46002322 edgar cayce misterios de la atlantida

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  • EDGAR EVANS CAYCEGAIL CAYCE SCHWARTZER

    DOUGLAS G. RICHARDS

    MISTERIOS DE/

    LA ATLANTIDASorprendentes revelaciones sobre el

    pasado remoto de la humanidad

    EDAF1NUE~ ER~

  • Ttulo del original ingls:MYSTERIES F ATLANTIS REVISlTED

    Traduccin de:ALEJANDRO PAREJA

    1988. Edgar Evans Cayce, Gail Cayce Schwartzer y Douglas G. Richards 1993. De la traduccin, Editorial Edaf, S. A. 1993. Editorial EDAF, S. A. Jorge Juan, 30. MadridPara la edicin en espaol por acuerdo con Edgar E. Cayce, Gail Cayce Schwartzer y Dr. Dou-glas G. Richards. U.S.A.

    No est pennitida la reproduccin total o parcial de este libro, ni su tratamiento infonntico, nila transmisin de ninguna fonna o por cualquier medio, ya sea electrnico, mecnico, por foto-copia, por registro u otros mtodos, sin el penniso previo y por escrito de los titulares delCopyright.

    Depsito legal: M. 14.995-1993ISBN: 84-7640-665-7

    PRINTED IN SPAIN IMPRESO EN ESPAApor Grficas Rogar. Fuenlabrada (Madrid)

  • A Hugh Lynn Cayce,por la inspiracin y la orientacin que ofreci a todoslos que queran aprender de las lecturas de Cayce

  • La figura 5-2 est tomada del libro Electromagnetic SounderExperiments at the Pyramids 01 Giza, de Dolphin, L. T., Y N. Baka-rat. Menlo Park, California: SRI International, 1975. Reproducidocon licencia de SRI International.

    Las figuras 5-4 y 5-5 estn reproducidas por cortesa de H. Haas,J. Devine, P. Wenkle, M. Lehner, W. Wolfli y G. Bonani.

    Algunos datos y citas del captulo 7 proceden de la obra Vulnera-bility 01 Energy Distribution Systems to an Earthquake in the Eas-tern United States-An Overview. American Association of Enginee-ring Societies, Washington, DC, 1986. Reproducido con licencia deJ. E. Beavers.

  • NDICE

    Prlogo, por Edgar Evans Cayce 11

    Prefacio........................................................................................ 23

    PRIMERA PARTERELATOS SOBRE LA ATLNTIDA

    1. La leyenda de la Atlntida 272. El relato de la Atlntida por Edgar Cayce 49

    SEGUNDA PARTEEL PUNTO DE VISTA CIENTFICO

    3. El testimonio de la geologa 874. El testimonio de la arqueologa 117

    TERCERA PARTELA BSQUEDA DE PRUEBAS

    5. La bsqueda en Egipto........................................................... 1616. La bsqueda de la Atlntida en Bimini.................................. 201

  • 10 MISTERIOS DE LA ATLNTlDA

    CUARTA PARTEESPEJOS DE NUESTRO FUTURO

    7. La Atlntida en nuestro futuro: Terremotos? 225

    Eplogo................................................ ......................................... 233

    Bibliografa escogida...................................................... ............. 239Artculos....................................................................................... 243

    Los autores................................................................................... 247

    La sabidura de Edgar Cayce para la Nueva Era 249

  • PRLOGO

    MI RECUERDO PERSONALDE EDGAR CAYCE

    Mis ltimos recuerdos de mi padre, Edgar Cayce, son de un hom-bre esbelto, de un poco ms de un metro ochenta. Sus ojos grises,penetrantes, todava brillaban a travs de los cristales sin montura desus gafas. Su cabello gris se le iba clareando, y haba engordadoalgo, gracias a la buena comida que preparaba mi madre y debidotambin a que no tena tiempo de hacer ejercicio. Pescador apasiona-do, jardinero incansable, hbil carpintero: mi padre era todas estascosas. Pero cada vez tena menos tiempo para muchas de estas cosasque le gustaba hacer, pues cada vez eran ms las personas que oanhablar de su capacidad parapsicolgica nica y se dirigan a l paraque les ofreciese lecturas.

    Las lecturas eran extraas y maravillosas para los que las reciban,pero yo las conoc desde pequeo y las aceptaba como hechos corrien-tes, de todos los das. Mi padre me hizo a m mismo lecturas fsicas yvitales, y yo escuchaba de vez en cuando las que haca para la gente defuera. Pero yo esperaba con ms impaciencia los das en que podamossalir juntos de pesca o trabajar en una labor de carpintera.

    Ni mi hermano Hugh Lynn ni yo compartimos nunca el entusias-mo de nuestro padre por la jardinera. Pero nuestra falta de intersjams le desanim a l, que siempre estaba cavando algn nuevo rbolo arbusto que hubiera plantado, o limpiando de malas hierbas su jardn.Prefera gastarse el dinero en una carga de mantillo a gastarlo en comi-da para nuestra mesa; y sola hacerlo as, con gran consternacin porparte de mi madre. Vivimos en varias casas de Virginia Beach (Virgi-

  • 12 MISTERIOS DE LA ATLNTlDA

    nia), dejando a nuestro paso un rastro de rboles frutales, rosales yparras. Pareca que a Edgar Cayce todas las plantas le crecan bien. Yosospechaba que una parte de sus poderes parapsicolgicos se trans-mitan a su mundo diario, porque jams le vi volver con las manosvacas de una excursin de pesca o de una visita a su huerto.

    Pero el dinero era otra cuestin. Siempre pareca estar arruinado,y nunca fue capaz de acumular dinero. Se le escapaba de entre losdedos como la arena de la playa.

    Antes de que llegsemos a Virginia Beach, nos habamos muda-do de Selma (Alabama) a Dayton (Ohio). Recuerdo un da especial-mente fro en Dayton; mi padre me rellen de peridicos la camisa ylos pantalones para protegerme del viento fro, pues yo no tena abri-go. Mi ropa ligera no era adecuada para los inviernos del norte. Casime hel en aquel invierno en Dayton, y me volv loco de alegracuando nos mudamos a Virginia, en el sur.

    A pesar de nuestras condiciones de vida, no precisamente opu-lentas, los primeros aos en Virginia Beach estuvieron llenos de ale-gra para toda la familia. En invierno, cargbamos con los postes depesca (largos postes de pino que haban servido para sujetar redes),que el mar dejaba en la playa, y los aserrbamos para lea. Nos sen-tbamos alrededor del fuego mientras el viento del norte aullaba enel exterior. Nuestro padre contaba cuentos, o jugbamos todos al par-chs. En estas conversaciones familiares fui enterndome de cmohaba desarrollado mi padre sus capacidades parapsicolgicas, y depor qu no quiso nunca aprovecharlas para ganar dinero.

    Edgar Cayce naci cerca de Hopkinsville, Kentucky, en 1877. Denio haba tenido algunas experiencias extraas, y su primera lectu-ra fue para s mismo. El joven Cayce, que trabajaba de empleado enuna librera, haba perdido la voz. Ninguno de los mdicos de lalocalidad haban sido capaces de hacer nada por l. Desesperado,acudi a un hombre que haba estado experimentando con el hipno-tismo, que era una novedad por entonces. Ayudado por el hipnotiza-dor, Ca'yce fue capaz (por voluntad propia) de entrar en un estadosemejante al sueo. El hipnotizador le incit a que describiera suenfermedad y a que sugiriera un tratamiento para la misma, y Cayce

  • PRLOGO 13

    empez a hablar en su estado autohipntico. Describi un tratamien-to para su enfermedad con el cual recuper en efecto la voz.

    Un mdico de la localidad, que haba presenciado lo sucedido,sinti inters. Pens que de diagnosticarse a uno mismo a diagnosti-car las enfermedades de los dems slo haba un paso. Los experi-mentos fueron positivos, y el xito del doctor y la fama de Cayce seextendieron como consecuencia de la precisin de los diagnsticos olecturas que haca Cayce a sus pacientes. La palabra lectura hizofortuna, y las charlas de Cayce en su estado semejante al sueo sellamaron as desde entonces. En un principio, Cayce desconfiaba desu propia capacidad, por miedo a equivocarse de algn modo y a quealguna persona sufriera daos a causa de un diagnstico equivocado.Pero sus peores temores no se cumplieron jams, y, en vez de sufrir,cada vez eran ms las personas que encontraron alivio siguiendo lassugerencias que ofreca en sus lecturas fsicas. Cayce no recordabanunca nada de lo que deca en sus sueos semejantes a un estado detrance. Se anotaban sus palabras en taquigrafa, y despus se pasabana mquina. Por lo tanto, Cayce nunca conoca las preguntas que leformulaban al final de una lectura, antes de que le sugirieran que sedespertase. De vez en cuando, la persona que conduca la lecturabuscaba un beneficio personal, y le preguntaba el resultado futuro deuna carrera de caballos o le peda consejos sobre inversiones enBolsa o en bienes. Cayce responda a las preguntas, con el consi-guiente beneficio para el interrogador, pero se despertaba nervioso ycansado, normalmente con fuertes dolores de cabeza.

    Cuando Cayce supo cmo se estaban aprovechando de l, renun-ci a las lecturas parapsicolgicas y se dedic plenamente a su tra-bajo de fotgrafo, en el que tuvo que sufrir verdaderamente unaspruebas de fuego. Un incendio le destruy sus materiales, dejndologravemente endeudado. En otra ocasin, la explosin de una lata demagnesio (que utilizaban los fotgrafos para la iluminacin) quemlos ojos a Hugh Lynn. Los mdicos indicaron que se deba extirparuno de los ojos, y que seguramente quedara ciego del otro. Mi padreestaba desesperado. Como ltimo recurso, volvi a intentar una lec-tura para Hugh Lynn. La lectura indic un tratamiento que no slosalv610s dos ojos a Hugh Lynn, sino que le devolvi la vista.

  • 14 MISTERIOS DE LA ATLNTlDA

    Animado por este xito notable, Cayce empez de nuevo a ofre-cer lecturas. Pero, para evitar los problemas que le haban surgidoanteriormente, insisti en que fuera siempre su esposa la que dirigie-ra las lecturas. Desde aquel momento, fue mi madre, Gertrude, quienle daba las sugerencias que necesitaba para la lectura: era ella quienformulaba las preguntas, y era ella quien le daba la sugerencia dedespertarse.

    Durante los veintisiete aos siguientes, millares de personasencontraron alivio para sus dolores y sus sufrimientos siguiendo lasindicaciones de las lecturas de Edgar Cayce. Los registros que seconservan en los archivos de la Association for Research and Enligh-tenment (A.R.E., Asociacin para la Investigacin y la Iluminacin)en Virginia Beach dan fe de su precisin. All estn los informesmdicos y las historias clnicas, a disposicin del que quiera consul-tarlas. La conclusin a la que llegan los muchos libros y artculos quese han escrito sobre l es que Edgar Cayce era, sin duda alguna, undiagnosticador parapsicolgico maravillosamente preciso. Comoejemplo de una lectura fsica, voy a presentarles una experiencia per-sonal.

    En 1934, cuando tena diecisis aos, yo estaba practicando elftbol americano. Intent bloquear a un compaero de equipo quecasi me doblaba en tamao. Fue un mal bloqueo, pues perd pie enmi intento de hacerlo caer. l levant la rodilla para desviar mi cuer-po en el aire, y su rodillera me golpe en la parte superior de la cade-ra. Todo mi cuerpo se inund de dolor, y perd la sensibilidad en lapierna, desde la cadera. No pude volver a jugar al ftbol americanoen toda la temporada, y el dolor de la cadera me haca cojear, hastaque recib la ayuda de mi padre por medio de una lectura. La lecturadeca as:

    En lo que se refiere concretamente al costado o cadera derecha,encontramos que se ha producido una lesin de la cubierta del huesode la pelvis (...) con una torcedura de las fuerzas musculares de lasmembranas y de los msculos que cubren, o que son adyacentes, aesas partes del mismo. Se trata ms bien de una inflamacin de lacubierta, o de la piel que cubre al hueso propiamente dicho.

