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“Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores”… ¿Borges?

Por: Juan L. Simental Págs: 4 y 5

No todo lo que brilla es oro

ComunicanteComunicanteComunicanteVIERNES 08 DE ABRIL DE 2016 SUPLEMENTO CULTURAL 72

Mito y realidad de una dama del jazz

“Todo lo que la droga puede hacer por ti que es matarte... el camino es

largo y duro. Y puede matar también a las personas que amas”

María Félix, la leyendaLa Diva que nunca cedió a la tentación de Hollywood“Nació dos veces: sus padres la engendraron y ella, después, se inventó a sí misma”, Octavio Paz

Víctor Núñez Jaime Pág. 7Diego A. Manrique Pág. 6

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Martha M. Place fue la primera de las 26 mujeres (incluyendo una menor de edad) que murieron en la silla eléctrica. Fue ejecutada el 8 de abril de 1899, en la Prisión de Sing Sing, acusada del asesinato de su hijastra, Ida Place, cuya boca fue quemada por haber sido forzada a ingerir ácido, además de haber sido atacada con un hacha. Al final, fue asfixiada hasta morir.

Isaac Asimov vio el futuro

(Murió el 8 de abril de 1973).

“El arte es la mentira que nos ayuda a ver la verdad”, Pablo Picasso.

Isaac Asimov no solo fue un escritor, sino también profesor de Bioquímica en

prestigiosas instituciones como la Universidad de Boston.Ahora se sabe que todas las obras de ciencia ficción de Asimov tuvieron algo de “predicción”. ¿Qué otra cosa es la ciencia fic-ción, sino imaginar el futuro? In-cluso, la ciencia ficción alimentó muchas veces grandes descubri-mientos científicos. Algunas de sus visiones:“Los aparatos continuarán

aliviando a la humanidad de los trabajos tediosos. Las cocinas estarán equipadas con aparatos que preparen ‘auto-comidas’: agua caliente que se convierta en café; pan que se tueste; huevos fritos, hervidos o revueltos; tocino cocido y así todo lo demás. “Seremos capaces de ver al mismo tiempo que oír a una persona cuando la llamamos por teléfono. La pantalla no solo servirá para ver a la persona que llamas sino

también para estudiar documen-tos y fotografías y leer fragmen-tos de libros. Satélites espaciales sincronizados harán posible que llames directamente a cualquier punto en la Tierra, incluso a las estaciones meteorológicas de la Antártida.“En el 2014 ya no habrá casi tra-bajos que no puedan ser realiza-dos mejor por una máquina que por un humano. Las escuelas deberán ir en ese sentido. Todos los estudiantes de secundaria deberán ser entrenados con las

leyes fundamentales de la tec-nología computacional, deberán entender la aritmética binaria y dominar a la perfección los lenguajes computacionales que habrán evolucionado mucho más allá que los contemporáneos”.En el ámbito científico, Asimov dejó huella. En 1981 se nombró a un asteroide con su nombre y el diccionario de inglés de Oxford aceptó palabras de su invención como “positrónico”, “psicohistoria” y “robótica”. (Murió de sida, por una transfusión, el 6 de abril de 1992).

Nomás por hablar de algo...La Efeméride

El 7 de abril es el Día Internacional de Reflexión sobre el Genocidio en Ruanda. Fue el intento de exterminio de la población tutsi por el gobierno hegemónico hutu en 1994, año en el que llegó a ser eliminado el 75 por ciento de los tutsis. Los discursos de odio fueron una gran arma de propaganda contra los tutsis, uno de estos colaboradores fue la radio RLTM, que era como “la voz de Dios”.

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Un Principito de 73 años

Un 6 de abril, pero de 1943, fue publicado “El Principi-to” (“Le Petit Prince”) del

escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry. La novela vio la luz un 6 de abril bajo el sello de la editorial Reynal & Hitchcock en los idiomas inglés y francés.

“El Principito” se ha convertido en el libro francés más leído y ven-dido de ese país, además aparece en la lista de los mejores libros del siglo XX realizada por una empresa especializada en artículos electró-nicos y el diario Le Monde.

