suplemento cultural - hp 769

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“Necesitaba que mi hijo tuviera algo hermoso que contemplar. Necesitaba decirle, en silencio, que las cosas cambian, crecen o se marchitan, pero que la vida continúa” Por: Juan L. Simental Págs: 4 y 5 “Yo antes de ti”, ¿apología de la eutanasia? Comunicante Comunicante Comunicante SÁBADO 09 DE JULIO DE 2016 SUPLEMENTO CULTURAL 85 Faulkner y las palabras crudas “Leer, leer, leer todo, clásicos, desconocidos, buenos, malos, ver cómo escriben, leer y absorberlo. Luego escriba. Si es bueno lo conserva, si no lo tira por la ventana” “Por ti he vuelto a pintar, a vivir, a soñar” Hay pasión: “¿de qué color quieres que me hagan una enagua para cuando tú regreses?” Jan Martínez Ahrens Pág. 8 Edición Comunicante Págs. 6

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"Yo antes de ti" ¿apología de la eutanasia?

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Page 1: SUPLEMENTO CULTURAL - HP 769

“Necesitaba que mi hijo tuviera algo hermoso que contemplar. Necesitaba decirle, en silencio, que las cosas cambian,

crecen o se marchitan, pero que la vida continúa”

Por: Juan L. Simental Págs: 4 y 5

“Yo antes de ti”, ¿apología de la eutanasia?

ComunicanteComunicanteComunicanteSÁBADO 09 DE JULIO DE 2016 SUPLEMENTO CULTURAL 85

Faulkner y las palabras crudas

“Leer, leer, leer todo, clásicos, desconocidos, buenos, malos, ver cómo escriben, leer y absorberlo.

Luego escriba. Si es bueno lo conserva, si no lo tira por la ventana”

“Por ti he vuelto a pintar, a vivir, a soñar”Hay pasión: “¿de qué color quieres que me hagan una enagua para cuando tú regreses?”

Jan Martínez Ahrens Pág. 8Edición Comunicante Págs. 6

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Diseño / Grupo Editorial HADEC

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El 9 de julio de 1874 murió Juventino Rosas, autor del vals “Sobre las olas”. Se dice que lo compuso en una mesa de cocina y escuchando el ruido del agua de una fábrica cercana, en la hoy delegación Gustavo A. Madero de la Ciudad de México. Rosas vendió los derechos a la casa editorial A. Wagner and Levien, por 18 pesos de la época. (Wikipedia).

Marcel Proust: El laberinto de la memoria

(Nació el 9 de julio de 1935).

“Lo peor que le puede pasar

a uno es no creer en nada”,

Mercedes Sosa.

Hay una fotografía de Marcel Proust, su hermano y su madre

capaz de producir escalofríos. Madame Proust está sentada, mientras que sus hijos, dos jóvenes veinteañeros, están de pie uno a cada lado de ella. Van bien vestidos y en sus ojos hay una mirada que hace pensar en el boulevard y en el salón. Los dos tienen algo de felino y afectado.Cuando comenzó a explicar-se en su larga novela, que empezó pocos años después

de la muerte de su madre, tuvo la hermosa idea de que ella, al morir, le había dejado un enorme espacio en blanco que tenía que llenar. Deseaba conocer todos los detalles; no quería que se le escatimase nada mientras estaba sentada en su silla en el cielo, con la mirada baja; y él haría cualquier cosa por complacerla.Dedicaba muchísimo esfuerzo a la revisión. Una de sus cos-tumbres, como muestran los manuscritos pertenecientes a

la Biblioteca Nacional de Fran-cia que estuvieron expuestos en la Biblioteca Morgan de Nueva York a principios de año, era arrancar páginas y después pegarlas en otro lugar. Reescribía y tachaba mucho, incluidos los numerosos borra-dores de la página inicial de su larga novela.Para Proust, la memoria era un laberinto, cuyo interior, sin embargo, no encerraba espa-cios amables ni un resplandor acogedor. Era obsesiva, abierta a desplazamientos y a cambios,

con grandes dosis de califica-ción y modificación. Marcel Proust no estaba preparado para conformarse con lo simple. Su habilidad para transmitir sensualidad al acto mismo de pensar era extraordinaria. Asimismo, disfrutaba drama-tizando los sentimientos con una precisión y una exactitud máximas. Con esta combina-ción compuso su obra maestra. (Colm Tóibín, El País; 11 de noviembre de 2013. Edición Comunicante. Proust nació el 10 de julio de 1871).