  • PRLOGO 15

    y lo que encontramos es que para evitar que el dao o la inflama-cin se extiendan de tal modo que produzcan desrdenes o daos pos-teriores (...) o para evitar que la inflamacin afecte a la actividad delas del diafragma mismo, o la cubierta, o el diafragma de la reginintestinal inferior, se deber aplicar algo que absorba o reduzca la ten-dencia a la acumulacin de tejidos engrosados (...) o lo que podra lla-marse propiamente una situacin en que los tejidos, la inflamacin yle engrosamiento provoquen adhesiones. Comprendes?

    A continuacin, aplicaramos al costado un masaje a fondo, conun preparado en forma de locin.

    A una onza (28 gramos) de aceite puro de oliva (caliente, calientepero no hirviendo), aade, mientras el aceite de oliva siga caliente,los ingredientes siguientes, aadindolos y revolvindolos en la mez-cla por el orden y en las cantidades citadas:

    Tintura de benju 1/2 onza (14 gramos)Tintura de mirra 1/4 de onza (7 gramos)Russian White Oil 1/2 onzaAceite de avellana 1/4 de onzaAceite de sasafrs 2 o 3 gotas

    salo por la maana y por la noche para dar masaje al costadoderecho, cubriendo la regin del intestino ciego, y tambin todas laspartes de la pelvis comprendes? Desde la parte superior a la parteinferior de la regin del sacro; por el intestino ciego; por la pelvis;hasta la parte inferior de la regin del sacro, en el costado derecho.

    Procura mantener una buena actividad intestinal, suficiente paraeliminar las cosas que pudieran arrojarse a la circulacin.

    No fuerces el cuerpo hasta que se reduzca esta situacin.(Mi madre pregunta si debo abstenerme de todo ejercicio.) No.

    Simplemente, no fuerces ese costado, como podras hacerlo boxean-do, practicando la lucha libre o algo parecido.

    Segu durante cuatro o cinco meses las indicaciones que se mehaban dado en la lectura. El dolor de mi costado se redujo, pero con-servaba una ligera irritacin. Mi padre me ofreci otra lectura, en laque me recomendaba constancia. Dijo que mi situacin haba mejora-do, pero que tardara un tiempo en curarme del todo. Insist, y conseguun alivio completo. Pude jugar al bisbol, al baloncesto y al tenis sin

  • 16 MISTERIOS DE LA ATLNTlDA

    consecuencias negativas. Para m, las lecturas de Edgar Cayce fueronmuy eficaces. Me devolvieron el uso pleno de mi pierna.

    Las lecturas fsicas representan cerca de un 60 por 100 de las14.000 que realiz Edgar Cayce, aproximadamente. Existen algunosgrupos de menor importancia, tales como las lecturas de consejoscomerciales y de interpretacin de sueos, pero la segunda categoraen importancia con diferencia, que representa aproximadamente el20 por 100 del total, es la de las lecturas vitales. Estas lecturas trata-ban de problemas psicolgicos ms que fsicos. Intentaban respondera preguntas que pudieran tener las personas sobre sus problemas devocacin, su propsito en la vida y sus relaciones matrimoniales yhumanas. La primera lectura vital se produjo de la manera siguiente:

    A principios de los aos 20, un hombre que tena una curiosidadinsaciable sobre temas de metafsica abri una nueva dimensin paraCayce y para sus lecturas parapsicolgicas. Arthur Lammers intenta-ba conseguir que Cayce le proporcionara un horscopo astrolgico;pero ste le dijo que el efecto de las estrellas y de los planetas sobrela vida de una persona no era tan influyente ni mucho menos como elefecto de la vida anterior de esa persona sobre su vida presente. Acontinuacin, Cayce present a Larnmers un resumen de sus vidasanteriores.

    Cuando Cayce se despert y oy lo que haba dicho, se quedatnito. Despierto, saba tan poco de reencarnaciones y de ocultismocomo de medicina. Era posible que fuera cierta la reencarnacin?Cmo encajaba todo eso con sus estudios bblicos y con sus racescristianas? Cayce no lo saba. Nunca se haba preocupado por lascuestiones abstractas de los sistemas filosficos. Estaba versado en elcristianismo y en la Biblia, pero jams haba estudiado otras religio-nes del mundo. Ignoraba el hecho de que la reencarnacin era unacreencia central de las enseanzas del hinduismo y del budismo.

    Entre 1923 y 1924, cuando Cayce estaba azotado por las oleadasde dudas acerca de esta nueva informacin de su inconsciente, yoslo tena cinco o seis aos. Me perd todas las vivas discusionesentre Lammers y Cayce, y las largas discursiones filosficas en fami-lia. S que acompae a la familia a Dayton (Ohio), donde Lammersnos coste la estancia a todos para saciar su sed de conocimiento.

  • PRLOGO 17

    Cmo lleg a convencerse mi padre de que estas nuevas lecturasvitales eran verdaderas? Fue a partir de las discusiones filosficascon Lammers, que estaba bien informado? Fue por la coincidenciade la informacin, ofrecida a personas completamente desconocidas,con los hechos reales? fue por el modo en que las lecturas conci-liaban los ideales cristianos con el marco de la reencarnacin? Proba-blemente, cada uno de estos argumentos tuvo su importancia, pero yosospecho que fue el ltimo de ellos el que la tuvo mayor.

    Sea cual fuera la razn de ello, Edgar Cayce se convenci de quelas lecturas vitales era tan tiles como los diagnsticos fsicos. Pare-ca que no hacan dao a nadie, de modo que sigui ofrecindoselas alos que se las solicitaban. Lleg a sentir que las lecturas vitales serealizaban para ayudar a una persona a comprender y a responder apreguntas y a problemas sobre su vida actual, y que obtener una lec-tura vital por motivos livianos era una prdida de tiempo. Este con-cepto se expres de la manera siguiente en sus lecturas:

    No alcances conocimientos que slo sirvan para tu perdicin.Recuerda a Adn. No consigas aquello que no puedas hacer construc-tivo en tu propia experiencia y en la experiencia de aquellos con losque ests en contacto cada da. No intentes forzar o imprimir tusconocimientos sobre otros; ni siquiera intentes impresionarle conellos. Por lo tanto, debes saber adnde te diriges en tus estudios.Alcanzar los conocimientos simplemente para tu propia satisfaccines una cosa, una situacin, una experiencia digna de alabanza, si noproduce en tu propia experiencia un sentimiento o una manifestacinde que t eres mejor que otro por tus conocimientos. Salta a la vistaque entonces se convertiran en un tropiezo, a no ser que sepas lo quehars con tus conocimientos.

    (...) Pues descubrir que viviste, que moriste y que te enterraronbajo el cerezo del jardn de tu abuela no te mejora en lo ms mnimocomo vecino, como ciudadano, como madre o como padre. Perosaber que hablaste con dureza y que padeciste por ello, y que ahorapuedes corregirlo siendo recto, eso si vale la pena. Qu es la recti-tud? Es, simplemente, ser amable; es, simplemente, ser noble; es, sim-plemente, ser sacrificado; es, simplemente, estar dispuesto a servir demanos para el ciego, de pies para el cojo: stas son experiencias cons-

  • 18 MISTERIOS DE LA ATLNTIDA

    tructivas. Puedes alcanzar el conocimiento de ellas, pues las encarna-ciones son un hecho. Cmo puedes demostrarlo? En tu vida diaria(nm. 5753-2. 29 de junio de 1937)*.

    Mi padre no siempre mantena una actitud de seriedad grave.Dormido o despierto, daba muestras de su sentido del humor y de suingenio siempre a punto. No dudaba en regaar a un paciente que leformulase preguntas necias, o que fingiese haber seguido sus conse-jos cuando no lo haba hecho as. Por ejemplo, en una lectura sobretemas comerciales, el paciente empez a formular una pregunta conestas palabras:

    -El consejo de las fuerzas se ha seguido durante la semanapasada...

    -No demasiado bien! -le interrumpi Cayce (nm. 257-137,7de agosto de 1934).

    La misma persona, en una lectura posterior, realiz la afirmacinsiguiente, como preparacin antes de formular una pregunta:

    -Puesto que he seguido las instrucciones de la ltima lectura...-En parte! -le interrumpi de nuevo Cayce (nm. 257-151,

    22 de junio de 1935).Este hombre no estaba muy dispuesto a seguir los consejos de

    Cayce. Diecisiete lecturas ms tarde, afirm:-Bueno, hemos pedido una orientacin y la seguiremos.-Bueno, ya se te ha dicho cerca de cuarenta veces lo que debes

    hacer, y todava no lo has hecho! (nm. 257-168), 2 de julio de 1936).Una gran parte de las burlas y de las bromas de Cayce adoptaban

    la forma de comentarios irnicos. A la pregunta sobre una pomada:

    * Hemos asignado a cada una de las lecturas de Edgar Cayce una clave com-puesta de dos cifras para simplificar las referencias. Cada una de las personas quereciba lecturas se identificaba con un nmero, para conservar su anonimato; estenmero forma la primera parte de la clave. Como fueron muchos los individuos querecibieron ms de una lectura, la segunda cifra de la clave indica el nmero de cadalectura concreta entre todas las que recibi ese individuo. La lectura nmero 5753-2la recibi la persona cuyo historial se designa con el nmero 5753, y esta lecturaconcreta fue la nmero 2 entre las que Cayce ofreci a esa persona.

  • PRLOGO 19

    La debo aplicar por fuera?, Cayce respondi: No puedes apli-carla por dentro! (nm 34-7, 9 de junio de 1911). Y a la preguntasobre como deba tomarse una medicina:

    -Cmo debo tomar exactamente la bromoquinina?-Tragndotela! (nm. 528-15,17 de enero de 1938).Son incontables los ejemplos de la importancia que daba Cayce

    al sentido del humor. En muchas lecturas indicaba la importancia quetena el humor como factor para conservar la salud.

    El tipo de informaciones que se contenan en una lectura vital quedaclaro con el ejemplo siguiente. Hemos sustituido el nombre del pacien-te por el nmero de su historial, el 2962. La lectura comentaba as suscaractersticas de ensimismamiento o de indiferencia:

    (2962) es uno que, al parecer, muchas veces, incluso en compaade otros, parece ensimismado. Uno que con frecuencia, por su con-ducta o su gesto, puede parecer a otros con los que puede relacionar-se, ya sea profesional o socialmente, que le resulta muy indiferenteque se llegue a esta o aquella conclusin, o las relaciones que puedanderivarse de cualquier contacto personal.

    Uno que est interesado por muchas cosas; le gusta leer un buenlibro; algunas veces le gusta interpretar los rompecabezas, los acerti-jos y cosas semejantes; otras veces resultan algo aburridas para laentidad en cuestin.

    Uno al que le interesan mucho las cosas del aspecto invisible,oculto o parapsicolgico de la vida; pero uno que parecera ser bas-tante detallado en sus observaciones, pero que concede muchas cosasque otros ni siquiera se plantearan conceder.

    Pues sus caractersticas resultan ser ms bien de carcter especu-lativo por parte de los dems. Si bien la entidad en cuestin es unbuen gastador, raramente puede decirse de l que sea una buena fuer-za activa en el control de sus intereses. No obstante, en las cosas decarcter mecnico, o en las que tienen que ver con el transporte, o denaturaleza semejante, se encontraran canales en los que la entidadpodra descubrir la oportunidad para alcanzar los mayores privilegioso las mayores experiencias en esta estancia concreta.