Aunque se trata de un libro infantil, la crítica lo ha conside-rado un trabajo sobre la naturale-za humana. Se disputa el título de la obra literaria más vendida de la historia junto con “Historia de dos ciudades” de Charles Dickens (más de 200 millones de ejempla-res vendidos cada uno). Es considerado el mejor libro francés del siglo XX y ha sido traducido a más de 250 idiomas y dialectos.

“El Principito” fue es-crito durante la estancia de 27 meses de Saint-Exupéry en Estados Unidos, quien pasó una temporada en ese país tras la Batalla de Fran-cia en 1940, en la cual el gobierno francés fue depuesto por las fuerzas alemanas. Durante estos sucesos, el autor realizó más de la mitad de los apuntes que con-formarían el libro.

Más allá del episodio del Sahara -con el cual da inicio el libro-, los críticos han en-contrado muchos simbolismos de la vida de Saint-Exupéry:

° El Piloto, personaje principal del relato, obviamente está basado en el escritor.

° El Zorro, quien acompaña al Principi-to en su viaje, está inspirado en un fénec (o zorro del desierto). El autor conoció este animal cuando trabajaba como piloto postal en vuelos por el norte de África.

° La Rosa, el objeto más preciado del Principito, está inspirada en su esposa

Consuelo (salvadoreña). El planeta donde se encuentra la Rosa está

Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan

“Lo esencial es invisible para los ojos”

rodeado por tres volcanes; este lugar representa a El Salvador, país natal de Consuelo, conocido como “la tierra de los volcanes”.

Asimismo, el autor revela sus dudas sobre la naturaleza del ma-trimonio y la fidelidad en el pasaje en que descubre un campo de rosas en su visita a la Tierra.

° “El Principito” podría estar basado en una versión más joven de Saint-Exupéry, aunque algunas personas creen que fue inspirado en el hijo del aviador Charles Lindbergh, quien vivía cerca del piloto francés y con quien entabló una buena relación.

° Los Baobabs, árboles que destrozan plane-tas con sus raíces, simbolizan al nazismo y sus intentos por dominar al mundo.

La astronomía le ha ren-dido varios homenajes a “El Principito”:

° Un asteroide descubierto en 1975 fue nom-brado 2578 Saint-Exupéry, en honor al escritor.

° Un asteroide descubierto en 1993 fue nom-brado “46610 Bésixdouze”. Traducido al español, sería “B-seis-doce”, en honor al asteroide B-612, donde vivía “El Principito”.

° La Fundación B612 (cuyo nombre es una

referencia al libro) se encarga de ras-trear asteroides que puedan signi-ficar una amenaza a la Tierra.

° En 2003, la luna de un asteroide reci-bió el nombre de “Petit-Prince”, en honor al libro.

Tras escribir “El Principito”, Saint-Exu-péry volvió a la Fuerza Aérea de Francia para volar con los aliados. En 1943 intentó reingresar a labores de combate, a pesar de que había pasado el límite de edad por ocho años. Dwight Eisenhower le concedió un permiso especial; sin embargo, las lesiones ocasionadas por sus choques anteriores evi-taron que pudiera desempeñar esas tareas, al grado de no poderse poner por sí mismo

su traje de vuelo.Saint-Exupéry desa-

pareció el 31 de julio de 1944 durante una misión de reconocimiento. Nun-

ca se supo el paradero del piloto. Varios días des-pués, un cuerpo con un traje de la Fuerza Aérea de Francia fue hallado al sur de Marsella. Se presu-mió que era del escritor y se enterró en septiem-bre. Durante más de 50 años, la muerte de Saint-Exupéry fue uno de los grandes misterios del mundo literario.

Por Edición Comunicante

La rosa, Consuelo, la esposa de Antoine de

Saint-Exupéry

El mejor libro francés del

siglo XX

“No era más que un zorro semejante a cien mil

otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único

en el mundo”

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No todo lo que brilla es oroPor Juan L. Simental

“Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores”… ¿Borges?

