suplemento cultural - hp 426

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C o m u nican t e Comunicante VIERNES 29 DE MAYO DE 2015 SUPLEMENTO CULTURAL 31 Sin ella, la vida ya no era vivir Dicen que Antonio Flores murió el 31 de mayo… pero hay algunos que saben la verdad. La vida, sin ella, ya no era vivir Alfonsina, la poeta de las muchas despedidas Su vida fue una habitual despedida: primero su padre, luego fueron Horacio, Leopoldo, Egle... querencias sin las cuales no quiso ya vivir Juan L. Simental / Pág 7 Juan L. Simental / Pág 6 Se prepara la función… Se prepara la función… Por: Ricardo Bonilla Págs: 4 y 5 En su séptima edición, el Festival del Nuevo Cine Mexicano en Durango homenajeará al cineasta español Luis Buñuel. La Tierra del Cine se niega a perder su historia en esta industria

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Se prepara la función...

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Page 1: SUPLEMENTO CULTURAL - HP 426

ComunicanteJuan L. Simental / Pág 7 Juan L. Simental / Pág 6

ComunicanteVIERNES 29 DE MAYO DE 2015 SUPLEMENTO CULTURAL 31

Sin ella, la vida ya no era vivir

Dicen que Antonio Flores

murió el 31 de mayo…

pero hay algunos que saben la verdad.

La vida, sin ella, ya no era vivir

Alfonsina, la poeta delas muchas despedidasSu vida fue una habitual despedida:primero su padre, luego fueronHoracio, Leopoldo, Egle...querencias sin las cualesno quiso ya vivir

Juan L. Simental / Pág 7 Juan L. Simental / Pág 6

Se preparala función…Se preparala función…

Por: Ricardo Bonilla Págs: 4 y 5

En su séptima edición, el Festival del Nuevo Cine Mexicano en Durango homenajearáal cineasta español Luis Buñuel. La Tierra del Cine se niega a perder su historiaen esta industria

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“Homilías” de Voltaire

NOMÁS POR HABLAR DE ALGO LA EFEMÉRIDE

Ningún lector sin prejuicios puede dudar de la religio-sidad de Voltaire, quien se preocupa por afirmar la na-turaleza inmutable de su fe cristiana —“la única verda-dera”— y su admiración por Cristo, así como por difundir las enseñanzas de los Evan-gelios. Dios, en el pensamiento vol-taireano, es, antes que nada, el origen o principio creador del mundo. El movimiento preciso de los astros o, sim-plemente, la presencia del hombre en la tierra revelan la existencia de una volun-tad creadora, de un intelecto activo universal.Esta idea es el punto de partida de la primera de las cuatro homilías contenidas en el volumen “Del ateísmo”. Leemos que la justicia, como la verdad, es una, y está con-tenida en Dios. La herencia de Cristo es, de tal suerte, una moral válida para todos los hombres, y el valor de los Evangelios radica en que de ellos podemos aprender los principios de dicha moral:

Maximiliano de Habsburgo buscó acercarse a su hermano masón, Benito Juárez, pero este lo rechazó. El Emperador soñó con la idea de convocar a un Congreso Nacional que eligie-ra a un gobierno estable, pues creía que eso le daría una justificación moral para abdi-car. El 29 de mayo de 1864, Maximiliano y Carlota fueron coronados emperadores de México. (“Tras las huellas de un des-conocido: nuevos datos y aspectos de Maximiliano de Habsburgo”, Ratz Conrad).

El 30 de mayo de 1994 muere Juan Carlos Onetti, escri-tor uruguayo: “era muy niño cuando descubrí que la gente se moría. Eso no lo he olvidado nunca; siempre está presente en mí”.

la solidaridad, las ganas de comprender al otro, la indulgencia y, de manera relevante, la tolerancia. La religión cristiana ofrece, pues, un modelo de com-portamiento, un referente, y ese modelo es la princi-pal carencia del ateo.Voltaire fue un rebelde exaltado, pero su rebeldía no lo empujó a la intran-sigencia, ni con los demás ni consigo mismo. Sus relaciones con la Iglesia fueron siempre tensas y, a la vez, siempre cerca-nas: comenzaron con sus primeros años de estudio, entre los jesuitas, y conclu-yeron, literalmente, con el final de su vida, cuando logró burlar la vigilancia del arzobispado de París y, previa absolución, ser sepultado en Scellières, en suelo sagrado. (Julio Patán Tobío; Letras Libres, di-ciembre de 1999. Voltaire, sobrenombre de François-Marie Arouet, murió el 30 de mayo de 1778).

