cac sebastian bertucelli
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CENTROS DE ACCION COMUNITARIA
UNA NUEVA Y ANTIGUA ESTRATEGIA INSTITUCIONAL PARA
GENERAR POLITICAS SOCIALES
Sebastian O. Bertucelli*, Cristina Beatriz Mercado**, Mara Cristina Lerda***
El modo de hacer es ser Lao Tse
RESUMEN
Ante la brecha que existe y que tiende a ensancharse: entre
la gente y las instituciones designadas para ejecutar las Polticas
Sociales, lo que se enuncia desde las macropolticas y lo que
efectivamente se opera sobre las poblaciones
indolatinoamericanas; se torna imprescindible para las Ciencias
Sociales de estas latitudes, la tarea de crear y recrear estrategias
institucionales que constituyan mediaciones eficaces entre los
Movimientos Sociales Alternos y las Sociedades
Institucionalizadas.
* Lic. en Psicologa
** Lic. en Trabajo Social
*** Lic. en Trabajo Social
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Inferencias de nuestro ir, estar y volver de visita a poblaciones designadas
como de riesgo ecolgico-social de la ciudad de Crdoba.
1. La visita annima institucional:
Cmo hacer para incluir al poblador latinoamericano en los programas y proyectos
generados desde las Polticas Sociales?.
"El Ser hace al Obrar"
Palabras Clave: Desconcentracin - Diagnostico institucional - Descordinacin
Institucional Sistemtica - Participacin de la comunidad - Instituciones y Liderazgos
Desarraigados - Entrevista - Grupo - Prevencin - Enfoque Selectivo.
1.1. La decisin poltica de ir a la casa de los otros
A partir de una lectura diagnstica que se realizara desde nivel central, se determin
que la Zona de la ciudad de Crdoba: Barrios Comercial, Villa El Libertador, Alejandro
Carbo, Santa Rosa, Mirizzi y sector de Cortaderos de Ladrillos, mereca atencin especial
para la prevencin de los problemas de minoridad y desintegracin familiar. Con este fin el
Gobierno Provincial cre el Programa de los Centros de Accin Comunitaria, estrategia para
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la desconcentracin de recursos humanos que deba dar respuesta sistematizada a las
necesidades y requerimientos sociales de estos grupos poblacionales postergados.
1.2. Hacer una casa en la casa de los otros y all tratar de ensearle a la gente del lugar a
vivir de nuevo.
Como es tradicional, los operadores profesionales no nos involucramos en la primera
etapa sealada, pero si observamos la coherencia con que nos articulamos a esta secuencia nos
damos cuenta que, sin acepcin de personas o de supuestas diferencias tericas, participamos
de un acuerdo ideolgico fundamental a la hora de operar: una vez en la zona, continuamos
recreando un antiguo ritual de visita institucional sobre las poblaciones indolatinoamericanas.
En un primer momento, nuestras actividades como equipo profesional sin arraigo en el
lugar, consistieron en pretender llevar a la prctica programas de promocin social
planificados y reglamentados desde el nivel central y ver como podamos integrar en ellos a la
gente del lugar. As intentbamos responder a las necesidades sentidas de la poblacin segn
nos llegaban a travs de la versin de los lderes que se nos fueron aproximando en esa etapa
de nuestra insercin.
Este modo de aproximacin coherente con la estrategia de la institucin central era
justificado adems con un diagnstico social cientficamente fundamentado. Dicha visin
diagnstica, expresada generalmente en trminos esttico-cuantitativos, reduca a la poblacin
a su dimensin enferma, carente, ignorante y sustentaba, a la vez, un acuerdo bsico
civilizatorio con lderes institucionalizados acerca del modo en que debamos operar sobre la
gente. Al momento de intervenir, todas las instituciones del lugar coincidamos en la misma
preocupacin: Como dar bien sin crear dependencia?..." A la gente no hay que darle el
pescado, sino ensearle a pescar"..., "A esta gente hay que educarla, capacitarla,
promocionarla humanamente".