En las redes sociales abundan los motivos para el bochorno

Idiota: “que padece idiocia”; idiocia: “trastorno mental caracterizado por una deficiencia muy profunda de las facultades mentales, y en el cual la persona tiene

un desarrollo físico normal y una edad mental que no sobrepasa los tres años”.

Dijo Umberto Eco en alguna ocasión acerca de ellos, que proliferan en las redes sociales: “primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles. Las re-des sociales les dan el derecho de hablar a legiones de idiotas”.

Ya se sabe, hay personas de gran conocimiento y sa-ber que –es verdad- olvidan que en esta variedad que la vida es no todos piensan, dicen ni saben igual. Sin em-bargo, tal vez no les falta algo de razón.

Hoy todavía existen aquellos que juran que en la otra orilla del arcoíris hay un gran cazo que contiene un tesoro formidable o que alguna vez los atlantes poblaron una por-ción de la faz de la tierra o que viriles héroes medievales, espada en mano, rescataron a princesas de las fauces de voraces dragones o que hubo magos prodigio-sos que dieron con la Piedra Filosofal o con la fuente de la eterna juventud o que… Sarama-go creía en Dios y le bendecía, al igual que Einstein trocó su vocación científica por la del filósofo y predicador, estilo Paulo Coelho. ¡Y hasta el Papa! Que dicen que dijo que no hace falta creer en Dios…

Pero no todo es verdad. Ese es, justamente, el pro-blema de las redes sociales al que Eco se refería: pulula un formidable sinfín de dichos, sentencias, citas y expresiones que se atribuyen –de manera tierna y bienintencionada- a quienes ni siquiera imaginaron decirlos. Si en el caso de los periodistas no todo lo que dicen es verdad (estoy totalmente de acuerdo con esto), en el tema de las redes es un riesgo aún más extremo creer a ciegas todo lo que en ellas se publica.

Sucede, sin embargo, que basta una primera vez para que haya una segunda, una tercera, una cuarta, una… y así hasta el infinito que es la posibilidad de miles de millones de conexiones cibernéticas en un instante. A veces, tal vez, manda la buena intención, el deseo de que alguien tan no-table como el susodicho al que se atribuyen palabras que

no son suyas así las hubiera dicho.Los ejemplos están a la vista…

EL POEMA QUE BORGES NUNCA ESCRIBIÓEl gran Borges escribió todo, prácticamente todo… bueno, lo único que no escribió fue este poema que se ha reproducido miles de veces en las redes, y que dice así: “Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más

tonto de lo que he sido; de hecho to-maría muy pocas cosas con seriedad. Correría más riesgos,

haría más viajes, contemplaría más atardece-res, subiría más montañas, nadaría más ríos. Iría a más lugares a donde nunca he ido, comería más helados y más habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios…”. ¡Oh desilusión! No fue aquel al que Vicente Fox llamó “José Luis Borgues” el que lo es-cribió.

Su autora, la verdadera, fue una poetisa llamada Nadine Stair “que lo publicó en 1978, ocho años antes de que

Borges muriera” (“El poema que Borges nunca escribió”, El País; 9 de mayo de 1999). Incluso María Kodama, la viuda del que nunca tuvo el Nobel, lo desmintió.

“Y POR MÍ VINIERON”Bertolt Brecht, el “dramaturgo y poeta alemán,

uno de los más influyentes del siglo XX, creador del teatro épico, también llamado teatro dialéctico”,

debió cargar sobre sus espaldas méritos no granjeados por su propia mano. Tal es el caso del poema:

“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comu-nistas, guardé silencio, / porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, / guardé silencio, / porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, / no protesté, / porque yo no era sindicalista. / Cuando vinieron a bus-car a los judíos, / no pronuncié palabra, / porque yo no era judío. / Cuando finalmente vinieron a buscarme a mí, / no había nadie más que pudiera protestar”.

Afirma Jesús Sordo Medina que el poema fue recitado “por primera vez en el sermón que el pastor protestante alemán Martin Niemöller pronunció en la Semana Santa de 1946 en la población de Kaiserlautern (Alemania) y que

se tituló ‘¿Qué hubiera dicho Jesucristo?’”. Él fue el autor: Martin Niemöller. (homohominisacrares.net; 17 de julio de 2012).

