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“Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos

más uso de razón en los acentos escritos”

Por: Juan L. Simental Págs: 4 y 5

“Empréstame la toballa”

ComunicanteComunicanteComunicanteVIERNES 14 DE MAYO DE 2016 SUPLEMENTO CULTURAL 77

Antonio Vega: te echamos de menos

“Chica de ayer”, considerada por muchos el himno pop de los ochenta,

la escribió un joven de 19 años mientras hacía el servicio militar

Una canción por la redención“Mi música lucha contra este sistema de locos gobernantes que sólo enseña a vivir y morir”, Bob Marley

Edición Comunicante Pág. 7Fernando Navarro Pág. 6

VIERNES 14 DE MAYO DE 2016

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El 13 de mayo de 1942, un submarino alemán ataca al barco petrolero mexicano “Potrero del Llano”, hecho que provocó la participación de México en la Segunda Guerra Mundial. La creatividad nacional narró así el hecho: “Con el pecho conmovido / mi gran pueblo mexicano / vengo a cantar el corrido / de un atentado inhumano / lloro al ‘Potrero del Llano’ / barcotanque nacional / al que un torpedo villano / hundió artero su puñal”.

Morir internamente

(Murió el 15 de mayo de 2012).

“No me etiquetes, léeme. Soy un escritor, no un género”, Carlos Fuentes.

¿Puede uno morir psico-lógicamente para todo cuanto ha conocido?Morir para sus apegos, su

dependencia, terminar sin ar-gumentaciones, sin racionalizar, sin tratar de encontrar caminos y medios para eludir el hecho. ¿Sabes qué significa morir, no en lo físico, sino psicológica-mente, internamente? Lo cual quiere decir poner fin a lo que tiene continuidad: poner fin a la

ambición, porque eso es lo que va a ocurrir cuando mueras. Uno no puede llevar consigo su am-bición y sentarse junto a Dios. Cuando uno muere de verdad, debe poner fin a tantas cosas sin un solo argumento.¿Puede uno descubrir entonces cómo vivir ahora, hoy, una vida en la cual exista siempre un terminar para todo cuanto haya comenzado? No en la oficina, por supuesto, sino

internamente; poner fin a todo el conocimiento acumulado: siendo el conocimiento sus ex-periencias, sus recuerdos, sus ofensas, su modo comparativo de vivir, comparándose siem-pre a sí mismo con alguien. Poner fin a todo eso cada día, de manera que al día siguiente la mente esté fresca y joven. Una mente así nunca puede ser lastimada, y eso es inocencia.Uno ha de descubrir por sí mis-

mo qué significa morir.Entonces no hay miedo, enton-ces cada día es un nuevo día de modo que la mente y los ojos vean la vida como algo total-mente nuevo. Eso es eternidad. Es la cualidad de la mente que ha dado con este estado intem-poral porque supo qué significa morir cotidianamente para todo cuanto estuvo acumulando du-rante el día. (Jiddu Krishnamur-ti. Nació el 11 de mayo de 1895).

Nomás por hablar de algo...La Efeméride

El 13 de mayo de 1917 fue la primera aparición de la Virgen de Fátima a tres pastorcitos en Portugal. Uno de los secretos que la Señora del Cielo reveló a los niños fue: “el Santo Padre sufrirá mucho”. El 13 de mayo de 1981, 64 años después, Mehmet Ali Agca atenta contra el papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro en Roma. El Pontífice padecería toda su vida por las secuelas de una de las heridas de bala que le infligió el fanático turco.

VIERNES 14 DE MAYO DE 2016

3SATÍN Y SEDA

Comunicado oficial para los hijos en el Día de la Madre

Queridos hijos: En este Día de la Ma-dre me gustaría que pensaran muy bien en mi regalo, ya sé que si men-ciono “no me regalen nada”, “con

que se porten bien”, “sólo saquen buenas calificaciones”, “no peleen con sus herma-nos”... ustedes salen corriendo y se encie-rran en su recámara a reírse, ¡por horas!, de todas las peticiones que les hago.

Esta vez se acabó, no voy a pedir más, no voy a sugerir, tampoco voy a ser conse-cuente en este día. ¿Por qué? ¡Porque es mi día! ¿Quedó claro? La recámara va a estar cerrada, no se abrirá hasta que Dios me dé licencia de poder despegar los ojos. Quiero dormir, pero no dormir con ustedes en mi cama, dándose almohadazos y cambiando el canal a MTV para cantar a gritos.