    (En la lectura se describieron cuatro encamaciones anteriores. Lams reciente transcurri entre los primeros colonos establecidos enNueva York, la segunda en Inglaterra durante las Cruzadas, la tercera

  • 20 MISTERIOS DE LA ATLNTlDA

    entre los israelitas que salan en Egipto, y la cuarta en el Egiptoprehistrico. De la encamacin en Inglaterra proceda un inters porlas comunicaciones y por las cosas de naturaleza mecnica, que seafirmaba que era una influencia sobre el presente.)

    A continuacin, la entidad manifest su inclinacin hacia la pre-paracin de cosas de naturaleza mecnica, tales como las comunica-ciones, que se manifestaran en la telegrafa o en la radio modernas, oen las comunicaciones de cualquier naturaleza, para la distribucin deproductos concretos de una localidad determinada, o de aquellos quepudieran servir para el bien comn de todos.

    y en esos campos de servicio que pudieran tener que ver con lascomunicaciones (los aviones, la telegrafa o la radio, cualquiera destos o todos ellos), se le ofrecern ventajas particulares a la entidad(nm. 2962-1, 13 de abril de 1943).

    En el momento en que se realiz la lectura, el sujeto estaba alis-tado en el ejrcito canadiense. En su solicitud de la lectura, habaafirmado que estaba casado, pero separado de su mujer. No formulninguna pregunta. Despus de recibir la lectura, 2962 escribi aEdgar Cayce y le agradeci la informacin. Reconoci que le intere-saban los temas ocultos, los rompecabezas y la aptitud mecnica,pero dijo que en el caso de la radio y de la televisin le estaban inte-resando ms las cuestiones relacionadas con la preparacin y la pre-sentacin del material que las cuestiones mecnicas del proceso.

    No se supo nada ms de l hasta treinta y tres aos ms tarde. Elseor 2962 haba muerto, pero antes se haba vuelto a casar. Susegunda esposa viva todava, y haba entrado en contacto con laAsociacin para la Investigacin y la Iluminacin (A.R.E.) a travsde un representante regional de la A.R.E. Coment que su antiguoesposo, el seor 2962, haba recibido una lectura vital. Mi hija, GailCayce Schwartzer, que trabajaba por entonces para la fundacinEdgar Cayce, escribi a la mujer con la esperanza de que sta pudie-ra confirmar algunas de las afirmaciones que se hacan en la lecturavital del seor 2962. Los pasajes siguientes de la respuesta de lamujer ilustran la precisin de Cayce. Sobre el tema de su ensimisma-miento y de la indiferencia, coment lo siguiente:

  • PRLOGO 21

    (2962) no era especialmente tmido, pero sola parecerlo porquedaba la impresin de estar retrado. Antes de casamos, cuando ambostrabajbamos en la misma emisora de televisin, un vendedor me dijoque pareca algunas veces que (2962) no le prestaba atencin cuandointentaba comentar con l alguna cuestin de trabajo. Se lo coment al con todo el tacto que me fue posible, esperando que (2962) pudieraquizs cambiar su conducta. Aunque lo tomamos a broma, me insistien que era capaz de estar pensando en ms de una cosa a la vez, y queverdaderamente estaba prestando atencin incluso cuando no lo pare-ca. Mi propia opinin es que a veces se quedaba absorto en sus pen-samientos, y que era culpable de aquello de lo que le acusaban. Perono era indiferente. Era, incluso, una de las personas ms consideradasque he conocido.

    (En la lectura tambin se haba afirmado que los campos de acti-vidad que tuvieran que ver con la comunicaciones -los aviones, latelegrafa, la radio-- ofreceran ventajas a 2962. Su viuda confirmque haba trabajado en la radio en Londres durante la Segunda GuerraMundial, y ms tarde haba llegado a ser director de televisin en losEstados Unidos. Dijo que le haban interesado profundamente todoslos medios de comunicacin visual, y que primero le haba interesadoel teatro, para pasar ms tarde al cine y a la televisin.)

    No era un simple medio de vida: era su inters principal.(Dijo, adems, que a 2962 le gustaban los libros, los acertijos y

    los rompecabezas, y que le interesaba mucho el lado oculto o parapsi-colgico de la vida.) Una gran capacidad para las cosas mecnicas.Cierto comentario que hizo un cmara con el que trabajaba significsiempre mucho para m: (2962) nos pide que hagamos cosas imposi~ (,?!:~,x~~o~tinuacin nC:S ensea~ohacerla~

    La lectura vital y los comentarios que acabamos de citar no seproponen como prueba de la reencarnacin, sino como ejemplo deuna lectura vital y como demostracin de la precisin de sus afirma-ciones. La segunda esposa del seor 2962 no lo conoca en 1943,cuando se realiz la lectura. l la conoci ms tarde y se casaron en1948. Pero las caractersticas que se atribuan a 2962 en la lecturadebieron ser muy claras para que ella las recordase y las asociase conl treinta y tres ms tarde!

  • 22 MISTERIOS DE LA ATLNTIDA

    El relato de la Atlntida de Cayce est extrado del conjunto delas lecturas vitales. A m, como ingeniero que soy, me resulta difcilpresentar el relato. Apenas soy capaz de tragrmelo yo mismo, apesar de que era miembro de la familia, de que he recibido lecturasfsicas y vitales, y de que he escuchado muchas otras lecturas realiza-das para otras personas. Slo puedo decirles que las pruebas de laprecisin de las lecturas fsicas son irrefutables. Sobran informes depacientes y de mdicos que siguieron los tratamientos sugeridos yobtuvieron buenos resultados. Las pruebas estn archivadas en labiblioteca de la A.R.E., en Virginia Beach, y estn a la disposicindel pblico. Yo s que muchas de las lecturas vitales tambin resulta-ron tiles para las vidas de los que las solicitaron. Parece razonablesuponer que tambin tenan cierto grado de precisin.

    Esto no demuestra que las lecturas que hablaban de la Atlntidafueran ciertas. Pero los datos descubiertos en los ltimos aos sobrelos cambios antiguos de la Tierra, sobre los cambios climticos ysobre las migraciones de los pueblos den la Prehistoria apuntan haciala precisin de las lecturas ms que hacia su falsedad. El relato fasci-nante de la Atlntida por Edgar Cayce merece, por lo menos, sertenido en cuenta seriamente.

    EDGAR EVANS CAYCE

  • PREFACIO

    El nombre Atlntida evoca imgenes de una civilizacin mis-teriosa en el antiguo pasado. Se han escrito millares de libros sobreesta tierra; en algunos, se intenta demostrar su realidad; en otros, seintenta rechazarla como una ficcin. En este libro, nuestro plantea-miento es diferente. En l conocer usted a un notable vidente, EdgarCayce, y a sus textos sobre la Atlntida. Pero nosotros equilibramoslos textos videnciales con un examen cientfico de la precisin deCayce. Tenan razn, o no? Podemos llegar a saber con seguridadsi existi la Atlntida?

    Este libro contempla la leyenda de la Atlntida en sus muchasmanifestaciones: desde Platn, que fue le primero que escribi sobrela Atlntida, pasando por los sabios que intentaron demostrar quejams existi. Hemos reconstruido el relato de la Atlntida de EdgarCayce basndonos en ms de setecientas lecturas parapsicolgicasque realiz a lo largo de veintin aos. El]elato de Cayce empieza~an~s-Lyte!!!!j!1a con el hundimiento de los ltimo~u:~~ de la AHn-tda hacia el aolOOOOa.C. .... ... ".--"_.-

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    Cuando se realizaron las lecturas, la Atlntida formaba parte delreino de lo oculto, y la ciencia no daba mucha validez a las informa-ciones de este tipo. La ciencia todava est muy poco dispuesta, engeneral, a tomarse en serio la informacin parapsicolgica, una pos-tura que est bastante justificada en muchos casos. Pero no cabe dudade que es posible evaluar unos textos videnciales comparndolos con

  • 24 MISTERIOS DE LA ATLNTlDA

    los descubrimientos cientficos. Vamos a repasar los descubrimientosgeolgicos y arqueolgicos que tengan repercusiones sobre el relatode Cayce, desde el momento en que se realiz la primera lecturasobre la Atlntida, en 1923, hasta el momento actual. Las nuevas tc-nicas de investigacin, de las que no se dispona cuando Cayce reali-z sus lecturas, posibilitan actualmente evaluar muchas de sus lectu-ras. Algunas afirmaciones que realiz Cayce en lecturas de haceaos, y que parecieron ridculas en aquel momento, han pasado aencuadrarse en las ideas cientficas aceptadas; otras siguen siendopolmicas, pero algunos investigadores las estn estudiando cuidado-samente. Algunas predicciones suyas de catstrofes geolgicas futu-ras estn siendo tomadas muy en serio por los gelogos de hoy.

    Un aspecto singular de la labor de Cayce son las expedicionespatrocinadas por la Fundacin Edgar Cayce en busca de los registrosde la Atlntida: desde la esfinge de Egipto hasta la isla de Bimini enlas Bahamas. En este libro se relatan por primera vez estas expedi-ciones y sus hallazgos.

    Creemos que cuando usted termine de leer este libro apreciarmejor las posibilidades de la informacin parapsicolgica a la horade aportar algo a nuestro conocimiento del mundo. Las lecturas deCayce no solicitaban una fe ciega, sino que subrayaban la importan-cia de poner a prueba los conceptos y de buscar pruebas y hechosconcretos. Una lectura de 1927, para un hombre que estaba publican-do artculos sobre las lecturas de Cayce, afirm: Presntalos, yvers los zarpazos (...) Pondrn a muchos a favor y a muchos en con-tra; pero lo que ms se necesita de la humanidad es que piense!Esto har pensar! (nm. 195-43, 19 de julio de 1927).

    Este libro es la invitacin que le hacemos a que piense: acerca delas pruebas cientficas, y acerca de las consecuencias del relato sobresu propia vida. Descubrir una nueva visin de la historia humanasobre la Tierra y lo que podemos esperar para el futuro.

  • PRIMERA PARTE

    RELATOS SOBRE LA ATLNTIDA

  • 1LA LEYENDA DE LA ATLNTIDA

    LA ATLNTIDA. DEBATE SOBRE LA BSQUEDA DE LACIVILIZACIN PERDIDA. As deca un titular en el nmero del 23de abril de 1987 del peridico Virginian-Pilot. El artculo trataba de unsimposio sobre el continente perdido, patrocinado por la UniversidadAtlantic y por la Fundacin Edgar Cayce, de Virginia Beach. Entre losoradores figuraban desde escpticos hasta creyentes ardorosos: explora-dores que estaban convencidos de la autenticidad de los polmicos des-cubrimientos de los aos 60 y 70 cerca de la isla de Bimini; investiga-dores que opinaban que algunos de los yacimientos pudieran ser sim-ples formaciones naturales; y arquelogos a los que los indicios sobrela Atlntida no les convencan, pero que estaban dispuestos a recomen-dar unas exploraciones cuidadosas evitando la destruccin de yacimien-tos. Para muchos, el simposio era indicativo del resurgimiento del inte-rs por la historia de la Atlntida, una leyenda que se niega a desapare-cer. Los indicios (sorprendentes en algunos casos, pero frecuentementeambiguos) no dejan de aparecer, a pesar de los duros esfuerzos de losescpticos por relegar la cuestin al reino de la ficcin.