YO NO ESCRIBÍ “UNA COSA TAN CURSI”Gabriel García Márquez, el Nobel colombiano, se indignó cuando se enteró que por aquí y por allá circulaba un texto “de su autoría” y, al tiempo que aclaraba, decía en un tono que causó no pocos bochornos: “lo que me puede matar es que alguien crea que escribí una cosa tan cursi”. El texto en cuestión: “La marioneta”…

“Si por un instante Dios se olvidara / de que soy una marioneta de trapo / y me regalara un trozo de vida, / posiblemente no diría todo lo que pienso, / pero en definitiva pensaría todo lo que digo. / Daría valor a las cosas, no por lo que valen, / sino por lo que significan. / Dormiría poco, soñaría más, / en-tiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, / perdemos sesenta segundos de luz. / Andaría cuando

“Las redes sociales les dan el derecho de hablar a

legiones de idiotas”

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No todo lo que brilla es oroPor Juan L. Simental

“Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores”… ¿Borges?

En las redes sociales abundan los motivos para el bochorno

se tituló ‘¿Qué hubiera dicho Jesucristo?’”. Él fue el autor: Martin Niemöller. (homohominisacrares.net; 17 de julio de 2012).

YO NO ESCRIBÍ “UNA COSA TAN CURSI”Gabriel García Márquez, el Nobel colombiano, se indignó cuando se enteró que por aquí y por allá circulaba un texto “de su autoría” y, al tiempo que aclaraba, decía en un tono que causó no pocos bochornos: “lo que me puede matar es que alguien crea que escribí una cosa tan cursi”. El texto en cuestión: “La marioneta”…

“Si por un instante Dios se olvidara / de que soy una marioneta de trapo / y me regalara un trozo de vida, / posiblemente no diría todo lo que pienso, / pero en definitiva pensaría todo lo que digo. / Daría valor a las cosas, no por lo que valen, / sino por lo que significan. / Dormiría poco, soñaría más, / en-tiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, / perdemos sesenta segundos de luz. / Andaría cuando

los demás se detienen, / Despertaría cuando los demás duermen. / Escucharía cuando los demás hablan, / y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate…”.

El autor es –en este caso adecuadamen-te- un ventrílocuo llamado Johnny Welch, “creador del personaje ‘El Mofles’”. (“El falso poema de Gabriel García Márquez”, unionguanajuato.mx; 17 de abril de 2014). Por cierto, el que luego moría de pena era el propio Welch al enterarse de la vergüenza

de Gabo.

“ESO DE DIOS DA QUE PENSAR”

Entre las palabras de asidua re-producción virtual, hay unas que

se atribuyen a Saramago y aunque no hay un desmentido, basta el uso de la ló-

gica para dilucidar la verdad…“Definición de hijo. Hijo es un

ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender a tener coraje.

“Sí. ¡Eso es! Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incerti-

dumbre de estar actuando co-rrectamente y del miedo a perder

algo tan amado. ¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro? Fue apenas un prés-tamo… el más preciado y maravilloso préstamo, ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por sí mismos, luego le pertenecen a la vida, al des-tino y a sus propias familias.

Dios bendiga siempre a nuestros hijos, pues a nosotros ya nos bendijo con ellos”.

El problema es: Saramago no creía en Dios. En sus propias palabras: “no creo en Dios, no lo necesito y además soy buena persona”; “sinceramente,

creo que la muerte es la inventora de Dios. Si fuéramos inmortales no tendríamos ningún motivo para inventar un Dios. Para qué. Nunca lo conoceríamos”. El portu-gués, entonces, no pudo haber dicho: “Hijo es un ser que Dios nos prestó…”.