Nadie va a estar en mi recámara hasta que yo dé “audiencia”. Olvídense de ha-cerme de desayunar, no quiero nada, estoy a dieta y soy into-lerante a la lactosa, por lo tan-to, no se paren por ahí. Llevo muchos días de estos levantán-dome a lavar los trastes y pla-tos que dejan estos “desayunos sorpresa”, que son como los de-sayunos gratis que ofrecen en los hoteles: no los disfrutas sin tener que pagar las consecuencias.

Les voy a entregar una lista estricta que hay que seguir; al decir estricta quiero decir que si pido “flores”, estas deben de ser de pétalos, colores brillantes con sus tallos y fragancias embriagantes; para nada se en-tiende que quiero “tierra” para rellenar mis macetas o plantas que debo de incorporar al jardín y ponerme de inmediato de rodillas a hacer hoyos en el césped. La última vez tuve dolor de lumbalgia por una semana y ni si-quiera me ayudaron a regar las macetas.

La lista que anexo es simple: quiero una sartén para los huevos, cabe mencionar que la actual está totalmen-te abollada y le falta el

mango, confundiéndola muchas veces como mazo para ablandar la carne o platillo volador para jugar en

Olvídense de hacerme de desayunar, no quiero nada, estoy a dieta y soy intolerante a la lactosa

el patio. Es sencillo, sola-mente requiero que no se peguen los huevos. Un ru-bor color melocotón. Decir “melocotón” es color du-razno, malva o beige am-bré... no quiero rosa mexi-cano, parezco muñeca antigua; tampoco naranja caribeño porque la última vez parecía que me había dado hepatitis, y, ¡mucho menos!, el beige chocolate, pues muchos no me bajaron de que andaba “tiz-nada” el día que lo estrené. ¿Es mucho pedir que recuerden el color de su madre? Soy amarilla o verde-amarilla, coméntenle este detalle a la se-ñorita que los atienda.

Quiero un pase para entrar al cine, pero no quiero que me den uno para ver “Aventuras en

pañales parte 5”, tampoco “Trági-co fin de semana, el regreso de Ha-llowen”, ya bas-tante trágico es andar de chofer en las tardes de

los sábados para recogerlos y todavía ir a verla a la pantalla grande. Les sugiero una romántica y quiero ir sola, tengo ganas de saber qué se siente comerse una bolsa de palomitas yo sola; además, me mortifica mucho soltar el llanto frente a us-tedes, quiero desahogarme totalmente.

Se me antoja un vestido, pero desde la última vez que me regalaron unas blusas maravillosas, estas desaparecieron de mi clóset y tal parece que las niñas mayores (sí, ustedes) las estrenaron hasta que se cansaron. No quiero ceniceros, no fumo; tampoco un champú para

pelo cano (les recuerdo que no le den consejos a su hermano menor de lo que tiene que regalarme, no me causó nada de gracia cuan-do me dijo: “felicidades, mi

cabeza de algodón”, él creyó que era por los al-godones de azúcar, yo sé exactamente a lo que se refería. ¡Gracias, niñas, son un bombón!).

Aunque sé que en este día se festeja a todas las madres que abnegadas dan la vida por sus hijos, cuántos niños no tie-nen sus caricias, sus consejos, su sonrisa para darles aliento a sus retoños... Está bien, pueden ir al cine conmigo, de to-dos modos me quedo dormida a los 15 minutos de que empieza la función; no importa, puedo compartir mi pase.

Como les comentaba, madre sólo hay una y ustedes tienen la gran oportunidad de... mmmmh, puedo prestarles mis blusas, de todos modos no salgo a ningún lado y de que se queden ahí, ¡a ustedes se les ven más bonitas! Hijos, tienen que apreciar a su madre, recuerden que el día que falte, quién velará por ustedes, quién... Tengo que ad-mitirlo, la tierra para macetas me sirvió mu-chísimo y para qué cortar las flores si puedo verlas retoñar cada estación, es como si tu-viera un presente cada mes.

