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1 Secuencia didáctica Leer para aprender a leer y para gozar la lectura Tomada de Orientaciones para el desarrollo de competencias de Lenguaje en el aula. Módulo 3. Ministerio de Educación Nacional de Colombia. En proceso de publicación.

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Secuencia didáctica∗

Leer para aprender a leer y

para gozar la lectura

                                                                                                                         ∗ Tomada de Orientaciones para el desarrollo de competencias de Lenguaje en el aula. Módulo 3. Ministerio de Educación Nacional de Colombia. En proceso de publicación.

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Ficha técnica

Título: Leer para aprender a leer y para gozar la lectura.

Lugar de desarrollo: Liceo Quial, institución privada a la que acuden estudiantes de estratos

medios de la ciudad de Cali. También, en el Programa de mejoramiento docente en lengua

materna, Universidad del Valle, Cali.

Participantes: Claudia Patricia Quintero, docente del Liceo Quial. Estudiantes de un curso quinto

de primaria y un grupo de maestros de educación básica primaria.

Año de realización: Entre 1998 y 2004.

Gestó la propuesta: Claudia Patricia Quintero quien, además de ser profesora del Liceo Quial,

realiza la labor de formación docente en la Universidad del Valle con maestros de educación

pública de la ciudad de Cali.

La experiencia de aula: fue sistematizada por Claudia Patricia Quintero, con el título La

literatura: una máquina para enseñar a escribir, publicada en la serie “Construir cultura

escrita en la escuela”, módulo No. 6, Programa de mejoramiento docente en lengua

materna: desarrollo de la lectura y la escritura, convenio Gobernación del Valle y

Universidad del Valle, Cali, 2005.

El texto de análisis que aquí se presenta: fue realizado por Gloria Rincón B. y Alice

Castaño, quienes se apoyan en el documento antes citado.

Resumen: Lo que se pretende en esta Secuencia didáctica es mostrar un buen ejemplo de

cómo se pueden introducir algunos saberes y competencias, especialmente sobre la

comprensión de textos; cómo utilizar los que ya se poseen y cómo revisarlos, ampliarlos

o modificarlos cuando las situaciones de lectura o las características de los textos lo

exigen. Buscamos brindar rutas a seguir, dar pistas sobre cómo en el aula se pueden

materializar los Estándares Básicos de Competencias en Lenguaje.

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Leer para aprender a leer y para gozar la lectura

¿Qué significa enseñar a comprender textos escritos cuando se trabaja con niños de

cuarto y quinto de primaria? ¿Es incompatible asumir en el aula, a la vez, la lectura como

juego y la lectura como trabajo? Estas son algunas de las preguntas que intentaremos

responder a través de las páginas que siguen, en las que nos apoyaremos en la descripción

y análisis de una Secuencia didáctica diseñada por la maestra y formadora de docentes de

la ciudad de Cali, Claudia Patricia Quintero, quién la presenta como

...una de esas experiencias que llevamos a cuestas, como caracoles o

tortugas, y (que) quienes hemos tenido la posibilidad de realizarla, no

hemos podido desprendernos de ella. Ha sido desarrollada en diferentes

espacios educativos, con niños desde quinto de primaria hasta grado once,

con adultos, en colegios públicos y privados. Claro, no siempre de la misma

forma y tampoco siempre se han obtenido resultados satisfactorios, pero es

una experiencia a partir de la cual hemos podido hacer muchas reflexiones

en torno a la lectura y la escritura...1.

Sí, a nosotras también nos parece que esta Secuencia permite establecer un diálogo muy

pertinente y fructífero alrededor de temas que, como maestros, frecuentemente habitan

nuestras preocupaciones referidas a la formación de ciudadanos que sean lectores y

escritores competentes y, que de manera más general, sean sujetos comunicativamente

competentes. La seleccionamos porque en ella se interrelacionan los procesos de

comprensión y de producción de textos escritos; se hace presente la necesidad de utilizar,

reflexionar y ampliar el saber sobre el lenguaje y los textos, especialmente sobre ciertos

usos y organizaciones textuales propios de unas determinadas prácticas sociales y

propósitos discursivos, y se genera un espacio propicio para la conversación, el diálogo

argumentativo alrededor de nuestras diversas formas de comprender lo que leemos, de

manifestar esas comprensiones y de conceptualizar nuestros saberes. También, porque

toda esta actividad se constituye en un “caldo de cultivo” para la creación, para la

                                                                                                                         1 Tanto la Secuencia como las citas de la profesora Claudia las tomamos del módulo citado en la ficha técnica.

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producción y la proyección de los aprendizajes escolares hacia la vida académica y social

en general.

Al presentar esta Secuencia didáctica (recuerden que en el Marco conceptual de este

módulo se precisa el concepto sobre este tipo de configuración didáctica) no pretendemos

dar la respuesta a los múltiples interrogantes que sobre la enseñanza de la lectura y la

escritura acompañan el quehacer de los maestros. Esto lo decimos no porque creamos que

no es importante atender las inquietudes que sobre su práctica se plantean cotidianamente

los maestros, sino porque entendemos el aprendizaje y la enseñanza como “procesos

situados”, es decir, que en ellos no es posible ignorar los sujetos (quién es el maestro,

quiénes son los estudiantes, en qué comunidad se ubican), los contextos (tanto los del

entorno ─¿dónde queda la escuela?─, como los de los conceptos que se quieren enseñar),

y las condiciones particulares (¿cuáles son las tradiciones pedagógicas dominantes en esa

experiencia?, ¿hay intención de transformación pedagógica desde la dirección escolar y

desde los profesores?, ¿qué se propone desde el PEI, desde las políticas oficiales,

etcétera), y en este sentido las experiencias pedagógicas no se pueden replicar de modo

idéntico de un contexto a otro. También, debido a que la comprensión y la producción de

textos son procesos complejos: no se resuelven con una “receta” o “método seguro”, y

menos aún, con una o unas clases determinadas o con una sola Secuencia didáctica. Sin

embargo, creemos que, como lo ha venido mostrando la investigación en didáctica de la

lengua

(...) el hecho de que las prácticas de enseñanza no sean estandarizables ni

transferibles mecánicamente no significa que se renuncie a la búsqueda de criterios,

estructuras y principios generales orientadores de las prácticas de enseñanza,

elementos que podrán, y deberán, ser analizados, discutidos y reconstruidos de

manera crítica por los docentes, en atención a las condiciones de contexto y al tipo

de Proyecto académico, institucional, personal y político. Consideramos que si se

abandona este carácter propositivo, que se puede señalar y cuestionar como

“moderno”, la didáctica carece de sentido en cuanto a su función de orientación de

las prácticas de enseñanza. La didáctica, por tanto, no puede solamente ocuparse de

describir de manera infinita la diversidad de prácticas, pues no hay ciencia de lo

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particular ─Camilloni (2000)─ y la didáctica, en la actualidad, pretende

constituirse en una disciplina científica (Pérez, 2004).

Efectivamente, en la Secuencia didáctica que vamos a referir en este texto, se encuentran

planteamientos y actividades que se pueden pensar como posibles para cualquier aula.

Ejemplos que ilustran lo anterior son: el hecho de pensar como unidad de trabajo una Red

Textual que se establece en un grupo de textos, a los que se asignan funciones y usos

diferentes, y no centrarse en un único texto; el hecho de asignar al trabajo grupal un lugar

fundamental para construir hipótesis de lectura; concebir la lectura como un proceso, y en

este sentido, determinar acciones que involucran actividades efectuadas antes, durante y

después de leer; definir la manera como se realizarán las anticipaciones según las

características de los textos que se van a leer, etc.

Lo que pretendemos es mostrar un buen ejemplo de cómo se pueden introducir algunos

saberes y competencias, especialmente sobre la comprensión de textos2; cómo utilizar los

que ya se poseen y cómo revisarlos, ampliarlos o modificarlos cuando las situaciones de

lectura o las características de los textos lo exigen. Buscamos brindar rutas a seguir, dar

pistas sobre cómo en el aula se pueden materializar los Estándares Básicos de

Competencias en Lenguaje propuestos por el Ministerio de Educación Nacional de

Colombia (2006). Por ejemplo, el formulado para el ciclo de cuarto-quinto de educación

básica que dice:

“Comprendo diversos tipos de texto, utilizando algunas estrategias de

búsqueda, organización y almacenamiento de la información” (p. 34).