Nomás por hablar de algo...La Efeméride

8 de julio de 1563, fundación de Durango. Gutierre Tibón consideró la posibilidad de que el significado de “Durango” sea “vega entre alturas” o “vega extensa”, tierra plana y fértil limitada por elevaciones, o muy grande. Puede traducirse también como “helechal”, “lugar de helechos”, según aparece en “Etimología de Apellidos Vascos”, de Isaac López Mendizábal. Otra versión que aparece en la Enciclopedia de México dice que Durango quiere decir “más allá del agua”.

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han gustado los gatos y yo moriré engañada ya que me he cansado de regalarle desde peluches de gatos, pasando por el “Gato Félix”, “Kitty”, la gatita, y hasta la película de “Garfield”. Ahora resulta que tiene la peculiar facilidad de tocar la batería y como esos instrumentos de percusión yo solamente los había visto en las películas de “Tarzán” cuando aparecía el león a comerse a los de la aldea, me quedé de una pieza cuando expresó su afición y, desde entonces, tengo que traer ritmo de “tumba tumba” en la casa.

Por otra parte, el más pequeño me indicó que le gustaba mucho leer cuentos. Me enterneció tal gesto en un escolar de apenas cuarto año de primaria –cuando ahora todos juegan X-Box-, por lo que puse a su disposición el libro “Cuen-tos de hadas” que me había heredado mi abueli-ta. Esa noche soñé con mi hijo convertido en todo un erudito de la literatura y orgullo de la familia. A la mañana siguiente, “el or-gullo de la familia” había recortado todas las ilus-traciones del libro, comen-tando que eran demasiadas letras en las hojas y, para no distraerse con ellas, les había “echado tijera” a los personajes y había ju-gado con ellos hasta la madrugada. (La imagen de aquel joven letrado se esfumó y, en su lugar,

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3SATÍN Y SEDA

La maestra no tiene quien le escriba… y ni ganas de que lo hagan

Querida maestra: Espero que esté disfrutando

de unas vacaciones donde la tran-quilidad y el buen humor imperen desde que Dios amanece hasta que brillen las estrellas.

Por mi parte, he tenido mucho tiempo para reflexionar acerca de su papel en la vida de mis hijos y quiero aclarar que, además de en-señarles conocimientos nuevos y darles las armas necesarias para salir adelante en la vida, creo que tiene más incumbencia en mi vida, usted como maestra, que en la de mis hijos, sus alumnos.

En resumen, ¿no ha extrañado todas estas horas de: “¡silencio por favor, niños!”? O los constantes: “la tarea se me quedó en la casa”; “es que mi hermanito la ensució en la cena”; “me do-lía el estómago y no traje el trabajo”; “¿era para hoy el examen?”, entre muchas otras frases que salpican de alegría su quehacer. ¡Claro!, yo sé que echa de menos todos esos detalles, pero también ha demostrado tener mucha “fuerza de voluntad y entereza” y no ha dejado que este sentimiento le invada en sus días de descanso. (Lo demostró muy bien cuando mis hijos la vieron en el depar-tamento de verduras y, al ir a buscarla para saludarla, usted se había escabullido detrás de las naranjas con unos enormes lentes os-curos para pasar desapercibida).

Pues bien, ¡ya no sé qué hacer con ellos! Primero pensé en los cursos de verano don-de pueden aprender algo diferente y disfru-tar de una mañana, tarde y noche divertidas con sus pasatiempos. Pero me dijeron que los cursos solamente se imparten en la ma-ñana, que no existe horario corrido y que no hay horarios nocturnos para los alum-nos, ¡hasta se sintieron insultados cuando les dije que si trabajaban los domingos! Ya no hay la misma entrega y pasión como los maestros de antaño.