    A la mayora de las personas, el nombre Atlntida les evoca laimagen de una tierra situada en algn lugar del Ocano Atlntico,que se hundi bajo las olas en la Antigedad. Surgen una serie deinterrogantes inmediatos:

    Dnde surgi el relato sobre la Atlntida? Por qu se llama el continente perdido?

  • 28 MISTERIOS DE LA ATLNTIDA

    Hay alguna prueba de que haya existido tal lugar? Por qu querra alguien buscarlo en nuestros tiempos?

    He aqu lo que dice de la Atlntida la Enciclopedia Britnica:

    Atlntida. Isla legendaria situada en el ocano Atlntico. Platncuenta en su Timeo que los sacerdotes egipcios dijeron a Soln queaquella isla era una tierra mayor que Asia Menor con Libia, situadainmediatamente despus de las columnas de Hrcules. Ms all, seencontraba un archipilago de islas menores. La Atlntida haba sidoun reino poderoso 9.000 aos antes del nacimiento de Soln, y susejrcitos haban conquistado todos los pases del Mediterrneo; sloAtenas se haba resistido a ellos. El mar haba terminado por tragarsea la Atlntida, y su ubicacin estaba sealada por bajos. En su Cri-tias, Platn aade la descripcin de la constitucin ideal de la Atlnti-da. Es imposible decidir en qu medida se debe esta leyenda a la ima-ginacin de Platn, ,yen qu medida se basa en datos que no han lle-gado hasta nosotros.

    Las columnas de Hrcules eran el pen de Gibraltar (que en laAntigedad se llamaba Calpe o Alybe) yel monte Abyla, en frica,al otro lado del estrecho de Gibraltar, cerca de Ceuta. Estos dos hitosdominaban el paso entre el mundo conocido, las orillas del Medite-rrneo, y el mundo desconocido del ocano Atlntico.

    Segn Platn, la informacin que recibi Saln de boca de lossacerdotes egipcios deca que la Atlntida, una isla del Atlntico quepodra llamarse continente por su tamao, haba sido tragada por el maren una catstrofe volcnica violenta, haca unos 9.000 aos. Platn vividel 428 al 348 a. c.; Saln haba vivido unos 200 aos antes de Platn.As, la Atlntida habra estado en el Atlntico hacia el 9600 a. C.

    Existen alusiones ms antiguas a la A1lnti~, poetariego que vivi en el~viiI habla de las Islas de los Ben-

    ditos o Islas Afortunad. Pasaron a formar parte de la mitologagriega, y estaban situadas en el ocano occidental, es decir, en elocano Atlntico. Se deca que estaban habitadas por mortales a losque los dioses haban concedido la inmortalidad, y que disfrutabande un verano y de una fertilidad perpetuos.

  • LA LEYENDA DE LA ATLNTlDA 29

    Es posible que se encuentre una alusin a la Atlntida ms anti-lgua todava e~ Homero ~timaciones sobre la poca en que vivifluctan entre el 850 Y el 1200 a. C.), que habla en su Odisea de latierra Fecea. Por desgracia, Homero no indica la situaci~cta deesta tierra Fecea.

    Los adversarios del relato sobre la Atlntida preguntan por quno existen datos egipcios sobre dicho pas. Los defensores del mismoarguyen que dichos datos pudieron perderse cuando se quem labiblioteca de Alejandra.

    Los escritores medievales, que haban escuchado el relato de Pla-tn a los gegrafos rabes, creyeron en l. Ya tenan otras tradicionessobre islas legendarias en el mar occidental. Los ~rtuguese~, porejemplo, hablaban de la isla de Antilia (o Antillia, Isla de las SieteCiudades), que apareca en un mapamundi dibujado en Nuremberg,Alemania, en 1492. El gegrafoM~ cuenta que, cuandolos moros conquistaron Espaa y Portugal en el ao 714, la isla deAntilia fue colonizada por refugiados cristianos. Quizs sea posiblerelacionar la palabra Antilia con la palabra latina anterior, esdecir, que designara a una isla a la que se llegaba antes de llegar aCipango (Japn), o incluso antes de a la Atlntida. Existe una leyen-da galesa que habla de Avaln, un reino de los muertos; y una l~en-

    -:::---da de Cornualles que habla de Lyonnesse, una isla legendaria prxi-ma a la costa de Inglaterr~ue se hundI en el mar. Los francesestienen una leyenda sobre la Isle Verte, y los portugueses atrasobrela IIha Verde. La isla de San Barandn, y otras leyendas sobre islasperdidas:h~n dado tema a muchas sagas en diversas lenguas, e inclu-so aparecan en las cartas de navegacin y se convirtieron en objeti-vos de viajes de descubrimiento hasta el siglo XVIII.

    Se han escrito literalmente millares de libros, artculos y tratadosacerca de la Atlntida. Hace pocos aos, la Asociacin para la Investiga-cin y la iluminacin (ARE.) adquiri la coleccin Egerton Sykes delibros sobre la Atlntida. Esta coleccin de libros cubre las cuatro pare-des de una habitacin de dos metros y medio de lado, desde el suelohasta el techo. Una lista de sus ttulos sera tan larga como este libro.

    Entre sus autores figuran desde cientficos y arquelogos aficio-nados hasta parapsiclogos y ocultistas. Algunos escritores acumulan

  • 30 MISTERIOS DE LA ATLNTIDA

    datos para demostrar que la veracidad del relato de Platn no slo esposible, sino que es probable. Otros intentan racionalizarlo, modifi-cando la ubicacin y adelantando la poca hasta una fecha msreciente. Otros consideran que el relato no es ms que un mito, yrecogen datos para demostrar su opinin.

    LOS MUCHOS RELATOS SOBRE LA ATLNTIDA

    La versin de DonnellL.

    Sin duda alguna, el libro ms ledo sobre la Atlntida ha sido elde 1 natius Donnelly, Atlantis, the Antediluvian World nti-da, el mundo ante 1 UVIano . Se ublic por primera vez en 1882; lorevis Egerton Sykes en 1949, y todava se publica. Donnelly habaledo mucho. Durante los muchos aos en que ostent el cargo desenador por Minnesota, explor a fondo las colecciones bibliogrfi-cas de la biblioteca del Congreso. Recogi una enorme cantidad dedatos legendarios, geolgicos y arqueolgicos como apoyo de susteoras. Sus argumentos a favor del relato de Platn son muy convin-centes. William Gladstone, primer ministro de Gran Bretaa, se entu-siasm tanto con el libro de Donnelly que pidi al Parlamento queasignase fondos para fletar un barco que explorase el Atlntico enbusca de los restos del continente. Pero los escpticos pusieron entela de juicio las fuentes de Donnelly y sus razonamientos, y suscita-ron una polmica que sigue en pie hoy da.

    Donnelly pretendi demostrar que la Atlntida era una isla deltamao de un continente, que existi antao en el ocano Atlntico.Estaba convencido de que el relato de Platn no era una fbula,sino que estaba basado en la realidad. Crea que la Atlntida era lacuna de la civilizacin, donde los seres humanos haban salido desu estado de barbarie. En su opinin, los reyes, las reinas y loshroes de la Atlntida eran los dioses y las diosas de los mitos grie-gos, fenicios, hindes y escandinavos. Los hechos que se les atri-buan en la mitologa eran en realidad un recuerdo confuso de suce-sos histricos.

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    Para Donnelly, la Atlntida representaba un recuerdo universalde una gran tierra, y era la base de los relatos del jardn del Edn, deljardn de las Hesprides, del monte Olimpo y de otros lugares donde,segn las tradiciones, la humanidad viva antiguamente en paz y confelicidad. Los habitantes de la Atlntida haban comerciado conEgipto, con frica, con Amrica del Norte y del Sur, con Escandina-via, y con los pases de las costas del mar Mediterrneo. L~antes ~eran adoradores del sol, y difundieron su religin hasta Egipto por eleste y hasta el Perpor el oeste. Como Egipto era la colonia msantigua de la Atlntida, su civilizacin era la que ms se pareca a lade la Atlntida.

    La imaginacin de Donnelly se reforzaba con cada nueva idea.Lleg a la conclusin de que los atlantes haban sido los ,prime~entrabajar el bronce y el hierro, y de que su alfabeto haba sido el pre- ~~decesor del alfabeto femclO y de los ideogtarnas mayas. La cuna defa familia de ueblos arios o indoeuropeos, as como la de los serm-ta~ebi ser la Atlnti a. or u tImo, eg a la conclusin de que,despus de que la Atlntida fuera destruida en un terrible cataclismo,sus sobrevivientes se dirigieron tanto al este como al oeste, llevandoconsigo los relatos de la catstrofe, que sobrevivieron en las leyendassobre un diluvio.

    Donnelly razonaba que la crnica de Platn est basada enhechos reales, porque su historia de la Atlntida no parte de dioses nide demonios, sino de personas que construyeron templos, barcos ycanales, y que comerciaban y guerreaban con los pases vecinos.Dado que Platn era un filsofo de renombre, Donnelly llegaba a laconclusin de que no caera en la ficcin.

    Donnelly hace notar que los gelogos estn de acuerdo en que lasuperficie de la Tierra era muy diferente en tiempos pasados. Muchasregiones que antes estuvieron emergidas ahora estn sumergidas, yotras regiones que estuvieron sumergidas son ahora tierra firme. Enlo que no estn de acuerdo es en el tiempo que tardan en producirseesos cambios. Los gelogos piensan en trminos de miles y de millo-nes de aos, y no en plazos tan breves como los que cuenta Platn.

    Desde luego, los terremotos y las erupciones volcnicas puedenproducirse con rapidez. Por ejemplo, el 18 de mayo de 1980, el monte

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    St. Helens, en el sudoeste del estado de Washington, a slo 65 kilme-tros al norte de Portland (Oregn), hizo erupcin. En una explosinque rara vez han contemplado los seres humanos, se pulverizaroncinco kilmetros cbicos de la montaa. La explosin equivali a 500bombas atmicas del tamao de la que destruy Hiroshima. Una nubede polvo, cenizas y gases se elev a una altura de 20.000 metros yoscureci el sol. Saltaron ms de 400 metros de la cumbre de la monta-a. La nieve y el hielo de las laderas se fundieron, y el desprendimien-to subsiguiente de barro y de rocas hizo desaparecer el lago Spirit, lle-nndolo de detritos. El barro y el cieno llegaron hasta el ro Columbia,y al da siguiente su lecho habitual estaba tan encenagado que slotena 6 metros de profundidad, en vez de los 14 metros habituales.

    Por supuesto, este desastre slo tuvo un alcance local. Aparte delos informes en los noticiarios y de las puestas de sol espectacularesa consecuencia del polvo en suspensin en la atmsfera, los habitan-tes de la regin central y oriental de los Estados Unidos fueron relati-vamente poco conscientes de que hubiera sucedido nada. Los gelo-gos creen que la mayora de tales erupciones volcnicas y terremotosson locales, y no son capaces de imaginarse un suceso que provocaseel hundimiento de un continente. Algunos aflman que una colisin oel paso prximo de un asteroide o de un cometa podran provocarcambios generalizados en toda la Tierra, pero tambin sealan queese suceso es poco probable.

    Hablando de las semejanzas de la flora y de la fauna, Donnellycita a autoridades de su poca: Cuando comparamos las plantas ylos animales del Viejo Mundo con los del Nuevo, no podemos menosde sorprendernos por su identidad. Casi todas pertenecen a los mis- .mos gneros, y muchas, incluso de las mismas especies, son comu-nes a ambos continentes. Esto es importante por sus consecuenciassobre nuestra teora de que se difundieron desde un centro comn,despus del Periodo Glacial.