También presentamos esta Secuencia didáctica porque creemos que compartir las

propuestas que otros maestros han producido y además sistematizado con el propósito de

incidir en la formación de los estudiantes como ciudadanos activos ─que, como sabemos,

incluye tanto la comunicación oral como el que sean lectores y escritores, o en otras

palabras, productores efectivos de diversos textos─, es un apoyo, un “andamio” que

                                                                                                                         2 La Secuencia didáctica completa involucra la comprensión y la producción textual. Para esto, la primera parte se centra en la comprensión y en la segunda en la producción. Con el ánimo de profundizar en cada uno de estos procesos, escogemos para este capítulo solo la primera parte de la Secuencia. En otro capítulo trabajaremos la segunda y última parte.

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puede ayudar a avanzar, a consolidar los esfuerzos, a “re-visar” las prácticas escolares.

¡Esperamos que leer esta descripción de la Secuencia didáctica y un análisis de la misma

les ayude en este sentido!

La construcción de las condiciones pedagógicas y didácticas

Bien, la maestra Claudia, guiada por sus concepciones, creencias, ideología, posturas

sobre la lectura y por sus experiencias como lectora, ha venido construyendo esta

Secuencia desde hace varios años. Por eso, además de presentar las acciones que se

realizarán, aprovecha las sistematizaciones que ha hecho de sus experiencias para afinar y

precisar las preguntas que pueden ser más potentes para los propósitos que la Secuencia

se propone y para construir un acervo de las posibles respuestas, de tal manera que pueda

prever los modos de interactuar con ellas, cómo incluirlas y cómo provecharlas en la

construcción de conocimientos que se ha propuesto.

Como ella lo expresa, para diseñar esta Secuencia parte de la concepción sobre los textos,

que también recogen los Lineamientos Curriculares Lengua castellana (1998), como “un

tejido de sentidos”. En esta perspectiva, el acto de leer se comprende

(…) como un proceso de interacción entre un sujeto portador de saberes

culturales, intereses, deseos, gustos etcétera, y un texto como el soporte

portador de un significado, de una perspectiva cultural, política, ideológica

y estética particulares, y que postula un modelo de lector; elementos

inscritos en un contexto: una situación de comunicación en la que se juegan

intereses, intencionalidades, el poder; en la que está presente la ideología y

las valoraciones culturales de un grupo social determinado.

¿Qué hay que hacer entonces para enseñar a comprender los textos escritos?

En la descripción de la Secuencia iremos mostrando cómo esta concepción se va

haciendo presente en las diversas propuestas que se ponen en práctica durante su

desarrollo. A esta concepción la profesora Claudia la une con otra sobre una didáctica,

que ella denomina “interactiva-discursiva” y que las explica así:

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Interactiva, porque le interesa la relación entre autor-lector-texto, la

situación comunicativa que se propone y se establece entre ellos, un sujeto

que le dirige su discurso a otro sujeto en un contexto determinado. Y

discursiva, porque asume como objeto de análisis el lenguaje en contexto,

esto es lo que se convierte en objeto de estudio.

Como se puede ver, hay una congruencia tanto en la concepción sobre la lectura como en

la didáctica que la piensa y soporta como objeto de enseñanza. En ambas concepciones

son importantes los sujetos que participan (los lectores, los autores), los objetos (unos

determinados textos con unas características determinadas) y los contextos en los que el

encuentro entre ellos se da (por qué y para qué se va a leer, cuándo se produjo el texto y

con qué propósito, quiénes son los sujetos que interactúan en este proceso, etc.). Es por

esto que en ambas concepciones la situación comunicativa (el escenario de encuentro, el

lenguaje en uso, o en otras palabras, el discurso) en la que tanto la lectura como su

enseñanza están insertas se constituyen en un marco conceptual clave, que como iremos

viendo, guía esta Secuencia didáctica.

Sin más preámbulos, iniciemos pues la descripción de la Secuencia didáctica. Uno de los

propósitos que en ella se persigue es que los estudiantes aprendan a elaborar textos

prescriptivos o instruccionales3. Desde esta definición de un objeto de la enseñanza y un

propósito, se construye una situación de comunicación y de enseñanza, en la que los

estudiantes se van a encontrar con unos textos determinados, van a interactuar con ellos

con unos objetivos que se van acordando y validando en el proceso, y así, a partir de de-

construir unos (de entender cómo están hechos y por qué), van a armar o producir otros.

Previamente, la profesora selecciona los textos tanto orales como escritos, o de otros

soportes (audiovisuales, sonoros, icónicos) que van a leerse, analizarse o producirse para

los propósitos que persigue. Justamente porque se entiende la importancia del contexto en

el que los textos se deben producir o vincular, se construye una red textual en la que ellos

van enlazándose unos con otros: unos textos conducen a otros, unos cumplen unas

                                                                                                                         3 En pocas palabras, un texto instructivo es el que provee indicaciones sobre qué pasos seguir para realizar una tarea. Ejemplos de este tipo de texto son las recetas y los que se encuentran en libros para hacer manualidades. Para ampliar este concepto se puede revisar CASSANY, 2000, p. 336-337.

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funciones y otros, otras. No hay pues un único texto, ni tampoco una colección

desarticulada de estos. En el caso de esta Secuencia didáctica, la maestra organiza los

textos así: a unos los llama textos eje, a otros textos regalo y a otros textos de apoyo.

Los primeros, los textos eje, serán objeto de trabajo, es decir, su lectura, discusión y, en

general, la comprensión de ellos ─y en este camino la enseñanza de la comprensión de

textos como estos─ es un objetivo fundamental en esta Secuencia, como lo dice la

maestra Claudia:

Este texto alimentará toda la Secuencia didáctica a través de la cual

pensamos cualificar los procesos de lectura y escritura de nuestros

estudiantes. Es el texto que vamos a desentrañar con ojos de escritores, en el

que descubriremos los procedimientos que lo fundaron para lograr su

comprensión y dominio y asimismo crear textos nuevos a la manera de éste.

El texto eje funcionará como un modelo para la posterior escritura que

realizarán los estudiantes. Su extensión no es importante, sino los objetivos

que persigamos.

En la Secuencia que estamos describiendo, hay un texto eje llamado “Baby H. P.”. Su

autor es el escritor mexicano Juan José Arreola. Lo pueden leer en el anexo No. 1.

Los textos de apoyo son aquellos que ayudan a comprender al o a los textos ejes, son

aquellos con los que pueden tener relaciones intertextuales, ya sea por los temas que

abordan, por los modos de organización textual, por el lenguaje, por el léxico, etc.

En esta Secuencia, entre estos textos está la biografía del autor y otros textos que hacen

parte del libro Confabulario, en el que apareció publicado el texto eje.

Los textos de regalo, como actividad complementaria a la Secuencia didáctica, son la

expresión en el aula de que no siempre hay que volver los textos objeto de estudio, que

la lectura también se puede vivir teniendo como única intención la de leer lo que uno

quiere. Esta propuesta, que recibe otros nombres como lecturas gratuitas, consiste en

proponer diariamente un texto como

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un regalo, algo que se dona, que se da, sin esperar nada a cambio… La

única condición es que se lea cinco o diez minutos antes de comenzar el

trabajo, sin necesidad de que haya preguntas o comentarios, a no ser que

alguien espontáneamente decida hacerlo. Se busca simplemente leer por el

placer de leer y del disfrute de la palabra a través de la lectura en voz alta.

En esta Secuencia, la profesora propone textos como Los papeles de Miguela de Jairo

Aníbal Niño, “Inventando máquinas”4; “Instrucciones para llorar” de Julio Cortázar.

Como se puede notar, estos textos guardan una relación, no necesariamente directa, con

el tema y objeto de la Secuencia didáctica.

Preparando y diseñando la Secuencia

Hay pues, desde la preparación de esta Secuencia didáctica una intencionalidad didáctica

de que haya diversidad en los textos, así como también continuidad en el trabajo con

ellos. La primera, como dice Molinari (1996), no consiste en introducir muchos textos

porque sí, ni solo en pensar en estos; es tener en cuenta la diversidad “en la selección de

los textos con los cuáles se va a trabajar, de los propósitos, de los destinatarios, de las

diferentes acciones frente a los textos y de las modalidades organizadoras de las

situaciones didácticas”. La continuidad, por su parte, no quiere decir reiteración, es decir,

enseñar lo mismo y de la misma manera una y otra vez "para que se fije”.

Por consiguiente, en la preparación de la Secuencia didáctica hay que hacer explícitos

unos criterios para seleccionar los textos que van a hacer parte del desarrollo de la misma.