Lo curioso para nosotros, luego de tantos aos de trabajo, es que con este tipo de
diagnstico coincidan corrientes ideolgicas que se nos presentaban como opuestas; desde
los que denunciaban la pobreza y sus derivados para agudizar las contradicciones del sistema
hasta los que estaban interesados en mostrar todo lo que la gente no puede para justificar el
control social. Todos siguen acordando en la prctica con estos mapas, que generan la
conciencia de que Amrica Latina (particularmente sus poblaciones indgenas y criollas) no
es mas que una interesante o indignante acumulacin de problemas sociales.
De esta manera logramos crear un espacio de habitualidad, de seguridad, un domicilio
cultural para nosotros y as paliar la incomodidad que se nos generaba cuando nos
preguntbamos: Quien nos llamo?...Que hemos venido a hacer aqu?. Estas preguntas se
nos hacan evidentes cuando, por circunstancias fortuitas, nos observbamos caminando en
silencio por el vecindario sin que nadie nos espere. Aqu s, bamos sintiendo la sensacin
de que todo se mova por su cuenta, fuera de nuestra accin institucional.
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Creado este espacio que deba ser fundacional y con el objetivo de desarrollar
proyectos comunitarios -en esa poca ligbamos lo comunitario a lo preventivo-1, la operacin
fundamental fue convocar a los vecinos a nuestra casa para que participaran activamente en la
solucin de sus problemas. Convocar, en la prctica, implica -de acuerdo al viejo ritual de la
conquista- desarraigar, extraer, separar, aislar, a los pobladores de sus sistemas cotidianos y
traerlos hacia la institucin. Las graves consecuencias que esta operacin tuvo para nuestro
servicio se ilustran por medio del Mito de Anteo, que muestra que alguien es vulnerable,
sometible, nicamente cuando se lo desarraiga, cayendo as en la paradoja que para fortalecer
al otro en su capacidad de autogestin hay que debilitarlo primero. Los que vienen de afuera y
que tradicionalmente intentan hegemonizar la accin comunitaria para llevar una buena nueva
o sacar rditos acadmicos o polticos, tratan de cortar y empezar de nuevo, como si no
existieran microhistorias locales, como si no hubiera ensayos en curso. La gente del lugar nos
deca, "Djelos Dr., no pierda el tiempo con ellos, cuando consigan lo que buscan se van a
ir...". Las reglas de juego, el modo de participar, lo aportaramos los profesionales en Ciencias
Sociales, la gente aportara su disposicin a ser organizados por nosotros. Adems, era lgico
para la gente del lugar que al ser nosotros quienes convocbamos tambin furamos quienes
pusiramos las reglas.
Para llevar a cabo la finalidad expuesta, la entrevista y la tctica grupal eran
herramientas indiscutibles, sobreentendidas, casi naturales. Mediante la entrevista familiar en
domicilio, con encuadre fijado de antemano por los profesionales, conforme a los recursos
asistencialistas que llevbamos, intentbamos ser dueos de casa en la casa de los otros.
En el marco de proyectos con preocupaciones epidemiolgicas, pusimos a prueba
enfoques grupales. Desarrollbamos nuestras intervenciones con objetivos de prevencin
primaria, pretendiendo cambiar los hbitos y actitudes que creamos sostenan o podan
conducir a determinadas problemticas por otros, que suponamos universales y que en
realidad, en la mayora de los casos, constituan traslaciones indebidas de pautas
pertenecientes a contextos socio-culturales ajenos e indiferentes a la gente del lugar. Esta
operacin estuvo cientficamente fundamentada desde los enfoques grupales de la Psicologa
Social de la poca y socialmente legitimada por la participacin de los lideres seleccionados.
Los cambios que suponamos ocurriran en trminos de toma de conciencia en estos espacios
discursivos-deliberativos pretendamos se multiplicaran luego en la poblacin.
