suplemento cultural - hp 714

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“Filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para su conducta”, Sócrates Por: Juan L. Simental Págs: 4 y 5 Filosofía: la aventura del pensamiento Comunicante Comunicante Comunicante VIERNES 06 DE MAYO DE 2016 SUPLEMENTO CULTURAL 76 La parábola del ciempiés “El amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa, y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran” Monsiváis después de Monsiváis “No puedo hacer un resumen de mi vida, porque está conformada por varias épocas y circunstancias, libros, amistades y pleitos, y eso, sólo admite resúmenes parciales” Rafael Lemus Pág. 7 Bernardo Marín Pág. 6

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Filosofía: la aventura del pensamiento

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Page 1: SUPLEMENTO CULTURAL - HP 714

“Filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para su conducta”, Sócrates

Por: Juan L. Simental Págs: 4 y 5

Filosofía: la aventura del pensamiento

ComunicanteComunicanteComunicanteVIERNES 06 DE MAYO DE 2016 SUPLEMENTO CULTURAL 76

La parábola del ciempiés

“El amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa,

y sólo el alma sabe dónde las dos

se encuentran”

Monsiváis después de Monsiváis“No puedo hacer un resumen de mi vida, porque está conformada por varias épocas y circunstancias, libros, amistades y pleitos, y eso, sólo admite resúmenes parciales”

Rafael Lemus Pág. 7Bernardo Marín Pág. 6

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VIERNES 06 DE MAYO DE 2016

Diseño / Grupo Editorial HADEC

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Siempre se ha dicho que Hitler fue el mayor asesino de la historia, a causa de los seis millones de judíos muertos en los campos de concentración. Sin embargo, hubo un verdugo mayor: Josef Stalin. Información desclasificada indica que eliminó de manera sistemática a cerca de 40 millones de personas, entre polacos, alemanes, judíos, kurdos, coreanos, estonios, búlgaros, macedonios, finlandeses y, por su puesto, miles de rusos, su propio pueblo, que cometieron el terrible delito de no pensar como él. El 6 de mayo de 1941, Stalin se convirtió en Primer Ministro de la Unión Soviética.

En el camino de las baldosas amarillas

(Nació el 6 de mayo de 1915).

“No es que yo fuera superior. Es que los demás eran inferiores”, Orson Welles.

“El Mago de Oz” encontró a su público definitivo a finales de la década de los

sesenta.Una nueva mirada que no sólo identificaba el viaje de Dorothy con su propio vuelo en LSD sino que descubría en aquel sueño/pesadilla su propia decepción generacional, su infierno.Detrás de los brillantes mu-ros de la Ciudad de Esmeral-

da no había ningún profeta, sólo un pobre impostor, el rey de una gran mentira, un pobre mago de feria. Para cerrar el mito, y según la crónica negra de Hollywood, la adicción a las drogas de Judy Garland había comen-zado encarnando a la niña perdida de Kansas, durante el largo y duro rodaje.Los problemas de sobrepeso de la actriz preocupaban al

jefe de los estudios, Louis B. Mayer, que para combatirlos —y de paso, para lograr más rendimiento de su pequeña estrella— le administraba anfe-taminas. Garland se enganchó a las pastillas para trabajar y para dormir.Siete años después, se regis-tró su primer intento de sui-cido, el primero de una larga lista de episodios nerviosos que acabarían con ella. En

1969, recién cumplidos los 47 años, prematuramente envejecida, la encontraron sin vida en un cuarto de baño por una sobredosis accidental de pastillas.Dorothy retomaba el camino de las baldosas amarillas. (Elsa Fernández-Santos, El País; 25 de febrero de 2014. Edición Comu-nicante. L. Frank Baum, autor de “El Maravilloso Mago de Oz”, murió el 6 de mayo de 1919).

Nomás por hablar de algo...La Efeméride

El 7 de mayo de 1824, en Alemania, Ludwig van Beethoven estrenó la “Novena Sinfonía”, que resignificó a la música clásica y cambió su rumbo para siempre: fue la primera sinfonía en introducir la percusión; fue la primera en introducir el coro; marcó el final del clasicismo y el inicio del romanticismo musical; su duración marcó para siempre todos los géneros musicales. Los discos compactos duran 74 minutos… porque 74 minutos es la duración exacta de la “Novena Sinfonía”.