La maestra Claudia hace las siguientes recomendaciones a los docentes para guiar esta

selección, a partir de las que ella misma siguió:

• Conocer al grupo al cual se le va a proponer el texto, sus gustos, sus prácticas y

necesidades como lectores y escritores (haber hecho una indagación previa con el

grupo).

• Tener clara la intención del trabajo, respondiendo a la pregunta: ¿Qué busco

cualificar en mis estudiantes respecto a sus procesos de lectura y escritura?

                                                                                                                         4 Véase la revista Espantapájaros (14, 1993) en la que se recogen textos producidos por estudiantes en los cuales se describen aparatos que no existen.

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• Conocer de antemano qué texto se va a proponer como producción central de la

Secuencia didáctica a desarrollar.

• Escoger textos auténticos o de expertos. Auténticos, como los manuales

instruccionales que acompañan los electrodomésticos y expertos, como los textos

literarios de reconocidos escritores5.

• Que los textos sean completos, preferiblemente en sus soportes reales: revista,

periódico, afiche, libro, etc. De no ser así, que estén acompañados de su

respectiva bibliografía. (Autor, título del libro, editorial, país o ciudad de

impresión, fecha de publicación, y páginas).

• Haber “destejido” previamente el texto, realizando el análisis respectivo desde los

tres niveles que se proponen en los Lineamientos Curriculares Lengua castellana:

intratextual, intertextual y contextual o extratextual (p. 61-62).

• Finalmente, y tal vez lo más importante, que para el maestro o maestra sea un

disfrute; que cada vez que lo lea, lo redescubra.

Todos estos criterios implican que los educadores conozcan muy bien esos textos, los

hayan leído y analizado para poder decidir las potencialidades de su inclusión en el marco

de la Secuencia didáctica que se diseñe. Creemos que todas las decisiones que se toman

en la preparación de esta Secuencia son clave para un desarrollo consecuente con el

estándar antes anotado.

Para finalizar esta primera parte, queremos reiterar que es importante situar la lectura;

es decir, tener un propósito para leer, escoger lo que se va a leer de acuerdo con ese

propósito y hacer conciencia sobre los modos de leer necesarios para conseguir ese

propósito. Es aquí donde encuentran un lugar significativo las estrategias de

comprensión de textos. Como se puede inferir, las estrategias no son vistas como un

objeto de aprendizaje en sí, sino que se trata de tener en cuenta las que son necesarias

para hacer efectivo el proceso de comprensión de un texto determinado, ubicado en una

                                                                                                                         5 Desde nuestra perspectiva, los textos literarios también son auténticos. Nos parece que esta diferenciación puede expresarse denominando a los primeros como textos funcionales y a los segundos como textos literarios o especializados.

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determinada situación de comunicación, orientada por unos propósitos definidos, como la

que encontraremos a continuación en el desarrollo de esta Secuencia.

Estructura de la Secuencia

Esta Secuencia didáctica se organiza en jornadas, las cuales pueden abarcar una clase o

varias; así, el criterio es la descripción total de la actividad realizada, no necesariamente

el tiempo tomado para ella.

Primera jornada: a jugar

Se disponen en el salón de clase varios espacios o rincones. En algunos se coloca un

conjunto de palitos chinos, palos de chuzos, o de paletas y en otros, bloques de figuras

geométricas de distintas formas, colores o tamaños. Por grupos de cinco a ocho personas,

en cada rincón, se les sugiere que jueguen involucrando los elementos que ahí tienen. El

juego puede ser inventado o uno que ya conozcan, y no existen restricciones, pueden ser

juegos de mesa, de desplazamientos, de relevos, etc.

Posteriormente se les pide que, por grupos, y en una hoja de papel, escriban las

instrucciones del juego para que otros puedan practicarlo más adelante. El tercer paso

consiste en que los grupos intercambien espacios e intenten desarrollar el juego de sus

otros compañeros, siguiendo las instrucciones que han dejado en las hojas. Finalmente

viene la reflexión de la actividad con todo el grupo, haciendo especial énfasis en el último

punto a través de preguntas como: ¿qué grupo pudo jugar siguiendo las instrucciones?,

¿por qué sí o por qué no pudieron seguir las instrucciones del otro grupo?, ¿por qué no

son claras las instrucciones del otro grupo?, etc.

Vemos que la Secuencia empieza con un juego. Nos preguntamos: ¿por qué iniciar

jugando?, ¿cuál es el propósito de la maestra con esta actividad? Suponemos que las

respuestas posibles a estos interrogantes pueden ser muy variadas y entre ellas es

probable que surja la idea de que, a través de lo lúdico, del juego, del movimiento, de

hacer algo “chévere” en clase, es que se motiva a los estudiantes para trabajar, para

volver serio el asunto. Ese es un criterio, no lo estamos juzgando, pero en esta Secuencia

vemos que la intención de la maestra va más allá. Si volvemos sobre el propósito de la

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Secuencia de que los estudiantes aprendan a elaborar textos prescriptivos o

instruccionales, tenemos que hacernos preguntas como estas: ¿cómo este juego hace que

los estudiantes construyan conocimiento alrededor de este objeto?, ¿qué tipo de

aprendizaje se está promoviendo?

Para la maestra Claudia esta primera jornada sirve, además de motivación, de

preparación y de diagnóstico. Detengámonos un poco en cómo ella explica por qué es un

diagnóstico:

(…) mediante la actividad del juego obtenemos unas primeras escrituras que

nos permitirán determinar, en otras palabras diagnosticar, cómo están

escribiendo este tipo de textos: ¿logran establecer una Secuencia lógica?,

¿usan marcadores6 discursivos para ordenar la Secuencia?, ¿tienen en cuenta

su interlocutor o enunciatario a la hora de escribir?

Con estas producciones, la docente tiene evidencias del estado en el que se encuentran

sus estudiantes con relación con la escritura de este tipo de texto, es decir, en la escritura

de estas instrucciones ellos explicitan sus conocimientos previos y ponen en juego su

competencia enciclopédica7. Así, la maestra tiene la información necesaria para saber en

qué aspectos debe centrar su atención.

Al mismo tiempo, este ejercicio prepara a los estudiantes para la lectura que realizarán

posteriormente y que se describe en las siguientes jornadas. No podemos olvidar que al

diseñar una Secuencia didáctica se está pensando en toda una unidad de enseñanza-

aprendizaje, por lo que es necesario prever lo que tendrá lugar en ella, que en su

desarrollo se integren los medios, las estrategias y las decisiones que se toman para

potenciar los aprendizajes. Esto no impide que existan cambios por situaciones

imprevistas que siempre se presentan, pero sí ayuda a que la clase fluya con una lógica y

                                                                                                                         6 Marta Marín define marcador discursivo como: “palabras o construcciones que se usan para permitir la cohesión entre enunciados” (2009, p. 136-137). . 7 “Referida a la capacidad de poner en juego, en los actos de significación y comunicación, los saberes con los que cuentan los sujetos y que son construidos en el ámbito de la cultura escolar o socio-cultural en general, y en el micro-entorno local y familiar”. (Lineamientos Curriculares Lengua castellana, 1998, p. 51).

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en la evaluación se pueda volver sobre lo planeado y analizar qué se cumplió, si sirvió o

no, y qué no se cumplió y por qué.

Segunda jornada: leyendo a Baby H. P.

Durante esta jornada se presenta el título del cuento y se hace la siguiente pregunta:

¿De qué tratará un texto que lleva por título Baby H. P.?

Vemos cómo esta interrogación se hace antes de la lectura del cuento y parte del análisis

del título, por lo tanto se constituye en una estrategia de anticipación. Como sabemos,

una anticipación puede ayudar a establecer o fundar un propósito de lectura (investigar,

ampliar el tema que se está abordando o sentir el placer de leer, entre otros) y puede

realizarse de varias maneras: desde un tópico, un lugar común, desde un procedimiento

narrativo, desde el título; todo depende de las características de cada texto, pues para cada

uno hay estrategias diferentes que el maestro puede desentrañar.

Isabel Solé (2001) propone una clasificación de las estrategias teniendo en cuenta el

momento de lectura -antes, durante y después-; además, afirma que las estrategias que se

aborden en el aula

deben permitir al alumno la planificación de la tarea general de lectura y propia

ubicación -motivación, disponibilidad- ante ella; facilitarán la comprobación, la

revisión y el control de lo que se lee, y la toma de decisiones adecuada en función

de los objetivos que persigan (p. 62).