Observando que no iba a llegar a ningún lado con las actividades de verano,

me involucré con ellos y fui testi-go de que a mi hija Lole nunca le

En resumen, ¿no ha extrañado todas estas horas de: “¡silencio por favor, niños!”?

apareció la de un “cholo grafite-ro”… ¡Qué bonita familia!).

Si me pregunta por la hija ma-yor, le podría decir que sí, efecti-vamente vive en esa casa, pero deambula como “alma en pena” recostada en los sillones, pone música de corte romántico y can-ta como poseída por los rincones. ¿Habla? No sabría responder a eso, pero cuando suena el celular, la niña se convierte en toda una políglota. Ella no se interesó por alguna actividad de verano, pero sugirió que durante las noches podría hacer todas las actividades que durante el día no ha podido (como levantar los ojos cada vez que alguien le habla, por lo me-

nos).Mi paciencia y la despensa de la casa

han llegado hasta el límite y cada noche pienso en usted y la visualizo mirando se-rena el horizonte, tomando una “piña cola-da” y riendo por sus adentros al evocar a los “estimados padres de familia”.

Mis respetos por todo este tiempo que ha estado con mis hijos, le aseguro que nun-ca he renegado y cada día afirmo y confir-mo que no hay dinero mejor invertido, ni con tantos réditos, como el que llevo al pa-gar la colegiatura. Sé que muchas veces ha pensado en claudicar, pero le aseguro que no tanto como yo en las vacaciones de ve-rano. Sé que usted es más fuerte que yo (lo ha demostrado cada lunes que se presenta

a trabajar bañada para empezar sus clases). Yo solamente soy la mamá, y las madres tienen la particular debilidad de quejarse todo el día (¡y yo no soy la excep-ción!), y creo que ese título me lo he ganado con creces.

Eternamente agra-decida y siempre fiel admiradora de su profesión: una mamá de tres hijos.

Primero pensé en los cursos de verano, donde pueden aprender algo diferente

y disfrutarMi paciencia y la despensa

de la casa han llegado hasta el límite, y cada noche

pienso en usted

Nadia Bracho

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“Yo antes de ti”, ¿apología de la eutanasia?Por Juan L. Simental

“Necesitaba que mi hijo tuviera algo hermoso que contemplar. Necesitaba decirle, en silencio, que las cosas cambian, crecen o se marchitan, pero que la vida continúa”

“Adoro mi vida, aunque desearía que fuera diferente”

La idea primera es que no haya reclamos ni lamentaciones a causa de una involun-taria posibilidad. Por eso, antes que todo

lo demás, una urgente y necesaria advertencia: esto no quiere ser un “spoiler”, esa deplorable y mala costumbre de anticiparse y contar el final de la historia a quien aún no la conoce. Por eso, si Ud. no ha visto “Yo antes de ti”, tenga la pru-dencia de saltarse hasta donde dice “FIN”. Sobre aviso, dicen, no hay engaño.

El propósito, sin embargo, no es reseñar la película derivada de la novela del mismo nom-bre, escrita por Jojo Moyes, sino ir -o al menos intentarlo- al meollo de un debate creciente en torno al dilema que exhibe la historia: la opción por la muerte voluntaria, el suicidio asistido; es decir, la eutanasia.

Palabras más, palabras menos, el relato breve es: Louisa Clark, encantadora joven clasemedie-ra urgida de trabajo (personificada por Emilia Clarke, “Game of Thrones”), es contratada por los padres de Will Traynor (Sam Claflin, “Los juegos del hambre: sinsajo”) para que cuide él. La razón, después de que es arrollado por una motocicleta, queda para siempre inmóvil, atado a una silla de ruedas. Habría que decir que Will -antes del accidente- podría haber sido la encarnación perfecta de Christian Grey, ese poten-tado que lo tenía todo, espe-cialmente el don malévolo de seducir a chicas ingenuas… o ansiosas de caer en las tentaciones que la vida ofrece generosa.