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VIERNES 06 DE MAYO DE 2016

3SATÍN Y SEDA

El jardinero no tiene quien le escriba… y la bugambilia se me enredó en el cuello

Querido señor jardinero:Espero que cuando lea estas lí-

neas esté usted gozando de la som-bra fresca y gratificante de un buen

árbol. Es muy posible que ese árbol no sea del jardín de mi casa, ya que el que sembré hace tres años, el cual me aseguró que iba a prodigar una buena sombra a mis alcatra-ces, no ha conseguido la altura ni siquiera de un bonsái, con todo el respeto para estos arbolitos.

Y ya que estamos con las cartas o, mejor dicho, con la pala y rastrillo sobre la mesa, me asalta una duda: ¿por qué en invierno, cuando no había ni se asomaba el verdor de una hojita, me visitaba cada siete días y ahora que cada vez que salgo al jardín y temo que me coma una planta carnívo-ra de lo tupido de la vegetación viene cada 35 días? No quiero que me diga que el “espíritu navideño” lo traía hasta las puertas de mi casa y que ahora no hay un motivo fuerte para hacerlo.

En concreto, me urge que se haga con frecuencia el jardín, ¿qué es mucho? ¡Usted sígame la corriente, me pongo como “hele-cho desahijado” cuando me contradicen!

El otro día le comenté, sugerí, conside-ré, ilustré y diserté acerca de ponerle una guía a la bugambilia. Por lo que yo sé, es una planta trepadora y creo que se me está convirtiendo en una “rastrera agachada”, y le informo que su pedido de alambre corru-gado del número 0.008, los clavos para con-creto, los taquetes, las pinzas para cortar, el martillo de cabeza doble y los guantes del número nueve ya están listos para la hora que usted guste y desee ponerle la guía a la planta; incluso, ya señalé con un crayón amarrillo cómo quiero que quede.

Pero si está muy ocupado, puedo em-pezar por poner los clavos y hablarle todas las tardes a la bugambilia que se espere un poquito, que todo marcha bien, y tratar de convencerla de que es planta de ornato y no

tubérculo como ella se siente. Tam-bién le quiero comentar que, por

¿Por qué en invierno, cuando no había ni se asomaba el verdor de una hojita, me visitaba cadasiete días?

los años que hemos estrechado esta relación laboral jardinero-señora del jardín, la última vez que le dije que me podara la llamarada era eso: una poda (cortar o quitar plantas superfluas, de los árboles, vides o plantas), pero quizá confundió el término y entendió “exterminio” (destruir totalmente una especie animal o vegetal o cosa; desolar, devastar por fuerza de armas o de machete). Si usted hu-biera “podado” en los orígenes, en este plane-ta sólo habría dinosaurios y cucarachas.

Fui y visité el vivero, como usted lo sugi-rió, para irme familiarizando con las plantas y sus nombres, pero no encontré las flores que me dijo: amor de un día, teresita, rosa de castilla y cempoal; en su lugar me mencionaron “authu-rium”, inflorescencia de áloe, ericácea, catleya y bromeliácea. ¿Le suena alguna conocida? Por-que yo pensé que me estaban hablando de una

clase de autopsia humana en latín. Mi muchacha se quejó amarga-mente de usted, ¡y eso es incon-cebible!, qué no ve que es por ella que tengo un jar-

dín verde, lleno de flores y con diseño. No quiero que se estrese y como ella sale cada media hora a fumar un cigarro, me comentó que eso de ver un jardín seco y sin cortar la hacía sentirse frustrada y no tenía ganas de planchar. Así que, por favor, ponga manos a la obra porque duré cua-tro días con los pantalones arrugados.