La estrategia que usa la maestra Claudia, interrogar y generar hipótesis a partir del título,

se ha popularizado bastante y es muy común que se utilice cada vez que se va a leer un

texto. Generalmente esta se justifica como una oportunidad de hacer concreto en el aula

ese principio constructivista de activar los conocimientos previos para que los

estudiantes, como lectores o escuchas, vinculen lo que ya saben con las “nuevas”

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informaciones o planteamientos que puedan encontrar en un texto que leen o escuchan

leer. Sin embargo, por hacerlo siempre y de la misma manera, sin importar ni qué ni para

qué se lee, se cae en la instrumentalización de la estrategia y, como dice la maestra

Claudia, esta se convierte en un “arte adivinatorio”. Por el contrario, no hay que olvidar

que

Existen muchas maneras de hacer anticipación, tantas como textos y formas

de leer. Algo así como que cada texto tendría una propuesta de anticipación

en sí mismo. A los maestros nos corresponde descubrir ese mapa para

entregarlo a nuestros estudiantes (Calonje, et al. 2004, p. 54).

Sigamos con la anticipación propuesta por la maestra Claudia. Entre las respuestas, que

ella ha recogido, a la pregunta: “¿de qué tratará un texto que lleva por título Baby H.P.?”,

están:

• De un niño muy travieso.

• Del hijo de una prostituta.

• Hijue... mentar la madre.

• H. P. es el nombre del bebé como Hernán Pérez, Héctor Piedrahita, etc.

• Un bebé hijo prodigio.

• La vida de un bebé que era tratado muy mal.

• H. P. puede ser Horse Power (caballos de fuerza) o HighPower (alta potencia) en

inglés.

Haber realizado la Secuencia en diversos momentos le ha permitido a la docente darse

cuenta de que la sola interrogación del título no es eficaz, pues crea expectativas que el

texto no cumple y las inferencias posibles son muy limitadas. Las anticipaciones

expresadas por los estudiantes a partir del título distan de lo que en el relato se narra

(incluso la estructura tradicional del cuento no la encontramos, pero esto lo abordaremos

más adelante). Por eso, ella decide incluir como actividad de anticipación la lectura del

primer párrafo, el cual les permite ampliar la información que el texto les brinda.

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Lean y escriban el primer párrafo del texto:

“Señora Ama de Casa: convierta usted en fuerza motriz la vitalidad de sus niños. Ya

tenemos a la venta el maravilloso Baby H. P., un aparato que está llamado a

revolucionar la economía hogareña”8.

Respondan: ¿Si Baby H. P. es el nombre de una máquina, qué hará un aparato con ese

nombre?

Debido a que en el párrafo inicial del texto se define al Baby H. P. como un aparato, los

estudiantes encuentran una información adicional más allá de las iniciales, lo que les

permite realizar anticipaciones como las que siguen, recogidas por la maestra al

sistematizar esta experiencia:

• Una máquina para hacer pañales.

• Puede ser un robot que haga todas las labores que se necesitan para un bebé.

• La primera versión de una máquina, el primer modelo, por eso se le llama bebé.

• Una máquina para hacer o clonar bebés.

• Una computadora para bebés de la marca H. P.

La anticipación no concluye aquí, después la maestra les pide a sus alumnos que piensen

qué preguntas podría contestar el texto.

¿Qué preguntas le harían a un texto que comienza de esa manera?

Las repuestas se registran en el tablero.

En este pedido hay una exigencia cognitiva alta, puesto que los estudiantes deben pensar

en las características del texto, en su temática, y restringir a este ámbito sus comentarios.

En este ejercicio presenciamos otra estrategia para acercarse al cuento y ayudar a su

comprensión: los estudiantes van a leer el texto con expectativas que se han planteado al

interrogarse por el mismo. Esta es otra manera de fundar un propósito de lectura.

                                                                                                                         8 Arreola, 1996, p. 99-100.

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Podemos volver a los estándares y analizar si, dado que se está trabajando con un texto

literario, también se está teniendo en cuenta el estándar propuesto en el ciclo 4º y 5º para

este factor, que dice:

Elaboro hipótesis de lectura acerca de las relaciones entre los elementos

constitutivos de un texto literario, y entre este y el contexto (Ministerio de

Educación Nacional de Colombia, 2006, p. 35).

Como podemos observar, en esta parte de las anticipaciones, la maestra aborda con

suficiencia el subproceso: “propongo hipótesis predictivas acerca de un texto literario,

partiendo de aspectos como título, tipo de texto, época de la producción, etc.” (Ministerio

de Educación Nacional de Colombia, 2006, p. 35).

Algunas de las preguntas registradas por la maestra y planteadas por los estudiantes,

después de la lectura del primer párrafo, son:

• ¿Dónde lo venden?

• ¿Cómo es?, ¿de qué está hecho?

• ¿Cómo va a revolucionar la economía hogareña?

• ¿Cuál es fuerza motriz?

• ¿Qué significa H. P.?

• ¿Quién lo inventó?

• ¿En niños de qué edades se puede usar?

• ¿Le hace daño al bebé?

• ¿En qué tamaños viene?

• ¿Tiene garantía?

• ¿Funciona con pilas?

• ¿Es fácil de usar?

• ¿Es portátil?

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17  

 

• ¿Qué beneficios le trae al bebé?

• ¿Se puede pagar con tarjeta de crédito?

• ¿Qué facilidades de pago hay?

• ¿Ha sido usado o probado antes?

• ¿Qué empresa lo fabrica?

• ¿Cuánto vale?

Podemos comentar, también, cómo la consigna de hacer preguntas que un texto puede

responder cambia la dinámica de la clase y la manera de acercarse a una lectura. Por lo

general, el ejercicio de comprensión propuesto en las aulas consiste en leer el texto para

que luego el maestro, a través de preguntas, pueda saber qué tanto han entendido los

estudiantes. Si concebimos la lectura como construcción de sentido y significado, es

pertinente que nos acerquemos al texto con un por qué, un para qué y un qué vamos a

buscar en él. En la Secuencia didáctica la docente prepara a los estudiantes para la

lectura, les modela estrategias de acercamiento al texto ─una de ellas, es la formulación

de preguntas─ para que se enfrenten con éxito a este.

Queremos reforzar la idea de la importancia que tienen el acompañamiento y el hacer

explícitas las estrategias a comprender no se aprende solo leyendo, se necesita que otro

nos enseñe a hacerlo. En este sentido, Lev Vygotsky (1998) resalta la necesidad de tomar

en cuenta la regulación ejercida por otras personas. Para este autor la internalización, que

es la reconstrucción interna de una operación externa, se construye de manera gradual,

inicialmente dirigida por otra persona (externo-interpsicológico); en nuestro caso es la

maestra quien conoce las estrategias de acercamiento al texto y escoge las que le parecen

más adecuadas para esta Secuencia. Luego, el control se comparte entre ambas personas

(fase intermedia), la maestra las socializa con sus estudiantes, los pone a ellos a usar

estrategias antes de leer el texto y hace que se encarguen con mayor autonomía de su

comprensión. Por último, se espera que el sujeto controle su propia actividad

(intrapsicológica). Veremos más adelante, en la última jornada, la manera en que los

estudiantes empiezan a actuar con mayor autonomía, se interpelan, se corrigen con base

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18  

 

en lo que el texto dice. Es decir, se han apropiado del texto de tal manera que la maestra

necesita un menor control en las interacciones.

Así, se cumple uno de los propósitos de la escuela: formar lectores estratégicos, críticos y

comprensivos, a través de modelar la lectura y de enseñar estrategias. Ahora bien, vemos

cómo las estrategias se ejecutan, pero no se habla sobre ellas, no se reflexiona sobre la

forma en que se están aprendiendo. Si tenemos en cuenta que en el aprendizaje existen

dos tipos de conocimiento, el conocimiento del contenido (cognitivo) y el conocimiento

acerca de cómo aprender (metacognitivo), es deseable que los niños sean capaces de

reconocer qué aprenden, para qué, cómo y en qué momento les será útil ese

conocimiento, en este caso, cómo pueden usar esas estrategias para otras lecturas.

Antes de seguir, queremos hacer un llamado para reflexionar hasta qué punto es necesario

y constructivo realizar las reflexiones en clase sobre cómo se está aprendiendo. Sabemos

que es muy importante; sin embargo, creemos que no es conveniente hacerlo en el primer

ejercicio de una Secuencia, ni tampoco convertirlo en algo recurrente. Imaginemos que

siempre teorizáramos sobre el uso de una estrategia: se convertiría en algo rutinario. Por

eso, es decisión del maestro cuándo hacer las conceptualizaciones sobre las estrategias

que se usan en clase, es él quien sabrá cuándo es conveniente y pertinente.