“John Lennon creía ser Dios. Yo no me creo Dios, solo siento que soy John Lennon”, Noel Gallagher.

(Nació el 29 de mayo de 1967)

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Durango se niega a perder su vocación cine-matográfica, su historia en este universo mágico que tanto le ha dado desde hace 61 años. Sus escena-rios naturales le han

abierto la puerta al mundo; ha recibido a vaqueros, indios, apa-ches, superhéroes, artistas nacio-nales e internacionales.

Claroscuros en su haber, como una serie de películas que le han dado el nombre de la Tie-rra del Cine, así como algunos sets que se han quedado olvida-dos y destruidos. Sólo algunos rescatados. Pero también actores y directores que han aportado mucho, entre ellos Juan Antonio de la Riva y Hernando Name, quienes se mantienen activos.

El 20 de julio de 1954 “White Feather” -Pluma Blanca- marcó esta historia que se niega a ter-minar. La serie estadounidense Texas Rising, filmada en 2014, es una muestra de que Durango aún es importante para la indus-tria cinematográfica internacio-nal.

Hoy, se intenta rescatar este legado y aprovecharlo con las nuevas generaciones de creadores. El Festival

del Nuevo Cine Mexicano en Durango repre-senta esa ventana de oportunidades. En su séptima edición, del 10 al 14 de junio, busca

incentivar la creación y re-clamar el lugar que le co-rresponde.

Y su coordinador, Chris-tian Sida Valenzuela lo des-cribe: “el Séptimo Festival tiene como misión la pro-moción y difusión del cine mexicano, la formación de jóvenes cineastas, porque en México faltan escuelas de cine, de desarrollo de ci-neastas en todo el país”.

El homenaje que se rea-lizará al director español Luis Buñuel presagia un Festival importante; quién no recuerda sus cintas crea-das a su llegada a México, como El Ángel Extermina-dor, El Bruto, Ensayo de un Crimen, La Ilusión Viaja en Tranvía, El Gran Calavera, Los Olvidados, aquella que retrataba a un México de la

década de los 50’s, golpeado por la miseria y la supervivencia, que a más de seis décadas mantiene una indeseable vigencia.

Y Javier Espada, director del Centro Buñuel en Calanda, España, será el encargado de pre-sentar una charla del llamado el “Alquimista del Cine”, uno de los cineastas más importantes en la historia del séptimo arte.

Como Christian Sida Valenzuela lo afirma, serán 24 trabajos cinematográficos presentados en el Festival, de ellos cortometrajes locales; cor-tometrajes y largometrajes nacionales. Además, se realizarán 11 funciones en el Teatro Victoria, cine mexicano para niños, así como talleres de actuación, realización de guión cinematográfi-co, crítica cinematográfica y de cómo hacer cine con bajo presupuesto.

Entre los largometrajes nacionales destaca “Me quedo contigo”, de Artemio Narro; “Los Muertos”, de Santiago Mohar Volkow; “La Dan-za del Hipocampo”, dirigida por de Gabriela Domínguez; “Filosofía Natural del Amor”, de Sebastián Hiriart; “Made in Bangkok”, del di-rector Flavio Florencio; “Asteroide”, de Marcelo Tobar; y “Matria”, de Fernando Llanos.

En cortometraje nacional “Trémulo”, del di-rector Roberto Fiesco; “La tierra vacía”, de Hari Sama; “Huellas”, de Jorge Orozco; “400 Male-tas”, de Fernanda Valadez; “Tome la pistola y comience a despachar”, de Eduardo Sabugal; “Nunca Regreses”, de Leonardo Díaz; y “Zim-bo”, de Juan J. Medina y Rita Basulto.

En el corto Hecho en Durango, se ubican “Ni aquí, ni allá”, de Pamela Velásquez; “Eve”, de

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Ricardo Bonilla

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Se prepara la función…Y Javier Espada, director del Centro Buñuel

en Calanda, España, será el encargado de pre-sentar una charla del llamado el “Alquimista del Cine”, uno de los cineastas más importantes en la historia del séptimo arte.