    Donnelly seala que un examen de los yacimientos de fsiles delMioceno en Suiza revela los restos de ms de 800 especies, la mayorade las cuales han emigrado hasta Amrica. Si no haba un puenteterrestre entre Europa y Amrica del Norte, o personas que las lleva-sen, cmo pudieron viajar entre ambos contilnentes? Cita el caso del

  • LA LEYENDA DE LA ATLNTlDA 33

    bananero o platanero, que se encuentra en' Asia y en frica y que ya secultivaba en Amrica antes de la llegada de Coln. Es una plar'ltaSin r

    ~milla, con slo una raz perenne. Debi ser transportada por hombresde un lado a otro del mar. Donnelly cree que el bananero o platanerofue cultivado en la Atlntida y llevado desde all hacia el este y haciael oeste, pues una planta cultivada que no tiene semillas debe habersecultivado desde hace mucho tiempo. Dice que no es probable que endos pases, cada uno de ellos a un lado del ocano, se haya cultivadoesa misma planta durante tanto tiempo. Pero el platanero no es el nicoejemplo. Donnelly cita a autoridades que aseguran que cie as, ~las tuberosas, la lila, y ciertos cerea es e trIgo, la avena, el centeno, lacebada y el maz) se llevan cultivando desde hace tanto tiempo que yano se conocen en su estado silvestre. Lo que es ms, su origen es des-conocido. Donnelly busca el origen de estas plantas en la Atlntida.

    Volvindose a continuacin al estudio de las costumbres, Don-nelly presenta una larga lista de prcticas semejantes a ambos lados ~del ocano, que indican un centro de origen comn. Por ejemplo,dice que la costumbre de fumar tabaco prevaleca entre los indios deAmrica del Norte y del Sur antes ae la lle ada de los euro eos. LosnatIvos e cIertas partes de Africa tambin usan pipas para fumarcamo y tabaco, y el empleo de las pipas para fumar hachs y opiose extenda desde la China hasta Arabia. Cita otras incontables cos-tumbres comunes de los emanos y de los europeos antiguos. Por '1' 04>...eJemp o, ambos adoraban al sol y a a u, I . mortalidadhumana y en la resurreccin del cuerpo, y embalsamaban a k>smuer-tO'S":/\ ambos ladosdel AtlantIco, los hombres examimrban lSentra-ffils de las vctimas de los sacrificios, personas o animales, y tej1.anvl'genes vestales a las que enterraban Vivas si quebrantaban sus

    votos~ Entre otras prcticas ~unes, se cuentan la dIVISIn del a

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    otras islas y al continente que est ms all, que cie el mar verdadero.Dama al Atlntico un mar verdadero, a diferencia del Mediterrneo,que es una superficie de agua rodeada de tierra, como una baha. Perolos griegos no haban viajado por mar a Amrica; entonces, cmosaba Platn esto? LQs nombres Atlntico y Atlas no proceden deningn lenguaje europeo conocido. Existe un monte Atlas en la costaoccIdental de Africa (conOCIdo desde la remota Antigedad), y..unaciudad llamada Atln en la costa oriental de Amrica. Los aztecasdlcn qu~Cfl: de Aztln.1c1uso en la mItolog~ist;un-p-EQnaje mti~ Atlas, que sostlee el mundo sobre sus hombros.

    Donnelly intenta relacionar los mitos griegos con la Atlntida,afirmando que los antiguos dioses y diosas griegos eran los reyes ylas reinas de la Atlntida. Seala que el histQ!iador egipcio Mane!9nhabla de un eriodode 13.900 aos en el que reinaron los dioses.

    Por ltimo, resume las semejanzas cultura es a ambos lados delAtlntico como prueba de que surgieron de un centro comn. Seapoya en el hecho de que los vascos de los Pirineos difieren de susvecinos en aspecto fsico y en lenguaje.

    El estilo vigoroso de Donnelly, su erudicin y su entusiasmotienden a arrastrar al lector y le hacen pasar por alto debilidades quecrticos posteriores han encontrado en sus razonamientos. A pesar desu ingenio y de su elocuencia, sus detractores alegan que construyeuna montaa de conclusiones a partir de una molcula de hechosreales. Tambin sealan que algunas de las fuentes de Donnellyeran incorrectas y le condujeron a conclusiones equivocadas. Porejemplo, es verdad que el vascuence es la nica lengua no aria de laEuropa occidental, pero no es semejante a las lenguas indias de Am-rica del Norte, como aseguraba Donnelly. Una gran parte del estudiode la civilizacin maya por parte de Donnelly se basa en la obra deun estudioso francs, el abate Brasseur de Bourbourg. Brasseurintent traducir uno de los tres nicos manuscritos mayas que hanllegado hasta nosotros, el Troano Codex, basndose en el alfabetomaya del obispo Diego de Landa, que haba ordenado la quema detodos los dems libros de los mayas. Con el alfabeto errneo delobispo de Landa, y con la falta de conocimientos lingsticos deBrasseur, la traduccin que ste obtuvo como resultado no tena

  • LA LEYENDA DE LA ATLNTIDA 35

    valor alguno. Ahora sabemos que el Troano Codex es un tratado deastrologa, y no una descripcin de las erupciones volcnicas. Don-nelly y su contemporneo, el explorador Augustus LePlongeon,tomaron en serio la traduccin de Brasseur, y realizaron en sus rela-tos sobre la Atlntida afirmaciones como la de que una tercera partede la lengua maya es griego puro.

    La versin de Spence

    Despus de Donnelly, muchos otros escritores siguieron amonto-nando pruebas de la existencia de la Atlntida. Entrel~,Lewis Spence public tres libros: The Problem 01 Atlantis (

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    un ncleo de hechos reales rodeado de datos imaginarios e irrelevan-tes. Seala los errores cometidos por otros autores que escribieronacerca de la Atlntida, pero tambin resume otros argumentos a favorde la existencia del continente; uno de ellos es la invasin de Europapor el hombre de Cro-Mag~ha..f.e 25.0()()fios. El homorede Cro-Magnon meda un metro y noventa y cinco centmetros, tena la frente

    ~a: 10lP~mulos m~~[ la barbIlla firme, y su capacida~ craneanaera supenor a la de los seres humanos moaernos. Pero nadIe sabe dednde proceda esta raza. Hubo otra invasin por una raza semejantehace 16.000 an00 una tercera por una raza llamada aziliense haceunos 10.000 aos, en una poca ms prxima a aquella en que Platnsita el hundimiento de la Atlntida. El libro de Bramwell contiene cr-ticas oportunas a los malos razonamientos de otros autores en susintentos de demostrar la existencia de la Atlntida, adems de unospocos datos a favor de su posible existencia. Termina el libro afirman-do que la Atlntida probablemente no sea ms que un mito.

    La versin de Berlitz

    En 1969, Charles Berlitz revis los argumentos a favor de laexistenciade la Atlntida en su libro The M sta o Atlantis ElmIsteno e a Atlntida), y aport algunos descubrimientos propios.Una de las ilustraciones ms sorprendentes de su libro es una compa-racTn de lo que parecen ser una especie de jeroglfIcos, encontradosen la Isla de Pascua, en el PacIfIOo, y Olra muestra procedente delvalle del Indo, en Pakistan. Ninguno de los dos textos se ha descifra-do de momento, pero su semejanza es tan notable que es difcil dudarde su ongen comn. E~Bellitz actualiz sus textos sobre laAtlnttda publIcando Atlantis, the Eiohth Continent (

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    Atlntida y las tierras pe~s). Este lit:r0' publicado en 1977, es unode los ms recientes. Mantiene un punto de vista neutral, y condensa losargumentos de algunos de los escritores ms conocidos, tanto a favorcomo en contra de la existencia de un antiguo continente en el ocanoAtlntico. Habla de los resultados de exploraciones recientes con barri-dos y perforaciones del fondo submarino: las muestras de piedra calizayde granito continental indicaron que algunas partes del fondo marinoeStuVIeron sobre la superficie en tiempos pasados. Su obra est llena defotografas a todo color y de ilustraciones fantasiosas. Por ejemplo,ofrece fotos de la formaCIn de la Isla de Surtsey, a 20 millas (37 kil-metros aproximadamente) al suroeste de Islandia, que se form entre1963 y 1966 por erupciones volcnicas. Pocas pginas ms adelante seencuentra un dibujo lleno de imaginacin que representa a un lemurio,basado en la descripcin de W. Scott-Elliott, conocido ocultista. Junto aunas fotos de los enormes colosos de piedra de la isla de Pascua apareceel dibujo de una imaginada aeronave atlante.

    LOS OCULTISTAS DESCUBREN LA ATLNTIDA

    Hasta aqu, los relatos sobre la Atlntida (los de Platn, Donnellyy otros) se basaban en la erudicin. Esta erudicin, aunque discutidapor la ciencia oficial, se basaba no obstante en textos escritos, enpruebas empricas y en especulaciones razonadas. La tradicinocultista se aparta de este planteamiento erudito. Se basa en ense-anzas secretas a las que slo tienen acceso unos iniciados.

    El mtodo de Cayce consista en la percepcin clarividente direc-ta de los registros metafsicos. Pero, si bien algunos de los trminosusados por Cayce eran populares entre los ocultistas de su poca, laslecturas de Cayce suelen diferir de muchas caractersticas de la tradi-cin ocultista. Parece que Cayce fue mucho ms exacto, al comparar-lo con las ideas cientficas modernas. Pero, dado que a muchas de laspersonas que le solicitaban lecturas les resultaban familiares las ense-anzas ocultistas de aquella poca, es posible que Cayce quisieraexplicar sus vidas anteriores basndose en conceptos que ellos pudie-ran comprender.

  • 38 MISTERIOS DE LA ATL'VTIDA

    Qu quera decir ocultismo para una persona que solicitaba aEdgar Cayce una lectura? La palabra ocultismo puede inspirar amuchas personas connotaciones negativas, desde la brujera hasta elvud. Pero en el contexto de Cayce y de su obra, el ocultismo tieneun significado muy diferente. Se refiere a una tradicin de ensean-zas secretas, transmitidas a lo largo del tiempo por unos iniciadosque han sido entrenados para la percepcin clarividente, que presen-tan una comprensin de la naturaleza de la realidad ms precisa quela que ofrece la religin tradicional o las teoras cientficas modernas.El sistema ocultista ms popular en la poca de Cayce era la teosofa,fundada a finales del siglo XIX por Helena P. Blavatsky. Estas ense-anzas ocultistas se basan en parte en las religiones orientales, entreellas el budismo y el hinduismo, y describen un complicado planmundial de planos mltiples de la existencia y de sucesiones derazas races de la humanidad. En la tradicin ocultista, la experien-cia mstica desempea un papel clave, y las revelaciones por clarivi-dencia amplan y mejoran constantemente los datos.

    Los ocultistas no rechazaron los trabajos sobre la Atlntida basa-dos en la erudicin; por el contrario, los usaron a modo de punto departida. Su objetivo era mucho ms elevado que una simple explica-cin de por qu eran semejantes las lenguas o los edificios de amboslados del Atlntico. Queran comprender el descenso de la humani-dad, desde su origen espiritual hasta el mundo fsico. Para muchos,los textos de Cayce estn relacionados muy de cerca con estas tradi-ciones, pues l tambin pretenda explicar las relaciones de lo espiri-tual con lo fsico.