El argumento inicia con el rechazo de Will hacia Louisa y crece en el día a día que va suce-diendo entre los dos. Por su puesto que la his-toria cumple con el pronóstico: surge el amor, alimentado por los esfuerzos de ella de insuflarle apego a la vida, tanto que desista de la decisión tomada: vivir solo seis meses; después, recurrir a la muerte asistida.

El personaje interpretado por Emilia Clarke convence, el espectador se hace uno con ella y

sus ocurrencias, sus zapatos raros, sus ma-llas de abeja y su desparpajo aparente,

“Disponía de ciento diecisiete días para

convencer a Will Traynor de que tenía una razón

para vivir”

“Los discapacitados están mejor muertos”

que en el fondo -obvio es- esconde un ángel al que solo faltan alas para volar. En el caso de Sam Claflin, su actuación es cumplidora.

El final de la historia llega cuando han pasado los meses propuestos y, ¡a pesar de todos los esfuerzos, todos los empeños, ocurrencias, cuidados y atenciones, cariños, castos besos y embelesos de Louisa!… Will decide continuar con su plan. Seis meses, ni un día más.

Fin de la historia.

EL DEBATE

“Yo antes de ti” es, principalmente, una historia de amor para entretener y, ¡por supuesto!, urgir a los corazones sensibles a soltar una que otra lágrima. Cierto, el dilema que plantea no es menor: la conservación de la vida, a pesar de todos los pesares, o la muerte. Aquí es donde todo nace.

Por un lado están los que afirman que se trata de una película bonita, divertida, que

arranca sonrisas, suspiros y -ya se dijo- lágrimas, es-pecialmente entre quienes gustan de esas historias donde la muchacha se ena-mora del muchacho y él de ella y, a pesar de las prome-sas de futura felicidad, o se

atraviesa una bruja con su manzana envenena-da o él se hunde en el Atlántico Norte con todo y barco o se lo comen las pirañas o se lo lleva el tren o… es un enfermo sin cura. Por el otro, aquellos que aseguran que detrás de la historia se esconde la perversa intención de aquellos que tienen como propósito la difusión de mal-sanas y pecaminosas doctrinas.

Por ejemplo, Beatriz de la Rosa (madrile-ña, graduada en Periodismo y Comunicación Integral por la Universidad Francisco de Vito-ria) afirma: “Hollywood sigue haciendo apo-

logía de la eutanasia. Aunque Hollywood ha presentado la película como la gran apuesta de este verano, en realidad es otra pieza del puzzle más (sic) a la propaganda de la muerte”. (“Cinco argumentos para desmontar ‘Yo antes de ti’, la película proeutanasia de Hollywood”, actuall.com; 23 de junio de 2016).

¿CINE “MILITANTE”?

Afirma De la Rosa: “la película (…) provocó una gran respuesta en la comunidad provida, quienes han denunciado que la película está mostrando mensajes contra la vida como que ‘la muerte de personas discapacitadas benefician (sic) a los de su alrededor’ o que ‘los discapacitados están mejor muertos’”. Perdón, vi la pe-lícula y en ningún lugar, en ningún momento, se sugie-re lo que arriba se da como cierto. Por el contrario, pre-senta (a través de la lógica

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“Yo antes de ti”, ¿apología de la eutanasia?Por Juan L. Simental

“Necesitaba que mi hijo tuviera algo hermoso que contemplar. Necesitaba decirle, en silencio, que las cosas cambian, crecen o se marchitan, pero que la vida continúa”

“Adoro mi vida, aunque desearía que fuera diferente”

“Solo se vive una vez. En realidad,

es tu deber que sea una vida plena”

incapacidad de una película para mostrar el drama total que el tema supone) el dilema que hay en los padres de Will, en Louise y, por su-puesto, en el protagonista principal. En ningún momento de la historia dice él: “no puedo ca-minar, ¡pues me muero!”.