Como Christian Sida Valenzuela lo afirma, serán 24 trabajos cinematográficos presentados en el Festival, de ellos cortometrajes locales; cor-tometrajes y largometrajes nacionales. Además, se realizarán 11 funciones en el Teatro Victoria, cine mexicano para niños, así como talleres de actuación, realización de guión cinematográfi-co, crítica cinematográfica y de cómo hacer cine con bajo presupuesto.

Entre los largometrajes nacionales destaca “Me quedo contigo”, de Artemio Narro; “Los Muertos”, de Santiago Mohar Volkow; “La Dan-za del Hipocampo”, dirigida por de Gabriela Domínguez; “Filosofía Natural del Amor”, de Sebastián Hiriart; “Made in Bangkok”, del di-rector Flavio Florencio; “Asteroide”, de Marcelo Tobar; y “Matria”, de Fernando Llanos.

En cortometraje nacional “Trémulo”, del di-rector Roberto Fiesco; “La tierra vacía”, de Hari Sama; “Huellas”, de Jorge Orozco; “400 Male-tas”, de Fernanda Valadez; “Tome la pistola y comience a despachar”, de Eduardo Sabugal; “Nunca Regreses”, de Leonardo Díaz; y “Zim-bo”, de Juan J. Medina y Rita Basulto.

En el corto Hecho en Durango, se ubican “Ni aquí, ni allá”, de Pamela Velásquez; “Eve”, de

Jonathan Juárez; “Ceremonia”, de Otón Rivera Samaniego; “S/N Sin Número”, de María de Jesús Ávila, Guillermo Morales y Ricardo Ramírez; “Zänä”, de Zinaí Díaz; “El Bunker”, de Arturo Perales y Erik Camarillo; “Come and See”, de José Ángel Soto; “Dur Labour”, de Jorge Sandoval; y “1:100”, de Marco Salazar. Se incluye “Visiones”, en una función es-pecial fuera de la competencia.

Con la expectativa de superar las ediciones anteriores, en este festival además Luis Bu-ñuel será recordado con una exposición fotográfica y carteles, a 115 años de su nacimiento en España y 32 de su fallecimiento en la Ciudad de México.

Largometraje nacional

La Danza del Hipocampo Directora: Gabriela Domínguez Filosofía Natural del AmorDirector: Sebastián HiriartMade in Bangkok Director: Flavio FlorencioAsteroide Director: Marcelo TobarMatriaDirector: Fernando LlanosMe quedo contigoDirector: Artemio NarroLos MuertosDirector: Santiago Mohar Volkow

Cortometraje nacional 400 MaletasDirectora: Fernanda ValadezZimboDirectores: Juan J. Medina, Rita BasultoTome la pistola y comience a despacharDirector: Eduardo Sabugal Nunca regresesDirector: Leonardo DíazLa tierra vacíaDirector: Hari SamaHuellasDirector: Jorge OrozcoTrémuloDirector: Roberto Fiesco

Cortometraje local

Ni aquí, ni alláDirector: Pamela VelásquezEveDirector: Jonathan JuárezCeremoniaDirector: Otón Rivera SamaniegoS/N Sin NúmeroDirectores: María de Jesús Ávila, Guillermo Morales y Ricardo RamírezZänäDirector: Zinaí DíazEl BunkerDirectores: Arturo Perales y Erik CamarilloCome and SeeDirector: José Ángel SotoDur LabourDirector: Jorge Sandoval1:100Director: Marco Salazar

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6Nació con el alma itinerante, siempre yéndose hacia alguna parte

Juan L. Simental

Alfonsina,la poeta de las muchas despedidas

Te vas Alfonsina con tu soledad.¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?

Una voz antigua de viento y de salte requiebra el alma y la está llevando.

Y te vas hacia allá como en sueños,dormida, Alfonsina, vestida de mar…

Uno no escoge el lugar dónde nacer; acerca del morir, a veces algo se puede hacer. Cuando se

nace lejos de la patria el alma se vuelve itinerante: siempre se está yendo, siempre hacia alguna par-te. Así nació la hija de Alfonso y de Paulina. Él, “raro y melancólico”, herido por el alcohol; ella, triste y resignada. Nació lejos de la pa-tria original, Argentina, cuando Alfonso y Paulina se marcharon en busca de la vida; lejos, como las almas peregrinas.