Queridos hijos: este día no hubiera podido festejarlo sin ustedes, tomen la co-cina, saquen todo del

refrigerador, es su casa y pueden hacer lo que quieran, no necesito que me regalen nada, con que estén sanos y felices me doy por bien servida. Los ceniceros me han ser-vido mucho de alhajeros y, además, nunca estorban a la hora de no saber dónde guar-dar los botones que se desprenden. Hagan caso omiso de los primeros 16 párrafos. Los quiero mucho. Su madre.

PD.- La recámara estará abierta desde las cinco de la mañana y el control de la tele lo pueden localizar en el buró izquierdo junto al teléfono.

Quiero un pase para entrar al cine, pero no quiero que me den uno para ver “Aventuras en

pañales parte 5”

No quiero ceniceros, no fumo; tampoco un

champú para pelo cano

Queridos hijos: este día no hubiera podido festejarlo

sin ustedes

Nadia Bracho

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VIERNES 14 DE MAYO DE 2016

“Empréstame la toballa”Por Juan L. Simental

“Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos”

Mayo 13 de 1713: Felipe V aprueba la fundación de la Real Academia Española de la Lengua

Era el año del 97; el Primer Congreso Internacional de Lengua Española. Era Zacatecas, una entre las ciuda-

des cultas de esta culta república de Sor Juana, de Nervo, de Rulfo y Vasconcelos, Reyes, Paz y Cosío Villegas. Y entre todos, Camilo José Cela, Nobel de Literatura en el 89; Octavio Paz, Nobel también en el 90; Juan Carlos I, rey de España; Ernesto Zedillo Pon-ce de León, el presidente... Estaban todos y, entre todos ellos, no podía faltar el otro Nobel (1982), desparpajado y dicharachero en medio de tal solemnidad: el colombiano Gabriel Gar-cía Márquez.

Dijo el presidente en tan magnífica ocasión: “decir lengua es decir civilización, comunidad de valores, símbolos, creencias, visiones, pre-guntas sobre el pasado, el presente, el porvenir”. Dijo también Juan Carlos: “la lengua española es el gran vínculo de unión de nuestros pueblos, es nuestro mejor bien, y su preservación es res-ponsabilidad de todos los miembros de nuestra comunidad”.

Dijeron también los otros. Paz, por ejem-plo: “mi amor por la palabra comenzó cuando oí hablar a mi abuelo y cantar a mi madre, pero también cuando los oí callar y quise descifrar o, más exactamente, deletrear su silencio”; Camilo José: “el alma tiembla en la voz que se pronuncia y se serena cuando la palabra se pone al servicio de las ideas nobles y duraderas: la de-fensa de nuestra lengua co-mún, pongamos por caso”.

Dijeron todos muy bien; bueno, casi todos. Entre los tales reunidos, uno fue motivo y razón para el rasgamiento de tan pulcras y gramaticales ves-tiduras: “váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos la orto-grafía, terror del ser humano desde la cuna: ente-rremos las haches rupestres, firmemos un trata-do de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin

y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con

re-volver. ¿Y qué de nuestra

be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?”. El escándalo fue allí y entonces. Con su “Botella al mar para el Dios de las pa-labras”, Gabo puso -¡o quitó!- el acento sobre las íes.

Las reacciones fueron inmediatas. Entre los altos miembros de la Real Acade-mia fue la indignación; para los núbiles e in-cipientes estudiantes de grados menores, eso de “jubilar la ortografía” les pareció grandio-so, ¡genial! Entre periodistas y comentadores, incapaces los más de entender de retruécanos

y culta jerigonza que en tan sacrosanto lugar se dialogaba, hubo motivos de ocho columnas. Para Antonio Muñoz Molina, el más joven entre los ar-chicofrades de la Acade-mia, “que un señor que es premio Nobel haga esto en

una reunión de alto copete me parece una bro-ma de mal gusto”.

Pero no sólo dijeron los imberbes y los mo-zos de letra tierna, sino también los otros, esos de las mil batallas con anfibologías y pleonas-mos, neologismos e idiotismos -y todos los is-mos-; domadores de puntos y comas y acentos diacríticos y enfáticos, diestros en la dilucida-ción de las excepciones de la excepción.