Cierto, existen otras historias que exhiben la otra posibilidad: la elección de la vida hasta que llegue el fin natural, por ejemplo, la vida de Jean-Dominique Bauby llevada al cine a través de la excelente película “Le scaphandre et le papillon” (“La escafandra y la mariposa” o “El

llanto de la mariposa”). Sin embar-go, esta es la historia de Will y es también la historia de su decisión y el drama que esta implica.

Más abajo, De la Rosa afirma: “la co-munidad provida ha creado además, (sic) diferentes mensajes publicitarios a favor de la vida denunciando que actualmente el Estado da más ayu-das para promover la eutanasia que programas de inserción a los disca-pacitados”; es decir, han converti-do “Yo antes de ti” en una película “militante”. En torno al “compromi-so” de las artes, Juan Carlos Onetti dijo en alguna ocasión: “el escritor no desempeña ninguna tarea de im-

portancia social. La literatura jamás deber ser ‘comprometida’. Simplemente debe ser buena literatura. La mía solo está comprometida con-migo mismo. Que no me gusta que exista la pobreza es un problema aparte”.

LOS CINCO ARGUMENTOS

Casi al final, la autora del texto remata: “el fa-moso activista neoyorkino a favor de los dis-capacitados, Dominick Evans (sic) ha desmon-tado a la película con cinco argumentos”. Van los argumentos: 1. “El discapacitado está mejor muerto” (dice que es la pretendida “enseñanza” de la película); 2. “La vida del discapacitado no tie-ne sentido” (ídem); 3. “La diferencia entre clases y el dinero” (parece que la autora de la novela, Jojo Moyes, tiene culpa al haber elegido como protagonista a un joven rico y no a uno pobre o, al menos, uno de la clase

media); 4. “Hollywood debería documentarse mejor” (vale reservarse el comentario); 5. “Hay

vida después de la discapacidad, sobre todo si el paciente recibe compañía y amor” (cierto; en ningún momento la historia de “Yo antes de ti” sugiere que no sea así).

En torno al punto 5, “Ho-llywood debería documentarse mejor”, tal vez no solo Hollywood. Tanto Beatriz de la Rosa como Dominick Evans harían bien en leer el libro que, por lo visto, no han leído, donde se cuenta la historia completa. Ya se sugirió an-tes: el cine tiene limitaciones cuando se trata de ilustrar los debates y conflictos internos de los protagonistas, porque hay emociones fáciles de exhibir, como la alegría o la tristeza, pero hay otras más sutiles que exigen, tal vez, una músi-ca de fondo, el atardecer, el silencio, ciertas ac-titudes y semblantes… no siempre entendidos por todos. El cine es una posibilidad infinita y limitada al mismo tiempo. Por el contrario, en el libro se narra todo aquello que completa lo que en la pantalla solo se sugiere.

La pregunta entonces: ¿quiso Hollywood, a través de “Yo antes de ti”, presentar una apolo-gía de la eutanasia? Habría que preguntárselo a Hollywood antes de señalar con el dedo flamí-gero de la Justicia.

Para juzgar es necesario, al menos, aso-marse; hablar en primera persona y no solo de

oídas. Afirmar que “se sabe” lo que el otro quiso decir es demasiado saber. A final de cuentas, el valor de la vida y su defensa no depen-den de una cinta, ni siquiera de una que la defienda. Hay valores que tras-cienden las posibi-lidades efímeras de una cartelera.

FIN.

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una criatura impulsada sólo por sus demonios”.William Faulkner murió el 6 de julio de 1962 de un ataque car-

diaco. Sus obras tempranas, entre las que se cuentan “Santuario” (1929) y “Mientras agonizo” (1930) fueron el preámbulo de su gran proyecto narrativo en torno a un lugar inexistente que simboliza el mundo: Yoknapatawpha, que muy bien podría estar ubicado a la vera del Mississippi.

Así como prefería la suciedad de la prosa arrebatada y viva ante la asép-tica y fría perfección técnica a la hora de escribir, anteponía el trabajo sin tregua a la inspiración (“no sé lo que

eso es; la he oído mencionar, pero nunca la he visto”). Un escritor, decía, necesita tres cosas: “experiencia, observación e imaginación”.