    La base del planteamiento ocultista es que existen fuentes deinformacin que no estn limitadas por el tiempo m or el e~acio.Rudolf Steiner, que fue un estacado ocultista, adems de ser uno delos sabIOs ms clebres de Europa, seal que es muy poco lo uepue e eClrnos a lstona so re a umam a en tiempos prehistri-cos. Incluso la geologa y la arqueologa estn limitadas por la canti-dad de datos fsicos que han llegado hasta nosotros Los que tienen lacapacidad de la percepcin clarividente del mundo espiritual puedeninformar sobre sucesos a los que no tienen acceso los historiadores.Losescpticos diran que todos estos datos eran el fruto de unas i1!1a-=-_

  • LA LEYENDA DE LA ATLNTIDA 39

    ginaciones desenfrenadas, pero estas ideas han merecido el inters demuchos estudiosos, y son al o ms ue un ca richo o ular. steinereconoce que la vicienci espiritual no es infalible; su visin puede

    ser inexacta, dist~E~~omlda, o incluso puede ser contraria a los hechosreales. Pero Steiner crea que las personas que han alcanzado ciertoivel de espirItualIdad reciben una infonnacin coherente. La pre-gunta a la que intenta responder nuestro libro es la de si los textos deCayce fueron simples imaginaciones, o si accedi a alguna fuenteque le pennitiera ver un registro de hechos pasados.

    Que dijeron las lecturas de Cayce acerca de los ocultistas? Elpropio Cayce no perteneca a ninguno de estos grupos, ni estabafamiliarizado con sus doctrinas; pero algunos de sus seguidores s loestaban. En su primera disertacin sobre el tema general de la Atln-tida, las lecturas dijeron: Tal como vemos, se ha prestado una nota-ble atencin a un continente perdido, por tales como el autor de losDos Planetas, o la Atlntida, o Poseidia y Lemuria, que se ha publi-cado a travs de la literatura teosfica. Si esta infonnacin es verda-dera o no, depende del crdito que otorguen los individuos a lasinfonnaciones de este tipo (nm. 364-1, 3 de febrero de 1932).

    As, Cayce prestaba reconocimiento a algunos de los libros ocul-tistas ms populares, como A Dweller on Two Planets (

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    La versin de los tesofos

    MISTERIOS DE LA ATLNTlDA

    Helena P. Blavatsky, ms conocida por Madame Blavatsky, funda-dora de la teosofa, escribi sobre la Atlntida en su libro ms impor-tante, La doctrina secreta. Madame Blavatsky aseguraba que habaaprendido la doctrina a partir del estudio comparativo de las tradicio-nes ocultistas de todo el mundo durante sus largos viajes. La doctrinasecreta consiste en extractos del Libro de Dzyan, que ella asegurabaque era un antiguo libro de sabidura, adems de comentarios suyoscomo traductora. Sus detractores, como el escritor L. Sprague deCamp, dudan de la autenticidad del Libro de Dzyan, y le acusan de pla-giarlo de diversos textos filosficos orientales. Tambin es posible quesimplemente recibiera el libro por clarividencia. Sea cual fuere su ori-gen, La doctrina secreta tuvo una influencia de primer orden sobre elpensamiento acerca de la evolucin espiritual de la humanidad.

    El objetivo del punto de vista teosfico es explicar el origen y laevolucin del universo y el origen y la evolucin de la humanidad.La Atlntida desempea en ello un papel decisivo. La teosofa consi-dera que el siete es un nmero mstico: existen siete planos de laexistencia, ciclos sptuples a lo largo de los cuales todo evoluciona,y siete razas races de la humanidad. Son estas razas races, sobretodo la cuarta o atlante, las que nos interesan en este momento. Envista de que el trmino raza raz tambin fue utilizado en las lectu-ras de Cayce, con un sentido muy diferente, es importante clarificarel concepto teosfico.

    La saga teosfica describe el descenso del espritu humano hastaocupar la materia, seguido de una evolucin ascendente. Las razas racesno se corresponden con nuestro concepto habitual de raza, ni siquieracon el de humanidad. Las razas races parten de la primera, la polar. Laraza raz polar slo existi en forma de cuerpo astral, en la TierraSagrada Imperecedera, y no como materia fsica. La segunda raza raz,la hiperbrea, vivi en el continente rtico llamado Hiperbrea, un con-tinente del que se habla en la mitologa griega, situado en regiones muyal norte. Los hiperbreos tenan cuerpos fsicos, pero estaban vinculadosmuy estrechamente con lo etreo. No se parecan a las personas talcomo nosotros las concebimos, y normalmente ho eran visibles.

  • LA LEYENDA DE LA ATLNTIDA 41

    Con la tercera raza, la de los lemurios, el relato teosfico empiezaa conectar con las ideas de los cientficos de finales del siglo XIX, y aservir de antecedente para las lecturas de Cayce. La distribucin por elmundo de los lemridos, animales relacionados con los monos, esextraa. El bilogo alemn Ernst Haeckel descubri que los lemridosabundan en la isla de Madagascar, y que tambin se encuentran enfrica, en la India y en algunas islas del archipilago malayo. Plantela hiptesis de que pudo haber existido en algn momento un puenteterrestre que uniese estas tierras entre s, permitiendo la libre migra-cin de los lemridos. Haeckel propuso a continuacin que este puenteterrestre, ahora sumergido, pudo ser la. patria de origen de la humani-dad. La teora evolucionista darwiniana iba adquiriendo popularidad, ylos gelogos haban advertido sorprendentes coincidencias entre for-maciones rocosas de la India y de frica del Sur. El zologo britnicoPhilip Sclater propuso el nombre de Lemuria en un contexto cient-fico ortodoxo, para designar este puente terrestre hipottico entre elocano Indico, entre la India y Madagascar. La idea de Lemuria fueuno de los primeros datos que condujeron a la teora de la deriva conti-nental, que ahora se acepta de manera general. Pero en aquella pocafue una entre muchas teoras que pretendan explicar la distribucin delas formaciones geolgicas antiguas y de los animales fsiles.

    Los tesofos reconocen abiertamente que se apropiaron del trmi-no propuesto por Sclater para describir su concepto, mucho msamplio. La Lemuria teosfica, cuya superficie era muy superior a lapropuesta por Haeckel y Sclater, era un gran continente austral, queocupaba una gran parte de lo que ahora es frica, Asia, el ocano Indi-co y partes del ocano Pacfico. El relato de los lemurios describa eldescenso del ser humano hasta ocupar la materia fsica. Se considerabaal hombre lemurio como a un animal destinado a alcanzar la huma-nidad, ms que como a un ser humano. Segn el tesofo W. Scott-Elliot, los primeros lemurios tenan cuerpos gigantescos y gelatinosos,que empezaron a solidificarse hacia la mitad del periodo lemurio.Estos lemurios posteriores medan entre 3 y 4 metros de altura, no te-nan frente, tenan los ojos tan separados que eran capaces de ver delado y de frente, y tenan un ojo en la parte posterior de la cabeza.Muchos de ellos tenan un aspecto menos humano todava.

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    La versin de Scott-ElliottMISTERIOS DE LA ATLNTIDA

    Con la aparicin de la cuarta raza raz, la de los atlantes, el relatoteosfico se complicaba. W. Scott-Elliott es el tesofo cuyas obras serelacionan ms directamente con la Atlntida de Cayce. Scott-Elliottpublic por primera vez en 1986 su libro The Story 01 Atlantis (

  • LA LEYENDA DE LA ATLNTIDA 43

    demostrado los cientficos en 1925: entre ellas, que la lengua vas-cuence de Europa tena semejanzas con las lenguas indias de Amri-ca del Norte; que la escritura maya es semejante a los jeroglficosegipcios; y, siguiendo a LePlongeon, que una tercera parte de la len-gua maya es griego puro. Cayce no dio entrada a ninguno de estosdatos errneos en sus lecturas.

    La versin de Churchward

    Antes de terminar con los ocultistas, debemos hacer mencin deJames Churchward y de tvfu. Mu era el nombre de una tierra queLePlongeon imagin a partir de una falsa traduccin del cdigo mayaTroano Codex. Actualmente sabemos que Troano Codex trata princi-palmente de astrologa y de calendario; pero, a finales del siglo XIX,esta traduccin que hablaba de la antigua tierra de Mu pareca tanrazonable como cualquier otra de las muchas interpretaciones de laescritura maya. Churchward ampli mucho el relato de Mu en unaserie de volmenes publicados en los aos 20 y 30. Mu, que porentonces no se confunda con Lemuria, ocup en su poca la mayorparte del ocano Pacfico.

    Aunque Churchward aseguraba que haba traducido documentos,no tenemos pruebas de que esos documentos existieran, y resulta msprudente considerarlo un ocultista ms. En la poca en que C~cerealizaba sus lecturas vitales, los ocultistas confundan a veces entres los nombres de Mu y Lemuria, aplicndolos ambos a un continenteen el ocano PacfIco, y el propio Cayce aplica los nombres de estemodo en algunas de sus lecturas vitales.

    Cayce contra los ocultistas

    Qu consecuencias debemos extraer de esta complicada historiaocultista? Y qu relaciones tiene con el relato de Cayce? Los ocultis-tas, Como Cayce, recibieron una gran parte de sus textos en trances cla-rividentes. Un tesofo que oyera hablar a Cayce poda haber credo en

  • 44 MISTERIOS DE LA ATLNTIDA

    un primer momento que sus textos no eran ms que una nueva exposi-cin del relato bsico teosfico. Pero, aparte del hecho de que se utili-zan algunas denominaciones comunes, el relato de Cayce se parecepoco al ocultista. Parece que s se incorpor a los textos de Cayce unapequea cantidad de material ocultista. No podemos discernir si esto sedebi a que ambos accedan a la misma fuente, o a que Cayce recogadatos de sus oyentes. Pero los ocultistas fueron los primeros que habla-ron de alta tecnologa, tal como mquinas voladoras, en relacin con laAtlntida. Cayce llev adelante este tema ms tarde en muchas lecturasvitales. Del mismo modo, los ocultistas fueron los primeros que I:.abla-ron de destrucciones mltiples de la Atlntida. aunque Cayce no l6taba

    d~ acuerdo con las fechas ni con el nmero de destrucciones.Por otra parte, Cayce habla de Lemuria, pero slo de paso; no

    habla para nada de las dems razas races. No hay rastro de las sietesubrazas de la Atlntida. Cayce utiliza el trmino raza raz, peroaplicndolo a cinco razas completamente humanas de diversas partesdel mundo. Del mismo modo que los tesofos utilizaban trminoscientficos de la poca para expresar sus conceptos, Cayce utilizabatrminos teosficos para sus oyentes. Pero hacer equivalentes losconceptos de Cayce y la teosofa o cualquier otra doctrina oculta esinterpretar mal a Cayce. Las lecturas no son una refundicin de tra-bajos anteriores, pero parece que se basan en esos trabajos para expo-ner con ms claridad los conceptos a personas que estaban bien ver-sadas en el lenguaje ocultista de la poca.

    LA REACCIN DE LOS ESCPTICOS

    Aunque los libros de los escpticos sobre el tema de la Atlntidason menos en nmero, son entretenidos y suelen presentar los hechoscon mayor exactitud. En su libro Voyage to Atlantis (

  • LA LEYENDA DE LA ATLNTIDA 45

    da, esta isla era la sede de una civilizacin avanzada, y fue destruidapor un terremoto y por una erupcin volcnica. Pero su destruccintuvo lugar hacia el ao 1500 a. C.

    En Another Look at Atlantis (

  • 46 MISTERIOS DE LA ATLNTlDA

    Donnelly comparaba los nombres de las ciudades de Asia Menorcon las de Amrica Central, tales como Chol y Cholula, Colua yColuacn, Zuivana y Zuivn, Cholina y Colina, y Zulissa y Jalisco.Dijo que la existencia de ciudades con nombres tan parecidos aambos lados del Atlntico deba suponer alguna relacin mutua. DeCamp no est de acuerdo, y dice que no es posible que la existenciade palabras de sonido semejante, como la inglesa water y la alemanaWasser (agua), o la francesa dix y la hotentote disi (diez) demuestreque las lenguas estn relacionadas entre s. Dice que, dado que cadaidioma slo posee entre veinte y cincuenta fonemas (sonidos elemen-tales) y varios miles de palabras, es inevitable que muchas se parez-can entre s. De Camp tambin dice que existen ms diferencias quesemejanzas entre las plantas del Viejo Mundo y las del Nuevo, y queno existe relacin alguna entre los jeroglficos egipcios y los mayas.