Unos dicen que nació el 22 de mayo; otros, que el 29 de 1892. Lo único cierto es que su padre le heredó el nombre y, tal vez con él, un poco de su destino. Y es que Alfonso murió uno de tantos días en los que Paulina y los hijos debían llevarlo a ras-tras luego de una de las tantas tardes en las que beber era una manera de intentar el olvido.

Se llamó Alfonsina, pues, la mujer triste “dispuesta a todo”, como ella misma explicaba el sig-nificado de su nombre.

Tenía cuatro años y “era fea, de nariz chatilla”, según su propia consideración. Y era solo una niña cuando, sentada en el umbral de la casa, simulaba una ávida lectu-ra, primordial, que interrumpía la burla de los otros, los primos que descubrían su libro al revés; enton-ces la vergüenza destilaba lágrimas amargas: “sentada en el umbral de mi casa, muevo los labios como leyendo un libro que tengo en la mano y espío con el rabo del ojo el efecto que causo en el transeúnte. Unos primos me avergüenzan gri-tándome que tengo el libro al revés y corro a llorar detrás de la puerta”.

Paulina, la madre, debió tomar la cabeza de su triste y prolífica familia, pobre y sin timón. Cuan-do llegó a los diez, Alfonsina sirvió en las mesas del pequeño restaurante familiar, donde acomo-daba platos y manteles, y el alma se le llenaba de nostalgia por el mar, el horizonte vasto de los sueños que un día se le harían realidad.

A los 13, la vida “se hizo insoportable” para

aquella niña que ya sentía como siente una mujer. Se ahogaba, daba tumbos cuando de su alma bro-tó Un corazón valiente, el drama sin testigo que se perdió para siempre. Su madre, para espantar la so-ledad, se inventó el amor de nuevo. Por eso es que Alfonsina se fue, quiso andar por los caminos de polvo que conoce una maestra rural.

Buenos Aires la recibió en 1911, con su ropa escasa y pobre, y los libros de Rubén Darío y sus primeros versos. En 1912 llegó Alejandro, su hijo, y la encontró sola, dueña de sus decisiones y de sus melancolías, de las incertidumbres de una ca-jera, anónima y simple.

Con dificultades grandes y llena de acasos, entregó La inquietud del rosal, su primer libro, cuando era el año de 1916. Luego hizo lo que

hasta entonces ninguno de los poetas argentinos de su generación: mirarse por dentro: “Al mirar mis mejillas, que ayer estaban rojas, / he sentido el otoño; sus achaques de viejo / me han llenado de miedos; me ha contado el espejo / que nieva en mis cabellos mientras caen las hojas...”.

Un día llegó a su vida Horacio Qui-

roga –“ese hombre loco”-, el escritor de cuentos marcado también por la vida y suicidios cotidianos. La atracción de sus soledades estaba escrita y de un solo beso les nació el amor, como sin querer, como besan los que han perdi-do la esperanza. Cuando él se fue –lue-go de brindar con un vaso de cianuro-,

ella confirmó para siempre su alma de náufrago.

La vida de Alfonsina fue la habi-tual despedida: primero su padre, luego fue Horacio; marcharon des-pués Leopoldo Lugones, Egle Qui-roga, sus amigos. Todos eligieron la muerte como el alivio a sus penas, a sus ansias siempre insatisfechas: “Morir como tú, Horacio, en tus ca-bales, / y así como en tus cuentos, no está mal; / un rayo a tiempo y se acabó la feria...”.

A veces la vida concede treguas, como aquella de 1938, cuando fue invitada por el Ministerio de Ins-trucción Pública de Uruguay para que, junto a Juana de Ibarbourou y Gabriela Mistral, hiciera “pública confesión de su forma y manera de crear”. Sin embargo, su cita con el mar era un pacto.

Allí donde el mar se hace de plata, Alfonsina mira hacia lo lejos y escucha cómo el ir y venir de las olas le pronun-cia el nombre. Sola y con el último de sus versos, Alfonsina se entrega a la noche; es la madrugada del 25 de oc-tubre de 1938. En la mañana, el agua salada del mar que le amó devolvió su cuerpo: la entregó bella, apacible, como un poema nuevo escrito con su amor antiguo. Alfonsina Storni se fue como vivió: entre la melancolía y el silencio de su propio sueño inventado.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.