Tal como agregó una “u” a su apellido (Falkner) para borrar su rastro como hombre, el escritor se negó categóricamente a revelar pormenores de su vida privada y a ser fotografiado. Lo que se sabe, lo que se ha visto de él, son retazos. Nunca soltó el pequeño ataúd de su prosa difícil. Decía: “prefiero el silencio al sonido, y la imagen produ-cida por las palabras ocurre en el silencio”. (Nexos, 1 de septiembre de 2012. Edición Comunicante).

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“Los que pueden actúan, y los que no pueden, y sufren por ello, escriben”

“Leer, leer, leer todo, clásicos, desconocidos, buenos, malos, ver cómo escriben, leer y absorberlo. Luego escriba. Si es bueno lo conserva, si no lo tira por la ventana”

Por Juan Manuel Gómez

Faulkner y las palabras crudas

Y lo veo aquí, entre las líneas atropelladas y furiosas, que pare-cen no terminar nunca, de la prosa violenta que mantiene en vilo, de principio a fin, “Las palmeras salvajes” y su contra-

punto fluvial: “El Viejo”.En ese pequeño ataúd hay una certeza vital que Faulkner defenderá

hasta el final: no hay que tener miedo a las palabras, ni siquiera o, me-jor dicho, sobre todo, a las palabras brutas, brutales, ajenas a la sintaxis racional clara y precisa, que fluyen desde la entraña, como el río Mis-sissippi, “El Viejo”, para inundar, parcela a parcela, el mapa de las pasiones.

Poco importa que algunos lectores se quejen de que con tantas oraciones subordinadas y tantos pronombres entre tantas comas, algunos pasajes no se en-tiendan con exactitud. “Requeriría —dice el crítico Edmund Wilson— una ardua la-bor de cálculos muy precisos lograr que las combinaciones verbales expresen lo que Faulkner pretende que expresen”.

Vladimir Nabokov llama a esos exa-bruptos “imposibles estruendos bíbli-cos”, y ellos son los que ocupan toda la atención del autor de “El sonido y la fu-ria” (1929). Con una docena de gruesas novelas publicadas y un par de volúme-nes de relatos, definitivamente William Faulkner estaba muy ocupado creando un mundo que fuera, como declaró, “una especie de piedra angular del universo”, como para prestar atención a lo que la gente y los críticos tuvieran que decir al respecto. “Si el escritor se concentra en lo que sí necesita interesarse, que es la verdad y el corazón humano, no le que-dará mucho tiempo para otras cosas”.

“La vida —continuaba Faulkner— es movimiento y lo que hace mover-se al hombre es la ambición, el poder, el placer. La finalidad del artista es detener ese movimiento, que es la vida, por medios artificiales, y mantenerlo fijo, de modo que cien años después, cuando un extraño lo contemple, vuelva a moverse”.

Un amigo hace años me decía señalando un libro que yo llevaba: “¿piensas leer a Faulkner en inglés? No le vas a entender. Ni los nor-teamericanos del sur le entienden”. Me vi cerrando el libro, aturdido y tembloroso. En ese momento, pensé, cuando publicó “Las palmeras salvajes”, todavía faltaban 10 años para que le dieran el Premio Nobel de Literatura (1949) —y hacía 20 que había publicado “El sonido y la furia”—, pero ya era William Faulkner, ya contaba con esa coraza, o

indiferencia, o insolencia, ante los críticos que se necesita para crear “la piedra angular del universo”. “Un artista —decía— es

“Un artista es una criatura impulsada sólo por sus demonios”

“Un escritor es intrínsecamente incapaz

de decir la verdad; por eso llamamos ficción a lo que

escribe”

Los “imposibles estruendos bíblicos”, el punto de mira de Faulkner

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“Mi nombre es Sherlock Holmes y mi negocio es saber lo que otras personas no saben”

“Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad”. Conan Doyle murió el 7 de julio de 1930

Por Pablo Fernández

Arthur Conan Doyle, el desconocido

Probablemente muchos hayan escu-chado el nombre de Arthur Conan Doyle, siempre asociado a su más

célebre creación, Sherlock Holmes. Pero Sir Arthur Conan Doyle hizo mucho más que crear al legenda-rio investigador con gorro de cazador y pipa que siempre va acompañado del Dr. Watson.