La organizacin comunitaria montada sobre lideres de algn grupo de la poblacin
(jvenes, ancianos, madres, etc.) seleccionados por los profesionales nos planteaba
obstculos insolubles para el desarrollo de programas sociales. En primer lugar no garantizaba
la necesaria continuidad en el tiempo, requisito fundamental para abordar problemas de
magnitud; en segundo lugar, impeda el aprovechamiento de todos los recursos comunitarios
intergeneracionales implicados en el problema y en tercer lugar, no nos abra a la posibilidad
de nuevos contactos hacia el interior de la poblacin, quedando encerrados en crculos de un
conjunto restringido de personas (el grupo o los grupos en que participbamos)
impidindonos la tendencia permanente a la cobertura total.
1 (Caplan,l980) cuya influencia en nosotros fue manifiesta nos deca:La Prevencin
Primaria es un concepto comunitario... En este artculo vamos a poder ver que la
nocin de prevencin, proveniente de la tradicin mdica que orient la Salud
Pblica del siglo, no es una nocin comunitaria sino que es una concepcin del
proceso salud-enfermedad a ser insertada en poblaciones objetivo.
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Este modelo, en la prctica, intenta multiplicar hacia adentro de la institucin
generando un tipo de red que slo pueden dibujar los profesionales.
En el marco preventivista se esperaba que las acciones comunitarias a llevar a cabo -
que en realidad eran grupales contenidas en Programas- evitaran la ocurrencia o reduzcan
la incidencia de un desorden psicosocial seleccionado en la poblacin-blanco(Caplan,2000).
La evaluacin del impacto de estas acciones nos permiti comprobar su ineficacia e
inefectividad preventiva, corriendo el riesgo de terminar nosotros previnindonos de quienes
padecan las problemticas. El Enfoque de Riesgo (OPS/OMS, 1986) que constituira mas
adelante para nosotros, desde el abordaje comunitario, una excelente herramienta para el
reintegro de determinados grupos vulnerables a su sociedad de referencia, se transforma desde
la concepcin preventivista en una operacin ms sofisticada que termina profundizando las
discriminaciones sociales ya existentes. Los resultados de las intervenciones sobre el Clera y
el Sida nos eximen de mayores precisiones.
Por otro lado, estas intervenciones preventivo primarias tienden -conforme a los
marcos de referencia institucionales de los agentes- a seleccionar problemticas de la
poblacin, recortndolas de su circuito social generativo. Segn esta concepcin, debamos
atender problemticas propias de los Programas de nuestro Ministerio, Subsecretaria,
Direccin, y que en consecuencia no tuvieran que ver con los de Salud, Educacin, Accin
Social y, menos aun con Economa. Al mismo tiempo, las instituciones del lugar operaban de
manera anloga, ejecutando entre todos una descoordinacin institucional sistemtica sobre la
poblacin. No reparbamos entonces que estas intervenciones fragmentan cotidianamente -sin
proponrselo- los intentos colaborativos que tmidamente se ensayan desde los vecinos y
desde agentes institucionales no institucionalizados.
1.3. Volver con el botn.
Generalmente esta vieja y repetida aproximacin ritual, esta visita a las poblaciones
nativas, culmina con el retorno del agente a su sociedad de origen, a su clase de referencia,
llevando en sus manos el fruto de la conquista.Estas aproximaciones institucionales tpicas,
que abarcan desde las prcticas universitarias hasta la de los profesionales con permanencia
desarraigada en el lugar, generan una gran variedad de beneficios, uno de ellos, el de la
obtencin de conocimientos para optar a publicaciones en el mbito de las Ciencias Sociales.
El "conocimiento" as obtenido debera dar cuenta de su legitimidad respondiendo a
interrogantes que frecuentemente nos hiciramos con la gente de aqu: Quien se benefici
con este conocimiento?...Para qu le sirvi al poblador participar en estos
proyectos?...Refleja este conocimiento un cambio real en las problemticas de la poblacin?