LA PARÁFRASIS DE SABINESFinalmente, en fechas recientes, un Nobel más, ahora Hemingway, fue convertido en gurú del naturalismo que enseña el arte de la respiración: “Intenta aprender a respirar profundo, a saborear realmente la comida

cuando comas y a dormir realmente cuando duermas. Trata de estar completamente

vivo, con todas tus fuerzas y cuando rías, ríe como un demonio y cuando te en-furezcas, enfurécete como nunca antes. Trata de estar vivo. Estarás muerto en muy poco tiempo”. A Hemingway solo

habría faltado parafrasear a Sabines, el poeta, y afirmar: y “cuando tengas ganas

de morirte no alborotes tanto: muérete y ya”.

El texto, en realidad, es del ganador del “Premio Pulitzer, un Oscar y el premio del Círculo de Críticos de Teatro de Nueva York”:

el subvalorado William Saroyan, tanto que sus letras se las regalan a Hemingway. (“William Saroyan, escritor”; auroraprize.com).

Casos como estos abundan.

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No todo lo que brilla es oro, no al menos en las redes sociales. Sin

embargo, que no haya bochorno y, si lo hay, que no sea para siempre, ya lo dijo Saulo, el de Tarso: incluso Jesús, con lágrimas y sudores, aprendió a

ser hombre.Y lo dice también el dicho: la-

drón que roba a ladrón tiene cien años de perdón… y más aún cuan-do lo hace en razón del amor por

la persona admirada. Hay amores que, tal vez, bien valen una falsa atribución.

“No creo en Dios, no lo necesito y además soy

buena persona”

Hay amores que, tal vez, bien valen una falsa

atribución

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“El amor es como un grifo, se apaga y se enciende”

“Todo lo que la droga puede hacer por ti que es matarte... el camino es largo y duro. Y puede matar también a las personas que amas”

Por Diego A. Manrique

Mito y realidad de una dama del jazz

Cuenta John Hammond, su descubridor, que la joven Billie Holiday era una muje-rona: en 1933 “pesaba casi cien kilos y era

increíblemente hermosa”. En 1959, cuando falle-ció, con 44 años, había quedado reducida a una ruina, “una pequeña y grotesca caricatura de sí misma”, según un periodista del New York Times.

En esos 25 años, Billie patinó y fue atro-pellada por la vida. Lo contó en su auto-biografía, “Lady sings the blues”, a la que la editorial Tusquets añadió una apostilla prudente: Fábula.

Efectivamente, Billie era una gran fabulista y sabía que necesitaba dar pena, a fin de recuperar la ansiada tarjeta para actuar en los clubes neo-yorquinos (su retirada era el castigo más dolo-roso para los jazzmen atrapados con drogas). Su amanuense, William Dufty, tenía claro su objeti-vo: un libro explosivo. Y lo logró, aunque la editorial metió tijera, por miedo a las demandas de personajes como Orson Welles o Tallulah Bankhead.

Esa Billie trágica de “Lady sings the blues”, edulcorada por Hollywood en la película homónima, es la que ha perma-necido. Insatisfecha con ese retrato, una fan lla-mada Linda Kuehl inició en los sesenta el trabajo de base para una biografía rigurosa. Realizó unas 150 entrevistas a quienes convivieron con ella: músicos, amantes, novios, agentes de narcóticos, aficionados. El resultado era menos romántico que el libro de Dufty: educada en las leyes de la prostitución, Billie asumía que debía pagar por amor al chulo de turno. Era una yonqui atípica: después de grandes festines, aguantaba largas temporadas de abstención.

Por la crudeza de la narración o por la carencia de experiencia profesional de Linda Kuehl, su proyecto de libro fue rechazado; al poco, se sui-cidó. Años después, la escrito-ra Julia Blackburn descubrió su archivo y comprobó que aquello era oro puro: entrevis-tadora persistente, Kuehl con-siguió que se sincerasen hasta los tipos que desempeñaron papeles más mi-serables en el hundimiento de Holiday. Blac-kburn recuperó el material para un libro coral,

aquí traducido como “Con Billie” (Global Rhythm, 2006).

Con todo, la verdad está en los dis-cos. Nacida el 7 de abril de 1915, en

Filadelfia (Pennsylvania), Eleanora Fagan era una criatura de ciudad. Se educó musicalmente escuchando a Louis Armstrong, Bessie Smith o Ethel Waters, artistas que —curioso— también sufrieron infancias miserables.