Ahora sí, ¡llegó el momento de la lectura!

Después, la maestra le entrega una copia del texto a cada estudiante y comienza a leer en

voz alta, sin detenerse.

Al terminar la lectura, la discusión se organiza a partir de los siguientes interrogantes:

¿quiénes lo comprarían?, ¿quiénes no y por qué?, ¿cómo les pareció el texto?

Es necesario que cada estudiante pueda tener el texto completo mientras se lee. Es más

fácil acceder a un texto que podamos escuchar y ver al mismo tiempo que a uno que

solamente escuchamos; en el segundo caso es más probable distraerse y no hay la

posibilidad de releer alguna parte. Además, hacer la lectura sin interrupciones y en voz

alta permite el disfrute de toda la historia que el autor propone.

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19  

 

Nos parece adecuado resaltar la lectura en voz alta por parte del maestro como una de las

prácticas relevantes y más queridas por los niños. Esta práctica hace vivir el texto

literario, transforma los signos impresos en papel en seres mágicos, en lugares

maravillosos o tenebrosos, en angustias o alegrías. En clase, el docente es el lector

experto y, través de su voz, los niños encuentran sentidos escondidos y se apropian de sus

propias lecturas según el modo que les están mostrando. Si se va a proponer un ejercicio

de este tipo en el aula, es pertinente que se tenga en cuenta que para lograr una lectura

amena, llena de emociones y clara, es necesario hacer conciencia sobre el uso de la voz y

darle matices.

El lector en voz alta debe comprometerse con el texto, sentirlo,

identificarse con su contenido, e imaginarlo a medida que lee, de tal

manera que no se reduzca a un simple acto de expresión vocal, sino que

pase por la mente y el corazón, y comunique el sentido (…) Todo texto

escrito es una partitura y quien lea en voz alta debe interpretarla lo más

fielmente posible (López, 2004, p. 27).

Que la maestra tenga la “vocería” de la lectura, no significa que los alumnos estén

recibiendo pasivamente el contenido del cuento. Al realizar las actividades de

anticipación que hemos descrito hasta el momento, los estudiantes llegan con

expectativas al texto, por lo tanto su comportamiento como sujetos lectores es activo.

Construyen y reconstruyen a lo largo de la lectura ─y antes de ella─ diferentes hipótesis

tentativas de significado y las van corroborando, anulando o modificando con las

informaciones planteadas en el texto.

Tercera jornada: recuperando las anticipaciones

Las respuestas dadas en la jornada anterior son retomadas y sirven como estrategia para

acercarse nuevamente al cuento. La maestra les pide lo siguiente: “analicemos cuáles de

esas preguntas se responden en el texto y cuáles no”.

El diálogo que se da en el aula al confrontar las hipótesis previas con la información del

texto es bien interesante. Si tenemos en cuenta que el propósito de toda enseñanza es el

aprendizaje, la única manera con la que el maestro pueda establecer si los estudiantes han

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20  

 

construido conocimiento es a través del discurso, en las intervenciones orales o escritas.

Por lo tanto, es deseable permitir que los niños se expresen de manera que realicen

comentarios donde expliciten su grado de comprensión, y esto se hace a partir de

consignas donde ellos puedan demostrar su nivel de avance y no a través de preguntas

cuyas respuestas sean cerradas: sí o no.

Como hemos señalado, es muy significativo que la maestra retome las anticipaciones de

los estudiantes. Dejar memoria de ellas al escribirlas permite confrontar las hipótesis

previas con lo que el cuento narra. Así, los estudiantes buscan las razones posibles para

que el texto aborde algunas temáticas y otras las obvie. Al hacerlo de esa manera, la

reflexión va más allá de las fronteras literales del cuento. Se recurre al conocimiento que

el lector posee sobre la cultura, la manera en que funcionan los textos y su organización.

Ejemplifiquemos esto con el análisis de la interacción en clase que la maestra hace en

relación con dos de las preguntas.

• ¿Qué significa H. P.?

Después de la primera lectura muchos afirman que debe ser Horse Power

o High Power, esto en razón de atender a que el producto lo realiza una

compañía norteamericana, J. P. Mansfield y Sons de Atlanta III, y el

propósito del aparato que es producir energía. Sin embargo, el texto no

afirma esto de manera explícita.

• ¿Quién lo inventó?

Muchos han afirmado por sus vivencias que cuando ellos compran un

equipo de sonido o un televisor, nunca se preguntan quién lo inventó. Esto

es sustituido por la marca del producto (Sony, Icasa, Samsung, etc.) que

es la que da el respaldo, la que interesa cuando se va a comprar un

electrodoméstico; aquí es J. P. Mansfield y Sons.

Observamos, entonces, cómo la participación del lector ─en este caso de los estudiantes─

en el proceso de comprensión es activa: usa sus conocimientos de otro idioma

relacionándolos con el título del texto, el contenido del mismo y sus conocimientos del

mundo para completar y construir el sentido. En un ejercicio de anticipación anterior, los

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21  

 

alumnos ya habían propuesto Horse Power y High Power como significado. Esto les

permite, después de leer el texto, escoger esta hipótesis como la más opcionada para

completar el significado del título.

Con esta interacción en clase es claro que los conocimientos previos del lector atraviesan

su comprensión del texto. Si un sujeto no tiene algún conocimiento del idioma inglés o de

las cosas que normalmente se preguntan al hacer una compra de un aparato, no construirá

las anteriores inferencias. Por lo tanto, el maestro es quien, al conocer a sus estudiantes,

sabrá de qué manera preparar el encuentro de ellos con el texto.

Cuarta jornada: trabajo en grupos

Se divide a los estudiantes en grupos de cuatro y se le entrega una consigna diferente a

cada grupo, haciendo al menos que dos grupos tengan la misma para que a la hora de la

plenaria pueda darse la confrontación. Se les sugiere que deben entregar las respuestas

por escrito y en un formato grande (tipo cartelera) para exponerlas posteriormente al

grupo de compañeros. Para tal fin, deben nombrar uno o dos relatores.

1. Dibuje el Baby H. P. Señale cada una de sus partes.

2. Identifique quién habla, cuál es su intención y a quién dirige su discurso el que

habla en el texto, a partir de marcas textuales.

3. ¿Qué hace, en relación con el producto, el vendedor en cada uno de los párrafos?

4. Realice la Secuencia de instrucciones para usar y hacer funcionar el Baby H. P.

De las consignas anteriores, enfocaremos nuestra atención en las tres primeras, puesto

que la cuarta da inicio al proceso de producción que describiremos en el próximo

capítulo. Para iniciar la reflexión preguntémonos: ¿qué exige este ejercicio a los

estudiantes?, ¿qué necesitan para resolverlo? La maestra Claudia nos responde:

esta actividad necesariamente hará que los estudiantes vuelvan al texto y

lo lean nuevamente fijando su mirada en este aspecto, reconstruyéndolo.

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22  

 

El papel de la maestra en el proceso de ejecución de cada consigna es el de mediadora,

guía y acompañante. Continuamente está rotando por los grupos tratando de escuchar las

discusiones que dentro de ellos se dan; si se presentan dudas, ella no las resuelve, pero sí

les indica cómo pueden encontrar la solución: los devuelve al texto con preguntas como:

“¿dónde aparece lo que están afirmando en el texto?, ¿con qué información del texto

pueden sustentar lo que dicen?, etc.”.

En la descripción de las siguientes jornadas veremos los alcances y retos que debieron

asumir los estudiantes al resolver los ejercicios propuestos. Seguiremos la forma de

análisis planteada por la maestra: detenernos en cada instrucción.

Quinta, sexta y séptima jornadas: plenaria

No todos los grupos salen a exponer pero se pegan las carteleras de todos en el salón. La

idea consiste en que mientras un grupo expone, el otro que tenía la misma consigna pueda

interpelar o completar lo que sus compañeros están diciendo.

Observemos que la maestra plantea una forma de ejecutar y socializar los trabajos que

genera una interlocución entre los mismos estudiantes (ellos están en la capacidad de

retroalimentar el trabajo de los otros). Esto se logra por una decisión didáctica clara de la

docente: que mínimo dos grupos respondan las mismas consignas, eso permite que se

cuente con un referente común en el momento de la plenaria. Así, la maestra Claudia no

es la única que comenta lo realizado por los grupos; ya volveremos sobre esto en un

momento. Por ahora, detengámonos en la primera consigna:

• Dibuje el Baby H. P. Señale cada una de sus partes.

