempos”.No solo las damas, también los caballeros. He aquí un

retrato que ilustra cómo vestía Voltaire en 1763 trazado por un testigo: “llevaba siempre chinelas grises, medias color gris metal, con extremos doblados hacia abajo, una ancha casaca damasquinada de algodón hasta las rodillas. Una gran peluca larga y encima de ella un pequeño gorro de terciopelo negro. A veces, los domingos, vestía un vistoso traje de color bronce, en juego con chaqueta y calzones, la chaqueta de amplios faldones, galones dorados, festones y bordados, y puños de encaje hasta la punta de los dedos; decía él que el traje le daba apariencia distinguida”. Nunca se ha ves-tido con menos gracia que ahora y pocas con más elaborada inventiva y coquete-ría que en el siglo XVIII.

Voltaire vivió favorecido de briosa vi-talidad más de ochenta años. El gran Gib-bon lo visitó en su finca Les Délices, cerca de Ginebra, en Suiza, donde se daban funciones de teatro, y vio representar su obra “El huérfa-no de la China”, con Voltaire y su sobrina, ma-dame Denis, en los papeles principales. He aquí la escena pintada por mano maestra: “Estaba yo dema-siado perplejo ante la ridícula figura de Voltaire ya septuagenario, haciendo de conquistador tártaro con voz hueca y cascada y cortejando a una sobrina real-mente horrible de unos 50 años. La obra dio comienzo a las 8 de la tarde y acabó cerca de media hora después de las 11. La compañía fue invitada entonces a quedarse y a las 12 nos sentamos a una elegante cena de unos 100 cubiertos. La cena dio fin a las 2, la compañía bailó hasta las 4; cuando ya no aguantamos más, abordamos nuestros carruajes y regresamos a Ginebra, cuando abría sus puertas. Dime si co-noces a otro famoso poeta en la historia o la le-yenda que a los 70 años haya representado sus propias obras y haya concluido con cena y baile para 100 personas”.

Y concluye: “El frenético baile final es lo que me pareció más extraordinario.”

“La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no

es el enfermo el que sufre por ella,

sino los demás”

“Proclamo en voz alta la libertad de

pensamiento y muera el que no piense como yo”

“La civilización no suprimió la barbarie; la perfeccionó e hizo más

cruel y bárbara”