    Se burla de los ocultistas y de los tesofos que han escrito tanabundantemente sobre la Atlntida, y no cree que nadie pueda tomar-se en serio el relato. No obstante, reconoce que todava no est clarolo que quiso decir Platn cuando habl de el ocano y el continenteque estn ms all de la Atlntida.

    El antroplogo Robert Wauchope es otro disidente, autoLde LostTribes and Sunken Continets (

  • LA LEYENDA DE LA ATLNTIDA 47

    clusin del relato convencional. Estas fuentes se plantean el tema dela Atlntida desde incontables puntos de vista, pero ninguno de ellosnos sirve para responder a la pregunta de si los textos de Cayce nosofrecen una visin que pueda resolver la polmica.

    LA ATLNTIDA SEGN EDGAR CAYCE

    El ltimo estudio sobre la Atlntida que estudiaremos,.E.fl:gQrCayce on Atlantis (

  • 2EL RELATO DE LA ATLNTIDAPOR EDGAR CAYCE

    Hoy escupo a una millaEsta frase, ligeramente desvergonzada, se atribuye a un nio

    pequeo que estaba en la punta Bright ngel, en el lado sur del GranCan, contemplando el ro Colorado, una milla ms abajo. Si sequiere echar una ojeada al pasado, nada mejor que visitar el ParqueNacional del Gran Can. Esta inmensa garganta, tallada por el roColorado en la alta meseta de Arizona del norte, es una verdaderaventana abierta al tiempo. La escala del can es enorme. Su anchuraoscila entre los 6 y los 27 kilmetros. Desde la punta Bright ngel sedomina una magnfica vista del ro Colorado, una milla ms abajo.Dentro del can mismo existe una multitud de picos, lomas, mese-tas, precipicios, barrancos y caones menores. Se registran variostipos de climas a sus diferentes niveles.

    En las laderas y en las rocas del can podemos leer un registrohistrico del pasado que se remonta a millones de aos. Aqu seencuentran las arenas de un desierto, azotadas por el viento; aqu seencuentran conchas, corales y restos de vida marina de mares pocoprofundos y ya olvidados; aqu hay restos de plantas y de vida acu-tica de un antiguo lago de agua dulce. El registro de las eras retroce-de en el tiempo desde la superficie hasta el basalto negro, que afloraen el ro. Una excursin por la senda del can bastar para conven-cer al mayor escptico de que las ideas de los gelogos sobre la largahistoria de la Tierra se basan en datos tangibles y no en simples especu-laciones.

  • 50 MISTERIOS DE LA ATLNTlDA

    Edgar Cayce tambin retrocedi mucho en el pasado. En vez deleer la historia de la Tierra en las rocas, ley los registros aksicos,que en sus lecturas se describen como un registro psquico de todoslos sucesos que han tenido lugar en toda la historia, tejidos con elovillo del tiempo y del espacio. Los gelogos slo pueden observarlos estratos rocosos y los esqueletos fosilizados de los animales anti-guos; pero el viaje de Cayce por los registros aksicos nos revel unavasta riqueza de informacin, entre ella las vidas pasadas de muchosindividuos.

    Disperso por esos centenares de lecturas vitales transcurre elrelato de un continente que una vez fue grande, que alcanz un nivelde cultura y de tecnologa inigualado en toda la historia. Las lecturastambin relatan el modo en que esta gran sociedad (en la lucha entrelas personas dedicadas a Dios y las apegadas a los deseos materiales)destruy todo lo que tenan, como resultado su lucha moral y del malempleo que dio a su tecnologa.

    Las lecturas de Cayce coinciden con los gelogos en que lasuperficie de la Tierra era muy diferente en el pasado. Muchas tierrashan desaparecido, han vuelto a aparecer y han desaparecido denuevo. Pero las lecturas van ms all de las teoras geolgicas acep-tadas, y la geologa no nos puede decir nada acerca de las personasmismas, de cmo vivan, de cmo murieron, y del significado quepudieran tener sus vidas para nosotros hoy da.

    Vamos a presentar la descripcin que hizo Cayce de la Atlntidatal como fue reconstruida a partir de sus viajes a travs del tiempo. Elcaptulo est organizado cronolgicamente, a partir de la entrada delos seres humanos en el plano fsico hace 10 millones de aos, y ter-minando con las ltimas emigraciones de la Atlntida.

    El relato presenta una visin del pasado muy diferente de la queaceptaba la ciencia en tiempos de Cayce. Desafiaba las nociones cien-tficas, hablando de grandes catstrofes en fechas tan recientes como elao 10000 a. c., en las que se hundieron bajo el mar islas e inclusotodo un continente. Pero no se limitaba a seguir a Platn ni a los ocul-tistas. El relato de Cayce nos habla de mltiples catstrofes atlntidasque sucreaieron a intervalos, en un eriodo de 40.000 aos de unadestrucclOn en un so o la y una sola noche, como narraba Platn.

  • EL RELATO DE LA ATLNTlDA POR EDGAR CAYCE 51

    Como Donnelly, las lecturas de Cayce hablan de emigraciones portodo el mundo, pero la descripcin de Cayce del resultado de estasemigraciones llega mucho ms all de Donnelly. La Atlntida deCayce, con sus grandes logros tecnolgicos y con sus grandes conflic-tos morales, se parece al mundo de hoy ms que al concepto ortodoxodel mundo antiguo, o incluso ms que al mundo de la poca de Cayce.

    Qu tienen de especial las lecturas sobre la Atlntida? Comotodas las lecturas vitales, se realizaron para ayudar a ciertas personas acomprender y a dar respuestas a las preguntas y a los problemas quepudieran tener en sus vidas actuales. En el caso de las personas quetenan encarnaciones pasadas en la Atlntida, los problemas tienen uninters especial, tanto para las propias personas como para el mundoen general. Segn Cayce, muchas personas que vivan en la Atlntidaeran individuos activos, influyentes y capacitados. Estos atlantes seestn encarnando de nuevo en el mundo de hoy. Como su influenciasobre la civilizacin mundial era tan grande en el pasado, es probableque puedan volver a influir de nuevo sobre los sucesos mundiales.

    Cayce expres as esta idea: Siendo verdadero el hecho de laencamacin, y que las almas que ocuparon una vez tal entorno (laAtlntida) estn entrando en la esfera de la Tierra y habitando enindividuos del presente, es acaso de extraar -si efectuaron talestransformaciones en los sucesos de la Tierra en su poca, hasta llegara atraerse la destruccin sobre sus cabezas- que, si estn entrandoahora, puedan efectuar cambios sobre los asuntos de las personas yde los individuos del presente? (nm. 364-1, 3 de febrero de 1932).Y, en otro pasaje: Conocemos a pocas personas por casualidad;todas son oportunidades para una experiencia u otra. Nosotros lesdebemos, o ellas nos deben, ciertas consideraciones (nm. 3246-1,28 de septiembre de 1943).

    Si lo que dijo Cayce es cierto, muchos de nuestros problemas conlos dems pueden venir arrastrados de alguna experiencia pasada. Sino se resuelven ahora, bien pueden volver para perseguirnos enencamaciones futuras. Llevando esto un paso adelante, si muchosindividuos que atravesaron encamaciones en la Atlntida estn regre-sando ahora a la Tierra, bien pueden estar volviendo a caer en losmismos problemas que provocaron tales agitaciones en la Atintida.

  • 52 MISTERIOS DE LA ATLNTIDA

    No resulta demasiado difcil establecer paralelismos entre la socie-dad atlntida descrita po~Edgar Cayce y la de los Estados Unidos de- o da. Ambas desarrollaron una sociedad altamente tecnificada.Ambas eran potencias mundiales, y ambas estaban paga as de probIe-mas raciales o sociales. Ambas desarrollaron armas que, SI se utilizabanmal, podan destruir su propio pas, e incluso afectar al clima mundial.

    En la Atlntida sucedi lo peor; no slo una vez, sino en tres oca-siones diferentes. La ltima de ellas provoc la destruccin final y elhundimiento del pas. No es de extraar que tantas lecturas vitales quehablaban de encarnaciones atlntidas estuvieran cargadas de adverten-cias a las personas sobre el mal empleo de sus capacidades. Las perso-nas que ya haban hecho una vez un mal uso de sus aptitudes podanseguir fcilmente el camino ms fcil y volver a emplearlas mal.

    No todos los que vivan en la Atlntida eran malos sujetos.Muchas de las encarnaciones fueron presentadas como encamacionesen que los individuos haban ganado, como deca Cayce, o habanmejorado su comprensin de sus relaciones con Dios y con losdems. Sin duda, uno de los mensajes de las lecturas vitales era quees posible vivir una vida constructiva bajo cualquier circunstancia.

    Si la idea de la reencarnacin le produce desazn, el relato deCayce de la formacin de la humanidad en la Atlntida y la filosofadel mismo puede desazonarle todava ms. Seguramente no agradarni a los evolucionistas ni a los creacionistas, pues contiene un pocode cada una de estas dos teoras, y todo un acervo de otros materialesque ponen en tela de juicio los dogmas de muchas disciplinas. No lepido que modifique sus creencias, slo que lea con la mente abierta,sobre todo a la luz de los descubrimientos que se han realizado y hansalido a la luz desde que se efectuaron estas lecturas.

    RECONSTRUYENDO EL RELATO DE CAYCE

    Al contrario de Platn, de Donnelly, o incluso de ocultistas comoSteiner, Edgar Cayce no escribi libros sobre la Atlntida. Debemosreconstruir el relato a partir de las casi 700 lecturas vitales que realizen un periodo de veintin aos y que hablan de una o ms encarnacio-

  • EL RELATO DE LA ATLNTIDA POR EDGAR CAYCE 53

    nes atlntidas. Este conjunto de lecturas representa un poco menos del30 por 100 de las cerca de 2.500 lecturas vitales realizadas.

    Recomponer el relato de la Atlntida a partir de las lecturas vita-les es una tarea abrumadora por dos motivos. En primer lugar, lamayor parte de las frases sobre la Atlntida, o sobre cualquier otropas, se pronunciaban a modo de comentarios al margen. Las lecturaspresentaban los motivos de los deseos de un individuo, de sus ten-dencias y de sus caractersticas personales, e incluso de sus capacida-des y limitaciones mentales y fsicas, pero no describan con detallelas pocas y los lugares en que haba vivido esa persona.

    En segundo lugar, no se sola dar la fecha en que tuvo lugar unaencarnacin determinada. En vista de que las encarnaciones en laAtlntida se extendan hasta fechas prehistricas muy remotas, eradifcil determinar cunto tiempo haca de la encarnacin.

    Es preciso reconocer que una gran parte del relato no es ms queun esbozo. Pero, a pesar de estos problemas, muchas lecturas conte-nan comentarios sobre las costumbres o sobre la poca, y unas pocasdaban fechas concretas. Muchos comentarios se oponen al pensa-miento convencional; muchos parecen tan fantsticos como cualquierrelato de ciencia-ficcin, e igualmente increbles. Pero cuando yo(Edgar Evans Cayce) repasaba el calidoscopio de vidas, me impre-sion la consistencia interna de la informacin. Se encontraban lec-turas realizadas con hasta veinte aos de diferencia, para individuosdiferentes, que concordaban hasta en los detalles ms minsculos. Seencontraban pocas contradicciones entre las lecturas realizadas parael mismo individuo o para individuos diferentes con aos de diferen-cia. Se ofrecan los nombres de ms de 400 personas diferentes en laslecturas sobre la Atlntida, sin confusiones.