La docente seleccionó en su sistematización los siguientes dibujos, pues evidencian dos

formas distintas de interpretar el pedido.

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23  

 

La maestra describe lo sucedido en el aula de la siguiente manera:

En la plenaria se planteó que el dibujo 1, si bien señalaba todas las partes

del aparato Baby H. P., olvidaba “las ramificaciones” del esqueleto

suplementario. La respuesta de los autores de este dibujo fue:

Dibujo  1   Dibujo  2  

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24  

 

(...) es que nuestro Baby H. P. funciona como los televisores con los

controles remotos, la energía no necesita de los cables para viajar; llega

a la botella por medio de rayos láser.

Para refutar esta creativa respuesta, otros compañeros apelan a la

consigna:

Ustedes no estaban dibujando su Baby H. P.; estaban dibujando el que

había en el texto de Arreola.

Observamos cómo los dibujos explicitan la comprensión de la consigna y del texto

mismo. Este ejercicio permite plasmar gráficamente la representación que los estudiantes

tienen del aparato y el grado de comprensión del cuento. Aunque el grupo 1 realizó un

buen acercamiento al aparato, le faltó tener en cuenta una parte del Baby H. P. para que el

gráfico fuera pertinente en relación con el aparato que el autor propone. Fijémonos cómo

es el grupo 2 el encargado de retroalimentar al grupo 1. No es la maestra quien evalúa los

dibujos, son los mismos estudiantes quienes, con mayor autonomía, argumentan cuál es

el que mejor representa al aparato. Es evidente que los estudiantes van ganando

autonomía en sus procesos de comprensión.

De ahí la importancia de pensar en las consignas y en su exigencia cognitiva antes de

proponerlas. No es lo mismo pedir a los estudiantes “hagan un dibujo del cuento” en el

que muchas representaciones serían válidas (el dibujo de un vendedor, un ama de casa,

una empresa, etc.) que una instrucción que delimita la representación y exige tener en

cuenta lo escrito textualmente en el cuento.

Esta parte apela a una lectura literal del cuento y no es gratuito que aparezca como el

primer ejercicio de comprensión, puesto que la profesora Claudia tiene en cuenta los

niveles de lectura para proponer el orden de las consignas. En los Lineamientos

Curriculares Lengua castellana aparece la descripción de este nivel como el literal. En

los documentos oficiales sobre la enseñanza del lenguaje (Lineamientos Curriculares,

pruebas censales) se describe este nivel como el primero en la comprensión de un texto,

la llave para acceder a interpretaciones más elaboradas: constituye un elemento

fundamental en la formación del lector.

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25  

 

“Literal” viene de letra, y desde la perspectiva asumida significa la acción

de “retener la letra”. Es el nivel que se constituye en primera llave para

entrar en el texto, si se considera que los procesos de lectura dependen del

uso de una serie de llaves necesarias para pasar de un nivel a otro, estando

simultáneamente en ellos. En las postulaciones semióticas, se trataría aquí

de lo que Hjelslev denominó funcionamiento de una semiótica denotativa,

en donde a una determinada expresión correspondería un determinado

contenido y no otro (Lineamientos Curriculares Lengua castellana, 1998,

p. 112).

Entonces, veamos cómo acceden a los otros niveles de lectura. En la segunda consigna se

solicita identificar quién habla, cuál es su intención y a quién dirige su discurso el que

habla en el texto, a partir de marcas discursivas. La maestra aporta el siguiente registro en

el que agrupa distintas respuestas de los estudiantes:

Identifique quién habla: Habla un vendedor, promotor, impulsador de

mercadeo de la empresa J. P. Mansfield y Sons de Atlanta tres.

A quién se dirige: Primordialmente a las señoras amas de casa con hijos

pequeños.

Intención del que habla: Convencer a las amas de casa y posible usuarios

del Baby H. P., de la utilidad de este producto. Vender el aparato Baby H.

P. Aumentar los ingresos de la compañía J. P. Ser conocido como

vendedor de la compañía. Aumentar sus propios ingresos con el producto

de su trabajo como vendedor. Poner récords de venta del producto Baby H.

P. Aumentar la publicidad de la compañía J. P. Mansfield y Sons.

Con estas respuestas la maestra interroga al grupo expositor:

M: ¿Tienen claro qué son marcas textuales?

E: Sí, lo que marca el texto.

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M: Veámoslo con quién habla. ¿Qué frases del texto les dicen que es un

vendedor?

E: “Ya tenemos a la venta”, y el plural nos dice que es a nombre de la

empresa cuya marca sería: “lleva la garantía de la casa J. P: Mansfield y

Sons”.

M: Uhmmm continuemos señalando las marcas que nos permiten

identificar al ama de casa.

E: “Señora Ama de Casa”, “Entonces usted señora...”, “Y ni siquiera

perderá la paciencia ante una rabieta convulsiva de su hijo pensando

que es fuente generosa de energía”, “el agobiante ajetreo de su hijo”,

etc.

Las negrillas muestran las partes del texto a las que acuden los alumnos para argumentar

sus respuestas. Vemos cómo a partir de esa información literal, ellos construyen otra

información que no está en el texto, pero que pueden deducir, es decir, establecen

inferencias.

El lector realiza inferencias cuando logra establecer relaciones y asociaciones

entre los significados, lo cual conduce a formas dinámicas y tensivas del

pensamiento, como es la construcción de relaciones de implicación, causación,

temporalización, espacialización, inclusión, exclusión, agrupación, etc., inherentes

a la funcionalidad del pensamiento y constitutivos de todo texto. Se infiere lo no

dicho en el acto de decir (…), pues el acto de leer, entendido como búsqueda de

sentido, conduce a permanentes deducciones y presuposiciones, a completaciones

de los intersticios textuales (cooperación textual, lo llama Eco), como una

dimensión básica y fundamental para avizorar las posibilidades de la lectura

crítica (o lectura de un tercer nivel) ((Lineamientos..., 1998, p. 113).

La maestra comenta que en esta parte del ejercicio no hay objeciones por parte de los

otros grupos, pero sí se hacen ciertas precisiones con relación a las intenciones de quien

habla en el texto. A partir de las marcas textuales, los estudiantes caen en la cuenta de

que solo se pueden validar las dos primeras premisas: “convencer a las amas de casa y

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27  

 

posibles usuarios del Baby H. P. de la utilidad de este producto, vender el aparato Baby

H. P.”, pues no existen marcas en el texto que les muestren o que les permitan

argumentar el resto de las intenciones.

Hemos sostenido, hasta el momento, que los estudiantes son más autónomos en la medida

en que la maestra les ha ayudado a usar estrategias de comprensión del texto. Sin

embargo, esto no implica que la maestra se ausente o que los estudiantes no requieran

más de su ayuda. Observemos la manera en que la docente vuelve a guiar

protagónicamente el proceso de construcción cuando la consigna o el tema que se aborda

se vuelve más complejo.

¿Qué tipo de texto es “Baby H. P.” y cuál cree que es la intención del autor al

presentárnoslo?

Las respuestas a esta pregunta son variadas, compruébenlo ustedes mismos:

• Es un texto informativo y la intención es vender un producto.

• Es una propaganda y la intención es dar a conocer al Baby H. P.

• Es un texto publicitario y la intención del autor es convencernos de que hay un

producto bueno.

• Es un texto instruccional que muestra cómo funciona Baby H. P.

• Es un cuento y no sé cuál es la intención.

• Es un texto ficcional.

• Es un texto de ciencia ficción porque no es verdad.

• Es un cuento fantástico.

• Es una fábula, allí dice Confabulario (y señala la información que hay en la parte

de abajo del texto).

Vale la pena preguntarnos: ¿qué hace que sean tan variadas las respuestas?, ¿qué

responderíamos nosotros ante esa consigna? La pregunta no es sencilla y exige un

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28  

 

conocimiento enciclopédico de los géneros, de los textos, de las intenciones, del contexto

de la obra, del autor. Por eso, hasta qué nivel de construcción se lleve en el aula

dependerá del maestro y del conocimiento que tenga de los estudiantes, pues si no se

cuenta con los elementos necesarios, el pedido desbordará a los niños de grado 5º.

Llama la atención el uso de la terminología en las respuestas de los estudiantes.