...
En sntesis, las estrategias institucionalizadas, que se justifican desde un diagnstico
esttico que muestra solo la dimensin enferma o carente de una poblacin, tienden a
construir una casa en la casa de los contribuyentes, supuestos beneficiarios del servicio, para
luego atraerlos a ella y tratar de imponer all sus reglas en una bsqueda de progresiva
sustitucin de la vida cotidiana.
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Es como si se dijera: all donde hay una funcin a cumplir por familias de poblaciones
de riesgo debe haber una institucin. Por ejemplo: Comedores infantiles y de ancianos,
Familias sustitutas, Pequeos hogares, Hogares de ancianos, Hogares escuela, Guarderas
madre, Jardines maternales, Casas del nio, Hogares de da, etc., etc., etc. Bajo este punto de
vista, toda funcin de estas familias debe ser sustituida por las instituciones ya sea en forma
permanente o mas all del tiempo necesario. El caso de las Ollas Populares y de los
Comedores Escolares es un ejemplo pattico. Pasado el tiempo que justifica la utilizacin de
esos recursos, que activan la dependencia ms primitiva que es la oral y que sustituyen la
mesa familiar, no se termina de saber, si es imprescindible para la gente que no puede
prescindir de ellos o para los agentes externos que los sostiene para hacer clientelismo poltico
y religioso.
Estas estrategias cada vez que se repiten tienden a ensanchar la brecha ya existente en
Amrica Latina entre las instituciones y la gente, dando muestras cada vez mas acabadas de
ineficacia, ineficiencia e inefectividad.
2. De la visita annima institucional a la visita en la cultura de la vida cotidiana de la
poblacin. Rituales de pasaje.
Palabras Clave: Visita domiciliaria - Enfoque poblacional - Crisis.
Hubo dos prcticas que nos fueron desagregando progresivamente del sistema anterior
y que fueron preparando el cambio en nuestro modo de relacionarnos con la poblacin del
rea de responsabilidad.
Una fue el Proyecto de Prevencin Primaria de Disfunciones Sexuales que llevamos a
cabo durante tres aos desde el enfoque de delegacin chileno (Marconi, 1970), el cual nos
proporcion la nocin de que hiciramos lo que hiciramos el impacto deba darse en
colaboracin con la gente del lugar y en la poblacin implicada en su conjunto.
La otra fue un Proyecto de Abordaje a Familias Problema del rea de responsabilidad
que realizamos a modo de trabajo exploratorio y que nos permiti durante 143 tratamientos
visitarlas en su domicilio, en su hbitat.
Los Psiquiatras de Sector franceses y alemanes en trabajos recientes rescatan la
importancia crucial de la visita domiciliaria para hacer visibles recursos teraputicos que no se
aprecian quedndose en los consultorios institucionales. Hochmann (1972) llega a afirmar que
"la visita domiciliaria es el virus antijerrquico y antiinstitucional mas poderoso que
conocemos..". En otro trabajo realizado en Hannover, Alemania, titulado "Servicios
ambulantes como alternativa al Hospital Psiquitrico" Ed. Enke, Stuttgart 1987, se afirma
que "...la visita domiciliaria es al Psiquiatra de Sector lo que el estetoscopio al Internista".
Para nosotros la visita domiciliaria constituy una prctica liminar decisiva para agregarnos a
un modelo de Institucin mas ajustado a la forma de vida de los contribuyentes.
Tanto la necesidad de un enfoque epidemiolgico participativo para micropoblaciones
que denominamos mas propiamente Endoepidemiolgico (Bertucelli, 1992 y 2000) de los
problemas sociales como el descubrimiento en la casa de los pobladores de formas genuinas
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de bsqueda de bienestar; fueron preparando un cambio estratgico fundamental de nuestra
institucin respecto de la poblacin del rea de responsabilidad.