Quizás la principal señal distintiva resida en que Elenora estuvo internada en institucio-nes católicas. Lejos de los éxta-sis emocionales de las iglesias baptistas, interiorizó la mode-ración expresiva y la dicción nítida. Por lo menos, frente al

micrófono.Era menor

cuando se re-bautizó: el nom-bre venía de una actriz, Billie Dove; el apellido, de su su-puesto padre, el guitarrista

Clarence Holiday. Fue afortunada: pilló el final del llamado renacimiento de Harlem, sembrado de locales donde los músicos im-provisaban y acogían a novatos. Su estilo ya estaba formado cuando

coincidió con John Hammond.En una época donde las vocalistas eran

conocidas como “canarios” y estaban su-bordinadas al lucimiento colectivo de las orquestas, Billie funcionaba como una ins-trumentista: era una jazzwoman. Su sonido, insistía, se parecía al de la trompeta de Arm-strong o el saxo de Lester Young. Fraseaba como ellos y se permitía iguales libertades con la melodía y el ritmo.

En los años cuarenta, Billie entró en un bucle: su imagen de Mujer Atormentada dictaba el tono de sus grabaciones, que re-forzaban el estereotipo de la solitaria, la in-comprendida, la maltratada. Eso se tradujo en interpretaciones ralentizadas, donde ex-primía el contenido emocional de las letras.

Parecía vulnerable, el poeta Philip Lar-kin, tradicionalista en cuestiones de jazz, describió sus discos como “cal-cinados y abrasadores”.

Podía haber seguido repitiendo la fórmula y nadie rechistaría. Sin embargo, en la neblina de su caos, intuía que su creatividad todavía no

se había agotado. Fichó con el promotor Nor-man Granz, que supo sacarla de su letargo, enfrentándola con material fresco y juntán-dola con solistas de primera. En el estudio, podía entrar tarde, con una afinación insegu-

ra, consciente de sus recursos deteriorados. Pero en segundos se recuperaba y volvía a surgir la magia, ese metal doliente que aho-ra imitan cantantes de mucha técnica y, ay,

pocas vivencias. (“Billie Holiday: mito y realidad de una dama del jazz”, El País; 7 de abril de 2015).

A pesar de ser una de las cantantes más famosas de su género, tenía prohibido

entrar por la puerta principal a los sitios en que iba a cantar debido a su color de piel

Fue la inspiración de muchas otras grandes artistas, entre ellas Nina

Simone

Nació el 7 de abril de 1915, con el nombre de

Eleanora Fagan

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La Diva que nunca cedió a la tentación de Hollywood

“Nació dos veces: sus padres la engendraron y ella, después, se inventó a sí misma”,

Octavio Paz

Por Víctor Núñez Jaime

María Félix, la leyenda

María Félix —María Bonita, La Doña— estaba en España para asistir al ho-menaje que le brindarían en el Pri-

mer Festival de Cine de Madrid. Eran las ocho de la mañana cuando sonó el teléfono de la suite del hotel Ritz: “¡Me pedían que pagara el desayuno! Tengo dinero para pagar, pero… ¡¿qué desorganización es esta?!”, soltó con su voz grave y honda ante un centenar de perio-distas, dejando claro su temperamento duran-te la rueda de prensa que ofreció la tarde del 7 de abril de 1997.

Había pasado medio siglo desde que la gran diva del cine mexicano visitó por primera vez España.

En el verano de 1947 vio en primera fila de la plaza de toros de Linares cómo un toro de casi media tonelada acabó con la vida de su amigo Manolete. Luego, bajo la dirección de Rafael Gil, protagonizó “Mare Nostrum”, la primera de las seis películas que realizó en España. Para en-

tonces, buena parte del público hispano ya se había rendido ante la imponente belleza de “la mexicana”.