Y hubo también silencios, silencios de esos que duelen más que las palabras. Como el caso

de Fernando Lázaro Carreter (“El dardo en la palabra”), quien andaba ya mosqueado porque no se le invitó a él, nada más y nada menos que presidente de la Real Academia, a la reu-nión de los letrosos convocados. “Sintiéndose muy por encima del nivel lingüístico de García Márquez”, ni una palabra dijo. Bien pudo haber dicho el colombiano: “odio quiero más que in-diferencia”, pero ni eso.

Para Alonso Zamora Vicente, ilustre académico, depende todo del cristal: “lo de Gabo son pequeñas genialidades y no se deben comentar. Se puede ser un gran escritor y saber poco de lingüística”.

Luego que la marejada cedió apenas un poco, García Márquez quiso enmendar la plana: “yo sólo pretendí humanizar la ortogra-fía, sólo pedí la simplificación de la gramática, no su supresión; es decir, hacerla más humana, afable, familiar. ¿Dónde está el pecado? No fal-tan los cursis que pronuncian distinto la be de la ve; no pido la supresión de una u otra, sí que

“Alverja”, “almóndiga”, “murciégalo”, “cederrón”,

“güisqui”, “bacón”, “vagamundo”… dice la

Academia que son palabras correctas

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“Empréstame la toballa”Por Juan L. Simental

“Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos”

Mayo 13 de 1713: Felipe V aprueba la fundación de la Real Academia Española de la Lengua

se busque fin a ese tormento que padecen los hispanoparlantes desde la escuela”. Amén.

DICE LA RAE…Pero ya lo dice el dicho y pa-rece que dice bien: más pronto cae un hablador que un cojo.

A casi veinte años de dis-tancia del garciamarquino atrevimiento, la Real Aca-demia Española entendió –eso parece- qué fue lo que el autor de “Cien años de soledad” pretendió decir: nada es para siempre, todo es relativo; lo que hoy es, mañana sólo Dios sabe lo que será.

En los dos voluminosos tomos del nuevo Diccionario de la Lengua Española, aparecido en los últimos meses de 2015, la Academia parece reivindicar lo an-tes repudiado por los ortodoxos: la lengua es de quien la trabaja; por ejemplo, si el uso co-rrecto es “haya” (“forma de primera o tercera

persona del singular del presente de subjuntivo del verbo haber”), este uso puede cambiar y... convertirse en “haiga” si es que la fuerza de la costumbre y la repeti-ción así lo determinan. Hay ejemplos.

Hoy, la RAE acepta como correctas (correcto: que no tiene faltas, errores o defectos; que es acertado o adecuado; conforme a las reglas, libre de errores o defectos) las palabras “alverjas”, en lugar de “arvejas”; “almóndiga”, en lugar de “albóndiga”; “murciégalo” por “murcié-

lago”. Y dice más...Ya se

puede decir “ c e d e r r ó n ” ( C D - R O M ) , “ g ü i s q u i ” (whisky), “ba-cón” (tocino), “ v a ga m u n d o” ( v a g a b u n d o ) , “toballa” (toalla). Siendo así la cosa, de una vez habrá que proponer an-gurrias, achicopa-lado, “sí casca”, “no

c a s c a ”, agüitado, descon-chinflado, kiko –de “dame un kiko, no seas re-jega”-, hocicón, alelullo, chutama –que es lo mismo que “dame la madre esa”-, co-locho –el que tiene el pelo chino-, “tengo un guato de fiaca”, “se culeó” –es decir, “le dio miedo”-, güevón –que tiene flojera-, ¡achis!, gandalla, “le querían dar agua de calzón” –o sea, “le querían atribuir un hijo que no era de él”-, “se apendejó”, “se fue en su baica”, “ese bato quiere una bironga”, cacle, chichin-flas, chido, chinga y, de una vez, cualquier léxico mamaseo que se ponga en boga.

En el lenguaje no hay absolutos; sin embargo, hay

extremos que espantan

“A mi me gusta q a nyk le guste mi

chanfle”

¡Empréstame la toballa, pues!

LA ERA DE LA MODERNIDADQueda sólo afirmar: la gran Revolución que significó el mandato de Alfonso X, lla-

mado El Sabio, de hacer del castellano “el idioma oficial del reino” (1252), es la histo-ria de una revolución inacabada porque si la norma la dicta el uso, entonces, como dicen tantos, cosas peores han de venir.