Ponme una lámpara a la cabecera; una constelación; la que te guste; todas son buenas; bájala un

poquito…

… para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:

si él llama nuevamente por teléfono le dices que no insista, que he

salido...

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Dicen que Antonio Flores murió el 31 de mayo…pero hay algunos que saben la verdad

Dicen que murió el 31, cuando mayo –el mes de las flores- entregaba la vida también. Así es como dicen muchos, aunque no todos lo saben bien. Y es que Toñito se abandonó a la ausencia de la muerte quince días atrás, aquel mayo 16 del 95, el mismo en el que la jereza-

na, la Lola gitana, se iba entre aplausos y las coplas tristes de La zarzamora.Morir a los treinta y tres. ¿Quién muere a los mismos años en los que murió

el Crucificado? Tal vez aquellos a los que el buen Dios ayuda, y es que hay algunos que tienen la suerte; otros eligen tenerla, igual que lo hizo él. Una dos tres cuatro cinco… hasta completar treinta y tres, pastillas rojas –como es la sangre-, azules –como es el cielo; ¿el Cielo existe, ese donde dicen que se apagan los dolores?-, blancas –el color de las ausencias-. Treinta y tres de tres colores y alcohol. Antoñito El Camborio, el que murió cerquita de Gua-dalquivir, entrañó tres estoques –puñales- que en el pecho se le clavaron; Antonio Flores soportó uno solo y uno solo le bastó para saber que la vida sin ella nunca más sería vivir.

Ay, mi amor,sin ti no entiendo el despertar…

Ay, mi amorque me desvela la verdad.Entre tú y yo, la soledady un manojillo de escarcha.

Romance de Curro El PalmoJuan Manuel Serrat

Sin ella, la vidaya no era vivir

Se fue a los 33,los mismos años

que el Crucificado

El día 16 España entera lloraba: Lola Flores, La Faraona, en su casa de “El Lerele”, en La Moraleja, se iba con un cáncer que le nació en las entrañas cuando era el 72. María Dolores Flores Ruiz, baste decir, fue “casi como una religión” en la Madre Patria. Si existe acaso una escena que la retrate tal cual, queda la evidencia de la noche aquella, la del 22 de fe-brero de 1977, cuando en el programa “Esta noche, fiesta”, de José María Íñigo, perdió un pendiente de oro. Lola cantaba: “hace mucho, ay, pero mucho tiempo, cuando yo tenía tu edad, también, también pensé que la vida nada, nada me habría de negar. Hace mucho, pero mucho, pero mu-cho tiempo…”, en ese momento gira con la pasión que pone al cantar y un arete sale volando. Viene entonces su famoso monólogo con el que detiene a los músicos y, sin disimulo ningu-

no, explica: “perdón, pero se me ha caído un pendiente en oro.

(...) Bueno, ustedes me lo vais a devol-ver porque mi trabajito me costó. (...) Muchas gracias de todo corazón pero el pendiente, Íñigo, no lo quiero perder, ¡eh!, por favor”.

Lola fue mujer de pasiones, del do-naire, de temperamento y arte. Bailaora, cantante y actriz y, especialmente, la que amó la vida igual que se ama a los que son sangre de la misma sangre. Lola Flores no quería morir. No quería que Lolita, Anto-nio y Rosario, y su Pescaílla –ese que con ella hizo la vida y que le siguió los pasos en el 99, como no queriendo ver el siglo nuevo sin su gitana-, luego de llorarla se acostumbraran a su ausencia.

Sin embargo, se fue. Y Antonio, su niño, no quiso ya vivir la vida sin ella.

Años después, Lolita, la hermana ma-yor, confesaría: “Antonio quiso irse con ella; su bastón, su pilar, su luz, su amor. Antonio se fue apagando como un vela, poco a poco, porque no pudo superar la muerte de mi madre”. Sin embargo, poder es tan solo una palabra; querer es volun-

tad, es libertad, elección de la conciencia. Antonio no quiso.

Son casi veinte los años en los que El País, de España, publicó en primera plana: “Antonio Flores no resistió a la muerte de su madre. El cantante murió en la cabaña de tejas rojas que su madre le había construido en el jardín de la casa ‘para tenerlo cerca’. ‘A ella le dio igual destrozar su jardín con tal de verle todos los días’”. Miguel Ríos, amigo de An-tonio, solo acertó a decir: “pensé que la muerte de su madre le enfrentaría defi-nitivamente con la vida”.