Créame que valoro mu-cho su trabajo y más des-pués de que me puse a cortar la planta trepadora que da a la calle: luché con ella, me enredé, me desenredé, me volví a enredar, corté con las tije-ras, con un cuchillo, con las manos y hasta con los dientes, y no logré siquiera quitarle las hojas secas. Mis hijos tuvieron que ponerme fomentos de agua caliente en las manos, además de con-vencerme que la planta no tiene vida propia, que aún seguía pegada a la pared y no enredada a mi

cuello como les aseguraba.¿Recuerda cuando un día le tenía un

club sándwich con una aceituna de ador-no? Fue un día después de esa “patoa-ventura” con la enredadera; ya ve, ¡sí lo aprecio! Bueno, por último, le informo que ya apliqué la tierra con vitaminas en las macetas, le puse el bromuro que me pidió, desyerbé y estoy regando en la noche y en la mañana como me indicó: a riego len-to, ¡nada de regadores automáticos y esas modernidades! Yo lo regué como me indi-có: “mueva tres veces la manguera con la mano, dos brinquitos pequeños, vuelva a mover tres veces, otros tres brinquitos, y así hasta abarcar toda el área”.

Ya les expliqué a los vecinos que no es-toy haciendo ningún ritual de magia, que son órdenes de usted, pero creo que no me

entendieron, porque siguen echándome sal cada vez que me ven.

Saludos y lo espero dentro de 25 días. Yo me encargo de que el jardín no se seque, no crezca, no se llene de plaga y de ponerle vi-

taminas; usted diviértase en la playa, yo no me muevo de aquí.

La señora del jardín.PD.- Fue un placer ofrecerle el cafecito

con leche que me pidió hace seis meses, pero ¿me podría regresar las dos tazas que se llevó “para el camino”, ya que descom-pleté mi juego de té y es la única herencia de mi tía Cleo?

Si está muy ocupado, puedo empezar por poner los clavos y hablarle todas

las tardes a labugambilia para que se

espere un poquito

Créame que valoro mucho su trabajo y más

después de que me puse a cortar la planta trepadora

que da a la calle

Nadia Bracho

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VIERNES 06 DE MAYO DE 2016

Filosofía: la aventura del pensamientoPor Juan L. Simental

“Filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para su conducta”, Sócrates

“Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender”, Ortega y Gasset

Era el principio y en ese principio era el comienzo de todo lo posterior, como él, porque lo demás era ya existente,

había llegado –de algún modo- con el tiempo anticipado; ya estaba ahí. Él era, tan sólo, el ser dota-do de ánima –el animal- que en cuatro patas andaba a ras del suelo en busca de las semillas, de los frutos caídos de arriba –como el maná-, de las peque-ñas carroñas abandonadas por los depredadores superiores. Un día, sin embargo, se aventuró, se alzó sobre sus extre-midades de abajo y alargó la mano; supo enton-ces que el fruto del árbol estaba a su alcance. Erecto, mirando hacia lo alto, nacía el hombre.

Después fueron días, uno tras otro, y con el tiempo breve, joven todavía en su historia incipiente, aprendió el dominio del fuego, la talla de la piedra, la forja del metal; se hizo de armas y herramientas, asimiló el arte de la caza y con pieles cubrió su cuerpo en las estaciones del frío, y en las estaciones de las aguas grandes y de las aguas bajas se hizo de una tierra cuando entendió que la semilla enterrada en la tierra era promesa del fruto. Luego se construyó un hogar.

Llegó el tiempo en el que debió enseñorear la tierra, de ponerles nombres a las cosas, a los seres vivientes y a los inertes. Sabía del tiem-po de las estrellas que se mueven por el firma-mento, del tiempo de las aguas y de las migra-ciones de las aves del cielo, de las bestias ricas en carnes y de la multiplicación de su especie. Aprendió a contar los días y supo que el tiempo era discurrir, camino en un solo sentido. Sabía todo o casi todo de aquello que su mirada y sus sentidos eran capaces de abarcar; pero sólo eso sabía. Un día, pues, miró hacia donde nun-ca había mirado: hacia dentro, hacia sí mismo. Entonces preguntó: quién soy, de dónde vengo, hacia dónde voy, por qué la muerte… ¿y des-pués de la muerte? Cuando el hombre comenzó a preguntar, nació la filosofía.

EL LIBRO QUE ME MARCÓNo uno, no dos, no tres. La bendición de Borges -esa de “los libros leídos”- me ha

procurado la experiencia gratificante de encon-trar libros que me han marcado, y no sólo tres

sino más que sólo tres. Y es que, como dicen algunos -y dicen con verdad-,

hay libros de los que se sale sien-do otro, o porque dejaron algo o porque algo se llevaron. Por eso es que en ocasiones brota un sabor a nostalgia que inicia cuando un libro termina.