María era una veinteañera, recién lle-gada a la ciudad de México, cuando se topó en la calle con el director de cine Fer-nando Palacios. “¿Le gustaría hacer cine, señorita?”, le preguntó. “Si me da la gana, lo haré. Pero cuando yo quiera. Y será por la puerta grande”, contestó ella. La puer-

ta grande no tardó en abrirse, y en 1942 es-telarizó “El peñón de las ánimas” al lado de Jorge Negrete. Pero el éxito le llegaría con “Doña Bárbara”, ba-

sada en la novela del venezolano Rómu-lo Gallegos, un personaje que, a partir de entonces, interpretaría delante y fuera de las cámaras. Dura, altanera, dominante, hembra-macha, “María Félix nació dos veces: sus padres la engendra-ron y ella, después, se inventó a sí misma”, dijo un día Octavio Paz.

Con la fama empezó la sucesión de hombres en su vida. “Yo los es-cogí a todos. Por eso los podía dejar cuando quería. ¿Luchar por un hombre? ¡Hay tantos!”, se ufanaba. Se casó cuatro veces, pero sus amores más sonados fueron los que mantuvo con “el charro cantor”, Jorge Negrete, y con el compo-sitor Agustín Lara, quien le hizo “un himno”.

Cuentan que, una madruga-

Nació y murió el mismo día (8 de abril de 1914-8 de

abril de 2002) como si lo hubiese planeado

Acerca de los hombres: “yo los

escogí a todos. Por eso los podía dejar cuando

quería”

“¡Y yo no nací para llevar canastas!”

da, Lara llamó al cantante Pedro Vargas y al violinista Eulalio Uranga para que le ayuda-ran a interpretar “una canción divinamente cursi” que le acaba de escribir a su mujer. Mandó pedir también un piano blanco, y en el jardín de la mansión de la diva, los tres co-menzaron la serenata: “Acuérdate de Acapul-co / de aquellas noches / María bonita, María del alma…”.

El romanticismo de Agustín Lara, sin em-bargo, era eclipsado por los celos. “¿Cómo no tenerlos —decía— si es mía, pero todo el mundo se fija en ella? ¿Cómo no tenerlos —agregaba lleno de inseguridad— si yo soy más feo que muchos de sus pretendientes?”. Una noche, iracundo, cogió una pistola, en-tró en la habitación conyugal, donde María se estaba maquillando, y le disparó.

Falló y, por un instante, la actriz se aterró. “¡Flaco cabrón!” le gritó, y le echó de casa.

Hizo 47 películas entre México, España, Italia y Francia, pero nunca cedió a la tentación de Hollywood. “Solo me ofrecían pa-peles de india. ¡Y yo no nací para llevar canastas!”,

sostenía. Dejó los platós cinematográficos en 1970 y se dedicó a vivir de su leyenda. La ma-ñana del 8 de abril de 2002, el cantante Juan Gabriel la llamó por teléfono para felicitarla por su cumpleaños 88. “La Doña todavía no se ha despertado”, le dijo el mayordomo. La Doña ya estaba muerta.

Nació y murió el mismo día, como si lo hubiese planeado. (El País; 4 de abril de 2014).

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VIERNES 08 DE ABRIL DE 2016

“La noche de la usina”, novela ganadora del Alfaguara 2016

“Cuando escribo cuento historias que ocurren a la vuelta de la esquina

de mi casa”, Eduardo Sacheri

Por Winston Manrique Sabogal

“A los países los salvan las personas de a pie,

no los Gobiernos”

En una tarde del verano de-cembrino de 2001, cuando los argentinos fueron empujados

al túnel de la crisis económica y fi-nanciera, Eduardo Sacheri estaba en el patio de su casa jugando con su niña de un año y se le precipitó un pensamiento: “¿Y, ahora, qué hago yo; cómo salgo de esto?”. Era un inte-rrogante en espiral en los albores del llamado Corra-lito. Sacheri y el país salieron del túnel.

Pero aquella pregunta aleteó como una sombra en su cabeza, hasta que 15 años después se ha convertido en “La noche de la usina”. Es el germen del libro con el que ha obteni-do el XIX Premio Alfaguara de Novela.