Adems, a medida que progresbamos en nuestra insercin en la poblacin y subamos
propuestas, involuntariamente fuimos generando sospecha y conflictos sucesivos hasta
concluir en una crisis institucional. Desde la institucin central se nos solicitaba que
formramos un equipo interdisciplinario interno con docentes del Centro para despus
extendernos hacia la poblacin. Resolvimos esta crisis yndonos de nuestra casa -
aprovechando una coyuntura institucional- e instalndonos en el Centro de Salud Municipal
del rea por donde pasaba la accin comunitaria en ese momento.
En otras ocasiones nos tocara pasar por las Escuelas Provinciales y Municipales -
primarias y secundarias- de nuestra rea de responsabilidad. Por la Iglesia Catlica, por los
Templos Evanglicos, por el Centro Vecinal, etc..
Participando en redes comunitarias pasaramos por cualquier reunin institucional sin
quedarnos en ninguna de ellas
3. La visita en la cultura de la vida cotidiana de la poblacin.
Cmo hacer para articularnos como Centro de Accin Comunitaria a los
Movimientos de Bsqueda de Bienestar que se generan permanentemente en las Poblaciones
Latinoamericanas?
"El Obrar hace al Ser" Palabras Clave: Policentrismo - Diagnstico Comunitario - Ruedas del Mingado -
Pobladores e Instituciones arraigados - Espacios interculturales - Visita - Redes de confianza -
Promocin y Proteccin de la Salud - Enfoque Integral.
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All por 1982, al comenzar a articularnos al trabajo que venan realizando las familias
y personas-llave-clave (Bertucelli y otros, 1988) y participar en unidades de impacto
poblacionales comenz a cambiar en nosotros el diagnstico institucional de partida.
Luego de cada macro o micro impacto sobre la poblacin se fueron dibujando ante
nosotros las redes comunitarias puestas en juego. Participar en estos movimientos nos fue
posicionando momentnea y espontneamente fuera de la estructura social, de los roles y
status profesionales tradicionales. Era un diagnstico que bamos haciendo permanentemente
con la gente y que destacaba los modos de bsqueda de bienestar desplegados para resolver
problemticas como: control de tuberculosis, de la diarrea infantil, del hambre, del
alcoholismo, trabajos ecolgicos, insercin de nios Down a guarderas, de nios ciegos a
escuelas primarias, reintegro de liberados, de internados psiquitricos y de menores internados
en Institutos a sus familias y vecindario, acompaamiento a familias con enfermos terminales,
asistencia a grupos de inundados, etc..
Diagnstico: desde la perspectiva comunitaria es un 'PLAN DE ACCION' sobre la
problemtica a resolver y que obviamente ya incluye el estudio de la situacin social que la
contiene. Es real, en la medida que articula en un proceso de cambio, condicionantes y
posibilidades sociales. Es prctico, porque permite articularnos a partir de lo que ya se est
haciendo superando el riesgo de descalificarnos del movimiento social.
En el paradigma clsico y desde la visin diagnstica "externa","area" y de entrada-
salida que le es propia, la nica preocupacin de las Ciencias Sociales para dar cuenta de la
integralidad de las problemticas consiste en incorporar sus determinantes sociales. Todo esto
en el contexto de discusiones acadmicas que se inmovilizan a si mismas, con gran
impotencia para pensar desde el cambio, con incapacidad para proponer secuencias de
abordaje concretas ante las graves y urgentes problemticas latinoamericanas. En coincidencia
con la perspectiva de la gente, participamos de abordajes cada vez mas integrales para
evidenciar en los sucesivos cambios desplegados la mxima totalizacin posible en cada
coyuntura histrica.