Son más que sólo tres. Pero entre todos existe uno que lle-

gó porque la suerte un día tal vez lo quiso. Porque los libros llaman, se nos

aproximan, seducen con su voz de grafía, con su acento que huele a papel; guiñan desde su portada y permiten un atisbo apenas de las historias por venir.

Como las palabras que hechizan una vez que se dicen, las palabras es-critas encierran promesas a las que no se puede voltear la mirada.

Eran diecisiete mis años entonces. La vida salía al encuentro.

Ese libro, fundamental, que me marcó para siempre llegó a mis manos insospechado en una tarde más como las muchas tardes de en-tonces, cuando la vida era la vida; debo confesar que lle-gado en calidad de présta-mo se quedó para siempre. Ya se sabe del viejo dicho: es tonto quien presta un libro, pero más tonto… Si al árbol se le juzga por los frutos, sólo puedo decir que, gracias a él, los ha habido, dulces y en abundancia.

Diez años antes, es decir, con sólo siete, había leído el primero de todos, a pausas, a escondidas, en solitario: “La mansión de los espejos”, uno de esos libros prohibi-dos prestos para la hoguera, condenado por las almas pías. Para siempre desapa-reció. Nunca supe más de él y

no sé de nadie que lo haya sabido. De ese libro, escrito para mentes de “amplio criterio”, salí siendo otro: el amor tiene que ser más que sólo sexo. Luego, diez años después, llegó la respuesta:

“¿No es verdad que el amor es siempre y al mismo tiempo, aspiración y hallazgo, distancia anhelante y realización? Quien ama empieza por carecer de lo que ama, y la realización del amor es la realización de la unidad una vez trascendida la carencia. En este su doble aspecto, estriba la ‘fuerza dialéctica del amor’. El amor es y no es al mismo tiempo. Su realidad surge de su carencia misma. Sólo si algo me fal-ta puedo querer obtenerlo; y el amor, para ser

realización, tiene que ser primero ausencia, falta, deseo, pobreza, ‘porque ninguno desea las cosas de que se cree provisto’”.

“Introducción a la historia de la filosofía”, Ra-món Xirau. El segundo de mis libros.

A partir de entonces, la filosofía y el pen-samiento de los filósofos me han cautivado. Y, ¿qué es la filosofía? Es comenzar a preguntar, es andar –mirando hacia lo alto o hacia den-

La muerte de Socrates

“El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca”,

Immanuel Kant

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VIERNES 06 DE MAYO DE 2016

Filosofía: la aventura del pensamientoPor Juan L. Simental

“Filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para su conducta”, Sócrates

“Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender”, Ortega y Gasset

tro- el escabroso camino de la duda, porque sólo el que duda intenta encontrar una

respuesta. Saberlo todo es igno-rarlo todo.

Los primeros días de mayo son generosos en nombres de filósofos: Kierkegaard, Marx, Só-crates, Hume, Ortega y

Gasset, Frédéric Amiel… baste la mención, breve, de

sólo algunos.Quieran la duda y la curiosidad

filosófica llevarnos a más y nos inciten a hurgar en la aventura del pensamiento. Muchas son las respuestas, “lo importante es hacer la pregunta correcta”.

LOS FILÓSOFOSSøren Kierkegaard, nació el 5 de mayo de 1813. “La verdad no está para Kierkega-ard en salvar las contradicciones de la vida, sino en vivirlas. De ahí que, como él mismo escribía, el verdadero conflicto del hombre sea el de Hamlet: ser o no ser. (…) La vida es contradictoria. (…) Pero para encontrar el

verdadero sentido de la existencia habrá que vi-vir la contradicción misma, no sólo como algo externo, sino como parte integrante de la vida que vamos viviendo”.

Karl Marx, nació el 5 de mayo de 1818. “La enajenación es, para Marx, una forma de vida pasiva hacia el mundo y hacia uno mismo. Las diferentes ena-jenaciones, y principalmente la enajenación religiosa y la enaje-nación económica (…), consisten en edificar entes ficticios, salidos de la cabeza de los hombres que los hombres mis-mos acaban de considerar como entes reales y los cuales acaban también por someterse como esclavos. (…) El hombre que ha estado dividido

de sí acabará por ser uni-dad y totalidad una vez que se haya dado cuenta de la falsedad de su divi-sión íntima”.