Toda aquella angustia, aquella in-certidumbre, aquella rabia, aquella de-cepción, aquella indignación, pero, en especial, toda aquella necesidad de no dejarse hundir ni permitir que otros tomaran las riendas de su destino, co-bró sentido novelístico hace tres años. La narración, con aliento de thriller y western, transcurre en O’Connor, pe-queño pueblo ficticio de la provincia de Buenos Aires, “habitado por gente corriente, por perdedores heroicos. A los países los salvan las personas de a pie, no los Gobiernos”, dice a través

del móvil Sacheri (1967).

“La noche de la usina” narra la vida de unas personas que en mitad del Corralito buscan dinero para adquirir unos silos abandonados en un predio agroindustrial. Pero son estafados. Ahí empieza la búsqueda del ladrón, que deriva en una venganza que desemboca en una noche imborrable en una usina, una zona industrial. Sucede entre aquel verano fatídico de 2001 y 2004. “Un tiempo de desesperada búsqueda de alientos entre la gente para sobrevivir. Gente que quiere responder con dignidad al desastre”, cuenta.

Quince años después del ingreso en aquel túnel real, “La noche de la usina” se publica cuando, para muchos, Ar-gentina parece salir del mismo. “No he pensado en lecturas

políticas”, aclara el escritor de “El se-creto de sus ojos”, llevada al cine por Juan José Campanella, con guion de Sacheri, y, a la sazón, convertida en una de las películas más exitosas de

su país y con el Oscar a Película Extranjera. “La idea de sali-da del túnel es para los que no somos kirchneristas, pero las opiniones están divididas. Un kirchnerista diría lo contrario: que hoy con Mauricio Macri entramos en el túnel”, explica Sacheri. Se apresura a decir que no le gustan los abandera-mientos políticos: “El kirchnerismo se presentó como el salvador de la crisis y sus críticos lo se-ñalaban de lo contrario. A los países lo salvan las personas”, insiste.

Y son esas personas corrientes, anodinas o vulgares sobre las que Sacheri ha construido su universo literario. Recuerda que solo basta una mirada fu-gaz en ellas para asombrarse por sus vidas. “En mis libros”, asegura, “busco alumbrar ese asombro extraordinario por lo hermoso, terrible o valiente. Lo que nos asombra es el misterio del alma humana. Todo eso lo busco en lo peque-ño; en lo aparentemente banal. En realidad, es el único sitio por el que sé ir, no conozco otro camino.

“Puedo tener el tema y el argumento, pero soy de dar vueltas antes de empezar a escribir. Hasta no tener todo

atado no em-piezo. Me ocu-rrió con esta: la idea la tuve

hace tres años y empecé a escribir el año pasado. Así transmití mi me-moria emocional a mis personajes”, desvela el autor.

En aquel verano de 2001, Sacheri empezaba a publicar libros de cuentos, vendía poco y trabajaba como profe-sor de Historia contemporánea en se-cundaria con muchachos antes de en-trar en la universidad. Y ahí sigue. Eso le permite conocer a los futuros lecto-res: “Yo noto el problema de la lectura. No solo los adolescentes leen poco, sino que leen mal”; luego asegura: “la lectura es un amor que se contagia”.

Sacheri se contagió de niño. En es-tos días una de sus relecturas ha sido la novela “Delirio”, con la que Laura Res-trepo obtuvo en 2004 el premio que él acaba de ganar. La leía para su espacio

en un programa de radio, y pensaba: “Si el listón está a esa altura no tengo opción”.

Su mujer no sabía que había enviado una novela al Alfaguara. El lunes tuvo

mala noche. Sabía que el anuncio se haría este martes. Cuando a las 6:30 el teléfono los despertó, el corazón le dio un vuelco. Su mujer contestó. Al ver la cara que ponía ella, el corazón le dio otro vuelco. Cogió el teléfono, le dieron la noticia… pidió que lo llama-ran cinco minutos más tarde, mientras explicaba a su mujer de qué se trataba.

“Somos débiles y tenemos que lidiar con un mundo que

muchas veces no entendemos”

“Soy cobarde porque soy más hombre que escritor”

“La lectura es un amor que se

contagia”


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