    Cayce relata tres grandes periodos de cambios geolgicos, conerupciones volcmcas, terremotos, maremotos y hundImIentos de tie-rras, entre el 50000 y el 10000 a. c.:,--

    El primero tuvo lugar hacia el 50000 a. C., en que se destruyuna parte del continente.

    El segundo tuvo lugar hacia el 28000 a. C. en ue la tierraque que a a se disgreg en islas.

  • 54 MISTERIOS DE LA ATLNTIDA

    La ltima destruccin tuvo lugar hacia el 10000 a. c., en quese sumergieron las ltimas islas (sin duda es sta la destruc-ci..n de la que hablaba P-latn).

    stos no fueron los nicos cambios geolgicos que tuvieronlugar en la Atlntida; se citan otras fechas. Pero fue en estos tresperiodos cuando se produjeron los cambios principales, cuando cam-bi la forma de la superficie terrestre y grandes nmeros de personasse vieron obligadas a huir o a emigrar a otras tierras.

    Para descubrir lo que pudo decir Edgar Cayce sobre la Atlntida,lemos cada una de las 700 lecturas que hablaban de ella. Reproduji-mos los prrafos en los que se aluda a la Atlntida, e intentamosordenar los datos cronolgicamente. Decidimos finalmente tomar lostres periodos de destrucciones catastrficas, asociando cada uno deellos con una fecha concreta, como puntos clave de la historia atlnti-da, e intentamos asociar cada una de las referencias que habamosacumulado con alguno de estos periodos. Cayce sola referirse aestos periodos como el primero, el segundo o el tercer periodo deagitacin o de destruccin. Cuando alguna lectura vital determinadaafirmaba que la persona haba vivido en la Atlntida antes de la pri-mera destruccin, o antes del periodo de la segunda destruccin, oque haba emigrado a otro pas durante la destruccin final, resultabaposible situar a ese individuo, a grandes rasgos, en un momento cro-nolgico. Por desgracia, muchas lecturas no hablaban de ninguna delas destrucciones, y, por lo tanto, resultaba imposible determinar lapoca aproximada de la encarnacin de esa persona.

    Las 700 lecturas atlntidas se distribuyen en estos tres periodosde tiempo de la manera siguiente:

    A) Asociadas a la primera destruccin, 50000 a. C. 21B) Asociadas a la segunda destruccin, 28000 a. C. 52C) Asociadas a la destruccin final, 10000 a. C. . 352D) De fecha indeterminada 275

    TOTAL 700Tabla 2-1

  • EL RELATO DE LA ATlNTIDA POR EDGAR CAYCE 55

    Basndonos en las descripciones generales de situaciones y decostumbres, creemos que la mayora de las lecturas clasificadascomo de fecha indeterminada corresponden a algn momentoentre el 50000 y el 10000 a. c., de las cuales la mayora estaran mscerca de la segunda fecha.

    Cayce no describa todas las encamaciones que hubiera sufrido unindividuo, sino slo aquellas que tenan mayor influencia sobre suvida actual. En la mayora de las lecturas vitales, las vidas anteriorescorrespondan a periodos con intervalos de centenares de aos, retro-cediendo desde el presente. En general, las encamaciones atlntidaseran las ms antiguas, y algunos individuos haban tenido dos encar-naciones o ms en la Atlntida. Parece probable que las vidas msrecientes tengan mayores efectos sobre la vida presente de un indivi-duo que una vida vivida hace muchos millares de aos, porque la per-sona habr tenido tiempo de solucionar muchos problemas. La tabla2-1 muestra que la gran mayora de las encamaciones atlntidas que,segn Cayce, tenan una influencia sobre la vida actual de la persona,transcurrieron hacia el 10000 a. C. Otro factor que pudo influir sobreesta desigualdad de la distribucin es que el propio Edgar Caycehaba atravesado una encamacin en Egipto hacia el 10000 a. C., ymuchos atlantes emigraron a ese pas para escapar del hundimiento delas ltimas islas. Como se haban tratado con Cayce en aquella poca,se sintieron atrados por l en sta vida y obtuvieron de l lecturasfsicas y vitales que afectaron a su vez a las estadsticas.

    Adems de las lecturas sobre los tres periodos de destruccin de laAtlntida, existen otras lecturas que no slo aumentan la edad de laAtlntida, sino la de toda la humanidad, remontndola a un pasadomuy, muy lejano. No todas estas lecturas son lecturas vitales sobreencamaciones en la Atlntida. Algunas se ofrecieron como respuesta apreguntas de tipo general sobre la historia de esa tierra mtica; otrastrataban de la naturaleza de los seres humanos y sobre nuestras relacio-nes con Dios y con los dems. El motivo por el que incluimos datos detales lecturas en un captulo que trata de la Atlntida es que, segnCayce, la Atlntida fue uno de los primeros lugares en ue a arecieronlos seres humanos sobre a lerra. ue e ugar donde los seres huma-nos avanzaron con ms rapidez hacia lo que nosotros llamamos civili-

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    zacin, y fue el lugar donde los problemas que se atrajeron 1Qs sereshuman~ sobre s mismos adquirieron mayor relevancia.

    En el captulo primero explicamos cmo se dirigan las lecturasde Cayce a muchos intereses de los ocultistas de su poca. Un escp-tico podra imaginarse que Cayce introdujo el tema de la Atlntidacomo respuesta a una moda popular. Pero cuando se reconstruye elrelato de la Atlntida a partir de las lecturas, queda claro que el relatode Cayce no fue una moda que surgiera en un ao determinado. Latabla 2-2 muestra la distribucin de lecturas vitales que tratan de laAtlntida en un periodo de veinte aos.

    Ao de la lectura1923192419251926192719281929193019311932193319341935193619371938193919401941194219431944

    Tabla 2-2

    Nmero de lecturas realizadas en ese aoen las que se hablaba de la Atlntida

    27

    141065

    1021177

    253545423548666658356454

    TOTAL 672

  • EL RELATO DE LA ATLNTlDA POR EDGAR CAYCE 57

    La columna de la tabla 2-2 no arroja un total de 700, porque slocuenta las lecturas vitales individuales y no las lecturas generalessobre la Atlntida. La serie nmero 364, de trece lecturas realizadascomo respuesta a la peticin de una disertacin general sobre laAtlntida en 1932, deberan sumarse al total de dicho ao. Su distri-bucin es probablemente paralela a la de todas las lecturas vitales, ya la de todas las lecturas de cualquier tipo. Por ejemJ>lo, 1927 y 1928fueron aos de escasez, en el sentido de que se realizaron pocaslecturas de cualquier tipo. Lo que me interesa de las lecturas que rea-liz Cayce durante veintin aos es que las afirmaciones realizadascon veinte aos de diferencia concuerdan entre s. Esto se cumplecon respecto a la informacin que ofreci sobre la primera aparicinde la humanidad sobre la Tierra y su ndole, as como con los textosque describan la situacin en la Atlntida en diversos momentos desu historia.

    LA LLEGADA DEL HOMBRE

    Dnde y cundo tuvieron su origen los seres humanos? El rela-to de la Atlntida se inicia en el pasado ms remoto. La geologa noshabla de los esqueletos de seres humanos y de sus parientes, pero elrelato de Cayce es mucho ms complejo. Cayce describe nuestro ori-gen espiritual, nuestro descenso al plano fsico y nuestra evaluacingradual hasta llegar a una conciencia de nuestra verdadera naturalezaespiritual.

    Cules son las fechas ms antiguas que se citan en las lectu-ras? Encontr dos lecturas que citaban fechas de hace 10 millones deaos y ms:

    En la tierra que ahora llamamos Utah o Nevada, cuando las pri-meras gentes se separaron por grupos en forma 'de familias (...) laentidad (el trmino entidad, llamado a veces entidad de alma, serefiere al alma o al espritu, la parte del individuo que sobrevive a lamuerte, segn Cayce) se desarroll mucho, y dio mucho a las perso-nas que haban de sucederse en esa tierra, y en las ruinas que se

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    encuentran en los tmulos y en las cuevas del noroeste de NuevoMxico pueden verse algunos de los dibujos que hIZO la entidad.Hace unos diez mIllones de aos (nm..:- 2665-2, 17 de julio de 1925).

    Para presentar esto de una manera comprensible al hombre dehoy, es necesario que se comprendan las condiciones de la superficiede la Tierra y la situacin del hombre en el plano terrestre, pues sehan producido cambios frecuentes desde esta era de residencia terre-nal del hombre. Muchas tierras han desaparecido, muchas han reapa-recido y vuelto actesaparecer una y otra vez durante estos periodos.En aquella epoca, solo las tIerras que ahora llamamos el Shara, elTbet, Mongolia, el Cucaso y Noruega aparecan en ASIa yen E1!ro-pa: slo las de las cordilleras del sur y el Per en el hemisferio suroc-cidental, y el plano de lo que ahora es Utah, Atizona y Mxico enelhemisferio noroccidental.

    La residencia del hombre eran entonces las r~giones del Shara ydel alto Nilo; las aguas de la regin del Nilo desembocahan-entoncesen el Atlntico en vez de fluir hacia el norte; las aguas de las regionesdel Tbet y del Cucaso llegaban al mar del Norte; las-de Mongoliallegaban alPacificO;IascteIaIlleseta llegaban a los m~~s-Qolares delnorte... (nm. 5748-1, 28 de mayo de~5).

    El nmero de almas humanas que haba entonces en el planoterrestre era de 133.000.000 (...) El tiempo de la existencia del mundohasta el presente es de 10.500.000 aos. Cuando el hombre lleg alplano terrestre como seor de esa esfera, el hombre apareci en cincolugares al mismo tiempo: los cinco sentidos, las cinco razones, lascinco esferas, los cinco desarrollos, las cinco naciones (nm. 5748-2,28 de mayo de 1925).

    Hace sesenta aos, la historia humana se meda en miles de aos.La sugerencia de que hace 10 millones de aos haban vivido sereshumanos, o aunque slo fueran criaturas humanoides, provocabarisas y burlas. La manera de pensar ha cambiado desde entonces. Losnuevos descubrimientos han adelantado millones de aos los alboresde la humanidad. En un captulo posterior, examinaremos estos des-cubrimientos con mayor detalle y los compararemos con afirmacio-nes concretas de las lecturas de Cayce. De momento, basta conadvertir que los ltimos descubrimientos cientficos suelen tender adar mayor probabilidad a las lecturas, en vez de a refutarlas.

  • EL RELATO DE LA ATUNTIDA POR EDGAR CAYCE 59

    Eran esas gentes tales como las imaginamos ahora? Elentorno de hace 10 millones de aos segn Cayce era muy diferentede las opiniones cientficas aceptadas en su poca, pero como herejacientfica es muy suave si se compara con sus lecturas que describenla llegada de la humanidad a la Tierra. Cayce habl en primer lugarde proyecciones por formas de pensamiento, en vez de seres fsi-cos: Cuando se produjeron esos cambios por los cuales los indivi-duos fueron capaces de dar ser a lo que ahora se llamaran pensa-mientos completos (nm. 2906-1, 19 de septiembre de 1931).Comprendiendo mucho acerca de los cambios que se produjeron araz del cambio desde la forma de pensamiento hasta las diversasasociaciones con las cosas materiales de aquel periodo (nm. 268-3,15 de febrero de 1933).

    Muy pocas lecturas