José Ortega y Gasset, nace el 6 de mayo de 1883. “Yo soy yo y mi circuns-tancia, y si no la salvo a

ella no me salvo yo. (…) ¿Cuándo nos abriremos a la convicción de que el ser definitivo del mundo no es el material ni es alma, no es cosa alguna determi-

nada, sino una perspectiva? La muerte de Socrates

La Escuela de Atenas

“En filosofía son más esenciales las preguntas que

las respuestas”, Karl Theodor Jaspers

(…) El punto de vista individual me parece el único punto de vista desde el cual puede mi-

rarse el mundo en su verdad. Otra cosa es artificio”.

Sócrates, muere el 7 de mayo 399 a.C. “No tengo ningún resen-timiento contra mis acusadores ni contra los que me han conde-nado, aun cuando no haya sido su intención hacerme un bien,

sino, por el contrario, un mal, lo cual sería un motivo para quejarme

de ellos. Pero sólo tengo una gracia que pedirles. Cuando mis hijos sean mayores, os

suplico los hostiguéis, los atormentéis como yo os he atormentado a vosotros, si veis que pre-fieren la riqueza a la verdad y que se creen algo cuando no son nada; no dejéis de sacarlos a la vergüenza si no se aplican a lo que deben apli-carse y creen ser lo que no son; porque así es como yo he obrado con vosotros. (…) Pero ya es tiempo que nos retiremos de aquí, yo para morir, vosotros para vivir. ¿Entre vosotros y yo, quién lleva la mejor parte? Esto es lo que nadie sabe,

excepto Dios”.D a v i d

Hume, nació el 7 de mayo de 1711 y murió el 7 d mayo de 1776. “‘Todos los colores de la poesía, por e s p l é n d i d o s que sean, no pueden llegar a pintar los ob-jetos naturales de tal manera que tomemos la descripción por el paisaje

real. El pensa-miento más vivo es inferior a la sensación más apegada’. (…) La sensación es el original; la co-pia es el pensamiento”.

(Todas las citas están tomadas de “Intro-ducción a la historia de la filosofía”, Ramón Xirau).

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“El poema sale como sale. Cuando se escribió, murió”

“El amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa, y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran”

Por Bernardo Marín

La parábola del ciempiés

Cuando Juan Gelman era niño su madre le contó muchas veces el mismo cuento. Había una vez

un día, como cualquier día, en que una araña se encontró a un ciempiés en lo más profundo del bosque. “¿Cómo ha-ces para caminar?”, le preguntó. “¿Mue-ves primero las cincuenta patas de la izquierda y luego las cincuenta de la derecha? ¿O veinte y veinte? ¿O diez y diez?”. El ciempiés se puso a pensar la respuesta… y ya no caminó nunca más.

Gelman recordaba esta historia cada vez que le preguntaban por qué escribía. O cómo concebía su poesía. Aunque es-taba casado con una psicoanalista, no le gustaban demasiado esos ejercicios de introspección. Y prefería para algunas cuestiones in-trincadas, las res-puestas más sen-cillas. “El poema sale como sale. Cuando se escri-bió, murió. Si lo retoco me siento traicionando el mejor momento de la escritura”, dijo en una de sus últimas entrevistas.

En aquel encuentro Gelman se mos-tró extraordinariamente cálido, como si recibiera la visita de unos amigos. Ha-bló muy bajito, tan bajito que se mostró preocupado de que la grabadora hubiera podido realmente recoger su voz, y des-pacio, inclinándose sobre la mesa, para que no se perdieran sus palabras, que pa-recían salidas del fondo de una caverna. Aunque sólo eran las once de la mañana, invitó al redactor y al fotógrafo a tequila mientras él tomaba café: el suyo y el que dejó el periodista. Y fumó parsimoniosa-mente varios cigarros, como si encontra-ra en el humo un apoyo para redondear las respuestas.

Por entonces, el poeta ya se sabía en-fermo, aunque quitaba importancia a sus

dolencias y se mostraba más preo-cupado por quienes le rodeaban.