Expresiones como: “texto ficcional”, “fábula”, “texto informativo”, “texto instruccional”,

“cuento fantástico”, etcétera, dan cuenta de que en clase se recurre a ese tipo de términos

y, a juzgar por las elaboraciones de los enunciados, indican que han sido apropiados por

los estudiantes. Se evidencia que en el aula circulan saberes sólidos, construidos en ella,

sobre los diversos tipos de textos, sus funciones y sus características9.

Retomando la pregunta que nos hicimos anteriormente, con una mirada rápida al texto un

lector respondería que es un texto publicitario, pero la respuesta no sería esta, o al menos

no estaría completa. La maestra Claudia es consciente de esta complejidad y por eso

acompaña con preguntas-guía y retroalimentaciones todo el proceso de discusión en torno

a la consigna (ver anexo 2).

En estos momentos nos encontramos frente a un proceso de lectura crítico-intertextual.

En este nivel de lectura se explota la fuerza de la conjetura, determinada

en gran parte ya no por lo que Eco llama lectura desde el “Diccionario”

sino por la lectura desde la “Enciclopedia”; es decir, la puesta en red de

saberes de múltiples procedencias (esto sería lo intertextual). La                                                                                                                          9 Al parecer hay un acuerdo en que los textos tienen una estructura “permanente”. Así, una noticia, una carta, un artículo de investigación, un resumen, etc. pueden identificarse como tales, dado que tienen una manera propia de escribirse, unas regularidades, una función, como dice Cassany: “Cada texto tiene funciones y rasgos lingüísticos (adecuación, coherencia, cohesión, etc.) particulares, además de requerir estrategias comunicativas diferentes”. En lo que no hay acuerdo es la forma de clasificarlos. Es por esto que podemos encontrar diversas tipologías, agrupaciones y aún, denominaciones para estos grupos de textos. Algunas de estas clasificaciones se hacen teniendo en cuenta el ámbito de uso, otras la función, otras la superestructura o los modos de organización textual, etcétera. Éste es uno de los problemas que enfrenta la enseñanza en nuestra área (y por eso, un objeto de investigación didáctica). Para subsanarlo es necesario fundamentar el conocimiento de una de estas clasificaciones (la que nos parezca más potente y coherente con nuestras concepciones sobre la lengua y su enseñanza) y asumirla con el mayor rigor posible. En la sección de “Caja de herramientas” les presentamos, muy brevemente, algunos autores y textos a los que pueden dirigirse para ampliar el tema.

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29  

 

explicación interpretativa se realiza por distintos senderos: va desde la

reconstrucción de la macroestructura semántica (coherencia global del

texto), pasa por la diferenciación genérico-discursiva (identificación de la

superestructura: ¿es un cuento, una historieta, un poema, una noticia, una

carta...?) y desemboca en el reconocimiento de los puntos de vista tanto

del enunciador textual y el enunciatario, como de las intencionalidades del

autor empírico (Lineamientos..., 1998, p. 113).

Veamos, someramente, el análisis necesario para poder comprender lo que implica dar

respuesta a esa consigna y, de esa manera, cómo la lectura crítico-intertextual se hace

presente. Empecemos por considerar que el texto de Arreola es un cuento (pertenece a la

literatura) que no conserva la estructura tradicional (inicio-nudo-desenlace) y de esa

manera genera un conflicto en el lector acostumbrado a ella. Esto obedece a una

intencionalidad del autor que pretende parodiar10 los textos publicitarios, pero ¿para qué?

y ¿por qué? En este momento se hace necesaria la biografía del autor y la época en la cual

vivió. La maestra Claudia explica esta parte de la siguiente manera:

Pensemos en el autor, Arreola, mexicano, nacido a comienzos del siglo

XX, a quien le corresponde vivir después de la Revolución Mexicana y la

incidencia del conflicto de un país dominante o considerado como “gran

potencia” que es EE. UU. y que sostenía una relación con México como la

que sostiene con muchos de los países latinoamericanos: la de explotador

y explotados o colonizadores-colonizados. Todo esto para que no

olvidemos que en este texto el nombre del producto es norteamericano, la

compañía que los produce tiene nombre extranjero y está ubicada en

Atlanta. Además, para los años en que se publica este texto, 1952, en EE.

UU. está el auge de la aparición de los electrodomésticos. A esto le

podemos sumar que es una sociedad para quienes son fundamentales los

infantes (en una catástrofe, los primeros que deben ser salvaguardados son

                                                                                                                         10 Según SLODOWSKA (1991) la parodia se caracteriza por “un uso cómico de un fragmento de literatura por medio de una recontextualización; se reelabora una obra seria con un fin satírico extraliterario” (p. 88).

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los niños). Pues bien, en “Baby H. P.” los niños, los infantes, son

deshumanizados, son puestos como máquinas de consumo. Toda esta

“cháchara” para concluir que existen suficientes indicios para desarrollar

la hipótesis de que el autor no solo tiene la intención de recrear una

realidad, sino que además desea hacer una crítica a la sociedad consumista

norteamericana.

Como vemos solo la lectura del cuento no es suficiente para establecer todas estas

relaciones; para lograr este nivel de análisis se requiere la lectura de otros textos: la

biografía de Arreola y documentos que hablen sobre la época en la cual él vivió. Es

indispensable que el maestro conozca y maneje este nivel, que establezca esta relación

entre los textos, pues solo así podrá llevar a los estudiantes hasta esos textos y decidir qué

nivel de profundidad crítica es necesario, posible y pertinente que los alumnos

construyan.

Es posible que decida solamente analizar la forma en que el texto transgrede la estructura

canónica de cuento y dejar de lado la parte política presente en él. Como hemos dicho al

principio de este capítulo, el aprendizaje y la enseñanza son “procesos situados”.

Teniendo en cuenta su contexto, las condiciones particulares de los estudiantes, la

temática, etc., el docente diseña sus intervenciones pedagógicas.

Antes de finalizar, vamos a volver sobre las preguntas que nos hicimos al inicio de este

texto. Si bien para nosotros ya han tenido suficientes respuestas, queremos hacer

explícitas algunas de ellas.

¿Qué significa enseñar a comprender textos escritos cuando se trabaja con niños de

cuarto y quinto de primaria?

La enseñanza de la lectura ha iniciado un

movimiento de integración y articulación entre los

aprendizajes sobre la forma del escrito y sobre su

función, entre las habilidades que se ponen en juego

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y el sentido que la lectura tiene para los lectores

(Colomer, 1993).

Como se ha mostrado en la descripción y análisis de esta Secuencia didáctica, la

enseñanza de la lectura es concebida como un proceso continuo y prolongado de

construcción de saberes y estrategias, que ya no puede seguir siendo entendido como un

aprendizaje propio de los primeros niveles de escolaridad cuyo objeto es la

decodificación. Consideramos que estos saberes y estrategias se aprenden no porque se

enseñen como “temas de clase”, sino porque se viven en las aulas y escuelas cuando se

lee lo que se quiere y necesita leer, cuando el trabajo sobre los textos exige el uso de unas

determinadas estrategias para poder cumplir los propósitos que se persiguen con su

comprensión; por ello, es un proceso en el que se hacen anticipaciones, se plantean

hipótesis, se ubican los textos en sus contextos de producción y de recepción, se infiere lo

que no está explicito, se establecen relaciones ─sean de aspectos retóricos o formales y/o

de contenido─ con otros textos (intertextualidad), etc.

Es claro que la escuela, por los motivos que la constituyen y diferencian de otras

instituciones sociales, no solo pone en marcha situaciones. En la escuela, en algunos

momentos, es necesario detener el curso de las actividades para volverlas objeto de

estudio, para poder hablar sobre lo que hacemos en el aula para aprender; por ejemplo, al

leer un texto literario como “Baby H. P.” y al escribir textos instruccionales. Estos

momentos exigen revisar las acciones realizadas para así lograr un cierto nivel de

conciencia que -se espera- aporte para que el aprendizaje sea más duradero y efectivo en

cuanto ayuda a controlar el progreso de la comprensión así como las fallas y problemas

producidos mientras esta se realiza. A todo ello es a lo que nos referimos cuando

hablamos de enseñar a comprender textos.

