doce poemas para la luna bella
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Luna de chocolate y canela
Camina la noche callada y sin brillo.
Caminan los niños, mujeres y hombres
con poca luz desde lo alto.
Luce dulce, bella como ninguna
la cara nueva de la luna.
De chispitas de chocolate
le han bañado las estrellas.
Y abundante polvo de canela
le ha rociado la lluvia.
Y aunque ahora el cielo embellece,
en una caja de nubes meterla quisiera
y con un lazo de sol adornarla,
para luego a mamá regalársela.
Roxana Hoces Montes
La luna tiene miedo
¡Han atacado la luna!
Unos monstros de lata.
La han sacado en bata
para llevarla lejos, lejos
muy lejos de la tierra. Son miles de gigantes
la tienen encadenada.
Sus ojos le lagrimean,
en tanta humareda
no logra ver nada.
Y poco a poco sus poderes
le han ido arrebatando.
¡Oh ¡ de un brinco ha despertado,
solo fue un sueño alocado.
Miro abajo, arriba y a su costado
¡Todo está girando a la perfección!,
el miedo la había paralizado.
Y luego, se quedó dormida
abrazada a su amado.
Roxana Hoces Montes
Luna lunaza
Cuando salgo a caminar
no me deja de mirar
y si quiero yo parar
seguro que me va imitar.
Me persigue y nunca me alcanza,
la que me sonríe, me hace un guiño
aunque solo sea un niño.
Luna lunaza
La que extrañarla a mi me hace
y cuando en el cielo no aparece…,
solo me queda añorar su brillante compañía.
Luna lunaza
Roxana Hoces Montes
El escondite de la luna
No se halla en el cielo, ni en el mar ,
mucho menos en la tierra.
El escondite de la luna
es difícil de encontrar.
Ya conté hasta mil
y no la puedo capturar.
Pero si logro ampayarla
ella tendrá que pagar.
El escondite de la luna
Canto un pajarito:
Es muy pequeño y abrigado
y con su presencia ha quedado iluminado.
El escondite de la luna
Roxana Hoces Montes
El escondite de la luna
esta palpitando más a prisa
obligándola a salir.
Y ahora ¿tienes alguna corazonada?
sobre el escondite de la luna.
Roxana Hoces Montes
Las lágrimas de la luna
Hoy la luna no quiere jugar
ni su traje de luz quiere usar
y no hace más que ponerse a llorar.
Sus lágrimas a la mar están cayendo
y de esa tristeza los peces están bebiendo.
Hoy la luna no quiere hablar
ni por sus amigas estrellas se deja consolar,
de tanto y tanto llorar
ha ido a parar al fondo del mar…,
seguramente para sus penas ahí dejar.
Le ha susurrado un secreto a la luna la mar,
pues ahora ha podido comprender
que no se puede dejar de servir
y mucho menos a otros seres acongojar.
Roxana Hoces Montes
La luna de la dulce mirada
Apenas se asoma la luna de la dulce mirada
hoyuelos de niña, nariz respingada
y en ambos ojos una morisqueta dibujada.
Es el rostro de una señorita creciente y encantada.
Si te sientes apenado y no quieres decir nada.
Solo mírala y ya estarás transformado,
pues, con su sonrisa de amor te habrá hechizado.
Aunque luzca poco iluminada, paciente y calmada.
Ella te invita a estar animado
Ya que, cuando su velo se halle levantado,
todo cuanto hallas sembrado,
se habrá multiplicado.
Roxana Hoces Montes
Con su traje negro noche
y el rostro enmascarado
sale como una bala
en su escoba plateada
una bella generala.
Profundamente respira
y a la primera bocanada
ya se siente relajada.
Mientras que abajo a gran escala
otros ya marcaron la retirada.
Y hasta la mar se halla mareada
los hombres, animales y plantas
también se han malhumorado
ante los aullidos de la noche acobardada.
Roxana Hoces Montes
Luna mala
Le llaman “luna mala” los de mente un poco rala y los que no saben nada
de la labor encomendada, pues ella solo anhela un universo de gala.
Y los que ya la han aceptado esperan con una bengala.
Pues, pronto ese vestido habrá dejado y seguro que…¡ Un cielo iluminado nos regala!
Roxana Hoces Montes
En el huerto de la luna
cuando el viento toca el clarín,
ella baila con un calabacín.
Y si la lluvia hace sonar el violín
los insectos mareados
se van caminando.
Mientras que las hortalizas
y legumbres sanas y salvas
siguen jugando.
En el huerto de la luna
para descansar un limonero
y para hermosearse hojas de romero,
además de orégano, perejil y culantro
a las que cuida con esmero.
También hay un manzano dorado
en el que conversa con su amado.
En el huerto de la luna
Roxana Hoces Montes
En el huerto de la luna
se abona con polvos mágicos.
Tomates y pimientos con carmín.
Zapallo, piña y papaya
con rayos de sol desmenuzados.
Asimismo espinaca, brócoli
y otras verduras
con trocitos de nubes verdes
y estrellas coloradas.
En el huerto de la luna
hay una compostera,
pues es la única manera
de regresar a la tierra
el fruto que un día a ella
y a su familia le sirviera.
Roxana Hoces Montes
La luna y el tigre
Cansada de mirar desde arriba
y sin importarle lo que perdería
decidió un día tener una aventurilla
acompañada tan solo de su valentía.
Lentamente del cielo se iba escabullendo
mientras que en el suelo comenzaba el estruendo.
Sin embargo, fue sorprendida por alguien
que la había estado observando
y se la tragó como jugando.
Desde que se zampó aquel bocado
lo llaman “Tigre alunado”,
pues corre de aquí para allá
y destroza lo que a su paso haya.
Roxana Hoces Montes
Sus amigos y vecinos una fogata
con palo santo le han preparado
y a golpe de varias palmadas
en su barriga abultada,
harán que la traviesa salga disparada
y regrese a iluminar su morada.
Roxana Hoces Montes
Con pijama y babuchas,
graciosa y redondita,
entra muy despacio, despacito
luna lunita.
Ha venido a cantar nanas, nanitas
a los niños y niñas que no pueden cerrar
aun los ojos, ojitos.
También a padres y abuelitos
con suaves masajes
a quitarles las preocupaciones
dejándolos muy relajaditos.
Finalmente, luna lunita se va por donde vino
con un soplido de don vientito
y con un costal repleto de penas, penitas.
Luna lunita
Roxana Hoces Montes
Mamá luna anda atareada
Mamá luna anda atareada,
no le alcanza el tiempo para nada,
luce cansada y angustiada.
Hay zapatos que remendar,
mochilas que arreglar
y uniformes que comprar.
Por eso, ha determinado
por las estrellas dejarse ayudar
y a papá sol algunas labores encargar.
Y es que, el lunes hay que madrugar,
las clases han de comenzar.
Los hijos e hijas de mamá luna y papá sol
no hacen más que los días contar,
para a la escuela regresar.
Pues, hay mucho que charlar,
a los maestros y amigos abrazar,
y sobre todo en el recreo alborotar.
Roxana Hoces Montes
La luna cuentacuentos
La luna cuentacuentos,
ha bajado en una bañera
a la plaza sin tranquera.
Ha traído una alforja repleta
de historias encantadoras.
Sin mucha preocupación
y para evitar la indigestión,
dos historias va presentar
pero, solo una hay que seleccionar.
Apenas se oye el “había una vez”,
grandes y chicos con mucha avidez
se acomodan de una buena vez.
Pues, es la luna cuentacuentos,
que con su melodiosa voz
tiene a todos cautivados
desde el principio hasta el final.
Roxana Hoces Montes