Iba a cumplir 83 años, pero no

Una mujer y un hombre llevados por la vida...

Una mujer y un hombre llevados por la vida,una mujer y un hombre cara a carahabitan en la noche, desbordan por sus manos,se oyen subir libres en la sombra,sus cabezas descansan en una bella infanciaque ellos crearon juntos, plena de sol, de luz,una mujer y un hombre atados por sus labiosllenan la noche lenta con toda su memoria,una mujer y un hombre más bellos en el otroocupan su lugar en la tierra.

se sentía tan viejo como para aceptar la mano de quien bien-intencionadamente quería ayudarle a bajar de un autobús. “Aunque luego me costara horrores”, reconocía entre risas. Porque Gelman no había perdido el humor. Sus respuestas arrancaban con un inevitable “mire…”, contenían por lo general un argentínisimo “este…”, y

concluían, salvo las más graves, con una mirada de niño pícaro y una risa entre dientes buscando la compli-cidad de sus interlocutores.

Más que una entrevista, el encuentro con Gelman fue un diálogo. El poeta tan-to contestaba a las preguntas, como consultaba la opinión de redactor y fotógrafo. “¿Qué por qué mi último se llama Hoy? Pues pensaba que me lo dirían ustedes…”. Y se perdía en reflexiones infinitamente más interesantes que las cues-tiones que se le formulaban para luego interrumpirse con

un leve sobresalto: “Perdone, si quiere volvemos a la entrevista”.

Había una enorme tristeza en su mirada, pero ni asomo de rencor ni de odio, pese a las sombras terribles de su pasado. De hecho, tuvo que escri-bir un libro, el último, para explicarse lo que había sentido, o mejor dicho, lo que no había sentido, cuando conde-naron a los culpables de la desapari-ción de su hijo y de su nuera durante la dictadura militar: nada.

“Mire, le voy a contar algo que está en el origen del libro. Entre los culpables del asesinato de mi hijo había un general que fue condenado a prisión perpetua. Cuan-do dictaron la sentencia algunos jóvenes que ni siquiera habían vivido la dictadu-ra saltaban de alegría. Pero yo no sentí nada. Ni odio, ni alegría ni nada”. (“Juan Gelman: “Se ha instalado todo un sistema para recortarnos el espíritu”, Bernardo

Marín; El País, 28 de abril de 2013).

En aquella entre-vista Gelman se definió como un hombre sin

esperanza en unos tiempos terribles.“Se ha montado un sistema para re-

cortarnos el espíritu”, dijo. “Y lo peor es que percibo un cierto acostumbramien-to”. Sin embargo, una lucecita en el fondo de sus ojos no parecía querer apagarse. “Hay tiempos especialmente negros y luego se dejan atrás”, reconoció, “no sé, tal vez tenga la confianza lastimada”.

Aunque no tenía intención de vivir cien años –“Dios, si existe, se estará abu-rriendo en su eternidad”- mantenía la ilu-sión por ver casarse a sus nietos y que le dieran algún bisnieto. Y, desde la distancia, no perdía la fe en que los bohemios del Atlanta, el equipo de su barrio, regresaran algún año a la Primera División ar-gentina. (El País, 15 de enero de 2014. Edición Comunicante).

“La tarea más laboriosa de los amantes no consiste en hacer el amor, sino en

deshacerlo”

“Conozco la fecha, pero no el día en que nací”

Juan Gelman nació el 3 de mayo de 1930

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VIERNES 06 DE MAYO DE 2016

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1. Uno de los lamentos más repetidos estos días es: devorado por la prisa y la celebridad, no dejó una obra sóli-da, ordenada. Otro, no menos popular, advierte: su trabajo está tan disperso, sus textos son tan dispares y a veces tan coyunturales, que no será fácil organizar sus Obras Completas. Pero, seriamente, ¿es eso motivo para lamentarse? En vida Carlos Mon-siváis no necesitó ordenar sus escri-tos en un corpus coherente y unitario para construir una de las obras más destacadas de la cultura mexicana; ¿por qué habría de necesitarlo en la muerte? En vez de concentrar sus dar-dos en un solo sitio, prefirió no tener centro y diseminarse en textos margi-nales, lo mismo ensayos sobre poesía mexicana que crónicas sobre la ciu-dad de México, estampas de estrellitas pasajeras o notas periodísticas sobre esta o aquella minucia. ¿Para qué trai-cionarlo entonces y atar todo en unos tomos gruesos e inmanejables? ¿No sería mejor librarlo del trato reserva-do a los Grandes Autores Nacionales y dejar que su obra se conserve y pro-pague a través de, digamos, antologías sesgadas e inventivas?