A 764 años de distancia del nacimiento del castellano, el uso lo dictan... las redes sociales, donde circulan nuevos dialectos para los que ni siquiera existe un nombre. Hay que asomarse y ver: “!!Excelente fin de semana para tod@s!!”, “Y hora kk tepasa eee linda”, “ps es k ya cambia-le nakis”, “a mi me gusta q a nyk le guste mi chanfle”, “#wakala.! Tndre q comer lechuga y no me gusta!! ‘/ >_<”… ¿Complicado? Aún hay más: “andamos mudanZeando #yAsixD… cansa-do pero divertidow!! =P #AyAja”. Para muestra, botones abundan.

Como en el arte, en la lengua no existen los absolutos. El tiempo tiene la palabra. Mientras tanto, y para no desentonar: “ya es viernesi-tos, fin de semanita!!! Animo! Un beshote para todos y todas y un abrazo a mis brothers!! Jeje”.

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“No creo en más infierno que tu ausencia”

“Chica de ayer”, considerada por muchos el himno pop de los ochenta, la escribió un joven de 19 años mientras hacía

el servicio militar

Por Fernando Navarro

Antonio Vega: te echamos de menos

Llevaba toda la vida muriéndose y nadie se lo creía.

Siempre estaba ahí, en la reunificación de Nacha Pop, en los discos de sus amigos, en homenajes de otros o para él, o en esas noches entre semana, solitarias y frías, en la sala Clamores de un Madrid que cre-ció con él.

Con su guitarra y su mirada escu-rridiza, veías que la vida se cebaba con Antonio un día sí y otro también, pero su música, su alma, ofrecía siempre la promesa de un lugar mejor, un sitio hu-mano y eterno fuera de las drogas y los problemas, donde solo los sueños se hacen realidad. Era como una leyenda urbana, pero hoy la realidad ha pegado con toda su mala leche, con toda su insoportable verdad y crudeza. An-tonio Vega, el autor de “Chica de ayer”, la can-ción de la movida, la de la generación del cambio y la democracia en España, se ha ido para siempre.

Javier Marías escribió una vez que los años ochenta en Madrid fueron un recreo merecido tras los sobresaltos de la transición, pero demasiado prolon-gado y tal vez estéril. Antonio Vega le dio a la movida madrileña un espíritu

conmovedor, y elevó lo que fue un estallido cultural y social a

un espacio personal. Es por

eso que sus canciones han resistido el paso del tiempo me-jor que ninguna de aquellos años.

Este redactor lloró con una can-ción por primera vez escuchando “Chica de ayer”. No fui el único. Por supuesto que no. Tampoco fue el único tema que podía romperte en pedazos y reconstruirte. Ahí están “Lucha de gigantes”, “Una décima de segundo”, “Se dejaba llevar por ti”, “El sitio de mi recreo” o “Estaciones”. Como la ciencia misma, en lo mejor de su arte todo caos alumbraba siempre una estrella.

En este país, le debemos la melanco-lía. Ningún artista ha sabido expresar con tal economía de medios y acierto el poder redentor de la levedad del ser humano, de las relaciones de pareja o de los trenes que pasan sin avisar. La vida en estado puro. Cotidianidad y humanidad que revelaban a un músico con la varita de la genialidad.

Antonio nunca supo de modas ni ten-dencias. Antonio solo sabía de sí mismo, de sus fantasmas y el poder de escuchar

a sus sentimientos. La sen-sibilidad estaba por encima de todo. Era la nota caracte-rística de su música. Con

ella se podía ver llover, pasear por parques con hojas en el suelo o reír amargamente en complicidad cuando el mundo iba más depri-sa que nosotros.

“Chica de ayer” fue votada en su día como la mejor canción española. Era un him-no. Esa chica, querido Antonio, fue el sueño de todos nosotros:

“Un día cualquiera no sabes qué hora es / te acuestas a mi lado sin saber por qué / las calles mojadas te han visto crecer / y tú en tu corazón estás llorando otra vez / me

asomo a la ventana eres la chica de ayer / jugando con las flores de mi jardín / demasiado tar-de para com-prender / chica vete a tu casa

no podemos jugar”.Superviviente y maldito. Chico

triste y solitario. Te echaremos de me-nos. La música no será lo mismo en España sin ti.

Te has ganado el recreo. Adiós para siempre, con el corazón en lágrimas.