Antonio Flores fue hombre de una sola mujer, irrepetible, inalcanzable: su Lola gitana. Por eso es que se fue: “por-que busca una Lola Flores”. Por eso es que murió a los 33, los mismos años que el Crucificado, aquel mayo 31 del 95. Sin embargo, hay algunos que lo saben bien: Toñito había muerto quince días atrás, el día en el que decidió que, sin ella, la vida ya no era la misma y nunca más sería vi-vir.

Juan L. Simental

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Hablar de mayo es pensar en Maquiavelo, Marx, Tagore, Dalí…

Muchos hay germinados en el mes de las flores, entre la devoción de la famao el dulce anonimato y la ficción de los olvidos

El quinto mes guarda en el vientre la evocación de hombres y mujeres que vivieron la vida con intensidad

Ser parido en mayo es como nacer con el afán reconciliado

Nacieron en mayo

Mayo es el mes de na-cimientos, de las ges-taciones fecundas, de mujeres que han

tejido la vida en nueve meses, vidas de unos y de otros; las vidas de todos. Es la historia del hogar íntimo y común de dos, del amor i r remediable… aunque, a veces, hay nacimientos que son como fa-talidad, sino que no podía ser de otra manera.

Nacer es un asunto involuntario, como la apetencia innata de los deseos y las luju-rias; es una suerte de al-bur aceptado cuando los años aprenden nuestro nombre, el nombre querido que, sin embar-go, un día servirá solo para rotular en piedra la exis-tencia finita del alfa y el omega.

Mayo es un buen mes para nacer, aunque para morir cualquiera dé lo mis-mo, pues aun la tumba cubierta de flores cobija a un muerto des-nudo, uno como son todos los muertos… pero ser parido en

mayo es como nacer con el afán reconciliado.Cuántos han llegado a jugar a la vida y han

hecho en ella su refugio, su castillo temporal perfecto para existir con letras y colores, con sonidos y teorías; o, simplemente, aventan-

do puños de flores que les brotaron de las manos y carcajadas bien-

intencionadas y silencios fecundos, llenos de sabiduría y gracia. Muchos hay germi-nados en el mes de las flores, entre la devoción de la fama

o el dulce anonimato y la ficción de los olvidos,

si es que acaso existe. Hablar de mayo es pensar en Maquiavelo y

su príncipe, el que gobierna con las mil artes posibles y se inventa los medios. Es recordar

a Marx, quien pensó el paraíso en la tierra para los sinclase, los

que soñaron detener el curso de la historia. Es imaginar marcia-nos que invadieron el mundo de Orson Welles, el genio im-

pertinente.Mayo se guarda en

el vientre la evocación de Tagore, de Evita y Dalí que hi-

cieron filosofía y discursos, y relojes su-rrealistas para que el tiempo fuera clemente y amigo de la memoria. Entrañó también a Rul-fo y a Wojtila, hombres los dos que conocieron el andar de los pobres de la tierra e inventaron la mejor de las teorías: la que se enuncia con la

voz en silencio y habla con las ma-nos y el corazón adelantados.

Los hay también arrebatados, hechos para la pasión. Son los que chuparon entera la savia de la vida:

Balzac, Whitman, Undset, Dan-te, Pushkin y Alfonsina Stor-

ni, diestros en el drama y el ridículo humanos, en los infiernos en los que se mora cuando no hay más remedio, o en la ingenuidad de la fantasía o el dolor que

esconde el mar... Pero también hubo uno, es-

pecial entre todos: “¡yo soy pura madre!”, dijo más de una

vez el que nació en pleno mayo 10, ese que supo de caminos y estrellas,

de echar el anzuelo con el agua a la cintura y provocar a la

melancolía en noches de armónica mirando el crepitar de la lumbre. Con su amor a vivir, a imaginar historias y a liberar sonrisas sin distingo, hizo de mayo

un transcurso bello, arrimador como fue del

cariño siempre a tiempo. Si estuviera hoy aquí, le escucharía

la voz, escucharía los discos de Pedro Infante y los apodos queridos, y yo le podría decir, como entonces: “Job, ¡feliz Día de las Madres!”. Job fue mi padre.

Juan L. Simental

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