2. No vale la pena hacerse ilu-siones: ni siquiera el trabajo

“Los pobres nunca serán modernos. Se comunican

por anécdotas, no por estadísticas”

Economista, filósofo letrado, teólogo… y todo lo demás; eso fue Monsi

Nació el 4 de mayo de 1938

“Si nadie te garantiza el mañana el hoy se vuelve inmenso”

“No puedo hacer un resumen de mi vida, porque está conformada por varias épocas ycircunstancias, libros, amistades y pleitos, y eso, sólo admite resúmenes parciales”

Por Rafael Lemus

Monsiváis después de Monsiváis

más meticuloso logrará reunir la mayor parte de la obra de Monsiváis. Sencillamente no hay manera por-que más o menos la mitad de su legado es intangible. Es decir: tan importantes y distintivos como sus escri-tos fueron sus gestos, ese personaje –a veces entrañable, a veces irritante– que se inventó en la década de los sesenta y que interpretó hasta sus últimos días. La melena alboro-tada, los lentes protagónicos, las deliberadas fachas, pero

también: el humor, el habla, su omni-presencia. ¿Cómo recoger todo ello, y además con qué sentido? La figura de Monsiváis no necesitará de académicos ni de críticos ni de antologadores para permanecer vigente en el imaginario

colectivo; ya él mismo se encargó de traspasar la membra-na que separa a los intelectuales del público masivo y de introducir su propia caricatura en la lotería mexicana.3. Algo dijo alguien, tal vez Borges, sobre esos autores que consiguen sobrevivir no tanto por su obra sino por un cierto tono, por un peculiar acento que legan. Casi se puede ase-gurar que ese será el feliz destino de Monsiváis: cuando sus escritos sean pasto de historiadores literarios y de otros esca-sos lectores, él seguirá persistiendo como un recurso retórico.4. Debray: debrayar. Cantinflas: cantinflear. Monsiváis: ¿monsivear? Si Monsiváis no terminó por volverse un ver-bo, no fue culpa suya –lo suficiente hizo para publicitar su fraseo– sino de nuestra pobre recepción.5. Que era confuso. Que era caótico. Que su obra no cumplía con los cri-terios clásicos de mesura y claridad. ¿Hay que decir que ninguno de estos argumentos abolla gravemente la obra de Monsiváis? Más bien por el contra-rio: apuntan hacia una de sus mayores virtudes –el vital desorden de su prosa. Ya se sabe que su escritura era punto

de encuentro de diversas fuerzas: el liberalismo de Prieto y Altamirano, el desparpajo de Novo, el histrionismo del cine mexica-no, la poesía popular y culta, el humor de carpa, el nuevo periodismo esta-dounidense –por lo menos.

Eso era parte de su encanto, y esto otro: que, en vez de masticar esas in-fluencias y entregarlas ya digeridas en una voz uniforme, las exponía proble-máticamente, como si riñeran al inte-rior de sus propias frases.6. Cierto que una escritura así no es ideal para manejar ideas. Falso que sólo sirva para proferir ocurrencias –es buena también para narrar y re-gistrar e inventariar y parodiar y miti-ficar y desmitificar, y para contener el bullicio de lo real.7. El peligro no son los adversarios sino los amigos, esos que durante los funerales ya olvidaban al Monsiváis

múltiple y contra-dictorio y desigual y levantaban otro nuevo: tan noble, tan unívoco, tan fastidioso.

(Letras Libres; 24 de junio de 2010).

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VIERNES 06 DE MAYO DE 2016

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“La verdad al cien por ciento es tan rara como el alcohol al cien por ciento”

Por Jon Kelly

Las frases de Sigmund Freud que usamos sin

darnos cuenta

Hace 77 años murió Sigmund Freud, pero los términos y frases que popularizó están profundamente arraigados en la cultura popular y el lenguaje cotidiano.