La accin comunitaria desplegada durante doce aos fue sostenida por relaciones de
confianza, relaciones que tienen la caracterstica de la perdurabilidad en el tiempo. Las
Polticas Sociales tradicionales parten de ideas con mucha extensin y poca operatividad
como la de solidaridad y pretenden ejecutarse en terreno sobre la base de relaciones
instrumentales, relaciones con escaso compromiso afectivo y social que mudan segn
conveniencia. Creemos nosotros que dichas polticas deberan tener como objetivo de salud
primordial apoyar las relaciones de confianza bsica (Erikson, 1974) desde donde se puede
progresar sustentadamente hacia responsabilidades sociales ms amplias brindando una base
cada vez ms slida a sistemas de vida democrticos.
Nuestras acciones enmarcadas en la visita domiciliaria a familias integradas en redes
de confianza y con la dinmica propia de la vida cotidiana2, van teniendo otro objetivo que va
encajando con el de la gente. Vamos interviniendo apoyados en procesos colaborativos no ya
2 La ciencia en general y las ciencias sociales en particular estn tratando de operar un cambio fundamental en el estudio de los fenmenos naturales y humanos. Dejar de verlos en situaciones ideales, aisladas y controladas con enfoques reduccionistas cuantitativos, y pasar a observarlos en su ambiente natural o social desde perspectivas holstico-cualitativas. (Prigogine, 1991).
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para reducir la incidencia de un desorden mental controlando sus factores de riesgo
especficos sino para, articulndonos al movimiento de las redes comunitarias, ampliar los
factores protectores sitiando progresivamente al opuesto del sistema.No para evitar sino para
posibilitar que ocurra algo positivo en trminos de sostener o recuperar el bienestar. Cuando
la gente del lugar viene a pedirnos ayuda generalmente inicia su relato diciendo: "Doctor, de
bien que estbamos, nos ocurri..." Consulta cuando se altera su bsqueda de bienestar y no
desde la impotencia ante su permanente malestar como la conciben las visiones
institucionalizantes.
En esta nueva situacin, debamos partir cotidianamente de "lo que est siendo para el
fruto" (Kusch, 1975) y no de lo que traamos, operando en una compleja heterogeneidad
cultural, mosaico de redes familiares locales o provenientes de otras sociedades de origen:
Bolivia, Ojo de Agua, Cerro Colorado, Cinaga del Coro, Villa Mara del Ro Seco, etc..
Al desenvolvernos en espacios interculturales -donde la tradicin cientfica es una
entre otras tradiciones (Feyerabend, 1982)- y no slo interdisciplinarios desconcentrados,
fuimos contenidos por sistemas de cooperacin policentricos que cotidianamente resuelven
problemas insuperables para las prcticas institucionalizadas, como por ejemplo, el de la
circulacin del poder sin que se concentre hegemnicamente en ninguno de los participantes
del proceso. Nuestro mbito de trabajo como institucin cada vez ms accesible culturalmente
no sera ya la entrevista ni el grupo en la institucin -unidades de cambio cerrado- sino las
ruedas del mingado (Viggiano Esain, 1966) -unidades de cambio abierto- que garantizan la
tendencia permanente a la cobertura total.
Citaremos algunos ejemplos: En la zona de barrio Comercial y Villa El Libertador y
desde la "Minga de la Tuberculosis" comenzamos con una unidad de impacto de 26 familias
llave-clave y 15 instituciones que alcanz en el primer ao de bsqueda de sintomticos
respiratorios a 8.865 contactos comprobados, aunque sabemos que la multiplicacin fue
mayor. En la zona de Cortaderos desde la "Minga de la Diarrea Infantil" comenzamos con una
unidad de impacto de 2 personas-llave-clave por sector (12 en total) y la extensin de dos
instituciones y terminamos trabajando 146 personas adultas y una institucin en tres aos en
una poblacin de 1.500 personas. Se comenz con una cobertura del 80 por ciento de los
nios menores de dos aos y se concluy con una cobertura total. A diciembre de l992 nuestro
Mapa de Cobertura del Servicio dispona de 15.800 llegadas de confianza dispuestas en toda
el rea de responsabilidad para afrontar problemas que la gente priorice en el futuro.