(“Te echaremos de menos, chico triste y solitario”, El País. Necrológi-ca publicada el 12 de mayo de 2009, el día de la muerte de Antonio Vega, por una neumonía, a los 51 años).

“Mi vida es esa canción, amiga de la luna escrita en el corazón para ahuyentar

la noche oscura”

“Soy un individuo tan oscuro como brillante y tan

sombrío como soleado”

“Abría la boca y eran ángeles”, ha añadido

Álvaro Urquijo

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“Redemption Song” es la última canción de Bob Marley and the Wailer’s y aparece en el

disco “Uprising”, lanzado en 1980.

En el momento en que escribió la canción, a principios de 1979, Marley ya había sido diagnosti-cado con el cáncer que más tarde acabaría con su vida. De acuerdo a las palabras de Rita Marley, “era un secreto toda la cantidad de dolor que tenía y trató de asumir que pronto empeoraría su salud, eso es una característica que se ve claramente en el álbum y en par-ticular en esta canción”.

A diferencia de la mayoría de las canciones de Bob Marley, esta es estricta-mente una gra-bación acústica en solitario, que consta simplemente de Marley cantando y tocando su gui-tarra acústica, sin acompañamiento alguno.

La canción anima a los oyentes a “emanciparse de la esclavitud men-tal”, porque “sólo nosotros podemos

Viejos piratas, sí, ellos me robarony me vendieron a barcos mercantesminutos después me sacarondel agujero más cruel.Pero mis manos se hicieron fuertespor la mano del Todopoderosonos levantamos triunfalmente en esta generación.

Todo lo que siempre he tenido son canciones de libertad.¿No nos ayudarás a cantar estas canciones de libertad?Porque es todo lo que tengo, canciones de redención.

Un pisotón, aparentemente inofensivo en un partido de futbol,

desencadenó el suplicio hasta el día de su muerte,

el 11 de mayo de 1981

“Bob Marley no es mi nombre. Ni siquiera sé mi

nombre aún”

“Cada hombre debe tener derecho a elegir su

destino”

“Sólo nosotros podemos liberar nuestras mentes”

“Mi música lucha contra este sistema de locos gobernantes que sólo enseña a vivir y morir”, Bob Marley

Por Edición Comunicante

Una canción por la redención

liberar nuestras mentes”. Estas líneas fueron tomadas de un discurso

dado por Marcus Garvey en Nueva Escocia, en octu-

bre de 1937 en la ver-sión publicada en su revista Black Man:

“Vamos a emancipar nosotros mismos esa esclavitud mental, mientras que

otros crean que el cuerpo es li-bre, pero nadie nos puede libe-

rar la mente. El pensar es nues-tra única regla, señores soberanos.

El hombre que no es capaz de desarrollar y utilizar su pensamiento se ve obligado a ser el esclavo de otro hombre que usa su pensamiento”.

El tema expresa el sentimiento del pana-fricanismo que es un movi-miento político, filosófico y social, que promueve el hermanamiento africano, la defensa de los derechos de las personas africanas y la uni-dad de África bajo un único Esta-do soberano, para todos los africanos,

tanto de África como de las diásporas africanas.

Mary Louise Pratt, profesora de Literatura de la Universidad de New York, afirma que esta canción habla

ab ier tamente sobre “espacios sociales don-de las culturas se encuentran, chocan y luchan

unas con otras, a menudo en contex-tos altamente asimétricos a las rela-

ciones de poder, como el co-lonialismo, la esclavitud o

sus secuelas que atraen, ya que se viven en muchas partes del mundo hoy en día”.

En el año 2004, la revista Rolling Stone

colocó a la canción en el puesto 66 entre las 500

mejores canciones de todos los tiempos. (“Redemption Song”;

taringa.net).

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8“No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo,

porque no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”

Nació el 11 de mayo de 1916. Un siglo después, quedan heridas que no terminan de cerrarPor Edición Comunicante

Cela, el genio repudiado

La cultura e s p a ñ o l a tiende a la

necrofilia con sus escritores –en la primera acep-ción que ofrece el DRAE, se entien-de– y, cada equis, siendo esta equis una efeméride re-donda –que si dé-cada, que si cente-nario..., etcétera–, se recuerda y/o celebra a alguna gloria difunta de las letras patrias. A veces, pese a las instituciones.