¿Cómo se extendió tanto la jerga freudiana?Está el Freud de los libros de texto; el gran pen-

sador barbudo vienés, pionero del psicoanálisis; el Freud sobre el que los académicos nunca se cansan de discutir. Y está el otro Freud: el del bar; el Freud al que uno podría recurrir cuando menciona los sueños, actos fallidos, o alguien a quien le guste su mamá. Su relación con el primer Freud es tangencial, en el mejor de los casos.

Escuche furtivamente una conversación y es probable que, tarde o temprano, aparezca un concepto inventado o popularizado por el artífice de la asociación libre.

Complejo de Edipo. Negación. Ello, yo y superyó. Li-bido. Deseos de muerte. Fijación retentiva anal. Meca-nismos de defensa. Desplazamiento. Símbolos fálicos. Proyección. Trans-ferencia. Y, por su-puesto, los deslices freudianos.

Complejo de Edi-po. Negación. Ello, yo y superyó. Libido. Deseos de muerte. Fi-jación retentiva anal. Mecanismos de defensa. Des-plazamiento. Símbolos fálicos. Proyección. Transferen-cia. Y, por supuesto, los deslices freudianos.

Para el psicólogo Oliver James, “la razón por la cual Freud se convirtió en semejante fuerza cul-tural es que llegó a la cultura popular a través del cine”.

Comenzando con “Cuéntame tu vida”, la película de suspenso psicoló-gico de 1945 de Alfred Hitchcock, las referencias explícitas a Freud abundan en el cine. Es notable el caso de prácticamen-te la obra entera de Woody Allen: como dice al inicio de “Annie Hall”: “Nunca tuve un perio-do de latencia”.

Luego está la dinámica de padre e hijo en “El imperio contraataca” y, por cierto, “Volver al futuro”.

“Es básicamente el complejo de Edipo”, indica Marianski. “La lógica de ‘Volver al futuro’ es la misma de ‘Psicosis’ (otra de Hitch-cock), realmente”.

También están las novelas de monólogo interior de Virginia Woolf y James Joyce; Salvador Dalí y los surrealistas; “Los Sopra-

no” y “Frasier”; la película de 2011 “Un método peligroso”, con

Viggo Mortensen como Freud, o cual-quier cosa que incluya un recuerdo

reprimido, una secuen-cia onírica o un personaje con impulsos incestuosos.

No es que mucho de esto sea estrictamen- t e freudiano, en el sentido que le

dan los académicos al término. La brecha e n t r e el Freud de bar y lo que Freud realmen- te escribió suele ser enorme.

Pero incluso si Freud es ampliamente in- comprendido y tergiversado, y el complejo de Edipo en los dramas televi-

sivos resulta muy distinto del expuesto en “La interpre-tación de los sueños”, nadie duda que sus conceptos siguen fascinando al público.

Es aún más notable, dado que mucho de lo que escribió Freud fue superado por investiga-ciones posteriores y que en algunos círculos académicos sus teorías han sido ferozmente atacadas, particularmente por feministas, que consideran misóginos conceptos como envi-dia del pene, y lo acusan de ignorar pruebas de que algunos de sus pacientes fueron víctimas de abuso infantil.

Freud aún tiene seguidores, incluido Oliver Ja-mes, quien sostiene la validez de sus escritos so-bre los sueños, el inconsciente y el papel de la

primera infancia. Pero Marianski admite que Freud es “mayormente leído en departamen-tos de humanidades”, no por científicos.

Sin duda, esto no hará que la gente deje de usar terminología freudiana como le parezca, al servicio de una gran actividad del siglo XXI: colocarse

a ellos m i s m o s

y a otros en el prover-bial diván. Como es-cribió el

poeta W.H. Auden tras la muerte de Freud, “para nosotros ya no es una persona, sino todo un clima de opinión”. Es más ele-gante que “Freud de bar”. (BBC; 27 septiembre 2014. Edición Comunicante).

Yo, ello y superyó: una teoría

“estructural” de la mente

“He sido un hombre

afortunado; en la vida nada me ha

sido fácil”

Nació en Freiberg, Moravia (ahora Pribor, República

Checa), 6 de mayo de 1856