Como escritor, fue muy prolífico, pues además escribió relatos de fan-tasía y ciencia ficción, obras de teatro, poesía y novelas históricas. También tuvo una carrera médica, una como deportista, acercamientos a la política y al espiritualismo, entre otras cosas…

#7 Educación religiosaArthur tenía unos

tíos muy adinerados que lo enviaron a una escue-la preparatoria jesuita en Stonyhurst, Inglaterra, a la que ingresó a los nueve años y estuvo hasta los 16.

Después fue a otro colegio jesuita por dos años. Cuando salió, a los

“Nunca adivino. Se trata de un hábito

destructivo que choca con la lógica del

profesional”

“La prensa, Watson, es una institución

muy valiosa, si sabe cómo utilizarla”

“No hay nada más engañoso que un hecho evidente”

18, ya había rechazado la religión y se había convertido en ag-nóstico. También abandonaría esta creencia.

#6 Medicina y escrituraEntre 1876 y 1881 estudió Medicina en la Uni-

versidad de Edimburgo, y también escribió sus pri-meros cuentos cortos. En 1879 publicó su primer artículo académico, en el British Medical Journal, llamado “Gelsemium como veneno”. En 1885 com-pletó su doctorado y en 1890 estudió Oftalmología.

#5 Sherlock HolmesLa primera novela que incluyó a Sherlock Holmes y al Dr.

Watson fue “A Study in Scarlet” (“Estudio en escarlata”) de 1887. La novela fue muy bien recibida y comen-zó a moldear el enorme éxito que vendría para el personaje. Más tarde, el escritor sintió que es-taba dedicando demasiado tiempo y atención a este personaje. En una carta a su madre, le escri-bió: “a veces pienso en matar a Sherlock Holmes… terminarlo

de una vez por todas y para siempre”.#4 DeportistaCon el seudónimo de A. C. Smith, Conan

Doyle jugó al futbol como arquero en el equi-po amateur Portsmouth. También jugó pro-fesionalmente al cricket entre 1899 y 1907 y

fue un muy buen golfista, lo que le valió ser el capitán del Crowborough Beacon Golf Club en 1910.

#3 PolíticoA comienzos del siglo XX, se postuló en dos oportunidades

para el parlamento británico por el Partido Liberal y, si bien en ambas ocasiones obtu-vo una respetable votación, no fue elegido.

#2 Justicia por mano propiaDoyle protagonizó dos casos reales en

los que intervino para corregir errores de la justicia. Un día fueron declarados cul-pables dos hombres inocentes, de modo que Doyle, basándose en algunas incon-sistencias en el desarrollo del caso, logró probar la inocencia de los dos hombres.

#1 EspiritualidadAlgunos hechos trá-

gicos hicieron que Arthur Conan Doyle volviera a la religión: en 1906 murió su esposa Louisa; poco antes

de la Primera Guerra Mundial murió su hijo Kingsley; y tras la Guerra murieron sus dos cuñados, dos sobrinos y su her-mana Innes. Doyle se sumió en una gran depresión, por lo que buscó consuelo en el espiritualismo y trató de encontrar pruebas de la vida después de la muerte. Se convirtió en miembro de la renombra-da organización sobrenatural The Ghost Club. (batanga.com. Edición Comunicante).

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“Aún soy tu Mara, tu compañera. Tu amor es mi árbol de la esperanza”

Por Jan Martínez Ahrens

“Por ti he vuelto a pintar, a vivir, a soñar”

A lo largo de las 100 páginas que componen el archivo in-édito del amor de Frida Kahlo

por su amante español Josep Bartolí, plasmado en 25 cartas manuscritas, desfila sin tapujos la pasión profun-da y casi adolescente que la artista mexicana sintió por Bartolí, un repu-blicano que, saltando de un tren, ha-bía logrado escapar de las garras de la Gestapo y de un destino incierto en el campo de concentración de Dachau.