Nuestra prctica fue eficaz en la medida en que fue histrico-social, porque se apoy
en lo que los historiadores llaman estructuras de larga duracin (Braudel, 1991). Estas, como
por ejemplo la Minga, de origen prehispnico, anidan en la vida cotidiana de Amrica Latina -
aun en sus poblaciones urbanas- y pueden ser descubiertas desde su eficacia actual. Estas
formas de cooperacin genuinas, observadas en su dinmica, en sus modos de plegarse,
desplegarse y replegarse, encuentran una notable analoga con lo que Prigogine llam
"estructuras disipativas" (Prigogine, 1991).
Aqu en ocasiones de acuerdo a la dinmica de estos sistemas y a la calidad de la tarea
a resolver podemos ser pasantes de la accin comunitaria y en otras colaborar con la familia
u otra institucin del rea por donde pase el poder en ese momento. En estos sistemas de
trabajo est pautado de antemano que no haya "centros fijos" de la accin comunitaria sino
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pasantes de ella. De acuerdo a estas reglas, ningn participante tiene que devolver un poder
hegemnico que nunca le fue otorgado. Aqu el poder, concebido como "ser capaz de...", nos
fue requerido a los profesionales externos slo cuando pudimos llegar a "estar a mano", ser
"allegados" en trminos de confianza. Luego, y a medida que lo permitimos, fuimos siendo
atrapados por las redes para ejercer al mximo nuestro poder personal-profesional y soltados -
Fiesta mediante- para volver a la cotidianeidad. En otras ocasiones participamos de acciones
comunitarias que requieren el poder de otros.
Desde esta perspectiva institucional se trata de administrar deambulando (Peters,
1982), con altos niveles de eficacia y eficiencia, de trasladar nuestra accin a la casa de
cualquier familia o institucin del rea de respuesta, autoconvocndonos y permitiendo ser
convocados, todo de acuerdo donde se localice momentneamente la necesidad y el
movimiento de la poblacin. Se trata de estar cada vez mas a mano cotidianamente en
telaraas de libre participacin en ordenes complejos heterrquicos (Von Foerster, 1991).3
Aqu la evolucin propia de la poblacin y de las instituciones articuladas a ella
deberan generar y suprimir los programas sociales necesarios en cada momento socio-
poltico. Desde estas micropolticas sociales se podran retroalimentar las orientaciones
generadas desde las macropolticas.
Por otro lado, los sistemas democrticos formales, ya sean representativos o
participativos, se veran revitalizados desde sistemas democrticos genuinos4 que se
engendran cotidianamente en las poblaciones indolatinoamericanas.
En sntesis, si bien pudimos observar desde sta perspectiva institucional, que los
impactos de la accin comunitaria sostenida y permanente sobre los problemas de la
micropoblacin a cargo - muchos de ellos de origen estructural - han sido evidentes; el
verdadero aporte de este enfoque fu, durante estos ltimos doce aos, que nos permiti
ayudar a sostener y aumentar la capacidad comunitaria que vena desplegando la poblacin,
sus formas de cooperacin genuinas, imprescindibles para seguir afrontando nuevos desafos
en el proceso de permanente bsqueda de bienestar.
3 Observando el modo en que se fue generando tal cambio de perspectiva institucional en nosotros y especialmente el desenlace tpico de tal relacin, la del conquistador que termina siendo conquistado, encontramos un antecedente histrico importante en la evolucin de los Cabildos Indgenas en Amrica. De la bibliografa publicada al respecto y de sta la que lleg a nuestras manos, nos sorprendi gratamente el
trabajo de Ximena Pachon C. (Pachon, 1980).
4"La tarea que espera a los latinoamericanos y que requiere una imaginacin que sea a un mismo tiempo osada y realista, es encontrar en nuestras tradiciones aquellos grmenes y races -los hay- para afincar y nutrir una democracia genuina. Es una tarea urgente y apenas si tenemos tiempo" (Paz, 1990).
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