En este sentido, 2016 es un año mayúsculo. Ahí estamos –tan inferio-res a los ingleses con su Shakespea-re, pero ahí estamos– homenajeando a Cervantes en busca de su calavera perdida, o algo así. Y, como más en silencio, porque en el tema de las con-memoraciones cuatrocientos años pe-san más que cien, también a Camilo José Cela.

En “Cela: un cadáver exquisito” (Planeta, 2002), Francisco Umbral le describe así: “el ser glorioso que he tratado más de cerca es Cela. Su glo-ria consiste en una calvicie total, un marcapasos, una cara sin sangre y un gesto de cabreo perpetuo con la vida, gesto que antes era comercial, diga-mos, como parte de la imagen, y que ahora es auténtico y, claro, menos interesante. La verdad fingida tiene más fuerza que la verdad auténtica, porque lo auténtico es lo atónito, y eso no se transmite, o se transmite muy pobremente”.

Cela publicó más de cien obras, fue académico en la RAE y recibió, entre otros, el Premio de la Crítica (1956), el Príncipe de Asturias de las

Letras (1987), el Cervantes (1995) y, sobre todo, el Nobel de Litera-

tura (1989). En resumen, desde un punto de vista literario, podríamos decir que el escritor hizo méritos –al menos– suficientes como para, tras su muerte, ser leído, reeditado, fácil de encontrar en cualquier librería.

Ocurre, sin embargo, que Cela no se lee. Su nombre aparece en calles, avenidas, colegios y universidades, pero su obra escasea en las estanterías. Algún profesor de Ba-chillerato manda a sus alumnos leer “La colmena” o “La familia de Pascual Duarte”, pero el alumno las recibe como un bicho raro, difícil de digerir, porque los libros de CJC se entienden y disfrutan más años después, cuando uno tiene un bagaje mayor de lecturas –o eso se presupone–. El Nobel español abunda en las librerías de segunda mano y escasea en las convencionales.

Raúl del Pozo cuenta que “ya llegará al cielo, pero to-davía está en el purgatorio” porque “los escritores, cuando mueren, pasan una temporada ahí”. Sánchez Dragó le secunda: “todos los escritores, al menos, en España, pasan por el purgatorio del olvido después de su muerte. Algunos, sólo algunos, a veces, resucitan; otros, la mayor parte, no lo hacen nunca o lo hacen sólo momentáneamente, cuando suena la hora de la fanfa-rria de su centenario. Necrofilia ibérica”.

Distinto punto de vista ofrece Fernando Aramburu. Afirma que “si esto es así, supongo que se debe a que Cela ya no sale en la tele ni organiza provocaciones y pito-

tes. No descarto la posibilidad de que su obra haya perdido significa-ción para los lec-tores españoles actuales”.

“Por un lado, creó un personaje de sí mismo que le alejó de la rea-lidad y, por otro, porque el hecho de haber sido Premio Nobel y un escritor de un grandísimo talen-

to le permitía decir las cosas sin corta-pisas”, dice Víctor del Árbol.

Especialmente cáustico se mos-traba con los periodistas. Cuenta Ju-lio Llamazares en “El arzobispo de Manila” –columna publicada en El País el 14 de noviembre de 1989- que, durante una entrevista, le preguntó si seguía aspirando al Premio Nobel. Respuesta de Cela:

“Por supuesto, joven, por supuesto. ¿Por qué habría de negarlo? Todo es-critor aspira al Premio Nobel, y el que diga lo contrario miente. Pero si he de serle sincero, lo que de verdad me gus-taría (...) es que me hicieran arzobispo de Manila para poder ir por la calle ro-deado de un coro de monaguillos capo-nes. (...) Por supuesto, los monaguillos los caparía yo personalmente”.

“Los escritores –dice Raúl del Pozo- no pasan a la Historia por lo

malas o buenas per-sonas que sean, sino por su talento y, por talento y por genio, es el mejor del siglo XX a mi modo de ver”.

Nada más que añadir. (“Cela, el genio repudiado: del ‘gran escri-tor del siglo XX’ al ‘mafioso y mala persona’, libertaddigital.com; 10 de mayo de 2016).

“Señor Cela, ¿le ha sorprendido que le concedieran el Premio Nobel de

Literatura?”. Respuesta: “¡Muchísimo! Sobre todo, porque me esperaba el

Premio Nobel de Física”

“Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y

quienes la padecen”


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