La vida de Frida Kahlo, de 39 años, discurría cuesta arriba. De niña había sufrido una poliomielitis, que le dejó una pierna derecha más delgada que la izquierda. Y a los 18 años, un acciden-te en autobús deshizo la salud que le quedaba: el golpe quebró su columna y un hierro le atravesó la vagina. En estas condiciones, Kahlo había acudi-do al centro médico neoyorquino para unas de sus habituales operaciones (sufrió 32 a lo largo de su vida). En ese espacio de dolor, surgió el idilio. Kahlo, en aquel momento casada por segunda vez con el muralista mexicano Diego Rivera, no le puso límites.

“Te escribiré horas y horas, apren-deré historias para contarte, inventaré nuevas palabras para decirte en todas: te quiero como a nadie”. Las cartas las

firmaba como Mara (posible dimi-

nutivo del apelativo cariñoso Maravillo-sa) y las enviaba a la casa de Brooklyn de Bertram Wolfe, biógrafo de Rivera y cuya esposa era su confidente y amiga. Como medida de seguridad, Kahlo le pi-dió a su amado que firmase como Sonja. La estratagema iba destinada a evitar los celos de su marido, solo tolerante con las aventuras lésbicas de Frida.

Kahlo admite que siente por Bartolí algo que jamás ha experimentado. Hay pasión (“¿de qué color quieres que me hagan una enagua para cuando tú re-greses?”), pero también la soledad que la caracterizó: “como no puedo ir a todos los lugares que tú vas, yo te espero a dia-rio en el sillón o en la cama. Guárdame siempre en tu corazón, que yo no te olvi-do nunca”. En una página, incluso llega a soñar, tras un retraso en el periodo, en un posible embarazo (“¿podrías imaginarte un pequeño Bartolí o una Marita”).

Entre sus obras punteras figura el doble autorretrato “Árbol de la esperan-za”, un compendio de sus demonios per-sonales pintado durante el romance con Bartolí. Un periodo donde el dolor apenas la dejaba trabajar. “Me acordé de tus últi-mas palabras y empecé a pintar. Trabajé toda la mañana y después de comer hasta que no hubo más luz. Pero luego me sentí extenuada y todo me dolía. (…) Por ti he vuelto a pintar, a vivir, a ser feliz. Eres mi

árbol de la esperanza”.La presencia de Diego aparece

una y otra vez en los textos como una sombra oscura, opresiva. En ese ambiente de soledad, el declive físico de la artista avanza. En enero de 1949 le cuenta que la depresión le empuja a beber. La angustia la cerca. “No te olvides de mí. No me dejes sola”. Bartolí ha dejado de es-cribirle. En la última misiva, escrita desde la cama, Frida Kahlo, enfer-ma, lanza una desesperada llamada: “aún soy tu Mara, tu compañera. Tu amor es mi árbol de la esperanza. Te esperaré siempre. ¿Volverás?”.

Las respuestas del republicano es-pañol no han sido halladas. Posible-mente la pintora las destruyó. Pero las 25 cartas de ella fueron guardadas amorosamente por Bartolí dentro de sus sobres, junto con los pequeños objetos y fotos que jalonaron tres años de relación (1946-1949).

La causa del fin se desconoce. La dis-tancia y el deterioro de la salud de Kahlo, seguramente jugaron su baza. La artista, con una pierna amputada e incontables intentos de suicidio, murió el 13 de julio de 1954. (“Frida Kahlo a su amante español: ‘Por ti he vuelto a pintar, a vivir, a soñar’, El País; 6 de julio de 2015. Edición Comunicante).

“Donde no puedas

amar, no te

demores”

“Árbol de la

esperanza, mantente

firme”

Frida Kahlo

nació el 6 de julio de

1907