Y si los estudiantes con los que estamos trabajando son los chicos y chicas de 4º o 5º de

primaria ─que posiblemente se hallan entre los 9 y 11 años─, creemos que a ellos hay

que brindarles las mejores oportunidades para continuar con su formación como lectores

competentes. Como hemos mostrado con el ejemplo de esta Secuencia didáctica, ello

requiere permitirles conocer y gozar con diferentes textos de circulación social, al tiempo

que, de modo pertinente y adecuado, se les va enseñando cómo reconocer en esos textos

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32  

 

las huellas de la situación de comunicación y de enunciación en los que surgen, las

intencionalidades que los motivan y los diferentes sujetos involucrados en la interacción

comunicativa de la que los textos hacen parte. Como hemos reiterado, estas acciones

pedagógicas y didácticas son congruentes con una comprensión de la lectura y la

escritura como prácticas socio-discursivas. Y como también hemos insistido, no podemos

seguir en el marco de las buenas intenciones: es necesario que la escuela brinde las

mejores oportunidades y vivencias para comprender y participar de prácticas sociales de

lectura a los niños que acuden a ella, que les permitan ser ciudadanos activos en una

cultura escrita.

¿Es incompatible asumir en el aula la lectura como juego y la lectura como trabajo?

Creemos que hoy existe un consenso acerca de que un indicador importante de la formación

de lectores para la vida social y cultural es “ver” que los niños acudan a la lectura con gusto,

que ella haga parte de su espacio vital, que la consideren una herramienta para el placer y el

goce ─principalmente en relación con la literatura─ o para resolver problemas o preguntas

─y en este caso nos referimos a textos no literarios─ y que ambas maneras de relacionarse

con los textos hay que enseñarlas porque ellas no se desarrollan de forma natural. Esto

quiere decir: la presencia de una mediación escolar a través de prácticas guiadas sostiene y

garantiza los avances, la apropiación y el dominio de la comprensión de textos más

complejgos y especializados (además de menos comunes en el contexto inmediato), para así

ir contribuyendo en la formación del gusto de los estudiantes por la lectura.

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Anexo 1

Baby H. P.

Juan José Arreola

Señora ama de casa: convierta usted en fuerza motriz la vitalidad de sus niños. Ya

tenemos a la venta el maravilloso Baby H. P., un aparato que está llamado a revolucionar

la economía hogareña.

El Baby H. P. es una estructura de metal muy resistente y ligera que se adapta con

perfección al delicado cuerpo infantil, mediante cómodos cinturones, pulseras, anillos y

broches. Las ramificaciones de este esqueleto suplementario recogen cada uno de los

movimientos del niño, haciéndolos converger en una botellita de Leyden que puede

colocarse en la espalda o en el pecho, según necesidad. Una aguja indicadora señala el

momento en que la botella está llena. Entonces usted, señora, debe desprenderla y

enchufarla en un depósito especial, para que se descargue automáticamente. Este depósito

puede colocarse en cualquier rincón de la casa, y representa una preciosa alcancía de

electricidad disponible en todo momento para fines de alumbrado y calefacción, así como

para impulsar alguno de los innumerables artefactos que invaden ahora los hogares.

De hoy en adelante usted verá con otros ojos el agobiante ajetreo de sus hijos. Y ni

siquiera perderá la paciencia ante una rabieta convulsiva, pensando en que es una fuente

generosa de energía. El pataleo de un niño de pecho durante las veinticuatro horas del día

se transforma, gracias al Baby H. P., en unos inútiles segundos de tromba licuadora, o en

quince minutos de música radiofónica.

Las familias numerosas pueden satisfacer todas sus demandas de electricidad instalando

un Baby H. P. en cada uno de sus vástagos, y hasta realizar un pequeño y lucrativo

negocio, trasmitiendo a los vecinos un poco de la energía sobrante. En los grandes

edificios de departamentos pueden suplirse satisfactoriamente las fallas del servicio

público, enlazando todos los depósitos familiares.

El Baby H. P. no causa ningún trastorno físico ni psíquico en los niños, porque no cohíbe

ni trastorna sus movimientos. Por el contrario, algunos médicos opinan que contribuye al

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desarrollo armonioso de su cuerpo. Y por lo que toca a su espíritu, puede despertarse la

ambición individual de las criaturas, otorgándoles pequeñas recompensas cuando

sobrepasen sus récords habituales. Para este fin se recomiendan las golosinas azucaradas,

que devuelven con creces su valor. Mientras más calorías se añadan a la dieta del niño,

más kilovatios se economizan en el contador eléctrico.

Los niños deben tener puesto día y noche su lucrativo H. P. Es importante que lo lleven

siempre a la escuela, para que no se pierdan las horas preciosas del recreo, de las que

ellos vuelven con el acumulador rebosante de energía.

Los rumores acerca de que algunos niños mueren electrocutados por la corriente que ellos

mismos generan son completamente irresponsables. Lo mismo debe decirse sobre el

temor supersticioso de que las criaturas provistas de un Baby H. P. atraen rayos y

centellas. Ningún accidente de esta naturaleza puede ocurrir, sobre todo si se siguen al pie

de la letra las indicaciones contenidas en los folletos explicativos que se obsequian en

cada aparato.

El Baby H. P. está disponible en las buenas tiendas en distintos tamaños, modelos y

precios. Es un aparato moderno, durable y digno de confianza, y todas sus coyunturas son

extensibles. Lleva la garantía de fabricación de la casa J. P. Mansfield & Sons, de

Atlanta, III.

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Anexo 2

El siguiente es un fragmento de un texto conversacional que se ha construido con base en

diferentes registros de clase:

M: ¿Quién es el autor del texto?

E: El vendedor o Juan José Arreola.

M: Los que dicen que es Arreola, ¿por qué pueden afirmar eso?

E. Porque el texto nos lo dice.

M: ¿Dónde?

E: En la parte de abajo, dónde están todos esos datos (señala la bibliografía)

M: Y para los que dicen que el autor es el vendedor, ¿qué opinan? ¿Quién es el

vendedor? Devolvámonos a las consignas anteriores.

E: ¡Ah! No, es el narrador.

M: ¿Entonces podemos decir que Juan José Arreola es un vendedor a nombre de la

compañía J. P. Mansfield y Sons?

E: No, son distintos.

M: ¿Quiénes son distintos?

E: El narrador y el autor.

M: ¿El autor existe en la vida real o existió?

E: Sí, nosotros leímos la biografía.

M: ¿Y el vendedor?

E: No sabemos, yo creo que no.

M: Bien, ahora sigamos... La intención de Arreola, que no es el vendedor, ¿es vendernos

o promocionar un producto?

E: Umm... pues no.

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M: ¿Por qué no?

E: (Silencio).

M: ¿Baby H. P. es una máquina que existe? ¿Ustedes la pueden comprar en las “buenas

tiendas”?

E: No.

M: Entonces, ¿cómo nos van a vender algo que no existe? ¿Cómo puede ser esa la

intención del texto? Y de otra parte si la máquina no existe, existirá entonces ese

vendedor a nombre de la empresa de J. P. Mansfield y Sons?

E: No, porque todo es invención.

M: ¡Muy bien! ¿Quién inventó todo esto, el vendedor, el producto, etc.?

E: Pues Arreola, el escritor.

M: Entonces, ¿cuál es la intención de Arreola con este texto?

E: Inventar.

M: Si, pero ¿para qué?

E: Para que nosotros nos creamos un cuento.

M: ¿Según eso Arreola pretende engañarnos?

E: Puede ser.

M: Pero si realmente pretendiera eso, para qué publicó este texto junto con otros que

iban bajo el título de Confabulario, que es una colección de cuentos, así de esta manera

de antemano sabemos que es una ficción. ¿O no? ¿Qué quiere decir para ustedes la

palabra “confabulario”?

E: Puede ser que se relacione con la fábula o que tenga que ver con confabularse para

hacer algo malo.

M: ¿Algo malo cómo engañarnos? ¿Y las fábulas son ciertas?

E: No...

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M: ¿Cuál será o cuál puede ser, entonces, el sentido del título de esta colección de

cuentos?

E: Pues una invitación del autor para que nos confabulemos para creerle el cuento.

M. Solo esa, ¿o puede haber otra?

E: Pues que vamos a leer cosas inventadas como fábulas.

M: Si puede ser cualquiera de las dos. Teniendo en cuenta esto, si vamos a leer cosas

inventadas, entonces este texto ¿cómo puede tener como finalidad vender un producto

inexistente?

E: Entonces no es un texto publicitario.

M: Es una buena deducción. La intención de Arreola, el autor, no será vendernos un

producto. ¿Cuál será?

E: Pero, profe, Arreola y el vendedor no son los mismos.

M: Exactamente, está esto claro para todos…

E: Cuál será la intención del autor...

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